barbarism o

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Barbarismo, según el punto de vista normativo reflejado en el Diccionario de la lengua española (DRAE) de la Real Academia Española (RAE), «es una incorrección que consiste en pronunciar o escribir mal las palabras, o en emplear vocablos impropios». 1 El concepto de barbarismo puede también incluir extranjerismos no incorporados totalmente al idioma; se trata de un caso particular de barbarismo en su primera acepción Los barbarismos pueden ser prosódicos, morfológicos y sintácticos, según afecten a la prosodia, morfología o sintaxis. Los barbarismos acaban a veces siendo aceptados por los órganos reguladores normativos, ya que su uso se generaliza a todos los registros e incluso a la literatura; p. ej.:control (del francés contrôle), hoy aceptado y antiguamente considerado barbarismo. Se llama barbarismo en la gramática tradicional a un vicio del lenguaje que consiste principalmente en pronunciar o escribir mal las palabras o en emplear vocablos impropios. Su sentido está relacionado con el valor etimológico que tiene bárbaro de ‘extraño’ y ‘ajeno’, por lo que se trata de usos que resultan extraños al español. Las incorrecciones comprendidas en los barbarismos varían con el autor y no hay una clasificación uniforme. Así, los solecismos a veces se incluyen entre los barbarismos, pero en otras ocasiones se considera un vicio distinto. No se ha de considerar barbarismo el empleo intencional de alguna palabra o frase extranjera hecho por quien conoce su propia lengua y la domina. Solecismo Solecismo: Error en la sintaxis o en la conjugación verbal que le quitan pureza y exactitud a un idioma. Ejemplo: Esperemos que no "haiga" problemas en el estadio. ) En general, se llama solecismo a toda violación de las normas sintácticas. Podemos distinguir las siguientes clases principales de solecismo: 1.1. Discordancia o falta de concordancia Consiste en violar la conformidad que debe existir entre los accidentes gramaticales: género, número y persona.

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barabarismo

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Page 1: Barbarism o

Barbarismo, según el punto de vista normativo reflejado en el Diccionario de la lengua

española (DRAE) de la Real Academia Española (RAE), «es una incorrección que consiste en

pronunciar o escribir mal las palabras, o en emplear vocablos impropios».1 El concepto

de barbarismo puede también incluir extranjerismos no incorporados totalmente al idioma; se

trata de un caso particular de barbarismo en su primera acepción

Los barbarismos pueden ser prosódicos, morfológicos y sintácticos, según afecten a

la prosodia, morfología o sintaxis.

Los barbarismos acaban a veces siendo aceptados por los órganos reguladores normativos,

ya que su uso se generaliza a todos los registros e incluso a la literatura; p. ej.:control (del

francés contrôle), hoy aceptado y antiguamente considerado barbarismo.

Se llama barbarismo en la gramática tradicional a un vicio del lenguaje que consiste principalmente en pronunciar o escribir mal las palabras o en emplear vocablos impropios. Su sentido está relacionado con el valor etimológico que tiene bárbaro de ‘extraño’ y ‘ajeno’, por lo que se trata de usos que resultan extraños al español.

Las incorrecciones comprendidas en los barbarismos varían con el autor y no hay una clasificación uniforme. Así, los solecismos a veces se incluyen entre los barbarismos, pero en otras ocasiones se considera un vicio distinto.

No se ha de considerar barbarismo el empleo intencional de alguna palabra o frase extranjera hecho por quien conoce su propia lengua y la domina.

Solecismo

Solecismo: Error en la sintaxis o en la conjugación verbal que le quitan pureza y exactitud a un idioma. Ejemplo: Esperemos que no "haiga" problemas en el estadio. )

En general, se llama solecismo a toda violación de las normas sintácticas. Podemos distinguir las siguientes clases principales de solecismo:

1.1. Discordancia o falta de concordancia

Consiste en violar la conformidad que debe existir entre los accidentes gramaticales: género, número y persona.

Los siguientes errores de concordancia se deben a que se aplican innecesariamente las reglas relativas a la conformidad de los accidentes gramaticales:

1. Una poca de agua

2. Están medios dormidos

3. Noches demasiadas frías

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4. Animales bastantes grandes

5. Hubieron manifestaciones

6. En el salón no pueden haber alumnos que no estén inscritos.

Son solecismos todos aquellos errores que cometemos al redactar o escribir oraciones. Mayormente consisten en alteraciones a las normas, usos y funciones de las partes de la oración.

 La anfibología es el empleo de frases o palabras con más de una interpretación. También se

la llama disemia (dos significados) o polisemia (varios significados) aunque estrictamente

hablando una polisemia no es siempre una anfibología.

Una anfibología puede dar lugar a importantes errores de interpretación si se desconoce

el contexto discursivo del enunciado anfibológico, también suele ser un recurso para sofisticar.

Monotonía es un término que proviene del griego y que hace referencia a la falta de variedad en cualquier cosa. El concepto está vinculado a la uniformidad, la ausencia de matices o la igualdad de tonos.Por ejemplo: “Yo intento prestar atención, pero la monotonía de su voz hace que me duerma”, “Acabo de escuchar el nuevo disco de esta banda: es pura monotonía, todos los temas parecen iguales”.De la misma forma, en el ámbito del lenguaje, tanto escrito como hablado, se suele emplear el término monotonía para referirse a aquella persona que constantemente utiliza las mismas palabras, expresiones o giros. Con ello queda claro que el individuo en cuestión es pobre en cuanto a vocabulario y que no tiene recursos necesarios para poder utilizar el idioma.

La ortografía (del latín orthographia y del griego ὀρθογραφία 'escritura correcta') es el

conjunto de reglas y convenciones que rigen el sistema de escritura habitual establecido para

una lengua estándar. La actual ortografía española empieza a codificarse desde el siglo XVIII,

con el establecimiento en 1727 de las primeras normas ortográficas por parte de la Real

Academia Española al poco tiempo de su fundación. Hasta ese momento las vacilaciones en

las grafías eran constantes: unos optaban por soluciones fonémicas, tratando de adecuar su

escritura a la pronunciación oral, y otros se decantaban por criterios etimologizantes,

manteniendo grafías que carecían de correspondencia en la pronunciación del español de la

época. El resultado era una falta de unidad que dificultaba la comprensión.

Actualmente las 22 academias del español mantienen acuerdos que garantizan la unidad

ortográfica. De este modo, la edición de la Ortografía de la lengua española (1999) fue la

primera en ser elaborada con la colaboración consensuada de todas las academias

de América y de Filipinas.

Fuentes frecuentes de problemas en el uso de la ortografía son las grafías que presentan

igual sonido, como la "b"/"v" (betacismo), "c"/"s"/"z" (seseo y ceceo), "g"/"j", "ll"/"y" (yeísmo).

Page 3: Barbarism o

Otros aspectos problemáticos son la utilización correcta de los signos de puntuación y

la acentuación gráfica (tildación). La ortografía del español utiliza una variante modificada

del alfabeto latino, que consta de los 27 símbolos A, B, C, D, E, F, G, H, I, J, K, L, M, N, Ñ, O,

P, Q, R, S, T, U, V, W, X, Y, Z. Asimismo, se emplean también cinco dígrafos para representar

otros tantos fonemas: «ch», «ll», «rr», «gu» y «qu», considerados estos dos últimos como

variantes posicionales para los fonemas /g/ y /k/. Losdígrafos ch y ll tienen

valores fonéticos específicos, por lo que en la Ortografía de la lengua española de 1754

comenzó a considerárseles como letras del alfabeto español y a partir de la publicación de la

cuarta edición del Diccionario de la lengua española en 1803 se ordenaron separadamente

de c y l, y fue durante el X Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua

Española celebrado en Madrid en 1994, y por recomendación de varios organismos, que se

acordó reordenar los dígrafos ch y ll en el lugar que el alfabeto latino universal les asigna,

aunque todavía seguían formando parte del abecedario. Con la publicación de la Ortografía de

la lengua española de 2010, ambas dejaron de considerarse letras del abecedario. Las

vocales (A, E, I, O, U) aceptan, además, el acento agudo para indicar la sílaba acentuada, y

la diéresis o crema modifica a la U en las sílabas gue-gui para indicar su sonoridad.