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Asociación Latinoamericana de Estudios de Asia y África
XIII Congreso Internacional de ALADAA
Relaciones Colombia-China
La Agenda Colombia-China
Enrique Posada Cano
Sobre el autor
Colombiano. Internacionalista especializado en China. Escritor, diplomático,
economista con 5 obras publicadas: tres de narrativa, dos de ensayos. Es especialista en
Relaciones Internacionales de la Universidad de Buenos Aires y Master de la
Universidad de Beijing en Historia Contemporánea de China. Es actualmente Director
del Observatorio Virtual Asia Pacífico de la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo
Lozano, Vicepresidente de la Asociación de la Amistad Colombo China y Director de la
revista AMIGOS DE CHINA. Miembro de la Unión de Escritores de América.
Resumen
Esta ponencia trata de toda una serie de campos de cooperación, entendida la
cooperación en un sentido contemporáneo no en el sentido tradicional que trae a la
mente conceptos como donaciones, ayuda de un país a otro, etc. Un nuevo sentido de
cooperación se entiende como una agenda bilateral y es aproximadamente la que
plantean los chinos en su documento del año 2008 titulado “Política de China hacia
América Latina y el Caribe’.
En el citado documento, China plantea toda una agenda de colaboración mutua, de
interés recíproco en torno a temas tan variados y amplios como el intercambio científico
y tecnológico, la preservación del medio ambiente, la seguridad en general y la
seguridad alimentaria en particular, la cultura, la educación, las energías verdes, la
inversión, etc.
Esta ponencia es un tipo de respuesta al citado documento de China, y en ella el autor
sitúa a Colombia no solamente como posible receptora de transferencia tecnológica y de
conocimiento sino también como un actor dador de conocimiento en temas tan
emblemáticos para el mundo globalizado de hoy como son: la biodiversidad, el medio
ambiente, la seguridad en sus diversos aspectos, el idioma castellano, etc.
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La Agenda Colombia-China
Enrique Posada Cano
1. Una mirada de contexto
En los tiempos que corren, cuando se habla de China no parece suficiente definirla como
una cultura o una civilización. Las cifras con las que se mide su tamaño, no solamente las
referentes a la macroeconomía que registran los últimos treinta años sino incluso las de su
pasado milenario, han llevado a varios sinólogos a redefinirla con una palabra: dimensión.
China es, en efecto, una dimensión planetaria. Está arraigada en la conciencia de los
propios chinos como una hazaña el hecho de sumar más de 1.300 millones de habitantes. Si
se olvida esto –suelen recordarles los chinos a los extranjeros- no se podrá entender nada de
lo que China representa, ni sus logros, ni las dificultades que enfrenta. Esta noción no
envuelve solamente a la China contemporánea: El ‘reino del medio’ (中国) ha sido en todas
las épocas el país más poblado del mundo, del mismo modo que durante la dinastía Tang
(618-907 n.e) fue una potencia aún mayor de lo que es hoy.
Nada de la destrucción de que hicieron gala los europeos en Pekín en las postrimerías
del siglo XIX ha de sorprender si uno de sus más brillantes filósofos, Friedrich Hegel
(1770-1831), escribió estas ‘perlas’ refiriéndose a China: “…El individuo está moralmente
desprovisto de personalidad propia. La historia china carece aún esencialmente de historia;
no es más que la repetición de una misma ruina majestuosa…En ella no puede tener lugar
progreso alguno”1. Bueno sería que le hubiera alcanzado la vida a Hegel para ver a China
en este cruce de tres décadas entre fines del siglo XX y comienzos del XXI.
Lo que sorprende hoy de China no son las cifras de crecimiento, el monto de las reservas
internacionales, su posición como primer acreedor de los bonos del tesoro de Estados
Unidos: asombra la velocidad con la cual ha dejado atrás en tres decenios el nivel de
1 Alain Peyreffite. L’Empire Immovile. Paris: Fayard, 1989.
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pobreza, atraso y aislamiento internacional en que se hallaba en la octava década del siglo
pasado.
Era un país dependiente y semi-feudal cuando el primero de Octubre de 1949 Mao
Zedong, parado en lo alto de la tribuna de la Plaza Tian Anmen, inició el discurso de
fundación de la República Popular anunciando al mundo: “¡El pueblo chino se ha puesto en
pie!”, frase-síntesis de un siglo de intervenciones, subyugación y humillaciones por parte de
ocho potencias extranjeras. Culminaban así 22 años de guerras ininterrumpidas, el país se
hallaba devastado, sin una moneda confiable, y sin embargo, en los años 60 del siglo
pasado había recuperado una vocación de potencia tal que la radio central tenía emisiones
en 25 idiomas y dialectos del mundo.
En octubre de 2009 se cumplieron sesenta años de la fundación de la China Popular. Son
justamente dos períodos, cada uno de 30 años. El primero de ellos va de 1949 a1979 y está
marcado por el signo de la revolución: política, económica y cultural, mientras que al
segundo (de 1979 hasta hoy) lo caracterizan las reformas económicas y la apertura al
exterior.
En las primeras tres décadas Mao Zedong, al frente del Partido Comunista de China,
construye, con base en la comuna popular y la estatización de los medios de producción, un
modelo socialista caracterizado por la planeación económica central, mientras que en las
últimos treinta años ese mismo Partido dirige la construcción de un ‘modelo socialista con
características chinas’, valga decir, la combinación de planeación económica con economía
de libre mercado2. En estas tres décadas el componente de libre mercado dentro del modelo
ha venido creciendo hasta abarcar hoy más del 50% de la economía. Hoy mismo el Estado
se limita a mantener bajo su control sectores estratégicos como defensa, energéticos y
algunos servicios públicos: electricidad y agua potable. Todo lo demás está abierto ya a la
iniciativa privada. Hay una clara línea de demarcación entre los dos períodos, pero en la
dialéctica china el primero conduce al segundo.
2 Enrique Posada Cano, El modelo económico mixto de China, único en el mundo, Asia Hoy, Fondo Editorial
Cerec, Bogotá, 2007.
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En los años 60 del siglo pasado el experimento de la comuna popular en el campo
funcionó, mas no así el del ‘gran salto adelante’, mediante el cual Mao pretendía sacar al
país del subdesarrollo construyendo la industria del acero a partir de la movilización de
cientos de millones de habitantes. El fracaso de esta campaña obligó a Mao a renunciar a la
presidencia, y ocho años después (de 1966 a 1976), él mismo, buscando reasumir el poder
del Estado, desató la llamada revolución cultural. China, que desde 1949 fue bloqueada por
Occidente y que a comienzos de los años 60 rompió muchos de sus lazos comerciales y de
cooperación con la Unión Soviética, se hundió todavía dentro de su propia concha. Este es
el clima que se vive a la muerte de Mao Zedong en 1976. Vienen enseguida tres años de un
gobierno de transición, y en 1979 regresa al control del poder estatal Deng Xiaoping, el
gran ‘arquitecto de las reformas y la apertura al exterior’. En este año comienza la nueva
era de la China contemporánea, la de las reformas que han de catapultar a China a uno de
los primeros rangos dentro de las potencias del mundo.
Este modelo de desarrollo mixto de China ha pasado por dos duras pruebas: la crisis
asiática de los años 1997-98 y la crisis económica mundial que se viene produciendo desde
el segundo semestre de 2008. En la superación de esta última, la clave parece radicar en que
el mando de la economía china se encuentra en manos del Estado.
2. China en el contexto internacional
El mundo de hoy, a partir de la caída del muro de Berlín y de los episodios del 11 de
Septiembre de 2001 y más aún, a partir de la crisis económica y financiera del año 2008, ha
sufrido cambios muy importantes. De un mundo bipolar, donde se enfrentaban dos bloques
hegemónicos -el comunista liderado por la Unión Soviética y el capitalista con Estados
Unidos a la cabeza-, y cuya disputa por el dominio del planeta muchas veces se dirimía a
través de confrontaciones libradas en los países en desarrollo, se ha pasado a un mundo
multipolar, y la correlación de fuerzas entre poderes se ha tornado relativamente más
equilibrada, lo cual no quiere decir que hayan desaparecido los conflictos. Sin embargo, el
cuadro general de la situación internacional presenta hoy una distribución mayor y distinta
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de las esferas de influencia, pues nuevos protagonistas como Brasil, Rusia, India y China
(los llamados BRIC’s) aparecen en escena como una fuerza equilibrante. En este escenario,
y en muchos otros de la cooperación subregional como la ASEAN y la Organización de
Cooperación de Shanghái (OCS)3, China se siente cómoda, pues allí muestra los caracteres
básicos de su perfil: 合作 hezuo (cooperación) y globalización. Donde empieza a sentirse
incómoda es en el papel de presunto par de Estados Unidos cuando se la integra con éstos
en un llamado G-2, que desdibuja su posición de un par dentro del mundo multipolar por la
que tanto ha bregado. G-2 para los chinos es signo de bipolaridad, es la remembranza de
‘dos potencias hegemónicas’ de los tiempos de la guerra fría, es el camino en contravía del
consejo que Deng Xiaoping les dio a sus connacionales: juebuchudou (绝不出头), es decir,
‘no asomar nunca la cabeza’.
China basa su relación con los demás países del mundo en los ‘cinco principios de
coexistencia pacífica’. A partir de los años 80 del siglo pasado, la patria de Confucio
entendió con claridad que las reformas económicas tenían que marchar de la mano de una
política exterior abierta, dinámica, con presencia en el mundo entero. Lo primero que hizo
fue mirar a su entorno más cercano, al norte del cual no encontró ya a una poderosa Unión
Soviética de la cual la separaban fronteras ideológicas y físicas sino a una Rusia que,
aunque venida a menos, busca un lugar de competencia dentro de las naciones líderes. Es
probable que con ningún otro país del mundo como con Rusia tenga China más acuerdos y
tratados de todo tipo: militar, económico, comercial, etc.
China viró enseguida hacia India y, poniendo en remojo antiguos litigios fronterizos,
emprendió un intercambio dinámico de visitas de Estado y de acuerdos comerciales y de
cooperación. Otro tanto hizo con Vietnam, país con el cual tiene hoy excelentes relaciones
y en el que encuentra una especie de réplica audaz de su política de reformas y apertura.
De igual magnitud y audacia fue la apertura de China hacia países de orientación
netamente capitalista como Corea del Sur, que constituye uno de los socios estratégicos de
3 Es una organización intergubernamental fundada el 14 de junio de 2001 por los líderes de la República
Popular China, Rusia, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán, países que, con la excepción de Uzbekistán,
habían sido previamente conocidos como los Cinco de Shanghai.
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China. Y ni que hablar de Japón, su adversario de otros tiempos, con el cual, sin que hayan
restañado plenamente las heridas de guerra, ha recorrido en estos treinta años un camino de
socios inseparables. Está en juego, por supuesto, el liderazgo asiático, que se disputan
China, Japón e India, lo cual dificulta de momento la concreción del proyecto, acariciado
por todos, de una ‘comunidad asiática’ al estilo de la unión europea. Destaca dentro de ese
contexto un Sudeste asiático dinámico e interdependiente que, a pesar de sus diferencias
culturales y asimetrías, exhibe ante el resto del mundo una integración económica y
comercial pujante, la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático), a la que se
han agregado tres grandes poderes: China, Japón y Corea del Sur, para denominarse:
ASEAN + 3
y, en días más recientes, ASEAN + 6,
espacio que agrega, aparte de los
mencionados tres países, a Australia, Nueva Zelanda e India. Es como si el signo + hubiera
sido inventado por los asiáticos, de tal magnitud es el ansia incontenible de integración que
allí se respira, pero así mismo de complejo el tejido de su interrelación. Da la impresión a
veces de que esa Asia Community se propusiera prescindir de América. Pero no es así, más
bien podría mirarse el cuadro al revés: ellos quieren ‘asiatizar’ (no se entienda
‘hegemonizar’) a Estados Unidos y a América Latina, y saben demasiado bien que para
lograrlo tienen que empalmar primero los hilos de su propia urdimbre.
Hacia el hemisferio occidental, hemos sido testigos del comportamiento aperturista de
China, que constituye el segundo receptor de inversión extranjera directa en el mundo;
testigos, en fin, de la manera como, en el curso de estas tres décadas, esta nación se ha
insertado en la economía mundial, particularmente a raíz de su ingreso a la OMC en 2001.
Algunos consideran que la apertura china sólo ha estado marcada por el signo $ y que
incluso los chinos se han mimetizado políticamente con el único propósito de crecer, pero
que no se ha operado allí ningún cambio político. Equivocado. Si algo distingue a los
chinos en esta etapa de la nueva China es la apertura espiritual, y ésta debe traducirse como
una apertura en todos los dominios.
3. Qué necesitamos nosotros y qué necesitan los chinos
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Alguna vez, hallándose Bill Gates en Cartagena reunido con un importante grupo de
empresarios y líderes colombianos, uno de ellos le preguntó en qué invertiría si decidiera
traer a Colombia un billón de dólares. La respuesta de Gates fue: “dígamelo usted”4. Esto
viene al caso como una manera de ilustrar nuestras estrategias para la inserción de
Colombia en China. Esta aparece como una propuesta novedosa, pero no lo es tanto. Es una
hoja de ruta que marca a la política exterior colombiana de modo particular a partir de la
amplia visión aperturista de la administración Barco (1986-1990). ¿No fue la apertura el
sello del período gubernamental de César Gaviria (1990-94)? Ella parecía obedecer a la
tendencia dominante en el mundo en ese momento, de la cual Colombia no podía
marginarse y cuya característica fundamental era la liberación del comercio, pero, por
diversas circunstancias, la apertura comercial no equivalió a la inserción de Colombia en la
economía mundial5. Porque pudo más que la apertura el modelo de desarrollo, o mejor,
porque esa política se montó sobre unas estructuras económicas productivas que se
ensanchan hacia el centro y el occidente del país, las que a su vez determinan una
infraestructura vial que es una reproducción de aquéllas, una fisonomía creada desde los
albores del siglo XX, cuando Estados Unidos se impuso como nuestro primer socio
comercial. La inversión extranjera no acudió a Colombia en cantidades significativas. La
apertura no significó para Colombia modernización de las arterias vitales de la economía, y
los puertos y aeropuertos con que contamos en la actualidad son prácticamente los mismos
de comienzos del siglo XX 6 . ¿Qué ha representado entonces para los colombianos la
globalización? Sólo la extensión del mercado interno en dirección vertical de 4.000
kilómetros norte, mirando a Estados Unidos, y en segundo lugar, al oriente más próximo:
Venezuela. De cierto modo, podemos afirmar que nuestra visión del desarrollo, como
consecuencia de los parámetros descritos, ha sido y sigue siendo una visión endógena. Esta
característica no se queda, por supuesto, circunscrita al ámbito económico, sino que se
refleja en la superestructura mental, en la forma como vemos al resto de los habitantes del
mundo. Tenemos, para decirlo de una manera gráfica, una percepción mediterránea de
4 Revista ‘La Brújula’, Universidad Jorge Tadeo Lozano, No. 22, Octubre de 2009, Bogotá.
5 Ver texto de Fernando Llinás Toledo en
http//digital.eafit.edu.co/digital/ARTICULO/HRU03804201420142200601/14201.pdf 6 Ídem.
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nuestro propio ser. Poseedores de dos océanos y tres mares, padecemos, sin embargo, de
una especie de complejo boliviano. Nuestra riqueza oceánica se quedó como una foto fija
en el escudo patrio.
Pero esta falencia del desconocimiento no es sólo de acá para allá, sino que,
infortunadamente, asume las mismas proporciones en la mirada de los chinos hacia
Latinoamérica, hacia Colombia en nuestro caso. Colombia está casi borrada del mapa
mental de los chinos. Y sin embargo, de acuerdo con los intereses globales del coloso
asiático, ateniéndonos a la teoría de los tres mundos con la cual ellos dicen comulgar aún,
no hay para los chinos diferencia entre el tamaño y la importancia de los países, todos
deben ser tratados en pie de igualdad. Esto de la igualdad, desde su formulación por parte
de la revolución francesa, hay que leerla al trasluz de cada cultura y confrontarla con ese
pragmatismo asiático del que tanto nos advierten los asianistas. Ellos nos previenen sobre
unos cambios en la configuración de la realidad mundial de aquí a veinte y treinta años que
nos han de enfrentar a una esfera terráquea mucho más estrecha de lo que es en el presente,
no solamente con un efecto invernadero mayor, sino abocada a unos déficit alimentarios y
de agua dulce que podrían generar insospechados ambientes de violencia. Todas las
previsiones nos hablan de que el conocimiento mutuo de las diferentes culturas hará menos
drástica cualquier amenaza de conflicto.
Luego de un accidentado zigzag en los esfuerzos por identificar nuestra vocación en el
ámbito productivo, hemos regresado a algo que creíamos anclado en el pasado para afirmar,
como se viene repitiendo, que somos un país minero. Porque poseemos, de veras, inmensas
riquezas carboníferas y cada vez hallamos nuevas vetas de hidrocarburos. Y esto coincide,
particularmente en el caso del petróleo, con las necesidades energéticas de China. Y sin
embargo, tal como lo han expresado diversas personalidades en los foros convocados como
soportes del presente trabajo, Colombia no desea que ni China ni India la miren como
simple proveedora de commodities. ¿Qué hacer para que eso no ocurra? La salida se
encuentra en la cooperación, de la cual nos ocuparemos en la sección 5 de este escrito.
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4. Posicionar a Colombia como una marca de talento y creatividad
La aspiración que nos acompaña en esta tarea de insertarnos en el Pacífico Asiático es la
de reivindicarnos como nación dueña de una marca, de un signo que nos identifique en el
mundo, del mismo modo como con ‘Cien Años de Soledad’ y el premio nobel concedido a
Gabriel García Márquez descollamos como potencia cultural en los cinco continentes. Esa
‘pasión’ que reivindicamos como marca de país está bien, pero para el mundo asiático
debería complementarse con algunas imágenes más que hablen de creatividad e
imaginación. Porque eso somos: Gabriel García Márquez significa nuestro encuentro con la
universalidad, la suma expresión del talento colombiano, más no la única. Fernando Botero
y Shakira son figuras que alcanzan un rango estelar en el mundo.
A veces sólo con las voces que desde fuera nos llegan encomiando al Museo del Oro
como el más valioso tesoro de orfebrería nos acercamos a una apreciación real de lo que
tenemos. Y eso lo observamos con mayor claridad aún cuando los propios habitantes de
Shanghái nos lo dicen luego de visitar, como lo hicieron en el pasado mes de julio, las
muestras de ese Museo llevadas por el Buque Gloria. Un viaje que se repitió 26 años
después (la primera vez que esa nave llegó a un puerto chino fue en octubre de 1983), una
anclada que hizo historia porque en el velero encontraron los chinos, con su tradición
naviera, un punto de encuentro cultural con Colombia.
Al llamado a encontrar dos cosas: una marca y un tema sobresaliente para Colombia de
cara al Asia Pacífico, tratamos de responder afirmando que no hallamos a Macondo en
nuestra estructura productiva, tampoco en el modelo económico aún no exportador y que si
en el mundo valemos por algo es por el talento y el conocimiento, a los cuales se añade un
activo natural que, en esta alborada del siglo XXI, se ha convertido en un valor agregado de
peso mundial: la biodiversidad, los cinco ecosistemas (Amazonia, Orinoquia y Chocó entre
ellos) con que cuenta el país y el papel de oxigenantes de la humanidad que se les ha
asignado.
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Citando a John Bejarano: “Colombia es el segundo país con mayor diversidad del
planeta por kilómetro cuadrado…”7. Y agrega que algunas de las empresas que producen
bienes y servicios derivados de la biodiversidad nativa colombiana generan “ingredientes
naturales para las industrias cosmética, farmacéutica y alimenticia, con un mercado
potencial mundial cercano a los 140 billones de dólares”.
Hay que hacer de esto un ícono, uno de los temas clave que Colombia proponga e
impulse en el orden del día de los diferentes organismos latinoamericanos a los que
pertenece: BID, CAN, FOCALAE, ARCO, CEPAL, etc.
La imagen de esa Colombia descrita arriba tendrá un eje de varios piñones, que incluirá
en perfecta combinación la excelencia del español de Colombia con la diversidad cultural y
la biodiversidad, y es así como avizoramos el perfil del Instituto García Márquez (GGM),
que ha de conjugar estas facetas diferenciadoras del país en el ámbito internacional y para
cuyo posicionamiento tendrán que confluir los esfuerzos de Proexport, la Federación de
Cafeteros, la Cancillería, el Instituto Caro y Cuervo, etc. Una característica del Instituto en
que pensamos es que en él debe concentrarse el abanico de disciplinas e intereses sumarios
del país: nuestra cultura viva, presente en sus más diversas manifestaciones, el idioma,
además de capacidades como la del diseño, el manejo de las ciudades, el tratamiento de la
niñez, solución de conflictos, la reconstrucción de los tejidos sociales, la visión y el
tratamiento de las etnias, la arquitectura legal y fáctica de la inversión, etc.
Esto, sin desmedro de continuar buscando a Macondo en el laberinto de la
competitividad en otros terrenos, el industrial, por ejemplo, donde desde hace algún tiempo
el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, junto con Andi, Sena y las más destacadas
empresas colombianas viene explorando, a través de la transformación de la estructura
productiva hacia un modelo exportador, el agujero a través del cual introducir el hilo de las
mejores capacidades y habilidades del talento colombiano. Que se encuentran en los
servicios de tercerización, en servicios de consultoría y diseño de infraestructura y de
7 Suplemento del diario EL TIEMPO, ‘Semana Global del Emprendimiento’, 18 de noviembre de 2009,
Bogotá.
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construcción. Si se hiciera un barrido de prensa sobre los premios en concursos de diseño
obtenidos por colombianos, hallaríamos seguramente que el país ocupa un lugar importante
en esta experticia. No obstante, la esmeralda colombiana, que ha sido catalogada como una
piedra de excelente calidad a nivel internacional, no ha conseguido exportarse sino en su
forma bruta y no como producto tallado. Llega a Japón en bruto y es en los talleres de talla
nipones donde se transforma en joya. Algún papel debe jugar aquí una firma de tanto
prestigio entre los visitantes extranjeros como ‘Galería Cano’ y otro tanto debe ocurrir con
las reproducciones de figuras pre-colombinas en distintas aleaciones en cuya elaboración
vienen descollando varias firmas de artesanías nacionales.
5. China frente a América Latina: una política, un documento
En 2008, a raíz de la XVI cumbre de APEC reunida en Lima, los chinos produjeron un
documento que lleva por título ‘Política de China hacia América Latina y el Caribe’8. Éste
es el primer manifiesto formal de su visión y estrategia de inserción en esta región. No ha
sido, que sepamos, analizado ni comentado a fondo por ninguna agencia oficial o academia
latinoamericana. Requiere, a nuestro modo de ver, de una lectura más allá de la letra. No es
una simple carta de intención sino una plataforma que ha de ponerse en práctica. Y si
queremos averiguar por los puntos clave de interés de los chinos respecto de nosotros,
veamos su percepción de esta parte del mundo a la que describen así: “Contando con una
larga historia, inmensa extensión geográfica, abundantes recursos naturales y excelentes
bases de desarrollo socio-económico, América Latina y el Caribe están dotados de un gran
potencial de desarrollo”9. Este es el retrato que hacen de nosotros, eso somos para ellos
dentro de su visión general del mundo.
En su concepto de globalización, el planeta se compone para ellos de una secuencia de
mapas yuxtapuestos de acuerdo con sus necesidades y prospectivas: el primero, que
responde a la búsqueda de recursos primarios, dados sus multi-millonarios déficit
8
http://avalon.utadeo.edu.co/comunidades/grupos/asiapacifico/uploads/sobre_la_politica_de_china_hacia_am
erica_latina_y_el_caribe.pdf 9 Ídem.
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energético y alimentario, sería un mapa geofísico en el cual los países están literalmente
borrados como tales; si la búsqueda es de comercio, otra vez los países han desaparecido y,
en cambio, asoman resaltadas las ciudades, y si lo que el coloso asiático pretende es
profundizar las relaciones sociales, políticas y culturales, aquí los Estados (léase: gobiernos,
parlamentos, partidos políticos) aparecen con todas sus letras, pero igualmente destacan las
relaciones pueblo a pueblo: el softpower. Cabe destacar aquí el concepto de amistad, ese
guanxin (关心) que, convertido por los chinos en varita mágica, supieron utilizar para
escapar de la concha de tortuga en que el resto del mundo los metió a partir de los años 50
hasta los 80 del siglo pasado. Un ejemplo de esta diplomacia popular lo constituye la
manera como China supo crear y cultivar lazos de amistad con destacados sectores
intelectuales y políticas de nuestro país a través de la Asociación de la Amistad Colombo-
china, importante impulsadora de las relaciones diplomáticas establecidas en 198010
.
En el documento arriba citado los chinos afirman: “Las naciones latinoamericanas y
caribeñas exploran activamente los caminos de desarrollo ajustados a sus realidades
nacionales, manteniendo la estabilidad política y registrando un crecimiento económico
sostenido con la constante mejora del nivel de vida de la población”11
. Llama la atención,
en el caso de Colombia, ese señalamiento de la estabilidad política, un tema en el que
hemos avanzado sin lugar a dudas, pero que, mirado no solamente desde aquí sino, en
particular, desde una distancia de casi 16.000 kilómetros que nos separa de China, aún nos
falta bastante camino por recorrer para insertarlo en su disco duro. Y sin embargo, tal como
afirman varios de las personalidades encuestadas para este trabajo, Colombia “desde el
punto de vista político ofrece seguridad jurídica y estabilidad institucional para los
inversionistas”12
. Esta característica, que coloca a Colombia en un lugar relevante dentro de
la comunidad de países latinoamericanos, no aparece por parte alguna en los registros de las
10
Ver esta historia en ‘Amigos de China’, Bogotá, Febrero de 2005, No.3: Fútbol, periodismo y acupuntura,
cóctel en las relaciones colombo-chinas, pág. 10 y en ‘Amigos de China, No.8, octubre de 2009: Dos
diplomacias entre Colombia y China. 11
http://avalon.utadeo.edu.co/comunidades/grupos/asiapacifico/uploads/sobre_la_politica_de_china_hacia_ame
rica_latina_y_el_caribe.pdf
12
Juan José Echavarría, ex codirector del Banco de la República de Colombia.
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publicaciones chinas, y es de temer que ni siquiera la consignen las decenas de hispanistas
y estudiosos de Colombia que laboran en centros de pensamiento tan importantes como el
Instituto de Estudios de América Latina dependiente de la Academia de Ciencias Sociales
de China y el Instituto de Relaciones Internacionales Contemporáneas de China (CICIR por
sus siglas en inglés). Nuestras universidades, por medio de los centros de estudios asiáticos
existentes y los que se deben crear no solamente en Bogotá y Medellín, sino también en
otras ciudades tan importantes como Cali, deben establecer relaciones académicas, de
investigación e intercambios con dichos centros, cuyos estudios y recomendaciones son
tenidos en cuenta por quienes tienen en sus manos el poder de decisión en ese país.
En cuanto al tema específico de la imagen país, los obstáculos están sobre
diagnosticados: son el idioma y las diferencias de mentalidad y cultura, unos obstáculos que
solamente con esfuerzo y creatividad pueden vencer nuestros diplomáticos ubicados allí
mediante la construcción de relaciones con los medios de comunicación a fin de continuar
esta larga marcha de modificar la imagen de nuestro país, o mejor, de proyectar por fin una
imagen que encierre los mejores atributos de la nación y el pueblo colombianos.
Esos mensajes para los medios de comunicación chinos, elaborados al estilo de los que
pasa ahora Colombia a través de importantes cadenas televisivas de Estados Unidos,
tendrán, en el caso del dragón oriental, esa misma eficiencia de imagen y lenguaje al
adaptarlos al gusto y, sobre todo, al pensamiento simbólico de los integrantes de esa raza.
A propósito del idioma, el chino, cabe aquí señalar que de todo cuanto significa en
esfuerzo llegar a entenderlo y escribirlo, hay un rasgo que la mayoría de la gente desconoce
y que suele escaparse de los análisis que sobre él se hacen: nos referimos a que, además de
los caracteres que imponen un largo aprendizaje, existe una forma de transcripción de la
lengua china, el binyin, que es el método para trasladar dicha escritura al alfabeto latino que
para los chinos es obligatorio aprender desde su ingreso al jardín infantil. Esta puede ser
una forma fluida para la comunicación de negocios vía internet con los chinos, que tiene
como prerrequisito obvio el conocimiento del idioma, y en particular, de sus cuatro acentos.
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DESCONOCIMIENTO, así, escrito con mayúsculas, es el riesgo que ha señalado para la
inserción de Colombia en el Asia Pacífico una veintena de expertos y líderes de Colombia,
China, México y España que hemos consultado para orientar los lineamientos del presente
trabajo.
El riesgo mayor de dicha inserción, de que Colombia quede aislada quién sabe por
cuántas décadas más de una región que representa el 26,2% del PIB mundial y casi la mitad
de la población del globo terrestre13
, no está tanto en la distancia geográfica, no se le ve por
el lado de la competitividad, pues todos estos factores aparecen como menores frente al del
desconocimiento de ese mundo.
En el documento que venimos comentando se asevera que “China y Latinoamérica y el
Caribe se encuentran actualmente en fases similares de desarrollo…”14
, se habla
consistentemente de un trato en pie de igualdad, de beneficio recíproco y desarrollo
compartido y se nos toma siempre como ‘socios’, todo con el fin de compartir “las mismas
tareas” y “el deseo común de incrementar el conocimiento y fortalecer la cooperación”.
El documento está atravesado por conceptos que expresan necesidades mutuas y que se
refieren de manera predominante al ámbito de la información y el conocimiento, tópicos en
torno a los cuales todo mundo concuerda en que son la clave del desarrollo global en el
siglo XXI.
Vencer el miedo sería la consigna aplicable a nuestra relación con China. Hace apenas
unos años nosotros nos vimos enfrascados en una controversia con ellos por cuenta de unas
importaciones masivas de manufacturas. Está bien que defendamos el trabajo nacional,
pero: 1) tengamos cuidado en evitar que las medidas que tomemos se aparten de los marcos
13
Intervención del Canciller Jaime Bermúdez durante la presentación del Informe de la Misión de Política
Exterior ante la Comisión de Relaciones Exteriores de Colombia. Ver:
http://www.cancilleria.gov.co/wps/portal/espanol 14
http://avalon.utadeo.edu.co/comunidades/grupos/asiapacifico/uploads/sobre_la_politica_de_china_hacia_am
erica_latina_y_el_caribe.pdf
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regulatorios de organismos como la OMC15
, y 2) dejemos de ver a China sólo como un
competidor y atrevámonos a tomar en serio la propuesta que nos hacen de convertirnos en
sus socios. Por supuesto, esta sería una sociedad bastante asimétrica, tal vez lo sea un poco
menos con Japón, país con el cual iniciamos ya las negociaciones para la conclusión de un
acuerdo económico general y menos aún con Corea, pero es necesario que un día
enfrentemos el tema de un acuerdo comercial con China, sea cual fuere el formato, y que
basados en experiencias como la chilena y la peruana, nos sentemos a negociar con ellos.
Está de por medio, por supuesto, el reconocimiento de economía de mercado que
seguramente los chinos pretenden que camine paralelo con un acuerdo como ése y en el
cual Colombia no está interesado, pero tengamos en cuenta que, de todo modos, para el año
2016, cuando China haya llenado todos los requisitos que le impuso su ingreso a la OMC,
su economía tendrá el reconocimiento como una economía de mercado por parte de todos
sus miembros. Y si, tal como se prevé, más temprano que tarde tendrá que firmarse el TLC
entre Colombia y Estados Unidos, las ventajas que para China supone insertarse en la
economía colombiana a través del comercio intra-industrial y la industria del ensamble, no
pasarán inadvertidas.
Flexibilidad de una y otra parte es lo que se impone si se quiere continuar por el camino
de los acuerdos bilaterales.
Todos los expertos consultados por nosotros señalan a tres países como los prioritarios
para nuestra inserción en la región: China, Japón y Corea. Consideramos que, a pesar de las
asimetrías y los desniveles en los grados de historicidad de nuestras relaciones con estos
tres países, nunca debemos apartarnos de ellos como la trilogía indispensable de la
estrategia colombiana. En el citado documento, los chinos definen tres áreas para el
desarrollo de la cooperación con nosotros: 1) la económico-comercial; 2) la científico-
tecnológica, y 3) la cultural y educacional.
15
En la demanda instaurada por Colombia ante la OMC y cuyo fallo le fue adverso al país, los orígenes de los
textiles y el calzado procedentes de Panamá estaban realmente en China y Taiwán, razón por la cual éstas se
unieron a la demanda como terceros interesados. Ver:
http://www.diariocritico.com/colombia/2009/Mayo/noticias/150992/panama-omc.html
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Primera área: no hay necesidad de seguir insistiendo en el hecho contundente de la
competitividad china, que sea cual sea el producto manufacturado de que se trate, nos deja
por fuera. Nuestra balanza comercial con los chinos es deficitaria en términos de 1 a 1016
.
Esta situación no va a cambiar mientras no se cumplan dos condiciones básicas: una, la
diversificación de nuestra oferta exportable, y dos, la elevación del estándar de vida de los
chinos, que les dará mayor acceso a productos nuestros como el café y las flores.
Miremos un poco más allá del comercio, un componente importante pero no el único,
del área económico-comercial, veamos qué pasa con el tema de la inversión china en
Colombia, que está amparado ya por un acuerdo de protección recíproca. En este aspecto de
la inversión, los dos países han dado pasos importantes, pero es necesario reconocer que
buena parte de la iniciativa ha partido de China, que actúa con la ventaja de que allí las
decisiones fundamentales proceden del Gobierno. Los colombianos interesados hasta hoy
en la inversión china, más que fundamentar su accionar en un portafolio sometido a un
plan, van proponiendo proyectos que frecuentemente responden a las expectativas de los
chinos. Es hora de que la parte inversora colombiana se conecte con la parte académica
para elaborar un paquete de proyectos de inversión a corto y mediano plazos, con estudios
de pre-factibilidad que nos doten de un perfil de seriedad ante los inversionistas chinos y
nos brinden garantías de acierto.
Todos las proyecciones nos dicen que, para el año 2050, los problemas que enfrentará el
mundo tienen que ver con los déficit energético y alimentario, el cambio climático, la
escasez de agua dulce, la seguridad humana, etc, y que todo esto tendrá una incidencia
particular en Asia porque para ese entonces, según se prevé, las poblaciones de India (1.700
millones) y de China (1.400 millones) representarán el 32% de la población mundial (9.000
millones)17
. La tierra cultivable del gigante asiático suma apenas 120 millones de hectáreas,
es decir, el 7% de la superficie productiva del planeta con el cual alimenta al 21% de la
16
Según datos del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, en 2008 el comercio bilateral colombo-chino
fue en total de US$ 4.993 millones, de los cuales US 4.550 millones correspondieron a las exportaciones
chinas a nuestro país, en tanto que sólo vendimos al gigante asiático US$ 443 millones. Sin embargo, se
calcula que al terminar el año 2009 nuestras ventas de petróleo a China serán del orden de los US$ 600
millones. 17
El País, 08/12/2009.
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población mundial, un porcentaje que, además, se va reduciendo en la misma medida del
imparable avance del proceso de urbanización. Frente a esto, sus importaciones de
alimentos equivalen a cosechas producidas en unos 30 millones de hectáreas18
.
¿Cómo se prepara América Latina, Colombia en particular, para dicha contingencia?
Los colombianos no podemos ser ajenos a ese desafío, tendremos que hacer un mínimo
esfuerzo de planeación a fin de prever qué población tendremos para ese momento y de qué
extensión de tierra cultivable dispondremos para hacer frente a la demanda nacional de
alimentos y, si está dentro de nuestra capacidad, a la demanda mundial. Los chinos
seguramente están calibrando ya nuestro potencial agrícola. Frente a este panorama,
nuestras opciones son sólo tres: una, comenzar a multiplicar los ‘Carimaguas’ de Colombia,
para lo cual tampoco es verdad que contemos con inmensas superficies de suelo fértil.
Tendremos que construirlo; dos, asociarnos con los chinos para mejorar y explotar juntos
dichas superficies, y tres, quedarnos de brazos cruzados esperando a que ellos adquieran
grandes extensiones de tierra colombiana, inviertan en recuperación y las exploten. De estas
tres opciones, la segunda parece la más viable y conveniente. Además, los chinos saben
que, dadas nuestras prioridades y nuestra estructura productiva agrícola, la primera opción
no está en el orden del día ni siquiera a mediano plazo, mientras que la tercera los dejaría a
ellos asumiendo solos todos los riesgos, entre otros el de la seguridad.
¿Nos acercamos a los chinos en este escenario o lo descartamos de plano? Descartarlo se
presenta como un panorama poco realista. Pero, si lo asumimos afirmativamente, ¿qué
hacer y cómo hacer a fin de que ese escenario sea rentable para Colombia y viable para los
chinos? A la respuesta a este interrogante la atraviesa la palabra ‘cooperación’, que es
justamente la misma que constituye el eje del documento chino al que venimos
refiriéndonos. En el ámbito de la cooperación entra a jugar la competencia, sobre todo de
conocimientos. Por supuesto, la investigación científica constituye el pilar orientador de
todo proyecto que emprendamos con los chinos. Las comunidades y los entes académicos
serán fundamentales en este proceso que va desde la A hasta la Z. Será así no solamente
18
En chino: Informe sobre la relación superficie territorial cultivable-población. Diario de los chinos. 25-06-
2008.
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para lo concerniente al sector agrícola sino también al resto de los sectores. En cuanto a las
extensiones de tierra necesarias para hacer frente a la escasez de alimentos en las próximas
décadas, hay indicios de que los chinos son conscientes del problema pero no alcanzan aún
a trazar el mapa en proyecciones econométricas. Empiezan a tantear las piedras en la
corriente del río, pero su experiencia más inmediata del tema agrario es la comuna popular
y aspiran a adquirir superficies que desbordan la realidad. Mientras tanto, las que sí pueden
poseer ya estudios con proyecciones de oferta y demanda más próximas a la realidad son
algunas empresas multinacionales dedicadas a la explotación agrícola. Y si una línea de
convergencia no rompe en breve tiempo el paralelismo que supone la demanda china y la
oferta colombiana en el frente de la producción agrícola, es posible que las dos partes
terminen negociando a través de multinacionales, como en algunos casos ocurrió ya en
Latinoamérica con la explotación petrolera.
Recordemos que el plan mínimo chino es quinquenal, pero que otros planes suyos se
cuentan en tiempos mucho más amplios. Como lo expresa sumariamente Julio Mario Santo
Domingo, quien fuera el primer embajador de Colombia en Beijing: “La gran lección que
recibí (de los chinos) fue pensar y ejecutar a largo plazo”19
.
En teoría del comercio exterior se aprende que la base del intercambio comercial entre
países no es ofrecer a otros lo que nos sobra, sino investigar qué requieren aquéllos, y si lo
tenemos, cuál es nuestro nivel de competitividad. Ser los mejores en una industria en la que
nos especializamos y a la cual le aplicamos factores tales como una economía de escala,
productividad a base de innovación tecnológica constante y condiciones laborales
favorables, nos llevan a preguntarnos si contamos con una oferta exportable apta para el
mercado chino o carecemos de ella. Hace tiempo que quedó como un chiste aquello de las
1.300 tazas de café diarias para los 1.300 millones de chinos, a pesar de lo cual tenemos
indicios de que es amplio el campo aún virgen de la promoción del café entre los chinos
siempre y cuando partamos de la realidad de que el hábito del café es toda una cultura que
se debe transmitir. En cuanto a las flores, producto en el cual reunimos las condiciones de
19
Revista AMIGOS DE CHINA, No.3, febrero de 2005, Bogotá.
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competitividad, hay que esperar a contar con una masa crítica de chinos con una capacidad
de compra al nivel de un producto suntuario como ése. ¿Tendremos entonces que
resignarnos a esos US$ 400 millones que representan nuestras ventas a China, una cifra
insignificante para las dimensiones de ese mercado?
Esforcémonos por contemplar tres escenarios de planeación de construcción de nuestra
oferta exportable: el corto, el mediano y el largo plazo. En el corto, ante la falta de un
producto bandera para ofrecerles, tenemos que continuar explorando la diversificación de
nuestra oferta exportable: Sumar rubros debe ser la consigna. Mientras insistimos en el
fomento de exportaciones tradicionales como la del café y de otras emergentes como el
ferroníquel, sigamos explorando otros productos como madera, cueros, frutas exóticas.
Acerca de estas últimas, vale la pena estudiar el proceso de posicionamiento de las frutas
brasileñas en Australia: invirtiendo dinero en estrategias para la degustación de los
australianos de la gran variedad de frutas tropicales brasileñas. Veamos qué podemos hacer
con industrias en las que Colombia empieza a ocupar posiciones relevantes como la de la
moda, que tiene en China el acento de lo novedoso y snob en los sectores emergentes.
Digamos que a mediano plazo, cuidando siempre escalar más alto en esa gobernabilidad
y estabilidad política en la que tanto ponen el acento los chinos, los colombianos debemos,
a partir de las calidades de nuestro capital humano, explorar nuestras ventajas competitivas
en el campo de los servicios: el turismo (en sus diferentes especificidades: el eco-turismo,
el etno-turismo y el turismo médico), las ingenierías, la experticia en una serie de campos
que se desprenden de la seria institucionalidad colombiana.
China ha operado hazañas sin par en estas tres últimas décadas: una, haber recuperado
del límite de la pobreza absoluta a unos 400 millones de seres humanos, y dos, haber
construido toda la superestructura del Derecho (el civil, el penal, el comercial, el público, el
de familia, etc.) a partir de cero, pues en los tiempos imperiales los abogados basaban sus
defensas en los cuatro libros de Confucio; en tiempos de la República del Guomingdan
prácticamente no existía la separación de los poderes y, finalmente, en los treinta años de
revolución maoísta, el Derecho lo dictaban los tribunales populares, y las facultades de
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Derecho se cerraron al ser éste declarado como una disciplina burguesa. Apenas ahora los
chinos están construyendo sus instituciones y necesitan aprender en diversos terrenos tales
como los sistemas de servicios de salud, los derechos de las minorías étnicas, el manejo de
las ciudades, el problema del desplazamiento (en China se denomina ‘población flotante’ y
su origen no está en la violencia sino en las reformas del campo), la legislación del medio
ambiente, problemáticas como la de la niñez y la de género, el manejo de las ciudades, el
tratamiento de las comunidades étnicas, la preparación de la masa laboral agregada
mediante modelos como el del SENA, etc., Servicios, conocimiento. ¿No se afirma a cada
momento que el conocimiento es el mayor valor agregado de este siglo?, ¿no se refleja él
en la balanza comercial de los países? Singapur constituye al respecto un ejemplo brillante.
En la batalla contra la pobreza, a pesar de que encierra rasgos muy propios del modelo
económico y de la cultura de China, los colombianos podemos, de todos modos, aprender
adaptando esta gran lección a nuestras condiciones.
China va abriendo sus mercados gradualmente, el del trabajo empieza a recorrer ese
curso. Pero ella no admitirá cualquier mano de obra, sino la calificada. Ésta es la que
podemos ofrecerle, pero supone dos requisitos: vencer el miedo y aprender el idioma chino.
Partimos del concepto de complementariedad, pero entendido no solamente en el plano de
la economía, sino en su sentido más general. Se complementan necesidades con respuestas
a esas necesidades, en lo político, lo cultural, lo jurídico, la medicina, lo concerniente al
ordenamiento institucional, y un largo etcétera.
Del momento inicial de las reformas y apertura de la década 80 del siglo pasado en
adelante, China encontró su polo complementario en Estados Unidos y en los más
avanzados países de Europa Occidental por la sencilla razón de que sus necesidades
urgentes y vitales radicaban en el atraso tecnológico, industrial y científico. Y esa sigue
siendo la complementariedad fundamental para China. Sin embargo, andando el tiempo,
sobre todo de diez años para acá, ante sus déficit extraordinarios de energía y recursos
naturales, China comenzó a mirar a zonas del mundo en desarrollo donde se encuentran en
abundancia esos commodities. Inició entonces un viraje de 180 grados para cambiar la
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antigua percepción que tenía de África, Asia Central y América Latina como receptoras de
mercaderías para empezar a ver estas regiones como proveedoras de energéticos, alimentos
y materias primas. A este nuevo enfoque no la llevaron simples cálculos futuristas sino
realidades estadísticas y proyecciones derivadas de las circunstancias inmediatas y de las
tendencias de su propio desarrollo.
Esa previsión y la respuesta a dichas necesidades están contenidas en capítulos del
citado documento que hablan de “desplegar la inversión en América Latina y el Caribe en
materia de manufactura, agricultura, silvicultura, pesquería, energía, explotación de
recursos mineros, construcción de infraestructuras, servicios, etc”. Observemos el orden en
que los chinos colocan estos sectores y entenderemos cuáles son sus prioridades en esta
etapa por su grado de competitividad, como en el caso de las manufacturas o por el nivel de
escasez que enfrentan ya y enfrentarán aún más en las próximas décadas, ejemplo: la
energía.
Las flamantes ‘energías verdes’ (nuclear, eólica, solar) constituyen en China todo un
nicho en torno al cual se mueven sumas muy importantes de recursos humanos y de capital
para financiar proyectos de investigación y desarrollo tecnológico de los avances científicos
que van logrando. Es en torno a estos nichos donde entes como Colciencias, junto con el
Ministerio de Minas y Energía, más todos los organismos interesados del país, están
tendiendo la mirada para poner en práctica la convicción de que no queremos ser simples
proveedores de recursos primarios sino también socios en esta empresa de cooperación que,
de mano de los chinos, nos lleve a alcanzar estándares internacionales del conocimiento.
Porque si bien estamos dispuestos a abrir campo a la inversión china en carbón, no
deseamos repetir experiencias mineras en las que la extracción de minerales fue sinónimo
de depredación del medio ambiente, trabajo infantil, prostitución y empobrecimiento. Si
hay vetas de carbón, inmensas como las hay o de cualquier otro mineral, que se abran a la
inversión china, es necesario que ésta se plantee dentro de un marco de cooperación en el
que, por ejemplo, acompañemos la extracción ‘negra’ con transferencia de tecnologías en
las que los chinos avanzan hoy, tales como la gasificación y licuafacción del carbón.
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Nuestra visión se fundamenta en el hecho de que una nación con unas ventajas
tecnológicas como las que presenta China en tantos y tan variados campos como las
ingenierías, la hidráulica, las energías verdes, la infraestructura vial, etc, se presente cada
vez en Colombia con mayores paquetes de inversión directa y de joint ventures para la
explotación conjunta de nuestros recursos.
América Latina es un escenario nuevo para los chinos, quienes, conducidos por el
contacto directo con nuestra realidad, empiezan a descubrir campos como el de la
institucionalidad en que nos diferenciamos de las naciones africanas. Todo esto se irá
convirtiendo en líneas y proyectos de investigación que serán emprendidos conjuntamente
por las academias china y colombiana.
No ha sido plenamente exitosa, hay que reconocerlo, esta primera incursión de los
chinos en el tema de la exploración de las posibilidades de inversión en Latinoamérica, en
Colombia de modo particular. Descontando que haya constituido la primera fase
exploratoria, iniciada hace apenas unos cinco años, es imprescindible afirmar, sin embargo,
que el primer revés sufrido por las empresas que han venido con dicho encargo fue el del
choque cultural. Dos premisas podemos señalar al respecto: el primero se refiere al impulso
(no deliberado) de trasladar realidades propias o ajenas (la flamante y aún frágil
institucionalidad china donde el líder predomina sobre las instituciones, que asimila a
China con África) a una urdimbre institucional latinoamericana, que es más sólida y
compleja. Relevante en el caso de Colombia.
El documento chino que hemos tomado como eje de esta propuesta no se queda en un
simple enunciado de sectores potenciales para su inclusión en un esquema de cooperación,
sino que los llena con contenidos en los que, en el renglón de agricultura, por ejemplo, el
fundamental está dado por el término ‘seguridad alimentaria’, dos palabras que incluyen las
agendas de todos los países del globo, pero en primer término las de los asiáticos: China e
India adelante de todos.
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Cuando en su documento los chinos hablan de la ‘Construcción de infraestructuras’ y
dentro de éstas señalan renglones clave como: información, comunicaciones, obras
hidráulicas e hidroeléctricas, están citando frentes en los cuales nos llevan grandes ventajas.
Cuando se conversa con delegaciones chinas de grandes empresas inversoras como la
Corporación de Ingeniería Hidráulica; cuando ellos recorren, por ejemplo, tramos del Río
Magdalena, se sienten a flor de piel las ganas de los chinos de emprender obras de gran
dimensión en este territorio virgen, en esto que, como decía Mao, es un lienzo en blanco
esperando que en él se pinten los más bellos paisajes. Lo sienten así, se ven a sí mismos
trabajando hombro a hombro, ingenieros chinos con ingenieros colombianos, en la
recuperación de ríos hermanos del gran Yangtsé como el Magdalena, pero no son tan
románticos como para emprender solos esa obra monumental. Ponen las cartas sobre la
mesa y declaran que, sin una participación importante del Estado colombiano en la
financiación de esa obra, el proyecto se quedará en el papel.
En las ingenierías están sus fortalezas superiores. Cruzar un país de vías ferroviarias
para ellos no es una meta escabrosa, como lo ha sido para nosotros desde mediados del
siglo XIX, sino un reto superable, en el cual tienen un entrenamiento de muchos años, pues
para los chinos constituye algo así como una vergüenza nacional el año en que no agregan
varios cientos de kilómetros de vías a su red ferroviaria.
Pero también en ese nicho de la cooperación bilateral anida una serie de dificultades.
Aparte del tema financiero, que es una clave dura de la inversión directa, está 1) la
inexperiencia de los chinos en los modelos de licitación y contratación, y 2) los dos
lenguajes en los temas jurídicos, en los cuales nosotros aventajamos a los chinos por
simples razones de trayectoria jurídico-legal.
Varias de las personalidades que han respondido nuestro cuestionario señalan como
fortalezas de Colombia la estabilidad jurídica y el ordenamiento institucional. Tienen razón.
Pero también es un hecho que este tejido legal a veces los chinos lo interpretan como una
barrera, pues comparan la experiencia de su aproximación a América Latina con la que han
vivido en el contexto africano, donde las decisiones fundamentales dependen más de la
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voluntad de los dirigentes como individuos que de una institucionalidad que es mucho más
precaria que la de los países latinoamericanos. Pero es justamente en este terreno donde
entran a jugar también nuestros sectores académicos y de profesionales, para convertirse en
consultores de los proyectos de cooperación, inversión y transferencia tecnológica de la
relación chino-colombiana.
A la industria del turismo, que coloca ya a China en el tercer lugar del mundo con 61
millones de turistas en 200820
, el documento de política para Latinoamérica y el Caribe
dedica una sección. Al respecto llama la atención el enfoque que China le da al turismo
como un medio para “fomentar el conocimiento mutuo y la amistad” entre el pueblo chino
y los pueblos latinoamericanos. Dicen ellos que están dispuestos a promover activamente
“la visita de grupos turísticos chinos a los países de la región”. Éste es uno de los puntos en
torno a los cuales Colombia resulta atractiva para los chinos, pero que no sólo exige un
entorno de seguridad sino también esfuerzos grandes de promoción. El mercado para el
etno-turismo y el ecoturismo del país, dos filones que se agregan a la imagen de una
Cartagena patrimonio de la humanidad, es una clase media china integrada por unos 200
millones de seres con un estándar de vida superior al promedio que los está lanzando a
todos los rincones del mundo luego de décadas en las cuales los únicos lugares turísticos
probables estaban circunscritos a las fronteras de China.
Este propósito nacional tiene que constituirse en una empresa de esfuerzos combinados
del gobierno y la empresa privada junto con ciertos sectores académicos y de la amistad
con China.
Pero es justamente al llegar al turismo como industria cuando debemos abordar temas
como la imagen del país. No se trata propiamente de una mala imagen que los chinos
tengan de Colombia sino que, llana y sencillamente, no hay allí una imagen, ni buena ni
mala, de nuestro país. No existe porque no tenemos allí presencia cultural, ni económica, ni
política, ni deportiva. El fútbol es otro punto del sex appeal colombiano, un deporte que
saben aprovechar bastante bien, valga el ejemplo, los españoles y australianos, para
20
Datos de la OMT, 2008.
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adentrarse en la memoria de los chinos. Vuelve y juega aquí el tema de la imagen, y es en
torno a este punto donde entran a desempeñar también su papel los medios de
comunicación y, como en la generalidad de los casos, la academia. Nuestros elementos de
sofpower, la diplomacia popular, los convenios, incluyen temas tan importantes como el
contacto con los medios de comunicación, el que vemos, en el caso de China, como un
blanco poco alcanzable dados la barrera del idioma y los costos. No obstante, es necesario
empezar a planear campañas que aprovechen los distintos medios al estilo de los videos que
estamos pasando en cadenas televisivas de Estados Unidos y que para China deben ser
presentados en su idioma y adaptados al pensamiento simbólico de los habitantes de ese
país. Ese slogan del referido video que, puesto en boca de extranjeros refiriéndose a
Colombia habla de que “el riesgo es querer quedarse’, exalta la creatividad colombiana para
vender al país a los extranjeros. Donde salta a simple vista que los temas más atractivos del
país son la biodiversidad, el paisaje y la calidez del ser humano. ¿No son productos
transables?, ¿no rentan de inmediato?, sabemos que éstos serán algunos de los argumentos
adversos, y sin embargo, buscamos los nichos de la competitividad colombiana a nivel
internacional. ¿Cómo convertir eso en dinero? Las respuestas a esta pregunta corresponden
a otros actores, pero éstos siempre tendrán que contar con la academia.
Otra sección importante del documento que venimos comentando se refiere a la
‘Cooperación médica y sanitaria’. En este campo, si los chinos tienen una oferta exportable,
los colombianos seguramente contamos con otra. Bien sabemos de la fama bien ganada de
los servicios médicos, oftalmológicos, odontológicos y de transplantes de órganos de los
científicos colombianos. Se conoce ampliamente que Colombia es uno de los sitios
predilectos del ‘turismo de salud’, pues hasta aquí llegan pacientes de muchos países
latinoamericanos, europeos e incluso de Estados Unidos. Fortalecer estos servicios como
una verdadera industria, crear espacios de tratamientos médicos con entornos recreativos
puede ser un tema de atracción para los chinos.
Es reconocida en el mundo entero la medicina tradicional china, dentro de la cual la
parte más popular es la acupuntura, pero que en la aplicación de la botánica y de los
elementos derivados de la fauna silvestre es de una riqueza que aún desconocemos casi por
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completo. No menos rica es nuestra medicina herbaria, para cuyo inventario y disección
Colombia sigue esperando a los continuadores de Mutis, Caldas y Humboldt. Esta riqueza
debe estar buscando su lugar en el mapa geofísico de la visión global de los chinos, que
saben convertir todo en industria y en oferta exportable. Aquí las premisas que tampoco se
pueden saltar llevan dos nombres: cooperación y academia.
En el siglo XXI la botánica, que viene asomándose por entre el espacio insondable de la
respuesta a los desafíos del dolor y los quebrantos de la salud, más el paradigma de la
longevidad eternamente presente en la mente de los seres humanos, será una materia
relevante de investigación y mercadeo. Los chinos no son en absoluto indiferentes a estos
signos y encontrarán seguramente en el espacio colombiano metas y tareas en las cuales
invertir esfuerzos porque en nuestras selvas anidan tesoros parecidos a los que ellos han
encontrado desde hace milenios en sus veneros de flora y fauna.
China ha ingresado por fin a un tema de dimensión universal y de absoluta prioridad
como es el cambio climático. En este nuevo escenario de cooperación estaría frente a China
una Colombia cuyos signos emblemáticos son la Amazonia y la biodiversidad. Este es un
valor agregado demasiado significativo, demasiado atractivo para que ningún país lo pase
por alto. En torno a él se construiría una red entera de investigadores, de think tanks chinos
y colombianos. Estamos hablando de un propósito y un valor que se proyectan con una
dimensión mundial.
Estamos seguros de que Colombia no será un ente pasivo en el campo de la cooperación
en “el perfeccionamiento de la seguridad social, desarrollo de recursos humanos y reforma
del sistema del funcionariado público”, tópicos incluidos también en el mencionado
documento. En el tema de la seguridad social, sobre todo, Colombia tiene aportes de
conocimiento que hacer en momentos en que China enfrenta una situación difícil dado su
déficit en atención a una porción de la población que aún se halla por fuera de los servicios
de salud, derechos de pensión, etc.
Quisiéramos que el futuro de China en temas como el del narcotráfico y el terrorismo no
se pareciera en absoluto al del inmediato pasado y aún el presente de Colombia, pero dados
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los problemas étnicos y de vecindad de China con países altamente conflictivos, no
podemos dejar de avizorar la agudización allí de fenómenos como los referidos arriba, que
por ‘sensibles’ evitábamos en el pasado pero que actualmente están en el orden del día. En
torno a ellos, es rica la experiencia que Colombia puede ofrecer a China.
En los párrafos anteriores señalamos los temas principales de la agenda de cooperación
colombo-china y se subrayan aquellos en los que nuestro país tiene un plus indiscutible.
Nos queda por reiterar, tal como hemos visto a todo lo largo del presente texto, que
todos los referidos temas pasan por la academia, la cual adquiere aún más importancia en el
caso de China, cuyos estamentos dirigentes se guían frecuentemente por las conclusiones y
recomendaciones de los centros de pensamiento.
Nuestra comunidad académica del Asia Pacífico tiene el mérito de la perseverancia en su
accionar durante décadas aún contra la corriente, cuando sucesivos gobiernos han metido
en el congelador el tema de nuestra inserción en la región, pero tal como ha sido señalado
por los propios miembros de dicha comunidad, ésta es pequeña y carece aún de un discurso
consistente. Desde los entes concernientes del Estado se debe estimular la creación, por
parte de las universidades, de estudios a nivel de posgrado sobre una gama temática que
comprenda los aspectos políticos, económicos, culturales, etc. de las subregiones y países
asiáticos. A esto deben responder de manera consecuente las universidades, instituyendo,
además de unos currículos de educación formal, diplomados, cursos y seminarios de
educación continuada dirigida a profesionales de todas las ramas y a empresarios. Esos
mismos centros de educación superior formalizarán gradualmente la creación de centros de
estudios e investigación sobre el Asia Pacífico e intensificarán e institucionalizarán toda
clase de acuerdos y convenios con centros de pensamiento especializados en la región. La
comunidad académica del Asia Pacífico colombiana tiene que fortalecerse, especializarse
por sub-regiones y por países a fin de concentrar sus recursos evitando la duplicidad, y
armarse de un organismo coordinador. Tiene que establecer un cuadro completo de
estímulos a la investigación y los estudios de la región por parte de colombianos y
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extranjeros que comprenda cátedras dedicadas a cada país y cada subregión, homologación
de títulos, concursos académicos, doctorados honoris causa, etc.
Se conoce ampliamente que en Colombia no es la empresa privada la que lidera
iniciativas importantes como esta de la inserción del país en Asia Pacífico. Igual sucede con
la comunidad académica. Mientras el gobierno no da la señal de partida creando las
políticas y los organismos de aplicación de las mismas, el resto del organismo social
permanece pasivo. Es indispensable, entonces, que ahora que el gobierno está dando pasos
en tal sentido, a través de las comisiones mixtas creadas y de los escenarios de diálogo que
se diseñen, entremos de lleno a construir las redes de conexión de investigación y diseño de
proyectos. Es aquí donde vemos el papel de Colombia como un país consultor.
6. Diálogos y organismos
En un análisis sucinto de la mentalidad y la experiencia de los chinos, vemos cómo cada
vez que ellos proponen un tema, sea comercial, cultural o político, le agregan un escenario
donde realizarlo.
El diálogo político es un asunto que resaltamos en esta nueva etapa de relacionamiento
con China, un tema que cada vez será más amplio e importante, dado que este país
considera la política como el timón de mando de la economía, el comercio y las diferentes
esferas del conocimiento. Vendrán entonces una serie de propuestas de creación de foros,
reuniones cumbre y, en fin, una gama completa de escenarios a través de los cuales
desarrollar nuestras relaciones con los chinos.
Deseamos resaltar, finalmente, la importancia de ARCO, figura de un proceso que,
según la reciente Declaración de Ministros de la Reunión de Vallarta, México, constituye
ya una convergencia económica de los países latinoamericanos con costas sobre el Pacífico.
Es de suponer que los asiáticos y los chinos en particular, darán la bienvenida a una
iniciativa como la que representa ARCO, que, a medida que cristalice como un bloque
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multilateral latinoamericano, facilitará la concreción de muchas de las tareas que aquéllos
se proponen emprender en esta región.
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Bibliografía
-Alain Peyreffite. L’Empire Immovile. Paris: Fayard, 1989.
-Enrique Posada Cano, El modelo económico mixto de China, único en el mundo, Asia Hoy, Fondo
Editorial Cerec, Bogotá, 2007.
-Revista ‘La Brújula’, Universidad Jorge Tadeo Lozano, No. 22, Octubre de 2009, Bogotá.
-Ver texto de Fernando Llinás Toledo en
http//digital.eafit.edu.co/digital/ARTICULO/HRU03804201420142200601/14201.pdf
-Suplemento del diario EL TIEMPO, ‘Semana Global del Emprendimiento’, 18 de noviembre de
2009,Bogotá.
http://avalon.utadeo.edu.co/comunidades/grupos/asiapacifico/uploads/sobre_la_politica_de_china_h
acia_america_latina_y_el_caribe.pdf
-Ver esta historia en ‘Amigos de China’, Bogotá, Febrero de 2005, No.3: Fútbol, periodismo y
acupuntura, cóctel en las relaciones colombo-chinas, pág. 10 y en ‘Amigos de China, No.8, octubre
de 2009: Dos diplomacias entre Colombia y China.
http://avalon.utadeo.edu.co/comunidades/grupos/asiapacifico/uploads/sobre_la_politica_de_china_h
acia_america_latina_y_el_caribe.pdf
-Juan José Echavarría, ex codirector del Banco de la República de Colombia.
-Intervención del Canciller Jaime Bermúdez durante la presentación del Informe de la Misión de
Política Exterior ante la Comisión de Relaciones Exteriores de Colombia. Ver:
http://www.cancilleria.gov.co/wps/portal/espanol
http://avalon.utadeo.edu.co/comunidades/grupos/asiapacifico/uploads/sobre_la_politica_de_china_h
acia_america_latina_y_el_caribe.pdf
-http://www.diariocritico.com/colombia/2009/Mayo/noticias/150992/panama-omc.html
-Revista AMIGOS DE CHINA, No.3, febrero de 2005, Bogotá.