benjamin tejerina_los movimientos sociales y la accion colectiva

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Nuevos Movimientos sociales

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© Editoriol Trone, SA. 1998 Sa9051a, 33 28004 Madrid

Telefono: 91 5939040 fax: 91 5939\ 11

E-mail: [email protected] hnp://www.lrollo.es

© Pedro Ibarra GueJl y Benjornin Iejerino Montana, 1998

Diseno Jooquin Gallego

ISBN 84-8164·282-7 Deposito legol: VA8 1\ /98

lrnpresion Srrnoncos Ediciones, S.A.

Pol Ind. San Cristobal C/ Estono. parcelo 152

4701 2 Vollodolid

CONTENIDO

lntroduccion: Hacia unas nuevas formas de acci6n colectiva ... 9

l. PROCESOS, CONTEXTOS Y TRANSFORMAC10NES POL!TICAS

1. Conflicro politico y cambio social: Charles Tilly , , 25 2. Movimientos sociales y democracia en Euskadi. Insumisi6n y

ecoJogismo: lhaki Bdrcena, Pedro Ibarra, Mario Zubiaga ., 43 3. La evoluci6n de los nuevos movimientos sociales en el Estado

espafiol: Jaime Pastor , . 69 4. Origenes conceptuales, problemas actuales y direcciones fu­

turas: Doug McAdam . 89

II. DlMENSI6N CULTURAL Y ASPECTOS SIMB6ucos ..

1. Los movimientos sociales y la accion colectiva. De la produc­cion simbolica al carnbio de valores: Benjamin Tejerina ... , 111

2. La praxis cultural de los movimientos sociales: Ron Eyerman 139 3. Los movimientos sociales y la creaci6n de un sentido cormin

alternative: Jose Manuel Sabucedo, Javier Grossi, Concepcion Fernandez 165

4. El analisis de marcos: una metodologia para el estudio de los movimientos sociales: Antonio Rivas , , 181

III. PARTICIPACI6N INDIVIDUAL Y MOVIUZACI6N SOCIAL

1. Las motivaciones individuales en las organizaciones politicas cia ndestinas: Donatella della Porta 219

2. Las redes de los movirnientos: una perspectiva de analisis: Ma­rio Diani ,................................ 243

3. La necesidad de un estudio longitudinal de la parricipacion en rnovimienros sociales: Bert Klandermans , 271

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LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA ACCI6N COLECTIVA. DE LA PRODUCCI6N SIMB6uCA AL CAMBIO DE VALORES

Beniantin Tejerin a

flAcso . Blb~

A 10 largo de las dos iiltimas decadas ha ida apareciendo un numero considerable de publicaciones que tienen como objeto el analisis de la a.£cj6n colectiva y de los.mQyimientos.SQl:iale.s. Esta expansion cieritifi­ca se ha vista impulsada par la aparicion de nuevas enfoques teoricos, Buena parte de las investigaciones realizadas durante la segunda mitad de

.v la decada de los afiossetenta_Y-Jne.cjia.9g,sdeJQ_s_ol:henJ~LSe.basaba en en­«: foques de inspiracion racionalista que utilizaban la categoria de «recursos I,'l . para la movilizacion» como concepto fundamental (Zald, McCarthy).

, Tarnbien durante la decada de los ochenta comienzan a multiplicarse las investigaciones que taman como catcgoria central el concepto de «identi­dAcl.cQkctiva», siguiendo las aportaciones de A. Touraine y A. Melucci fundamentalmente. Mas recientemente, la investigaci6n de-lQLIJJQYi; mientos sociales se ha..vistQjmpJ,IJs~9a pore! enfoque del proceso poli­tico que utiliza como categoria central el concepto de «estructura de oportunidad politica» (McAdam, Tarrow, Kriesi).

En los ultirnos afios se ha generado un debate sabre la posibilidad de integrar distintos aspectos de cada uno de los enfoques que se con­sideran imprescindibles para- comprender la trayectoria de los rnovirnien­tos sociales. Existe un creciente acuerdo entre los diferentes analistas sa­bre la necesidad de integracion teorica de, al menos, tres elementos: las. oportunidades politicas, las estructuras de rnovilizacion y -los procesos sociales de .interpretacion de la realidad y asignacion de significado (McAdam, McCarthy y Zald). Pero esta reconocida necesidad contras­ra profunda-mente can la atornizacion y Ia especializaci6n de la investi­gacion ernpirica.

Un aspecto que atraviesa los diferentes enfoques y que desempefia

.» una gran centralidad para la cornprension de la acci6n colectiva se re­fiere a los "elementos norrnativos y sirnbolicos que acompafian a la ac­ci6n social». Para la practica totalidad de los analistas (desde Blumer, Haberle, Turner y Killian a Smelser, pasando par McCarthy, Zald a

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McAdam, para finalizar con Offe, Habermas, Touraine 0 Melucci) la existencia de elementos-simbolicoscompartidos y de unsentimieoto de solidaridad es una caracterfstica consritutiva de todo movimienrn.so­cial (Diani, 1992).

No obstante, el reconocirniento de la significacion de la produccion sirnbolica lIevada a cabo por los movimientos sociales y su incidencia en el cambio de valores del orden social en el que acnian no ha condu­cido a un analisis sistematico de sus dimensiones y caracteristicas. En las proximas paginas intentare rastrear a traves de varias aproximacio­nes teoricas las relaciones entre elementos simbolicos y movimientos sociales. Para este objetivo tornare en consideracion las aportaciones de Kornhauser, Smelser, Blumer" Turner y Killian, Inglehart, Melucci, Snow y Benford. . -.~. . ( "

I. LAS FUENTES DE LA PRODUCCl6N 51MB6uCA

EN LASTEORIAS CLAsICAS DE LA ACCl6N COLECTIVA

La teoria de la sociedad de masas encuentra en las caracrerisricas pro­pias de la sociedad moderna las condiciones apropiadas para la movili­

: zacion colectiva, Entre estas caracteristicas estarian la perdida de auto­ridad por parte de las elites institucionales y la perdida de comunidad que conduce a un aislamiento p~,g;~~j"Y.Q,de los individuos ya la apari ­'cion de unas relaciones sociales' amorfas. EI aislamiento conduce a una arornizacion social, engendrando fuertes sentimientos de alienacion y ansiedad, anresala de la predisposicion a los comportarnientos extre­mos para evadirse de las tensiones. Como afirma Kornhauser, «Ia so­ciedad de masas es objetivamente la sociedad arornizada y subjetiva­mente la poblaci6n alienada» (Kornhauser, 1969, 30).

En este tipo de sociedad los individuos se comportan como masas porque tienen un comportarniento colectivo que presenta las siguientes caracrerisricas: a) el foco de la atencion se halla muy alejado de la ex­periencia personal y de la vida cotidiana, b) la modalidad de reaccion ante objetos lejanos es directa, c) tiende a la inestabilidad, cambiando con rapidez su foco de atencion y la intensidad de la reaccion, d) cuan­do se organiza en torno a un programa y adquiere continuidad de es­fuerzos, asurne caracter de movimiento de masas (Kornhauser, 1969, 40-44). Junto a estas masas tarnbien existen elites, constituidas por aquellos que ocupan las posiciones sociales mas elevadas dentro de la estructura social, y grupos disponibles que no constituyen elites. Las elites son facilmente accesibles a la influencia de los grupos que no constituyen elites, y estos ultirnos se encuentran en alta disponibilidad para ser movilizados por aquellos,

Un rasgo peculiar de la estructura de la sociedad de masas es que carcce de relaciones intermedias, por 10 que se puede considerar como una sociedad atomizada. Existen tres nivelcs de relaciones sociales: a) las relaciones altamente personales 0 primarias como a familia, b) las ,

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LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA ACCION COUCTIVA

relaciones intermedias como las comunidades locales, las asociaciones voluntarias y los grupos ocupacionales, y c) las relaciones que abarcan a roda la poblaci6n: el Esrado, La sociedad de masas se diferencia por el aislamiento de las relaciones personales, la debilidad de las relacio­nes intermedias y la centralizacion de las relaciones nacionales. Esta es­tructura de relaciones genera una cultura y una personalidad caracte­risricas. A nivel cultural, la ausencia de variedad de grupos locales produce carencia de variedad de culturas locales, y la existencia de re­laciones de masas se asocia con la presencia de normas de masas, 10 que debilita la base cultural de las lealtades multiples y fortalece la le gitirnacion de la rnasa; las norrnas de masas son uniforrnes y fluidas, y., que cambian con facilidad. A nivel psicol6gico, la sociedad de masas tiende a separar a los individuos entre si, y el autoextrafiamiento accn­nia la predisposicion del individuo a buscar «soluciones» activistas para la angustia que acornpafia a la alienacion personal. De esta mane­ra, el hornbre-rnasa se halla disponible para ser movilizado pOl' rnovi­mientos de masas, ya que carece de un conjunto vigoroso de normas internalizadas que han sido reemplazadas por las normas de la masa. En estas condiciones, «el individuo busca veneer la angustia que acom­pafia a la auroalienacion con la apatia 0 el activismo. Tanto el retiro de la actividad como el sumergirse en ella constituyen reacciones caracte­risticas del hornbre-masa» (Kornhauser, 1969, 108-109).

Para los teoricos de la sociedad de masas son las disconrinuida­des que se producen en el orden social las causas inmediatas del sur­gimiento de movirnientos sociales, Son situaciones como la guerra, con su proceso de desintegracion de las estructuras sociales, 0 una depresion econornica, con sus secuelas sobre el desempIeo, el caldo de cultivo de comportamientos de masas; pero son, sobre todo, las discontinuidades en la auroridad (existencia de un gobierno demo­cratico carente de la presencia de grupos independientes que defien­dan las derechos individuales y la estructura basica de la autoridad) y las fracruras en la comunidad (la manera en que se introduce Ia in­dustria y el proceso de urbanizacion con sus ritmos de cambio) las Fuentes sociales de los movimientos de masas (Kornhauser, 1969, 115-164). EI elernento central sobre el que pivota la interpretacion de los movimientos de masas resulta ser el grado de cohesion social existente en una determinada sociedad. La cohesion social sc miclc por el grado de legitimacion de la autoridad y por el nurnero y en­racrer de las estructuras intermedias existentes entre los individuos aislados y el orden social.

Muy cercana a la teorfa de la sociedad de masas se encuentra el en­foque del comportamiento colecrivo de N. Smelser. Una de las diferen­cias fundamentales entre ambos enfoques es que el comportamiento colectivo no trata de analizar los movimientos sociales con criterios distintos sino con las mismas caregorias que el comportamiento con­vencional. Ello se debe, segun Smelser, al hecho de que aunque cl com­portarniento colectivo es un intento de redefinici6n colectiva de una si­

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BENJAMIN TEJEKINA

tuacion estructurada, y el cornportamiento convencional irnplica la re­alizacion 0 adecuacion a unas expecrativas ya esta blecidas, ambos ti­pos deben hacer frente a las exigencias impuesras por la vida social y, por 10 tanto, pueden ser analizados con los componentes de la accion social. Para Smelser el comportamiento colectivo es una «rnovilizacion no institucionalizada para la accion, a fin de modificar una 0 mas c1a­ses de tension, basadas en una reconstruccion generalizada de un com­ponente de la accion- (Smelser, 1989, 86).

Existen diferencias importantes entre los distintos episodios colecti­vos, ya que nos podemos encontrar con estallidos colectivos como el miedo, el panico y las locuras 0 disturbios hostiles, y los movimientos colectivos que se refieren a esfuerzos colectivos conscientes por modifi­car las normas 0 valores sociales. Ahora bien, en todo comportamiento colectivo existe una tension estructural subyacente. Los individuos se unen para actuar cooperativarnente cuando algo funciona mal en su ambiente social 0 las personas deciden unirse a un movimiento social porque padecen las injusticias de las convenciones sociales existentes. AI conjuuto de determinantes de la genesis del comportamiento colecti­vo Smelser 10 denornina tension estructural. En la accion colectiva se ven implicados varios niveles de los componentes de la acion que son: a) los instrumentos de situaci6n que el actor utiliza como medios (el conocimiento del arnbiente, la previsibilidad de las consecuencias de la acion, erc.), b) la movilizacion de la energia necesaria para alcanzar los fines definidos (motivaciones en el caso de personas individuales y or­ganizacion en el casu de sistemas sociales 0 interacciones entre indivi­duos), c) las reglas que orientan la biisqueda de ciertas metas que de­ben encontrarse entre las norrnas, y d) los fines generalizados 0 valores que proporcionan guias para la orientacion del cornportamiento (Smel­ser, 1989,36).

El comportamiento colectivo es un intento de solucionar las conse­cuencias generadas porIa tension, Los individuos cornbinan varios componentes de la accion en una creencia que pretende aporrar solu­ciones a la situacion. Cuando las personas se movilizan como conse­cuencia de la extension de dicha creencia nos encontrarnos ante una si­tuacion de cornportamiento colectivo. Estas creencias generalizadas mueven a las personas a participar en la accion colectiva y crean una cultura cormin que hace posible el liderazgo, la movilizacion y la ac­cion concertada (Smelser, 1989, 97). Pero el comportamiento colectivo sc encuentra determinado por seis cornponcnres: 1) la conductividad estructural, 2) la tension estructural, 3) la cristalizacion de una creen­cia ge?,eralizada, 4) los facto res precipitantes, 5) la movilizaci6n para la accion, 6) el control social, Por conductividad estructural debernos ~ntender elgrado en q,ue cU,alquier estructura pcrmite cierto tipo de cO~1portamlento colectlv~. SI ':05 centramos en l<?s dos tipos de com­porta rmento colecn,vo mas prOXlmos a nuestra Idea de movimiento socla,l, la conductlvldad se refiere a la posibilidad de demandar modi­flcaclOnes de normas (movimiento normativo) 0 valores sociales (mo­

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lOS MOVIMIENTOS SOCIAlES Y lA ACCI6N COlECTIVA

virruento valorativo) '. Algunas caracteristicas de la estructura social facilitan 0 dificultan la accion de un movirniento social. Asi, la diferen­ciacion institucional, la disponibilidad de medios para la expresion de las quejas, el alejarniento y aislarniento entre movirnientos y la posibili­dad de comunicarse a fin de que puedan extenderse las creencias y se produzca una rnovilizacion para la acci6n son algunas caracterisricas de la conductividad.

La tension indica el deterioro de las relaciones entre las partes de un sistema. Asi, la presencia de un movirniento norrnativo sefiala la au­sencia de armenia ente los estandares normativos y las condiciones so­ciales reales. Estas situaciones suelen producirse cuando las normas 0

las condiciones sociales experimentan un carnbio rapido en un periodo de tiempo relativamente breve. La aparicion de nuevos valores suele dar lugar a nuevas formas de definicion social de la realidad por las que condiciones sociales que habian pasado inadvertidas hasta enton­ces pasan a categorizarse como «males». Las creencias suponen una definicion compartida de la realidad, mediante la que se trata de «ex­plicar- la siruacion en la que se encuentran las personas", Segun Smel­ser las creencias han podido existir durante mucho tiernpo en estado laterite, acrivandose bajo determinadas condiciones de conductividad estructural y de tension. Las creencias generalizadas incorporan habi­rualrnente un diagnostico sobre las fuerzas y agentes responsables del fracaso de la regulacion normativa 0 valorativa, asf como un esbozo de programa alternativo. La combinacion de estos elementos constituye 10 que podriarnos denorninar una causa en cuyo nombre se movilizan los agra viados.

Para el desarrollo de las creencias generalizadas es importante la aparici6n de factores precipitantes que crean una sensacion de urgencia y aceleran la movilizacion' para la accion. Estos factores precipitantes pueden ser accidentales 0 buscados, pero en cualquier casu alcanzan un alto grado de significacion social para aquellos que se movilizan. El proceso de valor agregado que es un rnovimiento normativo 0 valorati­vo se encuentra determinado por la rnovilizacion de sus participantcs en una accion colectiva. Esta rnovilizacion depende de facto res como el papel desempefiado por los lideres en la organizacion de la moviliza­cion, la gestion de la fase real y posterior de la movilizacion, el exito 0

1. Para Smelser un rnovirnienro norrnativo es un esfuerzo por restaurar, protegee, modi­ficar a crear norrnas en nornbre de una creencia generalizada (Smelser, 1989,293). Un rnovi­rnienro valorativo es un esfuerzo colecrivo por restaurar, protegee, modificar 0 crear valores en nombre de una creencia generalizada (Smelser, 1989, 337),

2. Las creeencias que nos inreresan plied en ser divididas entre creencias normativas, que pretenden el restablecirniento, la proreccion, fa rnodificacion 0 la creaci6n de norrnas sociales, y creencias valorativas, que preven una modificaci6n de las concepciones referentes a la natu­raleza, e1lugar qlle o,upa en ella el hombre, la relacion del hombre can el hombre, y 10desea­ble y 10 indeseable en el campo del ambiente humano y de las interrelaciones humanas (Smel· ser, 1989, 125 Y137),

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fracaso de los tacticas utilizadas, asf como el desarrollo posterior al exito 0 fracaso durante la fase de agitacion activa. Un ultimo deterrni­nante de un movimiento normativo 0 valorativo depende, en opinion de Smelser, del comportarniento de los agentes de control social, ya que estes pueden responder a las demandas de aquellos de forma flexi­ble y abierta 0 de manera contundente, cerrandose a sus reivindicacio­nes y utilizando mecanismos de contencion y represion de la moviliza­cion social.

Un elernento irnportante que encontramos entre las aportaciones de la teoria del comportamiento colecrivo es haber sefialado la contribu­cion de los movimientos sociales a la transforrnacion de las normas y valores que rigen en la sociedad. Mientras Smelser parece detenerse en los procesos estructurales que acornpafian dichos cambios, autores como Blumer 0 Turner y Killian se han centrado mas en 10 que estos procesos tienen de tarea colectiva, Blumer 10 expresa correctamente cuando afirma que el terrnino comportamiento colectivo se refiere a las acciones de dos 0 mas individuos que actuan juntos 0 colectivamente. Este factor colectivo es el que hace que sea esta forma de accion distin­ta a otras, puesto que sirve para: a) apoyar, reforzar, influenciar, inhi­bir 0 suprimir la parricipacion individual, b) establecer formas de rela­cion diferentes de las que existen en grupos pequefios, 10 que tiene efectos sobre el proceso de interacci6n y sobre las formas de comunica­ci6n, c) la organizacion sobre la que debe descansar la movilizacion para la accion, en la medida en que una organizaci6n tan extensa, di­versificada y conectada indirectamente requiere formas de liderazgo, coordinacion y control distintivos de los existentes en grupos pequefios (Blumer, 1957,128-130).

Los movimientos sociales son una manifestacion de la acion colec tiva que Blumer define como un esfuerzo colectivo por transformar las relaciones sociales establecidas en un area determinada, 0 rarnbien un arnplio cambio en las relaciones sociales sin guia que irnplica, aunque de forma inconsciente, un numero importante de participantes, Para Blumer un rnovimiento conscienternenre dirigido y organizado no pue­de explicarse simplernente en terrninos de la disposicion psicol6gica 0

motivaci6n de las personas, 0 de la difusi6n de una ideologia, Estas explicaciones olvidan el hecho de que «uri movimiento tiene que ser construido». Estos dos factores 0 variables son importances, y deben ser tenidos en cuenta, Sin embargo, eI incremento de simpatizantes 0

miembros raramente se produce a traves de la mera combinaci6n de un lIamamiento y una inclinaci6n psicologica individual previas sobre las cuales se ejerce presion. Por el contrario, el probable sirnpatizante 0

miembro tiene que ser activado, alimentado y dirigido, y elllamamien­to tiene que ser desarrollado y adaptado, Ello ocurre a traves de un proceso en eI que «la atenci6n ha de ser ganada, los intereses desper­tados, los agravios explotados, las ideasimplantadas, las dudas disi­padas, los sentimientos activados, nuevos objetos creados y nuevas perspectivas desarrolladas [...1ello ocurre a traves del contacto inter­

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lOS MOVIMIENTOS SOCIAlES Y lA ACCION COlECTIVA

personal, en una situaci6n social estructurada donde los individuos in­reracnian rnutuarnente» (Blumer, 1957, 148). Lo que en nuestra opi­ni6n tiene de relevante la aportacion de Blumer es haber Hamado la arencion sobre la relevancia de dedicar mas atencion a los procesos de construccion social de la protesta, en 10 que afecra al control y reten­cion de los miembros de un rnovimiento, el desarrollo del entusiasmo, la cohesion interna y el compromiso individual, asi como el papel de los objetivos, los mitos, las reivindicaciones, los argumentos y las ra­cionalizaciones que colectivarnente constituyen una ideologia y que tiene un afecto irnportante sobre los participantes en un movimiento social.

En esta misma direcci6n insisten Turner y Killian al analizar los movimientos sociales como una accion colectiva continuada encami­nada a promover 0 resistir un cambio en la sociedad 0 grupo del cual forma parte (Turner y Killian, 1957,308). De esta definici6n, Killian ext rae cuatro caracteristicas de un movirniento social: 1) la existencia de valores cornpartidos, una meta 0 un objetivo sostenido por una ideologia, 2) un sentido de pertenencia, un sentirniento de «nosotros», que establece una distinci6n entre los que esran a favor y en contra, 3) normas compartidas de c6mo deben actuar los seguidores y definicio­nes de los no miembros, y 4) una estructura con una divisi6n del tra­bajo entre los lideres y las diferentes c1ases de seguidores. La genesis de un movimiento social debe buscarse en la insatisfaccion 0 no con­forrnidad con una deterrninada situaci6n social, que al ser transrnitida a otros 0 compartida por otros individuos puede dar lugar a la emer­gencia de un movimiento social. Sin embargo, dos condiciones debe reunir para su desarrollo: la existencia de una vision, una creencia en la posibilidad de un estado de cosas diferente y una organizaci6n du­radera dedicada a la consecuci6n de dicha visi6n (Killian, 1964, 433). En opini6n de Killian, los valores de un rnovimiento nunca son COI11­

pletarnente nuevos ni exclusivos del movimiento, ya que en muchos casos esos valores han existido antes en la sociedad -quizas durante largo tiempo- y pueden ser compartidos por muchos miembros de la sociedad. Por ello, 10 que consrituye el sello de un rnovirniento social es el caracter estructurado de la accion colecriva, Dos aspectos se re­saltan: elliderazgo y los partidarios. Existen, al menos, tres tipos dife­rentes de liderazgo: el carismatico, el administrative y el intelectual. En relacion con los partidarios, el autor sefiala su heterogeneidad, tanto por sus caracterfsricas (edad, sexo 0 c1ase social) como por sus orientaciones hacia el movimiento y sus valores. Si consideramos la naturaleza colectiva de un movimiento social, 10 realmente relevante no es tanto por que raz6n un activista decide incorporarse a el como 10 que sucede a sus rniernbros con posterioridad a este momento y como resultado de las interacciones que se producen dentro de el. Tanto el d~sarroll~ como el resultado de un movimiento social depen­den de las mreracciones que se producen en su interior entre lideres, el ruicleo reducido de activistas y los partidarios, asf como de las interac­

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BENJAMiN TEJERINA

ciones que se establecen entre el movimiento, los oponentes y contra­movirnienros y e1 entorno mas arnplio de la sociedad en que actua. EI hecho de tener que desenvolverse en un entorno afable u hostil tiene una profunda influencia en la dinarnica del movimiento. Durante los primeros momentos de vida de un rnovimicnto tiene lugar un periodo de profunda produccion cultural en el que intervienen un mirnero ma­yor 0 menor de personas que entran en interaccion y que contribuyen a crear un sentido de unidad, a definir de rnanera general los valores que se desean alcanzar, asi como los objetivos que se pretend en conse­guir y In esrraregia a seguir.

La razon de ser de un movimiento es un valor 0 conjunto de va­lares, la vision de un objetivo que sera alca nzado con el esfuerzo vo­luntario de sus activistas y en rorno al cual se congregan sus partida­rios. Estos valores pueden ser progresistas 0 reaccionarios, generales o restringidos, explicitos 0 implicitos. Los valores tienen una segun­da dimension que hace referencia a los medios a traves de los cuales los fines pueden ser alcanzados. Estos medios, en tanto que escalo­nes intermedios hacia la conquista de los valores mas abstractos, pueden transformarse en valores en si mismos (la reorganizacion de la sociedad, la transforrnacion personal). El sistema de valores de un movirnienro a barca la ideologia, la jusrificaciori de los valores. En ocasiones la ideologia es el resultado de la produccion de los intelec­tua les pero tarnbien se desarrolla a traves de las interacciones infor­males de sus miernbros y llega a formar una parte estable del sistema de creencias.

La ideologia estaria constituida por cuatro elementos: 1) una vision de la historia que pretende mostrar que los objetivos del movimiento estan en arrnonia con las tradiciones de la sociedad; 2) rarnbien incor­pora dos visiones del futuro, una vision del paraiso y una vision del in­fierno; 3) la necesidad del exito del movimienro es dramatizada con un retrato de las condiciones miserables que resulraran si el movimiento fracasa; 4) muy cercano a los mitos, encontramos un conjunto de con­cepciones estereotipadas de los «heroes» y «villanos» del conflicto en el que se encuentra envuelto el movimiento. Adernas de una ideologfa, un movimiento social tarnbien desarrolla ciertas normas sociales. Estas normas se orientan a procurar la disciplina interna del movimiento. Hacen rnencion al cornportarniento de los activistas para que acnien leal­mente, refuercen su identificacion con el movirniento y, en algunos ca­S?S, se separen de los no rniernbros. Estas normas se refieren a los acti­vistas prop~os del movimiento, pero p.ueden llegar a dirigir el conjunto de las actividades cotidianas de los miernbros, La conformidad con las demandas cultu~al.es de un movimiento refuerza el sentimiento de per­renencra del individuo y asegura la lealtad hacia los cornpafieros (Ki­llian, 1964,434-439).

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2. I?ROCESO DE MODERN121\.C\6N, CI\.MB10 CUL\URA.l..

'{ l'RODUCC16N 51MB6UCI\.

Los mecanismos de cambio y transformaci6n sociales han visto acele­rada su accion a 10 largo de los dos ultimos siglos como consecuencia del proceso de industrializacion y de la progresiva extension de las re­laciones de produccion capitalistas. La cornbinacion de varios elemen­tos presentes en ambos procesos ha dado lugar a la elaboracion de dis­tintas versiones sobre la Iorrnacion de la sociedad moderna. Aunque existen diferencias notables entre los analistas, la transforrnacion de una sociedad tradicional en una sociedad industrial 0, mas reciente­mente, post-industrial se viene explicando con enfoques que ponen su enfasis bien en el desarrollo econornico bien en el proceso de creaci6n simb6lica y el cambio cultural. Lo que me interesa destacar es la idea del proceso de modernizaci6n como espacio de cambio simb61ico y cultural. Un buen punto de partida para analizar este proceso es la obra The Homeless Mind. Modemization and Consciousness de P. Ber­ger, B. Berger y H. Kellner. Para estos autores la modemizaci6n cons is­re en la difusi6n de un conjunto de instituciones cuya base es la trans­formaci6n de la economia par medio de la tecnologia y la organizaci6n polftica del Estaclo moderno:

Concedcrnos capital irnportancia a aquellas instituciones directarnenre relaciona­das con la economia tecnologizada. En estrecha conexion con esras, las instiru­ciones politicas tienc mucho que ver con 10que conocemos como Estado moder­no, especialrnente la institucion de la burocracia , A rnedida que \a rnodernizacion avanza y se exricndc mas alhl de Sll primitive territorio, vernos como las institu­ciones de la produccion recnologica y la burocracia, juntas y por separado, son los agentes primarios del carnbio social (Berger, Berger y Kellner, 1979, 14-15).

Un analisis de la sociedad moderna en terrninos de procesos institu­cion ales olvida una dimension central: la dimension de la conciencia. La tarea de estos autores es cenrrar su atenci6n en los designios de la conciencia moderna constituida por «el entramado de significados que permite al individuo "navegar" a su modo entre los acontecimientos ordinarios y encuentros con otras personas que se producen en su vida. La totalidad de estes significados, que cornparte con otros, da lugar a la formaci6n de un mundo de vida social deterrninado» (Berger, Berger y Kellner, 1979, 17). La conciencia moderna hunde sus raices en la produccion tccnologica, la burocracia y la pluralizaci6n de los mundos de vida social. Como resultado de los procesos de producci6n tecnolo­gica aparece un estilo cognitivo que afecta a la conciencia y tiene las si­guientes caracteristicas: la componencialidad, la separaci6n entre me­dios y fines, el anonimato en las relaciones sociales, la maximizaci6n, la multi-relacionalidad. Como resultado de la burocracia la conciencia se moldea en torno a los elementos siguientes: la rnetodicidad, que se basa en una propensi6n taxon6mica, la organizabilidad, la predecibili­

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dad y un sentimiento de anonimato. Pero para comprender Ia realidad social «no basta con entender los sfmbolos 0 modelos de interacci6n propios de cada situaci6n individual. Hay que entender tarnbien la es­tructura global de significaci6n en Ia que dichos modelos y simbolos particulares esran localizados y de la que obtienen el significado que cornparren colecrivarnenre. En otras palabras, [... ] es muy irnporran­te entender el mundo-de-vida social» (Berger, Berger y Kellner, 1979, 63). Una de las caracteristicas de la sociedad moderna es la pluralidad de mundos de vida, uno de cuyos aspectos fundamentales es la dicoto­mfa entre la esfera publica y Ia privada. EI desconcierto que el indivi­duo experirnenta en sus relaciones con los mundos de las instituciones del trabajo, Ia organizaci6n y la burocracia trara de compensarlo cons­truyendo una serie de significaciones integradoras y sustentadoras a partir de un mundo privado capaz de servirle de centro significative de su vida en la sociedad. A partir de las significaciones de esta esfera, el proyecto vital se convierte en fuente prima ria de identidad, pero la plu­ralizaci6n de los mundos de vida en los que el individuo se ve obligado a desarrollar su actividad cotidiana hace que esta identidad sea abierta, diferenciada, reflexiva e individuada.

Los procesos institucionales y los agregados de conciencia que se dan como resulrado de la modernizaci6n constituyen un paquete (pac­kage). Estos paquetes, una vez que se producen, son rnuy dificiles de deshacer y dejan su impronra sobre la sociedad en la que tienen lugar. Aunque existen otros porradores secundarios de Ia modernidad como la urbanizaci6n, el sistemas de estrarificacion, la privatizacion de la vida, la innovacion cientffica y tecnol6gica, la educaci6n de masas 0 los medios de comunicaci6n de masas, son los portadores primarios (producci6n tecnol6gica y burocracia) los mas influyentes sobre el uni­verso simb61ico dominante en las sociedades modernas.

Las practicas sociales tfpicas de estos portadores primarios generan rarnbien descontenros. Asi, nos encontrarnos con aquellos descontentos que se derivan del proceso de racionalizaci6n generalizado por la eco­nomia tecnologizada, que se transfiere del ambito de la producci6n al ambito de las relaciones sociales. EI anonimato con su consrante arne­naza de anomia acornpafia este proceso de racionalizaci6n, posibilitan­do una situaci6n en la que «el individuo se ve amenazado no s610 por la falta de sentido en el mundo de su trabajo, sino tarnbien por la per­dida de sentido en amplios sectores de sus relaciones con otras perso­nas» (Berger, Berger y Kellner, 1979, 173). Los descontentos de la bu­rocratizaci6n de las principales instituciones han afectado a casi todos los ambitos de la vida en sociedad, pero «Ia principal y mas profunda localizaci6n de la burocracia se halla en la esfera politica yes aquf don­de esros desconrenros han tenido su expresi6n mas espectacular. En las sociedades industriales avanzadas [... ] la gente se ha sentido cada vez mas "alienada" de la polftica y sus sfmbolos [... ]. Pero serfa un error li­mitar al area politica los descontentos de la burocracia. La capacidad de penetraci6n de esta es mucho mayor que todo eso. Todas los princi­

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LOS MovrMIENTOS SOCrAIES Y LA ACCION COLECTIVA

pales instituciones de la sociedad moderna se han hecho "abstractas". Es decir, estas instituciones se experimentan como entidades formales y remotas, con escaso 0 ningun significado que pueda concrerarse en la experiencia viva del individuo» (Berger, Berger y Kellner, 1979, 174-175). Tarnbien aparecen descontentos de la pluralizaci6n de los mundos de vida social que podemos definir como «Ialta de hogar», consecuencia de la movilidad social, cognitiva y normativa que los in­dividuos experimentan de forma creciente en la vida moderna.

Los descontentos generados por la modernizaci6n han conducido a la aparici6n de movimientos contramodernizantes alii donde la im­plantaci6n de la modernidad amenaza con desesrructurar las formas de vida tradicional, 0 de rnovimientos desmodernizantes en aquellos casos en que se rechazan las consecuencias no deseadas del proceso de rno­dernizaci6n. La liberaci6n del individuo que ha producido la moderni­dad ha supuesto un elevado coste en terrninos de alienaci6n individual y social en relaci6n con las antiguas 0 nuevas estrucruras colectivas.

Los descontentos de la sociedad rnoderna pueden cristalizar en pro­puesras ideol6gica 0 disolverse en distintas forrnas de busqueda de al­ternativas individuales 0 en f6rmulas personales de escapada de las si­tuaciones de anomia. Una de las formas en que se ha manifestado la conciencia desmodernizante se puede identificar en torno a algunas respuestas de la contracultura que en la decada de los aiios sesenta y setenta prolifera entre los j6vencs. Esta contracultura, segun Berger, Berger y Kellner, se rebela contra la racionalidad funcional que incor­pora con troles racionales sobre el universo material, sobre las relacio­nes sociales y sobre uno mismo. Frente a ella, la contracultura postula el abandono natural y da prioridad a la sensaci6n y la naturalidad, dando lugar a «un neo-rnisticismo en el que la trascendencia de Ia indi­vidualidad y la uni6n con la naturaleza consrituyen ternas claves» (Ber­ger, Berger y Kellner, 1979, 193). Frente a la cornponencialidad y la multi-relacionalidad, la unificaci6n y \01 simplificaci6n son los elemen­tos que aparecen en la cultura de los jovencs. Las ideas de abandono, el «dejarlo estar», una postura esencialrnente pasiva con res peeto al mundo y la idea de una economia de no crecimiento se prefieren a la hacibilidad y el mito del progreso (E. Morin). En referencia a las con­secuencias de la burocracia para la conciencia moclerna, la cultura ju­venil procura la comunidad frente a la idea de sistema, asi como una cierta hostilidad frente a la ley y el orden que conduce a un fuerte anti­insti tucionalismo.

Un diagnostico similar sobre las sociedades modernas es el que pre­senta J. Habermas:

Entre las condiciones de partida del proceso de rnodernizacion figura una pro­funda racionalizacion del mundo de la vida. EI dinero y eI poder tienen que po­der quedar anclados como medios en el mundo de la vida I...]. Una vez cumpli­das esras condiciones de parrida, pueden dilerenciarse un sistema econornico y un sistema adrninisrrativo que guardan entre sf una relacion de complementariedad

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Y que enrablan una relacion de inrercambio con sus cnrorno a traves de medias de control. Este es el nivel de diferenciacion sisternica en que han surgido las so­ciedades rnodernas [...J. A medida que sc implanran cstos principios de orgauiza­cion surgen relaciones de inrercamhio entre esios dos subsistemas funcionalmente complementarios y los componenres sociales delmundo de la vida en que estrin anclados los mcdins, Una vez descargado de las rareas de la reproduccion mare­ria I, el rnundo de [a vida puede, 1"01' un lado, diferenciarse en sus estructuras sirn­"'lliGls, poniendose asi en marcha la logica propia de las cvoluciones que carac­tcrizan la modernidad cultural: por orr o lado, la esfera de la vida privada y la csfera de 1'1 opinion publica polirica quedan ahora puestas tarnbien a distancia en tanto que eurornos del sistema (Haberrnas, 1987,543-544)'.

Su diagnostico guards una fuerte conexian con la teoria weberiana de la racionalizaci6n social y con la cr itica de la razon funcionalista ex­puesta anteriorrnente de la mana de P. Berger. Sin embargo, su tesis de la colonizacion del mundo de la vida dentro de la fundarnentacion de una teor ia de la accion comunicativa entiende eI mundo de la vida como algo mas que un simple ambito en el que se manifiestan de forma refleja los dictados de la econornia tecnologica y de un aparato estatal autoritario. Para Haberrnas, los nuevos conflictos surgen en los puntos de intersecci6n entre sistema y mundo:

EI inrercarnhio entre las esferns de la vida privada y de la opinion publica, 1"01' l1l1

lado, )' el sistema economico y el sistema ndrninisrrarivo, por otro, discurre a tra­ves de los medios dinero)' poder, y [... ] ese intercambio queda insritucionalizado en los papeles de trahajador y consumidor, de clienre y ciudadano. Precisarncnrc esros roles son los blancos de la proresta. La pracrica de los rnovimienros ulrerna­tivos se dirige contra la insrrumcntalizacion del rrabajo profesional para fines de lucro, contra la movilizacion de la fuerza de rrubajo par presiones del rnercado, contra la extension de la compulsion a ia cornpcrirividad y al rcndimicnro [... J. Tarnhien se dirige contra la rnonetarizacion de los servicios, de las relucioncs y del riernpo, contra la rcdefinicion consumista de los ambitos de la vida privada y de los estilos de vidJ personal (HJbermJs, 1987,560-561).

(D6nde se manifiestan estos nuevos conflictos? A pesar de que en ellos participan numerosos grupos que se enfrentan a grandes dificulta­des y a realidades que cambian con notoria celeridad, 10 que les con­vierte en manifestaciones con un caracter bastante difuso, se puede in­tentar agrupar a las diferentes corrientes en las que estarian presentes grupos como los movimientos antinuclear y ecologista, pacifista, ve­cinal, alternativo, minorias como los homosexuales 0 discapacitados, religiosos, antiimpuestos, feministas, nacionalistas 0 etnolingiiisticos. Segun Habermas, algunos de estos movimientos tienen un caracter em~ncip~dor, mientras que otras adoptan una actitud de repliegue y reslstenCI'\. Algunos de estos 1l10vimientos como el juvenil y el alterna­

3. N6tese la similitud de ambitos }' procesos institucionales, entre amhos centros, aun­'lue es cOl11parrido par otros l11uchos analistas como D. Bell, A. Touraine 0 A. Giddens.

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l05 MO'IIMIEN105 50CIAlE5 Y lA ACCION COlEC11'1A

tivo compartir ian una critica del crecimiento centrada alrededor de los temas ecol6gicos y de la paz, 10 que podria interpretarse como una re­sistencia contra las rendencias a la colonizacion del mundo de la vida que atraviesan las sociedades modernas. Los problemas a los que se en­frentan con gran sensibilidad estos rnovimientos son aquellos que afec­tan a las bases organicas del mundo de la vida, que proceden de la supercomplejidad 0 de las sobrecargas de la infraestructura comunica­tiva (Haberrnas, 1987,559-560). Estas sobrecargas proceden del «su­frimiento pOl' las renuncias que impone y la frustraci6n que genera una practica cotidiana culturalrnente empobrecida y unilateralmente racio­nalizada. Asi, las caracteristicas adscriptivas como el sexo, la edad, el color de la pic! y tam bien los grupos de pertenencia confesional sirven a la construccion y delirnitacion de comunidades, al establecimiento de comunidades de cornunicacion que se autoprotegen en forma de sub­cultras, buscando condiciones propicias para el desarrollo de una iden­tidad personal y colccriva» (Habermas, 1987,560).

Las nuevas forrnas sociales del conflicto de las que nos habla Ha­berrnas se han venido desarrollando a 10 largo de las ulrimas decadas, y en conrraste con otros conflictos mas tradicionales, no se situan en el ambito de la reproduccion material y del reparto de recompensas. Los nuevos conflictos remiten al ambito de la reproducci6n cultural, la in­tegracion social y la socializacion. Las fuentes de la protesta en las so­ciedades avanzadas se encuentran en la defensa y restauracion de for­mas amenazadas de vida y en el intento de irnplanracion de nuevas formas de vida social, 0 como afirma Habermas: «los nuevos conflic­tos no se desencadenan en torno a problemas de distribucion, sino en torno a cuestiones relativas a la grarnatica de las formas de la vida» (Habermas, 1987,556).

La actividad de los nuevos movirnientos sociales que se mueven en el seno de la sociedad civil, a medio camino de la vida privada y el am­bito de la politica institucionalizada, ha permitido a C. Offe formular el argumento de que estos conflictos nos situan ante un nuevo paradig­ma que ha desplazado al viejo paradigma dominante durante las deca­das posteriores a la Segunda Guerra Mundia!. EI viejo paradigma de la politica se asentaba sobre un amplio consenso entre los actores colecti­vos fundamentales, en tomo a la idea de garantizar un crecimiento econamico capaz de asegurar el mantenimiento de un Estado de bien­estar, para proporcionar un estandar de vida adecuado a todos los ciu­dadanos. Este acuerdo implicaba un consenso sobre los intereses, los temas, los actores y las formas institucionalizaclas de resoluci6n de conflictos. AI l11ismo tiempo, «los actores colectivos dominantes eran grupos de interes particulares, amplios y altamente institucionalizados, y partidos politicos" (Offe, 1988, 172).

EI nuevo paradigma estaria representado por una serie de movi­mientos sociales (ecologistas, pacifistas, altemativos, feministas) que defenderian nuevas contenidos y valores. Los contenidos dominantes en los nuevos movimientos sociales se centrarian en el interes por «un

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territorio (ffsico), un espacio de actividades 0 "rnundo de vida ", como eI cuerpo, la salud e identidad sexual; la vecindad, la ciudad, el enter­no ffsico; la herencia y la identidad cultural, etnica, nacional y linguls­rica; las condiciones fisicas de vida y la supervivencia de la humanidad en genera]" (Offe, 1988, 177). Todos estos intereses y contenidos tie­nen una raiz comun en unos valores que han adquirido una creciente centra lidad en las reivindicaciones de los rnovimienros sociales. Los va­lares mas importanres hacen menci6n a la busqueda de autonornfa e identidad tanto personal como colectiva, en oposicion a la manipula­cion, el control, la dependencia, la regulaci6n y la burocratizaci6n.

La modificaci6n de enfasis en la biisqueda de determinadas meras y el progresivo desplazarnienro de las nuevas generaciones hacia esre conjunto de valores han dado pie a la afirmaci6n de que en las socieda­des occidentales se estaria produciendo una revolucion silenciosa:

Los valores de las poblaciones occideuta les han ido cambiando de un enfasis abrumador sobre el bienestar material y la seguridad economics hacia un enfasis rnucho mayor en la calidad de vida. [... ] Hoy en dia un porcenraje sin preccdentes de la poblacion occidental ha sido educado bajo condiciones excepcionales de se­guridad economics. La seguridad fisica y economica es algo que sigue siendo eva­[uado posirivarnenre, pero SU priorida d relariva es m.is baja que en el pasado, Mantenemos la hiporesis de que rambien esra teniendo Iugnr un cambio significa­tivo en la disrribucion de las cualificaciones politicas. Un porcenraje cada vez mas alto de la poblacion esta rnosrrando la suficienre compreusion e inreres por la po­linea nacional e inrernacional como para poder parricipar en la rorna de decisio­nes a ese nivel [... J. EI nuevo estilo politico que hemos llarnado de « desafio a las elites» ofrece a la poblacion un papel cada vez mas importante en la toma de de­cisiones especificas y no solo la posibilidad de eleccion entre dos 0 m,is grupos de personas que tomen las decisiones (Inglehart, 1977,3).

EI cambi.o social, que se ha acelerado en las modernas sociedades industriales como consecuencia de la innovacion cientffica, el desarro­llo economico y la multiplicacion de la informacion, estarfa transfor­mando la forma en que los actores sociales evaluan la sociedad y su propio destino vital. A 10 largo de las ultimas decadas se viene produ­ciendo un cambio cultural que afecta sobre todo a los mas jovenes, que han sido educados y han vivido una epoca de «seguridad y prosperidad economicas sin precedentes». Esta generacion se caracterizarfa por una presencia importante de valores postmaterialistas, mientras que las ge­neraciones anteriores socializadas en momentos de inseguridad y esca­scz economica se inclinarfan en mayor grado hacia valores materialis­tas. Esta tesis se basa en dos hipotesis:

1) Una hipotesis de la escasez, que sugiere que las prioridades de un individuo reflejan su medio ambiente socio-economico, de manera que uno concede un ma­yor valor subjetivo a aquellas cosas de las que tiene una provision relativamente escasa. 2) Una hipotesis de socializacion segun la cual, en gran medida, los valo­res basicos que uno tiene reflejan las condiciones que prcvalecieron durante los a,ios preadultos que uno ha vivido. Unidas, estas dos hipotesis implican que,

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LOS MOVIMIENTOS SOC/ALES Y LA ACCl6N COIECTIVA

como resultado de una prosperidad sin precedenres hisroricos y de la ausencia de guerras que ha prevalecido en los paises occidenrales desde 1945, las cohorres de nacimiento mas jovenes ponen rnenos enfasis en la seguridad fisica y economica de 10 que 10 hacen los grupos mas viejos, que han experirnenrado un grade rnu­cho mayor de inseguridad econornica, Por cI contrario, las cohorres de nacimien­to mas jovenes rienden a dar mayor prioridad a las necesidades uo-rnareriales, como el sentido de comunidad y la calidad de vida (Inglehnrt, 199'1,47-48)'.

EI surgirniento de los nuevos movimientos sociales durante la deca­da de los afios sesenta se ve impulsado por este proceso de cam bio de valores intergeneracional. La prioridad de los valores postmaterialisras esta produciendo que las instituciones presten arencion a nuevos ternas politicos que coinciden con las reivindicaciones de los nuevos movi­miento sociales. La constatacion ernpirica de un mayor apoyo a los va­lores postmarerialistas entre los jovenes no refleja solo un efecto de la edad sino un cambio generacional. Por otro lado, asf como oc rrio an­teriormenre con las sociedades agraria e industrial, el surgi.n cnro de la sociedad postindustrial esta generando una forma propiu (' '.:r c1 cosmos:

La rnayoria de la genre pasa sus horus productivas enfrent.iudose a ut rus perso­nas y a simbolos [... ]. No se cenrran en la produccion de objetos nuru.-inlcs. sino en la cornunicacion y el procesamienro de informacion)' el producro c . uci.rl cs I" inn ova cion y el conocimienro, Seria de esperar que esre desarrollo condujcra "I surgimienro de una vision del mundo rnenos rnecanicisra e instrumental, una I'i­sian que concediera mas irnporrancia a la comprension del senrido y proposiro lk la vida humana (Inglehart, 1991, 197).

EI cambio de unos valores materialistas a otros postl11aterialistas estaria teniendo un il11pacto significativo sobre el cOl11portamicnt,) electoral. Algunos analistas hablan del modele de 1a «nueva politic'1 ", que consistirfa en la aparici6n de una nueva polarizacion frente ,1 1,1 polarizacion ideologica tradicional entre izquierda y derecha. Segun 111­

glehart, cada vez mas las masas se yen implicadas en la vida poliiica, entre otras razones5 por el cambio inducido por los valores postmate­rialistas, 10 que ha conducido a una situacion un tanto parad6jica:

[Por un lado, se ha producido]un estancal11iellto de la participacian electoral y ntrilS formas de participacion dirigidas por elites; pero, pOl' onn lado, se da un aumellto de las formas de participacion en las que se dirige a las elites [...1. Las tasas en alza de discLlsion polltica, un aumento en las formas de participacit,n po­litica no convencional y el surgimiento de nuevos movimientos sociales son man;

4. Los posrmaterialisras adoprardn meras como la proteccion del medioambicnre y Ia preservacion de la calidad de vida, si cs necesario incluso a costa del crecimiento ecol1()mico.

5. Las orras dos razones apLlntadas son, primero, eI aumento en los nil'eles educarivos y un mayor grado de informilCion polirica y, segundo, eI incremento en b parricipacitln poliriG\ de las mujeres.

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fesrar ioncs dcl nacimienro de IJ parricipacion directora de elites (Ingleharr, 1991, 375-.376).

Pero donde realrnenre la dimension materialista/postmaterialista resulra fundamental es a la hera de explicar el auge de los nuevos mo­vimientos sociales. Para Inglehart los problemas u organizaciones son secundarios frente a los sistemas de valores, ya que estes proporcionan Ia motivacion para que las personas acnien. La dimension postrnateria­lista «ha jugado un papel crucial en el surgimiento de la ola de nuevos movirnientos sociales»:

En rcalidad los valores postmarcrialistas subyacen a muchos de los nucvos movi­rnienros sociales. [oo.J Las antiguas oricnraciones (cl conflicro entre clases socialcs} ya no reflejan adecuadarnenre rernas conflictivos nuevos como e] movimicnro fe­rninisra, cl ecologisra 0 la oposicion a la energia nuclca r. Como persigucn rneras que los partidos politicos existenres no buscan porquc no esran adaprados para hacerlo, los postmaterialistas rienden a volcarse en los nucvos movirnienros so­ciales (Ingleharr, 1991,421).

Despues de analizar datos relatives a los movirnienros pacifista, ecologista y antinuclear de doce pafses europeos, Inglehart concluye que la adhesion a valores materialistas 0 postrnaterialisras es el factor mas importante para explicar tanto las intenciones de conducta como 1<1 conducta efectiva. Este factor es un mejor predictor que la moviliza­cion cognitiva (nivel de estudios mas frecuencia de conversaciones poll­ticas con los amigos) 0 la ideologia. De todos los factores explicativos de la participacion en los nuevos rnovimientos sociales, la adhesion a valores postrnatcrialistas es el mas fuerte (Inglehart, 1990).

Los enfoques teoricos sobre el proceso de modernizacion que he­11105 considerado tienen en cormin el hecho de poner su enfasis en los elementos estructurales de la sociedad. La existencia de un mundo sin hogar era, para Berger, el resulrado de un doble proceso de racionali­zaci6n y burocratizaci6n de la sociedad moderna. La grarnatica de las formas de vida aparece como necesidad de respuesta ante la coloniza­cion del mundo-de-Ia-vida que los medios poder y dinero llevan a cabo, en palabras de Habermas. EI nuevo paradigms era para Offe el resuitado de una biisqueda de autonomfa e identidad individual y co­lectiva , mas allri de las atrofiantes estructuras emanadas del consenso postbclico en torno al mantenimiento del Estado de bienestar. La apa­ricion de valores postmaterialistas eran para Inglehart resultado de Iac­tores C01110 el bienestar y la socializaci6n.

Lo que autores como Berger, Haberrnas, Offe 0 Inglehart estrin planteando con absoluta radicalidad Son las condiciones estructurales de la producciou simb61ica en las sociedades industriales avanzadas. Hay, sin embargo, un problema que no termina de plantearse adecua­damente, Al margen de las dificultades, no s610 terminol6gicas, que plantea la dicotomfa radicalizada entre materialistas y postmaterialis­

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LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA ACCION COlECTIVA

tas utilizada por Inglehart", 10 que me parece que puede conducir a una interpretaci6n equivocada es la afirmaci6n de que «la dimensi6n post­materialista ha jugado un papel crucial en el surgimiento de la oia de nuevos movimientos sociales» 0 que «el surgimiento del postmateria­lismo fue una de las condiciones clave que facilitaron el desarrollo del movimiento pacifista 0 ecologista ». De estas afirmaciones puede dedu­cirse que la existencia y extensi6n de los valores postmaterialistas son una precondicion de la aparicion y auge de los movimientos sociales, difuminando el hecho de que son los rnovimientos sociales los que pro­ducen, hacen surgir y reform ulan los valores. Y es esta re!aci6n la que puede quedar oculta en la Iorrnulacion de Inglehart. En el proximo apartado dedicaremos nuestra atenci6n a dicho problema.

3, PRODUCCI<JN SIMB<JUCA: DE LACONSTRUCCl<JN DE LA lDENTlDAD A LA TRANSFORMACI<JN DE LA SOClEDAD

La idea de que e1 comportamiento colectivo es un ambito de produc­cion simbolica que opera en el seno de cualquier sociedad no estaba presente en las primeras aproximaciones al anal isis de la acci6n colecti­va. Para la teoria de la sociedad masa, como tuvirnos oportunidad de vel', aquellos que se moviliza ban pertenecian a los sectores menos in­tegrados de 1a sociedad. Individuos anornicos volvian su cornporta­miento contra una sociedad en la que no podfan 0 no querian sentirse integrados. Algo parecido sucedia con la mayor parte de aquellas rna­nifestaciones de! comportamiento colectivo a las que Smelser presto su atenci6n analitica, Solo en aurores como Blumer y, posteriormente, Turner y Killian encontramos una atencion prioritaria a la e!aboraci6n de nuevas formas de relaciones sociales y a la extension de nuevos sig­nificados de la vida social (Gusfield, 1994, 60).

La influencia de la obra de M. Olson La logica de La action coLecti­va en el estudio de los movimientos sociales desplazo la atencion de los analistas hacia las metas e intereses individuales de los parricipantes y su comportamiento racional, sobre todo hacia Ia racionalidad de la ac­ci6n individual en terminus de costes y beneficios, y de los incentivos selectivos de que disponen las organizaciones para reforzar la partici­paci6n individual. Su influencia se intensifico gracias a la aplicacion de este esquema a los movirnienros sociales considerados como formas de comportamiento organizado que precisan de una permanente movili­zaci6n de recursos (McCarthy y Zald, 1977).

Esta nueva manera de entender el comportamiento colectivo se planteaba, en opinion de Gusficld, como una critica justificada a la teorfa del comportarniento colectivo, pero contribuy6 a «restar impor­

6. Para una critica de lnglehare en este sentido vease Riechmann y Fernandez Buey, 1994,

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tancia al papel de las ideas y los significados cambiantes como factores fundamentales para la comprensi6n de los movimiento sociales. Sin embargo, el caracter difuso y, con frecuencia, apolftico de muchos mo­virnientos actuales nos hace dudar considerablemente de la utili dad de herrarnienras como los elementos asociativos y organizativos. Los mo­virnientos actuales que han atraido la atenci6n de muchos sociologos pocas veces han mostrado una clara relacion con intereses utilitarios, con agentes organizativos, creando sectas comunitarias 0 surgiendo como intentos de alterar las instituciones existentes. Lo que conocemos como "nuevos movirnientos sociales" son, en alguna de esras caracte­risticas, distintos del modelo de movimiento social que los sociologos han descrito en eI pasado» (Gusfield, 1994,61-62).

Los limites autoirnpuestos por la teoria de la elecci6n racional y las limitaciones que encuentran los enfoques de la movilizaci6n de recur­sos han sido apuntados por numerosos autores. Por ejemplo, Ferre ha sefialado que «debido al individualismo radical de esta teoria, se ha­cen muy problernaticos los aspectos relacionados con la biisqueda de una comunidad y el valor motivador de los bienes colectivos, Al ser un modelo unidimensional de la conducta "racional" [estrategicarnente ins­trumental), las formas de conducta no instrumentales no s610 no pueden ser tratadas, sino que otros sistemas de valores y formas de conocimien­to son sisternaticarnenre excluidos de consideracion- (Ferre, 1994, 175).

En alguna de sus versiones, la teorfa de la eleccion racional consi­dera la acci6n colectiva como un grupo de individuos egoistas que se reiinen para alcanzar sus objetivos. En esre proceso «las relaciones co­munitarias y de dorninacion anteriores al surgimiento de los movimien­tos no parecen ser relevanres, y se presta poca arencion a los actives procesos cognitivos a traves de los cuales las personas se perciben a sf mismas como miembros de los grupos y reafirman estas identidades con sus decisiones» (Ferre, 1994, 176).

Una critica mas radical es la elaborada por Pizzorno. Para este au­tor, el anal isis de la participacion en la acci6n colectiva que se realiza desde las reorias utilitarisras presupone unas condiciones de informa­ci6n perfecta y una situaci6n en que «la incertidumbre del calculo indi­vidual es superada (parcialmente) par la seguridad de que el mercado social en el que los beneficios sociales (prestigio, honor, afecto; el "re­conocirniento ", en una palabra) pueden ser consumidos perrnanecera inalterado. Pero aqui entrarnos en el campo de la formaci6n de la iden­ticlad colectiva. Durante el proceso de formaci6n de la identidad colec­tiva, el individuo no puede comparar sus costes actuales con los benefi­cios futuros porque no posee todavfa el criterio (la identidad) con que evaluarlos, Su unico objetivo (en el caso puro) es entonces el de formar su propia identidad, esto es, el de asegurar un mercado que acepte (re­conozca) su propia moneda. Si alguno rrata de «hacer el viaje gratis», obteniendo los beneficios derivados de la accion colectiva sin pagar los costes de la participaci6n, aca ba simplemente por quedarse sin recono­cirniento (Pizzorno, 1994, 136).

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lOS MOVIMIENTOS SOCIAlES Y lA ACCION COlECTIYA

La identidad colectiva y su reconocimiento resulran fundamentales en la competencia entre grupos. La cornpetencia entre individuos utili­za distinto tipo de recursos que la competencia entre grupos. Cuando los grupos luchan por alcanzar mayor cantidad de un dererrninado producto social, 10 hacen mediante la utilizaci6n de la movilizacion 0

la arnenaza de determinadas acciones politicas. Lo que la sociedad al­canza a cambio es el consenso social por parte de estos grupos. Por otro lado, algunos grupos pueden reclarnar un cambio en las reglas del juego de la competencia, sobre todo en el caso de nuevos colectivos 0

nuevas demandas sociales. Pueden aparecer grupos interesados racio­nalmente en modificar unas normas que no les benefician 0, por decir­10 en otros terrninos, el grupo no se identifica con el mantenirniento de las reg las del sistema.

En la sociedad aparecen con cierta frecuencia grupos que plantean intereses especificos, Pero estos intereses deben ser reconocidos (identi­ficados) y deben movilizarse colectivamente. Como quiera que nos rno­vemos en arnbiros de recursos limitados (economicos) 0 conflictivos (simbolicos], unos intereses tenderan a verse sobrerrepresentados en la medida en que la agregaci6n incrementa el poder de un grupo, mien­tras que otros estaran infrarrepresentados 0 se venin privados de repre­sentacion. Este proceso opera sobre un mecanismo de exclusion, ya que las circunstancias tienden a limitar los intereses que pueden ser re­presenrados perrnitiendo la absorci6n de la presion de ciertos intereses y rechazando 0 reduciendo orros. Al rnismo tiempo, la organizacion de la representacion introduce una distorsion en los mecanismos de mer­cado 0 entre grupos que compiten por recursos escasos. EI proceso de representacion funciona con un recurso especifico que podemos llamar militancia , parricipacion 0 movilizacion, y son los representantes (lide­res, acrivistas) los poseedores de dicho recurso. En el momento en que estos intereses se organicen, los representantes tendran que buscar for­mulas para hacer compatibles los objetivos inmediatos con los intere­ses a largo plaza de sus representados. Llegarnos asi a la paradoja de que «la maxima utilitarista segun la cual cada individuo es el mejor juez de sus propios intereses solo resulta valida en condiciones de in­formaci6n perfecta. En el rnundo real, al contra rio, la accion se desa­rrolla siempre en condiciones de incertidumbre. La representacion es un instrumento para reducir la incertidumbre. Un sistema represenrati­vo presupone que el mejor juez de los intereses a largo plaza de un in­dividuo es su representanre» (Pizzorno, 1994, 140).

Los intereses defendidos por aquellos grupos excluidos tienen que ser reconocidos por los grupos que constituyen el sistema. Ambos tipos de grupos se encuentran en situaciones muy distintas. Mientras que los grupos antiguos encuentran represenracion para la defensa de intereses definidos y reconocidos, los nuevos grupos luchan por conseguir el in­greso en el sistema y ser reconocidos como representantes de los nue­vos inrereses a traves de un procedimiento distinto, que Pizzorno de­nomina de «forrnacion de identidades colectivas». En este proceso

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constitutive, las acciones desarrolladas por los grupos no estan orien­tadas hacia In maximizaci6n del beneficio personal, sino hacia la con­solidaci6n de la identidad grupal. En esta situacion «tal objetivo no es negociable, se coloca mas bien como la prernisa de eventuales ncgocia­ciones e intercambios futuros. Durante esra fase, cierto tipo de accio­nes (como los conflictos, la polarizaci6n de posiciones, las opciones de coherencia ideologica, la adopci6n de objetivos no realistas) que pare­cerian "irracionales" desdc el punto de vista de los beneficios indivi­duales adquieren, par el contrario, significado si se consideran en la perspectiva de la formaci6n de identidad» (Pizzorno, 1994, 141).

Diferenciando estos dos mornentos en el proceso de construcci6n de la identidad colectiva es posible superar las lirnitaciones de la teoria de Olson sobre la accion colectiva, <lsi como la dispura entre cornpor­tarnicnro parologico 0 racional, ya que buena parte de las rnanifesta­ciones de la couducta colectiva en su proceso inicial de genesis respon­de a una racionalidad de formaci6n de identidad y no tanto al calculo individual utilitarista. Durante esta fase de formaci6n de la identidad colectiva se intensifica la participaci6n y se incrementa la dedicaci6n a la militancia. Con posterioridad, «una vez alcanzado el objetivo del re­conocimiento de la identidad, cuando los objetivos subsiguientes pue­den conseguirse a traves de la negociacion, la participacion tiende a caer, 1...1En realidad, encontrarnos a menudo una fase intermedia en la que la nueva identidad colectiva se sinia todavia como antag6nica al sistema. En este caso se verificara probablernente una situacion de blo­queo polarizado, en la que algunos miernbros participan intensamente, ruientras que otros desisteu, desanimados par la ineficacia a corto pla­za de la accion politica. La militancia (incentivada por la fuerte necesi­dad de nueva identidad y por el alto grado de compromiso con esta) numentara entonces parnlelamente al declive de la participacion gene­ra I» (Pizzorno, 1994, 143).

Una idea parecida alconccpro de identidad colectiva encontramos en la definicion de movimiento social de A. Touraine, para quien se presenta C0l110 una combinacion de un principio de identidad, un prin­cipio de oposici6n y un principio de totalidad (Touraine, 1978, 108). Pero, sin duda, quien mejor ha sabido plasrnar la idea de la identidad colectiva C01110 elemento central en el a nalisis de los movimientos so­ciales ha side A. Melucci. A partir de una crfrica de la teoria de la mo­vilizaci6n de recursos, en el senti do de que conceptos como recursos discrecionales 0 estructura de oportunidades no responden a realidades «objetivas» sino que son interpretados y evaluados por parte de los actores, Melucci lIega a la conclusi6n de que tal teOl'ia supone la exis­tencia de una identidad (capacidad de definirse a Sl mismo y a su am­biente) colectiva a partir de la cual el actor es capaz de construir unas exp.ectativas y compa~arla~ con la realidad y su estructura de opor­tUl1ldades .. Pero esta Identldad construida colectivamente se da por Sup~~5ta 5111 exphcltar nun.ca Sl~S procesos de elaboraci6n y transfor­l11aClOn. Para MelUCCI una Identldad colectiva «es una definici6n inter­

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LO~ MOV\M\EN10~ ~OC\ALE~ ~ LA ACCION COLEC11VA \\1 \

activa y compartida, produci.da por varios i.ndividuos que interactuan y que hace rderencia a las orientaciones de su acci6n, asi como a\ amb·\­to de oportunidades y restricciones en e\ que tiene lugar Sll accion» (Melucci, 1989, 34).

La identidad colectiva de \a que habla Melucci responde a un pro­ceso de construcci6n social por parte de los individuos 0 grupos que forman parte de un movimiento social. Como resultado de un continuo proceso de hacerse y rehacerse 0, para ser mas exactos, definirse y rede­finirse, la identidad colectiva esta en constante transformaci6n, 10 que rompe la idea de la identidad colectiva como algo que perrnance inalte­rado a 10 largo del tiem po con el consiguiente peligro de « reificacion», Por otro [ado, la identidad colectiva como proceso se distancia de aque­lla concepcion que la considera como algo unitario y coherente. En rea­lidad, dentro del ambito de una identidad colectiva concreta encontra­rnos definiciones diferentes e incluso contradictorias que compiten entre sf, sin negar la existencia de un acuerdo sobre aspectos mas gene­rales de dicha identidad colectiva. Esta segunda consideraci6n nos lieva a la reflexi6n sobre los elementos constitutivos de la identidad colectiva.

Tres tipos de elementos pueden encontrarse en una identidad colec­tiva, En primer lugar, implica la presencia de aspectos cognitivos que se refieren a una definici6n sobre los fines, los medios y el ambito de la acci6n colectiva. Este nivel cognitivo esta presente en una serie de ri­ruales, practices y producciones culturales que en ocasiones rnuestran una gran coherencia (cuando son ampliamente compartidos por los participantes en la acci6n colectiva 0, incluso, en el conjunto de una determinada sociedad), y en otras circunstancias presenta una amplia variedad de visiones divergentes 0 conflictivas. En segundo lugar, hace referencia a una red de relaciones entre actores que comunican, influencian, interacnian, negocian entre sf y adoptan decisiones. Segun Melucci, este entramado de relaciones puede presentar una gran ver­satilidad en cuanto a forrnas de organizacion, modelos de liderazgo, canales y tecnologfas de comunicaci6n. En tercer lugar, requiere un cierto grado de implicaci6n emocional, posibilitando a los activistas sentirse parte de un «nosorros». Puesto que las emociones rarnbien for­man parte de una idenridad colectiva, su significaci6n no puede ser en­terarnenre reducida a un calculo de costes y beneficios, y este aspecto es especialmente relevante en aquellas manifestacioncs menos institu­cionalizadas de la vida social como son los movimientos sociales (Me­lucci, 1989, 1995 y 1996).

El concepto de identidad colectiva formulado por Melucci permite entroncar con aquella tradicion te6rica clasica de la acci6n colectiva que se fijaba sobre todo en la producci6n cultural de los movimientos sociales. En esta tradici6n, Melucci ha sabido ver como nadie esta di­mensi6n constructivista de la accion colectiva, al tiempo que resalta los desaffos simbolicos que emergen en las redes sumergidas de los movi­mientos sociales en un largo proceso de elaboraci6n durante los mo­mentos de latencia 0 inactividad publica (visibilidad).

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EI gran merito de Melucci ha consistido en sefialar el proceso de producci6n de la idenridad colectiva y su centralidad en la dinarnica de la acci6n colectiva, dando respuesta asf a la pregunta que otros enfo­ques te6ricos daban por supuesta a la hora de explicar el c6mo de la movitizaci6n. Me gustaria reflexionar sobre tres ultirnas ideas que con­sidero importances. La primera remite a los agentes de la producci6n cognitiva; la segunda, a los procesos y condiciones estructurales de la extension de dicha producci6n al conjunto de la sociedad, y, finalmen­te, el instrumental analitico para el estudio de esre proceso de exten­sion de los aspectos cognitivos y simbolicos.

El papel arribuido a los intelectuales en el proceso de forrnulacion de los significados y valores que proponen los movimientos sociales es un lugar cornun entre los analistas. Sin embargo, Eyerman y Jameson en su enfoque cognitive sobre los movimientos sociales lIaman nuestra atencion sobre un aspecto menos sei'ialado: el hecho de que los movi­mientos sociales proporcionan un espacio en el que tiene lugar la inno­vacion intelectual. En este ambito en el que las practicas e idcntidades establecidas son transforrnadas, y los viejos roles son reelaborados, se puede analizar la actividad inrelectual 0 praxis cognitiva de los movi­mientos sociales que se produce en la tensi6n entre las practicas esta­blecidas y la innovacion. «Actores importantes en esta praxis cognitiva son aquellos que hemos idenrificado como intelectuales del movirnien­to (movement intellectuals). Intelectuales del movimiento son actores que articulan la identidad colectiva que es fundamental en el proceso de construcci6n de un movimiento social» (Eyerman y Jameson, 1991, 118). Algunos son intelectuales desencautados que habiendo adquirido sus habilidades en alguna insritucion de la sociedad pasan a desernpe­iiar un importante papel en el rnovirniento, sobre todo en sus primeros momentos de desarrollo. Sin embargo, 10 que Eyerman y Jameson quieren sefialar no es este hecho, que ya habia sido apuntado par otros teoricos de los movimientos sociales. Su contribucion es que estes inte­lecruales, asi como sus ideas, sus redes sociales y el capital cultural que aportan con ellos al movimiento, se transforman a traves de su activi­dad en el movimiento. Adernas, los movimientos sociales proporcionan un espacio en el que activistas sin un bagaje formal previo encuentran la oportunidad de aprender y practicar nuevas habilidades, convirtien­dose en un laboratorio de nuevos intelectuales (Eyerman y Jameson, 1991).

Con ejernplos convincentes tomados del movimiento ecologista, pacifista y del movimiento por los derechos civiles en Norteamerica, Eyerman y Jameson formulan la idea de que aunque todos los activis­ras son en cierto sentido intelectuales, puesto que a traves de su accion contribuyen a la forrnacion de la identidad colectiva del movirniento, no todos los activistas participan de la misma forma en la praxis cogni­tiva de los movimientos sociales. Algunos se convierten en organizado­res, lideres 0 portavoces, mientras que otros son menos visibles. Por otro lado, estos autores establecen una distinci6n entre los established

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LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA ACCION COLECTIVA

intellectuals que se han formado dentro de contextos institucionales es­tablecidos y los movement intellectuals que realizan sus actividades dentro de un movimiento social.

Tanto la idea de Melucci de los movimientos sociales como labora­torios en los que se producen continua mente desaffos simb61icos como la idea de Eyerman y Jameson de la praxis intelectual que se produce a traves de estas formas de acci6n colectiva, sefialan el origen de esa for­ma de actividad hurnana que denominamos producci6n simbolica. EI analisis de estas [uentes simb61icas de los movimientos sociales conti­nua careciendo de un desarrollo suficiente, aunque no sucede 10 mismo con los mecanismos de su reproduccion y extension. En realidad, el ambito de estudio de los movimientos sociales ha estado dorninado du­rante las dos iilrirnas decadas por enfoques que se han centrado, prefe­renternente, en el conocimiento de los procesos de extension de las di­versas forrnas de acci6n colectiva, asi como en las condiciones poliricas que la impulsan 0 retrasan. Aunque existen grandes diferencias entre autores y trabajos que se enmarcan en cada una de estas corrientes, la mayor parte de la investigacion ernpirica realizada recienternente ha encontrado inspiraci6n reorica en 10 que se ha dado en Hamar la teoria de la movilizacion de recursos y la teoria del proceso politico.

Para los analistas de la movilizacion de recursos la acci6n colectiva es el resultado de un calculo racional de los costes y beneficios de las diferentes posibilidades de actuacion. La movilizaci6n social es e\ pro­ducto de factores como los recursos disponibles, la organizacion de los grupos y las oportunidades que encuentran los participantes en la ac­cion colectiva. Tanto los factores estrategicos como el tipo de organi­zacion son elementos relevantes en la eficacia de la movilizacion de re­cursos y, por 10 tanto, para la consecucion de los objetivos de la accion colectiva. Los aspectos sobre los que inciden estos autores son los re­cursos, la estrategia y la organizacion".

Junto al enfasis en la organizacion, en los ultimos afios se ha desa­rrollado ampliamente el estudio del contexto politico de la moviliza­ci6n. Aurares como Tilly, Kriesi 0 Tarrow han sisternarizado una scrie de variables de las que dependen las oportunidades politicas que en­cuentran los movirnientos sociales durante la protesta.

S. Tarrow ha definido la estructura de oportunidad politica C01110

el conjunto de dimensiones del entorno politico que proporciona in­centivos para que se produzca una acci6n colectiva, afecrando a sus expectativas de exira 0 fracaso. Este enfoque enfatiza, sobre todo, la rnovilizacion de los recursos externos disponibles a un grupo deterrni­nado. Con este concepro se pretende ayudar a entender por que los movimientos sociales obtienen temporal mente incenrivos frente a las

7. Se pueden enconrrar excelenres exposiciones de dicha enfoque en Zald y McCnrrhy, 1977; Cohen, 1985;jenkins, 1983; Klanderrnaus, Tarrow y Kriesi, 1989.

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elites 0 las autoridades y, despues, los pierden rapidamenre a pesar de sus mejores esfuerzos (Tan-ow, 1994, 85).

Tarrow diferencia dos tipos de elementos en la estructura de opor­tunidad politica, unos mas estables y otros que responden mas Iacil­mente a procesos de cambio. Entre los primeros, se subraya la irn­portancia de la fortaleza del Estado, medida a traves del grado de centralizncion/descentralizacion de su estructura administrativa, y la posibilidad de reprimir 0 facilitar (control social) la accion colectiva. Mientras un Estado centralizado tiende a concentrar las demandas de los actores colectivos en la cima del sistema politico, los Estados des­centralizados proporcionan a los movimientos sociales un gran mime­ro de puntos de acceso para la reivindicacion de sus objetivos en la base del sistema institucional. En referencia a las formas de represion y control social, el Estado puede optar por una estraregia mas represiva, o por la utilizacion de medios mas efectivos de control social como la legitimaci6n y la instituciona lizacion de la accion colectiva.

Entre los aspectos carnbiantes de la estructura politica que propor­cionan oportunidades y recursos a los movimientos sociales, S. Tarrow enurnera cuatro: el grado de apertura a la parricipacion que repercute en la accion colectiva; los cam bios en las alianzas dominantes, sobre todo cuando se producen alianzas inestables; la existencia y disponibi­lidad de aliados influyentes; y la division entre elites que se manifiesta en conflictos dentro de y entre las elites. Estas cuatro dimensiones mas coyunturales de la estructura politica son otros tantos factores que pueden extender y difundir las oportunidades de ciertos grupos para llevar a cabo una movilizacion colectiva.

Tanto los recursos econornicos y organizativos como las caracteris­ticas del contexto politico influyen en la evolucion de los movirnientos sociales, pero ya" que estes plantean cambios mas 0 menos profundos en uno 0 varios aspectos del orden social debierarnos considerar, aun­que sea brevemente, el instrumental para analizar las propuestas y con­tenidos que persiguen a traves de su accion. Una de las aportaciones mas sugerentes en este ambito es, en mi opinion, 10 que se ha dado en llamar el frame analysis, 0 analisis de los marcos interpretarivos". Con el concepto de frame alignment, Snow et al. se refieren a la relacion entre las interpretacio~es de los individuos y las de las organizaciones en un"movlmlent~ social, d.e tal manera que cuando se produce ese ali­nearruento el con]u.nt? de mtereses, valores y creencias individuales y las actividades, objerivos e ideologia de la organizaci6n llegan a ser cong.ruentesy complementarios (S.no.w et al., 1986,464). EI concepto de flame alignment es bastante similar al de consensus mobilization (Klandcrrnans}, y an~bos. se utili zan para analizar la comunicaci6n per­suasrva de las orgaruzacrones de un rnovimiento". Snow et al. definen

8. Vcase la aportacion de A. Rivas en estas rnisrnas paginas, supra, pp. 181-215. 9. Ambos concepros guardan muchas similitudes con otros como coglliti"e liberation

(McAdam) 0 discurso pC,blico l' paquetes ideologicos (Gamson).

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" vos MO'!IMIEN10~ ~OC!AlE~ ~ tA ACCION COtEC1!'!A "

frame alignmellt como e\ resultado de un proceso interactive que im­ ,plica hasta cuatro tipos distintos de procesos: \a conexi6n de marcos interpretativos \bridging), \a exp\icaci6n y desarrollo de un marco \am­plification), la extensi6n de un marco interpretative (extension) y su 1 transformaci6n \frame transformation) (Snow et al., 1986).

Los programas, causas y valores que algunas organizaciones pro­mueven pueden no estar en consonancia con 0 parecer antiteticos a los estilos de vida convencionales y a los marcos interpretativos existentes, En tales casos, la transforrnacion de los frames existentes requiere la propuesta de nuevos valores y el a bandana de los viejos significados y creencias. EI resultado de este proceso puede ser la transformaci6n de un ambito 0 dominio especifico como los habitos dieteticos, las pauras de consumo, las actividades de ocio, los cambios de estatus para deter­minadas categorias de personas, etc. En otras ocasiones, este proceso transforma los marcos interpretativos globales, lIegando a funcionar como una especie de marco maestro que interpreta acontecimientos y experiencias bajo una clave diferente y sobre el que se apoyan otros marcos de alcance mas limitado (Snow et al., 1986). A estos marcos generales Snow y Benford (1992) los denominan master frames. Con la caracterizacion y atribuci6n ele contenidos a este concepto, esros auto­res pretenden elaborar una herrarnienta iiril para analizar el proceso de produccion de los modelos culturales dominantes con los que interpre­tamos la realidad social, asi como los rnecanisrnos simb61icos de exten­si6n de los marcos emergentes y de su posible exito social, con el resul­tado del progresivo abandono de los marcos preexistentes.

Los marcos interpretativos dominantes funcionarian como la gra­rnatica para un codigo linguistico, permitiendo entender y hablar de 10 que sucede en el mundo con sentido. Sin embargo, aunque todos los marcos funcionan de la misrna rnanera pueden mostrar diferencias en los tres aspectos de que se componen. Cualquier marco dominante tie­ne que curnplir una funci6n explicativa a traves de la elaboracion de un diagnostico que implica tanto la identificaci6n de un problema como la atribucion de culpabilidad 0 causalidad. En segundo lugar, desarro­lla una funcion de articulacion, pudiendose diferenciar entre unos mar­cos mas restringidos y rigidos y otros mas elaborados y flexibles. En tercer lugar, encontrarnos la funci6n de movilizaci6n potencial que dependeria de dos variables: a) la relevancia para el mundo y la vida de los adherentes y sirnpatizantes y b) la capacidad de resonancia poten­cial, basada en la creelibilidad sirnbolica 0 fidelidad narrativa (Snow y Benford, ']992, 138-141). Con cstos iitiles metodologicos es posible analizar el proceso de extension de la produccion simb6lica, que emer­giendo a traves de la accion colectiva de los movimientos sociales se va extendiendo progresivamente a otros arnbitos sociales hasta producir, en determinadas circunstancias, un cambio de val ores.

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