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Panel 3 Tarea docente y diversidad en la escuela Ricardo Jorge Baquero es profesor titular regular de la UBA y de la Universidad Nacional de Quilmes. Ha recibido el Diploma de Estudios Avanzados en la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid. Es director del programa de extensión “Generación de espacios de intercambio de experiencias de atención al fracaso escolar masivo”, de la Facultad de Psicología de la UBA; es co-director del Programa de Investigación “Sujetos y Políticas en Educación”, de la Universidad Nacional de Quilmes. Ha participado en diversos proyectos de innovación e investigación educativa. Es docente de diversos posgrados y maestrías de universidades nacionales. Es autor de varios libros y de diversos capítulos y artículos sobre psicología educacional y educación. RICARDO JORGE BAQUERO María de los Ángeles Sagastizabal es doctora en Historia, especialista en Sociología Política y licenciada en Antropología. Es investigadora independiente del CONICET. Fue subdirectora del Instituto Rosario de Investigaciones en Ciencias de la Educación (IRICE), dependiente del CONICET-UNR (2001- 2003). En el año 2006 ha actuado como coordinadora de la Comisión Asesora del Área Filosofía, Psicología y Ciencias de la Educación del CONICET y como miembro titular de la Comisión Asesora de Gran Área del Conocimiento de Ciencias Sociales y Humanidades del CONICET. Es directora académica de la Maestría en Educación de la UTN (sede Rosario). Ha dirigido diversos proyectos de investigación y es autora y coordinadora de varios libros. MARÍA DE LOS ÁNGELES SAGASTIZABAL 6.º Congreso Internacional de Educación • Santillana • 33

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  • Panel 3Tarea docente y diversidaden la escuela

    Ricardo Jorge Baquero es profesor titular regular de la UBA y de la Universidad Nacional deQuilmes. Ha recibido el Diploma de Estudios Avanzados en la Facultad de Psicologa de laUniversidad Autnoma de Madrid. Es director del programa de extensin Generacin deespacios de intercambio de experiencias de atencin al fracaso escolar masivo, de laFacultad de Psicologa de la UBA; es co-director del Programa de Investigacin Sujetos yPolticas en Educacin, de la Universidad Nacional de Quilmes.Ha participado en diversos proyectos de innovacin e investigacin educativa. Es docente de diversos posgrados y maestras de universidades nacionales.Es autor de varios libros y de diversos captulos y artculos sobre psicologa educacional yeducacin.

    RICARDO JORGE BAQUERO

    Mara de los ngeles Sagastizabal es doctora en Historia, especialista en SociologaPoltica y licenciada en Antropologa. Es investigadora independiente del CONICET. Fue subdirectora del Instituto Rosario deInvestigaciones en Ciencias de la Educacin (IRICE), dependiente del CONICET-UNR (2001-2003).En el ao 2006 ha actuado como coordinadora de la Comisin Asesora del rea Filosofa,Psicologa y Ciencias de la Educacin del CONICET y como miembro titular de la ComisinAsesora de Gran rea del Conocimiento de Ciencias Sociales y Humanidades del CONICET.Es directora acadmica de la Maestra en Educacin de la UTN (sede Rosario).Ha dirigido diversos proyectos de investigacin y es autora y coordinadora de varios libros.

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  • 34 6. Congreso Internacional de Educacin Santillana

    Se ha sealado que el problema de la atencina la diversidad ha pasado a ocupar una suertede lugar comn de posicin polticamentecorrecta en nuestro abordaje de lo escolar(Terigi, 2005). Me atrevera a decir que, juntoal ideario constructivista, la atencin a ladiversidad aparece como un supuesto acuerdode base, un norte a perseguir en el desarrollo oevaluacin de cualquier accin o proyectoeducativo.

    Es importante notar que la presin normativade la necesidad de atencin a la diversidad nosiempre se corresponde, como seala Terigi,con el desarrollo de polticas atentas, ademsde a prescribir, a procurar resolver con realis-mo la cotidianidad escolar, las condiciones deltrabajo escolar efectivo. En su punto de vista,las polticas educativas suelen desentendersede las condiciones de concrecin de esos idea-rios, descansando en otro lugar comn algodesvirtuado, como el de la necesidad de quelas propias instituciones escolares busquenalternativas para esa concrecin. Pero estaapelacin a la supuesta autonoma de las ins-tituciones puede estar ocultando, en verdad,varios de los efectos paradjicos que tienenlas propias prcticas escolares, agregamos,en tanto formas modernas de escolarizacin.Desearamos sealar algunos riesgos:

    1. Por una parte, la banalizacin del problemade la atencin a la diversidad o su reduccinsimplificada a la necesidad de encontrarmedios tcnicos adecuados para resolverlo. Ental sentido, como se ha sealado reiterada-mente, el problema de la diversidad, como eltan cruel y problemtico de la educabilidad,termina ocultando su profundo sentido poltico.Esto, as como su inevitable naturaleza de con-flicto, puede provenir tanto de dar por supues-to el acuerdo poltico de los educadores sobrelos derechos de acceso igualitario de los suje-tos, como de la posibilidad de producir expec-tativas sobre sus aprendizajes que no seanmeras versiones devaluadas de una educacindeseable, como suele ocurrir con muchas denuestras tristes adecuaciones curriculares.

    2. Por otra parte, el reconocimiento del carc-ter poltico del problema de la diversidad slopuede estar ligado a la comprensin del carc-ter histrico y poltico del formato escolarmoderno, es decir que slo puede comprender-se a la luz de quebrar la mirada naturalizada

    sobre el aprendizaje escolar y su formato. Espreciso entender que la propia historia de laescolarizacin masiva produjo las fronterasde la normalidad/anormalidad como territoriopara pensar la diferencia. Como hemos sea-lado en otros sitios, el formato escolar gradua-do y simultneo nicamente puede significarlas diferencias de los sujetos como desvos oretrasos, es decir, slo puede significarloscomo dficit. Hay que atender a la diversidad,pero de dficit (Baquero, 2001, en prensa).

    3. El riesgo particular de las miradas psicoe-ducativas sobre el problema de la diversi-dad/educabilidad radica en que muchas vecesreduce el problema al logro de un dispositivotcnicamente eficaz, como si el problema de laexclusin o la inclusin excluyente, al decirde Skliar (1999), fuera producto de un funcio-namiento ineficiente o ineficaz, ms que de laeficacia del viejo formato escolar moderno. Esdecir, el efecto de exclusin se atribuira tci-tamente al hecho de desconocer la heteroge-neidad de las poblaciones y la singularidad delos sujetos. Conviene atender a la ambigedaddel trmino desconocer. La escuela desco-noce las diferencias e identidades de pobla-ciones y sujetos en el sentido de que difcil-mente las legitima en una posicin que noresulte de sujeto a ser tolerado, esperado ensus ritmos o asistido en sus dficit. Es decir,desconoce en el sentido en que se descono-ce una autoridad, en el sentido en que no legi-tima las identidades. Pero de ninguna manerael desconocimiento es efecto de la ignoran-cia o de no haber indagado sobre la naturalezade las diferencias de los sujetos y poblacioneso de una insuficiencia tcnica para abordar elproblema.

    Ya Comenius saba de la diversidad de talentosy voluntades de nuestros alumnos, pero talvez sigamos siendo vctimas de su ilusin deconstruir un mtodo nico que sintonizaracon una suerte de universal naturaleza educa-ble comn, ms all de la diversidad. Sinembargo, para Comenius el hallazgo de esemtodo que capturara la diversidad era elresultado de una construccin y de un oficio ytena como premisa que el universo de esadiversidad de talentos y voluntades era decidi-damente educable, a tal punto que los extraoscasos de individuos ineducables se calificabancomo monstruos humanos. Pensemos la dis-tancia que hay entre esta razonable premisa y

    PENSANDO LADIVERSIDAD:ALGUNOSSUPUESTOS E ILUSIONESPSICOEDUCATIVAS

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    la discusin o sospecha actual acerca delcarcter educable de nuestros diversospibes pobres. Parece que hemos dado porconcluida la tarea de construccin de unmtodo nico, encarnado en nuestraescuela moderna. Al menos, as lo revelala encubierta falacia de explicar el fracasode los sujetos por sus propios dficit,haciendo abstraccin del formato escolar.

    4. Esto es, el reconocimiento del proble-ma de la diversidad/educabilidad comoproblema poltico no es un problemaacademicista de denominacin, a suvez, de un problema, sino la expresindeliberada de un conflicto que pone enjuego la manera de significar la insisten-te cuestin del fracaso escolar masivo yla exclusin de minoras. Lo que se quie-re mostrar es que nuestro enfoque eintervencin psicoeducativos deberanir, ms all de la reduccin de las razo-nes de los malogrados aprendizajes, alindividuo y sus diversos dficit.Deberamos ser capaces de incorporaral texto del problema lo que queda dilui-do en una supuesta ponderacin de fac-tores contextuales que inciden sobre elaprendizaje escolar. El espacio escolares un espacio polticamente definido ysu historia no indica con claridad quehaya estado diseado para el aprendi-zaje pronto y exitoso de una poblacindiversa. Tuvo una razn de ser cuya efi-cacia, en todo caso, era deliberadamen-te civilizatoria y disciplinante.

    En suma, se quiere sealar la importanciade ir ms all de una mirada naf sobre elproblema de la atencin a la diversidaddesde una perspectiva psicoeducativa.Es decir, ir ms all de la creencia de quelo que debemos aportar es meramenteconocimiento acerca de los procesos dedesarrollo y aprendizaje en abstractocomo la que provea nuestra vieja psico-loga evolutiva que permitiera a lassituaciones educativas ponerse en sinto-na con la naturaleza de los sujetos. Algoas como si pudiramos reducir el proble-ma a la atencin a las ideas previas y losprocesos evolutivos y ritmos de los suje-tos y, por lo tanto, intervenir en el sentidode restablecer la armona entre naturale-za de los sujetos y prctica escolar.

    Sucede que el desarrollo es un procesoinherentemente diverso y slo explicablecomo el resultado de la participacin enexperiencias intersubjetivas, cultural-mente definidas, semiticamente mar-cadas y, como sealamos, con inevita-bles efectos de poder. Entre esos efec-tos est, crucialmente, el de producircursos especficos de desarrollo, el degobernar el desarrollo. Por ello, resultalimitado y riesgoso percibir el problemaeducativo/escolar como el de la necesi-dad de poner en consonancia dos natu-ralezas de posible armona. Ambas, sub-jetividad y espacio escolar, son cons-trucciones y efectos de prcticas socia-les, culturales y, al fin, polticas.

    De all que deberamos ensayar una mira-da atenta a la naturaleza del experimentoescolar moderno, porque buena parte desus caractersticas, como el formato gra-duado, la simultaneidad tanto en el aulacomo en el sistema, la organizacin delos grupos y el ejercicio solitario y cuasiliberal de la tarea docente son las queobturan posiblemente la posibilidad depensar y construir alternativas genuinas.Alternativas que permitan nuevos senti-dos, seguramente diversos, para llevar acabo la experiencia educativa y quebrarla aparente impotencia para aprender denuestros nios y nuestra angustianteimpotencia para ensear.

    BIBLIOGRAFA

    Baquero, R. J. La educabilidad bajo sos-pecha. Cuaderno de Pedagoga Rosario,Ao IV, N 9, 2001, pp. 71-85. Del individuo auxiliado al sujeto ensituacin. Algunos problemas en losusos de los enfoques socioculturales eneducacin. Revista Espacios en Blanco.Serie Indagaciones N 16, NEES/UNCPBA(en prensa).Skliar, C. La invencin y la exclusin de laalteridad deficiente a partir de los signifi-cados de la normalidad, RevistaEducao e Realidade, Porto Alegre, 1999.Terigi, F. Las otras primarias y el proble-ma de la enseanza. En: Terigi, F.(comp.). Diez miradas sobre la escuelaprimaria, Buenos Aires, Fundacin OSDE-Siglo XXI Editores, 2006.