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BASES TÉCNICAS TERCERA CONVOCATORIA DE CONCURSO LÍNEA PROGRAMAS DE FAMILIAS DE ACOGIDA MODALIDAD FAMILIAS DE ACOGIDA SIMPLE (FAS) Mayo 2008

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BASES TÉCNICAS

TERCERA CONVOCATORIA DE CONCURSO

LÍNEA PROGRAMAS DE FAMILIAS DE ACOGIDA

MODALIDAD FAMILIAS DE ACOGIDA SIMPLE

(FAS)

Mayo 2008

INDICE

Pág

I. PRESENTACIÓN .......................................................................................................................1 II.- OBJETIVOS.............................................................................................................................2

2.1. Objetivo General..................................................................................................................2 2.2. Objetivos Específicos...........................................................................................................3 2.3. Resultados Esperados.........................................................................................................3

III. ORIENTACIONES TÉCNICAS ESPECÍFICAS .......................................................................3 3.1.Sujeto de Atención...............................................................................................................3 3.2.Cobertura y Focalización Territorial.......................................................................................4

IV. PRINCIPIOS RECTORES DEL PROGRAMA .........................................................................5 4.1. Criterios metodológicos........................................................................................................5 4.2. Enfoque de género ..............................................................................................................6

4.3. Atención a usarios/as con necesidades especiales..............................................................7 4.4. Articulaciones y Coordinaciones ..........................................................................................8

V. PROCESO GENERAL DE INTERVENCIÓN............................................................................8 ANEXO A RECLUTAMIENTO, SELECCIÓN Y EVAL. DE FAMILIAS DE ACOGIDA................................13 ANEXO B INTERVENCION Y APOYO AL NIÑO/A O ADOLESCENTE QUE INGRESA AL PROGRAMA.......19

ANEXO C INTERVENCION CON LA FAMILIA PARA LA PARENTALIDAD COMPETENTE........................22

VI. RECURSOS HUMANOS Y MATERIALES..............................................................................9 6.1. Equipor Técnico..................................................................................................................9 6.2. Monto de la subvención .....................................................................................................10 6.3. Transferencia económica a las familias de acogida ...........................................................11 6.4. Recursos institucionales ....................................................................................................11

Bases Técnicas Línea Programas de Familias de Acogida, Modalidad Familias de Acogidas Simple

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I.- PRESENTACION:

Los Programas de Familias de Acogida, forman parte del compromiso de Estado de brindar asistencia y protección a niños, niñas y adolescentes privados de cuidados parentales y consiste en integrar a un grupo familiar alternativo a aquellos niños, niñas y adolescentes, que producto de vulneración de derechos y debido a una decisión judicial, deben ser separados de su grupo familiar de origen1, mientras se realizan las acciones para restablecer su derecho a vivir con éste.

Los Programas de Familias de Acogida además de incorporarlos a una familia alternativa, los apoyan en sus diversos requerimientos, apoyan también a los grupos familiares que los acogen y se esfuerzan para que la familia de origen pueda re-asumir el cuidado de sus niños/as y adolescentes de manera apropiada. Al mismo tiempo, y de considerarse inviable el retorno a la familia de origen, el programa de Familias de Acogida debe realizar con oportunidad la búsqueda de una familia permanente donde el niño, niña o adolescente pueda residir de manera estable.

Este Programa pretende la plena participación del niño, niña o adolescente en la vida familiar, e impone a quien los recibe la obligación de velar por el cumplimiento del ejercicio de sus derechos, lo que implica proveer por sus necesidades nutricionales, afectivas, educacionales, salud y recreación procurando una formación integral.

Estos postulados permiten dar cumplimientos a los compromisos del Gobierno, tanto internos como internacionales, referidos a favorecer y proteger los derechos de la infancia y adolescencia en lo que a la restitución del derecho a vivir en familia se refiere.

En ese sentido, la modalidad de Familias de Acogida, se configura como una opción preferencial y alternativa a los sistemas de centros residenciales debido a los beneficios para el usuario/a de una atención personalizada, nutricia, a través del desarrollo al interior de una familia. La denominación del presente programa como Familias de Acogida es coherente con lo establecido por la Ley de Subvenciones de Sename, Nº 20.032, de forma que, desde esta perspectiva, se advierte también un tránsito programático que se inicia con un programa que en sus inicios utilizó denominaciones de Apoyo Familiar o Ayuda Intrafamiliar, mas delante de Colocaciones Familiares, para pasar a la actual denominación de Familias de Acogida. Las presentes bases programáticas que proporcionan el marco para la presentación de propuestas por parte de las instituciones colaboradoras, han sido construidas recogiendo la experiencia acumulada de las instituciones que en la actualidad implementan estos programas, lo cual se efectuó a través de diversos diálogos técnicos. En adición a ello y como marco general se contempla la misión del Servicio Nacional de Menores y la legislación nacional y convenios internacionales adscritos por el gobierno de Chile.2 Desde esa perspectiva, el Servicio Nacional de Menores ha recogido la necesidad de incorporar en las orientaciones programáticas el perfil del sujeto de atención, el cual en la actualidad corresponde a niños, niñas y adolescentes que producto de graves vulneraciones de derechos han visto afectados su desarrollo social, físico, afectivo, sexual, cognitivo, conductual.

1 Con familia de origen nos referimos a aquellas personas a cargo de los niños, y que debieran cumplir con los roles de cuidado, crianza y formación, y respecto de los cuales el Tribunal ha determinado que el niño/a debe ser separado de ellos. Generalmente son familiares cercanos: madre, padre, abuelos, que se han hecho cargo del niño/a y, en la mayoría de los casos tienen su tuición. 2 Se hace referencia a Ley Nº 19.968 de Tribunales de Familias, CIDN, Ley Nº 20.032 de Subvenciones, etc.

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Desde esta óptica por tanto, corresponde que las Familias de Acogida también incorporen niños, niñas y adolescentes con necesidades especiales (NE) o capacidades diferentes3, sin discriminación, dado que las acciones de Sename se enfocan hacia la restitución de derechos de aquellos niños, niñas y adolescentes que han sufrido vulneración de los mismos y no a la atención de la discapacidad en sí misma. Al confluir ambas situaciones lo que determina el ingreso al programa es la desprotección que afecta al sujeto y no su condición de desventaja sensorial, motora, cognitiva o de cualquier otro orden que presente.

Los principios normativos y valóricos que sustentan a los presentes programas derivan de lo establecido en la Convención sobre los derechos del Niño, donde ya su preámbulo reconoce : “…que la familia, como grupo fundamental de la sociedad y medio natural para el crecimiento y el bienestar de todos sus miembros, y en particular de los niños, debe recibir la protección y asistencia necesarias para poder asumir plenamente sus responsabilidades dentro de la comunidad”, “…que el niño, para el pleno y armonioso desarrollo de su personalidad, debe crecer en el seno de la familia, en un ambiente de felicidad, amor y comprensión.”

Complementa lo anterior, la definición del término familia adoptado por la Comisión Nacional de la Familia el año 1994, donde se explicita que se entenderá como familia “todo grupo social, unido por vínculos de consanguinidad, filiación, biológica o adoptiva, y de alianza, incluyendo las uniones de hecho cuando son estables”.

Esta conceptualización al mismo tiempo de propugnar una amplia aceptación de la diversidad que es posible encontrar en materias de familia, permite incorporar, cualquiera sea su estructura, el concepto de responsabilización por parte de los adultos significativos o responsables en la tarea de cuidado, crianza, educación y protección que les competen. Las familias o adultos responsables son los agentes de socialización primarios capaces de proteger y desarrollar en sus hijos/as habilidades para la vida. Sin embargo, de la misma forma nos encontramos como sociedad, con situaciones de vulneración de derechos cuando familias lesionan a través de acciones concretas o de graves omisiones las posibilidades para el desarrollo armónico de niños, niñas o adolescentes.

Las presentes Bases incluyen los elementos técnicos formales y específicos que deben orientar el levantamiento de las propuestas.

II.- OBJETIVOS: 2.1.- OBJETIVO GENERAL: Asegurar una atención de calidad bajo condiciones fundamentales de protección, afecto, contención y desarrollo en una familia de acogida, a niños, niñas y adolescentes que han debido ser separados de su medio familiar mientras se restablece su derecho a vivir en una situación familiar estable. 2.2. OBJETIVOS ESPECIFICOS:

• La institución debe disponer de familias de acogida que permitan la satisfacción de

las necesidades básicas, en un ambiente saludable, con condiciones de seguridad y buen trato.

• La institución debe disponer de familias de acogida que propendan a favorecer las necesidades4 del desarrollo infantil y adolescente, en sus aspectos físicos, psicológicos, formativos y sociales.

3 Para su definición señalaremos la conceptualización establecida en el Art. 42 de la Ley 20.032 la cual indica que se considerarán como: “niño, niña o adolescente con discapacidad , a todo aquel que, como consecuencia de una o más deficiencias físicas, psíquicas o sensoriales, congénitas o adquiridas, previsiblemente de carácter permanente y con independencia de la causa que las hubiera originado, vea obstaculizada , en a lo menos un tercio, su capacidad educativa, laboral o de integración, conforme a lo dispuesto en el artículo 3 de la Ley Nº 19.284.” 4 Incluyendo cuando son consideradas especiales ( educación especial o inclusiva, asistencia médica o de rehabilitación dentro de la oferta garantizada, beneficios o ayudas técnicas derivadas del registro de la discapacidad en FONADIS etc)

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• La institución procurará restablecer con oportunidad el derecho a vivir en una familia estable a través de procesos de intervención psicosocio-familiares.

2.3.- RESULTADOS ESPERADOS: • 100% de niñas, niños y adolescentes que cumplen con el perfil de ingreso, son

incorporados a una familia de acogida, protectora, de forma que en ésta cuentan con sus necesidades de provisión: alimentación, vestuario, higiene, seguridad, salud, recreación, estimulación, y de buen trato, cubiertas, en un ambiente nutritivo.

• 100% de niñas, niños y adolescentes ingresados, logran la satisfacción de sus necesidades biopsicosociales en un ambiente contenedor y de desarrollo, lo cual se encuentra identificado en Planes de Intervención Individual.

• 100% de los niños/as se encuentran insertos en programas sociales, (de educación acorde a sus necesidades, salud, recreación, estimulación, entre otros), incluyendo intervención reparatoria entre otras necesidades particulares y requerimientos.

• 100% de niñas, niños y adolescentes ingresados registran estrategias y acciones concretas orientadas al desarrollo de las competencias parentales necesarias, para la restitución de su derecho a vivir en una situación familiar definitiva.

III.- ORIENTACIONES TECNICAS ESPECÍFICAS: 3.1.- SUJETO DE ATENCION: Podrán ser atendidos en Familias de Acogida Simple, preferentemente, niños/as entre de 6 a 17 años, 11 meses y 29 días5, y hasta los 24 años inclusive, cuando se encuentren cursando estudios superiores, y que presenten una grave vulneración de derechos, relacionada con su familia de origen, que requiere de la separación temporal o permanente del niño/a, para su protección.

El perfil de los niños, niñas y adolescentes residentes en programas de acogida simple combina factores de vulnerabilidad presentes en ellos/as mismos, en la familia y en el entorno.

Dentro de los aspectos individuales observables se encuentran trastornos del desarrollo y de comportamiento socio-emocional y escolar, los cuales pueden tener manifestaciones de diversa intensidad según sea el impacto de las experiencias de vulneración y de separación de las figuras afectivamente significativas, como también del paso hacia la adaptación con familiares o personas con vínculos de amistad versus cuidadores/as desconocidos. Dentro de estas características es posible encontrar, pasividad, complacencia con las figuras adultas, irritabilidad, dificultad para el control de impulsos, alteraciones de la alimentación, del sueño, en el control de esfínteres, en la relación con los pares, retraso escolar, dificultades de aprendizaje, entre otras.

Dentro de los factores de la familia son recurrentes incompetencias parentales derivadas del abandono de uno o ambos padres, negligencia severa, maltrato físico y emocional, abuso sexual, falta de destrezas parentales, alteraciones psiquiátricas en los progenitores o delictuales, poca estructura y definición de roles al interior de la familia, etc.

En relación a los factores del entorno es importante considerar que si bien la mayoría de los usuarios/as de este Programa provienen de familias que viven situaciones de exclusión, marginalidad y pobreza, este factor no constituye por si mismo indicador de ingreso al Programa, sino las situaciones de vulneración sobre las que se debe centrar la separación del niño/a de su entorno familiar. Para el Programa de Familias de Acogida son usuarios/as el niño, niña o adolescente su familia de origen, extensa, adoptiva o sustituta. Este programa debe considerar también como usuarios/as además del niño, niña o adolescente, la familia de origen y la familia de acogida. 5 Los menores de 6 años son atendidos preferentemente en familias de acogida abocadas a la atención de niños/as a cargo del Departamento de Adopción y Primera Infancia. No obstante en situaciones especiales y bajo criterios técnicos podrán integrarse niños/as en esas edades (hermanos/as, falta de oferta, arraigo etc), en proyectos del departamento de Protección de Derechos.

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El programa considerará rangos etáreos de 0 a 18 años6, sin discriminación de ninguna especie abordando las etapas de desarrollo evolutivo, variables transversales de género, discapacidad, etnias, estratos sociales u otras que se hayan diagnosticado en el contexto sociocultural del programa.

El perfil de los niños, niñas y adolescentes residentes en programas de acogida especializada combina factores de vulnerabilidad presentes en ellos/as mismos, en la familia y en el entorno.

Dentro de los aspectos individuales observables es posible encontrar trastornos del desarrollo y del comportamiento socio-emocional y escolar, los cuales pueden tener manifestaciones de diversa intensidad tanto en niños/as o adolescentes con o sin necesidades especiales, según sea el impacto de las experiencias de vulneración y de separación de las figuras afectivamente significativas, como también del paso hacia la adaptación con familiares o personas con vínculos de amistad versus cuidadores/as especializados sin vínculo, en algunos casos. Dentro de estas características se han observado indicadores tales como: pasividad, complacencia con las figuras adultas, irritabilidad, dificultad para el control de impulsos, alteraciones de la alimentación, del sueño, en el control de esfínteres, en la relación con los pares, retraso escolar, dificultades de aprendizaje, entre otras. Dentro de los factores de la familia del usuario/a, se encuentran: incompetencias parentales derivadas del abandono de uno o ambos padres, experiencias de negligencia o violencia severa, maltrato físico y emocional, falta de destrezas parentales para el cuidado y la crianza, alteraciones psiquiátricas en los progenitores o delictuales, poca estructura y definición de roles al interior de la familia, etc.

En relación a los factores del entorno es importante considerar que si bien la mayoría de los usuarios/as de este programa provienen de familias que viven situaciones de exclusión, marginalidad y pobreza, este factor no constituye por si mismo indicador de ingreso al programa, sino las situaciones de vulneración de derechos que determinan la incorporación del niño/a al programa. Efectivamente la realidad muestra que no existe una determinación entre contextos de pobreza y vulneraciones de derechos, sin embargo claramente no debe restarse importancia a la relación que existe entre estas situaciones. Los contextos de desventaja económica y exclusión son desfavorecedores para el desarrollo de las personas y exponen las dinámicas familiares a fuertes tensiones, que pueden agravarse aún más cuando existen niño/as o adolescentes con necesidades especiales. De esta forma este aspecto debe ser adecuadamente recogido por el presente programa y constituirse también en un aporte a la inclusión de la diversidad a través de acciones de asociatividad y emprendimiento de los actores que lo constituyen. Por último, como requerimiento administrativo, el ingreso de un niño, niña o adolescente al Programa de Familia de Acogida debe considerar lo establecido en la Ley de Tribunales de Familia, Art. 68: “La intervención judicial será siempre necesaria cuando se trata de la adopción de medidas que importan separar al niño, niña o adolescente de uno o ambos padres o de quienes lo tengan legalmente bajo su cuidado”. De acuerdo a estos antecedentes, la incorporación al Programa debe ser siempre por autorización judicial, autoridad a la cual la institución deberá informar en forma semestral los avances del programa, fundamentando la continuidad o no de la medida. 3.2. Cobertura y Focalización Territorial: Los programas deben instalarse en el territorio de acuerdo a lo establecido en el Anexo Nº 1 de este concurso.

6 Hasta los 24 años mientras se encuentren estudiando o presenten alguna discapacidad. Ley Orgánica de Sename DL 2465 de 1979.

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Para la mejor atención a los requerimientos de sus usuarios/as, estos programas deben instalarse bajo criterios de pertinencia territorial por cuanto de existir muy amplia dispersión geográfica de los hogares de acogida y de los hogares de las familias biológicas o de origen esto dificulta la periodicidad de los contactos como también la continuidad de los procesos de intervención y adaptación que acompañan la vida del niño/a. A los aspectos ya considerados en la localización, es necesario agregar que se contemple lo siguiente: • Que el programa esté ubicado en un territorio de fácil acceso y congruente con las

necesidades de acogida familiar, preferentemente considerando el domicilio de las familias de egreso y agrupando usuarios/as provenientes de comunas cercanas.

• Que cuente con accesibilidad a los servicios necesarios para los niños, niñas y adolescentes que atiende. Para ello, el programa debe considerar en su ubicación, la proximidad de servicios sociales como educación, salud, recreación u otros requeridos.

IV.- PRINCIPIOS RECTORES DEL PROGRAMA: Los principios considerados esenciales que deben estar a la base de las acciones institucionales, destinados a asegurar la efectiva restitución de derechos del sujeto de atención, se desarrollan a continuación: 1.- Interés superior del niño, principio que debe guiar la intervención a partir del análisis inicial de la situación del usuario/a, la determinación de la mejor situación de acogimiento familiar de acuerdo a sus características individuales e intereses, que cautele su seguridad física y promueva su desarrollo. El acogimiento debe ser implementado de acuerdo a un Plan de Intervención Individual elaborado en forma participativa con los actores involucrados (niños/as, familias de acogida y familias de egreso cuando sea pertinente desde el inicio establecer compromiso), con cuidadosa consideración de aspectos de rango etáreo, género, necesidades especiales, y otros requerimientos individuales que pudiesen estar presentes. Se trata entonces de la personalización de todo el proceso de forma que las decisiones adoptadas contribuyan y promuevan la restitución de derechos del usuario/a y su adecuado desarrollo, reconozcan y valoren las competencias parentales y promuevan el empoderamiento de los diferentes actores presentes en este programa. Es por ello que se relevan criterios de integralidad y calidad, los cuales deben estar presentes al momento de abordar la situación particular de cada caso y como una práctica establecida por los programas que enfrentan con una mirada holística su quehacer. Son los propios niños/as y adolescentes los que ocupan el centro de la intervención, y quienes junto a sus referentes afectivos contribuyen a definir las acciones del programa, conforme las circunstancias y necesidades específicas que les caracterizan. 2.- Derecho del niño a la estabilidad y a desarrollarse en familia: Mayor presteza existe aún por brindar un servicio eficiente en esta modalidad, debido a que los niños/as y adolescentes se encuentran separados de su medio familiar original y han sufrido vulneraciones que determinaron el quiebre del espacio relacional habitual que de por sí deberá facilitarles un desarrollo estable en un contexto nutricio. La principal urgencia y responsabilidad de este modelo consiste en restaurar el derecho del niño/a o adolescente a vivir en una situación familiar estable, lo cual implica la competencia del programa para articular con pro-actividad y oportunidad una serie de acciones mancomunadas en pos de alcanzar ese objetivo, el cual puede estar constituido por el retorno a su familia biológica, la medida de tuición con la familia que acoge, la adopción, o el egreso hacia la vida independiente. 4.1.- Criterios metodológicos:

Este programa debe considerar los siguientes criterios metodológicos:

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• Calidad: Este criterio se relaciona con el mejoramiento continuo de los procesos

de intervención de forma de obtener resultados pertinentes a la situación particular del niño, niña o adolescente. Impone a quienes acogen a estos niños, niñas y adolescentes, la obligación de velar por el ejercicio de sus derechos en la materialidad cotidiana, lo que implica movilizar estrategias que aseguren calidad en la satisfacción de las necesidades de alimentación, educación, promoción y mantención de la salud, estimulación temprana, como también cautelar su seguridad y bienestar físico, mental y emocional, promoviendo un sano desarrollo, mientras en forma paralela, se realizan las acciones para lograr la reintegración en un medio familiar permanente. Entre otros aspectos contribuyentes a la calidad se encuentran las destrezas de la familia de acogida, particularmente las competencias de fomento del apego y la empatía hacia las necesidades del usuario/a.

En adición a ello, otro aspecto de este criterio metodológico se encuentra constituido por la personalización de la atención, donde con el propósito de cautelar este aspecto, se estima relevante que la familia de acogida especializada acoja como máximo a 2 niños/as o adolescentes, de forma que la familia (como regla general), e incluidos los niños propios, no sume mas allá de cinco niños/as. Esta definición, sin embargo, podrá ser flexibilizada en coherencia con sólidos argumentos técnicos donde sólo prime el interés superior del niño/a. Un ejemplo de esto puede ser el caso de hermanos/as, donde será necesario privilegiar que permanezcan juntos. En otros casos, y debido al perfil del usuario/a pudiese ser que no fuese aconsejable incorporar más de un niño/a a una determinada familia de acogida.

• Transitoriedad o Temporalidad: El ingreso de niños, niñas y adolescentes al

Programa de Familia de Acogida debe ser siempre considerado de carácter temporal, de forma de realizar activamente acciones que signifiquen la superación de la situación de inestabilidad del niño/a o adolescente, en lo referido a sus vínculos familiares o de otro orden si los hubiere.

Se entiende por tal un tiempo aproximado no superior a 2 años. En todo caso el plazo de la acogida en familia debe ser analizado y consensuado dependiendo, de la existencia de adecuadas condiciones de egreso y teniendo siempre en consideración la estabilidad de la situación del usuario/a.

Se entiende que este principio puede ser superado por la realidad de aquellos casos que permanecerán hasta los 18 o 24 años, no obstante el programa debe privilegiar la tuición o adopción de parte de la familia acogedora cuando el niño/a o adolescente ha permanecido dos años o más bajo esta modalidad de acogimiento.

• La Integralidad de la Intervención: Orienta hacia una metodología de apoyo al

niño/a en su proceso de adaptación a una nueva familia, atendiendo a todos los ámbitos de su desarrollo, lo cual significa contar con un servicio de familias de acogida capacitado en destrezas básicas de crianza y de habilitación para la vida independiente cuando sea esta la única alternativa definida por el proceso de intervención efectuado. Implica también la corresponsabilidad de los diversos actores que intervienen en la vida del niño/a, así como los factores que deben ser integrados en los análisis para el logro de procesos de intervención pertinentes al logro de resultados, intervención hacia el empoderamiento de las familias en sus roles y destrezas protectoras, información y colaboración de las diferentes instancias sociales para el apoyo y resolución de las situaciones que desfavorecen la estabilidad de la situación del usuario/a.

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4.2.- Enfoque de género: Las arraigadas percepciones culturales y sociales van manteniendo patrones de exclusión de los beneficios de la vida en sociedad, discriminatorios y por ende desiguales. A lo largo de la historia se ha producido discriminación de raza, de clase social, edad, como también de género. La discriminación de género puede entenderse como la discriminación que surge por la pertenencia a un género social y culturalmente devaluado. Las sociedades han construido a partir de las diferencias biológicas entre hombres y mujeres, supuestos y creencias, que se traducen en comportamientos en que se expresan estereotipos de género y fomentan prejuicios y descalificaciones, e incluso exclusiones en razón del género. Si bien en nuestro país se han dado importantes avances en materia de género, la política gubernamental releva el continuar desplegando esfuerzos en este sentido. Por tanto el construir programas con perspectiva el enfoque de género tiene como propósito la integración de las necesidades y experiencias de hombres y mujeres, niñas y niños, desde el diseño de los programas, de forma de crear oportunidades para la igualdad que signifique condiciones igualitarias para elegir la forma y acceso a los diferentes bienes sociales, y no en función de roles asignados culturalmente. El enfoque de género debe transversalizar la intervención del programa identificando las desigualdades en las relaciones entre hombres y mujeres. Se encuentra en estrecha relación con el respeto a los derechos de las personas y con la no discriminación y releva la importancia de tener en consideración las relaciones de poder que se instalan dentro de los espacios relacionales familiares y que pueden dar por resultado situaciones de ejercicio de violencia de género, disminución de espacios de autonomía, la división del trabajo por sexo, etc. Desde esa perspectiva y como uno de los aspectos operativos que facilita la visualización de ambos sexos, los programas de Familia de Acogida que atiendan a población infantil o adolescente mixta, deben consignar en la propuesta la información desagregada por sexo, tanto en el diagnóstico del proyecto como en la intervención propiamente tal, acompañar con un breve análisis que considere las similitudes y diferencias tanto de la situación de vulneración de derechos que afectan a niños y niñas, como de las características que definen a las familias usuarias. Especial atención y preocupación reviste asociar este enfoque cuando se detectan situaciones de vulneración y abuso sexual en niñas con discapacidad, considerando que es una necesidad abiertamente explicitada por la nueva Convención de Derechos alusiva a las personas con discapacidad, cuando señala en su preámbulo, letra q) que “las mujeres y las niñas con discapacidad suelen estar expuestas a un riesgo mayor, dentro y fuera del hogar, de violencia, lesiones o abuso, abandono o trato negligente, malos tratos o explotación”. Al mismo tiempo, deben plantear algún objetivo o meta tendiente a trabajar el tema de flexibilización de roles en los niños/as y familias, particularmente el involucramiento igualitario de padres y madres, hombres y mujeres, en los diversos momentos de la intervención técnica. De igual manera, la institución debe incorporar la evaluación de su trabajo con perspectiva de género en los informes de procesos o resultados, y en su propio auto-evaluación institucional. La presentación del proyecto debe consignar, la o las estrategias y/o metodologías de trabajo para la intervención con enfoque de género. Por tanto, se estima pertinente contar con al menos un (1) profesional del equipo técnico con formación académica en este sentido. Incentivar la capacitación o formación en este tema, es también deseable. 4.3.- Atención a usuarios/as con necesidades especiales o capacidades diferentes:

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Si bien las presentes bases contemplan la presentación de propuestas exclusivamente abocadas a familias de acogida para niños/as y adolescentes víctimas de graves vulneraciones a sus derechos con necesidades especiales asociadas a cualquier tipo de discapacidad (intelectual, sensorial, psiquiátricas o motriz), la orientación primordial en esta materia se dirige a eliminar la exclusión o segregación, de los niños/as con necesidades especiales de la oferta existente, por el contrario, se trata de estimular la apertura y potenciar técnicamente los programas para transversalizar este enfoque a la oferta de protección de SENAME y eliminar las barreras que lo impiden, se pretende en definitiva, equiparar dentro de lo posible las oportunidades en igualdad de condiciones con la población general, en este caso afectada por graves vulneraciones de derecho. Cabe destacar que las situaciones de vulneración de derechos posibles de detectar en un sujeto con necesidades especiales de atención son similares a las ya descritas y eventualmente complejizadas por los cuidados especiales, minimización o invisibilización de estas necesidades, especialmente en salud y educación, por diferentes razones, entre las cuales se describe el rechazo o la sobre protección de los adultos o también las conductas severamente negligentes o de violencia y malos tratos, o aún existiendo conductas protectoras de parte los adultos y competencias en ocasiones de gran abnegación, se encuentren a la base dinámicas de gran estrés familiar, entre ellas es posible nombrar falta de redes de apoyo, mayores niveles de ansiedad para superar las etapas de crisis, preocupación e incertidumbre asociada al desarrollo del ciclo vital de los niños/as y adolescentes, pues los períodos de transición generan para la familia requerimientos y esfuerzos adicionales demandados por las NE de cuidado de sus hijos/as. El proceso de intervención especializada en la restitución de derechos de niños/as y adolescentes con necesidades especiales cualquiera sea el tipo y grado de discapacidad que presente, marca los mismos hitos que pueden darse en la consecución de las fases, ingreso-ejecución-egreso y debe estar sujeto a todas las innovaciones posibles y diversas en cuanto al desarrollo de metodologías, actividades, o levantamiento de indicadores que develan el proceso pre y post intervención, lo cual implica considerar como parte del escenario los avances y retrocesos habituales que se dan en la dinámica práctica cuando se trata de casos de alta complejidad. 4.4.- Articulaciones y coordinaciones:

Las dificultades que enfrentan las familias que accederán a este programa son múltiples. No es posible pensar en un sistema que disponga directamente de todos los recursos necesarios para que la familia supere la situación que se relaciona directamente con la vulneración de derechos, en especial cuando se encuentra cruzada por dificultades económicas, de vivienda, problemas de comunicación, de relaciones al interior de la familia, situaciones de violencia intrafamiliar, de estructura familiar, etc.

Para que la familia logre enfrentar y solucionar estas dificultades, es absolutamente necesario acceder a la red de recursos existentes, la cual implica coordinaciones con proyectos financiados por SENAME u otros sistemas de forma de promover la inclusión a través de su acceso a los bienes y servicios, oferta cultural, etc.

La labor del equipo consiste, en este aspecto, en trabajar con la familia de origen y de acogida y la comunidad para construir en conjunto, una red operativa para los niños y sus familias. Para ello, el equipo debe contar con un catastro y compromisos establecidos para operar (claro y actualizado) con los recursos de la red, del sector, de SENAME, y de otras instituciones, que permita tener un panorama y posibilidades diferentes de recursos, entre los cuales es posible destacar: Chile Solidario, Cosam, Omil, u otras prestaciones o beneficios conforme las características de la población atendida, FONADIS, Teletón en caso de niños/as con NE por ejemplo, todas instancias susceptibles de gestionar desde la red pública o privada. El/la director/a del Programa tiene la función de realizar la gestión general de estos recursos, siendo los operadores sociales quienes gestionen para cada caso en particular, formando a las familias para el logro de su autonomía en este ámbito.

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Otros aspectos relacionados que debe ser visualizado por la institución, son aquellos relativos a la promoción de iniciativas de asociatividad de las familias de acogida, la visualización de su relevante rol ante los organismos comunales de forma de facilitar su acceso e inclusión, y la promoción de acciones de emprendimiento tanto de las familias de acogida como de las familias biológicas, lo cual puede ser realizado directamente o a través de derivaciones a otros actores de la red social. V.- PROCESO GENERAL DE INTERVENCION: La institución será responsable de asegurar la realización de su gestión metodológica en tres ámbitos estrechamente vinculados, los cuales se presentan por separado sólo con el propósito de mejor visualizar sus momentos y procesos generales.

1.- RECLUTAMIENTO, SELECCIÓN, APOYO Y SUPERVISIÓN A LAS FAMILIAS DE ACOGIDA . (Ver en Anexo A). 2.-INTERVENCIÓN Y APOYO AL NIÑO, NIÑA O ADOLESCENTE QUE INGRESA AL PROGRAMA. Este ámbito se encuentra orientado a la intervención con el niño, niña o adolescente en función de favorecer las condiciones para que el usuario/a en el más breve plazo pueda estabilizarse y residir con una familia permanente. ( Ver en Anexo B). 3.- INTERVENCIÓN CON LA FAMILIA DE EGRESO PARA LA PARENTALIDAD COMPETENTE: (Ver en Anexo C) VI.- RECURSOS HUMANOS Y MATERIALES: 6.1.- EQUIPO TÉCNICO7: El equipo de un programa de Familias de Acogida debe estar conformado por un Coordinador/a del programa, profesionales, técnicos sociales, personal administrativo y auxiliar de soporte. Criterios en relación al recurso humano del programa: Es indispensable que este personal sea seleccionado en un proceso que permita asegurar su idoneidad, exigiendo que las personas designadas para un cargo presenten su certificado de título profesional o técnico (según corresponda), sus antecedentes al día, siendo deseable que acrediten logros curriculares en intervención familiar y reparatoria. Además, deben demostrar salud compatible con el cargo, y un manejo óptimo de las relaciones interpersonales. Importante resulta considerar que el perfil antes señalado será ponderado al momento de la adjudicación de la propuesta y posteriormente constatado en curriculums análogos en caso de modificarse la configuración del equipo ejecutor. Por lo tanto, se espera que este equipo se aboque a realizar todas aquellas acciones que propendan a mantener al niño, niña o adolescente en un ambiente familiar contenedor y favorable para acompañar procesos de reparación, re-educación y reinserción social, al mismo tiempo de realizar acciones de intervención psico-social con la familia de egreso permanente y de acogida. • 1 Director/a : Profesional titulado de las ciencias sociales, con compromiso, experiencia y capacitación en el área de infancia y adolescencia vulnerada con problemáticas de mediana y alta complejidad, con conocimientos y experiencia en intervención familiar, en dirección y administración de recursos humanos y materiales. Competencias de compromiso en el área de trabajo, para trabajo intersectorial, habilidades para la resolución de conflictos, intervenciones crisis, capacidad de liderazgo, conducción y trabajo de equipo. 7 Se entenderá por equipo técnico a todo el personal involucrado en el programa, Director/a, Profesionales y Técnicos.

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Es la persona responsable de la gestión técnica, administrativa y financiera del programa de acuerdo a sus disposiciones técnicas y administrativas así como a los derechos de los niños, niñas y/o adolescentes atendidos. Apoya los procesos de intervención familiares y promueve la gestión intersectorial en beneficio de los usuarios/as. La jornada de trabajo del director/a (completa o parcial), dependerá de la cobertura del proyecto, estimándose necesaria la jornada completa a partir de una cobertura de 20 plazas a 25 plazas. Entre sus funciones están: • Ejecución del programa de acuerdo a condiciones presupuestarias, legales y

administrativas existentes. • Responsabilidad, coordinación y supervisión de la atención y del funcionamiento

interno del proyecto de acuerdo a las orientaciones técnicas y administrativas establecidas por el SENAME así como por la propia institución.

• Representación del Proyecto frente a SENAME y Tribunales de Familia, así como ante otras instituciones y sectores con los que se vincula el Programa, en cuanto a aspectos técnicos, financieros y administrativos.

• Apoyo directo en los procesos de intervención a la población atendida, de acuerdo a su especialidad.

• Profesionales: Las instituciones deben disponer de profesionales para conducir procesos de intervención con los niños/as y las familias, y de apoyo a los procesos reparatorios. De acuerdo a ello debe contarse con profesionales Asistente Social y Psicólogos/as como requerimiento básico, pudiendo también incluir otros profesionales del área social que demuestren competencias en el trabajo con familias y situaciones de vulneración complejas, se sugiere entre otros, educador/a familiar, terapeuta familiar u orientador familiar. La proporción de los profesionales del área social y psicológica, será de 1 (uno/a), por cada 20 a 25 niños/as (se refiere a casos a cargo de 1 profesional responsable, entendiéndose por tal, el niño/a, la familia de acogida y la familia de egreso definitiva) y estar contratados en jornada completa. Lo anterior ajustable según cobertura, y siendo deseable complementar los recursos humanos básicos con profesionales part time que aporten un enfoque multidisciplinario y acorde a las características de la población a atender. Para estos efectos se sugiere terapeuta familiar u orientador familiar, psicopedagogo/a, pediatra, neurólogo, psiquiatra, dependiendo de las necesidades de atención. Las competencias de los profesionales deberán incluir el compromiso con el área infanto-adolescente vulnerada en problemáticas de mediana y alta complejidad, y la experiencia en intervención con familia entre otros. Responsables de otorgar el apoyo técnico en el proceso de planificación, ejecución y evaluación de los procesos de intervención a los niños, niñas y/o adolescentes del Programa, así como a las familias de acogida y familia de origen o referentes significativos. Responsables de otorgar atención directa a los niños, niñas y/o adolescentes del Programa así como a las familias tanto de acogida como de origen, o referentes significativos, tanto en forma individual, familiar o grupal. Entre sus funciones se indican: • Realización de evaluaciones diagnósticas tanto sociales como psicológicas o

integradas, así como formulación participativa del PII.

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• Coordinación de reuniones técnicas, y realización de acciones conjuntas con el Técnico Social, tanto en lo referido a atención psicosocial a los niños, niñas y adolescentes, intervención con las familias de acogida, familias de origen, o referentes significativos, y coordinación con las redes locales existentes para la atención conjunta de casos.

• Intervención directa en terreno con los usuarios/as del programa tanto en consejerías, asesorías, modelaje para el reforzamiento de conductas protectoras, derivaciones.

• Apoyo en terreno al trabajo del Técnico Social • Monitoreo de los procesos individuales. • Actualización permanente de un catastro de organismos e instituciones locales y

extensas consideradas como parte de una red de apoyo. • Coordinación con Tribunales. En relación a aspectos relativos al perfil tanto de profesionales como de técnicos o educadores/as sociales se refieren a capacitación formal o auto capacitación y experiencia para trabajar con niños, niñas familias y redes, habilidades para desarrollar actividades formativas y socio-educativas dirigidas a la infancia y adolescencia, capacidad para el trabajo en equipo, habilidad para la resolución de conflictos en situaciones de crisis y para la contención, habilidad para reconocer indicadores de riesgo y descompensación, de violencia intrafamiliar y para aportar y supervisar dinámicas formativas y educativas que contribuyan al proceso reparatorio de niños/as y adolescentes. Además, se deben demostrar condiciones de relación interpersonal para una adecuada relación con figuras de autoridad, capacidad empática, ausencia de trastorno y/o patología mental, estabilidad emocional y control de impulsos. Todo lo anterior debe ser consistente con los diferentes niveles de responsabilidad asumidos, los cuales dicen relación con la formación y las funciones a desarrollar dentro del equipo de intervención. • Técnico Social o Educador/a social. La proporción debe ser de 20 a 25 niños/as por cada técnico o educador social en jornada completa, en trabajo colaborativo con el/los profesionales a cargo. Responsable de la ejecución y coordinación cotidiana de los procesos de intervención psico y socioeducativa con cada niño, niña y/o adolescente atendido, familias de acogida y referentes familiares y/o significativos, y actores a nivel de las redes locales, de acuerdo a los lineamientos técnicos y administrativos del Programa y los requerimientos de la población atendida, establecidos en los respectivos PII. Se destaca entre sus funciones: • Ejecución de procesos psico y socioeducativos en coordinación con el equipo técnico

del Programa. • Coordinación con instituciones y sectores (salud y educación, entre otros) a partir de

los requerimientos de cada caso. • Mantención de información actualizada –a nivel individual, familiar y socio comunitaria-

de cada caso a la totalidad del equipo técnico y Dirección del Programa de forma tal de facilitar la evaluación constante y ajuste de los diagnósticos y PII correspondientes.

• Desarrollo de acciones de seguimiento de cada caso una vez finalizada la ejecución del PII.

• Personal administrativo o Auxiliar. Estudios básicos completos, experiencia y formación en labores de secretaría, contables o de estafeta, motivación para desempeñar su actividad, capacidad de contacto interpersonal adecuado, sociabilidad y buenas relaciones personales, capacidad para acatar normas o reglas. Deben participar en procesos de inducción y ser frecuentemente incorporados en temáticas básicas del área infanto-adolescente

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6.2.-MONTO DE LA SUBVENCIÓN: El Programa Familias de Acogida Simple es subvencionado vía Ley 20.032, a través de subvención por cada niño, niña o adolescente acogido en una familia de acogida alternativa. Para el Programa de Familias de Acogida Simple el valor de la transferencia corresponderá a:

Valor Base

Factores

6,7 USS

• Zona

6.3.- TRANSFERENCIA ECONÓMICA A LA FAMILIA DE ACOGIDA : La institución deberá efectuar transferencia económica a la familia de acogida. Como regla general, el rango de la transferencia no será inferior al 35% del monto de la subvención, pudiendo incrementarse de contarse con recursos institucionales. Los criterios de la transferencia económica, deben ser dados a conocer tempranamente en forma escrita y verbal a la familia de acogida, y reiterados de acuerdo a la necesidad. Estos son básicamente los siguientes: • La transferencia económica tiene carácter temporal, por el menor tiempo posible en el cual, con el necesario rigor técnico, se pueda reingresar al niño/a a una situación de vida familiar estable y permanente. • Se reconoce el carácter de apoyo de la transferencia económica, por lo cual la familia debe contar con ingresos familiares constantes previos y permanentes que permitan su sustentabilidad. • La institución en conjunto con la familia de acogida especializada puede determinar la modificación temporal de la transferencia económica, y a cambio de ella, la entrega de especies o bienes en circunstancias específicas. De todas formas se considera un nivel de discrecionalidad en relación al aporte económico a las familias de acogida lo cual dependerá de la situación socioeconómica de la familia, (existen casos de familias de acogida que no requieren y/o que no estiman necesario de este apoyo), y del análisis técnico colegiado del equipo de intervención. Una vez realizada la reinserción del niño/a o adolescente en la familia definitiva ésta podrá se apoyada económicamente por no más de 2 meses, si la situación lo amerita, y con el propósito de apoyar en la adquisición de bienes esenciales para el usuario/a (cama, ropa, útiles personales o escolares). 6.4.- RECURSOS INSTITUCIONALES: En relación a los recursos de la institución ésta deberá contar, para efectos de su funcionamiento administrativo central, con inmueble propio o arrendado, que contemple apropiadas condiciones de seguridad, mantención, higiene, orden, accesibilidad, espacios, equipamiento en materia de mobiliario, equipamiento informático y otros. En lo relacionado a espacios deberá contar con espacios suficientes y apropiados, en número y mantención, para el recurso humano de la institución, y atención de usuarios/as y familias: oficinas, salas de reuniones, servicios higiénicos, a lo menos. En términos de requerimientos computacionales se establece como requerimiento mínimo la existencia de 2 (dos) equipos computacionales, siendo deseable la existencia de equipos

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computacionales en números cercanos a la proporción de recurso humano técnico del programa. Las características de los equipos computacionales deben ser como mínimo las siguientes: procesador Intel Pentium IV 2.8 MHZ , o equivalente, capacidad de disco duro no inferior a 40 GB, memoria RAM mínimo 512 MB, unidades de disco de 3 ½ pulgada de alta densidad y Unidad de CD Rom (deseable Grabador de CD), (opciones de multimedia son deseables por las características del software actual), deseable tarjeta de Red Fast Ethernet 10/100 Mbps, tarjeta fax-modem, Puertos USB 1.1 como mínimo, Impresora. Sistema operativo Windows 2000 o superior, programas Office 2000 Profesional (Access incluido). Navegador Internet Explorer 6.0 o superior, Solución Antivirus, Visualizador de archivos PDF. Conexión a Internet: ADSL mínima de 512 Kbps. Todo el Software instalado en el equipo deberá estar debidamente licenciado y contar además con todas las actualizaciones críticas y recomendadas por el fabricante. Estos requerimientos están directamente relacionados con el cumplimiento de los registros SENAINFO, los cuales deben permanecer actualizados. Los estándares mínimos de higiene y seguridad a considerar implican adecuarse a normativa vigente con relación a: saneamiento básico (servicios higiénicos, servicios de alimentación), seguridad (vías de circulación, vías de escape, señalización); servicios básicos (instalaciones sanitarias, eléctricas y de gas, sistemas de detección de humo y combate de incendios, extintores, red húmeda y seca). Teléfono/s en el número de líneas y extensiones que se estimen necesarios, fax, y correo electrónico institucional disponible a lo menos para la coordinación del programa, el cual deberá ser informado a la Dirección Regional correspondiente.

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ANEXO A.

RECLUTAMIENTO, SELECCIÓN, APOYO, Y SUPERVISIÓN DE LAS FAMILIAS DE ACOGIDA: 1.- Reclutamiento y selección de familias de acogida: El contar con números adecuados de familias de acogida se constituye en un desafío permanente para las instituciones que desarrollan este tipo de programas, por tanto este aspecto debe contar con niveles de planificación que permitan la atención a esta necesidad. Como acciones para el reclutamiento de familias de acogida interesadas, y con adecuadas destrezas protectoras debe incluirse la información a redes institucionales y comunitarias, a organizaciones sociales y de beneficencia y la propia referencia de las familias de acogida. Para el buen logro de este proceso es relevante que la institución asegure que sus equipos de trabajo cuenten con experiencia y destrezas en una serie de aspectos dentro de lo cual se releva la seguridad física y promoción del desarrollo de niños, niñas y adolescentes y pueda desde estos conocimientos y experiencia proceder a aportar en los procesos de reclutamiento, y selección y trabajo con las familias de acogida. 1 a.) Complementario a esto, las competencias del recurso humano de la institución

para el reclutamiento y selección de familias que se incorporarán al programa de familias de acogida , deben incluir como mínimo lo siguiente:

- En adición a la idoneidad personal y competencias profesionales y técnicas, el

recurso humano de la institución debe tener conocimiento específico acerca del programa de familias de acogida especializada, como también conocimiento de la Convención de los Derechos del Niño, del proyecto de funcionamiento del programa, de las presentes bases y de todas las regulaciones y procedimientos del Servicio Nacional de Menores y de la institución relacionados con el programa de familias de acogida.

- Conocimiento de desarrollo evolutivo y habilidad para relacionarse con niños, niñas y adolescentes.

- Habilidad para promover igualdad, respeto a la diversidad y a los derechos de niños, niñas y adolescentes.

- El equipo profesional que se destine a reclutamiento y selección de familias de acogida debe tener destrezas y conocimiento de procesos de evaluación y/o capacitarse en ello. Este ámbito (reclutamiento particularmente selección/ evaluación de las familias de acogida) debe llevarse a cabo por profesionales psicólogos/as o asistentes sociales capacitados/as.

1.b) En relación a aspectos relativos a conocimientos, competencias y destrezas a

considerarse en la selección y/o evaluación de las familias postulantes o interesadas en incorporarse al programa, sean estas familias extensas o familias sustitutas sin vínculo consanguíneo o de amistad, se señalan lo siguiente como requerimientos básicos:

- Se debe recabar información acerca de las experiencias de las familias

interesadas, en la crianza de niños/as propios y/o cuidado de niños/as que no sean de sus propias familias.

- Comprensión de las motivaciones de las familias interesadas en incorporarse al programa, para el acogimiento familiar.

- Conocimiento y comprensión de las experiencias de las familias interesadas, en sus procesos de crecimiento al interior de sus propias familias.

- El equipo profesional que evalúa las familias interesadas y/o las familias extensas debe recabar información acerca del conocimiento y comprensión de estas familias relativas a temas de maltrato ( abandono , negligencia, abuso sexual, etc.) y sus efectos en la conducta.

- Otro aspecto que debe merecer atención del equipo evaluador son las experiencias de las familias postulantes o interesadas, relativas a las

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necesidades especiales y/o actitudes en relación al ámbito de las capacidades diferentes.

- Importante para el equipo evaluador recabar información acerca de las formas de entender y de actuar en relación a la disciplina o consecuencias de la conducta, que las familias postulantes refieren o muestran en su accionar cotidiano.

- El equipo evaluador debe prestar atención a las dinámicas relacionales al interior de la familia postulante a ingresar al programa.

- Se debe además obtener información acerca del manejo de las situaciones de stress y resolución de conflictos que se dan al interior de las familias interesadas en ingresar al programa.

- Comprensión del cómo promover procesos de apego seguro entre niños/as y adultos significativos.

- Condiciones de salud que permita la dedicación a las tareas propias del acogimiento familiar.

- Que sean familias que no cuenten con contraindicaciones tales como dinámicas de violencia intrafamiliar sin resolver, existencia de abuso sexual, graves problemas de salud evaluados por el equipo como contrarios para un sistema de acogimiento familiar).

- Es también importante considerar y conocer a todos los miembros de la familia que participarán en la experiencia de acogimiento, ya que todo el grupo familiar debe estar motivado para acoger y proteger al niño, niña o adolescente.

- Conocimiento de las condiciones materiales y funcionales de las viviendas. - En relación a aspectos presupuestarios del grupo familiar de acogida es relevante

que se cuente con ingreso regular y/o estable que satisfaga las necesidades del grupo familiar.

- Se debe incorporar la solicitud de certificado de antecedentes para fines

especiales, de todos los miembros adultos de la familia de acogida, los que deben ser actualizados anualmente. En el caso de adolescentes, se sugiere solicitar información a SENAME de ingresos a la red y sus motivos.

- Examen físico, de los adultos asignados como responsables del cuidado del niño, niña o adolescente, en el caso que se considere relevante.

En relación a las condiciones materiales de la vivienda, en general, los aspectos de infraestructura del hogar deben asegurar que éste pueda acomodar a sus moradores, que sea cálido, con adecuado mobiliario, y decoración y sea mantenido en buenas condiciones de higiene y limpieza y seguridad. A continuación se definirán algunos aspectos mínimos relativos a las condiciones del inmueble, señalando que éstos se refieren especialmente a las familias de acogida fuera del ámbito vincular familiar. En las familias de acogida extensa evaluadas en forma positiva para el acogimiento, se priorizará el vínculo estable con el niño, niña o adolescente, señalando de todas formas que deben existir condiciones básicas de vivienda y seguridad. 1.c. ) Aspectos mínimos relativos a las condiciones del inmueble:

- Inmueble propio o arrendado, ubicado preferentemente en sectores de procedencia o territorialmente cercano al lugar de origen del niño, niña o adolescente.

- De fácil acceso a los servicios de la red social. - Todos sus espacios tanto interiores como exteriores deben estar en buenos

niveles de conservación, orden y limpieza, de forma que otorguen seguridad a sus moradores.

- Dotados de espacios de convivencia adecuadamente decorados y cálidos, tales como: living comedor (junto o separado), dormitorios, baño/s, cocina, y con lugares de juego y recreación tanto interior como exterior; los últimos podrían ser comunitarios.

- Urbanización completa (agua potable, luz eléctrica, alcantarillado o fosas sépticas bajo estándares chilenos: NCH 1.333 de 1978, y 1987 y D.S. 90 )

- En materia de dormitorios como estándar mínimo debe contarse con un dormitorio para los padres o jefes de hogar y/o adultos, 1 dormitorio para no mas de tres

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niños/as siendo deseable una proporción aún menor, particularmente para el caso de adolescentes; los dormitorios deben contar con camas de uso individual y equipamiento de acuerdo a la estación, y closet/s o espacio/s apropiados para guardar ropa o enseres.

- Equipamiento y enseres suficientes para el grupo familiar. - Espacios de juego y recreación en la casa o aledaños a ella. - La vivienda deberá satisfacer requisitos de seguridad para sus moradores. - Lejos de áreas de contaminación que puedan afectar la salud o desarrollo del niño,

niña o adolescente. 1.d. ) Registros: La selección y/o evaluación de las familias de acogida debe ser un proceso acucioso para el cual se cuente con instrumentos que tengan como propósito la evaluación de las competencias de protección y cuidado, como también de los aspectos de infraestructura, seguridad, calidez e higiene del hogar de acogida. Los registros de la aplicación de estos instrumentos deben ser mantenidos en carpetas para cada una de las familias de acogida.

Por tanto cada familia de acogida debe contar con una carpeta individual. Estas deben contener, divididos por separadores, a lo menos lo siguiente:

1. Datos de identificación de la familia de acogida.( Dirección, teléfono, identificación

de sus moradores, actividad que realizan). 2. Certificado de antecedentes de los mayores de edad del grupo familiar. Este debe

ser actualizado anualmente. 3. Aspectos de infraestructura (número de habitaciones, de dormitorios, baños,

espacios recreacionales interiores y exteriores, información general acerca del entorno).

4. Información básica acerca de la red social de apoyo existente en el entorno, lo cual debe incluir, consultorios, servicios de urgencia, escuelas, programas comunitarios recreacionales, red municipal, etc.

5. Registro del proceso de evaluación de competencias de protección y cuidado donde deben incorporarse los ámbitos referidos en 1b) del presente anexo.

6. Preferencias de la familia misma en relación a rango etáreo, sexo preferente de los niños/as a acoger, y necesidades prioritarias de capacitación y asesoría, habilidades y destrezas manifiestas, como también en relación a tiempos de permanencia de los usuarios/as.

7. Observaciones: donde deben registrarse incidentes, quejas, denuncias, investigaciones, y resolución de estas situaciones.

8. Buenas prácticas de la familia: registro de acciones que constituyen buenas prácticas que pueden ser replicadas o modeladas hacia otras familias de acogida.

9. Registros de transferencias económicas y/u otras provenientes de la institución. 10. Registro de participación en jornadas de inducción, capacitación. 11. Hoja cronológica para el registro de contactos con la familia de acogida.

1.e) Capacitación, inducción: La institución debe contar con un programa de inducción y capacitación de las nuevas familias de acogida que fortalezca sus destrezas de protección y cuidado, el cual contemple a lo menos,

- Derechos del niño/a. - Materias de desarrollo evolutivo. - Fomento de vínculos de apego seguro, empatía, afectividad. - Competencias tendientes a la regulación de la conducta infanto

adolescente. - Conocimiento de situaciones constitutivas de maltrato. - Acciones a tomar en caso de detectarse situaciones de maltrato. - Prevención de riesgos.

El proceso de selección/evaluación de las familias de acogida especializadas contempla la determinación de las necesidades particulares de capacitación de cada una de las

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familias. Por tanto se estima pertinente contar con un programa que entregue contenidos básicos a las familias ( dentro de éstos los explicitados más arriba), como también fortalecimiento de habilidades y destrezas en materias específicas en aquellos ámbitos detectados como debilitados, como en otros de solicitud de las mismas familias de acogida. La metodología para la capacitación a las familias en destrezas de cuidado y protección deben incluir la realización de talleres individuales y/o grupales, y debe priorizarse la intervención directa en el hogar con contenidos de modelaje de conductas adecuadas de forma de reconocer y potenciar las destrezas de los padres o madres de acogida. Anteriormente se señaló la relevancia del acogimiento familiar al interior de la familia extensa del niño, niña o adolescente. En esta materia, relacionada a la acogida familiar dentro de la red familiar extensa, se estima relevante mantener los mismos criterios relativos a la evaluación de competencias de protección y cuidado y los mismos procedimientos de evaluación, capacitación, monitoreo, supervisión y apoyo que con familias de acogida sustitutas, sin vínculo de parentesco o amistad.

Se estima sin embargo, que la institución debe ser sensible a relaciones preexistentes al evaluar y aprobar a familiares y/o amigos como familias de acogida, como también ser sensible a las necesidades de los hijos e hijas propios de los padres de acogida.

1.f.) Monitoreo de la familia que acoge al niño/a y supervisión:

La institución debe monitorear permanentemente los resultados del acogimiento familiar en relación a las necesidades de los niños, niñas o adolescentes usuarios/as del programa, de forma de realizar las acciones necesarias en caso de verificarse dificultades, y/o realizar apoyos y fortalecimiento de las prácticas de las familias. De acuerdo a ello, la institución debe informar a las familias de acogida, que ellos/as serán visitados por profesionales de la misma, y entrevistados, como también el usuario/a, y probablemente referentes de los servicios de educación y salud u otros como parte normal del proceso de supervisión.

Al inicio la intervención se orientará a apoyar al niño/a en su adaptación al nuevo sistema familiar donde vivirá, asegurando la realización de visitas a la familia de acogida y el contacto personal con el niño/a. El equipo técnico del programa evaluará la factibilidad de incrementar la frecuencia de visitas durante el período, inicial, siendo deseable que las visitas durante el primer mes se realicen semanalmente, el segundo mes en forma quincenal y una vez constatada la adaptación del niño/a en la familia de acogida, en la periodicidad definida por el equipo de intervención, la que no debe ser menor a una visita trimestral, en forma adicional a los procesos de capacitación e intervención. El monitoreo, apoyo y supervisión a las familias de acogida debe realizarse en un clima positivo y de colaboración, que reconozca y valore el aporte de las familias de acogida en la situación particular de la cual se trate. Este aspecto se considera de la máxima importancia y define para la institución el requerimiento de contar con recurso humano idóneo. Por tanto el proceso de monitoreo y apoyo a las familias de acogida debe necesariamente contemplar visitas domiciliarias periódicas durante las cuales se tome contacto con la guardadora principal, con miembros del grupo familiar, como también requiere de contactos personales periódicos con los usuarios/as, además de contactos en dependencias institucionales, y contactos telefónicos que pudiesen requerirse de acuerdo a la situación particular. Registros de estas acciones deben incorporarse en forma breve y concisa en la carpeta individual del usuario/a. Algunos aspectos necesarios de incorporar en el proceso de monitoreo y apoyo hacia las familias de acogida son los siguientes:

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- Se deberán tomar las medidas tendientes a la incorporación del niño/a en los sistemas de políticas sociales universales, tales como los sanitarios, educacionales, de estimulación temprana, recreacionales, de habilitación para la vida independiente en caso de estimarse pertinente, como también a la derivación a programas comunitarios o de la red SENAME especializados, de reparación del maltrato grave, etc.

-Además de entregar información durante el proceso de capacitación, es relevante informar por escrito a las familias de acogida la política institucional en materia de trato a los usuarios/as, de forma de explicitar claramente que el castigo físico no es aceptable.

-En la misma forma es importante asegurar que todas las familias de acogida

estén informadas sobre la particular vulnerabilidad de los niños /as bajo su cuidado, y su susceptibilidad frente a situaciones como el maltrato. Especial atención debe darse a situaciones de violencia entre pares o bullying. Respecto a ello la institución debe apoyar y capacitar a las familias de acogida para trabajar estas situaciones.

- Se trata de que la estadía de los niños/as y adolescentes en las familias de acogida sea un tiempo donde se les apoye de manera personalizada y se les brinden experiencias enriquecedoras y educativas que favorezcan su proceso de formación personal.

-Se debe entregar una alta prioridad a las necesidades educacionales del niño/a o

joven asegurándose que el /ella sea motivada/o por la familia de acogida para el logro de su máximo potencial, a través de un ambiente estimulante hacia el aprendizaje. La familia de acogida también tiene responsabilidad en los contactos con la escuela, asistencia a reuniones. En ocasiones y cuando se ha evaluado en forma pertinente, en conjunto con los padres biológicos, o familia de egreso permanente. La institución deberá contar con familias de acogida sustitutas, (sin vínculo biológico de parentesco es decir son personas desconocidas para el niño/a, o adolescente), sin embargo de ser factible debe priorizar por familias de acogida dentro de la red familiar extensa del niño, niña o adolescente reconociendo la relación particular, y la contribución que puede ser hecha por familiares, en el cuidado de niños/as o jóvenes en situación de vulneración grave en su familia de origen que amerita la separación de los mismos, evitando el desarraigo y minimizando los efectos traumáticos de la separación de la familia de origen. De la misma forma si son agotados los recursos para contar con familias en la red familiar extensa, la red vincular o de amigos también puede constituirse en una alternativa preferente.

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ANEXO B.

INTERVENCIÓN Y APOYO AL NIÑO, NIÑA O ADOLESCENTE QUE INGRESA AL PROGRAMA DE FAMILIAS DE ACOGIDA. Se visualizan a lo menos 4 momentos: a) Ingreso a una familia de acogida :

Frente a la derivación de un caso por Tribunales debe realizarse el registro del ingreso del niño/a al proyecto y la recopilación de los principales antecedentes de su situación. De constituirse en una situación emergente donde ha habido derivación por otra instancia de la red, la situación debe ser regularizada a la brevedad ante los tribunales correspondientes con los antecedentes que existan o se hayan recabado sobre el caso. Este momento contempla la incorporación del niño, niña o adolescente a una familia de acogida , de acuerdo a sus características y en coherencia con los criterios establecidos en las presentes bases. De no contarse con diagnóstico o evaluación actualizada de la situación, deben iniciarse acciones para el diagnóstico de la situación del niño, niña o adolescente, proceso en el cual el equipo de intervención conoce de las vulneraciones de derechos experimentadas por niño/a, al mismo tiempo que evalúa los recursos individuales, familiares y/o comunitarios con el fin de iniciar acciones pertinentes de restitución de derechos. Uno de los instrumentos que pueden resultar de utilidad para el análisis de la situación familiar de los niños, niñas y adolescentes derivados al programa está el genograma8, el cual entrega una imagen gráfica de las vinculaciones y dinámicas de una familia en particular.

De contarse con familia extensa se procederá a evaluar las competencias de la

familia de acuerdo a lo establecido en Anexo A.- y se iniciará el proceso de acompañamiento y monitoreo.

De no contarse con familia extensa o de la red vincular se procederá a incorporar al

niño, niña o adolescente a una familia de acogida sustituta que cuente con las mejores condiciones en términos de competencias para el acogimiento de un usuario/a con las características particulares del caso del cual se trate.

Se iniciarán las coordinaciones para la incorporación en los programas y servicios de la red social que sean necesarios para la adecuada atención del niño, niña o adolescente.

En este momento de ingreso es particularmente relevante que los profesionales de intervención propicien la generación de un ambiente de aceptación positiva e incondicional del usuario/a en la familia de acogida; se trata de desplegar acciones para una acogida cálida y estabilizadora, se espera una recepción personalizada espacio donde es relevante el presentar a los integrantes de la familia, informar del lugar físico que ocupará el usuario/a, informar sobre algunas normas de convivencia diaria en la familia; entregar información clara acerca del trabajo conjunto y coordinado que se realizará. Todo lo anterior en coherencia con el rango etáreo del usuario/a, sus características personales y de desarrollo evolutivo. Se trata de incluir la perspectiva evolutiva que garantice el abordaje de las necesidades físicas, emocionales, cognitivas, sociales asegurando que todos los niños y niñas atendidos reciban el contacto afectivo, la estimulación necesaria para un desarrollo óptimo y la atención

8 El “genograma es una representación gráfica de una constelación familiar multigeneracional ( por lo menos 3 generaciones), que registra información sobre los miembros de esa familia y sus relaciones”. Def. extraída de la pág. Web. http:/perso.wanadoo.es/aniorte_nic/apunt_terap_fam_8htm

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psicológica para paliar el impacto de déficit y/o daños producidos por vivencias de situaciones de desprotección. Al tener presente la perspectiva evolutiva por tanto, se habla de un desarrollo biopsicosocial en el cual no basta la atención a las necesidades físicas, siendo también necesario atender a las necesidades cognitivas y emocionales de modo integral. Lo anterior, pasa por comprender el desarrollo neurofisiológico, cognitivo, moral y socio-afectivo, en conexión con su entorno social más cercano, analizando la crianza y la educación recibida de aquellos que han sido vulnerados en sus derechos, todo lo cual permite contar con mayores elementos de análisis y por lo tanto con una mejor calidad de intervención. De la perspectiva evolutiva que debe ser incorporada en la atención a niños, niñas y adolescentes, en el acompañamiento a las familias que acogen y a sus referentes familiares, se señalarán algunas referencias y aspectos generales, necesarios de profundizar y operacionalizar en la práctica cotidiana de los equipos técnicos y profesionales:

- Desarrollo evolutivo del pensamiento; dentro de lo cual es importante la teoría de los Estadios Evolutivos de Piaget : Período sensorio motriz de 0 a 2 años, Preoperacional de 2 a 8 años, Operacional Concreto de 8 a 11 años, Operacional Formal de los 11 años en adelante.

- Desarrollo Evolutivo del Comportamiento Moral; el desarrollo moral en los niños/as, crece a la par del desarrollo cognitivo. De acuerdo a Kohlberg se pueden distinguir las etapas de a-moralidad o preconvencional hasta los 9años aproximadamente, la etapa de moralidad objetiva, heteronomía o moral convencional (9 a 14 años aprox.), la etapa de desarrollo moral subjetivo, de autonomía o post convencional (14 a 18 años y más). Diversos autores coinciden en que el desarrollo moral, se relaciona con una capacidad que tiene el ser humano de alcanzar formas de comportamiento regidas por el respeto y la cooperación entre las personas y la vida en sociedad.

- Desarrollo Evolutivo del Comportamiento Social, Afectivo y Sexual, dentro de lo cual es relevante mencionar la teoría del apego de Bowlby quien aporta con la identificación de varias formas de apego: apego seguro, apego evitativo, ansioso o inseguro. Es tan trascendente la necesidad de apego para el desarrollo del niño/a principalmente en sus primeros años de vida que “si no ha tenido la posibilidad de establecer un apego de calidad, él o ella tendrán siempre lagunas en el ámbito de sus comportamientos sociales que podrán dañar gravemente sus capacidades para vincularse positivamente con los demás, así como para obtener buenos resultados en los procesos de aprendizaje”9. Importantes aportes son los constituídos por la teoría psicosexual de Freud, los aportes de Erikson relacionados con la influencia del entorno social sobre el desarrollo, entre otros autores.

b) Conocimiento o preparación para la intervención: Este momento ha comenzado

con el proceso diagnóstico o evaluaciones señalados anteriormente, implica de parte del equipo profesional dar a conocer la historia de vida, factores de riesgo, recursos personales, redes familiares o significativas de apoyo y también coordinar los aspectos prácticos y de manejo para la estadía a los niños/as, visitas de las familias de origen, del equipo técnico del programa, de concitar aspectos que formarán parte de la elaboración del plan de trabajo individual, de procedimientos para la coordinación con otros programas tales como reparatorios especializados, etc. y para el abordaje de situaciones de emergencia. En definitiva, se trata de apoyar a la familia de acogida especializada para abordar las diversas situaciones que se pudieran producir. Al mismo tiempo, se busca generar y fortalecer en las familias y en los niños/as una sensación de seguridad, de sentirse respaldados y protegidos de modo que sea posible estimular una relación que motive al cambio y al desarrollo de un vínculo terapéutico con la familia y con el equipo a cargo.

9 Maryorie Dantagnan. Los Buenos Tratos a la Infancia. Cap. 8. Pág.167.

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c) Formulación y desarrollo del Plan de Intervención Individual:

Corresponde a un Plan de Intervención Individual, (PII) que contiene los objetivos y acciones a desarrollar con el niño, niña o adolescente, el que debe estar en concordancia con el/los programa/s en los cuales el niño/a se encuentra incorporado, tales como estimulación temprana, educación, salud, recreación y participación, programas reparatorios especializados, etc. Deberá, además, abocarse al fortalecimiento de los recursos personales y participación activa en actividades que permitan utilizar el tiempo libre, contribuyendo así a la resignificación de las graves vulneraciones vividas. Para esto, la familia debe considerar también la interrelación sistemática con familiares o adultos significativos que sean agentes de apoyo a los casos y cuya interacción con el niño, niña o adolescente no haya sido contraindicada por profesionales del programa y/o tribunal competente. El Plan de Intervención Individual deberá formularse dentro del primer mes de ingreso del niño, niña o adolescente a la familia de acogida.

El plan podrá ser modificado en razón de las necesidades que se presenten, por tanto debe ser flexible y participativo. Cobra vital importancia retroalimentar dicho plan con la observación y coordinación con el programa especializado en el que esté siendo atendido el niño, niña o adolescente. El Plan de Intervención Individual deberá ser formulado en forma participativa, ( en función de los rangos etáreos), adoptando las acciones necesarias para la incorporación al niño, niña o adolescente en la formulación del mismo, de sus referentes afectivos significativos y de otros actores que se estimen pertinentes. De esta forma se logrará la colaboración y apoyo para el logro de resultados en los diversos ámbitos que se aborden en éste. Debe ser conciso, significativo, pertinente a los intereses del niño/a y estar en conocimiento de quienes tienen participación en los ámbitos incorporados en el Plan.

El plan consignará:

1. Breve diagnóstico de la situación del niño/a, y/o del problema mas relevante y

significativo para el niño/a y expresado en forma adecuada. 2. Definición del objetivo general del Plan de Intervención Individual. 3. Registro de las principales acciones a desarrollar, fecha, plazos y responsables de

su ejecución. 4. Determinación de plazo de revisión del Plan de Intervención Individual, lo cual

debe ser a lo menos semestral. 5. Sugerencias u observaciones individuales cuando corresponda.

Las acciones ejecutadas por el programa a favor del niño/a o adolescente, deberán ser registradas consignando grados de avance. Uno de los aspectos que requiere incorporación en el PII es la estabilización de la situación de vida del niño/a. De esa forma el PII deberá delinear la contribución del programa para el reingreso en el plazo más breve posible a la familia definitiva de cada niño/a. Es pertinente señalar que este un momento oportuno para convenir, tomar acuerdos y compromisos con la familia de egreso, con la finalidad de regular la relación con la familia de acogida especializada y con el Programa (especialmente respecto de los compromisos adquiridos).

En atención a que los niños/as atendidos en el Programa de Familias de Acogida lo son en virtud de una orden del Tribunal competente, los proyectos deberán mantener informado a dicho Tribunal, en forma semestral o de acuerdo a como esta instancia lo determine, respecto del Plan de Trabajo, avances y resultados que avalen la continuidad, o término de la medida de protección. De contarse con intervención reparatoria especializada, esto deberá coordinarse con este programa.

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d) Egreso, Acompañamiento y Seguimiento:

Esta etapa implica la concreción de la decisión de reinsertar definitivamente al niño/a en su familia, o en aquella situación familiar determinada que el niño, niña o adolescente requiera. Ello puede representar egreso con su familia biológica, con la familia extensa o familia sustituta con medidas de tuición, a adopción o egreso a la vida independiente.

En el caso de egreso con la familia biológica, indica que se han revertido los componentes principales de la incompetencia parental reconocidos por los programas tratantes y que se presentan indicadores concretos relacionados con la presencia de habilidades y condiciones favorables para la reinserción del niño, niña y adolescente en su familia.

El proceso de egreso significa la realización de acompañamiento a la familia y al niño/a, antes de iniciar el cierre definitivo. Este proceso de cierre debe involucrar a todas las instancias de apoyo con las que se ha trabajado (tales como escuelas, consultorios, organismos de capacitación, entre otros), como también a aquellas instancias de protección y familiares o adultos significativos participantes en el proceso.

En esta etapa se ha evaluado el proceso desarrollado con el niño, niña o adolescente, lo que debe quedar expresado en un informe técnico final, el que debe ser remitido al tribunal correspondiente, órgano exclusivo para tomar la decisión final del egreso.

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ANEXO C.

INTERVENCIÓN CON LA FAMILIA DE EGRESO PARA LA PARENTALIDAD COMPETENTE. En la actualidad sabemos que las relaciones afectivas constantes, como las que encontramos en familias “sanas” son fundamentales para el desarrollo de los niños/as. En efecto investigaciones recientes nos muestran que los buenos tratos y la atención a las necesidades mutuas protege del stress y de las dificultades cotidianas10 Sin embargo la realidad nos muestra que no siempre la familia es un ámbito de relaciones armónicas y de atención a las necesidades del otro, de forma que se hace necesario formular intervenciones en el espacio de la familia y por tanto de la parentalidad, para contribuir al desarrollo de la infancia y adolescencia a través del fortalecimiento de las conductas de buen trato. Desde esa perspectiva aparece pertinente el establecer referencias o modelos para la intervención. La utilidad de los modelos básicamente radica en que permite incluir en un todo aspectos teóricos, metodológicos y operacionales con el fin de intervenir una realidad determinada. Uno de los modelos más comúnmente utilizados por las ciencias sociales es el enfoque sistémico y ecológico los que incorpora como conceptos básicos los de sistema y subsistema, de forma que entiende la realidad de la familia como un conjunto de elementos interrelacionados e interdependientes. De esa forma podemos comprender a la familia como un sistema rodeado por un medio o contexto socioambiental los cuales mantienen una relación de interdependencia. El modelo sistémico cuenta a su vez con corrientes con distintos criterios de intervención, uno de los cuales es el contructivista. La institución proponente puede plantear sus procesos de intervención a partir de construcciones teóricas. Sin embargo éstas deben estar fundamentadas en los siguientes criterios: 1.- La familia como sujeto de derechos que la sociedad y el Estado deben reconocer. Algunos de estos derechos están constituidos por la dignidad, el trabajo, la educación, la salud, vivienda, etc. como a la asistencia cuando se encuentra debilitada para cumplir con su función protectora. 2.- La no discriminación de forma de rechazar prejuicios o concepciones preexistentes. 3.-La valoración o reconocimiento de los recursos de la familia o capital social que permiten potenciar aspectos existentes y construir a partir de ellos. 4.- La participación la cual implica la existencia de diálogo o interacción donde la familia y sus componentes contribuyen a la identificación de sus problemas como de los objetivos a lograr. En este contexto, la intervención con la familia biológica realizada por el Programa deberá tener como objetivo que el niño, niña o adolescente, se reintegre en el plazo más breve posible a su familia de origen, la cual constituye el espacio privilegiado y prioritario de desarrollo para todo niño, niña o adolescente. De acuerdo a ello el programa debe realizar las acciones necesarias y oportunas para proceder a la reinserción en la propia familia. Para ello se debe trabajar directamente con ésta, evaluando competencias, promoviendo la toma de conciencia frente a las problemáticas detectadas, generando en forma participativa alternativas de solución, promoviendo la inserción en las redes sociales, y por tanto apoyando, habilitando y capacitando en intervenciones planificadas que permitan la potenciación o desarrollo de sus habilidades protectoras y el empoderamiento en su rol. 10 Los Buenos tratos a la Infancia, Jorge Barudy et al Primera Edición Febrero 2005, Barcelona

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Asimismo según lo señalado en Anexo A, la metodología para la intervención con las familias en destrezas de cuidado y protección debe ser implementada de acuerdo a estrategias innovadoras que inviten a la participación y al aprendizaje significativo. Pareciera pertinente complementar con sesiones educativas y formadoras directas realizadas en el hogar trabajando contenidos asimilables al contexto familiar, y en base a técnicas de modelaje, de representación, de dramatización, etc. Sin embargo, la realidad señala la existencia de situaciones en las cuales no es factible la reinserción en la familia biológica. En este caso y de existir probados indicadores de incompetencias, el programa debe proactivamente iniciar acciones hacia la identificación de otras instancias familiares de egreso, las cuales han sido señaladas previamente en este documento. Se debe tener presente en este caso consideraciones referidas a los espacios de tiempo en la vida de los niños, niñas y adolescentes, los cuales tienen una valoración diferente y de mayor urgencia en relación a los tiempos de adultos o tiempos de existencia de las instituciones. En relación a instrumentos de evaluación de competencias parentales se pueden sugerir las obras del psiquiatra chileno Dr. Jorge Barudy relativas a parentalidad bientratante, o instrumentos como el test de percepción del funcionamiento familiar ( FF-SIL) de Ortega , D. de la Cuesta, C. Díaz 1999, entre otros. La acción del equipo será educativa y de coordinación. Como aspecto operativo se sugiere realizar un contrato con la familia de origen, que regule la relación con la familia de acogida especializada y con el Programa, entregue claridad respecto a las expectativas y permita el seguimiento de estos compromisos. Se deberá trabajar con la red de recursos existente, de manera de que la familia logre acceder a recursos necesarios para mejorar su situación, lo que incluye el ámbito material y social, pero también la intervención especializada para superar la situación que generó la separación transitoria. La intervención debe planificarse de tal manera que permita la evaluación periódica de los cambios en la situación.