bendecida

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Bendecida: Si fue la primera mirada la que me llevó a ti, bendigo ese día. Esa mirada que sin querer ser, es guía. La que vale cuando en la oscuridad, siguiendo algún ritmo extraño y frenético, preguntas una y otra vez – ¿acaso esto ya lo enseñan las madres?- Aquella… que en la caída aligera mi alma como a una bocanada de humo azul, y me asciende. Cuando agotada… dudo si recuperaré a tiempo la cordura mínima que me permita rectificar el camino que sé que me conduce directa hacia una fosa común, de la mano de aislados, precipitándonos en ella cosidos a preguntas. Sin tus besos, amargo y agrio es el sabor de la noche. En estado de abandono me pregunté una y otra vez… ¿cuál será el día en que inicie el retorno? Ahora, aún con el tiempo no acabado, me estorba la memoria, quiero olvidar y no quiero. Los sentidos me distraen y me cuentan que mis sentimientos se equivocan. Vi mi vida flotando, olvidada del peso de nuestros cuerpos, sumergida y arrullada en las aguas de la certeza de tus palabras. Nos hicimos la promesa de hundirnos algún día en las aguas de Pokara, y ahogar en ellas toda sombra del pasado, sabiendo que “el perfume que emane del sexo apasionado se fundirá para siempre en un nuevo grito”, alarido de vida, sentimiento del presente vivido. ¿Qué me conduce a tal promesa? ¿Qué se interpone y me muestra otros caminos nunca recorridos? Voces en

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Page 1: Bendecida

Bendecida:

Si fue la primera mirada la que me llevó a ti, bendigo ese día. Esa mirada que sin querer ser, es guía. La que vale cuando en la oscuridad, siguiendo algún ritmo extraño y frenético, preguntas una y otra vez – ¿acaso esto ya lo enseñan las madres?- Aquella… que en la caída aligera mi alma como a una bocanada de humo azul, y me asciende. Cuando agotada… dudo si recuperaré a tiempo la cordura mínima que me permita rectificar el camino que sé que me conduce directa hacia una fosa común, de la mano de aislados, precipitándonos en ella cosidos a preguntas.

Sin tus besos, amargo y agrio es el sabor de la noche. En estado de abandono me pregunté una y otra vez… ¿cuál será el día en que inicie el retorno? Ahora, aún con el tiempo no acabado, me estorba la memoria, quiero olvidar y no quiero. Los sentidos me distraen y me cuentan que mis sentimientos se equivocan.

Vi mi vida flotando, olvidada del peso de nuestros cuerpos, sumergida y arrullada en las aguas de la certeza de tus palabras. Nos hicimos la promesa de hundirnos algún día en las aguas de Pokara, y ahogar en ellas toda sombra del pasado, sabiendo que “el perfume que emane del sexo apasionado se fundirá para siempre en un nuevo grito”, alarido de vida, sentimiento del presente vivido.

¿Qué me conduce a tal promesa? ¿Qué se interpone y me muestra otros caminos nunca recorridos? Voces en las que he confiado, aun con palabras prohibidas que en los labios quedaron, y que a veces escaparon componiendo compases enlazados con hilos de susurros muy finos. ¿Por qué de ellos huyo como un fugitivo? De nuevo bendigo tu mirada y tus palabras. Amansas el oleaje de sentimientos encontrados que fluyen salvajes y rompen contra mis venas. Purificas el aire que entra en ellas y más tarde, cuando es la noche la que gobierna, en mi alma rebrotan rápidos de lava incontrolada y de las brasas… la luz de una nueva constelación ilumina al mundo perecedero.

Te sueño, y en mis sueños te oigo cantar -… enjaularé mi corazón entre tus huesos… bendecida… Eras verano y mil tormentas… la chispa adecuada… - Tu voz lejana se vuelve cercana a ritmo acompasado, crece con vértigo… y en mi mente, en un instante explotan notas y coros que se muestran por

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momentos más nítidas ¿Cuál fue la causa? ¿Qué es eso…que de lo más hondo de mi alma surge hirviente mezclando voces y palabras? ¿fortuna o ruina? ¿Y una vez más… alzo el vuelo, y busco mi destino por encima de la tierra. Me hallo perdida en la infancia, y busco sin tregua esas palabras que me ayuden a llegar al mundo perecedero.

Bendecida fui por tus palabras y esa… esa fue la causa de mi fortuna. Y también me pregunto ¿y aquel sueño… fue sólo algo que vivimos en nuestro mundo perecedero, limitado por aquello que quizás no me han consentido? ¿Será más tarde el motivo de mi ruina? Y de nuevo, hasta lo más alto el halcón alza libre el vuelo ¡sin importarle… fortunas o ruinas!

En la orilla de Pokara ahora busco instalar un Tipi entre tus huesos. Adornado con tu mirada, empapado de sabias palabras, impregnado de increíbles voces y sonidos. Dará cobijo a ese algo desconocido que desde hace tanto tiempo espero, que a veces está tan cerca y otras tan lejos, a ese mundo que creí que no era, porque creí que no era mi estilo, y al que aprendí a conocer y quererlo.

“En las aguas de Pokara despertarás cuando abandones tu sueño y no sabrás que has muerto” escuchaba mientras dormía. Desperté empapada de fortuna y ruina, con la sangre ardiendo, sin querer abandonar ese mundo perecedero, donde los gusanos que siempre están hambrientos se hartan allí… en las fértiles aguas de su laguna. Un Tipi inundado de todo y nada nos cobijaba. Occidente y un oriente que no cree en el sarcasmo que antaño nos gobernó. En las aguas de Pokara soy halcón mojado y tu… quizás tu seas el león domado y “el perfume que emane del sexo apasionado se fundirá para siempre en un nuevo grito deseado”