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Informe Final ASOCIATIVISMO JUVENIL EN HONDURAS: SITUACIÓN ACTUAL Y DESAFÍOS Proyecto Asociativismo Juvenil en Centroamérica: Situación actual y desafíos Preparado por: Roberto Bussi Flores Octubre 2006 CONSEJO DE LA JUVEN- TUD DE ESPAÑA CJE ORGANIZACIÓN IBEROAMERICA- NA DE JUVENTUD OIJ FORO LATINOAMERICANO DE JUVENTUD FLAJ

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Informe Final

ASOCIATIVISMO JUVENIL EN HONDURAS: SITUACIÓN ACTUAL Y DESAFÍOS

Proyecto

Asociativismo Juvenil en Centroamérica: Situación actual y desafíos

Preparado por: Roberto Bussi Flores

Octubre 2006

CONSEJO DE LA JUVEN-TUD DE ESPAÑA

CJE

ORGANIZACIÓN IBEROAMERICA-NA DE JUVENTUD

OIJ

FORO LATINOAMERICANO DE JUVENTUD

FLAJ

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TABLA DE CONTENIDO

PRESENTACIÓN ................................................................................................................................ 2

INTRODUCCIÓN ................................................................................................................................. 3

1. METODOLOGÍA DEL ESTUDIO ........................... ........................................................................ 4

2. ANÁLISIS CONTEXTUAL ............................... .............................................................................. 5

2.1. Contexto previo a la década de los años 90 ........ ................................................................. 5 2.2. La década de los años 90 .......................... ............................................................................ 6

4.2.1. Criminalización y represión hacia la juventud .................................................................... 7 4.2.2. Esfuerzos de la Asociación Cristiana de Jóvenes (ACJ), por impulsar un movimiento

nacional de juventud ........................................................................................................... 8 4.2.3. Intentos fallidos de plataformas y asociatividad juvenil ....................................................... 8

2.2.3.1. Primer intento: 1991-1992 .......................................................................................... 8 2.2.3.2. Segundo intento: 1994. .............................................................................................. 9 2.2.3.3. Tercer intento: Red Hondureña de la Juventud. ......................................................... 9

2.3. Contexto del año 2000 al momento presente ......... ............................................................ 10 2.3.1. Años 2000-2003: Post-Mitch. ............................................................................................ 10 2.3.2. Años 2004-2006: La Honduras de hoy ............................................................................. 11 2.3.3. Marco institucional ............................................................................................................ 15 2.3.4. La Ley Marco para el Desarrollo Integral de la Juventud y la Asociatividad Juvenil .......... 16

3. EL ASOCIATIVISMO JUVENIL .......................... ......................................................................... 18

3.1. Antecedentes del asociativismo juvenil actual ..... ............................................................. 18 3.2. Expresiones de asociativismo juvenil del año 2000 a l momento presente ...................... 18

3.2.1. Hilo histórico de la cooperación internacional, ACJ, FES y el FNJ .................................... 18 3.2.2. Gobiernos Estudiantiles, FENAESH y asocio partidario. ................................................... 24 3.2.3. Zona norte del país: el fenómeno de las maras y la asociatividad juvenil en Generación X.

......................................................................................................................................... 25 3.2.4. Otros procesos organizativos: dimensión rural, arte-deporte, temáticas y de corte

tradicional. ........................................................................................................................ 27 3.3. Balance general: aspectos que limitan y/o favorecen el desarrollo del asociativismo

juvenil ........................................... ......................................................................................... 28 3.3.1. Fortalezas ......................................................................................................................... 28 3.3.2. Debilidades ....................................................................................................................... 28

4. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES .................... ........................................................... 29

4.1. Conclusiones ...................................... .................................................................................. 29 4.2. Recomendaciones ................................... ............................................................................. 31

4.2.1. Acerca del fortalecimiento de la base organizativa del asociativismo juvenil .................... 31 4.2.2. Acerca del accionamiento e incidencia de las estructuras del Estado. .............................. 32 4.2.3. Acerca de la construcción de alianzas y perspectiva regional ........................................... 33 4.2.4. Acerca del protagonismo juvenil ....................................................................................... 33

BIBLIOGRAFÍA ...................................... ........................................................................................... 35

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PRESENTACIÓN El Consejo de la Juventud de España (CJE), la Organización Iberoamericana de Juventud (OIJ) y el Foro Latinoamericano de Juventud (FLAJ), firmaron un acuerdo el 15 de febrero de 2006 en Buenos Aires, Argentina, con el fin de contribuir a fortalecer el tejido asociativo juvenil en la región y, conse-cuentemente, promover la participación juvenil como medio de transformación social. En opinión de algunas organizaciones juveniles y especialistas en el tema, con algunas pocas excep-ciones, en América Latina el tejido asociativo juvenil es débil, en muchos casos se encuentra frag-mentado, hay escasez de recursos y falta de interlocución política. Si bien esta apreciación puede ser correcta, no existen estudios en la región que documenten esa realidad ni que planteen la identifica-ción de acciones posibles para superar esas debilidades. En razón de ello, el CJE, la OIJ y el FLAJ acordaron apoyar la realización de dos estudios, uno en el Cono Sur y otro en Centroamérica, orien-tado a conocer la situación actual y desafíos del asociativismo juvenil en la región. El Centro de Estudios y Publicaciones – Alforja, con sede en San José, Costa Rica, fue la entidad responsable de la ejecución del proyecto en la región centroamericana, bajo la supervisión de su Di-rector General, Oscar Jara. El CEP Alforja, a su vez, nombró a José Manuel Valverde Rojas como Coordinador Regional del estudio, quien estableció la metodología, mantuvo estrecha vinculación con las personas responsables en cada país, revisó los informes nacionales y elaboró el informe regional final. El presente informe, contiene los resultados del estudio realizado en Honduras por Roberto Bussi Flores1. La idea es que los resultados de este estudio puedan servir de base a las organizaciones juveniles de la región y, más específicamente, de Honduras, para elaborar una estrategia de fortale-cimiento del tejido asociativo juvenil, tanto en el plano nacional como regional. El contenido de este informe se encuentra organizado en cuatro capítulos. En el primer capítulo se exponen los aspectos relacionados con la metodología utilizada para la realización del estudio. En el segundo capítulo se hace un breve análisis del contexto nacional hondureño, esto con el fin de identi-ficar algunos factores que podrían haber incidido, y continuar haciéndolo, en la construcción y fortale-cimiento de expresiones de asociativismo juvenil. En el tercer capítulo se expone propiamente la si-tuación del asociativismo juvenil en Honduras, tanto desde una perspectiva histórica como actual, y se hace un balance general que evidencia las principales limitantes y potencialidades que enfrenta el asociativismo juvenil en este país. Finalmente, en el cuarto capítulo se presentan las conclusiones a las que se llegó, así como las recomendaciones que, con base en la información recopilada a lo largo del proceso investigativo, podrían ser pertinentes para fortalecer el tejido asociativo juvenil hondure-ño. Esperamos que el esfuerzo que ha implicado la realización de este estudio, sirva para motivar la re-flexión acerca del asociativismo juvenil y de su importancia y protagonismo en la construcción de una población joven empoderada, con posibilidades reales de participación y comprometida con sus obje-tivos y necesidades particulares, pero también con la construcción de una sociedad más justa, equita-tiva y desarrollada en todos los ámbitos.

1 El estudio de Honduras fue inicialmente asumido por Centro de Comunicación Popular de Honduras (CEN-COPH), pero por razones de fuerza mayor, la responsabilidad de continuar con el trabajo fue posteriormente encomendada al señor Bussi, a quien queremos agradecer su colaboración en este esfuerzo.

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INTRODUCCIÓN La realidad que actualmente enfrenta Honduras impone una serie de retos y desafíos que requieren de un abordaje sistemático y cualificado que logre desentrañar un conjunto de soluciones que se orienten a construir una sociedad más justa y humana para todos y todas. En este sentido, la juventud constituye un actor fundamental en el marco posibilitador de esperanzas y anhelos que han de perfilar esa nueva Honduras; sin embargo, esto no será posible de no brindarse un ambiente favorable que permita el desarrollo integral del potencial creador y dinámico de este sec-tor del tejido social, que en la actualidad se debate entre un mar de situaciones conflictivas que limi-tan significativamente ese proceso de desarrollo que requieren los/as jóvenes de Honduras. En el presente estudio, se analizan las características del tejido asociativo de la población joven del país, como una forma de respuesta a las preocupaciones sobre la débil presencia de este segmento poblacional, usualmente desestimado en nuestra sociedad, la cual muestran un carácter adultocen-trista muy arraigado. El objetivo central es contribuir en la construcción de la ciudadanía juvenil a tra-vés del asociativismo, esto en miras de fortalecer la democracia participativa y el desarrollo integral que la misma juventud y el país en general requieren.

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1. METODOLOGÍA DEL ESTUDIO El presente estudio intenta proyectar una imagen representativa y holística del asociativismo juvenil en el país, para lo cual se plantearon los objetivos siguientes:

� Establecer un hilo histórico de las formas y principales acciones que el asociativismo juvenil en Honduras ha promovido, en el marco del desarrollo del país.

� Analizar los impactos socioeconómicos que el país ha vivido y como éste ha afectado la

construcción de la asociatividad juvenil.

� Delinear un conjunto de recomendaciones orientadas al fortalecimiento del asociativismo ju-venil hondureño.

La población meta del estudio estuvo constituida por las expresiones de asociatividad juvenil más representativas que el país posee en este momento, destacándose las asociaciones de estudiantes universitarias, los frentes estudiantiles de los años 70-80, el Foro Nacional de Juventud (FNJ), la Fe-deración Nacional de Estudiantes de Secundaria de Honduras (FENAESH), Generación X, la Iniciati-va del Yeguare y Arte y Acción. Para la realización del estudio se utilizaron diferentes técnicas de investigación de carácter cualitativo y complementarias entre si. Específicamente se efectuó una revisión documental pertinente a la te-mática de juventud en Honduras, se celebraron reuniones con grupos de discusión y se realizaron entrevistas a profundidad con informantes claves de dentro y fuera del asociativismo juvenil. La información recolectada fue procesada y analizada cuidadosamente, procurando respetar los en-foques y visiones que las diferentes fuentes consultadas tienen sobre la temática. No obstante, este proceso de recolección y sistematización conllevó una serie de limitantes entre las que destacan:

� La poca información documental existe que de cuenta de los procesos del país en la mate-ria. Mucha de la información es más una recolección oral de las vivencias de las personas, que experiencias debidamente sistematizadas.

� La alta ventilación de los líderes juveniles que hace complejo el proceso de seguimiento de

las acciones y, por ende, parte del proceso histórico suele perderse con la salida del actor clave de los procesos.

� El lograr establecer valoraciones sociales sin la carga adultocéntrica que figuras adultas

suelen hacer, mediando a su vez las comparaciones históricas entre lo que líderes de anta-ño valoraban de sus movimientos juveniles versus el contexto y la movilidad social del aso-ciativismo juvenil de hoy.

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2. ANÁLISIS CONTEXTUAL

2.1. Contexto previo a la década de los años 90 A esta década se le ha bautizado con el nombre de la “década perdida”, porque tuvo descensos en los indicadores económicos y por los efectos de crisis políticas generados, a través de los grupos de poder autoritarios y grupos denominados de la “insurrección de izquierda”2. La misma se caracterizó por manifestar los efectos de la crisis mundial del capitalismo en el plano político y económico. Honduras fue objeto a finales de la década de las primeras acciones conducen-tes a la elaboración de planes de ajuste estructural impuestos por los organismos financieros interna-cionales para enfrentar el fuerte endeudamiento público, el cual generó a su vez una enorme deuda social, en el marco de procesos autoritarios3. La crisis de los 80 estuvo fuertemente vinculada al precio internacional del petróleo, la reestructura-ción del comercio internacional, el deterioro persistente de la relación de intercambio, la aguda con-tracción de los flujos netos de financiamiento externo y el endeudamiento externo. Esos mismos años fueron también una fuerte lucha ideológica, donde dio con más énfasis la confrontación. Estos años se caracterizaron, además, por las políticas de carácter represivo hacia los sectores que aban-deraban un cambio de las estructuras políticas y de poder en el país. En estos años los movimientos juveniles sufrieron de igual forma los efectos de la represión de la guerra fría. Muchos dirigentes juve-niles fueron torturados, desaparecidos, asesinados o tuvieron que partir al exilio. La Universidad Na-cional Autónoma de Honduras (UNAH) se hundió en un profundo conservatismo tradicional. Uno de los últimos golpes al movimiento juvenil estudiantil lo constituyó el asesinato en pleno centro del plantel educativo del Instituto Central Vicente Cáceres del dirigente estudiantil de secundaria Mar-lon Rosales, el 8 de octubre de 1987, a manos de bandas paramilitares dirigidas por la contrarrevolu-ción nicaragüense que operaba en el país con el beneplácito de los gobiernos hondureños y con el apoyo de los Estados Unidos. Ante este hecho, la respuesta del Estado fue adoptar acciones de ma-yor represión estudiantil, al derogar el Congreso Nacional de la República el Capítulo XX del Regla-mento General de Educación Media, que otorgaba los derechos de organización de los estudiantes de secundaria en condiciones de libertad y autonomía. Instancias relevantes de asociatividad juvenil en la década del 70 y 80 fueron los llamados frentes estudiantiles que aglutinaban a colectivos u organizaciones de base de los institutos de secundaria. Entre los frentes estudiantiles más relevantes que existieron en el país a nivel se secundaria se en-contraban: Comités de Lucha de Estudiantes de Secundaria (CLES), Frente de Acción Revolucionaria (FAR), Movimiento de Estudiantes Revolucionarios de Secundaria (MERS) posteriormente transfor-mado en el Movimiento Estudiantil Progresista (MEP), y la Federación de Estudiantes de Segunda Enseñanza (FESE) que aglutinaba los Consejos Centrales de Estudiantes (órganos de gobierno es-tudiantil en cada colegio o instituto de secundaria). Mientras que en la Universidad Nacional Autóno-ma de Honduras lo más relevante era el Frente de Reforma Universitaria (FRU), Fuerza Universitaria Revolucionaria (FUR) y la Federación de Estudiantes Universitarios de Honduras (FEUH). Las organizaciones juveniles estudiantiles, tanto de secundaria como de la universidad, a lo largo de los años de los 80 habían venido perdiendo peso y dinamismo. Entre las razones que explican la de-cadencia del movimiento juvenil estudiantil se encuentran: 1) La represión estatal: En el contexto del triunfo revolucionario en Nicaragua en 1979, el estableci-

miento de los “contras” nicaragüenses y las tropas norteamericanas en territorio hondureño, y del

2 Ver Ordoñez, A., 2001. 3 Ver Aguilar, A., 1995.

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surgimiento de pequeños grupos revolucionarios armados, todo esto en el marco de la guerra fría, fue el movimiento juvenil estudiantil, uno de los movimientos sociales más reprimidos en el país.

2) La ideologización que acompañó al movimiento juvenil estudiantil: El movimiento estudiantil de

secundario y universitario estuvo acompañado de una fuerte influencia de las organizaciones de izquierda y revolucionarias, por lo que la crisis de éstas afectó directamente al movimiento estu-diantil y luego, en la medida en que era un movimiento ideologizado, la caída del Muro de Berlín y de los socialismos reales, impactó en la autoestima y utopías de los grupos juveniles estudiantiles, teniendo como efectos inmediatos la desorganización y desmovilización social.

3) Cambios culturales y socioeconómicos en la sociedad hondureña: No de manera aislada, sino

como producto de las transformaciones culturales, económicas y sociales, los imaginarios juveni-les han cambiado y han llevado a la juventud a otras búsquedas diferentes a la organización y participación política y social de la juventud.

De esta manera, se llega a la década de los años 90 con un movimiento juvenil estudiantil que había desaparecido del escenario nacional, sin que en el transcurso de los años 80 y principios de los 90 surgieran organizaciones juveniles de otro tipo que sustituyeran como espacios de participación y representación a las organizaciones juveniles estudiantiles.

2.2. La década de los años 90 Como se señaló en las páginas anteriores, para inicios de los años 90 el movimiento juvenil estudian-til prácticamente había desaparecido. Sin embargo, en 1992 producto de la violación y asesinato de una joven estudiante de secundaria de la Escuela Normal Mixta “Pedro Nufio” por parte de un alto jerarca militar, los estudiantes de secundaria salieron nuevamente y masivamente a las calles, moti-vados por algunos pequeños núcleos de frentes estudiantiles que se mantenían reducidos a la ilegali-dad, pero sobre todo acompañados y en complicidad con los maestros y directores que no podían esconder ni dejar de indignarse ante tal mounstrosidad de parte de un militar. Además, esto fue posi-ble, porque varios sectores de la sociedad hondureña estaban presionando fuertemente por la desmi-litarización de la sociedad. Durante los años de 1993 y 1994 los jóvenes estudiantes de secundaria, de las universidades y de los barrios populares se movilizaron nuevamente, bajo el liderazgo del Movimiento de Mujeres por la Paz “Visitación Padilla”, por la derogación del servicio militar obligatorio, logrando que se estableciera el servicio militar voluntario y educativo. Como producto de la tenue movilidad juvenil alcanzada en ese momento, durante los año de 1994-1995, es que los/as jóvenes estudiantes ante los continuos incrementos al costo del transporte públi-co se movilizan en demanda por un bono estudiantil como paliativo de dichos incrementos, logrando efectivamente tal reivindicación. Después de estas movilizaciones a lo largo de los años 90, sólo en muy dispersas y raras coyunturas se volvió a ver a pequeños grupos juveniles estudiantiles en el escenario nacional. En los años 90 la asociatividad y asociacionismo juvenil en la sociedad hondureña, se caracteriza por ser extremadamente débil. En un estudio realizado por el Consejo Nacional de la Juventud (CONJU-VE4) realizado en 1997, se encontró que solamente un 21% de los jóvenes participaba en algún tipo de organización y que el restante 79% no lo hacían. Y, del 21% vinculado en algún tipo de organiza-ción, el 38% eran de carácter religioso, el 34% deportivos, el 8% comunales el 4% sociales, el 4% recreativas y el 3% culturales. El estudio enfatiza que, “…no existe un movimiento nacional de juven-

4 Ente rector de las políticas en materia de juventud de aquel entonces.

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tud que posibilite una amplia participación en los campos socio-culturales y políticos” (IHNFA, SET-CO, UNICEF, 1998: 152).

4.2.1. Criminalización y represión hacia la juventud Es también, a partir de la década de los 90 que se incrementa el fenómeno de la delincuencia juvenil asociada a las maras o pandillas juveniles. Desde los años ochenta se tienen indicios de pequeños grupos de jóvenes denominados como maras, que se habían organizado en algunos institutos de secundaria y barrios de la capital de Tegucigalpa, pero es a partir de los años 90 que se generalizan y la sociedad los identifica como un peligro. Según datos de la Policía Preventiva, cerca de 35.000 jó-venes se encuentran involucrados en las maras o pandillas (Save The Children, 2002: 22)5. Esta participación de jóvenes en maras y pandillas ha llevado al Estado, a los medios de comunica-ción y a ciertos sectores de la sociedad hondureña a la criminalización de los jóvenes. Así, si bien es cierto que han aumentado los casos de jóvenes involucrados en actos delictivos, estos sectores los han magnificado y sólo observan el lado de los jóvenes como victimarios y no como víctimas. Por ejemplo, un estudio promovido por UNICEF junto al Ministerio Público y el IHNFA, encontró que de 42 denuncias interpuestas en la Dirección General de Investigación Criminal (DGIC), entre enero de 1996 a enero de 1999, apenas un 5,5% de las mismas eran atribuidas a menores de 18 años (sep-tiembre 1999). Esta criminalización y represión de los jóvenes ha tenido graves consecuencias para este sector de la población, incluyendo la pérdida de vidas humanas. Según un informe de Casa Alianza de Honduras debidamente documentado, de enero de 1998 a octubre de 2003, ha ocurrido el asesinato de 2.053 niños y jóvenes menores de 23 años. De todos estos casos, según el Ministerio de Seguridad Públi-ca, sólo 30 han sido investigados en su totalidad y sólo uno ha llegado a su conclusión legal, el cual fue cerrado por falta de evidencias. De acuerdo con el mencionado informe, los responsables de es-tos asesinatos fueron 19 policías, tres guardias de prisión, un agente de la Dirección General de In-vestigación Criminal, 35 miembros de pandillas y 15 personas más (Casa Alianza de Honduras, 2003). El Estado hondureño, en vez de ejecutar políticas integrales para buscar soluciones a los problemas juveniles, ha desarrollado políticas de carácter punitivo y represivo. De esta manera, en el gobierno de Ricardo Maduro (2002-2006), por iniciativa de Ley del propio Presidente de la República, el Con-greso Nacional reformó el artículo 332, conocido como “Ley Antimaras”, el cual reza de la siguiente manera:

“Se sancionará con pena de nueve (9) a doce (12) años de reclusión y multa de diez mil (L.10.000.00) a doscientos mil lempiras (L.200.000.00) a los jefes de pandillas y demás grupos que se asocien permanentemente con el propósito de ejecutar acciones tendientes a agredir físicamente, dañar bienes, amenazar o extorsionar a personas o cometer cualquier otro acto constitutivo de delito. Con la misma pena de reclusión es-tablecida en el párrafo anterior, rebajada en un tercio (1/3) se sancionará a los demás

5 Existe una fuerte controversia sobre la cantidad de miembros activos o no de pandillas. Un informe de la Uni-versidad Centroamericana (UCA) de El Salvador (2004) revela la existencia de 40.000 miembros de maras o pandillas en el país, en tanto que la asociación civil de JA-JHA, en un estudio censal desarrollado también en el año 2004, encontró que la cantidad de miembros activos no rebasan los 4.000 adolescentes y jóvenes entre las dos ciudades más importantes del país (San Pedro Sula y Tegucigalpa). Más allá de las discrepancias numéri-cas del fenómeno, lo cierto es que en los últimos años ha sido un tema de agenda pública de mucha prevalen-cia y en donde el enfoque represivo ha privado por encima de los enfoques preventivos y rehabilitatorios; situa-ción que requiere urgentemente ser revisada en miras de enfrentar las génesis de los problemas más allá de sus efectos.

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miembros del grupo. Son jefes o cabecillas, aquellos que se destaquen o identifiquen como tales y cuyas decisiones influyan en el ánimo y acciones del grupo”.

Con esta reforma al Código Penal, se viola la Constitución de la República y las convenciones inter-nacionales sobre los derechos humanos, al establecer la presunción de culpabilidad sin mediar el debido proceso, prevaleciendo el derecho subjetivo y no probatorio, al condenar el hecho de perte-nencia a las maras sin necesidad de probar la comisión de un acto delictivo. Durante los años 90 se mantiene ese vacío de existencia de asociatividad juvenil con enfoque de ejercicio de la ciudadanía. Como lo afirman algunos de los entrevistados, el asociacionismo juvenil en estos años se mantuvo recluido en las expresiones juveniles religiosas y en organizaciones como los Scout de Honduras. También coinciden en que el corte violento de las organizaciones estudiantiles de secundaria por parte del Estado, tuvo posteriormente una repercusión significativa en la débil asocia-tividad juvenil en el país6. En estos mismos años, el tema de la juventud pasa a ser objeto de preocupación y abordaje por parte de algunas organizaciones no gubernamentales, para trabajar en temas específicos como salud, pero no se asumen los temas de la organización y asociatividad juvenil. Es decir, no se trabaja con la ju-ventud desde una perspectiva de sujeto social. Se trabaja para los jóvenes desde lo que se considera su situación de vulnerabilidad, ante la droga y las relaciones sexuales, por ejemplo7.

4.2.2. Esfuerzos de la Asociación Cristiana de Jóvenes (ACJ), por impulsar un movimiento nacional de juventud

Una de las organizaciones juveniles pioneras, que mantendrá un tenaz esfuerzo por organizar a la juventud en esta década y por construir expresiones juveniles más amplias, es la Asociación Cristiana de Jóvenes (ACJ). La ACJ surgió a principios de los años 90 y es la expresión juvenil más concreta y sostenible que se puede identificar en esta década, y que continúa haciendo aportes importantes a la organización juvenil hasta la actualidad. Su experiencia de trabajo abarca a jóvenes del ámbito rural y urbano. La ACJ ha abordado sistemáticamente con los jóvenes temas sobre la realidad nacional, va-lores y derechos humanos y metodologías para el trabajo con jóvenes. Por otro lado, la ACJ ha tenido en su visión la idea permanente de contribuir a constituir un movimien-to social amplio de juventud en la sociedad hondureña o una red amplia de organizaciones de la ju-ventud. Consecuente con esta idea, a partir de 1997 impulsó la Red Hondureña de la Juventud y pos-teriormente en el 2000 el Foro Nacional de la Juventud8.

4.2.3. Intentos fallidos de plataformas y asociatividad juvenil

2.2.3.1. Primer intento: 1991-1992

6 Entrevista con Ernesto Bardales, Director Ejecutivo de la Asociación Civil JHA-JA, con sede en la ciudad de San Pedro Sula, segunda ciudad más importante del país. Posee amplia experiencia con procesos de interven-ción social con jóvenes asociados a grupos de maras o pandillas casi desde los inicios del fenómeno en Hondu-ras (1997). 7 Entrevista con Alexis Ordóñez, Secretario General de la ACJ/YMCA de Honduras desde 1992-2002. Cuenta con un conocimiento amplio de los procesos sociales que en el país se han formulado desde los años 80 en adelante. Actualmente es el Secretario Ejecutivo de la Comisión Nacional de Educación Alternativa no Formal CONEANFO, ente autónomo del Estado en esta materia. 8 Entrevista con Marvin Ponce, líder social desde los años 80 en el país, miembro activo de la ACJ desde hace más de 10 años y actual Tesorero de la Junta Directiva en calidad de voluntario. También es Diputado ante el Congreso Nacional por el Partido de Unificación Democrática (UD).

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Se realizó un primer esfuerzo cuya iniciativa venía desde los países nórdicos. En estos países habían tenido auge los consejos nacionales de la juventud. El Consejo Nacional de la Juventud ya funciona-ba en Nicaragua y la idea de la cooperación nórdica era extenderla hacia Guatemala, El Salvador y Honduras. En Honduras se impulsa la iniciativa del Consejo Nacional de la Juventud con participación del CON-JUVE, ACJ, frentes estudiantiles de secundaria y la universidad (muy debilitados ya), juventud de los partidos políticos, organizaciones juveniles de iglesias, entre otras. Esta iniciativa murió en el intento, había un encuentro en Nicaragua y se tenía que llevar un documento como país; entonces afloraron las contradicciones ideológicas, protagonismos, sectarismos por lo que debía contener el documento y por la representación que viajaría al encuentro a Nicaragua. De esta manera, la iniciativa del Conse-jo Nacional de la Juventud murió antes de nacer9.

2.2.3.2. Segundo intento: 1994. En 1994 se impulsa un nuevo esfuerzo de articulación de la juventud que surge a partir de un encuen-tro juvenil sobre realidad nacional que impulsa el CONJUVE y la ACJ. Este es un esfuerzo de carác-ter nacional y no por organizaciones externas. Una de las conclusiones del encuentro planteaba la necesidad de impulsar la organización juvenil. En este esfuerzo se aglutinaron CONJUVE, ACJ, los Scout, Proyecto Victoria y el Instituto Hondureño de Alcoholismo, Drogadicción y Fármaco-dependencia (IHADFA). Esta iniciativa también se quedó en el camino, pues las disputas de visión y protagonismo terminaron consumiendo el esfuerzo (Ídem).

2.2.3.3. Tercer intento: Red Hondureña de la Juventud. Esta experiencia tiene lugar entre los años 1997 y 1998. Se impulsa también, teniendo como referen-te un encuentro centroamericano. Se aglutinan a partir de un encuentro nacional instancias como la ACJ, frentes estudiantiles de las universidades (especialmente pequeños grupos sobrevivientes del FRU y FUR), los Scout y la Juventud Obrera Católica (JOC), logrando participar en el encuentro centroamericano sin mayores dificultades. Bajo este esfuerzo nace la Red Hondureña de la Juven-tud (RHJ). La iniciativa tuvo una duración efímera de año y medio y logró incorporar a otros pequeños grupos universitarios de las carreras de Psicología, Sociología y de Biología de la Universidad Na-cional Autónoma de Honduras (UNAH), al grupo ambientalista de Aire Puro, grupos de jóvenes orien-tados hacia la prevención de la violencia (Amigos sin Violencia) y jóvenes de la población gay-lesbica del Colectivo Violeta10. Los pequeños grupos que impulsaron esta iniciativa entraron en conflicto por supuestas cuestiones ideológicas, aunque en realidad lo que se percibía era una crisis de pensamien-to y de orientación de la iniciativa, que finalmente terminó sucumbiendo11. De la experiencia de la RHJ, pese a su vida corta, permitió extraer algunas reflexiones interesantes sobre qué hacer y qué no hacer de los procesos12:

� Una etapa importante de la configuración de la RHJ estuvo articula por las gestiones regio-nales nuevamente impulsadas por el Consejo Nacional de la Juventud de Nicaragua en el marco de un programa de cooperación de los Consejos de Juventud de los países Nórdicos, dicho modelo organizativo de asociatividad juvenil no se “calibro o tropicalizo” dentro de la

9 Entrevista con Alexis Ordóñez. 10 La participación de este colectivo fue bastante activa, siendo una de las pocas instancias que asumió una participación de base amplia de sus agremiados y de carácter institucional 11 Entrevista con Roberto Bussi, coordinador del Programa de Incidencia Política de la ACJ durante más de cinco años, actor clave de los procesos de articulación y desarrollo de la experiencia de la RHJ y del Foro Na-cional de la Juventud. Actualmente labora para Save the Children, Reino Unido, coordinando el Programa Re-gional contra el Abuso y la Explotación Sexual Comercial. 12 Ídem al anterior.

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dimensionalidad del país, forzando etapas y procesos en desequilibrio de las condicionali-dades que el movimiento juvenil hondureño poseía en aquel entonces.

� Sumado a lo anterior la RHJ fue parte activa de un proceso regional denominado Foro Lati-

noamericano de la Juventud FLAJ, espacio referente de sociedad civil en aquel entonces de la Organización Iberoamericana de la Juventud OIJ; este escenario internacional consumió mucho del tiempo que la RHJ debiera invertir a su interior de fortalecimiento de su asociati-vidad, ejemplificándose como un “enano cabezón sin pies”: una organización con dimensio-nes internacionales sin bases sociales que la sostuviesen.

� La conflictividad de los liderazgos entre los mismos actores juveniles, prevaleciendo por

momentos confrontaciones de carácter ideológico residuales de los años 80 entre varios de sus principales actores.

� Los niveles de confianza entre los actores fueron gradual y progresivamente decreciendo a

razón de los protagonismos excesivos, control y uso de los recursos financieros y las posibi-lidades de representar al movimiento en viajes internacionales.

Una de las razones torales por la cual fracasaron estas iniciativas de articulación de la asociatividad juvenil, es la carencia de estructuras organizativas de base. Es decir, si no hay asociacionismo juve-nil, ¿cómo puede haber asociatividad juvenil?

2.3. Contexto del año 2000 al momento presente

2.3.1. Años 2000-2003: Post-Mitch. El Huracán Mitch marcó un hito en la vida institucional, política, económica y social del país, se ha-blaba de un gran proceso de Transformación y Reconstrucción Nacional: transformación de las es-tructuras sociales y mentales de los gobernantes y de la clase dirigencial para dar paso a una nueva visión de país y estilo de gobernar a favor de los más necesitados, y de una reconstrucción del apara-to productivo, vial y de infraestructura del país al servicio del desarrollo de la nación. Para esto el país hizo acopio de la ayuda internacional, tanto en donaciones como prestamos conce-sionarios, logrando grandes acuerdos en el Consejo Consultivo de Estocolmo13 en donde la comuni-dad internacional destinó cientos de millones de dólares para este proceso, y posibilitó/aceleró el pro-ceso del ingreso del país a la Iniciativa de Países Pobres Altamente Endeudados (HIPC)14, acción que posibilitaría que Honduras recibiera una condonación estimada en más de USD 1000 millones de dólares, casi el 35% de la deuda externa15. Lastimosamente ni uno ni lo otro ocurrió: la Transformación quedo básicamente en un discurso lírico profundizándose un estilo de gobernar altamente presidencialista y excluyente, y la Reconstrucción estuvo teñida por graves actos de corrupción haciendo que una buena parte de las ayudas interna-cionales recibidas fueran un festín para unos pocos. Dicho escenario político, deslindado entre esperanzas y decepciones, sin lugar a dudas repercutía en la población joven del país, el inicio de los años 2000 encontraban a Honduras con una población menor de 18 años que representaba más del 50% de la población total del país, con casi 2/3 partes

13 Año 2000, reunión de los países cooperantes con delegados del Gobierno y de la sociedad civil organizada. 14 Iniciativa de Países Pobres Altamente Endeudados (HIPC), Programa del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. 15 La deuda de ese periodo ascendía a USD 3.966,5 Millones de Dólares. UNAT, Deuda Externa, Mecanismos de Alivio y la deuda Interna macroeconómico, 2005.

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menores de 25 años, con tasas de fecundidad del 4,6%; en donde las mujeres adolescentes mater-nas representaban el 15,55% de los nacimientos totales del país. Datos indicaban que la alta tasa de embarazos en mujeres adolescentes estaba asociado al inicio de las relaciones sexuales a más temprana edad, concentrándose entre los 15 a 24 años y en donde más de la mitad (56%) antes de los 19 años.16. En el orden educativo, se registraba que el país apenas había logrado pasar de un Segundo grado promedio nacional de escolaridad a 5,2 grados desde 1970 al año 2000, es decir, un grado de escola-ridad por década17. Esta situación particular posee una correlación directa en la desigualdad educa-cional de Honduras con relación a otras naciones. Para el caso en términos de porcentaje en la edu-cación primaria serían necesarios en aquel momento 18 años para que el país alcanzará la situación de Costa Rica, y de 23 años el nivel de secundaria. Con relación a la educación superior la situación era más dramática siendo necesarios 90 años para alcanzar la situación de Costa Rica y 106 años la de Panamá (Op.cita). 65 de cada 100 jóvenes no tenían acceso a la educación secundaria18, y el Estado de Honduras des-tinaba el 89,7% de sus recursos en educación para gastos corrientes, y un 10% para las inversiones en equipo y construcciones escolares. En la estructura del gasto por nivel educativo la educación pri-maria absorbía un 60,7%, la educación secundaria un 19,5% y la educación preescolar solo 1,2%. Finalmente, en materia de empleabilidad los inicios del año 2000 encontraban que la PEA Juvenil se incrementó de 193.600 en 1990 a 279.309 a finales de 1999; es decir, un aumento de 44%; esta si-tuación se traducía en que de los 77.092 nuevos integrantes de la PEA como promedio anual hasta 1999, 12 mil fueran menores de 18 años; de cada 100 personas que se integraban a la PEA, 15 eran personas menores de 18 años19.

2.3.2. Años 2004-2006: La Honduras de hoy Actualmente en Honduras viven 7.367.022 personas, promediándose una relación de 4,8 personas por hogar, cerca del 52% de la población continúa siendo menor de 18 años y alrededor de un 65% está por debajo de los 28 años, siendo esto un inmenso capital humano, el cual de ser provisto con la protección y el ambiente para tener un desarrollo integral adecuado puede significar un cambio tras-cendente para el país de cara a los próximos años20. Sin embargo, la mayoría de la población continua en condiciones precarias de subsistencia, para el caso el Producto Interno Bruto (PIB), para el año 2005 era de apenas USD 774,00 y a ello se agrega una desigual distribución de los ingresos, ya que el 20% más rico de los hogares concentra el 54% del ingreso total, en contraste con el 20% más pobre que apenas recibe un 3% del ingreso total21. De igual forma se estima que el 60% de los niños y niñas menores de 12 años y el 50% de los/as adolescentes viven en pobreza22. Cerca de 380,000 niños, niñas y adolescentes trabajan;23 dos de cada tres niños no acceden a educación preescolar.

16Año 1999, Programa de Mujeres adolescentes en Honduras - Unión Europea. 17 USAID, 2000. 18 Euceda, marzo (2000), Vice ministro de educación del gobierno del Presidente Flores, 1998-2002. 19 PNUD (1999), Informe de desarrollo Humano. 20 Instituto Nacional de Estadística, Secretaria del Despacho de la Presidencia, 2006. 21 http://www.actualidad.co.cr/334-335/26.pulso_honduras.html 22 Instituto Nacional de Estadística, Secretaria del Despacho de la Presidencia, “Trigésima Encuesta Permanen-te de Hogares de Propósitos Múltiples”, Mayo 2004 23 Ídem al anterior.

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En otros indicadores sociales se advierte24:

� En Honduras el 61,9% de los hogares se encuentran en condiciones de pobreza, y de estos 42,5% viven en extrema pobreza.

� El analfabetismo es un problema de continua preocupación, el 17,5% de las personas mayo-

res de 15 años no saben leer ni escribir.

� Para la población joven entre los 16 y 18 años; la cobertura escolar es sólo del 24% (11% menos en relación al año 2000), esto quiere decir que apenas 1 de cada 4 jóvenes entre esas edades está asistiendo a algún centro de enseñaza, y la diferencia se incrementa entre el área urbana (37%) y la rural (12%).

� En materia de empleabilidad la entrada al mercado laboral se da claramente a partir de los

15 años, la tasa de participación entre 15-18 años es 3 veces mayor que la tasa entre los 10 y 14 años, marcándose una diferencia por género, en donde el 57% de los varones se en-cuentra en condiciones de económicamente activo, mientras apenas un 18% de las mujeres lo ésta.

� La desocupación en el país se concentra en la población joven, del total de 107.768 desem-

pleados del país, más de la mitad (51%) son jóvenes menores de 24 años.

� Hay 1.867.931 niños y niñas entre los 5 y 13 años, de estos 70.920 niños (11%) no trabajan ni estudian.

� Entre la población de 14 y 18 años se evidencia que cerca de un 22% de este rango de

edad ni estudia ni trabaja. A las condiciones de pobreza y ausencia de oportunidades antes enunciadas, se suma que Honduras cuenta con un 45,7% de homicidios por cada 100 mil habitantes, y para el año 2004 hubieron 3.123 muertes por armas de fuego, ubicando al país como el segundo más violento de Latinoamérica, des-pués de Colombia25. Muchos de los homicidios antes enunciados son los referidos a las ejecuciones sumarias o arbitrarias, desde 1998 a febrero del presente año 2006 según estimaciones de la organización humanitaria Ca-sa Alianza 2.879 adolescentes y jóvenes menores de 22 años han sido asesinados, situación en la que ha prevalecido en la mayoría de los casos la impunidad. Otra variable conexa con las muertes de jóvenes es lo referido al fenómeno de las maras o pandillas juveniles, fenómeno del cual existen fuertes discrepancias en cuanto al número totalizador de adoles-centes y jóvenes participantes. Para el año 2001 según datos de la Policía Nacional existían en el país cerca de 32.000 miembros activos de pandillas y cerca del doble caracterizados como simpati-zantes26; de igual forma según informe de la Universidad Centroamericana (UCA) de El Salvador (2004) revela la existencia de 40.000 miembros de maras o pandillas en el país; y finalmente la aso-ciación civil de JA-JHA en un estudio censal desarrollado en el año 2004 aproxima al fenómeno con un estimado de miembros activos que no rebasan la cantidad de 4.000 entre las dos ciudades más importantes del país ( San Pedro Sula y Tegucigalpa).

24 Resumen de Instituto Nacional de Estadística, Secretaria del Despacho de la Presidencia, “Trigésima Segun-da Encuesta Permanente de Hogares de Propósitos Múltiples”, Mayo 2006 25 Gaborit M., Director departamento de postgrado de la UCA, febrero 2005. 26 Save the Children, Reino Unido y ACJ, 2002.

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Más allá de las discrepancias numéricas del fenómeno, lo cierto es que en los últimos años ha sido un tema de agenda pública de mucha prevalencia y en donde el enfoque reactivo ha privado por en-cima de los enfoques preventivos y rehabilitatorios; situación que requiere urgentemente ser revisada en miras de enfrentar las génesis de los problemas más allá de sus efectos. Otro fenómeno del contexto de gran preocupación es lo referido al consumo del alcohol, tabaco y otras drogas. Un estudio realizado por IHADFA en el año 200227, revela que los/as adolescentes, va-rones en un 53% y las mujeres en un 38%, inician su consumo de alcohol con una cerveza entre los 12 y 14 años. Cerca del 16% de los/as jóvenes que asisten al sistema escolar de secundaria ha con-sumido en algún momento de su vida drogas ilícitas, y en la actualidad 23 de cada mil alumnos las consume28. En lo que respecta a la violencia dentro del ámbito familiar, el maltrato físico, psicológico y el abuso sexual funge como mecanismo expulsor de la familia lo cual coloca a las niñas y niños y adolescentes en extrema vulnerabilidad y en situación de calle. Para el año 2004 Casa Alianza estableció una cifra estimada de 8.000 niños(as) viviendo en la calle. Finalmente otra situación de gran afección a la niñez y adolescencia hondureña es el fenómeno de la migración irregular, cerca de 2.506 adolescentes (12-17 años) fueron deportados en el año 2005 a través de las diversas aduanas terrestres y aéreas del país29. Es en este contexto en donde ha transitado la asociatividad juvenil del país en los últimos años, casi las 2/3 partes de los/as jóvenes de la Honduras de hoy han nacido en el marco de la transición de la democracia30, teniendo la oportunidad de ejercer el sufragio electoral para “elegir” de forma libre y espontánea sus autoridades, pero; que lastimosamente aún no perciben y sienten los frutos de la democracia pese a su caudal político-electoral que para el año 2005 en las elecciones pasadas el misma ascendió a más de 580.000 nuevos votantes, y más del 50% de electoral nacional oscilaba entre los 18 y 30 años31. Hoy la juventud de Honduras se moviliza entre la desesperanza e incredulidad; un estudio efectuado a inicios del año 2005 revela que de 1.785 jóvenes encuestados a nivel nacional al preguntársele co-mo percibe su futuro en relación al país apenas un 10% de los mismos lo veían con optimismo, un 90% consideró que el país seguiría igual y/o que este empeoraría sus condiciones de vida32. Sin lugar dudas este contexto ha contribuido notablemente a los débiles y temporales estadios de participación que los/as jóvenes articulan alrededor de su ciudadanía organizada, la construcción de la asociatividad juvenil ve asfixiada33 en muchas ocasiones su desarrollo y su posicionamiento ante temas de interés nacional producto de:

� Muchos jóvenes líderes que inician sus procesos de participación organizada en el sistema de educación van gradualmente y progresivamente retirándose de los espacios una vez que logran culminar su ciclo educativo dadas las presiones socioeconómicas de su ingreso al

27 IHADFA, 2002. 28 Ídem al anterior. 29 Sección de Deportados del Departamento de Migraciones Internacionales, dependiente de la Dirección Gene-ral de Migración y Extranjería, año 2005. 30 Honduras retornó al orden democrático en el año de 1982. 31 FNJ, Campaña del Voto Joven, septiembre de 2005. 32 Fundación Friedrich Ebert, Programa de Agentes de Cambio 2005. 33 Es destacar que pese a estas condicionantes sociales existen en el país procesos muy importantes de cons-trucción de la asociatividad juvenil, pero que evidentemente su cobertura e impacto se ven limitados por un contexto poco alentador y propositivo del desarrollo de la dimensionalidad juvenil.

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mundo laboral, muchas veces en condiciones deshumanizantes y violatorios de derechos humanos.

� Hoy por hoy el principal rubro de exportación del país lo son sus personas jóvenes. Miles de

jóvenes migran forzosamente del país por la ausencia de oportunidades, haciendo que mu-chos procesos organizativos de juventud caigan de manera vertiginosa. Ejemplo de dicha si-tuación es lo vivenciado por la ACJ de Honduras34, quienes desde hace más de una década trabajan en zonas rurales del país, y donde la práctica que hoy viven les determina que un grupo juvenil posee una vida relativa no mayor al año y medio, tiempo en el cual más de las dos terceras partes de sus integrantes disponen irse a través de procesos migratorios (den-tro y fuera del país).

� De igual forma el estadio cada vez más temprano de ingreso al mundo de la maternidad y

de la paternidad hace que muchos jóvenes otrora grandes líderes de sus asociaciones juve-niles pasen al ignoto camino del anonimato una vez asumiendo su rol de padres o madres, renunciado de su condición de joven de forma automática.

� Ver hoy a 3-4 jóvenes reunidos en una calle cualquiera de la ciudad, es motivo de temor pa-

ra muchas personas, se han hecho relaciones de simplicidad en donde todo joven es posi-blemente un pandillero, un pandillero es un delincuente y si es un delincuente hay que ma-tarlo. Los niveles de inseguridad ciudadana y la estigmatización que se ha hecho de la ju-ventud hace compleja la movilización social de los/as jóvenes, haciéndolos blancos de las ejecuciones sumarias, y de manera particular en aquellas zonas pobres que coincidente-mente son también las zonas más inseguras, y donde se reportan cada día la mayor canti-dad de muertos, precisamente de personas jóvenes (menores de 22 años en su gran mayo-ría).

� De la visibilidad como actor generador de violencia a la invisibilidad de las políticas sociales,

hoy los/as jóvenes y sus espacios organizativos no son aún tema de la agenda estratégica del país, la inversión en su capital humano linda en acciones muy constreñidas en acciones deportivas y una que otra actividad promotora de la cultura y el arte; el fortalecimiento de la organización juvenil no se percibe como un camino vital para el combate de la pobreza en el país. Ideas como el Voluntariado Juvenil alrededor de la ERP, campañas nacionales de al-fabetización juvenil, cruzadas medioambientales y temas de actoría política juvenil carecen de la visión política de las autoridades del país, dificultando así un proceso articulador desde lo juvenil hacia el desarrollo estratégico del país.

� Construir asociatividad juvenil con los más pobres es un reto titánico, ¿cómo construir una

ciudadanía activa donde las necesidades básicas insatisfechas son el factor prevaleciente para la vida de miles de jóvenes en el país? Es un cuestionamiento que requiere de reflexio-nes profundas de parte de la asociatividad juvenil en el país, y para lo cual el contexto del país no es el más favorable.

Para la asociatividad juvenil esta complejidad social y económica representa un reto complejo de su-perar, sus banderas de lucha deben estar articuladas a las demandas de bienestar social y desarrollo de los/as jóvenes; crear procesos participativos que se adapten al contexto de pobreza que vive el país y que desde las mismas bases sociales juveniles se movilicen acciones y propuestas ante las demandas más ingentes de los jóvenes a nivel local y nacional.

34 Ver ACJ, 2004.

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2.3.3. Marco institucional Las instituciones son las reglas del juego formales e informales que regulan la interacción entre los individuos y las organizaciones que cumplen importantes funciones sociales. Constituyen el marco de constricciones e incentivos en el que se produce la interacción social (Prats, J. 1997). Durante más de 20 años, en Honduras existió el denominado Consejo Nacional de la Juventud (CONJUVE35); institución de carácter estatal y responsable de generar acciones propositivas a favor de la juventud hondureña. Durante su periodo de existencia no se formuló ni se planteó la construc-ción de un marco jurídico institucional que generará un conjunto de políticas públicas articuladoras de planes, programas y proyectos a favor de la población joven hondureña. Esta realidad fue el resultado del constante “manoseo” político de la que fue objeto esa institución, lo que la llevó a una total desvinculación con los sujetos de su atención institucional. Desde un punto de vista programático, las dos iniciativas más significativas gestadas por el CONJUVE lo constituyeron el Plan Nacional de la Juventud (1995) y el Fondo de Iniciativas Juveniles (1996); que al final no perfila-ron un impacto real de beneficio para los y las jóvenes ya que en el caso de la primera nunca entró en vigencia, y en la segunda ésta fue objeta del clientelismo político electoral para fines del partido en el poder. Otra institución que posee un componente o abanico de protección a la población adolescente-juvenil lo es el Instituto Hondureño de la Niñez y la Familia (IHNFA); Instancia gubernamental denominada como un organismo de desarrollo social con atribuciones suficientes para que en Honduras cobre plena vigencia lo establecido en la Constitución de la República, la Convención de los Derechos del Niño/a, El Código de la Niñez y la Adolescencia y el Código de la Familia (IHNFA, SETCO, UNICEF, 1998). En este marco, el IHNFA ha desarrollado un conjunto de programas orientados a atender a la niñez y la adolescencia. Con este último grupo poblacional el IHNFA se ha circunscrito en el ámbito del sis-tema penal juvenil, al atender en los diferentes centros de rehabilitación a jóvenes menores de 18 años que están en infracción con la ley. De igual forma está impulsando en cooperación con Orga-nismos Internacionales programas alternativos para estos jóvenes infractores, que en vez de estar en un proceso de internamiento ellos puedan cumplir sus sanciones mediante proyectos de acción co-munitaria y social. En otros ámbitos, las Secretarías de Salud y de Educación, han efectuado algún tipo de intervención con la población joven del país. La Secretaría de Salud poseía (2002) un programa de jóvenes volun-tarios/as para la salud coordinados bajo el Programa de Atención Integral de Adolescentes (PAIA) que mediante una coordinación entre Salud, ONGs y comunidad realizaban un trabajo de sensibiliza-ción comunitaria para mejorar la calidad de la salud de sus habitantes. Sin embargo, este esfuerzo fue muy limitado y el abanico de su impacto no se hizo sentir en el plano nacional por carecer de los recursos técnicos y financieros para su promoción en otras latitudes del país36. Por su parte la Secretaría de Educación a través de los departamentos de orientación ha impulsado acciones para favorecer mediante becas de estudio a aquellos alumnos que por su condición socio-económica se les dificulta el poder costearse sus estudios. Actualmente son los departamentos de orientación los responsables directos de movilizar acciones para la organización y funcionamiento de los Gobiernos Estudiantiles. 35 Para el año 2003 el CONJUVE dejó de operar, por orden del Presidente del Congreso Nacional quien tam-bién por ley era Presidente del CONJUVE; sin embargo, se constata que las partidas presupuestarias continua-ron vigentes durante todo el periodo del 2002-2006, sin tener claridad sobre el uso y destino de los recursos económicos. 36 ACJ, 2000.

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2.3.4. La Ley Marco para el Desarrollo Integral de la Juventud y la Asociatividad Juvenil

La Ley Marco para el Desarrollo Integral de la Juventud fue aprobada por el Congreso Nacional de la República mediante Decreto No. 260-2005. Esta Ley es producto de los procesos de incidencia que han desarrollado los jóvenes mediante las instancias de asociatividad juvenil, de manera particular por el FNJ. La Ley en referencia presenta algunas oportunidades para impulsar la asociatividad juvenil, ya que reconoce la necesidad de un rol protagónico de los/as jóvenes en la transformación de la realidad, así también, ratifica el derecho a la organización. Específicamente, entre sus objetivos establece:

� Propiciar que los/as jóvenes asuman un papel protagónico y responsable en la transforma-ción positiva de la realidad nacional; en el respeto y lucha por la vigencia de los Derechos Humanos; la protección, desarrollo y uso racional de los recursos naturales; en el respeto a toda forma de vida y a la diversidad cultural así como en la construcción de la paz y la uni-dad nacional e integración centroamericana, latinoamericana con una visión mundial, así como de una patria próspera, desarrollada, democrática y justa.

� Garantizar a los jóvenes el derecho a organizarse para el desarrollo de actividades de su in-

terés (Artículo 6 de la Ley Marco para el Desarrollo Integral de la Juventud). Entre sus principios da énfasis al tema de la participación. Sobre el mismo establece que: Los/as jó-venes tienen el derecho y el deber de participar con poder de decisión en el proceso de discusión y formulación de una Política Nacional de la Juventud y en cualquier otra discusión de interés local, municipal, regional y nacional que afecte directa o indirectamente sus intereses; todo ello de acuerdo con los mecanismos establecidos en las leyes. Además tienen derecho a pronunciarse sobre cual-quier tema de interés público y a denunciar cualquier acto, hecho o actividad que afecte los derechos humanos (Artículo 7). Además, la Ley manda que, como parte de la Política Nacional de la Juventud, se creen los mecanismos de participación de los/as jóvenes en los distintos niveles de la vida pública (Artículo 10). El Capítulo V de la Participación Juvenil, Artículo 12, plantea aspectos favorables para la asociativi-dad juvenil. Por su importancia, a continuación transcribimos dicho artículo completo: Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias para la participación libre y eficaz de la juventud en el desarrollo político, social y cultural de la nación hondureña. A tal fin, el Gobierno impulsará la creación de estructuras organizativas intersectoriales juveniles de ámbito nacional, departamental y municipal, integradas por los representantes de las asociaciones o entidades juveniles y prestadoras de servicios a la juventud. Serán funciones básicas de estas plataformas: agrupar a las organizaciones juveniles de los munici-pios, los departamentos y la nación y, servir de interlocutor con las administraciones públicas en sus respectivos ámbitos territoriales. Sus miembros serán electos democráticamente y sus normas de creación, funcionamiento, organiza-ción y funcionamiento, serán establecidas por la Comisión Nacional de la Juventud mediante un re-glamento especial (Artículo 12). En el Título II de los derechos y deberes de la juventud, Capítulo I de los derechos, se reafirma el derecho a la organización juvenil en los siguientes términos: Organizarse y constituir organizaciones

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permitidas por la Constitución y las leyes, y los convenios internacionales que en esa materia Hondu-ras ha firmado (Artículo 13). Y en los deberes se desataca:

� Participar activamente en la vida civil , cultural, económica, social y política, recreativa y de-portiva del país;

� Contribuir de manera activa en el desarrollo de sus comunidades y en sus respectivas orga-

nizaciones (Artículo 14). Como objetivos del Instituto Nacional de la Juventud se propone:

� Promover la participación política de los jóvenes, desarrollando el principio de igualdad de derechos y oportunidades, posibilitando el acceso a puestos de dirección en los partidos po-líticos, a cargos de elección popular y a funciones en el engranaje de las administraciones públicas.

� Promover la organización de los jóvenes como instrumento que viabilizará su participación

política social (Artículo 19). Como una de las atribuciones del Instituto Nacional de la Juventud, tiene: Definir y promover espacios de participación de los jóvenes a nivel regional, municipal, departamental y nacional, en el ámbito público o privado, propiciando la organización de la juventud y su efectiva participación en la comuni-dad, al habilitar mecanismos para el ejercicio y protección de sus derechos (Artículo 21). Como atribuciones de las Comisiones Regionales, Municipales y Locales en su respectiva circuns-cripción territorial, la Ley establece:

� Promover la participación de los jóvenes en planificación, coordinación, ejecución y control en las iniciativas de desarrollo que se ejecuten en los distintos aspectos de la vida local y nacional.

� Fomentar y fortalecer la organización, formación, participación y desarrollo de los jóvenes en

los distintos tipos de organizaciones u actividades permitidas por la Ley (Artículo 40).

� Abrir espacios de fortalecimiento de la participación y creatividad juvenil. Como reflexiones iniciales sobre la Ley de Juventud se puede decir:

� Es el resultado de una lucha social muy activa de varios actores del asociativismo juvenil en el país, de manera particular del Foro Nacional de Juventud.

� Esta lucha sostenida por más de cinco años permitió dar a la asociatividad juvenil un por

qué institucional, generando diversas acciones de movilización social juvenil para el proce-so de formulación, aprobación e implementación de la Ley; lo que permitió que un grupo de jóvenes líderes asumieran la dinámica de un proceso de largo plazo.

� El contenido de la ley en general es el resultado del sentir y pensar de muchos jóvenes que

fueron parte activa, posee elementos de control administrativo, de participación, de poder decisión de forma Democrática altamente valiosos que requieren ser vigilados para su fiel cumplimiento.

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� De impulsarse el mandato de ley de la organización y desarrollo de las Comisiones Munici-pales de la Juventud esto permitirá construir, fortalecer y articular las distintas expresiones de juventud que existen en el ámbito local procurando un encadenamiento de procesos de participación organizada desde lo local hacia lo nacional, dando una efectiva oportunidad a los/as jóvenes de acceder a estadios reales de toma de decisiones.

3. EL ASOCIATIVISMO JUVENIL

3.1. Antecedentes del asociativismo juvenil actual La participación de la juventud en la vida nacional en las décadas del 40, 50, 60 y 70 fue muy relevan-te. El mayor protagonismo provenía de los/as jóvenes estudiantes universitarios, en un primer mo-mento y de secundaria en un segundo momento. Fue una participación claramente política a favor de la democratización del país. Así, durante la dictadura de Tiburcio Carías Andino (1917-1943), los es-tudiantes universitarios se organizaron en asociaciones cívicas estudiantiles para luchar contra el ejercicio del poder arbitrario y dictatorial. Posteriormente, en la década del 50, los estudiantes universitarios organizaron la Federación de Es-tudiantes Universitarios de Honduras (FEUH), convirtiéndose en la principal organización de la juven-tud hondureña a nivel nacional. En 1954 la FEUH apoyó decididamente la huelga de los obreros ba-naneros, la lucha obrera más importante a lo largo de la historia de Honduras. En los años 60 la juventud universitaria desarrolló posturas críticas contra el gobierno de Villeda Mo-rales y, cuando este fue derrocado por los militares en 1963, continuaron con su crítica opositora, sobreviviendo a la represión militar de que fueron objeto. Es en la década del 70 que el protagonismo juvenil alcanza su mayor auge. A la participación política de la juventud estudiantil universitaria, se sumó la irrupción de la organización juvenil de los estudian-tes de secundaria. Se fundó la Federación de Estudiantes de Segunda Enseñanza (FESE), organi-zando filiales en los institutos de secundaria del país. En la misma década, la Iglesia Católica organizó la Pastoral Juvenil, la Juventud Estudiantil Católica y la Juventud Obrera Católica. La juventud estudiantil universitaria y de secundaria luchó hasta lograr que se rescindiera el convenio con un consorcio de universidades de Florida, Estados Unidos de América. Este consorcio convenio consistía en una clara intromisión foránea en la educación nacional en los niveles de primaria y secundaria. Los movimientos juveniles, estudiantiles, obreros, campesi-nos y eclesiales abrazaron en la teoría y la práctica las ideologías que promovían la transformación social, y fueron base importante para la organización de agrupaciones de carácter revolucionario.

3.2. Expresiones de asociativismo juvenil del año 2 000 al momento presente

3.2.1. Hilo histórico de la cooperación internacional, ACJ, FES y el FNJ37 La presente década marca de forma importante un cambio en los procesos de visibilización del sector de juventud en el país, la temática misma adquiere mayor vigencia, y no precisamente de forma posi-tiva, a razón de:

37 Información construida a partir de entrevistas desarrolladas con Marvin Flores, ex técnico de la ACJ y actual-mente director de programa de jóvenes de la Asociación Scouts de Honduras, con Carlos Sierra, voluntario del FNJ desde el año 2000 y miembro de la junta directiva del primer Gobierno Estudiantil que funciona en el insti-tuto Central Vicente Cáceres, periodo 2001. Revisión documental: Plan Estratégico del FNJ 2005-2008.

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1) Las tendencias de situaciones problemáticas que afectan a la adolescencia y la juventud son cada vez más sentidas y visibles en la sociedad y de manera particular en el sector de salud, tal es el caso de las situaciones de los embarazos en adolescentes, la tendencia de situaciones de casos de VIH/SIDA entre poblaciones jóvenes de 15 y 24 años y el incremento de la tasa de suicidios entre los/as adolescentes38.

2) El fenómeno social de las maras o pandillas juveniles adquiere una dinámica y protagonismo tal

que hace que de forma gradual y progresiva el mismo capte la atención de la opinión pública al grado de convertirse en un tema de agenda electoral muy marcado para el periodo de elecciones del año 200139.

Esa dimensionalidad de la juventud como condición de problema fue derivando que diversas entida-des de la cooperación internacional, por un lado, iniciaran un conjunto de intervenciones orientadas a subsanar las condiciones de vulnerabilidad que afectasen a los/as jóvenes del país, siendo algunas de ellas: Programa o Proyecto40

Entidad cooperante

Foco de su intervención

Proyecto de Salud Reproductiva para Adolescentes de Honduras (SPAH) 1999-2002

Unión Europea, Secretaría de Salud.

Program a de carácter nacional orientado al fort a-lecimiento de la atención dirigido a jóvenes del sistema de salud a través de la construcción de clínicas de atención a adolescentes, de casas de la juventud y en la organización y la participación juvenil en al menos 8 municipios del país.

Proyecto de Ate nción al Menor Infractor (PAMIRS) 1998-2001

Unión Europea IHNFA

Programa dirigido al fortalecimiento del sist ema de justicia juvenil penal del país, procurando es-tablecer el debido proceso y propiciando accio-nes de prevención desde el Estado (Policía) para el fenómeno de las maras.

Programa de Ate nción Integral a la Mujer (PRAIM), GTZ 1997-2004

Cooperación Técnica Alema-na (GTZ) en asocio con UNI-CEF, UNFPA, OPS/OMS, y ACDI, Secretaría de Salud.

Programa con enfoqu e de intervención orientado hacia la mujer, que es direccionado hacia el sec-tor de juventud y conceptualizando la salud con una perspectiva integral de desarrollo en los ám-bitos de: � La organización y la participación juvenil. � Creación de ambientes saludables en la comu-

nidad. � El uso constructivo del tiempo libre. � Generación de oportunidades educativas y labo-

rales para el sector juventud. Son las iniciativas municipales COMVIDA su ex-presión operativa, teniendo como experiencia referenciada la Elección de los Consejos Munici-pales de la Juventud (experiencia altamente vali-dada en el municipio de Choloma, sector norte del país).

Programa Regional de Atención a la Adoles-cencia.

OPS/OMS, Secretaría de Salud.

Programa regional orientado al fortalecimient o de las políticas institucionales del sector salud para los/as adolescentes, y propiciador de la organiza-

38 Ver apartado de análisis de contexto de presente capítulo. 39 ACJ y Save the Children - Reino Unido, 2002. 40 Información extraída e integrada de ACJ, 2001.

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Programa o Proyecto40

Entidad cooperante

Foco de su intervención

1999-2001 ción juvenil como actores claves de los procesos de abogacía en favor de sus derechos mismos.

Programa de Juve n-tud 1999-2004

Fundación Fri e-drich Ebert, FES

Para finales del año 1999 la FES inicia la impl e-mentación más sistemática de un abordaje pro-gramático dirigido al sector juventud, en el marco de la gestión de las políticas públicas dirigidas a l sector, estableciendo un primer asocio institucio-nal con la ACJ, el cual se mantiene hasta finales del año 2004.

Las anteriores intervenciones gestadas desde de la cooperación internacional, fueron de forma pro-gresiva confluyendo entre sí junto con expresiones más de carácter nacional, como las impulsadas por la Asociación Cristiana de Jóvenes (ACJ), quienes desde la década de los 90 venían promovien-do y apostando acciones y recursos para la construcción del movimiento juvenil hondureño41, tenien-do diversas etapas con diferentes logros, dificultades y alcances (Ver apartado de asociativismo años 90). Producto de la sinergia generada de los procesos, se articula en el espacio del Grupo Asesor en Ado-lescencia42 la propuesta y desarrollo de un Encuentro Nacional43 de Organizaciones de Juventud y Entidades Sociales que ejecutan programas dirigidos a los/as jóvenes, dando como saldos significati-vos de dicho encuentro: 1) El plantear la necesidad de un marco jurídico especial de protección para el sector juventud. 2) La urgente tarea de transformar la entidad rectora en aquel momento de las políticas de juventud

como lo era el Consejo Nacional de la Juventud (CONJUVE). 3) El restablecimiento de la legalidad de los Gobiernos Estudiantiles del país. 4) La construcción de un movimiento nacional de juventud capaz de asumir procesos de reconstruc-

ción nacional. Los anteriores acuerdos dieron pie al desencadenamiento de varios procesos, tal es el caso del plan-teamiento al interior del Grupo Asesor en Adolescencia de conformar e impulsar un Foro Nacional de Juventud como un espacio de debate desde los actores juveniles para la formulación de propuestas sociales a favor de los derechos de los/as jóvenes; idea que fue rápidamente retomada por la ACJ en conjunción con la FES dadas las similitudes de los planteamientos esbozados. Es así que para el año 2000 en un proceso movilizado por la ACJ/FES con el apoyo financiero de diversos organismos de la cooperación internacional se efectúa un proceso de consulta con más de 500 adolescentes y jóvenes representativos de 14 departamentos del país, teniendo como producto final el documento publicado del Marco de Iniciativas de Políticas Públicas de Juventud, el cual es 41 En el caso hondureño la definición conceptual que más se ha trabajo ha sido la referida al de “Movimiento Juvenil”, esto en clara consonancia de otros movimientos sociales que en país existen: movimiento sindical, campesino, de mujeres, magisterial entre otros. Por tal razón para efectos del apartado hondureño se hará uso de esta definición indistinta de la asociatividad juvenil. 42 Espacio propiciado en aquel momento por el proyecto SPAH, como una forma de lograr una mayor articula-ción entre las diversas intervenciones que en materia de salud de adolescentes y jóvenes se estaba ejecutando en el país. 43 Evento desarrollado en agosto de 1999 y con una amplia participación social juvenil y con presencia de acto-res claves del Estado como el Presidente del Congreso Nacional y el Ministro de Educación.

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validado en el evento Foro Nacional de Juventud en donde 165 jóvenes que fueron parte del proceso de consulta se reunieron para finales del mes del noviembre de ese año. Dicho documento fue entre-gado a los representantes de los tres Poderes del Estado en demanda de una mejor atención del sec-tor de juventud del país44. Otro hecho significativo del evento lo es la entrega formal por parte del Congreso Nacional del primer Anteproyecto de Ley Marco de Desarrollo Integral de la Juventud, Anteproyecto que es asumido des-de entonces como uno de los ejes claves de las acciones que el FNJ estaría movilizando en su agen-da de trabajo para los próximos años. Finalmente el evento dio como saldo un planteamiento formulado desde los mismos jóvenes de la necesidad de la continuidad del proceso, estableciéndose una bitácora de trabajo encaminada a:

� Seguimiento al proceso presentado de la Ley Marco de Desarrollo Integral de la Juventud.

� Generación de acuerdos y compromisos en el marco de la recién iniciada campaña electoral de aquel momento con los candidatos a la presidencia de la república y con los candidatos en los municipios en donde se tenía presencia45.

� El trabajo de construcción de las bases organizativas del movimiento juvenil, siendo el espa-

cio del FNJ el escenario articulador del proceso. En esta etapa inicial del FNJ es destacar (2000-2002):

� La configuración social de su membresía estaba representada en su mayoría por la primera generación de Presidentes y Presidentas de los recién electos Gobiernos Estudiantiles, que después de más de una década de proscripción es través del acuerdo ejecutivo No. 0640-PE-2000, conocido como Reglamento de Gobiernos Estudiantiles, que los mismos vuelven a cobrar vida legal al interior del sistema de educación media, acción que sin lugar a dudas posee sus efectos no solo al interior del FNJ, sino también en otro de los actores del proce-so del movimiento juvenil como lo es la FENAESH como se verá más adelante.

� A partir de las experiencias y lecciones aprendidas de procesos anteriores como el de la

RHJ se procura al interior del recién creado FNJ potenciar los procesos desde los mismos liderazgos juveniles, y procurando de forma significativa el contar con una base social de jó-venes que respaldase las acciones de carácter nacional.

� La construcción de una horizontalidad en los liderazgos y en la toma de decisiones fue uno

de los ejes vitales en la conducción de los procesos.

� Muchos actores de la cooperación mantuvieron su vista activa alrededor del proceso, apor-tando recursos técnicos y financieros a través de la ACJ para su dinamización.

� Y finalmente el focalizar metas concretas a alcanzar estableció líneas de acción que fueron

“casando” al FNJ con ciertas temáticas como lo ha sido la Ley Marco de Desarrollo Integral de la Juventud conllevando esto con el tiempo sus pros y sus contras.

En la actualidad el FNJ a más de 6 años de existencia en la vida social del país se encuentra en una etapa de construir su institucionalidad jurídica y programática, durante el año 20004-2005 formularon

44 Ver Bussi, 2001. 45 Se trabajó activamente en la firma de un pacto presidencial, el cual fue logrado de forma exitosa y se firmaron seis pactos municipales.

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y aprobaron su Plan Estratégico 2005-2008, y tienen en proceso la aprobación de su personería jurí-dica. Un punto vital del presente proceso del FNJ es su definición conceptual de no pretender ser el movimiento de juventud del país, como en un principio el colectivo imaginario de organizaciones so-ciales visualizaban al FNJ y como producto de eso en un principio el FNJ mismo se imagina, sino que antes bien después del largo proceso de definición estratégica y de reflexión de la realidad, se plantea que el FNJ ha de ser uno de los actores claves en propiciar y construir el Movimiento Juvenil del País, que el FNJ es un movimiento juvenil y que la suma articulada con otros actores es la estra-tegia a seguir para crear ese movimiento de juventud de carácter nacional. En una valoración inicial del proceso del FNJ se puede plantear46: Fortalezas, saldos de las a c-

ciones desarrolladas Debilid ades, fallos en la ge s-

tión Desafíos a partir de las lecci o-

nes aprendidas � Ha constituido una plataforma

nacional de juventud que ha subsistido a lo largo del tiempo, posee una base social de jóve-nes importante que se han mantenido firmes en sus ac-ciones y compromiso, acción altamente valora dados los al-tos niveles de rotación que suelen tener los jóvenes en su militancia organizacional47

� Ha relevado el tema de juven-tud en diversos momentos cla-ves de la vida social y política del país, produciendo informa-ción y análisis desde la óptica propia de la juventud48

� Una buena parte del proceso de aprobación del marco jurídi-co de la Ley de Juventud y la definición de la institucionali-dad del INJ ha corrido por los procesos de abogacía y de au-ditoría social que desde el FNJ se ha hecho: 3 legislaturas y 3 gobiernos han sido el escena-rio de la aprobación e imple-mentación inicial de la ley.

� La acumulación de experien-

� La alta presencia de la coope-ración internacional ha posibili-tado un flujo de recursos que ha potenciado los procesos or-ganizativos del FNJ50, sin em-bargo esto también ha signifi-cado tener que lidiar con las agendas de los diversos cooperantes, y en algunos momentos existir incompatibili-dad entre las visiones de una u otra agencia colocando al FNJ en posiciones de difícil manejo: Su agenda vrs la agenda de la entidad cooperante.

� El imaginario social que el FNJ debía ser la entidad moviliza-dora del Movimiento Juvenil ejerció una presión para la cual el FNJ no estaba en condicio-nes de responder en su corta temporalidad.

� Muchos líderes de los movi-mientos de juventud de los años 70 y 80 han visto el pro-ceso del FNJ a la luz de sus propios procesos, establecien-do comparaciones de la capa-cidad de movilización social de

� El hacer una gran parte de sus acciones desde la perspectiva del voluntariado juvenil ha pro-piciado un alto nivel de empo-deramiento de los/as jóvenes, sin embargo la construcción de procesos de abogacía en los que el FNJ se avoca en la ac-tualidad hace pensar en la ne-cesidad de contar con personal técnico a tiempo completo; de ahí la necesidad de contar con el marco legal requerido.

� El fortalecer su base organiza-tiva es una tarea de carácter fundamental de corto plazo y acción estratégica para me-diano plazo de cara su sosteni-bilidad.

� Desde el espacio del FNJ se requiere una definición concep-tual de su liderazgo, el buscar establecer relevos generacio-nales que propicien que los nuevos actores del FNJ vayan de forma gradual y progresiva asumiendo posiciones de di-rección al interior del movimien-to.

46 Reflexiones compartidas con varios miembros de la Comisión Coordinadora del FNJ, en el taller desarrollado día sábado 16 de septiembre del 2006. 47 La asociatividad juvenil no posee un sentido corporativo como lo suelen tener los movimientos de mujeres, campesinos o magisteriales, su estadía de edad marca un ciclo de pertenencia y esto sumado a las enormes presiones de inserción laboral, inicio temprano de vida conyugal y el desencadenamiento de embarazos hace que los/as jóvenes suelan tener temporalidad muy corta de militancia organizativa juvenil. 48 El FNJ ha formulado más de 200 artículos, reportajes y acciones periodísticas. 50 El FNJ ha operado desde sus inicios como un movimiento juvenil de carácter voluntario, prueba de ello es que a la fecha no ha contado con ningún personal contratado. Los recursos gestionados hasta el año 2004 eran canalizados vía ACJ. Estableciendo una relación costo-beneficio de forma comparativa los recursos destinados en término de cinco años no sobrepasan los USD 200.000,00.

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Fortalezas, saldos de las a c-ciones desarrolladas

Debilid ades, fallos en la ge s-tión

Desafíos a partir de las lecci o-nes aprendidas

cias en materia de incidencia política y de movilización social advierten como aprendizaje que con el debido acompaña-miento los/as jóvenes si pue-den abanderar temas naciona-les más allá de la inmediatez de sus necesidades como ge-neralmente la sociedad catalo-ga a los/as jóvenes.

� Ha dado saldos iniciales en la construcción de asociatividad juvenil desde los ámbitos mu-nicipales49.

� Una nueva generación de líde-res juveniles están incursio-nando en la vida orgánica del país en diversos espacios: so-ciedad civil, cooperación inter-nacional y del Estado mismo, constituyendo un recambio ge-neracional que se espera pro-metedor para el país.

aquel entonces que son distan-tes y ajenos a la realidad ac-tual, asfixiando en alguna me-dida la construcción de nuevos escenarios de movilización ju-venil que el FNJ ha venido arti-culando.

� El asocio organizativo con la ACJ constituyó una virtud muy importante: por un lado ACJ poseía una capacidad instala-da propia de una Organización de Desarrollo, y por otro lado los procesos de abogacía del FNJ posicionaban el surgi-miento de un movimiento so-cial de juventud; sin embargo al paso del tiempo este círculo virtuoso se fue degradando en la medida que ambos espacios fueron perdiendo la perspecti-va de la complementariedad que ambos actores ejercían entre si51.

� La base social del FNJ está compuesta por su gran mayo-ría por jóvenes que cursan en la actualidad el sistema de educación superior, marcando ya a su interior en esta etapa de vida institucional brechas generacionales con los más jóvenes que ha propiciado una muy poca incorporación de nuevos actores juveniles, sien-do esto un grave problema de cara a la sostenibilidad misma del proceso.

� El proceso de aprobación de la Ley Marco de Juventud marcó mucho de sentido y quehacer institucional del FNJ, acción positiva por un lado porque es-tableció una meta a alcanzar de forma sostenida, negativo por que tendió en el encasilla-

� El desprenderse de los prejui-cios y confrontaciones estériles que a la fecha han prevalecido en relación a otros movimientos sociales, de manera particular con el desarrollado con la FE-NAESH.

49 Presencia organizada y de identidad juvenil en más de 12 municipios del país. 51 Para inicios de 2004 la ACJ sufrió una grave crisis interna de liderazgo, direccionando su enfoque de desarro-llo de una visión más nacional y de incidencia política hacía una visión de desarrollo más de carácter comunita-rio, conllevando con esto un efecto demoledor en su relación institucional con el FNJ.

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Fortalezas, saldos de las a c-ciones desarrolladas

Debilid ades, fallos en la ge s-tión

Desafíos a partir de las lecci o-nes aprendidas

miento institucional sobre un tópico que pese a su relevan-cia no es lo que finalmente ha de cambiar por si sola las con-diciones de vida de los/as jó-venes, y más aún aisló al FNJ de otros procesos sociales que poseen mayores niveles de in-cidencia en el futuro de los/as jóvenes como la aprobación del TLC, la migración forzada, la explotación sexual comercial de adolescentes y jóvenes en-tre otros.

3.2.2. Gobiernos Estudiantiles, FENAESH y asocio partidario. Muchos de los actores de los diversos frentes estudiantiles de los años 70 y 80, posicionados en or-ganizaciones del movimiento popular y de grupos políticos de la izquierda vieron con el resurgimiento de los Gobiernos Estudiantiles, una oportunidad de restablecer lo que fuera en aquel tiempo la Fede-ración de Estudiantes de Secundaría (FESE), dando vida en el año 2000 a la Federación Nacional de Estudiantes de Secundaria (FENAESH). Esto es importante de señalar dado que marca un estilo de trabajo y un pensamiento ideológico que define los procesos y las formas de trabajar con los que ac-tualmente opera la FENAESH: una asociatividad juvenil marcada por el pensamiento de la izquierda. La FENAESH a lo largo de sus 6 años de existencia, ha venido llevando a cabo un proceso de reivin-dicación de los derechos de los/as jóvenes estudiantes, siendo su misión principal luchar por la de-fensa de los estudiantes de secundaria, luchar por una mejor educación y contra la represión, discri-minación y estigmatización de los jóvenes52. Sus acciones de movilización social han sido más de corte contestario producto de su condicionalidad ideológica, impulsando acciones como marchas, mítines, toma de instituciones, entre otras. Esto les ha valido para poder establecer diálogos a altos niveles de la Secretaría de Educación, su última gran movilización de abril del 200553 permitió duplicar los recursos asignados al bono estudiantil, alcan-zando una cifra de 30 millones de lempiras (incremento del 50%), al igual que mejoras en el sanea-miento básico como la dotación de agua en los centros de estudio54. Algo muy interesante de la FENAES, es que están impulsando en la actualidad la organizaciones de los jóvenes estudiantes en los barrios urbanos y rurales, a través de lo que denominan colectivos de barrios. Lo anterior les permite abordar problemas y aspectos culturales de la juventud, no sólo desde su condición de estudiantes de secundaria, sino también desde su condición de jóvenes campesinos, trabajadores y del ámbito urbano y rural55.

52 Ortez, M. (2006) Presidente de la FENAESH. 53 Alrededor de 2.000 jóvenes. 54 Diario La Tribuna, 19 de abril del año 2005. 55 Ortez, M. (2006) Presidente de la FENAESH.

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En la una valoración inicial se puede indicar56:

Fortalezas, saldos de las acciones desarrolladas

Debilidades, fallos en la gestión

Desafíos a partir de las lecciones aprendidas

� La FENAESH ha venido a cubrir un vacio importante en la construcción de dere-chos de la juventud estu-diantil del país.

� Sus luchas han logrado subsanar necesidades sen-tidas de la población estu-diantil logrando generar res-puestas concretas a pro-blemas concretos.

� Han logrado generar proce-sos organizativos de carác-ter local y nacional, movili-zando una asociatividad ju-venil con identidad propia y sentido de pertenencia.

� Han venido a renovar los cuadros políticos del movi-miento social y partidario de la izquierda de Honduras.

� La FENAESH hereda una carga ideológica importante y valiosa, pero que por momen-tos no se contextualiza repro-duciendo a su interior conflicti-vidades muy características de la izquierda de los 80.

� Su cercanía excesiva al parti-do de izquierda del país hace difícil distinguir entre la asocia-tividad propia juvenil y la ex-tensión partidaria o de faccio-nes del partido, conllevando con esto un riesgo de atomiza-ción de sus procesos organiza-tivos al darse un fracciona-miento al interior de la UD57

� La presencia implícita de adul-tos con sus cargas propias ideológicas genera la preocu-pación de hasta qué punto el proceso de construcción ideo-lógico es asumido por una apropiación constructivista au-toasumida, es más bien el re-sultado de un proceso mediáti-co e imitativo.

� Posicionarse cada vez más en los ámbitos de educación media, extender su cobertu-ra a más centros de estudio del país.

� Consolidar sus procesos de seguimiento post-estudiante, el cómo mantener la conec-tividad de los/as jóvenes una vez saliendo de los centros de estudio.

� Ampliar su agenda de traba-jo, capitalizar los procesos comunitarios que están en proceso de ejecución.

� La adquisición de la auto-nomía propias más allá del cordón umbilical establecido con el partido de izquierda del país, entrar en la lógica de la ideologización auto-construida más que de los factores exógenos (aprender la historia)

3.2.3. Zona norte del país: el fenómeno de las maras y la asociatividad juvenil en Generación X58.

La Asociación Civil JA-JHA ha sido uno de los actores pioneros en el país, y de manera particular en la zona norte, en el abordaje profesional, sistemático y con enfoque de derechos del fenómeno social de las maras o pandillas juveniles, abordando el fenómeno en una de las dimensiones poco trabaja-das como es la intervención directa con los/as jóvenes activos en pandillas. Este proceso altamente complejo ha tenido que bregar con la ola represiva y de mano dura que en el país se instauró de forma más significativa, con el Gobierno de Maduro-periodo 2002-2006- y que la campaña electoral recién pasada (2005) hizo del fenómeno de las maras, el principal tema de agenda electoral con propuestas como la pena de muerte para los jóvenes en pandillas que hayan cometido crímenes abominables para la sociedad.

56 Reflexiones integradas a partir de diálogos generados con diversos líderes de la izquierda a lo largo de los últimos años. 57 Partido de Unificación Democrática. 58 Apartado construido a partir de JA-JHA, SCUK, 2006.

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Es en este escenario donde JA-JHA va deslindado su trabajo, el cual de forma gradual y progresiva va logrando que un grupo significativo de jóvenes59 entren en procesos de rehabilitación y de reinser-ción social, dando como saldo del proceso la conformación organizativa de Generación X60, espacio organizativo de jóvenes, hombres y mujeres, cuyo propósito desde la fecha de su fundación es habili-tar espacios para que los jóvenes ex-pandilleros desarrollen sus habilidades, la recuperación de valo-res y el reencuentro con sus familias. Una de las acciones más activas promovidas por Generación X ha sido la denuncia de las muertes sumarias o arbitrarias de la que han sido objeto los jóvenes del país, enfatizando que dichas muertes son el resultado de una limpieza social, y en la que jóvenes sin importar su asocio o no a las maras están también propensos de que sean eliminados. Se opusieron activamente a las reformas penales (Art. 33261) en donde tipifican a las maras como asociación ilícita aplicando penas de hasta 12 años de cárcel, sin que haya necesidad de probar la comisión de un ilícito, siendo en muchas ocasiones la tenencia de tatuajes el medio probatorio de ser miembro activo de las pandillas. Como asociación de jóvenes en situación de reinserción social uno de los ejes claves ha sido el am-pliar el marco de oportunidades educativas y laborales para los mismos, propiciando actividades de formación técnica, microempresarial y de desarrollo humano. Desde una perspectiva inicial se puede valorar62:

Fortalezas, saldos de las acciones desarrolladas

Debilidades, fallos en la gestión

Desafíos a partir de las lecciones aprendidas

� Generación X ha generado un profundo compromiso por la de-fensa de sus miembros.

� Han potenciado una mística de trabajo: ante las necesidades ur-gentes es necesario también im-pulsar acciones de desarrollo de carácter urgente.

� Poseen una perspectiva muy completa del fenómeno de las maras, lo que posibilita abordar estrategias de intervención desde la misma lógica del fenómeno.

� Han logrado aproximar sus in-tereses y deseos por encima de

� Su ruta hacia el futuro aún es incierta, por sus condiciones de vulnerabilidad son una asociación que requiere de un fuerte acompañamiento para hacer de su estructura social una dimensión más de carácter institucional.

� Requieren fortalecer sus capacidades organizativas, de gestión y de elevar sus ni-veles de formación de sus miembros.

� El lograr mantener activa su estructura organizativa en un ambiente donde las políticas de mano dura prevalece en muchos ámbi-tos del poder, tanto a nivel nacional y local.

� La supervivencia física de sus miembros es todo un reto, la tendencia de las ejecuciones sumarias en el país no se han detenido, y éstos jóvenes son objeto permanente de persecu-ción y de posibles ejecu-

59 Un estimado inicial de 40 jóvenes de uno de los sectores más conflictivos del Valle de Sula, Colonia Rivera Hernández. 60 20 de agosto de 2003. 61 Para el año 2003, el Congreso Nacional reformó el articulo 332 del Código Penal, incluyendo la figura de las maras o pandillas como actividad de asociación Ilícita sin tomar en consideración los medios probatorios de dicha pertenencia, y tipificando penas de hasta 12 años sin más que el hecho de ser parte de la mara o pandi-lla. Los cuerpos de represión del Estado han establecido que el poseer tatuajes en el cuerpo es el medio para identificar los miembros activos de pandillas, razón por la que muchos jóvenes ex-pandilleros, en su afán de quitarse los tatuajes, han recurrido a medidas extremas como quemarse con aceite caliente, uso de planchas, ácido de batería y demás formas ominosas con tal de eliminar de sus cuerpos los tatuajes. 62 Apartado construido a partir de JA-JHA, SCUK, 2006.

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Fortalezas, saldos de las acciones desarrolladas

Debilidades, fallos en la gestión

Desafíos a partir de las lecciones aprendidas

las diferencias que vivieron de cuando eran militantes activos63

� Han contribuido en colocar en la Agenda nacional una problemáti-ca como la de las ejecuciones sumarias o arbitrarias desde la óptica de la juventud, y más aún en su condición de posibles víc-timas del exterminio.

ciones64.

3.2.4. Otros procesos organizativos: dimensión rural, arte-deporte, temáticas y de corte tradi-cional65.

Desde la experiencia de asociatividad juvenil rural destacan los procesos impulsados en la región del Yeguare por el departamento de extensión universitaria de la Escuela Agrícola Panamericana de El Zamorano (EAP), labor que desde el año 2004 ha venido construyendo un tejido social juvenil basado en la premisa que el rompimiento de círculo intergeneracional de la pobreza reside en la inversión estratégica en los/as jóvenes: un joven que rompe el círculo de la pobreza asegura en gran medida que su descendencia contará con mejores estadios de desarrollo. La dinámica de intervención rural ha producido la potenciación y el fortalecimiento de una red regional de asociaciones juveniles en una de las zonas más postergadas del país, pero con capital medioam-biental y de producción agrícola altamente prometedor si se efectúa la inversión requerida. El proceso organizativo de los/as jóvenes rurales ha contado con la articulación del FNJ, acción que posibilitó en la recién campaña electoral la firma de cinco Pactos Municipales entre los candidatos a alcalde y las comunidades en materia de inversión estratégica en niñez y juventud. La estrategia desarrollada ha permitido que la asociatividad juvenil sea un espacio referenciado por las comunidades, teniendo periódicamente el desarrollo de cabildos juveniles como un proceso se-mestral de rendición de cuentas y de auditoría social sobre el cumplimiento de los acuerdos genera-dos durante la firma de los pactos. Es de rescatar también los recientes procesos de asociatividad juvenil que se están desarrollando en una de las zonas de asentamiento habitacional post-huracán Mitch66; destaca la asociatividad juvenil apoyada por la Organización Nacional Arte y Acción67, quienes a través del arte han potenciado una movilidad juvenil que sensibiliza en sus zonas de influencia para la prevención de la violencia, y que de forma gradual están incursionando en diversos escenarios de la vida nacional con su mensaje propositivo de la cultura de paz.

63 La confrontación entre la MS y el barrio 18 es una de las fuentes importantes de muerte de jóvenes en pandi-llas. En Generación X, después del proceso desarrollado, han logrado que quienes antes eran de bandos opuestos hoy coexistan en ambientes amigables y de tolerancia. 64 Entre los meses de noviembre y diciembre del 2005, siete jóvenes de Generación X perdieron la vida de for-ma aún no esclarecida. En dicho momento se tuvo que activar un programa de emergencia para salvaguardar la vida de los/as jóvenes. 65 Doblado, M. (septiembre 2006), especialista de Juventud, iniciativa del Yeguare/EAP. 66 A partir del año 2005, en la zona del Valle de Amarateca, a través de la organización civil Arte y Acción y en coordinación con la Cruz Roja Hondureña, se han movilizado procesos organizativos con los/as jóvenes, enfo-cando acciones en la organización social de base y uso psicopedagógico del arte y la cultura. 67 Martínez, Ana (septiembre 2006), representante de Save the Children - España en Honduras.

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Finalmente mencionar que a lo largo de lo que va de la presente década mantienen sus labores orga-nizativas espacios como la Pastoral Juvenil Católica, el Movimiento Scouts de Honduras, La confra-ternidad Evangélica, entre otras. Enfocando acciones en su ámbito de interés, aglutinando de forma organizativa una buena cantidad de jóvenes, pero; aún sin grandes articulaciones sociales que se encaminen a la movilidad social; y la incidencia social y política de la juventud del país.

3.3. Balance general: aspectos que limitan y/o favo recen el desarrollo del asociativismo juvenil

3.3.1. Fortalezas

1) Constituyen plataformas nacionales de juventud que ha subsistido a lo largo de la presente déca-

da, poseen una base social de jóvenes importante que se han mantenido firmes en sus acciones y compromiso, acción altamente valorada dados los altos niveles de rotación que suelen tener los/as jóvenes en su militancia organizacional.

2) Han relevado el tema de juventud en diversos momentos claves de la vida social y política del

país, produciendo información y análisis desde la óptica propia de los/as jóvenes. 3) Una nueva generación de líderes juveniles están incursionando en la vida orgánica del país en

diversos espacios: sociedad civil, cooperación internacional y del Estado mismo, constituyendo un recambio generacional que se espera prometedor para el país.

4) Han venido a cubrir un vacío importante en la construcción de derechos de la juventud en la Hon-

duras de hoy.

3.3.2. Debilidades 1) Muchos líderes de los movimientos de juventud de los 70 y 80 han visto el proceso actual de aso-

ciativismo juvenil a la luz de sus propios procesos, estableciendo comparaciones de la capacidad de movilización social de aquel entonces que son distantes y ajenos a la realidad actual, asfixian-do en alguna medida la construcción de nuevos escenarios de movilización juvenil que se han ve-nido articulando en la presente década.

2) La alta presencia de la cooperación internacional ha posibilitado un flujo de recursos que ha po-

tenciado los procesos organizativos de los/as jóvenes, sin embargo esto también ha significado tener que lidiar con las agendas de los diversos cooperantes, y en algunos momentos existir in-compatibilidad entre las visiones de una u otra agencia colocando al asociativismo juvenil en posi-ciones de difícil manejo: su agenda versus la agenda de la entidad cooperante.

3) Uno de los actuales actores claves de la construcción del asociativismo juvenil en Honduras, co-

mo lo es la FENAESH, hereda una carga ideológica importante y valiosa, pero que por momentos no se contextualiza, reproduciendo en su interior conflictividades muy características de la iz-quierda de los 80. Su cercanía excesiva al partido de izquierda del país, hace difícil distinguir en-tre la asociatividad propia juvenil y la extensión partidaria o de facciones del partido, conllevando con esto un riesgo de atomización de sus procesos organizativos al darse un fraccionamiento al interior de la UD.

4) La visión represiva que hacia los/as jóvenes prevalece en muchos sectores políticos, económicos

y sociales del país pone en precario la construcción de la asociatividad juvenil en espacios como el de Generación X, donde la principal amenaza es la posibilidad de muerte de sus propios inte-grantes.

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5) La membresía de las actuales plataformas de asociatividad juvenil suele ser débil, a veces acom-

pañadas por unas decenas de jóvenes activos y dinámicos, con acciones de lucha legítimas y muy valiosas, pero; que su nivel de representatividad, no queda claramente establecida, no tanto por las masas que puedan representar sino por su nivel de consulta y construcción de visiones de carácter más colectivas e incluyentes.

6) El estado actual del asociativismo juvenil está próximo a cruzar un umbral de divisionismo que

reproduce situaciones de conflictividad característicos de los movimientos populares, de sindica-tos o del movimiento de mujeres; esta tensión producto en gran medida por las contradicciones aparentemente ideológicas son resolubles, pero; requiere de los actores claves del proceso un acercamiento al diálogo y la unificación de los puntos en común por encima de las diferencias.

4. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

4.1. Conclusiones Al efectuar un balance reflexivo sobre los diversos procesos en los cuales ha transitado el asociati-vismo juvenil en Honduras, se puede establecer en principio que: 1) Entre los años 1940-70 en el país se logró articular un fuerte movimiento juvenil estudiantil capaz

de movilizar diversas conquistas sociales en contra del estado dictatorial del Gobierno de Carias, la construcción de una representatividad estudiantil de carácter nacional que hizo su aporte signi-ficativo en uno de los hitos más grandes a favor de la clase obrera como lo fue la huelga de 1954, la lucha por la autonomía universitaria de la máxima casa de estudios del país y una gran movili-zación social en contra de las intromisiones educativas que pretendía imponer en el sistema edu-cativo medio y superior el consorcio de universidades de la Florida.

2) El crecimiento gradual y progresivo que estaba teniendo el asociativismo juvenil tuvo su punto de picada y de casi desaparición en los años 80, escenario sociopolítico marcado por la guerra fría y de imposición de la Doctrina de Seguridad Nacional, de la cual el movimiento juvenil hondureño fue víctima a través de las torturas, exilios y desapariciones forzosas de muchos de sus líderes y de la proscripción de la que fue objeto la organización estudiantil a nivel de educación media en el año de 1987.

3) La crisis de los años 80 derivada de la represión estatal, la ideologización que acompañó al mo-

vimiento juvenil estudiantil y los cambios culturales socioeconómicos y de la sociedad hondureña son factores determinantes para que los/as jóvenes pasaran de ser sujetos políticos activos a grupos vulnerables y de amenaza social.

4) La década de los 90 marcada por los ajustes estructurales de la economía profundizaron las con-

diciones de pobreza y de vulnerabilidad social teniendo de forma inexorable impactos en las con-diciones de vida de los/as jóvenes; lo rescatable del periodo fue el avance democrático que se tu-vo en materia de desmilitarización de la sociedad, situación que posibilitando una movilización ju-venil en una lucha puntual, pero, a su vez, muy importante como lo fue la abolición del servicio mi-litar obligatorio, lucha por los derechos juveniles aún de gran valía para las generaciones presen-tes.

5) Otra acción posibilitada en los años“90 (1994-1995) lo fue la lucha de jóvenes estudiantes de se-

cundaria por el bono estudiantil, demanda impulsada por los aumentos constantes del transporte público, en la cual se logró que el Gobierno dispusiera de recursos para ser entregados de forma directa a la población estudiantil de las principales ciudades del país.

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6) Para finales de los 90 y a lo largo de la presente década la violencia y la inseguridad ciudadana

se han convertido en temas de agenda política nacional. El incremento de la inseguridad ciudada-na tiene una base real en el aumento de los hechos delictivos, los cuales son ampliamente difun-didos por los medios de comunicación lindado muchas veces con el amarillismo y el morbo. Ante este hecho, la ciudadanía ha expresado su preocupación y a lo cual mantiene una constante exi-gencia a las autoridades del país para que brinden la protección requerida. En este proceso de exigencia y preocupación, se ha identificado al sector juventud en su asocio al grupo de las maras o pandillas como uno de los supuestos responsables del clima de violencia que vive el país; es-grimiendo una serie de argumentos y percepciones entre los que destacan68:

� “En Honduras ha habido un incremento de la delincuencia juvenil”. � “Los delitos más abominables los cometen los jóvenes y adolescentes”. � “Las maras o pandillas juveniles en su totalidad o en su mayoría están ligadas al crimen or-

ganizado”. � “La normativa jurídica internacional y nacional protege a los/as jóvenes delincuentes”. � “Los/as jóvenes adolescentes son ya adultos y tienen actitudes de adulto, por lo tanto hay

que aplicarles leyes como adulto”.

Este escenario de criminalización de la juventud, aprovechado políticamente por los partidos polí-ticos de corte derechista para su agenda electoral, ha movilizado que la respuesta del Estado sea de carácter represivo, promoviendo reformas como el artículo 332 del código penal para penalizar a la asociatividad a las mara o pandillas, la reducción de la edad punible, la renuncia del Estado de Honduras a los tratados internacionales de derechos humanos, endurecimiento de las penas para el menor infractor, los tratos salvajes a niños, niñas y adolescentes recluidos en centros de internamiento, entre otras acciones que han situado a la juventud en una condición de amenaza extremadamente simplista: todo joven es pandillero, todo pandillero es un delincuente y todo de-lincuente hay que eliminarlo.

7) Como producto de esa visión de la juventud como amenaza, lo es la muerte sistemática de ado-

lescentes y jóvenes en el país, que desde 1998 a febrero del presente año 2006, según estima-ciones de la organización humanitaria Casa Alianza 2.879 adolescentes y jóvenes menores de 22 años ha sido asesinados.

8) Es en el anterior escenario de ajustes estructurales, de incremento a la pobreza, de estigmatiza-ción social y a su vez de invisibilidad social del joven como sujeto de derechos que la asociativi-dad juvenil ha tenido que bregar, actores como la ACJ ha marcado luchas importantes por la construcción de plataformas nacionales de juventud, muchas de ellas derivadas en desencantos y frustraciones, pero; que la reflexión de las acciones desarrolladas han permitido volver a la diná-mica de los procesos con nuevas estrategias.

9) Varios factores conjugados al inicios de la presente década (2000), han posibilitado el resurgi-

miento de una movilidad juvenil, si se quiere aún débil, pero que se ha mantenido de forma gra-dual y progresiva:

� La transición Democrática ha permitido que el país celebre siete procesos electorales de

forma consecutiva, marcando al menos el establecimiento de una democracia formal en donde es posible la alternancia de poderes desde una lógica del poder civil.

68 Ordóñez, A., 2000.

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� El restablecimiento legal de los gobiernos estudiantiles en la educación media, pulmón de la organización juvenil que ha permitido el resurgimiento de líderes jóvenes que poco a poco se van insertando en diversos escenarios organizativos del país.

� El interés manifiesto de la cooperación internacional en la temática de juventud, quizás no

precisamente desde la lógica de la movilidad y organización social juvenil, pero; que en con-junción de los procesos nacionales promovidos desde espacios como la ACJ y actores polí-ticos del país formados en las trincheras del movimiento juvenil de los años 70-80 posibilita-ron el surgimiento de al menos dos de los procesos más activos de asociativismo juvenil en el país: el FNJ y la FENAESH.

� En el país con todas y sus debilidades de la democracia formal, las posibilidades de dialogo

político son viables y se pueden generar la atmósfera para impulsar acciones de abogacía e incidencia política, tal es el caso de la formulación, aprobación y actual implementación de la Ley Marco de Desarrollo Integral de la Juventud, procesos que para el FNJ ha constituido un vaso comunicante de muchas de sus acciones que les ha fortalecido su asociativismo juve-nil, articulando acciones desde el ámbito local a lo nacional.

4.2. Recomendaciones

4.2.1. Acerca del fortalecimiento de la base organizativa del asociativismo juvenil69

1) La construcción del asociativismo juvenil requiere de la consolidación de las plataformas estudian-

tiles, teniendo como punto de partida los gobiernos escolares del nivel primario y los gobiernos es-tudiantiles del nivel medio, éstos como el primer ámbito de ejercicio democrático participativo que se debe fortalecer con la participación amplia de todos los sectores juveniles.

2) Se requiere efectuar un proceso de sensibilización y de toma de conciencia a nivel de las autori-dades centrales, gremios magisteriales y autoridades locales del sistema de educación para que asuman un acompañamiento activo en el fortalecimiento de los gobiernos estudiantiles, esto des-de una perspectiva propiciadora del protagonismo juvenil y no adultocéntrica.

3) De igual forma se requiere analizar con más profundidad las nuevas formas de participación que

los/as jóvenes están canalizando; desde los ámbitos deportivos, artísticos-musicales hasta llegar al uso del ciberespacio como espacios de encuentro alternativos entre los/as jóvenes. El uso de las tecnologías de la comunicación debe ser un eje clave a potenciar en la construcción de la ciu-dadanía juvenil.

4) La agenda juvenil debe ser un proceso de autoconstrucción colectiva derivada de las formas de sentir, pensar y actuar desde la lógica de la juventud, los adultos deben asumir una postura facili-tadora de procesos y no de interferencia, aportando insumos, recursos y asumiendo posiciona-mientos a favor de la causa juvenil pero sin pretender sustituir la voz propia de los/as jóvenes.

5) La asociatividad juvenil debe promover el reconocimiento de aquellas distintas formas lícitas de

organización por las que optan los jóvenes, y sobre todo no estigmatizarlas; contribuir al recono-cimiento de los/as jóvenes como ser-sujeto y de éstos con la sociedad y Estado, a través de la socialización de experiencias de investigación que describan y expliquen las nuevas formas de li-derazgo, de objetivos y acciones.

69 Para esto se tomó como base la información recogida en el taller de ocho horas con jóvenes líderes del FNJ, Iniciativa del Yeguare, miembros activos de la Asociación Scout de Honduras y coordinador del Eje de Partici-pación del Instituto Nacional de la Juventud, el cual se efectuó el 16 de septiembre de 2006.

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6) La cooperación internacional deben continuar aportando recursos técnicos, humanos y financieros que contribuyan a la construcción del joven como sujeto social y no como objeto de intervención ante un problema determinado, se requiere efectuar una inversión sostenida desde el enfoque de derechos.

7) Se requiere provocar y generar un diálogo activo entre las expresiones de asociatividad juvenil

identificadas para discutir sus diferencias e identificar los puntos en común, es de vital importancia establecer un proceso de coordinación y de articulación social, partiendo de que cada grupo po-see enfoques y visiones diferenciadas de cómo hacer las cosas, pero que en esencia poseen as-piraciones en común, una misma realidad que les afecta y un objetivo común que es el de mejorar significativamente las condiciones de vida de la adolescencia y juventud del país.

8) Que las asociatividades de juventud impulsen los espacios de decisión y opinión local y municipal,

como un instrumento viable de participación reivindicativa de sus derechos. 9) La claridad de objetivos, enfoques, metodologías, formas de comunicación, reparto de responsa-

bilidades y tiempos de implementación son ejes claves para el logro de una efectiva y genuina coordinación intersectorial e interinstitucional que desde la asociatividad juvenil se debe promover a su interior y en relación a los demás para el desarrollo del país.

10) Los procesos de construcción de la memoria histórica de las experiencias del asociativismo juve-

nil pasa de forma inexorable en la sistematización constante de sus experiencias, logros, dificulta-des y desafíos; los actuales procesos aún carecen de dicha sistematicidad lo cual con el paso del tiempo puede hacer que las luchas alcanzadas queden en un tímido recuerdo de unos pocos.

11) La organización juvenil comunitaria y del ámbito rural requieren de particular atención en las me-

todologías de llegada, formas de organización, construcción colectiva de demandas en base a su contexto social y económico; en la construcción del asociativismo juvenil transita como un eje vital la integración de los/as jóvenes que históricamente han sido objeto de marginación y de exclu-sión.

12) El relevo generacional al interior de las asociatividades juveniles debe ser una estrategia en cons-

tante desarrollo dados los altos niveles de rotación juvenil y la escasa construcción de sentidos corporativos que desde la vivencia juvenil existe, la inversión en programas de incubadoras de lí-deres juveniles y de formación sociopolítica deben ser acciones de carácter permanente al interior del asociativismo juvenil.

13) Las entidades que trabajan para la juventud requieren de procesos de formación institucional que profesionalicen al personal técnico desde una perspectiva de derechos, con las herramientas de mediación pedagógica requeridas y con un marco ético-valores que asegure un respeto a la inte-gridad física, moral y psicológica de los/as jóvenes con las cuales trabajan, esbozando en princi-pio las siguientes habilidades y conocimientos.

4.2.2. Acerca del accionamiento e incidencia de las estructuras del Estado.

1) Se requiere movilizar acciones desde la perspectiva de juventud para incidir en las políticas y la

estructura ha implementar del recién creado Instituto Nacional de la Juventud (INJ), así como re-pensar en la lógica de relación que esta construyendo con la sociedad, ONGs y Estado. La Ley Marco de Desarrollo Integral de la Juventud constituye una lucha social de una buena parte del asociativismo juvenil de varios años que requiere ser implementada con el espíritu con la cual fue creada.

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2) Vinculante a lo anterior, como una acción coordina con las políticas nacionales de juventud, se requiere de forma rápida, articulada y consistente asumir la animación de la conformación de las Comisiones Municipales de Juventud que se crean a partir de la Ley Marco, procurando la mayor interacción posible con las redes y agrupaciones juveniles existentes en los municipios.

3) De parte de las autoridades de gobierno se requiere de forma urgente un repensar en la visión

que el mismo Estado promueve de la juventud, se requiere impulsar una visión de desarrollo inte-gral de los/as jóvenes, y de manera particular dar respuestas urgentes a problemas igualmente urgentes: el prevenir la continua muerte de jóvenes en el país y el esclarecimiento de las mismas, y respuestas integrales a fenómenos sociales como el de las Maras o Pandillas juveniles, no se pueden dar respuestas únicamente jurídicas a problemáticas cuyo origen social, económico y polí-ticos son factores determinantes tanto del problema como de la solución.

4) Se requiere un enfoque de rompimiento del círculo intergeneracional de la pobreza estableciendo

políticas generadoras de oportunidades para la población juvenil que se encuentra en condiciones de vulnerabilidad y exclusión social.

5) Es indispensable que se realicen diagnósticos amplios sobre las aspiraciones y motivaciones de

la juventud, recuperando las especificidades propias de los distintos sectores que integran las ju-ventudes, con objeto de adecuar las políticas de juventud a la realidad.

6) Los procesos de abogacía requieren de una construcción sólida de alianzas organizacionales ca-

paces de sensibilizar, proponer, demandar, monitorear y evaluar el conjunto de acuerdos que se establezcan con las autoridades del Gobierno Central y Local. Un reto importante es hacer tras-cender la temática de juventud de una visión mediática y muy marginal hacia un enfoque de desa-rrollo estratégico; invertir en los/as jóvenes debe ser visto como elemento clave de la gobernabili-dad, y esto hay que hacérselo entender a los tomadores de decisión (central o local).

4.2.3. Acerca de la construcción de alianzas y perspectiva regional

1) El asociativismo juvenil en Honduras no puede ni debe estar aislado del contexto de país y de la

región, se requiere generar o fortalecer espacios de expresión e intercambio a nivel regional, tales como foros y encuentros, favoreciendo el liderazgo que las asociatividades juveniles tengan en campos determinados.

2) Crear desde los actores del Estado, de la Sociedad Civil y de la Cooperación Internacional las condiciones y los mecanismos más convenientes para garantizar la expresión de los puntos de vista de los/as jóvenes sobre el rumbo de Centroamérica, máxime en fenómenos como el migrato-rio, los tratados de libre comercio, la trata y la explotación sexual comercial de adolescentes y jó-venes y el sistema de integración centroamericano entre otros.

3) Potenciar alianzas estratégicas con otros sectores de la ciudadanía en el diseño y ejecución de

los programas de juventud.

4.2.4. Acerca del protagonismo juvenil 1) Incidir en los procesos de autogestión de los/as jóvenes para resolver sus propios requerimientos,

incrementar sus potencialidades y capacidades negociadoras como fuerza legítima de opinión y decisión.

2) Demandar un cambio en la imagen que de las juventudes proyectan los medios de difusión masi-

va, particularmente de la mujer, en un ambiente democrático, de equidad y respeto a la dignidad.

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3) Es fundamental construir a partir de las realidades propias de los/as jóvenes, colocando en el cen-tro de las intervenciones las necesidades más sentidas de la juventud quienes deben constituir el centro de las acciones programáticas a impulsar. Su participación debe trascender del rol de be-neficiarios hacia el rol de protagonistas del proceso.

4) Es necesario reconocer y hacer valer los esfuerzos de voluntariado social que se puedan generar

en la comunidad, privilegiando espacios de encuentro para el intercambio de experiencias, esta-bleciendo un sistema de incentivos que potencie y haga valer esta labor social generada desde y hacia el sector juventud.

5) Es necesario entender que la población de adolescentes y jóvenes con quienes se articula no se

deben matricular con el concepto de que son “jóvenes de X o Y proyecto en particular, se requiere que los jóvenes se “rotulen” con la realidad de su comunidad, de su familia y de ellos mismos, que su vinculación organizativa es de ellos y que su funcionamiento es autónomo y autodirigido por ellos; el adulto o técnico es únicamente una presencia estimulante y no interferente del proceso.

6) La ideologización partidaria debe ser el resultado de una toma de conciencia auto formulada por

la asociatividad juvenil, debe ser un constructo colectivo de carácter autónomo y de vinculación estratégica resultante de un posicionamiento grupal y no de imposición exógena.

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