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Voces Recobradas2

AUTORIDADES

Jefe de GobiernoDr. Enrique Olivera

Secretaria de CulturaLic. Teresa de Anchorena

Subsecretaria de Acción CulturalLic. Liliana Barela

Subsecretario de Desarrollo CulturalDr. Juan José Pi de la Serra

Directora del Instituto Históricode la Ciudad de Buenos Aires

Lic. Liliana Barela

Jefa Departamento InvestigaciónInstituto Histórico de la Ciudad de

Buenos AiresProf. Lidia González

GOBIERNO DE LA CIUDADDE BUENOS AIRES

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Voces Recobradas 3

VVVVVOCES RECOBRADOCES RECOBRADOCES RECOBRADOCES RECOBRADOCES RECOBRADASASASASASRevista de Historia OralAbril 2000 - año 3 - nº 7

Es una publicacióndel Instituto Histórico

de la Ciudadde Buenos Aires

Avda. Córdoba 1556, 1er. pisoC.P. 1055 - Capital Federal

Tel: 54-11-4813-9370Telefax: 54-11-4813-5822

E-mail:[email protected]

DirDirDirDirDirecciónecciónecciónecciónecciónLiliana Barela

SecrSecrSecrSecrSecretaretaretaretaretariosiosiosiosiosde Redacciónde Redacciónde Redacciónde Redacciónde Redacción

Mercedes MiguezDaniel Paredes

Asistente de rAsistente de rAsistente de rAsistente de rAsistente de redacciónedacciónedacciónedacciónedacciónCecilia Bellizzi

RedactorRedactorRedactorRedactorRedactorasasasasasLucía Inés Dorin

Laura Martino

DiseñoDiseñoDiseñoDiseñoDiseñoy Comunicación y Comunicación y Comunicación y Comunicación y Comunicación VisualVisualVisualVisualVisual

Jorge MalloFabio Ares

ColumnistaColumnistaColumnistaColumnistaColumnistaHebe Clementi

ColaborColaborColaborColaborColaborarararararon en este númeron en este númeron en este númeron en este númeron en este númeroooooJorge Aceves

Alexandre FortesElza Scalco

Ana VeraEugenia Meyer

Pablo YankelevichCarmen Sesto

SuperSuperSuperSuperSupervisiónvisiónvisiónvisiónvisiónde Ediciónde Ediciónde Ediciónde Ediciónde Edición

Lidia GonzálezRosa De Luca

ColaborColaborColaborColaborColaboración especialación especialación especialación especialación especialMargarita Roncarolo

CorCorCorCorCorrrrrrecciónecciónecciónecciónecciónMaría del Carmen Caeiro

TrTrTrTrTraduccionesaduccionesaduccionesaduccionesaduccionesAdolfo Balbi (Inglés y Francés)María Fernanda de Sousa Tomé

(Portugués)

AdministrAdministrAdministrAdministrAdministraciónaciónaciónaciónaciónGraciela KesslerRoxana Madrid

Luis Kirzman

El contenidode los artículos firmados

es responsabilidadexclusiva de los autores.

ISSN 1515 - 1573

Editorial por Liliana Barela .......................................................................................

El siglo que supimos conseguir ............................................................................

Las fuentes de la memoria: Problemas metodológicos .......................................

“Nosotros del Cuarto Distrito...” ........................................................................

La Historia oral. Un deslinde necesario ..........................................................

Agenda del Instituto .............................................................................................

Memoria e identidad del exilio sudamericano en México ........................

La historia de un intelectual vista desde una metodología foucaultiana .............

La antropología y la historia oral ........................................................

346

112225263443

Sumario

EDITORIAL

Entre el 15 y el 19 de junio de este año tendrá lugar la XI Conferencia Interna-cional de Historia Oral que se desarrollará en Estambul y cuyo eje convocanteserá Encrucijadas de la historia: Experiencia, memoria y oralidad. Allí estare-mos, ya que un equipo del Instituto Histórico, perteneciente al área de Historiaoral, presentó un trabajo que fue aprobado para su exposición en la misma.

“Revisando el siglo XX entre todos” es la investigación en cuestión que dacuenta del análisis de la tarea realizada en los talleres que funcionaron, durante1999, en once barrios porteños, a los que asistieron alrededor de 150 personas, yen los que se revisó la historia de la ciudad de Buenos Aires.

Tener la oportunidad de transmitir esta experiencia en un foro internacionalde primer nivel genera la posibilidad de que la misma sea adoptada y adaptada aotras latitudes. Así como señala Alessandro Portelli, la historia oral “... es una vía,en la era de la globalización, para preservar la individualidad que no es lo mismoque el individualismo”.

La elaboración de este trabajo surge como el fruto de una tarea que se vieneimpulsando con fuerza desde el Instituto: los Talleres de Historia Oral. Esos luga-res donde se convoca al relato a través de la memoria y del corazón. La riquezadel material que surge de allí hizo posible la presentación de “Revisando el sigloXX entre todos”.

Esto marca un crecimiento de nuestra tarea, crecimiento al que venimos apun-tando a través de la organización de los Encuentros Nacionales de Historia oral,los talleres barriales, la creación de cursos, la solicitud de asesoramiento por partede entidades privadas y públicas de todo el país, la participación en el Congresode Río de Janeiro, la publicación de esta revista, la conformación del archivo devoces, etc. Pasos hacia adelante que se verifican desde adentro y desde afuera.

El acercamiento y el intercambio con otros países, en algunos casos muy flui-dos (México, Cuba, Brasil y Uruguay, por ejemplo) también son un índice de nues-tro desarrollo y este número de Voces Recobradas es un ejemplo de ese diálogo quecrece con nuestros hermanos latinoamericanos y que se plasma en estas páginascon trabajos enviados desde distintos puntos de nuestro continente.

Esta América latina, considerada alguna vez como un espacio sin pasado,pero que representa un mundo de memorias negadas, relegadas u olvidadas quetenemos la obligación de recuperar para el futuro. Creemos, como Ellie Wiesel,que una memoria insensible al futuro traiciona la memoria del pasado. Los niñosde la tapa simbolizan un futuro que tampoco podemos traicionar.

Todo esto supone un orgullo para nosotros pero, por sobre todas las cosas,nos otorga el incentivo y la tranquilidad de estar sembrando sobre terreno fértil.

LILIANA BARELA

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MUESTRA MULTIMEDIÁTICA

Con motivo de la finalización del siglo, el IHCBAorganizó El siglo que supimos conseguir que

se desarrolló en el entresuelo y la sala F del CulturalSan Martín, durante los días 1 al 12 de diciembre pa-

sado. Esta muestra presentó un desafío:reconstruir el siglo entre todos, con nuestra

interpretación y con la vozy la mirada de los que nos dejaron y nos dejan su

memoria. Al recordar el pasado iremos forjando elporvenir y al darle la palabra cada vez a más

personas, menos serán los silencios de la historia.

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eL SigLoqUe Supimos CoNseguiR

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L a intención de El Siglo... fue mostrar laproducción del Instituto entodos sus ámbitos a lo largode 1999. En el entresuelo y enel hall de la sala F se instalóuna moderna panelería con-feccionada por el grupoTotem. A la sala F se accedíaa través de un “túnel” endonde se podían escuchar lossonidos que identifican alsiglo XX.

En la panelería lateral seexpusieron todas las publica-ciones: Voces Recobradas, losejemplares del Cronista Mayorde Buenos Aires, Buenos Airesombligo del Plata, Retiro, y ellibro de las jornadas “Teatro yLiteratura”. También se po-dían ver las caras de la gentedel Instituto en simpáticocollage de fotos.

En el centro del entresue-lo, se encontraba la expresióngráfica de los testimonios dela gente que participó en losTalleres de Historia Oral, conla misma estética del CronistaMayor de Buenos Aires presen-tado en la apertura de lamuestra. Éste llevaba el mis-mo nombre de la exposicióny contenía el testimonio delos talleristas.

En otras partes del deco-rado central aparecían lostestimonios de adolescentesen forma de graffitis. Allímismo podía apreciarse laselección de fotos del concur-so “Buenos Aires/fin demilenio” que se organizójunto con el Foto Club Argen-tino. La entrega de premios sehizo el día de la clausura de lamuestra. Las fotos elegidasforman ahora parte del Ar-chivo Documental Fotográfi-co del Instituto.

Además de las imágenesdel concurso, estaban expues-tas las fotografías de PinélidesAristóbulo Fusco y las deLeón Tenembaum. También

en el entresuelo podían verselos videos institucionales: ElSiglo que supimos conseguir yBolivianos, y escuchar sonidosde Buenos Aires que integra-ron el Archivo del TercerMilenio.

Ya en el hall, la paneleríamostraba los distintos traba-jos arqueológicos que perte-necen al Plano del PotencialArqueológico de BuenosAires que se están llevando acabo. Allí estaban expuestostambién algunos objetosencontrados y restauradospertenecientes a la vida coti-diana. Las obras son: CostaRica 4001, donde se hallaronlos pozos más profundos dela ciudad –18 metros– de usosanitario de mitad del sigloXIX; Avda. Garay 2876, exca-vación en una vivienda par-ticular donde se encontró unaljibe relleno con materialesde segunda mitad del sigloXIX; la plaza Roberto Arlt, endonde aparecieron una canti-dad de objetos y de elementosde alto valor; el proyecto“Arqueología subacuática dela costa de Buenos Aires”, enel cual se releva una franjaparalela al río de 1000 m deancho.

En la sala F, se ofreció unciclo de películas argentinasque representan al siglo orga-nizado por la Videoteca deBuenos Aires. Entre ellas seproyectaron: Quebracho (1974)que tuvo la presencia de sudirector, Ricardo Wullicher;La guerra gaucha (1942); Dios selo pague (1948); La Tregua(1974); Safo (1945); VientoNorte (1937); Días de odio(1953); Crónica de un niño solo(1963); Sur (1988); BuenosAires Viceversa (1996); Mundogrúa (1999); Hombre mirando alsudeste (1986), con la asisten-cia del realizador EliseoSubiela. También se vio eldocumental Diablo, familia y

propiedad dirigido por F.Krichmar sobre idea deAgustín Fernández, a quiense entrevistó.

En la misma sala conta-mos con la presencia de Er-nesto Sábato, quien nos ofre-ció algunas reflexiones acercade este siglo tan complejo enel cual: “La modernidad llevóa cabo una siniestra paradojapues el hombre logró la con-quista del mundo material acosta de su propiacosificación”. También hubocharlas sobre música parajóvenes, actuación de núme-ros vivos a cargo de los Cen-tros Culturales, tango, danza,teatro, cantautores, etc.

Otro de los eventos que serealizaron en la sala F, fue–con la presencia de los inte-grantes de los Talleres deHistoria Oral Barrial–, lapresentación del video Voces yMemorias del siglo XX , dondese entregó a cada uno de losintegrantes el último ejemplarde Voces Recobradas, cuyotrabajo central consiste en unainterpretación de los testimo-nios de los talleristas.

Otro de los espacios queocupó la muestra en el Cultu-ral San Martín, fue la galeríade arte, en donde el grupoTotem armó el “Café Urba-no”, mezcla de bar típico de

Buenos Aires con su chiquilíny de ciber-café. Allí se organi-zaron una serie de “charlasde café”, coordinadas porRodolfo Giunta, que tuvieroncomo invitados a los arquitec-tos Julio Cacciatore yNorberto Chaves. Además, seproyectó el video de losalumnos del Nacional BuenosAires, Experiencias de vida(testimonios de fin de siglo).

En el “Café Urbano”también se realizó el cierredel curso de Historia en fas-cículos radiales. Todas estasactividades que muestran unsiglo complejo y desdibujado,lleno de conjeturas y vacío decertezas, fue mostrado así condeshilachados recuerdos, consus sinceras nostalgias ytambién con sus victorias. Noeludimos conflictos, más bienlos profundizamos.

El siglo que supimos conse-guir tuvo muy buena acogidaentre el público y la prensa,por lo que el Instituto Históri-co agradece a todos. Así eldesafío queda propuesto parael siglo que comienza.

«La moder«La moder«La moder«La moder«La modernidadnidadnidadnidadnidadllellellellellevó a cabo unavó a cabo unavó a cabo unavó a cabo unavó a cabo una

siniestrsiniestrsiniestrsiniestrsiniestra para para para para paradojaadojaadojaadojaadojapues el hombrpues el hombrpues el hombrpues el hombrpues el hombreeeee

logró la conquistalogró la conquistalogró la conquistalogró la conquistalogró la conquistadel mundo materdel mundo materdel mundo materdel mundo materdel mundo materialialialialiala costa de su pra costa de su pra costa de su pra costa de su pra costa de su propiaopiaopiaopiaopia

cosifcosifcosifcosifcosificación.»icación.»icación.»icación.»icación.»

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Las fuentes de la memoria: Problemas metodológicos

I.I.I.I.I. P P P P Pensar la memorensar la memorensar la memorensar la memorensar la memoriaiaiaiaia

Todos aquéllos que nos vinculamos al quehacerde la historia oral habitualmente nos cuestionamossobre el papel que desempeña la memoria, y nos asal-tan más las dudas e inquietudes que las certezas y res-puestas acabadas.

Como parte del campo de la investigaciónsociohistórica que resalta y eleva a primer término losenfoques cualitativos, la mirada y escucha que des-pliega el historiador oral reposa y se nutre de las di-versas fuentes que se nos presentan al convocar y tra-tar con la memoria.

III SeminarIII SeminarIII SeminarIII SeminarIII Seminario Interio Interio Interio Interio Internacional de lanacional de lanacional de lanacional de lanacional de laAsociación MeAsociación MeAsociación MeAsociación MeAsociación Mexicana de Historxicana de Historxicana de Historxicana de Historxicana de Historia oria oria oria oria oralalalalal

Xalapa, Veracruz, 25 al 27 de noviembre de 1998. Sede: Ciesas-Golfo

LAS FUENTES DELA MEMORIA:

PRPRPRPRPROBLEMASOBLEMASOBLEMASOBLEMASOBLEMASMETMETMETMETMETODOLÓGICOSODOLÓGICOSODOLÓGICOSODOLÓGICOSODOLÓGICOS

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Ponencia:“Reflexiones

teórico-metodológicasy creación e interpretación

de fuentes”

Autor Jorge E. Aceves

Asociación Mexicana de Historia Oral

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Esta inquietud no es nueva del todo, ya que es yha sido una constante en las reflexiones sobre el carác-ter y las especificidades de esta capacidad del pensa-miento tan particular, con la que elaboramos en bue-na medida nuestro saber y comprensión socio-históri-cos.

Prolongando esta costumbre re-flexiva, no estará de más acercarnosde nueva cuenta a los problemasmetodológicos que con frecuencia re-conocemos actualmente en el traba-jo del historiador oral.(1) La memoriaes una cuestión compleja y no pode-mos sencillamente eludir su proble-matización y dejar su tratamiento aotros estudiosos o pacientementeaguardar para mejores y más ilumi-nados tiempos futuros.

Algo que nos compete a todosejercitar es la tarea de pensar y darcuenta explícita de las maneras y es-tilos específicos cómo construimos ycomunicamos nuestras observacio-nes, las ideas que orientan y mode-lan nuestro trabajo, el tipo y los pro-cesos para reconstruir y estructurar nuestros “datos”significativos, las versiones que exponen los diversospuntos de vista y concepciones del mundo, y en fin, lanecesaria inquietud por no dejar pasar sin explicitar ydejar por sentado, con la intencionalidad de compar-tir, la propia experiencia del hacer y pensar el procesototal de la investigación.

La memoria ha estado en la mira reflexiva comoun problema a desentrañar y no como un factorunívoco de materia prima esperando a nuestras pre-guntas para objetivarse en las narraciones de nuestrosentrevistados. La concepción y la utilización específi-ca que los historiadores orales han realizado de lamemoria ha sido en varias ocasiones cuestionada, perosegún parece, reiterativamente mal comprendida.

Hace algunos años el profesor e historiador oralRonald J. Grele (1991: 249) asentaba que la discusióncon los críticos de esta práctica de indagación habíaresultado un tanto estéril. En buena parte porque lacrítica entendía y reducía su análisis del papel que ju-gaba la memoria y la capacidad de recordar en térmi-nos casi exclusivamente de los factores físicos y psico-lógicos, relegando lo sociocultural. Grele se pregunta-ba el por qué, y consideraba que la causa más proba-ble era la incomprensión del quehacer del productorde la historia oral. Explicaba, y ahora yo lo entiendo,que el indagador de la oralidad no busca en las me-morias de los individuos cúmulos de hechos y eviden-cias empíricas necesariamente verificables, que nobusca ni fechas, ni descripciones precisas ni tampocoinformes cien por ciento comprobables. El testimonio

evocado como reflejo verídico de la supuesta realidadno era el objetivo central de la caza por la memoria:era y, aún lo es, la construcción de los significados detales experiencias humanas.

Para Ron Grele, la historia oral debiera interesar-se en registrar y provocar la narración de los eventos,

pero no tanto con la intención deacumular textos narrativos e infor-mes empíricos, sino con el afán deaprehender el “sentido” históricoque tales hechos, acontecimientos yexperiencias tienen –en el presente–y tuvieron –en el pasado– para losnarradores. Por ello, la memoria co-lectiva y el olvido colectivo tambiénson necesariamente materia de granrelevancia e interés para cualquierhistoriador oral, en cuanto que laspersonas experimentan los hechoscomo individuos pero tambiéncomo miembros insertos en una par-ticular cultura ubicada en un tiem-po y un espacio específicos (Ibídem:250). Por lo anterior, concluye Grele,refiriéndose al campo de la historia

oral, discutir la memoria no debiera quedar sólo enevaluar la capacidad psíquica para recordar qué po-seen y pueden desarrollar diferencialmente los indi-viduos, sino que habrá que incorporar la dimensiónsimbólica –o si se prefiere cultural– como resultado derelacionarse y vivir en sociedad.

II.II.II.II.II. Conf Conf Conf Conf Configuriguriguriguriguraciónaciónaciónaciónación

de la memorde la memorde la memorde la memorde la memoriaiaiaiaia

Resultaría por ello de gran interés analizar estacuestión desde la perspectiva que se pregunta por lamanera concreta como se configuran los contenidosde la memoria de los sujetos entrevistados. CharlesBriggs, antropólogo y lingüista (1986: 13-15) nos ex-pone que la historia oral, para nuestra fortuna, ya notrabaja con la memoria –como podría pensarse que lohizo en un principio– tal como si fuera un archivo odepósito de recuerdos incólumes, no tocados o afecta-dos por el paso del tiempo o las vivencias de los indi-viduos; y que la capacidad humana de recordar, acti-vidad por cierto no exclusiva de nuestra especie, nospermite evocar y recuperar la memoria para incorpo-rar sus contenidos al ritual social de la conversación.

Es un acierto, afirma Briggs, el que los historiado-res orales consideren a las fuentes de la memoria como“percepciones sociales” de los hechos, los cuales estáninmersos en procesos y contextos sociales más amplios;por lo que la búsqueda de los sentidos sociales se vuel-

La memorLa memorLa memorLa memorLa memoria es unaia es unaia es unaia es unaia es unacuestión compleja y nocuestión compleja y nocuestión compleja y nocuestión compleja y nocuestión compleja y nopodemos sencillamentepodemos sencillamentepodemos sencillamentepodemos sencillamentepodemos sencillamente

eludir sueludir sueludir sueludir sueludir suprprprprproboboboboblematización ylematización ylematización ylematización ylematización y

dejar su trdejar su trdejar su trdejar su trdejar su tratamiento aatamiento aatamiento aatamiento aatamiento aotrotrotrotrotros estudiosos oos estudiosos oos estudiosos oos estudiosos oos estudiosos o

pacientemente aguar-pacientemente aguar-pacientemente aguar-pacientemente aguar-pacientemente aguar-dar pardar pardar pardar pardar para mejora mejora mejora mejora mejores y máses y máses y máses y máses y más

iluminados tiemposiluminados tiemposiluminados tiemposiluminados tiemposiluminados tiemposfuturfuturfuturfuturfuturos.os.os.os.os.

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ve entonces un objetivo pertinente y posible. No obs-tante, la naturaleza y el significado de los contextos, yno sólo de la situación de la entrevista, no había sidosuficientemente atendida por los practicantes de lahistoria oral (Ibídem: 14). De nueva cuenta, los aportesque se obtienen del análisis y etnografía del habla y dela comunicación no-verbal podrían apoyar este pro-pósito aún no logrado con suficien-te solidez por parte de la historiaoral.

Otro problema que entoncesidentificaba Briggs, era la poca aten-ción que se le otorgaba al carácterdialógico de la situación de la entre-vista y que tiene que ver con la for-ma cómo se conciben, piensan yestructuran las entrevistas así comolos procedimientos, supuestos y ca-tegorías con que se les analiza. Laobservación de Briggs ya ha sidohasta cierto punto cubierta,(2) ya queahora la cuestión es pensar la memo-ria como un constructo simbólico sis-tematizado desde el tiempo presen-te, y por lo tanto contemporáneo alinvestigador y al narrador, pero tam-bién adecuado y en sintonía, no exenta de tensiones yproblemas, a los objetivos, condiciones y marcos so-ciales referenciales de la investigación que los anima.

Las entrevistas de historia oral pueden ser conce-bidas, como entonces afirmaba Briggs, tal cual con-formaran un diálogo entre el pasado y el presente,enmarcadas en la peculiar naturaleza bifocal y sintéti-ca que produce la historia oral (Ibídem: 15).

III.III.III.III.III. La memor La memor La memor La memor La memoria en la historia en la historia en la historia en la historia en la historiaiaiaiaia

orororororal:al:al:al:al: f f f f formatos,ormatos,ormatos,ormatos,ormatos, r r r r rompecabezasompecabezasompecabezasompecabezasompecabezas

y labery labery labery labery laberintosintosintosintosintos

El rol de la memoria en el trabajo que realiza lahistoria oral está bien documentado y expuesto en di-versos textos ya clásicos y en otros más novedosos.(3)

La revisión bibliográfica de lo realizado ya puede con-vertirse en algo de vastas dimensiones. Plantear nue-vas propuestas y reflexiones es siempre aventurado,pero, a pesar de los riesgos, me resulta una praxis esti-mulante. Por ello exteriorizar algunas ideas en torno ala concepción de la memoria puede ser un pretextopara afirmar o rechazar los puntos de partida con losque uno ha venido operando en la práctica.

Con frecuencia repetimos lo que el sentido comúnya conoce: la memoria es la vida. Recordar es vivir denuevo. El pasado está siempre en el presente. El futu-

ro está enraizado en el pasado.Todas ellas son sentencias procreadas con sabi-

duría y todas ellas nos ofrecen un espejo de nosotrosmismos. Nos miramos al aproximarnos al espejo, asíconstruimos las memorias de los hombres y mujeresal dialogar con ellos. Memorias que se conversan, ex-poniéndose y discurriéndose. Cara a cara en la bús-

queda organizada del pasado porconfigurar, que efectivamente varelatándose al elaborarse en el dis-curso sobre lo comunicable y com-partible.

La memoria producto de la si-tuación de la entrevista es una con-figuración solicitada al narrador, conbase a un posicionamiento mutuo,en la vida social y en los entendidosculturales que nos permiten in-teraccionar. El resultado es unconstructo cargado de sentido, pro-ducto de una relación social concre-ta: la entrevista como escenario e ins-trumento para el intercambio de sub-jetividades.

Configuración intencionadadesde los respectivos puntos de vis-

ta de los actores de la relación social, enmarcada enlos flujos y redes de particulares poderes y apoyossocietales.

Las entrLas entrLas entrLas entrLas entreeeeevistas de histo-vistas de histo-vistas de histo-vistas de histo-vistas de histo-rrrrria oria oria oria oria oral pueden seral pueden seral pueden seral pueden seral pueden serconceconceconceconceconcebidas,bidas,bidas,bidas,bidas, como como como como comoentonces afentonces afentonces afentonces afentonces afirmabairmabairmabairmabairmaba

BrBrBrBrBrigigigigiggs,gs,gs,gs,gs, tal cual conf tal cual conf tal cual conf tal cual conf tal cual confor-or-or-or-or-marmarmarmarmaran un diálogan un diálogan un diálogan un diálogan un diálogo entro entro entro entro entreeeeeel pasado y el prel pasado y el prel pasado y el prel pasado y el prel pasado y el presenteesenteesenteesenteesente,,,,,enmarenmarenmarenmarenmarcadas en la pecu-cadas en la pecu-cadas en la pecu-cadas en la pecu-cadas en la pecu-liar naturliar naturliar naturliar naturliar naturaleza bifaleza bifaleza bifaleza bifaleza bifocal yocal yocal yocal yocal ysintética que prsintética que prsintética que prsintética que prsintética que produce laoduce laoduce laoduce laoduce la

historhistorhistorhistorhistoria oria oria oria oria oral.al.al.al.al.

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Las memorias se construyen, elaboran, organizan,en la voluntad de incursionar en el sentido de las vi-vencias del pasado y en el propósito de exponerlasselectiva, pública y coherentemente narradas para darcuenta de la trayectoria de la vida personal en socie-dad. Por lo mismo, en este propósito aparecen las vi-vencias como una ficción, en el sentido de habérselesdotado de integridad, de convertir la evocación en unproducto del ensueño deseado y evocado.

La configuración de una memoria narrada no ne-cesariamente es una invención, ya que inten-cionalmente puede estar regida por la construcciónsincera y honesta del individuo por la experiencia deexplorarse a sí mismo y exponerse a los semejantes apartir de componer sus vivencias y recuerdos signifi-cativos.

Concebir la memoria como algo por construir másque por desempolvar es un giro heurístico importanteque beneficia la reflexión y dificulta un poco más laindagación de la memoria individual y colectiva, asícomo para la precisión del papel que le toca al queincita como entrevistador y al que narra su propia vida.

La memoria oral así construida tomaría caminosdiversos y formas plurales. Como un “rompecabezas”al cual hay que ir configurando cada una de las pie-zas, armando el sentido y posición de las diversas ex-periencias hasta poder terminar un formato con tra-yectoria y composición verídicas y donde las piezas orelatos de vida adquieren sintonía y equilibrio.

El rompecabezas se arma y produce una versiónpanorámica del conjunto de las pie-zas intencionalmente agrupadas. Lamemoria que se expone y se discurrees entonces una síntesis de la evoca-ción premeditada y jerarquizada,enmarcada en la situación social yrespondiendo a las expectativas acor-dadas, negociadas o unilateralmenteestablecidas por la situación social dela interacción de la entrevista de his-toria oral.

El formato de la memoria comorompecabezas es un constructo pro-blemático, en donde la implicacióndel investigador debería estar clara-mente definida, y reflexivamente ca-racterizada. El formato limita y diri-ge en gran medida los contenidos quefinalmente puede configurar la me-moria evocada. No obstante, es unasunto de dos que se explicita y por lo tanto puedeevaluarse.

La memoria como un “laberinto”, más que un re-sultado es un estilo de acceso y de configuración. Seconstruye la cadena de relatos significativos mediantela exploración libre e impugnando las lealtades con

las trayectorias conocidas y oficializadas. Los olvidoscomo los motivos de la memoria, los olvidos como losconductos hacia la resignificación de las vivenciassecundarizadas. El formato del laberinto desearemodular la jerarquía de lo vivido, seleccionar y real-zar lo no relevante, incluir lo que ha sido excluido,contextualizar lo que está aislado e incomprendido,posicionar las acciones personales en los contextossociales no previstos, inventar salidas y opciones deacciones personales que nunca acontecieron,resemantizar la vida y buscar nuevas salidas al labe-rinto que ha sido la vida personal.

La memoria en el formato construido como labe-rinto puede ayudarnos a detectar las trayectorias vita-les que no son explícitas por no haber sido pensadas oconfiguradas como tales. La técnica de la entrevistanarrativa se convierte entonces en un recurso paradotar de sentido a las memorias dispersas y demasia-do episódicas.

A los formatos anteriores, el modelo del “iceberg”también les ajusta. Ya que la entrevista de historia oralpor lo común raspa la punta del tema “iceberg” encuestión, y sólo con la larga interacción y la copartici-pación en la formulación y construcción de las memo-rias narrativas del entrevistado, la base y el conjuntodel texto de vida se va reconstruyendo y va aparecien-do gradualmente pero sin que termine de salir total-mente a la superficie. Y aun así, la mirada que se ledisponga tendrá la característica, ahora sí, de un“caleidoscopio”, en donde dependiendo del movi-

miento y posición de la observaciónse verá el contenido cambiante delas formas.

IVIVIVIVIV..... Constr Constr Constr Constr Construcción,ucción,ucción,ucción,ucción,

inininininvvvvvención,ención,ención,ención,ención,

rrrrrepreprepreprepresentaciónesentaciónesentaciónesentaciónesentación

Todo esto para decir que lasmemorias y los contenidos que lesasignamos son productos premedi-tadamente concebidos. El historia-dor oral construye sus datos, no losrecopila tal como si estuvieran siem-pre allí aguardándolo. No es undesenterrador de memorias mo-mificadas, pero tampoco resucita re-

cuerdos inexistentes. Al buscar el testimonio personaly configurar memorias de los actores sociales que par-ticipan en su tiempo y en un espacio concreto, intere-sa aproximarse a la vivencia más verosímil y posible.Sin embargo, son constructos resemantizados a loscuales hay que evaluar y calibrar en consonancia con

La memorLa memorLa memorLa memorLa memoria pria pria pria pria producto deoducto deoducto deoducto deoducto dela situación de la entrla situación de la entrla situación de la entrla situación de la entrla situación de la entre-e-e-e-e-vista es una confvista es una confvista es una confvista es una confvista es una configurigurigurigurigura-a-a-a-a-ción solicitada al narción solicitada al narción solicitada al narción solicitada al narción solicitada al narrrrrra-a-a-a-a-dordordordordor,,,,, con base a un posi- con base a un posi- con base a un posi- con base a un posi- con base a un posi-

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NOTAS Y REFERENCIAS:

1. Cfr. Obras de autores como Paul Thompson, David Henige,Jacques Le Goff, Phillipe Lejeune, Pierre Nora, Alessandro Portelli,Luisa Passerini, Jan Vansina, Maurice Halbwachs, Eric Hobsbawm,etc.Grele, Ronald J. “Private memories and public presentation: Theart of oral history” en su Envelopes of Sound. The Art of Oral History,2°ed., New York, Praeger, 1991.Briggs, Charles L. Learning How to Ask, A sociolinguistic appraisal ofthe role of the interview in social science research. Cambridge, UniversityPress, 1986.2. Ver los trabajos correspondientes a la Parte IV “Interpretingmemories”, de la antología editada por Robert Perks y AlistairThomson, The Oral History Reader, London, New York, Routledge,1998. También varios artículos aparecidos en la revista españolade Historia y fuente oral, nros. 1, 2, 5 y 11.3. Thompson, Paul. La voz del pasado. Historia oral. Valencia, EdicionsAlfons El Magnánim, 1988.Henige, David. Oral Historiography, New York, London, Lagos,Longman, 1982. (Especialmente el capítulo 6: “Oral history:testimony of the recent past”.)Diges, Margarita et.al. Los falsos recuerdos. Sugestión y memoria. Bar-celona, Paidós, 1997. Cuadernos de Psicología, 5.Baddeley, Alan D. Psicología de la memoria. Madrid, Debate, 1983.Colección Universitaria.Delval, Juan. El desarrollo humano. Madrid-México, Siglo XXI.Yates, 1994.Frances A. El arte de la memoria, Madrid, Taurus, 1974. Ensayistas,-113.

otras fuentes históricas y recursos para la con-textualización social.

La invención de los contenidos de las memoriaspuede ser también una reconfiguración de lo vivido,de lo olvidado, de lo desapercibido, de lo ahora rele-vante. La invención es por lo tanto una representaciónde lo social y de los mundos posibles ante los ojos yexpectativas de los individuos. La implantación de losrecuerdos, así como la sustitución, laconfusión, la falsificación, el olvidoforzoso, la selección desde una posi-ción subordinada y demás procesosde construir y reproducir “falsos re-cuerdos” son construcciones objetivassustentadas en relaciones socialespermeadas por la desigualdad y pri-vilegios distribuidos con base a lasestructuras de poder (Diges, Loftus,et.al.: 1997).

Sin embargo, la discusión de es-tos aspectos del carácter constructivista de las memo-rias orales puede llevarnos a derroteros muy ajenos anuestro campo disciplinario. En la psicología social y laexperimental la cuestión de la memoria ha sido amplia-mente discutida. No obstante, el afán interdisciplinariode la historia oral ha propiciado un enriquecimiento desus puntos de partida y resulta evidente la necesidad deconsiderar sus aportes en el momento y espacio adecua-dos.

Por lo pronto, resalto que conocer la memoria im-plica comprenderla en sus múltiples dimensiones, com-posiciones y configuraciones. No sólo se habla de lamemoria episódica y autobiográfica –de recuerdos– o lade larga duración o semántica –de conocimientos–, sinode otras memorias específicas, como aquellas relaciona-das con lo visual, lo auditivo, lo sensual, lo gustativo yolfativo, las vinculadas a los esquemas corporales y deexperiencia del cuerpo (Cfr. Juan Delval, 1994: 344-355).

Los factores psicológicos y físicos que afectan a lamemoria fueron trabajados por Tulving (1972, 1983,1985, citado en Delval) y allí se desarrollan muchos ar-

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en sus múltiples dimen-en sus múltiples dimen-en sus múltiples dimen-en sus múltiples dimen-en sus múltiples dimen-siones, composiciones ysiones, composiciones ysiones, composiciones ysiones, composiciones ysiones, composiciones y

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gumentos que pueden orientar al historiador oral paradeterminar los procesos conscientes e inconscientes queafectan la producción de la memoria en situación deentrevista oral. La obra de Alan Baddeley (1983) es tam-bién un ejemplo de la manera y extensión de pensar lamemoria desde el campo de la psicología. Al igual queel texto de Frances Yates (1974) lo es para el campo de lahistoria del arte.

Sin embargo, no se trata depsicologizar la producción del histo-riador y olvidar o secundarizar la in-tención de realizar una aproximacióneminentemente sociohistórica, conpreguntas quizá del tipo antro-pológico o sociológico. Intentar re-flexionar y ampliar las perspectivassobre nuestro quehacer es con la fi-nalidad de propiciar acercamientos aotras propuestas disciplinarias, comoes el caso de la psicología.

Recordemos ahora lo dicho al principio, de lo quese trata es de ir más allá de los presupuestos simples yestrechos de concebir y tratar la memoria, se intenta noquedarse en la discusión sostenida por criteriosbiologistas o psicologistas, sino de ampliar y potenciarla comprensión del papel que juega la memoria a partirde la consideración e inclusión analítica del aspecto sim-bólico, de la dimensión sociocultural. Sólo de esa mane-ra podremos pensar en la memoria como la fuente porexcelencia de la historia oral.

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“Nosotros delCuarto Distrito...”

Identidad colectiva en lasmemorias sobre la inundaciónde 1941 en los barriosindustriales de Porto Alegre

25, 26 y 27 de agosto de 1999

IV ENCUENTRO NACIONAL DE HISTORIA ORAL

Trabajo presentado en el Simposio: Memoria,historia y formación de identidades realizadoel 25 de agosto de 1999 y coordinado porMirta Zaida Lobato (UBA)

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ntre las décadas de 1920 y 1950, Porto Alegre, capitaldel Estado de Río Grande do Sul, experimentó un aceleradoproceso de crecimiento urbano directamente asociado al de-sarrollo de un complejo económico que articulaba, en íntimaconexión, un parque industrial y una red de transportes demedia y larga distancia (navegación fluvial, ferroviaria y avia-ción civil).

Este proceso de transformación derivaba del papel asu-mido por la ciudad en la intermediación entre el mundo exte-rior y las colonias agrícolas alemanas e italianas que desde elsiglo XIX realizaron la integración de la mitad norte del Esta-do, a la economía del mercado.

Es natural, por lo tanto, que el cre-cimiento urbano se concentrara en lasáreas inundables de la región norte, aorillas del río Guaíba, donde desembo-caban todas las vías de comunicaciónentre la capital y las colonias. Así se ori-ginaron los barrios operarios de “Nave-gantes de Sâo Joâo”, que concentraron elcrecimiento poblacional de la ciudad des-de el inicio del siglo, y los vieron conver-tirse en los principales colegios electora-les de la misma en el llamado “períodopopulista” (1945-1964).

Caracterizados por la proximidadentre las áreas de viviendas y el lugar detrabajo, la emergencia de estos barriosmarcó un nuevo momento en la configu-ración de la clase trabajadora en la ciu-dad, con un amplio predominio del em-pleo industrial, un cambio en la escalacuantitativa (número total de la concen-tración de trabajadores por unidad) y el desenvolvimiento deformas de sociabilidad y estrategias socio-económicas fami-

liares, bastante distintas delas que caracterizaban aloperario porto-alegrensehasta el inicio de este siglo.

Desde mediados de losaños 20, la existencia de estanueva realidad llamaba laatención de observadoresexternos, que la identifica-ban como la emergencia deuna “ciudad dentro de laciudad”. Fue mientras tantoentre 1945 y 1964 que la po-blación de estos barrios vinoa asumir un papel decisivo

en la redefinición del escenario político local, constituyéndo-se en la base más articulada de actuación tanto del PartidoComunista como, especialmente, del Partido Laborista Brasi-leño, que bajo el liderazgo de Leonel Brizola asumió en laciudad una característica fuertemente “programática”, con unpapel importante en varias movilizaciones populares y laadopción de banderas reformistas y anti-imperialistas.

Diversas matrices discursivas y proyectos políticosimpactaron el proceso de constitución de esta comunidadcomo principal protagonista colectivo. El movimiento sindi-cal pasó a lo largo del período por varias mutaciones, en fun-ción de la redefinición del perfil de clase, de la lucha políticainterna y del conflicto con estrategias estatales y patronales.Los sistemas paternalistas de relaciones de trabajo implanta-dos en algunas grandes empresas desempeñaron un papeldecisivo no sólo en el control sobre los trabajadores y en laatención de un amplio abanico de sus necesidades, sino tam-

bién en la propia definición del universosimbólico local. Por otro lado, la comple-ja composición étnica de estos barrios, yel traumático proceso de “nacionaliza-ción” vivido en medio de la Segunda Gue-rra Mundial también dejaron sus marcas.

Estos diferentes factores derivaronen una gran diversidad de orientacionesy definiciones identificadoras que no im-pidieron que los habitantes y/o trabaja-dores de esta parte de la ciudad adquirie-sen un poderoso sentido de constituir unacomunidad con características propias co-munes. Sintomáticamente, esta identidadacostumbra, todavía en los días de hoy,ser anunciada a través de la frase “Noso-tros, del Cuarto Distrito...”, que indica elpeso de la base territorial y de la inser-ción político-administrativa en la consti-tución de una comunidad abarcante en elseno de esta colectividad de trabajadores.

La caracterización de esta identidadpropia del “Cuarto Distrito” ha sido elaborada en la memo-ria colectiva local a través de una serie de narrativas oralesrepasadas de generación en generación. De éstas, la historiade la inundación de 1941 asume la dimensión de un verdade-ro “mito fundador”, siendo una de las pocas referencias quelos descendientes actuales, casi sin excepción, conocen sobrela trayectoria de sus antepasados.

El presente trabajo analiza el papel de este marco en laestructuración de los relatos de antiguos moradores, y lo queél expresa sobre la definición de una identidad colectiva pro-pia de la población de estos barrios, comprendida como ex-presión de una configuración histórica particular de la clasetrabajadora porto-alegrense.

Examinaremos también el modo como la utilización dela memoria de la inundación como elemento definitivo delcarácter del “Cuarto Distrito” fue objeto de intervencionesdesencadenadas desde el propio momento de los aconteci-

Autor Alexandre Fortes

Universidad Estatal de Campinas - Brasil

Traducción: Elza Scalco

“Nosotros del Cuarto Distrito...”

E

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mientos por diferentes protagonistas en el orden local, nacio-nal e internacional. En este sentido, definimos la memoria re-producida y transmitida sobre el episodio no como productoespontáneo que expresa una noción de comunidadpreestablecida, pero sí como resultado de la reelaboración dela experiencia vivida y de diferentes discursos que, al inter-pretarla, buscan incidir sobre la propia definición de lo queconstituye la “comunidad”. El hecho y sus relatos: lecturassobre el carácter de una comunidad.

No hay como negar la dimensión objetiva de este “granhecho”. Finalmente, el día 8 de mayo de 1941, las aguas delGuaíba llegaban al récord de 4,73 metros sobre el nivel nor-mal y así permanecerían hasta fin de mes. El “Cuarto Distri-to” quedaba totalmente sumergido, con el agua elevándose amás de 2,5 metros en la mayoría de las casas, cubriendo bue-na parte de ellas y dejando libres apenas los tejados y áticosde las más elevadas.

Si la dimensión extraordinaria delevento explica su impacto en la memoriacolectiva, el significado asumido por lasnarrativas que lo describen resulta porotro lado de un complejo proceso de cons-trucción y reelaboración. En estos relatos,se trasluce toda la ambigüedad que mar-ca la proximidad de la comunidad conlas aguas del río, vivida al mismo tiem-po como fuente de oportunidades y deriesgos.

Sin embargo, la propia existencia delcomplejo económico que definió la loca-lización de los barrios y posibilitó el de-senvolvimiento de las estrategias socio-económicas de los trabajadores que lospoblaran deriva de varias maneras de estaproximidad con el Guaíba. Las fábricasse localizaron inicialmente de frente parael amplio andén, a través del cual se daba la mayor parte de lacirculación de materias primas y productos terminados. Lapropia navegación fluvial se intensificó como fuente de em-pleos o de generación de encaje complementario, así como loeran la pesca y la caza:

“Yo hice un montón de trabajos, trabajé de pescador tam-bién, (...) vendía mucha mercadería por el norte también. Yo yun compadre, teníamos una gasolina [barco de carga, N. deA.] en sociedad (...)

Yo iba hasta la granja Carola hasta allá... en el Esteio, enla Charqueada, (...) la gente llegaba ahí y hacía los pedidos demercadería: el tipo quería diez cajas de aguardiente, diez ca-jas de vino, tenía cerveza, y yo venía, cargaba el barco, subía yhacía mis entregas. (...) Un tío mío tenía banca en el mercado.El pez que atrapaba, yo se lo daba a él para que lo llevara almercado.”

“(...) En esa época justamente que yo trabajaba en laRenner, hay veces que yo mismo buscaba un modo de rom-per el telar (...) los viernes, que era para poder viajar, ¿no? Unviaje duraba como quince días, tenía que trabajar quince días

para tirar lo que yo ganaba en dos días viajando con la merca-dería. (...) El servicio de cuidar el telar era por pieza.”

“(...) Ahí estaba lleno de carpinchos, un bañado peligro-so, el agua peligrosa, los carpinchos no sé cómo no moríanallí... una cosa de locos. (...) Yo comí mucha carne (de carpin-cho), es una maravilla, ellos sólo comen pasto, son como unavaca, sólo eso, no comen nada más (...) Yo tenía un tío quesólo vivía de la caza (...) de carpincho, de ratón, nutria. Teníanaquellos judíos que (...) agarraban y vendían el cuero de losyacarés, cuero de carpincho, de ratón, de nutria. (...) Lo quesalía más caro era la nutria que tiene un pelo maravilloso, muysedoso, una cosa de linda (...).”

Este papel del río y sus aguas como proveedor de la opor-tunidad de acceso a ganancias o beneficios extraordinariosaparece también de manera eventual en los propios relatossobre la inundación:

“(...) La Conducción Férrea tenía mucha madera, gene-ralmente la que quemaban las máquinas,aquello pasaba así, aquellas camadas demadera, hacía falta sólo que nosotros abrié-ramos un pedazo, como yo abrí en frentede mi casa un portón grande y la maderaiba entrando (...) y cuando terminó la inun-dación yo tenía un cerro de leña.”

“(...) Ah, no, el aeropuerto (...) enaquella época era tipo una casa, una resi-dencia, un sobrado. Entonces el personaltenía unos bancos en la calle, unos bancosrojos. Inclusive hasta los bancos la gentealcanzó a salvar en la inundación.”

La convivencia con el río no definíasólo el acceso a recursos y oportunidades,aún así de diversos modos afectaba otrasformas de sociabilidad, como el ocio y eldeporte, que así como la experiencia acu-mulada en el pasado, generarían habilida-

des que serían cruciales para el enfrentamiento de la situa-ción de emergencia representada por la inundación:

“Allí quedaba el Gerdau, quedaba dentro del agua y eltren pasaba bien al frente, tenía un trapiche allí donde Benoni,donde nosotros íbamos a pescar, nadar, (...) con la gurisada.”

“(...) La gente que se crió en Navegantes... No tenía pla-ya, no, y la gente estaba desnuda, muchas veces era golpea-da, iba preso, cuando era gurí, no tenía ni calzones, me sacabalos calzoncillos y todo. Entonces la gente se bañaba allí. Lapolicía golpeaba y a veces se quedaba con la ropa de la gente.La gente se sumergía y ellos no nos pegaban ahí, ¿no?”

Ernesto: —“Vos sabés lo que nosotros sufrimos aquí, fuecon las inundaciones. Nosotros pasamos la inundación del 24,nosotros agarramos la inundación del 26, nosotros agarramosla inundación del 28, (...) vino la del 36 aquí en la chacra, aga-rramos la inundación del 41 que tapó casi la casa, fue dondenosotros paramos en el ático de (...) doña Elsa, (...) y el aguatapó los galpones donde tenía las vacas, tenía todo, (...) y yocon el bote subí casi encima del tejado.”

Teodolina: —“(...) Era tan alta la casa, (...) que ellos apoya-

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ron la balsa en la ventana, se entraba con la balsa...”Ernesto: —“Yo, (...) ya tenía cierta experiencia. (...) Cuan-

do vimos subir el agua (...) fuimos luego a comprar madera.(Yo y ...) don Otto, hicimos una balsa cuando el agua iba lle-gando de allá abajo y cuando terminamos, ya estábamos den-tro del agua y esa balsa nos salvó todo (...) (El Feijó), criabachanchos en una chacra, nosotros íbamosa cuidar mucho a los chanchos de él y youn día llegué a agarrar un chancho de allálo pusimos dentro de la balsa y matamosal chancho sobre el ático de casa. (...) yeso fue pasando, y esa carne y el porotoy más aguardiente... Mirá, pasamos y nohubo nada. Nosotros teníamos muchasgallinas en la chacra y esas gallinas laspuse todas sobre un ático que nosotrosteníamos en el galpón y venía mucha ma-dera de los durmientes que el agua levan-tó, madera de durmientes, que usabapara las máquinas, para calentar las máquinas y todo esto vinoy se quedó. Entonces yo (...) tenía que sumergir la maderapara entrar por debajo de la puerta, porque el agua tapó lapuerta, y aquella madera sumergida y las gallinas caminabanpor encima. No faltaba agua, comida y no murió una gallina.De vez en cuando, se necesitaba de una gallina o dos para

comer, iba allí y agarraba la gallina y nos defendíamos, gra-cias a Dios.”

Este énfasis en la capacidad de enfrentar y superar unasituación de calamidad tiende a ser predominante en la ma-yoría de los relatos sobre la inundación, en particular en losrelatos masculinos, donde aparece destacada la toma de me-

didas de precaución, en función de la ex-periencia con las inundaciones anteriores,las habilidades como la de construir unaembarcación simple y de nadar con desen-voltura. El otro elemento que es destaca-do como fortaleciendo condiciones para lu-char con la inundación es la disponibilidadde alimento (gallinas, chanchos,...) deriva-da de una estrategia socio-económica fa-miliar que combinaba el empleo industrialcon pequeños negocios urbanos y rurales.

Por lo tanto, en primer plano encon-traremos la narrativa de la hazaña repre-

sentada por la superación de condiciones tan adversas conbase en recursos simples y en las capacidades desenvueltas apartir de una gran adaptación al medio, del voluntarismo yde la creatividad. La dimensión de las pérdidas sufridas, porotro lado, tiende a aparecer de modo fragmentado o ser mini-mizada en función del trabajo de reconstrucción y recupera-ción posterior. El hecho es que, así como ocasionaba oportu-nidades, la proximidad con el río expone a los moradores auna serie de riesgos, y las inundaciones representaban la si-tuación en que estos riesgos se materializaban de una formaextrema.

Podemos percibir una cierta inflexión al respecto en al-gunos relatos femeninos, donde la dimensión de losinfortunios asociados al contacto con el río asume un mayordestaque:

“(Mi esposo, Fortunato,) fue verdulero por mucho tiem-po, hasta (...) que, en la inundación del 41, su carreta se rom-pió toda. Y él tenía muchos fiados en la calle (...). Esa inunda-ción que deshizo nuestra casa, también rompió su carreta.”

“Mi papá (...) perdió dos hijos en una noche por saram-pión. (...) Después (...) el mayor que murió a los 15 años, (...) élfue a trabajar a la panadería junto con la mamá y él quedó asímedio cansado, transpirando y fue a bañarse al río, era en elrío que todavía nos bañábamos y contrajo una fiebre, fiebre,fiebre, y murió.

Mi marido, (...) su familia era de Italia, (...) tuvieron granjamucho tiempo, el padre de él tenía antes de casarse. Despuésempezaron aquellas inundaciones aquí, inundación una trasotra. El viejo hizo una buena plata (...) y vino una tormenta,llegó aquella lluvia, una inundación. Hubo agua hasta en eltejado acá en Navegantes, perdió todo (...)

(...) Hubo mucha gente enferma, báh... La gente quedóarrasada cuando empezó la gran inundación. La gente de-cía gran inundación porque nunca habían visto una inun-dación así.”

Eventualmente, algunos hombres también se refieren, depronto, a las consecuencias negativas de la inundación.

«El agua er«El agua er«El agua er«El agua er«El agua era honda en laa honda en laa honda en laa honda en laa honda en lainininininundación,undación,undación,undación,undación, ¿no?, ¿no?, ¿no?, ¿no?, ¿no?, y nos y nos y nos y nos y nostirábamos,tirábamos,tirábamos,tirábamos,tirábamos, par par par par para salva salva salva salva salvar aar aar aar aar auno o a otruno o a otruno o a otruno o a otruno o a otrooooo..... VVVVVos vos vos vos vos ves,es,es,es,es, el el el el elagua podragua podragua podragua podragua podrida,ida,ida,ida,ida, v v v v venía deenía deenía deenía deenía de

todotodotodotodotodo,,,,, ¿no?» ¿no?» ¿no?» ¿no?» ¿no?»

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“Nosotros perdimos muchas cosas, la casa no era nuestra, y elpiso todo quedaba como las jorobas de los camellos. La gente notenía muchas cosas... Provocó muchas enfermedades. Las personastomaban agua, tiraban un cordón con una latita, o un vaso y toma-ban esa agua. Algunos la hervían, y todo, no había agua, más nada,entonces la hervían y usaban esa agua para todo...”

“Enfermedades en chicos hubo muchas, porque los fríos, has-ta que seca todo, eran una calamidad. Este Navegantes, acá era to-das esas piedritas en las calles, no había pavimento, no había nada,entonces recuperar todo eso fue una barbaridad.”

A pesar de la existencia de estos relatos que reconocen o desta-can la dimensión de la fragilidad de la comunidad frente a los peli-gros ocasionados por las aguas, la visión predominante en los rela-tos es la de una situación que fue enfrentada y superada con éxito, apartir de verdaderas proezas, protagonizadas invariablemente porhombres:

Ernesto: — “Las mujeres dormían en el ático arriba y tenía ungirau que el agua faltaba un poco así para mojarnos. Allí estaban loshombres.”

Teodolina: — “(...) mira parece mentira que Dios ayuda, siem-pre de una manera, y don Otto tenía unas tablas allá arriba en elgirau y ellos (...) hicieron un entarimado arriba de la parte alta deledificio, (...) un ático en su cubierta y cada cual que puede recubrirsecon su colchón con lonas con todo para poder acostarse. Pero noso-tros teníamos mucha suerte porque el Ernesto tenía balsa y con elArno trabajaban como perros, un día transportaban las cosas de unacasa a otra y así siguieron.”

Ernesto: — “Era gente pidiendo ayuda por todos lados, galli-nas, perros, los ponían en los tejados de las casas y después se iban(...). Una vez (...) el fallecido Feijó y el fallecido Otto salieron no sé dequé forma yo los encontré acá en la esquina de (Carretera Dona)Teodora con la (calle) Pernambuco con el agua por acá (señala lacintura).”

“De noche se escuchaban los gritos, (...)ayuda, ayuda... La gente tenía que ir allá, ¿no?(...) La gente nadaba bien, entonces (...) no ha-bía ninguna dificultad de salvar, ir allá salvarla gallina, un animal nadando, se tiraban... Elagua era honda en la inundación, ¿no?, y nostirábamos, para salvar a uno o a otro. Vos ves,el agua podrida, venía de todo, ¿no?”

El mito de la fuerza y del ingenio mascu-lino venciendo las adversidades de un me-dio al mismo tiempo generoso en recursos,pero hostil y peligroso, otorga el acento do-minante en el modo cómo los habitantes del“Cuarto Distrito” cuentan sus memorias dela gran inundación. Esta imagen refleja elmodo cómo se definían las relaciones de gé-nero en el seno de la comunidad, sea en el interior de las familias o enlas redes del vecindario. Al reforzar la división de papeles y la im-portancia de la iniciativa de los hombres en la defensa de sus fami-lias, este imaginario aproxima la figura masculina de la visión cons-truida y difundida en la región sobre el espíritu aventurero y fuertede los “capitales de industria”, y su papel paternal como proveedo-res de empleos y beneficios a la comunidad.

Esta identificación subyacente se vincula de un lado a las es-trategias familiares, en que los hombres maduros tendían muchasveces a dislocarse del trabajo asalariado para los pequeños negociosautónomos; en cuanto las mujeres, particularmente las no casadas(solteras, viudas y “solteronas”) y los adolescentes de ambos sexosaseguraban a través del trabajo industrial una pensión baja, perorelativamente segura. Por otro lado, la afirmación de la similitud deesta capacidad de reacción heroica con los valores defendidos porlas empresas fue objeto de un dedicado proceso de elaboración ydifusión de una “memoria oficial” sobre la inundación, a partir delos relatos institucionales de diferentes protagonistas envueltos di-recta e indirectamente en la política y en la sociedad locales.

ConstrConstrConstrConstrConstrucción de memorucción de memorucción de memorucción de memorucción de memoriaiaiaiaia

y estry estry estry estry estrategias socio-políticas:ategias socio-políticas:ategias socio-políticas:ategias socio-políticas:ategias socio-políticas:

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de otrde otrde otrde otrde otros pros pros pros pros protagotagotagotagotagonistasonistasonistasonistasonistas

Ya en el momento inmediatamente posterior a la inunda-ción, grandes empresas de la región comenzaron a presentar suvisión sobre lo ocurrido. Para la “Aviación Aérea Río Grandense-VARIG”, la inundación habría representado:

“... el tributo que necesitamos pagar a la catástrofe, quesometió a una dura prueba el material de vuelo de la compañíay la capacidad de resistencia moral y física de nuestros compa-ñeros.”

Tanto el material como los funcionarios se mostraron, enconsecuencia, a la altura de esas circunstancias extraordinarias.

En la industria del vestido, A. J. Renner,la mayor fábrica del Estado, al organizar en1946 un “Pequeño manual de los emplea-dos”, juzgaba necesario incluir, al lado deítems como “eficiencia”, “celo profesional”,“cualidad” y “cooperación”, una referenciaa los “acontecimientos que entraron a la his-toria de la organización”, destacando que:

“No son pocos los establecimientosque durante sus largos años de existen-cia tuvieron que señalar acontecimien-tos y episodios trágicos. También en lahistoria de las Industrias Renner, hayque registrar acontecimientos deplora-bles como las inundaciones de 1928,1936, y 1941, esta última de proporcio-nes extraordinarias (...)”

A todos perjudicó la inundación con igual inten-sidad, provocando problemas enormes para la empre-sa y situaciones difíciles que pusieron a prueba el es-píritu de sacrificio, desprendimiento y lealtad de mu-chos empleados –encargados de secciones y operarios–, que permanecerían en las fábricas prestando auxiliovalioso durante los días de común peligro.

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Las narrativas empresariales sobre la inundaciónpostularon por lo tanto, que este evento significativo habría re-velado y colocado a prueba el carácter y la capacidad de lostrabajadores locales. En la visión de las compañías, el valor porellos demostrado se habría expresado en la defensa del patri-monio y del servicio de las mismas, hermanando los interesesdel capital y del trabajo.

Una publicación local, en 1943, desarrollaría este vínculode forma bastante sistemática. Analizando el desenvolvimientode Navegantes desde sus orígenes, el texto enfatiza que, ya en1916, “la fábrica Renner pasará a constituir el corazón del barriodando vida a sus arterias y renovándolas”. Esta organizaciónentre empresa, barrio y sus habitantes, llevaría a que éstos fue-sen beneficiados por el civismo de “nuestros industriales”, queamparándose en las demandas por nivelación, pavimentación,abastecimiento de electricidad y otros beneficios de urbaniza-ción de los que los moradores/trabajadores carecían, se habían“adelantado a los poderes públicos en la resolución de estosproblemas”. Este espíritu público habría sido demostrado par-ticularmente por Renner, que “con más de 2.000 operarios, ganaen población a decenas de ciudades riograndenses”.

Por lo que, es natural que después de enumerar los benefi-cios ofrecidos por la empresa, a través de la Caja Beneficiadorade los Empleados, del refectorio y de la guardería infantil, delGremio Deportivo, así como la generosidad demostrada en lacesión de los terrenos al Grupo Escolar 1º de Mayo, a un Centrode Salud y a la escuela profesional de Servicio Nacional deAprendizaje Industrial (SENAI), el autor se dedicaba a descri-bir la actitud de reciprocidad de los trabajadores en la defensa

del patrimonio industrial. El relato de la inundación, aunquepresentado como parte de la historia del barrio, se basa en unfolleto editado por la Renner, y se limitaba a su impacto en laempresa.

Rescatando los perjuicios causados por la inundación de1928 y las providencias resultantes, con “costosas obras de de-fensa” y elevación del nivel de los pisos, que limitaron el impac-to de la inundación de 1936, se destacaban las proporciones ca-tastróficas de la de 1941, cuando:

“No sirvió la tarea hercúlea de transformar un área de20.000 metros cuadrados en compartimentos estancos. Si resis-tieran los diques y las paredes, cumpliendo su función, no lopudo hacer el suelo minado por la terrible fuerza del agua. Y en lanoche del 3 (de mayo de 1941), por la madrugada, se partió en unestruendo el piso de concreto de las oficinas centrales y con un vio-lento chorro el terrible elemento comenzó a invadirlo todo.

Heroicamente, gran parte de los operarios y empleados,abandonando sus intereses particulares y sus familias, lucha-ron aún para salvar lo que fuera posible de la furia de las aguas.Todo fue inútil, en fin. El agua en un ritmo increíble continuabacreciendo. Ascendió a 2,44 metros en algunos departamentos,(...) de las puertas y portones, apenas emergían algunos pal-mos. De este modo, no sólo las materias primas, preciosas einsustituibles mientras durara la guerra, sino máquinas delica-dísimas, motores eléctricos en número de 520, que tantos fue-ron los que no pudieron ser retirados de sus lugares, millaresde piezas de hacienda, todo quedó debajo del agua.”

“(...) Las industrias del barrio renacieron a consecuenciade este nuevo diluvio y allá están trabajando sus millares deoperarios, colmena inmensa e incansable cuyo trabajo aseguróla reconstrucción también de sus hogares deshechos por la tre-menda catástrofe.”

Conforme verificamos en el ítem anterior, esa imagen delos trabajadores “abandonando sus intereses particulares ysus familias” para defender el patrimonio de las empresas,difícilmente encontraría respaldo en la memoria colectiva delos moradores del barrio. Al contrario, los perjuicios de las fá-bricas tienden a ser colocados en segundo plano, en la medidaque éstas durante la inundación continuaron cumpliendo elpapel que era esperado de ellas, o sea, proporcionar empleo y,con él, algún rendimiento monetario:

“(...) yo hasta me arrepentí porque no me quedé trabajan-do (...), allá en la fábrica Renner podía quedarme trabajandoporque tiene dos pisos. (...) Esas telas que se mojaron todas aba-jo, tenían que estirarlas allá arriba para secarlas, entonces que-dó mucha gente trabajando y yo podía haberme quedado tra-bajando allá unos 15, 20 días más (...) me quedé en casa sin ha-cer nada, (...) aislado, sin ganar nada.”

“Para los trabajadores no (causó mucho trastorno), por-que eran aprovechados (...) en gran parte. Por ejemplo, en D.Pedro II, las industrias aprovecharon , para colocar en la partealta las materias primas que habían sido alcanzadas, (...) por elagua, (...) el producto ya acabado, y hubo industrias que coloca-ron grandes barcos. El Arrocero brasileño puso una lancha (...)grande para proteger y poner ahí lo que alcanzaba, y levantarlo que se podía a través de andamios.”

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Por otro lado, hay de hecho una fuerte identificación conla imagen emprendedora del empresario, en lo que respecta aldiscurso del enfrentamiento y superación autónoma de los per-juicios. Esta identificación contribuyó a realimentar la ascenden-cia moral de algunos líderes empresarios paternalistas, comoA. J. Renner, que ya ocupaba un papel legendario como ejem-plo de “buen patrón”, capaz de respetar la dignidad del traba-jador y asumir responsabilidades para con la comunidad. ParaAbrelino de Freitas, en la época presidente del Sindicato delos Trabajadores de la Industria de Hilandería y Tejeduríade Porto Alegre, la reacción a los perjuicios provocados de-mostraría la diferencia cualitativa entre los industriales delperíodo y los actuales:

“Las industrias tuvieron mucho perjuicio, pero en aquellaépoca los industriales (...) tenían otra formación. Ellos, después,iban a buscar recuperar el perjuicio, a tra-vés de la producción, no descargaban enel trabajador, ni andaban pirañando al go-bierno. Ellos iban a trabajar, trabajar pararecuperar lo perdido. Había otro espíritu,un espíritu más sano, más productivo, mássensato. (...) Tenían que trabajar, producirpara recuperar aquel perjuicio, porqueaquello fue un fenómeno. ¿Culpar a quién?¿Qué, ahora no están culpando al gobier-no a causa de la seca? ¿Qué tiene que ver elgobierno con la seca, hijo? (...) En aquellasépocas no había nada de esto. Tampocohabía financiamiento, las personas traba-jaban, producían, recuperaban los perjui-cios (...) Pasaba todo eso, se enjuagaba, sesacaba el barro, (...) salía la murrinha de loslagos, quedaba todo seco, las máquinasaceitadas, trabajando, normalmente, unamaravilla, ¿no?”

Si la gravedad de los daños materia-les tiende a ser minimizada en muchos re-latos por el énfasis voluntarista en la capa-cidad de superación, el elemento subyacente que pasa por bue-na parte de los discursos, es la solidaridad, base crucial paraesta reacción. En un plano más elemental, encontramos la soli-daridad en las redes de ayuda mutua entre la vecindad, expan-diéndose más allá de los límites de defensa de la familia y dilu-yendo las nociones de privacidad del núcleo familiar:

“Nosotros estábamos allá, (en el ático de la casa másalta de la calle, por más de 20 días) la familia de Otto, nues-tra familia, dos, la familia de Friga, tres, la familia de Feijó,cuatro y la familia de (...) Joâo (...), cinco familias. (...) Eran44 personas.”

“Nosotros fuimos todos indemnizados, (...) en ropas, encomestibles, en alimentos, no faltó nada (...) hubo muchasdonaciones, fuimos muy bien asistidos. Yo trabajé mucho eneso, donando, entregando comida, (...) la gente agarraba unoscamiones de carga e iban a llevar los comestibles para estasfamilias.”

Esta solidaridad mutua local era el primer eslabón de una

cadena que situaría a los moradores del “Cuarto Distrito”, encuanto a víctimas de la inundación, destacando el proceso defortalecimiento de la idea de comunidad nacional y, dado elcontexto de la guerra, para incluirlos como objeto de accionesbuscando fortalecer el proceso de redefinición de las relacionesinternacionales del Brasil.

Uno de los grandes arquitectos políticos de la era de Vargas,Oswaldo Aranha, dedicaba la mayor parte de su tiempo, a lolargo de 1941, al trabajo en favor de una progresiva aproxima-ción brasileña con Estados Unidos y de la definición de un posi-cionamiento pro-aliado en la guerra que, cada vez más, ganabacontornos mundiales. Al lado de esta agenda estratégica, Aranhaabrió espacio para dedicarse personalmente a la coordinaciónde esfuerzos de asistencia a las víctimas de las inundaciones enel sur del país, acompañando el trabajo desarrollado por la “So-

ciedad Sul-riograndense”, en la coordina-ción de la recepción y en la organización dela distribución de donativos a los flagelados.

La correspondencia de Aranha revelauna gran repercusión nacional e internacio-nal de la inundación, con manifestacionesde solidaridad de individuos y empresas devarias partes del país, de organismos guber-namentales de países extranjeros, como laembajada de Japón, y de la Cruz Roja deAlemania y de Estados Unidos. Esta últi-ma, en particular, desarrolló una operaciónde gran envergadura en la atención a losafectados por la inundación. Pero más alláde los sentimientos humanitarios, la corres-pondencia diplomática deja claro que, en lavisión norteamericana, ésta era una opor-tunidad clave para revertir el sentimien-to próximo entre los miembros de lacolonia teuto-brasileña del sur de Bra-sil, considerada, en el conjunto de la po-blación local, como bajo una fuerte in-fluencia germánica, en función de la

prominencia socio-ecónomica de esa colonia.Ya en el inicio de la inundación, el cónsul norteameri-

cano juzgaba pertinente alertar a la propia Secretaría de Es-tado, en Washington, sobre las dimensiones del aconteci-miento y sus posibles despliegues:

“En la última noche, las aguas de la inundación en las ca-lles de Porto Alegre subieron varias pulgadas, alcanzando edi-ficios no afectados anteriormente, incluyendo las oficinas de Pan-Air de Brasil. (Es ahora prácticamente imposible llegar al aero-puerto, y el servicio aéreo de hoy debe ser el último.) Los inte-rruptores de la compañía local de luz y fuerza están bajo el aguadesde las 6.00 de la última noche y ninguna corriente eléctricapuede ser abastecida hasta que las aguas bajen al menos ochopulgadas. (...) Con la ausencia de la corriente eléctrica, los tran-vías y otros servicios dependientes de la compañía eléctrica parael abastecimiento de la energía dejaron de funcionar. La compa-ñía telefónica sigue ofreciendo un servicio restringido (...) Nin-gún diario apareció hoy (...)”

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“(...) El número de personas sin techo está creciendo, y susituación es en general miserable, no obstante todos los esfuer-zos de las organizaciones de auxilio por ayudarlos. Hay escasezde comida, ropas, hace frío y falta completamente el agua pota-ble, con excepción del agua de la inundación, que es hervida yfiltrada. El clima se puso claro y soleado en Porto Alegre, peromucho más frío. Los sin techo están siendo alojados principal-mente en escuelas con abrigos improvisados, donde las condi-ciones sanitarias apropiadas no pueden ser atendidas. Hubo al-gunas muertes por ahogamiento y exposición, pero el gobiernono hizo ningún anuncio a fin de mantener la moral pública. Decualquier modo, el número de muertes probablemente no esmuy grande.”

“Se teme el brote de fiebre tifoi-dea, y las autoridades sanitarias co-locaron grandes placas en la ciudad,explicando la naturaleza y las cau-sas de la enfermedad y las medidaspreventivas que deben ser tomadaspor la población. La vacunación noes mencionada en estos avisos, pro-bablemente por causa de la dimen-sión del peligro y de la manifiestaimposibilidad de vacunar a todos. Lainterrupción del abastecimiento deagua de la ciudad está empezando aconstituirse como el aspecto proba-blemente más serio de la situación.”

Para mantener un seguimientomás preciso de la situación por par-te de Washington, dos días más tar-de, sería anexado al nuevo informeun mapa mostrando las porciones dela ciudad afectadas por las aguas,conteniendo informaciones más detalladas:

“(...) la porción gravemente inundada del norte (parte bajadel mapa) cubre la sección industrial de la ciudad y los distritosresidenciales de los trabajadores industriales. (...) Llamamos laatención del Departamento especialmente la Avenida Farrapos,una avenida moderna y amplia, rigurosamente de primera cla-se, corriendo de norte a sur en el área fuertemente inundada.Esa avenida fue abierta al tráfico apenas unos meses antes, y

aunque ahora esté casi totalmente bajo las aguas, sirvió como laprincipal arteria, antes que la inundación llegara a su pico, parala evacuación de millares de personas acorraladas en el distritode Navegantes.”

El carácter estratégico de la acción “humanitaria” norte-americana que se seguiría puede ser identificado por el informeconsular archivado, con el anexo de una pequeña nota produci-da por el Servicio de Inteligencia:

“La Cruz Roja anuncia que a causa de la amenaza de epi-demias en áreas afectadas por las inundaciones alrededor dePorto Alegre, Brasil, donde la crecida del río Guaíba forzó a50.000 habitantes a abandonar sus casas, está haciendo pla-nes para la inmediata remisión aérea de u$s 5.000 en va-

cunas para ayudar a la Cruz Roja brasi-leña en el trabajo de auxilio. Además,la Cruz Roja remitió por telegrama u$s5.000 en dinero para ayudar con traba-jo de emergencia a los evacuados.”

Mientras en los Estados Unidoseran tomadas las providencias para co-menzar el envío de auxilio, el cónsulnorteamericano en Porto Alegre comu-nicaba al Interventor Federal, CoronelOswaldo Cordeiro de Farias “mi pesary el de mi Gobierno, por la calamidadque afectó a Rio Grande do Sul. Quieroaún expresar a vuestra Excelencia miadmiración por el trabajo eficiente dela organización oficial de auxilio a lasvíctimas, así como también por el espí-ritu y elevada moral demostrados porel pueblo porto-alegrense, lo que tuveamplia oportunidad de observar.”

“Desde el día 5 del corriente pro-curé informar continuamente al Gobierno de los Esta-dos Unidos y a la Embajada americana en Río deJaneiro, por todos los medios de comunicación posi-bles, sobre la situación, sabiendo que una vez conoci-das las proporciones del desastre en los Estados Uni-dos, no dejaría de producirse la rápida solidaridad delpueblo americano.”

La respuesta de Cordeiro de Farias demuestra que elnexo entre solidaridad e identidad se establecía rápida-mente también en lo que decía respecto a las relacionesdiplomáticas en un escenario de confrontación interna-cional:

“Es difícil transmitirle, en los términos de una co-municación oficial, el sentimiento de la más profunda gra-titud, que el gobierno y el pueblo rio-grandense queda-ron impresionados ante la conmovedora manifestación desolidaridad que reflejan los magnánimos donativos de laCruz Roja norteamericana.”

“Tales ofertas a las víctimas de la inundación de-muestran, Señor Cónsul, que los ideales de cooperacióncontinental dejan ya de constituir meros anhelos retóricospara que se objetiven en pruebas tangibles de fraternidad

«Se teme el br«Se teme el br«Se teme el br«Se teme el br«Se teme el brote deote deote deote deote defffffieieieieiebrbrbrbrbre tife tife tife tife tifoidea,oidea,oidea,oidea,oidea, y las y las y las y las y las

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americana, del que se hizo paladín el insigne presidenteRoosevelt.”

Esta coyuntura compone el telón de fondo sobreel cual fueron construidas las narrativas respecto a lainundación y explica al menos parcialmente la idea deque ella obtendría un papel revelador en la definicióndel carácter de esta comunidad. En 1941 convergíanen el escenario político nacional, de un lado, el desen-cadenamiento del proceso de alineamiento de Brasilcon los aliados, del otro, los primeros bosquejos de unapolítica más activa por parte del Estado Nuevo en laconstrucción de la imagen positiva del “trabajador na-cional” como ciudadano. En una comunidad desarro-llada en torno de un complejo industrial cuya propie-dad era en su inmensa mayoría deteuto-brasileños, esta doble inflexióntenía sin duda un gran impacto.

Por otro lado, la prohibición deluso de la lengua alemana, de la cir-culación de diarios y otros impresosescritos en ella, así como la “nacio-nalización” de asociaciones de lasmás variadas naturalezas, conclui-rían de forma violenta el proceso dedilución de las fronteras étnicas que,bajo hegemonía alemana, habían es-tructurado la sociabilidad de los ba-rrios industriales de Porto Alegrehasta el momento. Es verdad que unamplio espacio de convivencia e in-tegración inter-étnica ya existía enel trabajo, en espacios de ocio, en lavecindad y en la propia participa-ción en movimientos políticos (comocomunismo e integralismo) o instituciones de base cla-sista, como los sindicatos. Por lo tanto, el fortalecimien-to del sentimiento de solidaridad de base territorial, apartir del enfrentamiento común a la “catástrofe” re-presentada por la inundación, fue vivido en un mo-mento particularmente decisivo para la definición dela identidad de “trabajador nacional”. Esto es especial-mente verdadero para una comunidad que, en el con-texto de estimulación de las relaciones internaciona-les que caracterizaba el período, llegó a ser vista comoun “quiste étnico” en potencia.

Reelaborada y narrada por los moradores del ba-rrio, la inundación de 1941 pasaría a encabezar una me-moria colectiva compuesta también por otras referen-cias explícitamente políticas, como: “... cuando ellosmataron a Getúlio Vargas”; “... en los tiempos deBrizola”; “... cuando los alemanes hundieron las na-ves brasileñas”.

Percibimos así que, hablando de características ylealtades locales, la narrativa sobre la inundación tuvoun importante papel en el auto-reconocimiento de lacomunidad como un protagonista colectivo. Aunque

atravesado por una gran diversidad y por contradic-ciones internas, el “Cuarto Distrito” poseía intereses,valores, códigos de conducta y una historia comunes,y en base a ellos vería asumir, particularmente en elescenario del pos-45, su espacio en el juego políticolocal de forma bastante activa.

ConclusiónConclusiónConclusiónConclusiónConclusiónLa memoria de los moradores del “Cuarto Distrito”, al

establecer la inundación de 1941 como marco central en lahistoria local, asume un papel central en el desarrollo de undiscurso sobre el carácter de la comunidad y su trayectoriahistórica, que se trasluce en la selección y enunciamiento de

las narrativas sobre la reacción colectivaa esta situación de calamidad.

En estos relatos, la inundación apa-rece como una expresión extrema de om-nipresencia del río, elemento definidor dela propia existencia de la comunidad y desus características particulares. Como con-dición fundamental para la constitucióndel complejo industrial que se desenvol-vió en Porto Alegre en el período, lasaguas del Guaíba se constituían para esostrabajadores en fuente permanente deoportunidades y de riego. El tono predo-minante de la historia de estos barrios, enla voz de sus moradores, está marcado porla capacidad de superación de grandes ad-versidades, siendo la reconstrucción pos-terior de la inundación el mayor ejemplode eso.

Este optimismo se adapta a la diná-mica socio-económica predominante en el período. De ladécada del 20 a la década del 50, el crecimiento industrial yla diversificación de la actividad económica en la ciudad crea-ron una situación próxima al pleno empleo, como tambiénamplias perspectivas de ascenso social, a través deldislocamiento de la generación subsecuente, o hasta en unamisma generación, para funciones administrativas o pues-tos de trabajo como operarios de alta especialización. Tam-bién fueron desarrollados pequeños negocios autónomos enforma transitoria o permanente como parte de las estrate-gias familiares.

Por lo que, si bien las aguas del Guaíba eran unafuente de abundancia, y el tono predominante en losrelatos sobre la inundación, y de la capacidad de su-peración de los infortunios, por otro lado venía a re-cordar a aquéllos en proceso de ascenso social que losriesgos a que el conjunto de los trabajadores/morado-res del barrio estaban expuestos definían una situacióncomún, y exigían acción colectiva. Al identificar estaexposición con la inseguridad estructural del capita-lismo como base para el proceso de formación de cla-se, Savage apunta que:

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“La transferencia de los medios de subsistencia de lostrabajadores en el capitalismo significa que ellos son forza-dos a encontrar estrategias para luchar con la inseguridadcrónica de la vida cotidiana, que discurre del hecho de serincapaces de reproducirse autónomamente y sin recurso aotras agencias.”

Para Levi, estas estrategias pueden envolver el uso flexi-ble de múltiples recursos materiales (propiedad,asalariamiento, ...) e inmateriales (prestigio, códigos de reci-procidad, ...) en la búsqueda por colocar el mayor númeroposible de factores de riesgo bajo control. La cohesión co-munitaria, así, sería mantenida por la negociación entre ob-jetivos estratégicos variados, propios de diferentes clasessociales.

Si la exposición recurrente a lasinundaciones fortalecía el sentido deidentidad entre los moradores del“Cuarto Distrito”, los colocaba al mis-mo tiempo bajo tensión en cuanto éstoscompartían un sentido de comunidadcon los empresarios que tenían allí cons-tituido su capital. Para los primeros, lainundación significaba un riesgo de viday la invasión de la fuerza destructiva delas aguas en el propio espacio de suprivacidad familiar. En sus relatos so-bre lo ocurrido, las empresas buscarontan sólo igualar su pérdida de patrimo-nio con el flagelo que se abatía sobre los trabajadores.

Por un lado, podemos decir que los relatos de los mo-radores reproducen parcialmente los elementos de identifi-cación que hacían del paternalismo empresarial el imagina-rio predominante en la comunidad. Al desenvolver el mitoheroico del voluntarismo masculino en la prevención y en elenfrentamiento de las incertidumbres del mundo exterior,se realimentaba la similitud entre el patrón como padre enla fábrica y el padre como patrón en la familia, ambos otor-gando y protegiendo mujeres y chicos que tienden a desapa-recer en los relatos como sujetos históricos.

Por otro lado, sin embargo, la memoria de los morado-res/trabajadores procesa diversos dislocamientos frente a lasversiones institucionales sobre la historia del acontecimien-to, ofrecidas por el capital y por el poder público. Estosdislocamientos los diferencian claramente como un sujetocolectivo con características, intereses y valores peculiares,inasimilables a la lógica del capital. Las habilidades particu-lares utilizadas para enfrentar la inundación (nado, pesca,construcción de barcos, ...) derivadas de las prácticas de ocioligadas a la proximidad entre el río y el local de vivienda, otodavía de la burla de la disciplina industrial y la dependen-cia económica de la fábrica.

Si los relatos relativizan las pérdidas y los daños causadospor las inundaciones, podemos ahí identificar la negativa a laincriminación, que de un cierto modo se constituye en condi-ción para la preservación de la noción de autonomía. Al revésde los flagelados dependientes de auxilio, los relatos de los

moradores del “Cuarto Distrito” los representaban como suje-tos de una lucha propia contra las aguas y las dificultades traí-das por ellas. Las relaciones de vecindad tienden a aparecer comoespacio privilegiado de constitución de este sujeto colectivo. Nohay necesariamente una confrontación abierta con el capi-tal, cuya ascendencia moral se mantiene. Pero la nociónde una comunidad totalmente “hermanada” y homogé-nea entre el capital y el trabajo, materializada en el espa-cio de la fábrica de acuerdo con las versiones oficiales em-presariales, tampoco se afirma mediante la prioridad ab-soluta de la defensa de la familia y de la red de solidari-dad tejida a partir de la vecindad.

La memoria de estos trabajadores, con el papel des-tacado ocupado por las historias de lainundación de 1941, no nos presentauna visión clasista clásica, que explicitela idea de confrontación de intereses conel capital. Por otro lado, el peso de labase territorial como elemento definidorde una identidad colectiva (que se con-solida en la difusión del uso del térmi-no “Cuarto Distrito”), refuerza la iden-tificación entre aquéllos que dependende la morada en este lugar, con la expo-sición común a los riesgos en él presen-tes y como base de sus estrategias so-cio-económicas. Es interesante notar, eneste sentido, que las narrativas no

enfatizan tanto el aspecto cuantitativo de las pérdidas ma-teriales como los valores y las capacidades revelados enesta situación límite.

En la coyuntura de 1941, los trabajadores porto-alegrenses, víctimas de una situación de grave calamidad,por un lado asumieron en sus propias manos la defensade sus vidas y propiedades. Por otro lado, fueron benefi-ciarios de auxilios de origen nacional e internacional, pro-bablemente no sólo por solidaridad espontánea, sino porel valor estratégico que asumían, frente a la necesidadvarguista de movilizar un apoyo operario más activo ydel interés americano en neutralizar eventuales simpatíaspro-germánicas.

Por la defensa de su espacio social propio y por laconfluencia de factores que abrían un escenario de am-pliación de las oportunidades de participación y cambio,1941 marcó un punto de inflexión en la historia de la co-munidad trabajadora del “Cuarto Distrito”, cuyos ecosserían sentidos en su entrada decisiva en el juego políticolocal pos-1945. Las memorias largamente reelaboradas,preservadas y transmitidas a las generaciones posterio-res sobre el enfrentamiento de la inundación nos dicenmucho sobre este proceso de construcción de identidad ysolidaridad, y su papel en la constitución de un sujeto his-tórico colectivo.

(Doctorado en Historia Social del Trabajo, Universi-dad Estatal de Campinas.)

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"Nós doQuartoDistrito..."

Neste trabalho o autor analisa a situaçãogerada na região do Rio Grande, no ano de1941 por causa da inundação provocada pelaenchente do rio Guaíba.

Através da análise das testemunhas deaqueles que foram vítimas do fato, recolhidosno período 1995-1999, e dos documentosque manifestam a versão oficial, reconstrói-se a referida situação. O acontecimento écolocado como una cojuntura atravessadapor um lado pela realidade local e o seu ca-racterístico e marcante crescimento indus-trial, por outro, no nivel nacional, peloprimeiro governo de Getúlio Vargas e porúltimo, no plano internacional, pelas relaçõesdiplomáticas entre o Brasil e os EstadosUnidos no decurso da Segunda Guerra Mun-dial.

O autor estuda a afirmação do sentidode identidade coletiva dos trabalhadores apartir da situação de catástrofe vivida emcomum, o establecimento de redes solidáriasque se demonstram na formação de unconceito de pertenença, conceito que dá otítulo ao trabalho: “Nos, os do Quarto Dis-trito”.

Analisa-se a dinámica de situações depaternalismo identificando a relação pai-fa-milia com aquela que se estabelece entrepatrão-operarios, sem apresentar uma visãoclassista clássica.

A confrontação das testemunhas com do-cumentos oficiais procedentes dos EstadosUnidos, permite a análise desta particularcojuntura vivida, até no presente, como unfato de profunda relevância.

"We, thoseof the FourthDistrict..."

In this paper the author analyses thesituation generated in the region of RíoGrande, in 1941, because of the floodprovoked by the spate of the river Guaíba.

Through the analysis of the testimoniesof whom were the victims of that fact,collected between the years 1995-1999, andof the documents that pose the officialversion, the situation is reconstructed. Thisis raised as an occasion crossed by the localreality, characterised by a pronounced indus-trial growth, at national level by the firstgovernment of Getulio Vargas and, in theinternational level by the diplomatic relationsbetween Brazil and the United States ofAmerica while the Second World War istaking place.

The author analyses the affirmation ofthe sense of collective identity of the workersstarting by the situation of catastrophe theyhad lived in common, the establishment ofsolidary nets, that are demonstrated in theformation of a concept of appurtenance thatgives the title to the present paper "We,those of the Fourth District".

The dynamic of the situations ofpaternalism is analysed by identifying therelationship father-family with therelationship patron-worker, withoutpresenting a classic social class vision.

The confrontation of the testimonieswith off icial documents both of thegovernment of Brazil and official reportscoming from the United States, allows theanalysis of this particular conjuncture, liveduntil the present as a fact of deepimportance.

“Nous,ceux du 4éme.District...”

Dans ce travail l 'auteur analyse lasituation générée dans la région de Río Gran-de, l'ánnée 1941 à cause de l'inondationprovoquée par les crues du fleuve Guaíba.

À travers l'analyse des témoignages deceux qui ont été les victimes du fait, obtenusentre les années 1995-1999, et de documentsque posent la version off iciel le , onreconstruit la situation. Cette situation sepose comme une occasion traversée par laréalité locale caracterisée par une prononcéecroissance industrielle, à niveau national parle premier gouvernement de Getulio Vargas,et dans le niveau international par lesrapports diplomatiques entre le Brésil et lesÈtats Unis pendant que la Deuxième GuerreMondiale c'est dévelopée.

L'auteur analyse l'affirmation du sensd'identité collective des travailleurs à partirde la situation de catastrophe vécue encommun, l 'établissement de réseauxsolidaires que se démontrent dans laformation d'un concept d'appartenance quidonne le titre au travail "Nous, Ceux du4ème. District".

On analyse la dinamique des situationsde paternalisme par l'identification durapport père-famille avec celle que s'établitentre patron-ouvriers, sans présenter unetypique vision de classe.

La confrontation des témoignages avecdes documents officiels du gouvernement duBrésil, avec des renseignements officielsprovenants des États Unis, permettentl'analyse de cette particulière situation vécuejusqu' à présent comme un fait de profondeimportance.

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a historia como ciencia ha recorrido un largo y ac-cidentado camino para distanciarse del positivismo, queabsolutizaba el documento escrito como único criteriode verdad. La sostenida insatisfacción con las fuentesdocumentales como base fidedigna para la historia cien-tífica, y el creciente contacto de la historia con otras cien-cias sociales, dieron un nuevo impulso al empleo de lasfuentes orales en la historia y propiciaron el auge de lahistoria oral, insustituible en reconstrucciones de cier-tos procesos políticos, historias familiares, experienciasmigratorias, religiosas, entre otros temas de la historiasocial, con especiales resultados en el campo de la expe-riencia cotidiana, una dimensión de la existencia ape-nas presente en la documentación histórica propiamen-te dicha.

Los historiadores orales han podido reconstruirhechos mal conocidos, incorporando a su discurso jui-cios de testigos portadores de una dimensión de la vidadiferente, a escala más humana, en la cual se despliegala urdimbre de los hechos aparentemente banales,balizados por los momentos relevantes, únicos recogi-dos por la historia oficial. La historia selecciona de acuer-do con la ideología dominante; la historia oral exploratemas y versiones tradicionalmente soslayados.

Entre los beneficios que ha aportado la historia orala los historiadores se cuentan: el cuestionamiento deestereotipos, la ruptura de clichés y de explicacionesadocenadas de acontecimientos reconstruidos a partirde una documentación no siempre multilateral. Ella pro-picia la superación de barreras interdisciplinarias y po-sibilita el diálogo con otras ciencias sociales al asimilarmétodos antes tradicionalmente considerados exclusi-

vos de otras disciplinas. El historiador oral además par-ticipa activamente en la gestión de cambios sociales queinvolucran a los individuos con quienes comparte el pro-ceso de construcción de sus fuentes.

Se suele decir que el historiador oral “fabrica” susdocumentos primarios en colaboración con los informan-tes, para quienes esto significa participar en la redacciónde la historia y estar dispuestos a reinterpretar sus jui-cios sobre lo vivido desde la perspectiva del otro, un in-terlocutor lúcido y abierto a la experimentación.

El historiador que se apoya en fuentes orales, ad-quiere una responsabilidad social diferente respecto asus sujetos, en la medida en que coparticipa con ellos enel análisis de la experiencia ajena, lo cual implica un com-promiso personal en la búsqueda de soluciones a pro-blemas humanos particulares. El trabajo lo arranca a lasoledad del gabinete y la cooperación con otros científi-cos y colaboradores enriquece tanto su perspectiva cien-tífica como su experiencia humana.

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Para un historiador, estudiar un momento de la vidade una comunidad equivale a plantearse la evolucióndel sistema de la cultura, entendida ésta como el modode vida de esa comunidad: las condiciones en que desa-rrolla su actividad, la forma de organizar su vida, lasrepresentaciones mentales que le motiva, y los produc-tos culturales en los cuales deposita su experiencia colecti-va. Dicha experiencia significa también enfrentarse al retodel espacio, complementario al tiempo, su universo.

Un deslindenecesario

La Historia Oral

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LÉste es un aporte que nos llega desde Cuba. Esperamosque sea el comienzo de un intercambio enriquecedor.

El fin de siglo y el umbral del tercer milenio (1983-1999)La Historia oral. Un deslinde necesario

Autor Ana Vera

Centro de Investigaciones y Desarrollo

de la Cultura Cubana “Juan Marinello”

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Toda cultura tiene un componente oral, indepen-dientemente del nivel de desarrollo socioeconómico ytecnológico alcanzado y de los medios existentes paraexpresarlo. A ella pertenece todo un arsenal de saberestrasmitidos por la vía de la comunicación y el contactointerpersonal que circulan y se traducen en formas dehablar, gesticular, caminar, contar, comer, reunirse, bai-lar, hacer el amor, verdaderas marcas de la identidadde una cultura.

Los artistas populares viven la cultura que expre-san, pertenecen a ella, la lengua que les sirve de vehícu-lo es a la vez el instrumento para expresar su hacer, susentir y su soñar de cada día. Para ellos el trabajo consis-te en conservar y transmitir para hacer perdurar esacultura. Los colectores de géneros orales populares com-parten con antropólogos, etnólogos e historiadores ora-les, una común motivación científica aunque suelen tra-bajar en una cultura diferente.

No todos los científicos van a la oralidad desde lamisma perspectiva: los antropólogos se interesan por elsistema de la cultura en su totalidad y trabajan en la sin-cronía, los historiadores tienen como objeto de estudiolos procesos en la diacronía y privilegian un aspecto cuyaevolución siguen en el tiempo. Pero mejor hagamos unbreve deslinde comparativo de las competencias de laHistoria y la Antropología, con objetos de interés comúnpero diferente posicionamiento del investigador frentea la realidad.

El antropólogo es el sujeto privilegiado de su in-vestigación: observa, describe e interpreta los procesossocioculturales, objetos de su interés científico desde supunto de vista. El área de estudio está geográficamentedelimitada y comprende la totalidad de las relacionessociales dentro de la comunidad. El antropólogo inten-tará valorar la cultura como resultado de un proceso deacumulación histórica, pero al fin se contentará con unregistro de lo palpable, abarcador de los aspectos mate-riales y de la realidad subjetiva compartida por la co-munidad.

Un antropólogo tendrá siempre intenciones“holistas” frente a su comunidad –sentida casi como supropiedad–. La ética del oficio no es favorable a interfe-rir en el territorio elegido por un colega. Se compenetratanto con su objeto de estudio que corre el riesgo de per-der objetividad, de no preservar el contacto frecuentecon su propia cultura.

Los primeros antropólogos se enfrentaron a socie-dades aisladas, distantes y muy diferentes de sus cultu-ras de origen. Prescindieron inicialmente de la lengua,por lo cual la observación y la capacidad de interpreta-ción fueron sus herramientas principales. Siempre ne-cesitaron la inmersión en la cultura, para interpretarladesde sus vivencias personales; aunque tuvieron la ne-cesidad creciente de comunicarse, narraban fundamen-talmente su experiencia, por eso la lengua como instru-mento de comunicación desempeñó un papel relativa-

mente secundario.La antropología más reciente ha derivado hacia es-

tudios dentro de la propia cultura, en particular hacia elmundo de lo urbano, con toda su complejidad, aunquela tradición científica continúa privilegiando los estu-dios rurales. Comprender a cabalidad un modo de viviry de ver el mundo para un antropólogo significa com-partir la vida diaria, impregnarse de ella, manteniéndo-se intelectualmente distante, para preservar la objetivi-dad científica.

El antropólogo se interesa por el ámbito colectivo,pero su discurso académico está basado en la experien-cia personal, donde a menudo se pierde la huella delmaterial empírico que le dio origen.

El historiador oral –por su parte– goza también decierto protagonismo, en tanto asume, reescribiéndola,la interpretación de los procesos socioculturales que brin-dan los testigos; incorpora el punto de vista de los otrosal discurso académico, y analiza desde su propia expe-riencia, con ayuda de ellos un conjunto de procesos en el

Ana Vera es Licenciada en Lengua y Literatu-ra Francesa en la Universidad de La Habana yDoctora en Filología. Es responsable del equipode Estudios sobre Familia Cubana y Secretaria delConsejo Científico del Centro de Investigación yDesarrollo de la Cultura Cubana “JuanMarinello”. Ha dictado cursos sobre narrativa oralde la inmigración caribeña en Cuba, en las Uni-versidades de La Habana, Barcelona, Oviedo yValencia.

Fue ganadora del premio Pinos Nuevos por eltestimonio “Raíz Familiar” en 1997, y en 1998 re-cibió el premio Memoria por su proyecto “Vidadoméstica de la familia habanera”.

Es autora y principal compiladora del libroCuba: cuaderno sobre la familia, 1997.

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tiempo, en la diacronía, dando hasta cierto punto una inter-pretación colegiada en la cual predomina su juicio perso-nal. Para él la lengua es un instrumento de comunicacióninsoslayable. Parte de un conocimiento teórico, libresco, delfenómeno y busca en los testigos la revelación de aristasinéditas de la realidad. No precisa la observación partici-pante, ni haber sido testigo presencial de los hechos recons-truidos por la memoria, le basta con ser receptor de unanarración primaria, sujeta a las arbitrariedades de la me-moria, para con ella conformar documentos de base oralque constituirán la fuente primaria de su investigación.

El historiador oral reúne versiones de acontecimientosy procesos que legitima mediante la confrontación con otrasfuentes. Sus resultados refieren la experiencia de losinterlocutores con quien interactúa, pero no permanece enella, brinda una síntesis. Se interesa por un pasado reciente,por una dimensión histórica de la cual existe huella viva enel presente, en la voz de los testigos. Por su condición deinterlocutor activo, desencadena cambios en sus informan-tes y en sí mismo, por cuanto toda relación de intercambioen profundidad provoca siempre transformaciones.

Las fuentes orales son para él, el principal medio deobtención de conocimientos. En su discurso académico laexcelencia se mide por la capacidad de sintetizar lo socialen un lenguaje donde integre la huella de los testigos enuna voz colectiva; da voz a los marginados y sobre la basede testimonios y análisis documental descubre los casos in-dividuales que representan lo social en toda su compleji-dad para enmarcar sus actos en el tiempo largo, en la histo-ria general de esa sociedad.

A la historia oral se le suele reprochar baja credibili-dad. Los científicos hablan de las trampas de la memoria.Ella es selectiva y condensa largos períodos de la vida, delos cuales desaparecen los detalles; sometida a tensionesreprime ciertos recuerdos y ubica otros en momentos dife-rentes.

También se le reprocha el alto grado de subjetividad,debido a que la materia para elaborar los testimonios sonlas versiones de los hechos y procesos dadas por testigos.Toda reconstrucción histórica tiende a esclarecer por unaparte los hechos, y por la otra los discursos sobre ellos, porlo cual es ingenua la pretensión de reconstruir acontecimien-tos tomando por base sólo las fuentes orales, tanto como

BIBLIOGRAFÍA

Alcázar, Joan. “Una aportación al debate: las fuentes oralesen la investigación histórica”. Universidad de Valencia. Fo-tocopia archivo personal.Alted, Alicia (coord.). Entre el pasado y el presente. Historia ymemoria, Madrid, Universidad Nacional de Educación a dis-tancia, 1996.Bertaux, Daniel. “Los relatos de vida en el análisis social 1”,Historia y fuente oral, Barcelona, nº 1/1989.Fraser, Ronald. “La formación de un entrevistador”, Histo-ria y fuente oral, Barcelona, nº 3/1990.García Ferrando, Manuel, Jesús Ibáñez y Francisco Alvira.El análisis de la realidad social. Métodos y técnicas de investiga-ción, Madrid, Alianza, 1986.Hernández González, Joaquín y Joaquín Figueroa Cuevas.“La relevancia de la investigación etnográfica en los estu-dios de urbanismo e identidad”, Anuario de Estudios Urba-nos, México, nº 2/1995, pp. 101-122.Monsonyi, Esteban. “La oralidad”, Oralidad, nº 2/1999.Pardinas, Felipe. Metodología y técnicas de investigación en Cien-cias Sociales, La Habana, Editorial Ciencias Sociales, 1971.Thompson, Paul. La voz del pasado. La Historia oral, Valencia,Alfonso el Magnánimo, 1988.

renunciar totalmente a ellas, privilegiando sólo los docu-mentos escritos, pues, unas y otros tienen su funcionalidadparticular en el proceso de la investigación.

La historia oral ha logrado ir haciendo desaparecer losprejuicios contra las fuentes orales y entre ellos el de la creen-cia en la improvisación. A diferencia de la entrevista perio-dística, la del historiador oral cuenta con una intensa pre-paración mediante el estudio de fuentes bibliográficas ydocumentales preexistentes, así como una cuidadosa selec-ción de los individuos a entrevistar, de acuerdo con el gra-do de representatividad tipológica respecto al grupo de losposibles informantes, e incluso por la reconstrucción de labiografía personal de los seleccionados, todo lo cual contri-buye a elevar la calidad de la entrevista y a un mejor apro-vechamiento del tiempo.

La calidad de la entrevista determina el éxito de la in-vestigación, ella es el momento culminante, pero ella solano basta para proporcionar los datos empíricos necesariospara que abarquen la totalidad del problema. Es pre-ciso también el análisis de documentos, la consultabibliográfica y otras técnicas tradicionales en el de-ssempeño del historiador.

Con la entrevista concluye la confección de fuentesprimarias y comienza el análisis, etapa en la cual los docu-mentos elaborados reciben un tratamiento muy similar alque reciben los documentos escritos auténticos, a pesar delas diferencias sustanciales entre el sistema de la lengua es-crita y hablada. Los documentos resultantes de la transcrip-ción científica de la entrevista de historia oral no sólo estánaptos para recibir un tratamiento como textos escritos, sinotambién para ser archivados y conservados con los mismosfines. Pero ésta es materia para otro comentario.

Setiembre 1999.

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AGENDADEL INSTITUTO

Para aquellos que nos quieran hacer llegar sustrabajos les hacemos saber que las pautas a seguirpara su publicación son las siguientes:

- La publicación de los trabajos queda sujeta ala evaluación que considere oportuna la redacción.

- Los trabajos deberán tener una extensión máxi-ma de ocho (8) carillas, incluyendo citas, bibliogra-fía, gráficos e ilustraciones. Estos dos últimos se in-cluirán en hojas separadas con el epígrafe correspon-diente. Citas y blibliografía irán al final del trabajo.

- Enviar junto con el trabajo los datos del o delos autores, la autorización escrita para la publica-ción del trabajo y, si se perteneciera a alguna institu-ción, datos sobre la misma.

- Se debe enviar una (1) copia, a doble espacio ycon las páginas debidamente numeradas, con unacopia igual en disquete en formato Microsoft Word6.0.

Agradecimiento

ACÉRQUENOS SU TRABAJO Noticias de Encuentros

Del 15 al 19 de junio de 2000, se llevará a cabo laXI Conferencia Internacional de Historia Oral“Encrucijadas de la Historia: Experiencia, me-moria, oralidad”, en la ciudad de Estambul.El Instituto Histórico estará presente con la po-nencia “Revisando el siglo XX entre todos”.

• APELLIDO y nombre del autor.• Título del artículo entre comillas.• Título de la revista en bastardilla o itálica.• Volumen, número, año.• Número de página.

CITAS DE REVISTAS

CITAS BIBLIOGRÁFICAS• APELLIDO y nombre del autor.• Título del libro en bastardilla o itálica.• Volumen o tomo.• Lugar de edición, casa editora y fecha.

• Nombre del diario o periódico en bastardilla o itálica.

• Sección del diario o periódico, si lo desea.• Lugar y fecha de edición.

• Réplicas en fotocopias láser solamente.

ILUSTRACIONES

DIARIO O PERIÓDICO

Agradecemos a la Sra. Patricia Santizo deCalderón, representante del Instituto Guate-malteco de Turismo, por las imágenes cedi-das para ilustrar la sección Apuntes Teóricos.

Fe de erratas Habiendo advertido que en el nº 3 de la revista incu-rrimos en una omisión, queremos aclarar que el ar-tículo de Brian Roberts allí publicado: “Memoria, ha-cer historia y narración” (pág. 32), es un paper presen-tado en la X Conferencia Internacional de Historia Oral“Oral History Challenges for the 21st Century”. Río deJaneiro. 1998.Pedimos las disculpas del caso.

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IHCBAAvda. Córdoba 1556, Planta Alta, C.P. 1055,Capital Federal.Tel. 54-11-4813-9370 - Telefax: 54-11-4813-5822.E-mail: [email protected]

Las ilustraciones de las páginas 8 y 10 sonde Jorge Mallo.

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Memoriae identidaddel exiliosudamericanoen México

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Trabajo presentadoen la X ConferenciaInternacional de HistoriaOral, Río de Janeiro, Brasil,del 14 al 18 de junio de 1998.

ECOS DE LOS SETENTA

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comienzos de la década de los setenta, la instauraciónde regímenes dictatoriales en el Cono Sur del continente obligóa miles de personas a abandonar sus países de origen. Para unaporción considerable de estos perseguidos políticos, Méxicoemergió como una, y a veces la única posibilidad de conservarla vida.

Con base en una larga tradición gubernamental en mate-ria de asilo político, México abrió sus puertas a un nutrido con-tingente de exiliados sudamericanos (ar-gentinos, chilenos y uruguayos) que se su-maron a núcleos de centroamericanos ycaribeños residentes en el país desde tiem-po atrás. De tal suerte, durante aquelladécada y los primeros años de la siguien-te, el país se convirtió en un lugar privile-giado para el encuentro y la construcciónde una experiencia que tuvo al fenómenodel exilio como común denominador.

Pero reconozcamos que no hubo unosino múltiples exilios. Cada uno tiene na-cionalidad, nombre, señas, diferencias degénero y de generaciones, familias; tienenuna amplia gama de adscripciones políti-cas, formaciones profesionales, suertes dis-tintas, inserciones y percepciones diferen-tes. Generalizar, en este como en tantosotros casos, resulta peligroso y en ocasio-nes hasta equívoco, si bien finalmente lariqueza de la diversidad y de la heterogeneidad permiten defi-nir nuestro universo de estudio.

La heterogeneidad se vislumbra en el interior de cada exi-lio, en la comparación de unos exiliados con otros, y en la rela-ción de ellos con México. Provienen de naciones donde la polí-tica es parte constitutiva de la sociabilidad de sus habitantes,allá desde los comportamientos públicos hasta las actividadesprivadas llevan el sesgo de la militancia política.

Con esta marca de origen, el desembarco se produce enun territorio donde por el contrario, la política aparece comoparcela exclusiva de un sector altamente profesionalizado: lospolíticos, monopolio de un Estado que se reconoce heredero deuna revolución, y lo hace con tal despliegue de símbolos queno deja de asombrar a los recién llegados.

México fue sin duda, el primer país del mundo que enesta centuria arranca con una gran revolución social, vista demanera diferente y con ópticas varias por el resto de los ameri-canos. La dualidad de llegar a un país, gobernado durante casimedio siglo por el partido surgido del triunfo militar y político

de la Revolución de 1910, que aparentemente no presentabafisura alguna y mostraba otra cara, la del autoritarismopresidencialista –al tiempo que abría sus puertas a losexiliados otorgando ayuda plena a sus esfuerzos por de-mocratizar sus países– creaba desconcierto en los reciénllegados, que tardaron en descifrar los códigos ocultos deljuego político mexicano.

En sus relatos, los protagonistas de esta experiencia ha-cen mención al conjunto de circunstancias, las calles sorpren-den por sus nombres: Insurgentes, Reforma, Revolución (...),nomenclatura “inaudita” para los sudamericanos; nomencla-tura que de nuevo se encuentra en las portadas de libros y re-vistas que llenan tanto anaqueles en librerías, como murales enlos principales edificios públicos.

Con humor recuerda un científico:Yo venía de un Cono Sur donde se podía per-

der la vida por el simple hecho de poseer un ejem-plar de El Capital de Marx o un libro del Che Guevara.

Un colega chileno me contó que el ejér-cito de su país había requisado untomo sobre el cubismo, por sospecharque propagaba el ideario de Fidel Cas-tro. Por eso cuando entré a la libreríaGandhi en el sur de la ciudad de Méxi-co, quedé alelado al ver escaparates re-pletos de libros de Marx, Engels,Lenin, Gramsci, Mao y el Che Gue-vara. En la cafetería del piso superior,el atuendo, barba, cabellos y anteojosque usaban los jóvenes, los asemeja-ban a una versión hippie de Trotsky,o a una revolucionaria de JohnLennon, y empleaban un vocabularioque en Argentina hubiera provocadosu arresto.(2)

Hay que recordar además que Méxi-co, por su proximidad inevitable con elColoso del Norte, constituye un espacio sen-

sible a las miradas de un exilio particularmente receloso de laspolíticas y las acciones estadounidenses.

Por momentos parece que el tiempo se ha detenido y elpaís de los setenta, vuelve a aparecer como tierra de esperan-zas, de libertad y oportunidades; como cuando cincuenta añosantes, los ojos de una generación latinoamericana se deposita-ron aquí, gracias a las promesas de una revolución que comen-zó a ser valorada como ejemplo continental, así, “aprendimosno sólo que México nos hacía más latinoamericanos, sino queAmérica Latina existía gracias a México.”(3)

A pesar de este mundo desconcertante, y a diferencia deotros exilios latinoamericanos que se desarrollaron al mismotiempo, pero en otras latitudes, el verificado en México tuvo lacapacidad de generar patrones de identidad que emergieronclaramente cuando los distintos núcleos retornaron a sus paí-ses de origen. En forma simultánea se dio una experiencia sig-nificativa cuando parte de ese grupo decidió quedarse aquí,asumiendo que el exilio había concluido, pero que los amarresy raíces se habían truncado en alguna parte, en algún momento

A

Memoria e identidad del exilio sudamericano en México

Autor Eugenia Meyer - UNAM

y Pablo Yankelevich - UNAM

México fue una opción, no una casualidad.Luis Maira(1)

En la cafEn la cafEn la cafEn la cafEn la cafetería del pisoetería del pisoetería del pisoetería del pisoetería del pisosupersupersupersupersuperioriorioriorior,,,,, el atuendo el atuendo el atuendo el atuendo el atuendo,,,,,

barba, cabellos y anteojosbarba, cabellos y anteojosbarba, cabellos y anteojosbarba, cabellos y anteojosbarba, cabellos y anteojosque usaban los jóvque usaban los jóvque usaban los jóvque usaban los jóvque usaban los jóvenes,enes,enes,enes,enes,

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determinado. También se dio el caso de quienes luego de lavuelta, tan dolorosa como ansiada, habrían de reconocer queya no se identificaban con sus patrias, que habían dejado depertenecer a ellas y por tanto optaron por retornar a México, enforma definitiva y permanente. Es entonces que heridas y rup-turas se hacen evidentes, se asume una toma de conciencia dis-tinta y obligan a cada hombre, cada mujer, a los hijos, a lasfamilias, a trazar un camino diverso con expectativas nuevas.

En consecuencia, la experiencia singular del proceso deexpulsión, luego de refugio y finalmente la vivencia cotidianadesarrollada en México, ha tenido puentes de pertenencia y deidentidad que se traducen en mantener lazos afectivos que seretroalimentan de manera permanente,años después de concluido el proceso deéxodo. Estamos frente a un hecho paradó-jico cuando la experiencia traumática deuna salida involuntaria y forzosa del paísde origen, se resignifica, y por esta vía laresidencia mexicana asume una valoraciónpositiva, al punto que la decisión de retor-nar es percibida como un sentimiento depérdida.

Así, la violencia e incertidumbre, elpeligro y los esfuerzos múltiples por so-brevivir, como también la tenacidad pormantener asideros y fortalecer la propiaidentidad, al tiempo que reconstruyen una necesariacotidianeidad, conforman un apretado tejido que trabaja per-manentemente en la memoria individual y colectiva.

Apoyada en el rescate testimonial y documental esta in-vestigación en curso, Refugio a la democracia. La experiencia delexilio latinoamericano en México,(4) pretende recoger y salvaguar-dar esas memorias. Se trata de escuchar las diferentes voces,diferentes tiempos y énfasis a fin de reconstruir un proceso cu-yos protagonistas múltiples fueron tanto los sudamericanoscomo los propios mexicanos. Se trata de entender la capacidadde adecuación y asimilación, como también las expresiones derechazo y reserva frente a esa oleada de refugiados políticos. Setrata, de recuperar del silencio y del olvido una historia recien-te, una parcela de vida nacional y por ende, de la historia delsiglo XX mexicano.

Nos interesa rastrear ese exilio en México, en tanto espa-cio de intercepción de ideologías políticas, procesos culturales,formas y tomas de conciencia, prácticas, modalidades

discursivas, estilos, acciones y reflexiones que se crean y re-crean en un contexto signado por la pérdida de los, hasta en-tonces, referentes de la vida cotidiana.

Pretendemos reconstruir esa experiencia del exilio, enten-diéndola como sugiere Raymond Williams, como una de lasmodalidades que asume la cultura de una época pasada, a tra-vés de formas también históricas y sociales de la subjetividad.(5)

¿Cómo México y los mexicanos se han significado en eltrauma del exilio? ¿Qué tiene a fin de cuentas el país y sus habi-tantes que lograron meterse hasta los huesos en la experiencialatinoamericana para finalmente producir ese extraño fenóme-no de los argenmex, chilemex, urumex?

Aquella idea primigenia de que en“México, la gente es gente”, le dan un ca-rácter casi virtual, inasible al país y a sushabitantes, como también aceptar la otracara de la moneda, la cerrazón propia de lacultura mexicana, la extrañeza y la descon-fianza frente a los otros, los resentimientospor ver cómo, los extranjeros tienen accesoy oportunidades negadas a los nacionales.O bien, la afrenta de sentirse minusvaluadospor los sudamericanos, mucho más euro-peos, mucho más “sofisticados” que losmexicanos.

Chilenos, uruguayos y argentinos,(6)

llegan a un país donde simultáneamente se da una solidaridadcon los perseguidos, al tiempo que se expresa una marcada re-ticencia hacia lo extranjero. Por los intersticios de esa dualidad,los exiliados fueron desembarcando en una sociedad que a lapostre terminó por cautivarlos; de alguna manera encontraronla fórmula para burlar aquella parte intrínseca de la cultura mexi-cana, la admiración por y el temor ante los extranjeros:

“En México me siento bien, aceptada por losmexicanos, (...) a pesar de ser güera, a pesar de tenerojos claros,”(7) o “eso de ser media güera, tambiénimpone distancia.”(8)

Uno y otros, extranjeros y mexicanos constituyen a fin decuentas el universo que estamos explorando. Para los propósi-tos de nuestra investigación es importante saber qué se sabíade México antes del arribo:

¿Qué imágenes teníamos de este país? Yo al me-nos, una que merecería caracterizarse como peque-ña, parcial, descomedida y arbitraria, concebida se-guramente cuando era un niño y me sometía a dosisde películas mexicanas, cantantes melódicos que vi-sitaban Buenos Aires. Y chistes de mexicanos quetodo lo arreglaban a balazos (...) yo no sabía nadaserio sobre México (...)(9)

Había una distancia, un desconocimiento que remitía aexperiencias de niñez y juventud, pero poca precisión sobre elpaís y sus pobladores. De cierta manera, todo ello impregnadopor la mirada estereotipada de la cinematografía nacional comode la estadounidense:

No me imaginaba gran cosa, creo que lo másparecido a México que yo tenía en la cabeza era “El

No me imaginaba grNo me imaginaba grNo me imaginaba grNo me imaginaba grNo me imaginaba grananananancosa,cosa,cosa,cosa,cosa, cr cr cr cr creo que lo máseo que lo máseo que lo máseo que lo máseo que lo más

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gran chaparral”, la serie televisiva.(10)

O bien,Nada, nomás lo folklórico, nomás lo de las pe-

lículas mexicanas, las canciones, el tequila.(11)

Asimismo las imágenes originarias cambian conformea recortes generacionales, perfiles profesionales, militanciaspolíticas:

Como estudiante en la Facultad, recuerdo quecuando estudiábamos Derecho Constitucional Com-parado siempre hablábamos de laConstitución mexicana, la del 17,que era superavanzada, muy revo-lucionaria.(12)

O en forma más elemental nos diceuna entrevistada:

Toda mi referencia de Méxicoera el librito de Silva Herzog sobre laRevolución mexicana, de la cual te-nía una imagen idílica, por lo que ten-go un hijo que se llama Emiliano quenació en Argentina.(13)

Interesa rescatar la experiencia dequienes se asilaron en las sedes diplomá-ticas mexicanas, como también la de aque-llos que lograron salir valiéndose de suspropios medios, y, finalmente, conocer y entender cómo y cuán-do unos y otros optaron por México.

Las vivencias son múltiples. Mientras que un funcionariopolítico del régimen de Salvador Allende, recuerda:

Porque nos dimos cuenta de que las personasque ocupaban ciertos cargos eran muy buscadas (...)Yo no había pensado salir de Chile, pero conversécon amigos de Naciones Unidas, donde yo había tra-bajado (...) y ellos me convencieron de que lo mejorera salir... y me ayudaron a asilarme en la embajadade México (...) yo había venido unas cinco veces aMéxico, a hacer clases y tenía muchos ex alumnos,muchos amigos, y me gustaba mucho México (...)(14)

Otros testimonios narran el proceso de toma de decisiónque los condujo a México:

Después de vivir un año de exilio en Perú, nosíbamos a Venezuela y en un momento dado a mí mecae una revista de danza de México. Yo siempre qui-se conocer México, veíamos películas mexicanas, laRevolución mexicana, (...) y una vez estábamos re-unidos en la casa y yo digo: “¿por qué no nos vamosa México?”. Empezaron a ver cómo, si tenemos con-tactos, qué se yo, porque la cosa ya sabes, se muevepor los hombres, ¿no? Y entonces resuelven que sí,que nos vamos a México.(15)

Las circunstancias fueron diversas. Sin embargo, resultaemblemático el peso de una tradición que México tenía en ma-teria de asilo:

Existían varios caminos de salida, pero Brasilestaba vedado por las condiciones de la frontera, Ar-gentina (...) la frontera se había cerrado a principios

del 76 (...) ¿qué otra opción quedaba...? Venezuela oMéxico, los únicos dos países que tenían cierta tradi-ción (...) de asilo. (...) la gente de la Embajada de Ve-nezuela no abre la puerta (...) entonces Venezuelaquedaba descartado (...) existían otras posibilidades:Italia, Alemania, pero eso para gente con familiares(...) entonces México precisamente por la tradiciónde asilo que tenía (...)(16)

Los orígenes, las actividades, no fue-ron limitantes u obstáculos para solicitar elasilo.

En consecuencia, un obrero metalúr-gico uruguayo recuerda que en 1976:

El embajador me mandó a decira través de mi hijo, que me fuera, queno tenía salvación, que me metiera (ala Embajada), para no estar corriendoriesgos porque (...) la represión habíaarreciado brutalmente.(17)

Las opciones y las posibilidades labo-rales se convirtieron en determinantes paraescoger México:

(...) fueron los arqueólogos pe-ruanos quienes se pusieron en contac-to con los arqueólogos mexicanos,

quienes a su vez se conectaron con él (mi marido), através de la embajada de México, entonces ellos idea-ron la forma de salida, el gobierno mexicano nos res-paldó, nos apoyó, nos acompañó a la policía a sacarlos pasaportes (...) El cuerpo diplomático de la em-bajada de México nos protegió, nos acompañó hastael aeropuerto y salimos.(18)

El sentimiento de pérdida, se hace manifiesto en los rela-tos cuando los recuerdos se dirigen al momento de la partida.El dolor, el desgarramiento y la desesperanza, van cubriendoun espacio vital cuyos límites se mueven entre el terror queorilló a la fuga, la decisión de exiliarse y la incertidumbre fren-te al porvenir:

(...) cuando yo iba caminando hacia el avióntuve la sensación de que no era como los otros viajes(...) sentí que salía de Chile y que era una salida asícomo nunca (...) y nadie sabía cuándo iba a volver(...) y en ese momento sí me di cuenta de que (...)

«««««El embajador me mandóEl embajador me mandóEl embajador me mandóEl embajador me mandóEl embajador me mandóa decir a tra decir a tra decir a tra decir a tra decir a traaaaavés de mi hijovés de mi hijovés de mi hijovés de mi hijovés de mi hijo,,,,,que me fuerque me fuerque me fuerque me fuerque me fuera,a,a,a,a, que no tenía que no tenía que no tenía que no tenía que no teníasalvsalvsalvsalvsalvación,ación,ación,ación,ación, que me metier que me metier que me metier que me metier que me metieraaaaa(a la Embajada),(a la Embajada),(a la Embajada),(a la Embajada),(a la Embajada), par par par par para noa noa noa noa noestar corestar corestar corestar corestar corrrrrriendo riendo riendo riendo riendo riesgiesgiesgiesgiesgosososososporporporporporque (...) la rque (...) la rque (...) la rque (...) la rque (...) la repreprepreprepresiónesiónesiónesiónesiónhabía arhabía arhabía arhabía arhabía arrrrrreciado breciado breciado breciado breciado brutal-utal-utal-utal-utal-

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estaba pasando algo terrible (...)(19)

En todos los casos fue una experiencia singular:Subirse al avión fue el inicio de un des-

garro que duró muchísimos años.(...) no paré de llorar, desde que subí al avión

hasta que llegue a Lima. (...) era cobrar concienciaque dejaba, por las necesidades políticas, mi país.

Yo no tenía ganas de irme de mi país y comen-zar toda una etapa (...) llegué a Méxi-co, (...) con la única intención de vera mi mujer y a mi hijo, y decir “esta-mos a salvo” de la muerte física. Du-rante el primer año de mi estancia enMéxico, y no por ser México, sino porestar fuera de Argentina, (sentí) unaespecie de muerte. (...), por haber sa-lido de Argentina, (...) esas cosas pro-pias del desgarro.(20)

El dolor y el desarraigo, el miedo y eldesaliento produjeron múltiples prácticas,a cuya sombra, de manera invisible, tal vezinvoluntaria, fueron construidos los puen-tes culturales y afectivos con el país quedio cobijo. En realidad y literalmente, alamparo de México se inauguró un experi-mento, cuyos productos, un par de décadas más tarde, mostra-rán una sorprendente vitalidad. Mujeres y hombres en quienesse entrecruzaron sentimientos que terminarían por cambiar-les, de una vez y para siempre, la forma de ver y verse eneste mundo.

Para muchos, el exilio fue la certeza de la derrota y, frentea ella, los mexicanos desplegaron un manto solidario, “más queel brillo de la victoria nos conmueve la entereza ante la adversi-dad”, señala Octavio Paz,(21) como si la acciones mexicanas sehubieran dirigido a apuntalar una entereza que por ser extran-jera no dejo de sentirse propia. “Somos un pueblo ritual”(22) in-siste el poeta. Las formas son objetos de culto exacerbado:

(Teníamos) que aprenderlo todo, es decir,aprender a saludar al vecino, a dejarle el paso, a nopasar por entre medio de dos personas que están ha-blando, a no pasar los platos por delante de las per-sonas en la mesa; a decir “por favor” cuando pedíanalgo, y las correlativas fórmulas “permiso” y “pro-pio”; a agradecer toda vez que fuera necesario y aúnmás de lo necesario, respondiendo a las “gracias”del otro con un “para servirle”; a no interrumpir alos demás en las conversaciones, disminuyendo enlo posible y en el caso de tener el uso de la palabra, elrío verbal; a decir “salud” cuando alguien estornu-daba, y “provecho” cuando daba comienzo la ingestaajena; a ofrecer con un “¿gusta?” la comida propia alrecién llegado (...) tuvieron que aprender a ofrecerhospitalidad usando la forma de cortesía local queconsiste en decir: “lo esperamos en su casa”, para in-vitar al interlocutor argentino quien creía que el mexi-cano se refería a su casa (...)(23)

Los espacios de esa ritualidad comenzaron a alterarse conla incómoda presencia de minorías exiliadas. Así, por ejemplo,un joven, apenas llegado a México recibe como primera reco-mendación la de cuidarse en sus expresiones y de ser amable,porque de otra suerte enfrentaría el rechazo de la población.(24)

Latinoamericanos todos, compartíamos valores y cultura,sin embargo, las diferencias pronto se hicieron notorias. Comobien ha advertido Juan Goytisolo, la patria común más auténti-

ca es el lenguaje. Se comparte el idioma, nosus significados: el mañana, el ahorita, los di-minutivos permanentes, la suavidad y eltono diario. Ciertas formas de expresarseempiezan a calar a fondo; el lenguaje de losmexicanos, comienza a ser “habitado” porlos extranjeros:

Y México es el mundo de la in-certidumbre, del pos quién sabe, que amí yo creo que ha terminado por gus-tarme (...) porque creo que a veces esla única actitud sabia frente a una vidaen que no puedo saber qué va a pasarmañana.(25)

Llegar, instalarse y empezar a cons-truir una cotidianeidad en este país tan di-ferente provocaría sentimientos encontra-

dos. Mientras algunos recuerdan ese pasado con cierta añoran-za, para otros el impacto de la cultura y la rutina generó recha-zo y animadversión.

Pero yo decía: “¡esto es horrible!” Yo había leí-do a García Márquez, pero nunca había experimen-tado esa sensación de la literatura donde todo crece,crece, crece, crece,... cerdos en la playa, la mugre enla plaza... a todo te vas acostumbrando, pero al prin-cipio sí fue un choque, la miseria, la mugre que exis-tía en las calles, los niños pidiendo, los viejos (...)(26)

La impresión más importante fueron las diferencias ra-ciales. Como reconoce un artista uruguayo, “me vine a dar cuen-ta que nosotros los criollos estábamos a punto de descubrir laAmérica profunda”.(27)

O como recuerda otro artista,Nos tenían rentada una habitación en un

hotelito (...), en pleno centro de la ciudad de México.Y allí fue el primer gran impacto. Y yo lo cuento así,es un impacto racial. (...) Bajo a la calle, añosetenta y seis y no sé, todos indígenas (...) gen-te pidiendo y vendiendo, ¿y esto qué es?, en-tonces ahí entendí, fue un impacto físico de loque es Latinoamérica de verdad.(28)

Una escritora argentina, condensa el choque que provocóen una mujer rioplatense la exuberancia mexicana de formas,texturas y colores:

La primera mañana que salí a la calle en Méxi-co fui al mercado de Mixcoac. Es difícil poder des-cribir sin énfasis de lugar común, la impresión deesos instantes inaugurales. Pero yo supe que la den-sidad y la intensidad habrían de conjugarse en mí a

La imprLa imprLa imprLa imprLa impresión más impor-esión más impor-esión más impor-esión más impor-esión más impor-tante fuertante fuertante fuertante fuertante fueron las difon las difon las difon las difon las diferererereren-en-en-en-en-

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partir de ese momento en un intercambio que reuni-ría la sutileza de un pétalo de flor de miel con la con-tundencia de una pirámide de chiles; supe que em-pezaba a ver del modo en que esas mujeres me esta-ban pidiendo que las viera, del modo en que me es-taban proponiendo entender la índole de la materia,el color y la forma; del modo en que me obligaban aque me les quedara viendo en sus oficios de estirarla masa, de sostener en el aire suavemente la tortillay acostarla sobre el comal, y de dejar que cobraraexistencia el olor, el sabor y otros do-nes de su condición: ser mujeres re-sistentes, sufridas, rientes y pudoro-sas.(29)

Y así, en forma gradual fueron pe-netrando el mundo particularísimo de losmexicanos.

El esfuerzo por convivir y compartirestuvo presente. El dolor del inicio fuedando paso a un gusto por lo mexicano.Sacudidos por la intensidad de la vida enuna metrópolis sobrepoblada, algunos, ennúmero mucho más reducido, optaron porvivir en otras partes del país, fuese porofertas de trabajo, por buscar sitios me-nos avasalladores o quizá, incluso persi-guiendo características geográficas que lesrecordasen sus terruños.

Profundamente politizados, encontraron difícil la limitantelegislación mexicana que impide a los extranjeros inmiscuirseen asuntos de la política nacional. Con frecuencia escuchamos:“(...) me gustaría ser mexicana para intervenir en la vida políti-ca”,(30) o bien “me frustra mucho no poder participar en políti-ca, quizá ésa sea la única razón por la cual yo debería naciona-lizarme”.(31) Para quienes debieron abandonar sus países porrazones de persecución política, la restrictiva legislación mexi-cana, a pesar de la enorme discrecionalidad en su aplicación,termina internalizándose de tal modo que, encontramosexplicitado en algunos testimonios un discurso reticente, teñi-do de cierto arrepentimiento por lo dicho: “espero –indica unamujer con un cuarto de siglo de residencia mexicana–, que estaentrevista no me complique la vida”.(32)

Lo ambiguo de una identidad fragmentada, la indecisiónante un sentimiento de doble pertenencia resultan lugares co-munes en nuestra indagación: “estoy poseída siempre por lacodicia y el deseo irrealizable de ser mexicana”(33). Mientras quepara otros, no se trata de “ser”, sólo el “estar” en un país queotorga sentido a una vida que el exilio fracturó: “Como queestoy quince días en Argentina y ya estoy pensando en volver aMéxico, no es porque diga que ‘soy mexicana’ sino que en Méxi-co me siento bien, me siento reencontrada, como que en Argen-tina me siento perdida, pierdo mi identidad”.(34)

Pasaron casi dos décadas para aquellos que trasmutaronde exiliados a inmigrantes. “Al principio me pareció que eraun poco turístico el asunto, como que iban a ser unos meses,pero íbamos a volver.”(35) La búsqueda de inserciones labora-

les, de casas donde habitar y de escuelas para los hijos, fuemarcando la pauta de una experiencia que se pensaba provi-sional. “Yo tardé diecisiete años en amueblar mi casa”,(36) o bien,“para mí, la escolaridad de los hijos fijó el comienzo del exi-lio.”(37) Fueron muchas las ansias por el retorno, el permanenteinterés en el acontecer de cada uno de sus países, fue delinean-do prácticas y actividades. Espíritu de guetto, en lo que a ciertaszonas de residencia se refiere, en relación a las escuelas paralos hijos, a los lugares para vacacionar. Espíritus que se conjuntanen los organismos de solidaridad que el exilio funda, no sin

apoyo de las autoridades mexicanas, comofue el caso del Comité Argentino de Solida-ridad, o de la Casa de Chile.

La vida en el interior de cada exilio estálejos de resultar apacible. Las diferenciaspolíticas dividen, pero también las desigua-les oportunidades a las que tuvieron accesosectores diferenciados de una misma comu-nidad de exiliados:

Aquí hubo una división (...) ha-bía una nobleza en el exilio. La noble-za del exilio (estaba integrada) poraquellos que habían sido dirigentes enChile, aquellos que tuvieron un cargoen el gobierno de la Unidad Popular(...) todos ellos tenían una categoríaaquí, tenían ínfulas, eran tratados asípor el gobierno y les ofrecían trabajo.

Pero los que habíamos sido nada, esos ni trabajo te-níamos (...) esa nobleza chilena se negó a ayudarnos(...)(38)

Primero los argentinos tras la experiencia de casi ochoaños, luego de una década los uruguayos. Al final de los ochenta,los chilenos empezaron a preparar la vuelta; decisión difícil paratodos. Se trataba de resolver cuestiones laborales, de afinida-des, de identidades. Se trataba también de reconocerse profun-damente como trasterrados en México, o ya como inmigrantes.Era también aceptar que el exilio forzado los había separadoirremediablemente de sus patrias. O, como sucedió con los hi-jos, que llegaron pequeños, o nacieron en México, eran por so-bre todo y ante todo mexicanos:

El día en que (mi hija) meEl día en que (mi hija) meEl día en que (mi hija) meEl día en que (mi hija) meEl día en que (mi hija) meprprprprpreguntó si a mí meeguntó si a mí meeguntó si a mí meeguntó si a mí meeguntó si a mí me

gustaban las milanesas,gustaban las milanesas,gustaban las milanesas,gustaban las milanesas,gustaban las milanesas,porporporporporque ella me iba aque ella me iba aque ella me iba aque ella me iba aque ella me iba allellellellellevvvvvar milanesas a lasar milanesas a lasar milanesas a lasar milanesas a lasar milanesas a lasofrofrofrofrofrendas del día deendas del día deendas del día deendas del día deendas del día de

muermuermuermuermuertos cuando ytos cuando ytos cuando ytos cuando ytos cuando yo meo meo meo meo memurmurmurmurmurierierierieriera,a,a,a,a, y y y y yo dije:o dije:o dije:o dije:o dije: “ésta“ésta“ésta“ésta“éstallegó a México ¡quéllegó a México ¡quéllegó a México ¡quéllegó a México ¡quéllegó a México ¡qué

bárbarbárbarbárbarbárbarbárbara!”a!”a!”a!”a!”

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El día en que (mi hija) me preguntó si a mí megustaban las milanesas, porque ella me iba a llevarmilanesas a las ofrendas del día de muertos cuandoyo me muriera, yo dije: “ésta llegó a México ¡qué bár-bara!”.(39)

O como advierte alguno de los que optaron por la vuelta,(...) éramos, en principio, gente que, en el me-

jor de los casos, venía de una elección dolorosa, por-que dejar el país propio siempre lo es, llegábamosdesde el miedo, esa estación empobrecedora, nuevolímite que abrió riesgos desconocidos y nos recortóde nuestra vida elegida y habitual (...) ahora creo queeste nuevo miedo tapa a otro que por ahí debe andar:el miedo de volver a vivir en la Argentina, miedo detener que volver a pelear mi lugar, miedo a compararlo que fui o lo que soy, miedo a examinar mi historia ymi identidad.(40)

Hubo de todo y ello constituye parte sustantiva del inte-rés de este proyecto por rescatar la memoria colectiva del exiliosudamericano, porque a fin de cuentas, esta tierra que dio refu-gio a los perseguidos, acabó conquistando a muchos, estable-

NOTAS

1. Maira, Luis. “Claroscuros de un exilio privilegiado” en PabloYankelevich (coord.). El México de los exilios. Una experiencia de sudameri-canos, México, ITAM, p. 183.2. Cerejido, Marcelino. “Exilio, investigación y ciencia”, en PabloYankelevich, (coord.) El México de los exilios. Una experiencia de sudameri-canos, México, ITAM, p. 93.3. Maira, Luis en Op. Cit. p. 115.4. Con el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología(CONACYT), la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacio-nal Autónoma de México (UNAM) y la Escuela Nacional de Antropolo-gía e Historia (ENAH) colaboran en esta investigación Gabriela Díaz,Cecilia Guerrero, Concepción Hernández, René Salas, Gabriela Díaz yDiana Urow.5. Véase, Williams, Raymond. Marxismo y Literatura, Barcelona, Penín-sula, 1980, primera parte.6. No existe una estadística precisa que dé cuenta del número deexiliados, sin embargo, de acuerdo con la información recabadaen el Archivo Histórico de la Secretaría de Relaciones Exterioressobre los asilados en las diferentes embajadas mexicanas, así comolistados de quienes llegaron a México, podemos inferir –de ma-nera provisional– que entre las tres nacionalidades, argentina, chi-lena y uruguaya, radicaron en el país entre 20.000 y 30.000 perso-nas.7. Entrevista con Martha Selser realizada por Diana Urow, México, D.F.,17de julio de 1997, Proyecto del Exilio Latinoamericano (en adelante PEL),PEL/1/A-3, (güera es el modismo mexicano para rubia).8. Entrevista con Liliana Felipe realizada por Eugenia Meyer, México,D.F., 6 de octubre de 1997, PEL/1/A-19.9. Ulanovsky, Carlos. Seamos felices mientras estemos aquí, Buenos Aires,Ed. de la Pluma, 1983, p. 19.10. Entrevista a María Inés Roqué realizada por Cecilia Guerrero, Méxi-co, D.F., 14 de agosto de 1997, PEL/1/A-6.11. Entrevista a Andrea Marcovich realizada por Cecilia Guerrero, Méxi-co, D.F., 7 de julio de 1997, PEL/1/A-1.12. Entrevista con Enrique Zylberberg realizada por Gabriela Díaz, Méxi-co, D.F., 11 de noviembre de 1997, PEL/1/A-24.13. Entrevista con Nora Rabotnikov realizada por Gabriela Díaz, Méxi-co, D.F., 19 de agosto de 1997, PEL/1/A-7.14. Entrevista con José Ibarra realizada por Diana Urow, México, D.F.,15 de julio de 1997, PEL/1/CH/4.15. Entrevista a Mirta Blostein realizada por Cecilia Guerrero, México,D.F., 6 de octubre de 1997, PEL/1/A-29.

16. Entrevista con Hugo Morel realizada por René Salas, México, D.F.,29 de enero de 1998, PEL/1/U-26.17. Entrevista a Dionisio Quintán realizada por Concepción Hernández,México, D.F., 11 de octubre de 1997, PEL/1/U-10.18. Entrevista con Beatriz Aguad realizada por Cecilia Guerrero, Méxi-co, D.F., 21 de noviembre de 1997, PEL/1/A-29.19. Entrevista con Gabriela Salgado realizada por René Salas, México,D.F., 6 de agosto de 1997, PEL/1/CH/6.20. Entrevista con Enrique Zylberberg, Op. Cit. 12.21. Paz, Octavio. El laberinto de la soledad, México, Fondo de Cultura Eco-nómica, 1972, p. 28.22. Ibídem, p. 37.23. Mercado, Tununa. “Esa mañana en la que creí estar en Asia”, enPablo Yankelevich, (coord.), Op. Cit., p. 109.24. Apud en Sergio Schmucler, “Apuntes para el diario de un exiliadoadolescente”, en Pablo Yankelevich, Op. Cit., p. 166.25. Entrevista con Nora Rabotnikov realizada por Gabriela Díaz, Op.Cit. 1326. Entrevista con Alba Díaz realizada por Gabriela Díaz, Puebla, 5 dediciembre de 1997, PEL/1/U-22.27. Hernández, Anhelo. “Para una crónica del exilio uruguayo”, en Pa-blo Yankelevich, (Coord.), Op. Cit., p. 32.28. Entrevista con Carlos Palleiro realizada por Gabriela Díaz, México,D.F., 4 de febrero de 1998, PEL/1/U-28.29. Mercado, Tununa. “Esa mañana en la que creí estar en Asia”, enPablo Yankelevich, Op. Cit., p.111.30. Entrevista con Susana Plouganou realizada por Gabriela Díaz, Pue-bla, 6 de diciembre de 1997, PEL/1/A-37.31. Entrevista con Federico Bonasso realizada por Diana Urow, México,D.F., 24 de febrero de 1998, PEL/1/A-43.32. Entrevista con Martha Selser... Op. Cit. 7.33. Mercado, Tununa. En estado de memoria, México, UNAM, 1992, p. 70.34. Entrevista con Martha Selser... Op. Cit. 7.35. Ibídem.36. Entrevista con Nora Rabotnikov, Op. Cit. 13.37. Entrevista con Tununa Mercado realizada por Pablo Yankelevich,México, D.F., 10 de junio de 1997, PEL/1/A-2.38. Entrevista con Rolando González realizada por Cecilia Guerrero,Culiacán, Sinaloa, 25 de junio de 1997, PEL/1/CH-5.39. Ibídem.40. Ulanovsky, Carlos. Seamos felices..., Op. Cit., pp. 31, 35.41. Ibídem, p. 28.

ciendo sólidos vínculos y permanentes afectos con quienes sevolvieron, al grado tal que un número de ellos encontró impo-sible la distancia, la nostalgia y al cabo de un tiempo opta-ron por regresar, ahora ya en forma definitiva a México.

Y entonces, ¿qué tuvo México a diferencia de otrospaíses que permitió generar patrones de identidad y derelación tan perdurables? ¿Cómo fue que la cultura mexi-cana permeó en la vida y la ideología de los exiliados?¿Cómo los exiliados vivieron las diferencias? ¿Cómo trans-formó o trastocó el tiempo la obsesión del retorno, del noser, de estar aquí pensando en el allá, o bien estar final-mente allá pensando en el aquí?

Yo le estoy agradecido a México por-que me ofreció tranquilidad para aprender otrasrealidades, distancia para valorar lo propio ytiempo seguro para solucionar las elecciones másdefinitivas. Ahora después de varios años y dehaber vivido como distinto entre otros más dis-tintos a mí, soy otra persona. En México vi cómose sucedía ese género de cosas que ya sabemosacaecen una vez en la vida, por ejemplo crecer.(41)

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Mémoriae identidade doexilio sul-americanono México

No contexto latino-americano, o Méxicosobressai por sua política exterior, que estáguiada, principalmente, pela condenação abertade toda forma de discriminação racial, políticaou religiosa. No presente século, as açõesempreendidas para proteger vidas humanas,concederam ao México um merecido prestígioem matéria de asilo e refúgio para os perse-guidos por suas ideias políticas.

Neste contexto, e apesar das distâncias geo-gráficas, no inicio da década de setenta, o Méxi-co se tornou o lugar privilegiado para o exíliomassivo, esta vez de origem sul-americana: aArgentina, o Chile e o Uruguai. Nessas nações,as ditaduras militares eliminaram toda formade democracia. A militarização da vida públicano sul do continente pôs em movimento umprocesso de genocidio que transformou empolítica de estado a prática da repressão e doextermínio dos opositores políticos ou deaqueles suspeitos de o serem. Por causa disto,miles de sul-americanos foram obrigados a setornar refugiados políticos nas embaixadasmexicanas e a abandonar seus países. Para osperseguidos, o México apareceu como a únicapossilbilidade de sobrevivência. Por isso, du-rante mais de uma década, o México foiterritório de refúgio de miles de perseguidos,dando nascimento ao fenômeno que tentamosestudar: a experiência dos exilados latino-ame-ricanos.

O que é que era tão diferente no Méxicoque se permitiu desenvolver modelos tãoduradouros de identidade? Encontrar aresposta é o alvo deste trabalho, que tencionainvestigar as características do exílio latino-americano. Isto significa reconstruir o caminhoque começou com as circunstâncias que osobrigaram a deixar seus países e ir para oMéxico, suas primeiras impressões ao chegar,seus primeiros empregos, as práticas políti-cas, os códigos de pertenença e as relaçõessociais. O assunto desta pesquisa finda quandoesses exilados tomaram a decisão de regressare atravessaram a experiencia de reinserçãoem seus países de origem, ou os casos daquelesque decidiram não regresar, tornando perma-nente aquilo que no princípio, acreditaramcomo uma estada transitória.

Memoryand Identityof the SouthamericanExile in Mexico

In the Latin American context, Mexicostands out for it’s exterior politics, which isguided principally by the open condemnationof any form of racial, political or religiousdiscriminations. In the present century, theactions undertaken to protect refuge forthose persecute for their political ideals.

In this context, and in spite of thegeographic distance, at the beginning of theseventies, Mexico converted into a privilegedplace for another massive exile, this time ofSouthamerican origin: Argentina, Chile andUruguay. In those nations, the militarydictatorships ell iminated all forms ofdemocracy. Militarization of public life in thesouth of the continent put in motion aprocess of genocide, that converted intostate politics the practices of repression andextermination of political opposition or ofthose suspected to be. Due to this, thousandsof Southamericans were obliged to becomepolitical refugees at the Mexican embassiesand to abandon their countries. For thosepersecuted, Mexico emerged as the onlypossibility of survival. Like this giving birthto the phenomena which we intend to study:the experience of the exiled Latin-Americans.

What was so different about Mexico thatsuch long lasting patterns of identity wereallowed to develop? To find the answer isthe aim of this paper , which intends toinvestigate the characteristics of the Latin-American exile. This means to reconstructthe path that started with the circunstancesthat obliged them to leave their country andgo towards Mexico, their first impressionson their arrival, their first jobs, the politicalpractices, the codes of belonging and thesocial relationships. The matter of researchends when the exiles took the decision toreturn and went throught the experiencesof the reinsertation in their country of origin,or the special cases of those who decidednot to return, so making permanent whatthey first believed to be a transitory stay.

Memoire etidentite del’exile sud-américainen Méxique

Dans le contexte Latin-Américain, Méxiqueexcelle par sa politique extérieure, guidéeprincipalement par sa condamnation ouverte detoute forme de discrimination raciale, politiqueou religieuse. Dans ce siècle, les actions prisespour protéger les vies humaines, a octroyé auMéxique un bien merité prestige par l'asile et lerefuge prêtés à ceux qui ont été persécutés àcause de ses idées politiques.

Dans ce contexte, et malgré la distancegéographique, au commencement des 70's.Méxique est devenu un lieu privilegié par un autreexile massif, cette fois d'origine Sud-Américain:Argentine, Chili et l'Uruguay. Dans ces nations-ci,les dictatures militaires avaient éliminé toute for-me de démocratie. La militarisation de la vie pu-blique au Sud du continent a mis en mouvementun processus de génocide que a transformé enpolitique d'état les pratiques de la répression etde l'extermination de l'oposition politique ou decelui suspect de l'être. Dû à tout cela, des milliersde Sud-Américains ont été obligés de devenir desréfugés politiques aux ambassades Méxicaines etd'abandoner leurs nations. Pour ceux qui ont étépersecutés, le Méxique a émergé comme la seulepossibilité de survivance. C'est pour cela que parplus d'une décade, le Méxique a été le territoirede réfuge pour des milliers de persecutés, et a faitnaître le phénomène que nous essayons d'étudier:l'expérience des éxilés Latin-Américains.

Qu'est-ce que c'était si différent par rapportau Méxique que on a permis des modèles sipersistants d'identité de se déveloper? Trouver laréponse est l'objectif de ce travail, qui essaied'enquêter sur les caracteristiques de l'exile Latin-Américain. Cela veut dire reconstruire le chemincommencé avec les circonstances que ont obligéà eux à abandoner leurs nations et aller vers leMéxique, leurs premières impressions quand ilssont arrivés, leurs premiers travaux, les pratiquespolitiques, les codes d'appartenance et les rapportssocials. Le sujet de recherche fini quand les exilésprennent la décision de retourner et traversentles expériences de la réinsertion dans leurs paysd'origine, ou les cas spécials de ceux qui ont décidéde ne pas retourner, et qui on fait permanent ceque d'abord ils croyaient un séjour transitoire.

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vista desde unametodologíafoucaultiana

La Historia de un intelectual vista desde una metodología...

Autor Carmen Sesto

Programa de Historia oralMuseo RocaPrograma UBACYT-CONICET

La Historiade un intelectual

25, 26 y 27 de agosto de 1999

IV ENCUENTRO NACIONAL DE HISTORIA ORAL

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1.1.1.1.1. Intr Intr Intr Intr Introducciónoducciónoducciónoducciónoducción

Una de las dificultades de tipo lógico que restrin-ge la validez del género biográfico, en sus diversas mo-dalidades, es que se organiza de antemano en funciónde una identidad fija y estable a través del tiempo, pro-vocando la ilusión de continuidad y coherencia de unsujeto siempre igual a sí mismo. Este efecto ilusorioproviene de considerar a la identidad como algo úni-co y esencial, un núcleo central desde el cual se deter-mina la razón de ser de los sujetos individuales y co-lectivos, reduciendo la diversidad existente a uno solode los factores como si impregnara y diera sentido alresto. Un ejemplo ilustrativo de este abordaje tradi-cional se vincula al encarnizado y largo debate sobreel “ser nacional”, en el que se desconoce la pertinenciade ámbitos muy disímiles entre sí como familiares,religiosos, étnicos, sociales e ideológicos.

Las preguntas acerca de si la identidad era esta-ble o si varía en el tiempo y el espacio, si funciona demanera monolítica o compleja estuvieron ausentes enlas preocupaciones metodológicas en general, y de lahistoria oral en particular en la década de 1960, ya queen este período inicial está mucho más acuciada poradoptar las preceptivas de cientificidad que exige laprofesionalización y el ingreso al ámbito académico.Estos interrogantes tampoco fueron incluidos en laagenda de debate entre 1970 y 1980, básicamente orien-tada a resolver cuestiones empíricas vinculadas con larecopilación y acumulación de entrevistas, a fin decontar con una masa crítica encorsetada en los mode-los estandarizados impuestos por la comunidad aca-démica.(1)

Estos puntos comienzan a precisarse y explicitarseactivamente en relación con las temáticas de las nacio-nalidades y la inmigración hacia 1990, cuando ya sedispone de una sustancial renovación en el campoepistemológico y teórico. Lo que se hizo claro con es-tas dilucidaciones fue una concepción de la identidadmúltiple, diversa y flexible, haciendo referencia al pro-ceso social en el que una persona adopta determina-das características y rasgos según el ámbito, la posi-ción y el estatuto que ocupa en lo familiar, religioso,económico, intelectual y político. Poniendo de relieveuna dinámica identitaria cuya configuración es frag-mentaria y permeable, ya que en ese campo de dife-renciación, individualización y agrupamiento existe unconstante entrecruzamiento, flujo y pasaje de las di-versas modalidades adoptadas.(2)

El problema es que aún después de esta descom-posición del campo identitario, ese proceso social sesigue pensando como expresión única de la concien-cia y la voluntad del individuo. Por consiguiente, elmaterial proveniente de la relación con los otros y elmundo que es la contracara de dicho proceso, queda

minimizado a un mero reflejo de esa interioridad, des-conociendo la entidad que le es propia.

Una de las maneras de romper con ese modelopsicologista, es aceptar un recorte donde las caracte-rísticas diferenciadas provienen de las reglas, proce-dimientos y códigos de cada posicionamiento, ámbitoy estatuto, ya que son independientes de los sujetosque los ocupan. Esto implicó situarnos en el punto deintersección en que confluyen los dos aspectos consti-tutivos de las identidades: los sujetos y los otros/elmundo.

Se trata de analizar la configuración de esas iden-tidades en dos niveles, el del trabajo sobre sí mismo yel de la interacción con los otros y el mundo. Poniendoespecial acento en el contexto histórico que estructuraesas identidades, porque ya no cabe duda que las so-ciedades y épocas en las que viven determinan los ras-gos fundamentales, por tanto, ponen en evidencia lastransformaciones que impone el tiempo y el espacio.(3)

Las características que presentan las trayectoriasde vida puestas a consideración en este caso, nos lle-varon a optar por la noción de intelectuales específi-cos formulada por Michel Foucault, dado que ilustraperfectamente la emergencia de este nuevo tipo deintelectuales en nuestra historia más reciente.(4)

En síntesis, éstos son los objetivos del trabajo quepresentamos al debate académico. No sin antes men-cionar que esta perspectiva articula lo teórico y lo prác-tico como indisociables, por tanto, los hallazgos pre-sentados surgieron de la información recogida en eltranscurso de las entrevistas que realizamos conHoracio Giberti y Hebe Clementi. La creación de estafuente oral demandó dos años de labor permanente,con una periodicidad semanal, durante los cuales serecopilaron 80 horas de grabaciones, utilizando losprocedimientos que se describirán en la segunda par-te de este artículo.

2.2.2.2.2. Hacia una def Hacia una def Hacia una def Hacia una def Hacia una definicióninicióninicióninicióninición

de las trde las trde las trde las trde las traaaaayyyyyectorectorectorectorectorias de vidaias de vidaias de vidaias de vidaias de vida

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En rigor de verdad, debemos admitir que no separtió de esta conceptualización del intelectual espe-cífico como un a priori que se ponía a prueba, por elcontrario, llegamos a la misma a partir de la informa-ción recogida en las entrevistas y de la aplicación delmétodo arqueológico genealógico foucaultiano. Esta

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primera aproximación partió de una previa evalua-ción de su tarea como intelectuales y del curriculumvitae como carta de presentación y que, a la vez, nospermitió avizorar las rasgos en común de ambos per-sonajes, autorizándonos a incluirlos en la mismacategorización.(5)

Haciendo una breve síntesis de las trayectorias deHoracio Giberti que es ingeniero agrónomo y HebeClementi que es licenciada en Historia, encontramosuna temprana especialización en áreas determinadasdel conocimiento científico: sector agropecuariopampeano e historia estadounidense respectivamen-te, el ejercicio de la docencia y la investigación en laUniversidad Nacional de Buenos Aires, en donde aúncontinúan con el dictado de materias de posgrado.

Desde esta previa profesionalización son invita-dos a ejercer funciones públicas, y subrayamos estode “invitados”, porque esa nueva pertenencia se debea que poseen un bien escaso y muyvalioso: una información de alta cua-lificación y la previa capacitación,que los habilita para adentrarse enproblemas claves. Esta situación deexcepcionalidad es quizás, una de lascircunstancias que permiten sortearel paso por las horcas caudinas de lamilitancia política, Giberti hasta aho-ra no se afilió a ningún partido yClementi recién lo hace en su madu-rez, en 1982, en uno de los dos parti-dos mayoritarios de nuestro país: laUCR.

A esos cargos públicos accedenen períodos neurálgicos de la Argen-tina, en períodos de transición demo-crática luego de gobiernos de facto.Giberti es nombrado secretario de Agricultura y Ga-nadería dependiendo del Ministerio de Economía acargo de José Gelbard durante la presidencia Perón-Perón entre 1973-1974, antes había ocupado el cargode presidente del INTA entre 1958-1962. En cambio,Clementi debuta como funcionaria en la presidenciaAlfonsín-Martínez, como directora del Museo Rocaentre 1983-1985 y luego, como directora del Libro en-tre 1985-1989, dependiendo ambos de la Secretaria deCultura de la Nación.

Estos datos primarios nos posibilitaron la confi-guración de una imagen compartida, en donde debía-mos desechar de plano la existencia de prototiposexcluyentes de intelectuales o de políticos sólo en re-lación directa con la institución y el saber científico ocon los cuadros y estructuras burocráticas del partido.Estos intelectuales se politizan a partir de la actividadespecífica de cada uno y en lugares ultrasensibles comola universidad, participando en el diseño de sectoresesenciales del país como lo agrario, la educación y la

cultura. Esa imagen nos llevó a un primer recorte con-ceptual provisorio como “intelectuales orgánicos” enel sentido marcado por Gramsci, y que planteó comoindagación la relación con el grupo a que pertenecen,al sector social que representan y la función que cum-plen como formadores de la conciencia de la socie-dad.(6)

La inadecuación de esta categoría quedó en evi-dencia en cuanto avanzamos en las entrevistas, ya queestas figuras no aparecen como portadoras de valoresuniversales, ni un paso más adelante del resto de lasociedad, ni tampoco asumiendo la dirección ideoló-gica de la clase fundamental. Por el contrario, el ejer-cicio de la práctica política, de las condiciones de tra-bajo y la experiencia cotidiana de su vida íntima, mues-tran a Giberti y Clementi ocupados en resolver pro-blemas concretos y en estrecho contacto con los secto-res más desfavorecidos de nuestra sociedad. No un

paso más adelante para esclarecer suconciencia sino junto a ellos escu-chando lo que decían, ya que estabanplenamente convencidos de que so-bre ese tema sabían mucho más queellos, como ambos lo admiten lúci-damente.

La respuesta es proporcionarleslos instrumentos y los medios paraque aprendan a defenderse por suspropios medios, sorteando o rodean-do las limitaciones y restricciones queimponen las circunstancias históri-cas. A modo de ejemplo de este pro-ceder podemos señalar el énfasis queadquirió el INTA en su papelasistencial y de extensión durante lasdos gestiones de Giberti, quien par-

ticipaba activamente de estos programas dereconversión que aminoraron las distancias existentesentre los pequeños y grandes productores.

El Plan Nacional de Lectura elaborado porClementi desempeñó un papel similar. Instrumentadoa través de las Bibliotecas Públicas, se orientó en pri-mera instancia hacia los marginados de laescolarización: niños, jóvenes y adultos, más tarde, seincluirán a los escolares. Pero siempre en las provin-cias más desfavorecidas, por su pobreza y ubicacióngeográfica, como por ejemplo las fronterizas. Esas vo-ces se escucharon en diferentes talleres: literarios, dehistorias y experiencias de vida, y generaron una di-námica de creación de archivos orales, de exposicio-nes de muy diverso tenor que, en todos los casos, fue-ron implementados desde esos mismos sectores socia-les.

La tarea de estos intelectuales no sólo les crea ene-migos sino que encuentra grandes obstáculos y losexpone al riesgo de quedar aislados al no dejarse ma-

La tarLa tarLa tarLa tarLa tarea de estos inte-ea de estos inte-ea de estos inte-ea de estos inte-ea de estos inte-lectuales no sólo leslectuales no sólo leslectuales no sólo leslectuales no sólo leslectuales no sólo les

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nipular por los partidos políticos o los aparatos sindi-cales. Aunque la restricción más importante es que nopueden desarrollar su estrategia por falta de apoyosexternos como ocurrió en estos casos estudiados.Giberti no logró implementar su Ley de renta normal-potencial y Clementi que se continuara el Plan Nacio-nal de Lecturas.

El desplazamiento de intelectuales a funcionariospúblicos evidencia un corte, una discontinuidad en susrasgos identitarios, ya que asumir esta politizaciónimplicó un desprendimiento de sí mismo y un trans-formarse en algo distinto en un espacio extraño, cuyasreglas desconocen. Una práctica transformadora quemodifica muchos aspectos en la vida de Giberti yClementi, e incluso cambia aquello que es la razón deser de los intelectuales: la relacióncon la verdad. Un objetivo siemprepresente en sus luchas, pero ya nocomo un ente universal y temporal,sino como la consecución de estos fi-nes pequeños y particulares y desdelas condiciones históricas y concre-tas.

En este punto conviene una dis-gresión que atiende a la ética de es-tos personajes. En un país atravesa-do por el fantasma de la corrupción,no hay un solo indicio ni denunciade que hayan saqueado al erario na-cional. Por el contrario, son capacesde desprenderse de sí mismos, y desus cargos salieron con los mismosbienes que tenían antes. Desde estaperspectiva, estas trayectorias devida tienen un valor ejemplificadorque son fundamentales para nosotrosy las generaciones venideras.

La serie de características enun-ciadas nos permite afirmar que éstosson nuevos intelectuales que, de manera alguna, sepueden ligar con la intelligentzia que les precede sinoque inauguran una modalidad cuya habilitación sesustenta fundamentalmente en el ejercicio y la respon-sabilidad ciudadana. Esas características se ajustan per-fectamente a la definición de intelectuales específicosde Michel Foucault, denominando como tal a los indi-viduos que hacen uso de su saber y competencia conrelación a la práctica política, cuya postura no repre-senta valores universales ni indica por adelantado alpueblo lo que debe hacer y pensar.(7)

La fertilidad analítica de este recorte conceptualva mucho más allá de la congruencia y coherencia quese pide porque provoca una apertura que permite unanálisis múltiple, diferenciado y detallado, que se re-fiere a individuos concretos con un cuerpo marcadopor las huellas de la historicidad, de las condiciones

de vida y de trabajo, de la esfera de lo privado y de lasexualidad, de sus familias, amores y odios, de las re-laciones entre las prácticas académicas, políticas, so-ciales y económicas.

Podemos concluir que los intelectuales específi-cos presentan una serie de características, que permi-ten reconocerlos e individualizarlos.

1. Son profesionales ya prestigiados en su activi-dad académica y, desde allí, acceden a la función pú-blica sin considerarse portadores de valores eternos nide crítica universal.

2. Estos intelectuales son a la vez padres de fami-lia, vecinos, deportistas, consumidores, es decir, sonhombres concretos que parten de una posición socialy de los medios que disponen y que adoptan diferen-

tes identidades en cada ámbito que,a la vez, se entrecruzan e interre-lacionan entre sí.

3. En su condición de intelectua-les siguen teniendo una estrecha vin-culación con las instituciones acadé-micas y políticas.

4. Los planes y las funciones quepueden adoptar estos intelectualespolítizados ocurren en un espacio yaconfigurado que no permite indefi-nidas modificaciones.

5. Esa práctica política se centraen la responsabilidad que asumencomo ciudadanos plenos con una in-tervención directa en las políticas pú-blicas, que excede ampliamente el as-pecto representativo que consiste envotar periódicamente. Ese accionarse da en determinadas condicioneshistóricas y en un espacio reglamen-tado que limita las posibilidades detransformación.

6. La función de estos intelectua-les cambia radicalmente en un punto: la relación conlas masas. Su objetivo no es iluminar la conciencia delas masas para que conozcan sus necesidades, sino pro-porcionarles los medios para que las satisfagan.

7. Esta especificidad está atravesada por las for-mas identitarias que fluyen de lo privado, lo íntimo ylo familiar.

8. Los intelectuales específicos son hombres his-tóricos que pertenecen a un tiempo determinado, y alas contingencias e imposibilidades que plantea eseazaroso camino.

En síntesis, estos intelectuales no son un puro es-píritu que conserva y preserva esa identidad en cadauno de los ámbitos en que transcurre su vida sino que,por el contrario, esa identidad varía en cada una delas dimensiones en que emergen. Son hombres mate-rializados con un cuerpo que está sometido a diversos

Esas carEsas carEsas carEsas carEsas características seacterísticas seacterísticas seacterísticas seacterísticas seajustan perfajustan perfajustan perfajustan perfajustan perfectamente aectamente aectamente aectamente aectamente ala defla defla defla defla definición de intelec-inición de intelec-inición de intelec-inición de intelec-inición de intelec-

tuales específtuales específtuales específtuales específtuales específicos deicos deicos deicos deicos deMichel FMichel FMichel FMichel FMichel Foucault,oucault,oucault,oucault,oucault, deno- deno- deno- deno- deno-minando como tal a losminando como tal a losminando como tal a losminando como tal a losminando como tal a losindiindiindiindiindividuos que hacenviduos que hacenviduos que hacenviduos que hacenviduos que hacen

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hacer y pensarhacer y pensarhacer y pensarhacer y pensarhacer y pensar.....

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regímenes: de trabajo, de placer y de enfermedadesque dejan huellas de su historicidad. Estos hombresconcretos muestran una multiplicidad y diversidad deposicionamientos y de estrategias identitarias segúnel estatuto y la dimensión que se trate y la fluidez oestancamiento de cada espacio social.

3. Los intelectuales3. Los intelectuales3. Los intelectuales3. Los intelectuales3. Los intelectuales

específespecífespecífespecífespecíficos y el métodoicos y el métodoicos y el métodoicos y el métodoicos y el método

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fffffoucaultianooucaultianooucaultianooucaultianooucaultiano

La cuestión ahora es la siguiente: cómo pudimosacceder a esa multiplicidad de identidades, cuidado-samente individualizadas en los diversos posi-cionamientos y juegos de desgajamientos en las tra-yectorias de los sujetos. Sin duda, fue el resultado dela aplicación del método arqueológico-genealógicofoucaultiano.

Llegó el momento de considerarla renovación metodológica que en-gendra la propuesta foucaultiana,cuya crítica acerba a la funciónsintetizadora del YO, nos orientó enla dirección de introducir el artificiode dejar en suspenso lo más eviden-te e inmediato: la identidad como unsustrato homogéneo, estable, perma-nente y siempre igual a sí mismo.(8)

Este artificio crítico debe enten-derse según Foucault, como una pre-caución destinada a evitar referir osubsumir la multiplicidad en un solorasgo, afrontando el riesgo que aparezca el entrama-do histórico en procesos diferenciados según los ám-bitos y niveles en que operan. Desde el punto de vistaepistemológico, se trata de un poliedro de inteligibili-dad, que carece de un punto central o un núcleo queexplique todo, cuyas caras van siendo definidas a me-dida que se despliega esa variada gama de elementos,procediendo por saturación progresiva.

3.a.3.a.3.a.3.a.3.a. El método g El método g El método g El método g El método genealógicoenealógicoenealógicoenealógicoenealógico

Este marco metodológico resulta básico para ana-lizar los juegos identitarios dando cuenta de la com-plejidad sobre la que se edifica, debido a que se tratade una constelación de factores heterogéneos que sedesplazan y cambian muy rápidamente. En vez dedefinir el núcleo central de una identidad y desdeallí, buscar su génesis a través del tiempo, lo que

hicimos fue remitirnos a los comienzos tomando elplano más bajo y elemental. Para ello, disponíamosde dos conceptos: procedencia y emergencia, quenos permitieron distinguir las diferentes formas deidentidad y su pertenencia, reconstruyendo los hi-los que los atan, los relacionan y los hacen darseunos a otros.(9)

Para precisar aquí el patrón de inteligibilidadque nos proporcionaron dichos conceptos, los des-cribiremos separadamente aunque visualizando losefectos de conjunto. La procedencia remite a loscomienzos donde se encuentra una multiplicidadde características brumosas y luego un gran núme-ro de desplazamientos, modificaciones e inversio-nes de esos rasgos diferenciados. Situarnos en loscomienzos fue algo fantástico, porque quedó enevidencia la inexistencia de una esencia cuyo desa-rrollo determina lo que viene posteriormente.

En el plano más elemental sólo encontramos aniños absorbidos por la escena familiar: padres, her-manos, vecinos y amigos, cuyo entorno secircunscribía a los límites de la casa paterna, y un

poco más adelante, a la escuela, lospaseos, los medios de comunica-ción, el barrio, el centro y los pri-meros ritos de iniciación sexual.Por ejemplo, la construcción de lacasa propia como proyecto familiartiene un valor emblemático paraClementi, que es hija de inmi-grantes italianos.

Esos comienzos no revelanninguna intencionalidad, ni desig-nio, ni llamado vocacional, ni nin-gún otro sentido originario queimprime un rumbo fuera de cual-quier datación cronológica, como

un proyecto que atraviesa su existencia y le da sig-nificación. Incluso el giro que va tomando la vidaen cuanto a elecciones personales y profesionalesestá rodeado de circunstancias azarosas y fortuitas,en un caso surge de improviso y en otro por des-carte de otras opciones.

En cuanto acceso a la función pública, tampo-co se advierte la existencia de un destino manifies-to ni una evolución hacia esas formas más presti-giosas de ser. Por el contrario, lo que se percibe esla inestabilidad de una figura única como identi-dad preservada, ya que constantemente se atravie-san diversas experiencias, desafíos y sufrimientosen el campo práctico en que viven, trabajan y amany de los cuales no se sale de la misma manera enque se entró.

Este juego de transformaciones específicas entiempos diferenciales recorrió las entrevistas yadesde el comienzo, fue el recurso que posibilitó sor-

SituarSituarSituarSituarSituarnos en los comien-nos en los comien-nos en los comien-nos en los comien-nos en los comien-zzzzzos fue algos fue algos fue algos fue algos fue algo fo fo fo fo fantásticoantásticoantásticoantásticoantástico,,,,,porporporporporque quedó en eque quedó en eque quedó en eque quedó en eque quedó en evi-vi-vi-vi-vi-dencia la inedencia la inedencia la inedencia la inedencia la inexistenciaxistenciaxistenciaxistenciaxistenciade una esencia cuyde una esencia cuyde una esencia cuyde una esencia cuyde una esencia cuyooooo

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mentementementementemente.....

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tear las cronologías basadas en el devenir humano:infancia, juventud, madurez y vejez. Aunque separtió de la percepción que tenían los sujetos de esasdislocaciones en su forma de ser, esta cuestión fueretomada ante cada contingencia o avatar que im-plicara una transformación sobre sí mismo o en larelación con los otros y el mundo.

Ciertamente, esta precaución ofrece un campode reflexión importante, ya que favorece la visuali-zación de circunstancias que antes no habían sidoconsideradas, por ejemplo, la experiencia devas-tadora que fue para Hebe Clementi la salida de lafunción pública de manera imprevista y en mediode la hiperinflación. Un efecto traumático que sólopudo ser verbalizado pidiendo un corte abrupto enlas entrevistas, que se retomaron con toda normali-dad una vez aclarado el peso de ese hecho. En cam-bio, Horacio Giberti narró como un sucesoconmocionante la enfermedad de su hijo menorcuarenta años atrás. Sin embargo, lo que finalmen-te apareció fue la transposición entre esa circuns-tancia y la que había vivido recientemente con suhijo mayor que, en cierto modo, lohabía conectado con su propia de-bilidad y vejez.

Estos resultados son insepara-bles de los efectos del otro concep-to genealógico: la emergenciacomo irrupción de un aconteci-miento cuya razón de ser no sepuede retrotraer desde el presen-te hacia el pasado. Esta precauciónmetodológica previene uno de loserrores más habituales, la creenciaengañosa que el prestigio alcanza-do en el presente ya está en ger-men en el origen, situando al prin-cipio lo que está al final o las últimas cosas antesque las primeras.(10)

Este paciente movimiento invirtió la relaciónestablecida entre la irrupción de determinados su-cesos y la intencionalidad de los protagonistas, yaque esa voluntad de acción se veía constantementecontrarrestada por las restricciones que imponía unespacio configurado por reglas, procedimientos ysímbolos. Esas precauciones hicieron visibles lascondiciones que determinan el quehacer, ya queestas regulaciones limitan la voluntad y el accionarde los sujetos.

Un caso muy interesante, en ese sentido, fue laUniversidad Nacional de Buenos Aires en la queactuaron Clementi y Giberti en la década de 1960,transida por los conflictos entre grupos de diferen-te pertenencia ideológica, de limpieza de sectoresreaccionarios y de formulación de la carrera docente.En ambos casos, para su suerte o desgracia, la acepta-

ción, rechazo o desplazamiento dependerá de la for-tuna que tenga el sector al que aparecen ligados. Enesos enfrentamientos, quedan implicados en las luchasde los que se disputan el control de un espacio de po-der, bastante estrecho y limitado.

3.b3.b3.b3.b3.b..... El análisisEl análisisEl análisisEl análisisEl análisis

arararararqueológico-gqueológico-gqueológico-gqueológico-gqueológico-genealógicoenealógicoenealógicoenealógicoenealógico

El análisis arqueológico-genealógico opera sobrelos dos procesos esenciales de configuración de iden-tidades: la transformación sobre sí mismo y la rela-ción con el mundo y con los otros. Esta confluenciaentre el sujeto, los otros y el mundo se da en los diver-sos estatutos, posicionamientos, y ámbitos que se ocu-pan simultánea y sucesivamente. El punto principales que esos procesos se encararon desde las técnicas ylas prácticas usadas, como el conjunto de los “modosde hacer” más o menos regulados, o reflexivas, a tra-vés de las cuales se intenta conocer, trabajar, hablar,

amar y eventualmente modificar loreal.(11)

Hay que señalar que la confluen-cia de las formas identitarias, se ana-lizó distinguiendo tres niveles de in-terrogación. El primero es el recorteinstitucional de las posiciones, esta-tutos y ámbitos, donde se proyectanprogramas, objetivos inherentes, fina-lidad, obligaciones, derechos y valo-res. El segundo el de los efectos entreel recorte institucional y los indivi-duos en su funcionamiento concreto,donde se presentan las contradiccio-nes, fallas en los cálculos, errores, im-

previsiones y confusiones propias de esa puesta enpráctica. El tercero el de las configuraciones estratégi-cas formuladas por los individuos, donde laintencionalidad y el accionar están inscriptos en lasmatrices transformadoras de la realidad.

Este abordaje facilitó la indagación acerca de lasoperaciones realizadas por el sujeto en su cuerpo, sen-timientos, deseos, impulsos, condiciones de vida, elec-ciones existenciales, modo de regular la conducta y defijarse para sí mismo fines y medios, ya que cada unade ellas implicó ciertas formas de aprendizaje, de ad-quisición de habilidades y de algunas actitudes. Perocuya inteligibilidad e iluminación provenían de unaexperiencia del afuera en donde el sujeto es objetivadopara sí y para los demás.

En primera instancia nos ocupamos de las trans-formaciones sobre sí mismo, tomando en cuenta lascuatro técnicas fundamentales: las que permiten pro-ducir, transformar o manipular cosas; las que ofrecen

En cuanto acceso a laEn cuanto acceso a laEn cuanto acceso a laEn cuanto acceso a laEn cuanto acceso a lafunción púbfunción púbfunción púbfunción púbfunción pública,lica,lica,lica,lica, tam- tam- tam- tam- tam-poco se adpoco se adpoco se adpoco se adpoco se advierviervierviervierte late late late late la

eeeeexistencia de un desti-xistencia de un desti-xistencia de un desti-xistencia de un desti-xistencia de un desti-no manifno manifno manifno manifno manifiesto ni unaiesto ni unaiesto ni unaiesto ni unaiesto ni unaeeeeevvvvvolución hacia esasolución hacia esasolución hacia esasolución hacia esasolución hacia esas

ffffformas más prormas más prormas más prormas más prormas más prestigio-estigio-estigio-estigio-estigio-sas de sersas de sersas de sersas de sersas de ser.....

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sentidos, símbolos y significaciones; las que incidenen la conducta de otros individuos y las que efec-tuaron por su propia cuenta llegando a pensarde otro modo, y buscando algo mejor para ellosmismos. Sin embargo, esta tarea comenzó ape-lando a la percepción de los sujetos, pidiéndolesque señalaran cuáles eran a su juicio esos momen-tos de transformación, y por qué habían sucedi-do. Esta indagación la retomamos continuamen-te, permitiéndonos revisar y enriquecer la res-puesta inicial.

La otra cuestión fue la dispersión de la iden-tidad en variadas posiciones, estatutos y ámbi-tos. En este contexto debimos avanzar con pru-dencia, definiendo esas tres categorías de la ma-nera más concisa y precisa posible. Es importan-te aclarar que no fue fácil caracterizar cada unade esas nociones, cuyo conocimiento es aún muyimperfecto y son numerosos los puntos de de-sacuerdo, ni tampoco se pueden establecer cla-ramente las fronteras entre unos y otros. En cuan-to al pasaje y flujo de uno a otro estatuto o posi-cionamiento o ámbito, se observaron a partir delas necesidad de controlar capacidades, utilizar-las al máximo y mejorar el efecto útil de los tra-bajos, así como distintas contingencias e imposi-bilidades que las impulsaron.

Por otra parte se definieron esas categoríasen la instancia que le es propia e irreductible unaa otra y, a partir de las relaciones que se anudanentre ellas. Por estatuto entendemos las exigen-cias y requisitos que debe cumplir un individuopara ocupar un lugar, cuya pertinencia es deter-minada por el ámbito y la posición correspon-diente. La posición alude a las superficies de di-ferenciación, agrupamiento, desplazamiento ydistribución de los individuos, cuya delimitacióndepende del estatuto y el ámbito correspondien-te. El ámbito se conforma con las instituciones,los sistemas de percepción, pensamiento, valo-res de ese tiempo y los comportamientos genera-les e individuales impregnados por los estatutosy posiciones.

La emergencia de las modalidades iden-titarias como profesionales, ciudadanos, padres,investigadores y funcionarios públicos, surgió apartir del interjuego de las tres categorías espe-cificadas. En el caso del estatuto como intelec-tuales se estableció indagando en la red de in-formación, en el régimen de premios y becas,en el intercambio de información con los pares yotros grupos de poder, en los circuitos de inves-tigación y enseñanza, públicos y privados y enla corporación académica. En cuanto a la funciónpolítica, ubicándolos en la estructura partidaria,administrativa burocrática y respecto a las jerar-

quías de distinta clase.(12)

Respecto al papel de los intelectuales se pri-vilegiaron los criterios de competencia y saberque comporta ese tipo de actividad, y nos llevó apreguntarnos acerca del tipo de estudios cursa-dos, las características del sistema universitario,de los programas, de las modalidades de inser-ción en los ámbitos académicos y de investiga-ción. Un lugar relevante se confirió a las obrascomo razón de ser de esa actividad, pero se hizoremitiendo a una estructura en la que se deter-minaban los e lementos autónomos y hete-rónomos, poniendo entre paréntesis los princi-pios del autor y del libro.

Este mismo tipo de precauciones se introdu-jo al tratar el campo identitario que encuentra sulegitimidad y aplicación en el hogar, la familia,el género y otras instituciones de muy diversoalcance. Con esta sintética y breve enumeración,intentamos dar cuenta de las categorías, temas yniveles de análisis que implementamos.(13)

4. Conclusiones4. Conclusiones4. Conclusiones4. Conclusiones4. Conclusiones

Emprender la aventura de aplicar el métodoarqueológico-genealógico foucaultiano fue un de-safío tan enorme como fascinante, ya que exigióuna reconversión de nuestra forma de pensar. Ala vez, debimos abandonar las técnicas y los pro-cedimientos tradicionales por otros conceptos,categorías y precauciones de cuya solvencia yconfiabilidad carecíamos de precedentes, asícomo de una masa crítica que nos sirviera de re-ferente haciendo el camino menos fangoso. Enconsecuencia, este trabajo debió cumplir ese pro-pósito y esperamos que tenga alguna utilidad.

Los resultados que obtuvimos en esta expe-riencia son francamente alentadores. Poner en-tre paréntesis las categorías vacías e inclusivasdel sujeto o las funciones sintetizadoras del“YO”, iluminó una multiplicidad de identidadescon su régimen de materialidad y que se obser-van como un “saber hacer algo” a través de prác-ticas históricas, locales, específicas y discon-tinuas.

Esta formulación ofrece un modelo de análi-s is b iográf ico que rompe con e l modelopsicologista, haciendo que aparezca todo un con-junto de procesos desplazados, excluidos y olvi-dados, que ponen en evidencia las transforma-ciones que produjo sobre sí el sujeto en relacióncon los otros y el mundo con las diversas formasidentitarias que le corresponden, dejando bien enclaro que en el fondo de las cosas no hay nadapermanente ni estable.

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NOTAS

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1989.Desjeux, Dominique. Le sens de l àutre: stratégies, réseaux et cultures ensituation interculturelle, París, L´Harmattattan, 1994.Lamo de Espionsa, Emilio (editor). Culturas, estados, ciudadanos: Unaaproximación al multiculturalismo en Europa, Barcelona, Alianza, 1995.Lacorne, Denis. “La crise de l identtité américaine”Hérodote, 85, Pa-rís, 1997.Ortiz, Renato. “Diversidad cultural y cosmopolitismo” Nueva socie-dad, 155, Caracas, 1998.Un número dedicado a publicar las ponencias del seminario Espaide Comunicació Intercultural de la fundación CIDOB, ver “Dinámi-cas identitarias”Revista Cidob d´Afers Internacionals nº 43-44, diciem-bre 1998/enero 1999, Fundació CIDOB.3. Foucault, Michel. La arqueología del saber, 11º ed. México, S XXI,1985, pp. 3-127Foucault, Michel. “Nietzsche, la Genealogía, la Historia” en JuliaVarela y Fernando Álvarez-Uría (comp.) Microfísica del poder, 2º ed.Madrid, Ediciones de La Piqueta, 1980, pp. 7-29.Foucault, Michel. “La función política del intelectual. Respuesta auna cuestión” en Julia Varela y Fernando Álvarez-Uría (comp.) Sabery verdad, Madrid, Ediciones de La Piqueta, 1991, pp. 47-74.Foucault, Michel. “Respuesta a Esprit” en Oscar Terán (comp.) Eldiscurso del poder, 2º ed., Buenos Aires, Gandhi-Folios ediciones, 1985,pp. 64-87.Foucault, Michel. “Contestación al Círculo de Epistemología” enOscar Terán (comp.) El discurso ... op.cit. pp. 88-124.4. Ibídem cita 3.5. Gramsci, Antonio. Los intelectuales y la organización de la cultura,Buenos Aires, Nueva Visión, 1972, pp. 210.Gramsci, Antonio. La formación de los intelectuales, México, Grijalbo,1967, pp. 2-159.Gramsci, Antonio. La política y el Estado moderno, Barcelona, Planeta-De Agostini, 1985, pp. 15-166.Portelli, Hugues: Gramsci y el bloque histórico. 2º ed., Buenos Aires, SXXI, 1974, pp. 93-134.6. Ibídem cita 5.7. La definición de intelectuales la extrajimos de Michel Foucault,“La función política del intelectual ... op.cit., pp. 47-74.Foucault, Michel: “Respuesta a ...op.cit., pp. 64-87.8. Ibídem cita 7.9. Ibídem cita 7.10. Foucault, Michel. “Nietzsche, la Genealogía, la Historia” en JuliaVarela y Fernando Álvarez-Uría (comp.) Microfísica... op. cit. pp. 7-30.En rigor de verdad, este artículo fue publicado en francés en 1971 yluego fue publicado en diversas compilaciones.Foucault, Michel. “La función política del intelectual. Respuesta auna cuestión”, en Julia Varela y Fernando Álvarez-Uría (comp.) Sa-ber y... op. cit. pp. 47-74.Morey, Miguel (comp.). Michel Foucault, Tecnologías del yo, 2º ed. Bar-celona, Paidós, 1991, pp. 9-49.Foucault, Michel. El yo minimalista y otras conversaciones, Buenos Ai-res, La marca, 1996, pp. 11-100.Foucault, Michel. Hermenéutica del sujeto, La Plata, Altamira, 1997,pp. 9-125.11. Hemos agrupado el análisis arqueológico-genealógico tomandoel agrupamiento de Foucault, cuando señala: “...Anteriormente sos-tuve que la diferencia entre arqueología y genealogía es la que mediaentre un procedimiento descriptivo y un procedimiento explicativo...”Morey, Miguel. “Introducción” en Michel Foucault, Tecnologías ...op.cit. p.14.Foucault, Michel. Historia de la sexualidad 1, 12º ed. México, S XXI,1985, pp. 7-160.Foucault, Michel. Historia de la sexualidad 2. 1º ed. México, S XXI, 1986,pp. 7-35.12. Foucault, Michel. Historia de la... op. cit. pp. 7-160.Foucault, Michel. Historia de la... op. cit. pp. 7-35.Foucault, Michel. Historia de la sexualidad 3, 1º ed. México, S XXI, 1987,pp. 38-93.Foucault, Michel. “Tecnologías del yo” en Miguel Morey, MichelFoucault ... op.cit. pp. 47-48.13. Ibídem cita 12.

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A históriade umintelectual vistadesde una metodologiafoucaultiana

O presente trabalho tem dois objetivos,um deles teórico e o outro metodológico.O primeiro objetivo é apresentar ao debateacadêmico a categorização foucauldiana deintelectuais específicos, aplicando-a em duasfiguras paradigmáticas como são HebeClementi e Horacio Giberti. Esta definiçãopermite captar a emergência de um novotipo de intelectual, cuja maneira de ser seorganiza em torno de tres eixos: a relaçãocom os outros, com a verdade, e com sipròprio.

O segundo objetivo é uma contribução,também de raíz foucauldiana, destinada aoperar analíticamente no modo pelo qualas identidades devenem e se constroem se-gundo os diversos posicionamentos, estatu-tos e âmbitos que vão adotando e mudandonos contextos históricos que lhes sãopróprios.

An intellectual’sstory seenfrom afoucaultienmethodology

The present paper has two goals, the firstone is theoretical, and the other one ismethodological. The former is to present the"Foucaultien"categorisation to the public de-bate: specific intellectuals, using it in twoparadigmatic figures, as Hebe Clementi andHoracio Giberti do. This definition allowswinning the emergence of a new type ofintellectual, whose way of being is organisedaround three axes, the relationship with theothers, with the truth, and with himself.

The latter is also a "Foucaultien"rootedness contribution, destined to operateanalytically in the way in which identitiesbecome and are built according to thediverse positions, statutes and fields that theyadopt and change in the historical contextsthat are characteristic of them.

L’ histoire d’un intelectuelvue d’ uneméthodologiefoucaultienne

Le présent travail a deux objectives, und'eux est théorique et l 'autreméthodologique. Le premier est présenterla categorisation «Foucaultienne» au débatacadémique : des intellectuels spécifiques quel'employent en deux figures paradigmatiquescomme Hebe Clementi et Horacio Giberti.Cette définition permet de captiverl'émergence d'un nouveau type d'intellectuel,dont sa manière d'être s'organise autour detrois axes, le rapport avec les autres, avec lavérité et avec soi-même.

Le deuxième est une contribution deracines «Foucaultiennes» aussi, destinée àoperer analytiquement de la façon danslaquelle les identités deviennent et sontconstruites selon les divers positions, statutset circuits que adoptent et changeant dansles contextes historiques que leurappartiennent.

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APUNTES TEÓRICOS

LA ANTROPOLOGÍAY LA HISTORIA ORAL

A lo largo de la Jornada de Historia oral,fue evidente la presencia de algunos tra-

bajos de antropología cultural, que fueronimpecables desde el punto de vista de la

Historia oral que estamos tratando decultivar, al menos en su sentido último.

Pero al mismo tiempo, se hizo evidente lanecesidad de arrimar algunas considera-ciones sistémicas en torno a las diferen-

cias metodológicas eventuales o bien a lafusión de ellas mismas, en la búsqueda de

criterios válidos para la comprensión decasos y memorias específicas.

El trabajo de Perla Petrich fue en estesentido muy revelador, y quizá lo

Apuntes teóricos

Hebe Clementi Autor

transcribiremos en una publicaciónfutura. Por el momento, aborda-mos un libro suyo, que acaba deeditar, cautivante por la cercaníacon la Guatemala indígena quepervive, pero también por la pon-derada reflexión en cuanto a senti-dos, memorias y redes sociales, queconsienten la exteriorización de lamemoria y sus vínculos con la me-moria social y la colectiva.

Hebe Clementi

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a exteriorizaciónde la memoria

...Los relatos quehe manejado constitu-yen un corpus capaz dereconstruir una historiaoral en la que los po-bladores del lago seidentifican. La estruc-tura narrativa de estosrelatos, la organizacióndel contenido y su in-terpretación, estánmuy relacionadas conel tipo de memoriaque lo sustenta.

Ciertas propuestasde Halbwachs (1994,1968) interpretadaslibremente a través dealgunas consideracio-nes personales pueden,quizás, aclarar este pa-norama en donde todoslos recuerdos no actúancon los mismos princi-pios ni tienen la mismafinalidad.

Una distinción im-portante, segúnHalbwachs, se estable-ce entre una memoriasocial y una memoriacolectiva. La primeraequivale a una memo-ria englobante de lasociedad; memoria deun cierto pasado remo-to (canciones, mitos,tradición oral en gene-ral) que atraviesa lasociedad como un río

subterráneo, como unacorriente de pensa-miento. Esta especie deconfiguración memo-rial común a cada so-ciedad emergeesporádicamente a lasuperficie en la con-ciencia de determina-dos grupos. Eso hacepensar que, ocasional-mente, la memoria so-cial se convierte en me-moria colectiva, es de-cir, en una memoriarecuperada por un gru-po determinado (fami-liar, religioso, político,intelectual, artístico...).El grupo en ese casoselecciona referentesque extrae de la memo-ria social (que abarcaun pasado remoto)para recuperar e inclu-so intensificar un senti-do o, a veces, para dar-le otro y aplicarlo a un

L

El fin de siglo y el umbral del tercer milenio (1983-1999)

Autor Perla Petrich

Universidad de París VIII

Historias, Historia del Lago Atitlán

acontecimiento recienteo actual. Hay momen-tos en que ciertos gru-pos, por estrategiaspolíticas, económicas oideológicas, necesitan“rehacer el pasado”(Augé, 1996: 63). Enese caso del pasado sehacen recortes de cier-tos mitos, tradiciones,creencias que sereactualizan según lasnecesidades del pre-sente. Este tipo de fe-nómeno es frecuente,por ejemplo, en movi-mientos religiosos decarácter mesiánico o enaquellos que se reivin-dican como detentoresactuales de las creen-cias mayasprehispánicas.

La memoria colec-tiva interviene en rela-ción al pasado reciente,en consecuencia, por la

inmediatez, el grupo ydentro del grupo losindividuos, tienen re-cuerdos que ubicanbien sin poder a vecesdiscernir su exacto va-lor. Por el contrario, lamemoria social duranteel transcurso de losaños ha operado unaselección; ha estableci-do un orden de impor-tancia de los aconteci-mientos pero ha creadouna gran imprecisióntemporal. La jerarquíade los hechos ha ido,poco a poco, olvidandola exactitud de la cro-nología. El tiempo tie-ne muchas veces unpapel puramente sim-bólico. Tiempo mítico,cíclico, trastocado, in-vertido, eternamenteimpreciso. El mismoproceso de indetermi-nación sufre el espacio.

Existen “mediado-res” de estas dos me-morias que general-mente se entrelazan:los “sabios”, “los pro-fetas”, “los venerablesancianos”, los “jefes decofradía”... transmitenuna memoria colectivaen donde constante-mente afluye la memo-ria social, en algunoscasos hasta abarcar lacasi totalidad del dis-

(Guatemala, Cael/Muni–k’at, 1999)

APUNTES TEÓRICOS

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HistoriasHistoria del Lago Atitlán

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curso. Los abuelos sonlos mediadores de lamemoria familiar; elalcalde del pueblo dela memoria jurídica, elcurandero-sacerdote dela memoria religiosa, elanciano artesano de lamemoria técnica...

Un tercer tipo dememoria que juega unpapel fundamental esla memoria individual,inscripta por una parteen la forma de percep-ción memorial de lasociedad y, por otra, enla de uno o varios gru-pos. Es decir, partici-pantes de la memoriasocial y de la colectivaen forma activa pero,imponiendo transfor-maciones y marcandodiferencias, que depen-den de un trayecto devida personal y de unaconstitución única delcerebro.

Sería falso pensarque los tres tipos dememoria pueden consi-derarse en forma autó-noma y/o excluyente.Se trata deinterrelaciones de reci-procidad ycomplementariedadconstantes en donde seoriginan y mantienenlos conceptos de socie-dad, grupo e indivi-duo. No existe una me-moria estrictamenteindividual ni otra pu-ramente colectiva. Losrecuerdos de cada unose articulan con losrecuerdos de otras per-sonas en una configu-ración que está, a lavez, social, cultural ypersonalmente deter-minada.

El recuerdo de unindividuo, para poder

compartirse con losotros, debe ajustarse aimágenes y expresionesverbales comunes. Paraque tenga “sentido”debe basarse en refe-rentes sociales que sereconocen. La memoriaindividual tiene susraíces en la sociedad yfuera de ella es imposi-ble recordar. En unmomento o en otro lamemoria individualtiene necesidad del ecode la memoria de losotros y, el hombre quese recuerda de los quelos otros no se recuer-dan o no reconocencomo posibilidad derecuerdo, es como al-guien que ve lo que losotros no ven; alguienque será consideradocomo un alucinado(Haldwachs, 1994:167).

Los rLos rLos rLos rLos relatoselatoselatoselatoselatos

y losy losy losy losy los

itineritineritineritineritinerararararariosiosiosiosios

de memorde memorde memorde memorde memoriaiaiaiaia

Un problema quese planteó, sobre todoen el caso de los relatosde vida, fue su presen-tación en el trabajo.Agruparlos sólo por lasedades o el sexo de losautores no resultó sufi-ciente porque lo queme proponía analizarera la pluralidad deideas e identidades queexpresan las memorias.Para ello fue precisodistinguir además cier-tos hilos conductores,los que, utilizando laterminología de

Haldwachs (1994), po-drían definirse como“itinerarios de memo-ria”: líneas de orienta-ción (religiosas, econó-micas, políticas, etc.)dentro de las cuales,consciente o incons-cientemente, los indivi-duos encuadran losrecuerdos y –sobretodo– los interpretan y,en consecuencia, losvalorizan.

Cada época ensan-cha, disminuye o modi-fica los itinerarios.(15)

Mientras más establees la sociedad, másprevisibles resultan lositinerarios. Actualmen-te en el caso de lospueblos del lagoAtitlán es difícil hablarde itinerarios comunesaun en el caso de losancianos. Los indivi-duos forman parte demuchos grupos al mis-mo tiempo y eso haceque los itinerarios seanmúltiples yatomizados. Nos en-contramos ante un casotípico de fragmenta-ción de memorias eincluso, en el caso delos ancianos, de enfren-tamiento memorial. Lacausa y la explicaciónresiden en los profun-dos cambios que se han

producido en estos úl-timos cincuenta años:algunos económicos,otros políticos y otrosreligiosos. Esos cam-bios han tenido un im-pacto indiscutible en losocial y en lo indivi-dual. Es justamente eselugar de intersecciónentre los dos el queofrece un interés parti-cular: lograr analizarun relato producido enun contexto particularde enunciación, en elque la persona cuentasus experiencias, todasellas estrechamente

No eNo eNo eNo eNo existe unaxiste unaxiste unaxiste unaxiste unamemormemormemormemormemoria estria estria estria estria estricta-icta-icta-icta-icta-mente indimente indimente indimente indimente individualvidualvidualvidualvidualni otrni otrni otrni otrni otra pura pura pura pura puramenteamenteamenteamenteamente

colecticolecticolecticolecticolectivvvvva.a.a.a.a. Los Los Los Los Losrrrrrecuerecuerecuerecuerecuerdos dedos dedos dedos dedos decada uno secada uno secada uno secada uno secada uno se

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otrotrotrotrotras personas enas personas enas personas enas personas enas personas enuna confuna confuna confuna confuna configuriguriguriguriguraciónaciónaciónaciónaciónque está,que está,que está,que está,que está, a la v a la v a la v a la v a la vez,ez,ez,ez,ez,social,social,social,social,social, cultur cultur cultur cultur cultural yal yal yal yal ypersonalmentepersonalmentepersonalmentepersonalmentepersonalmentedeterminada.determinada.determinada.determinada.determinada.

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ligadas a la sociedad ala que pertenece pero,al mismo tiempo, pre-sentando opciones per-sonales.

El conteEl conteEl conteEl conteEl contextoxtoxtoxtoxto

de ende ende ende ende enunciaciónunciaciónunciaciónunciaciónunciación

En cuanto a losrelatos que yo o losmaestros recogimos,muchas veces entre lamisma gente, una seriede interrogantes se meplantearon. El hecho deque algunas historiasme hayan sido conta-das a mí y otras amaestros, quienes utili-zaban la lengua mater-na, compartían la cul-tura y vivían en el mis-mo pueblo de los na-rradores, planteabacomo punto de partida

una experiencia de co-municación compleja.La situación de enun-ciación había sido dife-rente en una ocasión yen otra.

En mi caso, cadacomunicación habíasido realizada en uncuadro de disparidad:pertenecíamos a cultu-ra, nivel profesional,económico y educativodiferentes. La implica-ción entre misinterlocutores y yo fuediferente según la cir-cunstancia: a veces me-dió un acuerdo casiprofesional que limitóel papel de narrador alde un informante; enotros casos, dado queexistían entre nosotroslazos de amistad, cadaencuentro se convirtióen un diálogo de con-fianza y colaboración.También es posible quea veces haya existidouna distancia basadaen el respeto y quizásen una sutil actitudmaternalista de miparte.

Además, las estra-tegias que mutuamenteutilizamos en cada en-cuentro fueron segura-mente diferentes. Entanto que antropóloga,consciente o incons-

cientemente, buscabaun cierto tipo de infor-mación y, en conse-cuencia, orientaba lasentrevistas. Por su par-te, la persona que con-tó su vida ante unamujer, además extran-jera, seguramente, enalgún momento, defor-mó las respuestas, “ol-vidó” acontecimientos,“inventó” otros: A ve-ces mintió, exageró,puso énfasis en deter-minadas circunstanciasy dejó de lado otrasque consideraba insig-nificantes y que, qui-zás, para mí hubieranresultado de impor-tancia.

Inevitablementelos diálogos que man-tuve con personas deAtitlán se incluyeronen las leyes de las rela-ciones sociales y pro-vocaron las reaccionesque se constatan encualquier tipo de con-tacto interpersonal. Esosignifica que cada unode nosotros realizóelecciones, iniciativas,reconstrucciones, de-formaciones. En otraspalabras, elaboró estra-tegias discursivas.Cada personacontactada estabainscripta en conflictosanteriores a mi llegada.Una presencia extraña–la mía– supuso uncambio de situación y,en consecuencia, unanueva conducta porparte del individuo.Intervine, muchas ve-ces sin saberlo o que-rerlo, como una pieza através de la cual seconstruyeron nuevasestrategias con las queel sujeto pretendió so-

lucionar sus conflictospersonales o los de sugrupo o los del grupofrente al exterior.(16)

Al cabo de ciertotiempo de contacto conla gente, dada la varie-dad de adhesiones reli-giosas, profesionales,políticas, etc. me dicuenta de que, en mu-chos casos, a pesar deque me hablaban nome consideraban elverdadero destinatariode sus palabras. Algu-nos se dirigían al gra-bador y, a través de él,a un público amplio eindeterminado (la ju-ventud, todos los ex-tranjeros que se intere-san en la vida de lospueblos mayas, etc.).En otros casos parecíantransmitir un mensaje asu propio grupo (a sus“hermanos” de Iglesia,a los compañeros polí-ticos, etc.). Cuandovolvía a escuchar lasgrabaciones resultabaevidente que la deter-minación real o hipoté-tica de un receptor or-ganizaba el relato y, enconsecuencia, creabamúltiples variantes, nosólo de estilo de trans-misión sino también decontenido.

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Podría pensarseque la consulta de do-cumentos escritos (cró-nicas, documentos dearchivo, artículos deprensa, textos de litera-tura, antropología, geo-

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grafía, sociología, etc.)garantiza cierta veraci-dad u objetividad delos datos y que es sufi-ciente para realizar unestudio histórico. Sinembargo no es así, enprimer lugar por elcarácter intrínseco deciertos escritos, comoes el caso de las cróni-cas de cuya objetividadpodemos dudar puestoque el interés de la ma-yor parte de los autoresse centraba más en ob-tener beneficios de laCorona que, en respe-tar escrupulosamentela verdad de los he-chos. Lo mismo ocurreen los casos de artícu-los de prensa que estángeneralmente orienta-dos por una ideologíamuy marcada. En se-gundo lugar, porquedel documento quepuede ser coherente,ordenado y bien fecha-do, el investigador se-leccionó ciertos perso-najes, lugares y objetos

dejando de lado otros,que consideró sin im-portancia o inútiles.

De la inevitableselección de documen-tos y, al mismo tiempode interrogantes, resul-tan respuestas incom-pletas y provisorias.(17)

Por otra parte,cuando no existencomo apoyo los docu-mentos escritos y sólose escucha a los actoressociales nos encontra-mos confrontados a lasingularidad de discur-sos que cambian y seadaptan a cada cir-cunstancia. En ese casoes necesario aceptarque las relaciones per-sonales constituyen losmecanismos básicosdel trabajo de campode un antropólogo yque sobre ese material,frágil y con frecuenciacontradictorio, trabajay saca conclusiones.

En Atitlán las vo-ces directa o indirecta-mente me fueron diri-gidas. Yo, la imagenque ellos tenían de míy mis impresiones fren-te a lo que me decían ya quién me lo decía,formamos parte de unacadena indisoluble deinterlocución. Lo quehicimos fue hablar,intercambiar, pregun-tar, comentar, respon-der. Establecimos unacomunicación y esacomunicación implicaque la subjetividad, asícomo las representacio-nes que de y en ella seoriginan, son compo-nentes significativos delos mensajes queintercambiamos. Másaún: que forman partedel significado.

Las palabras ex-presaron lo que la me-moria había retenidodel pasado. La memo-ria no es un documentode archivo; forma partede seres vivos y, enconsecuencia, evolu-ciona constantemente;está abierta a la dialé-ctica del recuerdo yde la amnesia. Nopuede evacuar la afec-tividad y, por ese mo-tivo, muchas veces nopresta atención a losdetalles o, por el con-trario, se fija en ellosdejando de lado latotalidad. La memoriase alimenta de recuer-dos, algunos más omenos exactos perootros vagos, simbóli-cos, sensibles a todotipo de proyección,censura o transferen-cia (Nora, 1984: 9-20).

La memoria es un“teatro personal”, “unareconstitución íntima omítica” (Farge, 1997:90) y no una operaciónintelectual basada en elanálisis y el discursocrítico; esa es funcióndel historiador, no delque, parodiando aBorges podríamos cali-ficar de “hombre me-morioso”, ese o esoshabitantes de Atitlán

quienes me permitie-ron con sus recuerdosrevivir lo que fue, pre-ver vagamente lo queserá. Hombres y muje-res que recuerdan cadauno a su manera. Me-morias entrecruzadas,divergentes o coinci-dentes que en este paísde agua se agitan comoel lago por motivos quesólo el corazón conoce.

La tentación decaptar la vivencia delos actores desde unpunto de vista diacró-nico, basándose única-mente en sus memo-rias, implica un enormeriesgo de subjetividad.No sólo por parte delos individuos consul-tados sino por partedel investigador quelos ha seleccionado einterrogado sobre as-pectos que a él le inte-resaban. El resultadono puede ir más allá deuna etnohistoria endonde la complejidadde la sociedad, insertaen una región y unanación, queda en parteevacuada.

Lo anteriormenteexpuesto es lo que ex-plica mi intento decombinar, e inclusocontrastar, dos enfo-ques que resultan a

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veces complementa-rios, a veces opuestospero, en todo caso, ne-cesarios para una com-prensión de lo sucedi-do, fundamentalmenteen una sociedad detradición oral. La com-prensión se facilitará sise logran identificar lospuntos de interferen-cia, las relaciones entreel mundo social y losindividuos; entre lasrepresentaciones co-lectivas y la forma enque las personas lasasumen. En otras pa-labras: la interdepen-dencia entre micro ymacrohistoria.

Una preguntaacuciante fue: ¿Quéelección realizar sobretodo en relación al tra-bajo de campo? ¿Otor-garme el papel de in-térprete(18) o desapare-cer del texto conser-vando sólo la multipli-cidad de voces escu-chadas en el terreno,dejando que ellas inter-preten la realidad? Enambos casos las con-diciones en que se es-tableció la comunica-ción no resultanexplicitadas: ¿Quiéntrabajó con quién y enqué momento? ¿Porqué y en qué circuns-

tancia las informacio-nes fueron recibidas?

El hecho de haber-me basado en comuni-caciones orales muyvariadas, situadas ne-cesariamente en uncontexto social y enun proceso deinterlocución que nosincluía a los informan-tes y a mi, plantea porlo menos dos dificulta-des.

La primera se rela-ciona con el manejo delmaterial recogido cuyoanálisis se realiza aposteriori del trabajo decampo, es decir, ya re-cuperado de la graba-dora o el cuaderno denotas y convertido enun texto(19), en un ordenlógico de palabras.Nada queda de la si-tuación discursiva: sedisecaron los ritmos,los silencios, las pau-sas, la afectividad...Gracias al arduo traba-jo de escritorio, pala-bras orales, significa-tivas en aquel instantepreciso de la conver-sación entre elantropólogo y su in-terlocutor, se fijaronen un “para siempre”sin sonoridad y fuerade todo contextoenunciativo original. Si

bien, durante la esta-día en el lugar la dis-tancia que separa alantropólogo de lospobladores se estrechahasta, en algunos ca-sos, casi desaparecer,luego la escritura seencarga de restablecerla brecha.

Los textos resul-tantes poseen autono-mía y en ellos la reali-dad vivida se ha con-vertido en materia sus-ceptible de cortes,agregados, tachados. Elescritor, si quiere, pue-de hacer desapareceraquellos desacordesque provocaron (enton-ces, allá) momentos decontradicciones en losemisores, de incom-prensión en el receptor.

El problema resideen la distancia que se-para lo que fue (en unmomento preciso y pa-sajero de la oralidad)del presente de unaescritura que se preten-de fija y definitiva. Lostitubeos, los momentosde reticencia, la miradafurtiva, el bostezo. Endefinitiva: la historiade esa palabra dicha,los momentos que mar-caron su creación, handesaparecido. Un inte-rrogante se plantea eneste caso: ¿Cuál es laincidencia en el signifi-cado, por ejemplo so-bre un relato de vida,si se tienen o no encuenta las condicionesy el modo en que fueexpuesto? Muchas pá-ginas de este libro es-tán destinadas a de-mostrar que la inter-pretación varía funda-mentalmente, que larelación dialógica for-

ma parte del significa-do de los datos recogi-dos.

La segunda dificul-tad se refiere al carác-ter variable, dinámicode los mensajesintercambiados debidoa las propias experien-cias de los sujetos quehablan, a sus personali-dades, sus memoriasselectivas, sus eleccio-nes arbitrarias, etc. ytambién al hecho dedialogar con una per-sona precisa y no conotra. Según la impre-sión que el antropólogoha causado en su inter-locutor, según la ideaque se ha forjado de él,responderá a sus pre-guntas, reaccionará asus comentarios. A suvez, el investigador,como la imagen de unespejo, repetirá las mis-mas dudas, las mismasreticencias de su inter-locutor y, como él, dirásólo ciertas cosas, calla-rá otras, omitirá o ad-mitirá.

Cuando alguiencuenta la historia de suvida o la historia delorigen del lago o de losvolcanes, no sólo tras-mite un contenido (máso menos fijo, más omenos colectivo), sinotambién una interpre-tación según sus pro-pios referentes locales,una forma particularde construcción y decomunicación(Becquelin, 1993).

Es este último as-pecto, el de la dinámicade las inferencias einterferencias, el queme interesó particular-mente y, desde cuyaperspectiva, me inte-

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rrogué sobre las mane-ras en que se realiza untrabajo antropológico ypuede tratarse el mate-rial resultante. Difícildelinear un métodopreciso. Posible buscaralgunas vías de acerca-miento y proponer des-plazamiento de enfo-que, paulatinos movi-mientos de descentrali-zación que se orientanno solamente hacia lostextos obtenidos sino,sobre todo, hacia losprocesos de comunica-ción que los hicieronposibles. Asumí, enconsecuencia, la duda.Duda, fundamental-mente, sobre el sentidode los datos recogidos;posibilidad de que elentrevistado al ser con-sultado dos meses mástarde niegue categóri-camente lo que afirmócon vehemencia; que el

descubrimiento de unignorado lazo familiarentre el interlocutor yun miembro de la co-munidad ponga en telade juicio la interpreta-ción que realicé de sudiscurso; que motiva-ciones, deseos, temoresle hicieran contradecir-se, disimular, ocultar,mentir o adoptar posi-ciones incoherentesque cambian apenas yo–observador externo–desaparezco de la esce-na y dejo de ser un in-termediario entre “él”y “su” mundo. Dudasfinalmente sobre mipapel frente al otro y laposibilidad de com-prenderlo.

Tomar conscienciade estar manejando, nosólo datos sino tambiénconclusiones relativas,me llevó a presentarcada diálogo entabladodentro de su contextode enunciación. Indu-dablemente esto nogarantiza la veracidad,pero sí encuadra la in-formación dentro deuna situación dinámicamás o menos real. Abrela eventualidad de res-puestas diferentes enotras circunstancias ypone, dentro de lo po-sible, de manifiesto lascontradicciones evi-dentes o posibles.

Otro interrogantesurgió inevitablemen-te de los planteamien-tos anteriores: ¿Elantropólogo actúacomo actor o comotestigo? Sin entrar enpolémicaspostmodernistas creoque es posible admitirque, a diferencia delhistoriador, cumple

simultáneamente losdos papeles. Su trabajode observador no pue-de realizarse si no seasume como actor de lainterlocución. Desde elmomento en que esta-blece un diálogo se in-tegra en la red de co-municación social desu interlocutor y tieneincidencia en la tramade sus intereses perso-nales, familiares o co-lectivos. Su interven-ción –y la del interlocu-tor sobre él– nunca esneutra y necesariamen-te forma parte de uncontexto en el que apartir de ese momentoo, al menos por ese mo-mento, el antropólogoqueda integrado. Sinembargo, “integrado”no significa “adopta-do” ni “asimilado”. Esadiferencia es la que lepermite seguir siendoobservador, quizás unobservador especial por-que no puede observar alos otros sin incluirse élmismo también comoobjeto de observación.

Una última pregun-ta: ¿Cuál era mi funciónen este juego de perspec-tivas? Creo que la deevitar que las citacionesde discursos orales, queconstituyen gran parte

de este trabajo, tengancomo función ilustrarmis interpretaciones. Enconsecuencia, no pre-sentarlas ni resumidasni incluidas en mi pro-pio discurso. Los discur-sos orales integrales danlugar a su propia expli-cación sobre los hechosque les conciernen. Esaautonomía discursivapresente en el texto esta-blece inevitablementecontradicciones, desor-den, singularidadesemotivas que rompen lacoherencia del discursoque como analista pre-tendo elaborar y, sobretodo, origina nuevosinterrogantes que deboasumir.

El tipo de manejoque hice de los datosorales implicó comopunto de partidarelativizar mis conclu-siones; acepté que lainterpretación del gru-po que constituye miobjeto de estudio seintegre como pertinen-te en el texto, lo cual,en muchos casos, im-plica aceptar que mipropio discurso sedesarticule. Acepté quela palabra de la gentecomún cuestione loscriterios de análisis ge-neralmente utilizados

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NOTAS (Hemos respetado la numeración de las notas correspondientes al capítulo transcripto.)

15. Namer (1987: 137) cita varios ejemplos: en la Edad Media lasmemorias de San Agustín ofrecen a la memoria un modelo religio-so “ascendente”: del pecado a la salvación. La memoria del Rena-cimiento, por el contrario, es la del cambio económico. En el sigloXX, en Europa, predomina una memoria política (memoria de laPrimera y la Segunda Guerra, de los deportados, del nazismo...).Lo mismo ocurre en América latina pero en relación con un pasa-do más reciente. Muchos países que han sufrido las dictaduras mi-litares y han sido víctimas de genocidios como es el caso, entreotros, de Argentina y Guatemala intentan, a través de organizacio-nes humanitarias, constituir y conservar una memoria histórica ba-sada en los testimonios de las víctimas o sus familiares.16. Obras ejemplares para señalar la importancia de interlocutoresajenos al grupo son recientemente el libro de Paul Sullivan (1991)sobre las estrategias del diálogo en el caso del mundo maya deYucatán y el de Alejos García (1994), sobre el discurso agraristaentre los choles de Chiapas.17. Argumento sostenido por Prost (1996). Dentro de la misma lí-nea Ricoeur (1983:142) niega la pretendida “objetividad” de la his-toria que se basa en documentos porque en ese caso la iniciativa nole pertenece a los documentos sino a las preguntas que les hace elhistoriador.18. Me refiero en este caso a la posición del autor de las monografíasclásicas que adopta o bien, el discurso indirecto: “los kaqchikelescreen que...”, o el “nosotros” científico: “consideramos que”. Pro-cedimientos que tienden a anular la distancia histórica y espacialque existe entre el trabajo de terreno y la escritura. Los hechos sepresentan en una especie de presente intemporal borrándose todaslas distancias entre el observador que trabaja en su escritorio y elobservado ahora lejano. (Sobre este tema consultar: Kilani, 1994:30-31.)19. El discurso está marcado por pronombres (yo, tú, nosotros, etc.)y por categorías deíticas (“aquí”, “ahora”, etc.). Para comprenderel discurso se necesita haber estado “allí”. El discurso se convierteen texto cuando adquiere autonomía, cuando se separa del “allí”de la elocución. Clifford (1992:157) señala la importancia que estadistinción implica para la etnografía: “El etnógrafo siempre termi-

na yéndose, llevándose textos para su interpretación ulterior (y entreesos ‘textos’ llevados podemos incluir memorias: sucesos pautados,simplificados, arrancados del contexto inmediato para ser inter-pretados en la reconstrucción y en la descripción posterior). El tex-to, a diferencia del discurso, puede viajar (...). Los datos asíreformulados no necesitan comprenderse como la comunicaciónde personas específicas. La explicación de un informante o la des-cripción de una costumbre no necesitan exponerse en una formaque incluya el mensaje ‘él dijo tal y tal cosa’. Un ritual o un sucesotextualizados ya no se encuentran estrechamente encadenados alos actores específicos. Los textos transforman el contexto en unarealidad ‘cultural’ general y englobante”.

Alejos García, José. Mosojäntel. Etnografía del discurso agrarista entrelos ch’oles de Chiapas, México, UNAM, 1994.Augé, Marc. Hacia una antropología de los mundos contemporáneos,Madrid, Gedisa, 1996.Becquelin, Aurore. “Temps du récit, temps de l’oubli” en A,Becquelin y A, Molinié Mémoire de la tradition, Nanterre, Societé d’Ethnologie, 1993.Clifford, James. “Sobre la autoridad etnográfica” en C. Geertz, J.Clifford y otros: El surgimiento de la antropología posmoderna, Méxi-co, Gedisa, 1992.Farge, Arlette. Des lieux pour l’ histoire, París, Seuil, 1997.Halbwachs, Maurice. Les cadres sociaux de la mémoire, París, AlbinMichel, 1994-(1925).Kilani, Mondher. L’invention de l’autre, Lausanne (Francia), Payot,1994.Namer, Gerard. Mémoire et societé, París, Meridiens Klincksieck,1987.Nora, Pierre. “Entre mémoire et histoir. La problematique des lieux”en Les lieux de la mémoire, La Nation. La Republique. T1, París,Gallimard, 1984.Prost, Antoine. Douze leçons sur l’ histoire, París, Seuil, 1996.Ricoeur, Paul. Temps et récit T1, París, Seuil, 1983.Sullivan, Paul. Conversaciones inconclusas. Mayas extranjeros entre dosguerras, México, Gedisa, 1991.

para estudiar una socie-dad y ponga de mani-fiesto que cierto tipo decategoríasinterpretativas predeter-minadas son inoperan-tes.

Las divisiones poredades, situación econó-mica, actividad profe-sional, religiosa, políti-ca, etc. permiten escribirmonografíasgeneralizadoras, perode ningún modo, abar-car la complejidad deuna sociedad, en dondelas variantes de respues-

tas de los individuos,determinadas por lasmúltiples interacciones(tanto sociales comoindividuales) que esta-bleció en su pasado ymodificó o conservó enel presente, son un fac-tor determinante paracrear y recrear estrate-gias que no siempreresponden a las deter-minaciones colectivas.Tanto las exigencias ylas necesidades socia-les, como las respues-tas individuales, mu-chas de las cuales evo-

lucionan según las épo-cas, puedenhistorizarse. De ahí miintento de ensayo deuna antropología histó-

rica y mi pretensión decomprender la concep-ción que los pueblosdel lago tienen sobre supropia historia.

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la historia es memoria,presente y futuro

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