automedicación: mi enfermedad, mis fármacos, mi decisión
TRANSCRIPT
Mi enfermedad, mis fármacos, mi decisión
Hoy en día, la gente sufre de muchas molestias y es muy propensa a enfermarse, causa de un ritmo de vida acelerado, mala alimentación, problemas sicológicos,
ambientales, etc. que al final logran como consecuencia, una baja en las defensas del organismo, que lo deja expuesto a muchas enfermedades, o bien, pueden
generarse dolencias internas de diversa consideración.
La necesidad de bienestar en forma rápida lleva a la gente a caer en un círculo vicioso, la automedicación.
Una simple aspirina puede provocar hemorragia gástrica, una dipirona puede
dañar la médula ósea, y un antigripal puede provocar hepatitis, taquicardia y
hasta un infarto cerebral.
Que un medicamento se venda con receta médica no significa que sea ciento por
ciento inocuo, y son muchos los afectados por su uso y abuso.
Se trata de dar soluciones a dolores y molestias físicas, ingiriendo medicamento en dosis poco controladas y que a la vez,
se pueden obtener sin prescripción médica.
Entre los medicamentos más mencionados se encuentra el ibuprofeno, diclofenaco, bromhexina, paracetamol, omeprazol y
migranol entre otros.
Las personas no le toman el peso a la acción de tomar medicamentos
periódicamente y sin el respaldo de un médico que autorice su ingesta.
Si lo llevamos a un plano más social, el aumento considerable de sucursales
farmacéuticas además de embestir a la gente con medicamentos, incitan a
comprarlos por medio de ofertas que sólo logran fomentar el vicio del consumo
descontrolado y sin asesoría.
Lo más preocupante de esto, es que sólo puede ser controlado por los mismos consumidores, a pesar de la ley que
permite la venta de la gran mayoría de los medicamentos sólo con receta médica.
A pesar de las constantes advertencias de los médicos, la automedicación sigue
siendo una peligrosa práctica entre los chilenos.
A pesar de que sólo el 10% de los remedios que se comercializan en Chile
son de venta libre, casi el 50% del consumo de los usuarios corresponde a automedicación, y buena parte de éste
está concentrado en la temporada invernal, para combatir las jaquecas y la gripe.
Si bien desde hace más de una década existen regulaciones para que estos remedios contengan instrucciones y
advertencias en los envases, la mayoría de los usuarios hacen caso omiso, desatando consecuencias potencialmente graves, e
incluso mortales.
Cabe mencionar que hay medicamentos (como el migranol y diclofenaco) que
causan molestias, paralelas al efecto de curar una dolencia.
Por ejemplo: el diclofenaco, que es un analgésico, quita los dolores musculares,
pero produce al poco tiempo de su ingesta, en la mayoría de los casos, un dolor o
molestia en la boca del estomago, que si no se trata, podría producir ulceras u otras
dolencias.
Esto lleva a comprar un medicamento que alivie ese dolor de estómago. Entonces, sanamos una dolencia, adquirimos otra y
hay que ingerir 2 medicamentos.
En el caso del migranol, que es un medicamento utilizado para aliviar el dolor de cabeza, en uso prolongado, daña los vasos sanguíneos, esto sumado a que la
persona tenga capilares y vasos sanguíneos delgados, podría
desencadenar desde pequeños sangrados, hasta un problema mayor, como las
hemorragias.
Otro punto es el de la recomendación entre las personas a comprar un medicamento
para cierta dolencia.
Un ejemplo es cuando la tía o la abuelita o quien sea nos ve resfriados,
congestionados o con tos o con cualquier otra dolencia, nos dice: tómese este o tal
medicamento, porque al hijo de una amiga le hizo bien, o porque esta o tal persona
me dijo que hacia bien.
Mucho cuidado con esto, porque no todos los organismos reaccionan igual frente a
todos los medicamentos, pudiendo causar más molestias o agravando el estado de la
persona que ingiere el medicamento.
De ahí al llamado de, ante cualquier dolencia o malestar, acudir a un centro
asistencial o acudir al doctor.
Hágase asesorar y no adquiera este mal hábito que es el de automedicarse.