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Texto: Laura García; diseño: Luz Oliva; imágenes: Shutterstock.com Director general: Dr. César A. Domínguez Pérez Tejada; Director de Medios: Ángel Figueroa; edición: Andrés Fernández; coordinación de información: Claudia Juárez; coordinación de diseño: Jareni Ayala; distribución: Cristina Martínez y Karla Rocha; soporte web: Aram Pichardo © 2019 DGDC-UNAM Escríbenos a [email protected] o llámanos en la CDMX al 56 22 73 03 Busca más información sobre éste y otros temas en www.ciencia.unam.mx www.unamiradaalaciencia.unam.mx LA UNAM presenta el quehacer de los científicos al alcance de nuestros lectores Aunque constituye un ecosistema marino, los arribos masivos de estas algas a las playas han generado graves problemas ambientales y económicos. E ran finales del siglo XV cuando Cristóbal Colón describió por primera vez su experiencia en el mar de los Sargazos, una zona cubierta con algas pardas, ubicada en el océano Atlánco, cerca del llamado Triángulo de las Bermudas. Esta región era temida por los navegantes, ya que, a diferencia de otro po de algas, el sargazo que se encuentra allí no está sujeto a un sustrato en el fondo marino, sino que flota en la superficie del mar dificultando la navegación. Entonces, ¿cómo pasó de ser la amenaza de las embarcaciones a la pesadilla de las playas del Caribe mexicano? El enemigo “El sargazo es un po de macroalga del género Sargassum. Las especies que están llegando a nuestras costas son el Sargassum fluitans y Sargassum natans, ambos del po holopelágicos; es decir, pasan toda su vida flotando en el mar”, explica la doctora Brigia Ine Van Tussenbroek Ribbink, invesgadora del Instuto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM. En el océano abierto, el sargazo forma masas flotantes de algas pardas de gran valor ambiental, ya que animales como tortugas, diferentes especies de peces, camarones y cangrejos, lo ulizan como zona de desove, refugio o como alimento; además de que sirve para capturar carbono y proveer oxígeno y nutrientes. Si bien las zonas costeras están habituadas a recibir bajas candades de sargazo de manera natural, desde 2011 ha aumentado de manera considerable, lo que ha obligado a invesgadores como la doctora Van Tussenbroek a indagar sobre su origen, genéca, fisiología e impacto ecológico. Rastreando su huella La doctora Van Tussenbroek explica que el origen de las nuevas afluencias masivas de sargazo no está relacionado con el mar de los Sargazos, sino con una zona al norte de Ecuador, entre África y Brasil, que ha sido denominada por invesgadores de Estados Unidos como Región de Recirculación del Noreste del Ecuador (NERR, por sus siglas en inglés). Este florecimiento connúa siendo invesgado, pero se ha detectado que el aumento de altas temperaturas y la afluencia de nutrientes favorecieron su reproducción masiva. Una problemática ambiental Al acumularse en las playas, el sargazo: Genera barreras que erosionan las costas. Ocasiona ambientes sin luz, provocando que los organismos no puedan fotosintezar y dejen de producir oxígeno que, eventualmente, causa la muerte de algunas especies. Cambia el pH de las aguas costeras; es decir, se vuelve más ácido. Aumenta la temperatura de las aguas. Inicia un proceso de descomposición en el que se genera ácido sulfúrico, cuya exposición crónica daña la salud humana. Respuestas frente a una nueva problemática “Las afectaciones en los ecosistema enen como consecuencia inmediata un colapso económico y social. Al ser un nuevo problema, han surgido iniciavas para aprovechar el sargazo: en la construcción, para crear artesanías e incluso en la generación de energía eléctrica”, destaca la invesgadora. Sin embargo, señala la necesidad de una visión coordinada y efecva para combarlo; del trabajo muldisciplinario entre expertos y de un marco legal que ofrezca una certeza de inversión a las industrias emergentes.

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Texto: Laura García; diseño: Luz Oliva; imágenes: Shutterstock.com

Director general: Dr. César A. Domínguez Pérez Tejada; Director de Medios: Ángel Figueroa; edición: Andrés Fernández; coordinación de información: Claudia Juárez; coordinación de diseño: Jareni Ayala; distribución: Cristina Martínez y Karla Rocha; soporte web: Aram Pichardo © 2019 DGDC-UNAM

Escríbenos a [email protected] o llámanos en la CDMX al 56 22 73 03

Busca más información sobre éste y otros temas en www.ciencia.unam.mx

www.unamiradaalaciencia.unam.mxLA UNAM presenta el quehacer de los científicos al alcance de nuestros lectores

Aunque constituye un ecosistema marino, los arribos masivos de estas algas a las playas han generado graves problemas ambientales y económicos.

Eran finales del siglo XV cuando Cristóbal Colón describió por primera vez su

experiencia en el mar de los Sargazos, una zona cubierta con algas pardas, ubicada en el océano Atlántico, cerca del llamado Triángulo de las Bermudas.

Esta región era temida por los navegantes, ya que, a diferencia de otro tipo de algas, el sargazo que se encuentra allí no está sujeto a un sustrato en el fondo marino, sino que flota en la superficie del mar dificultando la navegación.

Entonces, ¿cómo pasó de ser la amenaza de las embarcaciones a la pesadilla de las playas del Caribe mexicano?

El enemigo

“El sargazo es un tipo de macroalga del género Sargassum. Las especies que están llegando a nuestras costas son el Sargassum fluitans y Sargassum natans, ambos del tipo holopelágicos; es decir, pasan toda su vida flotando en el mar”, explica la doctora Brigitta Ine Van Tussenbroek Ribbink, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM.

En el océano abierto, el sargazo forma masas flotantes de algas pardas de gran valor ambiental, ya que animales como tortugas, diferentes especies de peces, camarones y cangrejos, lo utilizan como zona de desove, refugio o como alimento; además de que sirve para capturar carbono y proveer oxígeno y nutrientes.

Si bien las zonas costeras están habituadas a recibir bajas cantidades

de sargazo de manera natural, desde 2011 ha aumentado de manera

considerable, lo que ha obligado a investigadores como la doctora

Van Tussenbroek a indagar sobre su origen, genética,

fisiología e impacto ecológico.

Rastreando su huella

La doctora Van Tussenbroek explica que el origen de las nuevas afluencias masivas de sargazo no está relacionado con el mar de los Sargazos, sino con una zona al norte de Ecuador, entre África y Brasil, que ha sido denominada por investigadores de Estados Unidos como Región de Recirculación del Noreste del Ecuador (NERR, por sus siglas en inglés).

Este florecimiento continúa siendo investigado, pero se ha detectado que el aumento de altas temperaturas y la afluencia de nutrientes favorecieron su reproducción masiva.

Una problemática ambiental

Al acumularse en las playas, el sargazo:

• Genera barreras que erosionan las costas.

• Ocasiona ambientes sin luz, provocando que los organismos no puedan fotosintetizar y dejen de producir oxígeno que, eventualmente, causa la muerte de algunas especies.

• Cambia el pH de las aguas costeras; es decir, se vuelve más ácido.

• Aumenta la temperatura de las aguas.

• Inicia un proceso de descomposición en el que se genera ácido sulfúrico, cuya exposición crónica daña la salud humana.

Respuestas frente a una nueva problemática

“Las afectaciones en los ecosistema tienen como consecuencia inmediata un colapso económico y social. Al ser un nuevo problema, han surgido iniciativas para aprovechar el sargazo: en la construcción, para crear artesanías e incluso en la generación de energía eléctrica”, destaca la investigadora. Sin embargo, señala la necesidad de una visión coordinada y efectiva para combatirlo; del trabajo multidisciplinario entre expertos y de un marco legal que ofrezca una certeza de inversión a las industrias emergentes.