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DEDICATORIA

Este libro se lo dedico al hombre que me estuvo enseñando, durante casi dos años, todas las técnicas militares que han hecho posible que saliera airoso del acoso federal. Él es, o era, (esto no lo sé) un militar ejemplar al que yo le tengo mucho cariño. Él me enseñó a tomar las posiciones enemigas sin producir ninguna víctima, algo que habréis podido comprobar en este libro. A pesar de las situaciones difíciles que se me han presentado, no hay en él ningún muerto ni herido. Aún resuenan en mis oídos aquellas palabras:

-Sarmiento y Parra, demostrarles a estos, como se toma aquella posición enemiga sin producir ninguna víctima.

-Parra y Sarmiento salían disparados hacia aquel nido de ametralladoras, eran dos ametralladoras que no dejaban de disparar. Lanzábamos dos botes de humo, a continuación cuatro bombas de mano, estas las lanzábamos a gran distancia y fuera del ángulo por el que nosotros corríamos, eso permitía que las ametralladoras dispararan hacía el lugar por donde veían las explosiones. Una vez rebasada esta cortina de humo se repetía la acción y así hasta que llegábamos al nido de ametralladoras. Aquí el peligro para nosotros ya era nulo. A continuación sacábamos, con la máxima rapidez, los dos huesos hinchables que cada uno de nosotros llevábamos, y los introducíamos por los huecos de las ametralladoras, no sin antes haberle inyectado, la pócima hinchable.

Esperábamos unos treinta segundos y el nido de ametralladoras reventaba por la acción de estos (aparentemente inofensivos) huesos. A continuación les poníamos las esposas a todos los enemigos, que medio atontados, iban saliendo por el túnel de salida y los mostrábamos.

Estos huesos eran de largos como un bolígrafo y algo más gruesos, se les inyectaba una sustancia, y en pocos segundos se iban hinchando y soltando un olor a rosas que casi dormía a la gente. La

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hinchazón era tal que acababa en breves minutos reventando las paredes de hormigón del nido de ametralladoras.

He querido traer a esta dedicatoria este tipo de táctica, para que el lector se haga una mejor idea de lo que era Miguel en aquellos tiempos. Su graduación era de teniente, su trato era afable y educado. Su máxima era esta: -Los mejores resultados en el mínimo tiempo posible y sin víctimas.

También le dedico este libro al General Máximo. No se si llegó a Capitán General, pero si no lo logró no sería por no merecerlo, con toda seguridad se lo merecía. Leí la noticia en el periódico El País. Lo relevaban del mando de Baleares y se hacía cargo de la División Acorazada Brunete en Madrid. Estos dos hombres, refundidos con el tiempo en uno solo, han sido mi ideal, para poder superar tantos y tantos peligros en mi vida.

También se lo dedico a Jesucristo, hombre y Dios a la vez. Él siempre me dio la fuerza para superar, tantas y tantas tentaciones como he tenido en mi vida. Además, por que tal vez, sin merecerlo, me dio el título de Capitán general. (Leer el libro: Lo que Dios me dijo. Capítulo: El Capitán General, página 394)

Vaya por delante mi admiración y obediencia a ambas personas de la historia de este mundo.

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AGRADECIMIENTO

Mi mayor agradecimiento a Guillermo, el jefe federal, por no haber hecho caso, cuando en Almerimar, recibió la orden de matarme. Se lo agradezco de todo corazón que tomara la decisión que tomó. Ello me permitió descubrir su calidad como persona, y su gran sentido del deber y del humor. Recibe desde estas páginas mi reconocimiento.

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EL PAQUETE MISTERIOSO

-Oye Daniel, -dijo mi amigo Rafael- ¿Puedes llevar esta caja a Almería? pasarán a recogerla.

-Mañana es cuando voy a Almería, pero hasta pasado mañana no llego al herbolario.

-¿Dónde está ese herbolario?-Debajo de Regiones, en la barriada Nueva Andalucía.-Dame el teléfono del herbolario y que mi hermano llame

allí. -Toma nota, además, tu hermano ya sabe donde es el

herbolario, otra vez recuerdo que le llevé un paquete.-Sí, llevaste un paquete, pero no fue para mi hermano, fue

para mi tío. ¿Ha vuelto a ir mi tío por allí?-Alguna vez ha venido, pero hace tiempo que no lo veo.

¿Meto el paquete en el coche o lo dejo aquí?-No, mételo en el coche.De esta forma tan sencilla y simple un paquete emprende

viaje en mi coche rumbo a Almería, sin que yo sepa su contenido.Hoy madrugué más de lo acostumbrado. A las seis y media

me levante y a las siete puse en marcha mi “bólido” que por carreteras de montaña me llevarán hasta cerca de La Rábita. Desde aquí enfilaré la nacional 340 que me llevará hasta el punto primero de mi recorrido, esto es, Santa María del Águila.

Hagamos una pausa y analicemos lo que pasó aquí en este pueblecito. Este pueblo está situado a unos cinco kilómetros de El Ejido, y se encuentra en plena expansión. Gentes de todas partes acuden aquí para trabajar en los invernaderos, motivando una enorme expansión de construcción de viviendas. Desde la parte alta de este pueblecito se divisa el llano existente entre la nacional 340 hasta el mar. Todo este llano, integro, se encuentra cubierto de plástico, ya no me impresiona este paisaje, las primeras veces quedaba muy impresionado, al ver lo que yo denomino “mar de

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plástico”.Llego a la calle Navarra puntual, como siempre, diez minutos antes de comenzar la consulta. A poco de estar escribiendo se acerca la dueña del Herbolario, y un poco nerviosa me dice:

-Me da mucho apuro haberle hecho madrugar y esta mujer sin venir.

-No se preocupe ya estoy habituado.-¿Quiere un pitillo? -dice esto la joven dueña- alargándome

un cigarro, a la par que me mira expulsando el humo lentamente.Me quedo mirándola un momento y me doy cuenta que esta

señorita desea conversar conmigo, pues su cara refleja un poco a la mujer seductora y algo aburrida; le digo:

-No, gracias, pero relájese, póngase cómoda. Digo esto dejando mi bolígrafo encima de la mesa.

-Es que no son serias las personas… ¡Mira que decirme que estarían aquí a las nueve!... son casi las diez y aún no han venido. Dice esto expulsando el humo del cigarro hacia arriba y a la par mirándome de reojo.

-¿Ha hecho algo de lo que le dije el otro día?-Algo si…, las hierbas y eso otro, pero la alimentación no.-Ya ve, eso suele pasarle a los demás, hacen algo, pero se

olvidan de lo principal.Esta muchacha conversa un ratito hablando de sus familiares.

La madre está mal de los nervios, tiene sueños raros y miedos, su padre murió hace un mes de cáncer etcétera.

Estoy acostumbrado a estas historias tristes, yo mismo las he padecido cuando aún era muy joven.

Por fin llegan las dos visitas siguientes y las atiendo aconsejándolas: -Han de modificar su alimentación de lo contrario no saldrán de su atasco. Esto es lo que les digo, pero yo se que el 40% no hace caso de estos consejos. Llamo desde aquí a Roquetas de Mar y Almería, no hay nada y solo en el Zapillo me confirman que hay una visita a las seis de la tarde.

¡Vaya hombre…! Tenerme que quedar por esta visita, me dan ganas de volverme para casa –esto lo comento para mis adentros. De todas formas tengo que seguir hasta Almería, ya que llevo el paquete de mi amigo Rafael, después de pensármelo un poco decido seguir mi recorrido.

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-Bueno, me marcho, iré a darme un bañito en Almerimar.-¿A Almerimar va…? ¡Y a bañarse…! que bien -Comenta

la joven dueña.-Sí, me gusta aquella playa, está solitaria y tranquila, tiene

una vista preciosa, siempre voy allí desde que la descubrí.-¡Quien pudiera ir allí ahora…! ¡Con el calor que hace daría

gusto!-Pues cierra la tienda y vente en mi coche.-Ya me gustaría el poder hacerlo, pero tengo que cuidar de

mi madre y eso no puede esperar.-Bueno, hasta otro día y dale un saludo a tu madre de mi

parte y que se mejore.Doy por terminada la conversación y enfocando mi “bólido”

hacia la nacional, tuerzo a la derecha y a unos cinco kilómetros tomo la carretera que me llevará a Almerimar, mi playa favorita. No hay prisa -comento para mis adentros- son la una del medio día y hasta las cinco de la tarde que me pasaré por Roquetas, no tengo nada que hacer.

Bella panorámica desde la cantera, circulo despacio recreándome en el bello paisaje que se me ofrece, una curva más y enfilo la hilera de invernaderos, al otro lado unos pinos bajos dan una sombra baja envuelta en arena. Pienso… ¿Me quedo un ratito en esta sombra? No, adelante hasta la playa; ¡Cuidado que te pasas…! me avisa mi descuidado instinto, un viraje de volante y diviso el mar. Está bastante tranquilo -comento en mi soledad. A mi derecha veo las instalaciones del Camping Mar Azul y a mi izquierda solo veo arena fangosa con sal, los pinos se han quedado atrás y los invernaderos a mi espalda. Mi mirada vaga en el aire divisando el vuelo de una gaviota. ¡Cuidado…! El coche se precipita sobre un torreón de arena que me corta el paso, el mar se oculta y aquí es donde se ponen a prueba mis nervios de acero; hay que tomar una decisión de esas que ni siquiera pasan por el cerebro…doy un golpe de volante a la izquierda y quedo como por encanto en medio de la carretera, al filo del banco de arena. El mar queda oculto y así seguirá hasta que pare el coche en el lugar habitual.

¿Por qué este lugar y no otro? Hay varios kilómetros de playa, pero siempre vengo a este lugar. La playa es grande sí, pero

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hay pocos sitios donde uno pueda estar tumbado y estar viendo el coche al completo.

En Málaga, ya se me llevaron un maletín del coche, mientras comía en un restaurante con mi hija Carmen y su esposo. Esta vez también mi hija se quedó sin documentación y alguna ropa. Otra vez, en el Zapillo, mientras me bañaba se me llevaron una cazadora preciosa que tenía en el coche; estos bólidos se abren con suma facilidad. A partir de entonces llevo una bolsa en vez de un maletín, pienso que llama menos la atención en caso de descuido. También esta vez llevo el misterioso paquete envuelto en unas mantas bastante bien camuflado, “ojos que no ven corazones no quiebran”. Otra cosa, siempre me gusta poner el coche en posición de poder salir rápido, sin tener que maniobrar en frío. La parte trasera, la pongo mirando al mar, de esa forma vigilo mejor donde va la bolsa y el paquete.

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¿QUE PASÓ EN ALMERIMAR?

Un momento, miro para todas partes y solo veo un coche que está a más de cuatrocientos metros, en la playa no se ve un alma… ¿Vale? Si…vale. Me quito el bañador y me baño empelota, así es mucho mas agradable el baño, después me gusta estar con el bañador seco. Octubre no es julio ni agosto, he dado unas vueltas nadando y el agua está muy rica a pesar de lo avanzado del otoño. Me he puesto el bañador y me voy un ratito al coche, abro la trampilla de arriba y así el sol lo inunda todo y en un momento me calienta.

Seguí tumbado dentro del coche, y es así como fui sorprendido por el ruido de un motor. Rápidamente me incorporo y miro hacia la pista. Un carruaje de un extranjero pasa junto al bólido. Del carruaje sale un hombre fornido con pantalón corto y me pregunta:

-¡OH…camping…clos…caravana…nou….!¿Que querrá este hombre? ¡Dios mío…! ¿Qué le digo yo? Yo con el español me basto y este hombre parece que con su idioma debe tener suficiente. Le señalo la urbanización, y en un castellano andaluzado le digo:

-Pruebe por allí a ver lo que le dicen.Debió entenderme bien, pues dio media vuelta y se fue para

el lado contrario que yo le indicaba. Problemas de la Torre de Babel de eso no cabe la menor duda.

Voy a recostarme un poco, cuando en esos momentos llama mi atención un coche con una lancha motora en la vaca, circula a toda velocidad en dirección al mar. Sí… ¡Creo que se precipitan coche y todo en el mar como no frene ya! Frena justo al lado del otro coche. Este parece es de color amarillo y debe ser un mil quinientos o algo así, la distancia no permite mas detalles. Con una rapidez envidiable los tres hombres bajan la lancha y se suben a la misma perdiéndose en unos minutos mar adentro. Los dos coches parecen quedar abandonados sin ocupantes dentro.

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En esos momentos decido comerme un membrillo tumbado en el coche, antes de terminar oigo el ruido de un helicóptero. ¡Caramba…! Si que viene bajo. Pasa a unos diez metros de altura sobre las aguas y se aleja pasando a escasos metros del “bólido”. Sin lugar a dudas pueden verme con toda claridad, incluso fotografiarme.

Salgo a la playa y me tumbo mientras el helicóptero se aleja haciendo el semicírculo que forma el terreno, recorre toda la playa y se pierde en la lejanía. ¿Qué querrá este helicóptero? Pasa por segunda vez. ¿Sabes que la mañanita se presenta un poco intranquila? Esta vez da la vuelta y pasa a unos cinco metros escasos de mi cabeza. ¡Abrase visto…! ¡Por pocas me rasca la piel! Sin hacerle caso sigo tumbado en la arena. No pasan ni cinco minutos cuando el ruido de otro coche me saca de mi medio sueño. Este nuevo coche queda aparcado junto a mi “bólido”. Un hombre rubio, de mediana estatura, se acerca a él y lo revisa minuciosamente sin tocarlo, mira su interior a través de los cristales, pero no lo toca; me saluda con la cabeza, mira para todas partes, parece muy inquieto, busca algo o a alguien, de eso no cabe la menor duda. Decide marcharse, pero no muy lejos, mete el coche junto a la pista frente al camping en plena arena y de frente al mar. A mi juicio es poco experimentado, en caso de tener que salir rápido puede atascársele el coche. El hombre baja a la playa pero no se mete en el agua, sube de nuevo al monte de arena y sigue desde allí vigilante, no lo oculta.

¡Que es esto…! Otro coche color blanco se queda junto al bólido. De este coche sale otro hombre joven, inquieto, y ávido que también mira para todas partes, este se larga pronto sin saludos. El joven de barbas rubio sigue vigilante. El del vehículo blanco se acerca a los dos coches aparentemente abandonados y los revisa a fondo desde fuera sin tocarlos. Mira las ruedas, debajo, encima, los laterales etc. al final abandona el lugar y lo pierdo de vista. Me siento vigilado y no estoy a gusto, decido poner tierra de por medio.

Me baño de nuevo y me seco y… ¡Caracoles! La caca quiere salir de mi cuerpo y aquel pelirrojo mirando. ¿Qué hago? Decido ponerme a cubierto de la mirada del pelirrojo agachándome en la arena junto al bólido, abro rápido un agujero en la arena y pronto sale de mi cuerpo lo que quiere salir. Agachado, desnudo y haciendo

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caca, es como el otro personaje del coche blanco me sorprende. De un par de saltos se clava en medio de la playa a menos de diez metros de mi improvisado water. ¿De donde sale este hombre y que hace tan cerca? La pregunta queda sin respuesta, nos miramos, yo sigo agachado como si estuviera semisentado en la arena. Este joven no quita su mirada de mí y yo no me siento libre, seguiré así hasta que se vaya o venga. La caca ya ha salido a velocidad supersónica, tal vez empujada por la necesidad del momento. Las miradas siguen fijas y ninguno de los dos decidimos hacer nada. Petrificado, sorprendido in-fraganti, desnudo y solo, maniatado moralmente, no se que hacer. Al fin la solución viene dada por la lógica del momento; pienso que hay que aguantar hasta que este tío se vaya de aquí, después que venga si quiere y huela lo que ha salido. Así ocurrió, este joven debió de quedarse también sin saber que hacer, quizá esperaba otra cosa y tardó en reaccionar, pero al final decidió marcharse sin decir nada. Yo me levante y dándole una patada a la masa de arena tapé aquella parte de algo que había salido de mi cuerpo, y que ya era mejor que estuviese oculto para siempre.

Me levanté, me vestí a toda prisa, me subí en mi bólido y me fui lejos de aquel “tranquilísimo” lugar. Cuando subía hacia la cantera pude observar una furgoneta que estaba en posición de cortarme el paso en caso de necesidad. No cabe duda que buscaban algo y toparon conmigo, que en ese momento me bañaba y quería estar tranquilo como tantas veces lo había estado en este idílico lugar.

Ya respiro hondo, no me gusta que me importunen tanto, busco los sitios tranquilos para solearme, orar y bañarme dejando vagar mi mente por los espacios vacíos del firmamento. Mucho ajetreo hoy, pero ya voy alcanzando la cantera y esto me llena de buen humor, tuerzo a mi derecha y me deslizo raudo por el asfalto, no sin antes echar un vistazo al bello paisaje que se me ofrece a mi derecha. Atravieso el paseo de las palmeras y enfilo la carretera de los invernaderos. Hago un alto en el viso del ciprés, hay que observar desde aquí la urbanización, las palmeras, su puerto, su hermosa playa, las aguas azuladas, los barcos veleros; todo esto queda hundido en el fondo como un sueño de otoño.

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Mas relajado y tranquilo subo al bólido y me adentro a escasa velocidad por Tierras de Almería, este mar de plástico, donde se cosechan calabacines, tomates, pimientos, berenjenas, habichuelas, melones, sandias. También veo muchas plantaciones de claveles. Según me informaron, esta grandísima finca pertenece a una empresa denominada: Tierras de Almería. No se si me informaron bien, pero según me dijeron, aquí trabajan unos cinco mil obreros, desde luego el campo de plantaciones variadas es inmenso.

Casi sin darme cuenta aparecen a mi derecha unos equipos de radares, una emisora y un faro que casi toca el mar. Recuerdo que hace unos meses mi curiosidad me llevó hasta allí, me encontré que no podía pasar a la playa; una barrera y un disco de prohibición me lo impedían y algo más. A escasos metros, dos federales rifle en mano observaban mi coche, que sin pensarlo mucho, y como un autómata, dio media vuelta; este coche sabe lo que se hace. -Pensé aquel día: ¿Será esta la base de los helicópteros? ¿Será desde aquí desde donde me observan cuando me baño empelota? No, debe ser desde el faro del puerto, desde aquí eso es imposible a pesar de la altura del edificio. También recuerdo que un día estando en la playa de Almerimar con mi esposa decidimos bañarnos ambos empelotas, ya que estábamos solos. Pues bien, antes de cinco minutos un coche de los federales tomaba posición del aparcamiento junto al bólido. Dijo mi señora:

-¡Ahí están los federales verdes junto al bólido!Miré de reojo y vi que una pareja de ellos miraba con cierto

descaro.No te preocupes, ya tengo el bañador puesto y con las tetas

de las mujeres ya no se atreven.Aquel día los federales se retiraron en cuanto mi mirada

tranquila, pacífica y relajada se cruzó con las suyas.Por fin la urbanización de Roquetas de Mar. Entro en un

restaurante, como, bebo y después me tumbo dentro del bólido, cerca de un edificio en construcción, e intento dormir. No lo consigo, varias gentes en idiomas extraños hablan fuerte, uno de ellos insiste mucho…Abogado…Abogado…Abogado. Yo, la verdad, no se si es que esa palabra se dice lo mismo en todos los

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idiomas, o que los demás no saben decir más cosas en español. De toda la conversación, yo es la única que entiendo. A las cinco me paso por el herbolario de Roquetas y a las seis y media ya estoy en el Zapilllo. Cerca de las ocho de la noche el dueño me dice:

- Vámonos.- ¿Puedo dejar este paquete que traigo aquí?- Claro que sí, deja lo que quieras.- Tengo que dejarlo mañana en Nueva Andalucía, pero no

quiero que duerma en el coche.- Adelante, déjalo donde te parezca.- De acuerdo, por la mañana pasaré a recogerlo.Me marcho, pero observo que antes de entrar en el “Hotel

Quiniela” un coche de los federales verdes me sigue a poca velocidad, el coche se detiene y no pasa por delante de este típico “hotel”. ¿Casualidad?…, tal vez.

Paso dentro y me siento a rellenar una quiniela, nunca hago juegos de azar, pero en este “hotel” todo es diferente, por eso tiene este nombre tan especial. Alguien me susurra al oído:

- Debe cambiar su coche de sitio, páselo hacia delante.Es el dueño del herbolario- ¡Si no había señales prohibidas!- Puede ponerlo enfrente, allí no estorbará.- ¿Qué es lo que pasa? ¿No está bien allí? - No, sobre las once de la noche ha de entrar en ese local un

furgón, y sale a eso de las diez de la mañana.- Vale, ahora mismo voy.- No hay prisa, pero quítalo de allí.Este hombre es un hombre inteligente y jefe de los servicios

de seguridad de una cadena de importantes bancos, donde se manejan grandes sumas de dinero. Me limito a obedecer, no me gusta meterme en asuntos de otros. Él sabrá por que, en un local sin señalizar, entran y salen vehículos por la noche.

Después de dejar mi bolsa en la habitación 309, salgo a la calle y avanzo el vehículo unos metros, dejando libre el local indicado. Me vuelvo a mi habitación y me meto en la cama con el propósito de hincharme de dormir, el día ha sido agitado y estoy

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muy cansado. Duermo como un lirón hasta las siete de la mañana, salvo un descanso para hacer pipi a eso de las tres.

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LAS LLAVES MISTERIOSAS

A las siete de la mañana es cuando ocurre lo imprevisto, voy al servicio y me doy cuenta que en mi habitación no hay toalla, tampoco yo llevo ninguna encima. Las dos que normalmente llevo, se han quedado en el bólido. ¿Qué hacer? Estoy en pijama y no hay ni un solo ruido en todo el rellano del famoso hotel, antes si se han oído ruidos de varias personas al marcharse, en la habitación 307 las llaves están puestas, señal de que ya se han marchado. Sin pensarlo dos veces doy media vuelta a las llaves y abro la puerta…, la cama está desecha y no se ve a nadie, pero en la percha hay colgados unos pantalones y dos toallas que no son del hotel, son grandes y a rallas rojas o algo así. ¡Grave error…! Cierro la puerta dando un portazo, y sin dar tiempo a reacciones de otro tipo, me meto en mi habitación.

El primer pensamiento que se me viene a la cabeza es que se trata de una trampa de los federales, muy bien estudiada.

Normalmente, cuando las llaves se dejan puestas, es por que la habitación ha quedado sin huéspedes y aún no ha llegado el servicio que las recoge. Me meto en la cama y pienso en lo ocurrido, oigo pasos que entran al servicio y a poco se alejan. A las ocho me levanto y después de rezar un poco, y escribir otro rato, decido volver a los servicios para asearme, cojo la bolsa de aseo y dos pañuelos limpios, estoy decidido a secarme con ellos si no hay toalla. La próxima vez echaré toalla, es el comentario que hago para mis adentros, de esta forma evitaré estos fallos.

Más tarde, en sucesivos viajes, llegué a la conclusión que lo que querían los federales, era que bajase a hablar con el conserje y mientras tanto echarle ellos un vistazo a mis pertenencias, ya que ellos tenían alquiladas dos habitaciones, una la que dejaron con las llaves puestas y otra contigua a la mía. De esta manera tan sutil les era fácil seguir todos mis movimientos. Llego a esta conclusión por los motivos siguientes: Porque otro día que vine las llaves volvieron a estar puestas; otra vez no había agua, otra se caía la cama, y a otra vez lo mismo. Otro día, y la última de estas peripecias, fue el

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dejarme totalmente desecha la cama, cada cosa por su lado. Esta vez bajé a recepción y muy cortes le dije al gerente:

Aquí tiene usted sus llaves, o me da otra habitación o me marcho ahora mismo.

- ¿Qué pasa? ¿Por qué se marcha usted?- La cama está sin hacer y cada pieza por un lado. - ¡Eso es imposible…! De todas formas tenga esta otra.A partir de este día no hubo más anomalías. Yo bajé a

reclamar, pero con mi bolsa en mi mano, los federales tenían que utilizar otra forma para poder registrar mi bolsa, ellos prepararon esta metódica operación, pero fue descubierta por mis servicios de intuición a tiempo. Otro día, fui yo mismo quien dejó la bolsa, en las mejores condiciones para que pudieran revisarla. Tuvieron desde la una del medio día, hasta las seis de la tarde, para sacar toda clase de documentos y fotocopiarlos a su gusto. Eran documentos referentes a visiones y espías, que expresamente dejé con el fin de poder identificar por sus reacciones a algunas personas. Se a ciencia cierta que estos documentos están fotocopiados en manos de los federales y el día que los fotocopiaron. Los resultados no se hicieron esperar y a partir de ese día cambiaron la forma de espiarme. El objetivo que me propuse estaba conseguido.

Cuando entré en el cuarto de aseo, algo había cambiado: Había papel del water, que a las siete no lo había y también había una toalla. Me metí en la ducha después de afeitarme y me quité la sal del baño del día anterior, me voy a la habitación y cuando estoy a punto de salir, algo me indica que, a pesar del silencio reinante, la habitación de al lado estaba habitada; este alguien lleva reloj de pilas que emite un sonido fino y agudo cada hora, para estos servicios, debería utilizar otro tipo de reloj que no le delatara de esa manera tan absurda. Esto es un pequeño detalle que quizá pasa desapercibido para la mayoría de las gentes. Pero no para mí, y eso me dio la certeza de estar siendo espiado desde la habitación de al lado. ¿Estarán siguiéndome los federales? Las llaves puestas…, la otra habitación con la ventana tan abierta…, el sonido del reloj, el helicóptero…, los coches y la lancha…, el pelirrojo y el muchacho del coche blanco. Me río un poco al recordar a este último, mirándome de frente, mientras yo hacía una necesidad que nadie

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escapa sin hacer. Son demasiadas coincidencias para una sola jornada, con toda seguridad estoy metido de lleno en algún lío.

¿Persiguen los federales algún jefe mafioso y recaen en mí las sospechas? Todo es posible, esto, de todas formas sería lo mejor, lo peor sería que fuese al revés, esto es: Que fueran los contrabandistas los que me persiguieran, pensando que yo tengo algo que ver con los federales, o que chivo para ellos o algo parecido etcétera. Si esto fuera cierto puedo verme en un jaleo de estos de película, en los cuales estas gentes primero disparan y luego preguntan. Con los federales hay cierta garantía de que primero preguntan y después hay juicios etcétera Si nada hay debajo de la mesa nada podrán ver, por más que levanten para arriba las ropas, después de pronunciarme para mis adentros esta frase, quedé un poco más tranquilo y decidí salir a la calle.

Dejé la llave puesta, pero sin cerrarla como acostumbro, si como creo, he sido observado esperarán al ruido que forma la cerradura al echarla, y es un tiempo que se puede aprovechar para bajar las escaleras sin tanto asedio. El punto débil de este hotel son sus estrechas escaleras, echar a rodar a alguien por ellas es de suma facilidad. Cuando pasé por el salón no estaba el gerente si no una chica desconocida.

-Buenos días Señor, –me dijo muy amable- mientras me lanzaba una sonrisa que a mi me sonó a cierta burla.

-Muy buenos días tenga usted -le respondí- con el mismo tono amable.

A continuación crucé de dos zancadas la calle hasta el puesto de frutas, solicitando en el tono más amable que pude:

- Un kilo de uvas, por favor.- ¿Negras o blancas?- De ambas, son al mismo precio ¿verdad?- Si, valen lo mismo.- Tenga, cobre. Por un momento creí encontrarme en

Barcelona.- Sí, es verdad, a esta señora le gusta hablar en catalán, y

como yo lo domino bien, pues no me importa complacerle.- Claro que sí, lo primero es ser amable con los clientes.- ¿Quiere algo más?

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- No, con esto tengo suficiente.Desde el puesto de frutas se ven tres de las ventanas del

tercer piso del hotel, las observo desde allí… Sí, la del medio es la que he ocupado yo, desde la calle ninguna actividad se divisa en ninguna de las tres. Me marcho a recoger mi bólido y el paquete misterioso.

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EL LOCAL Y LA SALIDA DEL FURGÓN

Retiro mi coche de donde está aparcado y lo paso al lado contrario, allí da la sombra y además podré ver quien entra y sale de ese misterioso local. Mientras espero me como más de la mitad de las uvas que compre en el puesto de la catalana, espero paciente, es una virtud que tengo desde mi nacimiento. Los acontecimientos no se hacen esperar mucho. Un joven de unos 24 años levanta la persiana del local y entra dentro. Observo sigiloso, a poco sale del mismo una furgoneta rotulada, se trata de un material crujiente lo que anuncia ese rótulo, el joven conductor baja del vehículo y cierra el local, pronto se aleja con la furgoneta y yo respiro tranquilo, una vez desvelado el misterio del local. Ahora mi mente está centrada en el herbolario, desde el coche observo que un hombre mayor abre la cerradura y eleva la persiana. No es el dueño ni la dueña, pero no importa, otras veces ya lo he visto y no habrá ningún problema para recoger el paquete

Son la 9,45 de la mañana, el sol de Almería baja desde el cielo con fuerza. Abandono el cómodo asiento de mi vehículo, atravieso la calle y saludo al hombre mayor:

- Buenos días.- Hola, buenos días. Voy a recoger este paquete.- Muy bien, lléveselo.Hay tantos paquetes dentro que posiblemente el hombre

piense que no va de uno.Cargo el paquete en el coche, me despido de aquel hombre y

raudo me dirijo al centro de la ciudad. Al rebasar el puente de la vía férrea tuerzo a la derecha y enfoco la carretera de Murcia; uno, dos, tres semáforos, esto es, otra vez a la derecha y… al frente la tienda de Galindo. Conozco este camino a la perfección. Aún no han abierto el herbolario y aparco el coche con la parte trasera hacía la acera, tengo que sacar el paquete y así me será más cómodo.

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Un hombre sentado en un banco me observa, sí…, seguro que me está observando, vamos a comprobarlo. Salgo tranquilo del coche, voy atrás y abro la puerta, en una bolsa de plástico introduzco las peladuras del membrillo, cojo la bolsa y me dirijo al hombre mirándole fijamente a los ojos, mientras le hago un nudo a la bolsa de plástico, a dos metros escasos me paro y suelto la bolsa en la papelera, todo esto sin dejar de mirarle. Sí, el hombre es de los federales, su semblante, sus ojos, y su cuerpo reaccionan con miedo al verme avanzar directamente hacia él.

Pienso para mí: ¿Buscarán el paquete sospechoso? ¿Elimino a este observador antes de sacar el paquete? En caso afirmativo… ¿Cómo? Puedo usar la estaca de Drácula y clavársela en el corazón, o la llave que desnuca…, o mejor el método del superagente de Control; esto es, ladrillazo en la cabeza y dejar al mirón observando las estrellas. Hay que decidirse, el joven dueño con su coche nuevo acaba de llegar. Una…, dos…, tres… ¡Bah…! No vale la pena, de todas formas, este paquete no debe contener más que miel alpujarreña y algún jamón de Trevelez. Mi amigo Rafael no creo que haya introducido la fórmula secreta de extracción de flourita.

- Mira, -le digo al dueño- aquí te dejo este paquete vendrán a recogerlo a eso de las once de la mañana.

- Bien, mételo dentro, estorbará menos.Cuando salgo de la tienda el hombre que observaba se mete

en la tienda y deposita un papel en el mostrador con membrete. Pienso que debo estar en un error, este hombre es un simple cliente de los “Perfectos”. Puede ser, su constitución así lo hace pensar, pero recuerdo que no es la primera vez que me equivoco en mis observaciones. ¡Suerte que no le clavé la estaca de Drácula! Ante la duda, lo mejor es esperar. Le digo al joven dueño:

- Me voy al lado.- Vale, si viene alguien a visitarse ya lo enviaré.Aprovecho este tiempo para escribir las últimas visiones que

se han producido en el grupo de oración. Pasado una hora me voy para el herbolario y converso un poco con el “Emperador” de la representación dietética

- ¿Últimas novedades?- Siempre hay novedades.

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- ¿Cuáles?, insisto.- Tú mismo, ahí tienes la lista.No cabe duda, se nota que es el “Emperador”.

Alguien, comienza a entrar paquetes de una marca de la competencia a la del “Emperador”.

- ¡Hasta cuando van a estar entrando paquetes…! -Dice en alto el “Emperador”un tanto mosqueado.

- No creo que entren muchos más…, algo de vinagre pequeño…, algunos rosquillos…, poca cosa. Comenta un poco tímido y algo asustado el dueño del establecimiento.

- ¡Menos mal…, por fin han parado!Yo me aburro con el “Emperador” y decido marcharme.- Mira, aquí tienes las llaves, me marcho.- Mire, es que ha llamado un hombre y dice que ya viene.- ¿Qué ha dicho?- Ha preguntado por ti.- ¿Qué le has dicho?- Que aún no te habías ido. Él ha dicho que ya venía para acá.- ¿Han venido por el paquete?- Sí, ya se lo han llevado. Le dije si quería ir a verte.- ¿Qué ha dicho? Que no valía la pena ya que a usted no le conoce, quien le

conoce es su tío.Por esta respuesta supuse que el paquete lo recogió algún

primo de mi amigo Rafael.-Esperaré un poco a ver si viene ese hombre de la llamada.-De acuerdo, ya le avisaré cuando venga. Me voy otra vez a la mesa de la consulta en la parte trasera.

Pasados tres cuartos de hora, consulto el reloj y pienso que si salgo pronto puedo estar en Orgiva para las tres de la tarde, comer tranquilo viendo las noticias y después acostarme un rato para descansar del viaje. No me lo pienso más y decidido le entrego las llaves al dueño del local. Observo que el “Emperador” aún está en la trastienda sentado y bebiendo algo tranquilamente. Se le nota el estilo de su sangre azul.

Hay que hacer constar antes de finalizar este capítulo que a mí, aquella llamada no me ofrecía ninguna confianza. Los pacientes

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nunca llaman así. ¿Sería la llamada de algún federal para comprobar que aún estaba allí? ¿Deseaban retenerme algún tiempo más para poder montar mejor la operación de salida hacia Orgiva? ¿Son los federales los que han hecho la llamada? Todas estas preguntas, de momento, quedan sin respuesta. Algún día a lo mejor llega, pero hoy eso es imposible.

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YO Y LOS FEDERALES FRENTE A FRENTE

Monto en mi bólido y acariciando el volante, cruzo veloz los trescientos metros de calle que separan el herbolario de la carretera de Múrcia. Un golpe de volante a la izquierda y me encuentro en un momento frente al cuartel general de los federales. Un pensamiento siniestro asalta mi cabeza… ¿Disparo los cohetes de penetración instantánea y reduzco a cenizas el cuartel? ¿O…, sigo adelante? Hay un momento de duda en mi mente, levanto el pie derecho un poco y el coche pierde velocidad, en ese momento el semáforo se pone verde y se decide la cuestión. Por automatismo o por reflejos el pie vuelve a apretar el acelerador y el bólido se pone fuera del ángulo de tiro del cuartel federal, alcanzando en un santiamén el lateral del puente de la vía férrea. La verdad es que no valía la pena destruir semejante edificio. Un policía de tráfico, colocado en medio del puente, acelera con sus movimientos el paso de los vehículos, sin saludarlo paso como un rayo junto a él. Acelero y antes de tres minutos abandono la ciudad del Mar de Alboran.

Me dirijo a Agua Dulce y de allí pasaré en media hora escasa al Ejido. Esta media hora la paso tranquilo y relajado hasta que me acerco al cuartel federal de esta zona. ¡Caramba…! Si tienen dos vehículos en posición de combate. Efectivamente, conforme me voy acercando compruebo que un furgón grande y uno más pequeño, están a punto para seguirme y con los cañones dispuestos para atacarme. Nada puedo hacer, salvo pegarme bien a otros vehículos por si los tiradores no son muy hábiles y yerran los disparos. Nada de esto ocurrió, y pude pasar frente al cuartel federal de esta zona sin problema alguno. Solo media hora más tarde es cuando me doy cuenta que me siguen muy de cerca, ya en pleno pueblo de Adra. Intermitente izquierdo, reducción de velocidad y parada frente al poste de gasolina.

¿Qué hacen los federales que me seguían? Sí, allí están, no les ha quedado mas remedio que parar su vehículo a unos treinta metros, en la acera de enfrente y junto al hotel. Dos de ellos salen

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muy disimulados y conversan entre ellos. Mi mirada les hace ponerse frente a frente para, en caso necesario, poder usar parte de su arsenal. No es el momento de atacar, ellos tienen mejor posición y mejor ángulo de tiro, pienso que es mejor dejar este asunto para más adelante. La voz del dependiente de la gasolinera me saca de mis cavilaciones:

- ¿Cuánta quiere?- Mil quinientas pesetas.Pienso que será suficiente combustible para que el depósito

quede lleno. Todavía no hay nada resuelto, estamos a mitad de camino y nunca se sabe lo que nos puede tener reservado el destino, mejor ir prevenidos que lamentar después.

Al verse descubiertos los federales, emplean el conocido truco de avisar por radio a los de la próxima zona. A partir de aquí, otros vehículos y otros medios serán empleados. Los federales deben pensar que la hora decisiva se acerca y hay que potenciar los equipos de rastreo y ataque. Este hombre se nos escurre; en cuanto entremos en las montañas poco podremos hacer, la pericia demostrada en este tipo de carreteras es muy superior, con mucho, a todas nuestras posibilidades.

Yo pago las mil quinientas pesetas, y sin inmutarme por su presencia física, arranco mi bólido y lo introduzco de en la Nacional 340 que me llevará a Orgiva. ¿Por Motril o por la montaña? ¿Que hago? Mientras pienso esto he divisado a un joven de pelo rubio, mediano de estatura, con pantalón corto y poco dado a tomar el sol; un macuto está junto a él. Este joven pone la mano, paro el vehículo un poco más adelante y le indico que puede subir. El joven corre con el macuto acuestas y se introduce en el coche. Desde hace más de veinte años, tengo la costumbre de parar a todo el que me pone la mano y subir al que lo necesita, si hay sitio, claro está. Este detalle lo deben conocer los federales, y más de una vez lo han aprovechado para introducir a alguno de sus hombres dentro del mortífero vehículo. Yo nada sospecho hasta que, durante la conversación observo un detalle que otro no le daría importancia, sin embargo a mí me da la clave de que este joven es un agente federal; veamos ese insignificante detalle:

- ¿A dónde va?

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- Voy para Málaga.- ¿Es de Almería?- No, soy de Zaragoza y voy a trabajar a Málaga.- ¿Hay mucho trabajo en Málaga?- No es que haya mucho trabajo en ningún sitio, lo que pasa

es que tengo allá un amigo trabajando en un taller, y me ha llamado diciendo que necesita a uno que vaya a trabajar con él.

- Eso está mejor, así es más fácil.- Ya lo creo, hoy no puede uno desplazarse buscando trabajo,

sin llevar algo medio seguro.- ¿Su amigo es de Málaga?- No, él también es de Zaragoza.- En semana santa estuve yo en Zaragoza, fui a ver a un

grupo de cristianos que dicen tener visiones. ¿Conoce a un tal Adolfo?

- Zaragoza es muy grande, medio millón de habitantes.- El mejor amigo que yo tuve en la mili, era de Zaragoza,

creo que vivía en la calle San Pablo, él se llama José.- Eso debe estar en el casco antiguo. ¡Que bonito es el

mar…! Y toda esta costa…el mar…, muy bonito.No le interesa hablar de Zaragoza ni le ha impresionado que

yo le hable de visiones, este hombre quiere hablar del mar. Este detalle le delata como federal, nadie rechaza hablar de algo desconocido (visiones).

- ¿En que trabaja?- Soy delineante…bueno, me ha quedado una asignatura.- Estudie a la par que trabaja, no debe dejar los estudios.- A mi amigo le interesa que yo vaya a trabajar con él, así

pagaremos el piso a medias, paga el solo por el piso doce mil pesetas…Yo quiero trabajar para independizarme…No es que haga falta en mi casa, ese no es mi problema, pero quiero independizarme.

- Debe ser un piso antiguo el de su amigo.- Sí, me ha dicho que es amplio, pero algo viejo.- Yo voy por Málaga a menudo, ese piso de su amigo debe

estar por la zona del mercado.- Posiblemente.

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No cabe la menos duda, es un federal y puede que el macuto lo lleve lleno de trilita, hay que deshacerse de él, pero… ¿Como? Puedo clavarle la estaca de Drácula en el corazón…, o mejor el pellizco en el ombligo, dentro de un coche esto nunca falla, consiste en lo siguiente:

El coche se embala a la máxima velocidad en una recta, con la mano derecha y con mucha rapidez, se suelta el cinturón del intruso, a continuación y con la misma mano, se le pega un pellizco en el ombligo a la par que se frena en seco. El pellizco en el ombligo hace que el individuo salte un poco del asiento descontrolándose por completo. Lo que ocurre seguidamente ya se lo puede figurar el lector. Los restos de la tortilla se deben arrojar rápido en lugar seguro, pero sin parar el vehículo. Este truco se usaba mucho en los comandos paracaidistas del E. S. S. 59. (Escuadrón sanitario de Seguridad) Nunca fallaba. En tierra es preferible usar el ladrillazo en la cabeza, suele dar muy buenos resultados.

Decido que ha llegado el momento de actuar, Se aproxima el pueblecito de, El Pozuelo, y poco más allá, casi en plena curva, se encuentra el cruce decisivo. Además hay otra circunstancia que acelera la decisión de deshacerse del intruso. Un coche federal se ha colocado a cincuenta metros escasos del mío y circula a poca velocidad. Nunca es prudente adelantar a un coche federal y mucho menos llevando dentro a uno de sus hombres.

El truco del pellizco en el ombligo, hay que descartarlo dado la presencia del coche federal, por tanto decido usar el truco de la persuasión:

- ¿Prefiere quedarse en el pueblo o en la curva?, el cruce está a pocos metros y allí me tengo que desviar hacia las montañas.

- Pues…, no se…- Aquí está bien ¿verdad que sí?Le digo esto mientras paro el vehículo en seco, a la par que le

abro la puerta. El federal intruso no tiene tiempo de reaccionar, cuando se ve

de pie, y en plena cuneta, con su mochila de trilita en la mano. Por un sistema o por otro siempre actúo con la máxima rapidez y decisión, y esta vez estoy decidido a eliminar también a los federales que van delante. Ellos no han podido reaccionar, ya que no han visto

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mi rápida y eficaz actuación, debido a la amplia curva que hace en este punto la carretera. Cuando se dan cuenta que su compinche ha sido eliminado, es en el cruce. Ellos creen que yo seguiré por la nacional 340 hacia Motril y usan el truco de desviarse a la izquierda, para después seguirme por detrás, atravesando La Rábita y alcanzando la Nacional 340 por la parte norte. Les sorprende la rápida reacción mía que me lanzo en persecución del coche federal a toda velocidad. Oigo la radio federal informando de la eliminación de su principal agente, y de la persecución de que son objeto en ese mismo momento. Piden ayuda de inmediato, y órdenes para actuar en caso de ser ellos atacados. El bólido está muy cerca ya del vehículo federal y escucho perfectamente las llamadas de socorro de estos.

Un pensamiento cruza por mi mente en ese momento, puedo eliminarlos desde aquí fácilmente pulverizando su vehículo, pero las llamadas de socorro no las puedo hacer volver al lugar de origen. El coche federal realiza su segundo giro a la izquierda, rumbo al pueblecito de La Rábita, va zigzagueando para evitar ser un blanco fácil. Yo por el contrario hago el viraje en sentido contrario, es decir a la derecha, rumbo al pueblo de Albuñol. No, mi coche no zigzaguea como el suyo, yo estoy muy seguro que los federales tardaran varios minutos en reponerse del susto, suficientes para que mi bólido alcance el pueblo de Albuñol, perdiéndome a partir de aquí en las estrechas carreteras de montaña. Por aquí los federales nunca se atreverán a atacarme, saben de sobra que este es mi medio natural, y pienso, que al menos, hasta la Haza del Lino, no vuelvo a ver un federal en todo el camino.

Tal como pensaba atravieso el Lino sin dificultad, y también Polopos, Sorvilan y Rubite. ¡Esta cordillera es preciosa…! exclamo, enfocando la bajada de la montaña por el lado contrario, sin prisa y relajado. ¡Fíjate Daniel…aún queda algún ventisquero de nieve en el Cerro del Caballo! Estamos en octubre, sin haber llovido nada y aún hay nieve ¡Que barbaridad…! Relajante esta bajada, atravieso unos cuantos cortijos y…, Orgiva a la vista. Preciosa panorámica del Valle del Río Guadalfeo con Orgiva al fondo, muy bonita sí señor.

A poco de pasar la barrida de Tablones se encuentra el puente del Río Guadalfeo, prácticamente ya estoy en mi pueblo y a

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salvo. Solo hay un pequeño detalle, un coche blanco me sigue a toda velocidad a eso de pasar el puente, también recuerdo que al pasar Albuñol me crucé con algunos federales en traje de campaña. Este coche que viene detrás no trae nada que haga sospechar, salvo su empeño en aproximarse a mi bólido. Hago un giro a la derecha y el otro vehículo sigue hacia el centro. Con un vistazo rápido, descubro el círculo de los federales en la puerta derecha del vehículo blanco. ¡Caramba…! ¿Desde donde me viene siguiendo? Este ha debido subir desde Motril mientras yo cruzaba la cordillera de montañas, pero tranquilos que ya estamos llegando a casa y todo está concluido, gracias a Dios hemos llegado sanos y salvos.

Ahora a ducharme, ver las noticias mientras como, y una siesta que hoy la tengo bien merecida. Por la tarde nos reuniremos con los amigos del Poyo de Dios para darle gracias a Dios, que nos protege y nos salva.¡Huy…! Que bien sienta…, y que calentita, desde luego la ducha es un maravilloso invento, y ahora a terminar con fría… ¡Oh…! ¡Maravilloso! Quién invento la ducha debió ser un gran hombre, de eso estoy seguro.

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DESBARATO LOS PLANES FEDERALES

22-10-1985.

Este día, tenía que haber salido temprano hacia el Ejido, y por la tarde a Roquetas de Mar .Entre trabajo y trabajo, a eso del medio día, es cuando suelo ir a la playa a bañarme. No, este día no, este día decido no ir para Almería, salgo de casa con dos bolsas de plástico en la mano a eso de las 9,30 de la mañana, las bolsas están vacías, pero planeo algo que los federales ignoran por completo.

Ante un puesto de frutos secos pregunto:- Hola, quería tres kilos de habas.- ¡Ha dicho tres kilos de habas…!- Sí, eso he dicho.- No, mire, este año no tenemos ese tipo de combustible.- ¿Dónde puedo encontrarlo?, pues necesito meterlo bajo

tierra hoy mismo.- No se, pruebe allá…cerca del despacho de petróleos…, allí

hay un almacén frente al río, tal vez tengan, yo desde luego este año no tengo.

A este hombre se le ve bastante impresionado por mi presencia y se fija mucho en las bolsas que llevo en la mano.

- Gracias, por la información veré a ver si puedo conseguirlo allá.

-¡Adiós…, que le vaya bien…, vaya con Dios! Yo insisto en conseguir ese combustible. He observado que tienen en este establecimiento algunas

cárceles metálicas puestas en hilera, ignoro si serán para meter a los teleñecos o simplemente para algunos animalejos roedores. Sin darle mayor importancia, giro un poco a la derecha y subo con paso corto y decidido, me sitúo frente al Castillo de los Condes de Sástago. Estoy decidido a asaltar el castillo…, no se porque, este castillo llama poderosamente mi atención desde que llegué a este pueblo hace de eso muchos años. Lanzare mis potentes bolsas sobre él, o

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me limitare a tocar el picaporte que aún conserva la puerta de entrada. Dejaremos esto para otro día, hoy tengo otras cosas que hacer. Desde la papelería que hay frente al castillo, un hombre grueso con cara amoratada me saluda, respondo cortésmente al saludo y decidido paso la carretera que me separa del castillo y por fin, rodeándolo, avanzo calle adelante, rebasando sin mirar la casa de los zapatos, ni al potente banco de la tierra, ni la casa de los coches de viajeros, así como la amplia hilera de bares instalada para atender la gran afluencia de viajeros que diariamente nos visitan, en busca de remedios diferentes, avanzo decidido y paso junto al edificio de las curas, vuelvo a torcer a la derecha y en pocos pasos llego hasta el establecimiento indicado.

- Buenos días, ¿tiene habas?- ¡Habas…! ¡¿Ha dicho habas?!- Si, habas, quería tres kilos para enterrarlas hoy mismo en la

tierra.-¡Bueno…, usted mismo…! ¿Las va a enterrar cerca de

Orgiva?- Un poco más arriba, allá donde comienzan los naranjos, un

poco más arriba de la ermita.- ¡Ha…ya! Ahí están mejor, tengo de dos precios, elija.- Prefiero este más caro, siempre explosionan mejor bajo la

tierra y además luego son más fuertes sus retochos y sus flores.- Si, eso es verdad, aún en los mayores peligros debemos

recordar las flores.Ahora decido no usar el camino de antes, conseguido el

apetecido combustible, rebaso el campo de las herraduras y subo la temible rampa que me llevará, por el paseo de las cajas de los muertos, hasta un punto desde donde se divisa el extremo norte de la iglesia. Desde aquí todo es más sencillo y menos dramático. Dejo a mi derecha los churros, y a mi izquierda al hombre mudo con sus zapatos, y a las cajas de cerillas con su tabaco. En este momento cruzo raudo la calle ancha, despreciando todos los montones de dinero que se amontonan, tanto al frente, a mi derecha como a mi izquierda en esta zona del pueblo, voy directamente hacia la música en conserva. Es aquí donde tuerzo a mi izquierda y subiendo la calle, abandono los libros y las casas de los jamones, para de nuevo torcer

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a mi derecha, subir la denominada cuesta del Luque y de un santiamén alcanzar mi casa. Ha sido algo inexplicable por mi parte, mi actuación ha sido de lo más eficaz y he conseguido mi objetivo sin levantar, creo, la más mínima sospecha.

¿Qué haré ahora? Nunca pueden preverse mis reacciones, ni yo mismo se como voy a reaccionar. Son las circunstancias las que mandan.

La espera no ha sido demasiado larga. Salgo a los pocos minutos y entro en un local existente muy cerca de mi casa. De ahí salgo montado en mi bólido, en un santiamén me apeo y cierro la persiana del local. Algo llevo en mi bólido además de las explosivas habas, pero no se puede ver del todo, lo que sí está claro es que no es la bolsa de las visitas. En este momento subo hasta cerca de la ciudad de los muertos, y pasando por delante de un gran edificio en construcción me adentro barranco arriba hasta tocar un campo de naranjos. Abro una cancela y…, como si previera futuros acontecimientos, meto mi vehículo, justo, debajo de un naranjo dulce. ¡Es un camuflaje perfecto…, si señor! Nadie sería capaz de lograr un camuflaje así. Después de cerrar la cancela, hablo un poco con otro que ya esta dentro y… ¡me desnudo…! ¿Seré capaz de ir a bañarse? Pues no, me he puesto un pantalón corto y cogiendo una herramienta misteriosa que tiene un rabo largo, más los tres kilos de habas, me voy hacia dentro del campo.

En este momento sorteo la pequeña alambrada que hay, junto al falso gallinero, y por fin estoy en un campo donde… esconderé bajo tierra mis explosivas habas. Dos desconocidos se me acercan y me preguntan:

- ¿Y ahora…?- ¿Qué hacéis vosotros aquí?- Nosotros íbamos a preguntarle por su trabajo y el por que

de ese combustible tan explosivo.- ¿Qué hacéis vosotros aquí?Esta claro que yo jamás renuncio a una pregunta que haya

hecho, por tanto no les queda más remedio que renunciar a su pregunta y responderme.

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- Perdone, la verdad es que no deberíamos haberle seguido, pero queríamos nos dijera algo de cómo evolucionan las habas a partir de su enterramiento.

- Bien, no se preocupen, siéntense ahí y observen, después hablaremos de la evolución del combustible.

Los dos se sientan debajo de un naranjo y observan el trabajo que realizo.

Primeramente, refuerzo las orillas, después cruzo una pared pequeña de tierra y aquí me pongo a mirar al cielo en busca de algo. ¿Serán los federales…? Son las 10,15 de la mañana y seguramente ya han descubierto que mi vehículo no ha pasado ninguno de sus controles. ¿Qué hago ahora? sigo escrutando el cielo lo mismo que cualquier campesino, me pongo la mano en la frente, seguramente, por que de ponerla un poco más abajo no vería nada.

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LOS FEDERALES BUSCAN MI BÓLIDO

No cabe duda que los federales han quedado burlados, multitud de controles en la carretera de la costa y de la montaña, emiten el mismo sonido:

- No, por aquí no ha pasado.- No, por aquí…no.- No,…no.- No.El cuartel de coordinación ha decidido actuar desde el cielo y

para ello ha pedido ayuda al Ejercito del Aire.Primeramente han enviado cuatro helicópteros con toda la

dotación de combate a punto, la formación es perfecta, se ve que están bien entrenados para estos menesteres; en estos momentos rastrean, a baja altura, toda la zona desde el aeropuerto de Armilla hasta Almería, incluido el pueblo de Orgiva y su vega. A poco un avión a reacción pasa a baja altura girando en picado al rebasar el pueblo de Orgiva, da varias pasadas, va equipado con los mejores y más modernos equipos fotográficos. Solo un camuflaje como el elegido por mí para el coche puede evitar el ser descubierto por esos equipos. Las radiaciones emitidas por las hojas del naranjo dulce, hacen inservibles los más modernos artilugios del ejército. Esto es una batalla entre la Naturaleza y el hombre que la destruye, la batalla en este caso se libra a favor de esta. No pasa mucho rato cuando de nuevo se oye ruido de helicópteros, esta vez es un grupo de ocho en perfecta formación. Me permito el lujo de salir de debajo del naranjo y saludarles con la mano.

Me acerco a mis dos intrusos y les digo: - En este lugar y con semejante disfraz, jamás me

reconocerán.Así es, los helicópteros no se detienen ni contestan a mi

saludo, les debe parecer un sencillo labrador con algo de calor, jamás paran sus cacharros para responder a las gentes humildes del campo.

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Es un gran esfuerzo -les digo- el que han hecho hoy los federales, han desplegado más medios que en ninguna otra ocasión, todo en balde, por la noche estoy seguro buscarán rincón por rincón toda la ciudad del Mar del Alboran, naturalmente con el mismo resultado negativo que el obtenido hoy durante todo el día.

Les muestro sobre el terreno, como se meten las habas en la tierra, y como se riegan después para que la explosión se produzca con la mayor garantía de éxito. Es todo un dechado de astucia que muy pocos conocen.

¡Regarlas, después de enterradas…! La verdad es que quedan sorprendidos con esta medida.- Eso, ¿para que? Me preguntan ambos, intrigados.- Ya os lo he dicho, es la forma en que la naturaleza lleva a

cabo esta eclosión dentro, la humedad del agua con el calor del sol, produce este misterioso acontecimiento que muy pocos conocen. Tres semanas escasas y veréis el cambio de este terreno, aparentemente inofensivo en estos momentos. Esto es algo digno de ver.

-Nosotros nos vamos, no sin antes saber algo de los planes que tienes para esta tarde y mañana.

-Por la tarde preparo un plan para penetrar en la ciudad del Mar del Alboran y poder volver a la mañana siguiente, si es posible, burlando a los federales.

-¿Por qué hace esto Daniel? -Simplemente por que no puede hacer otra cosa, no me gusta

que me sigan, pero tampoco puede impedirlo, me tengo que contentar con hacer lo que debo, y algo lo que puedo, y esperar mejores acontecimientos. Un día, estuve a punto de preguntarle al conductor de un coche que me seguía, el por que lo hacía, pero desistí, ya que se la respuesta. Esto es:

-Nunca le hemos seguido ni sabemos de que nos habla. Solo su imaginación excesiva puede crear semejante fantasía.

Esta, con toda seguridad sería su respuesta-No cabe duda que esperan cogerte con las manos en alguna

masa.-Creo que ellos deben conocer esa masa, pero yo ignoro por

completo de que se trata.

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UNA HERMOSA MUJER ME ACOMPAÑA

Orgiva 23–10–1985.

Este día una bella y hermosa mujer me acompaña. Esta mujer es de aspecto agradable, tiene alrededor de 45 años y es ella quien conduce con decisión mi bólido.

En todo el camino ni rastro de los federales, solo a la tarde hacen su aparición, cuando al cambiar mi ruta habitual, estos se ven de nuevo burlados. Aquí, en El Ejido, antes de llegar al cuartel federal de esta zona, ordeno a mi compañera:

- ¡Tuerce a la derecha…, va, rápido… hacia las montañas!- Pero… ¿Dónde vamos? Pregunta mi compañera.- Vamos a Ugijar.- ¿Qué vamos ha hacer allí?- Cobrarle a un paciente lo que dejó a deber el otro día.- Quien… ¿Al muchacho del tumor en la garganta? - Eso es, a ese mismo.Mi compañera desiste de conducir ella a poco de introducirse

en la cadena de montañas de la Sierra de Gador.- Toma, conduce tú, -me dice- esto es demasiado escabroso

para mí.- Vale, ya lo cojo yo.- He aprovechado el venir por aquí por que tú me acompañas.-¡Ah si…! ¿Tan bonito es esto?- No se trata de que sea más bonito ni romántico, ya sabes

que soy mucho más práctico.- ¡Ya me pensaba yo…!- Por aquí tenemos una hora más de camino y yo me voy

cansando de tanta carretera. Hoy tú me has liberado de casi todo el recorrido y por lo tanto se me hace más fácil.

- ¡Esta sierra es un autentico desierto!- Llevas razón, hasta que no doblemos la otra cara de las

montañas no hay modo de ver algo verde.

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En Berja lleno el tanque de combustible, y llegando a Ugijar recuerdo que aquí también hay petróleo en abundancia.

- Debí haber esperado para repostar aquí.- Así tendríamos más posibilidades, ¿No es así?- Exactamente, tú lo has dicho, el recorrido es largo y a partir

de aquí, todo intento de repostar carburante será nulo.Entro en la casa Renault de Ugijar y hablo con un joven

mecánico, este joven es amable y se acerca a la rueda derecha de mi bólido, la mueve un poco y dice:

- Se ha salido la grasa y ha cogido holgura, pero no es preocupante y creo que no tendrás problemas.

- ¿Dónde es tu casa que no he dado con ella?- Bajando por Leo, al final a la derecha y al fondo, ya verás

tres escalones.- Me han dicho que tu madre está en el cortijo.- No, hoy está aquí, ves para allá, si no te responde por

delante inténtalo por detrás, seguro que está.Una hora más o menos hemos perdido aquí, son las cinco y

media cuando decidimos iniciar el camino hacia Orgiva. Decido no echar por Valor, craso error que me costó muy caro.

El bólido avanza por una carretera que creo más corta que por Valor.

- Oiga… ¿Por aquí se va para Orgiva?- Sí, por aquí va bien.La verdad es que no estoy muy seguro y por eso pregunto.

Antes de llegar a un cruce avisto un coche de los federales verdes. Estos deben ser los de Cadiar, pienso, y le digo a mi compañera, vamos a seguirles.

El coche de los federales acelera a fondo, al notar la persecución de que son objeto, no obstante, apenas consiguen separarme unos cincuenta metros de mi mortífero bólido.

- Nada, no podrán escaparse, comenta mi compañera.- Seguro que no.- ¿Por qué no los adelantas y frenando en seco le haces las

preguntas pertinentes?- ¡¿Estas loca…?! ¡Eso nunca se hace con un federal!- ¡Pero si dices que vamos perdidos! ¿Qué de malo tiene eso?

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-¡No, eso no…! Todas las carreteras llevan a algún sitio y esta no va a ser la excepción.

Poco antes de llegar a Murtas, los federales aflojan la marcha. ¿Qué querrán? ¿Habrán recibido órdenes de liquidarnos al pasar?

Por norma nunca adelanto a un vehículo federal sin poner a punto mis cohetes.

- Oye, -le digo a mi compañera- si notas el más mínimo movimiento sospechoso de alguno de los dos federales que van dentro, aprieta el botón de la derecha y en cuestión de segundos verás convertido en polvo ese escarabajo verde.

- ¡Horror…! ¡Que horror! ¡Yo no quiero ver eso!- Está bien, apriétalo mirándome a mis ojos, así te resultará

mucho más romántico.- Me resisto, no es mi fuerte.Un individuo de unos veinte años que avanza por la

carretera, evita definitivamente la pulverización del vehículo federal. Paro mi coche y le pregunto:

- ¿Se va por aquí a Orgiva?- Sí, rebasado el pueblo sigan un cruce a la derecha y luego a

la izquierda.- Gracias, muchas gracias.El pueblo queda debajo, el vehículo federal se apostó

taponando la rampa de la carretera, que a través del túnel, forma la calle principal que conduce al pueblo.

- ¿Aprieto el botón? –dijo tímidamente mi compañera, mientras me miraba fijamente a mis ojos.

- No es necesario, ya sabes que a “enemigo que huye, puente de plata”, mejor así, de esa forma estaremos más tranquilos.

- ¿Cuándo acaba esta carretera?- No lo sé, estoy totalmente desorientado, yo por aquí no he

venido nunca.- De todas formas nos han dicho que por aquí se va a Orgiva.- Seguro que sí, pero yo tengo la impresión de que estamos

rodeando una montaña y que vamos a volver al mismo sitio.- ¿No me digas?- A mí así me lo parece.

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Ya se va haciendo de noche y enciendo las luces del coche, a pesar de la poca luz que hay, noto la persecución de un coche rojo que se acerca a gran velocidad.

¿Será cierto? Pienso para mis adentros. Sin decirle nada a mi compañera acelero a tope mi bólido, pero pronto reconozco que por este procedimiento no podré sacarme de encima al coche rojo. Este debe ser un hábil conductor, especialmente entrenado para estos menesteres de montaña. Además este vehículo rojo es mucho más potente, tengo que usar otro procedimiento que casi nunca falla, esto es: Acelerón fuerte durante cinco minutos y reducción de velocidad con el intermitente puesto dándole paso. Así lo hago, pero el coche rojo se lo piensa y no quiere adelantar, yo pongo la marcha segunda y reduzco la velocidad casi al mínimo. Ante tal disyuntiva de enfrentarse cara a cara con mi bólido o adelantarme, este hombre decide lo segundo. Cuando llego al cruce del “Tarugo”, el coche rojo se encuentra parado mirando hacia la carretera de la derecha, seguramente supone que iré por esa carretera. Craso error por su parte. Yo decido ir a Albondon, este pueblo me suena, además de por su buen vino, por haber visto el letrero en la Haza del Lino.

Enfocando la carretera que va a Albondon, paso a un vehículo que casi me obstruye el paso, y…, a partir de aquí todas las posibilidades de seguirme son nulas. Mi bólido llega en un santiamén a Albondon y sin saber muy bien para donde voy, bajo hasta Albuñol y desde aquí subo hasta la Haza del Lino.

- ¿Comemos algo? Dice mi esposa toda cansada.- Sí, será mejor.- ¡Esto es terrible…! ¿Quién se habrá llevado el mapa?- No se, aquí no hay ningún mapa.- Uno se lo di al cura de Málaga, otro a un paciente de Vélez

Málaga, pero aún me quedaba otro. Nos ha costado más de hora y media más de camino, la dichosa equivocación de carretera.

Más tarde, ya en casa, vimos que fueron dos las equivocaciones.

La primera vez debimos seguir el desvío que va a Yator, la segunda vez nos teníamos que haber metido por donde estaba parado el coche rojo, esto es, por la Venta del Tarugo hasta ir a salir a la Haza del Lino, sin bajar a Albondon ni Albuñol.

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Al llegar al bar de la Haza del Lino, una mujer sale, hacia su casa al otro lado de la carretera. Seguramente va a avisar a los federales de nuestra llegada, pienso para mí. De esto no le digo nada a mi compañera, ya que ella dice que mi imaginación no tiene límite, y que me fabrico todo lo que me parece y otras cosas más que ni siquiera me parecen.

Comemos y bebemos algo, solo una media hora estamos en este magnífico restaurante. Al salir del restaurante me doy cuenta que un coche largo obstruye la salida de mi vehículo.

- Quizá por allí lo puedas sacar, comenta mi esposa.- No, no sale, llamaré al dueño.- ¿Quiere retirar un poco su vehículo? Por favor.- Ahora mismo.- Mi olfato me ha llevado, justo, al dueño de aquel vehículo

que me obstruía el paso. Localizados en esta zona y cansados ya de nuestros

extravíos, son los federales de montaña, la patrulla de Orgiva la que se encarga de seguirnos. Ya cerca de Tablones decido adelantarlos, cosa que hago tomando mis precauciones. El vehículo federal de Orgiva no intenta la persecución, la posición es perfecta y desde allí me pueden ir viendo durante todo el camino, hasta mi llegada al pueblo.

- ¡Vaya día…! Comento con mi esposa.- Eso, fui para ayudarte a conducir y has tenido que conducir

más horas que otros días.- Bueno, ya estamos en casa y lo importante es que estamos

sanos y salvos. Mi esposa no sospecha nada de lo acontecido a partir de

Murtas. No quiero decirle nada del coche rojo, ni de la mujer que llamó en la venta a los federales anunciándoles nuestra llegada al restaurante. Esto son cosas que solo yo domino un poco, lo demás lo deben dominar otros que ni siquiera se quines son.

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¿QUE BUSCAN LOS FEDERALES?

Orgiva 29–10–1985.

Esta pregunta de ¿Qué buscan los federales? Me la hago a menudo, al comprobar que hoy en Motril también he sido seguido y vigilado. Primeramente por una joven desde el bar Habana. Al cruzar el semáforo, por un joven grueso. Cuando volvía de las visitas y crucé el semáforo, una señora con un cochecito de niño, avisó a otra persona, la cual puso en marcha el mecanismo federal.

Un coche rojo, casi me impide la salida del aparcamiento.Por el camino hacia casa nadie me sigue, se han dado cuenta

que es completamente inútil seguirme.La trampa mortal, tal vez estaba dentro de una furgoneta

verde que venía de frente. La avisto circulando despacio con dos hombres dentro, están preparados para todo. No me asusto, activo el mecanismo de los cohetes de gas y humo, por si acaso me hicieran falta y me dispongo para lo peor. Parece ser que los ocupantes de la furgoneta Renault verde, han visto mis movimientos activando los mecanismos de defensa y camuflaje, es por ello que aún aflojan más la marcha de su escarabajo verde. En un intento de evitar alguna acción de ataque por mi parte, han virado rápido hacia la derecha y se han introducido fuera de la calzada entre los pinos. Yo, haciendo alarde de mi buen gusto no hago ningún cambio en mi marcha. Miro de reojo por el lateral de mi vehículo y veo que uno de los hombres baja y vigila la subida. En ese momento pienso: ¿Serán tan cobardes de disparar por la espalda? Un acelerón más y me pongo fuera del alcance de sus posibles disparos, la curva cerrada pone tierra de por medio. Tiene que haber otros, los federales siempre actúan con la retaguardia bien cubierta, esto es lo que pienso, mientras mi bólido ya atraviesa el puente del Río Guadalfeo.

Efectivamente, la retaguardia la tenían bien cubierta, los descubro, ellos están como si estuvieran reparando un coche frente al bar “La Venta”, al pasar mi coche, todos, los cuatro sin excepción,

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vuelven la cara para verme pasar. Yo raudo atravieso las curvas finales hasta llegar al pueblo.

Ahí os quedáis, ya me diréis algún día lo que buscáis, de momento solo puedo hacer lo que hago, estar preparado y continuar mis salidas como si nada ocurriera.

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LOS FEDERALES ESTRECHAN EL CERCO

Acudimos cada tarde mi familia y yo para orar a casa de unos amigos .Estas oraciones unas veces se hacen en mi domicilio y otras en casa de ellos, estos viven a unos cinco kilómetros fuera de la populosa ciudad de Orgiva.

El día 31–10–1985, hacia las diez de la noche llegamos mi familia y yo a mi casa, veníamos de la reunión de oración antes mencionada. Al ir a meter el coche en la cochera, me di cuenta que un misterioso coche rojo, estaba aparcado ocupando parte de la entrada de la cochera. ¿Qué hacer? No dije nada a la familia, mis hijos y mi esposa salen del coche y ellos se suben al piso, yo decido resolver la cuestión por mi cuenta sin mezclar a la familia. Pienso que este coche debe ser el que me siguió tan de cerca desde Murtas. Posiblemente los federales vigilan más de cerca mis movimientos… - ¿Desde donde lo harán? ¿Tendrán equipos de láser infrarrojos como aquellos que usábamos nosotros en la Unidad Paracaidista de Saneamiento? Es difícil, pero no imposible. Pienso que si pudiese localizarlos los inutilizaría de inmediato, lanzando mi pulverizador de salvia, pero… ¿Hacia donde dirigir el fogonazo de este extracto de planta? Todas estas preguntas me las voy haciendo, mientras con cierta parsimonia alzo la persiana de mi cochera. De golpe el ruido de una persiana que se abre, rompe el silencio reinante en la noche y un foco de luz ilumina parte de la oscura calle. Yo, como por instinto, de inmediato paso a ocupar el lado oscuro que me permite la sombra de mi bólido; una cabeza de hombre se asoma a la ventana, intentando localizar mis movimientos. Mi reacción no se hace esperar, mi voz suena en medio de la noche como un campanazo.

- ¿Es suyo este coche? -Pregunto.Impresionado por aquella sonora voz, y un poco nervioso por no haber podido localizar al que le esta preguntando, este hombre responde.

- No, no es mío, lo han dejado ahí.

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- ¿No es suyo? ¿No sabe de quien es?- No, ¿Es que no puede entrar en la cochera?- Exactamente, eso es lo que pasa, que me va a venir muy

justo para pasar.Esto lo respondo sin abandonar la posición de privilegio que

me brinda la sombra de mi bólido. También conservo en mi mano el terrible pulverizador de salvia por si fuera necesario usarlo. Sin embargo no fue necesario hacer uso del mismo. Este hombre cerró de inmediato la ventana y también la luz, ocultándose en las sombras de sus aposentos.

Pensé… ¿será menos secreta de lo que yo pensaba mi arma de pulverizar? Con decisión, como suelo hacerlo en situaciones como esta, me introduje en mi bólido e hice como que me iba hacia el centro del pueblo por la entrada derecha del Luque, viré en redondo y con agilidad, de un solo golpe de volante traspasé la puerta de mi cochera, sin rozar las paredes ni al misterioso coche rojo. Saqué mi disfraz verde y mi carpeta y me fui a casa.

Cuando sentado en mi cómoda mecedora, repasaba los acontecimientos ocurridos momentos antes, llegué a unas conclusiones que quedaron corroboradas al día siguiente por la mañana. Las conclusiones son estas:

1ª Los federales me tienen miedo en carretera.2ª No tienen ninguna prueba contra mí.3ª Han decidido acosarme en mi propia calle.4ª El acoso se materializó por la noche con el coche rojo, y

por la mañana fue con la furgoneta verde.Hay que hacer constar que antes de que apareciera en la

ventana el misterioso hombre, yo intenté abrir el misterioso coche rojo, por sus cuatro puertas sin conseguirlo. Esto pudo levantar sospechas, pero en este caso la actitud mía era la correcta. De haber tenido ese vehículo alguna puerta abierta, lo hubiese empujado un poquito hacia delante, naturalmente después de haberle quitado el freno y la marcha que de seguro lo bloqueaban. Como he comentado otras veces, no me hace falta hacer demasiados esfuerzos para abrir cualquier coche, me basta y me sobra con utilizar el deshidratador de grasas que normalmente uso en la consulta, con el fin de acelerar el proceso emprendido por mis pacientes hacia la línea elegante. Este

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cacharro sencillo y simple, que se puede encontrar en cualquier herbolario, yo lo uso con una eficacia envidiable para abrir cualquier cerradura. La cuestión es bien sencilla: Se le mezcla un poco de óxido de hierro de la casa Veri, y otro poco de la casa Iet. Esta fórmula corroe en un santiamén cualquier obstáculo metálico que encuentren en su camino.

Recuerdo que un día unos amigos me dijeron que ellos lo habían probado y que no les resultaba, yo con cierto humor les respondí:

- Os falta otra porción igual de la casa Isa, y además la proporción exacta de todas las partes.

- ¿Y por que no nos lo dijiste? -Preguntaron.- Mirar, sería inútil explicaros detalles como estos, nunca los

entenderíais.Me he extendido demasiado con esto de la fórmula corrosiva,

y me he olvidado de lo que pasó por la mañana con la furgoneta verde.

Serían las diez de la mañana cuando salí de mi casa con el cuaderno de escribir, mis gafas y alguna cosita más. Antes de entrar en mí establecimiento, observo lo siguiente: Una pareja de jóvenes están apoyados en la baya de hierro y alambre que separa la calle, del foso de la cultura. Frente a ellos hay una furgoneta de la misma marca y modelo que mí bólido, pero esta está pintada de verde, se encuentra aparcada al lado del famoso “Cristal de Orgiva”. Los dos jóvenes visten bastante normales para la zona donde vivimos; -pienso para mis adentros- estos no son ni jipis ni guais, intermedios, seguramente es una maraña de atavíos sin costumbre de llevarlos puestos. Esta es la rápida conclusión a que llego. La furgoneta me da más que pensar. ¿Será la misma que el otro día me tuve que enfrentar en los montes de Lujar…? Puede ser, furgonetas de estas en color verde hay muy pocas, y rara vez se cruza uno con alguna. Esos jóvenes no son de Orgiva ni de los cortijos jipis, conozco muy bien a estas gentes, ya que casi todos pasan por mi consulta cuando la salud les falla. ¿Serán federales enmascarados?, esto es lo mas seguro, aunque eso sí van desarmados y su papel lo están haciendo bastante bien. No hacen como la del bar Habana de Motril, que

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quedó descubierta a la primera por su mirada insistente. Estos calculan bien sus miradas y se muestran relativamente tranquilos.

Una rápida mirada al interior de esta furgoneta me muestra el clásico cesto de anea de los hombres de los cortijos, pero su posición esta demasiado cuidada. Esta pareja de jóvenes aún no conocen estos detalles, de ello estoy totalmente seguro, de lo contrario no hubiesen olvidado un detalle como este. Pienso que es mejor dejarlo correr, en mi propia calle no quiero problemas. Una simple pulverización con cualquiera de los diferentes spray, sería comentado de seguida en toda la villa, pienso que ya se aburrirán.

Saco mi bólido y me dirijo a mi huerta, voy al campo a estas horas, ¡Me encanta…! Son las horas más felices de mi vida. Este día regué los olivos, segué zarzales y me comí un magnifico kakis, son los primeros que echa este árbol y la verdad que están buenísimos, son muy gordos, yo creo que pesa cada uno al menos medio kilo. A mi vuelta, y para sorpresa mía, veo que aún está ahí la furgoneta verde. Al chico no se le ve por ningún lado, pero a la muchacha si que la localizo sentada en unas maderas mirando un libro, digo bien eso de mirando, por que estoy seguro que no lee nada. Esta joven observa con mucho cuidado mi bólido a través de un espejito de manicura muy bien disimulado. Esto le permitía estar vuelta de espaldas, y dominar sin moverse, la zona correspondiente a su escarabajo verde. Si yo hubiese abierto este escarabajo o lo hubiese curioseado demasiado, me exponía a aumentar las sospechas federales, por lo tanto pienso que lo que toca ahora es dejar correr el asunto y en paz, ya se marcharán. Así fue, cuando a eso de las seis de la tarde, yo salía con mi esposa de casa, tanto el escarabajo verde como su joven pareja ya habían desaparecido.

Es de tontos pretender una cosa semejante en una calle como esta, y en un pueblo donde casi todos somos conocidos. No obstante yo admiro la constancia y la disponibilidad de medios, de que hace alarde la dirección federal. A la mañana siguiente, el coche rojo volvió a estar aparcado cerca de mi domicilio, justo debajo de los “higos locos”.

¡Con razón me seguía fácil por Murtas! Es uno de los modelos más rápidos del mercado, pude ver esto después de echarle una rápida mirada a su interior. La tapicería está nuevecita y muy

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limpia, y esta desbloqueada la barra roja. ¿Acaso piensan que picaré en semejante trampa? Esto es para personas de menor seguridad visual.

- Vámonos a misa, -dije a mi compañera…No te pares más.Mi compañera ignora la mayoría de estas cosas que yo

observo, procuro mantener alejada a la familia de mis aventuras. Además mi esposa siempre me sale con la misma canción:- Esto que me dices es fruto de tu imaginación. La verdad es que no vale la pena comentarle demasiadas cosas, ella siempre tiene la solución a mano de todo lo que a mí me pasa con esta frasecita tan rebuscada.

A otro día el coche rojo había sido cambiado de sitio, en lugar de encontrarse debajo de lo higos locos, se encontraba frente al famoso local del cristal de Orgiva. ¿Alguien debe cambiar este vehículo?, yo, la verdad, aún no he localizado al señor o señora que lo hace, lo más seguro es que sea un federal camuflado de comerciante cuarentón o similar. Este es mi pensamiento cuando al día siguiente me levanto y ya no está ese vehículo frente a mi casa.

En mi recorrido hasta Motril, solo me he tropezado con dos vehículos federales, pero parecían de vigilancia rutinaria sin más atavíos que pudieran infundir sospechas.

Uno cubría el tramo Vélez las Angustias y otro Vélez Orgiva, esta era una buena posición de control, pero sin consecuencias posteriores para mí, ya que he estado todo el día visitando intensamente en Motril. No por eso me confío, y siempre voy prevenido para lo peor, y dispuesto a intervenir en cualquier momento.

Yo lo que espero, es que pronto estos señores se desengañen de que no soy culpable de nada y me dejen tranquilo y en paz, o bien pidan mi colaboración si es que la necesitan. Algunas veces hemos colaborado juntos, es verdad que es en casos puntuales y simples, pero que indican a las claras las buenas relaciones que siempre existieron entre ambos. La última vez que colaboramos juntos fue, en la extinción de un incendio que se proclamó cerca del Cortijo de Poyo de Dios. La eficacia de los servicios de la Ley y el Orden fueron puestos de manifiesto en aquella ocasión, juntos luchamos y juntos vencimos a las terribles llamas que amenazaban derretir los muros de Cañar, situados por encima del Pollo de Dios. Tal vez por

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esto los federales nunca han usado ningún artefacto contra mí, ni yo tampoco he decidido la pulverización de ninguno de sus vehículos, o de sus edificios emblemáticos. Solo en la carretera de Murtas estuve a punto de usar alguno de mis temibles cohetes contra el coche rojo.No era agresividad por parte mía, es que ya la luz del día se había marchado, y en estos casos la defensa se debe de hacer con la mayor rapidez posible para evitar maniobras raras del contrario. Ya se dice, que la noche siempre ennegrece las cosas y también los pensamientos.

- ¿De donde vienes? Dijo esto alargándome la mano.- Y…, tú. ¿Qué haces por aquí?- Voy a por mi hija que está ahí cerca en una guardería.- Yo vengo de visitar.- ¿Te vas ahora para Orgiva?- No, me iré por la tarde, a partir de las cinco y media vuelvo

otra vez a tener visitas.- ¿Y ahora donde vas?- A mi piso.- ¿Tienes algún piso arrendado?- No, es de mi propiedad, lo compré hace dos años.- Es verdad, ya recuerdo que me lo dijiste una vez.- Bueno, te dejo, que hoy tengo a mi hija Irene conmigo.- Yo también me voy que están al salir los crios.- Hasta otra.- Adiós.Nada tendría este encuentro (posiblemente casual) entre

Manuel y yo. Ambos somos amigos de la infancia, criados y nacidos en Dúrcal. A partir de que yo me alisté en los paracaidistas nos hemos visto muy pocas veces. Ahora nos vemos algo más, ya que Manuel pertenece al cuerpo de federales que hay destacado aquí en Motril. Esta coincidencia es lo que hace que de vez en cuando se cruce en mi camino y me salude. ¿Fue casual este saludo frente mismo al cuartel federal? ¿Fue en acto de servicio? Esta pregunta me la hago a mi mismo, pero jamás preguntaría cosas indiscretas a familiares o amigos. Con el tiempo todo llega a saberse y la excesiva curiosidad puede resultar peligrosa. Lo que, en este caso es verdad, que de ser en acto de servicio, le da a los federales destacados en los

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controles cinco horas de relajamiento, desde luego valía la pena intentarlo.

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EL PRIMO NATANAEL

Orgiva 05–11–1985

Anoche vino un pariente de mi esposa a casa, y ella le relató algo de mis escritos Este pariente se llama Natanael, aunque ella siempre le llama Nata, dice que como la nata es su alimento favorito, por eso le llama así. Desde luego vi que él no se molestaba en absoluto con el diminutivo de su nombre, por el contrario, se mostró la más de amable y se interesó por mis escritos. Él escribe para un periódico de gran tirada en toda Andalucía y me contó una historia realmente increíble dice así:

- Los ideales se queman, todos los idealistas acaban quemados -me decía- ¿Tú recuerdas aquellos paquetes de tabaco que se llamaban “Ideales”?

- Sí, claro.- Le pusieron “ideales” por eso, para demostrar que todos los

ideales acaban quemados.- ¡Hombre, eso es mucho decir!- Ahora también existe un periódico que se llama Ideal.- Con eso… ¿Que quieres decir?- Pues que también puede acabar quemado, como los

antiguos ideales de cigarrillos, u otros tantos ideales de la historia de la humanidad.

- No seas negativo, hay ideales que jamás caen y tú lo debes saber muy bien.

- Era una broma hombre. ¿Sabes una cosa? He visto que relatas en primera persona, pero yo te lo voy a hacer en segunda, verás como así te gusta más.

- ¿De verdad serás capaz de encargarte de un asunto que para mí es un verdadero engorro?

- Y tanto, estoy ya harto de hacer crónicas de los políticos y tonterías de esas pueblerinas, esto me parece de verdad una historia apasionante.

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- No sabes el trabajo que me quitarías de encima.- Pues a mí me va a venir de pera, ya que en esta profesión,

como no saques alguna historia de vez en cuando que de verdad interese a la gente, te mueres de asco y aburrimiento.

- ¿Cómo harás esto?- Tú déjalo de mi cuenta, que para eso soy un verdadero

profesional del periodismo.- La verdad es que he leído algunos de tus artículos y me han

gustado.- Lo mío, siempre agrada, pero con esta historia creo que voy

a dar el golpe, déjalo en mis manos.- Adelante, es toda tuya. Mañana salgo para Almería,

organízalo a tu modo.- Hasta mañana.De esta manera tan simple y sencilla me quité de encima una

de las cosas más engorrosas que tenía. El relato de mis propias vivencias en mis recorridos.

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EL CAMUFLAJE DE BANDEROLAS

Este día, Daniel salió dispuesto a todo, estaba cansado de tanta persecución injusta, y de tanto misterio como observa a su alrededor. El día antes preparó su vehículo con todo armamento defensivo y ofensivo: cohetes, equipos de gas y de camuflaje, de humos negros y gris, mezclas corrosivas, spray de varias esencias y…, algo más: Esta vez lleva un colchón y dos mantas, también un camuflaje de banderolas de varios colores, que impiden ver el interior del vehículo. Esto lo hace, según dice, para confundir al máximo a los federales y a la par llamar al máximo su atención.

Nuestro hombre salió a las 8,30 de la mañana y atravesó toda la cordillera montañosa de Lujar sin observar control alguno. El primer control de los federales estaba instalado a la salida de Albuñol, en el lateral de la rambla del mismo nombre. José rueda muy tranquilo con su bólido, superado este control y llegado a la nacional 340, es cuando nuestro hombre instala el camuflaje con las banderolas laterales. Más adelante, en Santa María del Águila, lo instala también delante y detrás. El vehículo interiormente parecía la habitación de un hotel. A partir del primer control ya sabe que los federales le seguirán, no obstante lo deben de hacer de una manera más discreta que otras veces, pues no los ha notado.

A eso de las dos de la tarde, nuestro hombre sale de Santa María del Águila hacia Roquetas de Mar. Toda la mañana ha estado atendiendo a los diferentes pacientes que han ido a exponerles las quejas de sus males. Con la pericia que le caracteriza, ha procurado que estos enfermos entiendan el sistema naturista que él lleva. Hoy lo tiene claro, no irá a la playa; lo primero para evitar complicaciones con los federales, y lo segundo por que el día no promete, está nublado y nada bien se debe de estar allí.

Enfila su coche, carretera arriba hasta El Parador, pueblecito anejo de Roquetas de Mar, aquí tuerce a la derecha y… ¡Un vehículo de la Policía Local! Este vehículo se pone delante del bólido de Daniel y circula a poca velocidad, Daniel no se lo piensa y lo

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adelanta con relativa facilidad acelerando a fondo su bólido, lo consigue antes de llegar al lugar de las frutas y el pescado. Pasado este cruce y ya frente al lugar de las curas, tuerce a la izquierda con toda rapidez y cruzando la otra vía sigue recto.

¡Como no lo he visto antes! Exclama nuestro hombre. Un nuevo vehículo federal de color negro muy bien disfrazado, le seguía a escasa distancia. Este, confundido, por el viraje rápido va a parar de cabeza contra los taxis. Un frenazo brusco rápido, impide lo que parecía inevitable, esto es: Arrollar a los taxis, que en esos momentos, esperaban estacionados para cumplir sus servicios. ¿Qué pasó en verdad? Parece ser que el conductor del vehículo negro, estaba convencido que Daniel seguiría a esa misma velocidad hasta alcanzar la playa. Como el camuflaje del coche con las banderolas de color, impedían ver su interior, los ocupantes del coche federal, que también llevaban un camuflaje prefecto, no querían perderlo de vista y se acercaron en exceso al bólido de nuestro hombre. Supongo –pensaron- y con razón, que seguiría recto, pero al girar, en seco, perdieron su pista. Más confundidos debieron quedar aún, al ver que cincuenta metros más adelante aparcó su coche y saliendo de su interior, cerró todas las puertas con llave, metiéndose dentro del vehículo por la parte trasera.

Dos horas largas estuvo dentro de su habitáculo. Primero se comió unas nueces, un poco de pan y unas uvas, acabada esta comida se tumbó a dormir. Si Señor, aquí se está comodísimo, debió pensar nuestro hombre, pues estuvo allá por una hora y media. Su posición era perfecta y de gran ventaja sobre sus adversarios.

Para acercarse al bólido sus adversarios tenían que atravesar, al menos cuarenta metros a pecho descubierto y esto, nunca lo haría un federal, sabiendo los mecanismos de defensa y ataque de que va provisto su bólido. Fue por eso que nuestro hombre se limitó a comer y dormir tranquilo, sabía que nadie arriesgaría tanto y mucho menos los cautos federales. Dos veces escuchó nuestro hombre a un coche que circulaba en sentido rotativo y a cierta distancia. Esto ya lo esperaba, según me dijo. Los federales cautos y aguerridos, se aseguraron que nadie se acercara a su bólido. Montaron guardia junto a los taxis con el clásico truco del coche averiado, si algún día puede hablar de esto a fondo con el jefe Federal, le señalará todos

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los errores cometidos por sus hombres, no para que los castigue, si no para renovar mejor, y con más posibilidades de éxito sus camuflajes.

Cuando Daniel se despertó eran las cuatro de la tarde, aún esperó reposando un cuarto de hora más, se levantó, enrolló el colchón y las mantas, y las tapó con otra manta vieja junto a los asientos delanteros, y…, a partir de aquí quitó todos los camuflajes de banderolas. Los federales quedarán boquiabiertos –pensaba nuestro hombre– cuando vean lo que llevo dentro del vehículo…Ja, ja, ja,…rió de verdad para sus adentros, al salir del coche por la puerta de atrás y ver, como disimulaban su sorpresa los federales del citroen averiado. Nunca podré olvidar aquella cara de sorpresa… ¿Qué esperaban ver? ¿Creían que llevaba cocaína, bebidas excitantes, polvos con manteca, municiones para las bombas terroristas?

El misterio que rodea este caso sigue sin aclararse, esa es la verdad y ya veremos a ver cuanto dura. Daniel se peina un poco mientras su vehículo ruge en relentin, sale por otra salida contraria a los federales y a marcha lenta, para que se recreen bien en él, se marcha hacia el herbolario de Roquetas.

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NUESTRO HOMBRE EN ALMERÍA

Terminadas las consultas en Roquetas de Mar, nuestro hombre se va para Almería. Nadie le sigue, sería absurdo seguir a alguien por aquí: Desde El Parador, pasando por Aguadulce hasta Almería, nadie puede seguir a nadie, todos tienen que ir en fila india, sin otras posibilidades que ir al ritmo que marca el primero, que más o menos, puede ser a sesenta por hora, de ahí rara vez se puede pasar.

En el Zapillo visitó a una pareja de mayores que… ¡OH casualidad! Eran los que estaban apuntados para visitarse por la mañana. Nuestro hombre vio el cielo abierto; pensó, como pueda, hoy mismo me voy para casa y dejo a los federales rondando el hotel. A continuación telefoneó a Galindo:

- ¿Sigue todo igual que antes? Preguntó.- Si, todo igual.- Bueno, entonces me voy hoy para casa, hasta el próximo

día.- De acuerdo, hasta el próximo día, respondió el amigo

Silverio.- ¿Te vas hoy? Preguntó el hombre que tiene la

responsabilidad de custodiar la cadena de bancos.- Sí, me voy ahora mismo.- ¡Claro…! Si en dos horas te pones en casa ¿No?- No hombre, como mínimo y eso echando por la montaña

me lleva dos horas y media, y si echo por Motril me lleva tres horas.- ¡Como…! Si de aquí a Motril se lleva hora y media.- Eso es ir demasiado aprisa, debe ser a otras horas y con

bólidos diferentes.- Lo malo es de aquí al Ejido. ¿Verdad? De allí para adelante

todo debe ser fácil.- Bueno, hasta la próxima.Daniel enfiló la recta que le llevaría al puente de la vía férrea,

no sin antes pasar por la puerta del hotel. Nuestro hombre pensó;

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esta noche van a buscar mi vehículo hasta el último rincón de Almería, de eso estoy seguro.

Por el espejo retrovisor se da cuenta que un vehículo le sigue a corta distancia; hay que despintarlo en el mismo puente, de lo contrario sabrán que me voy de Almería hoy, esto lo dice para sus adentros, mientras cuenta: Uno, dos, tres coches adelantados, el otro vehículo lo intenta, pero no puede. Un camión facilita aún más las cosas a nuestro hombre. Al llegar al semáforo, este se pone verde y el vehículo federal corre a toda pastilla por la carretera de Murcia, creyendo que él va delante, cosa que no es así, por el contrario, nuestro hombre sonríe satisfecho a la sombra del puente. Tengo diez minutos para salir de la ciudad –piensa- es lo que tardarán los federales en darse cuenta de su error y ver que he cogido la dirección contraria. Puede que los controles establecidos a partir del Ejido le dieran a los federales el resultado que buscaban, pero ya de noche la cosa es mucho más difícil.

Llegando a Albuñol nota que un vehículo le sigue a mucha velocidad. En plena curva nuestro hombre se sale rápido hacia un descampado, y girándose enfoca sus potentes faros hacia la carretera. El vehículo que le persigue es descubierto por este y reconocido. Este federal decide quedarse en Albuñol, ya no tiene sentido continuar montaña arriba, ha debido pensar, en plena noche y yendo delante, él tiene todas las de ganar en caso de plantearse el conflicto abiertamente. Se le ve reducir velocidad, como indicando que tira la toalla y se introduce por una de las calles de este precioso pueblo.

Daniel se encuentra totalmente solo y en plena oscuridad, emprende la marcha hacia las montañas atravesando los cuarenta kilómetros que le separan de su ciudad. Orgiva es un pueblo que enlaza la Alpujarra con la vega y el mar y lo riegan dos ríos: el Guadalfeo y el río Chico.

- ¡Como…! ¿Tu aquí? Exclama su mujercita mientras le besa.

- Sí, yo aquí, ya lo ves, sano y salvo, -esto lo dice- mientras la abraza y le besa.

- ¿Has preferido este hotel nuestro al Quiniela?- Así es, este me gusta más.

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- Va cuéntate, ¿como ha sido eso?Toda la familia se alegra de ver a nuestro hombre, los

pequeños lo abrazan y los jóvenes le besan. Hay que reconocer que él es un hombre muy afortunado, su mujer lo adora y sus hijos lo quieren mucho. Ninguno de sus hijos sospecha el cerco que los federales han tendido a su padre, no se lo explicarían, solo su esposa sabe algo. Así comienza a describir un relato totalmente distinto al vivido por él ese día.

Iba por…Sus hijos se ríen y los pequeños se quedan boquiabiertos escuchándole.

- Cuéntate otra historia: Dicen la Mónica y la Belén a una.- Esto no son historietas, son verdaderas historias sacadas de

la realidad de mi cabeza y de mi vida.- Bueno…, pues sigue contándonos esas cosas…, dicen Raúl

y las mellizas a una.- Bueno allá va: - Una vez el Tío Dim…Voy a ducharme,

mañana seguiremos.

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EL PARACAIDAS MISTERIOSO

Daniel lleva algo preparado en una cajita de pequeñas dimensiones, la cajita va semiabierta en la parte delantera de su vehículo. Hoy salió de casa bastante temprano. Durante el recorrido hasta El Ejido no notó nada anormal, salvo algún control rutinario cerca de El Pozuelo y otro algo más camuflado cerca de La Curva. Rutinario, pensó nuestro hombre, y siguió circulando a una media de setenta por hora, esta velocidad permite ir relajado y hacerse bien con el paisaje de plástico de esta zona.

Terminada su estancia en El Ejido cruzó la carretera 340 y enfiló una pequeña que va casi paralela a la nacional y que conduce a la que va a Almerimar. Al llegar a este cruce, es cuando nota la presencia tras de él de un coche negro y otro rojo, nuestro hombre aún no está seguro de que le sigan a él y quiere comprobarlo. Tuerce a la derecha y enfila la carretera de Almerimar, mira a su derecha y ve junto a la cabina de teléfonos otro coche de color blanco, este arranca y se une a los otros dos. Daniel comienza su maniobra de aceleramiento, hasta alcanzar la velocidad de ciento veinte kilómetros hora. Estos tres vehículos que van tras él le siguen con cierta facilidad, se nota que son vehículos de potente cilindrada y sus conductores gente muy experimentada, siguen le siguen dejando unos cincuenta metros escasos. Viendo esto, inicia la desaceleración de su bólido con toda rapidez. Después saca la marcha y lo deja en punto muerto, como la carretera hace un poco de subida, pronto el bólido pierde velocidad: cien…, noventa…, ochenta…, setenta…, sesenta… ¿que harán los tres vehículos que vienen detrás de él? La respuesta le viene rápida. Cincuenta…, cuarenta…, mete la marcha y mantiene su vehículo a esta velocidad unos dos kilómetros más. Los otros tres vehículos hacen exactamente lo mismo, se ve que no están dispuestos a pasarle, conocen la rapidez con que nuestro hombre desaparece y no están dispuestos a perderle de vista. El coche negro se ha colocado a unos veinte metros escasos del bólido, los otros dos continúan el mismo ritmo a distancias similares.

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Nuestro hombre piensa con rapidez la estrategia a seguir, ya que está seguro que estos tres vehículos los va a tener todo el día tras él. Vamos a darles que pensar, -esto lo dice- mientras acelera a fondo, y dispone todos los elementos de gas y camuflaje, pues faltan unos dos kilómetros para llegar al Mirador, y es aquí donde nuestro hombre piensa dar la batalla publicitaria y sensacionalista. -Se dice para sí-: Desde ahora en adelante los federales no podrán mantener esto por más tiempo en secreto, se le nota cansado de llevar siempre algún federal tras él, y sobre todo, el no saber el motivo por el que le siguen.

Daniel y su bólido se identifican al máximo en circunstancias como estas; cuando falta un kilómetro escaso para llegar al cruce de las palmeras (como él le llama), el bólido ya sostiene la velocidad de cien por hora. Cuando faltan cincuenta metros aprieta un botón situado en el lado derecho del cuadro de mandos, a intervalos de cuatro metros escasos, salen disparados contra la hilera de cipreses seis botes de humo y gas que forman una cortina de humo irrespirable, la visibilidad es prácticamente nula.

Este truco de las cortinas de humo, recuerda haberlo usado en las maniobras paracaidistas de Fuentidueña de Tajo, pueblecito de la provincia de Guadalajara. ¡Que asco…! Le ha recordado cuando él, saltó aquel día desde el avión y fue a caer en medio de una viña, a diez metros escasos de una barrera de humo. Se desoriento de tal manera, que para encontrar el cañón de montaña que llevaba asignado, tuvo que atravesar varias cortinas de humo, estaba tosiendo, cuando un teniente rubio y alto le reconoció, y le indicó el lugar donde había caído el cañón. Aquel día 22 aviones soltaron paracaidistas por todas partes, según cuenta nuestro hombre, cuando el cruzó el puente del Río Tajo con el cañón a sus espaldas, las ametralladoras del otro lado del río no dejaban de disparar con fuego real, formando una cortina de balas por debajo del puente y simulando el control total de la situación. Eran otros tiempos en que él aprendía los menesteres patrios. Hubo paracaidistas que cayeron en un corral de gallinas, él vio más de cuatro paracaídas enganchados en los cables de alta tensión. A la hora escasa del lanzamiento, el pueblo estaba en manos de los paracaidistas.

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Otro lanzamiento que también se le vino a la memoria fue aquel en que el aeropuerto de Los Rodeos, en Tenerife. Este aeropuerto fue tomado en menos de media hora. En aquel lanzamiento solo participaron unos diez aviones. Él -según cuenta- cayó en medio de una pista de aterrizaje, el suelo,-según dice-, estaba allí demasiado duro.

Lo van a pasar mal estos federales, -pensó- aunque estos no tienen que atravesar el Río Tajo, ni van a oír el tableteo de las ametralladoras, pero si que se van a encontrar de narices contra las palmeras.

Así fue, él torció a la izquierda y sin hacer el Stop reglamentario, atravesó el otro lado de la pista hasta situarse fuera del cruce y cerca del viso, en ese momento aflojó la marcha para ver lo que pasaba:

El vehículo negro salió disparado y debió verle torcer a la izquierda, esto motivó, que por instinto, quisiera hacerlo él también; pero su velocidad y el ahogo del humo no se lo permitieron. Su vehículo volcó aparatosamente y fue dando vueltas pendiente abajo hasta empotrarse entre dos palmeras.

Algo exclamó nuestro hombre en el idioma de Gaudí; siempre que se asombra o maldice, lo hace en este idioma, Dios sabe por que será, él nunca nos lo ha querido decir.

El vehículo rojo torció a la derecha, se ve que estaba convencido de que él tomaría la carretera de la cantera, y allí se dirigía a toda pastilla.

El vehículo blanco siguió recto, quizá por no poder torcer para ningún lado; por falta de capacidad, pericia o por sobra de humos y gas, frenó a escasos metros del negro. Estos bajaron y comenzaron a mover el vehículo negro para ponerlo bien, ya que había quedado con las ruedas para arriba. Ellos dos solos no lo consiguieron, hasta que los otros cuatro ocupantes del coche rojo llegaron y les ayudaron.

Daniel observaba la escena tranquila con el bólido parado, detenido, pero con el motor en marcha. Si se han matado, la cosa no va a resultar muy graciosa, pensó para si. Por suerte para todos, comprobó que salían de su interior los dos ocupantes del coche negro, una vez puesto con las ruedas hacia abajo. Ambos ocupantes

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se sacudieron sus trajes y uno de ellos revisó a fondo el vehículo. Lo puso en marcha Y pudo comprobar que funcionaba bien. El otro debía ser el jefe, ya que señalo la dirección por donde él había huido. Por un momento quedaron sorprendidos, al ver que Daniel no se había marchado del lugar y les observaba al volante de su bólido.

¡A por él…! Gritó el jefe de los federales. Los tres coches se pusieron en marcha, aunque solo el negro se encontraba en posición idónea para avanzar hacia el lugar donde estaba el bólido. Los otros dos dieron marcha atrás hasta el cruce y enfilaron la carretera del viso y los invernaderos.

Daniel aceleró el bólido hasta recorrer los trescientos metros que le separaban del viso del “ciprés doblado”. Llegado a este lugar salió de su vehículo con algo en la mano, parecido a una cajita, echó a correr hasta situarse junto al ciprés doblado. Con una rapidez asombrosa, sacó con la mano derecha, el contenido de la cajita y lo lanzó al aire con todas sus fuerzas.Los federales le acosaron metralleta en mano, dos de ellos pretendían dispararle o golpearle, cosa que el jefe impidió exigiendo disciplina y obediencia. Lo importante ahora -dijo- no es tomarnos la revancha ni perder tiempo en interrogatorios, lo que importa ahora, es recuperar cuanto antes ese paracaídas y la bolsa con el contenido.

Efectivamente, el contenido de la cajita, que nuestro hombre lanzó al aire, era un paracaídas de juguete de unos ochenta centímetros de diámetro, que se desplegó en el aire y era arrastrado por este, con la bolsa de plástico que colgaba de él. Por la fuerza del viento y por el aire arremolinado que se da en esta zona, el paracaídas fue a caer en la torreta del chalet del árabe. Entonces el jefe dijo a sus hombres:

-Vosotros cuatro, ir a por ese paracaídas y la bolsa.Dirigiéndose a su acompañante, le dijo: Tú quédate conmigo para vigilar a este as del volante.Los otros cuatro hombres partieron con sus vehículos para

intentar, por la carretera de las palmeras, llegar lo más cerca posible del chalet.

Hay que hacer constar que por este viso es del todo imposible intentar la bajada, ni aún con un buen equipo de escalada.

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Estaba claro que nuestro hombre quiso dificultar al máximo la labor de rescate de los federales.

- ¿Qué contiene esa bolsa? Preguntó el jefe federal.- Cáscaras de nueces, algunas peladuras de manzanas y

pepitas de uva.- ¡¿Que ha dicho…?!- Lo que ha oído.- Repítalo de nuevo.- Cáscaras de nueces, algunas peladuras de manzanas y

granilla de uva (pepitas de uva).- Eso no se lo cree ni San Vicente de Paúl.Nuestro hombre seguía tranquilo, y lo que le extrañó un

poco, fue que el jefe federal sacara a relucir el nombre de ese santo.- ¿Es usted religioso? ¿Le tiene devoción a ese santo?- ¡Va…! ¡A usted que le importa!- Sabe una cosa, -le dijo el jefe mientras miraba el rumbo que

tomaba el paracaídas. La verdad es que me gustaría que usted trabajara para nosotros, jamás he visto habilidad tan grande al volante.

-Ya lo hice en alguna ocasión, ahora es que me dedico a solucionar problemas de salud, lo otro no me interesa.

-¡Mira…, mira…! el paracaídas se engancha en la torre del chalet del árabe, ahora… ¿Qué haremos? Esto lo dijo dirigiéndose a su compañero.

Los otros federales estaban ya cerca del chalet y le comunican al jefe, por radio, que ellos desde allí no ven el paracaídas, que les indique la posición donde ha caído.

-Tenéis que entrar dentro del chalet y pedirle al árabe una escalera que llegue hasta la torre, pues el paracaídas se ha enganchado en el pararrayos.

- De acuerdo lo intentaremos.- Jefe, el criado de este hombre dice que a estas horas no le

puede despertar, que ahora es cuando se echa la siesta con sus señoritas, y tiene terminantemente prohibido a toda su servidumbre hablar con él.

- Insístele, y dile que se trata de un asunto muy urgente y valioso.

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- Lo probaré de nuevo.- Inútil jefe, ningún criado se arriesgaría a despertarle o

molestarle a esta hora. ¿Derribamos la puerta…? Espero órdenes.- ¡No seas bruto! Quedarse ahí hasta que os avise. Ya pensaré

la manera de darle solución a este engorroso asunto.

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EL JEFE FEDERAL PIDE AYUDA

- Aquí patrulla costera llamando a base, necesito unos helicópteros para poder rescatar un misterioso paracaídas con una bolsa. Está situado en el norte de la explanada en lo alto de la torreta del chalet del árabe. Este chalet queda a tres latitud norte línea de las palmeras, junto a la falda del viso del ciprés doblado.

- Base ha escuchado tu mensaje, te tendremos informado de la operación rescate.

- Gracias, y corto.- Base contesta, salen para allá cinco helicópteros con todo el

equipo de combate, y con los mejores hombres que tenemos en la base OTAN. Se interesa en este asunto el cuartel general de Bruselas.

- ¿Qué hago con el sospechoso que lanzó el paracaídas?- No preguntes tonterías, lo que importa es la bolsa y el

paracaídas, mátalo si quieres o déjalo ir, el asunto quedará resuelto en cuanto los helicópteros recuperen la bolsa.

- ¡Matarlo…! ¡Dejarlo ir…! ¡Será posible a lo que hemos llegado…! Ni lo uno ni lo otro, tú te quedas con nosotros hasta el final, esto lo dijo dirigiéndose a nuestro hombre.

- Oiga… ¿He oído bien, de que el Cuartel General de Bruselas se interesa por este asunto?

- Pues sí, ha oído bien, y estoy seguro que este asunto está ya, no solo en el cuartel General de Bruselas, si no en el Pentágono.

- ¿Quiere decir que un puñado de cáscaras de nueces, y unas peladuras de manzanas, interesa tanto a esos señores?

- Otra vez con sus bromitas, deje de hablar así y mire al frente. Dígame… ¿Ve lo que yo veo?

- No sé lo que usted ve, pero yo lo que veo es que todo el Mar del Alboran se está llenando de barcos de guerra que llevan bandera americana.

- ¡Y aquellos submarinos…! ¿Qué me dice de esos dos submarinos? ¿También llevan bandera americana?

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- No había reparado en eso…, pues es verdad…, más bien parecen esas banderas las herramientas para segar y partir las almendras, o para clavar clavos.

- Pues ahí lo tiene, como se descuiden nuestros helicópteros, esta bolsa no se queda ni en Almería ni en Bruselas, lo más seguro es que vaya a parar a manos del Pentágono o del Klenlin.

- ¡Maldita siesta del árabe y de sus señoritas! Ya podíamos tener en nuestras manos esa dichosa bolsa.

- Oiga jefe. Los submarinos parecen decididos a entrar en el puerto deportivo… ¿Qué hacemos?

Es la radio de los que habían ido a por la bolsa, informan de la decidida acción de los submarinos soviéticos.

- No se atreverán, vosotros esperar a la puerta del chalet, hasta que lleguen los helicópteros. Si hay que luchar lucharemos.

- Pero jefe, ¡Se ha vuelto loco…! ¿Cree que se puede luchar contra la Unión Soviética y ganarle?

- No me he vuelto loco, los que me preocupan no son los submarinos, si no los barcos americanos, estos si que están haciendo los preparativos para desembarcar al norte de Almerimar.

- ¿Qué hacemos en este caso?- Si no hay contraorden luchar. Eso es todo.- ¡Nada más que eso…! ¿Verdad?Comentó en tono irónico su compañero al otro lado de la

radio.

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LLEGAN LOS HELICÓPTEROS

En el aire aparecen los cinco helicópteros anunciados, llevan la bandera española pintada en sus lados, pero también delante y detrás llevan unos números y las letras: OTAN. Guiados por la radio del jefe federal, se dirigen rápidos hasta el chalet del árabe. Tres de ellos dan vueltas alrededor y dos de ellos se dirigen a la torreta. Uno de ellos se queda, como parado, a unos treinta metros de altura, el otro desciende hasta casi tocar la torreta del chalet. Del interior de este helicóptero, sale un comando compuesto por cinco hombres, que toman prácticamente la torreta; han bajado por cuerdas especiales para estos casos. Uno de ellos, después de escalar la cúpula del pararrayos, logra hacerse con el paracaídas y la bolsa.Los federales apostados en la puerta del chalet, piden a voces que les entreguen el paracaídas y la bolsa, pero estos señalan con la mano hacia la costa.

Efectivamente, la invasión de la costa norte de Almerimar ya es un hecho y no se debe arriesgar más.

Los dos submarinos de la hoz y el martillo, también han desplazado hasta el centro del puerto deportivo, unas lanchas rápidas con hombres adiestrados para tales fines.

Los helicópteros se van a través del interior, pasan los invernaderos de Tierras de Almería, la Urbanización de Roquetas de Mar y girando un poco a su derecha, llegan sanos y salvos a su base.

- Han llegado sin problemas, comenta el jefe de los federales. Daniel ha escuchado la notificación por la radio.

- ¿Qué pasará ahora? Le pregunta al jefe federal.- No lo sé, yo de momento, lo que quiero ahora es recuperar

a mis hombres. Rápido, a los coches, ordena por radio, antes de que los marines nos corten el paso de la carretera.

- Si están mas cerca los de la hoz y el martillo…observa nuestro hombre. ¿Por qué le preocupa tanto los marines?

- Alta política, amigo mío. Sabemos por experiencia que los rusos nunca atacarían a un país neutral como es España.

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- ¿Por qué cree que los marines si atacarán?- La experiencia nos dice que estos no creen en esa

neutralidad. Le voy a contar una cosa mientras llegan mis hombres… o los marines: El presidente Felipe ha propuesto al Congreso y al Senado que aprueben la construcción de la doble pista, según él, este proyecto nos aseguraría la neutralidad para toda la vida.

- ¿En que consiste ese proyecto de la doble pista?- El proyecto es el siguiente: Desde Cádiz hasta Santander se

construirán dos pistas para que puedan aterrizar todos los aparatos volantes.

- ¿Por qué dos y no una?- La de la derecha se le alquilaría a los americanos y la de la

izquierda a los rusos, de esta manera, ninguna de las dos potencias tendría interés en destruir su magno aeropuerto.

- A primera vista, parece interesante el proyecto, pero… ¿Eso debe costar mucho dinero?

- Bueno, es lo que ahora se discute, porque la conveniencia de su construcción solo el Guerra la pone en duda. La oposición “fraguista” puso algunas reservas a la construcción de la pista de la izquierda, pero ante la posibilidad de que España se quedara sin la otra pista de la derecha, acabó cediendo.

- Interesante, por lo visto, todos de acuerdo.- Eso es así, cuando se trata de patriotismo, todos se ponen

rápidamente de acuerdo y… ¡Vámonos! Que ya llegan los marines.- Pero… ¡Y sus hombres, y el paracaídas y la bolsa! ¿Qué

pasa con todo eso?- No se preocupe, ya lo escucharemos a las 8,30 en el

telediario, ahora suba a su bólido y desaparezca de aquí, yo no pienso quedarme atrás esta vez.

Dijo eso montando con su compañero en el coche y lanzándose a toda pastilla hacía el pueblo de San Agustín.

A este hombre le deben gustar los santos, pensó nuestro hombre.

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DANIEL EN EL HOTEL QUINIELA

Con todo lo ocurrido esa tarde nuestro hombre tuvo que prescindir de su siesta, una vez separado del jefe federal, se fue directamente al herbolario de Roquetas de Mar. Cumplida su misión en este punto, se desplazó a Almería capital. Luego torció a la derecha, y una vez rebasada la gasolinera y el puente, enfiló su bólido hacia la barriada del Zapillo.

En la herboristería de esta barriada comentó el tiempo que hacía y poco más. Viendo que el trabajo a realizar era muy reducido, pasó de seguida al hotel mencionado que se encuentra en la misma barriada. Aquí se dispuso, como es costumbre suya, a rellenar su quiniela y a beber algo. También esperaba hacer tiempo para que comenzara el telediario.

Un hombre ocupó la silla contigua en la misma mesa.- ¿Otra vez usted?, comentó nuestro hombre.- Así es, tengo órdenes del Presidente del Gobierno y he

venido a cumplirlas.- ¿Puede saberse en que consisten esas órdenes?- Aunque es largo de contar, empezaremos por partes. 1º ¿De verdad la bolsa del paracaídas solo contenía cáscaras

de nueces y peladuras de manzana?- También dije que contenía pepita de uva.- Bien, ¿pero solo eso?- Solo eso, ¿Por qué?- Así las cosas se complican mucho más, me parece que va a

tener que realizar un viajecito esta noche.- Ni hablar de eso, en cuanto vea el telediario me meto en la

cama y de allí no me sacan ni los marines.- Bueno, de momento veamos lo que dice el telediario, al

menos tendremos la versión oficial de cara al país.- ¿Me llamaban?

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Un hombre alto y de cara ancha, con una cartera en la mano se identificaba. Soy periodista y al oír el nombre de mi periódico creí que me llamaban. Dijo esto mostrando el carné que le identificaba.

¡Solo nos faltaba esta…! -Comentó el jefe federal en bajito.- Siéntese, los hombres de la prensa siempre son bienvenidos

tanto a las dieciséis, como a las dieciocho, como a las veinte treinta horas.

- He oído el nombre de mi revista y creí que me llamaban. ¿Es así?

- Una manera muy singular de presentarse, ¿verdad? Comentó nuestro hombre dirigiéndose al jefe federal.

- Es así, pero ellos cumplen con su trabajo, por lo tanto lo mejor es facilitarles las cosas. Tomen asiento ambos –dijo- y las preguntas, por favor, después del telediario.

El dieciséis era un hombre rubio, con cara blancuzca, pero de una mirada penetrante, y como luego demostró, muy agudo en sus preguntas.

- Ante todo mi identificación y mis excusas. Dijo esto, lanzando su carne de periodista con el nº 16 bien identificable.

- Por favor, recojan sus credenciales y en esta media hora que dura el telediario no quiero preguntas.

- No faltaba más. Dijeron corteses los dos ases de la prensa.El telediario de las 20,30 comenzó como de costumbre,

anunciaron los titulares y ni una leve reseña de la invasión de la costa de Almerimar, por los marines y los rusos.

- Nada de nada. Comentó nuestro hombre.- Esperemos, a veces dicen eso de…Acabamos de recibir una

información de última hora…todo tiene su truco, ¿sabe? a veces esto es cierto, pero otras es simplemente un truco para subsanar olvidos de las chicas.

- ¿Los chicos no se olvidan nada?- Sí, también se olvidan algo, pero mucho menos, se lo puedo

asegurar.- Esa diferencia… ¿A que se debe? - preguntó nuestro

hombre.

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- Pura coquetería femenina, antes de ponerse ante la cámara todas van al tocador, y muchas veces allí se dejan las reseñas informativas.

- ¡AH…..! Ya…- Cuando vuelven, alguno que se la encuentra se la alarga,

pero el espacio dedicado a esa información ya ha pasado.- ¿Es por eso que dicen, lo de última hora?- Muy original sí señor.- Así es comentó por lo bajito el 16.- ¿Usted cree que es así? Preguntó nuestro hombre al

periodista que se identificó con todo el país.- Pues sí, creo que es una buena idea el hacerlo así, casi nadie

nota el fallo.- Si, eso es verdad, yo nunca había notado nada, solo había

visto que la mayoría de las presentadoras salen muy bien peinadas, pero nunca había sospechado nada de esto.

- ¡Un momento! Ahí está el del bigote anunciando la noticia de última hora. Prestemos atención –dijo el jefe federal.

El del bigote, siguió dentro de su pantalla de cristal, y dijo: - Parece ser que una flotilla de submarinos no identificados

han conseguido asaltar la embajada de Arabia Saudita en Almerimar. Continuó: nada se sabe de la nacionalidad de unos barcos de guerra, que al parecer, observaban de lejos la operación. También parece ser que la Segunda Bandera Paracaidista y parte de la primera se lanzaran en breve en esa zona, para evitar daños materiales a dicha embajada. De momento no tenemos más noticias, solo añadir que algunos federales de la policía tuvieron que refugiarse en dicha embajada. De recibir algún otro comunicado en relación a este suceso, no muy claro de momento, les tendremos informados.

- Ya lo ven, ya tengo lo que necesitaba. –dijo el jefe federal.- ¿Qué es lo que tiene? –dijo Daniel- Por que todo eso suena

a cuento, o al menos realidad muy deformada.- A mí lo que me importaba saber es donde se metieron mis

hombres y ya lo sé.- ¿Qué ya lo sabe? Pero si ha dicho en la embajada de ese

país árabe.

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- Eso es, pero es que el chalet de ese árabe resulta ser una embajada camuflada de ese país. Esta camuflada en esta zona por temor a los terroristas del Séptimo Cielo.

- ¡Pues anda, que sabe uno por donde andan las cosas! Estoy más despistado que una rata en un garaje.

Los dos periodistas afilaron sus lápices con unas maquinillas a pilas que cada uno llevaba encima, y se pusieron a tomar nota de todo lo que hablaba el jefe federal.

- No hay problema, dijo, los deportes a mi no me interesan, y la noticia que quería ya la tengo. Si lo prefieren subimos a la habitación de Daniel y allí hablamos.

- ¡Pero…, si yo lo que quiero no es hablar, lo que quiero es dormir!

- De eso nada. Insistió el jefe federal, ya subiendo por las escaleras hasta el piso 3º puerta 309 que es la que ocupa nuestro hombre. En medio de las escaleras había dos robustos hombres que saludaron al jefe federal.

- ¿Quiénes son estos? -Preguntó Daniel.- Uno es el “Muelas” y el otro es el “Desnucador”. Son mis

hombres de confianza.- ¿Qué hacen aquí?- Les mandé se mantuvieran aquí para velar tu sueño.- ¡Mi sueño…! ¿Velar mi sueño…? ¡Será posible! Yo no

necesito que nadie vele mi sueño.- Ya, pero a veces es preciso asegurarse de que nadie le

moleste. ¿No te parece?- Si usted lo dice.Todos entraron en la habitación y los cuatro hombres se

acomodaron como pudieron. Los periodistas sacaron de sus maletines unas máquinas y mesitas plegables muy reducidas, pero parecían eficaces. También pusieron las máquinas fotográficas a relentín, para que ellas solas fueran haciendo las fotos.¡Estos si que son verdaderos ases del periodismo…! Así cualquiera, -pensó nuestro hombre para sí.

- ¿Por qué me dijo antes que esta noche tenía que hacer un viaje?

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- Es muy simple, comentó el jefe federal. El paracaídas lo rescataron los helicópteros españoles…

- ¿Luego hubo de verdad lanzamiento de paracaidistas en esa zona…? Preguntaron los dos periodistas a la vez.

- No, no se lanzaron paracaidistas.- ¿Pero…Usted acaba de decir…?- Oye –dijo el federal dirigiéndose a Daniel- ¿Por qué no les

explicas tú esto del lanzamiento?- De acuerdo, lo explicaré yo.- ¿Usted es paracaidista? Volvieron a preguntar los dos ases

del periodismo.- Yo fui paracaidista.- Luego ahora no lo es, y por lo tanto no ha podido participar

en el lanzamiento.- Si que he participado, aunque no he saltado.

Ambos periodistas se miraron estupefactos y a la vez preguntaron:- ¿Qué quiere decir con eso de…Sí he participado, pero no he

saltado? ¡No nos tome el lápiz, por que ahora los tenemos muy afilados!

- Calma, un poco de calma, y verán que todo tiene su explicación. Nadie pretende tomarle el pelo a nadie,- intervino el jefe federal-, si le he dicho a Daniel que él explique esta parte es por que la conoce mejor que yo.

- Daniel continuo-. Yo fui el que lanzó el único paracaídas que se ha lanzado esta tarde en esta zona, lo lancé desde el Viso del Ciprés con una bolsa colgada.

- ¡El contenido de esa bolsa…! ¿Qué contenía esa bolsa? Eso es lo que más interesa a nuestros lectores.

Nuestro hombre se volvió hacia el jefe federal interrogándole con la mirada. Este respondió:

- Miren ustedes, si prometen no publicar hasta pasadas 24 horas lo del contenido de la bolsa, se lo diremos. En caso contrario, tendremos que omitir ese pequeño detalle. Promesas rotas nunca son buenas para la fama de un periodista.

Todo El País prometió rápido, pero el nº 16 se mostraba reticente.

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- En ese caso salga usted un momento y se lo diremos a su colega, después vuelva a entrar.

- ¡Eso jamás! -dijo un poco exaltado el 16-, ¡A mi no me pisa nadie una información! Remachó.

- Bien, prométalo como su colega y basta, a mi me basta con su palabra, el mal que produce la palabra incumplida siempre es mayor para el que la incumple.

Ante la disyuntiva de prometer o quedarse sin la información, el nº 16 prometió y juró.

- No es preciso que jure, me basta con su palabra. Dijo muy tranquilo el jefe federal. Daniel prosiguió:

- El contenido es el siguiente: Cáscaras de nueces.- ¿Cuántas?- Cien gramos, más o menos.- ¿Algo más?- Peladuras de manzanas.- ¿Agrias o dulces?- Pues… no recuerdo esto, pero el peso debería ser unos

150gramos.- ¿Algo mas, que llevara la bolsa?- Sí, también iban unas 150 granillas de uva, (pepita de uva)

¿saben?- Sí, ahora sabemos algo más que antes sobre el contenido de

la bolsa. Pero… ¿Y los planos?- ¡Planos…! ¿Quién les ha dicho que había planos dentro de

la bolsa?- Eso es lo que se rumorea… y si no que se lo digan al

Presidente.- ¡Presidente…! ¿Qué es lo que pasa con el Presidente?- A esta pregunta responderé yo, -dijo el jefe federal.- Aquí es donde está el meollo de la cuestión, relacionado

con el viaje de esta noche. Los helicópteros españoles, rescataron el paracaídas y la bolsa, de la embajada árabe y la llevaron a la base OTAN de esta zona. Como es costumbre en estos casos, el jefe del comando comunicó al Presidente del Gobierno el feliz éxito de la operación.

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- ¡Y…! ¿Qué pasó? Preguntaron todos a una al ver que el jefe federal paraba de hablar, con la mano en la frente.

- Pues pasó, que el Presidente Gonzáles dio órdenes tajantes de que la bolsa no la abriera nadie ni saliera del helicóptero, hasta recibir nuevas órdenes suyas.

- ¡Y…! ¿Eso por que? Interrumpió el as de todo El País.La cosa se ha complicado demasiado: La embajada árabe

reclama la bolsa, alegando que esa bolsa estaba en un territorio de su nacionalidad. Bruselas a su vez la reclama, alegando que es la sede de la OTAN.

- ¡Pero…! ¿Qué tiene que ver eso? Los helicópteros y el territorio son españoles. Comentó nuestro hombre.

- Ahí no acaba la cosa, resulta que el presidente norteamericano Rehagan, ha ordenado a la sexta flota atacar la base y todo el litoral Almeriense si no le entregan la bolsa con su contenido.

¡Abrase visto otra cosa igual…! ¿En que se basa para tales pretensiones? Objetó el 16.

- Tiene dos argumentos para tal reclamación: La primera es, que el jefe de la base y el de la OTAN son americanos.

- ¡Claro…! Esta es una argumentación de autoridad, dijo Daniel y… ¿Cuál es la otra?

- Que sus barcos fueron los primeros en avistar ese paracaídas.

- Hombre… Este argumento de ser el primero siempre se respetó bastante.

- Gonzáles… ¿Por qué no accede y le da la bolsa? Preguntó el de todo El País.

- Simplemente por que Guerra, con la mitad del gobierno a su favor, aseguran que la invasión ordenada por Rehagan, ha sido un acto de avasallamiento y de no respeto a la soberanía nacional. Si Gonzáles cede habrá crisis de gobierno.

- ¡¿Crisis de gobierno ha dicho?! Preguntaron los dos ases del periodismo a una.

- Eso he dicho y lo mantengo.

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- ¡Entonces…! ¿Lo que mueve a nuestro Presidente a no entregar la bolsa, es la crisis que pueda producirse dentro de su gabinete y de su partido?

- En absoluto, lo que hace que Gonzáles mantenga su postura, es el contenido de la bolsa. Al informarle yo sobre el contenido de la misma, asegura que Rehagan se sentirá burlado y creerá que le han cambiado la bolsa, tomándole la cabellera.

- ¿Qué quiere hacer entonces? –Preguntó Daniel muy intrigado..

- Es un grave problema; si no le entrega la bolsa, la invasión de la base y el litoral es segura, y si la entrega con ese contenido, teme que cambie de opinión.

- ¿Qué va a pasar por que no quiera invadirnos?- Lo que Gonzáles teme es que desista de invadirnos y

autorice el lanzamiento de los cohetes.- ¿Qué cohetes? Preguntaron todos a una.- Los cohetes de gas que harían de todo el Sur de España un

autentico desierto. Ya ha exigido que el costo de la invasión de esta tarde, la pague el gobierno español en dólares americanos.

- ¡Si lo hicieron ellos, por su cuenta y riesgo! -gritó Daniel- ¡Esto es una tomadura de pelo!

- Ya, pero ellos alegan que lo hicieron en previsión de que los rusos pudieran alcanzar antes que ellos la bolsa, y quedara Occidente a merced de esta potencia. En una palabra, invadieron para protegernos y según su teoría, cada país ha de contribuir a sufragar los gastos de su protección.

- Visto así, la cosa puede tener su razón…- Así lo ha entendido nuestro presidente y ha accedido a

pagar los gastos, para evitar males mayores.- ¿Qué dice el Guerra de esta decisión?- Nada, se ve que ha visto su realidad. No tiene barcos para

atacar a los Estados Unidos, ni honra que rescatar. Solo un silencio es ahora su portavoz y su gabinete.

- Aquí lo que interesa saber – dijo todo El país – es saber los planes de Gonzáles para salvar tan grave situación.

-Eso, los planes, dijo el nº 16.

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- Los planes son los siguientes: El que lanzó la bolsa al aire, es en definitiva el culpable, y por lo tanto a él concierne hacer otra bolsa y otro paracaídas igual.

- ¿Que me dice…? ¡Yo responsable de todo este jaleo!- Así es, aquí tiene una bolsa y un paracaídas idénticos.- Entonces… ¿Qué es lo que falta?- El contenido, hay que meter dentro la fórmula de la

extracción de la flourita. Esa fórmula según los informes que tenemos del CESID, la conoce su amigo Miguel y por lo tanto esta misma noche tiene que ir a verle.

- ¡Yo no voy a Orgiva ahora!- Usted no va a Orgiva, va a Laujar, allí es donde está

pasando unos días de vacaciones su amigo.- Si que está bien enterado de todo.- No creerá que iba a venir aquí confiando en que usted lo

supiera. -Claro, eso si que es un detalle bueno por su parte, todo a

punto y arregladito, comentó con cierta sorna y por lo bajo nuestro hombre.

- ¿No puede ser otra cosa? ¿Ha de ser esa fórmula?- Si es lo que nuestro Presidente cree, esto es lo único que

contentará a nuestro fiel amigo, defensor y aliado.- ¿Por qué está tan seguro de esto Gonzáles?- Ya han tomado nuestros servicios secretos contactos con la

CIA y la CAGEB y con los servicios secretos de la mayoría de países. Todos están de acuerdo en colaborar para no irritar más al “Actor” yanqui.

- ¿Y que hará con esta fórmula? En caso de que mi amigo Miguel acceda a dársela.

- Parece ser que tienen intención de explotar unas minas abandonadas en la alta y reseca California. Esto le contentará.

- ¡Cuestión de plata…! ¿No?- Así es, los mayores asuntos de estado, casi siempre son

resueltos a base de ceder algo de plata.- ¡AH…! ¿Por eso hay tan poca en este país?- Por favor se lo pido Daniel, no divague. ¿Hará ese servicio

a su Patria y a todo el mundo Occidental?

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- Claro que sí, solo que usted me ha de acompañar, mi amigo Miguel tiene un sueño muy pesado, y esto urge… ¿No es así?

- Claro que urge.- Pues hala, a recoger los trastos y nos vamos.- Ustedes ya saben, hasta dentro de 24 horas ni una palabra

del contenido de la bolsa, ya conocen de sobra las razones.- Solo faltaba eso, faltar a nuestros compromisos. En

situaciones como estas jamás. Contestaron ambos ases del periodismo a la par.

Nuestros hombres salieron del hotel y el jefe federal y Daniel se marcharon rumbo al mar.

- ¿Por qué vamos hacia el mar? -Preguntó nuestro hombre- que yo sepa Laujar no tiene puerto de mar, está en el centro de la Alpujarra almeriense y a mil metros de altura sobre el nivel del mar.

- Eso es cierto, pero las carreteras que conducen a Laujar están plagadas de hombres de mi confianza. Pero también he recibido informes, que han visto agentes de un país árabe, el cual no está muy conforme con la solución adoptada por nuestro juicioso Presidente.

- ¡Eso quiere decir que iremos por mar hasta Laujar! ¿Han abierto ya el canal que conduce el agua y los barcos hasta ese pueblo?

- Ese fue uno de los primeros proyectos en discusión, pero fue abandonado al presentar otro mucho más rápido, y al parecer mucho más eficaz, los agentes de la hoz y el martillo.

- ¿De verdad confía en esa gente?- En absoluto, yo nunca confío en nadie, pero aprovecho

todas las ideas buenas vengan de donde vengan.- ¿Así que iremos por aire?- Así es, los submarinos rusos van provistos de unas

máquinas voladoras biplazas, y nos han ofrecido sus servicios.- ¿Y los piensa utilizar?- Pues claro, es la única manera de que confíen en que ellos

se harán con esa fórmula.- ¿Tan seguro está de que no se harán con ella?- Hombre…, seguro seguro…, no hay nada en este trabajo,

pero mi plan creo que es perfecto.

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- Mira, allí se ven los submarinos. Al llegar a la playa, el jefe federal lanzó una bengala, y

pasada media hora escasa, aparecieron las dos máquinas voladoras.- Rapidez, exclamó nuestro hombre, un tanto irónico.Los rusos hablaban un perfecto castellano con acento catalán.- ¿Han estudiado ustedes en Cataluña? Pregunto muy cortes.- Suba. Fue la única contestación que recibió.- Parece que no son muy amables estas gentes.- Simplemente no les gustan los curiosos, aseguró el jefe

federal. Efectivamente, estos agentes rusos han sido reclutados entre los descendientes de los niños españoles que se llevaron de Cataluña, durante la contienda civil española. Muy observador, aseguró el jefe federal mientras subía a su biplaza.

El recorrido hasta Laujar fue todo un éxito. En cuestión de dos horas y media, recorrieron los diez kilómetros escasos, que separa en línea recta Almería de Laujar. Además la conversación con los rusos fue muy interesante: suba al principio y baje al llegar. No se cruzó ni una sola palabra más durante todo el recorrido, aunque hay que hacer constar que Daniel lo intentó un par de veces.Ya en tierra, nuestro hombre le dijo al jefe federal:

- ¿No cree que habiendo venido en coche hubiéramos ahorrado tiempo y favores?

- Cierto, pero esta gente estaba muy interesada en prestarnos sus servicios, y nunca hay que desairar a una potencia militar de esta envergadura.

- Esta es la casa donde duerme su amigo Miguel.- Pues hala, ya pueden empezar sus hombres a derribar la

puerta.- No será para tanto, ya verá como da resultado este truco.El jefe puso un aparatejo, parecido a una brújula, junto al

pulsador del timbre de la casa. Y le dijo: Ya puedes pulsar el botón. Nuestro hombre pulsó el botón y la verdad es que aquello funcionó. Miguel salió en pijama y se arrojó por la ventana. Suerte que fue a caer encima de un carro de paja que había estacionado debajo de la ventana.

-¿Qué pasa…? ¿Qué pasa…? Dijo Miguel levantándose y sacudiéndose la paja a manotazos.

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- No Pasa nada, ábrenos la puerta y te diré lo que necesitamos de ti.

- ¡La puerta…! ¡Abrir la puerta…! Y… ¿Como la voy a abrir? –Dijo Miguel– Yo no duermo con la llave dentro de la boca, como el amo del Lazarillo de Tormes.

- Eso es verdad, dijo el jefe federal, debió salir por la puerta.- ¡Eso digo yo…! ¿Por qué he salido por la ventana?- Va, no tiene importancia, súbase al carro con su amigo y

que él le ayude a entrar de nuevo por la ventana.Así lo hicieron y en cuestión de minutos los tres hombres

charlaban animosos dentro de la cocina. Los rusos no quisieron entrar, argumentaron que tenían que controlar sus hermosas naves voladoras. Fue un gran favor que nos hicieron.

- ¿Un vasito de este vinillo del terreno? Dijo Miguel.- Claro que sí, a estas horas nos caerá de maravilla.- Queremos la fórmula de la extracción de la frourita de las

minas de Orgiva.¡Queeeee….! Exclamó Miguel, mientras dejaba caer la jarra

encima de la mesa.- Eso que has oído remachó Daniel. Mira Miguel, si no fuera

tan serio el asunto y tan urgente no te habríamos molestado a estas horas, no pidas más explicaciones y dánosla.

- Tú sabes que este asunto puede costarme mi puesto en las minas.

- Ya lo sé, pero confía en mí y verás como no te pasa nada.- Toma, habla tú mismo con la Moncloa –dijo el jefe federal

alargándole a Miguel una radio portátil.A poco Miguel nos miró asombrado a ambos y dijo.- ¡Si no lo veo no lo creo! ¡He estado hablando directamente

con el Presidente Gonzáles y con el Ministro de Industria!- ¿Nos dará la fórmula? Preguntó el federal.- Hombre, no querrá que pase yo por un mal patriota.En cuestión de minutos, Miguel garrapateó unos doce folios

por ambas caras, y con gesto algo cansado dijo:- Ahora la responsabilidad es vuestra, ahí tienen lo que han

venido a buscar.

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- Eso es trabajar rápido y eficaz, comentó Daniel, dirigiéndose al jefe federal.

- Este dijo: Échanos otro vasillo de este vino, pues está muy bueno y esto hay que celebrarlo. Mientras tanto usted –dijo dirigiéndose a Daniel-, ate esta bolsa a este paracaídas exactamente igual que tenía atada la otra.

- ¿Por qué mete papeles en blanco dentro de la bolsa?-¡No querrá que meta la fórmula en esta bolsa! La fórmula

verdadera irá en esta otra y con este otro paracaídas por carretera. Mis agentes se encargarán de llevarlo a la base OTAN. Nosotros nos iremos con los rusos, para cuando lleguemos a Almerimar, seguro que ya estarán los papeles en Bruselas o rumbo al Pentágono.

- ¡Muy original…! -dijo en tono irónico nuestro hombre- ¡Admiro su inteligencia! Si los rusos descubren que no hay nada escrito en esos papeles, verás lo que harán con nosotros.

- No se preocupe, tenemos muchos agentes nuestros en Moscú que de seguro intentarán liberarnos.

- Siendo así no hay por que preocuparse, eso es verdad.Por suerte para nuestros hombres, los rusos tenían órdenes

tajantes de apoderarse de los papeles, y emprender la huida sin llevarse a nadie consigo. Según se supo luego, eso era debido a que los submarinos ya no admitían ni un kilo más de peso.

Cuando nuestros dos hombres llegaron a la plaza, donde estaban estacionadas las dos naves voladoras; uno de los agentes rusos sin mediar palabra, sacó una pistola y con la culata de la misma, le dio un golpe en la cabeza al jefe federal, de un tirón se apoderó del paracaídas y de la bolsa, mientras el otro agente encañonaba con otra pistola a Daniel. Los dos subieron rápido a las naves y se elevaron en cuestión de veinte minutos aproximadamente. Nuestros dos hombres quedaron; uno en el suelo y el otro boquiabierto viendo la rapidez con que huían del lugar de la agresión. Por fin el jefe federal dio señales de vida y dijo:

- ¿Se han ido ya…? ¡Esos hijos de…!- Sí, ya se han ido, puede levantarse y saludarles aún con la

mano.Eso era verdad, pues a pesar del tiempo transcurrido, las

naves aún evolucionaban por encima de los árboles, quizá les

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costaba encontrar el camino de regreso, o se habían extasiado con el maravilloso paisaje de esta villa. Por fin desaparecieron de la vista de nuestros dos hombres.

- ¿Le duele mucho? -Preguntó Daniel.- Sí, aún me duele, y parece que me ha salido un buen

chichón en esta parte de la cabeza. Ya me lo esperaba, no he querido responder al golpe para que se fueran rápido, pero la próxima vez ya me las entenderé con ellos. Ha salido bien lo de dejarme caer como si hubiese perdido el conocimiento, ¿verdad?

- Ha sido una actuación teatral magnifica, Hasta yo creía que estaba muerto. ¿Ahora que hacemos? Por que sus hombres ya se marcharon por carretera.

- El vino de tu amigo Miguel estaba muy bueno, allí esperaremos la noticia de la llegada de la fórmula a su destino.

- La idea me parece muy buena, vamos para allá, aunque no se si le parecerá tan buena a mi amigo Miguel.

- ¿Pongo el aparetejo ultrasónico? o llamo al timbre normalmente.

- Más vale que no lo ponga, por que veo que el carro de paja ya se lo han llevado.

Daniel tocó al timbre y Miguel salió rápido, al abrir la puerta exclamó:

- ¡NO…! ¿Vosotros otra vez?- Menos más que no te has dormido.- La verdad es que del trabajo realizado me dio hambre y

fíjate lo que tengo preparado.- Fenomenal, dijeron los dos a la par sentándose a la mesa.

La mesa desde luego prometía: Había buen vino de la comarca de las bodegas de Laujar, jamón de Trevelez, Queso de oveja de Yegen,Longaniza y morcilla de Pampaneira. Desde luego Miguel no se estaba de nada y nuestros hombres se prepararon para lo mejor primero, y si luego venía algo peor pues…, ya verían como salir del atasco, de momento decidieron dar buena cuenta de aquel festín.

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LA FÓMULA LLEGA A SU DESTINO

Un agudo pitido llamó la atención de nuestros hombres que, en ese mismo momento, comentaban acaloradamente los acontecimientos del día, se notaba que el vino iba haciendo efecto en sus cuerpos y en sus mentes.

- ¿Qué pasa…? Contestó el jefe federal poniéndose al radioteléfono.

- Jefe, póngase en la clave dos. Dijo una voz por la radio.- Puesta clave dos.Algo se oyó, pero Daniel y Miguel no entendieron nada.- ¿Qué dicen? Preguntó Daniel- No lo sé.- ¿No lo sabe?-No, la clave dos se graba en cinta, más tarde esa cinta hay

que meterla en una sustancia vulgar, y es cuando se descifra el mensaje ya dentro del casset.

- Trae un jarro con agua, ordenó el federal.Miguel trajo un jarro con agua, el federal metió la cinta

dentro y le echó un poco de vino tinto y la dejó unos diez segundos dentro. Después sacó la cinta la sacudió y volvió a colocarla en el casset. Este reprodujo en un perfecto español el mensaje, era este:

Fórmula flourita ha salido rumbo al Pentágono, vía Bruselas. Misión cumplida, saludos.

- Muy eficaces sus hombres, se ve que están bien entrenados.- Ya lo creo que están, son los mejores. Préstanos tu coche

Miguel, mañana te lo devolvemos, no quiero que cuando lleguen los rusos a la base, estemos nosotros ausentes, quiero desquitarme del golpe.

- ¿Quieres decir que se atreverán a atacar la base OTAN de Almería?

- Casi seguro, esta gente no suele aceptar los golpes bajos de buen grado.

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- Podéis llevaros mi coche, con tal de que el miércoles lo tenga aquí. Es que el jueves pienso ir al mercadillo de Orgiva para comprarme unos pantalones, ya sabes que en ese mercadillo se encuentra de todo y a muy buen precio. Dijo esto dándole las llaves a Daniel.

- Gracias Miguel; por el vino, por la comida, por todos los favores y por… -interrumpió el jefe federal- por los servicios prestados a la patria y todo Occidente.

- Gracias a vosotros por marcharos y dejarme dormir de una vez, contestó Miguel sonriendo.

Cuando a otro día Daniel enfilaba la nacional 340 de regreso a su casa se cruzó con el jefe federal que iba en el coche de Miguel.

- ¿Dónde va? Le preguntó.- Voy a devolverle el vehículo a su amigo y…, ya hablaremos del asunto de los botes de humo otro día, no crea que he olvidado.- ¡Caramba…! Yo creía que eso no le había afectado a su

buen humor.- Eso es cierto, pero ya le digo que algún día le recordaré la

bromita de la humareda, se lo aseguro. Dijo esto sonriendo mientras aceleraba su vehículo.

- Adiós, que se ahume bien, contestó Daniel a la par que aceleraba su bólido.

Al llegar a casa todo era normal, y como siempre, los pequeños Raúl, Mónica y Belén, le exigieron que les contara la historia de la bruja que se disfrazó de vaca.

Daniel, después de abrazarlos y besar a su mujer, se duchó y cogiendo a los pequeños en sus rodillas comenzó su historia.

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LA BRUJA QUE SE DISFRAZÓ DE VACA

Esto era una vez una vaca que estaba pastando en el bosque. Acertaron a pasar por allí, la Belén, Mónica y Raúl. La vaca les dijo:

- ¿Dónde vais pequeñuelos?- ¡Mira…! Una vaca que habla, dijo Raúl.- Es verdad, -dijeron las dos mellizas.- ¿Por qué comes la hierba como las vacas y hablas como las

personas? Preguntó Raúl.- Yo soy una vaca mágica.- ¡Una vaca mágica…! Y… ¿Cómo es eso? -Preguntaron las

mellizas.- Montarse encima de mi lomo y os llevaré a mi casa, allí

veréis todas las cosas que yo puedo hacer. Lo pasaréis muy divertido, os lo aseguro.

Los pequeños montaron a lomos de la vaca y durante el camino, la verdad es que se lo pasaron muy bien.

- Arre vaca, decía la Mónica mientras le daba palmaditas en el lomo.

- Corre vaca, decía Raúl, mientras disparaba huesos de almecina, con su canutero de caña, a todos los conejos que veía en el camino.

- La Belén no hacía más que dar culetazos encima del lomo de la vaca, a la par que decía: ¡OH…! Que divertido es esto… Divertido muy divertido.

Casi al anochecer, la vaca y los tres pequeños llegaron a una casa que estaba bastante solitaria. Los tres pequeños bajaron del lomo de la vaca y esta les dijo que se esperaran en el patio. Estos estuvieron esperando un buen rato hasta que de nuevo llegó la vaca y les dijo:

- Ya es tarde y lo mejor es que os quedéis aquí, dormiréis en la paja con mis hijitas las vaquillas.

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- Es que nuestros padres nos están esperando, muéstranos las cosas que haces y llévanos a casa -Dijo Raúl con cierta preocupación.

- No, ya es muy tarde, quedarse ahí y mañana os llevaré, después de enseñaros todo lo que yo se hacer.

Entraron en los bajos donde había mucha paja y seis vaquillas, estas parecía que dormían.

- ¿Hablan también tus hijitas preguntó la Belén?- Sí hablan, pero hasta mañana no lo harán, ahora están

durmiendo.Los peques se tumbaron en la paja y pronto se quedaron

dormidos. Este día habían jugado mucho, y además el viaje los había cansado más que de costumbre.

Cuando al día siguiente se despertaron, ya era tarde, y se sorprendieron de no ver allí a las vaquillas.

- ¡Mira Raúl! –Dijo la Mónica– toda sorprendida al no ver allí a las vaquillas.

- ¡Es verdad! Mira Belén, las vaquillas se han ido.- ¿Por qué me despertáis? – Dijo la Belén – restregándose los

ojos. ¡No están las vaquillas…! ¿Dónde se han ido?- No lo sabemos, cuando la Mónica se ha despertado ya no

estaban.Unas risas muy estruendosas llenaron de pánico a nuestros

tres pequeños. Je, je, je,… je, je, je,… ¡Con queréis divertiros! No es así, ¿verdad? Pues hala, a divertiros fregando los platos y barriendo toda la casa. De aquí en adelante ya no veréis más a vuestros padres y me serviréis durante toda la vida a mí y a mis hijitas las brujitas.

- ¡Que fea es esta bruja…! -Dijo la Belén- tapándose los ojos con las manos.

- ¡Si, muy fea…! -dijo Raúl.La Mónica se echó a llorar -diciendo:- ¿Donde está nuestra amiga la vaca que hablaba? Y las

vaquillas que dormían con nosotros ¿Dónde están? -Dijo esto- entre suspiros y sollozos.

- ¡Eso…Eso…! ¿Dónde está nuestra amiga la vaca que nos trajo aquí? - Dijo esto la Belén sollozando con cierta rabia, al mirar de nuevo a aquella bruja tan fea.

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Raúl miraba a la bruja, pero no dijo nada, no lloraba. Se veía claro que los dos años que les llevaba a sus hermanas se le notaba. Algo pensaba, al final se decidió a hablar.

- ¿Dónde están la vaca y las vaquillas? Y… ¿Por qué nos quieres retener aquí trabajando para ti, cuando nuestros padres ya deben estar preocupados por nosotros?

Aquella fea bruja no se ablandó por el llanto de los niños y volvió a reír estruendosamente: Ja, ja, ja,…ja, ja, ja… Esa vaca que decís es vuestra amiga soy yo. Ja, ja, ja,… ja, ja, ja,… ¿Habéis visto alguna vez una vaca que hable? Sois unos niños muy tontos. Mirar, aquí vienen las vaquillas que visteis, eran seis… ¿verdad? Pues aquí las tenéis.

Los niños no podían creer lo que veían; seis brujas muy jóvenes volaban en sus escobas haciendo prácticas por el patio de la casa.

- Os he engañado para poder traeros hasta mi casa, de aquí ya no saldréis más nunca. Así que a fregar y a barrer que yo voy a darles clases de vuelo a mis hijitas, como veis, aún no saben volar muy bien.

- Danos algo de comer, -dijo Raúl- tenemos hambre y así no podemos trabajar.

- Así me gusta dijo la bruja, ir a la cocina y allí encontrareis comida, podéis comer lo que queráis, pero después a trabajar, si no lo hacéis todo bien os pondré las cadenas por la noche y además no os daré comida.

Raúl cogió a la Belén y la Mónica de la mano y se las llevó al piso alto donde estaba la cocina, mientras subían las escaleras y durante la comida Raúl aconsejó a sus hermanas -les dijo:

- No hay que llorar ni ponerse tristes, ya veréis como papá vendrá a salvarnos con el Tío Din y el Porreta, llegará pronto y le dará su merecido a la bruja mala. Ahora, nosotros vamos a trabajar para que la bruja no se irrite ni nos pegue.

- ¡Pero si papá no sabe donde está esta casa! -dijo la Mónica- ¿Cómo va a llegar hasta aquí? Estamos perdidos, yo me quiero ir. -Dijo esto- disparándose a llorar y soltando un montón de lágrimas-… ¡Yo me quiero ir…! -repetía- entre sollozos.

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La Belén por eso de no ser más ni menos, o por que verdaderamente sentía lo mismo que su hermana melliza, también rompió en copioso llanto. ¡Vámonos de aquí…! ¡Vámonos…! Repetían las dos llorando a mares.

- Hay que ser fuertes -dijo Raúl- mientras se limpiaba unas lágrimas que habían escapado a su control y corrían por sus mejillas. Tenemos que ser fuertes y preparar un plan para escapar.

- ¿Qué plan? –dijeron las mellizas dejando de llorar.- Aún no lo tengo muy claro, pero para medio día espero

tenerlo a punto de ponerlo en práctica. Ahora vamos a trabajar y que la bruja se crea que no vamos a intentar nada.

En toda la mañana los pequeños no lloraron más y barrieron y fregaron todos los cacharros. La bruja, de vez en cuando entraba por la ventana, subida en su escoba, como siempre los encontró trabajando no decía nada y se marchaba por donde entraba.

Cuando la bruja se marchaba volando con su escoba, es cuando Raúl se asomaba para ver donde ponían las escobas. A la primera no vio nada ni tampoco a la segunda vez, pero a la tercera localizó un rincón del patio donde entraban las brujas jóvenes en una habitación pequeña y salían de ella volando en sus escobas. Esto quiere decir -pensó Raúl- que en esa habitación es donde guardan las escobas voladoras estas brujas. A partir de aquí fue trazando su plan para lograr marcharse de aquella casa, en caso de que no fueran liberados antes por su padre, el Tío Din y el Porreta, que de seguro ya les estaban buscando.

Al medio día llegaron las brujitas y su madre, venían sin las escobas y dispuestas a comer y a descansar.

- Vosotros, pequeños mocosos, coger un pedazo de pan y chocolate y bajarse al establo donde dormisteis la pasada noche, allí os lo coméis y descansáis. Dentro de unas dos horas nosotras bajaremos y vosotros vendréis a limpiar todo esto.

- ¡Déjanos ir con nuestros padres, -dijo la Mónica- de seguro nos estarán buscando y estarán llorando por nosotros!

-¡Abajo…Abajo…! -dijo la bruja dándole una patada en el culo a cada uno de ellos-. ¡Fuera… fuera…he dicho que fuera…! Redobló la bruja con furor.

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Para evitar males peores los tres pequeños salieron corriendo escaleras abajo. Cuando llegaron al establo Raúl explicó su plan a sus hermanas. El plan consiste en lo siguiente:

Dentro de una hora estas brujas estarán durmiendo la siesta, es el momento en que nosotros intentaremos robarles las escobas, las esconden en aquel rincón del patio.

- Pero… ¡Nosotras no sabemos volar!, -dijo la Mónica y la Belén a la par.

- Ya aprenderemos, he podido ver como la bruja enseñaba a sus hijas, y la verdad no me parece demasiado difícil.

- ¡Que bien…! ¿Podremos nosotras volar? -Preguntaron con una sonrisa las mellizas.

- Yo creo que sí, pero antes tenemos que hacer otra cosa.- ¿Qué cosa? -Preguntaron ambas a la vez- que ya les iba

gustando la idea de volar en las escobas. Raúl prosiguió:- Lo más seguro es que papá ya nos esté buscando, por lo

tanto hay que hacerle señas para que nos pueda localizar, además no vendrá solo, lo mas seguro es que venga acompañado del Tío Din y del Porreta.

-¡Como venga el Porreta se va a enterar esta bruja mala! -dijo la Mónica- riendo a carcajada limpia.

-¡Silencio…! Ordenó Raúl, ahora hay que mantenerse callados hasta que pase una hora.

Raúl tenía razón, a poco bajó la bruja para asegurarse de que los niños no hacían ninguna travesura. Ellos al oírla bajar se hicieron los dormidos y la bruja se volvió a subir al piso, y pensó:

- Deben estar rendidos esos crios, han trabajo mucho esta mañana…Sí, están totalmente dormidos. Yo voy a ver si duermo un par de horitas también, -dijo esto- echándose en un camastro de mimbre, cerca de donde ya dormían sus hijitas, las brujitas jóvenes.

Pasados unos quince minutos Raúl ordenó a la Mónica y a la Belén:

- ¡Rápido…! Salir del establo y vamos a ver donde están las escobas.

- ¡Eso…! ¡Vamos a ver si notros volamos! –Dijeron las dos mellizas- Esta idea les seducía tanto que estaban dispuestas a lo que fuera con tal de conseguirlo.

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Muy en silencio, se fueron los tres pequeños hasta el cuarto, de donde Raúl había visto salir volando a las brujas pequeñas.

- Esta bruja se ve que confía en que nosotros no sabremos utilizar sus escobas, mirar, ha dejado la puerta abierta.

Efectivamente, la puerta estaba abierta y todas las escobas estaban sobre la pared muy bien ordenadas. Una de ellas era mucho más grande.

- Esta debe ser la de la bruja fea, -dijo la Belén.- Sí, esa debe ser la de la bruja fea, dijeron Raúl y la Mónica.Sin pensarlo dos veces, Raúl se apoderó de aquella máquina

voladora y subiendo sobre ella, la inclinó poco a poco hacia arriba, como había visto hacer a las brujitas, por orden de su madre. La formidable escoba se puso en marcha y Raúl dio con la cabeza en el techo, cayendo medio inconsciente al suelo, revuelto con su enorme escoba.

- ¡Se ha matado…! –Dijeron sus dos hermanas a la par- al ver que Raúl no se levantaba de donde había caído. Las dos se llegaron hasta donde estaba su hermano, y comenzaron a darle tortazos en la cara a la par que le decían:

- ¡Despierta tonto…! Que como venga la bruja nos mata a los tres. ¡Despierta…! ¡Despierta…! Cada palabra iba acompañada de una bofetada.

Raúl poco a poco fue recuperándose del golpe recibido, hasta que se levantó y le pegó dos bofetadas a cada una de sus hermanas.

- ¡Esto para que aprendáis a pegarme más…! – les dijo.- ¡Esta vivo…! ¡Está vivo…! –Gritaron sus dos hermanas a

la vez- locas de contentas.- ¡Claro que estoy vivo…! Pero me duele mucho la cabeza, y

más aún la cara, de vuestras bofetadas, ¡Eso es aprovecharse…! –Dijo Raúl- muy serio, ¡La próxima vez os hincho a las dos!

- Je je, la próxima vez ya lo veremos, -dijo la Mónica- de momento lo que yo quiero es volar.

Raúl dio a sus hermanas una escoba a cada una y él cogió la grande, las otras cuatro escobas que quedaron, Raúl las llevó al establo dejándolas tiradas encima de la paja.

- ¿Qué vas a hacer? –Preguntaron sus hermanas.

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- Voy a jugar a indios, voy a prender fuego al establo, para que nos vea papá y el Tío Dín que de seguro ya nos estarán buscando.

- Eso, que venga y que nos vea, y que también venga el Porreta que le de en el culete a la bruja fea.

Raúl sacó una cerilla y la rascó en el suelo, al punto una llamita pequeña se vio prendiendo en la paja. Esas escobas, cogerlas encendidas y que sirvan de antorchas, le vamos a pegar fuego al establo por los cuatro costados, así a la bruja no le dará tiempo a apagarlo.

La Mónica y la Belén encendieron las escobas y las tiraron en las esquinas del establo. Este comenzó a arder con bastante rapidez, mientras los tres pequeños escapaban con sus escobas hasta el bosque cercano, y comenzaron a ensayar el vuelo.

El fuego se extendió muy rápido. Por las ventanas y la puerta salían enormes columnas de humo, alzándose sobre el cielo claro y azul.

¡El humo inundará todo el bosque, es preciso que nos demos prisa en volar!

- La Mónica fue la primera en conseguir volar por encima de los árboles, y ver, lo que más le ha gustado ver en su vida:

- ¡Vienen papá y el Tío Din…! ¡También viene la Tía Yula y el Porreta! ¡Correr…volar…! Que la bruja mala baja ya por las escaleras.

La Mónica daba muchas voces llamando a Raúl y la Belén. Por fin la Belén logró elevarse con su escoba por encima de

los árboles del bosque, y dando grandes voces, llamaba a su hermano:

- ¡Raúl...! ¡Raúl…! Corre que viene la bruja fea… ¡Corre, corre y vuela ya...! ¡No te pares más que te coge! También llamaban al papá las dos mellizas: ¡Papá…! ¡Papá…! Que estamos aquí. ¡Corre y ven! que la bruja fea ya está buscando las escobas y Raúl aún no ha logrado elevarse…

Por fin Raúl consiguió volar y elevarse por encima de los árboles, en el momento justo en que la bruja salía en dirección hacia donde volaban Mónica y Belén. En ese mismo momento el Tío Din

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llegó con el papá de los pequeños. Estos, en perfecta formación, describían círculos volando por encima de los árboles.

- ¿Que os ha pasado? –Preguntó el papá.- Nos secuestró la bruja fea. -Contestaron los tres peques- les

hemos quitado las escobas y ya nos íbamos.La Tía Yula, con otras súper alas, y con el Porreta a cuestas

llegaba en ese momento.- ¡A la casa…! -Gritó el Porreta- enarbolando su temible

porra.Los pequeños estaban locos de contentos y dirigieron sus

escobas hacia la casa, iban volando detrás del Tío Din y de la Tía Yula. El Porreta nada más llegar al muro de la casa, dio unos golpes de porra… ¡Plas…! ¡Plas…! Echando abajo medio lateral de la casa.

Las brujitas asustadas salieron corriendo pidiendo auxilio. La mamá bruja, al ver que le habían robado las escobas, se fue por detrás de la casa, y abriendo una puerta secreta, sacó otras siete escobas y las repartió entre sus asustadas hijas.

- ¡Rápido…! -Les dijo la bruja fea- ¡Volar detrás de mí, que este Porreta es temible y si nos alcanza nos hace papilla!

En un santiamén, las siete brujas volaban a baja altura, por encima de las copas de los árboles, rumbo al castillo de las brujas, donde una tía carnal de esta era la jefa. Espero que allí podamos estar seguras -dijo a sus hijas- mientras les instaba a acelerar el vuelo.

En un momento Raúl informó al papá de lo que había pasado, mientras este abrazaba a sus tres pequeños.

- No tenéis nada que temer, vimos la columna de humo y ya habéis visto que en un momento hemos llegado. No pensábamos que os habíais alejado tanto.

- ¡Se van las brujas…! -Gritó el Porreta- al verlas volar en formación rozando las copas de los árboles.

- ¡Rápido…! –dijo el Tío Din-, ¡Súbete encima de mí! Y vosotros peques, a lomos de vuestras escobas, de esa manera aprenderéis a volar. La dirección que llevan es la del castillo de las brujas, le daremos alcance, os lo aseguro, -Dijo eufórico- el Tío Din.

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LAS BRUJAS PERSEGUIDAS POR LOS PEQUES

Dejando la casa medio derruida a causa de los golpes de porra, y envuelta en humo a causa del incendio; los peques, el papá, el Porreta, el Tío Din y la Tía Yula, iniciaron la persecución de la bruja fea y de las brujitas.

La bruja madre, pronto se dio cuenta de la persecución de que era objeto, cuando una de sus hijas tropezó con la copa de un árbol y tuvo que volverse para ayudarla.

-Rápido -la dijo- ¡Sube a mi escoba, de lo contrario estamos perdidas! ¡Nos siguen a buen ritmo, si nos alcanzan antes de llegar al castillo, el de la porra nos machaca!

La persecución continuó un poco lenta, ya que la Mónica y la Belén llevaban escobas de mediana potencia, y la de Raúl que era de más potencia, no le sabía sacar todo el rendimiento debido a su falta de práctica. Hasta que Raúl descubrió, que tirando de un pelo que era más largo, esta se embalaba a velocidades increíbles.

- ¡No dejes solas a tus hermanas! -gritó el Tío Din.Raúl giró en redondo y se puso al lado de la Mónica y le dijo:

- Mira Mónica, tira de ese pelo que tiene la escoba y que es más largo, verás como vuelas mucho más rápido.

La Mónica tiró de aquel pelo y la escoba salió volando a velocidades escandalosas. La Mónica no pudo sostener bien la escoba en línea recta y se perdía en el cielo. El Tío Din aceleró las súper alas y logró darle alcance antes de penetrar en una nube muy negra, se acercó a ella y le dio un golpecito en la parte delantera de la escoba, hasta que esta tomó un plano inclinado y así fue sosteniendo la marcha, hasta encontrar la comitiva de nuevo.

- No vueles tan rápido, -le dijo el papá- ponte al lado de la Tía Yula, y sigue la marcha de vuelo que lleva ella.

Por su parte la Belén no quiso probar y siguió el ritmo de antes.

Raúl era el que se adelantaba y regresaba informando sobre la dirección de las brujas.

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- Se han metido en el castillo por una ventana que había

abierta y la han cerrado.- Esta bien, -dijo el papá- colócate detrás de la Mónica y de

la Belén y cuida de que no se pierdan ellas. Tú -dijo- dirigiéndose al Porreta, adelántate y ocúpate de abrir paso, para que cuando lleguemos nosotros no tengamos que detenernos.

El Porreta, que en estos casos, no le gustaba hacerse rogar, se adelantó con la Tía Yula y nada más llegar al castillo, sin detenerse, alzó su enorme porra y de un solo golpe derribó la puerta y dos columnas del pórtico. De nuevo sonó el… ¡Plax…! ¡Plax…! de su enorme porra y en un santiamén derribó media fachada del castillo.

Cuando llegaron los peques con el papá y el Tío Din entraron directamente dentro, sin tener que detenerse para nada.

Dentro del castillo se escuchaba un enorme griterío. El Tío Dín que se conocía bien el castillo, -dijo:

- ¡Seguidme todos…! Vamos al salón, allí es donde suenan esas voces y esos gritos.

La Mónica, el Raúl y la Belén estaban locos de alegría.- ¡Valla lo que ha hecho el Porreta…! -dijeron los tres a un

tiempo- al ver la mitad de la fachada del castillo en el suelo. ¡La bruja mala y fea lo va a pasar mal!

- ¡Se lo tiene merecido! -Dijo Raúl. A todo volar, atravesaron la rampa que une la parte delantera

con el salón, y al llegar aquí, se encontraron con una barrera de escobas amezantes.

El hombre de la porra se adelantó y de un solo golpe hizo añicos todo aquel montón de escobas. Para causarles más miedo a las brujas, el Porreta lanzó su porra contra la muralla que sostenía las cristaleras, cayendo todo ello al foso: ¡Plox…! ¡Plax…! ¡Catacras…! Un ruido espantoso dejó a las brujas pasmadas de miedo, sin apenas poder moverse del suelo.

-¿Dónde está la bruja fea y mala…? –Gritaron los peques.Nadie se movió ni dijo nada. Entonces el Porreta enarboló su

porra y la dejó caer al suelo haciendo un hoyo, de más de dos metros de hondo por cuatro de diámetro. ¡Todas caeréis ahí, -dijo- si no sale la bruja fea y mala que ha secuestrado a los pequeños!

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La jefa de las brujas, toda aterrorizada, sacó a la bruja fea de un cuarto y presentándola en medio dijo:

- Tener compasión de ella, de aquí en adelante no os hará más nada.

- ¡Quiero escucharlo de su boca! -dijo el Tío Dín- dando grandes voces.

- ¡Sí, eso, que lo diga y lo prometa ella! -dijeron a una- los peques, el papá y la y Tía Yula.

La bruja fea se inclinó avergonzada y confusa, y contando todo lo ocurrido, prometió y juró que nunca más haría una cosa semejante.

La jefa bruja la castigó a estar, ella sola, fregando y barriendo todo el castillo durante un año.

- De esta forma –dijo- se acordará para siempre de lo que ha hecho.

- ¡Bien…! ¡Eso está bien! -gritaron los tres pequeños- ¡Viva la bruja jefa!

Todo el grupo se despidió de las brujas y el Porreta advirtió:- La próxima vez que alguna de vosotras toque a alguno de

los pequeños, os hago papilla a todas y os dejo durmiendo al raso, -dijo esto enarbolando su porra, lo que motivó que algunas brujas, presas del mas espantoso pánico, cayeran dentro del hoyo.

-¡Ja, ja, ja…! ¡Je, je, je…! Rieron todos los peques a una. Los otros también se rieron, las otras brujas también rieron,

al comprobar, que las que habían caído en el hoyo eran la bruja fea y sus hijas.

- Aquí acaba la historia de la bruja fea que se disfrazó de vaca –dijo el papá.

- Cuéntanos otra historieta…-dijeron los tres pequeños- a su padre.

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LOS PEQUES SE ENFRENTAN A LOS FANTASMAS Y A LAS BRUJAS

Un buen día, salieron los peques muy de mañana hacia el lago. Sus pensamientos eran bañarse en el lago y pasar el día jugando por el bosque. Llegaron pronto y prefirieron jugar un rato al escondite, por el bosque, antes de bañarse.

La Mónica fue la primera en preferir el juego dentro del agua, al juego en tierra.

- Vamos; Raúl, Belén…, venir a bañarse, -gritó- mientras se lanzaba al agua.

Raúl que ya estaba sudando fue rápido en quitarse la ropa y lanzarse detrás de la Mónica al agua, pronto estuvo haciendo campeonatos de natación con ella. La Belén tardó aún un poco en decidirse, pero al verse sola, pronto se lanzó al agua con sus hermanos.

¡Plax…! ¡Plax…! Raúl desorientaba a sus hermanas echándole agua en la cara, daba palmadas de canto y las salpicaba con mucha fuerza.

- ¡No hagas más eso! -Gritó la Mónica- ¡Si te cojo te voy a ahogar!

- ¡Ja, ja, ja…! Respondió Raúl- ¡A mí no me ahoga nadie!En ese mismo momento que decía esto, la Belén que había

ido buceando, lo cogió por una pierna y lo volcó haciéndole perder el equilibrio.

¡Ja, ja, ja…! -Reía la Mónica- mientras se echaba encima de Raúl. Entre las dos hermanas pusieron al Raúl a la fuga.

-¡Ya me las pagaréis! -Gritaba Raúl- mientras huía de sus dos hermanas.

- ¡Si, si, nos vas a comer el culete! -Dijo la Belén.- ¡Eso, eso, que venga a comernos el culete y le tiramos un

peo! -Dijo la Mónica- hartándose de reír.

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- ¡Muchos peos…, muchos peos…! Repetían las dos hermanas mientras jugaban echándose agua con las manos, sin darse cuenta que Raúl había ido buceando y ya estaba junto a ellas.

-¡Peos…! ¿Verdad que me ibais a tirar muchos peos? ¡Pues hala…! A tirarlos en el fondo del lago. -Dijo esto Raúl- cogiendo a la Belén por una pierna y a la Mónica por otra y las hundió en el agua.

- ¡Eso no vale…! ¡Eso no vale…! -gritaron a una- las dos hermanas al salir a la superficie.

Así estuvieron jugando toda la mañana en el agua, sin darse cuenta que alguien se había llevado sus ropas.

-¿Dónde está mi ropa? -Dijo la Belén.- ¿Qué dices…?- ¡Que se han llevado las ropas...! ¡Que aquí no están!Raúl y la Mónica salieron del agua, y pudieron comprobar,

que sus ropas no estaban allí donde las dejaron.- ¿Quién se las habrá llevado…?- ¿Por qué lo habrán hecho…?- ¿Serán los ratones…?- ¿El Gato Rabihondo…?- ¿Las brujas o los fantasmas…?Todas estas preguntas se hacían los peques mientras miraban

a sus alrededor. Raúl se fijó en unas pisadas que iban hacia dentro del bosque.

- ¡Parecen pisadas de fantasma…! -Dijo- mirando a sus dos hermanas.

- ¿Será posible que se hayan atrevido?- ¡Lo más seguro es que sean los fantasmas o las brujas…!

Las pisadas apuntan hacia su castillo.Hay que aclarar que; el castillo de las brujas era uno distinto

al que usaban los fantasmas, pero como estaba bastante cerca el uno del otro, era de lógica, que en principio los peques dudaran entre los unos o los otros.

Esa zona extensa de terreno estaba dividida en varias parcelas: Al extremo Este del gran bosque, vivían los fantasmas, y últimamente también las brujas. Al Oeste estaba el gran lago, que se remontaba hasta cerca de la cordillera de montañas. Este lago se lo

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repartían como zona exclusiva de ellos: La parte alta, los ratones. La franja media, quedaba reservada para el gato tirones Rabihondo. Y la parte baja de este gran lago, era en exclusiva para los vecinos del pueblo y por supuesto para los peques, el Tío Din, Porreta y la Tía Yula. La parte del bosque que linda con el gran lago también la acaparan los vecinos, pero a ciertas alturas, los fantasmas y las brujas suelen oponerse. Es por eso que de vez en cuando se lía alguna “trifulca”.

Este día estaba claro, que los fantasmas o las brujas querían, por lo menos, asustar a los peques y con ello ir ganando posiciones dentro del bosque, y quien sabe si sus pretensiones no serían el querer tener acceso al lago.

Cuando los tres pequeños decidieron buscar sus ropas más adentro del bosque, se encontraron con una barrera de fantasmas que los asustó; y, arrojándoles las ropas a la cara, los amenazaron con pegarles si volvían a bañarse en esa parte del lago. Entre los fantasmas también había algunas brujas.

Raúl, Mónica y Belén, cogieron sus ropas y se marcharon corriendo, eran conscientes de su debilidad frente a brujas y fantasmas.

-Vamos a casa del Tío Din, -dijo Raúl.- Eso, vamos allá, -dijeron sus hermanas- se van a enterar

esos fantasmoides y brujas. También se lo diremos al Porreta y a la Tía Yula.

Cuando llegaron a casa del Tío Din, este estaba probándose unas nuevas alas, un último invento había logrado casi duplicar la velocidad de las anteriores.

- ¡Hola…! -Dijo muy contento- al ver llegar a los tres peques, continuó- esta tarde vamos a ir al bosque a probar las nuevas alas. ¿Queréis venir conmigo?

- ¡Claro que vamos…! –dijeron los tres a una. Además tenemos que avisarle al Porreta y a la Tía Yula, nos han querido pegar los fantasmas y las brujas y se llevaron nuestras ropas mientras nos bañábamos.

-¿Qué decís…? ¡Se han atrevido a violar el tratado de “Uno Tres”…! Ir y avisarle al Porreta y a la Tía Yula, esta tarde vamos a ir a poner las cosas donde estaban antes de ese Tratado de “Uno Tres”,

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en que las brujas no disponían ni de una choza donde cobijarse ni terreno donde volar. ¡Abrase visto cosa igual….! ¡Abrase visto….! Siguió refunfuñando el Tío Din, mientras los peques corrían a contarles lo que había pasado, al Porreta y a la tía Yula, y lo que les había dicho el Tío Din.

- ¡No se puede ser buenos con esta gentuza…! ¡Hoy las pagarán todas juntas…! –Seguía refunfuñando el Tío Din. Les hemos tolerado hacerse ese castillo y el otro casarón, -decía- han ocupado con sus vuelos casi todo el bosque, y ahora pretende llegar hasta el lago… ¡Esto es el colmo! ¡Hasta aquí hemos llegado…! ¡De aquí no pasa…! Esto último lo dijo, dando una voz fuerte, mientras hacía las últimas observaciones en sus súper-alas.

Los peques mientras corrían hacia la casa de la Tía Yula, iban contentísimos y dando risotadas:

-¡Verás las caras que van a poner cuando vean al Porreta y al Tío Din…! ¡Se van a cagar por las escobas y por las sábanas abajo! -Decían los tres mientras se tiraban de risa.

- ¿Dónde estás Tía Yula?- ¿Qué pasa? ¿Por qué venís tan contentos?- Nos han quitado las ropas los fantasmas y las brujas.- ¡Comoooooo….! ¿Os han quitado las ropas?- Si, mientras nos bañábamos y nos han amenazado con

pegarnos si volvemos a bañarnos en el lago y si vamos al bosque.-¿Qué dice el Tío Din?- Ha dicho que esta tarde vamos a ir todos, que te avisáramos

a ti y al Porreta, para darles su merecido.- ¡Estupendo…! Ya me encargo yo de avisar al Porreta,

vosotros iros a casa a comer y no digáis nada de esto, para que no os vayan a retener allí, nos vamos a divertir de lo lindo, ya lo veréis.

- ¿Llevarás tus escafrandas? –preguntó la Belén.- Sí claro, Así podremos meternos dentro del agua a grandes

profundidades y estar todo el rato que queramos.Los peques se marcharon y la tía Yula preparó sus

escafrandas y avisó al Porreta de la operación a realizar por la tarde.Los pequeños en su casa se comportaron maravillosamente,

no discutieron entre ellos ni se arrojaron cosas a la cabeza, que tanto irritaba a la mamá. Fue acabar de comer, se fueron a su cuarto y…, a

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los cinco minutos salieron corriendo diciéndole adiós a la mamá desde la puerta. La mamá que no era tonta se figuró algo y corriendo salió y los llamó:

- ¿Donde vais tan corriendo?- Vamos a casa de la Tía Yula, nos dijo esta mañana que

fuéramos a su casa, que nos iba a llevar al bosque para dar un paseo y bañarnos. -También dijo-, que si tú querías podías venir con nosotros, que tenía que probar una escafandra nueva. –Esto lo dijo Raúl- que conocía muy bien a la mamá, para darle tranquilidad de que no tramaban nada malo.

- Decirle que yo hoy no puedo ir, tengo mucho trabajo, que ya iré otro día. Vosotros no vengáis muy tarde, ya sabéis que a vuestro padre le gusta que estéis aquí cuando él llega.

- No te preocupes mamá, -dijeron los tres peques a la vez- estaremos pronto de vuelta, y a lo mejor te traemos unos peces para tu pecera. Esto último lo dijeron ya corriendo y a media voz, no estoy seguro que la mamá lo oyera del todo.

La cosa les salió bien, no mintieron y no revelaron su secreto. Esto era crucial, si la mamá sabe que van a enfrentarse a los fantasmas y a las brujas no los hubiese dejado. Ella consideraba al Tío Din y al Porreta personajes un poco extravagantes. No pensaba lo mismo de la Tía Yula, a esta mujer la tenía en buena estima y solo cuando le liaba el rollo –como ella decía- de unas escafrandas para bañarse, la encontraba un poco… -así-…como sin entender bien lo que le decía. No obstante siempre le seguía la corriente, por que en todo lo demás era una mujer excelente, muy cariñosa, servicial, y bondadosa, por eso no dudó en dejar a los pequeños ir a su casa y dar ese paseo por el bosque. Raúl conocía bien esta estima en que tenía su madre a la tía Yula, y fue por eso que la mencionó a ella y no al Porreta o al Tío Din.

Cuando llegaron a casa del Tío Din, este ya tenía preparadas sus alas voladoras súper rápidas, y también otras algo más antiguas para los peques, pero que también volaban bastante rápido y que hacían el encanto de los niños.

La Tía Yula y el Porreta llegaron juntos, ya que sus casas estaban bastante cerca la una de la otra, y casi siempre, antes de ir a reunirse con el Tío Din se pasaba el Porreta por su casa y la recogía.

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El Tío Din los invitó a sentarse, sacó unos dulces y se dispuso a explicar su plan de ataque, el plan era el siguiente:

Primero iremos al lago a ver si allí se están bañando, sean brujas o fantasmas, ya sabéis que según el tratado de de”Uno Tres” ellos no tienen ningún derecho a ir al lago ni en esa parte del bosque. Así que si alguno de ellos se está bañando le daremos su merecido, no les haremos daño físico, pero le vamos a meter un susto en el cuerpo que se van acordar toda su vida. Después iremos al casarón de las brujas y le derribaremos la parte trasera que fue ejecutada sin el permiso de la comunidad del lago. Los jardines del castillo de los fantasmas también fueron trazados y construidos a espaldas de la ley, y después de ese tratado que dejaba las cosas muy claras. Por tanto, la mayoría de edificaciones que se adentran dentro del bosque las vamos a derribar también. Esto les hará ver, que sus pretensiones de llegar hasta el lago y esa parte del bosque, no son realizables, al menos mientras nosotros seamos miembros del consejo ejecutivo del tratado “Uno Tres”, que regula la convivencia de las diferentes comunidades existentes en esta región.

Los pequeños que no entendían mucho o nada de tratados, preguntaron todos a una:

- ¿Cuándo nos vamos? Por que aquí nos aburrimos y los fantasmas y las brujas se lo estarán pasando muy bien en el lago.

- Tener un poco de paciencia, -dijo la tía Yula- nada se puede hacer si no hay un plan bien elaborado. Así que dejemos al Tío Din que termine.

- Yo ya he terminado, -dijo el Tío Din- cogiendo sus alas y dándole una a cada uno de los peques. Vámonos rápido, -dijo- los peques tienen razón.

El Porreta con su gran Porra, la tía Yula con varias de sus escafandras y los peques y el Tío Dín con sus alas, se dirigieron lo más rápido que pudieron al lago. Antes de llegar ya escucharon las risotadas de las brujas más jóvenes y de los fantasmas, no cabía la menor duda de que se lo estaban pasando bien bañándose en el lago.

No sigáis, -dijo el Tío Din- Le vamos a devolver la moneda que ellos les dieron a los peques. Vosotros avanzar por la parte derecha y rodear aquellos árboles, esto lo dijo dirigiéndose a los tres peques y al Porreta. –Prosiguió- la Tía Yula y yo, rodearemos

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aquella parte de árboles que están más cerca del lago. El que primero encuentre las escobas de las brujas que las coja y las esconda lejos entre los arbustos. Las sábanas de los fantasmas no las esconderemos, pero se las vamos a meter en el agua, y veréis la cara que ponen cuando vayan a ponérselas y no puedan volar.

Así lo hicieron y los primeros en encontrar las escobas fueron los pequeños que correteaban con más agilidad que el Porreta.

- ¡Aquí están…! -Dijeron no muy alto- llamando al Porreta.- Bien, vamos a cogerlas y las vamos a llevar debajo de

aquellos arbustos, las taparemos con hierbas y broza, seguro que no darán con ellas.

- La Tía Yula y el Tío Din tardaron un poco más en encontrar las sábanas de los fantasmas, porque estos habían sido más precavidos y las había escondido tapadas con hierbas, cerca de donde se bañaban, pero al final las localizaron, se las llevaron a un rincón del lago donde no podían verlos, las mojaron y las volvieron a colocar donde estaban.

Hecha esta faena previa, se reunieron y avanzaron todos juntos provistos con sus diferentes artefactos hasta el lugar, donde tranquilamente se bañaban los fantasmas y las brujas. Cuando estuvieron cerca, el Porreta se adelantó, y sin proferir palabra, se metió dentro del agua y dio con su porra en la misma: ¡Plax…! ¡Plax…! Provocando una ola de mas de diez metros de altura. El lago se desbordó por la parte opuesta llevándose consigo, tanto a fantasmas como a brujas, así como algunos peces que les cogió un poco de sorpresa ese brutal porrazo.

¡Ah….! Fue solo un grito a coro lo que se oyó, al salir despedidos por los aires. Los pequeños saltaban de alegría y la Mónica no podía contener la risa al ver que algunos fantasmas quedaron enganchados en los árboles e intentaban bajarse como podían.

- ¡Se lo tienen merecido! decía el Raúl y la Belén.- Los tres se reían de la ocurrencia del Porreta, no se

imaginaban que iba a provocar algo así, fue tal la salida de agua del lago, que este bajó el nivel más de medio metro.

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Las brujas se fueron rápido a buscar sus escobas y los fantasmas a por sus sábanas para poder volar, cosa que no lograron. Las brujas daban vueltas y vueltas sin encontrar sus escobas, y los fantasmas cogieron sus sábanas voladoras, pero como estaban mojadas, ninguno de ellos logró alzar el vuelo. Todo esto ocurría ante la mirada pasiva y risueña del Porreta, el Tío Din y la Tía Yula y de las incontroladas risotadas de Raúl, la Belén y la Mónica. Estos tres gritaban a la par que se reían; ¡Ja, ja, ja…! Je, je, je…!

El Tío Dín se puso muy serio y gritó al Porreta: - Diles lo que harás si vuelven a molestar a los pequeños o a

venir por estos contornos. El Porreta se puso también muy serio y enarbolando su enorme porra aseguró:

- ¡No dejaré piedra sobre piedra de vuestro castillo y además destruiré por completo el caserón de las brujas! Os lo aseguro, -dijo esto- mientras pasaba su porra, tan cerca de los fantasmas, que estos retrocedieron cayendo todos al suelo. Repitió, ¡Lo digo y lo mantengo! Esta vez la porra pasó muy cerca del grupo de brujas, lo que motivó que retrocedieran y cayeran hacia atrás en medio de la maleza del bosque. Ahora nos vamos hacia vuestro castillo y vuestra casa, cuando lleguéis veréis lo que os hemos hecho.

Las brujas no salían de su asombro, y los fantasmas no pudieron decir nada, estaban totalmente asustados al ver aquella temible porra tan cerca de sus cabezas. El Tío Din Añadió:

- El tratado de”Uno Tres” que habéis violado, será impuesto esta misma tarde, para que os deis cuenta hasta que punto hemos sido tolerantes con vosotros y vosotras, y hasta que punto vosotros habéis abusado de nuestra bondad. De momento el castillo será respetado, pero no así sus jardines y edificaciones dentro del bosque. También será derruida toda la parte trasera del caserón de las brujas, ya que todo esto lo habéis hecho a espaldas del tratado.Los pequeños se pusieron sus alas y con el Tío Dín iniciaron el vuelo hacia el castillo. El Porreta subió a lomos de la tía Yula y también se fueron hacia el castillo.

Los fantasmas pusieron sus sábanas al sol y las brujas siguieron buscando sus escobas. Estos dos grupos tuvieron que esperar más de una hora para poder iniciar el regreso a casa. Cuando llegaron se encontraron…

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El Porreta seguía con su porra… ¡Plax…, plax…, plax…! De cada porrazo caían torres, y edificios que antes eran habitadas y usadas por los fantasmas o por las brujas. La parte trasera de las brujas ya era toda ruina. Los peques saltaban de gozo y decían:

¡Ahora no se atreverán más a llevarse nuestras ropas!Cuando dio por terminado su trabajo el Porreta, -dijo- dirigiéndose a las brujas y a los fantasmas:

- ¿Tenéis algo que decir?- Nada, -dijeron todos a una- solo que nos esta bien empleado

por haber hecho caso de la bruja novata, que dijo que podíamos apoderarnos de esa parte del bosque y llegar hasta el lago para bañarnos. Lo tenemos bien merecido por tontos.

- Adiós, nos vamos, espero que halláis aprendido la lección para siempre, -dijo el Tío Din.

-Adiós dijeron los pequeños locos de contentos.Todos se fueron en sus respectivas máquinas voladoras, y los

peques locos de alegría iniciaron correrías por el cielo. La Mónica cogió una nube y se la metió en el bolsillo, a poco empezó a chorrear agua y la Belén y el Raúl se reían de ella. - Je, je, je… Je, je, je. Te vas mojando el culete -le decían-, y seguían riéndose. Por su parte Raúl y Belén quisieron coger uno de los luceros que más reluciente vieron, pero cada vez lo veían más lejos y desistieron, al ver que se enfriaban mucho. Luego pasaron por tormentas y vientos que peligraba su estabilidad voladora, y decidieron no correr más riesgos y unirse al Tío Dín que ya los estaba echando de menos. La Tía Yula les dijo:

- Pequeños, ¿queréis usar las escafrandas conmigo y bucear por el fondo del lago?

- Sí, gritaron los tres a la vez, vámonos al lago y pasemos el resto de la tarde allí jugando.

Cuando llegaron al lago, se pusieron las escafrandas que la Tía Yula llevaba para ellos y… ¡Pobre Belén…! ¡Se hundía sin remedio! el Raúl se dio cuenta y llamó a la Tía Yula:

- ¡Ven pronto…! ¡La Belén se ahoga…! La Tía Yula seguida de Raúl y Mónica se adentró rápido

nadando, pues la Belén ya había tocado fondo e intentaba poner en marcha su escafranda. Menos mal que la tía Yula llegó a tiempo, le

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dio un empujón a la válvula y la hizo funcionar de inmediato. A partir de aquí todo fue juegos, y vivir una de las aventuras más bonitas que recuerdan, y que luego contarán a sus hijos y sus nietos.

Raúl recordó lo de los peces que tenía que llevarle a la mamá, y cogiendo uno por la cola lo metió en una bolsa de plástico, luego le echó agua y cerró la bolsa. Mónica y Belén, también cogieron otro pez cada una, y lo echaron en la bolsa que llevaba Raúl. Cuando llegaron a casa la mamá les preguntó:

- ¿Qué tal está la Tía Yula? Y…-vosotros- ¿Lo habéis pasado bien?

- Muy bien mamá, lo hemos pasado muy divertido y nos hemos bañado con una de las escafrandas de la Tía Yula.

-¿Es que vosotros sabéis manejar esos cacharros?- Si, nos lo ha enseñado y es muy divertido.- Mira lo que te hemos traído. –Dijo Raúl- enseñándole los

peces.- ¡AH…! ¡Que bonitos son! Meterlos dentro de la pecera, a

vuestro padre le va a gustar cuando llegue.Los pequeños se metieron en su cuarto y no dijeron nada de

lo ocurrido, sabían bien guardar estos secretos. Solo a su padre, de vez en cuando, le contaban sus aventuras, por que su padre era más aventurero, y no le importaba mucho que los niños se divirtieran con el Tío Din, el Porreta y la Tía Yula. De hecho él mantenía muy buena amistad con estos extravagantes personajes.

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EL PRIMO NATANAEL NOS VISITA

- ¡Hola…! Pasa al comedor, ahora aviso a tu prima.- ¿Cómo estáis por aquí?- Pues bien… y tú, ¿cómo te encuentras?, ¿como van esos

escritos?- Muy bien… ¿Te gustaron como quedaron los que te

entregué?- La verdad es que han quedado bastante mejor de como yo

lo venía haciendo. Pero siéntate, voy a poner unas cervecitas…, o ¿prefieres un vino?

- Hombre, si es de ese que tú hacías antes, la verdad que prefiero el vino.

- Por supuesto que es de ese vino, yo a los amigos y familia siempre les saco lo mejor. Mamá…, ven que está tu primo Natanael aquí.

- Voy en un momento.- Los escritos narrando mis aventuras, quedan mejor así y

además tú le das un estilo diferente que a mi me gusta. Tú eres un profesional y eso se nota. Yo te voy a enseñar unos cuentos de aventuras, que he narrado para mis hijos, a ver que te parecen a ti, a ellos les han encantado, a ver tú que dices.

- Vamos a ver, a lo mejor te haces un buen escritor de cuentos.

- Eso espero, ahí los tienes, échale un vistazo mientras nos tomamos un vasito de vino.

- Hola…, primo, ¿Qué te trae por aquí?- A enseñarle a tu marido lo último que he narrado de sus

viajes, y además a verte a ti. La verdad es que cada día estás más guapa.

- Con las recomendaciones de mi esposo, la verdad es que vamos muy bien, y eso acaba notándose en todo el cuerpo, Tú deberías hacer un poco mejor la alimentación, no es tan difícil, y notarías rápido el bienestar en tu cuerpo.

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- Pero, yo tengo muchos compromisos sociales y eso me es del todo imposible.

- Hombre…, tanto como imposible, al menos en tu casa podrías hacerlo mejor.

-Ya, pero si uno está solo no es lo mismo.- Ahí tenéis unas tapitas de jamón de Trevelez, os aseguro

que os va a gustar.- ¿Es que tú no comes?- Yo tengo que hacer la comida y también colgar los trapos,

no obstante os acompañaré un poco más tarde.- ¡La bruja que se disfrazó de vaca…! Je, je, je…, ¡Que

nombrecito le has buscado a este cuento…!- ¿No te gusta?- Sí…, está bien..., lo que pasa es que yo nunca me he

atrevido a contar cuentos ni de palabra ni por escrito.- A mi se me da bastante bien, cuando los cuatro mayores

estaban pequeños, me habitué a contarles cuentos, me los inventaba yo, la lástima es que no los escribía y ahora me cuesta más.

- Y… ¿Qué vas a hacer con estos cuentos? ¿Vas a escribir más y a publicar un libro?

- Nada de eso, estos dos van a ir en este libro de aventuras, que tú estas narrando. Los he escrito exproceso para este libro.

- ¡Eso ni hablar…! ¡Me niego en redondo! Esto es un libro de aventuras tuyas que tienes que soportar casi todos los días. ¡Esto no es un libro de cuentos de brujas!

- Respeto tu opinión, pero yo considero que estas aventuras de mis hijos con las brujas y los fantasmas, son tan interesantes como esas que yo vivo en la vida real, al menos a ellos les divierten mucho, y eso es lo que me ha hecho pensar en meterlas en este libro.

- ¡Me parece que no nos vamos a entender…! ¡Yo me niego a seguir narrando tus vivencias si metes brujas y fantasmas en medio! Lo tuyo es serio, y esto es…

- ¿Qué…? ¿Que es?- Pues cosas para niños, si quieres contar cuentos, pues haz

un libro de cuentos y lo publicas aparte, pero no me metas en este libro una cosa así.

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- ¡Vamos hombre…! No te pongas así. Tú sabes que el mismo Cervantes mete en su Don Quijote, otras novelas curiosas, como… “El Curioso Impertinente” que nada tiene que ver con Don Quijote ni Sancho Panza. Yo creo, que incluso, le dan un toque más agradable a las aventuras de su ingenioso hidalgo.

- ¡Déjate de chorradas y de hidalguías…! y baja al terreno práctico, esto es un libro de tus aventuras y nada más, si tú quieres meter otra cosa en medio, yo me desligo de este asunto.

- Pues si que te lo tomas tú esto en serio, ¡vamos…! ni que te propusiera tirarte por el puente de lata.

- ¡Mejor sería eso que esto que me propones!- ¿Qué os pasa…? ¿Otra vez discutiendo?- ¡Tu marido, que quiere meter esos cuentos en sus

aventuras!- ¿No te gusta la idea…? A mi me encanta y a los niños más

aún.- ¡Ahí tienes los papeles, los de tus escritos de cuentos y

además los míos y son los últimos que te hago…!- ¡Pero hombre…! ¡No te pongas así...! Siéntate…, que te va

a dar un infarto y no creo que sea para tanto.- ¡Es que yo te conozco…! ¡Hoy son estas brujas y mañana

me sales con Dios y con tus sueños y naderías de esas! ¡Estoy seguro que ya estas pensando en meter incluso algunos de tus chistes!

- Me has adivinado el pensamiento, tú tienes dones de adivino, te lo aseguro.

- ¡Lo ves prima…! ¡A este tío le gusta liarlo todo, yo así no puedo trabajar!

- Vamos, mirar de llegar a un acuerdo, él te necesita, y para ti -dijiste- que te iría bien narrar una cosa así, que iba a ser un pelotazo o algo así.

- Sí, claro, pero no de brujas y fantasmas, eso ya no lo leen ni los niños.

- Mira…, Natanael, yo estos cuentos no renuncio a ponerlos, estos ya están hechos y van a ir en este libro. Te prometo que no irán más cuentos, ni cosas de Dios, ni de sueños, ni tampoco ningún chiste…Aunque la verdad…, se uno de un barbero que te morirías de risa si te lo contara.

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- A mí, me lo puedes contar, pero eso es una cosa y otra cosa es ponerla en un libro. O haces un libro de chistes o haces uno de aventuras, ¿entiendes lo que te digo?

- Pues claro que lo entiendo, lo que pasa es que cuando las ideas se me vienen a la cabeza, pierdo la realidad del libro en el que estoy, y eso hace que a veces se mezclen las cosas, pero no creo que tenga tanta importancia. Si te parece hacemos un alto, te cuento el chiste del barbero y luego seguimos. Relájate y dime si te ha gustado este vino.

- El vino es excelente y..., el chiste del barbero…, cuéntalo, pero nada de ponerlo en el libro.

- Un hombre entra en una barbería para que lo afeite el barbero. Este comienza a afeitarlo y cuando la navaja va por la garganta, este hombre se gira un poco y ve, en el cesto donde se echan los pelos, una cabeza. Todo preocupado, le dice al barbero:

- ¿Eso que es…?- No se preocupe, -le contesta- eso es un trabajillo echado a

perder.- Je…, je…, je…, La verdad es que el chiste es bueno. ¡Con

que un trabajillo echado a perder…! Je…, je…, je…Si…, es bueno.-¿Tienes bastante con este…, o te cuento el del médico?-No, no más chistes, aunque la verdad es que el chiste es

bueno, pero yo he venido a otra cosa.- Quedamos así, tu sigues narrando mis aventuras, y yo te

prometo que solo saldrán estos dos cuentos, que a pesar de lo que tú dices, van a hacer las delicias de muchos niños, como lo han sido de los míos.

- De acuerdo. Y del asunto monetario… ¿Qué?- Hombre, primero hay que hacer el queso, después venderlo,

luego partirlo y a trozos comérselo.- Los de la Red… ¿cuanto se llevan?- Pues la parte que les corresponde, no pensarás que esto es

cosa de uno solo. Mi parte es la peor, por que la tengo que vivir, y si no hay aventuras no hay libro y entonces sobráis todos. Así que cada cual haga su parte y después, cuando tengamos el queso a puntó repartiremos las partes según lo convenido. ¿De acuerdo?

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-Vale, me voy, que hoy estoy citado con el alcalde a eso de las doce y mira la hora que es.

- De acuerdo, hasta otro día. - ¡Como se ha puesto tu primo…!- No te preocupes, él es así, pero luego se viene a razones.

¿Cuál es ese chiste, del médico, que querías contarle?- Un hombre fue con su hijo al médico. El hijo tenía un ojo

malo, el médico estuvo mirándole el ojo y después de toquetearle les despidió. Entonces el padre le preguntó al médico.

- Doctor… ¿El niño perderá el ojo?- Eso depende de él –contestó el médico- yo se lo he puesto

en el bolsillo. -Je, je, je…Este si que es bueno, y mi primo se lo ha perdido.

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MOTRIL ALMUÑECAR Y MÁLAGA BAJO CONTROL FEDERAL

El otro día, cuando nuestro hombre se fue hacia este litoral mediterráneo, no notó nada en el camino, ni tampoco en la populosa ciudad de Málaga, se ve que aún los federales no se han podido hacer con el recorrido que habitualmente utiliza Daniel.

Por casualidad, el jueves pasado, nuestro hombre pudo descubrir, sin ser descubierto, que los federales también le investigan en esta zona.

A las 9,45 de la mañana, el célebre coche rojo federal, se encontraba aparcado en doble fila con un federal dentro y el otro investigaba la Sociedad Vegetariana. Es lógico que estos federales hayan pisoteado todos los hoteles, tanto caros como baratos, de Málaga, sin ningún resultado positivo. Igualmente, sabiendo que nuestro hombre es naturista, controlan la sociedad Vegetariana y algún herbolario del centro. En una ciudad tan grande es más difícil, pero además coincide, que aquí duerme y come en casa de amigos, y no utiliza para nada los servicios públicos. Es verdad que alguna vez sí ha ido a este restaurante de la sociedad Vegetariana con algunos amigos, pero no es lo habitual en él.

Este día, su amigo Paco, -le dijo.- Daniel: ¿A que hora comienzas hoy las visitas?- A las diez, ¿Por qué?- Es que tengo que ir a un cursillo a una iglesia del centro y

allí no hay aparcamiento.- No hay problema, vístete y te llevo donde quieras.- No es preciso que me dejes en la misma puerta, aquellas

calles son estrechas, me dejas en la otra que sube.- Tranquilo, te dejo donde tú me digas.Su amigo Paco iba marcando el itinerario a seguir, hasta que,

al entrar en la C/ Carretería, nuestro hombre dijo:- Esta es la C/ Carretería, aquí está la Sociedad Vegetariana.

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- ¡No me digas…! Sabía que había cambiado de sitio, pero no sabía a donde.

- Ya verás, poco más arriba tiene que estar, está en un primer piso ¿sabes?...Mira, allí está…frente a ese coche rojo.

- Para aquí, que la iglesia es aquella, me viene estupendo bajarme aquí.

- ¡Fíjate…si es un coche federal…! –Pensó para sí nuestro hombre.

Bastante disimulado, pero era federal. El agente del interior del coche miraba hacía su compañero, y no pudo verlo a él, que en esos momentos, subía raudo la calle Carretería. Luego torció a la derecha por estar prohibido el hacerlo hacia la izquierda. Su bólido se perdió en el intrincado cruceteo de calles, hasta llegar a la imagen de un Cristo, que está dentro, pero que casi quiere salirse a la calle, luego torció a la derecha llegando a su destino, puntual, como siempre.

El viernes día 15, nuestro hombre notó en Almuñecar, algunos controles federales: Un coche azul, frente al kiosco de periódicos cubría esta salida hasta Málaga. Otro coche oficial cubría el Paseo marítimo, y otro más La avenida Andalucía. Este último y el azul iban totalmente disimulados. Antes de llegar a la nacional 340, este coche azul se paró en seco echándose a la derecha, lo que motivó que Daniel, que iba en ese momento a velocidad supersónica, tuviera que hacer una de sus habituales piruetas, para no darse de narices en el paredón de chirimoyos y aguacates, que alegran esta gran avenida.

Desde allí, el federal pudo ver la dirección que tomaba nuestro hombre, que como es habitual en el, al terminar su trabajo siempre se marcha a casa. Al cruzar el puente de Salobreña tuvo que rebasar a un amarillo federal, que controlaba este paso a escasa velocidad.

Otros dos vehículos esperaban en el cruce (en obras) Puerto –Granada – Motril.

Hay que reconocer que estos federales saben muy bien su oficio, y ocupan los lugares estratégicos, iniciando la maniobra de sus vehículos, en el momento justo, para que el bólido de Daniel

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quedara entre ambos coches federales. Uno cubría la dirección Motril - Puerto, y otro la dirección Granada - Málaga.

Nuestro hombre esperó con paciencia el desbloqueo del cruce y enfiló la dirección Granada, para después, en el puente de Vélez Benaudalla, torcer a la derecha, remontando el Río Guadalfeo por la margen derecha hasta Orgiva.

Decía Daniel el otro día que a él siempre le había llamado la atención el nombre de los cuatro ríos que rodean Orgiva, pero que hasta el sábado pasado, no supo la verdadera historia de estos nombres –Él cuenta:

Un aguerrido ingeniero y descubridor de ríos pasó por Orgiva y le puso el nombre de su mote al principal. El hombre era feo, y todo el mundo le llamaba el feo. Así que le puso Guadal Feo.

El otro río que descubrió fue el Río Seco. Le puso este nombre por que él era un hombre muy delgado, y en su tierra a los hombres delgados se les llama secos.

Siguió adelante y al siguiente río lo bautizó con el nombre de su estatura. Este ingenioso ingeniero era de una estatura pequeña y le puso Río Chico.

Más adelante descubrió el siguiente río y le puso el nombre de su vestimenta, pues de llevar tantos días andando, iba que daba asco de verse y le puso Río Sucio. Es por eso que los ríos de Orgiva se llaman: Feo, Seco, Chico y Sucio. Estos nombres harían reír a cualquiera, menos a los habitantes de aquí que ya estamos acostumbrados y los nombramos con toda naturalidad.

Se cuenta también, que este ingeniero siguió descubriendo ríos y llegó hasta la capital de Granada. Cuando logró alcanzar el pueblo de Lanjarón, a este río le puso el nombre del pueblo, esto es: Río de Lanjarón.

Siguió su marcha, y cuando alcanzó el pueblo de Nigüelas, a este río le puso el nombre del pueblo, esto es: Río de Nigüelas.

Después fue al pueblo de Dúrcal, y le puso Río Dúrcal. Llegó al pueblo de Dílar, y le puso Río Dílar. Cabe preguntarse: ¿Por qué este hombre cambió tan rápido

de opinión y no hizo lo mismo con los otros ríos que descubrió en su recorrido hacia Granda? La verdad es que Daniel ha indagado en varias bibliotecas de esta zona, y solo ha encontrado esto que acaba

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de contar. Tiene intención de escribir al Presidente del Gobierno de España, Para que la próxima vez envíen a una mujer que sea: guapa, alta, hermosa y risueña, para que rebautice estos cuatro ríos de Orgiva. Así se llamarán de aquí en adelante: Río Guapo, Río Alto, Río Hermoso y Río Risueño. Creo que todos los habitantes de Orgiva se lo agradeceremos para siempre.

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DANIEL DE NUEVO POR TIERRAS DE ALMERÍA

La noche anterior, nuestro hombre preparó su bólido con todo el equipo de ataque y defensa, así como de distintos camuflajes. Esta vez el camuflaje más original era el de hotel volante, o mejor dicho, de dormitorio volante. Una cama perfectamente hecha, ocupaba toda la parte trasera del vehículo, asientos solo llevaba los dos delanteros.

El camuflaje de banderolas de la vez pasada, que tanto éxito tuvo, lo llevaba metido en una caja por si era precisa su utilización. Todo a punto menos un detalle, ya era tarde cuando descubrió este fallo, le costó tener que dormir vestido en el Hotel Quiniela en que se hospeda. En verano lo hubiese hecho desnudo, pero este día hacía frío y prefirió dormir vestido.

Hacia las ocho de la mañana inicia la marcha desde Orgiva, hay un cambio en el itinerario habitual, al cruzar el puente del Guadalfeo, nuestro hombre, enfila la carretera que va a Motril, en lugar de la habitual de montaña.

¿Por qué este cambio? Según nos explicó más tarde, había dos razones de peso. Una de ellas era el frío y posible hielo en la cordillera de Lujar. Otra menos importante, un estupendo bocadillo que el lunes se dejo en el piso de Motril, y unas muy apreciadas mandarinas.

En su recorrido hacia Motril ya vio los controles federales, unos estaban bien disimulados y otros no. El más original era un hombre con vestimenta de cosaco, este estaba a la altura del Azud de Vélez, es curioso hasta que punto llegan estos federales para conseguir el fin propuesto. Otro muy original era un hombre con una máquina fotográfica puesta en la cara, iba muy bien vestido y con un bolso en el suelo. Este hombre al pasar el bólido, hizo como que lo fotografiaba por delante y por detrás. Esto es un truco psicológico que suele dar muy buenos resultados, a ningún maleante le gusta que lo fotografíen por sorpresa, instintivamente se lleva las manos a la cara e intenta quitarle la máquina al que le hace la foto.

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El resultado en nuestro caso fue negativo, pues a Daniel lo conoce todo el mundo y no le importa que lo fotografíen por delante o por detrás. Otros originales eran los agentes de la INTERPOL: Unos eran belgas, otros ingleses y otros alemanes, estos estaban instalados a todo lo largo del recorrido. A nuestro hombre le tocó subir en su coche al belga. Este era un hombre curioso que fue descubierto a la primera de cambio. ¡A quien se le ocurre decir que ha estado de vacaciones en España y que solo conoce Huelva…! Como él se echara a reír, este hombre añadió.

-También con un amigo en Granada… -¿Granada bonita…?

-No comprí… (No comprendo bonita.)Se ve que para no cometer más errores prefirió hacer como

que no entendía el español. Lo sabía a la perfección como lo demostró en las primeras frases que pronunció. Otro truco utilizado por este belga fue en el semáforo. Daniel le invitó a bajarse del vehículo indicándole el final del recorrido. Se hizo el remolón hasta que el semáforo se puso verde. Entonces, Daniel cruzó la nacional 340 y paró en seco, fin…-Le dijo.

El agente de la INTERPOL salió lentamente mostrando su tatuaje en el brazo izquierdo, un súper reloj, sus gafas y sus dedos de pianista. Sacó su macuto lentamente y se inclinó de espaldas a nuestro hombre. Daniel pudo leer en su pasaporte: Ciudadano Belgique.

Esto es lo que este agente deseaba, convencer a nuestro hombre que él de verdad era belga y de Bruselas. ¿Por qué? No lo sabe. Pero nadie lleva un pasaporte tan a la vista.

Más tarde nuestro hombre lo vería a la salida del Ejido, le hizo la señal para que parara, pero paró por que observó que a los que iban delante no le hizo señal alguna. Nuestro hombre, sin parar el vehículo, le saludó sonriente y le dejó donde estaba. Se supone que pronto sería recogido por la INTERPOL nacional.

Otra cosa curiosa fue la “soga”. Un trozo de cuerda enganchado desde el espejo retrovisor hasta el parachoques trasero de su vehículo. Es otro truco para ver como reacciona el individuo que se le hace esto. Si la tira al suelo y mira para todos lados

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enfadado o como amenazante, quiere decir que esta a punto de cometer errores y va perdiendo los nervios.

Otro truco fue: Un coche se instaló frente al local donde él visita, el ocupante salió del coche y miraba insistentemente y con mucho descaro, a todos los enfermos que entraban y salían del herbolario. Si alguno estaba complicado lo notaría. Este truco suele también dar buenos resultados.

El truco de las llaves puestas en la puerta lo utilizaron por la noche en el hotel, pero esta vez no picó. Además notó que el agente tenía dos habitaciones alquiladas, este hombre era alto y bastante hablador.

José resolvió responder con la misma moneda; cogió todas las peladuras de un membrillo, las cáscaras de mandarina del día anterior, recortes de tocino, un papel de propaganda de unos almacenes de muebles. Todo esto lo lió en un papel manchado y lo metió n una bolsa de plástico, la ató con dos nudos, la llevó andando muy despacio hasta una papelera que había en la zona ajardinada de Nueva Andalucía. Después volvió al local y desde allí vigilaba la papelera de reojo.

¡Aquí empezó la de Troya...!Primeramente dos agentes disfrazados de jardineros, se acercaron al lugar de la bolsa y pusieron un vehículo de mano junto a la papelera, hicieron como que daban a las bombas de riego y a poco se marcharon, llevándose el vehículo manual.

Nuestro hombre sonreía al ver la rapidez con que actuaban los federales. En un momento toda la zona de Nueva Andalucía y Regiones, quedó acordonada por los militares, que dos días antes, habían tomado por asalto el puerto, simulando maniobras de poco alcance. Las sirenas de los vehículos oficiales sonaron por toda Almería, grandes autocares y helicópteros del Ejército de Tierra y de la base OTAN llegaron para evacuar la zona. Todo el mar de Alboran comenzó a llenarse de barcos de guerra y, posiblemente, de submarinos.

Nuestro hombre había terminado su trabajo y no quería que le pasara como la vez anterior. Esta vez los rusos nos cogen la vez -pensó para sus adentros-, mientras con su bólido intentaba romper el cerco de tanquetas, que el Ejército de Tierra había instalado ya en la

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carretera de Murcia. De hecho, Almería capital, quedó cortada en dos mitades. La línea divisoria era la carretera de Murcia, desde los campamentos hasta el puerto, este también entraba dentro de la operación de tenaza que el Ejercito Español llevaba a cabo. Fueron rápidos y eficaces en lo tocante al cerco, pero no tanto en la evacuación de los dos barrios más afectados, esto es: Regiones y Nueva Andalucía. El barrio del Zapillo que también estaba bajo control militar, nunca pensaron en evacuarlo, tal vez por lo alejado del punto donde se encontraba la bolsa y su posible explosión, o del valioso documento que la misma podría contener.

Los federales, desde su cuartel general, situado entre las dos estaciones de pasajeros, colaboraban en la margen izquierda de la carretera, para evitar la irritación de la población civil. Hay que reconocer que en esta misión de segundones, eran bastante eficaces: Daban caramelos a los niños, conversaban con las damas que requerían información, repartían planos del contorno libre de Almería capital y alrededores, por donde se podía circular libremente, cuidaban el cierre o apertura de la circulación, según se requería en cada momento, eran cientos de detalles que los militares jamás hubiesen podido, ni sabido, hacer con la eficacia requerida. El jefe federal localizó a Daniel, justo en el momento en que este lograba salvar la vigilancia ejercida por las tanquetas, a la altura del colegio mayor (más grande). Eso sí, iba a pié, pues el bólido hubo de abandonarlo por la imposibilidad de circular, con un coche así, por carretera.

- Ven conmigo –le dijo- es preciso que me informes con todo detalle, antes de que las cosas se pongan peores.

- ¿Qué pasa esta vez? ¿También se me acusa a mí de este jaleo?

- ¿No me dirás que nada tienes que ver con este asunto?- ¿Qué asunto? Si te refieres a que yo haya ordenado esta

movilización, te aseguro que es un error por tu parte.- ¿Qué contiene la bolsa, que según mis agentes y los de la

INTERPOL, tú has depositado impunemente una de las papeleras del jardín de Nueva Andalucía?

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- Si te digo la verdad no me vas a creer, y si te miento lo notarás. Es el gran dilema que tengo siempre que hablo contigo o con algún agente tuyo.

- ¡Corre…, por aquí…! ¡Tenemos que alcanzar el cuartel antes de que lleguen los rusos!

-Pero… ¿Qué dices…? Otra vez tu manía de mezclar a esta pacífica gente en tus historias.

-¡Ah si…! Pues mira al frente.Efectivamente, la estación del ferrocarril estaba en manos de

esta gente del Norte de Europa, que por lo visto, les gusta venir de vez en cuando a calentarse con el sol de esta bendita tierra.

Esto de calentarse en el sol de España ya lo hace todo el mundo, lo que no entiendo, lo que no acabo de entender, es porque esta gente tiene que hacerlo de esta forma tan irracional y anticuada.

- Sube conmigo a la torre del cuartel, quiero desde allí vigilar la operatividad de mis hombres y salvar lo que pueda. Desde este puesto de observación se ve todo con más claridad.

- Parece que la intención de los rusos, es presionar sobre toda la barrera impuesta por nuestro ejército y romperla por la parte más débil.

- Así parece, y lo peor es que lo están consiguiendo.-¿Nos dejaremos otra vez avasallar por estas gentes?- No se, lo que si tengo claro es que en cuanto vea la

oportunidad, pienso actuar para desquitarme del golpe del otro día.- Eso sería venganza personal, y yo creo que en estos

momentos hay que pensar con más lógica y en otras cosas.- Eso es verdad, por ejemplo… ¿Qué es lo que contiene esa

maldita bolsa? Para mí eso es importantísimo, pues tengo la impresión que dentro de la INTERPOL tiene que haber algún agente que trabaja para los rusos.

- ¿No será alguno de tus agentes? No siempre van a ser los de fuera los que soplan estos detalles.

- Puede ser, pero quiero que de una vez contestes a mi pregunta.

- ¿Qué pregunta…?- Muy gracioso…, ten en cuenta que voy a llamar a De

Miguel y quiero darle la información exacta y precisa.

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- Ya puedes descolgar el teléfono, te aseguro que lo que te diga es la verdad del contenido.

Llamó a un teléfono que por el prefijo y los números que marcó, supuso nuestro hombre que llamaba a la capital de España.

- ¿Otra vez contando con la Moncloa?- Ni hablar, esta vez esto lo resuelve De Miguel. No

permitiré que pase lo que pasó aquella vez, aquello fue bochornoso.Nuestro hombre quedó pensativo y un poco preocupado al

escuchar la conversación por teléfono:- Sí…, una bolsa de plástico…- En la papelera, a eso de las once de la mañana…- Sí, fue Daniel el que la depositó, en este momento se

encuentra aquí conmigo…- ¿Quiere saber el contenido?- Bien…, de acuerdo, cooperaré con mis hombres.- ¡Qué ha pasado…! ¿Ya no te interesa saber el contenido de

la bolsa?- Pues no, si a Miguel no le interesa, mucho menos a mí, ya

la cosa se resolverá por el honor nacional.- Me temo que eso del honor nacional se presta a muchas

interpretaciones.Mientras tanto los rusos avanzaban carretera arriba y en un

descuido, tal vez hecho a propósito lograron romper el cerco que imponía nuestro glorioso ejército.

- No te importe, ya me ha dicho Miguel que la cuestión se resolverá en cuestión de minutos, y que piensa darle la lección de una vez por todas a esta gentes del norte.

- Pero si están ya muy cerca del objetivo… ¿Por qué no lucha nuestro ejercito para evitarlo?

- Son órdenes…fíjate lo que está pasando en el puerto.- ¡Será posible…! ¡Si no lo veo no lo creo…!- Así es, he ordenado a mis hombres que se hagan con todas

las máquinas voladoras y las encierren en la térmica del Zapillo.- ¡Huy…! Teniendo en cuenta la velocidad que desarrollan

esas máquinas voladoras, desde el puerto a la térmica…, yo calculo les llevará una media hora larga. Dos kilómetros son muchos, eso hay que tenerlo en cuenta.

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- Eso no importa, una vez que levanten del suelo, los rusos no podrán usarlas y tendremos todo el tiempo que queramos, ya que no podrán volver a sus submarinos. Los vamos a coger en dos frentes, esta vez tendrán que ceder, ya esta bien de tanta política.

- ¿Que pasa con la política?- Nada, que esta vez la Moncloa se va a enterar por los

periódicos.- Eso no parece muy sensato… ¿No sería mejor informar al

Presidente de todo esto?- ¡Claro que se le informará…! Pero una vez recuperado el

honor nacional.- Si falla esa recuperación del honor… ¿Qué cree que pasará?- Es un riesgo que se corre, pero yo confío plenamente en De

Miguel. Mire, los problemas siempre vienen si se pierde, pero si se gana, todo el mundo aplaude, incluso la Moncloa se sentirá satisfecha de haber ganado por una vez.

- Eso es cierto, pero el riesgo con una potencia así puede ser muy grande.

- No lo crea, siempre creerán que actuamos bajo las órdenes del Pentágono, y a esos si que les temen.

- ¡Ahí los tienen…! ¡Algo así me esperaba!- ¡Son aviones de carga…!- Son Paker y Duglas, se ve que no está muy al día en

aviación.- No es mi fuerte desde luego, pero me ilusiona verlos en el

aire.Efectivamente, el cielo de Almería fue cruzado por dos

escuadrillas de reactores que, a unos ochocientos metros de altura, evolucionaron sobre la capital. Cada escuadrilla la componían cinco aparatos. Dos de los aparatos a reacción abandonaron la formación (parecían miragge) y recorrieron toda la playa del Zapillo a unos cien metros de altura, dejando dos estelas de humo que marcaban el ancho de la playa y el paseo.

- Ya han balizado el campo –dije.- ¿Qué quieres decir?- Mira como los paker y los duglas enfilan las columnas de

humo dejadas por los reactores.

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- Ya lo veo, ¿pero que nombre le has dado?- Balizar. Cuando yo estaba, primero saltaba una o dos

patrullas y abalizaba el campo, es decir, señalaban con humo donde habían de lanzarse los paracaidistas. Ahora veo que lo señalan desde el cielo, naturalmente es mucho más rápido.

¡Precioso…si señor…! Los diez Paker y los seis duglas, enfilaron la playa a unos seiscientos metros de altura, dejando un rosario de paracaidistas, que por un momento nublaron el sol de esta alegre ciudad. Uno de los duglas se salió de la formación y fue seguido por cinco reactores, cuando se encontró a unos doscientos metros mar adentro, dejó caer un grueso paquete que iba sujeto por un gran flotador. También saltó una patrulla compuesta por quince hombres. El paker volvió a su formación, pero los reactores siguieron evolucionando encima de aquellos quince hombres.

- ¿Qué pretende esos quince hombres al saltar en el agua?- Parece ser que en esta zona no disponíamos de hombres

ranas disponibles, y han preferido combinar la operación anfibia toda desde el aire, por la urgencia con que di el aviso –comentó el jefe federal.

Daniel estaba muy emocionado y casi no podía dar crédito a lo que veía. ¡Como me hubiera gustado participar en una operación así…! -Comentó por lo bajo.

- Lo ve, ya los tenemos a nuestra merced, o se rinden o lo pasarán mal.

- Espérate a ver como reacciona esta gente, pues como has podido comprobar ellos se han hecho con la bolsa.

- Sí, eso es cierto, pero eso entra dentro de los planes de Miguel. Piensa obligarlos a entregar la bolsa en la explanada de la estación del ferrocarril. Desde aquí lo veremos perfectamente.

- ¿No crees hubiese sido mejor que nuestro ejército recuperase antes la bolsa?

- No, eso hubiese sido fácil, y tanto mis hombres como nuestro ejército lo hubiesen logrado. Se trata de humillarlos, haciéndoles devolver algo que nunca debieron intentar coger, y por su mismo procedimiento; esto es, la fuerza.

Los paracaidistas avanzaron con una rapidez digna de todos los elogios, tomaron la estación del ferrocarril en cuestión de

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minutos. La barriada del Zapillo, la estación de autobuses, los garajes, la estación de servicio del puerto. En menos de diez minutos tuvieron en su poder todos los puntos estratégicos. El grueso de los paracaidistas avanzaba por la carretera de Murcia, formando una hilera gruesa. Rebasaron Nueva Andalucía y rodearon Regiones por la Cruz roja, formando una tenaza con la otra columna, que al mismo ritmo avanzaba por el campo desde el Zapillo.

- Es la segunda bandera –dijo Daniel todo emocionado- llevan el banderín “Roger de Laura” ¡Perfecto…! –Añadió- con las lágrimas en los ojos por la emoción. Esta es una operación perfecta y bien planeada, solo un cerebro como el de Miguel podía ingeniarse algo así.

- ¿Conoces a Miguel? Preguntó el jefe federal.- Claro que le conozco…, o es que olvidas que hice la mile

en la 2ª bandera de paracaidistas del Ejército de Tierra.- Si, ya lo sé, pero como hay tantos, podías haber estado con

otros.-Precisamente, en aquellos tiempos Miguel tenía la

graduación de teniente. Hoy sé que es General o más y que ha tenido mando en la región de Baleares y de Madrid. Para mi era entonces el mejor militar que tenía la segunda bandera.

- No conoces lo más ingenioso de esta operación, ya te contaré después, ahora veamos como se desarrolla todo esto.

Los paracaidistas cerraron su tenaza y avanzaron hacia la zona ajardinada, apretando el cerco. En su bolsa quedaban encerrados los rusos y también nuestro ejército de tierra, que a la vista de lo que acontecía, volvieron sus tanquetas mirando hacia la carretera de Murcia, de manera que los rusos se vieron con un doble frente de soldados al frente y a sus espaldas.

Un intento de fuga de un grupo de oficiales rusos, con la bolsa en su poder, fue cortado en seco por un pelotón de paracaidistas y por dos tanquetas.

-¡Quietos ahí hasta nuevas órdenes…! Ordenó el suboficial Mendoza. ¡Aquí no se mueve nadie…! Repitió encarándose el su fusil y dando órdenes a los suyos para que hicieran lo mismo.

Los rusos estaban totalmente desconcertados y quedaron como petrificados. En esos momentos se oyó una potente voz que a

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través de unos altavoces invitaba a los rusos a rendirse, indicándoles que era inútil el luchar, ya que tanto las veinte máquinas voladoras como los tres submarinos, estaban en manos de los paracaidistas y de los hombres rana del Glorioso Ejército Español. También se le invitaba al jefe ruso para que diera órdenes a sus gentes, que dejasen las armas en el suelo y se desplazasen al centro de la explanada del ferrocarril, llevando la bolsa consigo.

Este jefe ruso, se encontraba en esos momentos, encañonado por el pelotón de paracaidistas que mandaba el suboficial Mendoza.

- ¿Por donde se va? –Preguntó el jefe ruso- en un castellano bastante bueno y con acento andaluz.

- Por aquí, síganme, ustedes también.Custodiados por el pelotón de Mendoza, los cuatro rusos

fueron conducidos hasta la estación. Cuando llegaron a la explanada, le ofrecieron un megáfono para que hablara a su tropa.

De aquel megáfono salieron palabras incomprensibles para Daniel, y se supone para la mayoría de la población almeriense, que atentamente miraba el desarrollo de los acontecimientos. No así para el resto de las tropas rusas, que automáticamente depositaron sus armas en el suelo y en silencio esperaron nuevas órdenes.

A poco llegó un Lan Rover con Miguel y dos oficiales paracaidistas. Algo habló Miguel con los suyos y bajando del vehículo se dirigió hacia donde estaba Mendoza y el jefe ruso. Con gesto solemne y sin mediar palabra, Miguel alargó su mano en señal de que le dieran algo, el jefe ruso interpretó perfectamente el gesto y sin mediar palabra le depositó la bolsa en la mano. Gracias, dijo Miguel, pasándole la bolsa a su ayudante.

- ¿Por donde prefiere trasladarse a Rusia, por mar o por aire?- No quiero trasladarme a Rusia, pido asilo político para mí y

para toda mi tropa.- Esto se complica, -dijo Miguel- el asilo político solo lo

pueden conceder los políticos y yo soy militar.- Bien, -dijo el jefe ruso- pues hable con los políticos.- De momento acompáñeme, y ordene a sus hombres, que de

una forma ordenada se marchen hacía el puerto. Mis hombres les custodiaran hasta su embarque en los submarinos.

- ¿Dónde están las máquinas voladoras?

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- No hace falta, los tres submarinos están sujetos y amarrados en el puerto, podrán embarcar a pie.

Esta conversación la pudimos escuchar todos a través de los altavoces. Por lo que le refirió después el jefe federal a Daniel, la operación más imaginativa estuvo a cargo de los hombres rana de la marina española:

Sacaron del paquete que lanzaron en paracaídas, cinco potentes imanes, tres de ellos los acoplaron al casco de los tres submarinos. Otro de los imanes lo pusieron en una gran bolla metálica, y el siguiente imán lo pusieron enlazado con este y los otros tres. De esta sencilla y silenciosa forma, sin que nadie de la tripulación de los submarinos se diera cuenta, los fueron adentrando dentro del puerto, quedando aquí amarrados con fuertes cables metálicos.

Para el arrastre se utilizó la misma barcaza que había servido para sostener los potentes imanes, y que fue lanzada en paracaídas.

- Lo que yo le decía, -dijo Daniel- No es lo mismo ganar una batalla que prever sus consecuencias. ¿Qué hará ahora Miguel si los rusos persisten en pedir asilo político?

- Este problema no lo teníamos previsto, ya veremos como sale todo este asunto, lo más seguro es que los americanos quieran correr con ese riesgo, a cambio de poder estudiar ellos también, el sistema de propulsión de esas “rapidísimas” máquinas voladoras.

- ¿Es que pensaban estudiarlas aquí en España?- Ya lo creo que sí, dos de ellas ya están a borde de un

hércules rumbo a Sevilla.- ¿Y los submarinos…?- Lo mismo, hemos de conseguir desalojar alguno, nuestros

técnicos están ya de camino, vienen desde Cartagena y Cádiz, en cuanto lleguen iniciamos la operación de desalojo.

- ¡Esto es demasiado…! ¿No le parece?- Nada de eso, para cuando los políticos tomen una decisión,

nosotros tenemos que tener todos los datos en nuestro poder.- ¡Muy astutos…, muy astutos, si señor…! ¿Parece que no

confían demasiado en las salidas políticas?

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- Si que confiamos, pero la verdad es que nunca ganamos y hoy queremos nosotros ganar… ¿No le parece que alguna vez deberemos ganar?

- Visto así tal vez se pueda dar por buena toda la operación, pero hay que confiar en nuestros gobernantes, para eso los elegimos.

- Ellos también tienen que confiar en nosotros en cuanto a la defensa nacional.

- ¿Me puede decir porque Miguel no se interesó por el contenido de la bolsa?

- Cuando le dije que era obra tuya, ya no quiso le dijera más, no sé el motivo…, pero… ¿Qué contenía la bolsa?

- La verdad es que casi no me acuerdo, pero creo eran: Peladuras de membrillo y de mandarina, recortes de jamón con tocino, y un papelito color rosa, con propaganda de unos almacenes de muebles o algo así.

- Igual de original que el otro día. ¿No es así?- Así es; sus hombres me obligaron a devolverles la moneda,

me pusieron una cuerda desde el espejo retrovisor hasta el parachoques trasero, supongo eso lo hicieron para intimidarme. Yo me limité a devolver la broma con otra parecida. Solo que ustedes se excitan un poco más que yo y lían cada una que se las trae.

- ¿Eso hicieron mis hombres?- Así es.- ¿No pudo ser alguna otra persona?..., ¿o algún niño?- Pudo ser, pero yo aseguraría que fueron sus hombres.- Me informaré bien, tal vez fue algún espía árabe, esa gente,

desde aquel día que no le dejamos echarse la siesta a su gusto nos tienen manía.

Lo que no sabía el jefe federal es que Miguel llamó antes de iniciar la operación tanto al Rey como a Gonzáles. Este se encontraba reunido con el Guerra y después de escuchar a Miguel con toda atención esta fue su respuesta:

- Confiamos plenamente en ti, por eso estás en ese puesto y no en otro. Tienes nuestra plena confianza y salga como salga esta operación siempre te apoyaremos.

Daniel se enteró de esto después, en una conversación que sostuvo en privado con Miguel.

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- Daniel le dijo a Miguel: ¿Por qué entonces dejaste que el jefe federal creyera otra cosa?

- A Guillermo le gusta eso de, hacer y después informar, fue por eso que usé la táctica militar de solo decir lo que interesa, para que la gente actúe en la dirección correcta, sin saber demasiado los detalles. Esto corresponde al alto mando y Guillermo en esta operación estaba como un subordinado de los militares. Eso sí, es uno de los hombres más eficaces que tenemos, por eso lo puse en ese puesto para esta operación.

- Ya sabía yo que eso era demasiado arriesgado, el preparar y realizar una operación de esta envergadura, sin conocimiento de nuestros representantes legales.

- Tú sabes que jamás hubiese hecho una cosa así, pero Guillermo si que lo creyó, y yo le dejé en su creencia, a sabiendas de que actuaría así con mucho más celo y eficacia.

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UNA PERIODISTA ENTREVISTA A DANIEL

- ¿El Presidente sabe todo este asunto?- Yo creo que sí, pero la lógica es no interferir en la justicia,

hay que dejar hacer.- ¿Cree Sr. Daniel que el ministerio de defensa está alertado,

sobretodo después de lo de Almerimar y lo de Almería?- Yo creo que sí, incluso la noche anterior a mi

desplazamiento desde Málaga hasta Almuñecar; el movimiento de tropas aerotransportadas desde la base de Rota, hasta la zona de Motril y Almuñecar, fue un hecho real y demostrable.

- ¿No sería esto lo que le indujo a no disparar el torpedo “tierra aire” con paracaídas, al que llamó torpedo misterioso?

- No, en realidad a mí me gusta ver este tipo de ejercicios, y a nuestro glorioso ejército le sirve para hacer maniobras reales, así se prepara mejor para posibles contratiempos venideros. Lo que pasa, es que mi mente está un poco confusa, es posible que esta sea la causa del aplazamiento más que la presencia de los Boinas Verdes y los paracaidistas. He de hacer constar, que ese día, en el mar había barcos de guerra de muchas nacionalidades. Incluso una flotilla, muy bien camuflada, de barcos de pesca del Principado de Andorra, pero que en realidad eran auténticos barcos de guerra.

- ¿Qué es lo que pretenden con esto los andorranos?- En principio, se dedicaron a espiar para ver si descubrían el

Ministerio de Justicia en nuestro país, cosa que nunca lograron.- Eso sería antes, por que ahora todo el mundo sabe donde se

encuentra el citado ministerio.- Eso es verdad, pero cuando se crea el vicio de espiar, no se

sabe cuando parar. Ahora creo que se dedican a espiar a los ingleses cerca del Peñón de Gibraltar, por este lado y a los vascos por el otro. A estos últimos ya los espiaban antes.

- ¿Y eso…?

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- Las intenciones no parecen muy buenas. Si los ingleses deciden marcharse, ellos ocuparían la roca y así ampliarían un poco su reducido territorio.

- ¡Hasta ahí podríamos llegar…!- No lo crea tan imposible, además cuentan con el apoyo de

de las dos grandes potencias y el visto bueno de Francia, que así vería ampliada su zona de influencia.

- ¡Pero eso no lo pueden consentir los españoles…!- Mire, los españoles no nos podemos quejar, desde hace

muchos años nadie nos ha arrebatado ningún otro trocito de tierra, y ante los hechos consumados, la política de nuestro sabio gobierno, será la de pactar con los nuevos ocupantes.

-¡Esto parece una broma muy pesada para los españoles…! ¿No le parece?

- Analice a fondo las cosas y verá que nosotros nada perdemos, los gibraltareños aprenderían otro idioma, ellos están habituados a plegarse al sol que más calienta. Si amplían su cultura y su eficacia en el comercio, la verdad es que no veo porque se han de quejar.

- ¿La vigilancia en el País Vasco…?- Esto es más difícil de explicar, pero se acostumbraron

antes, y ahora lo siguen haciendo por vicio. Al menos así lo creo yo.- ¿Quiere decir que por aquí también pensaban meterse?- Lo pensaban, amiga mía, lo que pasa es que desde hace una

década, esos pensamientos se han ido matizando y yo creo que ya no queda nada de ello, salvo la costumbre y el recuerdo. Es por eso que allí continúan camuflados.

-¡Cualquiera pensaría una cosa así…! ¿Sabe si llegaron a descubrir el Ministerio de Justicia?

- ¡Huy…! Tardaron mucho tiempo, prácticamente hasta hace muy poco no lograron nada en este campo.

- ¿A que se debe tardar tanto tiempo en descubrir una cosa así, a pesar de los muchos medios empleados?

- Mire, en aquellos tiempos eran muy pocos los que sabían donde estaba la Justicia, por lo tanto la colaboración ciudadana autóctona, era prácticamente nula.

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- Eso es verdad, las cosas han cambiado mucho, y hoy es mucho más fácil encontrar la Justicia en nuestro país.

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EL BUSCA MIERDAS (11-12-1986)

- Hoy me ha ocurrido algo verdaderamente sorprendente.- Va, cuenta, ¿de que se trata?- Se trata de algo que jamás vosotros ni yo, hubiésemos podido imaginar.- ¡Va…Daniel! ¡Que nos tienes en ascuas…! ¿De que se trata?- Mirar, iba circulando por la carretera de Motril a Málaga,

cuando en una parada de autobús, un joven me puso la mano para que lo montara en el coche. Yo paré y el joven subió, este joven debería tener unos 22 años. Al subir me dijo que iba para Málaga, yo le indiqué que se pusiera el cinturón, se lo echó por encima sin abrochar, y a poco dijo:

- ¿Vive usted en el Rincón de la Victoria?- No, yo no soy de por aquí.- Es que su cara me es conocida.- Puede ser, pues al subir, yo también he tenido una

sensación similar.- ¿Qué quiere decir? –Preguntó- algo sorprendido.- Lo que he dicho, que a mí también su cara me es conocida.- ¡No puede ser…!- Yo creo que un día yo os subí a ti y a otro joven en mi

coche.- ¡No…! ¡Creo que no! Verá yo soy guardia civil de los que

están haciendo la mile.- Muy bien, y… ¿Cuánto ganan ahora?- Treinta y siete mil pesetas.- No está mal. Para estar haciendo el servicio militar, es un

buen sueldo. Mi hijo hizo las pruebas en la primera promoción que salió, no aprobó y ya no se presentó más. Un momento, -dije- Vamos a echar gasolina y una vez que reportemos continuaremos el viaje.

- Ya ha repostado, ¿no?

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- Pues sí, aún estos vehículos no quieren andar con agua y no queda más remedio que echarles carburante.

- Si que es verdad, creo que los hay hasta con energía solar, ahora se está haciendo cada invento.

- ¿Utilizáis vosotros algunos coches con energía solar en vuestros servicios?

- No, estos inventos no, pero hace poco que estamos usando un invento que es sorprendente.

- ¿De que se trata?- Oficialmente se llama “Buscaris-Excremen”, pero todos

nosotros lo llamamos el “buscamierdas”.- ¿En que consiste ese aparatito?- Se trata de lo siguiente: cuando vamos por una zona en la

cual sospechamos que alguien suele soltar sus excrementos, o…, vete a saber…El caso es que nos interesa localizar su mierda. Cuando avanzamos, conectamos el citado aparatejo, al pedal del freno; tiene este aparato tal sensibilidad, que en cuanto le llega el olor del excremento, bloquea el volante y los frenos del vehículo, y a modo de los aviones con piloto automático, este aparato va guiando nuestro vehículo hasta el lugar en que se encuentra la mierda, o a la distancia más próxima.

- ¡Me parece un poco exagerado...! ¡No puede ser…!- A mí también me lo parecía, y comprendo su perplejidad,

hasta que no se le ve funcionar uno no se lo cree. Pero eso no es todo, llegado al lugar próximo al excremento desbloquea el coche, y él solo, sale y con unas patitas múltiples, y como por atracción al calor, (en este caso olor) logra en cuestión de segundos o máximo un minuto, localizar el objetivo.

- ¿Será una especie de robot?-Efectivamente, ya que nosotros solo tenemos que seguirle,

sin intervenir lo más mínimo.- Una vez localizada la mierda… ¿Qué hacéis? ¿La cogeis

vosotros y la empapeláis? O…- Nada de eso, este aparatejo saca una palita con un brazo y

la va accionando hasta que toda entera pasa a su interior.- ¿Quieres decir que se come la mierda?... ¡Esto es

demasiado!

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- No, no se come nada, lo que hace es pasarlo a su laboratorio y en menos de un minuto suelta: Por un lado los restos de la mierda y por otro un papel en clave, con el análisis completo de todo el contenido.

- ¡Que barbaridad…! ¿Tú has visto funcionar ese aparatejo? ¡Por que a mí se me hace imposible creerlo!

- Claro que lo he visto funcionar, ahora verás, esto te convencerá.

- ¿Qué creéis vosotros que me mostró este joven?- No lo sabemos… ¿Qué es lo que te mostró?- Un montón de papelitos en clave y me dijo: Usted, esta

mañana cagó. Nosotros recogimos sus excrementos y nos da la siguiente conclusión. Dieciocho horas antes, es decir, al medio día de ayer usted comió: Sopa de bolas con harina y huevo, apio, lechuga, aceite y sal marina. Verduras cocidas variadas: Acelgas, judías verdes y alcachofas, patatas, pan y tomate. Yogurt natural con miel, manzana pelada y helado de turrón.

Yo quedé perplejo y sin saber que decirle a aquel joven.- ¿No le dijiste nada?- Es que no sabía que decirle, fue tal mi sorpresa que me

quedé mudo.- ¿Pero era cierto lo de la comida…?- ¡Claro que era cierto…! ¡Hasta en el más mínimo detalle!-¡Increíble…! ¡Cualquiera lo diría…! Oye… ¿dijo algo sobre

mantener esto en secreto? O le daba igual.- El no habló de que fuera ningún secreto de estado, es más,

ni siquiera dijo nada al respecto.- Entonces, mañana por la mañana conocerá todo el mundo

civilizado esta noticia.- ¿Lo vais a publicar a través de la Agencia E F E ?- Primero vamos a hacer las comprobaciones pertinentes, y si

eso es verdad, sin lugar a dudas es una gran noticia. ¿Tienes algún papelito en clave?

- No, aquel joven se los guardó todos, y yo no quise insistir en que me dijera todos los menús que había comido, este y el pasado año.

- Un fallo por tu parte.

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- ¡Hombre…! Figúrate mi sorpresa. Además, yo no sabía si para vosotros esto podía ser una noticia de primer orden.

- ¿No le dijiste si podías ver funcionar el aparatejo?- No le dije nada, pero podéis verlo actuar mañana por la

mañana, en el lugar de Cerro Gordo. Ese es un buen lugar, solo tenéis que camuflarse un poco por la bocacha del túnel, yo por mi parte, aguantaré hasta allí para hacer mis necesidades.

- No nos vayas a fallar, que ahora hace mucho frío.- No os preocupéis, ya sabéis que rara vez fallo.Cada vez que pienso en esto quedo desconcertado, no puedo

adivinar la intención que tenía aquel joven al revelarme aquel análisis tan perfecto.

Con razón se dice, que los inventos de hoy, son las antiguallas del mañana y piezas de los museos del porvenir.

¡A este ritmo de adelantos…! ¿Cuántas mierdas de análisis nos tocará ver…? ¡Verdaderamente increíble…!

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LOS DOS PERIODISTAS EN MADRID

Seguramente ustedes, los lectores de esta historia de aventuras, se habrán quedado pensando o diciendo, o preguntándose: ¿Qué pasó con la cita con los dos periodistas, para tratar de descubrir la veracidad del “Buscamierdas”?

Bien, ahí va la respuesta. Daniel cumplió con su parte, y aquel día junto a la boca del túnel de Cerro Gordo, un poco por encima, depositó allí sus excrementos, lo hizo rápido y sin mucho esfuerzo. No pudo localizar a los dos periodistas que le habían entrevistado el día anterior. O bien estaban muy disfrazados de matojos o no habían llegado aún. Daniel cogió su bólido y se marchó. Durante varios días hojeó los periódicos y nada encontró referente a la “gran noticia”, que según aquellos señores, sería el descubrimiento del buscamierdas.

Pasado algún tiempo, Daniel ya había olvidado aquel asunto. Su esposa y él acudieron a un congreso naturista celebrado en Madrid. El primer día de congreso, Daniel se encontraba en el salón de entrada del Palacio de Congresos, a punto de entrar a la sala de conferencias, cuando dos periodistas le abordaron. Uno llevaba la cámara al hombro y el otro el bloc de notas:

- Señor, –le dijeron- ¿Podría concedernos unos minutos?- Sí, claro. –Contestó- dándose la vuelta.Fue entonces cuando se reconocieron. Eran los mismos que

habían quedado aquel día, y que ahora estaban cubriendo para Televisión Española las vicisitudes del congreso naturista. Quedaron en comer juntos, ya que Daniel tenía mucho interés en saber como había quedado aquel asunto del buscamierdas.

Cuando estaban sentados a la mesa, les preguntó:- ¿Qué pasó aquel día en Cerro Gordo? - Cuando tú llegaste ya estábamos nosotros camuflados y te

tomamos algunas fotos haciendo tus necesidades, ya te enseñaremos alguna de ellas.

- Muy amables, pero os las podéis quedar. Y… ¿Después?

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- Cuando tú te marchaste, a poco vimos llegar un coche color rojo, frenó y cuando estaba cerca del excrementó, salió del coche una especie de robot; de medio metro de altura, aproximadamente, y unos ochenta centímetros de largo. Tenía muchas patas, al menos seis o siete y se movía con cierta facilidad en aquel terreno. Del coche salieron dos hombres con vestimenta verde y armados con pistolas que seguían al robot.

- ¡Claro…! Estos eran guardia civiles, como aquel joven que habló conmigo.

- Sí, la verdad es que eran bastante jóvenes, al menos uno de ellos, no rebasaría los treinta años.

- ¿Vosotros pudisteis filmar bien toda la operación?- Pues si y no. Filmamos todo lo que vimos, y lo que vimos

fue esto:Dos coches de gran cilindrada se acercaron a gran velocidad,

frenaron en seco junto al coche federal, y de los mismos bajaron seis hombres altos y con pasamontañas en la cabeza. Llevaban metralletas de asalto, en un momento encañonaron a los dos federales y los desarmaron. Les metieron maniatados en el coche federal, cogieron al robot de una brazada, lo metieron en uno de los coches y se marcharon.

-¿Qué hicisteis vosotros?- Nosotros estábamos muy bien camuflados y pudimos

filmarlo todo, incluso algunas de sus voces quedaron grabadas, pero no nos atrevimos a salir hasta que estos hombres se fueron. Eso sí, tomamos nota de las matrículas de los coches que llevaban. Pasado un tiempo prudencial, salimos de nuestro escondite y acercándonos al coche federal liberamos a los dos agentes.

- Estos… ¿Qué os dijeron?- Nosotros nos identificamos y ellos también lo hicieron. Nos

pidieron, por favor, que no publicáramos lo que habíamos visto, al menos hasta pasados unos días. Tenían a toda costa que recuperar aquel sofisticado aparatejo. Unos días más tarde nos llamaron de la comandancia de Málaga, y nos rogaron que no publicáramos nada de este asunto, parece ser que era un secreto de estado el citado aparato, ya que lo había construido Construcciones CASA, en sus

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instalaciones de Sevilla, con el fin de mandarlo al espacio y recoger muestras de los excrementos de los habitantes del Planeta Marte.

- ¡¿Vosotros obedecisteis de inmediato, claro está?!- Pues sí, a cambio hemos conseguido este puesto y promesas

de mejores salarios para el año 2001.- Pues no esta mal, el dinero acalla muchas voces, eso está

bastante claro. Aparte de esto: ¿Consiguieron los federales recuperar el aparatejo?

- Sí, al otro día ya lo volvían a tener en su poder, y pudieron detener a los cinco agentes.

- ¡Dijisteis seis agentes…!- El otro, por lo visto, se hizo demasiado testarudo y lo

volatizaron.- ¡Qué es eso de...! ¿“Lo volatizaron”?- Eso es lo que nos dijeron y nosotros no quisimos hacer más

preguntas. Estas cosas son muy complicadas cuando de por medio hay intereses de estado… ¿Ya sabes?

- No se si losé, pero a lo mejor es mejor así.

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OPERACIÓN PEREJIL

En este capítulo voy a relatar la carta que el presidente del Gobierno Español me dirigió con motivo de haberse enterado de la inminente publicación de este libro. Dice así:

Sr. Daniel: Me dirijo a usted para ponerle al corriente de algunas averiguaciones que han hecho los servicios secretos de casi todo el mundo. Su inminente publicación de un libro, en el que relata la toma de Almerimar por los americanos y la de Almería por los rusos.

Referente a lo primero, no me importa que publique lo que quiera para deshonra del gobierno que presidía entonces esta gloriosa nación. Si bien es verdad que en la segunda operación nuestro ejercito se cubrió de gloria, dando muestras de su gran eficacia, también es verdad que nuestro gobierno siguió tan inactivo como en la primera, para vergüenza de todos sus componentes y muy especialmente de su representante, el Sr.…, que gracias a Dios, como yo le indicaba, ya se fue.

Ahora lo que quiero decirle es lo siguiente: Usted tiene el deber de publicar todo lo que le comunico en el adjunto documento, y que es de alto secreto de estado. Todo ello corresponde a mi gran interés en que salga a la luz, como se fraguó la toma de la Isla de Perejil, por parte de este gobierno que yo tengo el honor de presidir, y por parte de nuestro glorioso ejercito que la desarrolló, como usted ya debería saber; con toda maestría y eficacia.

De no hacerlo así, yo, personalmente, me encargaré de que no se publique nada de lo mucho que tiene escrito, y que según mis informaciones van más allá de lo permitido a una persona como usted. También quiero decirle y advertirle, que lo del macho cabrío fui yo quien lo ideó y verificó en todos sus términos, tal como va relatado en el citado informe adjunto.

Un saludo de tu presidente.

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EL DOCUMENTO ADJUNTO SECRETO

Este documento es un secreto de estado, y yo debería publicarlo en su totalidad, con lo cual quedaría al margen de la ley, y creo me caerían unos cuarenta años de cárcel que de seguro no podría cumplir en su totalidad, y eso, me ha entristecido mucho.

No obstante, voy a intentar entresacar aquellas cosas del documento, que si bien pueden ser secreto, no creo constituyan ninguna desgracia para esta nación, a la que yo, siempre, me he sentido tan orgulloso de pertenecer. Según este informe secreto:

La operación Perejil se fraguó en la Moncloa y se preparó en varios sitios a la vez.

Dicho esto, creo que casi nada más puedo decir sin que todo el peso de ley caiga sobre mí, pero tampoco quiero verme privado de poder publicar unos escritos, que yo considero fundamentales para la supervivencia de la humanidad, y sobre todo para la salvación de sus almas. Así que arriesgándome un poquito diré que: Manises, fue uno de los aeropuertos que más actividad tuvieron en esa operación y que la mayoría de la prensa ya aireó. Otro aeropuerto que tuvo mucha más actividad que Manises fue el de Tablada, en Sevilla. De aquí salió el Hércules que llevaba las naves voladoras de invención rusa y que les copiamos con toda impunidad. Otro aeropuerto que tuvo mucho que ver fue el de Armilla, Granada. De aquí partieron los paracaidistas que hicieron posible la operación Macho Cabrío. De esta operación la prensa no publicó absolutamente nada. El puerto de Algeciras y el de Motril, fueron piezas de suma importancia para la eficacia de esta gran operación.

Como puede apreciar el lector ando con pies de plomo al escribir todo esto, intento por una parte complacer a nuestro presidente y por otra no incurrir en demasiados puntos fuera de la ley.

Operación macho cabrio: El informe dice que se fraguó igualmente en la Moncloa y fue idea de nuestro presidente, pero se desarrolló íntegramente en la provincia de Granada.

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La idea de nuestro presidente al proponer esta operación, era por si fallaba la operación real de desalojar al ejército marroquí de dicha isla. Básicamente el documento dice:

Las tropas españolas conseguirán un macho cabrío de cabra montes, preferible de los que habitan en la sierra de Dúrcal, Nigüelas o Padúl. Según mis informes, son los machos mejor dotados para trasmitir la especie ibérica. El macho cabrío capturado deberá estar dentro de la isla dos días antes de que nuestras tropas desalojen al ejército enemigo. Para ello será lanzado en paracaídas con dos paracaidistas que cuiden bien de él. Deberán introducirlo en el corral de las cabras que hay en dicha isla. Uno de los paracaidistas someterá a la señora pastora y la distraerá, hasta que el macho haya pillado o violado a todas las cabras. El otro paracaidista se cuidará de que esto, que yo, como presidente de esta gran nación, pido, se haga realidad.

Hay más detalles que no quiero enumerar, principalmente esta es la idea: En un supuesto de que la invasión de la isla por parte de nuestro ejército fracasara, nos quedaría el consuelo de haber dejado allí, descendencia de la raza ibérica, ya que otra cosa es difícil dejar en una isla como esta.

Nuestro presidente dio las órdenes oportunas y el estado mayor del ejército se aprestó a cumplirlas.

La primera fase de la operación macho cabrío por parte de nuestro ejército se realizó de la siguiente manera:

El día 15 de julio las dos banderas paracaidistas son trasladadas al aeropuerto de Armilla y al de Granada. Allí estuvieron acuartelados hasta la madrugada del día 16. Los días 14 y 15 los helicópteros del aeropuerto de Armilla estuvieron fotografiando toda la sierra de Dúrcal, Padúl y Nigüelas. Los habitantes de dichos pueblos no le dieron importancia a este hecho, ya que la escuela de pilotos de helicópteros está instalada en esta base aérea y de continuo se les ve evolucionar por estos parajes.

En la madrugada del día 16 fue el lanzamiento de los paracaidistas. La 1ª bandera fue lanzada en el llano de la laguna de Padúl y la 2ª fue lanzada en los llanos del Picón, cerca del cementerio de Dúrcal. Ambas formaciones tenían la misión de rodear el Monte Zahor. La 1ª bandera cruzaría el río Dúrcal a través

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de sus cuatro puentes a saber: El de la autovía, el de Lata o Hierro, el de la Carretera Nueva y el de Obra. Debía internarse por la hombría de este río, hasta alcanzar el Cerrillo Redondo y la central eléctrica.

La operación seguiría su curso hasta alcanzar la Rambla y la Cuesta, el Peñón de Carrasco y cruzar por la parte alta de este monte sin llegar a Los Montes Pelaos. Antes de cruzar las Lagunillas los paracaidistas de la 1ª Bandera se pararían hasta que los de la 2ª hubiesen tomado contacto con ellos después de: Atravesar El Llano, el barrio de Las Latas, la Ermita, la casa de Diego Vílchez, Las Moreas, El pueblo de Nigüelas, El río de Nigüelas, La Solana, La Rinconada y pasar adelante, hasta unirse por el Prado Molina con los paracaidistas de la 1ª Bandera.

Naturalmente que la operación tenaza estaba perfectamente diseñada, difícilmente las cabras monteses podrían escapar a una operación de esta magnitud. Allí quedarían encerrados todos los ejemplares hasta que eligieran el mejor para llevarlo a la mencionada isla. Esto es lo que dice el documento adjunto,pero…

La realidad de lo que ocurrió fue muy otra:Yo me encontraba en mi pueblo natal; Dúrcal. Cuando todo

esto ocurría, yo dormía, pero mi amigo Ramón no lo hacía; a él le encanta subir andando por la cantera o por el salto de agua de la central eléctrica hasta la llamada “Casilla de Ruiz. En el momento del lanzamiento se encontraba él bastante más a la derecha de la casilla, encima de la cantera, pero en lo alto del Monte Zahor, casi tocando la cruz que hay allí. Al ver aquel aluvión de aviones y de paracaidistas lanzándose, no se lo pensó y salio corriendo monte abajo, pasó la cantera y El Romeral y en muy poco tiempo vino a mi casa de la calle Memoria, pegó en la puerta y me contó lo que había visto. Según él:

Primero pasaron una oleada de seis aviones que lanzaron unas doce patrullas de paracaidistas, pues salían por ambos lados, yo le pregunté si por detrás no salían y me dijo que no, solo por los lados. Estos primeros fueron a caer en la llanura de la Laguna del Padúl. Seguidamente otros seis lanzaron otras doce patrullas en El Picón de Dúrcal. Esto se repitió exactamente tres veces. Él calcula que el lanzamiento de paracaidistas superaba el millar. Mas tarde el

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comandante Grande elevó esta cifra, habían sido mil quinientos sesenta y dos los paracaidistas lanzados.

Yo propuse a mi amigo Ramón desplazarnos hasta las Eras de Balina para ver si podíamos tomar contacto con algunos de los paracaidistas, y hasta allí nos desplazamos. A poco de llegar, salieron varios de ellos de entre los árboles, uno de ellos se distinguía por su altura y también por sus estrellas. Yo me adelanté y le pregunté:

- ¿Cual es el motivo de semejante alarde de fuerza?- No hay tal alarde de nada. - Contestó en un tono seco.- Yo fui paracaidista allá por los años 1957-1959.

-En ese tiempo mi padre también estaba en paracaidistas, yo soy nieto del General Grande, el que invadió la Rusia comunista y llegó a las puertas de Moscú.

-Que casualidad -dije yo- su padre me dio a mí instrucción en Alcalá de Henares, era un hombre muy alto y exigente, recuerdo que decía: ¡No resoplen…no resoplen!

- Sí, precisamente era una de sus frases preferidas, cuando la tropa estaba cansada y resoplando él exigía esto, no hacer ese ruido. Ya veo que es verdad que sirvió a las órdenes de mi padre.

- ¡Pues claro…! ¿Es que cree que yo miento?-No, pero ya sabe, hay que ser prudentes. Otra cosa, la

misión que tenemos es para mí un poco complicada, no me tengo que enfrentar a ningún ejército enemigo y tampoco traemos armas.-¡Entonces…! ¿Que hacen aquí? Esto lo dijo mi amigo Ramón,

yo no me hubiese atrevido a hablarle así a un descendiente de tan ilustre militar.

No se si debo decírselo, pero de todas formas la verdad es que no se por donde empezar, para mí es un verdadero engorro esta misión.

-¿De que se trata? Cuente con nosotros… si podemos serle de utilidad en algo, no dudaremos en hacerlo.

-Tengo que rodear toda aquella montaña con mis hombres y intentar atrapar un par de machos cabríos…ya sabéis…cabras monteses y traerlos hasta aquí, donde los recogerá un helicóptero. Eso para mí es una misión muy engorrosa, pues solo conozco las

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cabras monteses por fotografías, y el terreno igual, jamás me he encontrado en una situación tan embarazosa.

-No se preocupe, -dijo mi amigo Ramón- soy un experto en estos menesteres, y verá como antes del medio día tiene aquí sus dos machos cabríos.

-¡¿No me diga que tan fácil lo tiene?!-Claro que sí, Daniel ya me conoce, voy a reclutar varios de

los hombres de la época del hambre, que se conocen el terreno a la perfección y para el medio día tendrá aquí los dos mejores ejemplares de esta sierra. Se lo aseguro.

-Y… ¿Mis hombres…?-Dígales que se vayan a los dos ríos a bañarse, sobre todo el

río de Dúrcal tiene muchas pozas y están las dos compuertas de la fábrica eléctrica San Antonio; también es una delicia meterse debajo de la catarata del Canal de Fuga, que suelta el agua de la central El Chorro. Otra cosa que pueden hacer es ir a los baños medicinales; está el Baca Mía a la derecha y el Urquizas a la izquierda; también por esa zona podrán visitar la cueva de los Riscos. Los más estudiosos pueden ir a Las Escuelas, este es un edificio precioso, donde residen los juzgados y la Biblioteca. En esta biblioteca es donde yo, de pequeño, leía los libros de aventuras más preciosos que he leído en mi vida. También pueden ir a ligar con las muchachas.

Las Nigüeleñas son un encanto y las Durqueñas no le van a la zaga. Ellas con toda seguridad, les acompañaran a estos y otros sitios muy agradables. Comida y demás traerán ustedes como es lógico, pero no se vayan sin visitar la Escuela Gastronómica y también la Granja Escuela. La primera se encuentra en la Solana, cerca del chambao el Bizco y la segunda está en la Hombría cerca de los antiguos lavaderos.

-Esta bien, acepto vuestra oferta, pero si al medio día no están aquí con los machos, yo comenzaré a desplegar mis hombres por esa escarpada montaña.

-No se preocupe, antes del medio día los tendrá en la estación, espérenos en el local del Pensionista, allí le atenderán bien.

Cuando nos despedimos del comandante eran las siete de la mañana; a las siete y media ya habíamos reclutado a los hombres más aguerridos de la época del hambre, estos eran: El Merluza, el

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Frascha, el Chatarrón, el Calvo, el Picha Larga y los dos hermanos Teeringo. Todos aceptaron gustosos a participar en semejante operación, así pasaban una mañana divertida y además hacían un servicio a la madre patria.

Yo me ofrecí a participar, no por considerarme un experto en el terreno, pero sí para servir de cronista. Mi amigo Ramón era el que daba las órdenes, dijo:

-Subiremos todos juntos hasta llegar a la cantera, a partir de aquí, tres subiremos el barranco Porras hacía arriba, otros tres seguirán por la derecha del barranco y los demás a la izquierda. Los machos y las hembras en manadas suelen estar a mitad del barranco, el otro día vi al Barbas, como yo le llamo, y también estaba por allí el Güebuo, tenemos que coger estos dos, son los mejores ejemplares de toda esta sierra.

Yo subía con mi amigo Ramón por el centro del barranco, a mitad avistamos una manada de seis hembras y un macho, pero él dijo que no eran de la calidad del Barbas, que siguiéramos un poco más arriba. Así lo hicimos, fueron los del ala derecha los primeros en avistar una manada de cabras con un macho ejemplar, nos dieron voces y nosotros nos desplazamos un poco a la derecha para verlos bien. Según mi amigo Ramón, aquel macho era el Barbas. Había que intentar cogerlo antes de que pudiera huir. Dimos aviso a los del ala izquierda y fuimos rodeando a la manada, dejando pasar a las cabras sin hacerles caso. El macho se percató del asunto y dio un gran salto que por pocas derriba al Merluza, pero esa fue su perdición, por que los dos hermanos Teeringo que estaban detrás, lo pudieron agarrar en el aire uno por cada pata y cuando topó tierra ya estaba maniatado con una cuerda.

Yo quedé sorprendido de la habilidad de estos hombres.Ellos me decían:

- Esto lo hemos hecho montones de veces cuando el hambre nos acuciaba.

Seguimos más adelante y pasado una media hora avistamos al Güebuo con otra manada de cabras, yo calculo que habría unas doce, aunque no se veían todas por la pila de maleza que hay ahora en este monte. La operación se desarrolló más o menos lo mismo, dejábamos en paz a las cabras y lo mas sigilosamente posible nos

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acercábamos al macho, lógicamente este no era tonto y se lo figuraba, pero éramos nueve contra uno y esto nos daba cierta ventaja. Estuvimos a punto de perderlo, pero finalmente también fue reducido y maniatado. Entre cuatro lo fuimos bajando hasta llegar donde estaba el otro macho que ya daba muestras de agobio y aburrimiento.

Los bajamos entre cuatro cada uno hasta el Romeral, a partir de aquí, se le ató una cuerda a una pata y otra a los cuernos, ambas cuerdas por el otro extremo la llevábamos alguno de nosotros y los otros nos dedicábamos a hacerles andar en la dirección hacía el bar de los Mandarinos, para pasar al barrio Almócita y salir a la estación cruzando el barrio Bajo. A la estación llegamos sobre la una del medio día y allí se encontraba, ya un poco inquieto el Sr. Grande. Al vernos se alegró y dijo:

-Creo que nosotros no hubiésemos podido coger estos ejemplares ni en una semana.

-Eso es así, el hambre de aquellos tiempos nos hizo ser especialistas en todos estos menesteres, y todavía quedamos algunos hombres de aquellos años. Esto lo dijo con cierto orgullo mi amigo Ramón.

El comandante nos dio las gracias y nos invitó a comer con ellos, cosa que aceptamos gustosos. No teníamos mucho que hacer y además teníamos mucho interés en conocer detalles de aquella magna operación.

Lo primero que hizo este militar ilustre fue sacar un maletín y una máquina fotográfica. Su ayudante estuvo fotografiando a los dos machos monteses y se interesó por los nombres que mi amigo Ramón le había puesto. Una vez hechas las fotografías, desde la misma máquina las pasaron a un ordenador y a continuación las enviaron a la Moncloa para que nuestro presidente eligiera el macho que más le gustara. A la isla de Perejil solo iría uno de ellos, el otro sería devuelto a su lugar de origen.

Estuvimos tomándonos unas tapas y bebiendo unos vasos de cerveza hasta las dos y media, hora en que la Moncloa respondió al mensaje, este decía así:

-Me inclino por el Güebuo ya que el Barbas está un poco triste y un ojo lo tiene algo bizco.

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Nosotros no habíamos reparado en algo así, pero si el presidente lo decía sus razones tendría. El ilustre militar se limitó a dar las órdenes oportunas: Respondió con otro mensaje a Moncloa, aceptando la decisión de nuestro sabio presidente y a continuación dio las órdenes para que el macho elegido fuera llevado a las eras, para su traslado en helicóptero hasta el aeropuerto de Granada.

Nosotros estuvimos comiendo con ellos y después nos fuimos a descansar. Lo que nos contó este ilustre militar lo mantengo en secreto tal como él me pidió.

Eso sí, la primera y segunda bandera de paracaidistas no estuvieron operativas hasta pasados dos meses, ya que él, con muy buen criterio, dio permiso a todos sus componentes para recuperarse del trabajo realizado en la operación macho cabrío. Me consta que el presidente le autorizó a dar estos permisos, y nunca supo quienes fueron, en verdad, quienes capturaron los dos machos monteses.

Las muchachas de estos pueblos también añoraron esos días de relax que tuvieron, mientras los paracaidistas estuvieron por aquí, que si no me equivoco, fueron dos semanas enteras.

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FINAL DE LA OPERACIÓN PEREJIL

No se lanzaron ningunos paracaidistas y tampoco el macho montes fue lanzado. Este fue introducido en la isla por dos boinas verdes en lanchas que salieron de una corbeta de la armada española. Los dos boinas verdes fueron sustituidos por dos paracaidistas, cuando el macho cabrío ya estaba en el corral; la pastora dormía y no se enteró de nada hasta que fue informada por uno de los paracaidistas.

La sustitución de los dos boinas verdes por los dos paracaidistas se hizo, para que pareciera que se hacía realidad el diseño primero de nuestro presidente, pero les aseguro que eso nunca se fue así, por que hubiese despertado sospechas el ruido de los aviones o los helicópteros. No obstante los militares procuraban, al máximo, complacer los deseos de nuestro presidente y por eso se ideó semejante sustitución.

Pasados dos días el macho ya había violado todas y cada una de las doce cabras que residían en el corral, la pastora estuvo encantada de tener esos dos días tan agradable compañía. Además sus cabras estaban muy bien cuidadas. Les llevaron toda clase de pasto seco y grano molido, incluso paja de habas. Para ella y los dos paracaidistas llevaron toda clase de manjares exquisitos y entretenimientos variados. Parchí, damas, bolas de petanca, juegos de cartas etc. La verdad, ella nunca tuvo queja de nuestro ejército.

Todo el mundo recibió la noticia de la toma de la Isla de Perejil por nuestro ejército, pero todos se preguntaban por que no se disparó ni un solo tiro, y también por que el ejército enemigo no se defendió.

Ahí va la respuesta, y sé, que ahora, si me juego el tipo, o, al menos, los cuarenta años de cárcel.

El día 23 de julio de 2002 se inició la toma de Perejil a eso de las seis de la mañana, eso lo sabe todo el mundo; lo que no sabe es que aquella noche, el portaviones español Príncipe de Asturias salió del puerto de Algeciras rumbo a la isla, a poco de salir de este

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puerto, despegaron de su cubierta 46 naves de las que le copiamos a los rusos. Toda la noche esas naves estuvieron dando vueltas por encima de la isla sin que las tropas marroquíes las vieran ni las oyeran.

Ese modelo de nave las ha rediseñado la empresa Sevillana CASSA para poder entrar en el Planeta Marte sin que los marcianos las vean ni las oigan, y poder así substraerles, con ayuda del Buscaris Excremen, (busca mierdas) muestras de sus excrementos para traerlos a la tierra y saber exactamente lo que come esa pobre gente.

Por fuera son casi iguales al modelo ruso, pero fijándose bien se ve la diferencia. En uno de los costados llevan un espejo, y detrás de ese espejo van unas baterías acumuladoras de rayos solares que producen corriente para que vuelen sin ruido ninguno. Este espejo además tiene otra función, de noche emite rayos infrarrojos que no se ven a simple vista y que duermen tanto a animales como a personas. No es un sueño muy profundo, pero si lo suficiente para perder la conciencia y no poder distinguir la realidad que tienen delante de lo irreal e imaginario. Fue así como después de varias horas de estar volando las naves por encima de la isla, se atrevieron a iniciar el asalto nuestras tropas.

Todo lo demás fue comer y cantar, ciento veinte y cinco aviones despegaron de varios aeropuertos, los más activos fueron Rota, Tablada y Manises. Los helicópteros fueron muchos, las cifras varían entre ciento cuarenta y dos y doscientos cinco. Las tropas que bajaron fueron tres batallones de boinas verdes que a poco fueron relevados por los dos tercios de la legión. Los hombres rana tomaron la cueva de la isla y se atrincheraron en ella sin saber bien que hacer, eran unos doscientos. Estaban en reserva por si tenían que ponerle alguna carga explosiva a algún barco marroquí que pasara por aquella zona.

Las tropas marroquíes fueron rápidamente evacuadas a las playas de enfrente en lanchas desde los distintos destructores y otros barcos españoles desplegados para tal fin. Una fragata marroquí que se atrevió a entrar en aquel mar y a aquella hora, fue deslumbrada y no sabía por donde tirar hasta que encalló en la playa sin posibilidad

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de hacer nada. De todas formas, y por si acaso, también fue dormida su tripulación por dos de las naves voladoras mencionadas.

El macho cabrio fue rápidamente evacuado al puerto de Motril, y desde allí llevado en un camión militar hasta los montes de Dúrcal. Nadie vio nada de esto, según mis últimas averiguaciones.

La política. ¡Eso…! ¿Qué hacían los políticos? Nuestro presidente, emulando al presidente americano, amenazó al jefe del ejecutivo marroquí, con devastarle (trillarle) todas las ciudades más importantes de su país, para lo cual, y según la versión de este informe, todos los destructores, portaviones y submarinos españoles fueron cargados con misiles con cabezas nucleares; igualmente iban equipados con esos misiles todos los aviones F. 18 mencionados.

Nunca se usarían, salvo si fracasaba la toma de la isla por tierra mar y aire, en caso de fracaso –aseguró el presidente español- sí se usarán.

Trillar las ciudades, es la expresión usada en el informe.Yo ya no quiero revelar más detalles. Esto creo que es

suficiente, si vivo para dentro de cuarenta años a lo mejor revelo el resto, ahora me faltan las fuerzas y mi mente está casi agotada.

Que Dios se apiade de todos nosotros, y el día menos pensado nos lleve con Él.

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LA BOLA DE PETANCA

-¡Que has hecho…! ¿Quién te ha enseñado eso?-Tú eres mi maestro…, yo no asisto a ninguna otra escuela…-Yo no te he enseñado esa jugada…no he podido enseñártela,

pero la verdad es que ha resultado ser una jugada magistral. Me has quitado mis dos bolas y además te has quedado con la tuya junto al bolillo.

Mi amigo Miguel, mi maestro en petanca, estaba asombrado, pero yo no lo estaba menos. La bola salió disparada hacia arriba; mientras subía iba formando un movimiento de traslación y otro de rotación sobre sí misma, subió unos cinco metros y cuando se encontraba sobre la vertical del bolillo cayó en picado. Como las dos bolas de Miguel se encontraban abarcando el boliche, la bola mía abrió un espacio al dar en ambas y sin tocar apenas este, quedó junto al mismo. La jugada era de verdad asombrosa y no me la había enseñado mi amigo Miguel, pero yo no la había aprendido en ningún otro sitio. Yo pertenezco a la escuela de las Alpujarras que él fundó hace ya más de siete años, y no he ido a ninguna otra. Su escuela utiliza las tácticas de la escuela francesa donde él fue un aventajado discípulo, llegando a sobrepasar muchas veces a sus profesores.

-¿Qué ha pasado…? –Volvió a preguntar mi amigo y maestro.

-Tú me has nombrado a los federales, justo en el momento en que yo lanzaba la bola, debí de girarme y se produjo esos dos movimientos en la misma, produciendo ese efecto fulminante en tus bolas.

-Yo no te he dicho nada de federales.- Sí, dijiste: ahí está el federal mirándote.- Yo dije: ahí está el Mariscal mirándote.- Pues yo entendí federal.-Pues yo lo que dije fue Mariscal. Tú me hablaste una vez, que te habían dicho que por aquí

venía él y varios de sus subordinados y que te gustaría conocerlos.

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-Sí, eso es cierto.-Pues ahí estaba mirándote, echado de bruces en el muro.- ¡Ese hombre que miraba…! ¿Es el Mariscal?- El mismo; por eso te avisé, para que lo conocieras.-Yo miré en ese mismo momento, pero mi cerebro recordó

los federales y por eso se produjo esa parabólica salida de la bola.-¿Tienes algo tú con federales?-Esto es un viejo asunto que ahora no quiero comentar. Ya te

contaré otro día.La partida terminó, como es habitual, con victoria de mi

amigo y maestro Miguel.Pasados unos días me señaló a otro de los subordinados del

Mariscal, según me dijo era el segundo de abordo. Por diferentes caminos, en menos de un mes, tuve toda la información referente a los federales que operaban dentro del centro. Eran cinco en total y con graduaciones distintas. También eran apoyados por tres civiles disfrazados de viejos: Uno es altanero y elegante, otro es un bebedor de vino peleón y el otro un viejo camuflado de intelectual. Es lógico que con tal caudal de apoyo, todos los pasos que yo doy en el centro estén más que recogidos en los archivos oficiales de los federales.

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EL “CABRITO” DEL PRIMO

-¿Por qué ahora relatas tú las cosas y no se las das a mi primo? –preguntó mi esposa.

-Tu primo es un “cabrito”.-¿Qué ha pasado?-El otro día, el jueves, que tú te fuiste con la Irene a Motril,

vino tu primo a casa. Venía muy eufórico y sonriente, según me manifestó, esto se debía a que en el pueblo de Los Bérchules le van a hacer un homenaje en reconocimiento por lo bien que les trata en sus crónicas. También –según me dijo- por lo bien que relata lo de las fiestas de Navidad en el mes de Agosto, que se celebran en ese pueblo.

-Por el contrario, deberías alegrarte, en vez de llamarlo “cabrito”.

-También me dijo que los demás pueblos seguirían el ejemplo de este, por eso de no ser menos, por lo que él calcula que tiene aseguradas, casi, mil fiestas en su honor, para los próximos tres años.

¡No entiendo nada…! ¿Qué tiene que ver eso con que tú le llames “cabrito” y lo de tu libro?

-También me dijo que a lo mejor le dedicaban una calle en los Bérchules, y que si los demás pueblos seguían el ejemplo de este, tendría más calles dedicadas que el general Varela o el mismo Franco.

-¿Quieres contestar ya a mi pregunta y dejarte de tanto rodeo?

-Él estaba muy orgulloso y eufórico y quise contribuir a su alegría contándole el chiste de la toalla.

-¿Qué pasó?-Que cuando terminé de contárselo comenzó a reír y reír y no

paraba, hasta que de pronto se puso muy serio. El semblante le cambió por completo, me miró fijamente a los ojos y me dijo:

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-Enséñame los escritos que tienes metidos en el ordenador para este libro.

-Ya los conoces, -le dije- figurándome lo peor.-Quiero verlos y ahora, nada de trucos.-Que te pasa –le dije- es que no confías en mí.-Pues no –me respondió.-Yo encendí el ordenador y le mostré los escritos, me levanté

del sillón y lo dejé a él solito mirándolos.Yo, de pié, fui siguiendo con la mirada todo lo que él hacía,

hasta que de pronto se paró y me dijo:-¡Me lo temía…, aquí está!-¿Qué es lo que está?-Pues los chistes, ¡chistes…! ¡Los dichosos chistes…! dijiste

que no los pondrías y ahí están puestos. ¡No aguanto más! –Dijo esto, tirándome los papeles a la cara. Corriendo se salió del piso dando un gran portazo.

-¡No me digas…! ¿Eso hizo?-Exactamente, es por eso que no tengo más remedio que

volver a relatarme yo solito todas mis aventuras. A no ser que tú lo veas y lo convenzas.

-Lo intentaré, pero… ¿al libro ya no deberá faltarle mucho?-Sí, estas cosas se van alargando y uno nunca sabe cuando

acabarán.-Y… ¿Cuál es ese chiste de la toalla que tanta risa le provocó

a mi primo?-Yo creo que te lo he contado.-No, yo no recuerdo ninguno de una toalla.-Te lo contaré, pero no vaya a pasarte como a tu primo y me

quede sin mujer.-No creo que sea para tanto.-Ahí va el chiste: Una mujer se está duchando y el marido le

mete prisa, le dice: -¡Venga mujer, sal ya…! Que me tengo que duchar y voy a

llegar tarde al trabajo.Ella sale de la ducha un poco apresurada y se coloca la toalla

alrededor del cuerpo. En ese momento suena el timbre de la puerta y

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va y abre la puerta. Era el vecino de enfrente que al verla, con esa tan original vestimenta, le dice:

-Vecina, estas guapísima, si te apartas un poco la toalla para que te vea los pechos, te doy doscientos euros.

La mujer se lo piensa un poco y…apartando un poco la toalla dejó sus pechos al descubierto. El vecino la miró fijamente y le dijo:

-¡Estás imponente…! toma los doscientos euros, -dijo esto alargádselos con la mano, y añadió: Si dejas caer la toalla al suelo para que te vea al natural, te doy otros doscientos.

La mujer, esta vez no se lo pensó mucho y dejó caer la toalla al suelo. El vecino se recreó en su bella figura y a continuación le dio otros doscientos euros, a la par que le piropeaba desde varios ángulos a cual más halagador.

Ella cerró la puerta y…, en eso se oye la voz del marido que le pregunta desde la ducha:

-¿Quién era?-Era Mariano, el vecino de enfrente.-¿Te ha traído los cuatrocientos euros que le presté ayer?-¡Que cabrito ese Mariano…! Dijo mi esposa.-Sí, la verdad es que ese Mariano era un cabrito, pero la

esposa, posiblemente, también pertenecía a la misma manada.

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LA CORBATA Y EL TEATRO

Yo participaba en el teatro del centro de mayores y mi papel era el de capitán del ejército americano.

Cuando llegaron los carnavales, la directora nos ordenó a todos los hombres que nos hiciéramos con corbatas verdes. La obra que íbamos a representar en esos carnavales así lo requería.

Mi pensamiento comenzó a tejer la encerrona para con el Mariscal. Tenía que enfrentarme a él cara a cara y hablarle directamente mirándole a los ojos. Su cara y su semblante me eran familiares, pero no terminaba de encuadrarlo en algún grupo de conocidos. Es por eso que le daba vueltas y vueltas intentando colocarlo en el sitio que le correspondiera de verdad y sin equivocación posible.

¿Sería Guillermo el jefe federal? Han pasado 25 años y esto se tiene que notar, pero…

Este Mariscal, efectivamente, tiene el semblante agradable de Guillermo, su sonrisa es la misma, la estatura podría también coincidir aunque de ser así, antes me parecía más alto. ¿Qué es lo que no coincide? Guillermo tenía, treinta kilos menos que este general, tal vez sea eso lo que me hace pensar que no es el mismo hombre. También que Guillermo en aquellos tiempos tenía mando sobre toda la Andalucía oriental y disponía de muchos hombres, así como varios helicópteros y muchos vehículos de desplazamiento, tanto interior de montaña como por mar. ¿Cómo puede ser que haya venido a parar a esta bendita tierra? Aquí solo dispone de un par de docenas de hombres, muy pocos vehículos y algunas motos de montaña.

Mi pregunta es: ¿Ha pedido él el traslado para vivir una vida tranquila? ¿O lo han destinado expresamente para que descubra lo que en tantos años nunca llegaron a descubrir los anteriores federales que actuaban bajo su mando? Estas preguntas y otras, me llevaron a la convicción de que tenía que enfrentarme a él frente a frente y mirándole a los ojos. La ocasión se presentó un día que yo

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bajaba por las escaleras del piso superior, y él salía del salón de abajo, yo aceleré un poco y me clavé frente a él junto al ascensor. Le pregunté:

-¿Ustedes tienen corbatas verdes verdad?-Sí.-Es que necesitamos algunas corbatas, y todas tienen que ser

verdes, por eso he pensado en usted.-¿A cuantos quieren ahorcar?-No, no vamos a colgar a nadie, es que en el teatro nos ha

dicho la directora que tenemos que llevar corbatas verdes todos los hombres que actuamos en el carnaval.

-Yo solo tengo una corbata.-¿Nada más que una? ¿No le dan cada año una corbata?-Si, pero yo solo tengo una corbata.-Y ¿que hacen con las otras cuando le dan una nueva?- Las tiramos.- ¿Podría decirles a sus hombres que nos prestaran algunas

corbatas verdes?-No, yo solo le prometo que mañana tendrá aquí una corbata

verde. No le prometo más nada.-Está bien, se lo agradezco, ya miraremos de hacernos con

algunas más.Esta fue la conversación que tuve con este, que reúne, casi

todas las papeletas para ser el jefe federal Guillermo de antaño, pero que no pude acabar de confirmar con solo esta entrevista. Yo mantuve siempre mi mirada en sus ojos y él la mantuvo también en los míos sin bajarla en ningún momento. Su tono fue cordial, pero un poco áspero. Creo que el Guillermo de antes hubiese sido un poco más afable.

A otro día tuve mi prometida corbata verde, él cumplió su palabra y yo después de mi actuación en los carnavales se la devolví, tal como él me la entregó. Le di las gracias. Es verdad que no las usamos, pero eso fue un asunto interno de la dirección del teatro, que consideró que el tono de otras corbatas que había confeccionado una de las actuantes en el teatro, era más apropiado. Los otros federales, a los que había recurrido uno de los actores, también prestaron sus corbatas.

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Desde aquí les doy las gracias a todos ellos.

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CONFERENCIA DE VICENTE Y DE JUAN PEDRO.

Un día vi anunciado en el tablón de anuncios una conferencia que la daba un tal Vicente, y Juan Pedro. Pregunté de que se trataba la conferencia y también por que la daban dos hombres de tan distinguido rango. La respuesta me resultó atractiva y decidí acudir a la misma, también acudí para ver si de verdad uno los conferenciantes, El tal Vicente, en la realidad era Guillermo.

Yo me senté en primera fila, casi me encontraba frente al llamado Vicente. Saqué mi libreta de apuntes y mi bolígrafo y fui tomando nota de los asuntos que yo consideraba más interesantes.

¿Cómo fue la reacción de Vicente al verme tan cerca y bolígrafo en mano?

Puede que nadie lo notara, pero yo si que le noté un poco nervioso, su pierna derecha la estiraba hacia atrás y su cuerpo lo echaba un poco hacia delante con cierto movimiento de manos. Esto no tendría mayor importancia, pues es de suponer que no es su especialidad eso de dar conferencias a mayores y a personas civiles. Lo que sí ocurría es que cada vez que movía la pierna hacia atrás me recordaba más y más al Guillermo de Almerimar. Me decía para mi mismo: Si no fuera por su gordura, hoy quedaría convencido de que es el mismo jefe federal de antaño.

La conferencia duró una hora más o menos y el tema principal fue: la violencia de género que hoy está a la orden del día.

Vicente se extendió sobre los cuatrocientos metros de alejamiento que dictan los jueces, según nos dijo, debemos saber que es muy difícil dilucidar esos cuatrocientos metros.

Yo callé como era mi obligación, pero esto me hizo recordar cuando yo tiré el paracaídas en Almerimar, por el acantilado del ciprés doblado. Pensé, que si me daban la ocasión, haría una pregunta sobre esto de los cuatrocientos metros y podría tal vez arrojar luz a mi sospecha. La ocasión se presentó al final cuando Vicente dijo: Pueden preguntar lo que quieran.

Yo me adelanté y le dije:

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-Por favor, ¿podría aclararnos eso de los cuatrocientos metros?

-Si claro. No es lo mismo cuatrocientos metros de distancia en una carretera recta que en una ciudad, ni es lo mismo, cuatrocientos metros de precipicio que de otros en otro lugar.

Al decir lo de precipicio, hizo una pausa y se quedó mirándome pero creo que no me veía, Yo tampoco lo estaba viendo a él a pesar de estar mirándole fijamente. Me dio la impresión que su mente estaba coordinada con la mía en el mismo sitio, y este desde luego no era en Orgiva, ni en el lugar que ahora ocupábamos. Los dos estábamos viendo volar un paracaídas precipicio abajo y que era imposible de seguirlo por esa dirección. Los que fueron a por él tuvieron que rodear unos cuatro kilómetros para poder llegar hasta donde se enredó. Esto es, en la torreta del chalet del árabe.

Salí casi convencido de que sí, que era él. No obstante, tenía que tener una conversación larga con él, el problema es que a él lo que le gusta es beber cerveza y jugar al dominó, cosa que yo detesto. A mí lo que me gusta es jugar a la petanca y algún ratito a las cartas. De beber no bebo nada en el bar.

No desespero, tarde o temprano acabaré por tener esta conversación con el hombre que me inspiró mucha confianza en los momentos que más necesitado estaba de ella.

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UNA INVITACIÓN UN POCO EXTRAÑA

Un día, a eso de las diez de la noche, Abrí mi correo electrónico y tenía el siguiente mensaje:

Te espero, mañana a las siete de la tarde. Lugar el centro de mayores.

Debe subir por el ascensor hasta la planta alta. La puerta estará cerrada.

Firmado. El Mariscal.Para mí, esta invitación era una novedad, tanto por el medio

utilizado como por la invitación en sí. También me causó sorpresa que utilizara para firmar su graduación. Supongo quería darle un tinte oficial a su invitación.

Podía no haber ido, pero no, mi curiosidad y mis ganas de descubrir la verdadera identidad de este personaje me lo impedían. Llegué puntual a la cita, y usé el ascensor tal como él me indicaba.

Cuando salí del ascensor, miré para todas partes y no vi a nadie, me dirigí a lo lavabos y tampoco había nadie; Seguí mi recorrido y me metí en el cuarto de los chismes de limpieza, pero tampoco había nadie allí. Salí de nuevo al salón y miré hacia el entarimado del teatro, pero tampoco había nadie allí. Salí a la terraza, miré las diferentes banderas y…, mi mirada se perdió mirando la sierra de Cañas y Soportujas. ¡Maravilloso…! Pensé; y así estuve un buen rato vagando, con la mente perdida en el bello paisaje de esta sierra que rodea Orgiva.

Alguien tocó mi hombro derecho sacándome de mi ensimismamiento. Me volví, y era él. La misma sonrisa, el mismo gesto amable…

-¿Qué tal? Dijo esto a la par que me daba una palmadita en la espalda. -Y añadió- perdona mi tardanza.

-Yo estoy bien, Tú… ¿como te encuentras?-Pues bien de salud, aunque como puedes apreciar, y yo no

puedo ocultar, estoy un poco más grueso.-¿Luego eres tú? Pregunté todo admirado.

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-Pues claro que soy yo, ¿quien había de ser?-La verdad es que llevo dudando desde aquel día que te vi

echado sobre el muro del campo de petanca. La verdad es que no me he atrevido a preguntarte. No se por que, pero ha sido así.

-Yo tampoco he querido decirte nada hasta hoy, y si no es por que me veo en un verdadero apuro nunca te hubiese descubierto mi verdadera identidad.

-Aclaremos esto un poco, antes de que comiences a relatarme el motivo de tu invitación. ¿Te llamas Vicente o te llamas Guillermo?

-Ni lo uno ni lo otro, mi verdadera identidad es: Plácido Berengeno de Lechuga.

No pude remediarlo. La risa saltó de mis labios y la carcajada se debió de sentir en el salón de abajo. Él me miraba con cierta satisfacción, incluso riéndose de que tanta gracia me hicieran esos sus dos apellidos.

-¿Por qué no haces honor a tus apellidos y te los comes, verás como se te reducen las grasas que te sobran?

-La verdad es que tarde o temprano tendré que hacerte una visita para ver si reduzco algo este peso que llevo al frente. Pero ahora eso debe esperar. Te he citado por otros motivos y vamos a ponernos cómodos porque el asunto creo va a ser un poco largo.

Sacamos dos sillas del salón y una mesa y nos sentamos en la terraza. Hacía una tarde esplendida y allí estábamos más a cubierto de miradas indiscretas.

-¿Llamo para que nos suban algo de beber? Le dije.-No, prefiero subirlo yo o que tu bajes y lo subas, así

evitamos que otros nos molesten. Este salón hoy permanece cerrado toda la tarde, solo se puede subir por el ascensor, es por eso que te he citado aquí y hoy. Los demás días está ocupado mañana y tarde, tenéis más actividades vosotros aquí que nosotros en el servicio.

-Pues sí, eso es verdad: Pintura, danza, teatro, yoga, podólogo, rulo cuela, bicicletas para reducir peso, los de la música con las guitarras, bailes y meriendas, hasta los del bingo han pedido se les asigne un par de horas a la semana. La verdad es que el salón se ha hecho pequeño en pocos años, está ocupado todos los días y a

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todas horas. Bajaré yo y me subiré algo de beber; lo tuyo ya lo sé, supongo que un tubo de cerveza, ¿No es así?

-Pues sí, y dile a Maite que te ponga un platito de jamón con un poco de queso añejo, le dices que el queso sea de Juan el del Padúl.

-¿Tu también conoces ese queso de Juan?-Claro que conozco todo lo bueno que hay en esta tierra.

También lo malo, pero ahora lo que nos interesa es tomarnos algo de lo bueno y después vendrá el relato de lo malo.

-Creo que yo voy a pedir lo mismo que tú. La verdad, es el mejor queso que hay en toda la Alpujarra. Yo vi como ordeñaba las cabras allí en la Sierra de Dúrcal. Estas cabras pactan a más de dos mil metros de altura, debe ser por eso que este queso tiene ese sabor tan bueno y tan diferente.

Cuando estuve en la sierra de Dúrcal subí hasta el nacimiento del río y vi a Juan ordeñando las cabras, pero no me atreví a ir a saludarlo a causa de sus cuatro perros. En cuanto me vieron comenzaron a ladrar y se acercaron casi hasta el camino por donde yo transitaba. Les tengo miedo a los perros.

Dos días más tarde hice otra excursión hasta la catarata de la acequia de Los Hechos, que se encuentra poco más arriba de donde está Juan con sus cabras. Este día si que me acerqué a verle ordeñar, ya que me acompañaban dos jóvenes que no le tenían miedo a los perros, ellos se acercaron a los mismos y estuvieron acariciándolos un poquito y de seguida pasamos hasta donde estaba Juan. Yo quedé sorprendido que en esas alturas ordeñara las cabras con una ordeñadora, pues allí no hay luz eléctrica. Tiene un motor de gasolina con la potencia suficiente para hacer funcionar un alternador que produce la electricidad que hace funcionar la ordeñadora. Era curioso ver como las cabras entraban de diez en diez en una especie de comedero, y se estaban quietas hasta que eran ordeñadas. Seguidamente Juan les habría la puertezuela y cuando estas habían salido entraban otras diez. Fue el mismo Juan, quien me dijo que aquí en Orgiva había una tienda que vendía su queso. Eso sí, aquí y para toda la Alpujarra solo traía quesos duros ya fermentados. Los tiernos solo los vendía en Padúl y Granada capital.

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-Baja y te subes todo eso, que el tiempo va pasando y aún no hemos hablado nada de lo que yo tengo que decirte.

Yo bajé al bar y a poco subí con las cervezas y dos platos repletos; uno de jamón de Trevelez y otro de queso de Juan. También subí una cestita con rebanadas de pan.

-Ya puedes comenzar por donde quieras –le dije- pero yo voy a empezar por el queso y la cerveza.

-Yo me apunto también a ese buen comienzo.Tomamos un trago de cerveza y unas tapitas de queso y

jamón y Guillermo comenzó a relatar el motivo por el que me había citado.

-Tú me debes un favor, ¿no es así?-Sí, pero de esto ha pasado mucho tiempo.-Necesito cobrarme ese favor; en aquellos días yo me jugué

el tipo por ti, por salvarte no obedecí las órdenes tal como me las dieron. Ahora de ti no necesito tanto, pero sí que necesito tu colaboración para un asunto que está tomando verdadera gravedad.

-Bueno, primero habla y después veremos lo que decido.-No, primero tú me tienes que dar una respuesta positiva,

quiero saber si estás dispuesto a colaborar, de lo contrario no sigo hablando.

-Bueno, yo estoy dispuesto a colaborar y a pagarte aquella deuda, pero no estoy dispuesto a meterme en líos de los que mi conciencia no me permita salir bien parado. Tú sabes que todas mis actuaciones se rigen por unas leyes divinas, que vienen bien especificadas en la Santa Biblia, y más concretamente en el Evangelio de Jesucristo. Por tanto, yo no puedo comprometerme por adelantado a nada.

-Conozco tus creencias y las respeto, eso no quiere decir que yo me guíe por esos mismos criterios. Lo que si te puedo asegurar es, que si tu te saltas tu conciencia será por tu propia voluntad, no seré yo, quien te pida nada semejante.

-Sí eso es así, cuenta conmigo. Siempre ateniéndonos al respeto mutuo.

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EL VIGILANTE VIGILADO

-No se por donde empezar, pero el asunto es el siguiente:Mis hombres no han conseguido nada en las muchas visitas que han hecho al café Raka. Sin embargo sigo convencido de que desde ahí salen las consignas para las futuras actuaciones de Los islamistas en las Alpujarras. Tu misión consistiría en entrar en ese café de vez en cuando y ver si descubres algo anormal…, algo que llame tu atención.

-Como tú sabes bien, yo no entro en ningún bar, salvo excepciones muy contadas.

-Yo conozco muy bien tus costumbres, y es por eso que se que a este café puedes acudir. Tú no tomas nada de bebidas, pero si que te gusta de vez en cuando tomarte un helado, ¿no es así?

-Pues sí, y la verdad es que en este bar entré una vez con mi señora y tomamos un helado. Yo, como siempre, lo tomé de turrón, es el helado que más me gusta. Los helados que hace esta gente son similares a los que hacen en la heladería de Churriana; son muy buenos, pero los encuentro un poco caros. En Lanjarón los hacen casi tan buenos y son bastante más baratos.

-Por la carestía no sufras, Tú me pasas la cuenta de todos los gastos y si me pides un sueldo también estoy dispuesto a asignártelo.

-Los gastos sí que te los pasaré, pero no quiero sueldo alguno. Se que el que paga manda y yo no quiero ser un pagado que obedece; quiero ser un hombre libre que hace un favor a otro, nada más.

-De acuerdo. Otra cosa, toma estas llaves, las mismas son de una casa que hay en Capilerilla. La casa tiene un huerto con árboles frutales, estoy seguro que te gustará.

-¿Qué voy yo ha hacer en un pueblecito de menos de cincuenta habitantes?

-Al igual que en el café tú irás por allí de vez en cuando, incluso pasarte algunas temporadas.

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-Será menester que a mi esposa le guste aquello, ella no suele ser muy aficionada al campo.

-Toma también el contrato de arrendamiento, y este carné de identidad.

-Ahora si que no entiendo nada. ¿Quién ha firmado ese contrato de arrendamiento y ese carné de identidad? ¡Yo no quiero llevar encima nada que sea falso y que pueda suponer salirme de la ley! ¡Mi carné no caduca hasta el año 2012 y no se porque tengo que aceptar uno nuevo…!. ¿Cuál es el motivo?

- No te pongas así. El contrato lo ha firmado la misma agencia provisionalmente, tú te pasas por allí y le firmas el definitivo y asunto arreglado.

-¿Qué agencia es esa?-La de la curva, allí no hay otra.-¿Y lo del carné de identidad?-El motivo es el siguiente: Tú te has dejado barba y en el

antiguo carné, tú apareces sin esa barba blanca. Ahora si que tienes cara de intelectual, y además te pareces mucho a Papá Noel, y al abuelo de Geide.

-¿Y que tiene que ver ese asunto de la barba? Por ahí hay mucha gente que lleva barba y otros más que no la llevan y no por eso se van cambiando de carné cada día.

-Eso es verdad, pero en esta casa tú vas a representar a un intelectual, escritor y aficionado a la fotografía, que es naturista y todo un romántico de los bellos paisajes alpujarreños.

-Todo eso ya lo soy, salvo lo de la fotografía. De joven si que aprendí a hacer buenas fotos y hacía cortos con aquellos tomavistas súper ocho. Aún conservo algunas de aquellas películas, la verdad es que me encanta verlas de nuevo. De vez en cuando me paro y revivo aquellos años jóvenes, pero hace mucho que no hago uso de la fotografía. Ahora es mi esposa la que se encarga de inmortalizar las escenas familiares y de amigos.

-El que tuvo retuvo, y yo se que no tardarás en hacerte con esta cámara que te he proporcionado. Tómala, es similar a la que tenéis en casa, pero con mucha más capacidad para almacenar fotografías y tiene mejor definición de imagen. Es lo mejor del mercado en digital. Tú haces todas las fotos que quieras y aquellas

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que creas que pueden ser interesantes, me las pasas a mi cuenta de correo.

-¿Pero el carné ese debe ser falso?-Nada de eso, ese carné es idéntico al que tienes ahora, y está

hecho en las mismas dependencias policiales donde tú te hiciste ese que tienes. Todo es totalmente legal, tu firma es la misma, todo idéntico, solo hemos hecho que cambiarle la foto a una de las cartulinas que quedan siempre en los departamentos policiales.

-¿Cuál es tu cuenta de correo?-¿Tú tienes dos cuentas de correo no es así?-Ya veo que me tienes controlado en todo. Así es, tengo dos

cuentas; una la uso para la familia y amigos íntimos, y la otra para los pacientes y para el envió de dinero a la editorial.

-Pues yo tengo tres cuentas, tenía dos, pero al ver tu segunda cuenta te copié la fórmula que usas, es buena y se recuerda muy bien. Para la segunda cuenta todo lo dejas igual que en la primera, pero añades v2 antes de @ ¿No es así?

-Así es.-Yo he hecho lo mismo, tú añades v2 porque tu apellido

comienza por V, y 2 por que es tu segunda cuenta. Yo he añadido v3, porque me llamo Vicente y es mi tercera cuenta. Así que le das a aceptar en tu ordenador y le añades v3 y ya tienes la cuenta mía por la que nos comunicaremos a partir de ahora. Esta cuenta está creada exclusivamente para esta etapa de relación contigo. Es mejor que la mantengas en secreto. Si tú decides cambiar la tuya me lo dices y le añado el v3. Así no habrá nadie que nos identifique.

-Pues sí, le añades el v3 y todo estará mejor controlado. Pero… ¿No dijiste que te llamas Plácido Berengeno de Lechuga?

-Esa es mi verdadera identidad, pero tú me llamarás Vicente para todo, incluso para comunicarte conmigo por correo. Mi verdadera identidad la saben muy pocos y si te la he dicho a ti es para que cojas confianza en mí. Yo no estoy interesado en que te pase nada malo y siempre he creído en tu inocencia en todo este lío, pero yo obedezco órdenes y ahora mismo también te tengo que seguir vigilando como si no hubiésemos tenido esta conversación.

-Ahora si que lo entiendo menos. Tú me encargas que yo vigile y fotografíe todo aquello que me parezca sospechoso, y por

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otro lado tus agentes seguirán vigilándome y extorsionándome como hasta ahora lo han venido haciendo.

-No es tanto así, hace ya muchos años que no te extorsionamos, pero el tenerte vigilado si que sigue siendo un hecho real. El alto mando consideró, después de lo de Almerimar y Almería, que debíamos tenerte controlado, un mínimo, pero vigilado al fin y al cabo. Yo en esto sí que no puedo hacer nada, si me mandan que te vigile yo te vigilo, si algún agente mío te para y te pone alguna multa o te mete en algún jaleo, cuando esos papeles pasen por mis manos los dejaré sin efecto, pero dar órdenes para que eso no lo hagan, la verdad, yo no puedo hacer eso.

-Estoy totalmente confundido, no entiendo nada de este asunto. Yo creía que ya no me vigilabais, desde que dejé las visitas fuera de casa me pareció que había terminado ese proceso. Pensé que me habíais tomado por un loco maniático y nada más.

-Nada de eso, y se incrementó la vigilancia cuando vimos que dabas una pila de millones a los pobres. Nadie se creyó que lo hacías por orden de Dios como tu manifiestas en tus libros, incluso yo tuve mis dudas.

-Pues no lo entiendo, doy dinero y me vigiláis. ¿Qué pasaría si robara dinero y me lo embolsara? De seguro me pegaríais un tiro en la nuca o algo parecido.

-Yo no soy juez y mucho menos verdugo. Yo cumplo órdenes y las órdenes que recibo se ajustan a derecho, de lo contrario no estaría en este puesto. Puedes estar seguro que siempre se hace justicia, al menos bajo mi mando. Además, a la vista está, después de 25 años sigues vivo, nadie te ha pegado un tiro ni te ha hecho daño alguno, salvo alguna excepción que manifiestas en tus escritos.

-Bueno, concretemos, ¿Qué hago yo en esa casa de Capilerilla?

-Lo que hace un escritor que es naturista como tú y aficionado a la fotografía. Escribe, lee, fotografía lo que le parece, conversa con sus vecinos, pasea, viaja por la zona etcétera. Eso sí, no te salgas de las Alpujarras, de Granada a Almería, esta será tu zona de acción.

-¿Vendrá alguien conmigo para enseñarme la casa?

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-No, la hemos alquilado y le dijimos al propietario que en unos días pasaría el inquilino para ocuparla. Lo hemos hecho a través de una agencia de viajes para no levantar sospechas. Tú vas y vienes cuando te apetezca, es cuestión de que te vayas adaptando a tu nueva situación.

-¿Qué te hace pensar que yo voy a tener más éxito que tus propios agentes?

-Durante muchos años he visto como descubrías uno por uno a todos mis agentes, incluso, el otro día descubriste al que lleva el camión cubierto.

-Ese es que fue casi idiota; ¿A quien se le ocurre frenar casi en seco frente a mi coche?, por lo visto vio que lo tenía aparcado junto a las chumberas. Se ve que no esperaba verlo allí, él pensaba que ya me había ido para casa, y como las chumberas están al mismo pasar la curva no debió ver mi coche hasta que no estuvo junto a él. Para colmo luego va y aparca su camión en el lateral del río para verme salir de las chumberas. Eso no se le ocurre ni al que asó la manteca y le echó la culpa al gato. Naturalmente me vio salir con un cubo de chumbos, ¿o es que esperaba verme salir con una lancha neumática fuera borda?

-Ya lo ves, es por eso que te he elegido a ti. Cuando me relató lo ocurrido, lo despedí en el acto, con gente así no se puede sacar nada en concreto. Yo creo que tú si que puedes conseguirme la información que necesito. Otro día ampliaremos el campo de información. A mi la cosa me llega con cuenta gotas; ten en cuenta que a nosotros ahora nos está prohibido patrullar más arriba de Capileira. Desde el cruce de la estación de servicio, para arriba, parece ser, que ha sido declarada zona militar y está bajo mando militar.

-¡¿Pero si no se ve un militar por ninguna parte?!-Eso es lo que digo yo, pero la cosa debe estar muy caliente

para que yo haya recibido órdenes tan severas.La verdad es, que desde hace dos años para acá, venimos

observando una implantación en esta zona de mucha gente musulmana. A la fiesta del Dragón asisten unas siete mil personas, pero solo se van unas cuatro mil. En esos siete días que dura la fiesta las otras tres mil se esfuman, no sabemos donde se meten, y eso

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lleva dos años que viene pasando así. Yo me gustaría darte más información de todo esto, pero no la tengo, así que limítate a seguir haciendo de escritor naturista aficionado a la fotografía y a ver en que queda todo esto.

-Vale, haré lo que pueda y sepa. Que Dios nos acompañe a todos.

-Una última cosa quiero decirte, tu esposa te puede acompañar a todos los lugares donde vayas, incluida la casa y la heladería, pero es mejor que le digas lo menos posible de todo esto. También te quiero decir que cuando tú salías del ascensor yo ya estaba aquí.

-¿Dónde?-Detrás de los decorados del teatro, ya ves que no se puede

confiar en casi nadie.-Me voy, la verdad es que no se que decirte. Hasta otra.

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VISITA A LA CASA DE CAPILERILLA

Habían pasado cinco días y me decidí a ir a ver la casa de ese minúsculo pueblecito alpujarreño. Mi esposa aún no sabía nada de mi nuevo entretenimiento, así que la llevé un poco engañada, le dije que íbamos a ver ese pueblecito donde hacía once años fuimos para ver a una amiga de nuestra hija Belén.

Ella vino muy contenta, pues las visitas a la alta Alpujarra le encantan, y más contenta se puso cuando le dije que íbamos a quedarnos todo el día visitando esos pueblos, y a la hora de comer lo haríamos en el restaurante que hay junto a la panadería, dando vistas al río, ya dentro del pueblo de Trevelez.

-Yo pediré –dijo mi esposa- sopa de picadillo de jamón, y de segundo, truchas al horno. ¿Te acuerdas?, estaban buenísimas.

-Claro que las recuerdo, son truchas que las pescan en ese río y no hay ningún restaurante que sepa cocinarlas también como este lo hace.

-¿Te acuerdas que no pensábamos pararnos a comer allí?, íbamos con los amigos Juan y Rosita. Pasamos a tomarnos una cerveza y nos pusieron de tapas un plato de jamón que nos quedamos relamiéndonos, sin pensarlo le dijimos al camarero que nos quedábamos a comer. Quedamos los cuatro encantados con la comida tan abundante, buena y económica.

-Estos pueblos cuidan muy bien al turismo, ya verás como hoy te va a gustar más aún la visita.

-¿Es que me tienes alguna de tus sorpresas?-Es una sorpresa, pero es diferente a todas las que hasta ahora

te he dado, y no preguntes más por que no estoy del todo seguro que te guste.

-Seguro que me gustará.Salimos de Orgiva a la diez de la mañana, nos fuimos

parando en los sitios habituales para ver el fondo de los barrancos, los diferentes ríos, como son: El barranco de la cueva, el Padre Eterno, y Pampaneira, desde donde se divisa la montaña del Centro

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budista. El barranco de Poqueira y su río donde está la central eléctrica. El barranco de la sangre, etcétera. Llegamos sobre las 11,30 horas al minúsculo pueblo de Capilerilla. Este pueblo es un anejo de Pitres.

Aparcamos el coche a la entrada del mismo, y comenzamos el recorrido. La primera persona que vimos fue una mujer de unos treinta años que iba con un carrito de mano. Luego la volvimos a ver ya con el carrito lleno de tomates. Yo le pregunté:

-¿Cuántos habitantes tiene este pueblo?-Unos cincuenta. Contestó.-Aquí estuvimos nosotros hace años viendo a una muchacha

que tenía una casa y un campo de frambuesas, creo que era por aquí cerca, a la entrada.

-Esa debe ser Encarna, la hija del alcalde, ahora ella es la encargada del hotel.

-¿Es que hay un hotel en este pueblo?-Sí, es aquel edificio del fondo, al lado allá de aquel campo.-Luego pasaremos a saludarla.

Yo me adentré por la calle más empinada que vi, creo que era la calle Cantueso.

A mi izquierda estaba la calle Acerolo, y un poco más arriba la calle Peral. Pues bien; en la Calle Acerolo vi un árbol que se llama Acerolo y en la calle peral vi otro árbol que se llama Peral.

En la calle: Fuente Aben Abóo, había una fuente y un estanque grande para el riego. En la calle: Fuente Escarda, también había otra fuente y una alberca de tierra, estaba vacía la alberca, aunque de su interior manaba un gran chorro de agua. También estaba el Camino del Monte, y este se encaminaba hacia el monte. La calle principal se llama Calle Real de Capilerilla, es la más larga y tiene 19 casas. El resto de las calles oscila entre cinco y diez casas.

El hotel se llama: Maravedí, tiene 16 habitaciones dobles. Lleva un año y medio construido. La mayoría de las habitaciones tienen una terraza dando vistas a los bosques o las montañas. Su arquitectura es una maravilla de combinación de estancias al aire libre y dentro del mismo. Quedamos prendados de la decoración. Todo él está combinado al estilo árabe como toda la Alpujarra. Techos de láuna y lajas negras del terreno, combinados con la

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madera y el hierro en forja. Es de suponer que está hecho con todos los materiales modernos de cemento hierro y hormigón, pero estos no se ven por ninguna parte. Es una verdadera joya arquitectónica y una maravilla los decorados de piedra del lugar, sus flores, y sus fuentes.

Después de hablar con Encarna, ella nos invitó a verlo por dentro. El salón y el bar están juntos, les separa una pequeña barra haciendo círculo que es preciosa. El techo es de lajas negras, las vigas de madera oscura, y las lámparas son de forja. El televisor queda disimulado por su color negro que hace juego con las lámparas.

Mi esposa y yo quedamos encantados. Tanto por el lugar tan silencioso como por la belleza de sus paisajes. Con el permiso de Encarna tomamos bastantes fotos del hotel. Cuando pasé estas fotos al ordenador le dije a mi esposa:

-Mira, ¡Son las fotos más bonitas que nos hemos hecho en toda nuestra vida…!

-De verdad que lo son, -respondió ella al verlas.La casa, de la cual yo llevaba las llaves, estaba ubicada en lo

alto de la calle Cantueso. De hecho, era la última de las cinco casas que tiene esta calle. Al llegar frente a esta puerta le dije a mi esposa:

-Yo voy a probar si puedo abrir esta puerta con mi llave, aquí no nos ve nadie.

¡No hagas eso…! estas gentes son muy sencillas y si te ven hacer eso sería un insulto para ellas.

-No será para tanto. -Dije esto- introduciendo la llave dentro de la cerradura y abriendo su puerta. ¡Pues se ha abierto…!

-Me lo he figurado, -dijo mi esposa- Esta es la sorpresa que me tenías preparada. ¿No es así?

-Pues sí. Espero que te guste.Pasamos al interior de la vivienda y quedamos encantados

con su decoración y mobiliario. La casa era de dos plantas, En la primera planta había un

salón comedor grande con una chimenea, una cocina, otra habitación grande y un servicio muy amplio. También había una puerta que separaba la vivienda de una pequeña nave y un cobertizo que debió servir para los animales en otros tiempos, pero que ahora lo

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utilizaban para meter leña y algunos trastos viejos y herramientas de labor. También había un pequeño tractor.

A la planta alta se subía por una escalera que salía desde la cocina. Esta estaba dedicada a dormitorios. Estos eran tres. También había un servicio muy amplio. Tanto el servicio de abajo como el de arriba, estaban equipados con todos los pormenores modernos de ducha, agua caliente etcétera.

Los dormitorios eran amplios y con armarios empotrados. Estaba claro que la reforma que habían hecho a la casa (antes de labor), había costado lo suyo, tanto por la decoración como por el mobiliario y los materiales empleados.

Al huerto se accedía a través de una amplia puerta metálica, la misma necesitaba una capa de pintura. El huerto me gustó mucho, aunque estaba algo descuidado. No había nada sembrado salvo los árboles frutales. Estos eran de varias clases: Acerolos había dos, otros dos caquis, un nogal muy grande, tres cerezos, once Kirguiz que estaban pegados a la pared de piedra, dos manzanos con manzanas rojas y tres de manzanas amarillas. También había una higuera grande pegando a la valla de alambre, y dos moral de Guey. Además había un buen trozo de terreno que en otro tiempo había servido para sembrar las hortalizas. Aun quedaban restos de matas de berenjena y de calabaza.

A mi fue una de las partes de la casa que más me gustó. Estaba claro que Guillermo, se cuidó muy mucho, de satisfacer esta faceta de mi vida, sin la cual yo estoy un poco fuera de lugar.

-¿Cuánto nos cuesta esta casa, y para cuanto tiempo la haz alquilado? Preguntó mi esposa.

-De momento eso corre de mi cuenta, -la respondí- tú limítate a disfrutarla siempre que quieras venir. Yo por mi parte creo que la voy a disfrutar todo el verano y parte del otoño.

-Vendremos los dos… ¿No vas a venir tú solo?-Yo te conozco y se que a ti esto te gusta mucho, pero para

unos días; sin embargo yo creo que estaré aquí como pez en el agua.-Eso es verdad, yo prefiero el bullicio y a ti te encanta el

silencio, y más ahora que los ruidos tanto te molestan.

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-Eso es así, pero creo que podemos estar juntos aquí bastante tiempo, ya que los pueblos un poco más grandes de esta zona a ti también te encantan.

-Sí, y sus paisajes, creo que me traeré mis artes de pintura y posiblemente estaremos más juntos que separados.

-Eso me gusta, tú eres una excelente pintora y aquí no te faltarán esos bellos paisajes que tanto te gusta pintar. ¿Recuerdas que cuando vinimos la otra vez, fue lo primero que vimos? Había un hombre mayor, que tenía barba, cerca de la alameda de la entrada pintando.

-Pues si, lo recuerdo. Es que estos parajes son de una belleza inigualable.

En este pueblo estuvimos hasta cerca del medio día, desde allí nos trasladamos directamente a Trevelez, donde comimos en el mencionado restaurante, el de las truchas. Después de comer nos dimos unas vueltas por los comercios del pueblo, y a eso de las seis de la tarde nos vinimos para Orgiva. Pude comprobar, que en casi todos los comercios dedicados a alimentación, vendían el queso de Juan el del Padúl.

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LOS HELADOS DEL CAFÉ RAKA

-Un helado por favor.-¿De que lo quiere?-De turrón, es mi helado favorito.-¿De que tamaño lo quiere?-Démelo de dos euros. Esto lo dije después de echarle una

mirada a la lista de precios.-Déme una cucharilla, por favor.-Aquí la tiene.-Usted…, señora… ¿va a tomar algo?Esto lo dijo el camarero, al ver que mi señora recorría con la

mirada, todos las cubetas de los diferentes helados sin decidirse por ninguno en concreto. Ella siguió con su recorrido visual sin responder a su pregunta, y fue un poco más tarde cuando le dijo:

-Sírvame…uno de euro y medio…la mitad de pistacho y la otra mitad de nata.

Cuando el camarero, por fin, había cogido el vasito para servir a mi señora ella le preguntó:

-¿Podría cambiarme el vasito por uno de dos euros como a mi marido?

-Si claro, con mucho gusto.El muchacho cambió el vasito por uno más grande y se

dispuso a complacer a mi señora. En ese momento mi señora le preguntó: ¿Y ese otro, de color verdoso que hay ahí, que gusto tiene?

-Es un helado muy bueno, -dijo el muchacho ya con cierto cansancio- y añadió; en cuanto al gusto, a mi me gusta, pero a usted… pues no sé…, esto de los gustos no es previsible hacer comentarios a priori; pues, se dice, que en cuanto a gustos no hay nada escrito.

Después de repasar una vez más las diferentes cubetas con la vista, mi esposa pareció decidirse, y dijo:

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-Ya está, sírvame el de nata y chocolate. Es decir la mitad de nata y la otra mitad de chocolate. ¿Podrá ser así?

-Sí, claro. El muchacho, metió el acelerador, y sirvió a mi señora

rápidamente, no fuera a ser que cambiara de opinión. Yo, mientras tanto, miraba detenidamente todas las cubetas

de los diferentes helados, el mostrador, lo poco que se ve del interior de la cocina, el mobiliario etcétera. Comía despacio el helado, saboreándolo, a la par que procuraba retener en mi mente todo lo que veía.

-¿Tienes tú los cuatro euros? –dijo mi señora dirigiéndose a mí.

-Si, ya tengo yo suelto. Tenga -le dije al camarero, mientras le alargaba las monedas.

-Muchas gracias. –Contestó- a la par que cogía el dinero.Nos salimos de la cafetería y nos sentamos en una de las

mesas de fuera, donde terminamos de comernos el helado. Mi esposa comentó:

-Aquí viene mucha más gente extranjera que nacional.-Eso es cierto, aunque la mayoría son árabes y rumanos. Los

viernes suelen tener algún culto en aquella parte del bar. Un día vi mucha gente en la parte de la izquierda, y muchos estaban en posición de oración.

-¡Orar dentro de una cafetería....! ¿Qué extraño?-A mi también me extrañó, tenemos que venir otro día en

viernes por la tarde, a ver si fue un acto puntual aislado, o es una costumbre.

-Yo no vengo, a mi estas cosas raras no me gustan. Y menos si son de esos que hacen los atentados.

-Mujer, no todos los que siguen a Mahoma son terroristas. Tú sabes que extremistas los hay en todas partes del mundo. Yo por mi parte te diré, que veo mejor a las gentes rezando en un bar, que otras que van a la iglesia a criticar de cómo va vestida su vecina de banco. Son puntos de vista distintos, pero a mi me merecen más confianza los que hablan con Dios, que los que critican continuamente.

-Sí, eso será así, pero yo no vendré; vienes tú y luego me cuentas lo que hayas visto, a mi me dan miedo estas gentes tan raras.

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La verdad que en esta visita no saqué gran cosa; solo noté una pequeña elevación de dos de las cubetas de helado. Estas eran la tercera empezando por la izquierda, de la fila de abajo, y la primera de la primera hilera, comenzando a contar por la derecha. Es posible que esto no tenga mayor relevancia; tal vez algún pequeño desajuste en el armazón del frigorífico, o algún pequeño objeto, muy fino, que hubiese sido introducido debajo de estas dos cubetas mencionadas.

No pensé más ello y dando por terminado el helado. Le dije a mi esposa:

-¿Nos vamos?-¿Tanta prisa tienes? Aquí se está muy a gusto y yo todavía

no he terminado el helado.-Tienes razón; yo cuando termino me parece que los demás

deben haber hecho lo propio. Perdona mis prisas.Cuando mi esposa acabó su helado nos fuimos caminando al

centro de mayores, ya que el mismo no queda lejos de esta heladería.

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LA VECINA DE LA CASA DE CAPILERILLA

Mi esposa decidió irse unos días al pueblo de Las Gabias. Este pueblo linda con Churriana, y está a unos cinco kilómetros de la capital, Granada. Aquí es donde vive, desde hace unos diez meses, nuestra hija Belén con su esposo y el nieto; ella está embarazada de segundas y le falta mes y medio para dar a luz, es por eso que mi esposa quería estar allí una semanita para ayudarla. Yo no tengo tanto deseo de estar tan cerca de la capital, ya que hace cosa de un mes , estuvimos trece días y yo vine bastante mal, tanto por el calor como por mi falta de adaptación a otras tareas que no sea mis ratos de campo; ordenador, petanca, y algunos ratos de silencio en meditación y lectura. Allí, estaba claro que esta relajada vida no pude llevarla y vine con cierta molestia en los ojos. Así que decidimos que ella se fuera para Las Gabias y yo irme unos días a Capilerilla.

Yo tenía ganas de hacerle otra visita a esta casa, con el fin de tomar posesión de ella, y mirar de instalar las cosas más elementales para poder vivir algunas temporadas. Fui a Granada a llevar a mi esposa y allí compré todo lo necesario para poder estar una semana sin tener que preocuparme, compré: Una sandía, melocotones y vino sin alcohol para hacer sangría, canela en rama y en polvo; estos dos ingredientes los uso yo para hacer el arroz con leche y la sangría. También compré, arroz, miel, azúcar, leche, yogurt, media docena de huevos, aceite, sal, algunas cervezas con alcohol y otras sin. En Orgiva compré el célebre queso de Juan el de Padúl. También me lleve unos seis kilos de uva moscatel de la finca, amen de algunos tomates, limones, cebollas, ajos, perejil, calabaza, algunas acelgas y zanahorias. Pensé que si necesitaba algo más ya lo compraría allá en los pueblos vecinos, ya que en Capilerilla no hay ninguna tienda.

Me llevé alguna, ropa, la cámara de fotos que me dio Vicente, mi ordenador portátil y algunos discos de seguridad. No llevé ni radio ni televisión. Si que me llevé la Biblia, y algunos de los libros que tengo publicados, y otro que habla de Orgiva y que se

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llama: Entre Limones, de Chris Stwart. Lo acabo de comenzar y me ha encantado la narrativa de este libro.

A Capilerilla llegué por la tarde, y esta la empleé en meter todas las cosas en el frigorífico, poner la ropa en los armarios y darle un repaso de limpieza a la casa. No es que estuviera sucia, pero algo de polvo si que tenía.

Salí a dar un paseo cuando faltaba poco para ponerse el sol, y la primera persona que me saludó fue una hermosa mujer de unos cuarenta años. Tiene una mata de pelo largo que le cubre toda la espalda, el cabello es un poco rizado y de color negro. Debe medir metro setenta de altura, ojos grandes negros y bastante habladora. Está un poco rellenita de carnes y tiene una sonrisa que cautiva. Su vestimenta es sencilla y lleva alpargatas sin tacón. No lleva ninguna clase de maquillaje en ojos ni cara y su vestimenta es de lo más decoroso que hoy se ve.

Yo salí de casa y comencé a bajar la cuestecita para ir a la calle principal. En ese momento, esta mujer salió de la casa de más abajo que queda en el lado de enfrente, pero un poco más abajo. Ella se paró un momento y esperó hasta que yo estuve a su lado, fue entonces cuando me saludó y me dijo:

-Buenas tardes. ¿Es usted el nuevo vecino?-Pues sí, esa es la casa que hemos alquilado y ahí estaremos

unos cuantos meses. -Yo soy su vecina más cercana, vivo en esta casa desde hace

dos años, -dijo esto- señalando a la casa que tenía enfrente de la cual acababa de salir.

-Yo me llamo Daniel, encantado de conocerla. –dije esto alargando mi mano hacia la suya.

-Yo me llamo Noemí, -dijo esto a la par que estrechaba mi mano.

-Tú conoces mejor este pueblecito, ¿Qué es lo mejor que se puede hacer a estas horas?

-Ver la puesta de sol desde aquella montañita y después tomarse una cervecita en el restaurante del hotel.

-Me gusta la idea, me voy para la montañita.

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-Luego nos veremos en el restaurante del hotel, hoy he quedado con Encarna para ver unas cortinas y otras cosillas que le encargué.

-Hasta luego.Noemí se fue hacia el hotel, y yo me dirigí hacia la montañita

que me indicó. Valió la pena, el sol estaba desapareciendo en el horizonte y el espectáculo era digno de ver. Quedé extasiado con el color que toma el sol al ocultarse y su resplandor que hacía sobre unas nubecillas que se dibujaban en el horizonte. ¡Maravilloso…! Exclamé todo emocionado por la belleza de esa puesta de sol desde un sitio tan maravilloso.

Las pocas farolas del pueblo se encendieron, yo baje despacio y sin prisas por la vereda que rodea la montañita, a poco estaba en el restaurante del hotel. Allí estaban Encarna y Noemí, mirando unas cortinas y algunos otros trapos. Me acerque, y dándoles las buenas noches, me senté en una silla de la mesa donde estaban ellas.

Encarna dijo:-¿Os conocéis?-Si, -contesté- Acabamos de presentarnos, es mi vecina.Noemí corroboró lo que yo dije.-Si, lo he visto salir de su casa y me he figurado que era el

vecino de que me hablaste.-¿Ya te había llegado la noticia de que yo venía a este

pueblo?-En estos pueblos tan pequeños no hay secretos y todos nos

conocemos. -Contestaba Encarna- Tu esposa y tú vinisteis el otro día a ver la casa y os pasasteis por aquí a saludarme. Así que he sido yo la que informé a Noemí de que muy pronto tendría unos vecinos y que tú eras naturista, con barba, alto, etcétera.

-Es natural, los secretos son para las grandes ciudades donde nadie se conoce, aunque vivan en el mismo bloque de pisos.

-Ahora mismo os sirvo –dijo Encarna- mientras recogía los trapos de la mesa. ¿Usted que va a tomar?

-Yo tomaré una cerveza… y alguna tapa de los productos del terreno; como jamón, queso añejo etcétera.

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-Yo tomaré lo mismo –dijo Noemí- y añadió, para mí la cerveza de barril.

-Igualmente para mí. –me apresuré a decir yo.

Encarna trajo dos cervezas y un plato de jamón, acompañado de unos trocitos de queso añejo. También puso una cesta con rebanadas de pan y dejándonos solos, se marchó a hacer las faenas propias de su profesión.

Noemí y yo estuvimos charlando de cosas sin importancia: El tiempo que hacía, las flores, la entrada a este pueblecito que está totalmente cerrado por las copas de los árboles, pues parece que entras en un túnel de naturaleza exuberante. El árbol grande que hay antes de llegar al hotel, yo aseguré que debía tener más de 30metros de altura. Ella me preguntó por la puesta de sol, y yo le dije que era similar a las que había visto muchas veces, extasiado, en la sierra de Dúrcal. Bebimos nuestras cervezas y cuando acabó el telediario yo decidí irme a casa, pues los diferentes clientes del hotel comenzaban a regresar de sus paseos y el salón se iba llenando de gente. Encarna se mantuvo un poco alejada, ya que tenía que atender a los servicios del hotel y el bar. Entonces fue Noemí quien se levantó primero y me dijo:

-Esta primera vez invito yo, ya tendrás tiempo de invitarme tú. –Dijo esto- sacando unas monedas de su bolso y poniéndolas encima del mostrador

Yo asentí con la cabeza, a la par que sonreía y le daba mi visto bueno con un…-De acuerdo.

Ella recogió el cambio y nos salimos del salón, dándole las buenas noches a Encarna y demás inquilinos del hotel, que en ese momento no superaban la docena. Recorrimos los escasos trescientos metros que nos separaba el hotel de nuestras casas, paseando sin prisas y charlando de lo agradable de la noche, y la brisa fresca que se da en este pueblecito de montaña. Llegados a la puerta de su casa ella me invitó a pasar, cosa que yo rechacé alegando mi cansancio del día.

-De acuerdo –dijo- entonces hasta mañana.-Hasta mañana –le respondí.

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UN AREN EN PLENA ALPUJARRA

Yo me encontraba dentro del huerto intentando poner el goteo a los árboles frutales, cuando escuché la voz de Noemí que me llamaba:

-Daniel… ¿Dónde estás?-Estoy en el huerto… pasa, la puerta está abierta.Noemí se llegó a mí y me dio los buenos días a la par que me

preguntaba: -¿Tu sabes algo de electricidad?-Saber…saber, lo que es saber…, pues no, pero algo si que

se: Arreglar un enchufe, poner un portalámparas, una bombilla…cositas así, si se me dan bien.

-Es que tengo una lámpara que no va bien y también un enchufe que no quiere funcionar, ¿Por qué no te pasas por casa e intentas ver lo que les pasa?

-De acuerdo, me pasaré cuando acabe de poner estos goteros a los árboles, a eso de las doce.

-Está bien, te estaré esperando.Ella se marchó, no sin antes preguntarme por los frutales que

había en el huerto. No se si es que no los conocía o que quería saber si yo sabía algo de árboles y plantas. Yo le di toda clase de detalles referente a los frutales, y de las hortalizas que pensaba plantar en estos días que iba a estar en la casa. Ella se limitaba a asentir con la cabeza sin desvelar demasiado si tenía conocimientos de agricultura.

A eso de las doce yo había terminado en el huerto, así que me lavé un poco y fui a ver lo que le pasaba a la lámpara de mi vecina.

Noemí debió de verme venir por que estaba esperándome a la entrada de su casa.

-Pasa, -me dijo sonriendo- espero que seas un verdadero electricista y me arregles estas cositas.

-¿Dónde está la lámpara y el enchufe?

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-El enchufe es este de aquí -dijo esto señalando la pared del comedor, y la lámpara es esta de esta habitación.

A continuación me llevó a un dormitorio bastante amplio donde había una bonita lámpara de metal con varios brazos.

-¿Ves esos dos brazos de la derecha? esas bombillas no encienden, sin embargo las otras dos si que lucen bien.

-Está bien, miraré a ver que puedo hacer.-Espera un poco que quiero enseñarte la casa. A continuación me fue enseñando la casa. Esta era un poco

más reducida que la mía. Disponía de dos únicos dormitorios, un comedor bastante grande, una cocina muy espaciosa y un cuarto de aseo también amplio. No tenía huerto ni planta alta.

-Para mí –dijo- ya tengo de sobra, la tuya es bastante más grande.

-Sí, eso es verdad, aunque esta es muy bonita y recogida, además todo es casi nuevo, tanto la casa como los muebles.

-Sí, esta casa la reformé yo a mi gusto. Yo de labor no entiendo nada y tampoco me gusta mucho, lo que si me gusta es la pintura, la danza y la música. También hago algo de yoga.

-Ya veo que te vas a entender bien con mi esposa, a ella le encanta la pintura, cuando hablamos el otro día mi esposa y yo, me dijo que se iba a traer los artes de pintar.

-¿A tu esposa le gusta pintar?-Mucho, y además pinta muy bien. Un día que vengas por

Orgiva te enseñará toda una colección de cuadros, a mi me encantan, sobre todo los paisajes y las flores. También se le dan bien los pájaros, bodegones, cestas de mimbre etcétera.

-Me encantará ver sus cuadros y cambiar impresiones con ella referente a la pintura. Bien, ahí te dejo con tu trabajo, si necesitas algo me llamas.

-No creo que necesite nada ya que me he traído, los destornilladores finos, la cinta aislante y algo de cable.

Noemí se salió del comedor y yo comencé mi trabajo. El enchufe estuvo pronto arreglado, solo tenía un tornillo suelto de los que sujetan el cable. La lámpara era un poco más complicada. La tuve que desconectar y llevarla al comedor donde había más luz y allí ir sacándole uno por uno, los diferentes cables que iban por los

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tubos de cobre, se entiende los dos que no funcionaban. Estando todo concentrado en esta faena, escuché la voz de Noemí que me llamaba:

-Daniel, Haz el favor de alargarme la toalla…, está ahí en la silla…cerca del espejo.

La voz salía del cuarto de baño, la puerta estaba entreabierta y salía un poco de vapor.

-¿Dónde has dicho que está? Dije esto por ver si de verdad era la toalla lo que quería, o que yo hubiese oído mal.

-Está ahí, en el comedor…en la silla que hay junto al espejo. Es una toalla grande color rosa.

Cogí la toalla y me dirigí al cuarto de baño, como este estaba semiabierto, pasé dentro y vi: Una mampara que estaba solo un poquito abierta por el lado izquierdo. Por la rendija de la mampara asomaba una mano y la mitad del brazo. Yo me fui acercando hasta que estuve a un metro de aquella solícita mano.

-Toma la toalla, -dije esto alargando la toalla con mi mano derecha y poniéndola en la suya. Mis dedos tocaron los suyos…, por un momento, mi cuerpo y mi cerebro provocaron una sacudida de aquellas que en algunas ocasiones me habían hecho temblar. En ese momento en que yo estaba un poco absorto, la mampara de la ducha se abrió del todo y…, allí estaba ella: Sonriente como siempre, pero esta vez sus negros ojos tenían un brillo chispeante…, su largo pelo estaba echado hacia atrás, pero un manojito de ellos se esparcía por sus tersos pechos y algunos de ellos se habían enredado en los pronunciados pezones. La mano izquierda aún sostenía la toalla en sus dedos, la otra mano seguía sosteniendo la mampara abierta. Su pierna izquierda estaba un poco flexionada y la derecha estaba totalmente estirada hacia el lado opuesto. Su cabeza quedaba un poco inclinada hacía este mismo lado y echada hacia atrás.

Noemí no decía nada y yo no podía hablar; en mi garganta había un nudo que no me lo permitía. Me limité a recorrer con la mirada su bello cuerpo, repasándolo; primero de arriba abajo y después de abajo arriba, sin prisas, recreándome a fondo en el dulce pastel que se me ofrecía. Al cabo de unos minutos reaccioné y mi mente recordó todos mis compromisos con Dios y mi familia, especialmente mi esposa. Con este recuerdo el miembro de mi

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cuerpo que ya se había alterado, comenzó a tranquilizarse y a tomar su forma más habitual. La garganta también se fue destaponando, así que la miré fijamente a los ojos y enmarcando una amplia sonrisa le dije:

-¡Verdaderamente eres un monumento de mujer de lo mas bello y hermoso que hay en este mundo…! Me di media vuelta y me fui al comedor a terminar de arreglar la lámpara.

Mis dedos no estaban tan ágiles como antes, y todo mi cuerpo estaba un poco nervioso, pero poco a poco fui recuperando mi estado habitual. Cuando estaba terminando mi trabajo se me acercó Noemí, (ya venía cubierta con un albornoz blanco) y me dijo:

-¿Cómo va ese trabajo?-Lo estoy terminando, ¿ves? -Le dije- Tenía estos cables

pelados y sueltos, se ve que al colocarla le dieron más vueltas de lo normal y se soltaron. Le he puesto estos nuevos y en breve estará lista.

-Vale, voy a preparar unas cervecitas y unas tapas. ¿Te gusta el jamón de pata negra?

- ¡¿A quien no le gusta una cosa tan rica?! Eso es lo más bueno que hay en el mundo y lo tenemos aquí en Andalucía muy abundante.

Yo me fui a colocar la lámpara en el dormitorio y Noemí se fue a la cocina a preparar las cervezas y las tapas.

Cuando volví, ella estaba de pié esperándome y con la mesa puesta. Dirigiéndose a mí, puso su mano derecha en mi hombro izquierdo y mirándome fijamente a los ojos me dijo:

-¡Tú no eres maricón, ni travestí, ni cosa parecida! Eso lo he leído en tus ojos, tu mirada es penetrante y de deseo, los labios te vibran…y tu nerviosismo te delata…Entonces… ¿Por qué…? ¿Qué razones tienes? ¡Deben ser razones muy poderosas para que me hagas esto…!

Esto último lo dijo con cierto desencanto y melancolía.-Sentémonos y hablemos, no quiero que te lleves una mala

imagen de mi persona, y mucho menos que creas que he querido herir tus sentimientos de mujer.

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Nos sentamos uno frente al otro, ella me miraba fijamente y yo, eludiendo su mirada, me dispuse a tomar un trago de cerveza y una tapa de aquel jamón tan rico. Cuando hube bebido y comido un poco, le dije:

-Desde joven, mejor dicho, desde niño yo he tenido una fe grande en Dios y su Hijo Jesucristo. También son para mí muy importantes mi esposa y mis hijos. La familia yo la valoro detrás de Dios y por encima de todas las demás cosas de este mundo. Detrás vienen los amigos íntimos y otras cosas, pero lo primero es Dios y la familia. Respetar estas leyes me ha traído muchos disgustos, pero a la par muchas satisfacciones, mi familia sigue unida y todos los hijos se llevan muy bien entre ellos y con nosotros y eso que son siete.

-¡¿Siete hijos tienes…?!-Así es, ya están todos fuera de casa, pero las relaciones con

ellos son estupendas, la comunicación es constante, ya tendrás ocasión de ir conociéndolos, de seguro comenzaran pronto a venir por aquí.

-Esto es lo que me lleva a reaccionar de esta manera, que a primera vista parece estúpida, pero que para mí es de lo más sensato e inteligente. Ceder a estas cosas es la más de fácil, pero las consecuencias son imprevisibles y difíciles de ocultar. Lo mejor para que uno no tenga que ocultar nada, es no salirse fuera de los límites que la pareja se ha dado, y nosotros, hace ya cincuenta años más o menos, decidimos no tenernos que ocultar nada en nuestro matrimonio. A fe mía, que ambos, mi esposa y yo, lo hemos cumplido. Esto no es una cosa fácil, es difícil, por eso es por lo que en mi vida ocupa un lugar de privilegio las horas dedicadas a la oración, sin la ayuda de Dios esto es una empresa condenada al fracaso. Podemos ser amigos, incluso llegar a ser íntimos amigos, pero de ahí no debemos pasar nunca, verás como poco a poco nuestras relaciones serán mucho más agradables y duraderas.

-¡No sabía que para ti fuera tan importante Dios y la familia…! De haberlo sabido nunca hubiera intentado una cosa así, mi vida ha sido totalmente distinta a la tuya. Yo nunca he tenido familia estable. A los doce años mi padre me vendió a unos hombres que decían me tratarían bien.

-¡¿Que es eso de que te vendieron…?!

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- Como lo oyes, en el Yemen, país del que yo soy, esta costumbre es habitual. Los padres que tienen muchos hijos y no pueden mantenerlos los venden por dinero, o los cambian por cabras o camellos. Mis padres no podían mantenernos a mí y a mis nueve hermanos, es por eso que me vendieron. Esos hombres se fijaron en mí por que era una niña agraciada, y sabían que ganarían mucho dinero si esperaban hasta que cumpliera los quince años. Cumplidos estos años, me vendieron a un hombre muy rico que debió pagarles mucho dinero. Este hombre me llevó a Arabia Saudita a vivir con él y fui una más de entre sus quince mujeres.

-Entonces… ¿tú has formado parte de un aren… de esos que se dicen existen… y que casi nadie puede comprobar?

-Así es, con dieciocho años me trajo a España, y hemos estado viviendo; primero en Almerimar, Almería, y luego aquí, donde llevamos unos veinte años.

Al decir lo de Almerimar, yo procuré no darle importancia y seguí como si no hubiese oído pronunciar ese nombre, no se si lo conseguí del todo.

-Pero… ¿Tú vives sola…? ¿No es así?-Sí, desde hace dos años y medio vivo aquí sola, pero antes

he estado viviendo en la casa de este hombre, que está a unos dos kilómetros de aquí.

-¿Dónde?-Está enclavada esta mansión entre Bubión, Pitres y

Pórtugos. Se llega por una carretera sin asfaltar que sale desde este último pueblo. El lugar es idílico, tiene toda clase de árboles del terreno, como estos que has visto en la entrada de este pueblo, pero mucho más abundantes. Además este hombre mandó construir jardines y fuentes de agua que pasan de unas a otras. Yo creo que se inspiró en los jardines del Generalife y la Alhambra.

-¿Podríamos ir algún día y me presentas a ese hombre?-No, eso yo no puedo hacerlo. Ten en cuenta que yo estoy

ahora en un régimen de libertad condicional, no soy enteramente libre. Yo, durante muchos años, he sido de su propiedad y no puedo salirme de las condiciones que ahora me ha otorgado.

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-¡No puedo entender nada de esto! ¿Como es posible que aquí, en la Alpujarra, dentro de un país libre ocurran estas cosas…? No puedo entenderlo.

-Cuando estos hombres viajan por occidente, ya sea en viajes de negocios, políticos o religiosos, siempre se registran como matrimonio con una sola mujer, y las demás que llevan constan como: Secretarias, amas de hogar, limpieza, masajistas, etcétera. Ellos saben que de no hacerlo así pueden tener problemas con las autoridades de los países a los que van. No así cuando viajan a los países árabes. El año pasado yo estuve acompañándole en un viaje a Egipto, pues bien, íbamos tres mujeres con él y nos registraron como sus esposas, amen de los guardaespaldas y demás séquito.

-¿No has dicho que ya no vives con él desde hace más de dos años?

Eso es verdad, pero cuando él quiere hacer alguna salida al extranjero invita a las mujeres que antes eran de su propiedad, y él cree más convenientes para ese viaje. Ten en cuenta que en esos viajes hay cenas de gala, bailes, fiestas fastuosas, salidas turísticas etcétera. Depende a donde vaya le interesa llevar a unas u otras. Si va a los países árabes, casi siempre me llama a mí, por que soy árabe y domino este idioma a la perfección, además del inglés y el ruso.

-¿Puedes negarte?-Puedo, pero ello conllevaría perder la mitad de la asignación

económica que ahora disfruto.-¿Tienes una paga?-Pues sí. En el contrato de régimen de libertad provisional

que firmé, ya viene expresada esta asignación económica de tres mil dólares mensuales, y además él fue quien costeó todos los gastos de esta casa, tanto de la compra, como las obras de reforma y el mobiliario. Es por eso que uno se puede negar, pero no interesa, y además se pasa bastante bien acompañándole.

-¿Tú te has sentido a gusto viviendo así…? ¿Con un hombre que mandaba en ti como si fueras un mueble más, o uno de sus animales…?

-Eso no es así. Cuando él me compró yo era una muchacha, él me ha tratado muy bien y ha procurado lo mejor para mi. He tenido los mejores profesores de idiomas, de música, danza, etcétera.

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He sido una de sus preferidas y yo me he sentido muy querida por él. No puedo quejarme.

-¿Por qué te deja ahora?-Por que ya he cumplido los cuarenta años, y él, como casi

todos los hombres, las desea rondando los veinte, poco más arriba o abajo. ¿Entiendes esto?

-Lo de desear las de veinte…Pues sí, pero tener que abandonar por eso a la mujer que amas, me parece una locura.

-Eso, aquí en España, y demás países occidentales es casi imposible de asimilar, pero por ahí eso es el pan nuestro de cada día, como decís vosotros por aquí.

-¿Ahora que mujeres tiene?, ¿De que edad?-Siempre están rondando los dieciocho a los cuarenta años,

salvo las que le dan hijos, estas si que se quedan en casa hasta el final de sus días. Mujeres dentro de la casa solo hay tres o cuatro, la mayoría están en estos pueblos cercanos al igual que yo. Es otra forma de hacer, pero tiene, eso sí, el mismo aren de antes.

-¿Tú no has tenido hijos con él?-No, y me alegro de ello, ya que ahora espero poder vivir una

vida más plena con algún hombre que de verdad me quiera por lo que soy y con libertad de elección por mi parte.

-¿Piensas tener hijos?-Sí, y además criarlos yo, nada de darlos para que me los

críen, quiero sentir el placer de amamantar un niño y sentirlo reír y llorar en mis brazos y saber que ese niño es mío y ha salido de mi vientre.

-¿Veo que tienes ese sentido de maternidad muy arraigado?-Es una de las cosas que he tomado de aquí, de este país, me

gusta oírte hablar a ti de tu familia, de tu esposa, de tus hijos. Eso yo no lo he tenido nunca, pero pienso que aún no es tarde.

-En caso de casarte al estilo occidental, ¿te quitaría la paga que ahora tienes?

-Solo la mitad, pero no me importaría, con tal de poder disfrutar de una familia como la tuya y tantas otras como veo por aquí.

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-Es la primera vez en mi vida que he podido hablar con una mujer que haya vivido en sus carnes esta especie de esclavitud sexual. ¡Estoy verdaderamente asombrado…!

-Dentro del aren se comparten muchas cosas agradables y situaciones menos agradables; también el sexo, aunque en este caso, siempre se lleva a cabo cuando al dueño le apetece, uno nunca puede decidir sobre este asunto. Antes todas las mujeres se quedaban dentro del palacio, pero ahora lo hacen así para parecer más liberales, pero en el fondo es por que les sale más barato y menos complicado para sus vidas.

-¿Qué edad tiene este hombre?-Debe tener unos 62 años, cuando yo lo conocí tendría unos

treinta y cinco. Era alto y muy guapo, a mí me gustaba mucho hacer el amor con él y acompañarle en sus viajes.

-En Almerimar… ¿Qué tiempo estuviste?-Unos cuatro años. No se que pasó, pero estuvimos

encerradas sin salir casi dos meses. Se habló de guerra y de invasiones por la radio, la televisión nos estuvo prohibida durante esos dos meses. Después, todo se fue normalizando, pero él no se sentía a gusto y a poco nos trasladamos a esta mansión de la Alpujarra.

-Bien, otro día charlaremos otro poquito, por hoy creo que es suficiente, Gracias por este jamón tan rico y estas cervezas.

-¿Qué te debo?-¿Por que me dices eso?-Me has arreglado la lámpara y el enchufe, esas cosas cuestan

dinero, sobretodo aquí, que no se encuentra un electricista ni fontanero ni por equivocación.

-Para mí ha sido un verdadero placer, el poder arreglarte esas dos cosillas, y además poderte contemplar en tu estado natural.

-Gracias, por los trabajos y también por los piropos recibidos, siempre es agradable recibirlos, y más de un hombre como tú. No te he preguntado: ¿De que escribes?

-Escribo cosas de este y del otro mundo. Si tienes ordenador ponlo en marcha y te lo mostraré.

Noemí puso el ordenador en marcha, yo me senté a su lado y le fui indicando lo que tenía que hacer para descubrir mi identidad

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de escritor. Así la dejé con los ojos abiertos frente al ordenador, mientras contemplaba mi foto, y la foto de los tres libros ya publicados.

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LA SEMANA TOCA A SU FIN

Durante varios días estuve dedicado al huerto, dar algunos paseos por los alrededores y meditando, tenía que ver cómo conseguir alguna información más sobre el hombre con el que vivió Noemí.

Noemí por su parte no daba muestras de vida, y yo no quería aparecer por su casa sin un motivo muy serio.

Un día antes había estado intentando encontrar la casa grande de aquel hombre que, al parecer, y por los datos que Noemí me dio, podía ser el mismo que ocupaba la embajada árabe en Almerimar, en el momento de la invasión americana, hacía ya unos 25 años. Yo me interné por una pista de tierra desde el Pueblo de Pórtugos, esta pista subía cada vez más hacia la montaña y parecía tomar la dirección correcta, según las pocas indicaciones que yo tenía. No había recorrido ni dos kilómetros cuando un disco de “Prohibido pasar, propiedad privada”, más una gruesa cadena atravesada, me cortaron el paso.

Paré el coche y me interné a pié por la arboleda, pero a poco escuché el ladrido de varios perros que me hicieron retroceder a toda prisa, y a todo lo que daban mis piernas me metí en el coche. Maniobré este lo más rápido que pude, pues escuchaba los ladridos de los perros demasiado cerca. Supuse que tenían montado algún sistema de vigilancia a lo largo del recorrido del camino, o bien en la misma entrada donde estaba la cadena.

No pude sacar nada en concreto, salvo la ubicación de la casa, si bien no llegué a ver el edificio si que pude ubicarla por el ladrido de los perros. Esta debía encontrarse casi a la vertical de Capilerilla o algo más hacia Bubión, en la ladera de la montaña, pero ya dentro del arbolado. Pensé que era mejor dejarlo para otra vez, y intentarlo desde Capilerilla por el camino del monte, que sale de debajo del lavadero antiguo y a pie. Por este camino no pueden circular los vehículos, pero si el ganado. Precisamente, el otro día,

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pasaba por allí una manada de borregos que desde la alberca de debajo del lavadero se internaban camino adelante hacia el monte.

Al fin me decidí a invitarla a una cena esa noche, ya que al otro día me venía para Granada, donde pensaba estar un par de días con mi hija y luego nos iríamos mi esposa y yo para Orgiva.

Eran las diez de la mañana, cuando un poco pensativo, toqué en la puerta con los nudillos. Al instante escuché la voz de Noemí que decía:

-La puerta está abierta.-Soy yo…, Daniel…, -dije esto ya dentro del comedor.

Noemí estaba con una bata de casa y sentada frente al televisor. Al oír que era yo, se levantó y se quedó mirándome. Yo le dije: Quiero que vengas a cenar esta noche conmigo. ¿Dónde te has metido todos estos días?

-He estado aquí, en casa, no he salido para nada. He querido penetrar en la lectura de tu libro, ya solo me quedan unas cuantas páginas, creo que lo terminaré hoy. -Dijo esto andando despacio hasta donde yo me encontraba.

-¿De que libro me hablas? –le pregunté ¿Es el de naturismo?-No, es el libro: El poder de la oración.-Yo pensé que te interesaría más el otro de naturismo.-Ese también pienso leerlo, pero tú, cuando hablabas el otro

día, de las razones que tenías para proceder así en tu vida, mencionaste la oración, y dijiste que sin ella, no podías salir airoso de estas pruebas. Esto caló en mí muy hondo, y más con la convicción que te expresabas. Es por eso, que de los tres libros tuyos que tenía a la vista, he decidido comenzar por este de la oración.

-Me alegro por ti. Ahora contéstame: ¿Quieres venir a cenar conmigo esta noche?

-Pues claro que acepto, además quiero que me aclares muchas de las cosas que relatas en tu libro. Espero tenerlo acabado para antes de la cena.

-Entonces…, te espero a las ocho.-¿La cena será en el restaurante o en tu casa?-Será en mi casa, si a ti no te importa, quiero sorprenderte

con mis dotes de cocinero. La verdad es que sé hacer muy pocos platos, pero los que hago me suelen salir bien, al menos aceptables.

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-A mi no me importa que sea en tu casa; por el contrario, lo prefiero así. De esa manera podremos alargar lo que queramos la conversación.

Ese día cogí el coche y me fui a Trevelez. Allí compré lo necesario para poder sorprender a mi bella invitada: Una lata de piña, jamón de pata negra, queso de Juan el del Padúl, pues el que yo llevé ya se me había acabado. Unas latas de refresco, vino sin alcohol del que nosotros solemos comprar para hacer la sangría, algo de queso fresco, por si a ella no le agradaba ese de Juan y unas latas de aceitunas rellenas y sin. Cerveza y vino del mío aún me quedaba en casa, no obstante compré una botella de vino rosado. Este tipo de vinos son buenos y son suaves.

Yo de esta cena esperaba sacar algo en concreto, algo que pudiera darme alguna pista sobre el hombre con el que Noemí había convivido tantos años. No sé, si era fanático de su religión, si estaba al tanto de la política de Bin Laden, si le era conocido o simpatizaba con su causa, algo que yo pudiera ofrecer a Vicente, no es que estaba muy obligado, pero le debía un favor y estaba dispuesto a pagárselo de la mejor manera posible. Eso, siempre que no comprometiera a mi invitada.

Yo me esmeré en preparar los entremeses, y la cena. Esta consistía en una simple ensaladilla rusa, y una tortilla de patatas. De postre arroz con leche y piña en lata. Yo en lo que más confiaba era en el arroz con leche. No ha habido nadie que lo pruebe que no pronuncie la palabra ¡Exquisito…! A la par que se queda relamiéndose los labios. Lo demás, estoy seguro que cualquiera prepara una cena con más detalles y mejor presentada. Yo era consciente de ese mi punto débil, pero no quise arriesgarme a otros platos que no conocía bien. Por otro lado, estaba seguro, que mi invitada no era una persona demasiado exigente conmigo.

Puntual, a eso de las ocho, llegó Noemí. Como la puerta estaba abierta, no se molestó en llamar y se plantó en mitad del comedor de dos zancadas.

-¿Cómo estás? ¿Necesitas ayuda? –dijo esto enmarcando la más agradable de sus sonrisas.

-No, no necesito ninguna ayuda. Siéntate, que en un minuto estoy contigo, voy a lavarme un poco las manos.

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Quizá extrañe al lector esta expresión: La puerta estaba abierta. He de recordarle al lector que estamos en un pueblecito de cincuenta habitantes, que queda muy aislado, y donde todo el mundo se conoce, la posibilidad de un robo o algo parecido, es del todo desechable. Todas las casas están abiertas, quiero decir, que no está echada la cerradura ni cerrojo alguno. Si un vecino u otra persona llegan a la casa a preguntar algo, pues empuja la puerta y entra, y habla lo que tenga que decir, así de sencillo. Si la dueña o el dueño no están, pues se sale y va más tarde cuando esté, eso es todo.

El único Hotel que hay es de muy reducida capacidad de inquilinos, en total unas treinta y dos personas, eso, si está lleno al completo. Este hotel queda un poco separado del pueblo y para ir en coche se debe ir desde Pitres. Es una carretera estrecha, pero está asfaltada y se llega hasta el aparcamiento del hotel. El aparcamiento se encuentra unos cien metros separado del Hotel y por encima de este, supongo, para que el ruido de los coches no turbe el silencio de los huéspedes. Junto al aparcamiento se encuentran 18 placas solares, estas dan el suministro eléctrico suficiente para el agua caliente que consume hotel. Otro dato; la carretera está debidamente señalizada en los diferentes cruces, no hay pérdida posible.

Cuando yo salí de lavarme las manos, Noemí se había quitado una especie de mantón de Manila que traía echado sobre sus hombros, tenía puesto un vestido floreado azul sin mangas y poco escotado. El calzado eran unas zapatillas sin tacón descubiertas por la parte delantera, de color marrón, eran muy bonitas. El pelo lo traía recogido con una cinta y echado hacia atrás. Estaba recostada en el sofá y su mirada se perdía por la ventana que tenía en frente.

-¿Nos tomamos algo mientras hacemos hora para la cena y charlamos?

-Vale, como a ti te apetezca.Puse un par de vasos, vino de mi cosecha, vino rosado y

cerveza con alcohol y sin. También saqué un par de platos rellenos con olivas diferentes, tapas de diferentes quesos y el clásico jamón de pata negra de Trevelez.

-Ahora podemos comenzar por donde nos apetezca más, yo por mi parte, voy a comenzar por un vasito de vino de mi cosecha, por el jamón de pata negra y alguna cosita más iré picando. Tú con

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toda libertad, me dices lo que quieres y no te levantes, que yo te lo sirvo, en ese sillón estarás más cómoda hasta que decidamos la cena. Para eso tengo esta mesita con ruedas y las bandejas.

-Sírveme lo mismo que tú, quiero probar ese vino que dices.-Este vino tiene ya seis años, yo antes hacía vino, pero ahora

no, vendí la finca y desde entonces no hago, pero aún me quedan un montón de botellas de aquel tiempo. Yo bebo muy poco vino, solo en invierno un poco comiendo al medio día, y en fiestas o celebraciones como es esta. La cerveza la uso más en verano y me gusta bien fría.

Llené una bandeja con el jamón y algunas tapas más y los vasos con el vino. Los puse en la bandeja y en la mesita con ruedas y me senté en el sofá al lado de Noemí.

-Daniel, estoy muy desconcertada con lo que pones en tu libro. Según tú: ¿Todo el año 1985, no solo tú, si no también varios de tus hijos, tu esposa y otros más, tuvieron visiones en el grupo de oración?

-Así fue, todo lo que digo en el libro es totalmente verdad. Las primeras visiones que hubo en el grupo de Orgiva las tuvo mi esposa. Yo tuve una al cabo de un mes más o menos, en Motril, como habrás podido leer. Después fue el muchacho de doce años y a continuación mi hijo Raúl. El muchacho de 12 años, hoy debe tener 33. Mi hijo Raúl ahora tiene 30. Mi hija Belén también estuvo teniendo las visiones muchos años. Hoy me parece que nadie tiene visiones, salvo yo, que de vez en cuando tengo alguna.

-Esto es que son cosas difíciles de creer, no sé, estoy confundida.

-Si has leído todo el libro habrás visto que no solo son visiones, hay también muchas experiencias de Dios vividas por mí. Esas vivencias es lo que más han hecho que yo tenga esta fe grande en Dios. Hay muchas de ellas, pero la que más ha marcado mi vida es la experiencia del Lago Azul, como yo la llamo. Dios aquí me dio a vivir algo que jamás olvidaré, no puedo olvidarlo, con el tiempo todo se olvida, incluidos los padres ya muertos, pero esto no se puede olvidar. Esa felicidad que yo viví, no tiene correspondencia en este mundo, Dios me la hizo vivir, para que siempre la tuviera presente. El hombre está destinado a vivir toda una eternidad con

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una felicidad que jamás ha podido soñar. Yo la viví, y doy fe, que vale la pena todos los sacrificios que en esta vida se puedan presentar, con tal de no perder esa felicidad a la que todos tenemos derecho.

-¿Yo puedo también llegar a ser digna de esa vida eterna y feliz?

-Pues claro que sí, eso es para todo el mundo. Dios está ahí para todos, su hijo Jesucristo murió por todos nosotros y durante su vida demostró que Él era el hijo de Dios vivo. Esta es la gran diferencia del cristianismo con las otras religiones.

-¿Es diferente lo que dice Mahoma o lo que dice Buda, de lo que dice Jesucristo?

- Es diferente, lo que dicen, pero la diferencia está en las personas en sí. Mientras Mahoma o Buda son hombres que dicen cosas, Jesucristo es un hombre que también dice cosas, pero demuestra con sus obras que Él es el hijo de Dios. Yo he leído la vida de Mahoma y también la de Buda; ninguno de los dos hizo milagro alguno, solo Jesucristo es el que dice y demuestra con sus obras, que él es el Hijo de Dios. Por eso afirma en su evangelio: - Si no queréis creer en mí creer en mis obras. Él curó de una sola vez a diez leprosos, sanó a montones de paralíticos, devolvió la vista a montones de ciegos y resucitó a tres muertos. Repartió pan y pescado a cinco mil personas de una vez, y otra a tres mil. También dio estos poderes a sus seguidores. Sus hechos están relatados en: Los Hechos de los Apóstoles.

-¿Cómo es posible que haya cristianos que se convierten al islán?

-Hay de todo en este mundo, yo nunca he querido entrar en detalles de las doctrinas, yo me fijo en las personas. Jesucristo les exige a sus discípulos la renuncia a todos los bienes de este mundo. Tal vez esto es demasiado para muchas personas y optan por otras alternativas, no lo sé, lo que si sé, es que Jesucristo hizo montones de milagros y los demás nunca han hecho ninguno. Esto me hace pensar que estoy en lo cierto y mis experiencias con Dios así lo demuestran. Yo nunca pretendo convencer a nadie, digo lo que yo vivo y nada más, el que quiera cogerlo ahí está, pero si la persona no se interesa por lo que yo digo, no seré yo el que intente convencerla.

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-¿Puedes tú ponerme las manos, como a ti te las pusieron? Tú relatas que en Pollo Dios, una finca de Orgiva, tú orates por tu liberación y lo conseguiste. Estuviste sudando y retorciéndote de una forma espectacular, y que a partir de ese día te desapareció la obsesión por las mujeres.

-Así ocurrió, tal como cuenta el relato en el libro, me desapareció la obsesión que no me dejaba vivir, pero la atracción, esa, todavía, como tú has podido comprobar, aún hoy sigue viva. Lo de imponerte las manos, si que puedo hacerlo lo que no te puedo asegurar es los resultados. Cuando lo he hecho, rara vez ha ocurrido nada digno de mención.

-Yo quiero experimentar esa fuerza que tú muestras por tu Dios, quiero vivir una vida libre y plena, no he vivido nada de eso que tú me hablas, la verdad es que me siento desconcertada con todo lo que he leído y te oigo decir a ti.

Ponte cómoda, yo voy a hacer lo que sé y que Dios haga lo que quiera. Tú limítate a pedirle a Dios que te conceda todos los dones y la fe que te hagan falta para cubrir esos deseos que tienes.Me levanté y me puse detrás de Noemí, a continuación le puse las manos en su cabeza y oré por ella diciendo: Señor, tú sabes mucho mejor que yo y ella misma, lo que necesita recibir esta mujer que hoy acude a ti, dale todo lo que necesita en este mismo momento. ¡En el nombre de Jesucristo recíbelo!Nada más terminar de decir yo estas palabras, Noemí estiró las piernas y se llevó las manos a la cara tapándose los ojos y comenzó a llorar, dando grandes suspiros. Yo me senté frente a ella en una silla y retirado unos dos metros de donde ella estaba sentada. No intervine para nada ni la dije nada. Mi experiencia en estos casos me dice, que es mejor dejar actuar a Dios que intervenir mientras Él está obrando. Noemí estuvo así unos quince minutos, después, con voz entrecortada me pidió un pañuelo, yo le alargué mi pañuelo y ella lo usó para secarse las lágrimas que aún corrían por sus mejillas. Después se levantó y con paso corto y un poco torpe fue al lavabo. Yo la acompañé hasta la puerta del mismo.

A los pocos minutos Noemí salió del lavabo toda encendida; las mejillas las tenía enrojecidas y su mirada vagaba por todas partes

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como buscando algo, daba vueltas sobre sí misma alzando los brazos y no paraba de mirar para todos lados.

-¿Qué buscas? -le pregunté.-Busco a Dios.-No te preocupes por eso. Él ya te ha encontrado a ti, verás

como de aquí en adelante tú también le encontrarás a Él.-Nunca he sentido algo así, jamás en mi vida he sentido unas

ganas de llorar tan grandes, sin embargo yo me he sentido muy feliz. Es curioso, ahora puedo comprender un poco mejor tus experiencias de Dios. Uno está llorando y a la par se siente la mujer más feliz de la tierra…esto es curioso…muy curioso.

-Será mejor que nos pongamos a comer, Ya tendremos tiempo de hablar de estas cosas.

Nos sentamos a la mesa; yo traje el resto de las viandas, y cada uno de nosotros fue tomando de lo que más le apetecía.

Durante la cena le pregunté a Noemí: -¿Nunca el hombre con quien has vivido todos estos años te

habló de Dios?Sí, y no, él de esto no me habló nunca directamente, pero

teníamos un maestro que nos enseñaba la religión musulmana, igual que teníamos otros que nos daban los idiomas, la historia, geografía etcétera. Es verdad que conoces la religión, pero eso es diferente a esto. Eso es como conocer a una persona que te presentan, pero no hablas más nunca con ella, de hecho es casi como no haberla conocido.

-¿No te habló nunca de los islamistas, de Al Qaeda o Bin Laden?

-Cuando estuve el año pasado en Egipto con él, allí ocurrió un atentado. Él me dijo que era obra de esa organización y que la dirigía ese que tú has mencionado. Según dijo, cuando eran jóvenes ellos dos estudiaron en la misma universidad. Lo conoce bien, pero teme mucho a sus obras, me dijo que no entiende como un joven como era él, ha podido llegar a ser el terrorista más sanguinario de la historia. Celaya, un día me contó: Estaba mi hombre, sentado en una mesa del bar, que hay junto a la oficina de turismo con ella, cuando Bin Laden se le acercó y lo saludó diciéndole:

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-No esperaba encontrarte por aquí.-Yo tampoco te estaba esperando a ti.-¿Puedo sentarme un momento? -Claro que sí, seguro que puedes.Osana se sentó, y estuvo unos minutos sentado mirando

frente a la Iglesia que hay enfrente. A poco dijo:-¿Ves esa iglesia? muy pronto será una mezquita donde

podamos rezar todos los musulmanes.-De momento es una iglesia donde rezan todos los cristianos

que quieren.-Así es ahora, pero eso no va a ser así siempre. -Dijo esto y

se marchó con una mujer morena que salía del bar de enfrente.-¿Te dijo que aspecto tenía?-Dice que vestía con pantalón y chaqueta, camisa blanca y

corbata marrón, zapatos negros, según dice los llevaba algo sucios. No se distinguía de los demás, aquí vienen gentes de todas las partes del mundo y la vestimenta no dice nada a nadie.

-Eso es verdad, pero su indumentaria si que es interesante saberla, pues si va vestido así por occidente, de seguro será mucho más difícil el reconocerlo.

-¿Te dijo si llevaba barba?-No, eso de la barba, es ahora cuando la lleva, según le dijo

mi hambre a Celaya, nunca llevó barba cuando era joven, es ahora cuando la lleva. Este día tampoco la llevaba.

-Es curioso, como estas gentes son capaces de burlar todas las fronteras del mundo sin ser detectados.

-Se ve que sí, -dijo esto Noemí dando muestras de cierto cansancio.

Yo cambié de conversación y le dije:-¿Cómo te va resultando la cena? ¿La encuentras a tu gusto?-La cena es deliciosa, la tortilla está muy buena y la

ensaladilla rusa la encuentro diferente. ¿Que es lo que le echas que está mucho mas suave y buena?

-Le pico mucho tomate bien maduro y menudito, eso es lo que le hace estar más suave.

-Vamos a probar tu célebre arroz con leche, -dijo esto- a la par que cogía uno de los cuatro platitos que había puesto en la mesa.

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Se metió una cucharada en la boca estuvo un ratito dándole vueltas en el paladar, al final tragó la masa de arroz con la saliva y dijo:

-¡Rico…, muy rico…! quiero que me des la receta…de verdad que nunca he comido algo tan… ¡Exquisito!

-Creí que no ibas a pronunciar la palabra exquisito.-Esa palabra sale sola, después de probar algo tan bueno y

delicioso.-Sabes una cosa, yo creo que tú no eres árabe.-¿Por qué dices eso?-Tú te llamas Noemí. ¿No es así?-Así es.-Tu nombre no es árabe, tu nombre es judío, tu madre o tu

padre casi seguro eran judíos. Conoces la historia de Noemí.-No.-Es una historia muy bonita y está en la Biblia. Noemí era

una mujer judía, vivía en Belén de Judá y se casó con Elimelec. De este matrimonio nacieron dos hijos que a su vez se casaron con dos mujeres de la tierra de Moab. Fue así porque en Judá hubo mucha hambre y Noemí y su marido emigraron a Moab. Estando allí murieron el marido de Noemí y también sus dos hijos. Entonces Noemí volvió a su tierra con su nuera Rut. La otra nuera se quedó en Moab. Rut se casó con un hombre de Judá y tuvo un hijo llamado Obet. Este nieto de Noemí engendró a Isaí, que fue el padre del Rey David.

-Es una historia muy bonita. ¿A lo mejor es verdad que no soy árabe? Quien sabe, yo de mi infancia recuerdo muy poco, lo que sí recuerdo es que mi madre era una mujer muy buena, guapa y cariñosa. Mi padre tenía un carácter duro, pero yo le quería. Lloré mucho cuando me vendieron, seguramente ellos también lo sintieron.

-Toma esta Biblia, te la regalo. Es por si quieres leer todas esas bonitas historias. Pero si quieres saber de Jesucristo, tienes que leer el Nuevo Testamento. Sobretodo, hazme caso, lee las letras rojas de este Nuevo Testamento. Eso es exactamente lo que dijo Jesucristo. No hay que empezar a darle demasiadas vueltas a las cosas, si lo ves bien y te vale, sigues adelante, y si no lo dejas y en paz. Cuando venga la próxima vez te traeré mis tres libros con

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dedicatoria incluida, ya que supongo, estas leyéndolos en el ordenador bajado de Internet.

-Así es, te lo agradezco de todo corazón, pero yo los puedo pedir los libros y luego tú me los dedicas.

-Nada de eso, quiero hacerte ese regalo, te lo mereces.-Muchas gracias por el regalo y por esta cena tan agradable y

tan sorprendente. Espero que algún día nos veamos de nuevo y podamos charlar más despacio de todo lo vivido hoy, y también del contenido de esta Biblia.

Noemí se levantó de la silla, se echó su mantón de Manila por los hombros y se dispuso para irse. Yo me llegué a ella y le di un beso en la mejilla, A la par que le decía: Esto para que me recuerdes siempre.

Ella me devolvió el beso y me deseó suerte en mi viaje del día siguiente a Granada. Me dirigió una de sus hermosas sonrisas y me dijo: Muchas gracias de nuevo. La próxima vez ven con tu esposa, quiero compartir con ella más experiencias de vuestras vidas y de mi vida. Quiero aprender a vivir, de verdad, la vida plena.

Salimos fuera, yo la acompañé hasta su casa, pues ya era casi la media noche.

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EL ANILLO DE COMPROMISO Y LOS CUMPLEAÑOS

Al día siguiente de haber estado cenando con Noemí, me levanté ya con el sol salido. La velada se había prolongado bastante y yo estaba rendido. Es por eso que no me puse hora para levantarme y dormí siete horas seguidas.

Me levanté y lo primero que hice fue ir al huerto y regar los árboles y algunas plantas de lechugas y coles que había plantado en los días anteriores. Cuando todo estuvo bien regado, entré en la casa recogí los restos de la cena, lavé los platos y demás cacharros. También le di un barrido y un fregado al suelo de la casa. A continuación llamé a mi esposa y le anuncié que en cuestión de una media hora salía para Granada. Me duché y me vestí con la ropa más cómoda que tengo y salí con el coche rumbo a Granada. Eso sí también me llevé el ordenador los discos y la máquina de fotos. Tenía la intención de citar a Vicente en cuanto llegara a Orgiva, lo haría a través del correo electrónico, pero la conversación quería hacerla cara a cara para comprobar sus reacciones. El correo es muy efectivo, para ciertas cosas, pero a mí me resulta muy frío, me gusta ver como reacciona la gente cuando yo hablo o doy mi opinión sobre algo en concreto.

El coche se comportó bien durante todo el viaje, y a eso de las doce y media de la mañana ya estaba en casa de mi hija, en Las Gabias. Metí el coche en la cochera y subí la escalera que comunica con el comedor.

-Muy buenos días, -dije esto soltando parte del equipaje en el suelo.

La primera en salir a recibirme fue mi esposa, que se encaramó a mi cuello y me dio un par de besos, a la par que me devolvía los buenos días. Yo la besé también y le pregunté:

-¿Donde está la Belén y el niño?-Ha salido a comprar el pan y darle un paseo al niño, yo me

he quedado para hacer la comida, pronto estará de vuelta.

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Yo terminé de subir las cosas del coche y me tumbé en el sofá. Mi esposa vino y me preguntó por mi estancia en Capilerilla.

-¿Qué tal te ha ido en ese pueblecito?-Muy bien, ya te contaré un poco más despacio, es que es un

poco largo de contar. A ti… ¿Qué tal te ha ido por aquí?-Bien, aunque te he echado mucho de menos. La verdad es

que uno no ve lo que le ayuda el esposo hasta que este le falta. Con tantas escaleras como tiene esta casa, acaba una rendida. Esto de tener los dormitorios en la planta alta, es un fastidio, para los jóvenes aún, pero para nosotros, esto cansa demasiado.

-Es verdad, con lo bien que estaban en el otro piso y tener que comprar esta casa. Si que tiene más anchura, cochera, y sótano, pero es demasiado.

En eso llegó mi hija con el nieto. Le di un par de besos al nieto y otros dos a Belén, a continuación le hice la pregunta de rigor:

-¿Cómo va tu embarazo?-Muy bien, ya estoy un poco pesada, y la mayoría de días

trabajo en casa. Ahora voy poco por la oficina.-¿Cuántos meses te faltan?-Según los médicos, seis semanas, pero según mis cuentas,

son cuatro.-Bueno, sean cuatro o seis lo importante es que tú te

encuentres bien. -¿Cuántos días vais a estar?-Nos marcharemos mañana por la tarde. En cuanto veamos a

tus hermanos y charlemos un poco con ellos.-Vamos a comer todos juntos mañana, será en casa de

Mónica. Queremos celebrar el cumpleaños nuestro y el de Juan. Además Marcos quiere regalarle a Mónica el anillo de compromiso, será una fiesta muy romántica.

-Estupendo, así podremos hablar con todos a la vez y además ver eso del anillo de compromiso. Solo lo he vivido una vez con tu hermana Carmen en Barcelona. Allí vinieron los padres de su novio a la casa nuestra, y en presencia de ellos dos le pusieron el anillo en el dedo a tu hermana. Nosotros, tu madre y yo, no sabíamos que hacer, nos limitamos a invitarlos a unas cervezas y unas tapas. Yo no había visto nunca nada igual y tu madre tampoco.

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-Esta vez será diferente. La madre de Marcos pensaba venir, pero se ha puesto un poco enferma y ha desistido; así que será el propio novio, el que le coloque el anillo en el dedo a la novia. Los que si estarán son El hermano de Marcos y sus hermanas, con sus diferentes retoños.

-¡Que cosas…! Será divertido, de eso no me cabe la menor duda.

-Pues claro que lo será, hemos estado esperando a que tú estuvieras aquí para celebrarlo.

-Me alegro que os acordéis de mí.-La mamá ya nos tenía al corriente de cuando pensabas venir

y lo tenemos todo dispuesto para la fiesta.Al otro día la fiesta se prolongó bastante. Primero la comida

y después los postres, como estábamos tantos, solo en el reparto se tardaba lo suyo. Mientras tanto, los comentarios de los hijos eran casi unánimes:

-Mi hipoteca del piso termina dos años más tarde de que esté jubilada, así que le tocará a este terminar de pagarla. –Decía esto- mientras acariciaba la cabeza de mi nieto de quince años, e hijo mayor suyo. Este protestaba diciendo que por que, él tenía que pagar deudas de sus padres. Hijo –Decía mi hija razonándole las ventajas- Tú vas a ser el gran beneficiado, ya que toda tu vida vas a disfrutar de estas cosas de la sociedad de consumo que tanto te gustan, a saber: ordenador, la moto, la bicicleta, la plais Stenso, etcétera…niño, no te puedes quejar ya que solo te tocará pagar unos dos años de letras.

Todos los demás, se expresaban de parecida manera, lo que provocaba las risas de todos nosotros. Solo había una excepción a esta regla de las letras. Era uno de mis dos hijos, este, según parece, no está tan endeudado como el resto. Este hijo mío tiene cría de halcones y pájaros de caza, los adiestra y luego los vende. También trabaja en el aeropuerto de Granada volando los halcones para que cacen todos los pájaros que se atreven a adentrarse en el espacio aéreo del aeropuerto. Según me comentó un día, este año ya no entran tantos pájaros en el espacio aéreo, se han dado cuentan las palomas, que los halcones las alcanzan en pleno vuelo muy rápido.

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Trae pájaros de Escocia y de otros lugares. Yo quedo asombrado de esta profesión y de estos pájaros. Cuando voy a su casa, casi siempre me topo con alguno de estos pajarracos. Cuando le pregunto el porque los tiene dentro del patio, en el huerto, o en el mismo comedor, me contesta que es para que se habitúen a los ruidos de las personas.

Hay que reconocer que el ambiente de la fiesta fue estupendo y de una cordialidad maravillosa. A pesar de que la familia del novio, Marcos, no la teníamos demasiado conocida, pronto nos sumamos todos a las bromas de la cantidad de letras por pagar y los chistes de rigor. A mi me encanta contar chistes y mi esposa insistía en que contara alguno, pero al haber tantos contando, me retuve un poco y solo conté uno.

Por fin llegó la hora de las tartas y cantar el cumpleaños feliz, yo ya estaba cansado de tanto ruido, estaba deseando que acabara la fiesta para venirme a Orgiva, donde la rutina del pueblo es mucho más agradable y llevadera para mí.

El cúlmen de la fiesta llegó, cuando la canción del cumpleaños feliz tocaba a su fin y los novios se besaron en la boca:

Mi hija quedaba en un lado de la mesa y mi futuro yerno en el otro lado, ambos acercaron sus caras inclinando sus cuerpos hasta juntar sus labios. Sus caras estaban muy sonrientes y placenteras y todo parecía que iba a tener un final muy feliz. Hubo un momento en que yo miré un poco más por debajo de donde estaban sus caras que casi tocaban la tarta, y… ¿Qué es lo que vi? ¡Horror…! Mi futuro yerno, que mide casi dos metros de estatura y pesa al menos 110 kilos, empuñaba en su mano derecha un cuchillo de medio metro de longitud. Es verdad que lo tenía apoyado sobre la mesa, pero…-pensé- si a este hombre le da por esgrimir ese cuchillo y lanzarlo, dando mandobles sobre todos los que estamos aquí, de seguro no salimos ninguno con vida. Yo palidecí por un momento y… por fin recordé que él no bebe alcohol, solo toma naranjada y coca cola. Mis ánimos se fueron tranquilizando y a poco mi demudado rostro volvía a la realidad de la fiesta, cuando después del gran beso y las fotos correspondientes, mi futuro yerno comenzó a partir en pedazos, con su temido cuchillo, las diferentes tartas que había encima de la mesa, que si mal no recuerdo eran cuatro.

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Yo no probé ninguna, nada, por más que me insistieron seguí en mis trece, como se dice por aquí. No se que me pasa con las dichosas tartas. Se ve que se comen cuando la digestión está a medio hacer y siempre me caen mal. He probado a comerlas solas y no me pasa. Así que, como tenía que conducir, y además ya estaba cansado, no quise añadir el ingrediente de la tarta en mitad de la digestión.

Cuando todos se habían comido los diferentes trozos de tarta y bebido la clásica copa de champán, mi esposa y yo nos despedimos besando a todos los concurrentes, (creo que más de cuarenta) y nos marchamos rumbo a Orgiva.

-¡Qué bonita ha estado la fiesta! -Dijo mi esposa al entrar en nuestro piso de Orgiva.

-¡Maravillosa…! Y más cuando acabó lo de las tartas y el champán. No hay nada mejor que la tranquilidad de cuando uno llega a su hogar y se tumba en el sofá.

-¡¿No se si es que ya estás viejo o es que te haces más de lo que eres?! aunque admito contigo, que no hay nada mejor, como la casa donde uno vive.

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MI NUEVA CITA CON VICENTE

Yo le cité para que viniera a casa el martes por la mañana a eso de las doce del medio día. Lo hice a través del correo electrónico, ya pactado la vez anterior.

Su respuesta no se hizo esperar, me decía en su correo que no vendría a casa y tampoco en un martes.

Yo volví a citarle para un miércoles a la misma hora, en uno de los dos lugares que él quisiera y que yo le proponía. A saber: El parque del Salado en el pueblo de Lanjarón, o bien en: La fuente que hay en la Haza del Castillete, junto al río Guadalfeo y poco más allá del puente.

Ambas propuestas fueron rechazadas, y solo admitía la de vernos en su oficina, del Cuartel General Federal de Orgiva, y a las once de la noche.

Esta propuesta fue rechazada por mí. Yo me siento coartado en un edificio como ese, y mucho más a esas horas.

Viendo que no había posibilidad de hacerlo en otro lugar y en días antes del viernes, le propuse aguardar hasta el viernes y vernos en el lugar de la vez anterior y a la misma hora. Yo esto lo veía muy lejos en el tiempo, se retrasaba la información que tenía que darle. Yo no acepté el dársela por el correo electrónico como él me pidió, ya que me consta, que estos correos los puede leer cualquiera con un poco de habilidad. También; por que quiero ver sus reacciones cuando le hablo, sus reacciones me valen más que sus palabras.

Al final aceptó el vernos el viernes, a las siete de tarde, en el Hogar del Pensionista en la planta alta. Subiríamos por el ascensor, como la vez anterior.

Esa semana estuve intentando verlo en el centro de mayores, pero solo estuvo un día, creo que era jueves, y como siempre se encontraba jugando al dominó. Ese día, después de la partida de dominó se paró poco, solo a tomarse un par de cervezas, se fue

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pronto. Yo lo miré un poco de reojo, y creo que él hizo algo parecido al verme entrar.

Como tenía tiempo antes de entrevistarme con él, fui varios días al café Raka y me tomé algunos helados, como siempre de turrón. Francamente, creo sus sospechas eran infundadas, estos hombres que sirven en el café son de una exquisitez extraordinaria, y no pude ver nada que levantara mis sospechas. Las dos cubetas de helado que mencioné la otra vez estaban un poco por encima de las otras, ya estaban idénticas a las demás, tal vez fue un problema de desajuste.

Si es verdad que, en este café van muchas gentes de diferentes nacionalidades, y se hablan en sus instalaciones y terraza infinidad de idiomas, pero aquí reside la originalidad y el acierto de sus dueños. Han sabido especializarse en poner platos de comidas y bebidas de todas las nacionalidades. A mis hijos les he oído más de una vez alabar sus Tes. y sus bocadillos de no se que… Sentarse en la terraza un buen rato, es conseguir estar oyendo a buena parte de los idiomas existentes en este mundo.

De la mente no se me iba lo que me dijo Vicente en la primera entrevista; aquello de que, durante dos años seguidos, y en la fiesta del Dragón, habían desaparecido, se habían “esfumado” más de seis mil hombres. No paré de darle vueltas a este asunto, hasta que el miércoles, decidí ir por aquellos parajes. En vez de ir por Tablones me fui por la carretera de Tíjola hasta casi el final de lo que hay asfaltado. Antes de llegar al cortijo El Granadino, torcí a la derecha y aparqué el coche en la misma alameda. Seguí andando hasta casi el borde del río y me oculté detrás de unas adelfas, desde allí dominaba buena parte de la otra ribera. Me acomodé lo mejor que pude y me dispuse a observar todo lo que viera pasar por la otra ribera del río.

Saqué mi bloc de notas, el bolígrafo y la máquina fotográfica, esta la puse a punto por si surgía el tener que tomar alguna foto.

En principio todo resultaba algo aburrido, aunque el agua del río y el canto de los pájaros alegraban la soleada mañana. Al frente no se veía un alma, a mis espalda, pero lejos, si que había algunos labradores haciendo sus faenas del campo. Tomé algunas fotos de

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diferentes arbustos y de diferentes curvas que hacía el río en la otra orilla. Desde mi posición dominaba el campamento jipi de los Cigarrones y el final de sus instalaciones río arriba, había una casa de tres pisos y un cortijillo más a la derecha de esta casa. También había un cortijo, creo que casi derruido, un poco más arriba, en la ladera, y un poco más a la derecha, mirando desde donde yo me encontraba.

Estuve un buen rato observando todo lo que se me ofrecía a la vista. Ya me disponía a venirme, pues eran cerca de la una del medio día, cuando tres hombres bajaron por una vereda y se metieron en el cortijo medio derruido. No habían pasado ni cinco minutos cuando observé otros cinco hombres que subían desde el río y avanzaban hacia el mismo cortijo, otros cinco venían río abajo. Estos se unieron a los otros que subían y se colaron en el mismo cortijo. En grupos de cinco, de ocho o de diez, fueron entrando en ese cortijo un montón de gente en cuestión de media hora. Yo calculo que desde el río para abajo debieron de entrar más de treinta. Otros tantos desde el río arriba, y al menos una veintena desde la montaña. Era imposible que un cortijo así pudiera albergar a tanta gente, ni poniéndolos en lata como las sardinas.

Nadie salió en la hora larga que yo estuve allí esperando. ¿Cómo era posible que tanta gente se esfumara en cuestión de minutos sin dejar rastro? Desde mi posición fui tomando fotos de todos los grupos de personas que allí entraron; igualmente del cortijo y los alrededores.

Este cortijo está asentado en la misma ladera, rodeado de matorrales casi secos a unos cien metros por encima del plan del río. En su frontal tiene muchas chumberas que le rodean casi por completo, pero al estar estas un poco más bajas, podía ver con toda claridad cuando las gentes entraban dentro del cortijo.

Yo preferí venirme para casa y no investigar más este día, esperaba que Vicente, esta vez si, se interesara por mi descubrimiento. Esto lo digo, por que me dio la impresión al rechazar todas mis propuestas de vernos antes del viernes, que no le interesaba demasiado la información que yo pudiera proporcionarle.

Por correo, en un mail, sí que le envié algunas de las fotos que había conseguido de las gentes subiendo y bajando el río, todas

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las que bajan por la montaña, que esas sí, que se veían de frente y tal vez algunas pudieran ser reconocibles. También le envié otras de cuando las gentes entraban al cortijo.

En el mail le informaba:-Todas estas gentes y más, entraron en ese cortijo y no salió

nadie en más de hora y media. Calculo que entraron más de un centenar, y yo creo que en su interior no caben más de veinte.

Vicente tardó más de 24 horas en responder. Mantenía la cita para el viernes a la misma hora, y me pedía le enviara todas las fotos que tuviera en relación con ese cortijo y las gentes que, según yo, había visto entrar en el mismo.

El viernes, llegó como siempre, puntual, un poco por detrás del jueves y bastante más tiempo, por delante del sábado.

Yo procuré ser puntual como es hábito en mí, no me suele importar lo que hagan los que tengo a mis lados ni enfrente, allá ellos con sus tardanzas o adelantos; lo mío es la puntualidad y a las siete en punto, yo estaba en el centro de mayores y en la planta alta. Esta vez si que no se hizo esperar Vicente, pues ya estaba allí, según me dijo, desde las seis y media, estaba leyendo algo que no era el periódico, aunque este lo tenía encima de la mesa donde estaba sentado. Al entrar yo, dobló los papeles que estaba leyendo y sin ningún escrúpulo, por su parte, se los metió en el bolsillo.

-Hola, ¿Qué tal estás? –Le dije.-Yo bien, -dijo esto- levantándose y alargándome su mano.Yo, se la estreché y a continuación me senté.-El por el contrario, siguió levantado y se dispuso a bajar al

bar a la par que me preguntaba: ¿Quieres tomar lo del viernes pasado?

-Pues sí…la verdad es que estaba todo muy bueno. Pero déjalo y ya bajo yo.

-Nada de eso, esta vez invito yo.-De acuerdo.Vicente bajó, a poco apareció con un suculento plato de

jamón y queso, la correspondiente cestita de trocitos de pan y dos tubos de cerveza.

-¿Quiere el Señor algo más…? -Dijo con cierta sorna.-No, por ahora es suficiente.

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-Vamos, cuenta las cosas que tenias que decirme con tanta urgencia.

-La verdad es que yo nunca sé lo que es más urgente, así que empezaré por el café Raka y Capilerilla. En el café Raka –le dije- no creo que haya nada de lo que tú te piensas, esas gentes se les ve muy profesionales, para ser terroristas o algo parecido.

-¿Por qué dices eso?-No sé, yo lo veo así y así lo digo.-Vale, pues sigue adelante.A continuación le fui relatando lo acontecido en Capilerilla y

lo que me dijo Noemí referente a su hombre. Que probablemente era el mismo árabe de Almerimar. También le referí la entrevista que tuvo Bin Laden con este árabe en Pampaneira en presencia de la amiga de Noemí, y como yo había intentado acceder a la casa de este árabe desde Pórtugos sin conseguirlo. Eso sí, omití hablarle del incidente de la ducha y también cambié los nombres tanto de Noemí como el de su amiga.

-Buen trabajo, -me dijo- Ese árabe no es ningún peligro para nosotros, por el contrario, desde hace algunos años viene colaborando en algunas misiones fuera de nuestras fronteras. Teme más a Bin Laden que nosotros. La entrevista con Bin Laden, ya hace más de un año que la tuvieron y fue él mismo quien nos informó en su día.

-¿No me digas…? ¡Inocente de mí…! ¡Yo que creí que era una exclusiva periodística de primer orden, y que caerías a mis pies rogándome más detalles de todo el proceso! ¿La verdad es que no se si estoy haciendo el panolis?

-Nada de eso, en estos trabajos, unas veces se acierta y la mayoría no, pero tú tienes que seguir haciéndolo, verás como algún día nos alegramos todos. Deja este asunto y pasa a contarme lo de las fotos del río Guadalfeo y el cortijillo.

-¡Ni hablar…! ¡No diré ni una palabra mientras tú no me cuentes, como es posible que una noticia así, como la que te acabo de dar, la supieses tú hace ya más de un año y la prensa no dijera nada de ello!

-La prensa sabe lo que sabe, lo que se filtra, pero la mayoría de cosas importantes se quedan dentro de los despachos. Referente a

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esta noticia se van a enterar cuando todo haya terminado. Aquí es verdad que estuvo Bin Laden y que estuvo en la Alpujarra, pero se nos escabulló sin saber como. Yo creo que lo tuvimos al alcance de la mano, pero en el último momento, cuando todo hacía pensar que ya no escaparía, alguien se fue de la lengua y se esfumó, como tantas veces ha ocurrido con este misterioso personaje. Yo pienso que aún está en la Alpujarra, por las fotos que me han llegado del último video que se ha hecho público, amenazando a todos los españoles y franceses que viven en Argelia y Marruecos. Sigo creyendo sinceramente, que aún está entre nosotros.

-¿Yo que pinto en esta tan alta política?-Tú eres un hombre sencillo, del pueblo, jubilado, que tienes

una sonrisa abierta y que te gusta codearte con la gente más sencilla y humilde de este pueblo. Ahí radica el interés por mi parte en que trabajes para mí. Yo no estoy aquí como un simple mariscal de campo, estoy por que las sospechas de un ataque a esta zona son reales, y tenemos que poner todos, los medios para descubrir los mecanismos de ese ataque antes de que sea demasiado tarde.

No te puedo dar más datos ni es interesante que sepas más cosas, pero sí que estoy muy interesado en las fotos que me has enviado por el correo. Ahí está el meollo de tu buena actuación, dos de esas fotos se corresponden con dos de mis subordinados, y en teoría, uno de ellos está de de vacaciones en Valladolid, y el otro en una misión en Argelia. Todas las fotos que enviaste están siendo analizadas con lupa, por el equipo científico de nuestro departamento.

-Si eso es así, seguiré haciendo lo que haga falta, no quiero que se me tache de un mal patriota ni de un desagradecido.

-Así es, en esta profesión no valen los halagos, ni esas cosas tontas. Se dicen las cosas como uno las ve y las siente y nada más.

-Pues mira: Ayer estuve en Tíjola, aparqué el coche en la alameda junto al río. Avancé a pié hasta situarme frente al cortijo que aparece en las fotos.

-¿Qué te hizo pensar que por allí podía haber algo importante?

-Lo que tú dijiste sobre la desaparición de unos tres mil hombres cada año en la fiesta del Dragón. Esa fiesta se celebra, en el

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paraje denominado: Los Cigarrones, y está justo al lado de ese cortijo.

-La idea parece buena.-Además, hoy he estado dando una vuelta, por debajo del

denominado Castillete, en la fuente y sus alrededores. He descubierto una cueva en el lado derecho de esta y a unos diez metros de la fuente. No he explorado la cueva por no llevar linterna, queda muy escondida entre las altas cañaveras y otros matorrales que hay en ese lugar. La cueva presentaba signos de estar siendo utilizada, bien por pastores u otras gentes.

Pero lo que más me sorprendió es lo que te dije en el mail. Eso de entrar unas cien personas en un cortijo que no caben ni veinte y no ver salir a nadie. También subí con el coche esta mañana, a eso de las once y media, río arriba hasta donde se puede, atravesé todo el campamento jipis, vi más de trescientos vehículos diferentes, de todas las nacionalidades, pero no había personas; al menos yo las vi, solo vi a una mujer con un carrito y un niño que se iba para Tablones y otra mujer más mayor y un hombre que estaban hablando con ella. Quedé sorprendido de esa cantidad de carromatos unos más viejos y otros menos, pero todos desabitados, o al menos a mí me lo parecieron.

-Las gentes están, no se donde, pero están. Tal vez te vieron ir y se escondieron. No son tontos, ellos conocen todos los vehículos que entran y salen en la zona, y si es nuevo, lo observan primero y esperan a ver lo que quiere o por quien pregunta. De seguro si te hubieses acercado a algún vehículo en concreto, alguien te hubiese salido al paso.

-¿Ahora…?-Espera a que yo te avise, sigue investigando lo que puedas,

pero no te acerques ni al cortijo ni a la cueva, de eso nos encargamos nosotros. De momento estamos analizando las fotos, y comprobando si estos dos agentes míos están; uno en Valladolid y otro en Argelia, o están aquí en Los Cigarrones. De estar aquí, eso nos aclararía muchas de las incógnitas de los últimos tiempos.

-¿Cuáles son esas incógnitas?-De un tiempo a esta parte no damos una en el clavo, es por

eso que me decidí a recurrir a un hombre como tú. De ti nadie puede

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sospechar que trabajes para mí, ya que todos saben que te venimos vigilando la friolera de 25 años.

-Bueno, el queso está riquísimo y el jamón también, pero yo me voy por donde vine, tú haces lo que mejor te parezca.

-Yo aún esperaré un poco leyendo las noticias, me iré después. Tengo que hacer tiempo para otra cita que viene un poco más tarde.

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OPERACIÓN ESTRANGULAMIENTO

La noche del sábado, 06-10–2007. Recibí un mail de Vicente invitándome a dar un paseo en helicóptero la mañana del domingo; debía estar a las siete de la mañana en la explanada que hay por debajo de la subestación de la Compañía Eléctrica Sevillana.

Le di mi visto bueno por el mismo procedimiento, y allí estuve puntual.

Era de noche, no se veía nada, salvo las luces de la subestación. Lo que sí percibí mientras bajaba fue un tráfico inhabitual de camiones. Al ser un trayecto relativamente corto, desde casa a la subestación, preferí hacerlo a pié. Cuando llegué al campo que hay por debajo de esta, me encontré a Vicente charlando animadamente con otros tres hombres. Estos eran militares y llevaban dos de ellos el equipo propio de los pilotos. El otro tenía una cámara como las de los reporteros gráficos. Al llegar yo, Vicente interrumpió la conversación e hizo las oportunas presentaciones.

Dirigiéndose a mí, uno de ellos me dijo: -Me ha dicho Vicente que usted fue paracaidista militar en

sus tiempos, ¿es eso así?-Así es, ya hace de eso unos cincuenta años.-Entonces estoy seguro que le va a gustar lo que va a ver en

cuanto se haga de día.El otro, que parecía ser el piloto, dijo: -Vámonos al helicóptero, es preciso estar a punto para

cuando comience la operación aérea. Yo me callé y les seguí, no había reparado en la silueta de un

helicóptero de las fuerzas aéreas españolas que estaba estacionado en medio del campo. Ya dentro, me lanzaron a las manos, un chaleco antibalas, que yo me coloqué de inmediato. También me alargaron una cazadora de abrigo y un casco. Esto es necesario, -dijeron- nunca se sabe lo que puede pasar. Cuando estábamos perfectamente sentados en nuestros respectivos asientos, le comenté

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a Vicente la cantidad de camiones que pasaban por la carretera a esas horas, eso no suele ser habitual -le dije.

-No, no es habitual, y nada de lo que está pasando desde anoche, a las dos de la madrugada que comenzó la, Operación Estrangulamiento, es habitual, ni lo será en los próximos días. Nosotros hoy vamos a ser testigos de parte de lo que ocurre en esta zona. No vamos a poder verlo todo, pero una buena parte espero que sí.

-¿Qué es lo que ha ocurrido? –pregunté.-Gracias a tus fotos, hemos podido descubrir que dos de mis

hombres se han pasado al enemigo, y han estado informando de todos nuestros movimientos a los islamistas de la zona. Es por eso que en estos diez meses últimos no dábamos ni una en el clavo. Cuando nosotros íbamos a una zona determinada nada encontrábamos, por el contrario, recibíamos avisos de ir a otros sitios donde si que había posibles pistas. Todo falso, estábamos aburridos.

-Ahora. ¿Qué es lo que habéis descubierto?-El cortijo misterioso, donde viste entrar unas cien personas y

no salir nadie, era la entrada a un túnel que se sospecha puede comunicar con las minas. Estaba muy bien camuflada la entrada, pero mis hombres y expertos del ejército, vestidos todos de paisano, lograron descubrirla. Llegaron hasta una sala donde había un montón de planos y documentos diversos encima de una mesa. No siguieron explorando el túnel, se salieron y trajeron los planos y demás documentos al cuartel general de Orgiva, donde los expertos militares los han estado analizando más de cinco horas.

-¿Y que han sacado en concreto de esas cinco horas de trabajo?

-Han llegado a la siguiente conclusión: La preparación de la invasión de, El Andaluz, por parte islamista está muy avanzada y la llevarían a cabo, empezando desde la Alpujarra.

-Pero eso es una temeridad, desde unas montañas así es imposible poder reconquistar todo El Andaluz.

-La idea, casi seguro, es crear una base desde el interior, y luego pasar a la acción a gran escala desde el mar y el aire. Estas montañas son difíciles de escalar y hombres bien armados, pueden

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constituir un gran problema para un ejército regular. Eso ellos lo saben muy bien. Aquí hace ochocientos años, ellos sobrevivieron más de treinta años, después de la toma de Granada por los Reyes Católicos.

Había que actuar de inmediato, es por eso que has visto montones de camiones pasar, todos son del ejército con soldados, llevan desde las dos de la mañana pasando sin parar. La circulación de vehículos, no militares, solo está permitida a los vecinos de la zona y por la autovía hacia Motril. Ya te contaré más adelante los detalles de la operación, ahora tenemos que irnos.

El helicóptero se elevó y comenzó a evolucionar por la zona, ya estaba clareando el día. Vimos aparecer en el cielo, y no a mucha altura, una escuadrilla de cinco aviones, estos evolucionaron un momento antes de comenzar el lanzamiento. Se dirigieron hasta la vertical de los Cigarrones, y enfilando el llano de Tíjola de uno en uno, comenzaron a soltar un rosario de paracaidistas. Salían por ambos lados, por la puerta trasera de los aviones también salían algunos bultos. Cada avión hacía la misma maniobra, subían río arriba y bajaban soltando los paracaidistas. Una vez que los soltaron se fueron, pero a poco aparecieron otros cinco aviones: Tres de ellos se dirigieron hacia la montaña, por encima de las minas y por debajo de las instalaciones de la emisora, lanzando los paracaidistas en el llano que hay en lo alto de la montaña. Los otros dos lo hicieron en la parte baja del río. Estos fueron a caer, casi, junto al puente, donde están los membrillos y al otro lado de la explanada de debajo del Castillete. Vimos como evolucionaban los paracaidistas una vez en tierra. Dejaron en tierra los paracaídas y armados hasta los dientes, se dirigieron hacia el cortijo, y el campamento jipis. Los jipis de abajo del río fueron los primeros en poner tierra por medio, al ver aquella avalancha de hombres armados. Los vehículos que no podían circular se quedaron allí (eran la mayoría). Los que podían circular fueron saliendo poco a poco, sin que los paracaidistas hicieran nada por impedirlo; estaba claro que su misión no iba contra ellos, al menos de momento, pero ellos no lo vieron a sí y en menos de una hora no quedó ni uno de ellos dentro del campamento. Lo que no sabían es que los controles en las carreteras de la costa y hacia Granada eran muchos, tanto de la guardia civil como de los

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militares, con lo que la mayoría que no tenían todos sus papeles en regla, o eran sospechosos de algo, fueron arrestados y conducidos a dependencias policiales o militares. Los vehículos de estas gentes, que no reunían los requisitos legales fueron destruidos de inmediato, tanto los que eran detenidos en los controles, como los que se quedaron en el margen del río y dentro del campamento de los Cigarrones.

Los paracaidistas que se lanzaron en la parte baja del río, ocuparon rápidamente toda la carretera, el puente y la explanada donde mana una caudal grande de agua. Por lo que me dijo Vicente, habían comprobado mis informaciones de la existencia de una cueva en ese lugar. Los paracaidistas que fueron lazados en la montaña de Lujas, ocuparon sin mayor problema y en un tiempo récord, la emisora y todas las bocas de las minas. Todo esto lo iba filmando la cámara del helicóptero donde íbamos nosotros.

A poco, nuestros anfitriones, decidieron irse montaña arriba, pasamos Pampaneira, Bubión y Capileira, y seguimos hacia Trevelez. El helicóptero evolucionó por encima de las minas del Canguro. En una explanada que hay cerca, se estaban posando varios helicópteros muy grandes de los cuales salían muchos militares. Me informaron que eran los guerrilleros, boinas verdes, del ejército español. Estos tenían la misión de asegurar las entradas de estas minas y sus alrededores. Por lo visto, también las minas de Nuestra Señora de Fátima, que están cerca de Soportújar, estaban siendo sometidas al mismo procedimiento de control.

Después de estar filmando esta parte de la operación, que estaban llevando a cabo las boinas verdes, el helicóptero se elevó más y se dirigió hacia la parte alta de la montaña, por encima del pueblo de Trevelez. Yo pensé que ya habría terminado la operación y que nos iríamos para Orgiva.

-Nada de eso, -me dijo Vicente- Fíjate allá abajo y verás la cantidad de hombres que están saliendo de los autocares y camiones, son militares muy bien armados que van tomando posiciones en todas las carreteras y caminos. La operación abarca desde el río Nigüelas, la autovía, sierra de Lujas, Cadiar, Ugijar, y la autovía que va a Guadix. La montaña de Sierra Nevada la vamos a ver pronto ocupada por los paracaidistas. A estos se les ha encomendado la

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custodia de la parte alta de esta sierra, desde el Mulhacén hasta el Puerto de la Ragua. Estos no bajarán hasta que las tropas de tierra hayan ocupado la mayor parte del terreno.

Yo estaba emocionado de ver tanto despliegue de tropas y lanzamiento de paracaidistas. Nunca en mi vida había visto una operación tan grande y tan bien preparada. Por lo que me iba comunicando Vicente y por lo que yo iba viendo, esto era una operación a gran escala y en unas montañas muy difíciles de controlar. Lo importante es si de verdad esto servia para algo. Una cosa es lo que se espera conseguir y otra es lo que se logra.

El helicóptero tomó tierra en la misma plaza de Trevelez, esta estaba llena de militares, casi todos estaban en movimiento. Unos se dirigían hacia las montañas de por encima del pueblo y otros hacia abajo del río, algunos (pocos) tomaban alguna cerveza o vino en las diferentes terrazas de algunos de los bares que hay en esta plaza. Nosotros nos acomodamos en una de las terrazas y pedimos dos raciones de jamón y unas cervezas. Cuando dimos buena cuenta del desayuno, y estando a punto de subirnos al helicóptero, vi a Noemí que salía de un comercio con una bolsa. Me acerqué a ella y le dije:

-¿Qué haces tu por aquí y a estas horas?-He subido a hacer algunas compras y mira lo que me he

encontrado. ¿Tú sabes algo de esto? ¿Por qué hay tantos militares por aquí?

-Mira, yo me tengo que marchar, pero te aconsejo que te vayas a mi casa de Orgiva, o a la tuya de Capilerilla, y no salgas en unos días. Parece ser que hay unas maniobras militares a gran escala y duraran varios días. En estos casos es mejor no salir de casa.

-Bien, si voy a tu casa. ¿Qué le digo a tu esposa?-Dile que eres la vecina de la casa de Capilerilla, puedes

contárselo todo, menos lo de la ducha. Esto es mejor que se lo cuente yo más adelante.

-¿No se lo has contado?-No, estaba esperando una ocasión para más adelante, cuando

os conozcáis vosotras mejor. Si vas por casa háblale de tu vida y de todo lo que te gusta hacer, creo que os entenderéis bien. Yo, si voy hoy, llegaré tarde.

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-De acuerdo, me voy para Orgiva, la verdad es que tengo ganas de conocer a tu mujer.

Nos dimos un beso, ella se fue hacia su coche y yo hacia el helicóptero. Ya estando dentro, los otros tres me preguntaron a una:

-¡¿Quién es ese monumento de mujer?!-Es una amiga mía.-Si, eso ya lo hemos supuesto, pero ¿Quién es?-Creo que es hebrea, y no hace mucho que la conozco.Estaba claro que les había llamado la atención su belleza. La operación de la toma de Sierra Nevada por los

paracaidistas, según los expertos militares, no comenzaría antes de las cuatro de la tarde y era del todo obligado filmar una cosa así.

Yo también tomaba las fotos que me parecía, nadie me dijo nada y yo seguí haciéndolo durante todo el día.

Como aún faltaba mucho para las cuatro de la tarde, decidieron ir a filmar el frente Este, donde los legionarios del campamento de Viator estarían ya actuando a este lado de la autovía y cerca de Cherín, Picena y Faroles. Ellos tenían asignados llegar hasta Ugijar, Valor y Nechite. Desde ahí tomarían contacto con los paracaidistas cerrando el cerco por la montaña alta.

Estuvimos filmando la operación unas dos horas y bajamos en el pueblo de Ugijar para almorzar. En este pueblo aún no había demasiado movimiento de militares cuando nosotros llegamos. Sin embargo, al salir del restaurante después de comer, aquello era todo un ir y venir de autocares y de camiones cargados de militares. Los legionarios aún tardarían horas en cerrar este frente. Por lo que vimos desde el helicóptero, estos avanzaban ya desplegados y registrando todos los cortijos y haciendas del lugar.

Descansamos un poco, y a continuación nos fuimos hacia Trevelez, para poder filmar el lanzamiento de los paracaidistas.

Los aviones comenzaron a lanzar los paracaidistas a eso de las cuatro de la tarde. Según me informó Vicente, la idea era presionar desde abajo a los islamistas y hacerles creer que la parte de la sierra estaba libre de militares. Es por eso que estos paracaidistas los lanzaron bastante más tarde.

-¿Picaran estos el anzuelo? –Pregunté

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-Piquen el anzuelo o no, creo que es una buena opción, -dijo el copiloto- ya que se corre más y mejor, hacia abajo que hacia arriba. Por tanto la tendencia de los islamistas va a ser, correr hacia abajo, pero si la presión es muy grande y ven muchas dificultades para escapar por ahí, comenzarán a correr hacia arriba, y es aquí donde se van a encontrar muy cansados cuando tomen contacto con lo mejor preparado de nuestro ejercito: Esto es, los paracaidistas y los legionarios.

-La ordenes que tienen estas fuerzas ¿cuales son?-La de tirar a dormir.-¿Eso que es? –pregunté un poco incrédulo.-Lo que ha oído, -aseguró Vicente- todos los hombres de

nuestro ejército tienen las mismas órdenes, esto es: Tirar a dormir. -No entiendo nada.-Tú has visto a hombres muy bien armados a simple vista,

pero esas armas han sido provistas para que solo disparen unas agujas, que se clavan en el cuerpo e inyectan una sustancia que lo duerme. El cálculo que se ha hecho es que quedará dormido durante unas doce horas. Suficiente para poder maniatarlo y trasladarlo a alguna parte.

-¿Igual que se hace con los animales en la selva?-Más o menos, pero a dosis para personas.-¿No llevan armas de las de toda la vida?-Solo una pistola, y un cuchillo de montaña, por si les fuera

necesario defenderse tanto de animales como de personas.-¿Supongo que esto no lo saben, los islamistas, de lo

contrario nuestro ejercito podía estar comprometido?-Nada de eso, son las nuevas armas del futuro, y que se

prueban por primera vez en esta operación.-¿De quien ha sido esta tan feliz idea?-Precisamente esta idea la tuvo, un hijo de uno de los

militares más ilustres de nuestro ejército, y que tú, nos consta, lo aprecias mucho. La expuso hace un par de años al departamento militar de investigación y aquí vamos a comprobar por primera vez sus resultados. Habrá luchas, pero esperamos que no haya ni un solo muerto y sí muchos detenidos, que nos puedan aportar la máxima

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información de cómo, y donde están actuando los terroristas de la Organización islamista en todo el mundo.

-¡Vivir para ver…! -dice un refrán- Seguro que ese hijo del ilustre militar que estáis hablando, es el hijo de De Miguel.

-El mismo, estábamos seguros que te alegrarías con la noticia.

-Pues sí, me alegro por dos cosas, lo primero por que no haya derramamiento de sangre, y lo segundo por ser este uno de los militares que más aprecio. Me refiero al padre, al hijo yo no lo conozco ni he oído hablar nunca de él.

El lanzamiento de los paracaidistas lo estuvimos filmando las casi dos horas que duró. Yo ya perdí la cuenta de la cantidad de aviones que en oleadas de cinco, iban y venían desde el aeropuerto de Granada y del de Almería. Unos los comenzaron a echar desde cerca del pico del Mulhacén y los otros desde el Puerto de la Ragua, abarcando toda Sierra Nevada, por la falda del macizo de montañas.Según los datos que me dieron, saltaron unos cinco mil paracaidistas, aparte del material pesado que caía envuelto en cajas o paquetes de lona. Para mí fue un día muy especial. Esto lo sabía Vicente y quiso darme esa satisfacción. Hizo todas las gestiones necesarias, hasta que consiguió que yo estuviera viendo esta parte de la operación que más me iba a ilusionar.

-Te lo agradezco de todo corazón. –le dije.-Yo a ti también te lo agradezco. Gracias a tu colaboración y

tus fotos, yo he podido volver a tener la confianza de mis superiores, y a la par, darle un golpe fuerte a esta organización que nos trae a todos de cabeza.

El helicóptero aterrizó en Orgiva a las siete de la tarde, cuando ya el sol se estaba poniendo. Vicente y yo nos despedimos de los militares. Él se fue hacia el pueblo por La Parrapa, y yo me fui carretera arriba. Era mejor así, es mejor que no nos vean juntos.

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NOEMÍ EN LACASA DE ORGIVA

Cuando llegué a casa, me encontré a mi esposa y a Noemí charlando animadamente, parecía se hubiesen conocido de toda la vida.

-Buenas noches, les deseo a las mujeres más bellas del mundo –dije esto- mientras besaba a mi esposa. A continuación besé a Noemí y me senté en el sofá. La verdad es que estaba cansado.

-Muy buenas sean para ti también, -dijo mi esposa. Y añadió: Mi guapo caballero andante.

-¿Quién os ha presentado? -Dije yo riendo-El destino, -dijo Noemí. Como me dijiste que me fuera a mi

casa o a esta tuya, y que no saliera en unos días, he preferido venirme a la tuya, así estaré más acompañada, -pensé.

-Pensaste bien… y tú… esposa mía… ¿Qué tal te ha sentado esta inesperada visita?

-Bien, en principio me extrañó, pero al decirme ella que te había visto subir a un helicóptero militar en la plaza de Trevelez, y que tú le habías dicho que se viniera aquí, pues no lo vi mal, y más cuando me dijo que éramos vecinos en Capilerilla. Por lo visto ella tiene la casa casi enfrente de la nuestra, queda un poco más abajo.

-¿Veo que estáis intercambiando cuadros?-Así es, mira que cuadro me ha regalado, está pintado por

ella. Yo le voy a regalar este de las torres de la Iglesia de Orgiva. Según dice ella le ha gustado mucho.

- ¡Es precioso…! -dijo Noemí- ya me gustaría a mí saber pintar así, como pinta tu esposa.

-Ya te dije que era una estupenda pintora.-Estaba deseando cambiar impresiones con vosotros, tanto de

la pintura como del evangelio, así como de la vida de oración que lleváis, según reflejan tus escritos.

- Bueno, vosotras seguir charlando que yo me voy a duchar, vengo bastante cansado, ha sido un día muy agotador para mí.

-Una cosa… -dijo Noemí- ¿Eres militar?

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-No, no soy militar, me viste subir a un helicóptero militar, pero ese es un asunto diferente, que luego, cuando me duche, te aclararé a ti y a mi esposa, pues ella tampoco sabía muy bien a donde iba yo hoy, ni lo que iba a hacer en todo el día.

-Secreto de estado. –dijo mi esposa en son de burla.-Ahora no es ningún secreto, pero hace trece horas sí que lo

era, y en estos casos lo mejor es callar y decir lo menos posible.Mi esposa y Noemí, siguieron charlando de sus cuadros y

pinturas y yo me fui a la ducha. Cuando salí, ya tenían la mesa puesta para la cena. Ambas estaban deseando que yo les contara todo ese lío de los militares.

Mientras cenábamos les fui relatando todo lo que habíamos hecho durante el día, y como la operación aún continuaba. Se calculaba que duraría unos tres o cuatro días. Que durara más o menos, dependía de la resistencia que encontraran nuestras tropas y también del factor sorpresa. Según había podido apreciar durante el día, el factor sorpresa se había conseguido.

-¿Tan grave era la cosa para usar tantos medios? -Dijo Noemí.

-Sí que el asunto era muy grave, de no pararlos a tiempo y desarmarlos antes de que pudieran usar las armas que tenían almacenadas, hubiese sido muy malo para todos. Para ellos también, pero para nosotros mucho peor. Ahora se ha podido solucionar sin derramamiento de sangre, pero de no haber actuado a tiempo, esto se hubiese convertido en una guerra de guerrillas tal como está pasando en Irak. Es mejor usar muchos medios a tiempo que no dejar las cosas a medio solucionar. Todavía no se sabe bien lo que hay almacenado en las otras montañas, pero solo en esta de Lujas, de las minas, están sacando grandes cantidades de armamento de todo tipo.

-¿Y que hacen con todo lo que sacan? -dijo mi esposa.-La mayoría del material lo están llevando en camiones a la

fábrica de armas que hay en, El Fargue. Este pueblo está cerca de Granada. El resto, supongo, lo llevan a los cuarteles de la carretera de Córdoba.

Les dije a ambas mujeres, que al día siguiente, iba a intentar visitar el lago.

-¿Qué lago? –dijeron ambas a la par.

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-Una de las galerías de las minas conduce a un lago subterráneo, eso es al menos, la última información que recibimos poco antes de aterrizar en Orgiva.

Mirar, mañana será otro día, yo estoy cansado y me voy a la cama, vosotras hacer lo que os parezca mejor.

-¿Le has dicho a Noemí donde puede dormir?-Sí, ya tiene sus cosas en la habitación de los huéspedes, ahí

dormirá bien.-La verdad es que tu mujer ha sido muy amable, y se lo

agradezco. No me hacía ninguna gracia el quedarme sola en una circunstancias como estas.

Yo me fui a la cama, pero mi esposa tardó al menos una hora en venirse conmigo. Se metió en la cama y se quedó dormida en un periquete. Yo tardo al menos media hora, por muy cansado que esté.

A la mañana siguiente al despertase me dijo:-Dime…, verdad que estas disfrutando con esta mujer, ¿no es

así?-No se a que te refieres al hacer esa pregunta.-A ti te gustan guapas, y esta, Noemí, la verdad es que es una

mujer de banderas, de las que tú me sueles señalar cuando pasan a tu vera.

-Eso es verdad, pero esa expresión de: Estás disfrutando con esta mujer, se presta a confusión ¿no crees?

-No pienso mal de ti, me refiero a que disfrutas hablando con ella, y recreándote en su belleza.

-Eso es verdad, soy un enamorado de la belleza femenina, por eso me casé contigo.

-Gracias por el piropo.-Si te cuento lo que me pasó con ella el primer día que estuve

en su casa, no te lo vas a creer.-¿Qué te pasó?Le conté el incidente que tuve con Noemí cuando estaba

dentro de la ducha y me pidió que le alargara la toalla.-¡¿No me digas que te hizo eso…?! ¡Que zorra…!-No es ninguna zorra, como has podido comprobar, se trata

de puntos distintos de comportamiento en la vida. Precisamente mi

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reacción ante una incitación así, fue lo que provocó posteriormente su conversión.

-Eso puede ser verdad, pero no puedo hacerme a la idea de que una mujer pueda hacerle eso a un hombre. Quedarse desnuda frente a él y esperar sonriendo su reacción, es superior a mí.

-Ya, es la educación que hemos recibido, pero ella ha tenido una educación totalmente diferente a nosotros, sus valores en la vida se miden con otra medida.

-¿Por qué no me lo dijiste antes?-He estado esperando a que os conocierais, así es mejor, de lo

contrario podrías pensar que era una furcia o algo parecido. Procura no hablar de esto con ella, a no ser que ella te lo diga.

-Lo procuraré, espero que lo consiga.Durante el desayuno, les estuve contando a mi esposa y a

Noemí todo lo relacionado con mi viaje en helicóptero y lo que pudimos filmar de la operación. Ellas quedaron un poco asustadas.

Noemí estuvo con nosotros en Orgiva cinco días. Durante estos días ella participó con nosotros dos en la lectura de la Biblia y en la oración de la tarde. Hablamos largo y tendido sobre Jesucristo y su Evangelio. Yo insistí, en lo que para mí, marca la diferencia con otros que también han enseñado doctrinas buenas para la humanidad. La gran diferencia de Jesucristo, consiste en haber demostrado que Él era el Hijo de Dios, a base de hacer montones de milagros que jamás hombre alguno pudo hacer antes ni después de su venida. Es por eso que un pasaje de su evangelio dice:

- Si no creéis en mí creer en mis obras. También en haber sido muerto y haber resucitado al tercer

día. Nadie da su vida para volverla a coger como Él hizo.Un domingo fuimos al culto de la Iglesia Evangélica de

Granada. Allí le presentamos a mucha personas que podían ayudarla. Ella salió encantada con la predicación y los cantos. Decidió seguir yendo todos los domingos al culto.

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LOS RESULTADOS DE LA OPERACIÓN

Tres días completos duró la operación estrangulamiento, pero sus coletazos duraran varios meses más.

Los paracaidistas ya están siendo sustituidos por fuerzas regulares del ejército de tierra. Vuelven al aeropuerto de Granada en autocares, y desde allí en avión hasta Madrid; para ser otra vez integrados en las sedes de; la Brigada Paracaidista de Paracuellos de Jarama, Alcalá de Henares y Murcia.

Los legionarios también han comenzado a ser retirados a su campamento de Viator, en Almería. A la par que son sustituidos por otras fuerzas del ejercito o de la guardia civil.

Las oficinas de mando aún siguen en pleno desierto de Almería, unos tres kilómetros adentro del desierto, cerca donde está la ciudad del cine. Desde estas instalaciones de mando, dentro del desierto, se controla toda la operación. Unos radares grandes, recogen la señal, vía satélite de todo lo que pasa en tierra y lo reflejan en grandes pantallas. Las fuerzas de boinas verdes, han sido sustituidas por expertos del ejército en: minas y cuevas, desactivación de explosivos, escaladores, y hombres rana. Estos últimos son los que más sorprendieron, y los que más tiempo estuvieron en Orgiva. Los orgiveños llegamos a considerarlos como nuestros, como parte de nuestras familias. Hay un proyecto en el Ayuntamiento para dedicarles una plaza. Si sale adelante este proyecto, la plaza se llamará: Plaza de los Hombres Rana y el Tesoro.

Las personas detenidas fueron, cinco mil doscientos cuarenta y tres. De las cuales unas dos mil fueron rápidamente deportadas a sus respectivos países, por no tener la documentación en regla. Se les aplicó la ley de Extranjería, y no podrán volver a este país hasta que no haya plaza disponible en alguna patera.

El resto están siendo interrogados y juzgados según nuestras sabias leyes. Según tengo entendido, es igual ser condenado a treinta años que a dos mil, en cuestión de 15 a 20 años el individuo está en

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la calle. ¿Estaré yo equivocado…? Es posible que algunos sean condenados a mil novecientos años. Los islamistas son los que peor lo están pasando, ya que el proceso es muy largo. Ellos están alegando en su defensa, que fueron capturados sin la ley en la mano, y que se usó un procedimiento que a ellos les era del todo desconocido. De haberlo conocido, -dicen- eso no les hubiese pasado jamás. Lo que más les molesta es que hayan sido capturados mientras estaban durmiendo. Todos dormían, eso es muy cierto, el nuevo invento de dotar a nuestro ejército con esas armas tan modernas y sofisticadas, ha sido todo un éxito. Tal como se esperaba, no hubo ni un solo hombre muerto. Tal como iban saliendo por las bocas de las minas, los paracaidistas o las boinas verdes, se encargaron de dispararle las inyecciones de adormideras, con lo que es muy cierto que todos fueron capturados durmiendo.

Otra cosa que resultó muy eficaz fue, aquello de presionar desde abajo de la montaña hacia arriba, pues los islamistas se vieron obligados a dos carreras de mucho cansancio, primero hacia abajo, que era lo lógico, y por donde más fácil podían escapar. Mas tarde tuvieron que darse la carrera más difícil, hacia arriba. Cuando llegaron a las cumbres de Sierra Nevada. Los paracaidistas y los legionarios los durmieron a placer. Tenían instaladas unas ametralladoras que cubrían todo el macizo de la sierra, estas iban equipadas con las mencionadas inyecciones de adormideras. Con unas cuantas ráfagas durmieron a los pocos miles que llegaron a lo alto, estos llegaron jadeantes y con pocas ganas de luchar, creo que agradecieron el descanso de doce horas, más o menos, que les proporcionó la dormidera.

Otro éxito de semejante operación fue, el asunto de los jipis, que tantos problemas ha dado, estos últimos años, a la antigua Corporación Municipal. Nuestra alcaldesa, con ese espíritu que le caracteriza, dio la orden de no intervenir en nada, hasta que la operación militar no acabara del todo. Esa orden fue lo que mejores resultados ha dado. Ellos mismos, los jipis, sin decirles nada, se marcharon sin que nadie les echáramos de menos. Suelen ser gentes pacíficas, y es por eso que al verse rodeados de hombres armados hasta los dientes, les infundieron un miedo terrible. Según mis últimas informaciones ya van por Centro Europa, camino de Siberia.

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No quieren verse envueltos más en un conflicto como este de ahora. -Dicen ellos- que el calentamiento del planeta les hará felices en la Siberia descongelada, allá por los años tres mil treinta y cinco.

El único incidente grave, que ha tenido la Operación estrangulamiento, y que aún está en los juzgados de Orgiva, ha sido la denuncia de un matrimonio ingles que residen en un cortijo de Tíjola. Según ellos, cuando los paracaidistas se lanzaron y tomaron los llanos de Tíjola, su caballo estaba durmiendo y lo despertaron a deshora. -Ellos dicen- que a partir de ese día, el caballo no está lo mismo y se comporta de una manera irregular: Ahora corre un poco menos, acelera el paso en los momentos menos oportunos y bosteza mucho por las noches. Han pedido al Estado Español trescientos mil euros en compensación. El Ministerio de Defensa Español, ya ha depositado las pruebas pertinentes en el Juzgado de Primera Instancia de Orgiva, donde se puso la denuncia. Pruebas que demuestran a las claras, y sin lugar a ninguna duda, que esas acusaciones son totalmente falsas y sin fundamento alguno. Se apoya en las imágenes que captamos nosotros desde nuestro helicóptero, Estas imágenes demuestran a las claras, que dicho caballo ya estaba bien despierto y pactando a sus anchas a esa hora. Es por eso se dice que; vale más una imagen que cien palabras. A pesar de esto, el juicio continúa su curso, ya que el Gobierno Británico apoya a sus súbditos hasta el fin, estén donde estén. Es por eso que este asunto traerá cola, a pesar de las pruebas irrefutables presentadas por nuestro ejército.

Otro incidente, pero de mucha menor importancia, es el acaecido a una unidad del ejército regular que iba río arriba, repasando todos los cortijos, cuevas, hondonadas, etcétera. Llegaron a la finca: El Valero, donde vieron a una pareja de unos cincuenta años. El hombre tenía un artilugio en la mano desconocido para nuestros soldados, también vieron algunas ovejas metidas en unos cuadros metálicos con agujeros. Todo esto les infundió sospecha y, por si acaso, desde una distancia prudencial, dispararon un dardo de adormidera, tanto a la mujer como al hombre. Estos quedaron dormidos en el acto. Nuestros hombres miraron con mucha atención; el cortijo, lo que el hombre tenía en la mano, las ovejas metidas en las cajas, la verdad es que no vieron nada que representara ningún

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peligro, aunque tampoco entendían nada de lo que veían. Se limitaron a liberar las ovejas y se marcharon.

Cuando esta pareja se despertó, estaban muy hambrientos y solo pensaron en comer. Frieron unas “papas a lo pobre” con chorizos y dos huevos, amén de varios vasos de vino costa, para cada uno. Se lo comieron y bebieron todo, como suele ser costumbre aquí en la Alpujarra. Esto hizo que les diera otra vez sueño, y estuvieron durmiendo otras doce horas. Cuando se despertaron, creyeron estar todavía en el día anterior, y así siguen. Cuando vienen al mercadillo del jueves de Orgiva, siempre lo encuentran cerrado, sin ningún puesto, ya que este mercadillo se pone los jueves y ellos vienen en miércoles. A fuerza de preguntar, han podido dilucidar lo que les pasó, pero a diferencia de la pareja del caballo, no han presentado ninguna queja al Gobierno Español, y eso que son ingleses.

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MATERIAL INCAUTADO Y DESCUBRIMIENTOS

El material incautado ha sido de una envergadura grandísima: Miles de toneladas de explosivos de las mejores marcas del mercado. Montañas de misiles de todos los alcances, unos conocidos por nuestro ejército y otros que todavía no se sabe su procedencia. Incluso se ignoraba que semejantes misiles estuvieran en el mercado. Metralletas, fusiles, pistolas, ametralladoras antiaéreas y de barrido, cañones antitanques, cañones de los de toda la vida, minas antipersonal y antitanque, etcétera. De todo este material, han sacado y siguen sacando, camiones y camiones y veremos a ver cuando acaban, ya que algunas galerías de las minas estaba tapadas. Los técnicos del ejército han contratado a varios de los antiguos mineros, para que les orienten en ese laberinto de galerías que es Sierra Lujas.

Se cree que este asunto va para largo, es por eso que los militares van a estar bastante tiempo entre nosotros. También por otra razón de mucho peso y que se está complicando políticamente. Es el caso del Tesoro del Rey Boabdil. Antes de seguir contando este descubrimiento, voy a hacer un poco de historia de la búsqueda de este tesoro.

Estando yo pequeño, mi tío Antonio, juntamente con otros seis hombres más, dedicaron varios años de su vida a la búsqueda de este tesoro. Yo recuerdo ir a ver las excavaciones con un grupo de niños. Estas excavaciones se llevaban a cabo en el pago de Máhina en el pueblo de Dúrcal, Granada. Allí fuimos varias veces, veíamos a los hombres cavar la tierra y apilarla a los lados de una calle empedrada que habían descubierto. Estas excavaciones estaban junto a la torre de los moros, como siempre le llamamos nosotros. Recuerdo la respuesta de uno de ellos, cuando uno de los curiosos les preguntó:

-¿Qué esperáis sacar con tanto movimiento de tierra?

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-El tesoro del Rey Boabdil. Ves, –respondió uno de los que cavaban la tierra- Estas piedras tan bien puestas, son un camino del palacio que aquí tenía el rey moro y conduce a esa torre.

El otro curioso, no lo tenía tan claro y le dijo:-¡Que aquí tuviera un palacio ese rey, y ese camino conduzca

a la torre, no quiere decir que aquí escondiera el tesoro!-¡En algún sitio tiene que estar escondido…! Ese moro se fue

sin nada, y la historia dice que tenía un gran tesoro. Nosotros lo estamos buscando aquí. Si aquí no está lo seguiremos buscando en los otros sitios posibles.

Los años pasaron y la búsqueda prosiguió, recuerdo que mi tío pasaba algunos días, en verano, en la finca nuestra de la sierra de Dúrcal, y nos hablaba de ese tesoro que buscaban. Según decía él, ya habían repasado todas las minas abandonadas desde el pueblo de Dílar hasta la Lanjarón, casi toda Sierra Nevada la tenían pisoteada: Hondonadas, minas, cuevas, etcétera. Un día me llevó a ver una mina que estaba cerca de nuestra finca, en el Prado Molina. Según él, de aquí sacaban amianto. Me dio una linterna y me dijo que me metiera yo, él era mucho más grueso y no podía entrar por la parte más angosta de la galería. Con cierto recelo, por ir solo y ser muy joven, yo me adentré en aquella angosta galería, llegó un momento que tenía que ir arrastrándome. Por fin llegué al final: allí había una salita pequeña, y en medio de la salita, una pequeña charca de agua. No quise beber de aquella agua, pues no sabía como estaría de buena. Cuando salí de la mina mi tío me estaba esperando, todo impaciente, comenzó a preguntarme si había visto el tesoro. Yo le dije que si aquella agua era un tesoro, que sí, que lo había visto.

-¿No has visto algo más? ¡Alguna grieta…! ¡Algún pasadizo…!

-No tito, solo he visto eso, un poco de agua en una charca en medio de la salita. Eso es todo.

Como pueden apreciar los lectores, eso del tesoro del Rey Moro, ya viene de antaño. Pues bien, ahora continúo con la historia del descubrimiento del verdadero tesoro del Rey Boabdil.

Cuando los paracaidistas tomaron las minas de Orgiva y sus alrededores, automáticamente pidieron que expertos en minas y explosivos acudieran para rastrear las galerías. Como he relatado

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antes aún siguen saliendo toneladas y toneladas de armas de todas clases, también intentaron huir unos miles de gentes que allí estaban escondidas, pero todas ellas fueron dormidas y hechas prisioneras. Los expertos recorrieron las galerías a conciencia, y vieron que una de ellas daba a un lago subterráneo y otra que iba paralela a esta, desembocaba en el río.

El lago es muy grande, por lo que dicen, tiene unos tres kilómetros de largo por dos de ancho, el nivel está un poco por encima del río y por debajo de la finca grande de debajo del Castillete. Aquí es donde los Hombres Rana de nuestro ejercito, se han venido empleando a fondo, hasta ver con toda exactitud las dimensiones y profundidad del lago. En su empeño, han logrado descubrir, sin ellos saberlo, lo que mi tío y aquellos hombres del ayer no lograron, esto es: Descubrir el tesoro del Rey Moro, como todos le llamábamos en aquellos tiempos. Por lo que relatan, la cantidad de joyas y monedas es enorme, amen de la corona del rey. Eso debe valer una fortuna inmensa. Aún no está todo recuperado, ya que se encuentra en una galería a la cual se accede desde el agua, subiéndose por una escalera que ellos han llevado. En principio vieron que hacían de pies en una plataforma de tierra y piedra.

Desde allí miraron con las linternas que llevaban hacia arriba, y vieron a unos cinco metros de altura como una galería o grieta que se adentraba sobre el terreno plano de la pared. Volvieron otro día con las escaleras y encontraron varias galerías unas cerradas y otras abiertas, pero al final encontraron una, donde había un gran tesoro. No obstante siguen las inmersiones, tanto para ir sacando lo encontrado como para ver de repasar todo lo que hay dentro de las galerías que aún no han podido abrir.

Ahora cobra razón de ser ese Castillete en sitio tan raro. Era, o debió de ser, desde donde vigilaban los últimos moros de las Alpujarras el tesoro, que ellos mismos habían llevado a lugar tan inaccesible.

Se supone que nadie reveló nada, porque esperaban volver pronto, aunque se ha demostrado que eso de volver, nunca es tan pronto como uno cree.

La otra galería paralela, se ve que la utilizaban para salir por el río y no ser vistos. Es la cueva de la que yo le hablé a Vicente,

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esta cueva se encuentra a unos diez metros del manantial grande. Ese manantial puede ser muy bien el rebosadero del lago. Este extremo está todavía está por confirmar.

¿Por que se está complicando políticamente el hallazgo del tesoro? La cosa es bien sencilla. Todos quieren tener ese museo, dicen unos, y otros dicen que ese tesoro es de todos los españoles, y que debe ir a la capital del Reino de España, para ser repartido a partes iguales para todos los españoles. Yo pienso deben exponerlo en alguna de las muchas salas que tiene la Alhambra, para que todos lo podamos disfrutar, al menos con la mirada, por que de otra manera, mucho me temo, que va a traer más penas que alegrías. Otra buena cosa sería, utilizarlo para hacerles viviendas a las personas más pobres.

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PROYECTOS A REALIZAR

Vicente me habló de algunos proyectos que se estaban gestando dentro de la Corporación Municipal, a raíz de la Operación Estrangulamiento, y de otros a nivel de comarca, que abarcaban a varios municipios, tal vez a toda la Alpujarra. Como no me concretó bien la cosa, me dirigí a la alcaldesa de Orgiva, la cual me recibió con la cordialidad que le caracteriza. Comencé diciéndole:

-Me gustaría me informara de los diferentes proyectos que tiene este ayuntamiento para el municipio, y más concretamente para la zona del río Guadalfeo a su paso por Los Cigarrones, Tíjola y las minas.

-Estos proyectos van a ser una realidad en breve, sobre todo los que se refieren a la zona de Los Cigarrones. No queremos más asentamientos ilegales en esa zona, y es por eso, que los diferentes proyectos se van a llevar a cabo en poco espacio de tiempo.

El 1º se refiere a la instalación de varios criaderos de truchas y esturiones. Estas piscifactorías comercializarán caviar y otros productos relacionados con su actividad.

-Tendrán que sanear la zona, los militares han hecho algo, pero queda mucho por hacer, para que esas empresas puedan instalarse.

-Efectivamente. Lo primero es hacer que esa margen del río vaya con una pared de piedra de un metro y medio de altura, para proteger las empresas de posibles riadas. Esa pared de piedra comenzará frente al Granaino, y llegará hasta el puente. Calculamos que se podrán instalar más de doscientas piscinas para los diferentes criaderos. Va también un hotel, un restaurante y otras instalaciones aún no concretadas.

-Esto será una autentica revolución en la mentalidad de este pueblo.

-Esto es lo que pretendemos, darle un giro radical a este pueblo y hacerlo un pueblo turístico, sin perder su agricultura tradicional. Para eso se van a instalar dos fábricas conserveras de

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frutas en este otro margen del río. Concretamente en la finca denominada: El Fondinad, ya cerca del restaurante La Venta.

-De esa manera se evitará que se siga perdiendo casi toda la fruta de esta zona, ¿No es así?

-Efectivamente, la fruta de esta zona se pierde por falta de poder comercializarla. Si ponemos aquí las conservas de seguro se aprovechará toda.

-¿Tiene algún otro proyecto para esta zona? -Está pendiente de su aprobación, pero creo que lo sacaremos

adelante, solo tenemos en contra al grupo ecologista, pero ya se sabe; no siempre llueve a gusto de todos. Con ellos nos hemos venido entendiendo bien, pero en este proyecto nos han vuelto la espalda.

-¿De que se trata, para que estos señores no lo vean bien?-Se trata de declarad la zona de Tíjola, desde el Granaino

hasta el puente, zona turística. Hay dos empresas muy interesadas en construir vaios hoteles y un campo de gol, varios apartamentos y una hilera de chalet, que irían retirados unos cien metros del margen del río.

Ellos se encargaran de hacer, una pared exactamente igual a la que nosotros vamos a hacer en el otro lado del río. También harán una playa artificial a todo lo largo del río, y un paseo. Creo que este proyecto vale la pena ponerlo en marcha, pues dará muchos puestos de trabajo a Orgiva y la comarca.

-¿Tablones como queda?-La barriada de Tablones, se dejará para que se vayan

instalando todas las empresas de servicios que los diferentes proyectos van a requerir. Ya tenemos peticiones de algunas de ellas. A saber: Una de Carpintería metálica, otra de instalación de piscinas y otras dos de fontanería. Hay otras peticiones que se están estudiando, pues no queremos se instale ninguna empresa contaminante. Creo que estos servicios aumentarán en la medida que se vayan realizando los diferentes proyectos.

-¿Qué hay de cierto de los rumores de un puerto deportivo?- Sí, son rumores bien fundados, lo que pasa es que eso es

una cosa que requiere mucho más tiempo y abarca también al municipio de Vélez Benaudalla.

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En principio el puerto deportivo irá en los márgenes de la presa de Rules, por encima del puente de la autovía. Nosotros nos hemos comprometido a adecentar toda la margen del río hasta donde se ubique finalmente el puerto. La Junta de Andalucía ya ha dado el visto bueno y se ha comprometido a hacer una carretera y un paseo a cada margen del río. Nosotros estamos muy interesados en controlar, todo lo referente a la construcción de viviendas, que de seguro van a surgir en cuanto el proyecto sea aprobado.

Otra cosa es; la carretera que sube desde el puente hasta el pueblo. Esta la vamos a remodelar por completo, se le van a quitar varias curvas, y vamos a construir un paseo por uno de sus márgenes que irá desde el pueblo hasta el Río. También en el otro lado irá un carril bici.

Además, la carretera que va desde el puente hasta la entrada de la autovía, será totalmente remodelada, para poder absorber la cantidad de vehículos que de seguro aumentaran mucho.

También tenemos muy avanzadas las conversaciones con Obras Públicas para que nos construyan otro puente antes de llegar al túnel. Esa carretera se desviará en el Cortijo del Cura e irá a parar al Empalme, con lo que se evitarán los atascos dentro del pueblo.

-¿Sabe algo del Proyecto Calatrava? ¿De que se trata?-Este proyecto no compete directamente a este municipio,

pero, tanto en cuanto, se va a ubicar en la Alpujarra Granadina, nos estamos interesando por el mismo, ya que todo aquello que afecta a la Alpujarra también nos afecta a nosotros.

-Bueno, pero… ¿De que se trata? Por que lo que se oye por ahí parece algo disparatado.

-Se trata de instalar un funicular desde el Puerto de Motril hasta Pitres. Este proyecto tiene sus raíces allá en los años cincuenta. Al pueblo de Pitres fue un cura a predicar con motivo de las fiestas patronales de este pueblo; pues bien, este cura al final del sermón les hizo la siguiente pregunta a los lugareños:

-¿Bárbaros de Pitres que queréis que el Señor os conceda hoy? –les dijo.

Todos los lugareños a una contestaron:- Que Pitres sea Puerto de mar.A lo que el cura predicador contestó:

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- Concedido lo tenéis, pero tenéis que traer el agua desde la mar a cubos.

-Los lugareños aplaudieron mucho, pero la realidad se impuso, y fueron pocos los que desde Motril acarrearon algunos cubos de agua salada hasta Pitres, ya que Pitres está a mil trescientos metros sobre el nivel del mar, y a más de dos horas de coche desde Motril, y más teniendo en cuenta que en aquel entonces, no había prácticamente coches y todo se hacía con mulos y burros.

Pues bien, hoy se está gestando, que ese proyecto tan antiguo pueda ser una realidad. Para ello se ha echado mano del arquitecto Calatrava, que como todos sabemos, es uno de los mejores del mundo.

El proyecto presentado por este ingenioso arquitecto, consta de una exclusa de grandes dimensiones, más o menos como las del Canal de Panamá. Esa exclusa es de acero y lleva fondo, estaría instalada cerca del puerto de Motril y dejaría entrar los barcos dentro de la misma. Pueden ser también de carga, pero sobre todo barcos de pasajeros. La exclusa se cerrará una vez el barco esté dentro, y esta será elevada a través de una enorme grúa hasta una plataforma. El funcionamiento de esta exclusa será parecido, al hombre que coge un cubo de agua y mete dentro un barquito de juguete y lo eleva con la fuerza de su brazo hasta una mesa, o un muro de piedra. El cubo, sería la exclusa, la mano, sería la gran grúa, el barquito dentro del cubo, sería un barco grande de pasajeros y la mesa o el muro de piedra, sería la gran plataforma donde se va asentar la exclusa.

-Visto así, parece bastante sencilla la cosa.- Desde aquí ya funcionará como un autentico funicular.

Mejor dicho, como el cable que iba antiguamente desde el Puerto de Motril hasta Rules y seguidamente hasta Dúrcal. Este de ahora, tendrá una parada cerca de la emisora de Lujas y seguirá hasta Pitres.

En Lujas y en Pitres ya se están construyendo ambos puertos de desembarco de los pasajeros. El de Lujas queda ubicado cerca de la emisora, y el de Pitres se ubicará por debajo de Capilerilla y por encima de Pitres. Cuando llega la plataforma con el barco, unas simples escaleras se le enganchan al barco, y todos los pasajeros

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bajan del mismo, como si lo hicieran de otro barco cualquiera o de un avión.

-¡Pero…! ¿Eso debe gastar una energía enorme, para poder elevar hasta Pitres tantas toneladas de peso?

-No lo crea así. Por lo que tengo entendido, cuando una exclusa con un barco está subiendo otra está bajando, si esto se equilibra bien, asegura este genial ingeniero, casi no gastará energía, solo en los momentos del arranque. Ya conoce usted eso del movimiento continuo, todos lo hemos visto en el Parque de las Ciencias de Granada, un empujoncito, y si todo está bien equilibrado puede estar años y años la bolita moviéndose, sin más esfuerzo que el que se le dio en el principio.

-¡Estoy verdaderamente asombrado…!-Yo también lo estoy, pero es lo que esta Alpujarra necesita

para que nuestros hijos no tengan que emigrar, como lo han estado haciendo desde el tiempo de los árabes.

-Eso es verdad, espero por el bien de todos, que estos proyectos se hagan pronto realidad. De verdad que le agradezco la información.

-Muchas gracias.-Gracias a ti, sin tu aportación esto no hubiese sido posible.-¡¿De que me habla?!-Vicente me dijo algo, y lo demás lo he sacado de otras

fuentes. Gracias a tu información los militares han intervenido, y los proyectos se podrán realizar. Antes, esto que ahora estamos gestando con tanta normalidad, hubiese sido imposible, y mucho menos con una amenaza como la que teníamos encima.

-Adiós, y muchas gracias.-Pronto te avisaré para que conozcas de primera mano

algunos otros proyectos más que tenemos en mente y que te pueden afectar a ti.

-Muchas gracias de nuevo, pero por hoy ya he oído bastante.Hasta otra.

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NOEMÍ TESTIMONIA EN LA IGLESIA EVANGÉLICA

Un buen día apareció Noemí por casa y nos invitó a asistir al culto, a mi esposa y a mí, en la Iglesia evangélica de Granada el sábado siguiente. El motivo era que ella daba testimonio de su conversión.

Naturalmente nosotros aceptamos encantados, ya que estos testimonios suelen ser conmovedores y a la par aumentan la fe de todos los asistentes. Además, nosotros conocemos y queremos a Noemí, y sabemos por adelantado parte de su vida.

Mi esposa y yo nos vestimos ese día de “tiros largos” como se dice por aquí cuando uno se viste con sus mejores ropas para asistir a alguna boda o algún acto importante.

Cuando llegamos a la Iglesia ya estaba allí Noemí que nos saludó con un:

-Buenas tardes, a la par que nos daba un beso.-Buenas tardes, Noemí. Estás más guapa que nunca –le dije-

y además te encuentro muy eufórica.-Gracias por el piropo, tu siempre tan galante. Venir, -Dijo

esto- conduciéndonos a mi esposa y a mí a través de las gentes que esperaban a que empezara el culto.

-Pero… ¿Dónde nos llevas…? –Dijo mi esposa- que se veía un poco arrastrada por el torbellino que mostraba ser Noemí esa tarde.

-Quiero que conozcáis a Tomás, que desde hace un par de meses me está quitando el sueño, creo que estoy perdidamente enamorada de él.

-Mira…Tomás, aquí te presento a José y a Carmen. Son la pareja de Orgiva de las que tantas veces te he hablado.

-Encantado de conocerles, -dijo Tomás- a la par que nos daba un beso a cada uno en la mejilla. Continuó diciendo; la verdad es que tanto me ha hablado Noemí de vosotros, que tengo la impresión de conocerles de toda la vida.

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-¿De donde eres? –Pregunté- Por qué tu acento es de Sudamérica.

-Sí, soy de Puerto Rico aunque vivo y trabajo aquí. Soy profesor de matemáticas en la Universidad de Granada. Ya llevo aquí más de cinco años.

-Y… ¿Qué tal es Noemí?-Para mí es la persona más buena, más maravillosa y

hermosa que he conocido en mi vida. Hoy podréis disfrutar oyéndola, cuando dé su testimonio. Yo también daré el mío, después de que ella de el suyo.

-Esto si que es una sorpresa, Noemí vino a casa y nos invitó a venir, pero se guardó lo mejor para hoy.

-Quería que fuera una sorpresa, se que tanto tú como tu esposa os alegráis, de que por fin, mi vida tenga un sentido de amor verdadero, tanto con Dios como con el hombre del que estoy enamorada.

-Sí que nos alegramos mucho. –dijo mi esposa.-Vámonos dentro, -dije yo- que el culto está a punto de

comenzar.Los cuatro pasamos dentro del local de culto y nos sentamos

en uno de los bancos donde aún quedaban asientos libres.Después de los cantos de alabanza, comenzaron los

testimonios. Este día íbamos a escuchar los testimonios de una pareja de enamorados, a Noemí y a Tomás.

Ella comenzó primero y dijo:-Mi vida fue muy cruel en mi niñez, por la escasez de

recursos, mis padres tuvieron que venderme…Continuó explicando todo lo relacionado con los hombres que la compraron, y más tarde la vendieron para ser una mujer más en un aren.

Un día, en mi casa de Capilerilla, conocí a un hombre que hoy está aquí presente, y que me ha pedido que no de su nombre. Yo le provoqué mostrándome a él totalmente desnuda, él me miró y me repasó con su mirada de deseo. Luego me dijo: -Verdaderamente eres la mujer más hermosa que hay en el mundo. Se dio media vuelta y se marchó al comedor.

La actitud de este hombre de fe, como luego pude comprobar, es la que me interrogó y me hizo pensar, que algo muy

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grande, había detrás de ese aparente rechazo. Él fue quien a los tres días me invitó a cenar a su casa, me regaló esta Biblia, -dijo esto mostrando la Biblia en alto- También me impuso las manos en mi cabeza a la par que oraba por mí. La respuesta de Dios no se hizo esperar, y yo quedé sin fuerzas, tumbada en el sofá, a la par que prorrumpí en copioso llanto con grandes sollozos y suspiros. Es curioso, lloraba mucho y suspiraba, pero a la par sentía un gran gozo y una gran paz, así estuve más de veinte minutos. Después fui al lavabo, me lavé la cara, me arreglé y salí buscando. Sí, buscaba con la mirada perdida en todas partes, repasaba toda la habitación. Este hombre me preguntó:

-¿Qué buscas Noemí?-Busco a Dios. -Le respondí.-Siéntate, -me dijo- vamos a cenar. Dios ya te ha encontrado

a ti, verás como pronto tú lo encontrarás a Él.Hoy puedo asegurar, -continuó diciendo- que he encontrado

a Dios, y también a un hombre que me está haciendo feliz, y que ahora detrás de mi testimonio él dará el suyo, este hombre es puertorriqueño y se llama Tomás.

Noemí se bajó y se sentó a nuestro lado, Mientras bajaba todos los congregados aplaudimos al máximo. Se lo merecía.

Tomás fue subiendo poco a poco, hasta llegar al lugar indicado para los testimonios. Testimonió el reguero de desdichas que fue su vida hasta que conoció a Cristo. Acabó diciendo: Dios ha llenado mi vida y la ha colmado poniendo a mi lado a esta gran mujer que es Noemí.

Ya en casa, me dijo mi esposa:-Desde luego Noemí ha sabido escoger. Es uno de los

hombres más guapos y elegantes que he visto en mi vida.-Efectivamente, y además sabe expresarse como nadie, se le

nota el brillo de la universidad.

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DESPEDIDA DE VICENTE

El bajo de casa lo alquilamos a un hombre, este hombre tiene unos treinta años y es de nacionalidad checa. Hemos tenido problemas con el mismo y yo quería consultar a Vicente a ver si alguno de sus hombres estaba detrás de todo este lío. Tenía intención de citarle, pero él se me adelantó. Decía en su mail:

-Te espero en el mismo lugar de las dos citas anteriores. El viernes a las seis de la tarde. No me falles. Importante.

Como siempre, yo estaba puntual a las seis de la tarde, pero Vicente no estaba, o al menos yo no lo vi, y eso que repasé bien detrás de los decorados del teatro y de todas las instalaciones del local alto del centro. Esperé casi una hora, estaba a punto de irme, cuando apareció:

-Perdón, por la tardanza, –dijo- Equivoqué la hora, menos mal que he mirado el mail que te envié y me he dado cuenta que te cité a las seis, cuando mi intención era hacerlo a las siete, como en las citas anteriores.

-¡Tienes demasiados “pájaros” en tu cabeza…! La verdad es que estaba a punto de irme.

-Ya me lo figuro, por eso he venido volando.-Mas bien andando y un poco lento, tu estructura física no te

permite volar demasiado.-Sí, eso es verdad, pero a la máxima velocidad permitida si

que he venido.-¿El motivo de esta cita?-Me voy de Orgiva, vuelvo al lugar de donde procedía

cuando fui destinado aquí. Quería despedirme de ti.-¿A que obedece este traslado? ¿Han visto tus superiores que

te puedes meter en líos con tanta cerveza…? -Dije en un tono de humor.

-Nada de eso. Yo vine aquí destinado, con el fin de solucionar el problema del islamismo. Teníamos buenas informaciones, pero carecíamos de pruebas para poder actuar. Las

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pruebas llegaron con tus fotos, y ya queda aquí poco por resolver. Así que me voy al destino que tenía antes.

Yo quería preguntarte:-¿Tienes tú algo que ver con el problema que tengo con el

bajo de mi casa?-Yo llevo ya diez días que no estoy al mando de esta unidad,

ya es otro el que coordina estos trabajos. ¿Qué problema es el que tienes?

-Arrendé el bajo a un checo. Este hombre tiene unos treinta años, es persona sencilla y trabaja de albañil. Nosotros estuvimos trece días en Granada con los hijos y cuando volvimos nos extraño el no verlo. No entraba ni salía. Pasaron unos treinta días y vino su amigo, el inglés, que vive unos cien metros más abajo, y me dijo que su amigo se fue a su tierra, que se había peleado con su esposa y que ya no volvería más por aquí. Que le había dicho que recogiera todas sus pertenencias y se las guardara.

Yo le dije si él podía llevárselas y me dijo que sí. En dos veces se las llevó, solo quedó una mesa que no le cabía en el último viaje.

-¿Cuál es el problema?-Que ahora resulta que el tal Rasmokidh, me ha puesto un

mensaje al móvil diciendo que viene el domingo, que perdone el no haberse comunicado antes conmigo, que ha estado enfermo etcétera.

-¿Cuál es el problema?-Ya veo que tú solo ves problemas cuando hay islamistas de

por medio, pretendiendo invadirnos. Pero para mí, esto es un problema grave. ¡No te hagas más el tonto!

-No me estoy haciendo el tonto, pero no acabo de ver tu problema.

-¡Leches…! Si este hombre viene y paga los recibos atrasados está en su derecho de meterse en ese local. También puede reclamarme judicialmente sus pertenencias. ¿O no es eso así?

-Tal vez sí. Tú tendrás que verificar que esas pertenencias se las llevó el amigo de él, ese que dices es ingles. ¿Tienes testigos?

-La verdad es que no se si algún vecino nos vio cargando las cosas en su furgoncito. Yo lo que quiero saber es:

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-¿Tú has dado la orden de que me extorsionen de esta manera? ¡Por que a mi, esto me huele a encerrona federal!

-Yo no he dado esa orden. Si alguien la ha dado, espero poder enterarme pronto.

-Nunca me he visto fuera de la ley, sin embargo, creo que ahora me voy a ver fuera de la misma, cuando más confiaba en que el orden y la ley me estaban agradecidos.

-La ley, efectivamente, te está agradecida y aquí te traigo una libreta de ahorros con ciento ochenta mil euros. Lo he conseguido para ti de los fondos reservados. Solo tienes que ir a la caja rural de Orgiva y firmar.

-¡¿Solo eso?! -Nada más estampes tu firma, el dinero estará a tu entera

disposición.-¿Cómo justifico yo ante Hacienda, la procedencia de tanto

dinero?-Te hemos comprado un décimo de lotería premiado. Esto

tiene la ventaja de no tener que dar explicaciones a nadie y está libre de impuestos.

-Pensáis en todo, y además veo que utilizáis las mismas artimañas que los estafadores profesionales.

-Es que estas cosas del espionaje no se pueden hacer públicas, pues de lo contrario las vidas de los agentes corren peligro.

Mira, la casa de Capilerilla la puedes seguir usando hasta el mes de Abril que cumple el contrato. Después, ya será un asunto tuyo el que quieras seguir con ella o no. Nosotros, el Gobierno Español, te ha pagado todos los meses que restan hasta esa fecha.

También me han encomendado te felicite por tu aportación a la defensa nacional, en nombre del Presidente del Gobierno y del Ministro del Interior.

-¡¿El Ministerio de Defensa no me felicita…?! -Dije esto echándome a reír

-Ese no se ha enterado de la película, ya tenía bastante con dirigir desde un desierto las operaciones de limpieza realizadas. Pero no es para reírse. Muchos quisieran estar en tu lugar.

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-Me lo creo, pero yo con unas bolitas de petanca, me hubiese contentado, aunque las mías estoy seguro que aún me duraran veinte o treinta años más.

Una cosa quería preguntarte:-¿Estarías dispuesto a colaborar en algún asunto puntual que

se me pueda presentar en un futuro?-No. Ya creo haber saldado mi deuda contigo. No cuentes

conmigo para jugar a espías, eso no es lo mío.-¿Ni en el supuesto…, como esta vez…, en que estaban en

juego muchas vidas humanas, y la integridad territorial de nuestra querida nación?

-Me recuerda tu manera de hablar, al general que nos dio una arenga patriótica, estando yo de paracaidista en Alcalá de Henares.

Antes de partir la segunda bandera para La isla de Gran Canaria, este hombre nos arengó y nos dijo cosas que a lo mejor eran para darnos ánimo, pero solo sirvieron para meternos miedo en el cuerpo. Cuando acabó el acto, todos comentábamos a una: ¡Nos vemos en el desierto del Sahara pegando tiros!

Por favor…, no me hables así…, que yo soy un hombre sencillo.

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EPÍLOGO

Daniel hace ya nueve años que abandonó su temible bólido, y solo ha estado visitando en Dúrcal unos cuantos años más.

Hace tres años que también dejó estas visitas, ahora solo visita al que viene a su casa en Orgiva.

En el viaje que hizo con su esposa a Mallorca, en mayo del año 2006, Se alojó en el Hotel Bahía de Palma, y demostró que está en plena forma:

Participó en las competiciones que este hotel ofrecía y se trajo: Dos diplomas de petanca, uno de pin-pon, otro de bolos, otro de dardos. En este último batió todos los record al conseguir 127 puntos de una sola vez. También participó en la noche de talentos, consiguiendo otro diploma. Le llamaban el acaparador de diplomas.

Los cuatro días últimos no participó en las actividades del hotel. Su esposa y él se iban a la playa, esos cuatro días últimos hizo muy buen tiempo.

Daniel se lo pasa bien en Orgiva. Por la mañana, trabaja un par de horas en el campo de su hija Irene. Otras dos horas de ordenador, más o menos, y por la tarde se van, su esposa y él, al centro de mayores, donde participan en las variadas actividades que hay en este centro.

Su esposa y él participan en petanca y en teatro, En esta última actividad, Daniel demostró sus dotes de actor. Representaba el papel de capitán, que según decía él, le venía como anillo al dedo. La obra se llama: Rapeando Ando, y tuvo un éxito sin precedentes. Su directora, subió a la cima de la fama con esta obra. Su esposa, además, participa en: pintura, yoga, manualidades y bailes regionales.

Todas las mañanas, de madrugada, Daniel hace una hora de oración, seguida de cuarenta minutos de ejercicios físicos. Al medio día siempre bendice la mesa dando gracias a Dios por los alimentos.

Por la tarde, su esposa y él dedican una hora de oración, en la que incluyen cantos de alabanza y lectura de la Biblia. A esto

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último Daniel dedica algunos ratitos más. Ahora es un hombre feliz y esperanzado en Dios, sabe que Dios cumplirá con su parte y hará los grandes milagros que prometió. Él cree haber hecho todo lo que Dios le pidió.

Ya ha publicado tres libros, son estos: Lo que Dios me dijo, El Poder de la oración y, Aprenda a curar su salud por los medios naturales. Se han publicado en Internet, para que todo el que quiera pueda leerlos a precios muy reducidos, y en papel para quien los pida. Cree que con esto cumple los cuatro sueños: La Mercancía Olvidada, La Cuenta Pendiente, Club de Ayuda a Escritores y Organización y Eficacia.

¡Dios hará…! ¡De seguro que hará! Es lo que Daniel repite siempre.

En el Centro de Mayores, o “Tercera Edad” hay unas personas que son sus amigos:

Miguel: este le ha enseñado a jugar a la petanca, es todo un maestro en este arte, y además es una persona muy agradable y honrada. Con su esposa y otra amiga de ellos, forman la mejor tripleta de petanca de todas las Alpujarras.

José “Nieto”: Este amigo, tiene 75 años y tiene un don especial. Con sus movimientos de manos en el aire y con sus gestos de cabeza, hace avanzar o retroceder, la mayoría de veces, a las bolas, hasta colocarlas junto al boliche. Es curioso, pero él ni siquiera sabe que tiene este don. Daniel asegura que este don lo tiene desde su nacimiento. También es un hombre serio, honrado y amable.

Otras dos amigas entrañables son: Encarna Porras; tiene 78 años. A esta mujer el pasado año, le

dieron el premio a la sabiduría. Es una mujer muy sencilla, honrada y amable, es muy amiga de Daniel. Juega a la petanca maravillosamente y en el juego de las cartas es toda una experta insuperable. También, casi todos los días, lleva cosillas al centro y lo reparte con todos los que allí están jugando a las cartas. Son cosas de comer: Pasas, caramelos, tarta, buñuelos, manises, palomitas. Este verano, un día llevó el célebre “gazpacho andaluz”.

Carmen Barros; es una persona sencillísima, amable y también es muy amiga. Carmen Barros y Daniel, más la esposa de

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este, forman la segunda mejor tripleta de petanca que hay en todas las Alpujarras; solo superados por el maestro Miguel y su tripleta. Esta mujer tiene 82 años, y al igual que su amiga Encarna Porras, también lleva cosillas para comer casi todas las tardes. Daniel, siempre dice que vale la pena vivir siendo amigo de estas personas tan buenas y sencillas.

Las personas que vienen a este centro -asegura Daniel- Todas son maravillosas y tienen esa sencillez de los hombres del campo.

Las mujeres todas son simpáticas y muy habladoras, salvo una, que habla poco, pero que tiene un semblante de princesa y un porte de artista, A Daniel le encanta jugar a la petanca con ella, además tiene la habilidad de lanzar las bolas, tanto con la mano izquierda como con la derecha; con ambas las acerca muy bien al boliche.

Una amiga intima de esta, baila de maravilla y es muy campechana, a Daniel le gusta conversar con ella y verla bailar suelta.

Hay otra mujer de unos 77 años que tiene una fuerza física casi sobrenatural y un corazón de oro. Se llama María, como la madre de Jesucristo. Esta mujer también tiene una hermana que ya supera los ochenta años, le llaman la “niña” es la más de simpática y muy buena. Ambas juegan a la petanca, Daniel se divierte mucho con ellas y le encanta jugar y competir a la petanca con ambas.

Que Dios nos bendiga a todos.

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INDICE

El paquete misterioso Pág.008¿Qué pasó en Almerimar? Pág.012Las llaves misteriosas Pág.018El local y la salida del furgón Pág.022Yo y los federales frente a frente Pág.026Desbarato los planes federales Pág.032Los federales buscan mi bólido Pág.036Una hermosa mujer me acompaña Pág.038¿Qué buscan los federales? Pág.043Los federales estrechan el cerco Pág.045El primo Natanael Pág.052El camuflaje de banderolas Pág.054Nuestro hombre en Almería Pág.057El paracaídas misterioso Pág.060El jefe federal pide ayuda Pág.066Llegan los helicópteros Pág.068Daniel en el Hotel Quiniela Pág.070La fórmula llega a su destino Pág.084La bruja que se disfrazó de vaca Pág.086 Las brujas perseguidas por los peques Pág.094Los peques se enfrentan a los fantasmas y las brujas Pág.097El primo Natanael nos visita Pág.107Motril Almuñecar y Málaga bajo control federal Pág.112Daniel de nuevo por tierras de Almería Pág.116Una periodista entrevista a Daniel Pág.129El Buscamierdas (11-12-1986) Pág.132Los dos periodistas en Madrid Pág.136Operación Perejil Pág.139El documento adjunto secreto Pág.140Final de la Operación Perejil Pág.148La bola de petanca Pág.151El “cabrito” del primo Pág.153

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La corbata y el teatro Pág. 156Conferencia de Vicente y Juan Pedro Pág. 159Una invitación un poco extraña Pág. 161El vigilante vigilado Pág. 165Visita a la casa de Capilerilla Pág. 171Los helados del café Raka Pág. 176La vecina de la casa de Capilerilla Pág. 179Un aren en plena Alpujarra Pág. 183La semana toca a su fin Pág. 193El anillo de compromiso y los cumpleaños Pág. 204Mi nueva cita con Vicente Pág. 209Operación estrangulamiento Pág. 217Noemí en la casa de Orgiva Pág. 224Los resultados de la operación Pág. 229Material incautado y descubrimientos Pág. 233 Proyectos a realizar Pág. 237Noemí testimonia en la Iglesia Evangélica Pág. 242Despedida de Vicente Pág. 245Epílogo Pág. 249

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