bauman sociología

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(..' '¿* " ---'QuUwl,u¡-\,t -*é- I . ..: INITTODUCCIOI.I: SOCIOL(IGIA ¿PARA QUtr? , ''....,|. ,, ' ¡ -, j.-i ,. i-'i i,: ..f ¡ .' i .'J t:J i 8833'7 Se pr-rede concebir la sociología de diversas maneras. La más sinple consisl,e en pensar en una larga eslanl.ería repleLa de librós. Todos los libros llevan 1a palabra "sociología" en el líluio, e} subtíLuio o el ír'rdice (y por eso el biblio[ec¿rrio los colocó juntos en esos esbant,es), Los libros consignan los nonbres de sus autores, que se aulodenourinali soció1ogos (es decir, denlro de su conclición cie invesLigadores o docenles se ios c¿rlifica oilcialmenLe cie soció- logos)..A1 pensar en estos libros y sus auLorcs uno piensa en e1 cucrpo dc co¡gg¡griento-que se aculnLrlú dur'¿llLe ios muchos años ffáTG¡ñ:ñA;;Te.de qú'sc piensa )'se practica Ia sociologia' Y piensa larnbién que en sociología hay urra snerte de tlaciición que iurnplir., '. cierto volulteit de i'for'ración que lodos,los recién llegádos a1 campo -ya sea que quiera' p'ercl.icar'1ii sociología o que sól-o prelendan indagar 1o que eila les ofrece- deben primero cons,"irlir', digerii", iricorporar. O nejor aun, pensanos en la socioiogía de ltt-r modo que incluye e1 consiant.e flujo de iecién llegaclos (ciespués de lodo, conslanl,entente se aglegan libros a los esLanles): pensamos en cila colllo Llna activiciad permar-ientq'Yna 1,..o...,1rucií,u cont.inli¿i. uiia cottsLanle ve¡ificación del caudal de sLl;icLui.ía recibic.la co¡rfu'c¡nlá¡doia con las cxperiencias nuevas, un incLeluenl.o coltsL¿tutc clcl. conocimielllo acllnlulado y su modifica- ción en ci proces,;. Est,a tuanel'a ,Jt: pettsar acerca de i¿r sociología parece naturaL y ttitvi¿r. llS así como respondetlos espontánear¡eilte a cualquier 1:regur.rlit ciel tipo "ZQué e:j tlll X?". Si nos pl'egullLa1l,-pol ejemplo, ;¿,Qile cs L'r lcó^" scñli¿it-t.tcis coll el dcdo cicternri¡'rado ariimal, en lir jauiri .ic,l zoolóqico, c. una fbtogr:rfía,-en u'r dibujo. Y'' si uira

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Introducción sociología Bauman

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INITTODUCCIOI.I:SOCIOL(IGIA ¿PARA QUtr?

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¡ .' i .'J t:J i 8833'7

Se pr-rede concebir la sociología de diversas maneras. La mássinple consisl,e en pensar en una larga eslanl.ería repleLa de

librós. Todos los libros llevan 1a palabra "sociología" en el líluio, e}

subtíLuio o el ír'rdice (y por eso el biblio[ec¿rrio los colocó juntos enesos esbant,es), Los libros consignan los nonbres de sus autores,que se aulodenourinali soció1ogos (es decir, denlro de su conclicióncie invesLigadores o docenles se ios c¿rlifica oilcialmenLe cie soció-logos)..A1 pensar en estos libros y sus auLorcs uno piensa en e1

cucrpo dc co¡gg¡griento-que se aculnLrlú dur'¿llLe ios muchos añosffáTG¡ñ:ñA;;Te.de qú'sc piensa )'se practica Ia sociologia' Ypiensa larnbién que en sociología hay urra snerte de tlaciición que

iurnplir., '. cierto volulteit de i'for'ración que lodos,los reciénllegádos a1 campo -ya sea que quiera' p'ercl.icar'1ii sociología o que

sól-o prelendan indagar 1o que eila les ofrece- deben primerocons,"irlir', digerii", iricorporar. O nejor aun, pensanos en lasocioiogía de ltt-r modo que incluye e1 consiant.e flujo de ieciénllegaclos (ciespués de lodo, conslanl,entente se aglegan libros a los

esLanles): pensamos en cila colllo Llna activiciad permar-ientq'Yna

1,..o...,1rucií,u cont.inli¿i. uiia cottsLanle ve¡ificación del caudal de

sLl;icLui.ía recibic.la co¡rfu'c¡nlá¡doia con las cxperiencias nuevas, unincLeluenl.o coltsL¿tutc clcl. conocimielllo acllnlulado y su modifica-ción en ci proces,;.

Est,a tuanel'a ,Jt: pettsar acerca de i¿r sociología parece naturaL yttitvi¿r. llS así como respondetlos espontánear¡eilte a cualquier

1:regur.rlit ciel tipo "ZQué e:j tlll X?". Si nos pl'egullLa1l,-pol ejemplo,;¿,Qile cs L'r lcó^" scñli¿it-t.tcis coll el dcdo cicternri¡'rado ariimal, en

lir jauiri .ic,l zoolóqico, c. una fbtogr:rfía,-en u'r dibujo. Y'' si uira

p€rsona que no habla nuestro idioma nos pregunta "¿Qué es uniápiz?"sacamos del bolsiilo el objeto en cuestión y se .lo mostramos.Sn ambos casos buscamcs y señalamos un vÍ¡tculo entre ciertapalabreycierto abjeto. Consideramos que las palabras se refierena objeüos, representan objer,os; cada palabra nos remite a determi-nado.objeto, ya sea un anirnal o un instrumento para escribir.Encontrar el objeto a que la palabra se refiere (es decir, encontrarel refeiente de la palabra) es una respuesta convenienle y correctapara n¡igstra primera pregunta. Una vez obtenida esla respuestaya sécúnso usar una paiabra que hasta entonces me era descono-cida; s{cob referencia a qué, en conexión con qué, en qué condicio-nes delgusarla. El tipo de respuesta de que estamos h:iblando meenseñárúlrecisamente esto: cémo usar una palabra dada.

Pero.la respuesta no me brinda conocimienLo algunl acerca Celobjetoii¡-nisrno, del que ¡ne han señalado como refe:renLe Ce iapalabfasobre fl¡ cual pregunté. Sóio sé qué aspecto tie¡re el objeto,de modo que en el futuro podré reconocerlo como el oi:jeto que lapalabra reprei;enta" Así, lo que el método de señaiar con el dedopuede enseña¡me tiene lí¡nites, y bastante estrecho-.. Habiendoclescubierto a qué objeto se refiere la palabra, probabi,:mente mesentiré impulsado a seguir preguntando: "¿De qué rno,lo es pecu-liar este objeto? ¿De qué r¡]anera. se diferencia de ol¡os objelos,como para gue se justifique referirse a él con determinado nom-i:re?". Esto es un ieón. Pero esto no es un Ligre. Est.o r:s urt 1ápiz.Pero esto no es una lapicera. Si llamar ieón a este animal esccrrecüo, pero llamarlo iigre no io es, debe haber algo que los leonestienen y los tigres no tienen (ese algo hace que los icc:res se¿tr¡ loque los tigres no son). Debe haber alguna diferencta que scpara alos leones de los tigres. Sólo descubriendo esta drferencia podenir"rssaber lo que soi: ¡ealmente los leones, como algo disiinio cle saberqrié objeto reFre:ri?nta la palabra "león".

Y, por lo tanlo, no podeilos estar totalmenLe satisfechos co¡rnuestra respuesLa preliminar a la pregunla acerca Ct la sccioio-gía. Necesitamos pensar nás. Hemos aceptado que ia palabra"sociología" re¡iresenta delerminado cuerpo de conc',i-¡¡¡ie¡!-o -y¿i¿¡mgfu g[q;-!rse,IlSl¡?e;1*qgkg-q¡ssI¡krl:Lgyái-Ñi,,"ot'e".'pclo incrementan; y ahora debemos formularnos más preguntasacerca de ese conocimiento y esas prácticas. ¿Qué hay en ellos quelos hace claramente "sociológicos"? ¿Qué es lo que ios hace diferen-tes de otros cuerpos de conocimiento y de otras prácbicas ie:producción y utilización de I conocimiento?

Por cierto, lo,primero que descubrimos al observar los eslanlesde la biblioteca l}enos de libros de sociología es que es,:¡s esbantes

I

.:sLán rodeados por otI Crs, y que los libros de esos otrosrbstantes no

sr.rn de "sociología". Bn ia mayoría de las bibliotecas universitariasCescubriríamos, probablemente, que ios vecinos más próximosson los eslantes que lievan las siguientes etiquetas: "his!qE3","rie¡rcias p.gl!,igAs", "49-t--"*4o, "poli,ti¡:a 1c^c.1u1","-99o¡9lgía"' Segu-r¡ñlcnlé'los biblioLecarios que dispusieron los estantes pensaronque para los Iectores sería cómodo y conveniente que estuvieraniu..á. Dieron por senLado (o así podemos suponerio) que Ios

lectores que revisaran los estanbes de sociología buscarían, en

algún monretllo, un libro ubicado, por ejemplo, en los estantes de

hiiboria o de ciencias políticas y que esto podría suceder con más

lrecuencia que Ia búsqueda de mal.eria, digamos, de física o de

ingeniería mecánica. En otras palabras, los biblioteca¡ios habríansupuesto que la materia "sociología" está de algún modo máspróxima a los cuerpos de conocimiento liamados "ciencias políti-óas" o "economía" y quizá fambién que 1a diferencia entre los libroscle sociologra y los libros colocados en su vecindad inmediata es

lrenos pronunciada, Lajani.e y tel'minante que las diferenciasen1,re la sociologÍa Y, Por ejemplo, la medicina o ia química.

Ya sea que estos pensamientos hayan cruzado por su mente o

no, los bibiiotecarios actuaron correctamente. Los cuerpos de

ccnocirn-iento que ubicamn cerca tienen mucho en común' Todoscllos se ocupan del mundo hecho por e} hombre: de la parte deln'iundo, o del as¡"lecto del ntundo, que lleva ia huella de la activi-claci humarla, que no exisLiría si no fuera por las acciones de losseres Lrumanos. Historia, derecho, econon-lía, ciencias políticas,sor:iología, todos esos cuerpos de conocimiento discuten las accio-ii¡:s hrrnranas y sus consecuencias. 'lienen mucho en común concllirs, y por esla razón es correcto agruparlos. Pero si todos estoscuerpos de ccnocimiento exploran el mismo territorio, ¿qué es 1o

c¡ue ios separa? ¿Cuál es "esa diferencia que hace la dif'erencia", lat¡ue jusliñca la división y lo-s rrombres diferentes? ¿En qué nosbasamos para af,rrrnar que, independienLemente de las similitu-cies, los lerrenos y ios intereses comunes, la historia no es sociolo-gía, J, la socioiogra no es ciencias políticas?

Espontáneamente nos sentimos impulsados a dar una respues-t.a simple; lq,Ldfyf9tat',es entre los diversoq-gllerpos de conocimien-t o ¿ eb-en - idflejár iásGttr ¡i n e s d"óT in üñc[o qu e ]ñ?éStisa n. Lá süüóiüs humánas,-ó-los ñpé'ótós?t-IáláóóiAnes"numanalralne-ren entre sí; y las divisiones entre cuerpos de conocimientosimplemente toman conocimiento de este hecho. AsÍ, estaremostentados de decir que la historia trata de las acciones que tuvieronlugar en ei pasado y sólo de eso, mientras que la sociología se

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concentra crt 1as accioltcs ¿tcluaics o r: n las cLrelidii(iirs gcllci'¿ilcs (i('

las accioltcs qLle lto can:biau con el |iettipo. La an tri.'1;oiogí1, pur strparte, nos ]rabl¿r de las acciones hr-iluanas eu socjetiedes dist,uritr--r¡en el espacio y diferenbe s de l¿r nuestla, urient¡asr que ia sociololt L't

centra su alención en las acciones que Lienen 1u¡iar etr ntteslrasociedad (sea 1o que f ucre 1o que csa expresión sigr,ifique) o erl l¡¡saspectos de ia acción que no varían de una socieclad a olra. I-n 'ilcaso de otros pirrictrles celcanos cic la sociciloi;ía, lit lcs¡rucsLl"obvia" sLre le scr menos obvia, pero siernpre pociettios intenL¿tllo.Veamos: i¿rs cicncias lrolíticas exanit.t¿ul principlrlntenlc la.s ¿rcci,r-nes que se lefleren al poder y al gobierno; la ecotlotlía se ocr-ipii cic

las acciones vinculadas con el uso de ios recursos -l Ia produccirinydistribución de producbos; al derecho le interesan ias normas quc:

rigen el courl:ortamiento hullano y 1a lttanera en quij tales nortuasse formr"rlan, se hacen obiigatorias y se ponen en vigot'... Nosdamos cuerita entonces de que si. sigui.érarnos razonando asÍ uosverÍarnos obligados a deducir que la sociología es una suerte dediscipiina resiclual, que se alimenba de 1o que las otlas descuidan.Mientras más rnaterial pusieron las otras discipiinas bajo susnricroscopios, nlcrlos fue quedando para los socióiogos; cott.to si"allá afue¡¡r", e n el mundo hurnano, hr-rbiera un nú¡rero limil¿rclode hechos que esperan ser divididos y agi'upados, según su na-turaieza ii-itrínseca, por ramas especiaiizadas de la investigaciór-'.

La desventaja de esLa respuesta "obvia" a nuestra plegunta csque, tai c<-lnro la nrayor'Ía de ias creencia.s que se nos :,iparccell cotrloobvias y evidcr.rl,emenle verdaderas, sólo sigue siendo obvia si t-ros

abstenemos de exanrinar aLenlatnente los supuestos que debernosasumir para aceptarla. Trafernos, entonces, de desandar i¿rs

etapas pol las que llegamos a considerar que lllle.:tra respucslrlera obvia.

¿De dónde sacan-ros la idea de que las accionei; hurr.aias sedividen en ciello número de tipos diferen¡es? Delliecho de qr-re se

las ha cl¿rsiñcado de esa rllanera y de que a cacla :,irch.iv.¡ do cs¿i

clasificación se le ha asignado un nombre dil'erente (de modo quesepamos cuándo habiar de política, cuándo de econ,,rnía y cuzindode cuestiones legales; y lo que encontraremos en caiia lugar'); y d c1

hecho de que existen grupos de personas experta:i, inforrnadir:s,creíbles y confiabies, que afirlnan lener derechos exclusivos Irar-ilestudiar, dar una opinión válida y orientar respccbo de ciertostipos de acciones, si bien no respecto de otros. i)elo llevemosnuestra indagación un paso más adela¡rte; ¿cómo -c;lbenos lo qLtc

es el mundo humano "en sí misno", es decir, antcs de que se lo,

haya dividido en econon'Lía, política o socioiogía, e i:rdependienl"c-

t0

n)criLc clc t.al divrsrón'i Sirl ciucla alguna, llo io hemos descubierlo

gracias a nuestra experiencia vital' No vivimos ahora en política'

áospués én ecotlonríi,; ,to pusort,os cle la sociología a la antropolo-

gio'r,-,onao viajamos'cie ir-rglaterra a América dei Sur' ni de ia

iiistoria a h sóciología cuádo Lenemos.más edad' Si podemos

;;;;;;; t"ü. áo*i"io. u' nuestra experiencia, si pod.emos decir

qrie esta acciótt, aquí y altora, pert enece a 1a política, mientrasque'otra tie¡le carácber económico, es sólo porque nos han ensenaoo a.

hacer esas distlnciones de anlemano. Por lo tanto, no conocemos'

e1 lnundo eu sí sino lo que hacernos con el mundo; estamós

po,,i"r',an en práctica, po. u.i decir, nuestra imagen d"l Tq"{glTmodelo prolijarnent'e construido con los bloques que nos bnnctaron

ci lenguaje y nuestra formación.- E,.".o.r"óuencia, podemos muy bien decir que las diferencias

entre las disciplinas académicas no reflejan la división natural del

"i""¿" hu.,rairo. Es, por el contrario, la división del trabajo entreios acadénicos que se ocupan de las acciones humanas (una

álui.iOt, respaldacla y reforiada por la mutua separación de los

respecbivoS óxpertosiy por los deiechos exclusivos que tiene cada

g.upo para decidir 1o qúe perienece y lo-que no pertenece al área

ñ""'"ili,. rigen) lo que se proyecba sobre el mapa mentll de,l gundoÉun-,ano que 1levan-ros en nuestras mentes y despues desp.tegamos

cn nucsbi'os acLos. Es esa clivisión del trabajo la que {q,.-qggest ruc|urc aI nrundóñqué ffiirles::Ed óonséCúéitíliGi quere-

-* aa;aa; ntiasÉo ññÉrioJ descubrir la ubicación secreta de

"esa diferencia que hace la diferencia", será-mejor que obseryemos

t"* pra.tl.us de ias disciplinas mismas, de las que al principiopeI-ri""i"t que reflejaban, modestamc;nte, la estructura laturaiüel m'ndo.

^Tal vez inpo'gamos ahora que son estas prácbicas 1as

que difieren entre sí y qu" li hay utr" reflexión, elia va en un sentido

exacf¿rn-renle opueslo al que habíamos creÍdo.

ln" qr¿ diñe¡en las prácticas de las diversas ramas de estudio?

En"prirrier lugar, hay muy poca -o ninguna- diferencia entre sus

actiiu,Ces hac]a Ío qúe seieócionan como objeto de estudio. Todas

Jurlo.o.r que obedlcen las mismas reglas de conduqta euando

tratan con sus respectivos objetos. Todas se esfuerzan por reunir'iod os ios heclns reievanbes; todas tratan de asegurarse de que sus

hechos son correctos, de que han sido veriñcados unay otra vez yá" q,r", por tant o, 1a información acerca de ellos es confiable; todas

tratan'áe formuiar sus propuestas acerca de los hechos de modo

tal que se 1as pueda entendér claramente y sin ambigüedades y se

las pueda confrontar con la evidencia de 1a_que afirman derivar,y tambien corr cualquier evidencia que pueda surgir en el futuro;

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todas tratar¡ de vacial pr"cviamentc o dc ciirrinar li:s collt,radrcci,-nes entre las propuestas que hacen o sosl,ienen, iier urocio rlrr nohacer en ningún caso dos propuesbas que no pucdan ser verci¿rdc-ras al mismo tiempo. E¡r resurnen, bodas traLan cie e star- a la ailur ade lo que pronreten; r,ratan de oblener y presentar sus resultadosde una manera responsable (es decir, dé la ¡nanela que, se cree,lleva a la uerdad). Y están preparadas para ser.cril.ic¿irias -y pararetractarse de sus afirniaciones- si no lo hacen. AsÍ que no hirydiferencia aiguna en cón-¡o la tarea de los expertos y su-marr:a -lr.rresponsabilidad académica- se entienden y se practie an. y proba-blemente tampoco podríamos encontrar uná difete.rcia en iamayorla de los otros aspectos de las prácticas de la er.udición.To{as las personas reco¡rocidas como'expertos, o que af¡rmanserlg,, parecon desplegar estrategias similares'pu"L recoger yproe,ixar sus hechos: observan las cosas que estudian ya en * t e-bitai natural (por ejemplo, a los seres ñ,r*urro, en-su vida co-tiügra"norlnal" en el hogar, en público, en sus lugares de trabajo9-espgrcimiento) ya en condiciones experimentalei especialmenteideadas y rigurosamente controladás (cuando, por'ejemplo, seobsefvqn las reacciones humana.gen entornos diseñados delibera-danúiinüe; ose insta a las p"rronár u ruuponderaciertar p.utu"tuu,destinadas a eliminar toda interferencia indeseable);i a lá inver-sa,

!_os hechos que eligen son las evidencias registraáás Ju oU""r-vaciones similares hechas en el pasado (por ejemplo, regis[rosparroquiales, datos de censos, aichivos poti.iituoi. y toí* to,acadénricos cornparten las mismas reglas generales de la lógicapara ext-raer y convalidar (o invalidar) las conclusi,Jnes que sedesprenden de los hechos que reunieron y veilicaror:.

Pare-cería, porlo tanto, que nuestra última esperan;a de encon-trar Ia buscada "diferencia que hace la diferencia" esiuviera e¡r eltipo de preguntas típicas de cada rama de la investi*.¡ación -pre-guntas que determi¡an los puntos de vista 1¡erspecti.;Lar ror:Ái¿i-

-gg.f) desde los que ias acciones humana-s-són*doliiómpiá¿ag;-é-ifloradas y descriptas por los académicos pertenecientés a lasdiferentes disciplinas -y en lo.sprin'plog_utilizados p:rra ordenarla información generada por ei Cue.*stióh*lrirlento y pri,* orgaaizar-la en un modelo de determinado fragmento o aspecto dJla vidahumirna.

. Eni.una-primera aproximación muy burda, la economía, porejemplo, observaría principalmente ia relación entre los.o"io" ylos efectos de la acción humana. Probablemente contemplaría iiacciónhumanadesde elpunto devista del managemeni d¿ escasos ,,recursos al que los aTlillcs !-uTeiéñ-acceder para u:;ario en su

,'L2 ', ''

ircrir.:Íicio. i)c ruotlo tlrrc vcr'Írr llts l'criltcioncs ctilt't: ltis aclorcs cotlro

¿tsl;ccLos cle l¿r creacióll .l'cl i¡iLcl'carllLlio dc bicncs y servicios,lcrlullicir,s ltol lu ofcltl y la cic'uranda. Y llnalllrclltc ortlcn¿¡ría sus¡r.s¡-rlL¿rc.lr-¡s p¿r.r constllrir un rnr¡cielcl rlel ploccso por el qtle se(il'{ri-lli, rii:Licncu y riisLlibu.ycn }os rccursos ctrLlc divcrsas demau-cl¿s. La ciencia polílica, poi oLro lado, se inleresaría sobre todo en

aquei as¡recto de la acción humana que rnodifica la conducta realt, plevisii:le cle oi,ros aclores o es nrodificada por ella, impaclo éslec:sllrciiacio por lo get'rcral con el nombrc de "podcr" o "influencia".(-i9¡sicl,:rarÍa l¿rs accio¡lcs Itulri¿r¡las dcsdc cl purrLo, dc visLa dc laasi¡retría de tal poder y la influencia: en la interacci.ón, algunosactores resuitan modificados rnás profundamenLe que otros. Pro-bablemcnte organizaría sus conclusiones alrededor de c9¡999!ostales corno poáet, dominación, autoridad, etc., que sé'Terei?ñLodos a ]a diferenciación de las posibilidades de obtener lo que laspartes de la relación buscan'

Estad preocupaciones de la economía y de la ciencia polÍtica(tanto como los intereses dei resto de ias ciencias humanas) no sonen.modo alguno ajenas a la sociología. Lc¡ descubrimos al hojearcualquier bibliografía recomendada para estudiantes de sociolo-gÍa: eia lista de libros contendrá, sin duda, algunas obras escritas

i por estudiosos que se autodenominan historiadores, cientistaspolíticos o arttropólogos, y son reconocidos como taies. Y sinónibargo-!t ;gglgl"gg-i*, al igual quc otras ran'las de ios estudioss o c i a I ei, üiüi e i u iir óFi a p e r s p e c ti v a co g n i f i v a, s u. p-r9 p-1-qj=gi e- ! 9p re g u n t aS

"

ii"a ra i riil á-g ái=éñ-Ias eóóióñ ósñü ñ-a n as, v t ámETé r.I-sür ,, ,i'i.-. \ \,¡lopn-^b?Iérí1{e_g1i_r19ipils-de-.ret9{p-RtEgig } . ''.. ¡-"i : -":., 1r-:t*fonro-üñTiiffiró;u¡nen ten[alivo póiliíamos decir que lo que

identifica a ia sociologÍa y le otorga su rasgo distiniivo es ei hábito'' de considerar Ias acciones humanas como eleme¡úos de elaboracio'

nes mcis antplias, es decir, de una tiisposición no aleatoria de los¿ict,ores, que se encuenLran aprisionados ell una red de dependen't:iq. ¡nuiua (siendo la dcpendencia un est¿rdo en el que la probabi-lidarl de que se realice ia acción y la posibilidad de su éxibo cambiane¡r relación con 1o que los acbores son, hacen o pueden hacer). Lossociólogos se preguntarían qué consecuencias tendría esta inter-

- ciependencia para el comportamiento ¡eal y posible de los actoreshurna¡ros. Estos intereses I¡roldean el objeto de Ia indagaciónsc,ciológica: eiaboraciones, redes de dependencia mutua, condicio-namiento recÍproco de la acción, expansión o limilación de lalibcrlad de los acbores: ésas son las preocupaciones más importan-tes de ia sociología. Los act,ores individuales, como ustedes o yo,son considerados por ios estudios sociológicos en su condición de

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'j' r' Lr rt. 't..r ){- i ¡a;li*.,\ t!! \a. r. r, l,{r,,I \ .: ;

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uniciades, r:riembros o socios dentro de un¿L ¡ rd rl,- intr.r'clt'1-rr'ilri,tl-cia. PodrÍan-ros decir que la pregunLa ce,rL,lál Jc la .oA;iucñ-¡-s"léñqué

senticlo tiene impoit,añcia qLle, en c:ri;,rlquier' i'ru., r.i..,,.,

hagan o puedan hacer, las personas deper-rdan dil obras per.soll¿1:!;en qué sentido liene importancia que vivari sien¡rre (y no pr_redenevitarlo) en coutpañía de, en cornunicación, en inlercan-rbio, cir'competeur:ia, en cooperación co¡r otros scrcs llul"llanos'i Ds cs1.r:tipo de pregunta (y no un cor-rjr-rnbo aislado cle pt,rrsonas o irechosseleccionados a los flnes del cst,udio, r'ri l.arnpt,co una sclic cicr

acciones huma¡ras desco¡rocidas ltor olras líneas de invcstigacr(jli )

lo que constituye el dominio de la discusión socioiógisn -,,'dsfinc rr

la sociología conto una tama relaLivartenlc a¡-rt,r.rnoulu cle l¿isciencias humanas y sociales. La sociología, podríamos ent,o¡rccsdeducir, cs en primer lugar y sobre tocio, una rnanera cle pensrir.acerca dc.l mundo humano; cn principio, Llno ¡todría Larullicupensar acelca del t¡rislno mundo de dif'erentes tltaneras.

Enfre esas diferent.es lbrmas, de las que la mitnera de penslrrsociológica se diferencia, ocupa un lugar muy es¡,:¡rsi¿i el llamaclosentido contú¡t. Pero ias relaciones de la sociolo gí.a -quizá má.s q uelas de otras lar:ras del conocimiento- con cl si¿ni.ido conrún (eseconocinienLo rico pero desorganizado, asist,enátii:o y con fi.ecucr.r-cia inarticulado e inefabie de que nos valemos lJai.a el diario oflciode vivir) estírn llena.s de problemas decisivos par-rt .sLl rral,u¡aiez¿ry su prácl.ica.

En realidad, pocas son las cie¡rcias a las que afr.,cLa la expresiú;rde su ¡elación con el sentido común; 1a mayt:'ía ni siquiereadvierle que el sentido común existe, y menos eún que pucdcsignificar un problerla. Casi todas las ciencias se defineir a símismas en fu¡rción de límiles que las separan de o puenles que lasvinculan con las otras ciencias, es decir, óon 1íneas iie inves.rigacicl'tan sisbern¿ilicas y respetables couro ellas mis¡nas. No cl.ecrlconrpartir con el scltlido común un te¡r.eno lo -q,_rficiencententeanrplio conlo p¿lra preocLrparse por trazar lílni¡,cs o constrrulr.puentes. Y debemos admitir que esa indiferencia se justifica. Jtilsentido conrún no tiene prácticamente nada qr.re dei:ir acerca cje la.scuestioncs de las que hablan la física, la quírnicil, ia astronontí¡r ola geología (y si algo dice sobre tales cuesliones. sóli¡ puerle hacerloporgentileza de las otlas ciencias, en la medida en {lue ésias se l,tsarregian para que sus recónditas conclusiones resuLten ininLelig -bles para los legos). Los temas de la física o la astrotromÍa ra¡a riezaparecen en el campo de visión de los hombres y uiujeres corrier'-tes, en la experiencia cotidiana de personas corrlc usted y vcr. I--.::modo que nosotros, los no experios, )a gente cornrin, ,ro poil"r..,,,,

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lornr¡rrnos urta'.-rltitiiórt ilccl'c¿I cic Luics cuostiollcs' a nlenos que los

cieriLíhcos nrisni's nos ayudet-i (de ¡ccho, nos instruyan)' Los

oirjelos exi,).loracios po| cietlcias colllo las que he ureucionado,,¡ü."."n bóio

",t cvcttLos trtr-ry especialcs, a los que los legos no

L,iLnc.n acceso: e¡ la pa¡laila cie un acele¡ador de cosLo multimillo-iiarto, e¡ 1a lente cle ul-r teiescopio gigantesco, en el extremO de¡naso¡tcla cle trescientos metros de profundidad. Só1o los científicospr"reclen verlo.s y experimentar con eilos; estos objetos y estos

cver,t,os sor'r poscsiót-r rnonopóiica de determinada rama de lacicncia (o irasia cle un grupo selecto cle especiaiistas de ese campo)y no se corrrpar-len connadie que no sea rlienbro de la prOfesión.-Co,llo

so' lós íruicos poseedores de 1a experiencia que provee lanr¿rlc,ria prirua por" iu esluciio, los cienlíficos tienen el controltotal de lo rtlor."tu en que se procesa, analiza e interpreta el¡rateriai. Los prgduclos del procesamient,o tendrán que at-ravesarel exarneji cr'ii.ico cle oLros cienlíficos, pero sólo el de ellos. No

habrán de corrrpetir con la opinión pública, el sentido común o

cualquier otra manifestación en la que pudieran figurar lo-s pqn!-o-s

de viita de los no especialistas; y ello por 1a simple razón de que en"láS cuestiones que ellos estudian y sobre las que se pronuncian no

l-ray opinión pública ni punto de vista de sentido común.' Óo,r ia sociología las cosas son muy diferentes. En los estudiossociológicos no háy equivalentes de los aceleradores enormes ni de

1os radiotelescopios. 'loda 1a experiencia que proporciona ia mate-ria prima po.á los conclusiones de la socioiogía (es decir, el

n-ratórial dague está hecho el conocimiento socioiógico)-es la expe-riencia de 1á gente común en la vida común y coiidiana; unaexperiencia en principio accesible a bodo el mundo, aunque a-Yeces

ilc sea así eu la práctica; una experiencia que, antes {e sercc¡locada bajo 1a lupa cie un sociólogo había sido vivida por alguienmás: un no sociólbgo, una persona no enbrenada en el uso del

lenguaje sociológico, tto acostutnbrada a ver las cosas desde unputrto cle visla socioiógico. A fin de cuentas, lodos vivimos en

ionrparlía de otras persollas e interacLuall-Ios coll los demás. Todosl,ernos aprendiclo muy bien que lo que tenemos depende de lo que

oLras peisonas ha.gan. Todos nosotros hemos atravesado más de

.,,,o..rér, 1a clolorosa experiencia de una ruptura de la comunicacióncol amigos y extraños. Todo aquello de que la sociología-hablaestuvo ya en nuestras vidas. Y así debe ser, puesto que de otroinodo séríamos incapaces de manejar nuestros asuntos' Vivir en

compariía de otras pelsonas requiere una gran cantidad de cono-

cinrient,o;yeSeconocinientose1]ama..sentidocomún',.Sin einbargo, profundamente inmersos en nuestras rutinas,

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casi nunca nos dete ¡rernos para pensar acelca dei s:gnifiear.io cle ioque bemos airavesado; y menos frecuentemen.te aun Lenerlosocasión de cornparar nuestra experienci.a pri.,'ada ci:n el destino rleotros, ocasión de ver lo social enla indiuiriusl,lc' gerterol en ioparticular. Y esto eS pt'ecisamente lo que los sociiiiogos puede--^hacer por nosotros. Esperamos de ellos que nos niuestren cómonuestras biografías inciividuale¡ se entretejen con ia histor.ía cluecompartimos con ¡ruesbros congeneres. Y aun crrar:..:,lo los sociólo,gos no vayan tan lejos, no tienen otro punto cle parlicia que laexperiencia vital de tcdos los días que comparten con usled yconmigo, ese conocimienlo crudo que satura la vid;r cotidiana decada uno de irosoLros. Sólo por esta razón los socióicgos, por n-rásque se hayan esforzado por seguir el ejemplo de ii-'s físicos y iosbiólogos, apartándose del objebo de su estudio (es iiecir, contem-plar mi experiencia vital y, por ejemplo, la dei lector, ccmo unobjeto que está "afuera" y actuar como lo haría un obseruadordesapegado e imparcial); sólo por es ta razón, decíanios, no puedenapartarse completamente de su conocimiento ínbirno de la expe-riencia que tratan de comprender. Por más quc inbenten locontrario, los sociólogos están condenados a permanecer en ¿r.mboslados de la experiencia que prebenden interprete-r: adenLro yafuera al ¡nismo tiempo. (Adviériase con cuánts lrecuencia lossociólogos usan el pronombre personal "nosotros" cuando infor-man sobre sus conclusiones y formulan sus proposiciones genera-les. Ese unúsoLros" representa un "objeto" que incir-:ye a quienesestudian y a quienes son estudiados. ¿Se imagina usled a un físicousando el "nosotros" para referirse a él y a ias ¡noléculas? ¿O a losastrónomos valiéndose de la misma palabra parc. genel.alizaracerca de ellos y las estrellas?)

Todavía hay más que decir acerca de la especial ielación ent,resociología y sentido común. Los fenómenos que los moderrcsffsicos o asl,r'ónomos observan y sobre los que teor.izan se presen-tan en una fo¡ma prísbina e inocente, no procesnda, iibre cieetiquetas, deñniciones prefabricadas e inberpre t,ac¡r:nes previa.s(es decir, con excepción de las interpretacioncs que .iecibier.on cieanüemano de los fisicos que montaron ios ex¡;e:-inrentos ciucprodujeron los fenómenos). Ellos esperan que ei risico o el asl,rónomo les dé nombre, los coloque entre otros f'enómenos y loscombine para formar un todo oráenado: en resum{ln, esperan quelesdenslgniftcado. Pero haypocos, si es que los hay, equiva!.enbessociológicos de fenómenos tan limpios, a los que nuncil anles se ic,shaya dado significado. Todas las acciones e inter;lci:iones hurna-g5-S;r¡i I o s s o ci ó 1 o g o s e-ifT?ñal*Eiñ*i'émid¡ a I Srün

-ño nr51:[y

rde¡nás- ios act,ores mi Slizqdo acerca de eilas, si bien. -..--:-:::l

--'-::'-"

'::4':'-, n f'orrr'ra,v¿gq_¿_Lo_UqUS n cmpezar flrjbsélvarse a ellos urisnros,^ios sociólogos fueron objetos del cono-r-inienlo de scntido común. Los actores han dado ya significado yll¡;,rihcación a fantilias, organizaciones, redes de parentesco,,,,ccindarics, ciudades y aldeas, naciones e iglesias y otias agrupa-,rir,nes ruantenidas ior la interacción humana

-reguiar, y ias

uncal'a,n conscientemenLe como portadoras de taies significados.

*ru_eltl'e'1"Éoli].o_s_sq:tolgL"j_ql-g_tlgt?lg: jgt9:sl*gsssseriIs r^r-uSfitos l)onlDrcsr cl n) lsnlo lengua.le, a1 Ietellrse a esas

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i i d r. u t ) r c r o n e.s,_1¿l qg_!9]]lulg*ggg _19 : j q g r Q l qg q q _pg_g!_ea*qglize r-.sñLá

vá"ñéiteinente carlsáñ por 1¿ñ siñificaAñ-A;dñ Dor eleCüáTlya fiiértunente ggfggdqlgf lqn-.s*ig¡ificadoi dados por elL ó i ) ñIñitü ñ t rñi-s e ¡r L i¿ o cñr iüri ? e Gl; c rs o n a s-. o m u n éS1' c o m o"¿éñoeiñidñt o-?ft e ru i ¿ o ó o;rf ii? e ül; e rs o n a s % o m u né sT.*-:-T*-@

'******:-***'-*usreoes y yo.Por todas eslas razones, la sociología está demasiado íntima-

nrcnLc rclacionacla con cl se¡rt,ido co¡nún como para permitirse esadistante ecuanimidad con que pueden tratarlo otras ciencias,,:o¡no la química o la geoiogÍa. A usted y a mí nos está permitidohablar de interdependencia e interacción humanas, y habiar conaut,oridad. ¿Acaso no las practicamos y experimentamos? Eldiscu¡'so socioiógico es muy abierto: no se invita a todo el mundoa entrar en el campo, pero tampoco existen límites claros nibarreras eficaces. Con fronteras mal defi.nidas, cuya seguridadnoes garantizada de antemano (a diferencia de las ciencias queesludian objetos inaccesibles a 1a experiencia de los iegos), lasoberanía de la sociología sobre el conocimiento social, su derechoa pronurrciarse con autoridad sobre el tema, siempre puede sercueslionada. Por eso, trazar un límite entre el conocimientos ocioló g-ico propi:ime n ñ=tl¡[ffi"!rüsL'mptruar;o cle id eas rocio I óffi i miorrantep;rlrr in identidad dc lu sociología conro cuerpo coheiente decorrocin'¡iento; y por e.so I'rs sociólogos le pr-estan más atención que,,r r,; cientiñcos

l'r.'dr:nros mencionar por lo menos cualro diferencias fundamen-Laies entre las naneras en que la sociología y ei sentido común -miconccinrienLo "crudo" dcl oficio de vivir, por ejemplo, y el de misiire t.ores- abordan el t-ópico quc comparlen: la experiencia humana.

Digamos en prinrer lugar que la sociología (a djferencia delr;e rilido r:onlún) irace un esfuerzo por subordinar-'ie a ias rigurosasreglas deldiscurso responsable,-que supuestame¡rte es un atributocle 1¿r ciencia (ia cie'cia como algo difere'te de otras forrras decoi'rocimiento, noLoriamenLe más relajadas y menas atentamenteaulocoltroladas). Bsto srgnifica que de los sociólogos se espera que

:Liiizar

16

Se preOcu¡-,Cir cspCc.iel¡rrcnt,e por clislitrgtiir - ilc ,,t.,t ,ti¿1¡¡r¡¿1 'lir, t'ir

y.,'isible Irafa cuaiqtiiera- ent,t'e 1as fbrnruilicirlili,rs ctlr.r'r;llofurl,r"lpor ia eviticrtcia disitoniblc y 1as itfir'rn¡rcjOtlcs tl'¡c sÚio ptlc(iirirreiVindic¿rr lr¡ra cottdiciótr de sr-ritosicitirt llrovisiorl,lly llo vct'ilttllt-da. Los suc.';.lu{r.,i dcbuli JbsLHl)erst't-ic lut lr'r-t.iul'"lt''ts riLl- ¡ol- i"

i --l '

suslénLrti:;Jts'is"Ñ-qllg1g5aüünólr lul;iiis,,rtl: 'rr us)"Jrrrrrr'rll.rr. -

m6ñtéñü"il1;i1ol"r* ii sc tratara cjc ciri'iclLrsiorri:s vcriilclrlr,,¡ -r'

qu e im p i i c: r r r I a a ñp liáirerlTC r€ s p c fa"¿r aaLr | ó ñüü ifu-l'r 1-üññ ¿ L

Las reglas dcl cliscr-rrso rc.spotts¿i ble exige n ilLi c t-r ui,:ri t.ro " L¿,'llcl' '_-cs

decir, el I)rocedilllielll,o qLle llcr'ó ¿L las cL;rltrir:sitlilt:s lttlltlr:t y tl rlr'

supuestanictrlc gat'lrrrl,izlt su ct'eciibiliclacl- csle abicrto l Llt) lrx¿r-

mcn púbilco ilirniluci<-r; LúciLrrnicrttr: ¡;c dci¡c irlr,'it¿il a Locic-r r:i ttttttirl'ra repelir las pruebas y a den]osLr.at'-llegado e,r caso--qr-ic llLs

conclusiones son erróneas' E1 discLrrso respolls¿tbi¡: debe vitrcul¡'ir-se también con otras afirtlaciortcrs sobrc stl lr'llli1; ¡1¡ 1;rrt:ci e

simplernente descartar o ignorar o'cras opirlione-q que iraf arr sirloexpresadas, aLtrlque se opongan fuerbemenie a él y seal1, llor cllo,inconvenientes. Se espera que toda vez que se ob-scrven bot-iest;,1 ¡'meticulosamenle 1as reglas del discu¡so respolls¿ible, 1a credibili-dad y en írllima instancia la ulilidad práclica de las conclusioililsse verán nuy favot'ecidas, cuando no tolalnlentrl garanlizaclasNuestra fe en la confiabilidad de las creencias respaidadas por 1a

ciencia se besa, elt gran medida, en la esi)er¿1:tza dc qtlc loscientíficos acatarán las norrnas del discurso lespünsable y cle quela profesión científica etl su conjunbo veiará porqul cacla nlietrlbrcrde ia profesión ¿rsí lo haga, en l,odos los casos..i:ln cuarrLo a loscientíficos, loclos scrialan las virbucies clel disr:u¡so rcspronsablecomo un uLgunrcnl.o cn favor dc la superioridad ci¿L corlocinlientoque of;'eccl1.

La segunda dile¡e¡'rci¿r 1,iene qr.rc ver cotl eI tot¡ta¡to del. ccttr,i¡,rt cielque se exlt'ae el n-raLelial para c1¡Lricio. I'ara c¿ts: todos trosoLt'tls.ios no proÍ'esionales, csc campo se limiLa al truncir, de t.iuesi,t'¿t vi,l¿tpersonai: ias cosas quc hacetuos, la getrte que ij'i:,0L1etltanlos, lo-s

objetivos qLlc qLlelenltts alc¿rnz¿rr y los qttc ct'er-'tttos Lltte oLf ilspersonas qluieren alcatlzar. Rar¿r vez, o nunca, iiacemos r¡n t-'stttet'-zo por elevarnos por encitna del nivel de ¡iueslras Dreocitpacirrttescotidianiis, por ampliar el horizonl,e de ullesLr:'a experiertcia, ¡''aque eso requeriría tierupo y recursos que no di;ipunenos o iltle ltoestamos dispuestos a invcrtir elt csc esf'rte¡zo. \'siil embalgo, <lltrJiL

la enorn'ie divelsid¿rd de ias condicio¡res de nuesi.ras vidlis, c¿rcl¿t

expelicrrriri basada úuicanientc eIt Llrt tltullclo lrtciiviCultl c.s ttcrct'-

sariamenl"c par-ciai y llllly ltrobablemetlle Lrnilat,cral. IisLlts cies'ventajas sólo pueden recliilcalse reut-tiettdo v c(llilpararldu oLl'as

cxpt:riencias, e,r traíci a.s de nruciros mundos individuales. Reciéncnto¡rces sc') nos re.¡elará la parciaiidad de la experiencia individual.i, tunrbión la conr¡rlr'1a recl de dependencias e inüerconexiones enque está inrnersa, una red que se extiende mucho más allá del¿imbitc que ser'ía posible examinar desde 1a perspectiva de lai;iogralia de una sola pcrsona. El resultado general de esa amplia-crón dei irorizonte será el desiubrimiento del íntimo vínculó quei xi-t c cnL¡e Irr biog.afi u individual y ios pro.".or ro.iur""áÁpri"t,¡ut. ',1 indiviCuo ¡irrcJc no conocer y seguramente es incapaz de

. cortrolar. Por esta'azó., el hecho de que los sociólogos adoptenun¿r Ilei'silect,iva rnás amplia que 1a que ofrece el mundo dé losindividur-,s significa una gran diferencia; no sólo una dife-renciacuantilativa (más dabos, más hechos, estadísticas en lugar decasos aislados), sino r-rna diferencia en la calidad y los usos áel co-r-rocimienio. Para las personas corno usted y como yo, que persegui-nos nuestros respectivos objetivos en la vida y luchamos porobtener un n-rayor control sobre nuestra situación, el conocimientosociológico tiene algo que ofrecer que el sentido común no tiene.. La tercera diferencia enlre sociologr.a y sentido común pertene-ce al modo en que cada uno procede para explicar la realidadhumana: a cómo se las arregla cada uno para éxplicar satisfacto-ria mente por qué s ucedió esto y no aquello o por qué las cosas sonasí y no de otlo modo. Supongo que por experiencia propia sabe(co¡rro t,ambién lo sé yo) que usted es "el autor" de sus acciones;sabe que todo lo que hace (aunque no necesariamente los resulta-dos de sus acciones) es un efecto de su intención, esperanza opropósito. Habitualnrente usted hace lo que hace a fin dé alcanzarr-rn cierto esLado de cosas que desea, ya se trate de poseer un objeto,recibir una felicitación de sus profesor-es o poner fin a una disputacon su novia?Y natur.alnenle, su forma dL pensar acerca áa-ru,aclos 1e sirve de nodeio para dar senlido a todas las otras acciones.Üro se explica esos acfós imputando a los demás intenciones queconoce a parrt.ir de su propia experiencia. Esta es la única nlaneracluc tenemos de explica¡ el mundo irumano que nos rodea, mien-tras siganros sacando ruestras herramientás de expricación denuestros respcctivos muncios privados. Tenemos una tendencia apercibir todo 1o que acontece en el mundo como una consecuenciadc ia acción intencional de alguien. Buscamos a las personasresponsables de 1o clue ha sucedido;y una vez que las encontraf¡rosu:'eerltos que nuestra investigación ha terminado. Damos porsenlado que detrás de cada aconteci¡niento que nos gusta está labuena voluntad dr: alguien; y ias malas inténciones de alguien,detrás de los que no nos gustan, Nos resultadifícii aceplar qrié una

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situación no l'ue un elecLo de la acción irlle¡rr:iollal c:r: ttll "alguieir"identificable; y I1o esLamos dispuesfos a tenu¡lci¡r sir.i tn¿ls a

nuestra convicción qle que toda cortdició¡r desi'¡i"'crable poch'íarenediarse sólo con que aiguien, eu algutra perlc. luisicr.r rcali-zar el acto cr¡rrecto. Y aqr-rélk:s clLic en cierto trtlrlc rtilerpicL¿in e i

mundo para r,osoLros -político.s, periodislas, pr.Ll-'iicilatios- sottsensibles a esa tendencia nuestr¿r y habian cle "las necesidades clc.l

Estado" o de "las exiger.rcias de 1a ecottottlÍa", coll-ltl si ci Estado o

la economía cstuvierair hechos a ia nledicia de las persoll¿lslindividuales y pudie ran Leucr ¡-recesidades o plarlt.':ar exigcnciasPor otra parte, estas personas describen los compl<'jos problenlasde las naciones, los Estados y los sistemas econótlicos (profurlda-mente arraigados en las estructuras mistnas de lales abstr¿rccio-nes) como los eíectos de los pensamientos y los act.os cie unos poccls

inüviduos que podentos nolnbrar y entrevisbar fi'ente a llnacámara. La sociologÍa se opone a esa visión del mundo personali-zada. Como sus observaciones parten de abstraccioncs (redes dedependencias) y no de actores individuaies o de acciones aisladas,la bociolog:a puede demostrar que Ia conocida rnetáfora del indi-viduo moüivado como ciave para la comprensión del mundo hurna-no -incluyendo nuestros pensamientos y acbos más personales yprivados- es incorrecüa. Cuando pensamos sociológicamente in- Iientamos expiicar ia co¡rdición humana a Lravés iiel ané.lisis dc las I

.TtrJfi pl"t T.9" t, dg JeT- @q¡$ag,t : .'-rs

a d u ra rea I i - |dad que explica tanto nuestras mot,lvactones como IJS electos d€ su .

realización.Finalmente, recoldernos que ei poder del senticio comú¡r sobre

la manera en que entendemos el mundo y nos entendem.os anosotros rnismos (la inmunidad del sentido co¡¡tún frente alcuestionarniento, su capacidad para la autoconfirriración) depen-de de la Índole aparentemenbe autoevidente de sus ¡rreceptos. Estcrdescansa, a su vez, en la naturaleza rutinaria y rr-:ionótona Ce lavida cotidiana, que informa nuestro senl,iclo comú¡r y es al utis¡trotiempo informada por é1. Mienlras ¡ealice¡nos io:r ¡novi¡rientoshabituales y rutinarios que constituyen la mayol: pa.rte de nueslraaótividad cotiCiana, no necesitamos dernasiaCo ¡,-rtoexatnen niautoanáiisis. Cuando se las repiLe :nucho, 1as cc-.¡as se Lorn¿tnfdmiliares, )¡ las cosas fanriliares son autoexirlicat.ivirs; nc J)resen-tan problemas ni despiertan curiosidad. Bn cierl,o rnodo, sutr i-.

invisibles. I.{o se formulan pregunbas porque las pci'sonas aceptar-r, ":que "las cosas son como son", "Ias personas solr como son" yi .' 'afortunadamente poco se puede hacer al respecto. l.:r famihandad;es enemiga acérrima de la curiosidad y la crílica ¡/, pol ende, de l.r I ,..

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i¡rnovació. ¡, cl cora.le cle carnbiar. irn ra conlronLación con eserL'ruirclo f¿miliar regiclo por hábitos y por creencias que se reali_rlrcnr¿1n rccÍpr-c,'c:ilnc¡rfe, la socioJ.ogÍa acLúa como un intruso ar.ui,¡,r{.lo irriLante. PeltLl¡ba nueslra agraclablemenle tranquilallr,'ir de r¡id¿i l-racier-ido .pregunbas que nadie, ent¡e los ,,lugare-iri-,s", recuet'cla i'raber r-rído -y niucho rrenos respondido- ,unca.iris;¿is lr'egunlas iransforma^ ias cosas eviclenies en rompecabe-z;.. rlesfarniliur:z'n lo fr,nririar. Dc ¡rronto r^ i"t-"'á" .,ia"ll¿iiril.'-ral cs ¡rLresta en tt'le clc jLrici,r; v clósdc ese rnomento parecesc¡' sólo u¡ra clo las lornras cle vida J:osibles, no la "natúral" yLdt:il)OC(r la únic¿_r.

El cuesf.ionamienLo y la perturbación de ra rutina no son delagrado de toclo el mundo; muchas rechazan ei desafío de ladesf'amiliarización porque requiere un análisis racional de cosasque hasta enl,onces "funcionaban solas". (podríanros traer a cola-ció¡r el cuento de Kipling sobre aquel ciempiés que caminabaágilmente con sus cien patas hasta que un cortesano aduladorempezó.a elogiarlo por su excelente memoria, que le permitía noapoyarjamás la pata número tr-einta y siete antes de L ochenta ycinco, o la cincuenta y dos antes de ra diecinueve. La súbita y brutaltoma de conciencia ie provocó una gran timidez ai desáichadociempiés_, que no pudo caminar nunca rnás.) Algunos se sientenhu.millados: pquello queconocían y de lo que estaüan orgullosos hasicio devaluado, quizás hasta desvalorizado y ridiculiiado; y esoconstituye un choque que a nadie le gusla. pero, pesá'a locomprensible que pueda ser el rechazo, la desfamiiiarizacióntambión tiene srrs ventajas. La más importante es que ofrecenuevas e insospechadas posibiiidades de vivir la propia vida con¡'ás autoc.nciencia, más co'rprensión y hasta, qu;ia, con máslibcrtad y control.

l-*Tj.o"{gi:-q"y.qlig:. g.qs- eresrr-eiuc.yr'v,lr-lsJlde_ds-*r:-a_ae_+s:ei-:"lr'i-'-iicñJ{-1'-gp*¿-c¡{*"j?óJ-"+" ú..i"t"s'-¡_pwge irégarT'ó"iunoJ i1lrt. ly-.g-da* S i b i en m an ri e n c óóñ" ól u; cfáióÉ;Íntj m o y Éimá-¡rt¡nt.e, la s;ociología aspira ¿r superar ras ]imÍtáciones dei ientido.rrir¡ún, traLa de abrir las posibilidades que ésbe tiende natu¡ai- ;

¡:rc*le a cerrar. Al cuest,ionar nuestro conoci¡niento de senfidoct;rirún, la sociología nos im¡-rulsa y alienta a reevaluar nuestra.li)crirlncia, a descubrir nrás interpret,aciones posibles y a tornar-rros algo más críticos, a aceprar cad,aveztnenos las aoruá ao^o ronaclualrnente o conro creernos que son (o, más bien, como nuncahabíamos considerado que no éran)., Pociría'ros rnlry bien decir que el principal servicio que ei arte

de pensar socioiógicamente puede presbarnos a todos y cada uno

21

de nosoL¡os es hace¡ttoS ¡láS scr¡..s1Ólc.t: i,lgLtZii ¡r r ic-'s Ll'os .;cll ti ¡-i cs'

nos abrc ios ojos para cllle poclantos exJ)lof iit' las col'rclici,rtrcshunranlrs que hastil ahot.a habían pernttrr.icr:iriL., c¿isi invisilllc,;para nO.soti"oS. Y Llna veZ que cotttprelldCIllOS Jlle.lilr qL:Lc lcs OSII(:)(l-

iOs de nueslras viclas aparenlemenLe nalur¿rlcl-.. inevitlLblcs, irl-

mutablcs )' eternos lucron creados por lltcciio cel ejercicio cicl

poder y los recursos hLlnanos, nos resLlll'.1 c¿rd¡ vez rlás difir:iiácepLar (lue seall iltnut'ies e ii.ltpcttelrab.lcs a l:i iir,i'ió¡l dc,:Lr¿rLriLr ic'l'

ser hunlano, i¡rcluidos itosotros tnistrlos. 1!l pc-ns,.trllieriLo .sociolír-

gico ticrrr: lrorlcr llor cicrcciro l)roilio, tictic r-tn l)t)cLet atltili.iotl'or'HaCe Ol,rit vi:z ll eXi ble ult lllu lldO clLlC haSL¿t c ll Lu ti( -'S Cra o ll t'i trtu rr 1,tr

en su apar()ntc ii.jeza: 1o lnueslra colno uil illul)iio que podrí¿r si'l'diferente de 1o que es. Se puede aljrn-rar (iue cl ar'1.r:r del pensa nliett'tO sociológico cont¡illuye a anplial'el pauo¡apa, i.l aunlClltaf l¿l cli -

cadia audaz y prácbica de mi Libertod y tanlbióIl (lc la strya, lccLor.

lJna vez que ha apl:endido y dominado ese arie, ei indrviduo se ha-ce un poco lnenos ntanipulable, algo más ¡esistelrbe a la op¡esiórly a la reglamentación cxberior; y es más probabl* quc se resista a

ser comirrclado por füerzas que pretenden ser iri'csishbles.Pensa¡ sociológicamente significa comprencler nlás a loirdo ¿ la

gente que nos rodea, coll sus proyectos y sus sutños, sus p|eocLt-paciones y sus desgracias. Quizá podalllos et:tonces apreci:rrmejor a los i¡rdividuos en sí misntos y quizá lleguernos a sc¡-ttir n.iás

respeto iror su derecho a hacer lo que nosolros c-ctamos h¿icienclo,y a hacerlo con placer: elegir la forma de vide que prefierail,seleccion¡rr sus pt-oyectos, deirnirse y -finalnl'.,rllte, pcro rlo Io

menos irnportante- defender cotl vellemencia su clignidad. Tal veznos demos cuenta de qr-re al hacer todas esas cosas los derr,ástropiezan con los rnisntos obsbáculos con que nosciros tropezanos,y se si.enten a veces tan amargados y frustrado¡; ccmo nosotl'os llossentinos. Y poi últirno, el pensamiento sociolcigico lavorece lasolidaridad, una solidaridad fundada en la comprensión y eirespeto tnutuos, una solidaridad que se expl:i:sa a lrar'és de

nuesLra común resistencia ante el sufi'imic¡tic y de nuesr"raunánirne condena a la crueldad que 1o causa. S;i se alc.:rnzA olicefecto, hal-.remos fbrtalecido Ia causa de la 1ib,,,rtarl, porqr're Ia

habrenos elevado al rango de una causa com"ún.Pensar sociológrcamente puede ayudarnos l¿irlibién a ente¡r'Jc¡

otras formas de vida, inaccesibles para nuestra e)<periencia ciirec-ta y que con demasiada frecuencia fbrman part.e iiel conocitnitnit¡de senLido corrún sóio como estcrcotipos, es decir, las cariga:r: r','t:.

tendencjosas y unilaLeralesfélas ñ"r'ñás de vict¿r.le g-éñli iiii'e.r',il--te'de irúL;lióilgeñTe?fsñrtd o manlenida a dis;1,¿,ncia ¡rot t'irtcs i,r'a

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rir,'scon{ralrze o nuc-st.r'o ¡:er:.b.azc¡). La ¡rercepción de la lógica inler-n¿r y ei signiiiclcio de las foruras de vrda diferentes de la nuestra¡rLr,:cie nruy bren impulsalnos a reflexionar sobre la supuestar,iL.rreza dci línlirc quc lia siclo 1.r'¿rzado etttre nosotros y los demás,cnL¡e "rrosotros" y "ellos". Y por sobre fodo, puede llevarnos aclcscorrfiar de la índole pledeterminada, nalural, de ese límite' Ybicn pcdría ser, además, que esta nueva comprensión hiciera queriuestra ccmunicación con e1 "oLro" fuera más fácil y tuviera más

1:r'obabilidaclcs cle lievarnos a uu acuerdo. Que reemplazara miedo1' anLagor.risrno ilor lolerancia. Ello forLalecería Lambién nuestralrbellacl. )¡¿r que las galantÍas de mi libertad no son más fuertesque las de la hberlad de todos; ni que 1a de aquellos que prefirieronusar su libcrlad para enrbalcarse en una vida diferente de la mía.Só1o en 1.a1es coridiciones puecie ejercitarse la libertad de decidir.

Iror las razones que acabamos de exponer, se suele considerarclLic el forlulccirnienlo cie la iiberbad irtdividual que se inte¡rtalograr apo¡'ándose en el sólrdo basamento de 1a ]ibertad colectivatiene un efecbo desestabilizador sobre las relaciones de poderexistentes (que sus guardianes describen como el orden social).Por eso 1a socioiogía es acusada a veces de "deslealtad política" porlos gobiernos y otros dueños del poder que controlan el orden sociai(particularrnenLe por los gobiernos dados a limitar la libertad desus súbdi1,os y a socavar su resistencia a las normas que -para quesean obedecidas- cieben ser presentadas ai público como "necesa-rias", "iuevitabies" o "las únicas razonables"). Cuando asistimos auna renovada cailpaña contra el "impacto subversivo" de .lasociología, podemos lener la eelteza de que se está preparandooh'o afaque a la capacidad de los súbditos para resistirse a lareglamentación coercitiva de sus vidas. Y casi siempre esascampañas coinciden con severas medidas contra las formas vigen-Lr:s cie autodefensa de los derechos colectivos; es decir, en otraspalabras, contra las bases colectivas de la libertad individual.

Se ha dicho que la sociología es el poder de los que no tienenpoder. Pero no siempre es así. Nada garantiza que por haberr,dquirrdo cierla comprensión sociológica uno pueda eiiminar o

vencel' la resjstencia de las "duras realidades" de 1a vida; el podercle la comprensión no basta para enfrentar las presiones de lacoerción que acomparlan al resignado y sumiso sentido común.-1.:)irro si no fuera por esa comprensión, la posibilidad de manejarlrie¡r la propia vida y de que 1as condiciones de vida compartidassrll"trallejencolec1,ir'alrrerrtesería]nenoIaún.

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