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BENEDICTO XVIAUDIENCIA GENERAL
Castelgandolfo, Miércoles 22 de agosto de 2012
Catequesis sobre Santa María Reina
El color amarillo en letras o de fondo indica texto de la
catequesis.
http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/audiences/20
11/index_sp.htm
Presentación diseñada por Emilio Perucha Herranz , 29 de
agosto 2012.
Velázquez :1641/44 Museo del Prado
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy se celebra la memoria litúrgica de la Bienaventurada Virgen María invocada con el título de “Reina”.
Es una fiesta cuya institución es reciente, aún teniendo origen y devoción antiguas:
en efecto, fue instituida, por el Venerable Pío XII, en 1954, al concluir el Año Mariano, estableciendo que
su fecha fuera el 31 de mayo (cfr Lett. enc. Ad caeli Reginam, 11 octobris 1954: AAS 46 [1954], 625-
640).
En esa circunstancia, el Papa dijo que María es Reina, más que otra criatura, por la elevación de su
alma y por la excelencia de los dones divinos que recibió.
Ella nunca deja de derramar sobre la humanidad todos los tesoros de su amor y de sus premuras (cfr
Discurso en honor de María Reina, 1° noviembre de 1954).
Ahora, después de la reforma post-conciliar
del calendario litúrgico,
la fecha elegida para esta celebración se
coloca ocho días después de la solemnidad
de la Asunción,
para subrayar los estrechos lazos entre la
realeza de María
y su glorificación en alma y cuerpo junto a
su Hijo.
En la Constitución sobre la Iglesia del
Concilio Vaticano II, leemos:
«María fue asunta en alma y cuerpo a la
gloria celestial y enaltecida por el Señor
como Reina del Universo,
para que se asemejará más plenamente a su
Hijo» (n. 59).
"La Asunción de la Virgen“
Bartolomé Esteban Perez Murillo
Y aquí está la raíz de la fiesta de hoy:
María es Reina porque está asociada,
de modo único a su Hijo,
tanto en el camino terrenal,
como en la gloria del Cielo.
El gran santo Efrem de Siria,
afirma sobre la realeza de María que deriva de su
maternidad divina:
Ella es Madre del Señor,
del Rey de Reyes (cfr Is 9,1-6)
y nos indica a Jesús como vida, salvación y esperanza
nuestra.
Como ya recordaba el Siervo de Dios Pablo VI,
en la Exhortación apostólica Marialis Cultus:
“En la Virgen María todo es referido a Cristo y todo
depende de El:
en vistas a El,
Dios Padre la eligió desde toda la eternidad como
Madre toda santa y la adornó con dones del Espíritu
Santo que no fueron concedidos a ningún otro” (n. 25).
Pero ahora nos preguntamos
¿qué quiere decir María Reina?
¿Es sólo un titulo, una
corona, un adorno como otros?
¿Qué quiere decir, qué es esta
realeza?
Como se ha indicado,
es una consecuencia
de su estar unida al hijo,
de su estar en el cielo,
en comunión con Dios.
Participa
en la responsabilidad de Dios
hacia el mundo y
en el amor de Dios al mundo.
Hay una idea popular de rey o de reina,
relacionada con una persona con poder y riqueza,
pero éste no es el tipo de realeza de Jesús y de María.
Pensemos en el Señor,
la realeza es el ser de Cristo entretejido de
humildad, de servicio, de amor y
sobre todo servir, ayudar, amar.
Recordemos que Jesús fue proclamado rey en la cruz
con esta inscripción escrita por Pilatos:
Rey de los Judíos.
En aquel momento en la cruz se muestra que es rey,
y como rey sufre con nosotros, por nosotros,
amando hasta el fondo
y de este modo gobierna
y crea verdad, amor y justicia.
Así como en la última cena se inclina para lavar los
pies a los suyos.
Por lo tanto, la realeza de Jesús no tiene nada que
ver con la de los poderosos de la tierra.
Es un rey que sirve a sus servidores, como ha
demostrado a lo largo de toda la su vida.
Y lo mismo vale para María:
es reina en el servicio a Dios y a la humanidad,
es reina del amor que vive el don de sí a Dios para
entrar en el diseño de la salvación del hombre.
Al Ángel le responde: «He aquí, soy la Sierva del
Señor»
y en el Magníficat canta: «Dios ha mirado la humildad
de su Sierva»,
nos ayuda,
es Reina precisamente amándonos y ayudándonos
en todas nuestras necesidades,
es nuestra hermana y sierva humilde.
Y así llegamos al punto:
¿cómo ejerce María esta realeza de servicio y
amor?
Velando sobre nosotros, sus hijos:
hijos que se dirigen a Ella en la oración,
para agradecerle o para pedir su materna
protección y su celestial ayuda después, quizás,
de haber perdido el camino,
oprimidos
por el dolor o
por la angustia
por las tristes y dolorosas vicisitudes de la vida.
En la serenidad o en la oscuridad de la
existencia, nosotros nos dirigimos a María
encomendándonos a su continua intercesión,
para que del Hijo nos obtenga toda gracia y
misericordia necesarias para nuestro peregrinar a
lo largo de los caminos del mundo.
El Sueño de Don Bosco sobre la Iglesia y los Dos Pilares que la Sostienen (nº 39, de los 159 sueños –revelaciones de Dios- del Santo).http://bibliaytradicion.wordpress.com/inquisicion/los-suenos-de-san-juan-bosco-indice/los-suenos-de-san-juan-bosco-1-al-40/#39
A Aquel que rige el mundo
y tiene en su mano los destinos del universo
nosotros nos dirigimos confiados,
por medio de la Virgen María.
A Ella, desde hace siglos,
se la invoca como celestial Reina de los cielos;
ocho veces, después de la oración del santo
Rosario,
se le implora en las letanías lauretanas como Reina
de los Ángeles, de los Patriarcas, de los Profetas, de
los Apóstoles, de los Mártires, de los Confesores, de
las Vírgenes, de todos los Santos y de las Familias.
Situación de las cúpulas pintadas por Goya y sus cuñados
Francisco y Ramón Bayeu, de la basílica de Nuestra Señora del
Pilaren la Basílica del Pilar de Zaragoza, España.
La protagonista de la cúpula es la Virgen porque la basílica está
bajo su advocación y lo mismo ocurre con el programa pictórico
de la decoración de las cúpulas que le fue encargado a Bayeu, en
donde además aparece María como Regina angelorum (reina de
los ángeles), Regina sanctorum omnium (reina de todos los
santos), Regina apostolorum (de los apóstoles) las tres obra de
Francisco Bayeu; Regina virginum (de las vírgenes), Regina patriarcharum (de los patriarcas) las dos obra de Ramón Bayeu;
Regina prophetarum (de los profetas, obra de Francisco Bayeu) y
Regina Confessorum (de los confesores, obra de Ramón Bayeu).
Ver:
http://www.lasalle.es/santanderapuntes/arte/neoclasico/pintura/g
oya/goya_el_pilar_cupula_regina_martirum.htm
El ritmo de estas antiguas invocaciones y oraciones diarias como el Salve Regina,
nos ayudan a comprender que la Virgen Santa,
cual Madre nuestra junto al Hijo Jesús en la gloria del Cielo,
está siempre con nosotros,
en el desarrollo cotidiano de nuestra vida.
Por lo tanto el Título de Reina es un título de confianza, de alegría de amor.
Sabemos que Aquella que tiene en sus manos, en parte, la suerte del mundo es buena, nos ama y nos
ayuda en nuestras dificultades.
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida y dulzura y esperanza nuestra:
Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados hijos de Eva;
a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de
lágrimas.
Ea, pues, Señora abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos y,
después de este destierro, muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clementísima! ¡oh piadosa! ¡oh dulce Virgen María!
V. Ruega por nosotros santa Madre de Dios,
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de
nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Salve Regina
Queridos amigos, la devoción a la Virgen es un
elemento importante de la vida espiritual.
En nuestra oración no dejemos de dirigirnos
confiados a Ella.
María no dejará de interceder por nosotros ante su
Hijo.
Mirándola, imitemos la fe,
disponibilidad plena al proyecto de amor de
Dios, la generosa acogida de Jesús.
Aprendamos a vivir, siguiendo el ejemplo de María.
Es la Reina del cielo cerca de Dios,
pero también es la madre cercana a cada uno de
nosotros,
que nos ama y escucha nuestra voz.
Gracias por vuestra atención.
(El Papa ha dicho en español:)
Saludo cordialmente a los peregrinos
de lengua española,
en particular al grupo de la Basílica de
Nuestra Señora del Socorro, de Aspe,
así como a los provenientes de
España, México y otros países
latinoamericanos.
Invito a todos,
a encomendar nuestras súplicas a la
intercesión de la Santísima Virgen,
que hoy invocamos como Reina,
pues la Madre del Rey de Reyes no
dejará de presentar nuestra oración
confiada al corazón de su divino Hijo,
ni de velar por nosotros en nuestro
peregrinaje terreno.
Que Dios os bendiga.Más:
http://www.franciscanos.org/enciclopedia/indulgencia.htm y
http://www.fratefrancesco.org/asis/45.porc.htm