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Boletín del Archivo General de la Nación Año LXXI, Vol. XXXIV, Núm. 124 – 343 – HISTORIA Y DOCUMENTOS Juan Bosch en el tránsito del positivismo al marxismo Mabel Caballero* Indagar en el pensamiento social, económico, político y filosó- fico caribeño es un factor decisivo para descubrir las esencias de nuestras raíces fundacionales y develar los factores que inciden en el espíritu libertario y el carácter soberano e independentista de nuestros pueblos, marcados por siglos de explotación colonial y neocolonial. El presente trabajo se inscribe en este empeño a partir del acercamiento a la figura de Juan Bosch y Gaviño, insigne político y escritor dominicano cuyo pensamiento se ubica en lo mejor de la tradición antiimperialista, latinoamericanista, caribeño y universal. Su magisterio ético, vida ejemplar, condiciones huma- nistas, así como su defensa de los valores universales asociados a la democracia, las libertades públicas, los derechos humanos y la justicia social, constituyen el mejor legado para la construcción de una sociedad más justa, humana y solidaria. En el esfuerzo de poner en marcha el desarrollo de la República Dominicana, su pensamiento transita desde esa cosmovisión po- sitivista heredada de Eugenio María de Hostos hasta encontrarse * Profesora titular de la Universidad de Oriente, miembro de la cátedra Juan Bosch en Cuba. Ponencia presentada en FUNGLODE el 10 de junio de 2009, bajo el título «El lado humanista de Bosch».

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Pedro Jimenez

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  • Boletn del Archivo General de la NacinAo LXXI, Vol. XXXIV, Nm. 124

    343

    historia y DoCumentos

    Juan bosch en el trnsito del positivismo al marxismo

    Mabel Caballero*

    Indagar en el pensamiento social, econmico, poltico y filos-fico caribeo es un factor decisivo para descubrir las esencias de nuestras races fundacionales y develar los factores que inciden en el espritu libertario y el carcter soberano e independentista de nuestros pueblos, marcados por siglos de explotacin colonial y neocolonial.

    El presente trabajo se inscribe en este empeo a partir del acercamiento a la figura de Juan Bosch y Gavio, insigne poltico y escritor dominicano cuyo pensamiento se ubica en lo mejor de la tradicin antiimperialista, latinoamericanista, caribeo y universal. Su magisterio tico, vida ejemplar, condiciones huma-nistas, as como su defensa de los valores universales asociados a la democracia, las libertades pblicas, los derechos humanos y la justicia social, constituyen el mejor legado para la construccin de una sociedad ms justa, humana y solidaria.

    En el esfuerzo de poner en marcha el desarrollo de la Repblica Dominicana, su pensamiento transita desde esa cosmovisin po-sitivista heredada de Eugenio Mara de Hostos hasta encontrarse

    * Profesora titular de la Universidad de Oriente, miembro de la ctedra Juan Bosch en Cuba. Ponencia presentada en FUNGLODE el 10 de junio de 2009, bajo el ttulo El lado humanista de Bosch.

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    con el marxismo a partir de importantes sucesos que marcaron su vida y la radicalizacin de su pensamiento.

    El positivismo en Amrica Latina fue la filosofa que mayor impacto tuvo en las distintas esferas del pensamiento intelectual (filosofa, ciencia, educacin, poltica, derecho, arte y religin).

    La filosofa de Herbert Spencer result ser la filosofa positivista ms acogedora en el continente americano. Tanto los empiriocri-ticistas como los pragmatistas y representantes de otras posturas filosficas europeas prximas al positivismo, encontraron muy escasos seguidores en Latinoamrica. Era lgico que en el mbito latinoamericano fuese as, pues las concepciones spencerianas se correspondan mejor con los ltimos avances de las ciencias naturales, sociales y la postura darwinista, y se caracterizaban por una postura ms liberal, por lo que resultaban mucho ms apro-piadas al desarrollo del pensamiento sociopoltico y econmico de este continente.

    Spencer resulta ser una de las personalidades estudiadas a fondo por Juan Bosch. Las ideas spencerianas se ajustaban ms a nuestra realidad objetiva, ya que algunos de los idelogos posi-tivistas se mostraron, en ocasiones, dogmticos ante algunos de sus preceptos planteados.

    Si evaluamos de modo profundo el positivismo en Amrica La-tina, nos damos cuenta de que impact prcticamente en todos los espacios del mundo espiritual latinoamericano de la poca. Es una filosofa optimista, llena de confianza en el hombre, en la ca-pacidad creativa de su pensamiento, en la cultura, en el progreso, en la ciencia, en el desarrollo industrial, aliada al liberalismo y a la defensa de la democracia burguesa.

    Evidentemente, estas ideas que toman significacin en la segunda mitad del siglo xix, para los pases latinoamericanos resultaban muy avanzadas, teniendo en cuenta que dichos pases estaban recin liberados, en su mayora, del colonialismo espa-ol. Se enfrascan los seguidores de esta corriente en una profun-da lucha entre la soterrada oligarqua de carcter retrgrado y la naciente burguesa nacional hasta principios del siglo xx, es as como llegan a repercutir en distintos pases de Latinoamrica, y

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    desempean una funcin progresista que recoge las aspiraciones de la dbil burguesa, y pretende sustituir las decadentes relacio-nes precapitalistas de produccin, y estimular el desarrollo tec-nolgico e industrial como premisa indispensable para alcanzar, en todos los planos, una verdadera independencia de los pueblos latinoamericanos.

    A mediados del siglo xix, y fundamentalmente despus de su ltimo tercio hasta las primeras dos dcadas del siglo xx, los positivistas latinoamericanos dejaron, de forma evidente, su alta estimacin por el saber filosfico; fundamentaron el carcter metodolgico y la concepcin general del mundo que acompa-an siempre a la filosofa en correspondencia permanente con el desarrollo de las ciencias particulares, sin que este signifique un atentado contra su objeto de reflexin.

    Este positivismo no signific una simple adaptacin de una filosofa europea a estas latitudes, sino una incorporacin y re-cepcin creadora con profundos elementos originales, dismiles y renovadores, que constituyeron una forma de superacin espe-cfica de esa filosofa en el mbito particular del continente como expresin concreta del desarrollo de la lucha entre el materialis-mo y el idealismo filosfico.

    Pablo Guadarrama, en su anlisis sobre la significacin del positivismo en Amrica Latina, expresa:

    La filosofa positivista debe ser considerada como una mani-festacin autntica para el pensamiento y el ambiente cultural latinoamericano de su poca. Fue la que mejor se correspon-di con las condiciones socioeconmicas, polticas y cultura-les de estos pases en aquellos aos en que an no existan condiciones para la difusin y desarrollo del marxismo como sucedera en la tercera dcada del siglo xx. Ante el paulatino auge que iran tomando nuevas y viejas formas renovadas del irracionalismo, pareca el positivismo la opcin filosfica ms adecuada a la exigencia de aquellos tiempos.1

    1 Pablo Guadarrama, Humanismo en el pensamiento latinoamericano, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2001, p.151.

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    Se colige que aquellos seguidores del positivismo en Amrica Latina no solo propusieron utpicas soluciones a la situacin difcil de obreros, campesinos, jvenes, mujeres y otros sectores discriminados, sino que pusieron su empeo en todo el plano de la actividad poltica para realizar sus ideas. Es importante agregar que algunos de ellos, desengaados por las posibilidades que te-na la sociedad capitalista, especialmente al iniciarse la poca del imperialismo, vieron en el socialismo la superacin futura de los males que haban criticado, y que la filosofa positivista no poda brindar explicacin ni, ciertamente, soluciones.

    La especificidad del positivismo se expres en la medida en que pudieron ser aprovechadas las porciones racionales del valor terico que contena este pensamiento, y ponerlas al servicio del progreso social en un contexto econmico y poltico de inferior grado de desarrollo al de los pases en que haba originalmente surgido esta filosofa.

    Esta corriente contribuy a que la intelectualidad latinoameri-cana se preocupara ms por la realidad nacional en todos sus pla-nos de anlisis histrico, geogrfico, antropolgico y sociolgico y que contribuyera a un mejor anlisis de la Amrica toda.

    La historia de las ideas filosficas en Amrica Latina toma un curso significativo a partir del desarrollo de las ideas positivistas. Tanto defensores como crticos de esta corriente del pensamiento latinoamericano concuerdan en que dej huellas indelebles en el acontecer intelectual, y no solo en la vida espiritual de la cultura latinoamericana ante el cambio del siglo [xix al xx]. Al respecto, Guadarrama afirma que no se puede subestimar el lugar y el ca-rcter sui gneris del positivismo latinoamericano y que

    la tarea ms importante no es defender o cuestionarse ese calificativo, sino determinar si su pensamiento se corres-pondi o no con las exigencias de su poca y, por tanto, si puede o no ser considerado un positivismo autntico [], si resultase exclusivamente idntico al pensamiento de los positivistas europeos s habra mucho que lamentar.2

    2 Ibdem, p. 155.

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    Dentro de toda esa estirpe de hombres liberales brot el ideal utpico de Eugenio Mara de Hostos, que al igual que otros de gran valor sedicioso, defenda al hombre a favor de su capacidad creativa como nico transformador de su entorno, alejndolo del dogmatismo escolstico.

    Eugenio Mara de Hostos (Puerto Rico, 1839-Santo Domingo, 1903), positivista, es una figura decisiva en el desarrollo de los ideales de Bosch y en todo el andamiaje que compone su labor revolucionaria y literaria.

    El encuentro con la obra de Hostos se produjo en el primer exilio de Bosch en 1938, cuando se enfrenta a la disyuntiva de de-dicarse a la literatura o a la poltica. Hostos le brindara las claves para ocuparse de una sin abandonar la otra, logrando por esta va fusionar su oficio de escritor con la actividad poltica hasta llegar a convertirse en uno de los dirigentes ms importantes de la resistencia antitrujillista en el exilio.

    El positivismo en Hostos estaba condicionado por el incan-sable estudio que este realiz de todos los moralistas, tratadistas polticos y filsofos de su poca, y tuvo expresin en sus ideas so-bre el imprescindible papel de la educacin, la moral y la cultura en la formacin de los individuos, as como el papel de la nacio-nalidad y la identidad cultural de los pueblos latinoamericanos y caribeos.

    Considerado por Bosch un hombre de razn, los ideales del intelectual dominicano se encuentran identificados en el pensa-miento de Hostos por la lgica y el carcter metdico que eviden-cia en su obra y que conducen a Bosch a adoptar un idealismo moral que se traducir en la lucha por liberar a su pas de la dic-tadura que lo oprima.

    En el ideal positivista de Hostos se percibe el proyecto de una sociedad mejor, en la que el bienestar no fuera una meta im-posible, sino una realidad permanente, marcada por la alegra, la salud, la abundancia, con leyes econmicas de progreso, de atisbos geniales en instruccin, descubrimientos en higiene, en ingeniera y en industrias.

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    Tambin resalta en el positivismo hostosiano la propuesta de la unin de todas las islas caribeas, idea que posteriormente sera heredada por Bosch, que entiende a Amrica Latina como una mezcla sajona, ibrica, negra e indgena todas en una sola, sin carencia de hombres de verdad, que trabajen por la patria, que vivan enamorados de su ideal.

    La obra de Bosch definitivamente emana de las tesis revolu-cionarias de Eugenio Mara de Hostos, un radical antianexonista, as considerado por el propio Bosch, precisamente por las convic-ciones del mundo que este manifiesta en su incesante obra.

    Hostos propone fijar la atencin en el problema de la naciona-lidad, tema que Bosch convoca en su legado, como la importancia que tiene para cada pueblo el conocimiento de su propia historia: sus races, principios morales, ticos y del amor a su tierra. Para Bosch todos estos factores, deben marchar indisolubles en la conciencia de cada hombre. En la obra revolucionaria de Hostos, Bosch descubre el sentimiento latinoamericanista, comienza gracias a su luz, a percibir no solo los problemas nacionales sino tambin los de todos los pueblos del Caribe.

    Bosch comprende, cuando lee a Hostos, que la capacidad para la lucha, la voluntad de libertad, no nace, se hace con tesn, luchando consigo mismo para posibilitar el desarrollo del ser humano pleno, del ser humano de carcter; esta es la condicin esencial para hacer til a un pueblo.

    Los ideales son los motivos de la conciencia moral y para Bosch es el punto culminante del desarrollo del ser humano pleno. Pero esa plenitud requiere de una forma de sociedad que la posibilite: la sociedad democrtica plena, es decir, no solo poltica sino so-cial, econmica y cultural.

    Desde 1884 Hostos estaba proponiendo difundir un ideario de civilizacin, de moralidad, de confraternidad, de noble patriotis-mo, quizs no de la manera esperada por l, pero ensea una moral social que va creando un nuevo espritu, un ignorado sentimiento del deber de ser hombres enteros y que gana para siempre las con-ciencias de sus alumnos, lo que reafirma cuando expresa:

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    [] Cultivar la razn para aplicarla al mal es el crimen ms odioso que comete el hombre [] Elevarse en la escala de los seres para no tener conciencia de su altura, es demostrar lo inmerecido de la elevacin El hombre no ha sido con-cebido para ser instrumento del mal, sino para ser obrero concienzudo del bien.3

    Siguiendo el espritu de Hostos, Bosch se acerca con sus obras a la realidad comn de todos los pueblos latinoamericanos, cru-zando fronteras y razas, aboliendo las contingencias naturales. Su literatura, en consonancia con su herencia hostosiana, profundiza en los acentos nacionales, sin caer en el folclorismo que lastra la visin de los pueblos de esta parte del mundo e insiste en un verbo para el conocimiento, la verdad y para remover las conciencias.

    Desde estos primeros momentos fecundos la obra de Bosch se encamin hacia el bienestar y enaltecimiento de todos los pue-blos latinoamericanos, analizando profundamente cada ciencia; la Sociologa, la Economa, la Ciencia Poltica y la ciencia hist-rica. Para l la historia y la sociologa son indispensables, pero elaboradas desde la perspectiva de un intento emancipatorio en pos del desarrollo y concienciacin de los hombres y mujeres del continente.

    En medio de una situacin desesperanzadora signada por aos de tiranas y crisis econmica, Bosch se convierte en el candidato presidencial de su pas. Su apego estricto a la moral, a la verdad, al llamado de la conciencia, al rescate de la identidad, a la soberana y a los ideales ms elevados, que le leg su encuentro con Hostos, abra un camino de luz para su pueblo, por lo que luego result electo presidente de la Repblica Dominicana.

    Para la realizacin de su proyecto de gobierno, Bosch se acoge a las ideas positivistas aprendidas de Hostos y confa en que la trans-formacin radical de una sociedad solo es posible si algunos pocos son capaces de transformarse a s mismos; Bosch consideraba estas caractersticas indisolubles en un verdadero militante que,

    3 Juan Bosch, Hostos, el sembrador, pp. 223-224.

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    mediante un proceso de autocrtica y frrea voluntad de cambio, fueran capaces de innovar su contexto.

    He aqu donde se distingue su confianza en el hombre, trans-formador, capaz de aportar positivamente a su sociedad, siempre a favor de la mayora. Para Bosch el ser humano es capaz de percibir, sentir, pensar, conocer una vida y asumir, frente a la misma, una actitud voluntaria. El ser humano asume su vida en relacin con los dems, segn Bosch, como un acto de sentimiento, de conciencia, de accin, y afirma que como la moral es la relacin de conciencia, es decir, el deber en que estamos ante la realidad, prestos a su con-servacin, sostenimiento y perfeccionamiento, la moral depende del desarrollo de la conciencia en cuanto rgano de moral.

    La perspectiva de la emancipacin, la perspectiva moral, per-mite que el positivismo sociolgico de Bosch trascienda la mera descripcin o anlisis de los fenmenos sociales, que se acerque a sus causas estructurales profundas y que se le mire desde la pers-pectiva de lo que pueden y deben ser capaces de construir los hom-bres con sus propios esfuerzos, hacia un intento emancipatorio.

    El 25 de septiembre de 1963 su representacin mental se des-moron cuando se lleva a cabo el golpe de estado, por un sector de las fuerzas armadas dominicanas, la oligarqua y la colabora-cin del Pentgono. El modelo poltico de la democracia repre-sentativa y liberal que le haba dado sentido a sus acciones desde 1939 hasta 1963, no haba funcionado en su pas. El sentido con el que se constituy el PRD haba sido tergiversado por sus miem-bros, especialmente por la pequea burguesa que constitua este partido y que actuaba movida por sus intereses econmicos y el sostenimiento de sus privilegios.

    Los factores que condujeron al golpe de estado contra Bosch el 25 de septiembre de 1963 se dieron a partir de las reformas puestas en prctica en su breve gobierno, que significaron una amenaza para el poder poltico-militar estadounidense que ya intua venir en estos mtodos aunque no radicales una nueva experiencia revolucionaria en el Caribe durante los 60.

    El ejemplo de administracin pulcra, planificada, los princi-pios soberanos, la mejor Constitucin que el pas dominicano

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    ha tenido y el proceso democrtico, quedaron truncos ese da. A pesar del corto tiempo de Juan Bosch como gobernante, impuls muchas iniciativas democrticas y promulg lo que, a juicio de muchos expertos, se considera adems de resultar ser muy avan-zada para su tiempo, como una de las modificaciones constitu-cionales ms liberales que ha tenido la Repblica Dominicana: esta consagraba una serie de derechos para los trabajadores y prohiba la reeleccin presidencial.

    Todos los ideales positivistas hostosianos puestos en prctica por Bosch, las representaciones revolucionarias emanadas de este ideario, su confianza en la voluntad para el cambio, la educacin, la conciencia y en la moralidad se desplomaron ante la respuesta nega-tiva del pueblo dominicano. Despus de muchos logros alcanzados intentando llevar a la Repblica Dominicana hacia el progreso y ha-cia la verdadera democracia, result ser un desafo ante los intereses de la pequea burguesa y el poder capitalista en general.

    Aunque decepcionado por la prdida de un combate en la lucha por sus ideales, Bosch no deja de confiar en el papel de la educacin, la conciencia y la moral para transformar una nacin. La realidad en que se vio envuelta su vida lo condujo a la necesi-dad de encontrar renovadas vas que le permitieran profundizar en fructferas propuestas. En esta bsqueda Bosch se acercara a la doctrina marxista para encaminar su acendrado proyecto y repensar su programa de lucha.

    El encuentro de Boschcon el pensamiento marxista

    Como consecuencia del golpe de estado, comienza en la vida de Bosch un perodo de exilio voluntario hacia varios pases de Amrica y Europa, que se sita entre los aos 1966 al 1970 del siglo xx. El contacto con la experiencia de los antiguos pases socialistas durante esta etapa le abre las puertas del marxismo, el que se con-vertira en una nueva arma para la lucha. Es necesario decir que Bosch, en su incursin en el marxismo, mantuvo cierta distancia y

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    autonoma frente a la visin dogmtica de esta doctrina en funcin de las prcticas polticas, sociales y econmicas que eran comunes en los antiguos pases socialistas. Su acercamiento a los textos de los clsicos del marxismo le sirvi de prisma para percatarse de las limitaciones que contena su obra hasta el momento.

    Uno de los elementos que permiten afirmar la transicin de Bosch hacia el marxismo est relacionado con la crtica que reali-za al Partido Revolucionario Dominicano (PRD), creado por l, en 1939 junto a otros exiliados polticos.

    En sus reflexiones, Bosch considera que este ya haba cumplido su misin histrica y no estaba en condiciones de responder a las verdaderas necesidades de su pueblo, es decir, que la razn histrica que dio origen a dicho partido para lograr la transicin de un mode-lo autoritario hacia un sistema democrtico, no la haba cumplido y no estara en condiciones de cumplirla fuera de ese contexto.

    Para arribar a estas conclusiones, Bosch parte de la visin marxista del lder y el papel de las masas. En el anlisis publicado en su artculo La funcin del lder, escrito en 1972, aborda el papel del lder dentro del PRD y sus limitaciones a partir de las obras de Marx El dieciocho brumario de Luis Bonaparte (1851) y de Plejnov El papel del individuo en la Historia (1898).

    En dicho trabajo, Bosch cuestiona el papel del liderazgo en la Repblica Dominicana cuando expresa:

    El conocimiento de la sociedad tiene que ser previo al de sus lderes debido a que estos solo pueden desarrollarse a cabalidad cuando hayan actuado en consonancia con la realidad dominicana. Al darse esa consonancia, la voz popular dice que el lder o los lderes que la lograron son los que mejor expresan las aspiraciones del pueblo; y con esas palabras se destaca el hecho de que nadie puede superar al pueblo en el conocimiento profundo de la rea-lidad nacional ()4

    4 Tomado del artculo La funcin del lder, en .

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    Bosch contina cuestionando el papel del liderazgo en su pas y arremete contra algunos estudiosos de las ciencias sociales y polticas, dominicanos que, segn l, mostraban concepciones inslitas en cuanto a lo que significa y al cmo debe comportarse un lder revolucionario dentro de una organizacin.

    [] un lder es un energmeno que se les impone mediante el terror a todos los miembros del partido en que ese lder figura. Para esas mentes simples, el lder da a luz una idea poltica en un momento de inspiraciones ms o menos ce-lestial (o diablicas) y manda y ordena que todo el mundo lo siga; y esto es verdad, sobre todo, segn piensan esos seores, en un partido como el PRD.5

    Bosch considera errnea esa visin sobre todo para el PRD y deja evidente que el lder de un partido debe tener en cuenta, en todas las circunstancias, la importancia que tiene la composicin poltica de la organizacin, o sea, que no puede bajo ningn otro concepto tomar medidas que quebranten la unidad voluntaria y consciente de las otras fuerzas de la organizacin, esto conduci-ra al rezago del partido y a atrofiar las nuevas ideas que puedan llevarlo hacia adelante.

    Para Bosch las condiciones especiales y particulares de la Rep-blica Dominicana plantean al lder condiciones tambin especiales, que no se encontraban en vnculo con la actividad poltica de otros pases, sino que deben ser resueltos desde su interior y no desde afuera o de un modo abstracto, sino de forma directa objetiva.

    Bosch concluye [su artculo] esbozando su visin de lo que l considera que es un lder, y afirma:

    El lder, pues, es aquel que expresa lo que el pueblo pien-sa y siente [] no hay ni puede haber lder si no hay una parte del pueblo que comparta lo que l piensa y siente, y en consecuencia, los partidarios y l o los lderes son

    5 Ibdem.

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    igualmente importantes en la formacin de un partido; unos no tendran existencia social sin los otros.6

    Desde su visin Bosch ratifica la idea marxista segn la cual un lder tiene la obligacin de

    comprender mejor que los otros la situacin histrica, cap-tar el sentido de los acontecimientos, tener conciencia de cmo van madurando las necesidades de la vida social, ver ms all que los dems, abarcar con mayor amplitud que otros el campo de la realidad histrica.7

    Y agrega, en consonancia con el contexto de su pas y sus partidos, que el lder tiene la misin de dirigir, pero sobre todo debe orientar al pueblo y guiar a sus partidarios a travs de otros lderes, que son en los hechos representantes polticos de la clase o de las clases sociales que actan en su partido.8

    Ante esta realidad criticada por l, comienza a ver la nece-sidad de organizar un nuevo partido. Funda as el Partido de la Liberacin Dominicana (PLD), el 15 de diciembre de 1973. Surge como una organizacin poltica integrada por hombres y mujeres de vocacin patritica, que lucha por la libertad, el progreso y el bienestar de los dominicanos y los dems pueblos del mundo, privilegiando su accin poltica a favor de los grupos ms despo-sedos y vulnerables de la sociedad.

    A partir de este momento comienza el cuestionamiento de la democracia representativa, y para ello se propuso entender para s y explicar a la militancia de su nuevo partido, desde la perspec-tiva del materialismo histrico, cmo funcionaba el capitalismo. Como parte de su nuevo proyecto, comienza el estudio y anlisis del desarrollo histrico de la sociedad dominicana, empleando el instrumento conceptual de la lucha de clases y dando inicio a un minucioso anlisis sobre el papel del imperialismo y sus

    6 Ibdem.7 Ibdem.8 Ibdem.

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    diferentes manifestaciones, en la mayora de sus creaciones literarias.

    En la obra El pentagonismo, sustituto del imperialismo pu-blicada en 1967, radicaliza su modo de observacin respecto al fenmeno del capitalismo para con la humanidad, adems de su punto de vista en torno a la guerra, la poltica y sobre todo al problema econmico del imperialismo, a partir del estudio de la colosal obra El imperialismo, fase superior del capitalismo, publi-cada en 1916 por Vladimir llich Lenin.

    Juan Bosch contextualiza a partir de este estudio al imperia-lismo en el momento que le correspondi vivir y lo aborda desde una nueva perspectiva histrica, social y econmica.

    El dominicano, en su anlisis clasista, sigui confiado en el he-cho de que la pequea burguesa era el componente principal de la sociedad dominicana y que, en alianza con los trabajadores y cam-pesinos, era la clase que deba organizar y dirigir cualquier proceso revolucionario, o sea que a este punto de marcado carcter marxista-leninista, Bosch toma distancia a partir del anlisis que realiza de la situacin concreta de la estructura social y clasista de su pas.

    La posicin social y poltica de Bosch evidentemente lo condi-ciona a su contexto histrico concreto y fue a su vez consecuente al reconocer la obra leninista, considerando incluso en los artcu-los Gobierno y revolucin de la revista Momento, Caracas, 10 de abril de 1959, y Gobierno y agitacin en la revista Renovacin, 1 de febrero, 1962, a Lenin como un arquetipo de revolucionario que supo gobernar.9

    Segn Lenin,

    el imperialismo es el capitalismo en la fase de desarrollo en que ha tomado cuerpo la dominacin de los monopolios y del capital financiero, ha adquirido sealada importancia la exportacin de capitales, ha empezado el reparto del

    9 En http://juanboschgavino.blogspot.com/2007_02_01_archive.htm.> Por Joaqun M. Jimnez Ferrer basado en la obra de Eugenio de J. Garca Cuevas, crtico literario dominicano radicado en Puerto Rico. Premio Anual de Literatura (1996) de Santo Domingo en el gnero de ensayo.

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    mundo por los trusts internacionales y ha terminado el reparto de toda la Tierra entre los pases capitalistas ms importantes.10

    Lenin, en su legado, plantea cinco rasgos fundamentales que dan lugar al imperialismo como fase superior del capitalismo, a saber la concentracin de la produccin y del capital creando los monopolios; la fusin del capital bancario con el industrial y la creacin en el terreno de este capital financiero, de la oligar-qua financiera; la exportacin de capitales; la formacin de asociaciones internacionales monopolistas de capitalistas; las cuales se reparten el mundo, y el reparto territorial del mundo entre las potencias capitalistas ms importantes.

    Segn Bosch, el imperialismo no constituy la ltima etapa del capitalismo planteado de forma indisoluble por Lenin en su obra, sino que continu engendrndose en el seno de este fenmeno, nuevos mtodos y estrategias cada vez ms sutiles.

    El pentagonismo seala se hace vigente a finales de la Se-gunda Guerra Mundial. Su papel sustancial es la conquista de las colonias donde tiene sus capitales y a travs de los cuales extrae los recursos materiales para utilizarlos en el mantenimiento de su metrpolis. Tomando as partido dentro de las industrias me-tropolitanas, hacindola o atndola cada vez ms a su podero econmico de mercado, y declara,

    [] el imperialismo ha sido sustituido por el pentagonismo. Este ltimo ha hallado en s mismo la capacidad necesaria

    para elevar al cubo los dos trminos del capitalismo []

    el resultado final de su proceso interminable es una pro-

    ductividad altsima, nunca antes prevista en la historia del

    capitalismo.11

    10 Instituto de Marxismo-Leninismo adjunto al CC del PCUS. V.I. Lenin, Obras escogidas en tres tomos, tomo I, p. 754.

    11 Tomado de Juan Bosch, El pentagonismo, sustituto del imperialismo, p 10.

  • Juan Bosch en el trnsito del positivismo al marxismo 357

    Bosch, en su observacin, compara el pentagonismo con el imperialismo analizado por Lenin y traza las diferencias, pues como caracterstica esencial, el imperialismo tiene la conquista militar de colonias y, por supuesto, la sumisin de estos botines a la dependencia econmica; pero segn Bosch ya no sucede lo mismo en el pentagonismo, adems, el pentagonismo no explota colonias: explota a su propio pueblo.12

    Esta metropocolonia como denomina al pueblo norteameri-cano, y su gobierno, ha sido convertida en colonias del pentago-nismo; y en este sentido declara,

    [] son los que pagan a travs de sus impuestos los aviones bombarderos que enriquecen a sus fabricantes, entre otros instrumentos blicos producidos por los propios obreros norteamericanos casi de forma inconsciente.13

    Para Bosch ha dejado de ser el imperio clsico (imperialismo), planteado por Lenin, porque no necesita de territorios coloniales para acumular beneficios. Con la extraccin de los excedentes que produce el pueblo norteamericano se hacen suficientes los fondos para la compra y construccin de artculos blicos desti-nados a la guerra y la emancipacin.

    Segn Bosch, el pentagonismo s tiene un plan a pesar de su libre albedro, se ha propuesto:

    Mantenerse constantemente en guerra en algn lugar del mundo a fin de sostener el actual podero militar y am-pliarlo en la medida que sea posible; en suma, asegurarse el mercado militar a travs de la guerra permanente.14

    En los tiempos del imperialismo que plantea Lenin, la poltica exterior de la colonia era elaborada y ejercida por la metrpolis;

    12 Ibdem, p. 21.13 Ibdem, p. 23.14 Ibdem, p. 23.

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    para Bosch, en su anlisis del pentagonismo, la poltica exterior de la colonia es elaborada y ejercida por el poder pentagonista.

    Analizando, en trminos de negocios, el modo de actuacin de estos grupos conductores de la poltica estadounidense, se-ala Bosch que el pentagonismo es la ms fabulosa inversin hecha por el hombre, tena necesariamente que producirse en el pas capitalista por excelencia: en el del capitalismo sobredesa-rrollado, puesto que era all donde la capacidad para acumular beneficios se haba colocado en lo ms alto de la escala de los valores sociales.15 Por lo que cabe recordar una de las cuestiones abordadas por Herbert Marcuse, cuando deja ver, en esencia, que el pueblo norteamericano ya se ha fusionado de tal forma a su modo de produccin o a esa sociedad de consumo, como la llama Marcuse, que marcha de forma inconsciente e inerte a la par de este sistema.

    Bosch recurre en su estudio del pentagonismo, inevitable-mente, al perceptivo asunto de la democracia norteamericana, poniendo al desnudo su contradictoria esencia, y lo manifiesta:

    [] el pentagonismo es simplemente el sustituto del imperialismo, y as como el imperialismo no cambi las apariencias de la democracia inglesa ni transform su or-ganizacin poltica, as el pentagonismo no ha cambiado ni pretende cambiar, al menos por ahora las apariencias de la democracia norteamericana.16

    El pentagonismo constituye, para Bosch, el producto de nece-sidades y no precisamente de ideas; dadas por razones de poltica mundial, o sea que los Estados Unidos establecieron un ejrcito permanente y ese ejrcito se convirti en un consumidor privile-giado, sobre todo de equipos producidos por la industria pesada, y al mismo tiempo se convirti en una fuente de capitales de in-versin y de ganancias rpidas.

    15 Ibdem, p. 25.16 Ibdem, p. 83.

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    El eje central de esta doctrina que Bosch seala es simplemen-te que toda pretensin de cambio revolucionario en cualquier pas del mundo, va en contra de los ideales del pentagonismo. Que, adems, trata de ampararse tras la cortina que envuelve la afamada seguridad nacional de su pueblo, para poder interve-nir en cualquier territorio que tenga la ms mnima riqueza en recursos naturales o, una posicin geogrfica favorable para su comercio, o simplemente, que no circule a favor de los intereses de la poltica norteamericana.

    En su razonamiento sobre el afn expansionista del imperia-lismo queda manifiesto que este no es ms que una muestra de la supremaca del imperio ante los pueblos menos desarrollados, para intervenir en ellos parafraseando a Bosch con la obliga-cin de derramar los bienes de su civilizacin sobre los pueblos salvajes.

    Esta concepcin, por supuesto, est ms all de esa desin-teresada intencin de ayudar a los pueblos envueltos en atraso econmico y, como advierte el pensador dominicano, el penta-gonismo constituye una amenaza para los pueblos del mundo, puesto que resulta ser una mquina de guerra, que necesita de esta para mantenerse con vida y es tambin un peligro para el pueblo norteamericano, que de no detener su impacto sobre el poder civil, acabar fusionndose inevitablemente a la voluntad pentagonista y exponindose al rechazo de todo el mundo.

    En esencia, el pentagonismo se empea en poner en prctica su omnipotencia a travs de mtodos excesivos e irracionales, ya antes vistos en otras tendencias como el nazismo; a pesar de que Bosch, en su exposicin, no intenta buscarle semejanza al pen-tagonismo con otros sistemas polticos, sino que deja claro que esta estructura cautelosamente armada por sus caractersticas especficas, se desprende nicamente del imperialismo antes declarado por Lenin y no de otra.

    A fines de los aos sesenta en Espaa, Bosch escribe De Cris-tbal Coln a Fidel Castro. El Caribe, frontera imperial, otra de las obras que result trascendental dentro de su accin revolu-cionaria y que marca el carcter antiimperialista, integrador y

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    latinoamericanista de su vocacin revolucionaria. En su anli-sis, desde una visin histrica asentada en el espritu marxista, Bosch parte de la resistencia aborigen a la conquista espaola y contina despus con la descripcin de las sublevaciones de los esclavos africanos, las guerras coloniales entre las grandes potencias y la ocupacin por ellas de territorios en el Caribe, los efectos de la independencia en las Trece Colonias Inglesas de Norteamrica y la Revolucin francesa, el gran levantamiento esclavo en Hait, la guerra social venezolana, y la emancipacin de las colonias espaolas y las guerras de liberacin nacional de Cuba (1868-1898), para cerrar con las intervenciones militares de Estados Unidos en el Caribe.

    En De Cristbal Coln a Fidel Castro. El Caribe, frontera im-perial, Bosch confirma las razones histricas del peligro que representa esa fase superior del imperialismo, que l llam penta-gonismo y que fue advertida por los precursores del pensamiento latinoamericano como Mart y Bolvar y confirmada por Lenin en su importante aportacin al marxismo a partir de su teora sobre el imperialismo.

    La historia del Caribe, Bosch la clasifica como la historia de una lucha incesante de los imperios, unos contra otros, para arreba-tarse entre ellos las tierras que haban logrado conquistar, o sea, la obra en general constituye la historia de los pueblos del Caribe en su lucha por redimirse de sus amos imperiales y convertirse en naciones independientes.

    La primera revolucin, generalizada en toda Rusia, tuvo lugar en 1905; acontecimiento tomado como punto de referencia, por Bosch, para puntualizar que EE.UU anteriormente a esa manifes-tacin ya tena fuerzas militares en varios puntos del Caribe; en la zona del Canal de Panam, en Nicaragua; en la Base Naval de Guan-tnamo (Cuba); tena ocupada la Repblica de Hait y la Repblica Dominicana; eran los dueos de Puerto Rico y de las Islas Vrgenes danesas. Bosch compara la magnitud de la expansin del imperio norteamericano con la de otros imperios y resalta que el ms jo-ven de ellos haba dominado en solo 19 aos sobre ms tierras y habitantes que los propios imperios ingls, francs y holands,

  • Juan Bosch en el trnsito del positivismo al marxismo 361

    los cuales utilizaban otros pretextos para llevar a cabo sus inter-venciones, y no era precisamente el de peligro comunista, pero que a pesar de todo el Caribe ya se haba convertido, bajo cualquier pretexto, en una gran colonia del imperialismo norteamericano.

    Refirindose a la intervencin norteamericana en Nicaragua, el 24 de diciembre de 192l, Bosch dijo que segn el presidente de ese pas la intervencin estaba justificada porque Nicaragua es un pas dbil y pobre que no puede resistir a los invasores y agentes del bolcheviquismo mexicano.17 Bosch insiste en la aparicin en el Caribe del pretexto mgico, para desatar nuevas intervenciones ante el comunismo:

    La Revolucin mexicana hecha siete aos antes que la rusa era bolchevique, es decir, comunista, y a partir de ese en-tonces solo se aceptaran en el Caribe revoluciones que se hicieran en el nombre del anticomunismo; todos los dems no eran revolucionarios sino actuaciones de bandidos y los EE.UU se haban convertido en la perseguidora de los bandidos del Caribe.18

    Para Bosch, como para muchos otros, el triunfo de la Revolu-cin cubana en 1959, encabezada por Fidel Castro Ruz, signific el punto clave para revertir la opinin del mundo, acerca del carcter invulnerable que se supona entonces sustentaba al ejrcito norteamericano. En 1961 se produce apenas dos aos del triunfo revolucionario cubano el artero ataque por Playa Girn, por grupos expedicionarios preparados y enviados al sur de la isla de Cuba con el fin de recuperar lo que ya haba sido tomado por hombres y mujeres de ideales martianos.

    La hazaa que se haba llevado a cabo al inicio de los aos 60 marcara una nueva etapa en la historia; Bosch manifest que ese da significaba

    17 Juan Bosch, De Cristbal Coln a Fidel Castro. El Caribe, frontera imperial, 1969, p. 526.

    18 Ibdem, p. 546.

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    el punto inicial para la nueva historia de Amrica Latina y del mundo, pues haba sido derrotado el imperio, que arrebat a los imperios europeos sus colonias americanas del siglo xix, un 19 de abril de 1961 por un pequeo pas defensor de sus derechos.19

    Los pueblos del Caribe encontraron, por primera vez, el rumbo que los conducira a la recuperacin de sus ideales y de sus prin-cipios ticos y morales. Para Bosch este hecho result ser una ley inscrita en lo ms profundo de las races de la historia caribea y consider, adems, que:

    Para librarse de la opresin norteamericana, el camino de la Revolucin cubana era el del socialismo o escoga la des-truccin de su obra y con ello el deshonor. Violencia tras violencia, Cuba haba sido elevada a ese punto, y, con Cuba, ira ms temprano o ms tarde el Caribe.20

    As lo manifest Juan Bosch en 1969, siete aos despus de aquel relevante acontecimiento; su correspondencia con la causa cubana y el socialismo, como la va al bienestar de los hombres, que tanto empeo puso para lograr en su patria.

    Bosch consideraba a la Revolucin cubana como un ejemplo para el mundo: y reconoca el valor de este proyecto asentado en las bases del marxismo y en la experiencia socialista que l haba tenido la posibilidad de conocer de cerca.

    Como podemos apreciar, el pensamiento de Juan Bosch evoluciona y se radicaliza a partir de su profundo anlisis sobre las contradicciones inherentes a la realidad dominicana y su necesidad de transformacin.

    El desmoronamiento de su ideal inicial de la democracia, asen-tado en lo mejor del positivismo heredado de Hostos y, afirmado en sus ideales en torno al papel de la conciencia, la voluntad del cambio y el decisivo rol de la moral y la educacin para lograr

    19 Ibdem, p. 573.20 Ibdem, p. 573.

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    una sociedad de progreso, afianzada a la industria y al desarrollo tcnico lo lleva a la bsqueda de un nuevo ideal.

    El ejemplo y la influencia de la Revolucin cubana en el con-texto internacional, el exilio obligado tras el golpe militar y su encuentro con la obra de los clsicos del marxismo y la prctica poltica de los pases socialistas en Europa, le proporcionaron nuevos mtodos e instrumentos para replantearse su programa de lucha y de transformaciones para su pas, a partir de un en-foque histrico y clasista con carcter rigurosamente cientfico y una visin nacionalista y latinoamericanista del problema.

    Aunque Bosch no abandona los ideales positivistas asociados al papel de la educacin, la moral y la conciencia, radicaliza su pensamiento en su encuentro con el marxismo. Este proceso se hace evidente en los siguientes elementos:

    1. La profundizacin en la verdadera esencia del capitalismo a partir de sus anlisis sobre el imperialismo, sus intervenciones en Amrica Latina y el Caribe y en particular el papel de la oli-garqua dominicana en el apoyo a las dictaduras que padeci este pas.

    2. Su apreciacin de la lucha de clases como instrumento de transformacin.

    3. El cuestionamiento de la labor de los partidos polticos y el liderazgo en su pas y su propuesta de fundar una nueva orga-nizacin basada en la visin marxista del papel del partido y de los lderes en la historia.

    4. Su replanteamiento de la teora leninista del imperialismo y la novedosa visin del pentagonismo, profundizando en el peli-gro del mismo en las nuevas condiciones de su desarrollo.

    5. El reconocimiento de los verdaderos mtodos de lucha y la va socialista planteada por los clsicos del marxismo a partir de sus consideraciones sobre la trascendencia de la Revolucin cubana y su opcin socialista, admitiendo la posibilidad de que ese ejemplo se extendiera por todo el Caribe.

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    Bibliografa

    Bosch, Juan. Crisis de la democracia de Amrica en la Repblica Dominicana, Alfa & Omega, Santo Domingo, 2005.

    . El pentagonismo, sustituto del imperialismo, Guadiana de Publicaciones, Madrid, 1968.

    . Hostos, el sembrador, Editorial Trpico, La Habana, 1936.. La Maosa, novela de las revoluciones, Editorial El Diario,

    Santiago, Repblica Dominicana, 1936.. De Cristbal Coln a Fidel Castro. El Caribe, frontera impe-

    rial, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2003.. Clases sociales en la Repblica Dominicana, Alfa & Omega,

    Santo Domingo, 2003.. Capitalismo tardo en la Repblica Dominicana, Alfa &

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    Caribe, No. 7, p. 89, 1987.Colectivo de Autores. Juan Bosch. Maestro y creador, Secretara de

    Estado de Educacin, Santo Domingo, 2005.Guadarrama, Pablo. Humanismo en el pensamiento latinoameri-

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    nin. Obras Escogidas en tres tomos, Tomo I. Editorial Progreso, Mosc, URSS, 1981.

    Pierre-Charles, Gerard. El Caribe a la hora de Cuba: Un estudio so-ciopoltico (1929-1979), Editorial Casa de las Amricas, 1980.

    Portuondo Pajn, Gladis. Antologa de historia de la filosofa cubana y latinoamericana (presentacin y compilacin). La Habana: Universidad de La Habana, Facultad de Filosofa e Historia, 1990.

    Instituto de Marxismo-Leninismo adjunto al CC del PCUS. V.I. Le-nin. Obras escogidas en tres tomos, Tomo I. Editorial Progreso, Mosc, URSS, 1981.

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    Otras bibliografas

    Artculo: Bibliografa de Juan Bosch, disponible en Revisado el 22 de enero de 2008.

    Artculo: La funcin del lder extrado de la Revista Poltica: Teora y Accin, publicacin mensual que el Partido de la Liberacin Dominicana viene haciendo desde enero de 1980, disponible en . Revisado el 27 de enero de 2008.