bases de medicina anti-aging - pinto institute … · envejecimiento en los mamíferos, el papel...

34
BASES DE MEDICINA ANTI-AGING Prof. Dr. Raúl Pinto Dr. Julián Bayón

Upload: vuongdang

Post on 30-Sep-2018

219 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

 

 

BASES DE MEDICINA

ANTI-AGING

Prof. Dr. Raúl Pinto Dr. Julián Bayón

 

 

BASES DE LA MEDICINA ANTI-AGING Al comienzo del siglo XX, la esperanza de vida se situaba en menos de 50 años en la mayoría de las naciones industrializadas. Al comienzo del siglo XXI esta esperanza se situaba en más de 75 años, lo que supone un aumento del 75% en solamente un siglo.

Esto se debe no solamente al avance de las ciencias biomédicas sino también a otras innovaciones, como abastecimiento de agua potable, tratamiento de basuras, mejoras en la alimentación, antibióticos y otros fármacos con los cuales hemos conseguido controlar mejor enfermedades infecciosas y parasitarias. Como consecuencia de ello, las enfermedades crónicas degenerativas, que muy poca gente en el pasado vivía el tiempo suficiente para padecer, han reemplazado a las enfermedades infecciosas y parasitarias como primera causa de muerte en los países desarrollados en la actualidad.

De hecho, el envejecimiento por sí mismo ya es un factor de riesgo en todas las causas de mortalidad en cualquier tipo de organismo.

Mucha gente muere a una edad avanzada y los investigadores están empezando a pensar que el tiempo es tóxico porque el envejecimiento nos hace más vulnerables a las enfermedades.

Aunque la idea de que la abuela murió de vieja es más agradable para las familias, el encontrar las verdaderas causas de muerte podría darnos más pistas de cómo podemos llegar a ser más longevos.

Envejecimiento

Todos sabemos lo que significa “envejecimiento”; sin embargo, científicamente es bastante difícil de definir por que no es solamente el paso del tiempo, sino que es un proceso biológico complejo y no fácil de evaluar y definir a nivel celular, tisular y orgánico. Lo que es evidente son los efectos del envejecimiento:

• Atrofia de la mayoría de los órganos y tejidos. • Progresivo descenso de la eficiencia y vigor de todas las funciones fisiológicas,

destacando el rendimiento cardíaco, la fuerza muscular y la lucidez mental, entre otras.

• Aumento de la susceptibilidad a procesos malignos, enfermedades autoinmunes y procesos infecciosos, es decir deficiente funcionamiento del sistema inmunitario.

• Aumento de la Inflamación. • Aumento de la vulnerabilidad a traumas.

 

 

Este proceso afecta a todas las personas pero cuantitativamente no a todas a la misma edad; así, a los 60 años puede haber personas aparentemente “viejas” y otras todavía “jóvenes”; unos que a los 80 son ya unos ancianos y otros que “no parecen tener la edad que tienen”. Por lo tanto, hay variables individuales que hacen que la edad cronológica y la edad funcional varíen en cada individuo.

Tampoco en una misma persona el envejecimiento afecta uniformemente sino que hay diferencias en la velocidad de envejecimiento y consiguiente deterioro entre los diferentes tejidos, órganos y sistemas.

No obstante, buscando una definición académica podemos decir que envejecimiento es la acumulación de cambios que se van sucediendo en nuestras células y tejidos con el paso del tiempo, como consecuencia del fallo progresivo de la homeodinámica que hace que bajo circunstancias de estrés fracase la allostasis y se incremente el riesgo de enfermedades y muerte.

El concepto de homeodinámica sustituye al de homeostasis debido a que a la luz de los conocimientos actuales sabemos que el medio interno de los sistemas biológicos complejos no es estable y en equilibrio sino que está sometido a una regulación dinámica e interacciones entre los diferentes niveles de organización.

En contrapartida del término homeostasis también se ha acuñado el nombre de allostasis para definir el fenómeno de comunicación continua entre diferentes tipos de células, tejidos y órganos y su continua acomodación y ajuste en función de la intensidad de los diferentes factores estresantes tanto internos como externos y el costo que puede suponer ese esfuerzo de adaptación.

El envejecimiento, la senescencia y la muerte serian pues, un déficit en la homeodinámica y un fallo de la allostasis. La investigación sobre el envejecimiento en las últimas décadas ha crecido enormemente y abarca campos tan diversos como genética, biología molecular, bioquímica, neurociencias, biofísica, inmunología, biología celular, bioingeniería, nanotecnología, fisiología comparada.

Desde un punto de vista puramente físico, para entender el envejecimiento, primero tenemos que entender qué es la vida. Si la vida es producción de entropía y el envejecimiento es el declinar de la vida, eso quiere decir que el envejecimiento es el declinar de la producción de entropía.

Por tanto, podríamos considerar el envejecimiento como un proceso estocástico consecuencia del aumento del desorden de los mecanismos regulatorios intra y extra celulares.

Esto origina una disminución de la resistencia del organismo al estrés y a la enfermedad. Desde el punto de vista de la biología celular vamos conociendo cada vez mejor algunos de los cambios implicados en la célula, cómo estos cambios afectan su normal funcionamiento y, finalmente, cómo pueden llevarla a un proceso de apoptosis o

 

 

de transformación tumoral.

Desde el punto de vista de la fisiología vamos entendiendo no sólo los diferentes sistemas sino la relación entre todos ellos y como, se producen cambios que pueden llegar a generar enfermedades.

Gracias a la fisiología comparada podemos conocer cómo funciona el cuerpo y cómo se adapta a las condiciones de su entorno; los investigadores que trabajan en este campo están estudiando, por ejemplo, la actividad de diferentes genes en el tiempo y bajo diferentes condiciones.

Se cree que estos cambios reflejan la acumulación de deterioro celular y tisular como consecuencia del déficit en los mecanismos de mantenimiento y reparación, así como el daño producido por el estrés oxidativo debido a una gran variedad de factores tóxicos, unos producidos de forma endógena durante el crecimiento normal y el metabolismo, y otros derivados del entorno exterior.

El normal funcionamiento y la supervivencia dependen de la habilidad celular para resistir o adaptarse a ese estrés y reparar y reemplazar las moléculas dañadas. Nuestro sistema genético ha evolucionado para detectar formas específicas de daño y activar la expresión de genes cuyos productos aumentan la resistencia de la célula a la agresión o ayudan en su reparación.

La continua efectividad de estas respuestas genéticas a las agresiones del entorno es uno de los mayores factores en la resistencia a la enfermedad y el envejecimiento y puede ser un factor determinante de longevidad

Vamos conociendo mejor el fenómeno de apoptosis celular, autofagia, cambios epigenéticos, genes, telómeros y telomerasa, las distintas agresiones bioquím

icas por radicales libres, la importancia de la acumulación de daño en las proteínas, etc. Cambios asociados con la edad ocurren también dentro y entre las células por medio de alteraciones de la matriz intercelular, intercambio de factores tróficos, liberación de citoquinas inflamatorias como mediadores, etc.

Aunque hay diferentes factores conocidos que contribuyen a lo que conocemos como envejecimiento en los mamíferos, el papel que desempeña el ADN en el envejecimiento parece tener una importancia crítica.

Hay cada vez más evidencias de que el daño oxidativo en el ADN y la mejor o peor capacidad de reparar ese daño es importante, ya que éste produce mutación en los genes, acortamiento en los telómeros y daño mitocondrial. La acumulación de dichos factores da como resultado la gradual declinación de las funciones celulares que se puede observar en variedad de tejidos.

El crecimiento demográfico de los últimos años se produce en un medio ambiente que es

 

 

cada vez más estresante, más contaminado, más masificado y contribuye directamente a las enfermedades propias del envejecimiento, ya que afecta directamente a una de las claves de nuestro envejecimiento, el código genético, en cuanto que muchos de dichos genes se expresan o no en función del entorno.

Si miramos dentro de cada una de nuestras aproximadamente 30 billones de células, encontramos que cada una tiene 23 cromosomas y en cada cromosoma observamos una estructura en forma de doble hélice que es el ADN, formado a su vez por proteínas, aquí es donde se encuentra la información genética que se transmite de padres a hijos; así, un gen determina el color de los ojos; otro, la altura, pero también determinan la predisposición a padecer enfermedades.

Cuando se forma nuestro ADN, que como hemos visto es el que manda sobre nuestra salud y envejecimiento, hace un millón de años, se formo en un medio ambiente natural impoluto, con menos contaminación, menos estrés, una alimentación más natural en general, a lo largo de la evolución del hombre se ha visto que el ADN sigue siendo prácticamente el mismo, lo único que ha cambiado es el ambiente en el que vivimos, y este medio totalmente diferente del original es el que va a determinar que nuestros genes se expresen de una o de otra forma y aparezcan enfermedades.

Evidentemente hay veces que es muy difícil cambiar el lugar donde vivimos para que no tengamos tanta contaminación. Disminuir el nivel de estrés, cambiar nuestra dieta, hacer más ejercicio, si se puede, es indudablemente mejor, pero hay cosas que no son fáciles de cambiar; es por ello que cuanto menos podamos cambiar todas estas circunstancias externas que actúan directamente sobre nuestro ADN, más cosas habrá que aportar para intentar amortiguar el efecto nocivo sobre el ADN, y es allí donde todos los conocimientos sobre genética y biología actuales, encuentran sus aplicaciones prácticas.

En todos los seres vivos se distinguen cuatro etapas fundamentales, que son; nacer, crecer, reproducirse y morir. Es como si, una vez que se han reproducido y, consecuentemente, han garantizado la supervivencia de la especie, ya estuvieran de más y por eso les sucede la muerte.

En el hombre, gracias sobre todo a los grandes avances biomédicos, hemos conseguido que esas cuatro etapas se conviertan en cinco: nacer, crecer, reproducirse, deteriorarse y morir. Una vez que hemos pasado la etapa reproductora vamos asistiendo a un progresivo deterioro que nos parece normal, hasta que sucede la muerte.

El objetivo de la medicina del envejecimiento es conseguir alargar la etapa reproductiva a costa de disminuir lo más posible la etapa de deterioro, para que ésta sea lo más corta posible.

Se ha observado en centenarios que una característica muy frecuente en ellos es que han gozado de un estado de salud muy bueno, justamente hasta poco antes de morir. Eso sería lo ideal para todos. Cuando somos jóvenes, en la etapa de crecimiento, nuestro cuerpo va construyendo y reparando sus estructuras más rápidamente de lo que se

 

 

destruyen.

En la etapa adulta hay un equilibrio; es la mejor época porque es la más productiva, tanto para nosotros mismos como para la sociedad, es cuando al cuerpo se le pide todo su rendimiento y éste se encuentra preparado para ello, pero en la naturaleza, una vez que ha pasado esta fase, que es la reproductiva, y una vez que se ha cumplido el objetivo de perpetuar la especie, se empiezan a producir una serie de cambios que conducen rápidamente al envejecimiento.

En esta última etapa los procesos de destrucción se producen más rápidamente que los de construcción y reparación. Ésta ha sido la secuencia normal de acontecimientos en la historia de la humanidad, pero ahora podemos hacer algo más que asistir como meros espectadores, ahora tenemos mucha más información y muchos más medios para primero medir y luego frenar y revertir el proceso; el objetivo no es sólo vivir más años sino que esa edad adulta en plenas facultades no sea tan corta como lo es ahora y se pueda alargar todo lo posible, para que vivamos con la mejor calidad de vida posible; se trata de añadir vida a los años y no sólo años a la vida.

Envejecemos por el desequilibrio de los diferentes sistemas. Nuestro estado de salud va a depender fundamentalmente del equilibrio entre la eliminación de las células dañadas vía apoptosis y la proliferación y recuperación por otras células nuevas de las células dañadas.

Esto va a hacer que la reserva funcional de células necesarias para mantener el funcionamiento normal de un órgano vaya disminuyendo progresivamente hasta que, en una situación de estrés, el organismo ya no sea capaz de realizar la función que le corresponde; en ese momento es cuando se empiezan a notar la serie de síntomas que acompañan al envejecimiento.

Volviendo a nuestra definición de envejecimiento, decíamos que era la acumulación de cambios que se van sucediendo en nuestras células y tejidos con el paso del tiempo, como consecuencia del fallo progresivo de la homeodinámica que hace que bajo circunstancias de estrés fracase la allostasis y se incremente el riesgo de enfermedades y muerte.

1. El fenómeno del envejecimiento se ha asociado con diferentes cambios a nivel molecular, bioquímico y fisiológico que incluyen; aumento del estrés oxidativo, del daño en el ADN, glicosilación, inflamación, reducción de la función mitocondrial, disminución en la concentración celular de agua, cambios en los iones, insuficiencia vascular y disminución de la elasticidad y cambios en la permeabilidad de las membranas celulares y alteraciones en el recambio proteico son algunos de los más conocidos.

2. La repercución de esos cambios en nuestras células y tejidos y cómo se hacen más vulnerables a las enfermedades (alteraciones de la homeodinamia): homeodinamia ácido-base, del calcio, digestiva, de ácidos grasos, minero metálica, de coagulación, de inmunosenescencia, disfunción del eje psico neuro endocrino, detoxificación.

 

 

3. Las enfermedades que normalmente acompañan al envejecimiento o lo limitan y cuáles son sus factores de riesgo.

Éstas enfermedades son, fundamentalmente: enfermedades cardiovasculares, tumorales, metabólicas, neurodegenerativas e infecciosas.

1. Factores intrínsecos

Estrés oxidativo por oxígeno

Cada vez hay más evidencias que permiten elaborar la hipótesis de que una acumulación progresiva de daño oxidativo en importantes moléculas celulares es un mecanismo fundamental involucrado en la mayor parte de las alteraciones asociadas con la senescencia.

Este daño oxidativo se produce cuando los radicales libres producidos dentro de un organismo no son convenientemente neutralizados por los sistemas de defensa habituales, ya sea por un exceso de producción de radicales, por una disminución en los sistemas de defensa o por ambos a la vez.

Sin embargo, la producción de radicales libres por parte de los seres vivos no tiene solamente connotaciones negativas, ya que en concentraciones moderadas son necesarios en diferentes reacciones protectoras, como mediadores esenciales o ejecutores de la fagocitosis antimicrobiana, en las reacciones de detoxificación conducidas por el complejo del citocromo P450, en la apoptosis que elimina células dañadas y cancerosas, así como, en el importante papel que juegan como mensajeros dentro de los mecanismos biológicos de señales.

Es por ello por lo que una excesiva cantidad de antioxidantes puede peligrosamente interferir en alguna de las funciones protectoras que acabamos de señalar.

Sin embargo, establecer la implicación de este fenómeno en la patogénesis del proceso de envejecimiento no ha sido una tarea fácil.

El desarrollo reciente de técnicas analíticas más fiables y precisas para medir las peroxidaciones lipídicas, así como el empleo de modelos de envejecimiento animal mejor definidos, está siendo y será en el futuro de gran ayuda para los estudios en este campo.

Estrés oxidativo por óxido nítrico

Desde diabetes hasta hipertensión, cáncer, inflamación crónica, drogadicciones, motilidad intestinal, ictus, memoria, shock séptico, quemaduras solares, impotencia, anorexia, tuberculosis, no hay probablemente ninguna condición patológica donde el NO (óxido nítrico) no desempeñe un papel importante. Esto se debe a su papel modulador en una

 

 

amplia variedad de alteraciones inflamatorias agudas y crónicas.

En cuanto a la oxidación se ha visto que tiene una acción bifásica: en bajas concentraciones tiene un efecto antioxidante, mientras que en gran concentración tiene un efecto prooxidante. Además activa tanto las cicloxigenasas como las lipoxigenasas motivando la producción de prostaglandina E2 y leucotrienos, que son sustancias proinflamatorias.

Al mismo tiempo, se ha visto que el estrés, la inflamación y las infecciones estimulan la producción de NO.

Recambio protéico

El daño oxidativo sobre las proteínas parece ser un elemento clave en el envejecimiento. La oxidación de las proteínas las convierte en ineficaces y normalmente sufren una degradación preferente por parte del sistema proteosómico, que es un complejo de proteasas multicataliticas distribuidas en el citosol, el núcleo y el retículo endoplásmico de las células de los mamíferos.

La disminución progresiva de la síntesis proteica y la capacidad de eliminación de esas proteínas dañadas o envejecidas influyen en su recambio y pueden ser la causa primaria del aumento de la concentración de proteínas dañadas con el envejecimiento.

Esto puede conducir a un círculo vicioso donde un aumento en el daño proteico disminuye el recambio proteico, conduciendo al aumento posterior de la concentración de proteínas dañadas.

El establecimiento de este tipo de círculos viciosos puede producir un aumento exponencial en la cantidad de daño proteico, que parece ser una de las bases del deterioro general observado en los organismos senescentes.

Glicosilación

La glicosilación es un proceso intrínseco e inevitable en la mayoría de los animales; se produce por la reacción no enzimática entre un grupo carbonilo de un azúcar (normalmente glucosa) y un aminoácido primario de una proteína. Esta reacción inicial que forma una base de Schiff ́s y luego un producto de Amadori se llama reacción de Maillard y se sigue habitualmente de una compleja serie de reacciones que conducen a la formación de AGEs (Advanced Glycation End-products), que se acumulan en los tejidos en las enfermedades crónicas relacionadas con el envejecimiento, como ateroesclerosis, diabetes, artritis y enfermedades neurodegenerativas.

Inflamación

Cuando las personas envejecen se observa un patrón típico ocasionado por el desequilibrio del sistema red-ox que origina una activación de la expresión genética de

 

 

citoquinas proinflamatorias, las cuales son reguladas por los factores de trascripción nuclear, como NF-kB, ICAM-1, AP-1, Sp1, peroxisoma proliferator-activated receptors, etc.

Éstos son responsables de la formación de un amplio abanico de señales extracelulares responsables de inflamación, remodelados tisulares, oncogénesis y apoptosis.

La inflamación crónica a su vez estimula la formación de radicales libres y metabolitos, como el MDA, dentro de las células, lo que ocasiona un daño directo al ADN, provocando roturas y mutaciones en él. Se produce así un circulo vicioso que se retroalimenta a sí mismo en el que los radicales libres aumentan la inflamación y ésta produce un aumento de radicales libres. Este proceso inflamatorio crónico es una de las constantes relacionadas con el envejecimiento.

Daño y mutaciones en el ADN

El envejecimiento normal es causado al menos en parte por la incapacidad para reparar el ADN dañado. La inestabilidad del genoma producida fundamentalmente por el daño oxidativo es la causa primaria de envejecimiento. Sin embargo, el mantenimiento del genoma es necesariamente imperfecto, ya que los organismos vivos no están diseñados para vivir eternamente y los cambios genéticos son necesarios para la selección natural. Las intervenciones que podamos realizar ya sea a nivel genético como farmacológico para reducir el daño en el ADN y promover su reparación u optimizar la respuesta celular a dicho daño prolongarán la expectativa de vida sana y frenarán el envejecimiento.

La habilidad de las células para responder al daño de su ADN y comenzar su replicación es esencial para prevenir la inestabilidad genómica,, cáncer y la muerte celular.

Disfunción mitocondrial

Cada vez existen más evidencias sobre la importancia que desempeña en el proceso de envejecimiento la disminución de la capacidad energética a nivel mitocondrial.

Dicha disminución es debida a que durante el envejecimiento la mitocondria, en su proceso de formación de ATP mediante el transporte de electrones a través de su membrana, va generando radicales libres que afectan y actúan sobre todo en la mitocondria, que, dañada por el estrés oxidativo, es incapaz de mantener las demandas energéticas de la célula, aumentando la producción de radicales libres y acumulando mutaciones en su ADN mitocondrial.

Ambos procesos, la disminución de la producción de ATP y el aumento del estrés oxidativo, pueden inducir la apoptosis de la célula.

El porcentaje de producción de radicales libres por parte de la mitocondria está inversamente relacionado con la máxima expectativa de vida en las especies.

 

 

Genética

Se han hecho estudios genéticos en centenarios para tratar de identificar el o los genes implicados en esa longevidad excepcional con ausencia de enfermedades importantes y se ha comprobado que dichos individuos carecen de genes que predisponen a enfermedades, así como tienen otros genes que los hacen resistentes a ellas.

Normalmente se ha visto que tanto la predisposición a determinadas enfermedades; como por ejemplo las tumorales, así como la mayor o menor longevidad se deben a un conjunto de genes, no a uno solo, y que estos genes son polimórficos y pleomórficos.

Polimórfico quiere decir que hay una gran variación a nivel biológico entre cada individuo en la expresión de determinadas funciones. Por otro lado, en cada individuo hay algunas características que son también pleomórficas, es decir que pueden presentar una gran variedad de formas de expresión en función del entorno en el cual dichos genes se activan o se silencian.

Realmente todas las semanas podemos ver publicados en las revistas científicas habituales trabajos que relacionan tal o cual gen con tal o cual función fisiológica, enfermedad o longevidad, pero no se han conseguido todavía identificar los genes relacionados con el envejecimiento y la longevidad, los denominados “gerontogenes”.

Gracias a la utilización de chips genéticos cada vez más potentes podemos conocer qué genes están implicados en diferentes procesos, por ejemplo: en los beneficios de la restricción calórica (genes relacionados con la respuesta insulínica), la resistencia al estrés (a través de la expresión de las proteínas de choque térmico, HSP). Por ejemplo, la familia de los genes de las sirtuinas se ha visto implicada recientemente en estudios que las relacionan con la longevidad. Estos genes, en concreto SIRT6, tienen un papel en la reparación del ADN, SIRT2 estabiliza el genoma; SIRT1 interacciona con un huésped de otras proteínas, incluyendo el p53 supresor de tumores y la señalización de las vías de la insulina. Varias líneas de investigación han mostrado que SIRT1 puede mediar la longevidad como lo hace la restricción calórica.

En el futuro próximo la información genética será utilizada cada vez más para estudios de población en los que podamos determinar la susceptibilidad individual a problemas comunes, como enfermedades cardíacas, diabetes y cáncer.

Dichos estudios nos permitirán identificar grupos de riesgo en los que los esfuerzos de prevención primaria (dieta y ejercicio físico entre otros), y secundaria (detección precoz o intervenciones farmacológicas) puedan ser iniciados.

 

 

2. Alteraciones en la homeodinamia

1.Desequilibrio ácido-base

Como consecuencia del desajuste que hay entre nuestros requerimientos nutricionales genéticamente determinados y las dietas habituales en los países desarrollados, suele haber una deficiencia de sales de potasio (alcalinas), las cuales se encuentran ampliamente presentes en las plantas, y en cambio suele haber exceso de ClNa y de iones hidrógeno por el exceso de proteínas que están presentes en abundancia en la dieta contemporánea.

Por causa de ello se produce un estado de acidosis metabólica continuada que conduce a una reducción en el bicarbonato sistémico vía intento de compensación. Esta acidosis causa en primer lugar una disminución de la relación entre bicarbonato y ácido carbónico (menos de 20/1, que es la relación normal), por lo que la primera forma de compensación es, eliminar por los pulmones cantidades mayores de CO2 hiperventilando, al reducir la pCO2 se tiende a restablecer la relación 20/1 entre el bicarbonato y el ácido carbónico, normalizando el pH.

Cuando los pulmones no son capaces de eliminar todo el exceso de CO2, aumenta la eliminación renal de iones hidrógeno, con lo que sube el bicarbonato y se restablece la relación bicarbonato/CO2 de 20/1, pero en situaciones de cronicidad con este exceso de ácido la siguiente forma de compensación es mediante la salida de calcio del hueso, que al principio se produce de una forma simple, debido a una disolución fisicoquímica del mineral.

Cuando esta situación continúa, dicha acidosis altera la función de las células óseas, hay un aumento en la resorción osteoclástica y una disminución en la formación ósea por parte del osteoblasto. Así mismo los genes responsables de la respuesta osteoblástica son inhibidos, lo mismo que los que controlan la formación de la matriz.

Como consecuencia de todo lo anterior existe una salida progresiva de sales minerales del hueso para intentar tamponar este exceso de ácido y, por tanto, la osteoporosis primaria podría verse favorecida por un estado de acidosis metabólica.

El tipo de alimentación actual produce un cierto grado de acidosis metabólica en los sujetos sanos, y este grado de acidosis se incrementa con los años, con motivo además de la disminución de la capacidad renal que se produce con el envejecimiento. Además de la importancia que tiene el equilibrio ácido-básico sobre el esqueleto, también se ha comprobado el papel destacado del pH en los procesos de formación de radicales libres. En presencia de Fe la formación de radicales libres derivados de lípidos es pH dependiente: cuanto más ácido es el pH, más alto es el flujo de radicales libres.

También a pH más ácido aumenta la permeabilidad de las membranas celulares. Al mismo tiempo se sabe que el funcionamiento de las enzimas también es pH dependiente.

 

 

2. Desequilibrio hormonal

El envejecimiento se acompaña de una involución de las funciones neuroendocrinas, resultando una disminución en la secreción de esteroides sexuales por las gónadas.

Disminuyen los estrógenos en las mujeres (menopausia), la testosterona en los hombres (andropausia), la producción adrenal de DHEA (adrenopausia) y la actividad de la hormona de crecimiento/ IGF (somatopausia).

Además, la secreción de cortisol puede estar inadecuadamente elevada debido a situaciones de estrés y a la deficiencia en los mecanismos de frenado de los receptores glucocorticoides a nivel central.

Tiene también un papel muy importante en el envejecimiento la aparición de resistencias a la insulina, ya que ésta se ha relacionado con el incremento del estrés oxidativo.

Contribuye a los problemas con la insulina la alteración en el tipo de ácidos grasos presentes en las membranas; si éstos son mayoritariamente saturados, favorecerán una membrana rígida, que hará más difícil la unión de la insulina a su receptor de membrana.

La combinación de estas perturbaciones hormonales se acompañan de cambios en factores psicológicos, como energía y sensación de bienestar, modificación de la composición corporal, así como otros factores de riesgo de enfermedades características del envejecimiento humano, como patologías cardiovasculares, diabetes, ictus.

El tratamiento de sustitución hormonal a nivel preventivo y terapéutico para tratar dichas perturbaciones es hoy objeto de polémica debiéndose valorar en cada caso individual los beneficios y los riesgos de dicha terapia.

El tratamiento debe de ir dirigido a conseguir valores de referencia ideales ajustados en función de la edad y sexo del paciente y no conformarse con “valores normales”: deben de ser valores “óptimos”.

Para intentar lograr el equilibrio a nivel endocrino debemos tener en cuenta que en el normal funcionamiento hormonal influyen los siguientes factores:

a) la producción de la hormona,

b) el transporte,

c) la sensibilidad tisular,

d) el metabolismo y la detoxificación.

Al mismo tiempo, el descubrimiento extraordinario de que en nuestro entorno se

 

 

encuentran desorganizadores endocrinos (xenobióticos) nos ha llevado al mejor entendimiento de las disfunciones hormonales relacionadas con el envejecimiento.

Este descubrimiento nos refuerza la importancia que tienen la dieta y los hábitos de vida para evitar o aminorar lo máximo posible dichos xenobióticos y aprovechar nuestros conocimientos de nutrigenética para optimizar las funciones metabólicas y de detoxificación.

Como resumen, para conseguir el equilibrio hormonal debemos tener en cuenta todos esos factores y ayudarnos de: secretagogos, precursores hormonales, hormonas naturales, sustancias que nos ayuden a desensibilizar los tejidos, otras que mejoren la bio disponibilidad y/o el transporte y, por último las que puedan mejorar el metabolismo, la detoxificación y la excreción.

Sobre todo la nutrición y el entorno desempeñan un papel fundamental en el equilibrio hormonal en estas cuatro etapas.

3. Hipercoagulación

Se ha observado tanto en animales de experimentación como en el hombre un cambio en la sangre tendiente hacia la hipercoagulación, en sujetos sanos, durante el envejecimiento; este hecho puede representar un factor crítico en el aumento de las enfermedades cardiovasculares que se observa durante el envejecimiento. Como consecuencia de lo anterior, la perfusión de sangre a través de los capilares a nivel de cerebro, piel, ojos, ésta disminuida; las consecuencias a nivel ocular son cataratas, degeneración macular, glaucoma.

En el cerebro se producen miniictus e ictus y en la piel se observan todos los efectos de la carencia de nutrientes en todas las capas.

Además, la obesidad puede también aumentar los riesgos de trombosis, ya que el tejido adiposo es una fuente importante de citoquinas inflamatorias y del inhibidor del activador del plasminógeno -1.

4. Homeostasis de iones

Calcio

Las alteraciones en la capacidad para mantener la homeostasis normal del calcio se han presentado como una de las razones fundamentales de la disminución en las funciones celulares características del envejecimiento y de la predisposición a diferentes procesos patológicos, como cáncer, enfermedades cardíacas y un gran número de enfermedades musculares y neurodegenerativas. El ion Ca es mediador en diferentes funciones biológicas, como la contracción muscular, la neurotransmisión, la secreción, la replicación celular y varias acciones hormonales.

 

 

Cambios cuantitativos en el Ca citosólico durante el envejecimiento pueden alterar su salida al exterior y provocar cambios funcionales relacionados con el envejecimiento.

Diferentes variantes de los canales del calcio han sido identificadas en diferentes tejidos y se expresan diferentemente en función de la edad.

5. Desequilibrio de ácidos grasos

Los ácidos grasos esenciales juegan un papel muy importante en nuestro equilibrio biológico, ya que en forma esterificada constituyen los fosfolípidos de las membranas celulares.

El equilibrio en la composición de dichas membranas condicionará sus características, como permeabilidad y fluidez, es decir: a) el paso de sustancias de dentro a fuera de la célula a través de la membrana;

b) la recepción y transducción de información a través de neurotransmisores, hormonas, citoquinas; c) la adhesión y reconocimiento celulares, fagocitosis, inmunidad celular.

Se llaman esenciales porque debemos suministrarlos externamente, ya que no somos capaces de sintetizarlos. El aporte fundamental se produce a través de la dieta; los ácidos grasos se absorben a nivel intestinal y van a formar parte de las membranas celulares y mitocondriales, por lo que, dependiendo del tipo de ácidos grasos de la dieta, nos vamos a encontrar con que:

Los ácidos grasos monoinsaturados confieren mayor estabilidad a las membranas ante el ataque de los radicales libres.

Los ácidos grasos poliinsaturados hacen que dichas membranas sean más susceptibles al ataque por dichos radicales formando hidroperóxidos lipídicos, los cuales se ha comprobado dañan el ADN y son mediadores en el cáncer y en enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas. La dieta actual es deficitaria en omega 3; normalmente debería haber una relación omega3/omega 6 de 1/4 mientras que lo habitual es que sea 1/10-20, en gran parte por las recomendaciones de sustituir las grasas saturadas por omega 6 para disminuir el colesterol, así como por el menor consumo de pescado, rico en omega 3.

También en la moderna agricultura, con su énfasis puesto en la producción, ha conseguido productos finales con una cantidad cada vez menor de omega 3.

En los últimos veinte años ha habido muchos trabajos publicados de las investigaciones sobre los ácidos grasos poliinsaturados en la dieta, sobre todo de la familia omega 3 y omega 6.

Finalmente, son muy importantes debido a ser el origen de las hormonas eicosanoides, precursoras de prostaglandinas, tromboxanos y leucotrienos, que pueden tener un perfil

 

 

biológico opuesto dependiendo del tipo de eicosanoide a nivel de inflamación, vasoconstricción, trombosis, etc.; por lo que tienen una gran importancia biológica.

6. Desequilibrio inmunológico

La transición a la vejez se acompaña de una serie de cambios inmunológicos que podrían ayudar a definir la existencia de un fenotipo inmunosenescente.

Este fenotipo estaría caracterizado por alteraciones más o menos severas en los mecanismos de inmunidad celular. Como consecuencia de estos hechos se va a producir una derivación de las respuestas hacia mecanismos de inmunidad humoral. Curiosamente, estos trastornos de la inmunidad innata se manifiestan en forma más o menos aguda en edades medio-avanzadas alrededor de 60 años, tendiendo a desaparecer y normalizarse en los centenarios.

El estrés crónico acorta la vida por su efecto sobre el sistema inmunitario y el cerebro, al inhibir la neurogénesis en el giro dentado del hipocampo.

La capacidad de adaptarse al estrés disminuye con la edad. Un estado de niveles elevados de cortisol crónico y un nivel de inflamación bajo pero crónico, el llamado inflam-aging, son aparentemente el mayor componente de las enfermedades más comunes relacionadas con la edad.

El estrés psicológico puede desregular varias partes de la respuesta inmune celular. La comunicación entre el SNC y el sistema inmune se realiza mediante citoquinas, mensajeros químicos segregados por las células nerviosas, órganos endocrinos y células inmunes, y los estresores psicológicos pueden desequilibrar estas redes de comunicación.

La interacción entre las emociones y la función inmune puede favorecer la susceptibilidad clínica a las enfermedades infecciosas, las autoinmunes y cáncer.

Se sabe que con la edad la respuesta inmune va disminuyendo de una forma natural, es lo que se conoce como inmunosenescencia, que da lugar a un cambio hacia un estatus proinflamatorio, lo que facilita la aparición de las patologías antes citadas.

7. Desequilibrio digestivo intestinal

Las funciones del tracto gastro intestinal son múltiples. Básicamente sirven para:

1. Digerir los alimentos. La microflora del intestino grueso complementa la digestión a través de la fermentación, protege contra las bacterias patógenas y estimula el desarrollo del sistema inmune.

2. Absorber las pequeñas partículas de alimento para convertirlas en energía.

3. Transportar los nutrientes así como vitaminas y minerales unidos a las proteínas

 

 

transportadoras a través de las paredes del tubo digestivo hacia la corriente sanguínea.

4. Ayudar en el proceso de detoxificación del organismo gracias a la presencia de determinadas enzimas presentes en el intestino .

5. Servir de puerta de entrada o barrera dependiendo de su permeabilidad para muchos antígenos potenciales, provenientes de microorganismos o de los alimentos.

La mucosa intestinal forma parte de una mucosa común del sistema inmune en comunicación con las diferentes superficies mucosas del cuerpo.

La función inmune de la mucosa es esencial para controlar la respuesta antigénica y asegurar la tolerancia sistémica, contiene las inmunoglobulinas que operan como primera línea de defensa contra la infección.

El intestino contiene también un ecosistema microbiano, éste y su actividad tienen un gran impacto en el desarrollo y función del sistema inmune intestinal.

El tubo digestivo funciona como una barrera contra antígenos provenientes de la propia comida y de microorganismos. Para ayudar a cumplir dichas funciones contribuye decisivamente la microflora intestinal.

Probióticos y prebióticos en la dieta pueden modificar la composición y algunas actividades metabólicas de la microflora.

Los probióticos son un grupo de oligosacáridos no digeribles en el intestino delgado, pero fermentables en el colon, y que sirven de sustrato energético a la flora intestinal cambiando su composición y actividad, con lo que se altera la ecología del tracto gastrointestinal, y ésta tiene gran influencia sobre el metabolismo y las funciónes intestinales, mejorando la salud del huésped.

Los prebióticos son suplementos dietéticos a base de microorganismos vivos que tienen un efecto beneficioso sobre el huésped, protegiéndolo y en algún caso previniendo la aparición de enfermedades. La microflora intestinal normal desempeña un papel importante en el metabolismo del huésped y le procura una defensa natural contra los patógenos invasores.

La utilización de probióticos y prebióticos para corregir los posibles desequilibrios y modular la actividad inmune cada vez ésta más aceptada por la creciente documentación científica que la avala.

6. Por su estructura y su neuroquímica el sistema nervioso entérico es un cerebro en sí mismo, dentro de todos esos metros de tubo digestivo existe una compleja web de microcircuitos por donde circulan más neurotransmisores y neuromoduladores que los que se pueden encontrar en cualquier otro lugar anatómico, incluso en el sistema nervioso periférico.

 

 

8. Desequilibrio minero metálico

El perfil minero metálico es muy útil en el diagnóstico precoz de déficits de minerales y oligoelementos esenciales o importantes, así como de la presencia de otros elementos que puedan ser tóxicos.

En los sistemas biológicos los iones metálicos promueven respuestas que van desde la deficiencia a la toxicidad. Tanto el déficit de oligoelementos importantes como la presencia de otros que son tóxicos desempeñan un papel importante en el origen de diferentes situaciones fisiopatológicas.

• Oligoelementos esenciales: Cr, Co, Mn, Mo, Se, V, Zn. • Macrominerales esenciales: Ca, Cu, P, Fe, Mg, Si. • Elementos tóxicos: Al, As, Ba, Cd, Hg, Ni, Pb.

9. Desequilibrio en detoxificación

Nuestros organismos se encuentran expuestos externamente a un número creciente de compuestos tóxicos así como a una también creciente variedad de drogas de todo tipo (xenobióticos).

Internamente también se generan productos tóxicos resultantes de los metabolismos de hormonas, bacterias y moléculas complejas.

Debido a esta exposición, la capacidad individual para detoxificar se considera un factor clave para nuestra salud. El sistema de detoxificación humano está constituido por una compleja red de reacciones enzimáticas y está regulado por un gran número de mecanismos.

Como estos mecanismos están modulados por numerosos factores externos e internos, consideramos que cada individuo tiene su propio perfil de detoxificación en base a su entorno y sus condiciones genéticas.

Esta variabilidad en la capacidad individual de detoxificación explica por qué en una muestra de población expuesta a los mismos niveles de carcinógenos algunos desarrollan cáncer y otros no.

La detoxificación es la conversión de una toxina no polar (lipofílica) en metabolitos no tóxicos polares (hidrofílica) para su rápida eliminación por los órganos excretores (riñón, hígado, intestino, pulmón y piel). Este proceso sirve para reducir la vida media biológica de las toxinas y la exposición del organismo a ellas y para evitar su acumulación interna.

Se efectúa en dos etapas llamadas Fase I y Fase II; cada una implica una batería enzimática de gran especificidad. Los productos generados por las reacciones de la Fase I son a menudo metabolitos intermedios reactivos y/o especies reactivas del oxígeno, lo que puede causar daño tisular.

 

 

Las reacciones de la Fase II generalmente comprenden la conversión de los metabolitos intermedios de la Fase I en productos finales que son eliminados. Aunque ambas fases tienen diferentes características, es esencial que funcionen coordinadamente de manera que se minimicen la presencia de los metabolitos intermedios, ya que, como hemos dicho, pueden ser perjudiciales, y consiga una detoxificación más efectiva.

3. Factores de riesgo

1. Riesgo cardiovascular

El concepto de valoración del riesgo cardiovascular y su reducción, introducido inicialmente por el estudio Framingham y refinado por otros modelos posteriores, forma la piedra angular de la cardiología preventiva.

La valoración de los factores de riesgo determina la estrategia terapéutica, ya que la intensidad de la intervención preventiva está modulada por el mayor o menor riesgo de enfermedad coronaria del paciente.

A los factores de riesgo convencionales, como colesterol total, HDL, LDL, tabaco, diabetes, hipertensión, enfermedades vasculares, menopausia y edad, se les añaden otros nuevos, como son proteína C reactiva, homocisteína, con la posibilidad de realizar pruebas no invasivas para monitorizar y medir la presencia y progresión de aterosclerosis y otras patologías cardíacas, como PET, escáner helicoidal, ultrasonidos modo B, pruebas de esfuerzo, eco cardiografías, etc.

Un tratamiento agresivo para reducir estos factores de riesgo es vital para el control óptimo de la salud del paciente en prevención primaria.

Gracias al conocimiento de los llamados factores de riesgo y su tratamiento se ha conseguido una dramática reducción de las muertes por enfermedades cardíacas e ictus en los últimos 30 años. El porcentaje de muertes por enfermedades cardíacas ha disminuido más de un 50%, y las de ictus, más de un 60% (estudio Framingham).

2. Metabólicos

Uno de los mayores problemas metabólicos con los que se encuentran los individuos cuando envejecen esta relacionado con la regulación de la homeostasis de la glucosa.

Tanto la sensibilidad a la insulina como su adecuada secreción pueden verse afectadas durante el envejecimiento. La sensibilidad a la insulina puede ser regulada y alterada por cambios en la composición corporal.

El aumento de peso, de masa grasa y de redistribución de esa masa grasa puede promover un aumento de la resistencia a la insulina.

 

 

Esta resistencia a la insulina parece desempeñar un papel determinante en lo que se conoce como síndrome metabólico, que parece afectar, y además de manera creciente, al 40% de los individuos por encima de los sesenta años en los países desarrollados.

Hace unos veinte años, en 1988, un profesor de la Universidad de Stanford Gerald Reaven, acuñó el termino “síndrome metabólico” para describir un conjunto de alteraciones metabólicas, como intolerancia a la glucosa, dislipemia e hipertensión arterial.

En los últimos años se ha cambiado la visión de este problema debido a la falta de acuerdo en cuanto a los criterios de inclusión y su efectividad practica, de tal forma que el mismo creador del término, Reaven, ya habla más de síndrome de resistencia a la insulina que de síndrome metabólico.

3. Neurodegenerativos

El envejecimiento aumenta la susceptibilidad a las enfermedades neurodegenerativas incluyendo Alzheimer, Parkinson, esclerosis lateral amiotrófica, déficits cognitivos, etc.

El cerebro al envejecer pierde el control sobre los neurotransmisores, como glutamato y dopamina; como consecuencia de ello se produce daño y destrucción neuronales. Las enfermedades crónicas degenerativas que son más relevantes con el envejecimiento están relacionadas con alteraciones en la neurotransmisión glutamatérgica.

Durante el crecimiento un aumento en glutamato protege contra la excitotoxicidad. En medicina del envejecimiento debemos preocuparnos por diagnosticar precozmente y tratar:

-estrés; -déficits cognitivos (memoria, atención, concentración); -también nos interesa poder detectar de forma precoz el Alzheimer y el Parkinson.

4. Tumorales

El cáncer resulta de la acumulación de mutaciones en los genes que regulan la proliferación celular. No es posible prevenir todas las posibles mutaciones, afortunadamente existen mecanismos de reparación que nos protegen contra la mayor parte de las mutaciones genéticas que podrían causar cáncer.

Pero existe un límite en la capacidad de reparación de mutaciones genéticas; por eso es importante evitar en lo posible todas las causas conocidas que puedan provocar dichas mutaciones, y una de las más importante es la alimentación.

Según la American Cancer Society, aproximadamente 1/3 de las más de 500.000 muertes anuales por cáncer son atribuibles a la dieta y la actividad física.

 

 

5. Infecciosos

La expectativa de vida media en los países desarrollados ha aumentado rápidamente durante la última mitad del siglo XX, y las enfermedades infecciosas geriátricas se han convertido en un hecho importante. Las infecciones en las personas mayores, no son sólo más frecuentes y más severas sino que además tienen características propias con respecto a su presentación clínica, resultados de laboratorio, epidemiología, tratamiento y control infeccioso.

Las razones para el aumento de susceptibilidad incluyen elementos epidemiológicos, inmunosenescencia y malnutrición, así como un gran número de alteraciones fisiológicas y anatómicas asociadas al envejecimiento. El envejecimiento puede ser la causa de la infección pero a su vez la infección produce un aumento del envejecimiento.

Medicina del envejecimiento

1. Sus bases

La medicina se encuentra en la necesidad de poder ayudar a esa población creciente de gente mayor a que llegue a esa edad en las mejores condiciones posibles para disfrutar de una calidad de vida mejor y al mismo tiempo disminuir los costes sociales, que podrían ser insoportables.

La medicina del envejecimiento es una forma de poder controlar y enlentecer o a veces evitar la pérdida de facultades físicas y mentales y de prevenir enfermedades. Es, pues, una medicina que actualmente, con la situación de nuestros conocimientos científicos sobre el envejecimiento, es fundamentalmente preventiva y pretende evitar en la medida de lo posible el coste personal y social que tienen las enfermedades que acompañan o limitan el envejecimiento. Pero en el futuro pretende ser también una medicina de tipo regenerativa y reparadora, utilizando nuestras propias células madre y factores de crecimiento para poder reparar células, tejidos y órganos.

La medicina del envejecimiento pretende ser un puente entre la investigación básica y la investigación clínica. De manera que de una forma más rápida podamos tener disponibles todas las técnicas que nos permitan hacer un diagnóstico más preciso de lo que está pasando en nuestro cuerpo cuando envejece para poder instaurar de forma precoz los medios terapéuticos necesarios.

El médico que quiera hacer medicina antienvejecimiento tiene que ser un coordinador que ayude a aplicar los conocimientos básicos sobre el envejecimiento con los diferentes especialistas clínicos. Hoy en día tenemos muchos más conocimientos a nivel de biología celular cómo funciona la célula, la importancia que tienen cada una de sus estructuras internas y externas; sabemos más sobre nuestro ADN y nuestros genes, sobre la mitocondria, la importancia de las membranas biológicas, los telómeros, etc.

 

 

También gracias a la biología molecular sabemos cómo se relaciona e interacciona la célula con el medio exterior y las demás células. Mediante las hormonas, citoquinas, neurotransmisores, etc.

No existe en la actualidad ninguna especialidad que reúna los conocimientos de biología molecular, biología celular, biofísica, bioingeniería, genética, y que permita trasladarlos a la práctica clínica en las diferentes especialidades.

La medicina del envejecimiento pretende ser esa especialidad, partiendo de la misma raíz que la geriatría y la gerontología, y se diferencia fundamentalmente en que el segmento de población y su problemática son diferentes, siendo absolutamente complementarias.

Objetivo de la medicina del envejecimiento

El ser humano en los países desarrollados ha conseguido gracias a los progresos en las ciencias biomédicas expectativas de vida de alrededor de 80 años.

Hay mucha diferencia entre sobrevivir hasta esa edad, es decir sufrir: esos años en forma de disminución de los sentidos (vista, oído, olfato, gusto, tacto), falta de movilidad por dolores articulares y carencia de fuerza muscular, cansancio, disminución del apetito, pérdida de memoria, libido, incapacidad de concentración, disminución de las defensas naturales, lo que da lugar a episodios frecuentes de infecciones de todo tipo, sobre todo respiratorias; y contemplar cómo se van sucediendo monótonamente los días, sin ilusión, sin ganas de vivir, convirtiéndose cada día en un sufrimiento continuo.

Sin embargo, cuando en vez de sobrevivir, vivimos hasta esa edad, eso significa aprovechar nuestra experiencia acumulada a lo largo de los años, para, teniendo más libertad y gozando de buena salud, poder hacer muchas cosas placenteras: viajar, practicar deportes, disfrutar de la familia, los amigos, etc.

El objetivo de la medicina del envejecimiento es sobre todo el profundo conocimiento de la biología a nivel de la célula (biología celular) como elemento básico de la vida, de la relación de esa célula con el exterior y las otras células (biología molecular), de sus características genéticas propias (polimorfismo genético), de cómo el entorno (hábitos de alimentación, ejercicio, xenobióticos) influye en esas características modificándolas.

Todo ello para poder detectar incluso pequeños cambios en la homeodinámica general y modificarlos antes de que surjan daños orgánicos, previniendo en lo posible las enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas, metabólicas, tumorales e infecciosas.

A partir de los 30 años comienza la declinación progresiva de nuestro organismo y se empiezan a sentar las bases de lo que luego será la vejez; cuanto más precozmente se conozcan los órganos o sistemas que envejecen más rápidamente y se empiecen a cuidarlos, más lentamente envejecerán. Por ello es que se hará un estudio minucioso a nivel fisiológico, bioquímico y genético y se buscarán los factores intrínsecos del

 

 

envejecimiento (estrés oxidativo, glicosilación, inflamación, etc.), cómo alteran la homeostasis (desequilibrios, ácido-básico, hormonal, de los ácidos grasos, etc.) y se estudiara cómo evitar los factores de riesgo que acompañan y limitan el envejecimiento (enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas, tumorales, etc.), ya que se ha visto que no afectan por igual a todas las personas, incluso en la misma persona tampoco afectan por igual a todos sus órganos y sistemas.

Por último, empleando en cuanto a tratamiento todas las posibilidades de la nutrigenómica, la farmacogenómica, la bioingeniería de tejidos, las células madre, los factores de crecimiento, para reparar células, tejidos y órganos.

El doble reto para el siglo XXI es unir los progresos en ciencias básicas e investigación clínica con cuidados clínicos efectivos y crear un sistema de salud con médicos debidamente entrenados en poner a disposición del creciente número de personas de edad avanzada cuidados basados en la evidencia.

Efectivamente, tenemos posibilidades de vivir hasta los 80 años, pero hay que intentar, primero, llegar evitando las enfermedades y, segundo, que la calidad de vida de esos años sea óptima.

La medicina del envejecimiento no es la fuente de la eterna juventud; no proviene de píldoras mágicas para rejuvenecer y no puede garantizar la longevidad, pero sí puede proporcionar una mejor calidad de vida, gracias a la aplicación de los últimos conocimientos científicos tanto a nivel diagnóstico como de tratamiento del envejecimiento.

Diferencias entre la medicina del envejecimiento y la geriatría

La geriatría es importante por su papel en el manejo de enfermedades degenerativas asociadas al envejecimiento. Pero esas intervenciones solamente influyen en las manifestaciones del envejecimiento, no en el envejecimiento en sí mismo.

Está dirigida a un segmento de población totalmente diferente ya que trata la problemática de personas de edad avanzada, mientras que la medicina del envejecimiento tiene un segmento poblacional mucho más joven pues, como comentamos anteriormente desde los 30 años y hasta los 60 es el segmentario preferente de actuación.

Los conocimientos biomédicos requeridos para modificar los procesos de envejecimiento que conducen a las patologías asociadas con la edad no pertenecen a ninguna especialidad médica (Scientific American May 13, 2002). Medicina del envejecimiento no es el uso indiscriminado de antioxidantes, ni tampoco el simple reemplazo de hormonas con la idea de restaurar los niveles hormonales de joven, cualquiera de las dos formas anteriores sólo puede llevar al desprestigio de quien las realiza, porque es una forma demasiado simplista de abordar un problema muy complejo.

La medicina antienvejecimiento es una parte de la medicina cuyo objetivo es el estudio en

 

 

profundidad de todos los procesos biológicos implicados en el envejecimiento, así como de los factores de riesgo de las enfermedades que lo acompañan y/o limitan, para intentar controlarlos y aplicar dichos conocimientos en la clínica diaria, con el objetivo de extender y mejorar la calidad de vida, dentro de los límites genéticos que aparentemente la determinan, mediante el control y tratamiento precoz de dichos procesos.

El médico que trabaja en este campo debe de tener conocimientos de biología básica, celular, molecular, genética, biofísica, e intentar trasladar los conocimientos que continuamente se producen en la investigación básica a los diferentes especialistas clínicos en beneficio de los pacientes.

Es evidente que estamos empezando a comprender el complejo fenómeno del envejecimiento; queda todavía mucho por conocer, pero si lo que ya se conoce se aplica correctamente se puede conseguir un gran beneficio.

Gerontología, (ciencia que estudia el envejecimiento), tiene la misma raíz que la geriatría, pero a diferencia de esta, no trata la problemática específica de las personas mayores, sino que va dirigida a personas de mediana edad, a las que intenta ayudar a pasar a la edad geriátrica en las mejores condiciones de salud física y mental posibles.

Medicina del envejecimiento o de la longevidad

Por todo lo expuesto anteriormente, entendemos que el médico que quiera hacer medicina del envejecimiento debe de tener en cuenta todo lo anterior y procurar tener conocimientos en biología molecular, genética, biología celular, bioingeniería, biofísica, etc.

Medicina integrativa

Se trata de entender la medicina de forma que selectivamente incorpore elementos de la medicina complementaria o alternativa dentro de la medicina ortodoxa aprovechando todo su potencial diagnóstico y de tratamiento.

Medicina funcional

El término medicina funcional fue creado en 1993 para describir la medicina integral del futuro. En la medicina funcional se juntan las investigaciones en ciencias básicas con las opciones emergentes en cuidados clínicos para crear un seguro y efectivo tratamiento de las enfermedades.

En el modelo de medicina funcional hay algunos elementos básicos:

1. Profundo entendimiento de las funciones fisiológicas y bioquímicas desde los niveles celulares hasta los orgánicos.

2. Conocimiento de las intervenciones ya bien establecidas para conseguir alterar la expresión genética.

 

 

3. Estudio intensivo de los procesos biológicos fundamentales.

Medicina regenerativa

El cuerpo humano tiene una gran capacidad para la regeneración. Tejidos con un alto grado de recambio celular, como sangre y epitelios, están regenerándose continuamente a través de toda la vida. Otros tejidos, como el hígado, el hueso, los vasos sanguíneos y la corteza adrenal, se regeneran sólo en respuesta a la agresión.

Clínicamente existen dos procedimientos para reemplazar órganos y tejidos enfermos: el trasplante de órganos y la implantación de aparatos y prótesis biónicos. Por el contrario, la medicina regenerativa utiliza fundamentalmente tres estrategias:

1. El trasplante de células madre (stem cells) para la formación de un nuevo tejido en el sitio trasplantado.

2. La implantación de tejidos bio artificiales construidos in vitro. 3. La inducción a la regeneración in vivo a partir de tejidos sanos adyacentes a la

lesión tisular.

Medicina traslacional

Es una parte de la medicina que intenta acercar al paciente de la forma más rápida posible toda la información sobre ensayos clínicos, trabajos de investigación, descubrimientos, etc., el tanto en el campo del diagnóstico como en el del tratamiento.

Muchas veces hemos oído decir que tanto los pacientes como sus médicos tienen derecho a acceder a la investigación y a la información biomédicas. La información sobre ensayos clínicos concierne directamente a los pacientes y al público en general, en particular a los que participan en dichos ensayos como voluntarios. Hasta hace muy poco tiempo no era fácil el acceso a información sobre ensayos clínicos en marcha o sobre los resultados finales de dichos ensayos.

Las pruebas a solicitar serán:

Bioquímica general, hematología y orina

Perfil de óxido-reducción para valorar el estrés oxidativo y determinar los niveles de antioxidantes en nuestro organismo:

Vitamina A,

Alfa-tocoferol,

Delta-tocoferol,

Gama-tocoferol,

 

 

Alfa-caroteno,

Beta-caroteno,

Luteína,

Licopeno,

Glutation,

Vitamina C,

Coenzima Q10 y

Acidos grasos (perfil de ácidos grasos: saturados, trans, mono insaturados, omega 3 poli insaturados, omega 6 poli insaturados,).

En función de los cuales, ya se pueden implementar cambios nutricionales.

Paralelamente, en cualquier momento, antes o después de una analítica bioquímica, es interesante realizar un estudio genético para poder “predecir lo que hay que prevenir”.

Posteriormente se deberán estudiar las posibles dislipemias, la predisposición no a estas, y los factores de riesgo cardiovascular y de ateroesclerosis.

Un segundo bloque nos llevará al estudio de los problemas intestinales, muy importantes, pues ahí es donde empiezan la mayoría de las enfermedades, en una mala absorción intestinal, o en el aumento de la permeabilidad intestinal, lo que condiciona entre otras cosas la sensibilidad alimentaria.

Los elementos a estudiar en este apartado son: las intolerancias alimentarias y la disbiosis, junto a la permeabilidad intestinal. La prueba que se realiza para evaluar la permeabilidad intestinal (síndrome del intestino agujereado) se hace mediante la ingesta de manitol y lactulosa y la valoración por cromatografía de gases del porcentaje de absorción y, o eliminación. El tercer bloque del estudio incluirá ya sensibilidades que influyen en el estilo de vida actual: el ritmo del sueño, el nivel de estrés, etc.

Así, por ejemplo, la determinación del perfil de secreción nocturna de melatonina en saliva nos informara sobre os trastornos del sueño. Y el de cortisol y DHEA-S en saliva durante el día nos servirá para evaluar el estado de estrés.

Otro apartado complementario se refiere a la observancia de los niveles de metales tóxicos acumulados, prueba que se realiza mediante la medición de elementos minerales encontrados en el cabello, la sangre o la orina (para medir la excreción) y las posibles alergias a metales por el test MELISA (Memory Lymphocyte Immunostimulation Assay).

El siguiente problema a evaluar es el estado hormonal del paciente, ligado a su edad

 

 

biológica, su libido y su grado de estrés. Se pueden medir los niveles hormonales en sangre, orina o saliva; todo dependerá de la hormona y de la interpretación que queramos hacer; si lo que nos interesa es una medida puntual, una medida del biorritmo circadiano, o una medida de 24 horas.

Si el paciente está en tratamiento o va a iniciar un tratamiento contra la osteoporosis, es interesante realiza el perfil osteoporótico; de esta manera se sabe si el tratamiento está funcionando o no antes de realizarse la próxima densitometría ósea. Y dado que el sistema inmunitario es la puerta de entrada de enfermedades, es interesante determinar el perfil de este sistema (a través de un perfil proteico, de interleukinas y/o del perfil linfocitario).

Por último, otro sistema de defensas muy importante que nos dará nuestro perfil tóxico es aquel que nos permite comprobar la capacidad de desintoxicación de nuestro hígado en la exposición a xenobióticos y fármacos. Porque la mayoria de los productos tóxicos y químicos que ingerimos se metabolizan en nuestro hígado. Eso se produce en dos etapas: la fase I, en la que se evalúa mediante una sobercarga de cafeína oral y se mide la cinética de este producto en nuestro organismo, por su concentración en la saliva; la fase II, que evalúa una sobrecarga de paracetamol o aspirina y mide asimismo la cinética de estos productos en orina. Hay que pensar que una baja capacidad de detoxificación hepática puede ser el origen de muchas patologías importantes como la fibromialgia, la fatiga crónica, y, el cáncer entre otras.

A todos estos perfiles, pueden sumarse otros, basados en los conocimientos que tenemos a nuestro alcance hasta el momento. Por ejemplo, sabemos por datos experimentales y clínicos que los metabolitos de los 16- alfa-hidroxiestrógenos están relacionados con un riesgo de cáncer de mama; en tanto que los 2 alfahidroxi derivados no lo están. Y es posible determinar estos metabolitos en la orina y establecer su relación.

Recientemente, la genética se ha incorporado en los estudios antiaging, no como prueba diagnóstica, dado que no estamos diagnosticando ninguna patología existente, sino para ayudar a implementar los cambios en el estilo de vida, nutrición y tratamiento farmacológico de forma personalizada.

Hay que diferenciar a priori las enfermedades monogénicas de las multifactoriales. Porque, si bien todas ellas son patologías con un componente genético, nada tienen que ver unas con las otras. Mientras las primeras corresponden a anomalías de los genes debidas al efecto biológico consecuente a una alteración del genoma y constituyen una herencia en la que mayoritariamente sólo se puede intervenir genéticamente; las segundas tienen un origen multifactorial y se puede incidir en ellas a través de la modificación de causas exógenas en relación con la predisposición genética.

Todos tenemos unos genes o polimorfismos que nos hacen más sensibles a padecer enfermedades propias del adulto, como osteoporosis, patología cardiovascular, procesos inflamatorios, tal como se ha comentado. La posibilidad de que estas patologías se

 

 

manifiesten se incrementa con el paso de los años, pero no hay genes buenos o malos sino hábitos buenos o malos respecto a nuestro perfil genético, dado que en el proceso del envejecimiento el 25% depende de nuestra genética y el 75% del ambiente o estilo de vida.

Si además tenemos en cuenta que menos del 5% de los cánceres son heredados y más del 85% también dependen del ambiente y/o estilo de vida, entonces parece no dejar dudas al respecto. La dieta supone un factor ambiental. Pero no hay que pensar que una dieta saludable es igual de saludable para todo el mundo.

El análisis nutrigenético permite realizar una dieta adaptada e individualizada, tanto en prevención física como psíquica. Y cuanto antes se ponga en práctica esta dieta, mejor sera para la prevención de enfermedades. La nutrigenética estudia las variaciones genéticas que interactúan con la dieta y que son causa de enfermedades. La nutrigenómica utiliza la dieta para prevenir estudiando los efectos de los alimentos sobre el genoma, el proteoma y el metaboloma.

La nutrigenética incluye en el estudio variantes de genes asociados a diferentes respuestas a los nutrientes. Estas variaciones de los genes son los polimorfismos, que pueden influir positiva o negativamente en la metabolización de alimentos. Así tras un estudio nutrigenético se nos darán unas recomendaciones nutrigenomicas.

Por ejemplo, algunas de las interacciones gen-dieta más relevantes en la nutrigenética del cáncer son las de los genes del glutation-S-transferasa (GSTs) y el gen de la N-acetil-transferasa (NAT). Las GSTs son enzimas citosólicas que intervienen en la detoxificación de carcinógenos.

Existen varias clases: GSTA, GSTP, GSTM, GSTT, aunque los más estudiados en relación con el riesgo de cáncer son los GSTM1, GSTT1 y GSTP1. Se ha sugerido que los efectos protectores de un mayor consumo de verduras podrían deberse a una mayor activación de estas enzimas. Así, se ha encontrado una interacción significativa entre la ingesta de verduras crucíferas (brócoli, coliflor, coles de Bruselas y repollo) y el polimorfismo del gen GSTM1 en el riesgo de cáncer de colon.

Pero obviamente hay que realizar el estudio genético para saber cuáles son los hábitos de vida más saludables para cada persona. Por lo tanto, el perfil de antiaging va a ser muy completo y va a contener tres conceptos: estado actual del organismo, capacidades metabólicas, y la genética añadirá un punto de vista predictivo. Por lo que estaremos frente a una medicina preventiva y predictiva.

La conclusión es muy sintética: “Si prevenir está bien, predecir es mejor”. En particular si podemos predecir la sensibilidad concretando un consejo preventivo.

 

 

EL ESTRES OXIDATIVO COMO MARCADOR DEL ENVEJECIMIENTO

Los marcadores del estrés oxidativo son:

Peroxidación de lípidos

• TBARS (Thiobarbituric Acid Reacting Substances).

• Malonildaldehído.

• Hidroperóxidos.

• Isoprostanos.

Peroxidación de proteínas

• AOPP (Advanced Oxidation Protein Products).

• Grupos carbonilo.

• Lesión del ADN.

• 8-OH-2- desoxi guanosina.

Marcadores de glicación

• AGEs (Advanced Glycation Endproducts)

• Hemoglobina glicosilada.

• Fructosamina.

Marcadores de las defensas personales frente al estrés oxidativo

• Poder antioxidante total (prueba de screening).

• Vitamina A.

• Alfa –tocoferol.

• Delta -tocoferol.

• Gamma - tocoferol.

• Alfa - caroteno.

• Beta - caroteno.

• Luteína.

 

 

• Licopeno.

• Vitamina C.

• Glutation reducido.

• Grupos thiol en suero.

• Coenzima Q10.

Enzimas del metabolismo redox

• SOD superoxido dismutasa.

• CAT catalasa.

• GPx glutation peroxidasa.

Metales pro oxidantes para control:

• Fe , Cu.

Intolerancias alimentarias

La permeabilidad intestinal aumentada o leaky gut syndrome (síndrome del intestino “agujereado”) es una patología cuyo interés va en aumento, y se correlaciona, entre otras, con intolerancias alimentarias.

El aumento de la permeabilidad intestinal se asocia también con: síndrome celíaco, enfermedad de Crohn, eczema atópico, giardiasis crónica y candidiasis intestinal.

También se asocia con enfermedades autoinmunes. Una permeabilidad aumentada constituye un factor importante en la patogenia de la spondilitis anquilosante o de la artritis reumatoide. No hay que olvidar que el intestino delgado tiene una función dual: por un lado, la digestión y absorción de nutrientes y, por otro y no menos importante, actuar como barrera a compuestos tóxicos y macromoléculas.

Cualquier situación patológica que altere estas funciones puede desencadenar procesos con una amplia diversidad de sintomatologías.

En contrapartida, una permeabilidad intestinal disminuida puede ser una causa de mala absorción y originar desnutrición, aún con una ingesta alimentaria normal en cantidad. En ciertas patologías del intestino delgado, como la enfermedad celíaca, la permeabilidad a moléculas grandes puede aumentar, en tanto que la permeabilidad a moléculas pequeñas puede disminuir a causa del deterioro de las microvellosidades. Su consecuencia es que

 

 

muchos micronutrientes están menos disponibles para intervenir como agentes de desintoxicación de los antígenos que penetran en el sistema.

Sabemos, por otra parte que la permeabilidad intestinal puede estar influenciada por varios factores: infecciones intestinales, deficiencia de IgA secretora, alimentos alergénicos, productos tóxicos, alcoholismo y medicamentos, principalmente anti inflamatorios no esteroideos (AINEs).

Estudios microbiológicos, parasitológicos y serológicos

Dentro de la patología de mala absorción intestinal pueden existir, como causa o como efecto, problemas de disbiosis, con implantación de flora patógena, o desequilibrio con la flora saprofita, así como la permanencia de infecciones crónicas larvadas y parasitosis crónicas.

Es preciso disponer de especialistas en parasitología y microbiología para la realización de las pruebas de evaluación de la flora intestinal, así como para la búsqueda de parásitos. También pueden realizarse pruebas de ELISA para la determinación de anticuerpos frente a los patógenos que con más frecuencia pueden desencadenar patologías crónicas, como giardias y cándidas.

Es importante resaltar que la determinación del aromatograma, es decir, el estudio de la sensibilidad o inhibición del crecimiento de determinados microorganismos con aceites esenciales, brinda la oportunidad de hacer un tratamiento más “natural” al paciente, sin hacer abuso de antibióticos o antifúngicos.

Osteoporosis

Marcadores de formación ósea La determinación de la enzima fosfatasa alcalina es un método tradicional de estudio de la formación ósea, pero se trata de un método poco específico porque esta enzima se produce en varios tejidos además del óseo y presenta una baja sensibilidad diagnóstica. Por ese motivo actualmente se dispone de métodos inmunológicos para medir la isoenzima ósea con una baja reactividad cruzada con la isoenzima hepática, por ejemplo.

Esta medición es un método de elección como marcador de la osteoporosis. Sin embargo, existen asimismo otros marcadores que completan el estudio de esta patología y su incidencia o grado en los individuos.

El propéptido aminoterminal de procolágeno tipo 1 (PINP) se libera durante el proceso de formación de fibras de colágeno y es un marcador muy sensible para el estudio de la osteoporosis o la enfermedad de Pager. Finalmente, la osteocalcina es una proteína no colágena de la matriz ósea que es la más abundante. Se ha sugerido intervenir en la regulación de la mineralización ósea reflejando la posmineralización ósea (depende de la concentración de vitamina D). Los niveles de esta proteína aumentan con la osteoporosis, en la misma medida en que lo hacen en el hiperparatiroidismo y en el hipertiroidismo.

 

 

Y disminuyen en el hipotiroidismo y en el hipoparatiroidismo, en el mieloma múltiple y en caso de tratamiento con glucocorticoides.

Marcadores de la resorción ósea

Los principales marcadores de la resorción ósea son: el telopéptido aminoterminal de colágeno tipo 1 (NTX), la pridinolina-desoxipiridinolina y la beta-cosslaps (β-CTX).

Aunque se han descartado otros, como la fosfatasa ácida resistente al tartrato (FART) o la hidroxiprolina que se considera un marcador poco sensible para el estudio de la osteoporosis.

La piridinolina-desoxipiridolina, se considera un muy buen marcador de la resorción ósea, y el telopéptido aminoterminal del colágeno tipo 1 (NXT) se utiliza por su gran sensibilidad y valor pronóstico.

El telopéptido carboxiterminal del colágeno tipo 1 presenta escasa especificidad. Y las β-cosslaps (β-CTX) una de las mejores eficiencias diagnósticas en la menopausia, el hiperparatiroidismo, el hipertiroidismo y las metástasis óseas.

Reglas básicas para el tratamiento del envejecimiento

Las armas que empleamos para tratar de corregir esos desequilibrios y controlar los factores de riesgo son:

1. Dieta

• La dieta debe de ser hipocalórica y rica en nutrientes, con una distribución de las comidas en función de los ritmos hormonales para optimizar su eficacia.

• Se debe de tomar diariamente de 5 a 6 unidades de vegetales, entre fruta fresca, ensaladas, verduras; preferentemente de cultivos biológicos; espolvorear las ensaladas con semillas y añadiéndoles germinados de alfalfa, brócoli, etc.

• Hay que utilizar aceite de oliva virgen extra de cultivo biológico; tomar pocos fritos; idealmente la temperatura de cocción debe ser como máximo 100 grados.

• Tomar preferentemente proteínas vegetales, como soja fermentada (tofu, seitan, etc.), también pescado azul de pequeño tamaño al menos tres veces por semana; en menor medida carne de aves (pollo, pavo), carne roja como máximo una vez a la semana; en general debe predominar la proteína de origen vegetal sobre la animal. Las setas, legumbres y quinoa son otros alimentos ricos en proteínas.

 

 

• Hay que beber agua embotellada de baja mineralización, no beber agua de grifo, no tomar bebidas alcohólicas, solamente una o dos copas de vino tinto diario.

• Tomar un puñado diario de frutos secos (nueces, avellanas, almendras).

• Comer despacio, masticando bien y repetidamente, ensalivando bien la comida; comiendo, no se aconseja distraerse con otras cosas, como lecturas, radio, televisión.

• Un día a la semana se podría comer todo el día sólo a base de fruta fresca de temporada.

2. Ejercicio físico

• Andar diariamente al menos 1 hora rápido.

• Realizar diariamente 10 minutos de ejercicios de estiramientos combinados con ejercicios de respiración como los que ofrecen el chi qong, el tai chi y la gimnasia ayurvédica.

• Tres días a la semana hacer 30 minutos de ejercicios de potencia muscular. - Hacer demasiado ejercicio o ejercicio inadecuado puede ser tan malo como no hacer nada.

3. Ejercicio mental

• Practicar 15 minutos diarios de alguna técnica de relajación o control mental, ya que la meditación se asocia con un aumento del espesor de la corteza cerebral.

• Escuchar frecuentemente música relajante, leer libros de poesía, autoayuda, estimulantes, positivos.

• Evitar leer periódicos, oír radio, ver TV, salvo que sean cosas agradables, estimulantes, positivas.

• Hacer diariamente ejercicios para potenciar la concentración, la memoria, el cálculo, como si fuera una especie de gimnasia cerebral.

• La gente que tiene creencias religiosas y las practica regularmente tiene menos morbilidad y mortalidad por cualquier causa que los que no las tienen. También ayuda mucho tener un espíritu positivo, optimista, viendo siempre el lado bueno de las cosas, ser alegre, reírse frecuentemente, rodearse también de personas con ese mismo espíritu.

 

 

4. Suplementos

Éste es un tema bastante polémico, ya que continuamente están saliendo trabajos donde la utilización de suplementos a veces da resultados positivos y otras veces, por el contrario, negativos.

Sobre lo que no hay ninguna discusión es sobre el efecto beneficioso de vitaminas, minerales, etc., cuando éstos se ingieren con los alimentos, pero no hay acuerdo cuando la ingesta se hace en forma de suplementos.

Nuestra posición es la de, en primer lugar, comprobar analíticamente la situación individual de cada paciente, y en función de ello intentar reforzar los posibles déficits aumentando la ingesta de alimentos que sean ricos en esos nutrientes, y solamente cuando comprobamos que no es suficiente, o nuestra experiencia ya nos dice que no lo será, utilizamos suplementos intentando que sean de extractos de origen natural en los que, actúan sinérgicamente unos y otros componentes, y siempre monitorizando los resultados hasta alcanzar la curva-respuesta ideal con cada uno de ellos.

Hay un grupo de nutrientes que debido a su amplia bibliografía y espectro de acción utilizamos bastante a menudo, como pueden ser, por ejemplo, el té verde, el extracto de semilla y la piel de uva, la cúrcuma, los arándanos, etc. Otros tienen un efecto notable a nivel mitocondrial, como lipoico, carnitina, tioprolina, N-acetil-cisteina, etc.

5. Sueño

Dormir entre 7 y 8 horas, no más de 8 ni menos de 7. Retirar de la cabecera de la cama todo tipo de aparatos eléctricos, procurar dormir en total oscuridad; es importante que no haya ninguna luz; por pequeña que sea; en la habitación: puede interferir con la secreción de melatonina y afectar la sincronización de tus ritmos biológicos.

6. Hormonas

Después de medir los valores de las diferentes hormonas se intentará conseguir acercarlos a los valores considerados como óptimos teniendo en cuenta para ello la valoración individual y la relación riesgo/ beneficio.

La única excepción es la melatonina, debido a la gran variación entre niveles intracelulares y plasmáticos y, además, por el importante papel que desempeña como antioxidante y protector mitocondrial, esto unido a su carencia de efectos secundarios conocidos, utilizando incluso dosis muy superiores a las que utilizamos habitualmente; solemos prescribirla sistemáticamente dosificándola en función de la edad.

7. Medicina regenerativa

Va a ser el futuro no solamente de la medicina del envejecimiento sino de la medicina en general y va a afectar a todas las especialidades. Vamos a comenzar a utilizar factores de

 

 

crecimiento, células madre, anticuerpos monoclonales, nanotecnología y bioingeniería; se nos abrirán grandes posibilidades para tratamientos en un futuro no tan lejano.

Como resumen tenemos que insistir en que el envejecimiento es un fenómeno complejo y multifactorial que afecta de forma diferente a cada uno de nosotros; por tanto, no nos sirven recetas ni recomendaciones generales ya que la palabra clave es:

Individualización

El paciente ideal de medicina del envejecimiento es una persona sana de entre 30 y 60 años que se cuida, que se preocupa por su salud y que desea que la orientemos convenientemente en cuanto a su alimentación, tipo de ejercicio físico, técnicas de control de estrés, suplementos más adecuados para sus necesidades específicas, necesidad o no de suplementación hormonal, etc., con la idea de seguir encontrándose bien e incluso llegar a estar mejor a pesar del paso de los años.