aspiraciones y resumen de hechos relevantes

65
ESTADO DE LA NACION 217 ASPIRACIONES Tasa de utilización de los recursos naturales menor o igual a la de reposición natural o controlada por la sociedad, siempre y cuando esto no amenace la supervivencia de otros seres del ecosistema. Tasa de producción de desechos y contaminantes igual o inferior a la capacidad del ambiente para asimilarlos, ya sea en forma natural o asistida por la sociedad. Medidas socioeconómicas, legales, políticas y educacionales que eviten un mayor deterioro ambiental. Participación de la sociedad civil en el diseño, ejecución y seguimiento de medidas de protección y manejo responsable y sostenido de los recursos naturales. Minimización del impacto de los desastres provocados por fenómenos de origen natural, por medio de la capacidad de prevención, manejo y mitigación. Equidad en el uso y disfrute de los recursos naturales, de un ambiente saludable y de una calidad de vida aceptable para toda la población. Conciencia en las y los ciudadanos acerca de la estrecha relación que existe entre la sociedad, sus acciones y el ambiente, y de la necesidad de realizar un esfuerzo indiviadual y colectivo para que dicha relación sea armónica. Utilización del territorio nacional acorde con la capacidad de uso potencial de la tierra y su ordenamiento, como parte de las políticas de desarrollo en los ámbitos nacional y local. CAPITULO 4 Armonía con la naturaleza Aspiraciones y Resumen de Hechos Relevantes

Upload: others

Post on 19-Oct-2021

3 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

E S T A D O D E L A N A C I O N 217

ASPIRACIONES

■ Tasa de utilización de los recursos naturales menor o igual a la de reposición natural o controlada por lasociedad, siempre y cuando esto no amenace la supervivencia de otros seres del ecosistema.

■ Tasa de producción de desechos y contaminantes igual o inferior a la capacidad del ambiente para asimilarlos,ya sea en forma natural o asistida por la sociedad.

■ Medidas socioeconómicas, legales, políticas y educacionales que eviten un mayor deterioro ambiental.

■ Participación de la sociedad civil en el diseño, ejecución y seguimiento de medidas de protección y manejoresponsable y sostenido de los recursos naturales.

■ Minimización del impacto de los desastres provocados por fenómenos de origen natural, por medio de lacapacidad de prevención, manejo y mitigación.

■ Equidad en el uso y disfrute de los recursos naturales, de un ambiente saludable y de una calidad de vidaaceptable para toda la población.

■ Conciencia en las y los ciudadanos acerca de la estrecha relación que existe entre la sociedad, sus acciones yel ambiente, y de la necesidad de realizar un esfuerzo indiviadual y colectivo para que dicha relación seaarmónica.

■ Utilización del territorio nacional acorde con la capacidad de uso potencial de la tierra y su ordenamiento, comoparte de las políticas de desarrollo en los ámbitos nacional y local.

C A P I T U L O 4 Armonía con la naturaleza

Aspiraciones y Resumen de Hechos Relevantes

218 E S T A D O D E L A N A C I O N A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A / C A P I T U L O 4

HECHOS RELEVANTES DEL AÑO 2002

GESTION DEL PATRIMONIO

■ Se declara como parque nacional la Zona Protectora La Cangreja, con una extensión de 1.973 hectáreas, y secrean los refugios nacionales de vida silvestre Isla Chora y Boracayán.

■ INBIO y otras instituciones de investigación describen ocho veces más especies nuevas que el año anterior.■ Se aprueba la Ley de Protección, Conservación y Recuperación de las Poblaciones de Tortugas Marinas, nº 8325.■ Sala Constitucional acoge recurso para que el IDA proceda de inmediato a la titulación de los territorios de las

comunidades indígenas de Boruca de Curré.

GESTION DEL CAMBIO

■ Se propone introducir un capítulo de garantías ambientales en la Constitución Política.■ Entra en operación planta hidroeléctrica de Peñas Blancas, en los cantones de San Ramón y San Carlos y la

planta eólica Tejona.■ SINAC pone en marcha la “Estrategia para el Control de la Tala Ilegal 2002-2007”.■ Episodios de contaminación de fuentes superficiales de abastecimiento del acueducto metropolitano afectan

sectores de Goicoechea, Coronado y Curridabat.■ La producción per cápita de desechos sólidos supera los 1,1 kg diarios.■ Se elimina el pago por servicios ambientales para la categoría de manejo forestal, debido a gestiones de la

FECON.■ Por primera vez en Costa Rica se publican reglamentos sobre inmisión de contaminantes atmosféricos y sobre

emisión de contaminantes atmosféricos provenientes de calderas.■ Se crea el Consejo Nacional de Aguas.■ El Parque Marino en Puntarenas abre sus puertas al público en julio del 2002.■ No se hace efectiva la veda anual en el golfo de Nicoya.■ Sala Constitucional declara con lugar recurso presentado contra la Municipalidad de Santa Cruz y el INVU, por

no detener construcción de Condominios de Desarrollo Turísticos Guanacaste S.A, del Consorcio Meliá y que laSETENA había ordenado paralizar.

■ Gobierno declara moratoria a los proyectos de exploración y explotación de minería a cielo abierto.■ Se publica nuevo Código de Minería, en el cual se incorpora formalmente el delito de extracción ilegal de

minerales.■ Sala Cuarta prohibe realizar exploraciones petroleras en las reservas indígenas.■ Programa Bandera Azul Ecológica se amplía a nueve comunidades turísticas no costeras.■ Inicia programa de revisión técnica vehicular a cargo del consorcio español Riteve S y C.

GESTION DE RIESGO

■ Deslizamiento en la parte alta del cerro Loaiza, en Orosi de Cartago, deja un saldo de 13 casas destruidas, 7personas desaparecidas y 21 familias evacuadas.

■ Decreto Ejecutivo 30754-MP-MIVAH-MINAE anula decreto que autorizaba la construcción de urbanizaciones enzonas especiales de protección del AMSJ.

■ Numerosos accidentes tecnológicos por derrames y explosiones de productos peligrosos llaman la atenciónsobre elementos urgentes de atender en la planificación urbana y en el control por parte del Ministerio de Salud.

■ Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos aprueba nueva versión del Código Sísmico.

E S T A D O D E L A N A C I O N 219

Introducción

Este capítulo revisa el desempeño de CostaRica en el avance hacia un desarrollo humano enarmonía con la naturaleza. Esta valoración partede tres premisas: primero, que la inversión en elambiente es necesaria para mantener disponiblespara la sociedad tanto insumos como condicio-nes para el desarrollo; segundo, que la inversiónen el ambiente es una inversión en la salud de laciudadanía y, tercero, que en este ámbito existeuna responsabilidad compartida entre el Gobier-no, la empresa privada, el sector productivo, lasorganizaciones sociales y las personas.

Como en años anteriores, el concepto medulardel capítulo es el de la gestión ambiental, vista des-de tres dimensiones -gestión del patrimonio, gestióndel cambio y gestión del riesgo- que aluden a las po-líticas, programas y actividades, públicas y privadas,relacionadas con la conservación y uso de los recur-sos naturales, para beneficio de esta y futuras gene-raciones (recuadro 4.1). La valoración anual sobre eldesempeño del país se hace a partir las aspiracionesque en materia de desarrollo humano se han defini-do en este Informe; se trata de determinar cuánto seha alejado o acercado Costa Rica a esas aspiraciones,tomando como referencia los principales aconteci-mientos nacionales referentes al ambiente, tanto enla opinión pública, como en la discusión e investi-gación de los expertos (cuadro 4.1).

Los tópicos cubiertos por el capítulo se agru-pan, en consecuencia, según el tipo de gestión

ambiental que corresponda. En el apartado sobrela gestión del patrimonio se examina la conserva-ción de las áreas protegidas, conocimientos y usosde la biodiversidad y conciencia ambiental. En elde la gestión del cambio -la sección más extensa-se estudia el uso del suelo, los recursos marinos ycosteros, aguas continentales, aire, energía, dispo-sición de desechos y medio ambiente urbano. Fi-nalmente, en el análisis sobre la gestión del riesgose hace referencia a desastres asociados a fenóme-nos naturales y actividades humanas, cambio cli-mático. El tema de la participación ciudadana setrabaja como un eje transversal en todo el capítulo.Es inevitable, por la variabilidad en la informaciónanual disponible y por la amplitud de los temas,que algunos de ellos sean tratados con mayor pro-fundidad que otros. Este año reciben un énfasisparticular los tópicos de participación ciudadana eindígena y la gestión ambiental de los recursos ma-rino-costeros. El capítulo inicia con una nota sobrela dimensión internacional de la gestión ambiental,en la cual se analiza la participación de Costa Ricaen diversos foros mundiales y regionales. El capí-tulo está basado en las investigaciones de 9 consul-tores y un grupo amplio de colaboradores.

Valoración del desempeño en el 2002

En general, la gestión del patrimonio en elpaís mantuvo sus fortalezas históricas, pero conun incremento en la vulnerabilidad de las políti-cas públicas en materia de conservación. Por el

Armoníacon la naturaleza

C A P I T U L O 4

220 E S T A D O D E L A N A C I O N A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A / C A P I T U L O 4

lado positivo, la red de áreas silvestres protegidasregistró un leve aumento en su extensión, por laadición de un nuevo parque nacional (La Can-greja), tres nuevos refugios silvestres y la amplia-ción de los límites del Refugio de Playa Hermo-sa-Punta Mala. El protagonismo de los sectoresprivados en la conservación sigue siendo unpunto fuerte en la gestión del patrimonio. Ac-tualmente el 38,7% de las áreas silvestres prote-gidas (poco más de medio millón de hectáreas, el10% del territorio nacional) es de propiedad priva-da. Existen 77 reservas que conforman la Red Cos-tarricense de Reservas Naturales privadas; el 85%de ellas tiene una cobertura natural densa y 33 tie-nen una ubicación clave, pues forman parte de al-gún corredor biológico o área protegida estatal.

También se registraron avances notables en elconocimiento de la biodiversidad. En el 2002,tanto el INBio como otras instituciones de inves-tigación lograron describir ocho veces más espe-cies nuevas que el año anterior. La CONAGEBIOadelantó la revisión de las “Normas generales pa-ra el acceso a los elementos y recursos genéticosy bioquímicos de la biodiversidad”, en cumpli-miento de la Ley de Biodiversidad. Las investiga-ciones realizadas por la Unidad de Bioprospec-ción de INBio, la UCR y el ACG lograron elaislamiento de un compuesto natural contra lamalaria.

A la par de estas fortalezas, sin embargo, exis-ten importantes debilidades, arrastradas de añosatrás y señaladas en anteriores Informes. Por unaparte, el país está bastante por debajo del objeti-vo de la Propuesta GRUAS, de destinar un 19,5%del territorio a parques nacionales y reservas bio-lógicas (actualmente esa proporción es de12,7%). Por otra parte, el 15% de los parquesnacionales y el 46% de las reservas biológicas to-davía están en terrenos privados que el Estadono ha adquirido. El avance en esta dirección fueínfimo en el 2002: 1.428 hectáreas (un 0,26%)de la propiedad privada ubicada dentro de lasáreas silvestres protegidas fueron compradas eincorporadas a la propiedad estatal (CSI, 2003).

La Contraloría General de la República seña-ló en su Memoria Anual del 2002 que la gestiónde compra de tierras del MINAE y la Fundaciónde Parques Nacionales es deficiente, pues carecede lineamientos y los expedientes de las transac-ciones están incompletos (CGR, 2003). Un agra-vante son las incongruencias en el registro públi-co de la propiedad y en el Catastro Nacional, queen ocasiones dificultan los trámites de pago deterrenos (Burgos, 2003); además se producenerrores durante la verificación de ubicaciones,pues para este propósito se utilizan mapas deuna escala menos precisa que la de los mapas delCatastro Nacional.

RECUADRO 4.1

La gestión del patrimonio se refiere a las políti-cas, programas y actividades, públicas y privadas, parala conservación de la naturaleza, y sus resultados. In-cluye la protección de elementos únicos y amenazadosdel paisaje y la biodiversidad, así como el manejo delos recursos naturales de propiedad común. El concep-to de patrimonio lleva implícita la noción de transmi-sión y compromiso intergeneracional, por lo cual sugestión requiere un enfoque marcado por la previsión,la preservación y la custodia.

La gestión del cambio corresponde a las políticas,programas y actividades, públicas y privadas, y sus re-sultados, en respuesta a los cambios en las demandassociales por recursos naturales y servicios básicos, asícomo sus impactos ambientales. Atiende la transfor-mación de los recursos naturales que resulta de talescambios, respondiendo a las exigencias de las genera-ciones actuales, sin menoscabo de las generaciones fu-turas. Implica mitigar y minimizar los impactos ambien-tales del desarrollo, contribuyendo a un mayor

bienestar y calidad de vida para la mayoría de las y loscostarricenses. Incluye los patrones de ocupación terri-torial, el manejo de la frontera agrícola, la expansiónurbana y la demanda de servicios que dependen de oimpactan el ambiente.

Por gestión del riesgo se entiende el conjunto depolíticas, programas y actividades, públicas y privadas,orientadas al manejo del riesgo en un escenario deamenazas múltiples, y sus resultados. Implica la reduc-ción de la vulnerabilidad de la sociedad ante amenazasproducto de su convivencia con la naturaleza, así comode la vulnerabilidad de los sistemas naturales anteamenazas de cualquier índole. Incluye las medidas deprevención, mitigación, preparación, atención y recons-trucción de desastres. Los asuntos propios de la ges-tión del riesgo no inciden sobre un recurso en particu-lar (por ejemplo, bosque o agua), sino que afectansimultáneamente a varios y generan impactos com-puestos y complejos.

Tres dimensiones de la gestión ambiental

CUADRO 4.1

El hecho más preocupante del 2002 en elámbito de la gestión del patrimonio fue el incre-mento de la vulnerabilidad de la gestión ambien-tal pública, debido a la disminución en los ingre-sos reales del MINAE, que decrecieron en un3,9%. Cabe señalar que los recursos de este Mi-nisterio eran de por sí insuficientes para atenderlas responsabilidades que le asigna la legislacióny las necesidades de cuido de los parques y reser-vas nacionales. En el caso del SINAC, el 70% delos ingresos se destina a gastos administrativos;adicionalmente, los fondos que este sistema recibepor concepto de visitas turísticas a las áreas prote-gidas, aunque importantes, no se devuelven con laceleridad y en la magnitud requeridas a las áreas deconservación que los generan, pues son captadospor la “caja única” del Estado. Esto dificulta laatención oportuna de aspectos clave para la gestiónde las áreas, tales como infraestructura, recursos

humanos y actividades de control. Así por ejem-plo, los 200.000 dólares que en el 2002 recaudóel Área de Conservación Tortuguero por concep-to de visitas de turistas nacionales y extranjeros,no pudieron destinarse a mitigar las actividadesilegales que deterioran el bosque húmedo y ame-nazan a las tortugas marinas, que constituyen elsustento económico de una comunidad depen-diente del turismo.

En materia de gestión del cambio el balance,como en años anteriores, es negativo, y en algu-nas áreas crítico, pues las actividades económicasy sociales siguen ejerciendo fuertes presiones so-bre el patrimonio, sin que las iniciativas desple-gadas para mitigarlas hayan logrado hacerlo sus-tancialmente. No obstante, aquí es necesariohacer un análisis desagregado del uso de los re-cursos naturales, pues existen diferencias impor-tantes según el caso. Las peores situaciones son

C A P I T U L O 4 / A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A E S T A D O D E L A N A C I O N 221

¿Cuánto avanzamos en el 2002 en las aspiraciones de armonía con la naturaleza?

Tema de gestión SíntesisEn conservar los Aumentó ligeramente el área de parques nacionales, pero disminuyeron los ya escasos e insuficientes recursos que tenemos recursos que percibe el SINAC.

En mejorar el aprovechamiento Se mantiene la presión sobre los recursos pesqueros por sobreexplotación; alta vulnerabilidad de las que hacemos de los recursos fuentes de agua para consumo humano; mayor aprovechamiento de madera proveniente de plantaciones

forestales, pero persiste la tala ilegal de bosque primario.

En reducir la contaminación Sin reducciones en el uso intensivo de plaguicidas en el suelo agrícola y en la contaminación de los ríos;del suelo, el agua y el aire no puede valorarse aún el efecto de la revisión técnica de Riteve sobre la contaminación del aire.

En controlar los desechos, Iniciativas promisorias, aunque puntuales, en la separación de desechos domésticos e industriales; sin el crecimiento urbano y la embargo, los esfuerzos son insuficientes ante el aumento constante en la producción per cápita de congestión vial desechos.

En mejorar la calidad de Altos daños humanos y materiales, asociados en parte a riesgos anunciados y no manejados vida de la población, oportunamente.reduciendo el riesgo

En prevenir y mitigar el El impacto de los eventos y riesgos mal manejados sigue mostrando la necesidad de fortalecer las labores impacto de desastres de prevención.

En ampliar la participación Importantes avances en la participación de organizaciones de la sociedad civil en la gestión ambiental.de la sociedad civil en la Avances en el reconocimiento del aporte de los indígenas a la conservación del patrimonio natural.gestión ambiental

En fortalecer los procesos Sin mayores avances, pese a iniciativas puntuales de los municipios.de descentralización de lagestión ambiental en manos de los gobiernos locales

las prevalecientes en el uso de los recursos marí-timos, la disposición de los desechos y la conta-minación de los suelos agrícolas como resultadode la utilización desmedida de plaguicidas. Enotros casos, como la generación de energía y eluso del aire y el agua, hay situaciones preocu-pantes (especialmente en lo que concierne al re-curso hídrico) pero, al menos pueden identificar-se acciones importantes que buscan promoverun aprovechamiento más sostenible. El uso eco-nómico del bosque, pese a las controversias so-bre la cobertura que se ha recuperado y las im-plicaciones de las políticas existentes, pareceestar en una situación relativamente más favora-ble. Si bien persisten la tala ilegal y la destruc-ción del bosque primario, y se observa un debi-litamiento de los mecanismos creados para elpago de servicios ambientales, a la vez el país haempezado a cosechar los frutos de las plantacionesforestales y el aporte de la activa vigilancia ejercidapor grupos organizados de la sociedad civil.

Las presiones más fuertes sobre el mar son lacontaminación y la sobrepesca en las zonas cos-teras. Resulta alarmante el empinado aumentoque registraron en el 2002 las capturas de tibu-rones y el comercio de sus aletas, así como la de-bilidad en el control de sus desembarques. Laausencia de una veda en el golfo de Nicoya du-rante ese año representó un obstáculo adicionalpara la recuperación de los recursos marinos. Engeneral, los controles sobre la explotación pes-quera son débiles y fácilmente evadidos.

La contaminación del mar por hidrocarburosen la cercanía de los puertos, y la presencia deorganoclorados provenientes de plaguicidas entejidos de delfines, son indicios de la vulnerabi-lidad del patrimonio marino ante las exigenciasdel desarrollo tierra adentro. El vertido de conta-minantes orgánicos a las aguas superficiales delPacífico, realizado por la actividad industrial deCosta Rica, ascendió a 11.789,8 toneladas en1998, lo que corresponde al 26,5% del aportetotal de Centroamérica a esta contaminación(Proyecto Estado de la Región-PNUD, 2003).

Pese a este sombrío panorama, se están gene-rando oportunidades para capitalizar de manerano-extractiva el patrimonio marino. Por ejemplo,en años recientes se observa un vertiginoso au-mento en el número de empresas que ofrecen a susclientes avistamientos de delfines y ballenas. En1998 esta industria consistía de 3 empresas, y en el2002 contaba ya con por lo menos 40 operadores.Los citados mamíferos marinos generan cerca deun millón y medio de dólares anuales a las econo-mías de las costas del país (Cubero et al, 2001).

222 E S T A D O D E L A N A C I O N A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A | C A P I T U L O 4

El haber pasado de un 75,8% a un 78,4% encobertura de agua potable es un hecho positivo,aunque sigue siendo preocupante que una cuar-ta parte de la población (21,6%) no tenga accesoa este tipo de agua y que no se hayan dado cam-bios significativos en las presiones sobre los re-cursos hídricos. En el 73,8% del territorio nacio-nal los acuíferos tienen una vulnerabilidad alta omuy alta; poco menos de la mitad de estas zonasse encuentran fuera de las áreas silvestres prote-gidas, lo cual las torna aún más vulnerables. Lafalta de tratamiento del 96% de las aguas resi-duales recolectadas del país y los fertilizantes la-vados de los cultivos contribuyen a la contami-nación por nitratos de los acuíferos subterráneos.Las aguas que abastecen a la población fueroncontaminadas en el 2002 en al menos dos oca-siones. Además, los derrames y escapes de mate-riales peligrosos se incrementaron en frecuenciay gravedad en el mismo año. Asimismo, la biodi-versidad acuática alrededor de cultivos intensi-vos se ha visto comprometida por el uso conti-nuado de plaguicidas.

En el uso del suelo con fines económicos per-sisten los motivos de preocupación. El 26% delos suelos está siendo sobreutilizado y el 10% delterritorio nacional ya da serias muestras de de-gradación. En los terrenos agrícolas se sigue ha-ciendo un uso alto de plaguicidas, aunque hayesfuerzos puntuales de distintos sectores priva-dos por desarrollar procesos productivos menosdañinos para el ambiente, lo cual es una señal es-peranzadora. Las víctimas de intoxicaciones porplaguicidas aumentaron nuevamente, rompien-do la tendencia decreciente registrada en el2001. PLAGSALUD calcula que entre el 82% y el98% de las intoxicaciones no son reportadas.Además, un estudio reveló residuos excesivos deplaguicidas en el 5% de una muestra de hortali-zas y frutas en la zona atlántica. Aparte de susefectos inmediatos en tierra firme, los agroquími-cos pueden estar contribuyendo a detonar los in-cidentes de mareas rojas en la costa del Pacífico. Loseventos de contaminación de acuíferos también ilus-tran la relación directa entre ambiente y salud.

En el uso de los bosques la situación del2002 muestra algunos avances, problemas cróni-cos y retrocesos. Una buena noticia es que lasplantaciones forestales abastecieron una crecien-te y significativa parte de la demanda nacional demadera (por encima del 40% de aproximada-mente un millón de metros cúbicos). Los proble-mas crónicos son la tala ilegal del bosque prima-rio -muy ligado a las dificultades para el controlde los 709 aserradores móviles registrados en el

C A P I T U L O 4 / A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A E S T A D O D E L A N A C I O N 223

país- y los incendios forestales, que en el 2002arrasaron una superficie casi equivalente al 1%del territorio nacional, en su mayoría con algúntipo de cobertura boscosa. El retroceso más no-table es la fuerte reducción del área bajo el siste-ma de pago por servicios ambientales: de los4.310 millones de colones presupuestados paraeste fin, el Ministerio de Hacienda sólo giró3.067 millones (71,1%), esta última cifra fuepagada a los beneficiarios en un 100% el día 26de setiembre del 2003.

En el uso de los recursos naturales para pro-ducir energía hay también un cierto balance deavances y retrocesos. Por el lado positivo, se estálogrando satisfacer el continuo aumento en lademanda de energía y ha cobrado relevancia laoferta de energías limpias (agua, viento y geoter-mia) que abasteció el 98,4% de la electricidaddel país en el 2002. En particular, la inversión enprotección de cuencas y áreas silvestres en las zo-nas de captación de agua permitió que la genera-ción hidroeléctrica cubriera el 80% de la produc-ción nacional de electricidad. Además se hanimpulsado encadenamientos productivos: elagua del lago Arenal que genera electricidad, sereutiliza aguas abajo en el Distrito de Riego Are-nal-Tempisque; esto garantiza la disponibilidaddel líquido en gran parte del año en una de laszonas más secas del país, y favorece el auge de laproducción de tilapia que ha convertido a CostaRica en el principal proveedor de este productoa los Estados Unidos. Por el lado negativo, sinembargo, hay un constante aumento en el consu-mo de hidrocarburos. En el año en estudio, un66% de la demanda total de energía fue abasteci-da por hidrocarburos, una fuente no renovable,contaminante y que debe importarse. Asimismo,en todo el país se construyen plantas hidroeléc-tricas, sin que exista una planificación regional(por cuenca) que valore los impactos ambienta-les y económicos de esta actividad.

La presión de los contaminantes sobre la ca-lidad del aire crece en la medida en que se incre-menta el uso de hidrocarburos. No obstante elaumento en la liberación de contaminantes en laGAM, los resultados de la vigilancia de la calidaddel aire en San José sugieren que en el 2002,contrario al año anterior, los niveles de contami-nación no excedieron los límites impuestos porla normativa nacional. La afortunada condiciónde vientos de la capital y la implementación de larevisión técnica vehicular podrían estar contri-buyendo a esta mejoría, pero se requieren nue-vos estudios para confirmar si se trata de uncambio duradero. La revisión técnica y el nuevo

reglamento de emisiones son dos herramientas depolítica pública que pueden ser de gran utilidadpara disminuir las presiones sobre el recurso aire.

El aumento en la producción per cápita dedesechos sólidos, que en el 2002 alcanzó 1,1 kgdiarios, sigue ejerciendo presión sobre la calidaddel ambiente urbano, provocando inundacionesal obstruir el alcantarillado pluvial y contami-nando las aguas superficiales y los predios. En el2002 la CNFL retiró 6.794 toneladas de basurade las aguas que llegan a sus centrales hidroeléc-tricas, para lo cual debió asumir un costo cerca-no a los 160.000 dólares. El traslado vehicularde desechos sólidos ordinarios a los vertederosrepresenta una gran inversión y consumo de hi-drocarburos que se suman a la contaminacióndel aire urbano. Existen iniciativas locales paraun manejo sostenible de los desechos, pero sonexperiencias aisladas que no modifican un pano-rama general negativo.

No hay avances en la tercera dimensión de lagestión ambiental evaluada por el presente Infor-me, la gestión del riesgo, situación que resultapreocupante. El valor anual promedio de los da-ños por eventos hidrometerológicos equivale al1,5% del PIB costarricense. Los costos directosen que se incurre para atender víctimas y dañosrepresentan un promedio anual cercano a los 47millones de dólares y se estima que esta es solouna quinta parte del costo del daño reportado.Los 445 eventos ocurridos en el 2002, 52 másque en el 2001, sugieren que en ese año aumen-tó el costo económico y social de desatender lavulnerabilidad. Además, las poblaciones que a lolargo del tiempo han venido enfrentando desas-tres por inundación y deslizamiento, fueron nue-vamente escenarios de riesgos mal manejados.Estas poblaciones también presentan bajos índi-ces de desarrollo social, lo que llama la atenciónsobre la pobreza como un factor que aumenta lavulnerabilidad. La falta de un Plan Nacional deEmergencia sigue obstaculizando la efectiva articu-lación de las instancias que conforman el SistemaNacional de Prevención de Situaciones de RiesgoInminente y de Emergencia. Así, en el 2002 se pre-sentó un desastre cuyo riesgo anunciado y desa-tendido cobró víctimas en Orosi de Cartago.

Pese a los continuos eventos, las institucionesy los programas a cargo de su prevención y aten-ción no se fortalecieron. En materia de políticaspúblicas para la gestión del riesgo lo único quecabe anotar como hecho positivo con efectos rea-les es el Decreto Ejecutivo 30754-MP-MIVAH-MI-NAE, del 17 de setiembre de 2002, que anuló yenmendó el serio fallo cometido por un decreto

que debe ser protegida por medio de la coopera-ción internacional.

En febrero de 2002, después de cinco añosde preparación, se firmó en La Antigua, Guate-mala, el Convenio de Cooperación para la Pro-tección y el Desarrollo Sostenible de las ZonasMarinas y Costeras del Pacífico Nordeste1. Seisde los ocho países de esa región suscribieron es-te instrumento: Guatemala, El Salvador, Nicara-gua, Honduras, Costa Rica y Panamá. Su Plan deAcción detalla las medidas que tomarán las par-tes para mejorar el ambiente del Pacífico Nordes-te. Incluye una evaluación y medidas para la mi-tigación de los altos niveles de aguas residuales yotros contaminantes vertidos desde las ciudadesal océano Pacífico. Otros temas prioritarios sonla alteración física y la destrucción de ecosiste-mas costeros, la sobreexplotación de recursospesqueros y los efectos de procesos de descom-posición en los cuerpos de agua. Además se eva-luará el riesgo de vertidos de petróleo y la dispo-nibilidad de equipo y personal para atender taleventualidad.

En noviembre del mismo año se celebró laconferencia de las partes de la Convención Ram-sar, en la cual se presentó la primera de las polí-ticas regionales que la CCAD ha impulsado a tra-vés de la constitución de comités técnicos. LaPolítica Centroamericana para los Humedales2,considerada como el primer ejemplo en el mun-do de una política regional en este campo, desa-rrolla los postulados de la Convención Ramsar, elPlan Ambiental de la Región Centroamericana(PARCA) y el Plan Centroamericano para el Ma-nejo Integrado y la Conservación de los RecursosHídricos (PACADIRH).

La XII Conferencia de las Partes del ConvenioCITES se celebró también en el 2002, en Santia-go de Chile. La CCAD promovió el trabajo pre-paratorio para este encuentro a través de su Co-mité Técnico de CITES, cuyos miembros,reunidos en Costa Rica, definieron algunas posi-ciones conjuntas de la región centroamericana.Las áreas de consenso incluyeron el apoyo a laincorporación de la lora nuca amarilla (Amazonaauropalliata)3 en el apéndice I, propuesta porCosta Rica, la inclusión de la caoba (Swieteniamacrophylla) en el apéndice II, planteada por Ni-caragua y Guatemala, la integración del tiburónballena (Rhincodon typus) en el apéndice II y latransferencia de la guacamaya (Ara couloni), quehabita en Surámerica (Perú, Bolivia y Brasil), alapéndice I, entre otras. Todas estas propuestasfueron aprobadas durante la Conferencia. Huboconsenso centroamericano en la oposición a la

anterior, que autorizaba la edificación de urbani-zaciones en zonas de riesgo.

Por último, el Informe hace notar una preo-cupante situación en lo que concierne a las polí-ticas públicas sobre gestión ambiental: la cons-tante formulación de planes y estrategias,usualmente aplicando métodos de consulta condiversos actores sociales, políticos y económicos,con pocos resultados. En otras palabras, un in-tenso activismo en el plano normativo-formal dela política pública ambiental, coexiste con unmenor desarrollo, un relativo estancamiento yhasta deterioro de los mecanismos de caráctertécnico y financiero para incidir, en la práctica,sobre el uso sostenible del patrimonio ambiental.En este sentido, sólo en el 2002 pueden contabi-lizarse siete nuevos documentos: la Agenda paralas Áreas Silvestres Protegidas, la Estrategia Na-cional de Manejo y Conservación de la Vida Sil-vestre, la Estrategia para el Control de la Tala Ile-gal 2002-2007, el Proyecto de Ley del RecursoHídrico-Texto Sustitutivo, el Plan Nacional deDesarrollo Urbano, el Plan Nacional de Energía2002-2016 y el Plan Piloto Nacional de Vigilan-cia sobre la Calidad del Aire. En los próximosaños será necesario hacer un seguimiento paradeterminar el grado de aplicación efectiva de es-tos textos programáticos.

Costa Rica mantiene una participación activa en la agenda internacional ambiental

El país mantiene su presencia y su activa par-ticipación en los principales foros ambientalesdel mundo, alineada a la posición regional que seconstruye en la Comisión Centroamericana deAmbiente y Desarrollo (CCAD), cuya presidenciapro tempore fue ocupada por el Ministro de Am-biente y Energía de Costa Rica en el 2002.

En la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sus-tentable, los Presidentes y los ministros en mate-ria ambiental de Centroamérica analizaron elcumplimiento de la Agenda 21. En este mismoforo se firmó el convenio que crea el CorredorBiológico Galápago-Cocos del Pacífico Central,que incluye las islas Galápagos (Ecuador), Coco(Costa Rica), Malpelo, Gorgona (Colombia) yCoiba (Panamá). Sus 211 millones de hectáreasintegran a estos países en la primera experienciade corredor biológico marino para conservar lasespecies migratorias, controlar la pesca ilegal ypromover el fortalecimiento institucional. En estazona se ubica una rica pesquería de atún y se de-sarrollan actividades de turismo y deportes mari-nos dependientes de una alta diversidad biológica,

224 E S T A D O D E L A N A C I O N A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A / C A P I T U L O 4

C A P I T U L O 4 / A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A E S T A D O D E L A N A C I O N 225

CUADRO 4.2

Resumen de indicadores ambientales

Indicadores 1999 2000 2001 2002

Gestión del patrimonioÁrea en parques nacionales (ha) a/b/ 567.852 624.098 623.773 625.634Área en reservas biológicas (ha) a/ 21.432 21.674 21.675 21.675Área en refugios nacionales de vida silvestre (ha) a/c/ 175.524 178.189 180.034 180.642Área en reservas forestales (ha) a/ 284.133 227.834 227.834 227.834Área en zonas protectoras (ha) a/ 163.714 155.829 155.816 153.955Área en humedales (ha) a/ 88.289 66.359 77.871 77.871Área de fincas del Estado fuera de ASP a/ 15.743 15.743 15.743Área de reservas naturales absolutas a/ 1.330 1.330 1.330Área de monumentos nacionales a/ 232 232 232Tasa de variación de visitantes a las ASP (%) 6,9 -9,1 0,7 25,5

Gestión de cambioUso de recursos forestalesAplicación del PSA en manejo de bosque (ha) 5.125 0 3.997 1.998Aplicación del PSA en protección de bosque (ha) 55.776 26.583 20.629 16.559Aplicación del PSA en reforestación (ha) 3.156 2.457 3.281 2.460Número de permisos forestales tramitados por el SINAC d/ 3.448 1.343 3.135 3.423Porcentaje de aprovechamiento anual de madera correspondiente a bosque con planes de manejo 18,7 17,9 16,7 6,7Número de contratos forestales inscritos 605 497 292 305Tasa de crecimiento anual de crédito forestal 20,5 -57,8 54,0 60,0Porcentaje asignado por el Estado al PSA del tercio recaudado del impuesto selectivo de consumo a los combustibles e/ 41,5 22,9 44,5Porcentaje de incendios forestales dentro de las ASP 17,1 16,6 6,3Uso de fauna marina f/

Porcentaje de variación de la captura total de pesca 18,6 19,1 2,0 -9,5Porcentaje de pesca artesanal del total 81,8 87,2 86,5 80,6

Agricultura orgánica g/

Area en cultivos orgánicos 9.500 8.606 8.870 9.003Número de productores 6.000 3.569 3.720 3.900

Agricultura transgénica h/

Área total de semilla de soya y algodón transgénico (ha) 151,2 109,5 299,1 583,6 Porcentaje de variación del área total sembrada de semilla soya y algodón transgénico -4,9 -27,6 173,2 95,1

Daños a la salud por efecto de contaminaciónTasa de crecimiento de las intoxicaciones por plaguicidas 3,7 11,5 -15,3 5,1

Gestión de riesgoManejo de desechos sólidosDesechos sólidos recolectados en el país (tm/mes) 65.294 65.191Desechos sólidos recolectados mensualmente por abonados en los registros municipales 0,11 0,12Contaminación del aire en San José i/

Concentración de partículas (ug/m3) 186,8 153,7 226,3 220,0 Monóxido de carbono (ug/m3) 10,3 14,9 17,8 14,0Concentración de material particulado PM10 (ug/m3) 40,0 43,0 35,3 33,0

2001. El país fue anfitrión de la primera conferen-cia de las partes de esta convención en agosto del2002. Sin embargo, la aplicación de los tratados in-ternacionales es un reto permanente y persisten losdesafíos para una fiscalización efectiva4.

En el contexto de la política comercial, el“Marco general para las negociaciones de un tra-tado de libre comercio entre Costa Rica, El Salva-dor, Guatemala, Honduras, Nicaragua y los Esta-dos Unidos” es la referencia para loslineamientos del Ministerio de Comercio Exte-rior, al construir la posición de Costa Rica en lanegociación de ese TLC. Los objetivos en el temaambiental son, en primer lugar, establecer unmarco de normas y principios que promuevan laprotección del medio, a través de la aplicaciónefectiva de la respectiva legislación ambiental decada una de las partes, tomando en considera-ción las diferencias en tamaño y desarrollo entrelos países centroamericanos y los Estados Uni-dos; en segundo lugar, fomentar la cooperaciónentre las partes para el desarrollo de proyectos deinterés mutuo en el área ambiental. Entre los te-mas sensibles a los cuales se está dando especialseguimiento figuran los derechos intelectualessobre semillas, los subsidios a la agricultura quemantienen los Estados Unidos y la discusión so-bre formas de producción y comercio justo, de-rechos de propiedad intelectual relacionados con

transferencia de la tortuga carey (Eretmochelysimbricata) del apéndice I al II, pero la moción fueretirada antes de la Conferencia.

El proyecto de Corredor Biológico Mesoame-ricano (CBM) sigue recibiendo apoyo de la coo-peración internacional. En diciembre de 2002,representantes de organismos multi y bilateralesde desarrollo renovaron su compromiso con elCBM, durante la Conferencia de Donantes y So-cios que se celebró en París, en la sede europeadel Banco Mundial.

Entre otros asuntos relacionados con el Dere-cho Internacional, Costa Rica ratificó el Protoco-lo de Kyoto de la Convención Marco de las Na-ciones Unidas sobre el Cambio Climático.Además se presentó a la Asamblea Legislativa,para su ratificación, el Protocolo de Bioseguridaddel Convenio de Diversidad Biológica. En juliose prohibió por decreto el ingreso al territorionacional de animales silvestres de cualquier es-pecie, cuya finalidad sea participar en funcionesde circos o espectáculos públicos ambulantes opermanentes. Esta medida protege a los animalesdel trato cruel asociado a estas actividades y limi-ta el trasiego de especies amenazadas.

Por otra parte, Costa Rica tiene a su cargo laSecretaría pro tempore de la Convención Intera-mericana para la Protección y Conservación delas Tortugas Marinas, que entró en vigor en el

226 E S T A D O D E L A N A C I O N A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A / C A P I T U L O 4

CUADRO 4.2 (continuación)

Indicadores 1999 2000 2001 2002

Dióxido de azufre (ug/m3) 75,5 154,4 140,6 93,0 Dióxido de nitrógeno (ug/m3) 47,9 47,5 41,0 36,0

Porcentaje promedio de cobertura del servicio de agua potable en la población 76,0 76,0 75,8 78,4

a/ Los cambios de hectáreas de un año a otro obedecen a dos factores: el mandato de un decreto y los procesos de revisión y ajuste medianteel Sistema de Información Geográfica de vértices y linderos de las ASP, realizados por el SINAC. No se calculó el porcentaje de extensión marina.Área del territorio nacional: 5.099.873 hectáreas. Los datos del 2002 son preliminares.b/ Según Decreto Ejecutivo 30479-MINAE del 12 de junio de 2002, se declara parque nacional la Zona Protectora La Cangreja (1.861 hectáreas).c/ Se crearon el Refugio Nacional de Vida Silvestre Isla Chora (5 hectáreas), Boracayán (307 hectáreas) y La Tirimbina (296 hectáreas), mediantelos decretos ejecutivos 30719-MINAE, del 2 octubre de 2002, 30883-MINAE, del 18 de diciembre de 2002, y 29998-MINAE, del 4 de diciembrede 2001, este último fue omitido en el Octavo Informe.d/ El dato del 2000 corresponde al segundo semestre.e/ Para el año 2001 incluye sólo los meses de enero a junio; entre julio y diciembre entró en vigencia la Ley 8114, de Simplificación Tributaria,que asignó un 3.5% del impuesto al FONAFIFO.f/ La pesca artesanal total incluye la artesanal y la semi-industrial. El dato del 2002 es preliminar.g/ Las cifras de 1998 corresponden a productores certificados y no certificados, en tanto que las cifras del 2000 en adelante corresponden aproductores orgánicos certificados y registrados en el Departamento de Acreditación y Registro en Agricultura Orgánica del MAG.h/ Se refiere a proyectos para exportación de semilla, excepto pequeñas cantidades que permanecen en el país, en custodia.i/ Corresponde al promedio de valores en cuatro puntos del centro de San José con alto flujo vehicular, según datos de PECAire-UNA.Las cifras del 2002 corresponden al primer trimestre del año; tomados de SIDES-MIDEPLAN a partir de Escuela de Ciencias Ambientales-UNA.

C A P I T U L O 4 / A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A E S T A D O D E L A N A C I O N 227

biodiversidad, medidas sanitarias y fitosanitarias.Además se evalúa el tema de megaproyectos en elcampo energético que pueden tener un impactonegativo en el ambiente (Madrigal, 2003).

Gestión del patrimonio

El patrimonio natural cumple múltiples fun-ciones y es una base importante para el desarro-llo socioeconómico del país. Las áreas silvestresprotegidas son el fundamento para el turismo in-ternacional y nacional, primer empleador y ge-nerador de divisas de Costa Rica. Para manejarsosteniblemente este patrimonio en el largo pla-zo, las actividades de administración, planifica-ción y reglamentación de su uso tienen que seracordes con el crecimiento poblacional y su res-pectiva tasa de utilización de los recursos natura-les. La generación y socialización del conoci-miento de los distintos componentesecosistémicos y del impacto que su uso provocasobre el desarrollo, constituyen la base de unaestrategia sólida para evitar el deterioro de lasáreas protegidas. Sin embargo, las deficiencias enla gestión de los ingresos y el seguimiento a lasmetas del SINAC, junto con la insuficiente asig-nación de recursos económicos por del Estado,obstaculizan el logro de este objetivo. Pese a ello,numerosas iniciativas del SINAC, diversas ONG,organizaciones privadas y universidades despier-tan cierto optimismo acerca de una gestión mássostenible del patrimonio en el largo plazo.

Salvando la biodiversidad

Áreas silvestres protegidas

Un 25,6% del territorio costarricense se en-cuentra bajo alguna categoría de protección esta-tal (cuadro 4.2). El aumento en la superficie pro-tegida en el 2002 fue mínimo (0,05% ó 608hectáreas) en comparación con el 2001. En elaño estudiado, el Sistema Nacional de Áreas Pro-tegidas se fortaleció con la creación de dos nue-vos refugios nacionales de vida silvestre. Uno deellos, el Refugio Nacional de Vida Silvestre de Is-la Chora5 (5 hectáreas), funciona bajo adminis-tración estatal y el otro, Boracayán (307 hectá-reas), está en manos privadas. También seampliaron los límites del Refugio Nacional de Vi-da Silvestre Playa Hermosa-Punta Mala en 35hectáreas6, para un total de 385 hectáreas (Gon-zález, F., 2003) y se declaró parque nacional7 laZona Protectora La Cangreja, con una extensiónde 1.861,31 hectáreas (SINAC-MINAE, 2003).

El avance en el cumplimiento de la propues-ta GRUAS, que busca preservar un 19,5% del te-rritorio nacional bajo las categorías de parquesnacionales y reservas biológicas, sigue siendolento. En la actualidad la superficie cubierta bajoestas modalidades de máxima protección repre-senta el 12,7% del territorio nacional; quedanpor incluir 351.282 (35,2%) de las 998.700 hec-táreas propuestas por GRUAS.

En el 2002, 1.428 hectáreas (0,3%) de la pro-piedad privada ubicada dentro de las áreas sil-vestres protegidas (ASP) fueron compradas e in-corporadas a la propiedad estatal (CSI, 2003).Un 15% de los parques nacionales y un 46% delas reservas biológicas todavía están ubicadosdentro de terrenos privados cuya compra estápendiente (SINAC, 2001). La Contraloría Gene-ral de la República señaló, en su Memoria Anual,que la gestión de compra de tierras del MINAE yla Fundación de Parques Nacionales es deficien-te, pues carece de lineamientos y los expedientesde las transacciones están incompletos (CGR,2003). En este sentido, un factor agravante sonlas incongruencias en los registros públicos de lapropiedad, que en ocasiones dificultan los trámi-tes de cancelación de terrenos (Burgos, 2003).Los problemas relacionados con la seguridad ju-rídica de la propiedad se deben a que el CatastroNacional y el Registro Público son dos entes se-parados, y la inscripción de un plano en la pri-mera institución no necesariamente implica quehaya alguna mutación legal en la tenencia de la tie-rra, a cargo de la segunda. Así, en el peor de los ca-sos, es posible encontrar que parte de una mismafinca es compartida por varios planos catastrados(Box, 1991). Además pueden darse errores duran-te la verificación de ubicaciones, pues para este finse utilizan mapas de una escala menos precisa quela de los mapas del Catastro. Modificaciones a lanormativa actual, ya encaminadas, y el uso de nue-vas tecnologías para la agrimensura son avenidaspromisorias para el eficiente registro de los recur-sos naturales (Burgos, 2003).

La protección privada sigue siendo un com-ponente importante para la conservación del pa-trimonio natural: actualmente, el 38,7%(505.359,6 hectáreas) de las áreas silvestres prote-gidas por el Estado es de propiedad privada. Estaproporción será de 30,8% una vez que las tierrasen parques nacionales y reservas biológicas hayansido adquiridas. Las restantes categorías de mane-jo del SINAC presentan porcentajes importantesen propiedad privada, sin que exista obligatorie-dad del Estado de comprar esas tierras: un 12% delárea de los humedales, monumentos nacionales y

organizaciones no gubernamentales, institucio-nes gubernamentales clave, la empresa privada ylos gobiernos locales (municipalidades) (SINAC,2003). En el año también se elaboró el “Protoco-lo de accesibilidad a áreas protegidas para perso-nas con discapacidad”9.

La nueva administración del SINAC ha veni-do trabajando en la definición de políticas y deun marco legal ajustado que permitan una parti-cipación ciudadana más informada y efectiva enla administración de las ASP. Como parte de eseesfuerzo, en el 2002 se conformaron los onceconsejos regionales ambientales de las áreas deconservación. Además, se avanzó en la reglamen-tación de las concesiones de servicios no esencia-les en las ASP y en la constitución de un fideico-miso para las mismas. Sin embargo, la gestiónlocal del patrimonio natural por las municipali-dades se lleva a cabo en pocas zonas; un ejemploes el Área de Conservación La Amistad-Caribe,que impulsa la participación ciudadana en esteproceso (recuadro 4.2).

Pocos recursos para inversión afectan la gestión de las áreas protegidas

La baja asignación de recursos al SINAC enrelación con los beneficios que generan las ASPpara el desarrollo del país, sigue impidiendo unamejor gestión de esta entidad. En el 2002, el pre-supuesto ejecutado por el SINAC fue de5.166,03 millones de colones, de los cuales:3.624,2 millones se destinaron a gastos de perso-nal (70%) y 780,9 millones a gastos operativos(15%), que incluyen combustible, viáticos, pagos afincas, mantenimiento de oficinas y vehículos y ca-pacitación (SINAC, 2003). Esta distribución evi-dencia el poco margen de maniobra que tiene lainstitución para atender aspectos de inversión.

De acuerdo con la Contraloría General de laRepública, los recursos de inversión del SINACvienen disminuyendo desde 1996 y algunas ASPse encuentran en mal estado por falta de mante-nimiento. Asimismo, una evaluación realizadapor el ente contralor acerca del sistema de recau-dación, asignación y control de los recursos queadministra el SINAC para los años 1999 y 2000(CGR, 2002a), encontró dispersa la informaciónfinanciera presupuestaria que se maneja, y unadébil coordinación entre las diferentes unidadesadministrativas involucradas en este proceso,tanto del MINAE como del SINAC. Las estima-ciones de ingresos de las “cuentas especiales” sonsimplistas y las tarifas de entrada a las ASP ina-decuadas. Una importante debilidad en la

reservas naturales absolutas, el 59% de los refu-gios nacionales de vida silvestre, el 74% de las re-servas forestales y el 76% de las zonas protectoras.

El aporte privado a la conservación del patri-monio natural incluye además las 54.480 hectá-reas (1,1% del territorio nacional) que abarcanlas 77 reservas de la Red Costarricense de Reser-vas Naturales Privadas. El 85% de esta área tienecobertura natural densa, y 33 de estas reservasforman parte de algún corredor biológico o áreaprotegida por el Estado. Un 13,4% del Área deConservación Arenal está conformado por reser-vas privadas que se dedican a la recuperación yconservación de la biodiversidad, educación einvestigación, ecoturismo, así como a manejo yrescate de fauna silvestre (Madriz, 2002).

Reorganización y nuevas prioridades para el SINAC

El inicio de labores del nuevo gobierno, en el2002, generó muchas expectativas en el SINAC.El nuevo Ministro de Ambiente y Energía esta-bleció siete prioridades para su gestión, entre lascuales al menos dos corresponden directamentea la “agenda verde” institucional: fortalecer lagestión técnica y administrativa de las ASP y de-finir una estrategia para controlar la tala ilegal. Elsegundo objetivo se cumplió durante el mismoaño (tal como se expone más adelante). Asimis-mo, el SINAC dio inicio a un proceso de ajusteorganizacional y definió un nuevo organigrama,dentro del cual ahora existen tres áreas de geren-cia: Áreas Silvestres Protegidas, Manejo y UsoSostenible de Recursos Naturales, y DesarrolloInstitucional. Al concluir el año terminó tambiénel período del Plan Estratégico del SINAC 2000-2002, cuya evaluación de cumplimiento de me-tas y lecciones aprendidas está pendiente.

En el 2002 se formuló una “Agenda para lasÁreas Silvestres Protegidas”8, que compila lasprincipales acciones para fortalecer este sistemadurante los próximos diez años, a partir de cua-tro insumos básicos: la Agenda del Foro Ambien-tal Nacional 2001-2002 para las ASP, la propues-ta “Consolidación del Sistema de ÁreasProtegidas Públicas de Costa Rica”, las políticaspara las ASP del SINAC y la Estrategia Nacionalde Uso y Conservación de la Biodiversidad, en sucapítulo de conservación in situ. Las acciones seagrupan en cinco ámbitos de gestión: social, ad-ministrativo, de los recursos naturales y cultura-les, político-legal y económico-financiero. Parasu ejecución se ha propuesto un esquema coope-rativo que propicie la participación de otros acto-res de la sociedad, entre ellos las universidades,

228 E S T A D O D E L A N A C I O N A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A / C A P I T U L O 4

C A P I T U L O 4 / A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A E S T A D O D E L A N A C I O N 229

RECUADRO 4.2

El Área de Conservación Amistad-Caribe fue creadaen 1994 y comprende una extensión de 620.731hectáreas (sin extensión marina). Se ubica en la RegiónHuetar Atlántica, en territorios de los cantones de Si-quirres, Matina, Limón y Talamanca. Sus 15 áreas sil-vestres de diversas categorías incluyen áreas de recar-ga acuífera, territorios indígenas y el ParqueInternacional La Amistad, que abarca la mayor parte dela zona fronteriza entre Costa Rica y Panamá. Su rique-za y diversidad biológica originó la creación de la Re-serva de la Biosfera La Amistad y, posteriormente, sudenominación como Patrimonio Mundial de la Humani-dad. Esta Area trabaja con la visión de que la biodiver-sidad se conserva, maneja y utiliza en forma sostenible,propiciando la descentralización de competencias hacialas organizaciones de la sociedad civil y garantizando elacceso y uso equitativo de los recursos naturales por la po-blación local. Sobre esta base ha consolidado múltiples es-tructuras de participación ciudadana como nuevos mode-los de gestión ambiental.Algunas en plena operación son:

■ Consejo Regional Ambiental: analiza, discute y sepronuncia sobre la conveniencia y la viabilidad delas actividades, programas y proyectos que en mate-ria ambiental promueva el MINAE o cualquier otroente del Estado.

■ Comités locales forestales: conocen los expedientesde solicitudes de permisos de aprovechamiento fo-restal antes de su aprobación, con el fin de emitir unpronunciamiento vinculante para las oficinas subre-gionales del MINAE.

■ Comité Asesor del Refugio de Vida Silvestre Gando-ca-Manzanillo: facilita y cogestiona con el MINAE laejecución del plan de manejo; también puede modi-ficar ese instrumento para garantizar el desarrollosostenible del área protegida.

■ Comité de Manejo Parque Nacional Cahuita: tomalas medidas de administración necesarias para labuena marcha del Parque y vela por el cumplimien-to de las disposiciones de uso público contenidas enel reglamento respectivo.

■ Comisión de Cuencas Río Estrella, Banano y Banani-to: se pronuncia sobre la conveniencia o no de la

realización de diferentes actividades productivas enlas cuencas media y alta de los mencionados ríos.

■ Comité de Fideicomiso Área de Conservación Amis-tad-Caribe: aprueba el plan de inversión y los presu-puestos del fideicomiso.

■ Comité Zonal de Gandoca y Manzanillo: analiza yrecomienda al MINAE sobre el otorgamiento de per-misos de uso en el Refugio.

Entre las principales oportunidades de esta Área des-taca el proceso de descentralización en la gestión delos recursos naturales, que se encuentra en una fase detransición aunque, en términos generales y en forma re-ciente, el avance hacia el traslado de funciones y atri-buciones a la sociedad civil es significativo. Esto ha si-do posible tanto por la presión de organizaciones debase y de la sociedad civil, como por la voluntad en elplano regional. Sin embargo, no se puede hablar de unproceso consolidado e irreversible; el Área enfrenta unaserie de amenazas, entre las que sobresalen el avancede la frontera agrícola, la deforestación, la exploraciónpetrolera, el escurrimiento de plaguicidas al Mar Caribe,la existencia de fuentes terrestres de contaminación ma-rina, la cacería y la venta de huevos y carne de tortuga.

Hay elementos que indican que la gestión actual esmás eficiente y efectiva que la anterior. En su conjunto,la administración de las áreas protegidas se realiza conun menor costo, lo cual es evidente a la luz de la reduc-ción de personal que se ha presentado. Así, la incorpo-ración de la sociedad civil, de sus líderes y organizacio-nes, supone un aporte de trabajo a bajo costo, quesuple las limitaciones de planilla del Estado. El Área deConservación Amistad-Caribe contribuye al cambio deactitud y a la meta del desarrollo sostenible, con la con-vicción de que para este fin se requiere un sistema po-lítico que asegure la participación efectiva de las y losciudadanos en la toma de decisiones. La mejor manerade lograr esto es descentralizar el manejo de los recursosde los que dependen las comunidades locales y dar a és-tas la posibilidad efectiva de expresarse sobre su uso.

Fuente: Edwin Cyrus, Director del Área de Conserva-ción Amistad-Caribe.

Área de Conservación Amistad-Caribe: fortalecimiento de laparticipación local en la administración de las áreas silvestres

protegidas y sus beneficios

para las inversiones y costos de operación quesupone la gestión estatal del patrimonio natural,a la luz del papel que éste desempeña en el desa-rrollo humano del país. El Área de ConservaciónTortuguero (ACTo) ilustra el paradigma funda-mental de las áreas silvestres protegidas: auncuando generen ingresos, no pueden reinvertir-los porque estos pasan a la “caja única” del Esta-do, la cual no reintegra la totalidad de los recur-sos recaudados. Un estudio del 2002 reveló queen ese año 41.762 turistas visitaron el ParqueNacional Tortuguero y pagaron 80 millones decolones por concepto de entradas; además invir-tieron 10 millones de dólares durante su estadíaen y alrededor del Parque y la Reserva NacionalBarra del Colorado, con lo que beneficiaron a lapoblación de la zona. Aunque el número de visi-tantes puede aumentar, esto no significa quetambién lo hagan los recursos de reinversión delÁrea, debido al citado mecanismo de “caja única”(Troëng, 2002). Esta situación obliga a las áreasa promover una serie de alianzas estratégicas pa-ra fortalecer su gestión (recuadro 4.3)

Generación y socialización del conocimiento sobre la biodiversidad y el ambiente

Una base sólida de conocimiento sobre las di-ferentes especies, sus genes, interrelaciones yamenazas, es una condición imprescindible paraun uso sostenible de la biodiversidad nacionalque pueda contribuir al desarrollo socioeconó-mico del país. Durante el 2002, el Instituto Na-cional de Biodiversidad (INBio) y otras institu-ciones de investigación lograron describir 801especies nuevas para la ciencia, 764 de ellas en-démicas para Costa Rica. Esto representa unamultiplicación de más de ocho veces en compa-ración con el 2001, en el que se describieron 88especies nuevas y 74 endémicas (INBio, 2002).

En el mismo año, el INBio fortaleció el pro-cesamiento de información para la conservación(INBio, 2002). Se inició el “Programa conjuntoINBio-SINAC: actualización de información so-bre vertebrados en el país”, cuyo objetivo es ana-lizar el estado del conocimiento y conservaciónde las aves en el territorio nacional. También sepuso en marcha el proyecto “Perspectivas de labiodiversidad en Mesoamérica 2002: hacia unmonitoreo por ecosistemas de la biodiversidaden Mesoamérica” (CBM-CCAD-PNUMA-UCR,2002), mediante el cual se busca realizar un aná-lisis bio-regional que trascienda la sumatoria deanálisis por países, aplicando por primera vez elenfoque de ecosistemas. El objetivo específico

gestión de los ingresos del SINAC es que no per-mite calcular el costo de operación de cada zonaprotegida y de los servicios prestados.

Según la misma institución, en el 2002 el pre-supuesto del MINAE decreció en comparación conel año anterior en un 3,9% (12.490,4 millones decolones) (CGR, 2003). El Ministerio no es eficien-te en la recaudación de tasas e impuestos estable-cidos en la normativa vigente, con lo cual ha dadolugar a la disminución sostenida en sus ingresos. Aesta situación se suma que el Gobierno Central notransfiere al MINAE la totalidad de los recursosprovenientes de la recaudación y depositados en la“caja única” del Estado (CGR, 2003).

Los recursos humanos y la infraestructura delSINAC son insuficientes para cumplir con laatención a visitantes y las labores de vigilancia.Otro informe de la Contraloría reveló que, enseis áreas de conservación visitadas, el personalera insuficiente para atender, cuidar y vigilar ra-zonablemente esos centros, así como para sumi-nistrar la información y la orientación que re-quieren los turistas, como consecuencia de lafalta de programas integrales de capacitación(CGR, 2002b). El informe también llama la aten-ción sobre la distribución del recurso humano enel SINAC: muchos funcionarios se encuentranlaborando en otras dependencias del MINAE yexisten diferencias entre los registros de personalque tiene este Ministerio y los que manejan lasAreas, lo cual impide calcular costos de mano deobra confiables, por programas o procesos. Asi-mismo, el SINAC no cuenta con los recursos ma-teriales y financieros suficientes para apoyar asus empleados en el desempeño de sus labores.De ahí que una buena parte de las instalaciones,oficinas, infraestructura y equipo de transporteterrestre y marítimo del Sistema se encuentre enmal estado y sea insuficiente para cumplir conlas funciones básicas.

Pese a lo anterior, un examen de la legislaciónsobre la administración de fondos reveló que elSINAC puede generar ingresos a través de meca-nismos como servicios ambientales y cobro deservicios, entre otros (IPS, 2002) y depositarlosen fondos de inversión, fideicomisos, depósitos aplazo, etc. Un objetivo importante para el SINACes la garantía de poder disponer de los recursosque recauda, tanto a nivel de áreas de conserva-ción como de oficinas centrales. En este sentido,el SINAC propone la creación de fideicomisospor áreas de conservación, facultad que le brin-da la Ley 7788 de Biodiversidad, para las princi-pales recaudaciones que éstas hacen, aunque esimprobable que esos ingresos sean suficientes

230 E S T A D O D E L A N A C I O N A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A / C A P I T U L O 4

del estudio es establecer una valoración de la ri-queza biológica, el estado de conservación y laspresiones socioeconómicas o naturales que seejercen sobre los principales ecosistemas existen-tes. En materia de información, capacitación yconsulta destaca también en el 2002 la consulta aorganizaciones indígenas y campesinas sobre de-rechos intelectuales comunitarios (recuadro 4.4).

La capacitación de profesionales que puedancontribuir a la solución de la problemática am-biental y actuar como multiplicadores que nu-tran la masa crítica nacional es un insumo adi-cional para consolidar a largo plazo la gestiónadecuada del patrimonio natural. El número deegresados de carreras ambientales de las univer-sidades públicas y privadas aumentó en un

C A P I T U L O 4 / A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A E S T A D O D E L A N A C I O N 231

RECUADRO 4.3

El Área de Conservación Tortuguero (ACTo) compren-de aproximadamente 353.000 hectáreas en los canto-nes de Pococí y Guácimo, de la provincia de Limón, y elcantón de Sarapiquí en la provincia de Heredia. Cuentacon siete áreas silvestres protegidas. El Parque NacionalTortuguero es conocido por su extensa red hídrica decanales, caños, lagunas y ríos, y por ser el último reduc-to de bosque tropical muy húmedo en esta parte delCaribe. Cerca del 98% del territorio del Parque ya espropiedad del Estado. El Refugio Nacional de Vida Sil-vestre Barra del Colorado, además de ser el más gran-de del país bajo esta categoría, alberga varias especiesde peces de importancia para la pesca deportiva, quesostiene una fuerte actividad turística. La Zona Protec-tora de los Acuíferos de Pococí y Guácimo abastece deagua potable los cantones respectivos. En la Zona Pro-tectora Tortuguero, contigua al Parque Nacional, se de-sarrollan actividades agropastoriles y de aprovechamientode recursos forestales. Las áreas restantes son el RefugioNacional de Vida Silvestre Corredor Fronterizo Costa Rica-Nicaragua, el Humedal Nacional Cariari, que comunica poragua la barra del Parismina con el puerto de Moín, y el Re-fugio Nacional de Vida Silvestre Doctor Archie Carr.

El cantón de Pococí es uno de los más productivos delpaís y en Guácimo se encuentran los suelos más fértilesdel territorio nacional. Estos dos elementos han complica-do de una u otra forma la gestión administradora del AC-To, ya que ha sido complejo conciliar la actividad produc-tiva con la conservación de la naturaleza, particularmentede los ecosistemas boscosos. Es por ello que la visión y lamisión institucional de esta Area giran en torno a la par-ticipación ciudadana en la administración de los recursosnaturales, a fin de democratizar las decisiones ambienta-les en la región. Con este propósito recientemente se creóel Consejo Regional de Área de Conservación, bajo elmarco de la Ley 7788, de Biodiversidad.

En el ACTo se han concentrado recursos económicosy esfuerzo humano en el establecimiento de alianzasestratégicas que coadyuven al logro de las metas

propuestas, como alternativa que reconoce las limita-ciones institucionales para el trabajo directo con las co-munidades. Entre las principales iniciativas destaca elproyecto de cooperación de la Unión Europea y el MI-NAE denominado ”Proyecto de Conservación de Bos-que y Desarrollo Sostenible en la Zona de Amortigua-miento del Caribe Norte (COBODES)”, que opera apartir de dos ejes: el fortalecimiento institucional y elapoyo a proyectos integrales productivos que sean ami-gables con el ambiente. También existe un convenio decooperación con la empresa Florida Ice and Farm, quegenera ingresos porcentuales por venta de agua y re-frescos, y por reciclado de envases para agua; estos re-cursos se invierten en la consolidación del Parque Na-cional Tortuguero, especialmente el trabajo operativopara la protección del desove de las tortugas marinasque llegan a playa Tortuguero, dentro del Parque. Otrainiciativa es el proyecto de cooperación Ecomercados,que se concentra principalmente en el reconocimientode los servicios ambientales que prestan los pobladoresy pobladoras de la región. A su vez, el Corredor Biológi-co Tortuguero, dentro del marco del Corredor BiológicoMesoamericano, se encuentra en la etapa de creaciónde conciencia sobre la importancia de la interconexiónde áreas naturales para la viabilidad biológica. Final-mente, “Proyecto binacional Costa Rica-Nicaragua parael desarrollo sostenible de los recursos marino costerosde la cuenca del río San Juan” está abocado a buscar yestablecer acciones conjuntas entre ambos países parael manejo de recursos naturales compartidos.

Para el Área de Conservación Tortuguero, el mayorreto en gestión ambiental consiste en amalgamar la ra-zón de ser de la institución (conservación, manejo y de-sarrollo sustentable de la biodiversidad) con los intere-ses y necesidades de las y los habitantes de la región.

Fuente: Carlos Calvo, Subdirector, Area de ConservaciónTortuguero.

Area de Conservación Tortuguero: alianzas estratégicas yrepresentación de intereses comunitarios

se graduó en universidades estatales y un 13,6%en universidades privadas (cuadro 4.3)

18,6%, al pasar de 434 en el 2000 a 558 en el2002, principalmente en las carreras biológicas,derecho y gestión ambiental. El 86,4% de ellos

232 E S T A D O D E L A N A C I O N A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A / C A P I T U L O 4

RECUADRO 4.4

La gestión ambiental requiere la participación activa,articulada y equitativa de los distintos sectores de lasociedad civil. En este sentido merecen atención espe-cial las garantías de respeto a la contribución de lospueblos indígenas, según sus formas propias de orga-nización, su identidad cultural y la asociación indisolu-ble que tienen a sus territorios, y la distribución equi-tativa de los beneficios derivados del uso de loselementos de la biodiversidad.La Ley de Biodiversidad, nº 7788, aprobada en 1998,está estrechamente relacionada con los territorios in-dígenas y las unidades de producción campesina, enfunción de los recursos naturales de dichas áreas y surica biodiversidad. En la Ley, estos recursos son consi-derados de importancia estratégica para el país, dadoque poseen un significativo valor comercial, tradicio-nal y cultural. Con base en los artículos 83 y 84 de es-te cuerpo normativo, la Mesa Nacional Indígena y laMesa Nacional Campesina iniciaron un proceso

participativo, pionero en la región y en Latinoamérica,facilitado por el INBio, que incluye información, capa-citación y consulta con las comunidades indígenas ycampesinas, para producir las ideas y los principios so-bre la naturaleza, alcances y requisitos de los dere-chos intelectuales comunitarios. En el año 2002, lascomunidades consultadas manifestaron, primero, queel asunto reviste tal importancia que quisieran un pro-ceso de más largo plazo para poder desarrollar los te-mas de forma más amplia, y, segundo, que tienen in-terés en conocer a fondo los avances de la discusiónen otras comunidades, a través de los resultados delos diversos talleres regionales. Se cuenta con un pri-mer borrador de propuesta para normar los alcancesde los derechos comunitarios sui generis en los terri-torios indígenas y comunidades campesinas10.

Fuente: Ayales y Solís, 2003.

Consulta a organizaciones indígenas y campesinas

CUADRO 4.3

Egresados de carreras universitarias ambientales, CONARE yCONESUP. 2000-2002

Carrera CONAREa/ CONESUPb/ TOTAL2000 2001 2002 2000 2001 2002 2000 2001 2002

Ciencias biológicas 109 183 186 19 3 24 128 186 210Geología 7 13 26 - - - 7 13 26Geografía 37 32 41 - - - 37 32 41Ingeniería forestal 66 57 48 - - - 66 57 48Manejo recursos naturales 34 13 40 - - - 34 13 40Meteorología 7 - - - - - 7 - -Enseñanza Ciencias Naturales 71 46 70 16 14 15 86 60 85Turismo ecológico 11 11 14 16 1 2 27 12 16Derecho/ legislación amb. - 12 11 18 9 18 18 21 29Educación ambiental 2 - - - - - 2 - -Gestión ambiental 21 4 46 - 15 3 21 19 49Admin. de Áreas Protegidas - - - - - 14 - - 14Total 365 371 482 69 42 76 434 413 558

a/ Universidad de Costa Rica (UCR), Universidad Estatal a Distancia (UNED), Universidad Nacional (UNA) e Instituto Tecnológico (ITCR).

b/ Universidad Latinoamericana Ciencia y Tecnología (ULACIT), Universidad Latina, Universidad Central Costarricense, Universidad Hispanoamericana,

Universidad para la Cooperación Internacional (UCI), Universidad Americana, Universidad Adventista de Centroamérica, Universidad de San José.

Fuente: CONARE, CONESUP, 2003.

Valores ambientales en Costa Rica: avances en su conocimiento

Varios estudios realizados a nivel nacional y localen el 2002 permitieron avanzar en el conocimientode los valores ambientales de la sociedad costarricen-se (Charpentier et al, 2002; Madrigal, 2002; Schelhasy Charpentier, 2001; UNIMER, 2002). Entre los prin-cipales hallazgos destacan los siguientes:

■ Los problemas relativos al ambiente no son losmás importantes para los costarricenses: a es-cala nacional el deterioro ambiental ocupa elquinto lugar, después del desempleo, la vio-lencia, la pobreza y el costo de la vida (UNI-MER, 2002). En un estudio realizado en laGAM, los problemas ambientales ocupan eltercer lugar, después del desempleo y la droga-dicción (Carrillo et al, 2002).

■ En personas mayores de 15 años es necesariocontinuar su educación ambiental en secunda-ria y en programas de educación ambiental noformal (Charpentier et al, 2002; Madrigal,2002; Schelhas y Charpentier, 2001; UNIMER,2002).

■ Factores económicos que afectan la capacidadde subsistencia rebasan las intenciones pormejorar el ambiente de las personas (Rodrí-guez, M., 2001; Rodríguez y Garita, s.f.).

■ En distintas encuestas, los entrevistados ubi-can en primer lugar la participación ciudadanacomo mecanismo para liderar los cambios a fa-vor de la conservación, antes que el gobierno ylas empresas (Charpentier et al, 2002; Madri-gal, 2002; Schelhas y Charpentier, 2001; UNI-MER, 2002, Rodríguez, 2001).

Los resultados de una encuesta nacional so-bre valores ambientales realizada en agosto del2002, que incluyó a 1.403 costarricenses de 16 a65 años (UNIMER, 2002), permiten profundizaren algunos de estos temas y entender cómo seconstruyen y manifiestan los valores de los cos-tarricenses en torno al tema ambiental:

■ Grado de conocimiento de los problemas del am-biente: aunque muchos saben que existen pro-blemas ambientales a nivel global, la mayoría(54%) tiene un conocimiento medio sobre suimportancia, sus causas y las consecuenciasque pueden generar en aspectos más específi-cos y con impactos locales.

■ Grado de preocupación: 6 de cada 10 costarri-censes están preocupados en alguna medidaacerca de los problemas relacionados con eldeterioro del ambiente y sus riesgos. 7 de cada10 sienten algún grado de responsabilidad poreste deterioro. Sin embargo, y a pesar de sufrirlos efectos de la contaminación en el lugardonde vive, la mayoría juzga positivamente sulugar de residencia, aunque más de la mitadconsidera que la calidad del ambiente en Cos-ta Rica está empeorando.

■ Grado de acción: el 60% de la población “a ve-ces” hace algo para favorecer la conservación,pocos hacen algo “siempre” o “casi siempre”.En lo referente a las decisiones de consumo oa las que puedan generar un impacto en el co-mercio o en la producción, menos de la mitadde las personas tiene prácticas que favorecen elambiente de manera frecuente. Las accionesemprendidas son las que requieren menos es-fuerzo, como apagar las luces cuando no seusan, cerrar el tubo mientras se lava los dien-tes y reutilizar bolsas plásticas, entre otras.

■ Grado de disponibilidad a cambiar o contribuir:tres cuartas partes de la población muestra al-gún grado de disponibilidad para cambiar es-tilos de vida y consumo con el fin de conservarel ambiente.

La población costarricense fue segmentadaen seis grupos con base en sus valores ambienta-les. Dos de estos grupos están integrados porpersonas que adoptan frecuentemente prácticasque favorecen la conservación o la reducción deldeterioro y que tienen mayor preocupación y co-nocimiento sobre el tema; en conjunto confor-man el 36% de la población. Sin embargo, unode estos grupos, integrado por personas “con va-lores utilitarios” (14%), tiene comportamientospro-ambiente debido a que esto le permite aho-rrar dinero (sus integrantes son de nivel socioe-conómico y educativo más bajo), mientras que elotro grupo, el de los denominados “conservacio-nistas” (22%), lo hace expresamente por su con-ciencia ambiental; estos últimos son de nivel so-cioeconómico y educativo más alto, con mayorpresencia en la GAM.

Otros dos segmentos, cuyos integrantes su-man el 48% de la población, son más indefinidosen todas las dimensiones de análisis: a veces ha-cen “algo”, tienen “algo” de conocimiento y están“algo” preocupados, pero uno de ellos, los “bienintencionados” (23%), aunque tiende a pensar

C A P I T U L O 4 / A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A E S T A D O D E L A N A C I O N 233

se dio básicamente entre los visitantes de EstadosUnidos, Canadá y América del Sur, en tanto quelas llegadas de turistas europeos, principalmentede España, Francia y Holanda, así como los deAsia, aumentaron en el mismo plazo; la cantidadde turistas de Centroamérica y el Caribe práctica-mente no varió. En cuanto a las ASP, en el año2002 las visitas de extranjeros se incrementaron enun 27,6% (90.620 personas) con respecto al añoanterior. El 58,9% de esos visitantes se concentróen los parques nacionales Volcán Poás, Manuel An-tonio y Volcán Irazú (SINAC-MINAE, 2003).

Pese a esta buena noticia, el análisis sobre lasvisitas de extranjeros en los últimos diez años in-dica que desde 1995 el país tiene dificultades pa-ra atraer este tipo de turistas a las áreas protegidas,ya que, a partir de ese momento, sistemáticamen-te es mayor la cantidad de visitantes nacionales. Esparadójico que mientras la llegada de turistas in-ternacionales muestra un crecimiento sostenidoen la última década, no ocurre lo mismo con la vi-sitación de extranjeros a las ASP (cuadro 4.4).

Lograr una mayor atracción de turistas ex-tranjeros es un desafío importante para los ingre-sos del SINAC, lo cual pasa, sin embargo, poruna mejora en los servicios que estas áreas ofre-cen a los visitantes. De acuerdo con el ya men-cionado estudio de la Contraloría General de laRepública sobre el control y uso de los recursosdel SINAC, en algunos parques, como el VolcánPoás y el Manuel Antonio, no existe una relacióncongruente entre los recursos humanos y finan-cieros asignados a esos centros de trabajo, la de-manda generada por las visitas de turistas y losingresos recaudados por este concepto. Los in-gresos asignados no son suficientes para atenderel normal funcionamiento de los parques (pintu-ra de edificios, acondicionamiento de senderos,rotulación, servicios para discapacitados, rampasy gradas, entre otros) y menos aún para desarro-llar nuevos proyectos o incluir mejoras que ha-gan más variada y atractiva la estadía de los visi-tantes (CGR, 2002). Para avanzar en este sentidoes necesaria una mayor coordinación entre el MI-NAE, las empresas turísticas y el ICT.

En el año en estudio, el ICT publicó el “Plangeneral de desarrollo turístico sostenible 2002-2012”, que incluye entre sus acciones estratégi-cas el ordenamiento del espacio turístico en fun-ción de las políticas, planes y programas delsistema de áreas protegidas del país. Además sepropone impulsar y fortalecer el programa Ban-dera Azul Ecológica (ICT, 2002b); el objetivoprincipal de este programa, creado por el Labo-ratorio Nacional de Aguas, es organizar a las

que no es responsable del deterioro ambiental,está dispuesto a hacer cambios. El otro grupocorrresponde a los “indefinidos” (25%), porquesu posición es intermedia en prácticamente todaslas dimensiones.

El quinto grupo, que representa el 8% de lapoblación, es muy pasivo, está muy desinforma-do y le preocupa poco el tema, a pesar de estarcompuesto por un porcentaje proporcionalmen-te mayor de personas con nivel educativo supe-rior. Se denominaron los “sin valores ambienta-les”, y son relativamente más jóvenes, de nivelsocioeconómico más alto y en su mayoría resi-dentes de zonas urbanas. Por último, el sextogrupo, que representa el 7% de la población, tie-ne muy poco conocimiento, no le preocupa el te-ma, pero tiene algunos comportamientos que fa-vorecen el ambiente porque esto le permiteahorrar dinero. En su mayor proporción son per-sonas de zonas rurales, de mayor edad y de nivelsocioeconómico más bajo (Lentini, 2003).

Garantías ambientales:una propuesta pionera de reforma constitucional

La idea de incluir un capítulo sobre garantíasambientales en la Constitución Política fue unode los temas que más trascendieron a la opiniónpública en el 2002. La propuesta fue analizadapor expertos en derecho y política ambiental, asícomo por diferentes actores del movimento eco-logista. Se trata de una iniciativa pionera, inno-vadora y que estimula la reflexión sobre el valordel ambiente para la sociedad costarricense. Conel interés de profundizar en este tema, el informepresenta un “miniforo”, al final de este capítuloresume dos posiciones en torno a esta propuesta

Usos de la biodiversidad y su contribución al desarrollo.

El apoyo directo de la biodiversidad a la pro-ducción nacional proviene principalmente del tu-rismo y su asociación con el valor recreativo delpatrimonio natural, seguido por la exportación deproductos agrícolas nativos y de flora silvestre re-producida en viveros, el uso de recursos marinos,la bioprospección y los servicios ambientales.

Poco éxito en la atracción de más turistas a las áreas protegidas

En el año 2002 el ICT reportó la llegada de1.113.359 turistas extranjeros al país, un 1,6%menos que el año anterior. Esta disminución leve

234 E S T A D O D E L A N A C I O N A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A / C A P I T U L O 4

Usos y abusos de la flora y la fauna silvestres

En el tema del manejo apropiado de la vidasilvestre no hubo avances significativos en el2002; el único cambio fue de carácter normati-vo: se oficializó la “Estrategia nacional de mane-jo y conservación de la vida silvestre”. Instru-mentos clave para avanzar en este campo, comola base de datos para licencias de caza y pesca,investigaciones, permisos de importación y ex-portación, regentes, registros de flora y fauna,zoológicos, viveros y tenencia de fauna, todavíano están en funcionamiento. Es de esperar queesta base de datos permita una planificación mássólida del manejo de fauna silvestre in situ y ex si-tu en el país.

El uso ilegal de fauna silvestre se mantienecomo un serio problema. Un estudio (Chacón,2003) identificó 54 establecimientos en el paísque venden abierta e ilegalmente productos detortugas marinas; algunas cremas elaboradas conaceites de estos animales estaban incluso regis-tradas ante el Ministerio de Salud, a pesar del im-pedimento legal vigente. La caza ilegal tambiénejerce notables presiones sobre las poblacionessilvestres; su incidencia queda manifiesta de ma-nera muy conservadora en las denuncias presen-tadas por el SINAC y en el decomiso de 52 ar-mas, 440 aves y 54 animales silvestres durante elaño 2002 (MINAE-SINAC, 2003).

La cacería legal deportiva también despiertapreocupaciones desde la perspectiva ecológica yde aceptación social. En el 2002 se otorgaron

C A P I T U L O 4 | A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A E S T A D O D E L A N A C I O N 235

CUADRO 4.4

Llegada de turistas internacionales a territorio nacional y visitastotales a las áreas silvestres protegidas. 1993-2002

Años Turistas internacionales Visitas a las áreas silvestres protegidasTotal Extranjeros Nacionales

1993 684.005 772.025 404.342 367.6831994 761.448 700.434 378.286 322.1481995 784.610 614.081 251.740 362.3411996 781.127 658.657 268.774 389.8831997 811.490 742.761 290.081 452.6801998 942.853 810.098 324.148 485.9501999 1.031.585 865.603 370.254 495.3492000 1.088.075 786.600 332.972 453.6282001 1.131.406 756.962 328.369 428.5932002 1.113.359 949.714 418.989 530.725

Fuente: ICT; SINAC-MINAE.

comunidades costeras y turísticas no costeras, pa-ra fomentar su desarrollo en concordancia con laprotección integral de las playas y los recursosnaturales, especialmente los hídricos, para bene-ficio de la salud, entre otros. En el 2002, 45 pla-yas obtuvieron esta distinción, 22% más que enel 2001. Además, cuatro comunidades turísticasno costeras cuentan actualmente con este galar-dón: La Fortuna de San Carlos, San Roque deGrecia, San Marcos de Tarrazú y San Gerardo deRivas (ICAA, 2002)11.

Otro programa que ha venido promoviendoel ICT es la “Certificación de Sostenibilidad Turís-tica” (CST), que evalúa el entorno físico-biológi-co, la planta de servicio, el cliente externo y el en-torno socioeconómico de las empresas turísticas.En el 2002, el número de hoteles certificados as-cendió a 63 (51 en el 2001), correspondientes al5,8% de las 1.084 empresas turísticas registradasen el ICT. La sostenibilidad ambiental de los de-sarrollos turísticos costeros está viendo un hori-zonte de optimismo con la promoción de la CST.Cerca del 35% de los hoteles que han obtenidoesta certificación se encuentra en las playas; entrelas provincias con litoral, Guanacaste tiene sietehoteles de playa certificados, Puntarenas seis yLimón cuatro (www.turismo-sostenible.co.cr). El63% de los empresarios del sector considera quela CST debería ser un requisito obligatorio, yaque a través de ella se puede lograr una mayorcompetitividad (Kaune, 2002). Cabe destacarque las naciones centroamericanas han adoptadola CST como programa regional (ICT, 2002a).

periencia muestra que los nematicidas naturalespueden ser una alternativa en un país que importacerca de 80 toneladas de nematicidas cada año.

Pueblos indígenas y conservación

Al igual que en otros lugares del mundo, larelación entre los pueblos indígenas y el movi-miento conservacionista en Costa Rica no ha es-tado exenta de conflictos, y no es sino hasta fe-cha reciente que se han empezado a encontrarvías de cooperación. Esto por cuanto los pueblosindígenas se ubican en zonas de vegetación im-portantes, la mayor parte de las cuales coincideno limitan con las áreas protegidas. La superficietotal de los territorios indígenas oficiales es de331.803,6 hectáreas, equivalentes al 6,5% delterritorio nacional. El 24,6% de los bosques lati-foliados de tierras altas y bajas del país se en-cuentra dentro de los territorios indígenas reco-nocidos por el Estado. Las áreas de ocupaciónindígena, que van más allá de la definición ofi-cial, cobijan el 31,9% del total nacional de losbosques latifoliados y el 5,2% de los humedalesy manglares (Sevilla, 2003).

La declaración de las áreas protegidas se rea-liza bajo el concepto jurídico vigente de que losterritorios indígenas son las llamadas “reservasindígenas”, establecidas como tales por el Estadocostarricense, sobre todo en la segunda mitad delsiglo XX. Sin embargo, los derechos de ocupa-ción histórica trascienden lo definido jurídica-mente como “reservas indígenas” (Chacón,2003), y están contemplados en el artículo 14del Convenio 169, sobre pueblos indígenas y tri-bales, de las Naciones Unidas, ratificado por elGobierno de Costa Rica en 1992, mediante laLey 7316. Esos derechos son relevantes en aque-llos casos en que los límites de las “reservas indí-genas” colindan con áreas protegidas. Por ejem-plo, la Reserva Indígena de Talamanca limita conel Parque Internacional La Amistad (PILA) a lolargo de muchos kilómetros. Un líder indígenaconsidera que el PILA es un buen vecino, porqueles ayuda a proteger de los invasores de tierras loscerros sagrados de la cultura bribri, que se encuen-tran sobre esos límites (Swaby, 2003). Los cerros ysus alrededores formaban parte del territorio tradi-cional indígena antes de la declaración del PILA.

Pero estos derechos pueden ser también rele-vantes aún cuando no exista la vecindad directaentre las comunidades indígenas y las áreas pro-tegidas. Por ejemplo, la pesca ceremonial de latortuga de río (Trachemys scripta), actividad anualcolectiva celebrada por los indígenas maleku, fue

5.136 licencias para caza menor, caza mayor,captura de aves canoras y otras, un 20,9% másque el año anterior (SEMEC, 2002 y MINAE-SI-NAC, 2003). Este notable aumento en el núme-ro de permisos no responde a una evaluacióncientífica que haya definido la condición de laspoblaciones animales involucradas.

En el comercio exterior costarricense, las ex-portaciones de elementos de la biodiversidad seencuentran en los sectores agropecuario y pesca.Especies nativas de fauna y flora figuran entre lassiguientes categorías de productos principales deexportación: follajes, hojas, plantas ornamentales,yuca, flores y capullos, chayote, malanga, ñame,pescado fresco, camarones, cangrejos y langosti-nos. Los productos con mayor dinamismo expor-tador en el 2002 fueron las plantas ornamentales,chayote y flores y capullos, con aumentos de en-tre 10,1% y 14,8% (PROCOMER, 2003). Las ex-portaciones comerciales de especies CITES secentran en flora reproducida en viveros. Los per-misos de exportación para esas especies aumenta-ron en un 61,6% (931 permisos), con respecto al2001, casi todos con fines comerciales. En el casode la fauna, se otorgaron solamente ocho permisospara exportación comercial, 97 boas constrictor, 6boas de Madagascar y 2 Corallus annulatus.

Bioprospección y recursos genéticos

Durante el año 2002, la Comisión Nacionalde Gestión de la Biodiversidad (CONAGEBIO)adelantó la revisión de las “Normas generales pa-ra el acceso a los elementos y recursos genéticosy bioquímicos de la biodiversidad”, en cumpli-miento de la Ley de Biodiversidad. Entre tanto,en investigaciones realizadas por la Unidad deBioprospección del INBio, la UCR y el ACG, selogró el aislamiento de un compuesto naturalcontra la malaria derivado del Gossypol, una to-xina natural que protege a las plantas de los in-sectos. El compuesto, denominado inicialmenteDesoxygossypol, ha mostrado actividad antipara-sitaria contra Plasmodium berghei en ratones.

Por otra parte, el INBio, en colaboración conBritish Technology Group y Ecos-La Pacífica,comprobó en cultivos de importancia económicala actividad nematicida del compuesto DMDP,que se obtiene del árbol Lonchocarpus, nativo delbosque seco tropical. La hacienda La Pacíficacuenta actualmente con el material necesario pa-ra el escalamiento del producto. Se espera que en elcorto plazo este nematicida natural sea de interéspara la industria y se pueda poner a disposición delos agricultores de Costa Rica y del mundo. Esta ex-

236 E S T A D O D E L A N A C I O N A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A / C A P I T U L O 4

C A P I T U L O 4 / A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A E S T A D O D E L A N A C I O N 237

prohibida en el Refugio de Vida Silvestre de Ca-ño Negro desde su fundación. Culturalmente,esa prohibición conservacionista significó la de-saparición de una de las últimas tradiciones an-cestrales integradoras de la cultura maleku. Losestudios históricos, lingüísticos y antropológicos

disponibles fundamentan la consideración deque el Refugio es parte del territorio ancestralmaleku, en uso continuo desde fecha desconocida.La “reserva indígena Guatuso”, separada del Refu-gio por fincas y pequeñas ciudades, está hoy con-finada en el extremo sur del territorio histórico y

Areas, territorios indígenas y zonas de vegetación en Costa Rica

Notas

Pueblo indígena: agrupación de acuerdo con la etnia o grupo indígena.

Área indígena: área que ha estado bajo ocupación indígena, que en la actualidada abarca una extensión mayor que aquella incluida en los territorios indígenas.

Territorio indígena oficial: área que el Estado costarricense ha reconocido legalmente como indígena.

En años pasados los territorios fueron denominados “reservas indígenas”.

Área de uso cultural: área que no necesariamente es de ocupación indígena, pero en la cual estos pueblos han hecho un uso “ancestral” de los recursos allí existentes.

Ejemplos son Guatuso (Caño Negro) y los humedales del norte de la península de Osa, usados por los guaimíes.

Fuente: Elaboración de Carlos Sevilla, 2003, a partir de las siguientes fuentes: Base de datos regional de vegetación (CATIE), Mapade ecosistemas de Centroamérica (CCAD, Banco Mundial, 2001), mapas de territorios indígenas oficiales y mapas de áreasindígenas. Los datos de población indígena fueron tomados del Censo Nacional 2000 y, para China Kichá, San Antonio y poblaciónmisquita, de Tenorio, 2001.

MAPA 4.1

internacional. La Asociación de PequeñosProductores de Talamanca (APPTA) con el apoyode ANAI, ha logrado colocar el cacao producido enterritorios indígenas como cacao orgánico de inte-rés social, en el mercado norteamericano (Evans,1999). La organización Amigos de la Tierra inten-tó, infructuosamente, desarrollar criaderos de igua-na (Iguana iguana) con los indígenas maleku.

Una iniciativa de mayor importancia ha sidola decisión del gobierno costarricense, de incluirlos territorios indígenas dentro del programa depago de servicios ambientales (PSA), administra-do por el MINAE. A noviembre del 2000, de los22 territorios indígenas existentes en el país, 11(Matambú, Guatuso, Zapatón, Quitirrisí, Boruca,Curré, Térraba, Guaymí de Osa, Abrojos-Monte-zuma, Cocles y Telire) no habían entregadosolicitudes de incorporación al PSA por diversasrazones: no tenían bosques que calificaran, el IDAno les había traspasado los títulos de propiedad delas tierras o tenían problemas de comunicación.

De los otros 11 territorios, que sí entregaronsolicitudes, solamente 2 recibieron respuestasnegativas por entrega tardía o por falta de recur-sos en el fondo. Es decir, 9 territorios indígenasen Costa Rica (Bajo Chirripó, Nairi Awari, Tala-manca Cabécar, Ujarrás, Talamanca Bribri, Sali-tre, Cabagra, Coto Brus y Conte Burica) partici-pan del PSA, con un total aproximado de 4.664hectáreas en protección de bosques y 80 hectá-reas en reforestación (Stallmeister y Leifert,2000). Sin embargo, la estimación de la CONAIde los bosques en territorios indígenas ascendíaen 1992 a 195.300 hectáreas, el 61,5% de la su-perficie total de las reservas. Para algunos líderesindígenas el PSA significa que finalmente el Esta-do costarricense empieza, aunque de maneramuy lenta, a reconocer el “servicio” que los pue-blos indígenas han dado al país desde tiemposinmemoriales, conservando sus bosques (Swaby,2003). Otros indígenas que tienen bosques argu-mentan que temen perderlos si participan en elprograma (Stallmeister y Leifert, 2000).

Una iniciativa conservacionista indígena quemerece atención es el grupo de COVIRENAS di-rigido por líderes bruncas de Rey Curré, en el surde Costa Rica. Con el apoyo de ARADIKES, se haimpulsado la formación de un COVIRENA encada territorio indígena, con los ngöbe, los brun-cas, los teribes, los bribris y los cabécares. Seproyecta realizar un congreso nacional de losCOVIRENAS indígenas para integrar coordina-damente los del sur con los del Caribe, abarcan-do así la gran mayoría de los territorios indígenasdel país (Lazaro, 2003).

ocupada por no indígenas en un 80% (Guevaray Chacón, 1992). Criterios científicos señalanque la especie de tortuga mencionada no estabaamenazada por la ceremonia cultural maleku(Cabrera, 2002).

El proyecto Namäsol, en Talamanca, intentóel manejo sostenible de la madera de los sistemasagroforestales tradicionales indígenas y el apro-vechamiento de aquella que era arrastrada porlos ríos en las inundaciones. La madera sería uti-lizada para la producción de muebles en un ta-ller de ebanistería establecido por el proyectodentro de la Reserva; el mercado de los mueblessería no sólo la Reserva, sino también la región.Al respecto, la Procuraduría General de la Repú-blica dictaminó que, “a fin de preservar la cultu-ra de los indígenas y el entorno natural indispen-sable para su sobrevivencia y desarrollo (...) losindígenas no están facultados legalmente paraextraer y comercializar la madera localizada ensus reservas” (Bulgarelli, 1999). Esta decisión ju-rídica plantea otro aspecto esencial en el debate:¿qué es el desarrollo para los pueblos indígenas?,¿deben las leyes del Estado limitar esas posibili-daes de desarrollo y considerar la cultura indíge-na estática y aislada en el tiempo?, ¿dejan de serindígenas aquellos que logran integrarse a la eco-nomía de mercado? (Vargas, 2003)12.

Vías de cooperación entre indígenas y conservacionistas

Algunas iniciativas recientes en el movimien-to conservacionista plantean posibles formas decooperación con los pueblos indígenas. El pro-yecto denominado “Educación participativa so-bre la gente y la naturaleza en Osa, Costa Rica”trabajó directamente con el pueblo ngöbe, en elsur del país. El intercambio realizado en los tresaños del proyecto evolucionó del método inicialde aplicación de una encuesta definida sin parti-cipación indígena, a la integración de jóvenesngöbe en una capacitación dirigida a recopilar ypublicar las historias de la tradición oral de supueblo. Ese objetivo fue escogido por ellos mis-mos como parte de la educación ambiental indí-gena que quieren impulsar en sus territorios (Al-richter et al, 1999; UICN-ORMA et al, 2002).

Otras organizaciones no gubernamentalesimpulsan proyectos de manejo sostenible de re-cursos naturales con los pueblos indígenas,principalmente en la región de Talamanca. LaFundación Güilombé brindó asistencia a los in-dígenas cabécares y bribris en la comercializa-ción exitosa de banano orgánico en el mercado

238 E S T A D O D E L A N A C I O N A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A / C A P I T U L O 4

Los movimientos conservacionista e indígena,aunque este último en menor grado, se han veni-do fortaleciendo desde la década de los noventa yhay señales de que ambos pueden avanzar haciametas comunes de conservación, en especial cuan-do se respetan los derechos indígenas y se utilizanlos mecanismos legales para hacerlos valer. Dos he-chos ocurridos en el 2002 mostraron que la alian-za entre sectores conservacionistas e indígenas pre-senta logros y desafíos: la prohibición de la SalaConstitucional a las exploraciones petroleras en lazona del Caribe, como culminación del movimien-to ADELA (nombre de una líder indígena tala-manqueña que luchó contra intentos similaresen el pasado) y el apoyo de la Federación Costa-rricense para la Conservación del Ambiente (FE-CON) a la lucha del pueblo brunca de Rey Currécontra el proyecto hidroeléctrico Boruca. En am-bos casos, el Convenio 169 ha sido un recursoesencial de las luchas indígenas por la defensa yprotección de sus territorios, sus recursos natu-rales y su cultura (Vargas, E., 2003).

Gestión del cambio

Los bosques que se protegen y los que se utilizan

Continua controversia sobre la magnitud y las implicaciones de la deforestación y recuperación de la cobertura forestal

Diversos estudios señalan que, después designificativos logros en la recuperación de lasáreas boscosas, en los últimos años la coberturaforestal de Costa Rica ha llegado a una situaciónde equilibrio en la que el aumento en coberturay la deforestación básicamente se compensan(Jones, 2003). Sin embargo, este hallazgo siguegenerando discusiones en el sector ambiental yno goza de aceptación generalizada, ya que exis-ten diferentes interpretaciones de los datos, me-todologías y conceptos de lo que es un bosque(recuadro 4.5). Es valioso distinguir en qué medi-da el cambio de las estimaciones sobre cobertura se

C A P I T U L O 4 / A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A E S T A D O D E L A N A C I O N 239

RECUADRO 4.5

El estudio del cambio en el uso de la tierra tropiezacon diversas interpretaciones semánticas y técnicas entorno a lo que es o no es bosque. Kleinn et al (2000)documentan 54 cálculos distintos de área forestal enCosta Rica para las décadas de los ochenta y los noventa,con un rango de valores de cobertura nacional desde 26%hasta 54%. En diferentes clasificaciones se incluyen o ex-cluyen manglares, bosques secundarios, plantaciones, etc.

En Costa Rica, por su patrón de ocupación del terri-torio nacional, se ha desarrollado un concepto de bos-que que mezcla aspectos de cobertura con elementoslegales. El reconocimiento de derechos en base de usu-fructo crea un silogismo sencillo de “uso” versus “bos-que”, en el que el proceso de ocupar y limpiar un área es-tablece derechos de posesión (Jones, 1990). En estemarco lógico, toda área que no está bajo manejo de cos-tarricenses de cultura hispánica se describe como bosque,incluyendo variantes de vegetación, como “páramo”, queno son propiamente “bosque”, o áreas de uso indígena.

Por otra parte, el concepto de calidad de madera dis-ponible, asociado a una visión forestal, creó una per-cepción particular: los bosques “primarios” fueronfuentes de maderas preciosas, en otros tiempos la cao-ba, pero en los últimos años maderas finas para cons-trucción y ebanistería, tales como surá, cristóbal, naza-reno, etc. De esa perspectiva viene la distinción tancrítica de bosques “primarios” y “secundarios”; se

supone que el bosque “secundario” es de menor valorpor falta de maderas finas o por tener árboles de diá-metros menores.Algunos cálculos de área se han hechocon el enfoque en bosques primarios, con la consecuen-cia de la disminución del área de “bosque” cuando seignoran los bosques secundarios.

Las técnicas de mapeo también afectan la concep-tualización del bosque. Antes del uso común de los sen-sores remotos, especialmente las imágenes de satélite,era necesario generalizar la información sobre cobertu-ra boscosa; la dificultad de entrar a cada punto de unárea boscosa impedía describir la cobertura en formacompleta y había que hacer ciertas suposiciones sobrela cobertura, a partir de lo que se veía “en la tierra”. Eluso de sensores remotos y sistemas de informacióngeográfica (SIG) ha mejorado la metodología de reco-lección de datos, con una tendencia a presentar comobosque áreas menores de lo que se acostumbraba en elpasado. Con ello, el reconocimiento de la contribuciónde paisajes fragmentados a la conservación de la biodi-versidad ha vuelto la mirada de investigadores y admi-nistradores nacionales a remanentes de bosques, bos-ques riparios y otros parches boscosos que soncomunes en el ambiente agrícola (Guindon, 1996)13.

Fuente: Jeffrey Jones, CATIE, 2003.

El bosque: un concepto dinámico que afecta la estimación de su cobertura

la preferencia por imágenes de la época seca, pa-ra minimizar la cobertura de nubes, dio el resul-tado de que los bosques secos tropicales de Gua-nacaste fueron “invisibles” ese año, porque enese período pierden las hojas.

Estudios más recientes han mostrado un au-mento de la cobertura forestal desde 1990. Paralos años 1997-1998 el CCT-CIEDES-CI estimóque el área de bosques ocupaba el 40,3% del to-tal del país. En el año 2000 esa proporción eradel orden de 45,4-46,3% (CCT et al, 2002) y enel 2001 de un 48% del territorio nacional (FAOet al, 2001). La diferencia entre el dato de 1997y el del 2000 obedece principalmente a diferen-cias metodológicas.

Además del instrumento metodológico, elmovimiento ecologista ha criticado los estudiosque sugieren una recuperación de la coberturaforestal porque desvían la atención de la corta deilegal de madera, un problema que persiste, yporque las estadísticas no reflejan la calidad eco-lógica del bosque en cuestión (Figuerola, 2003).

Aun tomando en cuenta ciertas incertidum-bres metodológicas en la definición de “bosque”para los mapas de cobertura del MAG, está claroque las grandes extensiones de bosque han idodesapareciendo. Lo que no está tan claro es si loselementos de bosque que el paisaje humano haido incorporando han llegado a ser un compo-nente importante de la extensión boscosa, aunen zonas “agrícolas”. En este sentido, un cambiosignificativo ha sido el reconocimiento de que losbosques pueden ser parte de un paisaje agrícola,y que todavía cumplen una función ecológica, apesar de la interrupción de su extensión poráreas de uso humano. La extracción de madera yproductos menores, la conservación de la biodi-versidad y la protección del medio ambiente engeneral se distribuyen en áreas pequeñas que sonparte del paisaje “agroambiental”, en una rela-ción muy estrecha con poblaciones agrícolas pro-ductivas. Aunque parte de las variaciones en losregistros de cobertura tienen de fondo diferenciasmetodológicas y semánticas, lo crítico para el países aclarar la naturaleza de ese cambio, aspectoque no queda plasmado en las estadísticas actua-les de manera tan clara (Fallas, 2003).

Ciertamente en la interpretación de la cober-tura forestal conviene tener presente la calidadecológica de áreas que, si bien aparecen registra-das dentro las nuevas zonas de recuperación bos-cosa, por su condición de bosques secundariosaún no contienen la biodiversidad ni los proce-sos ecológicos que desaparecieron con la defo-restación de bosques primarios. Esta maduración

debe a diferencias técnicas o semánticas, y cuántose debe a cambios reales en el uso de la tierra.

La zona norte-atlántica de Costa Rica ha sidouna de las que han experimentado mayores cam-bios de uso en las últimas décadas, debido a lapolítica de colonización en el área. Este cambiodestaca en las fotografías del transbordador espa-cial de la NASA (Kohlmann et al, 2002). En ge-neral, se observa una expansión notable de áreasbananeras y deforestación, a la vez que se regis-tran áreas de reforestación o regeneración disper-sas, especialmente en el Área de ConservaciónCordillera Volcánica Central (ACCVC). Imágenessatelitales LANDSAT de 1986 y 200014 muestranen esta área un proceso mixto, en su mayoría derecuperación de bosque, pero con zonas de defo-restación intercaladas. En el lapso entre las imá-genes se notan varias zonas de recuperaciónavanzada, y poca evidencia de nueva deforesta-ción, a pesar de su situación adyacente a zonasde alta presión poblacional (Jones, 2003).

La deforestación continuó entre 1986 y2000, pero con evidencias de una tendenciaopuesta de regeneración. Un estudio realizadopor MINAE, SINAC y FUNDECOR (2003), se-ñala que persiste el cambio de uso del suelo, yaque los bosques naturales están siendo socoladospara convertirlos en sistemas agroforestales, conel fin de acceder con mayor facilidad a la utiliza-ción de los recursos forestales, a través de permi-sos para inventarios forestales. Otro estudio re-ciente encontró que la extracción forestal ilegal,anteriormente vista como una causa de defores-tación, ya se concentra en áreas agrícolas, especí-ficamente en los árboles remanentes en potreros(Campos et al, 2001). Proyecciones hechas en elACCVC indican que a escala nacional la princi-pal fuente de tala ilegal son las áreas fuera debosque, correspondiendo a un 87%.

En 1940 la cobertura de bosque en el país seestimó en 33.610 km2 y declinó hasta 17.696km2 en 1977. El incremento reportado en losmapas del MAG, de casi un 10% en el área fores-tal entre 1977 y 1997 cuando alcanzó 19.187km2, se debe en parte al aumento en la resolu-ción, gracias al uso de tecnología SIG en el mapade cobertura de 1997 (Porras y Villarreal, 1986;Jones, 1990; Kleinn et al, 2002), que cuantificaparches pequeños de bosque que no figuran enlos estimados de 197715. Adicionalmente, hay di-ferencias en la definición de lo que es “bosque”entre 1977 y 1997. El cambio más dramático en-tre estos años se da en la cobertura forestal de laprovincia de Guanacaste, que registra un aumen-to aparente de por lo menos seis veces. En 1977,

240 E S T A D O D E L A N A C I O N A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A / C A P I T U L O 4

Más detalle sobre

cambios en el uso de la

tierra ,

consúltese el estudio

“Cambio en el uso de la

tierra en Costa Rica: el

mapeo y la deforestación”,

elaborado por Jeffrey

Jones, en el sitio

www.estadonacion.or.cr

C A P I T U L O 4 / A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A E S T A D O D E L A N A C I O N 241

ecológica requiere varias décadas más de persis-tencia. Quesada (2003) estima que actualmenteen Costa Rica existen alrededor de 550.000 hec-táreas de bosques secundarios, lo que hace de es-tos ecosistemas los de mayor cobertura en elpaís. Esta área, sin embargo, se encuentra disper-sa en pequeñas fincas, en parches aislados y muyfragmentados cuya extensión promedio es de 15hectáreas, con edades entre 1 y 35 años.

Por último, cabe agregar una nota de precau-ción con respecto al análisis de imágenes de sen-sores remotos. Aunque a través de ellos se puedever la cobertura vegetal, no se pueden conocerlas intenciones de los dueños u ocupantes deáreas específicas. Una regeneración de pocosaños todavía es un charral, que bien podría serparte de un ciclo agrícola. Así, en el contexto delos procesos de reconversión productiva, porcambios negativos en los precios de ciertos pro-ductos se ha reportado el abandono de pastizalesy de plantaciones de banano en todo el país. Pue-de ser que los cambios que se observan en las imá-genes correspondan parcialmente a ese proceso.No hay garantía de que estos cambios en la vege-tación, que tienden a la regeneración de bosques,no sean revertidos por consideraciones de índolecomercial en el futuro cercano (Jones, 2003).

Costa Rica consume un millón de metros cúbicos de madera anualmente

Por largo tiempo se ha estimado que el con-sumo aproximado de madera en el país oscila en-tre 1 y 1,2 millones de m3. En el período 1998-2001 este consumo fue abastecido por árbolesfuera de bosques (43,5%), bosques naturales(23,5%) y plantaciones forestales y sistemasagroforestales (33%) (SINAC, 2001). Hidalgo(2002) estima el consumo de madera en troza anivel nacional en 1.023.591 m3/año. De este to-tal, las plantaciones forestales aportan 326.356m3/año (31,9%), el bosque y áreas abiertas571.520 m3/año (55,8%), más los 125.714 m3/a-ño (12,3%) que procesan los aserraderos portáti-les. El consumo aparente de madera en rollo pa-ra el año 2001 fue de 1.061.458 m3, superior alconsumo nacional, pues incluye las exportacio-nes e importaciones de madera; se exportaron102.329 m3 en rollo, mientras que las importa-ciones fueron de 140.268 m3 en rollo. Se calculaque la madera proveniente tanto de bosques na-turales como de potreros arbolados sólo podráabastecer el mercado nacional durante los próxi-mos cinco años, luego de lo cual serán la maderade plantaciones y la importada las que satisfagan

la demanda interna. Además, el estudio indicaque el consumo de madera en Costa Rica ha dis-minuido a raíz de tres circunstancias: la escasezde madera, debida básicamente a las restriccio-nes políticas y ambientales; la competencia deproductos sustitutos y la importación.

El sector de la construcción es el mayor de-mandante de madera y productos de madera(55%), seguido por el sector de muebles, puertasy otros productos secundarios de exportación(40%) y el sector de contrachapados (5%) (CCF,2002). Esta tendencia se mantuvo en el año2002, marcada por la fuerte presencia de made-ra importada, cuyo principal destino es el sector dela construcción (Carillo, 2001 y Herrera, 2000).

El aporte del sector forestal a la economía cos-tarricense supera el 5% del PIB, incluyendo todoslos bienes y servicios producidos a lo largo de to-da la cadena productiva forestal. El sector cuentacon alrededor de 8.000 empresas, que dependendirectamente del uso del recurso madera. Se esti-ma que estas empresas generan un valor agrega-do de 141.138.451 dólares (ONF/PROFOR/FO-NAFIFO, 2002) y sostienen a alrededor de18.000 empleados permanentes, de los cualescerca de una tercera parte se ubica en las zonasmás deprimidas del área rural. La solidez a largoplazo de este sector depende de la sostenibilidaden la obtención de la madera (Alfaro et al, 2003).

Sigue aumentando la madera cosechada en plantaciones

El volumen de madera cosechada en plantacio-nes forestales viene creciendo desde 1998. En pro-medio esta materia prima aporta el 30% del volu-men de madera autorizado en el país. En el 2002,la madera aprovechada en plantaciones ascendió a196.727 m3, un 43,4% del total autorizado para lacorta a nivel nacional por el SINAC (cuadro 4.5)

En el 2002 se plantaron aproximadamente7.200 hectáreas de árboles, 4.708 (65%) de ellas através del PSA para reforestación (FONAFIFO,2003). El 35% restante fue plantado con recursospropios de empresarios y productores indepen-dientes (CCF, 2003). El 82% del crédito brindadopor FONAFIFO fue destinado a la industria fores-tal que procesa madera de plantaciones. El montototal de crédito asignado en el 2002 fue de 114,2millones de colones, frente a 69,6 millones de co-lones colocados en el 2001 (FONAFIFO, 2003).

Las plantaciones forestales ofrecen oportuni-dades para la mitigación de gases con efecto in-vernadero. En el año estudiado, el ProyectoBosques y Cambio Climático en Centroamérica

FUNDECOR, que se sometieron con éxito nueva-mente a un proceso de evaluación.

Hoy en día, sin embargo, la madera prove-niente de plantaciones forestales compite con di-ficultad con la madera importada, que ingresa alpaís con un precio menor. En el 2002 ésta provi-no principalmente de naciones del MERCOSUR(Chile, Colombia, Brasil, Ecuador), el NAFTA(Canadá y Estados Unidos) y de Centroamérica(Nicaragua, específicamente con maderas oscu-ras, y Honduras, con maderas de coníferas). Lacertificación forestal puede ser una ventaja com-petitiva clave de la madera costarricense en losmercados internacionales (Alfaro et al, 2003).

Reducción de los permisos de corta bajo planes de manejo e inventarios forestales

Durante el 2002 el volumen de corta autoriza-do, 463.262 m3, aumentó en un 11,3% respecto al2001. El 77,3% de este volumen correspondió a trescategorías de permisos: 27,6% de inventarios fores-tales, 27,4% de plantaciones y 22,3% de sistemasagroforestales. Los permisos para planes de manejoaportaron únicamente un 6,7% del volumen total(MINAE-SINAC, 2003). El número de autorizacio-nes de aprovechamiento forestal creció en un 8,4%en comparación con el 2001, y alcanzó las 3.423. Elprincipal incremento se dio en el número de licen-cias otorgadas bajo las categorías de sistemas agrofo-restales, que aumentó en un 42,8% en contraste conel 2001. Los “permisos pequeños” crecieron un12,9% y las plantaciones forestales un 3,7%, mien-tras que las autorizaciones para planes de manejo seredujeron en un 58,4% y las de inventarios foresta-les en un 47,4% (gráfico 4.1).

Fuerte incremento de denuncias por violaciones a la Ley Forestal

Entre 1999 y 2002 fueron interpuestas ante laFiscalía Ambiental 4.847 denuncias (Fiscalía Am-biental del Ministerio Público, 2003). La mayoríacorrespondieron a la Ley Forestal (44,8%) y a laLey de Conservación de la Vida Silvestre (25,7%).En proporciones similares, el 58% de las denun-cias presentadas ante los tribunales por el SINACen el 2002 se relacionan con infracciones a la LeyForestal y el 31% a la Ley de Vida Silvestre (MI-NAE-SINAC, 2003). Del 2001 al 2002 las denun-cias ante la Fiscalía Ambiental por violaciones a laLey Forestal aumentaron en más del doble, de 299a 701, y las referentes a la Ley de Conservación dela Vida Silvestre se redujeron a poco menos de lamitad, de 382 a 188 (gráfico 4.2).

(PBCC), de la FAO-CCAD, financió un estudio pa-ra estimar el potencial de almacenamiento de carbo-no del sector forestal en reforestación y forestaciónen Costa Rica, durante el período 2002-2012, bajoel “Mecanismo de desarrollo limpio” del Protocolode Kyoto. De ese trabajo se obtuvo que el país tieneun total de 1.129.892,4 hectáreas, 22,1% de su te-rritorio, en terrenos que, de acuerdo con los linea-mientos establecidos en el citado Protocolo y en lasdefiniciones de reforestación y forestación delAcuerdo de Marruecos, califican como Áreas Kyoto(Alfaro et al, 2002).

En el 2002 Costa Rica contaba con un área fo-restal certificada de 72.288 hectáreas, distribuidasen 15 unidades de manejo forestal (UMF). De estetotal, un 12,1% correspondía a bosque natural, un44,8% a plantaciones y un 43,1% a UMF, donde sehan certificado tanto áreas con bosque natural co-mo plantaciones. Entre el 2001 y el 2002 el áreacertificada aumentó en un 10,8%, correspondien-te a 7.840 hectáreas de plantaciones forestales (Fo-rest Stewardship Council, 2003). Las empresascon certificación forestal del FSC se han consolida-do en los últimos años; muestra de ello son las re-certificaciones de las UMF Portico, Expomaderas y

242 E S T A D O D E L A N A C I O N A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A / C A P I T U L O 4

CUADRO 4.5

Aprovechamiento forestal total y proveniente de plantaciones forestales. 1990-2002

(metros cúbicos)

Año Aprovechamiento forestal Plantaciones forestales

TOTAL Metros cúbicos Porcentaje

1990 413.891,9 19.667,0 4,81991 443.287,3 73.118,0 16,51992 653.191,0 50.211,0 7,71993 666.880,0 163.384,0 24,51994a/ 956.731,0 45.787,0 4,81995a/ 615.552,0 45.787,0 7,41996a/ 499.382,0 72.980,0 14,61997a/ 582.287,0 105.722,0 18,21998a/ 619.335,0 141.991,0 22,91999a/ 612.409,0 176.094,0 28,82000 464.338,3 220.355,0 47,52001 402.165,8 154.288,5 38,42002 453.262,5 196.726,9 43,4

TOTAL 7.382.712,7 1.466.111,3 19,9

a/ Estimaciones realizadas por ONF, FONAFIFO y SINAC para presentarlas al Banco Central de Costa Rica,

para efectos de las estadísticas de cuentas nacionales.

Fuente: SINAC, 2002a y SINAC-MINAE, 2003.

En cuanto a la resolución final de los casos,en la Fiscalía Ambiental se da un fenómeno simi-lar al del resto de las causas en el país: hasta un90% finaliza con la conciliación, en la cual elacusado se compromete a realizar la reparacióndel daño o un proyecto suplementario, a cambiode un sobreseimiento. Esta forma de resolver elconflicto ambiental ha demostrado ser beneficio-sa para el ambiente y para los infractores. Tam-bién explica por qué el índice de condenatoriasse ha reducido considerablemente.

En el 2002 el SINAC atendió 2.201 denuncias,51% más que en el 2001, el 20% de ellas relacio-nadas con delitos cometidos dentro de las ASP (SI-NAC, 2002a y MINAE-SINAC, 2003). Del total dedenuncias, el 62% fue interpuesto ante los tribuna-les de justicia. Se realizaron 5.832 operativos decontrol y protección, un 28% más que en el 2001(SINAC, 2002a y MINAE-SINAC, 2003); una ter-cera parte de estas acciones correspondió a activi-dades dentro de las ASP.

La iniciativa de los COVIRENAS siguió cre-ciendo, al pasar de 180 a 188 comités a nivel na-cional entre el 2001 y el 2002, con la participa-ción de 2.450 personas. Estos grupos han estadomotivando la incorporación de la perspectiva degénero con temas y metodologías apropiadas; en

C A P I T U L O 4 / A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A E S T A D O D E L A N A C I O N 243

el 2002 formaron parte de esta iniciativa 400mujeres, que representan un 20%. Además se ini-ció un proceso orientado a consolidar el movi-miento, a través de la realización de doce encuen-tros regionales, dos de ellos indígenas; uno en elsur y el otro en la región atlántica (Mora, 2003).

Auditorías sobre planes de manejo forestal y regencias forestales generan mayor control

En el año 2002 se efectuó una auditoría delos planes de manejo forestal y los inventarios fo-restales aprobados en el período 2000-2001 enlas Áreas de Conservación Arenal-Huetar Norte(ACA-HN), Cordillera Volcánica Central(ACCVC) Subregión Sarapiquí, Tortuguero (AC-To) y La Amistad Caribe (ACLA-C) (SINAC,2002b). En más del 80% de los planes de mane-jo auditados hubo un cumplimiento adecuadode la normativa establecida por el SINAC. El 95%de los tocones correspondió a árboles autorizadospara la corta y el 5% restante a árboles portagranoso remanentes cortados sin autorización. El límitede impacto permitido se sobrepasó por las pistasde arrastre en 6 de los 35 permisos ejecutados. Seobservó la corta de árboles en zonas de protecciónen 8 permisos (22%), corta de remanentes o

GRAFICO 4.1

2.000

1.800

1.600

1.400

1.200

1.000

800

600

400

200

0SAF PF PP

Categorías

Perm

isos

IF PM

2001 2002

Costa Rica: número de permisos de corta otorgados por el SINAC,según categoría de origen. 2001-2002

SAF=sistemas agroforestales, PP=permisos pequeños, PF=plantaciones forestales, PM=planes de manejo, IF=inventarios

forestales.

Fuente: SINAC-MINAE.

Más detalle sobre el

sector forestal,

consúltese el estudio “El

sector forestal

costarricense”, elaborado

por Marielos Alfaro,

Mariela Herrera y Nancy

Zamora, en el sitio

www.estadonacion.or.cr

La tala ilegal, un problema que no cede

El problema de la tala ilegal se relaciona con laexistencia de 709 aserraderos móviles registrados enel país, cuyo control en el campo es difícil, debidoprecisamente a su movilidad. Se estima que estosaserraderos procesan cerca de 125.714 m3/año, esdecir, un 12,3% del total de madera procesada porla industria. Por otro lado, en el país existen 156 ase-rraderos estacionarios, en los cuales es más fácil elcontrol de trozas que ingresan al patio, dado el co-nocimiento preciso de su ubicación. Estos aserrade-ros procesan alrededor de 571.520 m3 anuales, el56% del volumen total consumido (Hidalgo, 2002).

El MINAE ha identificado limitaciones de la le-gislación en materia de control forestal. La Ley Fo-restal, n° 7575, no establece claramente las sancio-nes cuando se viola o no se cumple con cada una delas prohibiciones o procedimientos requeridos parautilizar el recurso forestal. Esta situación genera elfracaso del mayor porcentaje de las denuncias(95%) por deficiencias y errores procesales. Ade-más, la Ley presenta vacíos que promueven la impu-nidad de los transgresores y provocan frustración enlos funcionarios que realizan el control. Entre losprincipales vacíos destacan: inadecuada definición

portagranos en 12 (33%) y destrucción del bos-que para cambio de uso en 4 (11%). En la audi-toría de los inventarios forestales se obtuvo queel 2% de los tocones provenía de árboles no au-torizados para la corta, el 3% se ubicó dentro deáreas boscosas aledañas, el 2% se encontraba enzonas de protección y un mismo porcentaje co-rrespondía a copas o fustes caídos en estas zonas(Alfaro et al, 2003).

Durante el año la Fiscalía del Colegio de In-genieros Agrónomos recibió 18 denuncias contraregentes forestales, las cuales están todavía enproceso de estudio. En el 2002 fueron suspendi-dos 19 regentes, 4 fueron amonestados y 12 ca-sos de apelación se resolvieron ante la AsambleaGeneral, sin que se perdiera ninguna sanción.Entre 1993 y 2002 se ventilaron en el Tribunalde Honor un total de 60 casos, 52 de los cualesinvolucraban a regentes forestales; de estos, el32,7% fue absuelto, el 21,2% recibió amonesta-ción escrita y el restante 46,2% fue suspendidocon penas de entre 8 y 180 días. En el 2002 había482 regentes forestales autorizados y aproximada-mente 8.000 regencias en ejecución. En el mismoaño se inscribieron 3.171 contratos de regencia fo-restal (Colegio de Ingenieros Agrónomos, 2003).

244 E S T A D O D E L A N A C I O N A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A / C A P I T U L O 4

GRAFICO 4.2

1.200

1.000

800

600

400

200

01999 2000 2001 2002

Ley de Conservación de la Vida Silvestre

Ley Forestal

Usurpación de bienes de dominio público

Ley de Caza y Pesca

Ley de Zona Marítimo Terrestre

Costa Rica: denuncias ingresadas al Ministerio Público, referentes a delitos ambientales.1999-2002

Fuente: Fiscalía Ambiental del Ministerio Público, 2003.

C A P I T U L O 4 / A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A E S T A D O D E L A N A C I O N 245

de los conceptos de “bosque”, “tala ilegal” y “tro-za”; no existe definición para “bosque secunda-rio”; no están tipificados los delitos de cortar vege-tación en bosque (socola), cortar árboles aisladosfuera del bosque, transportar productos forestalesy corta de árboles por terceros en propiedad pri-vada (MINAE, 2002).

Para hacer frente a este problema, en el 2002el MINAE diseñó y lanzó la “Estrategia para elcontrol de la tala ilegal 2002-2007” (MINAE,2002), cuyo objetivo es garantizar, con la partici-pación de la sociedad, procedimientos de controladecuados para minimizar los impactos y conse-cuencias de la tala ilegal. La política de controlha estado fuertemente dirigida a monitorear lasactividades legales, por ejemplo mediante audi-torías a planes de manejo, PSA y control de per-misos, dejando en un plano secundario el con-trol en los terrenos forestales fuera de las áreasbajo permiso, y es precisamente en estas últimasdonde con mayor frecuencia se presenta la talailegal. Las auditorías realizadas a los planes demanejo reportan que hasta el presente no se handetectado cambios de uso en las áreas de bosqueaprovechadas bajo planes de manejo.

En el marco de la Estrategia mencionada, seinició un proceso de capacitación y cooperacióntécnica dirigido a los funcionarios de la Unidadde Intervención Policial (UIP) del Ministerio deSeguridad Pública, con el fin de instruirlos sobrela normativa y las regulaciones existentes para elcontrol y aprovechamiento del recurso forestal.Los operativos de control en diferentes partes delpaís condujeron al decomiso de 932 trozas demadera (702 m3) y 44 motosierras (MINAE-SI-NAC, 2003). Además, con el apoyo de la Direcciónde Aviación Civil, se han efectuado sobrevuelosen la península de Osa, las llanuras de Tortugue-ro y San Carlos, a efecto de detectar sitios de apro-vechamiento forestal, para luego, vía terrestre,identificar a los responsables de cortas ilegales yrealizar las diligencias correspondientes.

La Estrategia propone también varias accionescorrectivas para mejorar el proceso de fiscalizaciónque, entre otros aspectos, involucran a represen-tantes de los grupos organizados de la sociedad ci-vil, quienes serán vigilantes del aprovechamiento,transporte e industrialización del recurso forestal.

Otro avance del Plan Nacional de DesarrolloForestal en el 2002 fue la elaboración de un ma-pa digital base de ordenamiento territorial del2001, realizado por el Centro Científico Tropical,que indica cuáles son las tierras forestales paraproducción de madera, protección absoluta, ma-nejo de bosques y prestación de servicios

ambientales. Además se generó un mapa de con-flicto sobre uso de la tierra y se hizo un estudio quedefine los criterios y zonas prioritarias para imple-mentar el programa de PSA en Costa Rica (Soto,2003).

El pago de servicios ambientales con menos fondos

En el año 2001 las condiciones del aporte es-tatal al programa de pago de servicios ambienta-les (PSA) cambiaron favorablemente, al aprobar-se la Ley 8114, de Simplificación y EficienciaTributaria, que asigna un 3,5% del impuesto úni-co a los combustibles al programa de PSA; elporcentaje de lo recaudado lo administra el FO-NAFIFO. Con la aplicación de este porcentaje alos combustibles, para el año 2002 el montodestinado al programa sería de 4.309,9 millonesde colones, aunque el monto girado por elEstado fue de 3.067,0 millones de colones(FONAFIFO, 2003), esta última cifra fue pagadaa los beneficiarios en un 100% el día 26 desetiembre del 2003. Este monto incluye tanto elpago de proyectos nuevos del 2002, como el delas “colas”16 del período 1998-2001. En este perío-do fueron financiados 3.163 proyectos, para unacumulado de 202.660,6 hectáreas (cuadro 4.6).El 78% de esta erogación se aplicó a la modalidadde conservación de bosques, que correspondió al88,3% del área total. De los fondos disponiblesque fueron girados por el Estado, quedaron pen-dientes de aplicación 887 millones de colones.

En el 2002 la FECON realizó gestiones anteslas autoridades del MINAE para eliminar el PSApara manejo de bosque. Su argumento principales que no se debe pagar servicios ambientales auna actividad lucrativa como esta, y que los fon-dos deben usarse más bien como incentivo a lamodalidad de conservación de bosque. Median-te el Decreto Ejecutivo 30478-MINAE, del 12 dejunio del 2002, el Poder Ejecutivo dispuso noaumentar el área establecida para PSA en la mo-dalidad de manejo de bosque, para el período2002. Sin embargo, en el Transitorio I de ese do-cumento se establece que las solicitudes de PSAbajo esta modalidad que fueron presentadas an-te la Dirección del SINAC antes del 15 de marzodel 2002, continuarán su trámite normal y seránexcluidas de lo estipulado en el decreto. El plazopara la presentación de solicitudes para el PSAhabía vencido el 14 de marzo del 2002, lo cualsignifica que todas las solicitudes presentadasdentro del plazo oficial, sin excepción, continuaronsu trámite normal y los pagos de servicios

Según lo establecido en el Manual de Procedimien-tos del MINAE para la asignación de áreas al PSA,cada territorio indígena puede acceder a un totalde 600 hectáreas por modalidad por año, meta queno se ha logrado. En el caso de reforestación, du-rante el quinquenio analizado solamente se incor-poraron al PSA 150 hectáreas.

En el mismo Manual de Procedimientos se es-tablecía, desde el 2000, que para el Área de Con-servación La Amistad-Pacífico, subregión BuenosAires, “se debían excluir las áreas que cubrirá la po-sible represa de Boruca”. Así quedaron excluidas,entre otras, las reservas indígenas Ujarrás, Salitre,Cabagra, Térraba, Boruca y Rey Curré, hecho quegeneró protestas diversas, en especial de las orga-nizaciones indígenas y ecologistas. Finalmente, araíz de las presiones ejercidas, el criterio excluyen-te fue eliminado del Manual de Procedimientos pa-ra el año 2003 (Figuerola, 2003). La Sala Constitu-cional se pronunció a favor ante un recursointerpuesto por la Asociación de Desarrollo Inte-gral de la Reserva Indígena de Curré de Boruca(Rey Curré), obligando al IDA a proceder de inme-diato a la titulación de los territorios indígenas. Es-ta gestión es urgente para que los pueblos indíge-nas puedan acceder de manera expedita al PSA.

Evaluado el impacto social y ambiental del PSA

El impacto social del PSA fue evaluado a par-tir de una muestra de 1.752 contratos firmadosentre 1998 y 200117. El 36,4% del área bajo PSA-Protección correspondió a contratos firmados conempresas. De las 100 personas encuestadas, 41 re-sultaron ser dueñas directas de las fincas en que se

ambientales al manejo de bosque se mantuvieroninvariables para el 2002; en consecuencia, noserá sino hasta el 2003 que se excluya del Ma-nual de Procedimientos para el PSA la modalidadde manejo de bosques.

El sector privado mantuvo su aporte por con-venios voluntarios al PSA, fortaleciendo así unacultura novedosa del reconocimiento corporativo alos servicios ambientales. Las inversiones realiza-das en este programa con fondos de la empresaFlorida Ice and Farm ascendieron a 25.005 dólaresen el 2002, para un total de 337,9 hectáreas ubica-das en la cuenca del río Segundo. Los aportes de laCNFL llegaron en el 2001 y el 2002 a 230.056 y64.573 dólares, para 4.340,7 y 1.218,4 hectáreas,respectivamente. El total de contribuciones en am-bos casos, para el período 2001-2002, fue de319.634 dólares (FONAFIFO, 2003).

Disminuyen áreas incorporadas al PSA en territorios indígenas

Entre 1997 y 2002 se incorporaron al PSA10.435 hectáreas en territorios indígenas en lamodalidad de protección y 150 hectáreas en lamodalidad de reforestación. El monto entregadofue de 783.319.400 colones. La Asociación deDesarrollo Integral de cada territorio es la encar-gada de gestionar y recibir dichos pagos.

El área cubierta por el programa se mantuvo enunas 1.300 ha/año en el período 1997-1999. Parael 2000 se incrementó a 2.450 hectáreas y en el2001 alcanzó 4.199 hectáreas. Sin embargo, en el2002 se redujo a 1.150 hectáreas, la cobertura másbaja del período 1997-2002 (FONAFIFO, 2003).

246 E S T A D O D E L A N A C I O N A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A / C A P I T U L O 4

CUADRO 4.6

Nuevas hectáreas incorporadas al programa de pago de servicios ambientales, pormodalidad y total de beneficiarios. 1998-2002

Años Protección de Manejo de Reforestación Plantaciones Total (ha) Beneficiariosbosque bosque recursos propios

Ha Monto Ha Monto ha Monto ha Montopagado pagado pagado pagadopor ha por ha por ha por ha

1998 47.803,8 60.000 7.620,4 94.000 4.172,5 154.000 319,0 60.000 59.915,7 1.0441999 55.776,0 60.000 5.124,8 94.000 3.156,0 154.000 724,1 60.000 64.780,9 9032000 26.583,2 66.000 0,0 103.000 2.456,8 169.000 66.000 29.040,0 5042001 20.629,0 72.600 3.997,0 113.300 3.281,0 185.900 72.600 27.907,0 4062002 16.559,0 79.160 1.998,0 123.540 2.460,0 202.700 79.160 21.017,0 305

Fuente: FONAFIFO.

C A P I T U L O 4 / A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A E S T A D O D E L A N A C I O N 247

aplica esta modalidad. La tendencia se acentúa enlas áreas de conservación Arenal-Huetar Norte(59%), Osa (60%) y Tempisque (61%). Un 33%de los entrevistados vive en el área de conserva-ción donde está la finca y un 41% reside en unpueblo o ciudad dentro de la GAM. El 71% de lospropietarios que accedieron al PSA tiene fincasmayores a 30 hectáreas y menores a 400 hectá-reas, lo que fuera del Valle Central se consideramediana propiedad. El 81% de los encuestados noha vivido en las fincas en los últimos cinco años,lo cual sugiere que la mayoría de los beneficiariosdel PSA-Protección no depende de su finca comoproductor directo (Ortiz et al, 2003).

Aunque los beneficiarios del PSA en generaltienen una actitud conservacionista, para unacuarta parte de ellos el PSA es un incentivo quedetermina el uso que le dan a la tierra. El 67% delos entrevistados estaría dispuesto a dedicar sufinca a la conservación del bosque si dejara deexistir el PSA. Por el contrario, un 27% no lomantendría si no recibiera PSA, ya que “ocupa eldinero” (21%) o “preferiría venderla” (4%). Si es-te programa nunca hubiera existido, los conser-vacionistas disminuyen a un 47% y casi unacuarta parte tendría la finca en actividades

agropecuarias. Si bien el PSA-Protección no estágenerando más empleos, anualmente este pagoha significado una transferencia de recursos apropietarios de bosques por un estimado de1.940 millones de colones18 (Ortiz et al, 2003).

Los incendios forestales amenazan los bosques fuera de las áreas protegidas

Entre 1998 y 2002, un 4,3% del territorionacional (220.829,6 hectáreas) fue afectado porincendios (gráfico 4.3) que destruyeron más de90.000 hectáreas de bosques, tacotales y charra-les, entre otros ecosistemas (MINAE- SINAC,2003). En el 2002, fueron destruidas 50.337hectáreas (cerca de un 1% del territorio nacional)por incendios que en su mayoría (93,7%) afecta-ron tierras ubicadas fuera de las ASP. El área deplantaciones forestales que ha sufrido este tipode eventos es de un 0,6%, debido principalmen-te a que sus propietarios ejercen un mejor con-trol y vigilancia, dada la inversión que han hechoen ellas. El 68,3% de las áreas afectadas por in-cendios forestales fueron pastizales y charrales yun 17,3% correspondió a bosques y tacotales. Só-lo 3.150 hectáreas fueron víctimas de las llamas

GRAFICO 4.3

70.000

60.000

50.000

40.000

30.000

20.000

10.000

1998 1999 2000 2001 2002

0

Area

afe

ctad

a (h

ectá

reas

)

Costa Rica: superficie afectada por incendios forestales. 1998-2002

Fuente: MINAE-SINAC, 2003.

agrícola que ronda las 450.000 hectáreas. Esto equi-vale a un promedio de uso de 18 kg de ingredienteactivo por hectárea cultivada, por año. Este incre-mento se relaciona con la tecnificación de la agricul-tura, que se caracteriza por el empleo de semilla dealto rendimiento, sistemas de riego, maquinaria yuso intensivo del terreno. Además contribuyen a es-ta situación la mayor vinculación con los mercadosinternacionales y una mayor presión de las políticasagrícolas y económicas para aumentar el rendimien-to y la producción (Chaverri y Azofeifa, 2003).

Los agricultores costarricenses, en su mayo-ría, utilizan plaguicidas químicos sintéticos. Mu-chos de los compuestos de más amplio uso en elpaís tienen una toxicidad aguda o crónica alta, yalgunos están prohibidos o severamente restrin-gidos en otros países, tales como el benomil, elbromuro de metilo, el captan, el clorotalonil, elclorpirifós, el endosulfan, el mancozeb, el meta-midofós, el terbufós y el paraquat (Chaverri,2002b, Chaverri y Blanco, 2002, IRET, 2003).

A los altos volúmenes de uso y toxicidad sesuman los problemas de utilización inadecuadade los plaguicidas, incluyendo aplicaciones inne-cesarias, sobredosis, falta de equipo de protec-ción, equipos de aplicación defectuosos y un mal

dentro de las áreas protegidas; tradicionalmente,las áreas de conservación más afectadas han sidolas de la región pacífica, por su época seca pro-nunciada: Tempisque (ACT), Guanacaste (ACG)y Pacífico Central (ACOPAC). El control de in-cendios dentro de las ASP parece ser efectivo.Los incendios forestales, desastres en su mayoríacausados por acción humana, se enmarcan bajoun esquema de gestión del riesgo en el cual debeprimar la inversión en reducir la vulnerabilidad.En este sentido, resulta esencial fortalecer la pre-vención y el combate de incendios por la socie-dad civil involucrada.

Usos de los suelos agrícolas

Los plaguicidas siguen afectando la salud pública y el ambiente

Durante los últimos años se ha registrado un no-table incremento en el uso de plaguicidas en CostaRica, a pesar de que el área cultivada no ha aumen-tado (gráfico 4.4). Entre 1996 y 2000, la importa-ción media anual de plaguicidas sintéticos (como in-grediente activo) superó las 8.000 toneladasmétricas, las cuales tenían como destino un área

248 E S T A D O D E L A N A C I O N A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A / C A P I T U L O 4

GRAFICO 4.4

10

9

8

7

6

460

455

450

445

440

435

430

425

420

415

410

5

4

3

2

1

1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 20000

Ingrediente activo

Area cultivada

Mile

s de

tone

lada

s m

étric

as

Mile

s de

hec

táre

as

Costa Rica: importación de plaguicidas y relación con el área cultivada. 1992-2000

Fuente: IRET, 2003 y SEPSA, 2001.

C A P I T U L O 4 / A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A E S T A D O D E L A N A C I O N 249

manejo que resulta en la contaminación de fuen-tes de agua. Todos estos elementos contribuyen aaumentar el riesgo para las personas que aplicanestas sustancias, la población general y el am-biente, así como a hacer insostenible el sistemade producción agrícola. El elevado uso de agro-químicos se explica por el temor de los produc-tores a perder sus cosechas y por el desconoci-miento de técnicas alternativas (Hilje et al, 1987;Chaverri y Blanco, 2002), así como por políticasagrícolas que promueven el uso de sustanciasquímicas (Wesseling et al, 2002a). En un estudiosobre residuos de plaguicidas en hortalizas y frutasen la zona atlántica, estos fueron encontrados en el23% de las muestras tomadas, y en el 3% de ellasse determinó violación de la normativa vigente, porempleo de productos no permitidos en el cultivo.Además, el 5% de las muestras presentó concentra-ciones superiores a los límites máximos permitidospor la norma nacional (PLAGSALUD, 2001).

La incidencia de intoxicaciones causadas porplaguicidas es alta, tanto en las personas laboral-mente expuestas como en la población en gene-ral. Durante el año 2001 se registraron en el Sis-tema de Vigilancia Epidemiológica del Ministeriode Salud 652 casos, la mayoría causados por pa-raquat, metomil, carbofurán y terbufós, todosplaguicidas de alta toxicidad aguda (PLAGSA-LUD, 2002a). Sin embargo, se estima que el por-centaje de intoxicaciones no registradas en el Sis-tema oscila entre el 82% y el 98% (PLAGSALUD,2002b). Esto concuerda con un estudio realiza-do anteriormente a nivel nacional, según el cualen Costa Rica el 4,5% de los trabajadores agríco-las sufre una intoxicación con plaguicidas cadaaño (Wesseling, 1997). Los efectos crónicos de-rivados del uso de plaguicidas también han sidoestudiados en el país; el caso más difundido es elde la esterilización de gran cantidad de trabaja-dores bananeros por el DBCP (nemagón), en tor-no al cual aún se discute el pago de indemniza-ciones (Ramírez y Ramírez, 1980). Otrasinvestigaciones han determinado efectos genotó-xicos, riesgos elevados de cáncer y efectos neuro-tóxicos en trabajadores expuestos a plaguicidas(Cuenca y Ramírez, 2002; Wesseling, 1997; VanWendel et al, 2001; Wesseling et al, 2002).

También se han detectado daños al ambiente,como repetidos incidentes de mortalidad de pecesy camarones en los ríos, presencia de residuos deplaguicidas en aguas, suelos, sedimentos y orga-nismos acuáticos, y disminución de la biodiversi-dad acuática (Castillo, 2000; Castillo et al, 2000 y1997). En un análisis efectuado en quebradas yríos ubicados en zonas de cultivo bananero se

encontraron residuos de plaguicidas en aguas ysedimentos. Algunos de estos plaguicidas, inclu-yendo la mayoría de los insecticidas y nematici-das usados en este cultivo, representan un riesgode toxicidad aguda o crónica para los organismosacuáticos. El 76% de las 21 muestras de agua re-colectadas en el Area de Conservación Tortugue-ro contenía al menos un plaguicida en concen-traciones superiores a los niveles de detección(Castillo et al, 2000). Estudios adicionales iden-tificaron los períodos de aplicación de plaguici-das y las plantas empacadoras como los escena-rios de mayor impacto ambiental para las aguas(Castillo, 2000). También se ha determinado unacontaminación extensiva de las aguas superficia-les en otras zonas de agricultura intensiva, comoarroz y piña (Castillo y Ruepert, 2001; Martínez,1999). En este contexto cabe destacar que la em-presa Chiquita, que abarca aproximadamenteuna tercera parte de la producción bananera delpaís, cuenta ya con certificaciones ambientalescomo ISO 14001 y Rainforest Alliance Certified,lo que demuestra la capacidad de respuesta delsector empresarial a esta problemática (recuadro4.6).

En línea con lo anterior, y no obstante la mar-cada tendencia al uso de sustancias químicas enel control de plagas, en el país existen ejemplosde alternativas exitosas como el control biológi-co en caña y café, la solarización como métodode desinfección de suelos en melón y el incre-mento en la producción orgánica de los últimosaños. Empero, se requieren mayores esfuerzos enla búsqueda de opciones agrícolas más acordescon el desarrollo sostenible; la sola promoción deun uso “seguro” de plaguicidas no es una estrate-gia idónea ni sostenible (Chaverri, 2002a; Gar-cía, 1997; Hilje et al, 1987; Wesseling et al,2002a). Una medida oportuna en este sentido esprograma en marcha para acelerar la eliminación deluso del bromuro de metilo, plaguicida altamente pe-ligroso, de elevado consumo en Costa Rica y queafecta la capa de ozono, para cumplir así con los li-neamientos del Convenio de Viena y el Protocolo deMontreal (Chaverri, 2000 y Carvajal, 2003).

.Lucha contra la degradación de tierras

En 1997 Costa Rica ratificó la “Convención delucha contra la desertificación en los países afecta-dos por sequía y/o desertificación” (UNCCD), de lasNaciones Unidas. Aunque el término “desertifica-ción” suele asociarse al avance de las dunas de losdesiertos, en la Agenda 21 se establece que la “deser-tificación es la degradación de tierras en zonas

En 1997 el Gobierno de Costa Rica creó pordecreto ejecutivo la Comisión Asesora sobre De-gradación de Tierras, CADETI, como organismoencargado de propiciar el adecuado cumplimien-to de los principios de la UNCCD. Esta Comi-sión se constituyó formalmente en el 2001, conrepresentantes del MINAE, el SINAC, el Institu-to Meteorológico Nacional, el MAG, la UCR y elsector de organizaciones no gubernamentales. Apartir de su creación, y durante el 2002, esta en-tidad elaboró el “Programa de acción nacional delucha contra la degradación de tierras” (CADETI-MINAE, en prensa), en el cual desarrolló unametodología de selección de cuencas prioritariasmediante indicadores biofísicos, institucionales ysocioeconómicos, así como una propuesta estra-tégica que incluye componentes de investiga-ción, coordinación, participación y gestión. Conla ejecución de un proyecto piloto en una cuen-ca prioritaria en 2003-2004, CADETI promueveuna importante y necesaria lucha contra la de-gradación de tierras a nivel nacional.

áridas, semiáridas y sub-húmedas”. En el país seestima que el 26% de los suelos está siendo sobreuti-lizado, y se reconoce la existencia de un serio proce-so de degradación de la tierra en al menos un 10% dela superficie nacional, especialmente en Guanacaste yel Pacífico Central, regiones que también sufren pe-ríodos secos prolongados (MINAE-PNUMA, 2002).

Las causas principales e inmediatas de la degrada-ción de tierras son la deforestación, el sobrepastoreo,la sobreexplotación agrícola y el mal manejo de lasaguas de riego. Pero, más allá de estas, existen causasde fondo que son las que fomentan prácticas de degra-dación, aunque hay experiencias de comunidadescampesinas que han tratado de revertir estos procesos(recuadro 4.7). Asimismo, el Estado ha promovido“incentivos perversos” que contribuyen a la degrada-ción de tierras, como fue el caso de las “mejoras”, o de-forestación de parcelas, exigidas por el IDA como re-quisito para entregar terrenos a parceleros o, másrecientemente, el pago de servicios ambientales porplanes de manejo para la extracción de madera de bos-ques primarios, oportunamente eliminado en el 2002.

250 E S T A D O D E L A N A C I O N A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A / C A P I T U L O 4

RECUADRO 4.6

El helecho hoja de cuero (Rumohra adianti-formis) es un follaje ornamental utilizado co-mo complemento de los arreglos florales. Estaespecie, originaria de las montañas tropicalesde Suramérica y el sur de África, no es nativade Costa Rica, pero se cultiva en el país des-de hace treinta años. Actualmente existen1.650 hectáreas sembradas de helechos, dis-tribuidas en la zona central, desde Turrialba enel este, hasta la zona alta de Miramar de Pun-tarenas, a alturas que oscilan entre los 800 ylos 1.800 msnm. Costa Rica es hoy en día elmayor exportador mundial de helechos, conun ingreso anual de divisas netas por esteconcepto de 52 millones de dólares. El princi-pal mercado de consumo está en Europa y, enmenor grado, en Norteamérica y Japón.

El uso frecuente de plaguicidas en este cul-tivo fue motivo de preocupación reciente, porla ubicación de varias plantaciones en las zo-nas de recarga de los principales acuíferos delValle Central, así como por el impacto tóxicosobre los trabajadores de esta industria (Pro-yecto Estado de la Nación, 2002). Entre tanto,sin embargo, doce fincas de helechos (252hectáreas) obtuvieron por primera vez en el

mundo la certificación ECO OK (RainforestAlliance Certified, 2002). Otras dos tramitaronexitosamente las certificaciones ISO 14001 (68hectáreas), tres el MPS (75 hectáreas) y otrasmás se adhirieron el Sistema de Gestión Preven-tiva de Riesgos Laborales, del INS-CCSS.

En enero del 2000 nació la Asociación Cos-tarricense de Productores y Exportadores deHelechos (ACOPEHEL), que agremia en formadirecta e indirecta 63 empresas, que represen-tan el 78% de la producción total nacional. LaAsociación estimula el desarrollo de sistemasde manejo integrado de la producción, en loscuales la variable ambiental incide sobre eluso y manejo de agroquímicos y desechos, laprotección de zonas ecológicamente sensiblesy la salud ocupacional, entre otros. El 58% delas empresas asociadas ha implementado sis-temas de gestión ambiental, gestión social ygestión de la calidad. El 60% cuenta con unprograma de monitoreo de aguas.

El uso de métodos de control biológico enlos procesos de producción es cada vez máscomún, gracias a un convenio establecido en-tre los productores de helechos y el CentroNacional de Agricultura Orgánica del INA. El

hongo Bauveria basiana se utiliza como con-trol biológico contra enfermedades como lacochinilla gigante (orthezia sp), que afecta laraíz del helecho. Este método es utilizado porel 30% de los productores de ACOPEHEL conlo que ellos han logrado disminuir el uso dealgunos agroquímicos en un 20%.

Por otra parte, el sector productor de hele-chos, en convenio con el MAG, desarrolló unprograma de monitoreo de aguas por un año,en las nacientes cercanas a las áreas de produc-ción agropecuaria que incluyen sus plantacio-nes. El programa finalizó en abril del 2002 y noreveló niveles preocupantes de plaguicidas en lacolumna de agua en las nacientes19.

Es de esperar que estos avances en la ges-tión ambiental helechera se generalice al res-to de los productores del gremio, y que esti-mule iniciativas similares en aquellos sectoresagropecuarios que aún carecen de una visiónintegrada de su producción.

Fuente: Asociación Costarricense de Produc-tores y Exportadores de Helechos (ACOPE-HEL).

Los helechos: un cultivo no tradicional que avanza hacia una producción amigable con el ambiente

Los recursos marino-costeros: poco conocimiento y explotación con débiles controles

La visión tradicional del mar como un in-menso espacio donde los recursos se pueden ex-plotar de manera abierta y sin límite, lentamenteestá empezando a cambiar en el país. El nuevomapa oficial de la República de Costa Rica, pre-sentado en el 2003 por el Instituto GeográficoNacional (IGN, 2003), incluye por primera vezlos 598.682 km2 de espacios marinos20. En el fu-turo se podrá incluir en este mapa base la distribu-ción geográfica y batimétrica de los ecosistemasmarinos y la compleja estructura de poblaciones ycomunidades biológicas que en ellos reside, y em-pezar a contabilizarlos, junto con los ecosistemas ybiodiversidad terrestres, como parte del patrimo-nio y el capital natural nacionales.

Para Costa Rica, cuya superficie terrestre esde tan solo 51.100 km2, los espacios marinos ysu biodiversidad representan un enorme poten-cial de desarrollo. No obstante, se conocen y com-prenden muy poco las dimensiones y límites realesde este potencial, así como las capacidades naciona-les para aprovecharlo responsablemente. En estascondiciones, el país enfrenta el riesgo de continuar lasobrexplotación de sus recursos y el deterioro de losecosistemas del mar. Afortunadamente, ya empie-zan a observarse planteamientos organizados paracontribuir al ordenamiento, la conservación y elaprovechamiento de los recursos marinos.

En un esfuerzo por dar respuesta a la conserva-ción y manejo de la biodiversidad marina, en 1999

el MINAE incluyó en la “Estrategia nacional deconservación y uso sostenible de la biodiversidad”(Obando et al, 1999), la necesidad de desarrollarinstrumentos técnicos e institucionales para la ges-tión de recursos marinos, la adecuación del marcojurídico, la divulgación, extensión y capacitación,la identificación de zonas críticas que requierenprotección o atención especial, el fortalecimientoinstitucional y de organizaciones sociales, así comola implementación de un programa nacional demanejo integrado de recursos costero-marinos.

La propuesta de una “Agenda ambiental parael desarrollo”, presentada por el Foro Ambiental,plantea metas y soluciones para los problemasidentificados en el aprovechamiento de los re-cursos vivos del mar, la coordinación interinsti-tucional, la transferencia de conocimiento cientí-fico y tecnológico, así como la participaciónciudadana (Ugalde y Solís, 2002). Asimismo, elInforme Ambiental de Costa Rica (MINAE-PNU-MA, 2002) incluye un capítulo para las áreascostero-marinas, que resume el estado de losecosistemas sensibles, como arrecifes, manglaresy otros humedales. Mucho de los desafíos que sediscuten y de las acciones propuestas en estosdocumentos son tareas pendientes.

Ecosistemas y hábitats marinos críticos y poco conocidos

Aunque a simple vista los océanos son enor-mes masas homogéneas de agua salada, en ellosexiste una gran diversidad de ecosistemas y

C A P I T U L O 4 / A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A E S T A D O D E L A N A C I O N 251

RECUADRO 4.7

La gestión ambiental permite generar el sustento delas familias al mismo tiempo que se protegen los recur-sos naturales y culturales, sin pasar por la expropiaciónni la exclusión de las personas. Esta es la experiencia dela Fundación Cerros de Jesús, una iniciativa de gestiónambiental comunitaria en Nicoya, que reconoce la im-portancia de proteger las zonas de amortiguamientopara el desarrollo de actividades productivas, recupera-ción de suelos degradados, prácticas de agricultura or-gánica, restauración de la cobertura forestal y manejode vida silvestre, buscando el equilibrio entre produccióny conservación de los recursos naturales. En sus sieteaños de existencia, la Fundación ha acompañado a tresgrupos de mujeres en proyectos de microempresa

ecoturística; el 80% de las tierras de protección cubier-tas de bosque en sus diferentes etapas y veinte familiaspropietarias han recibido incentivos como reconoci-miento al servicio ambiental de captación de aguas yrestauración. También se ha dado capacitación a niñosy jóvenes en liderazgo y gestión ambiental, y se han es-tablecido comités comunales de vigilancia que ademásparticipan en acciones educativas y de proyección co-munitaria. El diálogo y la conciliación de intereses hansido herramientas efectivas para una gestión comparti-da con el Estado, que permite una gestión ambientalmás democrática y efectiva.

Fuente: Quesada, 2002 y Ayales y Solís, 2003.

Cerros de Jesús: una iniciativa de gestión ambiental comunitaria en Nicoya, Guanacaste

y, eventualmente, la biomasa es exportada hacialos sitios o bancos de pesca (Roberts y Hawkins,2000). Este es un servicio ambiental que brindanlas áreas protegidas a las pesquerías, y que pordesconocimiento generalizado no se aprecia.Aún se carece de un diseño integral de los espa-cios marinos por proteger, que atienda su papelcrítico para la salud de las pesquerías y de losecosistemas pelágicos.

El potencial turístico de las 28 especies decetáceos de los mares costarricenses (Rodríguez,J., 2001), lo demuestra el vertiginoso aumentoobservado en años recientes en el número deempresas que ofrecen a sus clientes avistamien-tos de delfines y ballenas. Esta joven industriaconsistía en 1998 de tres empresas y para el2002 ya contaba con por lo menos 40 operado-res (Rodríguez, 2003). Estos mamíferos marinosgeneran cerca de 1,5 millones de dólares anua-les a las economías de las costas del país (Cube-ro et al, 2001).

El incipiente co-manejo de recursos marino-costeros

En Costa Rica las experiencias de co-manejode áreas y recursos marinos entre comunidadescosteras y el Estado son pocas, y la mayoría inci-pientes. La iniciativa más consolidada está en elRefugio de Vida Silvestre Gandoca-Manzanillo,del Area de Conservación La Amistad-Caribe (re-cuadro 4.8). Allí se cuenta con un plan imple-mentado entre el MINAE y comités locales demanejo del refugio, que integran diferentes sec-tores de la comunidad. Otro ejemplo interesantecon un grado de madurez avanzado es un arre-glo de manejo participativo entre el MINAE y laAsociación de Desarrollo Integral de Cahuita, pa-ra el sector de playa Blanca, en el Parque Nacio-nal Cahuita; esta es una de las pocas experienciasdocumentadas en Costa Rica (Weitzner y Fonse-ca, 2000). También en el Caribe, en el ParqueNacional Tortuguero, funciona un esquema deacceso a las playas de anidación de tortuga verdemediante guías de la comunidad. El acceso singuías no es posible y esto ha fortalecido el inte-rés de la comunidad por la conservación y elecoturismo (recuadro 4.8).

En el Pacífico las experiencias son incipientes.Se están desarrollando algunos esfuerzos para im-plementar un esquema de co-manejo para el Par-que Nacional Marino Ballena, con la participaciónde ONG nacionales como la Cooperativa SolidarR.L., las comunidades de pescadores y otras orga-nizaciones locales (Solís, 2003). En el sector de la

hábitats que proveen sitios de alimentación, cre-cimiento y reproducción, así como zonas decrianza para la vida marina. Estos ecosistemas yhábitats especiales se conocen como ecosistemaso hábitats críticos. En Costa Rica, el conocimien-to de los ecosistemas y hábitats críticos para es-pecies marinas, y en particular para aquellas queconstituyen recursos pesqueros de importanciaen alta mar, es muy escaso. Sin restar importancia alos esfuerzos de investigación que se han venidorealizando, debe reconocerse que el interés científi-co se ha concentrado en los ecosistemas costeros21.Dos excepciones importantes son los trabajos devarios años en la Isla del Coco y una reciente publi-cación sobre el domo térmico (Fiedler, 2002).

La poca valoración de las áreas marinas pro-tegidas se refleja, por una parte, en la percepciónpública simplista de que son zonas de exclusiónpesquera y, por otra, en su limitada extensión yen el hecho de que no existe un valor oficial delárea marina bajo protección estatal. Un estimadosugiere que en Costa Rica se han protegido4.174,7 km2 de superficie marina asociadas aparques nacionales, refugios de vida silvestre yreservas naturales absolutas (Mug y Rodríguez,2003, y decretos correspondientes para las áreasmarinas protegidas). El 31,5% de esa superficiese encuentra en el Caribe y el 68,5% en el Pací-fico. Sumadas, las áreas protegidas equivalenapenas al 0,7% del territorio marino del país.Otro estimado sugiere que el área total protegidaes de por lo menos 2.529 km2 (Rodríguez,2003).

El SINAC cuenta en la actualidad con 13 áreasmarinas protegidas. El 92% de la superficie inclui-da en ellas se protegió en los quince años posterio-res a la creación de la primer área marina protegi-da: la Reserva Absoluta de Cabo Blanco, en 1963.Así, en los últimos veinticinco años el área marinaprotegida sólo ha crecido un 8%. Los hechos re-cientes más significativos han sido la ampliaciónde los límites marinos del Parque Nacional Isla delCoco a 197.400 hectáreas22 y la inclusión de ésteen la propuesta para la creación de un corredorbiológico marino, junto con las islas de Coiba enPanamá, Gorgona y Malpelo en Colombia, y Galá-pagos en Ecuador, en la reciente Cumbre de Desa-rrollo Sostenible, efectuada en Johannesburgo.

Aparte de la función que desempeñan para laconservación de la biodiversidad marina, lasáreas protegidas cumplen un papel relevanteproveyendo sitios de refugio para especies de im-portancia pesquera. A menudo, la abundancia ybiomasa de estos recursos dentro de áreas prote-gidas supera en mucho los niveles fuera de ellas

252 E S T A D O D E L A N A C I O N A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A / C A P I T U L O 4

C A P I T U L O 4 / A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A E S T A D O D E L A N A C I O N 253

península de Osa, el Estado y entidades no guber-namentales realizaron entre el 2001 y el 2002, conel apoyo de la organización The Nature Conser-vancy, esfuerzos para la conservación y manejo delos recursos costero-marinos, sumando así a los es-fuerzos en marcha en el sector terrestre (Sáenz,2003). En el Pacífico Norte, en las zonas aledañasal Parque Nacional Santa Rosa, se están implemen-tando programas de capacitación para el desarrollode actividades turísticas dirigidas a los pescadoresque antes pescaban en las aguas actualmente pro-tegidas por este parque (Basey, 2003).

Contaminación del mar: los puertos y el mal manejo de plaguicidas y desechos

Un proyecto del Centro de Investigación enCiencias del Mar y Limnología (CIMAR), de laUCR, evalúa desde el 2000 la contaminación encuatro ecosistemas costeros de alta prioridad enla economía del país: bahía Culebra, en el golfode Papagayo (turismo de playa), la región mediadel golfo de Nicoya (pesca e impacto de los puer-tos de Puntarenas y Caldera), bahía Golfito, en elgolfo Dulce (turismo naturalista e impacto delpuerto de Golfito y de aguas servidas) y bahíaMoín, en el Caribe (actividad portuaria y turísti-ca en los canales del río Moín) (Vargas, J.A.,2003). Adicionalmente, se examinan algunos pa-rámetros en aguas alrededor de la Isla del Coco.De los ecosistemas estudiados, bahía Culebra y la

Isla del Coco son los sitios con menor contami-nación. La mayor concentración de desechos só-lidos de origen antropogénico, muestreado enplayas, se da en el golfo de Nicoya.

En el mar Caribe, asociadas a la actividad por-tuaria, se encuentran las mayores concentracionesde hidrocarburos aromáticos disueltos o dispersosen agua de mar. En las costas examinadas, ningunode los plaguicidas considerados (DDT, DDD, DDE,HCCH, endosulfán, aldrín, dieldrín, endrín, hepta-cloro, heptacloroepóxido) se ha encontrado en con-centraciones superiores al límite de detección de latécnica en los sedimentos analizados (1 µg/g o par-tes por millón). Sin embargo, hay evidencias de pla-guicidas organoclorados incorporados a los tejidosde organismos que se ubican en la partes altas de lamaraña trófica, como los delfines bufeo y mancha-do en el golfo Dulce (Cubero, 2003). Esta circuns-tancia demuestra la conexión entre los ecosistemasmarinos y la falta de atención al flujo de plaguicidashacia las aguas supeficiales tierra adentro. El recur-so pesquero puede verse involucrado y comprome-tido en esta cadena de causalidades.

Asimismo, el mal manejo de desechos y agro-químicos puede comprometer la salud y la econo-mía de las comunidades costeras, al detonar even-tos de mareas rojas. Se estima que, además decausas naturales, estos fenómenos están asociadosal incremento en el uso de fertilizantes para culti-vos terrestres que van a dar al mar, afectando susciclos normales de nutrientes25. La contaminación

RECUADRO 4.8

El Refugio Nacional de Vida Silvestre Gandoca-Manzanillo se creóen 1985, entre otras razones para la protección de una colonia de ani-dación de tres epecies de tortugas marinas, que aún visitaban estasplayas, después de al menos un siglo de explotación. En 1990, bajo elauspicio de la Asociación ANAI, se inició un proyecto científico de re-colecta de información y operación de viveros para los huevos de lastortugas. En 1992 se puso en marcha un programa de voluntarios, cu-yo espíritu fue dar una alternativa ecoturística a los pobladores loca-les, para que vendieran servicios de alojamiento y comida a las perso-nas que se integraran voluntariamente al trabajo del Refugio, en lugarde cazar tortugas o recolectar sus huevos.

Gandoca pasó de 100% de recolecta de huevos antes de crearse elRefugio, a 4% en las últimas temporadas. La comunidad pasó de unarecolecta ilegal sin alternativas de ingresos a un ingreso bruto proyec-tado de 60.000 dólares durante la última temporada de anidación, de-rivados de 400 voluntarios que apoyan la conservación, operan los vi-veros y viven con la comunidad (Chacón, 2003). Comparativamente, el

valor estimado de los huevos de esta temporada, en el mercado negro,fue de 28.616 dólares23. Este rubro no abarca todo el aporte financie-ro del proyecto, pues éste incluye además las plazas de trabajo en con-servación de siete lugareños y la venta de otros servicios asociados alturismo. La gestión de esta iniciativa se basa en la operación de una delas estructuras de co-manejo del Refugio, llamada Comité Zonal deGandoca, desde donde se creó el comité para el manejo de las tortu-gas marinas. Este, a su vez, aglutina a las organizaciones locales, ONGy el MINAE, que trabajan mancomunadamente para desarrollar un pro-ceso equitativo y con participación abierta, generar recursos económi-cos y asegurar la sostenibilidad biológica de las tortugas. Este modeloestá fortalecido oficialmente por los decretos 25595-MINAE, de 1996,y 29019-MINAE, del 2000. El nuevo escenario ha gestado la organiza-ción comunitaria, el co-manejo y la toma de conciencia de que las tor-tugas vivas dejan más dinero que muertas24.

Fuente: Didiher Chacón, Asociación ANAI.

Participación comunitaria en la gestión y los beneficios de conservar especiesamenazadas: la experiencia de Gandoca-Manzanillo

Sin embargo, el 2002 muestra un leve au-mento en la captura de especies costeras de crus-táceos y una disminución cada vez menor de lacaptura de especies costeras de escama (gráfico4.5), comparado con las reducciones experimen-tadas a partir de 199926. Esto puede estar asocia-do al hecho de que en el 2002 no se hizo efecti-va la veda anual en el golfo de Nicoya,fundamentalmente porque las comunidades depescadores rechazaron esa medida, al no existirlos recursos financieros en las arcas del Estadopara compensar el ingreso de los pescadores, co-mo se venía haciendo en el pasado. En conse-cuencia, la presión de pesca adicional a la quefue sometido el golfo de Nicoya podría tener im-pactos negativos de consideración en la disponi-bilidad del recurso en los próximos años, espe-cialmente para los camarones, si no se lograimplementar una veda en el 2003.

El desarrollo más importante en el golfo deNicoya ha sido el aumento en las capturas de sar-dina, las cuales ascendieron en el 2002 a 3.740toneladas métricas, correspondientes al 56% deltotal de las capturas del golfo. Esta actividad seha venido incrementando significativamentedesde hace unos tres años, estimulada por la em-presa Sardimar, que ha tenido que sustituir lasimportaciones de sardina de Venezuela, y que halogrado abrir y desarrollar mercados en Centroa-mérica y el Caribe (Vásquez, 2003)27. Si bien lasmayores capturas de sardina benefician positiva-mente el empleo asociado a la industrializaciónde este recurso, también pueden dar la idea equi-vocada de que el ecosistema del golfo de Nicoyase está recuperando, cuando en realidad la granmayoría de pescadores ha venido experimentan-do reducciones en sus capturas.

En el 2002 la composición de los desembar-ques totales nacionales se mantuvo prácticamen-te sin variación con respecto al año anterior. Así,de nuevo, los desembarques nacionales fuerondominados por las especies pelágicas (dorado, ti-burón, picudos, atún y sardinas), con el 79%,seguidas por el 16,4% correspondiente a los pe-ces costeros (con predominio de especies de fon-do, como corvinas, pargos y un conglomeradode unas 75 especies más). En tercer lugar se ubi-can los camarones, langostas y cangrejos, con un4,2%, en tanto que los moluscos (pianguas, pul-pos y calamares) sólo aportan un 0,3%.

Es posible que se hayan estado sobre-repor-tando capturas, para encubrir con salidas al marficticias la venta ilegal de combustible subsidia-do. Está por verse en qué medida esta situaciónpuede estar afectando el análisis e interpretación

industrial y la basura que se arroja a los ríos y almar, y en algunos sitios la pesca con dinamita oproductos químicos, tienen un efecto muy negati-vo en la vida marina en general y pueden afectar laincidencia de las mareas rojas (recuadro 4.9).

La actividad pesquera a la espera de una nueva ley

En el 2002, las capturas pesqueras nacionalestotalizaron 25.979 toneladas métricas, lo cual repre-senta una disminución de 359 toneladas métricas(1,4%) con respecto al año anterior (INCOPESCA,2003). No obstante esta reducción, el país ha veni-do experimentando un incremento sustancial en lascapturas totales, hasta prácticamente duplicar losvolúmenes de 1992. En particular, esto se ha debi-do al aumento de las capturas de especies pelágicas,sobre todo de dorado y tiburón, lo cual además haenmascarado la tendencia hacia la reducción de lascapturas de especies costeras, sobre las cuales hayevidencia de sobreexplotación (Amjoun, 1996; Laiet al, 1993; Palacios, 1993; Palacios et al, 1993; Ta-bash y Palacios, 1996).

254 E S T A D O D E L A N A C I O N A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A / C A P I T U L O 4

RECUADRO 4.9

Las mareas rojas son producto de las floraciones de dinoflagelados marinos,causantes de intoxicaciones en las personas por consumo de moluscos bivalvos.Se han registrado en el litoral pacífico del país en los años 1979, 1983, 1989,con un último evento a partir del mes de noviembre del 2000, cuya toxicidad enalgunas especies de moluscos, como ostión vaca (Spondylus calcifer) en la re-gión de Guanacaste aún persiste. En el transcurso de los diferentes eventos demarea roja tóxica registrados, se han reportado 2 muertes y 130 intoxicacionesen personas, de las cuales el 75% corresponde al último episodio. La respuestaoficial inmediata, ante la magnitud de la emergencia que produjo esta últimamarea, fue la creación de la Comisión Interinstitucional para la Vigilancia de laMarea Roja (Decreto 29184-S-MAG), en el año 2000. Esta instancia está con-formada por representantes de la CCSS, el INCOPESCA, el MAG, principalmentepor medio del Laboratorio Lanaseve, el Centro de Investigación en Ciencias delMar y Limnología (CIMAR) de la UCR, el Laboratorio de Fitoplancton Marino dela UNA y el Ministerio de Salud. El objetivo principal de la Comisión es dar a co-nocer la magnitud de la problemática surgida a consecuencia de la última ma-rea reportada en el país, así como las acciones y las medidas preventivas quepueden evitar futuras intoxicaciones entre la población, a causa de nuevas apa-riciones de mareas rojas tóxicas.

Fuente: Fernando Víquez, Coordinador de la Comisión Interinstitucional para laVigilancia de la Marea Roja.

Los eventos de mareas rojas en el Pacífico costarricense

C A P I T U L O 4 / A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A E S T A D O D E L A N A C I O N 255

GRAFICO 4.5

0

5

10

15

20

25

Escama Pelágicas Crustáceos

1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002

Mile

s de

tone

lada

s m

étric

as

Costa Rica: comportamiento de las capturas costeras de escama,crustáceos y especies pelágicas. 1992-2002

(miles de toneladas métricas)

Fuente: INCOPESCA.

de las estadísticas pesqueras, y la posibilidad deresponder a ella con medidas de manejo sosteni-ble apropiadas y oportunas (Mug, 2003). El mar-co legal que cubre los recursos costero-marinos,incluyendo la pesca y los ecosistemas costeroscomo manglares, arrecifes, playas, estuarios yáreas marinas protegidas, ha sido objeto de unarevisión reciente por Cajiao (2003). Sin embar-go, con respecto a los esfuerzos que se han hechopara llenar el vacío legal en pesca, el 2002 no fueun año exitoso. La Ley de Pesca sigue esperandoel apoyo político y sectorial necesario para suaprobación en la Asamblea Legislativa.

La normativa sobre tiburones y la creación de un sistema de regencias pesqueras

Actualmente, las capturas de tiburón constitu-yen el segundo rubro de importancia en la pescade peces de alta mar, después del dorado. En el2002 ascendieron a 4.041 toneladas métricas,equivalentes a un 20% de los desembarques depelágicos y un 15,5% de los desembarques totalesnacionales. Los volúmenes desembarcados de ale-ta de tiburón alcanzaron 265 toneladas métricasen el mismo año. Esto representa un incremento

de 77% en los desembarques de carne de tiburóny de un alarmante 1.537% para la aleta de tibu-rón, respecto a los volúmenes reportados en1992 (gráfico 4.6).

Con el ánimo de mitigar una eventual sobre-captura de tiburones para el comercio de aletas,en el 2001 el INCOPESCA prohibió el desem-barque de animales desaletados. El desaleteoconsiste en cortar las aletas del tiburón y botar elcuerpo al mar, para aprovechar al máximo la ca-pacidad frigorífica del barco. Esta medida produ-jo algunos problemas en la cadena de frío paraalgunas empresas, las cuales solicitaron un cam-bio en la regulación, para permitir desembarcarlos cuerpos y las aletas por separado.

A fin de implementar este sistema y controlarlos desembarques, desestimulando el desaleteoen el mar, el INCOPESCA solicitó la colabora-ción del Colegio de Biólogos de Costa Rica. En el2002, ambas instituciones firmaron un conveniopara implementar un “Sistema de regencias enpesca responsable”, con el objetivo de construirla capacidad técnica necesaria para reforzar alInstituto en el control los desembarques de tibu-rón y aleta de tiburón. El Colegio ha propuestoun reglamento al INCOPESCA para operar las

Más detalle sobre

recursos marinos,

consúltese el estudio

“Estado de los recursos

marinos de Costa Rica”,

elaborado por Moisés

Mug y Karina Rodríguez,

en el sitio

www.estadonacion.or.cr

transporte representó el 50,7% del consumo, se-guido por el industrial, con un 17,8%, y el resi-dencial, con un 12,3% (DSE, 2003). El consumodel sector transporte sigue creciendo, comoresultado del aumento del parque automotor;aunque el número de vehículos en circulaciónvaría según la fuente28, la cifra reportada por elMOPT para el año 2002 es de 689.763.

La facturación petrolera alcanzó 423,5 millo-nes de dólares en el año en estudio, valor similaral del 2001, que fue de 420,5 millones de dóla-res (DSE, 2003). No obstante, en el 2002 el con-sumo total de hidrocarburos creció un 3,2% encontraste con el año 2001. El consumo de gaso-linas (regular y súper) aumentó un 6,7% y el dediesel un 3,6%, tasas de crecimiento menoresque las mostradas en el 2001 con respecto al2000. En el diesel se observa un menor consumodel ICE, un 61% menos con respecto al 2001(RECOPE, 2002). Los precios promedio internosaumentaron en comparación con el 2001: la ga-solina súper un 5,5%, la gasolina regular un5,9% y el diesel un 5,3% (RECOPE, 2002).

El sistema de producción de electricidad delpaís tiene como base principal los recursos natu-rales renovables, entre los cuales el 79,9%

regencias pesqueras y contribuir al control de estosdesembarques. Se espera que este esquema, únicoen Centroamérica y uno de los pocos existentes enel mundo, inicie en el 2003. La práctica del desa-leteo se ha observado en otros países del istmo y enmuchos otros países del orbe (Rojas et al, 2000).

Fuentes de energía:la demanda sigue en aumento

Para satisfacer sus necesidades de energía, elpaís cuenta con la siguiente oferta: recursos hi-dráulicos de 34 cuencas hidrográficas, con unpotencial teórico de 25.000 MW; hidrocarburos,los cuales se importan en su totalidad, como cru-do o como producto terminado; en menor grado,el viento, con un potencial teórico de 600 MW; laradiación solar, con un potencial teórico de 10.000MW; la geotermia, con un potencial teórico de 865MW; los residuos vegetales y el biogás. Las fuentesde energía más importantes en la actualidad sonlos hidrocarburos y el recurso hidráulico.

La demanda de energía, reflejada en la estruc-tura del consumo para el año 2002, se centró enun 66% en hidrocarburos, un 20% en electrici-dad y un 14% en biomasa (DSE, 2003). El sector

256 E S T A D O D E L A N A C I O N A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A / C A P I T U L O 4

GRAFICO 4.6

6.000 450

400

350

300

250

200

150

100

50

0

5.000

4.000

3.000

2.000

1.000

01992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002

Cuer

pos

(tone

lada

s m

étric

as)

Alet

as (t

onel

adas

mét

ricas

)

Cuerpos Aleta

Costa Rica: comportamiento de los desembarques totales de carnede tiburón (cuerpos) y aleta de tiburón. 1992-2002

Fuente: INCOPESCA.

C A P I T U L O 4 / A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A E S T A D O D E L A N A C I O N 257

corresponde a energía hidroeléctrica. El total ge-nerado en el 2002 fue de 7.472.551 MWh, loque representó un aumento del 7,8% con respec-to al 2001 (ICE, 2002). La generación térmicapresentó un incremento de un 22,4%. Cabe se-ñalar que la generación de estas plantas satisfacela demanda en horas pico y en la estación seca;su costo se ve afectado por la oferta y la deman-da en el mercado mundial de los combustibles(diesel o búnker). La generación geotérmica cre-ció un 13,7% y la hidroeléctrica un 6,3%. Debedestacarse que la generación de energía eléctricapor plantas eólicas se incrementó un 446,5% enel mismo año, por efecto de la planta Tejona, acargo del ICE.

En el sector electricidad, las ventas totales deenergía crecieron un 5,4% en el 2002 con res-pecto al 2001, la cantidad de clientes un 4,1% yel consumo por cliente (kWh/cliente/año) un1,3% (ICE, 2002). El consumo registró un incre-mento de 7% en el sector general, seguido porlos sectores industrial y residencial, con 6,4% y4,2%, respectivamente. Estos aumentos obede-cen al crecimiento en el comercio y la venta deservicios (construcciones de centros comerciales,proyectos turísticos, zonas francas, etc.).

En el 2002 Costa Rica realizó un intercambiode energía eléctrica con Honduras y Panamá, enel cual se exportaron 478 GW/h y se importaron59 GW/h, para un total de 7.065 GW/h disponi-bles para consumo nacional. En el mismo año lageneración privada de energía representó el 12,0%del total nacional (ICE, 2002). En ese período es-taban en operación 30 proyectos privados, 3 defuentes eólicas y el resto de fuentes hidroeléctricas.La generación térmica privada en el 2002 provinoexclusivamente de la electricidad que genera el In-genio Taboga con el bagazo de la caña.

En cuanto al acceso de la población a la ener-gía, un estudio realizado por el Centro Nacionalde Planificación Eléctrica (CENPE) y la Escuelade Geografía de la UCR, utilizando la informa-ción del Censo 2000, logró determinar que elporcentaje de cobertura eléctrica nacional a juniodel 2000 era del 97,1%. La distribución geográficade esta cobertura demuestra, sin embargo, que to-davía existen en el país distritos con coberturaseléctricas inferiores al 50%: Dos Ríos de Upala(12,3%), Llanuras de Gaspar (24,4%) y Cureña(12,4%) del cantón de Sarapiquí, Changuera(15,2%) y Pilas (46,2%), de Buenos Aires, y Brat-si (48,1%) de Talamanca. Asimismo, hay distri-tos donde el uso de la leña y el gas son iguales osuperiores al 50% (cuadro 4.7).

El agua para consumo humano: avances en la cobertura, pero con fuerte vulnerabilidad

Más del 80% del parque eléctrico de CostaRica se basa en generación hidroeléctrica, unafuente de energía limpia (Vargas, 2002), lo quehace del agua un recurso clave para la produc-ción nacional. Las exportaciones de productosque dependen del agua y el uso hidroeléctricoson ejemplos del alto valor agregado de este re-curso. Proyectos como el complejo hidroeléctri-co Arenal-Corobicí-Sandillal (ARCOSA) tiene unefecto multiplicador en la economía, ya que lageneración “en cascada” permite que el mismometro cúbico de agua se use sucesivamente paragenerar electricidad en tres ocasiones distintas,antes de entrar al Distrito de Riego Arenal-Tempis-que (DRAT) en Cañas, Guanacaste (IPS, 2002). Alhacer del agua un recurso disponible en gran par-te del año, se transformó la economía de una delas regiones más secas del país, favoreciendo la

CUADRO 4.7Costa Rica: distritos con porcentaje de cobertura eléctrica en

viviendas ocupadas inferior al 50% y porcentaje de uso de leña y gaspara cocción. Censo 2000

Distrito Porcentaje de viviendas rurales Cobertura eléctrica Cocción conLeña Gas

Dos Ríos (Upala) 91,3 12,3 62,5 34,9Cureña (Sarapiquí) 100,0 12,4 70,4 29,6Llanura de Gaspar (Sarapiquí) 100,0 24,4 48,2 50,0Sierpe (Osa) 100,0 45,9 45,9 50,9Bratsi (Talamanca) 100,0 48,1 64,8 30,7

Fuente: ICE, 2003.

participativa. Bajo el principio de “quien contami-na debe pagar”, aparece un intento más explícitopara hacer visibles las implicaciones y responsabi-lidad legal que atañen al tratamiento de aguas resi-duales y la contaminación de aguas.

Estas medidas se acompañan de instrumen-tos económicos para internalizar el valor econó-mico real del agua como recurso, tanto en suaprovechamiento como en su adecuada disposi-ción después de ser usado. El propósito es quehaya un costo monetario actualizado, que gene-re ingresos para financiar el funcionamiento deun adecuado sistema de control y vigilancia, asícomo de infraestructura para la protección, uso ytratamiento de las aguas en un ciclo integrado desu calidad. El proyecto de ley se inspira en el mo-delo de “tarifa hídrica” empleado por la ESPH;así, se actualizaría el costo de permisos y conce-siones con un “canon por aprovechamiento” queincluye criterios ambientales (IPS, 2003). Esosrecursos dotarían a una Dirección de Aguas ads-crita al MINAE, como instancia superior rectora,de recursos para ejercer control y vigilancia en laprotección de fuentes de agua y la reducción dela contaminación. Esta Dirección uniría las capa-cidades existentes de entidades como MINAE ySENARA. Otro planteamiento novedoso es quelas instituciones de interés público sean sujetas apagar este canon, del cual han estado exentas.Además, se propone crear el “canon por verti-dos”, para sancionar la contaminación con aguasresiduales (CCAD, 2003).

La participación local en la discusión nacionalsobre recursos hídricos ha puesto de manifiesto elamplio interés de la sociedad civil en la toma dedecisiones que afectan el entorno físico. En estesentido, se realizaron el “Foro Nacional RepresasHidroeléctricas y Comunidades” y el “Foro Socialdel Agua”. El primero se dedicó al intercambio deposiciones entre representantes de comunidadesde Guácimo, Sarapiquí, Boruca, Talamanca y LaAngostura, y representantes del sector nacional deenergía. El segundo foro aportó una declaracióndel sentir de grupos ecologistas sobre la situaciónnacional del recurso hídrico y sus recomendacio-nes para el citado proyecto de ley.

Interés local: dispositivo clave para activar inversión, conservación y mayor conocimiento de las cuencas que alimentan la GAM

El seguimiento a los estudios sobre la calidadde las aguas en la cuenca alta del río Virilla y al cos-to de la contaminación de las aguas del golfo deNicoya revela que hay motivación e interés local en

producción agrícola tradicional y de exportacio-nes no tradicionales como el cultivo de tilapia. Enel año 2000 la producción de esta especie superóla pesca total del golfo de Nicoya, y en el 2002Costa Rica exportó 3.208 toneladas métricas de fi-lete de tilapia a los Estados Unidos, lo que generó18,4 millones de dólares y convirtió al país en elmayor proveedor de ese producto29.

Estas experiencias y resultados concretos de-muestran que en Costa Rica existen la capacidadinstitucional y los recursos humanos para promoverun uso sostenible y capitalizar el recurso hídrico. Elreto actual consiste en crear condiciones políticas yeconómicas aptas para replicar esta visión y aprove-char estas capacidades, a fin de enriquecer las accio-nes de otros sectores usuarios de agua.

Un proyecto de ley procura ordenar la gestión del recurso hídrico

En el 2002 se dio un paso significativo haciael ordenamiento y la racionalización institucionalen el manejo del agua. En el segundo semestre, elConsejo de Gobierno delegó en el Ministerio deSalud la tarea de ordenar la discusión y organizarun proceso formal de armonización de legislaciónen materia de recursos hídricos. Se creó por de-creto el Consejo Nacional de Aguas30, instanciaconformada por los ministerios de Ambiente,Agricultura y Economía, y presidida por el Minis-terio de Salud. Este Consejo, en coordinación conla Comisión de Asuntos Ambientales de la Asam-blea Legislativa y con la participación de la socie-dad civil y diversas entidades estatales, se dio a latarea de elaborar un único documento basado enlos aportes de distintas propuestas en torno al re-curso hídrico. El resultado es el “Proyecto de Leydel Recurso Hídrico-Texto Sustitutivo”, expe-diente n° 14585, cuyo texto ha sido objeto deconsulta con diversos actores sociales31.

Un aspecto fundamental de este proyecto deley, que se basa en los principios de la Conferenciade Dublin, es la adopción del manejo integrado delrecurso hídrico, abarcando simultáneamente lasaguas superficiales y subterráneas, el suelo y losecosistemas acuáticos, y tomando la cuenca hidro-gráfica como unidad territorial para la planifica-ción y la coordinación interinstitucional (AsambleaLegislativa, 2002). Por primera vez se introducenconceptos esenciales para educar a las institucionessobre la necesidad de entender el ciclo hidrológico.

En esta área destaca un componente vital para ladescentralización: la creación de organismos decuenca que agrupen, ordenen y vigilen los intereseslocales de distintos usuarios en forma equitativa y

258 E S T A D O D E L A N A C I O N A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A / C A P I T U L O 4258 E S T A D O D E L A N A C I O N A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A | C A P I T U L O 4

C A P I T U L O 4 / A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A E S T A D O D E L A N A C I O N 259

participar en la búsqueda de soluciones. Un ejemplode ello es la Municipalidad de San José, que decidiócanalizar recursos financieros y acciones para gene-rar mayor información sobre la contaminación deaguas superficiales y el estado de los ríos que atra-viesan la capital. El proyecto “Monitoreo de la cali-dad de aguas de San José” establece una luz roja alpaís respecto al alarmante estado de contaminaciónen que se encuentran los ríos y que aumenta a lo lar-go del trayecto de estos, por descargas domésticas eindustriales en todos los cauces (cuadro 4.8). Segúnlos encargados del proyecto, la condición de conta-minación crítica presenta un comportamiento esta-cional en la época de caudales mínimos, entre losmeses de diciembre y abril. En general, la situaciónde los ríos en esta zona no permite el sustento de lavida acuática (Municipalidad de San José, 2001).

Otra buena práctica es la Gerencia Ambientalde la CNFL, que aborda de manera integral e inno-vadora la gestión de la salud de la cuenca del ríoVirilla (recuadro 4.10). Asimismo, mediante lacaptura de recursos financieros vía “tarifa hídrica”y la ejecución del programa PROCUENCAS para elpago de servicios ambientales por la protección defuentes de agua, la ESPH logró en el 2002 cubrirun total de 783 hectáreas en bosque y en refores-tación en las microcuencas de los ríos Ciruelas, Se-gundo, Bermúdez, Tibás y Pará, que abastecen elacueducto administrado por esa empresa.

Un precedente original durante el 2002 fue elaporte pionero de la empresa privada, para colabo-rar en los esfuerzos de protección de las microcuen-cas que proveen el servicio ambiental de calidad ycantidad de agua para consumo y producción. Lacompañía Florida Ice and Farm, propietaria de Cer-vecería Costa Rica, refrescos Tropical y agua embo-tellada Cristal, firmó un convenio con FONAFIFOy FUNDECOR para promover la protección y rege-neración natural de 1.000 hectáreas de bosque enla parte alta de la microcuenca del río Segundo, con

CUADRO 4.8

Estado de los ríos de San José, según grados de contaminación

Cuerpo receptor Puntaje promedio Clasificación InterpretaciónRío María Aguilar 12,1 4 Fuertemente contaminadoRío Torres 10,4 3 Moderadamente contaminadoRío Tiribí 10,1 3 Fuertemente contaminadoRío Ocloro 12,5 4 Fuertemente contaminadoQuebrada Los Negritos 10,7 4 Fuertemente contaminadoQuebrada Lantisco 13,2 4 Fuertemente contaminado

Fuente: ICAA y Laboratorio de Hidrología de la Municipalidad de San José, 2001.

RECUADRO 4.10

Gran parte de los desechos que escapan a la recolección municipal termina enlos ríos. La remoción y disposición de desechos sólidos de los embalses en el río Vi-rilla implica una inversión creciente, debido a la contaminación crónica que trans-porta el cauce. Entre el 2001 y el 2002 el total de desechos extraídos de las cen-trales hidroeléctricas de la CNFL aumentó en un 22%, y alcanzó 6.794 toneladas.El costo de su tratamiento fue de 63.033.778,05 colones. A esta cifra se suman laspérdidas causadas por el tiempo y el potencial de energía que se deja de generardurante los períodos de limpieza del cauce. La CNFL asume estos costos, origina-dos por la ausencia de servicios de recolección que impera en las municipalidadesaguas arriba y en los botaderos clandestinos resultantes. Al reducir la cantidad de de-sechos, que de otra forma contaminarían aún más el río Grande de Tárcoles y el golfode Nicoya, la CNFL enfrenta el reto financiero de una típica externalidad negativa, quecrece por la falta de gestión ambiental en muchas municipalidades, industrias y activi-dades económicas. Por esta labor pionera, la CNFL se ha constituido en la primera em-presa del sector eléctrico, y del sector público en general, que ha recibido en cada unade sus plantas hidroeléctricas el galardón de la Bandera Azul Ecológica.

La Gerencia Ambiental de la Compañía ha consolidado la gestión de la salud dela cuenca del río Virilla a través de sus proyectos PLAMA, de manejo de desechos,educación ambiental y reforestación, entre otros. Aguas arriba, la CNFL aporta unmonto estimado de 200 millones de colones anuales para el pago de servicios am-bientales por la protección de las cuencas de los ríos Virilla, Aranjuez, Balsa y lagu-na Cote. Este monto cubre más de 5.559 hectáreas pertenecientes a pequeños ymedianos propietarios. Una alianza futura con la ESPH promoverá una mayor co-bertura en la microcuenca del río Tibás.

En la zona metropolitana, la CNFL orienta su gestión hacia el manejo de dese-chos sólidos a través de esquemas innovadores. Al establecer un proyecto de apro-vechamiento biotérmico en el relleno sanitario de Río Azul, el cotidiano problemade la contaminación se convierte en una oportunidad para el país, bajo el progra-ma de Implementación Conjunta y Cambio Climático. Un programa pionero de tra-tamiento de lámparas con mercurio desarrollado por la CNFL en convenio con el CI-PA, del Instituto Tecnológico de Costa Rica, contribuye al manejo de sustanciastóxicas y peligrosas que amenazan la cuenca del río Virilla.

Fuente: Compañía Nacional de Fuerza y Luz, Gerencia Ambiental.

Gestión de la salud del río Virilla: un mecanismo para atender la problemática

de desechos en la GAM

260 E S T A D O D E L A N A C I O N A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A | C A P I T U L O 4

un aporte de 272.727 dólares, distribuidos en unplazo de siete años. Adicionalmente, la empresaaporta 45 dólares/ha/año y la ESPH contribuye con22 dólares/ha/año, de manera que se les ofrece alos beneficiarios un contrato para protección orecuperación de bosque por 67 dólares/ha/añodurante un período de cinco años32. La iniciativade Florida Ice and Farm refleja una nueva men-talidad de la empresa privada, al visualizar lasfuentes de aguas subterráneas que aprovecha ensus procesos productivos como un activo másque, al igual que el resto de su maquinaria, tam-bién requiere inversión y mantenimiento. Se es-pera que este paso motive iniciativas similares deresponsabilidad corporativa (Gámez, 2003).

En Heredia existe además un proyecto para elmejoramiento de la capacidad en saneamiento delas aguas, una vez que pasan por el uso domésti-co e industrial. La ESPH cuenta ya con un “Planmaestro de alcantarillado sanitario” y ha puestoen operación cuatro plantas de tratamiento deaguas negras.

El Laboratorio de Hidrología de la UNA inves-tiga el acuífero Barva con colaboración pública yprivada. En reconocimiento de las necesidades deplanificación de manejo del recurso hídrico para laGAM, la SENARA y el ICAA llevan a cabo el pro-yecto “Estudios hidrogeológicos de los acuíferos delas márgenes norte y sur del río Virilla”33. El proyec-to de la UNA en el acuífero Barva ha visto reitera-das manifestaciones del interés formal de algunasmunicipalidades, por conocer mejor y capacitarseadecuadamente en el manejo de recursos naturales,reconociendo las insuficiencias de acciones, recur-so humano y financiero que enfrentan para podertener impacto. En este ámbito, se comprende la ne-cesidad de planificación con un enfoque de cuenca,no cantonal (Gámez, 2003).

21,6% de la población continúa sin acceso a agua de calidad potable

El análisis sobre el acceso de la población alagua debe hacerse teniendo presentes dos distincio-nes importantes: por un lado, lo que se denomina“agua para consumo humano”, entendida comoaquella utilizada para la ingesta, preparación dealimentos, higiene personal, lavado de utensilios,servicios sanitarios y otros menesteres domésti-cos, que puede ser potable o no potable, y porotro lado, el “agua de calidad potable”, aquellaque al ser consumida no causa daño a la saluddel usuario, y que debe cumplir una serie de re-quisitos físico-químicos y bacteriológicos garan-tizados por un proceso tecnológico.

En el 2002 el 97,5% de la población(3.987.369 habitantes) recibió agua para consu-mo humano a través de los siguientes medios:90% por cañería y 7,5% por pozos o fácil acce-so; se desconoce la forma de abastecimiento uti-lizada por el 2,5% restante. En cuanto a la cober-tura de agua de calidad potable, ésta fue del78,4% (3.207.204 habitantes), que representaun incremento de 2,6 puntos porcentuales conrespecto al 2001 (75%). Por provincias, San Joséy Guanacaste tiene las mayores coberturas de po-blación con agua de calidad potable, mientrasque Alajuela y Puntarenas tienen el mayor por-centaje de población con agua de calidad no po-table. Sigue siendo preocupante para el país queun 21,6% de la población (882.408 habitantes)continúa abasteciéndose con agua de calidad nopotable (Mora y Portugués, 2003).

En el 2002 el Laboratorio Nacional de Aguas,entidad encargada del control de la calidad delagua para consumo humano, controló la calidadde 170 acueductos del ICAA, y realizó la vigilan-cia de 1.901 acueductos administrados por otrasentidades. Del total de 2.069 acueductos estu-diados, el 48,3% suministra agua de calidad po-table. Sólo 33 cuentan con plantas potabilizado-ras, especialmente en áreas urbanas de medianoy gran tamaño; un 20,1% suministra agua condesinfección (cuadro 4.9).

De acuerdo con este Laboratorio, si bien elpaís cuenta con fuentes de agua de muy buenacalidad físico-química, los problemas más seve-ros se presentan en unos 200 acueductos (147CAARS, 47 municipales y algunos del ICAA) quese abastecen de fuentes superficiales (ríos y que-bradas) sin tratamiento, las cuales son vulnera-bles al incremento de la turbiedad y a contami-naciones causadas por la erosión y fuentes decontaminación puntuales y continuas, provoca-das por desechos líquidos industriales y domés-ticos. Entre los ejemplos más preocupantes figu-ran el río Virilla en la zona de Guadalupe y el ríoBananito en Limón. En el caso de las fuentessubterráneas, existen zonas con altos contenidosde hierro y manganeso, como Sixaola, Guácimoy Matina, entre otras.

Otro problema acumulativo en las aguas sub-terráneas es la tendencia de varios acuíferos a so-brepasar, en los próximos años, el valor máximopermisible de 50 mg/L de nitratos; entre ellos seencuentran el Barva y el Colima Superior, ade-más de algunos pozos privados en Moravia, Ti-bás y San José; este mismo problema se extiendea los acueductos de Paraíso, San Isidro de Atenasy Bolsón-Ortega, en Nicoya. La contaminación

C A P I T U L O 4 / A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A E S T A D O D E L A N A C I O N 261

por nitratos es causada por la degradación y pos-terior infiltración de materia fecal en los tanquessépticos, y por el uso de fertilizantes nitrogena-dos. Los nitratos pueden causar metahemoglobi-nemia en niños lactantes menores de seis meses;sin embargo, el mayor problema de las fuentesde agua es la falta de protección, que conllevariesgos de contaminación con pesticidas, por lapresencia de monocultivos en sus alrededores(Mora y Portugués, 2003).

Para atender estos problemas, el ICAA desa-rrolla “Plan Nacional de Mejoramiento de la Ca-lidad del Agua” (PNMCACH), que en el 2002 re-portó avances en cuanto al inventario de fuentesde agua, la cobertura con desinfección, vigilanciay control de la calidad del agua, evaluación deriesgo sanitario, políticas, normas y legislación,educación, movilización social y autosostenibili-dad, específicamente con la ampliación e imple-mentación de los programas “Bandera Azul Eco-lógica” y “Sello de Calidad Sanitaria”. Unelemento adicional que promueve el PNMCACHes la actualización periódica de las tarifas, paraincorporar en ellas los costos asociados a la pro-tección de fuentes, tratamiento y desinfección,control de calidad y capacitación. Sin embargo,también se requieren acciones locales esencialesy su financiamiento oportuno para cumplir ca-balmente con las dimensiones del reto que im-plica mantener y mejorar los niveles de cobertu-ra con agua potable, y de rehabilitar, casi porcompleto, los sistemas de saneamiento para lascontaminadas aguas de la GAM.

La OPS/OMS (2002) hizo una evaluación alsector de agua potable y saneamiento, con elpropósito de facilitar lineamientos para la plani-ficación de las inversiones necesarias. Entre losmayores desafíos que se señalan están la inexis-tencia de tratamiento de aguas residuales, la falta

de políticas, estrategias y programas comunes enel sector, que fijen metas de cobertura, calidad deagua y calidad de servicio y tarifas reales que per-mitan financiar y recuperar las inversiones. Otrallamada de atención importante se refiere a ladesproporción que existe entre los servicios deagua y saneamiento, tanto en áreas urbanas co-mo rurales. La cobertura de población con aguapotable en áreas urbanas es de 98,5% y en áreasrurales de 75,4%. En cuanto a cobertura de sa-neamiento, el 34% de la población tienen accesoa alcantarillado simple (sin planta de tratamien-to) mientras en los hogares rurales el 97% co-rresponde a acceso a tanque séptico o letrina(OPS/OMS, 2002). El estudio señala que si elpaís pretende nivelar las coberturas de acceso aagua potable y saneamiento, elevando estas últi-mas a la categoría de alcantarillado sanitario conplantas de tratamiento de aguas negras, tendráque hacer inversiones importantes. Hoy en día,el 96% de las aguas residuales del país no recibetratamiento antes de ser vertido a cuerpos recep-tores, concentrándose principalmente en laGAM, en las cuencas de los ríos Grande de Tár-coles y Reventazón.

A escala local la ESPH ha realizado algunosavances puntuales en esta línea, con laadministración de cuatro plantas de aguasresiduales domésticas en Los Lagos, La Aurora,Real Santamaría y Las Flores34.

Para la actualización del sector se requieren100 millones de dólares, una suma difícil de ob-tener si se considera que ningún operador tienefinanciamiento consolidado para inversión. Alrespecto, el informe de OPS/OMS señala que elsistema tarifario actual es inadecuado y desactua-lizado al menos en quince años. Hay deficienciasadicionales que inciden sobre los ingresos de losoperadores del sector, tales como un gran vacío

CUADRO 4.9

Tratamiento, desinfección y calidad del agua según ente operador. 2002

Ente operador AcueductosTotal Tratamientoa/ Desinfeccióna/ Potablesa/

N° % N° % N° % N° %ICAA 170 8,2 16 0,8 138 6,7 130 6,3Municipalidades 245 11,8 4 0,2 82 4,0 139 6,7ESPH 6 0,3 0 0,0 6 0,3 6 0,3CAAR 1.648 79,7 13 0,6 190 9,2 725 35,0Totales 2.069 100,0 33 1,6 416 20,1 1.000 48,3

a/ Las categorías: tratamiento, desinfección, potables, no son excluyentes.

Fuente: Mora y Portugués, 2003.

enterrados de manera clandestina años atrás enlos terrenos donde se ubican las fuentes. Entrelos tóxicos figuraban xileno, clorobencenos, clo-ratalonil y un isómero (CNE, 2002).

El peligro de desconocer la magnitud real delos problemas de contaminación de los acuíferosha sido advertido en numerosas ocasiones por lacomunidad científica (Reynolds y Fraile, 2002).Resulta imperativo fortalecer el conocimiento dela dinámica de las aguas subterráneas y su vigi-lancia, considerando el aumento en la concen-tración de sustancias tóxicas como nitratos enlos acuíferos35. Un fuerte argumento en este sen-tido es que, en la GAM, casi el 55% del agua deconsumo humano y un 36% de la industrialprovienen de fuentes subterráneas, específica-mente de los acuíferos Barva y Colima (SENARAe ICAA, 2002; Reynolds, 2002), áreas que hoyalbergan una alta densidad de tanques sépticos ydonde se ha hecho un uso extensivo de fertilizan-tes nitrogenados. Como una acción prioritaria, elPNMCACH insta a los responsables de acueduc-tos y de servicios de agua y control de la calidad,a iniciar esfuerzos formales para la protección defuentes de agua y el mejoramiento en potabiliza-ción y desinfección, a fin de reducir riesgos (Mo-ra y Portugués, 2003).

El Laboratorio de Teledetección y Sistemasde Información Geográfica de la UNA presentóen el 2002 el mapa de vulnerabilidad a la conta-minación del agua subterránea de Costa Rica36.Según este documento, un 25,5% del territorionacional posee una vulnerabilidad moderada,en tanto que el 51,5% muestra una vulnerabili-dad alta y un 22,3% una vulnerabilidad muy al-ta. El sistema de áreas protegidas provee protec-ción para el 19,9% y el 36,7%, respectivamente,de las zonas clasificadas como de alta y muy al-ta vulnerabilidad a la contaminación. En el ám-bito provincial, Limón, Alajuela y Puntarenastienen los porcentajes más altos de áreas convulnerabilidad muy alta, alta y moderada. Noexiste información confiable ni actualizada so-bre la extensión de los principales acuíferos delpaís y, por tanto, los mapas generados debenconsiderarse como preliminares y utilizarse parala toma de decisiones únicamente a escala regio-nal (Fallas, 2003) (mapa 4.2).

Con respecto a la contaminación de aguas su-perficiales, en el 2002 se dieron avances hacia unamayor responsabilidad ambiental corporativa. A raízde la denuncia de contaminación en el río Bebede-ro, en Cañas, por un derrame de vinaza, se logróuna conciliación que favorece la futura protecciónde los ríos y a las comunidades cercanas al río y a la

262 E S T A D O D E L A N A C I O N A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A / C A P I T U L O 4

de información sobre tal cobertura en las munici-palidades y el área rural. Es preocupante, además,la pérdida por agua no contabilizada, la cual, co-mo promedio nacional, es del orden del 50%,aunque existen excepciones de buena gestión enque esa pérdida se reduce a 15-25%. Los princi-pales factores que inciden en esta situación son lasdeficiencias en el catastro de usuarios y en la mi-cromedición, así como la falta de atención a fugasvisibles. Parte de la solución de este tipo de proble-ma se encuentra en la formalización de sistemas degestión comercial y operativa (Gámez, 2003).

Se mantienen la vulnerabilidad de las fuentes de agua y las pérdidas económicas

La vulnerabilidad del agua para consumo hu-mano persistió en el 2002, a pesar de las alarmasy lecciones de años previos y de sus implicacionespara la salud pública. La falta de acciones y recur-sos financieros para corregir los problemas de vul-nerabilidad se reflejó, por ejemplo, en el segui-miento al incidente de contaminación que afectóla planta potabilizadora en Puente de Mulas en el2001: luego de un año, el ICAA no había podidorealizar las inversiones necesarias para evitar futu-ros riesgos, por dificultades presupuestarias.

La persistente vulnerabilidad de las aguas su-perficiales fue ilustrada en el 2002 por una que-ma a la orilla del río Purral, que contaminó conceniza y hollín las aguas que abastecen el sectorde Goicoechea y Coronado. La situación obligóal ICAA a cerrar la fuente por 18 horas, dejandosin servicio a unas 20.000 personas. Como con-secuencia, se perdieron 8.000 m3 de agua y sedejó de percibir 1,2 millones de colones. El casofue denunciado ante el MINAE y el Ministerio deSalud. También en el 2002 el ICAA fue afectadopor la ruptura de un tubo de 1.000 litros por se-gundo, que ocurrió durante el movimiento de tie-rras efectuado por una empresa privada en Curri-dabat. Este incidente implicó la suspensión delservicio durante unas 28 horas, afectando a cercade 300.000 personas en Cartago, Tres Ríos y Cu-rridabat; se perdieron 92.457 m3 de agua y laspérdidas ascendieron a 21 millones de colones.

Esta situación crece en complejidad. Algunoseventos de contaminación reflejan que la relacióncausa-efecto no es inmediata, y de ahí la necesi-dad de una vigilancia sanitaria consistente, siste-mática y permanente. Por ejemplo, en la zonasur del país se reportó un incidente de contami-nación de la fuente de agua comunal de PalmarSur, asociado con sustancias tóxicas, específica-mente con sobrantes de plaguicidas y solventes,

desembocadura del Tempisque, por el daño am-biental causado (Gámez, 2003). El Ingenio Taboga,el ACT y la comunidad transaron un monto de300.000 dólares, para impulsar acciones que inclu-yen la vigilancia permanente de los ríos Tempisque yBebedero y la reducción de quemas de cañaverales,así como la contribución económica y en especie pa-ra obras de fin social, como escuelas, acueductos, zo-nas recreativas y apoyo a los pescadores de la zona.Esta experiencia reafirma el potencial que ofrecen lasalianzas con el sector productivo en favor de la pro-tección y conservación de los recursos hídricos.

Aire: la contaminación persiste, pero aumentan los controles

Las causas de la contaminación del aire señala-das en el Octavo Informe se mantienen, aunadas auna flota vehicular que continúa creciendo. Debidoa que las sustancias contaminantes de origen antro-pogénico afectan los ecosistemas, los monumentos

y la salud del ser humano, se han definido las con-centraciones máximas de estas sustancias que pue-den ser emitidas al aire (emisión) y las concentra-ciones máximas permitidas para mantener lacalidad del aire (inmisión). En el 2002 se dieron pa-sos importantes para el control y reducción de lasemisiones, entre los cuales figuran, por un dado, laentrada en operación del consorcio español RiteveS y C, con la cual se busca un mayor control de losvehículos que exceden las regulaciones nacionalesvigentes en la emisión de gases como monóxido decarbono; por otro lado, por primera vez en CostaRica se promulgaron reglamentos sobre inmisiónde contaminantes atmosféricos y sobre emisión decontaminantes atmosféricos provenientes de calde-ras37. Hasta la publicación de esos instrumentos, elMinisterio de Salud aplicaba lo estipulado en el ca-pítulo IV, artículo 294, de la Ley General de Salud,que se refiere a normas de pureza aceptadas inter-nacionalmente como referencia para definir la con-taminación de la atmósfera.

Costa Rica: Vulnerabilidad a la contaminación del agua subterránea

a/ Adaptación del índice DRASTIC. Los polígonos con trazado azul corresponden a las áreas protegidas.

Fuente: Fallas, 2003. Laboratorio de Teledetección y Sistema de Información Geográfica. Universidad Nacional.

MAPA 4.2

C A P I T U L O 4 / A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A E S T A D O D E L A N A C I O N 263

Kilómetros

El reglamento sobre emisión de contaminan-tes atmosféricos provenientes de calderas definelos valores máximos de emisión a que deberánajustarse, a partir de marzo del 2007, los estable-cimientos industriales, comerciales y de servi-cios, cuyos procesos o actividades incluyan laoperación de calderas que queman combustiblesfósiles (derivados del petróleo, carbón) y biomási-cos (leña, bagazo). En el caso del búnker, la nor-mativa establece los valores máximos permitidosde emisión de dióxido de azufre, tomando comobase el contenido de azufre en el combustible.

El reglamento no contempla los límites de emi-sión para calderas que utilicen como combustibledesechos sólidos o líquidos, tales como llantas usa-das, aceites quemados, solventes y plásticos. Ade-más, los valores máximos permitidos estipuladospara la emisión del dióxido de azufre son muy su-periores, por ejemplo, a la normativa mexicana(Valdés et al, 2003), de tal forma que, aún sin sis-temas de tratamiento, las emisiones industriales enraras ocasiones sobrepasan el máximo exigido. Elreglamento insta al Poder Ejecutivo a formularprogramas para reducir las emisiones por debajode lo establecido en la normativa, estableciendo,entre otros aspectos, incentivos para las empresasque voluntariamente se acojan a esas iniciativas.

Por su parte, el reglamento sobre inmisión decontaminantes atmosféricos establece las concen-traciones máximas permitidas de una gran canti-dad de sustancias químicas y partículas en el airedel territorio costarricense, así como las medidascorrectivas para las ocasiones en que se sobrepasenlos valores máximos o se produzcan contingenciasambientales. Esta normativa se ajusta a las regula-ciones internacionales, es muy parecida a la de laOMS y establece los niveles máximos de emisiónpara plomo en 0,5 ug/ m3, uno de los valores másbajos del mundo (Valdés et al, 2003).

Hacia la consolidación del monitoreo de la calidad del aire en la GAM

En el 2002, el Centro de Investigación enContaminación Ambiental (CICA), de la UCR,en conjunto con el Programa de Contaminantesdel Aire de la UNA (PECAIRE-UNA) y el Ministe-rio de Salud, desarrolló el “Plan piloto nacional devigilancia de la calidad del aire”, con el objetivo decaracterizar e informar sobre la calidad del aire querespiran las y los ciudadanos de la GAM. Losmuestreos se llevaron a cabo del 19 de agosto al 27de noviembre, en dos puntos de monitoreo: Minis-terio de Seguridad Pública y el Museo Nacional deCosta Rica. Los valores obtenidos38 rara vez

superaron los niveles de inmisiones; sin embargo,el promedio de los datos recolectados para los cua-tro meses de monitoreo se situó por encima de losvalores anuales de inmisión para los contaminan-tes, en los casos de las partículas y el dióxido deazufre. En el monitoreo del contenido de plomo enel material particulado, en ambas estaciones los re-gistros estuvieron muy por debajo del valor de 0,5microgramos por metro cúbico establecido por lanormativa nacional, a pesar del alto flujo vehicular;esto lleva a inferir que, al eliminarse el plomo de lagasolina, se redujo considerablemente la presenciade este metal en el aire (CICA, 2003).

El Laboratorio de Química de la Atmósfera (LA-QAT) en coordinación con el Instituto Meteorológi-co Nacional, opera y mantiene dos estaciones demonitoreo de la calidad del aire, en Belén y en el vol-cán Irazú; la segunda constituye un punto de refe-rencia donde el aire es limpio, mientras que en laprimera se analiza el aire del lugar y el de San José,al ser trasladado allí por los vientos predominantes.Durante el 2002 ninguno de los contaminantes me-didos39 en la estación de Belén alcanzó, por períodosdel orden de una hora, concentraciones superiores alas normas de inmisión nacional para 24 horas, nipara un año (Valdés et al, 2003). Los datos de Belénllaman a no subestimar las posibilidades del ValleCentral para presentar niveles peligrosos de conta-minantes en el aire, en particular durante la épocalluviosa. A lo largo del año, los valores se comporta-ron en función de la dirección e intensidad del vien-to predominante, que afecta el grado de dilución delas emisiones. Los máximos se dieron en la épocalluviosa, cuando el viento por lo general es modera-do, con un aumento en los niveles de contaminan-tes provenientes del vecindario de Belén. Los valoresmínimos se registraron en la época seca, en la cualla velocidad media el viento del este fue mayor a 10m/s40 (Valdés et al, 2003).

32% de los vehículos sometidos a revisión técnica fallan por excesivas emisiones contaminantes

En las pruebas realizadas durante el segundosemestre del 2002 por la empresa Riteve S y C,solamente un 48% de los 430.962 vehículos su-peró la revisión la primera vez. El nivel de recha-zo fue más bajo en la GAM que en las zonas ru-rales y periféricas. Un 13,2% de las motocicletaspresentó fallas de motor, como niveles excesivosde emisiones contaminantes y ruido excesivo. El32,2% de los automóviles falló por excesivasemisiones contaminantes. Un 17,9% de los vehí-culos de transporte público de ruta o serviciosespeciales (buses y busetas, fundamentalmente),

264 E S T A D O D E L A N A C I O N A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A / C A P I T U L O 4

C A P I T U L O 4 / A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A E S T A D O D E L A N A C I O N 265

fallaron por motor, sobre todo por emisionescontaminantes excesivas (Riteve, 2003). Estosresultados, y sus efectos ambientales, tienden aincrementarse en un contexto como el de laGAM, donde la falta de un sistema de transporteintegrado que incrementa los tiempos de trasla-do de las personas (recuadro 4.11).

Generación y manejo de desechos: un problema persistente

En los últimos veinticinco años la generaciónde desechos sólidos ordinarios creció en un 542%kg/persona/día, lo que evidencia un cambio en lospatrones del tipo y cantidad de productos que

RECUADRO 4.11

La Gran Area Metropolitana de San José (GAM) alberga a poco más dela mitad de la población de Costa Rica. El sistema de transporte no lograsatisfacer las aspiraciones de esta población, de llegar a su destino de unamanera rápida y segura, sin tensiones y sin incertidumbres sobre los tiem-pos de viaje al trabajo o al estudio. Una tradición de independencia y

autosuficiencia de las cuatro ciudades de la GAM, las deficiencias de la in-fraestructura de transporte y la poca importancia política dada al transpor-te público hacen que la región no funcione como una ciudad integrada, si-no como cinco ciudades cuasi-independientes, tal como se observa en elmapa 4.3

En 1990, el MOPT contrató la elaboración de una encuesta de ho-gares para determinar el origen y destino de los viajes en la GAM, enla cual solamente se indagaba acerca de los viajes de salida en la ma-ñana y los de regreso, al final del día, al hogar. Los resultados indica-ron que el 60% de los viajes se realizaba en autobús, un 12% en au-tomóvil y un 27% a pie. Es de esperar que, en los trece años

transcurridos desde entonces, los viajes en autobús hayan disminuidoy los que usan el automóvil hayan aumentado significativamente.

Una enorme proporción de los viajes, más del 70%, tenía carácterlocal o de cercanías y, del resto, la gran mayoría era de la zona peri-férica de San José hacia su área metropolitana. Gran parte de los via-jes en transporte público tenía su origen (50,9%) o destino (71,5%)

Los tiempos de traslado en las ciudades se incrementan y generan costos sociales y ambientales

MAPA 4.3GAM: cinco zonas de transporte

Fuente: ProDus, 2003

266 E S T A D O D E L A N A C I O N A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A / C A P I T U L O 4

consume el costarricense. Esta generación des-controlada, sumada a la ineficiente gestión de larecolección, la disposición inadecuada y la faltade planes de reciclaje, ha provocado serios pro-blemas de contaminación visual, atascamientosde alcantarillas, contaminación de acuíferos yaglomeración de residuos en ríos, quebradas, es-teros y playas. Aunque desde 1991 se declaró co-mo emergencia nacional la inadecuada gestión delos desechos sólidos, para el año 2002 la produc-ción de los mismos alcanzó la cifra récord de 1,1kg/persona/día, lo que representa un aumento de6,13% con respecto del año anterior (CIPA, 2003,con datos de la Municipalidad de San José).

El transporte de estos desechos le significó alas 12 municipalidades que los depositan en elvertedero de Río Azul, una inversión cercana alos 63 millones de colones en combustible, queademás de producir contaminación atmosféricapor la quema de petróleo, representa una pérdi-da de divisas. Unido a esto, de acuerdo con datossuministrados por la CNFL, solamente en el año2002 se invirtieron 63 millones de colones para re-tirar los desechos sólidos de ríos utilizados para la

generación de hidroelectricidad; este costo haido en ascenso año con año, al igual que la can-tidad de residuos recolectados en los ríos, la cualen promedio asciende a 5.728 toneladas por año.

Además se observa un cambio en la compo-sición promedio de los desechos ordinarios: en el2002 la cantidad de orgánicos disminuyó en un10% con relación al año anterior, mientras queaumentó la cantidad de papel, plástico y otrosdesechos provenientes de embalajes y empaquesde alimentos. Un factor que influye en este incre-mento es la práctica de empacar los productosalimenticios en porciones unipersonales, paragarantizar su inocuidad. De continuar la tendenciade crecimiento en la cantidad y tipos de residuos,se prevé que la disposición adecuada de los dese-chos se tornará insostenible, lo que claramente se-ñala la necesidad de una mayor inversión del paísen educación ambiental (CIPA, 2003).

En el 2002, el Parque de Tecnología Ambien-tal (PTA), abierto en el 2000 y manejado por laempresa EBI de Costa Rica S.A, fue sometido aevaluación con respecto a las pruebas químicasque se hacen a la laguna de tratamiento de aguas,

RECUADRO 4.11 (continuación)

en San José y su periferia. El núcleo central de San Josérecibía en 1990 el 30,4% de los viajes en transportepúblico y una proporción parecida de los viajes se origi-naba allí. En ese año prácticamente no había interaccio-nes entre las ciudades secundarias de la región (Alajue-la, Heredia y Cartago), situación que no ha cambiadomucho. Del total de viajes en automóvil, los que teníancomo destino la ciudad de San José eran el 62,6%, aun-que solo el 23,7% se dirigía al núcleo central de cuatrodistritos en 1990, y hoy probablemente mucho menos(Castro, 1991 y Pujol, 2002).

Se puede combinar esta información con la encuestade hogares realizada por la Universidad de Costa Ricaen 1982 (Pujol, 1982). En el período entre ambas en-cuestas disminuyó la importancia de los viajes hacia ydesde San José dentro del conjunto de la GAM y au-mentó la importancia de Heredia. Esta tendencia parecehaberse mantenido en la última década. Los datos ana-lizados por ProDUS en el año 2001 confirman que laGAM no funciona realmente como una región metropo-litana integrada, con un mercado de trabajo único querelacione empresarios y trabajadores de toda la región.Existen señales crecientes en esa dirección, que se pue-den leer en el rápido crecimiento en el flujo de vehícu-los en los accesos a Heredia y en las vías interurbanasde San José a Cartago y Alajuela. Hay enormes conges-tiones viales en partes de la red regional, consecuenciade los patrones de crecimiento urbano. Por ejemplo, en

los alrededores de la ciudad de Heredia y en los corre-dores y cantones vecinos hacia San José la demanda su-pera una infraestructura vial y de transporte público to-talmente insuficiente.

Los datos recientes del MOPT indican que los flujosviales en la ciudad aumentan continuamente. En lasvías más saturadas lo hacen a tasas anuales cercanas al2%, y en la carretera de circunvalación que rodea elcentro, a tasas del 6% anual. El número de vehículospor día se acerca a 90.000 en ciertos tramos de la ra-dial de salida hacia el oeste y en la vía de circunvalaciónque pasa frente a la Universidad de Costa Rica. La mo-torización creciente tiene impactos importantes sobre lacongestión y las velocidades cada vez más bajas. Pro-DUS realizó mediciones de velocidades en el primer se-mestre del 2002 y encontró valores mínimos inferioresa 10 kilómetros en muchas calles del centro de la ciu-dad, de aproximadamente 20 kilómetros en la carrete-ra de circunvalación y por debajo de 40 kilómetros entramos relativamente cercanos a la ciudad en varias víasnacionales (Pujol, 2002). El sistema de transporte gene-ra otras externalidades negativas en forma de contami-nación del aire, ruido, accidentes viales y congestión,que también contribuyen a incrementar los tiempos deviaje dentro de la región.

Fuente : Rosendo Pujol, ProDus, 2003.

Desechos peligrosos

En Costa Rica no existe una gestión integralde los residuos peligrosos, y sigue resultandomuy difícil conseguir información del sector em-presarial acerca de la cantidad de disolventes, áci-dos y bases agotadas, resinas, tintas, baterías, me-tales, etc., que desechan en sus procesos. Muchosde estos residuos son colocados en los patios o bo-degas de las empresas, pero en algunos casos sondesechados en botaderos clandestinos, márgenesde ríos, vertederos indiscriminados o lotes baldíos.

Los desechos que tienen algún valor son re-cuperados; tal es el caso de la reutilización deaceite quemado, que se vende a la Fábrica Nacio-nal de Cemento (1.200 toneladas en el 2001), oa los productores de papas fritas y panaderías, enel caso de los aceites relativamente limpios; estosse refinan, se les agregan aditivos y se utilizan pa-ra mover cadenas o maquinaria industrial. Cabeindicar que en el 2001 el país importó 36.500toneladas de aceites lubricantes (PROCOMER,2002), de los cuales menos del 5% se recuperó ycolocó en sitios apropiados.

Otro residuo peligroso que se está manejan-do son las baterías secas, algunas de las cuales serecolectan en los centros de venta, y el metal(plomo) se recicla. No obstante, las tapas y las es-tructuras de plástico se desechan, y el ácido delas baterías muchas veces es vertido en drenajeso directamente en el suelo. En el caso de los de-sechos altamente peligrosos y con poco valoreconómico debido a su elevada contaminación,como son los bifenilos policlorados (PCB), hi-drocarburos poliaromáticos (PAH), mercurio,cadmio, cenizas contaminadas con dioxinas, etc.,no existe financiamiento para disponer de ellosapropiadamente. Algunas empresas, concientesde este problema, están haciendo inversiones pa-ra darles una disposición adecuada, como es elcaso del convenio CNFL-CIPATEC (CIPA, 2003).Finalmente, en lo que concierne a los desechosradiactivos, en el país se hace un manejo apro-piado de estos materiales y existen proyectos fi-nanciados por la Organización Internacional deEnergía Atómica (OIEA) para disponer en formadebida de las lámparas, fuentes, disolventes, etc.

Desechos hospitalarios

Como se ha reportado en informes anteriores,los centros de salud del país no escapan al tema dela generación y manejo de desechos. Durante elaño 2000 la CCSS definió una “Política institucio-nal en saneamiento básico y ambiental”, que tiene

C A P I T U L O 4 / A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A E S T A D O D E L A N A C I O N 267

a la contaminación sónica, de calidad de aire, y alas aguas subterráneas y superficiales (río Virilla).En general los resultados obtenidos indicaronque la laguna de tratamiento de aguas o lixivia-dos mostraba problemas de altas cargas de gra-sas y aceites en los meses de octubre a diciem-bre, por lo que se recomendó hacer un estudiopara verificar que la laguna tenga la capacidadde seguir funcionando. No se observó contami-nación al río Virilla, ni en los tres pozos de mo-nitoreo de aguas subterráneas, y los estudios decontaminantes de la atmósfera, particulado y so-nido, indicaron niveles menores a los permiti-dos por ley.

También se llevó a cabo la construcción de lasegunda fase del PTA o celda de 2,5 hectáreas. Es-taba prevista la construcción de una segunda la-guna de tratamiento de lixiviados, pero no se pu-do poner en operación porque el lugar definidopresentaba erosión al río Virilla. Pese a estos es-fuerzos, la mayoría de las municipalidades siguemanejando botaderos abiertos que impiden queempresas externas den el servicio (Salas, 2003).

Desechos especiales industriales

El manejo de los materiales sobrantes o de-fectuosos del proceso de producción, conocidoscomo mermas, se visualiza como una excelenteoportunidad para mejorar la gestión de los dese-chos industriales. Por ley, las mermas de una zo-na franca pertenecen a las municipalidades don-de se ubican la misma, pero hasta la fechasolamente la Municipalidad de Cartago, a travésdel ITCR, le está dando un manejo integral a es-tos materiales, con la consolidación del Centrode Transferencia y Transformación de Materiales,una empresa autosostenible que da empleo di-recto a veinticinco personas. El manejo integralde los desechos permite que algunos materialesmuy rentables subvencionen el manejo y dispo-sición apropiada de materiales poco o nada ren-tables. Así por ejemplo, el principal componentede estos residuos industriales es el plástico, ma-terial que en buena parte puede molerse y reci-clarse directamente; sin embargo, algunos resi-duos contienen mezclas de polímeros querequieren una separación manual previa a la mo-lienda, lo que encarece el proceso e incluso lohace excesivamente oneroso. Otros productos,como el cartón, los metales y plásticos menoscontaminados, logran subvencionar la separa-ción mecánica de estas mezclas, con lo que sedisminuye la cantidad de basura que debe serdepositada en el vertedero (CIPA, 2003).

268 E S T A D O D E L A N A C I O N A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A / C A P I T U L O 4

■ El 84,7% de los desechos peligrosos lo gene-ran los hospitales y el 15,2% las clínicas yáreas de salud.

■ Con respecto al 2001, la producción de dese-chos por cama/día se mantuvo, pero la pro-ducción de desechos peligrosos por cama/díaaumentó.

■ Los hospitales nacionales son los que más ge-neran desechos peligrosos.

■ Los hospitales regionales superan la produc-ción promedio de desechos por cama/día.

■ En los hospitales periféricos no se están sepa-rando los desechos

■ Los hospitales nacionales son los que más se-leccionan los desechos para reciclar.

■ La segregación de los desechos en la mayoríade las clínicas y áreas de salud es deficiente(CCSS, 2003).

Un dato que llama la atención es el aumentoen el porcentaje de producción de desechos pe-ligrosos, que pasó de 12,9% en 1999, a 28,6%en el 2002 (cuadro 4.10).

como objetivo fundamental promover y desarro-llar acciones de protección del medio ambiente,con utilización de criterios para el manejo, trata-miento y disposición final de los desechos (comu-nes, peligrosos o especiales) que se deriven de laoperación de los servicios de salud (CCSS, 2003).Se pretende, además, prevenir la contaminación,reducir los residuos materiales y energéticos y lle-var acabo acciones de recuperación, sustitución yreciclaje, cuando esto sea posible. Para cumplircon estos objetivos se estableció un normativa pa-ra el manejo de desechos sólidos peligrosos y, en el2002, el Departamento de Saneamiento Básico yAmbiental inició estudios para la medición de losdesechos producidos por semana en los hospitales,clínicas y áreas de salud. Entre los resultados quearrojó el estudio destacan los siguientes:

■ Los establecimientos de salud de la CCSS ge-neran en una semana hábil 107.364,4 kg dedesechos sólidos.

■ El 66,2% son desechos comunes y el 29,7%son peligrosos.

■ Sólo el 4% de los desechos es seleccionado pa-ra reciclar.

■ Los hospitales generan el 89,4% de los dese-chos (96.041 kg) en tanto que y las clínicas yáreas de salud generan el 10,5%.

CUADRO 4.10

Producción de desechos hospitalarios por año según tipo. 1999-2002(Kg/cama/día, promedio nacional)

Tipo de desecho 1999 2000 2001 2002Kg/c/d % Kg/c/d % Kg/c/d % Kg/c/d %

Total 3,34 100,0 4,35 100,0 3,59 100,0 3,54 100,0

Comunes 2,43 72,7 3,64 83,7 2,55 71,0 2,40 67,8Alimentos 0,99 29,6 1,2 27,6 0,93 25,9 1,00 28,2Papelería- Envases 1,09 32,6 2,26 51,9 1,43 39,8 1,40 39,5Especiales 0,35 10,5 0,18 4,1 0,19 5,3

Peligrosos 0,91 27,2 0,71 16,3 1,04 29,0 1,04 29,4Punzocortantes 0,04 1,2 0,11 2,5 0,11 3,1 0,10 2,8Bioinfecciosos 0,87 26,0 0,6 13,8 0,93 25,9 0,84 23,7Otros Peligrosos 0,10 2,8

Reciclar 0,10 2,8

Fuente: CCSS, 2003.

C A P I T U L O 4 / A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A E S T A D O D E L A N A C I O N 269

Como medidas correctivas ante este panora-ma, el mismo estudio plantea la necesidad de de-sarrollar un proyecto que permita oficializar laselección de desechos para reciclar, e incluir enel próximo estudio la información que permitadeterminar la cantidad de desechos peligrososque reciben tratamiento antes de su disposiciónfinal, en cada establecimiento.

Evaluación de impacto ambiental:la SETENA necesita autonomía y estabilidad

Desde 1982, la preocupación por los efectosambientales de muchas de las actividades pro-ductivas analizadas en esta sección, llevó al paísa establecer normas de evaluación de impactoambiental, como criterio para la aprobación deproyectos (Astorga y Sequeira, 2002). La Secreta-ría Técnica Nacional Ambiental (SETENA), rec-tora en este campo a partir de 1996, cuenta conun amplio marco jurídico y reglamentario para eldesempeño de su mandato. La misión de la SETE-NA es armonizar el desarrollo con el ambiente, ha-ciendo que la inversión sea responsable con el cui-do de la naturaleza (Madrigal, 2003).

El volumen de trabajo de la Secretaría creciósignificativamente desde la emisión del voto 1220-2002 de la Sala Constitucional, en el que se esta-blece la obligación de someter a su conocimientotodo proyecto que incida sobre el ambiente. Estevoto derogó los artículos 19 y 20 del reglamentode procedimientos de la SETENA, según los cualeslos proyectos de bajo impacto no requerían evalua-ciones de impacto ambiental (EIA). Ahora, para ta-les proyectos se debe presentar una DeclaraciónJurada de Compromisos Ambientales (DJCA), quesi bien exime del EIA, implica un trámite adicionalpara la Secretaría. Estos nuevos expedientes corres-pondieron al 35% de los formularios de evaluaciónambiental preliminar recibidos en el 2002.

El problema de la SETENA no radica en sureglamento o en su manual de procedimientossino, más bien, en aquello de lo que carece: au-tonomía, estabilidad económica y asignación derecursos humanos para el desempeño de sus la-bores (DHR, 2002). Aunque el artículo 83 de laLey Orgánica del Ambiente la define como órga-no de desconcentración máxima del MINAE, es-to no opera así en la realidad.

A pesar del papel esencial de la SETENA en lagestión ambiental del país, los diagnósticos realiza-dos en los dos últimos años sobre su funcionamien-to (CGR, 2000; Astorga y Sequeira, 2000 y DHR,2002) coinciden en que enfrenta problemas de tipoadministrativo y logístico, en su organización,

procedimientos, manejo de información, recursoshumanos y financieros, así como en el manejo téc-nico del proceso de evaluación de impacto am-biental y sus procedimientos. La ausencia de coor-dinación estructurada con otras instituciones,departamentos o entidades gubernamentales quetienen injerencia sobre asuntos ambientales, puedeestar generando esfuerzos duplicados. Además,hay una limitada apertura a la participación de lasociedad civil, que no está representada en su Co-misión Plenaria (López y Rojas, 2001).

Los 19 profesionales en su Unidad Técnica hansido cedidos en calidad de “préstamo” por diversasinstituciones, carecen de estabilidad y trabajan conrecursos económicos y materiales (aproximada-mente 5 millones de colones al año para vehículos,viáticos, instalaciones y mantenimiento) insufi-cientes para acometer con la rigurosidad necesariala evaluación de las solicitudes. Actualmente la SE-TENA maneja cerca de 5.000 expedientes activos.En el año 2002 recibió 853 formularios de evalua-ción ambiental preliminar, de los cuales un 43,4%era para el desarrollo de infraestructura, un 27%para actividades agropecuarias y un 14,1% paraminería; otras actividades económicas tuvieronmenos del 6% (Barrientos y Miranda, 2003).

Gestión del riesgo

Inundaciones, deslizamientos, vendavales y ac-cidentes tecnológicos son los desastres más frecuen-tes desde la década de los setenta en las diferentesregiones de Costa Rica, según lo reportado en De-sinventar41. En el 2002 no hubo cambios en estatendencia, pero se dieron algunos hechos que mere-cen destacarse: en primer lugar, se registró un episo-dio cálido del fenómeno El Niño-Oscilación del Sur(ENOS) que tuvo diversos efectos sobre el país, es-pecialmente en el Caribe; en segundo lugar, algunaspoblaciones que en años anteriores enfrentaroninundaciones y deslizamientos, fueron de nuevo es-cenarios de desastres: Turrialba, Orosi, la provinciade Limón, la Zona Norte y el área metropolitana deSan José, entre otras. Finalmente, en este año la fre-cuencia de derrames y escapes de materiales peligro-sos llamó la atención de la ciudadanía.

El comportamiento de los desastres en el 2002obliga a considerar las razones por las cuales la au-sencia de una adecuada gestión del riesgo se mani-fiesta bajo la forma de diferentes desastres locales,regionales o nacionales, sin que se combatan demodo sistemático las causas estructurales que losocasionan de manera reiterada, y que están direc-tamente relacionadas con las características que haasumido el modelo de desarrollo del país.

das con ésta, con seis meses de anticipación; ade-más fue activada la Comisión del FenómenoENOS (COENOS), compuesta por un conjuntode instancias del Estado y representantes secto-riales, que asumen la planificación y las tareasprioritarias de prevención y mitigación relacio-nadas con los efectos de este fenómeno.

Según el IMN, las precipitaciones que se pro-dujeron en Limón en mayo de 2002 no tienenprecedentes, por dos motivos: a) la lluvia diariaacumulada que históricamente ha sobrepasadolos 200 mm, sólo se había producido en el mesde enero (1970, 1972, 1974, 1980 y 1988), pe-ro nunca en mayo, al menos desde 1941; b) nun-ca antes se reportó tal cantidad de agua en tanpocos días; sólo entre el 4 y el 12 de ese mes seacumuló para toda el área caribeña un promediode 600 mm de lluvias, que superan por mucholos valores promedio característicos de Limón, yasea en años Niño, Niña o neutros.

La intensidad de los daños por eventos hidro-meteorológicos extremos ocurridos en enero,mayo, setiembre y diciembre llevaron al PoderEjecutivo a establecer cuatro declaratorias deemergencia42 por inundación. Las áreas afectadasfueron la provincia de Limón, Upala, la ZonaNorte, los cantones de Paraíso, Turrialba, Jimé-nez, Alvarado, Oreamuno y Cartago, así comoSarapiquí y San Isidro de Heredia. La CNE esti-mó para estos eventos un total de 243.750 per-sonas afectadas (CNE, 2003).

Además, la CNE identificó 28 localidades en al-to riesgo de inundación, condición que a su vez

Principales desastres del 2002

Durante el 2002 se registró un total de 445eventos, de los cuales el 62% correspondió ainundaciones, seguidas por deslizamientos(27%), vendavales (5%), accidentes tecnológicos(3%) y otros (2%) (Desinventar, 2002). Del totalde eventos, 147 (33%) fueron reportados desdela provincia de Limón; es frecuente que el fenó-meno de El Niño esté asociado con un incremen-to de las precipitaciones en el Caribe, lo que pue-de explicar la elevada cantidad de inundacionesen esa región. Guanacaste y Puntarenas fueron, aescala provincial, las menos afectadas por la ocu-rrencia de eventos dañinos extremos.

Una diferencia fundamental entre el eventocálido del El Niño de 1997-1998, tipificado co-mo muy severo, y el evento del 2002, radica enque las temperaturas del océano Pacífico ecuato-rial fueron entonces mucho mayores que las quese registraron en el fenómeno más reciente. Elimpacto en el país en aquel momento fue agudo,particularmente en lo que respecta al déficit deprecipitaciones. Los primeros efectos asociadoscon el evento del 2002, se concentraron en unadistribución irregular de las precipitaciones. Pese aque se registraban rangos normales de lluvias en lamayor parte del país, en Limón se produjo un su-perávit con porcentajes cercanos al 30%, lo quehabría contribuido a las inundaciones que reportótoda la provincia. El IMN informó sobre la altaprobabilidad del desarrollo de El Niño a la CNEy a las diferentes instancias sectoriales relaciona-

270 E S T A D O D E L A N A C I O N A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A / C A P I T U L O 4

RECUADRO 4.12

La Comisión Regional de Recursos Hidráulicos (CRRH) desarrolló unestudio de caso para ilustrar los impactos de los desastres asociadoscon lluvias en la economía costarricense en el período 1996-2001. Seestimó el valor monetario de las inundaciones, las avenidas por lluvias,las olas de calor, los accidentes por lluvias y los deslizamientos, que re-presentan el 84% de los desastres asociados a fenómenos naturalesregistrados en el país. El valor promedio anual de los daños por even-tos hidrometeorológicos es de 57.498.036.184 colones, y representael 1,15% del PIB costarricense. Considerando las estimaciones por pér-didas en cultivos agrícolas y relacionándolas con el total de la produc-ción agropecuaria nacional (PIB en agricultura, silvicultura y pesca), elpromedio anual de esos daños equivale al 1,5% del PIB agrícola. Losvalores directos (atender heridos, damnificados, reparación o reempla-zo de infraestructura, compensar pérdidas a agricultores, etc.) ascien-den a un promedio anual de 18.778.124.609 colones, lo que represen-

ta el 3% de los ingresos totales del Gobierno. Con este monto se pu-dieron haber construido 30 nuevos acueductos rurales, 157 puentes,cerca de 425 kilómetros de carreteras y más de 50 escuelas de 3 au-las cada una. Así, estos valores son adecuados indicadores de aquelloa lo que renuncia el país en nueva inversión, por reponer la infraestruc-tura que ya estaba hecha y que se destruyó o dañó con el evento hi-drometeorológico. Este es el costo del riesgo mal manejado.

Ante un desastre, la Comisión Nacional de Emergencias lleva la con-tabilidad de los recursos ejecutados en las labores identificadas en suplan de inversiones. Dicha contabilidad es sistematizada a partir de1998 y el promedio anual de ejecución es de 1.586.904.587 colones,que representan un 17,3% del valor directo del daño43. Es decir, enpromedio, se cubre menos de una quinta parte del costo reportado.

Fuente: Gámez y Vega, 2003.

Los eventos hidrometeorológicos afectan sigilosamente a la economía nacional

puede estar ligada a la ocurrencia de deslizamien-tos, flujos de lodo y otros eventos. Entre ellas estánTurrialba, los seis cantones de la provincia de Li-món y todos los de Guanacaste, además de Corre-dores, Golfito, Osa, Aguirre, Parrita, Esparza y elcantón central de Puntarenas, en la provincia delmismo nombre. El riesgo de estas localidades, defi-nidas como de atención prioritaria por la CNE, secrea por la interacción de una amenaza con una se-rie de condiciones de vulnerabilidad. La vulnerabi-lidad puede manifestarse a través de distintos com-ponentes resultantes de un proceso socialparticular: ubicación de la población, inseguridadestructural de las edificaciones, no cobertura de losservicios públicos básicos y falta de recursos econó-micos, de autonomía, de capacidad de decisión yde organización de la población, entre otros. Loca-lidades como Osa, Golfito, Talamanca, Sixaola y LaCruz son cantones que, de acuerdo con el índice derezago social (IRS)44 se caracterizan por mostrar unmenor desarrollo social con respecto a otros lugaresdel país (González, M.E.,2002), condición quecontribuye a su vulnerabilidad ante los desastres.

En el año 2002, las poblaciones de 51 canto-nes sufrieron algún grado de daño por inunda-ción sobre sus bienes, infraestructura pública osistemas productivos. El impacto por desliza-mientos afectó a 47 cantones. Desastres extremosy de menor intensidad por la multiamenaza ainundación y deslizamientos se dieron en 36cantones. En San José, los cantones al sur, como

Desamparados, Alajuelita y Aserrí, y los que seubican al norte y al este, como Coronado y Cu-rridabat, respectivamente, son localidades conuna alta recurrencia de este tipo de amenazas. Lomismo sucede en Cartago, específicamente enOreamuno, Alvarado, Turrialba, Jiménez y Paraíso(recuadro 4.13). El cantón primero de Puntarenas,además de Esparza, Buenos Aires y Corredores, asícomo Santo Domingo, Santa Bárbara, San Isidro yel propio cantón central de Heredia, muestrantambién este comportamiento. Lo mismo sucede,en el caso de la provincia de Alajuela, en San Ra-món, Grecia, Valverde Vega y el cantón central.

Otro desastre asociado con un evento naturalque se presentó en el 2002 fue una tromba ma-rina45 que afectó a algunos barrios del cantóncentral de Puntarenas y produjo daños en más de40 viviendas. Asimismo, varias marejadas perju-dicaron a las poblaciones costeras del Pacífico yel Caribe; en este caso el daño mayor fue econó-mico, pues el rompeolas de Caldera resultó afec-tado en un 60%. El diseño del rompeolas omitióregistros de olas máximas para calcular la resis-tencia de la estructura (Lizano, 2002), una faltade previsión que implicará una inversión de unmillón de dólares para la reconstrucción. Losoleajes extraordinarios, pero no poco recurren-tes46, que se presentaron en mayo, tuvieron unaintensidad que superó los rangos promedio, locual ocasionó un descenso en la afluencia del tu-rismo, en perjuicio de la economía local.

C A P I T U L O 4 / A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A E S T A D O D E L A N A C I O N 271

RECUADRO 4.13

El evento de agosto del 2002 en el cerro Loaiza deOrosi puso en evidencia los niveles de riesgo que, co-mo resultado de procesos sociales y económicos histó-ricos, existían en la localidad desde mucho tiempo an-tes y que no fueron objeto de una intervención que loscorrigiera acertada y oportunamente. La elevada preci-pitación, prácticas y usos de la tierra inadecuados, sa-turación de los suelos en laderas de fuerte pendiente,deforestación y carencia de sistemas de drenaje apro-piados son, entre otras, las causas del flujo de lodo cu-yos daños incluyeron 13 casas destruidas, 7 personas de-saparecidas y la evacuación de 21 familias que esperanser reubicadas, junto con otras cuyo proyecto habitacionalcomenzaría a construirse en la misma área del desastre.

Durante varios años, distintas instancias y actoresfueron partícipes de la intervención que afectó la esta-

bilidad del terreno y llevó a la ocurrencia de ese even-to, por lo cual es muy difícil determinar de dónde pro-vino la acción final que lo detonó. Sin embargo, es evi-dente que no hubo regulación sobre las obras quegestaron la amenaza y el posterior desastre. Este casopone en entredicho la capacidad de los gobiernos loca-les para asumir autónomamente la gestión de sus terri-torios y garantizar la seguridad de los asentamientoshumanos. También plantea desafíos importantes a las ins-tituciones públicas responsables de atender este tipo deacontecimientos y de formular las respectivas políticas deprevención, que no parecen estar ayudando a evitar desas-tres que tienen un costo para los afectados y para el paísen general, tanto en términos económicos como humanos.

Fuente: Bonilla y Brenes, 2003.

Deslizamiento en el cerro Loaiza de Orosi: un riesgo anunciado culmina en desastre

Se requiere consolidar el Sistema Nacional dePrevención de Riesgos y Atención de Emergencias

Los desastres ocurridos en el 2002 ratifican lanecesidad de consolidar el Sistema Nacional dePrevención de Riesgos y Atención de Emergencias,a fin de articular, por medio del quehacer del Esta-do, la sociedad civil y el sector privado, políticastendientes a prevenir y reducir el riesgo desde sugestación, antes que desde el desastre mismo.

El más reciente modelo del Plan Nacional deDesarrollo Urbano (PNDU) representa una exce-lente oportunidad para promover una gestióncorrectiva y prospectiva del uso del territorio, enlo que respecta a la reducción del riesgo en laGAM (recuadro 4.14) Este instrumento puedeayudar a disminuir la frecuencia e intensidad conque ocurren eventos dañinos, tales como acci-dentes tecnológicos y las frecuentes inundacio-nes originadas por el mal estado del alcantarilla-do pluvial. En las principales ciudades dentro yfuera del área metropolitana de San José, la in-tensidad de las lluvias, el inadecuado manejo de

Los desastres que tienen su origen en activida-des humanas también estuvieron presentes en el2002, especialmente episodios asociados al derra-me y escape de materiales peligrosos. Se reporta-ron 12 accidentes relacionados con los procesos demanipulación, descarga, almacenamiento o trans-porte de materiales como gas licuado, gas cloro, al-cohol, gas freón, gasolina, gas amoníaco, pólvora yplaguicidas. Cinco personas murieron por explo-siones en varios de esos accidentes y más de 2.000resultaron afectadas en diferentes grados.

Este tipo de desastres llamó la atención de laDefensoría de los Habitantes, dado el incremen-to en su frecuencia y gravedad. La responsabili-dad de controlar y dar seguimiento a la normati-va que regula el manejo, transporte, suministro yalmacenaje de materiales peligrosos se atribuyefundamentalmente al Ministerio de Salud, perola ley también otorga responsabilidades a otrosorganismos, que deben contribuir en la fiscaliza-ción y control de la observancia de las regulacio-nes, lo que hace de esta una tarea de múltiplessectores e instancias, como los gobiernos locales.

272 E S T A D O D E L A N A C I O N A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A / C A P I T U L O 4

RECUADRO 4.14

Al cierre del año 2002 la Secretaría Técnica del PlanNacional de Desarrollo Urbano (PNDU) había completa-do dos fases de trabajo y estaba ejecutando la tercera. Lafase I se realizó durante el primer semestre del 2001, yconsistió en un proceso conceptual, metodológico y par-ticipativo que desembocó en la construcción de una “vi-sión” y un “modelo” para el desarrollo del territorio na-cional. La fase II, que se llevó a cabo en los primerosmeses del 2002, avanzó en términos metodológicos, ins-trumentales y de contenido con respecto a la fase ante-rior. En esta fase se seleccionaron varias áreas de actua-ción a nivel de herramientas (planes) y proyectosexistentes. La fase III consiste en la elaboración del Plande Desarrollo Urbano de la Gran Área Metropolitana(Plan GAM) (PNDU, 2003). El financiamiento de este planse ha logrado mediante un proyecto de cooperación téc-nica no reembolsable con la Unión Europea, y se prevéconcluirlo en un plazo cercano a cuatro años.

Uno de los pilares del Plan GAM es el sistema urba-no ambiental, que vincula las áreas protegidas y losparques nacionales con las ciudades y sus zonas ver-des, a través de los cauces de los ríos. Elementos natu-rales como grandes zonas protegidas se unirán a

elementos construidos como calles y avenidas, las cua-les deberán ser arborizadas en la medida de lo posible.A este sistema se integrarán el manejo de los desechoslíquidos y sólidos, el tratamiento de las aguas servidasy el establecimiento de pequeñas plantas de genera-ción hidroeléctrica alimentadas por caudales de agualimpia cada vez mayores. El sistema permitiría contro-lar avenidas de aguas, inundaciones, evitar la construc-ción en áreas vulnerables y peligrosas, y contar conáreas recreativas para la población. De esta manera laciudad integraría sus ríos, cañones y paisajes naturalesal paisaje urbano. La ciudad dejaría de darle la espaldaa los ríos y promovería su aprovechamiento y disfrute.

Otras iniciativa complementaria en marcha, y de la cualse esperan todavía sus resultados, es el Plan Director Urba-no del cantón de San José, que busca un ordenamiento ur-banístico integral del cantón, para convertirlo en un centroeconómico funcional y competitivo, con condiciones am-bientales que mejoren la calidad de vida y la seguridad desus habitantes y lo hagan atractivo para el turismo.

Fuente: PNDU, 2003 y Klotchkov, 2003.

Plan Nacional de Desarrollo Urbano todavía sin ejecución

la basura, la impermeabilización de los suelos, eltipo de material y el diámetro del alcantarilladosiguen provocando inundaciones urbanas. Sibien la raíz del problema y su solución tienenuna expresión nacional, es a las municipalidadesa quienes, en primera instancia, les compete re-solver esta situación47.

El período actual puede ser un momento clavepara que el PNDU logre avances en aspectos comouna mayor atención a los espacios naturales queforman parte del medio urbano en expansión, eldesarrollo de asentamientos humanos espontá-neos, usualmente relacionados con altos niveles devulnerabilidad a desastres y otros asuntos apre-miantes que se han constituido en impulsores denuevas condiciones de riesgo para la población.

La normativa sobre riesgo antecede a la crea-ción de la Ley Nacional de Emergencia. La Cons-titución Política, en su artículo 50, establece quetoda persona tiene derecho a un ambiente sano yecológicamente equilibrado; por ello, está legiti-mada para denunciar los actos que infrinjan esederecho y para reclamar la reparación del dañocausado. El Estado garantizará, defenderá y pre-servará ese derecho y la ley determinará las res-ponsabilidades y las sanciones correspondientes.En la legislación nacional existen disposicionesque regulan, controlan y dictan los mecanismosa través de los cuales se fiscalizan y penalizan lasdiferentes actividades que los seres humanos de-sarrollan en el medio socializado y natural, mu-chas de las cuales, sin una apropiada regulación,podrían alterar el ambiente en grados que repre-senten peligro para las poblaciones. Tales dispo-siciones se encuentran, entre otras, en la Ley Ge-neral de Salud, el Código Municipal, la LeyForestal, la Ley de Aguas, la Ley de Biodiversi-dad, el Código Sísmico, la Ley Orgánica Ambien-tal, la Ley de Planificación Urbana, así como encódigos y reglamentos como el de higiene indus-trial y los de emisiones e inmisiones aprobadosen 200248. Es precisamente desde ese ámbito decompetencias institucionales que se debe empe-zar a monitorear el estado de situación de la ges-tión del riesgo (Durán, 2003), materia en que lasorganizaciones del Estado deben partir del hechode que el riesgo seguirá siendo un problema deldesarrollo y no del ámbito de aplicación del ré-gimen de excepción49, por lo que ninguna ins-tancia deberá esperar a que el desastre se mani-fieste para intervenir, asumiendo hasta entoncesla responsabilidad correspondiente.

En este sentido, algunas disposiciones relacio-nadas con directrices y políticas públicas aplicadaspor distintas administraciones gubernamentales en

el pasado, han pretendido resolver problemas deorden social recurriendo a una excesiva flexibili-zación de la normativa legal, lo que finalmenteha contribuido a gestar nuevas amenazas y con-diciones de vulnerabilidad. Tal es el caso de losdecretos que han legitimado tugurios mediantela instalación y prestación de servicios públicos yla autorización de asentamientos en áreas inade-cuadas, con el propósito de satisfacer necesida-des de vivienda, obviando los criterios técnicosbásicos para la seguridad de esos asentamientos.En estos casos, con visión “cortoplacista” se harestado importancia a la seguridad de la pobla-ción, particularmente de aquella con menores ni-veles socioeconómicos.

El Decreto Ejecutivo 29415-MP-MIVAH-MI-NAE legitimaba las atribuciones de un decretoanterior50, mediante el cual se pretendía romperel anillo de contención para el desarrollo urbano-basado en la creación de “zonas protectoras”-que fue establecido por el Plan Regional de De-sarrollo Urbano de la GAM. Estos decretos sur-gieron como una medida para edificar urbaniza-ciones y reducir el déficit habitacional del país,pero el segundo en publicarse, en abril del 2002,fue derogado cinco meses después, al ser desca-lificada la consideración de que los estudios enlos cuales se basó el establecimiento del anillo decontención de la GAM eran obsoletos. Tal deroga-toria es una decisión prospectiva, que viene a anti-cipar y prevenir los riesgos que se habrían genera-do como consecuencia de un desarrollo intensivode asentamientos de interés social. Estos asenta-mientos serían construidos en las “zonas especialesde protección” bajo una autorización de excepciónque permitía la ocupación de tierras en áreas deelevada altitud y fuertes pendientes.

En lo que respecta a la coordinación intersec-torial, múltiples consultas y talleres organizadosy conducidos por la Secretaría Ejecutiva del CE-PREDENAC en los últimos dos años, han permi-tido identificar que las acciones desplegadas porlas diferentes instituciones no sólo están desarti-culadas intersectorialmente, sino desvinculadasde una propuesta de desarrollo nacional. La au-sencia de un Plan Nacional de Emergencia es se-ñalada por las instancias que conforman el Siste-ma Nacional de Prevención de Situaciones deRiesgo Inminente y de Emergencia51, como unode los elementos que ha dificultado su efectivaarticulación en el Sistema, cuya conceptualiza-ción y responsabilidades no están claramente de-finidas en la Ley Nacional de Emergencia, n°7914 (Durán, 2003). Para la CNE, una políticacoherente de gestión del riesgo podrá hacerse

C A P I T U L O 4 / A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A E S T A D O D E L A N A C I O N 273

Asociación Mundial del Agua (GWP), con el de-sarrollo del proyecto “Diálogo sobre agua y cli-ma”, enfrentaron el reto de proponer un “Marcoregional de adaptación al cambio climático paralos recursos hídricos en Centroamérica”. Esteinstrumento fue presentado en el 2002, en SanJosé, como parte del “Diálogo centroamericanosobre el agua y el clima” y constituye una contri-bución a un proceso regional que apenas inicia.

Los escenarios pesimistas de cambio climáti-co para el año 2100, presentados en la “Primeracomunicación nacional ante la Convención Mar-co de las Naciones Unidas sobre Cambio Climá-tico” (MINAE, 2000), anuncian condicionespreocupantes en el comportamiento de los re-cursos hídricos en el país (recuadro 4.15). En el

efectiva cuando la articulación del aparato institu-cional, la sociedad civil organizada y el sector pri-vado, conformen final y formalmente el SistemaNacional de Prevención, el cual encontrará unapoyo de direccionamiento en el nuevo Plan Na-cional de Emergencia52, una vez que culmine suetapa de reformulación (Bonilla y Brenes, 2003).

Adaptación al cambio climático: primeros pasos sobre el agua

El cambio climático implica alteraciones delentorno que sitúan al istmo centroamericano enun escenario de riesgo particular. La Unión Mun-dial para la Naturaleza (UICN), el Comité Regio-nal para los Recursos Hidráulicos (CRRH) y la

274 E S T A D O D E L A N A C I O N A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A / C A P I T U L O 4

RECUADRO 4.15

Si continúan en aumento las emisiones de gases deefecto invernadero, en Costa Rica se dará un aumentode temperatura y una reducción general en las lluvias,

además de una oscilación más marcada entre la épocaseca y la lluviosa (cuadro 4.11)

La “Primera comunicación nacional ante la Conven-ción Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Cli-mático” estudió la vulnerabilidad de los recursos hídri-cos en las cuencas de los ríos Reventazón, Grande deTérraba y Grande de Tárcoles. Allí se exploró el compor-tamiento de la escorrentía para ambas vertientes, anteaumentos de temperatura y oscilaciones en las precipi-taciones. Al aumentar la precipitación entre un 10% yun 15%, la escorrentía crecería entre un 23,8% y un75,5%. En el caso contrario, al reducirse las lluvias, seperdería entre el 5% y el 29% de escorrentía. Estoscambios se darían en la transición entre la época secay la lluviosa, e incidirían en la frecuencia e intensidad

de las inundaciones, como resultado de la modificaciónen la intensidad, duración y distribución de las lluvias,acompañada de erosión y arrastre de sedimentos. Losefectos de las sequías se verían acentuados por las al-teraciones en el balance hídrico y las temperaturas,producto del cambio climático. Se vería reducida la ca-pacidad de generación hidroeléctrica y de riego, lo cualgeneraría impactos económicos de gran escala. Algu-nas zonas costeras de alta densidad de población, co-mo la ciudad de Puntarenas, se verían amenazadas porla elevación del nivel del mar.

Fuente: MINAE, 2000.

Escenarios de riesgo en Costa Rica producidos por el cambio climático

CUADRO 4.11

Escenarios pesimistas de cambio climático en Costa Rica. 2100a/

Zonas más afectadas Cambios en Cambios en Meses con cambiostemperatura (ºC) precipitación más severos

Guanacaste + 3,8 -63% Cambios, en Zonas norte y noreste + 3,2 -49% la época seca:Sur del país + 3,5 -46% de marzo a mayo

a/ Símbolo + significa aumento; símbolo – significa reducción.

peor de los escenarios, si las emisiones globalesde gases de efecto invernadero mantienen la cur-va actual de aumento, en Costa Rica se darántemperaturas hasta 3,8°C más altas y reduccio-nes de hasta el 65% en las lluvias, así como unaeventual elevación del nivel del mar. La vulnera-bilidad actual del país ante fenómenos hidrome-teorológicos debe ser estímulo suficiente pararealizar, desde ahora, importantes cambios en lasformas en que se hace uso del agua y se enfren-tan amenazas relacionadas con ella. La prepara-ción de la sociedad para los efectos del cambioclimático es un reto para la gestión ambiental, yla del riesgo en particular.

Transiciones repentinas de sequías prolonga-das a inundaciones violentas, son característicasde la alteración del comportamiento hidrológico,e irían acompañadas por pérdidas en la agricul-tura, aumento del riesgo de incendios forestales,escasez de agua para el consumo humano e in-cremento en la erosión costera, entre otros. Ladisminución de los caudales de los ríos conlleva-ría pérdida de potencial de generación de energíahidroeléctrica y dificultades en el desarrollo deactividades de recreación y de transporte fluvial.

Las acciones que busquen de manera “proactiva”reducir la vulnerabilidad de la sociedad ante la oscila-ción entre los extremos climáticos, forman la base delproceso de adaptación al cambio climático53, que in-cluye la inversión de recursos y conocimientos en eldesarrollo de capacidades nacionales y locales para re-sistir precipitaciones fuertes en lapsos cortos y paraenfrentar prolongados períodos de sequía.

Entre las medidas preventivas figuran los pro-gramas de manejo y conservación de cuencas es-tratégicas captadoras de agua y el ordenamientodel uso de la tierra sobre las costas. La adaptaciónanticipada permitiría aumentar las capacidades deabsorción de sistemas naturales ante cambios en elclima, la escorrentía y las mareas extremas.

La región cuenta con varios instrumentos yprocesos afines en curso, como lo son el PlanCentroamericano del Agua (PACADIRH), las la-bores del GWP para desarrollar una caja de herra-mientas, los foros regionales y nacionales sobreagua y clima, y el proyecto del PNUD-GEF, sobreadaptación al cambio climático. Costa Rica puede

contribuir a una nueva cultura del agua, comoparte de un proceso firme de adaptación a losriesgos climáticos que enfrenta Centroamérica.

En las zonas costeras, los efectos del cambioclimático se manifiestan como drásticas transfor-maciones en el litoral, tales como la erosión degrandes extensiones costeras o bien el depósitode sedimentos, muchos de ellos provenientes deluso inadecuado del suelo. Ambos procesos ten-drían efectos perniciosos sobre la producción yel desarrollo económico y social de las zonas in-volucradas. La Escuela Centroamericana de Geo-logía de la UCR investiga la zona costera y elfrente montañoso aledaño en el Pacífico Central.Las zonas constituidas por materiales sin conso-lidar (gravas, arenas, limos y arcillas) son alta-mente vulnerables a los cambios en el nivel delmar por efectos naturales o antrópicos, como de-sarrollos urbanísticos y turísticos mal planifica-dos y ejecutados sin tomar en cuenta la dinámi-ca litoral. Las zonas que evidencian altas tasas deerosión, del orden de 10-20m/año horizontales,son las desembocaduras de los ríos y quebradas,así como playas longitudinales sin promontoriosrocosos (acantilados) que las protejan, tales co-mo Esterillos, Uvita, Isla Damas, estero Bejuco,ríos Parrita y Tárcoles. Debido a las inundacionesde las zonas bajas, anticipadas por el cambio cli-mático, se producirá la migración de personashacia espacios dentro del frente montañoso cos-tero, que incluyen además los acantilados coste-ros. Aquí se da otra problemática para la forma-ción de los nuevos asentamientos: la existenciade áreas que, por sus características litológicas,estructurales y de relieve, son susceptibles a des-lizamientos y flujos de escombros y lodo. Estasáreas incluyen los sectores comprendidos entreHerradura, Quebrada Ganado y Jacó, donde secartografiaron deslizamientos de importanciaoriginados por fuertes lluvias como factor dispa-rador. Los planes nacionales de manejo costerodeben tomar en cuenta estos fenómenos; asimis-mo, es necesario extender los estudios geológicose interdisciplinarios al resto de las zonas costerasdel país, de tal modo que la información genera-da permita dictar pautas por seguir en las próxi-mas décadas (Jiménez, A. 2003).

C A P I T U L O 4 / A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A E S T A D O D E L A N A C I O N 275

276 E S T A D O D E L A N A C I O N A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A / C A P I T U L O 4

Julio Jurado FernándezProcuraduría General de la República

A la hora de introducir en la Constitución uncapítulo sobre garantías ambientales, es impor-tante que esté clara y expresamente formuladala vinculación entre el desarrollo económico, so-cial y humano, y la definición de las políticas pú-blicas que procuren que ese desarrollo sea sos-tenible desde el punto de vista ambiental.

Por otra parte, la rendición de cuentas enmateria ambiental, como principio, debe serformulada normativamente, de manera talque, por un lado, sea un instrumento de con-trol ciudadano sobre la actuación de los pode-res públicos en lo que a la tutela del ambien-te se refiere y, por otro, dé pie a formas departicipación ciudadana en relación con la eje-cución de las políticas públicas ambientales. Esindispensable que la rendición de cuentas es-té asociada al derecho a la información enmateria ambiental, de modo que no sólo lospoderes públicos estén obligados a brindarla,sino también los sujetos de derecho privado.

Es necesario reformular ciertos derechos in-dividuales consagrados en la Constitución, co-mo son el derecho de propiedad privada y elde empresa, de forma tal que su ejercicio estévinculado al cumplimiento de una funciónambiental o ecológica. En la Constitución de-be señalarse expresamente que correspondeal legislador concretar las limitaciones que dedicha función se derivan.

Un capítulo de garantías ambientales debeestablecer los instrumentos jurídicos para en-frentar adecuadamente los problemas ambien-tales asociados al desarrollo urbano. En estesentido, es imprescindible redefinir las relacio-nes y competencias entre la administración am-biental nacional y los gobiernos municipales,para que los planes de desarrollo urbano sean

MINIFORO

Garantías ambientales: una propuesta de reforma constitucional

¿Tiene sentido la reforma? ¿Bajo cuáles consideraciones?

Gabriel Quesada AvendañoMovimiento ecológico costarricense, autor dela primera propuesta del texto de reforma.

La gran transformación jurídico-administra-tiva para proteger el ambiente que experi-mentó el país a finales del siglo XX, incluyó laenmienda al artículo 50 de la Constitución,sobre el derecho a un ambiente sano y la res-ponsabilidad del Estado, de garantizar, defen-der y preservar ese derecho. Sin embargo, es-tos derechos, deberes y obligaciones que tienenel Estado y la sociedad cambian muy lentamen-te y los problemas ambientales aumentan enmuchos frentes. El gobierno, la empresa priva-da, la mayoría de las organizaciones no guber-namentales y la sociedad no han dado respues-tas y soluciones contundentes a tan gravesituación. Hoy los parques nacionales se en-cuentran en una grave crisis administrativa y fi-nanciera, a pesar de que existen compañías pri-vadas que generan millones de colones con losrecursos de esas áreas protegidas.

Por tanto, es fundamental incluir en laConstitución un título de Garantías Ambien-tales que responda al interés público, paraque los derechos ecológicos sean debidamen-te tutelados por el recurso de amparo y la ac-ción de Inconstitucionalidad como derechosfundamentales. La propuesta de texto de losartículos pertinentes para un nuevo título enla Constitución sobre derechos y garantíasambientales dice así:

■ El Estado garantiza, defiende y preserva elderecho a un ambiente físico, biológico,cultural, económico, social y humano eco-lógicamente sostenible, para asegurarleuna mejor calidad de vida a todos los habi-tantes de la nación.

C A P I T U L O 4 / A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A E S T A D O D E L A N A C I O N 277

Gabriel Quesada AvendañoMovimiento ecológico costarricense, autor dela primera propuesta del texto de reforma.

■ El Estado garantiza, defiende, preserva y man-tiene el dominio absoluto, inalienable e im-prescriptible, sobre el aire, el agua, el subsue-lo, el suelo, la diversidad biológica y suscomponentes, así como los minerales, los hi-drocarburos, los recursos energéticos, coste-ros, marinos, el mar patrimonial, la zona marí-tima de exclusión económica y las áreasprotegidas de la nación. Mediante la Ley, el Es-tado regulará su uso y aprovechamiento públi-co y privado, para que el mismo sea de con-formidad con las reglas de la ciencia, la técnicay el interés público. El Estado fomentará el usode formas de energía y tecnologías limpias ysostenibles. Sólo se permitirá el uso del am-biente y de las fuentes energéticas de confor-midad con los principios aquí establecidos.

■ Toda persona tiene derecho a un ambiente fí-sico, biológico, cultural, económico, social yhumano ecológicamente sostenible. El respetoal ambiente y el uso adecuado de los recursosnaturales son deberes de todos los habitantes.

■ Toda actividad pública o privada que afecteel componente bioquímico y genético delpaís, estará obligada a cumplir las reglas yprincipios de una efectiva gestión ambiental,con el fin de garantizar un desarrollo ecoló-gicamente sostenible.

■ El Estado fomentará una ética colectiva enmateria ambiental a través de la educación.

■ Una institución científica pública aportará alEstado los criterios que se requieran para elestablecimiento de las políticas ambientalesy un desarrollo ecológico, económico y so-cialmente sostenible.

■ Toda persona está legitimada para denunciarlos actos que pongan en peligro los dere-chos y garantías establecidas en este Título yreclamar la reparación del daño causado. Lasacciones para evitar y corregir situaciones dedeterioro ambiental son públicas. La Ley deter-minará las responsabilidades y las sancionesde las personas naturales y jurídicas en mate-ria ambiental, incluyendo el criterio de duda afavor del ambiente.

Julio Jurado FernándezProcuraduría General de la República

instrumentos de gestión ambiental que respon-dan a las políticas públicas ambientales.

También convendría regular en la Constitu-ción el marco general relativo a los bienes públi-cos ambientales, pues es importante fijar el ré-gimen jurídico básico de su uso y explotación,establecer la distinción entre los que son de ca-rácter demanda (de dominio público) y los queno lo son, e introducir una reserva constitucio-nal respecto de los primeros, de suerte que niaun el legislador pueda desafectarlos.

En síntesis, lo urgente es que la Constitu-ción establezca con claridad cuáles han de serlos principios ambientales que presidirán la ac-tuación del Estado y demarcarán el campo enque los particulares ejercen sus derechos, es-pecialmente aquellos que están protegidospor la Constitución, como el derecho a la pro-piedad privada y a la actividad empresarial.Asimismo, debe establecerse una reservaconstitucional respecto de determinados bie-nes ambientales y configurar instrumentos ju-rídicos que, por un lado, vinculen la actuaciónestatal a la promoción del desarrollo sosteni-ble, particularmente en lo que tiene que vercon el desarrollo y la planificación urbana y,por otro, permitan a los ciudadanos controlara la administración pública ambiental y parti-cipar en la ejecución de las políticas públicasambientales.

278 E S T A D O D E L A N A C I O N A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A / C A P I T U L O 4

10 Información brindada por Donald Rojas (Mesa Indígena) y Carlos Her-

nández (Mesa Campesina).

11 En estas comunidades los criterios evaluados son: aguas para consu-

mo humano, disposición de desechos sólidos, líquidos domésticos y verti-

dos industriales, señalización de carreteras, educación ambiental, aten-

ción integral de la salud, protección de los recursos hídricos y seguridad

policial y ambiental.

12 En la literatura en torno a este tema se denuncian los abusos que a ni-

vel internacional se han cometido contra pueblos indígenas a través de al-

gunas políticas conservacionistas, las cuales son calificadas por sus de-

tractores como “primitivismo forzoso” (Colchester, 1995; Alcorn, 1993).

13 Cabe mencionar el mapa de ecosistemas de Centroamérica recién pu-

blicado, en el que se incluye una amplia variedad de ecosistemas no-fo-

restales, tales como lagunas, sabanas naturales, etc., que enfatizan la im-

portancia de ver los ecosistemas como paisajes

(http://www.worldbank.org/ca-env), y no solamente como bosques gran-

des y densos.

14 La comparación se ve limitada por las diferentes calidades de las imá-

genes de satélite, y por el hecho de que la imagen de 2000 se tomó en un

momento mucho más húmedo que la imagen de 1986.

15 Un factor que ha contribuido a la diferencia en los cálculos de área fo-

restal en los últimas décadas ha sido la introducción de los SIG electróni-

cos y el análisis de imágenes de satélite. Una limitante en el mapeo en pa-

pel es la incapacidad de representar objetos de menos de un par de

milímetros de diámetro; en espacios tan pequeños, es imposible distinguir

colores o patrones de relleno que codifican el mapa, por lo que no se in-

cluyen áreas menores de cierto tamaño y áreas pequeñas de bosque pue-

den no ser contabilizadas. El mapa de cobertura de bosques de 1977 fue

hecho en una escala de 1:1.000.000. De los 147 polígonos que describen

la cobertura, 143 son mayores a 200 hectáreas. El uso de la computadora

y el manejo de datos SIG elimina hasta cierto punto estas limitaciones en

el cálculo de cobertura.

16 Para poder desembolsar las cuotas anuales, el FONAFIFO debe solicitar

a los beneficiarios de los proyectos, algunos requisitos legales

relacionados con la propiedad y los Planes de Manejo.

17 Un 73,8% correspondía a contratos de PSA-Protección, y representaba

el 85,5% de toda el área de la muestra.

18 5,3 millones de dólares (US$ = 366 colones).

19 Según el oficio MAG-DSFE 468-2003, que resume el resultado de la in-

vestigación. No se investigó la presencia de sustancias contaminantes en

el sustrato, ni cambios eventuales en las comunidades del fondo subma-

rino o bentónicas.

Notas

1 Este tratado también se conoce como Convenio de La Antigua. Para más

información puede consultarse el sitio http://www.unep.ch/seas/nep-

cap.html.

2 Los principales objetivos de esta política son: 1. Promover mecanismos

y fortalecer la capacidad institucional en los ámbitos regional, nacional y

local, para conservar y utilizar racionalmente los humedales. 2. Promover

y reforzar la coordinación de las acciones planteadas en el PACADIRH y el

manejo integrado de cuencas hidrográficas compartidas con un enfoque

de manejo de ecosistemas que integre bosques, sistemas riberinos, hume-

dales continentales y humedales costero-marinos. 3. Impulsar la valora-

ción económica de los humedales de aplicabilidad regional, como un ins-

trumento eficaz de facilitación en la toma de decisiones políticas. 4.

Apoyar la instrumentación de las resoluciones de la Convención Ramsar,

el Convenio sobre Diversidad Biológica, la Convención de Lucha contra la

Desertificación y la Sequía, la Convención Marco sobre de Cambio Climá-

tico, la Convención Interamericana para la Protección y Conservación de

Tortugas Marinas y el Convenio de Cartagena, entre otros.

3 Esta lora habita desde el noroeste costarricense hasta el suroeste de

México y se encuentra amenazada por la destrucción de su hábitat y el

comercio ilegal de pichones para mascotas. Todos los países de distribu-

ción de esta especie (Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, Honduras, Gua-

temala y México) apoyaron la propuesta, incluso Nicaragua, el único país

que exportaba legalmente esta especie. Su inclusión en el apéndice I de

CITES en el 2002 permitirá contribuir a la conservación de una de las es-

pecies más vulnerables de la región, y contribuiría a la revisión del grado

de sostenibilidad de algunos esquemas de uso de fauna para el comercio

internacional.

4 Por ejemplo, en el puerto de Puntarenas, una jueza devolvió un decomi-

so de artículos de carey al serle presentada una patente para dicho comer-

cio otorgada por la Municipalidad, a pesar de que tal comercio es prohi-

bido bajo el Convenio CITES, la Convención Interamericana para la

Protección y Conservación de las Tortugas Marinas, y leyes nacionales co-

mo la Ley de Conservación de la Vida Silvestre y la recién aprobada Ley

8325, de Protección, Conservación y Recuperación de las Poblaciones de

Tortugas Marinas (Madrigal, 2003).

5 Decreto Ejecutivo 30719-MINAE del 2 de octubre de 2002.

6 Decreto Ejecutivo 30344-MINAE del 15 de mayo de 2002.

7 Decreto Ejecutivo 30479-MINAE del 12 de junio de 2002.

8 El texto completo de la Agenda puede consultarse en www.sinac.go-

.cr/asp/documentos/documentos.htm.

9 Se han ejecutado o están en construcción 24 proyectos de infraestruc-

tura accesible para personas con discapacidad en 14 ASP, que incluyen 12

parques nacionales (Volcán Poas, Irazú, Arenal, Turrialba, Tapantí-Macizo

de la Muerte, Rincón de la Vieja, Palo Verde, Manuel Antonio, Carara, Cor-

covado, Tortuguero y Santa Rosa), el Monumento Nacional Guayabo y el

Refugio Nacional de Vida Silvestre Caño Negro.

20 Se basa en los límites marinos acordados mediante un tratado con Pa-

namá, y los que se encuentran en proceso de aprobación y ratificación con

Ecuador y Colombia, así como en la interpretación de límites con Nicara-

gua y los límites con Alta Mar (aguas internacionales), según la Conven-

ción de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, de 1982.

21 Una revisión de la investigación marina de aguas nacionales encontró

que, de 637 artículos científicos publicados, principalmente de estudios

hechos en el país, la mayor parte se ha centrado en ecosistemas de arre-

cife, seguidos por los de manglares (Cortés y Nielsen, 2003).

22 Decreto 29834-MINAE, del 10 de octubre de 2001.

23 El precio de mercado es de 250 colones por huevo, con la oferta pre-

sionada bajo el control. Este precio descendería si disminuyeran los con-

troles y se incrementara la oferta. Además, la actividad de venta de hue-

vos en el Refugio es ilegal e insostenible, pues proyecta la población hacia

la extinción.

24 Más información sobre este proyecto puede obtenerse por medio de

[email protected], o www.anaicr.org.

25 Para más información consúltese http://www.cimar.ucr.ac.cr/informa-

cion_mareas_rojas.htm.

26 La pausa se nota especialmente en las especies costeras, que tuvieron

una reducción de sólo el 0,13% respecto a las capturas del 2001, frente a

la reducción del 15,4%, experimentada entre el 2000 y el 2001. Por otra

parte, las capturas de crustáceos se incrementaron levemente (6,1%), lo

mismo que las de los moluscos (7,7%), en comparación con reducciones

de 32% y 36%, respectivamente, sufridas en el período anterior.

27 La empresa Sardimar cumple estrictamente tanto las disposiciones de

la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT), como las normativas

y regulaciones del Acuerdo Internacional para la Conservación de los Del-

fines (APICD), asegurándose de comprar atún que haya sido pescado si-

guiendo estas normas. La empresa ha venido participando activamente en

ambas convenciones internacionales, como parte de la delegación de Cos-

ta Rica.

28 Las fuentes de estos datos son la Dirección Sectorial de Energía, el

Consejo de Seguridad Vial (COSEVI) y el Registro Nacional de Vehículos.

29 El dato de producción del 2000 es de INCOPESCA, y la cifra sobre la

exportación a Estados Unidos del Servicio Nacional de Pesca de ese país.

30 Decreto Ejecutivo 30653 S-MAG-MINAE-MEIC.

31 La Comisión de Asuntos Ambientales de la Asamblea Legislativa ha

realizado talleres de consulta a la sociedad civil y demás sectores en dife-

rentes zonas del país, con el propósito de democratizar y desconcentrar el

proceso de retroalimentación (Jiménez, Q., 2003).

32 Para cumplir con los pagos durante el primer año, la ESPH compró al

FONAFIFO certificados de servicios ambientales (CSA) por un total de

$9.100. De este monto, 4 dólares/ha son destinados a FONAFIFO para cu-

brir costos adicionales por administración y certificación. A la fecha, los

contratos formalizados bajo esta alianza representan un total de 311 hec-

táreas y los montos cancelados ascienden a 3.161.387 colones.

33 Este proyecto está orientado a evaluar la cantidad, calidad, vulnerabi-

lidad y disponibilidad del recurso para actuales y futuras necesidades, a

fin de gestionar su uso sostenible. Cubre los acuíferos Barva y Colima Su-

perior e Inferior. Incluye el inventario de pozos concesionados e ilegales,

para un conocimiento preciso de la disponibilidad y para planificar su uso

según la curva de demanda actual y futura.

34 Las dos primera plantas son del tipo aerobia, la tercera anaerobia y la

última consiste en una laguna de estabilización del tipo facultativa

(Gámez, 2003).

35 En el 2002, varias iniciativas aportaron al conocimiento sobre las

aguas subterráneas: el proyecto “Estudio de los recursos hídricos de las

zonas Barranca, Orotina, Quepos y Dominical” del SENARA y el “Primer

simposio regional sobre manejo integrado de aguas subterráneas: un re-

to para el futuro”, organizado por la Universidad Nacional, del cual se pu-

blicó un libro (Reynolds, 2002).

36 El mapa fue elaborado a partir de la metodología DRASTIC y el Siste-

ma de Información Geográfica. Este método evalúa las principales varia-

bles hidrogeológicas que inciden en la susceptibilidad natural a la conta-

minación del agua subterránea. En el estudio se utilizó el mapa geológico

de Costa Rica, el registro de pozos del SENARA, el mapa de subgrupos de

suelos de Costa Rica, un modelo digital de elevación elaborado a partir de

cartografía 1:200.000 y datos sobre escorrentía y recarga.

37 Decreto 30221-S, del 21 de marzo del 2002, y Decreto 30222-S-MINAE, del

26 de marzo del 2002, publicados en La Gaceta 57 y 60, respectivamente.

38 Se analizó el material particulado de diámetro menor o igual a 10 mi-

crómetros (PM10), plomo (Pb), dióxido de azufre (SO2) y el dióxido de ni-

trógeno (NO2).

39 Fueron medidos: NOx µg/m3, SPM µg/m3 , O3 µg/m3 y SO2 µg/m3.

40 La variabilidad en la velocidad del viento durante el día también deter-

minó que se dieran valores elevados en la primera mitad de la noche, ade-

más del “pico” diurno producido por las emisiones inmediatas. La menor

velocidad del viento en la época lluviosa permite la formación de una ca-

pa límite nocturna muy estable en las áreas planas, de modo que el flujo

del aire y su renovación en esas áreas durante la noche es muy lento (Val-

dés et al, 2003).

41 Inventario de desastres pequeños, medianos y grandes reportados por

la prensa escrita y la Comisión Nacional de Prevención de Riesgos y Aten-

ción de Emergencias (CNE) en todo el país; es una base de datos creada

y manejada por la Red de Estudios Sociales en Prevención de Desastres en

América Latina (LA RED).

C A P I T U L O 4 / A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A E S T A D O D E L A N A C I O N 279

48 Decretos Ejecutivos 30221-S y 30222-S-MINAE, respectivamente, pu-

blicados en marzo del 2002.

49 Ley Nacional de Emergencia, n° 7914, artículo 8: Ámbito de aplicación

del régimen de excepción. El régimen de excepción debe entenderse co-

mo comprensivo de toda la actividad administrativa necesaria para resolver

las imperiosas necesidades de las personas y proteger los bienes, cuando

exista, inequívocamente, el nexo exigido de causalidad entre el suceso pro-

vocador del estado de emergencia y los daños provocados en efecto.

50 Publicado el 12 de febrero 1997, el Decreto Ejecutivo 25902-MIVAH-

MP-MINAE modifica la parte tercera del Plan Regional de Desarrollo Ur-

bano y sus instrumentos legales, con el propósito de romper el anillo de

contención de la GAM y poder así desarrollar proyectos habitacionales de

interés social. El 19 de abril del 2002 se publicó en La Gaceta n° 75 el De-

creto Ejecutivo 29415 MP-MIVAH-MINAE, que incorpora un nuevo inciso

al artículo cuarto del primer decreto en mención, haciendo una excepción

que autoriza la construcción de urbanizaciones en alguna zonas especia-

les de protección, bajo ciertas condiciones particulares. Ese mismo año se

anuló este último decreto por medio del Decreto Ejecutivo 30754-MP-MI-

VAH-MINAE, publicado en el diario oficial el 17 de setiembre.

51 Bajo la coordinación central de la CNE, el Sistema está integrado por

todas las instituciones públicas sectorialmente organizadas, los gobiernos

locales, entidades de la sociedad civil y, por último, las instancias que sir-

ven de enlace entre los ámbitos privado y público, como los comités re-

gionales y locales de prevención de riesgo y atención de emergencias.

52 El Plan Nacional de Emergencia, de 1993, quedó obsoleto con la pro-

mulgación de la Ley Nacional de Emergencia, en 1999.

53 Un listado de medidas de adaptación prioritarias se desprendió del

“Diálogo Centroamericano sobre el Agua y el Clima”. Tal adaptación se

refiere a los ajustes en los sistemas humanos o naturales, en respuesta a

los estímulos actuales o futuros del clima y sus efectos, de modo que se

minimicen los daños y se aprovechen las nuevas oportunidades genera-

das por tales cambios (Mc Carthy et al, 2001).

42 Enero: Decreto de Emergencia MP-30059, por lluvias de variable intensi-

dad en la Zona Norte y la vertiente del Caribe. Mayo: Decreto de Emergencia

MP-30456, por vaguada con lluvias intensas en la provincia de Limón y

Sarapiquí de Heredia. Setiembre: Decreto 30675-MP, por lluvias intensas y

deslizamientos en Orosi de Cartago y Tilarán de Guanacaste. Diciembre: Decre-

to 30866-MP, por frente frío e intensas lluvias en la Zona Norte, algunos can-

tones en Heredia y Cartago y la provincia de Limón en su totalidad.

43 Las estimaciones realizadas responden a los datos disponibles en dife-

rentes medios. Tal información no es generada sistemáticamente ni de

manera continua, por lo que en el estudio se han hecho aproximaciones

con base en criterios indirectos y supuestos lógicos.

44 El IRS es una metodología que se aplicó a la información del Censo de

Población y Vivienda del 2000, con el propósito de establecer las diferen-

cias en el acceso a los beneficios del desarrollo entre zonas geográficas y

grupos específicos de la población nacional.

45 Se trata de un remolino de aire que flota violentamente sobre un gran

cuerpo de agua (mar, lago, río). Se forma entre la base de una nube de tor-

menta o cúmulonimbo y ese cuerpo de agua, adquiriendo generalmente

la forma de un embudo. Suele presentarse en los mares tropicales, por la

constante confluencia de masas de aire caliente y frío.

46 Desinventar registra fenómenos similares para los años 1981, 1983,

1997 y 1998. Durante los equinoccios de primavera y otoño se registran

las mareas más altas en el país. Cuando hay luna nueva o llena, también

se dan mareas altas. El 26 de mayo del 2002 se dio la luna llena; el 27 de

mayo la marea alcanzó alturas superiores al promedio y fueron estas las

que dañaron el rompeolas.

47 En la Asamblea Legislativa existen varios proyectos de ley referentes al

ordenamiento territorial y, en particular, a la transferencia de competen-

cias de este orden a los gobiernos locales.

280 E S T A D O D E L A N A C I O N A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A / C A P I T U L O 4

C A P I T U L O 4 / A R M O N I A C O N L A N A T U R A L E Z A E S T A D O D E L A N A C I O N 281

4CAPITULO

La coordinación general del capítulo correspondió aCarlos Drews.

Se prepararon para el capítulo los siguientes insumos:“El sector forestal costarricense”, de Marielos Alfaro, Marie-la Herrera y Nancy Zamora (UNA-ONF); “Participación en lagestión ambiental”, de Ivannia Ayales y Vivienne Solís (Coo-pesolidar); “Gestión del patrimonio”, de Oliver Bach (UNED-UNA); “Estudio de impacto ambiental: necesidad de armo-nizar la protección ambiental con las actividadesproductivas”, de Guido Barrientos y Eliana Miranda; “Ges-tión del riesgo en Costa Rica”, de Alice Brenes y Adriana Bo-nilla (FLACSO); “Normativa ambiental vigente relacionadacon el ejercicio de la agrimensura con propósitos catastra-les”, de Alvaro Burgos (Municipalidad de San José); “Desa-fíos del Área de Conservación Tortuguero”, de Carlos Calvo(AcTO); “Diagnóstico sobre efectos del cambio climático enla zona costera del Pacífico Central de Costa Rica”, de Gua-ria Cárdenes, Giovanni Peraldo y Luis Guillermo Obando;“Las tortugas marinas de playa Gandoca”, de Didiher Cha-cón; “Algunos valores ambientales de los costarricenses”,de Claudia Charpentier, Noelia Garita, Silvia Mora y NataliaZamora (Programa de Educación de la Biodiversidad, INBio);“El uso de plaguicidas en Costa Rica, efectos sobre la saludpública y el ambiente”, de Fabio Chaverri y Carmen Azofei-fa (IRET); “Área de Conservación Amistad-Caribe: fortaleci-miento de la participación local en la administración de lasáreas silvestres protegidas y sus beneficios”, de Edwin Cyrus(ACAC); “Evaluación de la vulnerabilidad a la contamina-ción del agua subterránea en Costa Rica”, de Jorge Fallas(UNA); “Recursos hídricos: el desafío de consolidar una vi-sión de país”, de Luis Gámez; “El desarrollo energético enel ámbito ambiental”, de Carlos González; “Adaptación alcambio climático: primeros pasos sobre el agua”, de Alejan-dro Jiménez (UICN); “Cambio de uso de la tierra en CostaRica: el mapeo y la deforestación”, de Jeffrey Jones (CATIE);“Valores ambientales de los costarricenses”, de Valeria Len-tini (Proyecto de Valores Ambientales del Costarricense, Uni-mer R. I.); “Estado de los recursos marinos de Costa Rica”,de Moisés Mug y Karina Rodríguez (WWF, UCR); “Costa Ri-ca en la Agenda Ambiental”, de Patricia Madrigal; “Avan-ces en materia de desertificación”, de Felipe Montoya; “Via-lidad en la GAM”, de Rosendo Pujol (PRODUS); “Situaciónde los desechos sólidos ordinarios en Costa Rica”, de SilviaSoto, Lilliana Gaviria e Hilda Quesada (CIPA, ITCR); “Las tor-tugas marinas de Costa Rica”, de Sebastian Troëng; “El airede la Costa Rica urbana”, de Juan Valdés, Alfonso Liao, Jo-sé Morales y Jaime Quesada (UNA); “Los pueblos indígenasy la conservación en Costa Rica”, de Emilio Vargas (UNA). El“Mapa de territorios indígenas de Costa Rica” fue elabora-do por Carlos Sevilla. El recuadro sobre la producción de he-lechos fue un aporte de ACOPEHEL.

Colaboraron aportando información para el capítulo las si-guientes personas: Rosa Angulo y Ángela Avalos (La Na-ción), Luis Fernando Alvarado, Juan Carlos Fallas, SandraSalazar y Werner Stolz (IMN, MINAE), Gerardo Barrantes,

Edwin Vega y Mauricio Vega (Fundación Instituto de Polí-ticas para la Sostenibilidad), Gonzalo Chaves (ARESEP), Jo-sé Pablo Cob (CNFL), Marco Vinicio Corrales (Municipali-dad de San José), Rolando Durán (CNE), Lidier Esquivel ySheily Vallejos (Comisión Nacional de Prevención de Ries-go y Atención de Emergencias), Randall García y VilmaObando (INBio), Francisco González (SINAC), Carlos Her-nández y Gustavo Induni (Equipo Gerencia de Áreas Prote-gidas, SINAC), Jorge Herrera y Susana Rodríguez(Laboratorio de Estudios de Calidad del Aire PECAire)Martha Liliana Jiménez y Yolanda Matamoros (Coordina-dora de la Autoridad Científica de CITES, capítulo CostaRica), Carlos Montero (OVSICORI, UNA), Darner Mora yCarlos Felipe Portugués (ICAA), Jorge Mora (MIVAH), Ol-man Mora y Luis Navarro (CGR), Gabriel Retana, Vivian So-lano y Gustavo Vega (ESPH), Virginia Reyes, Olman Segu-ra y Leiner Vargas (CINPE, UNA), Jenny Reynolds (UNA),María del Rocío Sáenz (Ministerio de Salud), Davis Smith(CEPREDENAC), José Vargas y Asdrúbal Vásquez. Ademásse recibieron aportes de la CRRH, la Defensoría de los Ha-bitantes, la Fiscalía Ambiental del Ministerio Público, ACO-PAC, el periódico Al Día y SENARA.

Un agradecimiento especial por sus comentarios alcapitulo merecen: Pascal Girot (Escuela de Geografía,UCR), Darner Mora (ICAA), Randall García (INBio), Francis-co González y Guillermo Mora (SINAC), Jorge Rodríguez yEduardo Brenes (PNDU) y Juan Manuel Cordero (Defenso-ría de los Habitantes). Se agradece también a Gabriel Que-sada Avendaño y Julio Jurado Fernández por sus aportes al“miniforo” sobre el tema de garantías ambientales, cuyaedición estuvo a cargo de Jimena Vargas.

Los talleres de consulta se efectuaron los días 3 de ju-nio y 30 de julio. Se contó con la asistencia de: FernandoAlvarado, Marielos Alfaro, Marco Araya, Vilma Arias, Ivan-nia Ayales, Stanley Arguedas, Oliver Bach, Javier Baltoda-no, Montserrat Blanco, Alice Brenes, Eduardo Brenes, Car-los Camacho, Álvaro Campos, Carmen Campos, MartaCampos, Ana Rita Chacón, Yolanda Chamberlain, MarcoChávez, José Pablo Cob, Juan Manuel Cordero, José Al-berto Cubero, Carlos Drews, Enrique Fallas, Juan Figuero-la, Roberto Flores, Roberto Fonseca, Luis Gámez, RandallGarcía, Lilliana Gaviria, Geert S. Geut, Francisco González,Gustavo Induni, Jeffrey Jones, Patricia Madrigal, Hilda Ma-ría Quesada, Alonso Matamoros, Alexis Méndez, GuidoMiranda, Eduardo Monge, Darner Mora, Silvia Mora, Car-los Felipe Portugués, Gabriel Quesada, Javier Rodríguez,Jorge Rodríguez, Johnny Rosales, Sandra Salazar, VivienneSolís, Sheily Vallejos, Vera Varela y Leiner Vargas.

La edición técnica del capítulo fue realizada por IsabelRomán y Jorge Vargas.

La revisión y corrección de cifras la realizó Elisa Sánchezcon el apoyo de Roslyn Jiménez, Enrique González y Leo-nardo Merino.