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Arte y Letras El Centenario de Edgar Allen Poe. --Conmovedores detalles ínti- mos de su vida .--América y sus grandes hombres A \I b LtIU 1 no ha aprendido todavía a honrar debidamente a sus gran- des hombres . Quizás la nación es demasiado joven am', como dijo un ora_ dor hace casi un siglo al inaugurarse el monumento a Washiugton . Se echa de menos el corazón en la estima de América por sus héroes . Washington, el padre de la patria, reverenciado ahora por todos, tuvo que esperar mucho para que se le erigiese un monumento nacional . Y lo que pasó con este monumento de Washing_ ton fue realmente escandaloso . Se ha olvi_ dado ya todo, pero si registramos los arelú_ vos, según se conservan cn el «Messenger» de Boston, de 1818 a 1910, nos sorprendere_ mos de ver cómo la viuda de Washington había recibido solicitudes de la nacióu pa_ va que permitiese que los restos de su ma_ rido fuesen enterrados bajo un monumento digno de su memoria, en tanto que los fon, dos recolectados para este monumento ha_ Lían desaparecido misteriosamente . El Es- tado de Virginia . se cansó al fin de la lenta marcha de este asunto del monumento y le pidió a la viuda que cancelara su compro_ misa con el Gobierno nacional y concediese al Estado de Virginia el permiso necesario para euter rar a Washington en Alexandría. Hubo vergonzosas revelaciones, grandes nombres deshonrados, y transcurrieron cera ea de veinte años para que el monumento a Washington fuese una realidad. Los centenarios americanos de grandes hombres son siempre grandes fracasos . IIe_ mos presenciado algunos este arlo . Hubo el de 1 owelI . La . nación no concurrió a éste. linos cuantos académicos tomaron el asunto a :su cargo, llamaron a un gran inglés, Mr. Galsworthy, para que viniera a hablar en los banquetes, y varias columnas ele nuestros periódicos enteraron al país de que acaba. ba. de rendir homenaje a uno de sus más grandes genios literarios . El pobre Walt Whitman, que tuvo también su centenario, lo pasó peor, ya que todavía no ha obten_ do la sanción de ciertos apolillados profe - sores y líderes sociales de América . Una vi s sita a su tumba en Camelen', New jersey, el olía . 111 . de Mayo, demostró, muy tristemen - te, que la. nación no había tenido nada que ver con la celebración Whitman . Una so- litaria, corona había sido colocada en su tumba por la sociedad «English . Speaking llnion», de la que William II . Taft es pre s. sidente aquí y A. J . Balfour en Inglaterra. Un visitante ensalzó férvidamente el valor comercial de los libros de Walt Whitman . .. ¡Digno tema de meditación para el primer centenario del nacinnienlo de Walt Whit_ luan i Tan trágica, aunque igualmente humorís- tica, es la ]historia del aniversario de Poe, en el Estado de New York . Es una histo_ ria. típicamente americana . Se trabaron ver_ gonzosas discusiones acerca del ingreso de Poe en el «Palacio de la Fama», de New Porlc, peleándose en las columnas de los periódicos diarios en pro y en contra «del derecho de Poe a figurar entre los inmorta_ les de los Estados Unidos» . Grandes influen_ cias comenzaron a gestionar en la Legisla_ tara del Estado la concesión de una suma de dinero suficiente para la erección de un monumento adecuado . Se concedió la suma de cien mil dólar es . Si uno va hoy hasta el l l amado Parque de Poe—el nombre nun ca so hizo popular y el parque sigue lla- mándose todavía, como antes, Parque de Vordham—no tardará en penetrarse de que hubo otras razones, ajenas por completo a la reverencia hacia el poeta muerto, para

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Arte y Letras

El Centenario de Edgar Allen Poe.--Conmovedores detalles ínti-mos de su vida .--América ysus grandes hombres

A\I b LtIU 1 no ha aprendido todavía ahonrar debidamente a sus gran-des hombres . Quizás la nación es

demasiado joven am', como dijo un ora_dor hace casi un siglo alinaugurarseel monumento a Washiugton . Se echade menos el corazón en la estima deAmérica por sus héroes . Washington, elpadre de la patria, reverenciado ahora portodos, tuvo que esperar mucho para que sele erigiese un monumento nacional. Y loque pasó con este monumento de Washing_ton fue realmente escandaloso . Se ha olvi_dado ya todo, pero si registramos los arelú_vos, según se conservan cn el«Messenger»de Boston, de 1818 a 1910, nos sorprendere_mos de ver cómo la viuda de Washingtonhabía recibido solicitudes de la nacióu pa_va que permitiese que los restos de su ma_rido fuesen enterrados bajo un monumentodigno de su memoria, en tanto que los fon,dos recolectados para este monumento ha_Lían desaparecido misteriosamente . El Es-tado de Virginia. se cansó al fin de la lentamarcha de este asunto del monumento y lepidió a la viuda que cancelara su compro_misa con el Gobierno nacional y concedieseal Estado de Virginia el permiso necesariopara euter rar a Washington en Alexandría.Hubo vergonzosas revelaciones, grandesnombres deshonrados, y transcurrieron ceraea de veinte años para que el monumentoa Washington fuese una realidad.

Los centenarios americanos de grandeshombres son siempre grandes fracasos . IIe_

mos presenciado algunos este arlo . Hubo el

de 1 owelI . La. nación no concurrió a éste.linos cuantos académicos tomaron el asuntoa :su cargo, llamaron a un gran inglés, Mr.Galsworthy, para que viniera a hablar enlos banquetes, y varias columnas ele nuestrosperiódicos enteraron al país de que acaba.ba. de rendir homenaje a uno de sus másgrandes genios literarios . El pobre WaltWhitman, que tuvo también su centenario,lo pasó peor, ya que todavía no ha obten_do la sanción de ciertos apolillados profe -sores y líderes sociales de América . Una vissita a su tumba en Camelen', New jersey, elolía . 111 . de Mayo, demostró, muy tristemen -te, que la. nación no había tenido nada quever con la celebración Whitman . Una so-litaria, corona había sido colocada en su

tumba por la sociedad «English. Speakingllnion», de la que William II . Taft es pre s.sidente aquí y A. J. Balfour en Inglaterra.Un visitante ensalzó férvidamente el valorcomercial de los libros de Walt Whitman . ..¡Digno tema de meditación para el primercentenario del nacinnienlo de Walt Whit_luan i

Tan trágica, aunque igualmente humorís-tica, es la ]historia del aniversario de Poe,en el Estado de New York . Es una histo_ria. típicamente americana. Se trabaron ver_gonzosas discusiones acerca del ingreso dePoe en el «Palacio de la Fama», de NewPorlc, peleándose en las columnas de losperiódicos diarios en pro y en contra «delderecho de Poe a figurar entre los inmorta_les de los Estados Unidos» . Grandes influen_cias comenzaron a gestionar en la Legisla_tara del Estado la concesión de una suma dedinero suficiente para la erección de unmonumento adecuado . Se concedió la sumade cien mil dólar es . Si uno va hoy hastael l l amado Parque de Poe—el nombre nunca so hizo popular y el parque sigue lla-mándose todavía, como antes, Parque deVordham—no tardará en penetrarse de quehubo otras razones, ajenas por completo ala reverencia hacia el poeta muerto, para

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que la Legislatura se decidiese a votaruna suma considerable de dinero.

Poe vivió en más de media docena decasas en New York . Todas estas casas exis-tían haca diez años y hubieran podidoescogerse para un homenaje a Poe con tantafacilidad como La casita de campo de f iord_ham . Pero contaré la historia de lo que pa.só y dejaré al lecto r que haga las dednecio_nes del caso por su cuenta.

Nos remontaremos a la primavera de1846.

Poe había tenido ya sus decepcioncs ypenalidades, pero todavía luchaba, espera_ha, y abrigaba la ilusión de un porvenirmás feliz.

Un contrato que hizo con e ! editor deun magazine aumentó mucho la circulaciónde éste, desde que Poe empezó a publicaren él su serie de estudios biográficos deescritores contemporáneos . Hubo un señora quien Poe no trató en términos de alaban_za ; un médico joven, poeta y novelista, lla-mado nomas 1)uu n English . Poe hablófrancamente en el magazine de lo que élpensaba acerca do las poesías y novelas deljoven médico . Esto sublevó a Mr . English,quien arrendó una, columna en el «Mirror»y replicó a Poe, a quien acusó en seguidade borracho, de mala paga, de tahur, falsi-ficado r , ele. Entonces los editores del ma s .gazine demandaron al doctor por libelo,

ganaron el pleito, y, por primera vez cu suvida, Poe recibió una suma grande de di_nero. Sus editores le entregaron $ 225, co_mo la parte que le correspondía en los da_nos.

Poe no sabía lo que era el valor del di-nero. Cuando se vió con $225 en el. bolsillose creyó todo un millonario . Sus penalida-des y miserias le parecieron que habían yatenido fin . Ahora se sentía cerca de la rea-lización de sus más caras esperanzas y do_lados ensueños . Dejaría de vivir para siem_

pre en casa de huéspedes . Pondría casa pro_pia, rodearía de toda clase de comodida_

des a su esposa enferma, sacudiría parasiempre la enojosa tarea de escribir paralos magazines y se dedicaría exclusivamen-te a sus cuentos misteriosos y a sus versos.Siempre había acariciado la idea de un nue-vo magazine, de un magazine de que él ha-bría de ser dueño exclusivo . Y ahora„ sepreparaba a dar forma y realidad a estosproyectos . Tln bello día de Abril, Poe echópie a tierra en la estación de Kingsbridge,quc entonces quedaba fuera. de la ciudad,y se internó en el campo en busca de unacasa. Frente a la estación del ferrocarril,descubrió un pequeño huerto de manzanos

en el esplendor de sus primeras flores . Poequedó cautivado por la plácida belleza dellugar . Pronto descubrió un pequeño molinoen medio del huerto y un delgado arroyue_lo que murmuraba musicalmente a travésde este inesperado rincón de vida serena,y que, incidentalmente, suplía al molino deI;+ necesaria fuerza . E!, nos refiere en unode sus cucutos cómo permaneció allí duran_te horas y horas, perdido en sus meditaeio_nes, contento hasta el fondo de su sér, casiprivado de todo deseo . Nunca había coña_do el que hubiese tanta belleza cerca de laempolvada y árida New York . De repente

recordó el designio que le había llevado.Y echó a audar. Y justamente la primeracasita que encontró al paso—colindante conla huerta de manzanos—en cl sitio que hoyhace esquina entre la Calle 119 y Kings_bridge Road—ostentaba el llamativo rótulo«Se alquila» . Era una casa de un piso, con

una habitación grande abajo y un parde cuartos en el piso alto . Las pequeñas

ventanas en lodos lados permitían abarcarla hermosa vista del río . El arroyuelo pa-recía correr bajo las mismas ventanas y la

fragancia die !as flores de manzano perfu-maba el aire.Poe preguntó el precio de esta casita . Sele dijo que solamente costaba cinco dóla_res mensuales, y el trato quedó hecho . Par_te del dinero restante lo invirtió en lacompra de muebles ; escribió a su suegra.,que vivía en Filadelfia, para que viniese,y pocas semanas después estaban todos ñus_talados en la nueva, casa. . Virginia, su cipo_sa, era muy ;joven. El se había casado con

ella cuando sólo tenía. 14 años . Siempre ha-bía. estado delicada de salud, pero ahoratodo parecía sonreírles. Poe tenía ya la

casa con que había soñado . Virginia teníaaire fresco y sol, y había dinero bastantepara no temerle al futuro, al menos duran-te tinos cuantos meses . El siempre habíasoñado con una vida retirada . No era. eldinero lo que le atraía, sino la independen-cia . Acosar a los editores y publicistas le

ora penoso y sólo lo hacía cuando lo obli_galra la necesidad . Sus biógrafos nos danun relato asombrosamente minucioso de susingresos y gastos mientras vivió en la . ea_

sita de leordham . Sus viajes al pueblo oranpatéticos . ]recuentes veces tenía que carvi_bar a pie una distancia . de 1 '19 manzanas,sólo para volver con los bolsillos vacíos.Mamá Clemm, su suegra, solía esperar suregreso en !el espacioso porche de la casi-ta, con la puerta. que daba a la sala. abier

-ta de par en par, y adentro Virginia, acos-tada en un sofá ; todos esperando ansiosa-

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«CUASIMODO », MAGAZINE INTERAMERICANO

mente las buenas nuevas que el querido«Eddie» había de traer de la ciudad . Mu_

chas veces ocurrió lo de regresar. sin nada,con la casa completamente vacía de comes_tibles, sin ningún paquete en la mano queanunciara alguna golosina ; pero siempre ha ._Ida en sus labios una sonrisa de bondad, ysiempre también era acogido por Mrs . Clemmcon frases de bueu humor, y nunca le 1' a1_taban al llegar las demostraciones afeetuo„sas de la dulce Virginia . que siempre tuvoFe en su poeta y marido . Cuántas veces,después de haber esperado todos en vanoque regresara con algo para comer, él sesentaba. a leerles sus versos y les hablabade sus esperanzas y sueños y así las entre_Tenía hasta la hora. de irse a dormir.

Murió Virginia. Poe tuvo uuo de sus másterribles accesos de melancolía y de medi_

taciones siniestras . Pero siempre se mantu-vo activo, lleno de planes para el futuro.La aventura del magazine volvía a llenarlela fantasía . Por fin resolvió salir a haceruna jira de conferencias para conseguir sus_euitores y fondos para su empresa . En Ju_lio de 1849 dejó la casita, de Fordham yemprendió el viaje do donde nunca más ha_Ha de regresar . Murió en Baltimore. Eldoctor Morton, el médico que le asistió ensu última hora, el que le había. gestionadoel ingreso en el hospital de Baltimore don_de expiró, nos dijo que I'oe había . sido víc-tima de una fiebre reinante entonces, concarácter epidémico . en los estados del Sur.El mismo doctor Morton nos cuenta, conpalabras sencillas y por consiguiente conmovedoras, cómo Poe murió cou el nombrede su adorada Virginia en los labios . Lahistoria de su cutierro es verdaderamente

dolorosa . Una, colecta entre los estudiantcsde Medicina de Baltimore sirvió para, pagar-le al carpintero que hizo el tosco ataud.La señora del doctor Morton cosió el forrodel ataud . El doctor Morton contribuyó conunos pantalones, otro médico con un ella_lceo, un estudiante con un frac, y así, piezaa pieza, fue vestido por la. caridad públicael cadáver del hombre inmenso que bajabaa 'a tumba.

Tn uediata.mente después de su muerte, sedesencadenó contra su memoria una ola delas más sucias calumnias . Rnfus Criswold,si) biógrafo, inmortalizó su nombre con lasgroseras calumnias que acumuló sobre elpoeta muerto y todavía hoy los espíritusnobles que se sienten llamados a emitir jui_cio sobre los genios de América ticnen quediscutir acerca del número de «tragos» quePoe se bebió durante su vida.

En los comienzos de 1 .850, Francia, Ingla_

terca. y Alemania colocaron a Poe en el ran_go de los más grandcs escritores del aun_do . Una escuela de discípulos e imitadoressuyos surgió cu París . 1 a .udelaire consagródoce años de su vida a la traducción delas obras de Poe a!, francés . SwinhurueenInglaterra le consagró las mas cálidas ala-banzas. Pero América no comprendía aúnla obra de Poe lo suficieute para permitirsu entrada en aquel ridículo «Palacio de lafama» (hall of lame) de New York, alotro lado del río, lejos del corazón de laciudad, lo mismo que del corazón del pne_blo, el mismo en que hace sólo un mes elbusto de Whitman encontró que le negabancabida.

La casita de campo de Poe, el único ho_gar de 1'oe, en este mundo, el lugar dondehabía amado, vivido . soñado y pasado ham_bres duran t e tres anos, fue el escogido porla Legislatura del Estado para convertir_lo en el monumento nacional dedicado ala gloria de Poe . Fu clérigo había ad gpairi_do e ' , título de la propiedad. I a casita ha_hin sido eonstrnída en 1797, con buenos

materiales, y a causa de haber sido ocu-pada coustantemente en los últimos cienaños, permanecía en bastante finen estado.Su valor, incluyendo el solar, podía calco-larso en unos mil quinientos dólares, tasan_dula muy alta . El buen clérigo, tan prontocomo leyó acerca de la proyectada ley pa_ra comprar la quinta, se apresuró a subir_le el precio a diez mil dólares . No hay quedecir que obtuvo el dinero . Entonces el Es_tacto adquirió lo que lime se denomina Ford_Itam Parla, incluyendo la huerta y el arro-yuelo . Se consultó a los arquitectos y sehicieron los planes para un parque públi-co cu el mismo sitio . Lo más natural habríasido el trasladar la quinta de Poe al mediode la huerta, junto al plateado arroyuelo,coleccionar todas las reliquias de Poe y es_t .ableoer allí un santuario nacional don_die los jóvenes estudiantes pudieran ve_nir a rendir su L . 0mitto a la memoria deldel gran poeta . No era posible encontrarningún sitio más romántico en toda Amé_rica que e' de la pcqueña quinta, dondc elamor había anidado, donde el poeta de

«Annabel Lee» había consagrado su vidatoda . a su único amor, a su Virginia, a quienél había cantado cu muchos poemas recita-dos diariamente por millones de niños entodas las escuelas del país.

Pero ¿qué lizo la Legislatura del Estado?Los manzanos fueron arrancados, elarro-yuelo fue cegado y se trazó en su lugarel plano de un parque feísimo . Allí está . Ellugar más caliente en toda la vecindad du_

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"'ante el verano y un verdadero pozo en elinvierno . No tiene un sólo árbol que son_bree la yerba : la quintita, trasladada de susitio de origen , ha perdido todo su encan ato . En la- planta baja, han abierto un sé-Cano, le han puesto un cuarto de baño, gasy luz eléctrica en cada habitación . . . perono queda allí nada quo le hable a uno de.Poe. I'orsupuesto, hay las mismas ventauasque él abría y cerraba., los mismos pisosque él solía pasear en sus noches de insom-nio y la misma puerta . de la sala por donde'airaba. v salía . 1 ;l . guardador de este mo-numento nacional vive allí con su familia.Es un puesto político el de guardián de laquinta ele Poe . Yo no descubro otra razónpara destruír el huerto, el molino, los viejosarboles y toda la adorable escenografía quehabía encantado a Poe, que la de adjudicarel contrato para esta obra a algún contra,lista con influencia política.

Cien mil dólares se hall gastado en estehomenaje a Poe . El 'Estado está orgul l osode haber gastado tan grande suma de di ...Itero por la. memoria dcl poeta . Pero el co_razón de América. no ha llegado allí . Lacasa donde el amor había hecho su nido es-tá vacía y helada . Usted, lector, debe traeramor y reverencia a esta. casa citando la vi-site . Usted debe cerrar .sus . ojos y pensar cuPoe, en su esposa niña, en el amor y la »i-seria de que estas paredes han sido testi_gis . . . y usted saldrá. seguramente con elcorazón oprimido al descubrir que hay pile_blos que tienen gran amor por los dólares,pero no por sus grandes hombres.

"La. quinta fue ocupada hasta que llegóPoe por uu cochero de nombre A . Stewart.Este pagaba diez y ocho dólares al mes dealquiler, y los pagaba con regu l aridad ; Poetenía que pagar cien dólares al unes, y lospagaba con irregularidad . ,'

Ile aquí una de las sentencias que se sne_len oír cu labios de los fieles guardianesde la quinta Poe cuando alguien la visita . . ..

Una Entente Intelectual entre In-glaterra y los Estados Unidos

Muchos escritores ingleses y americanosestán tratando ahora de encontrar la fór-mula mejor para una Entente entre las na-ciones de habla inglesa, pero no una Enten-te política, sino intelectual . Alguien propu_so un intercambio de directores de periódi_co entre Inglaterra y Estados Unidos . Otros

creen en la eficacia del. sistcma de confe_reacias en ambos países, organizado de mo-do que la voz de los grandes escritores sehaga oír eu el. seno del pueblo . No hacemucho figuras tan conocidas en el mundo delas letras inglesas como Jhon âlasefield, .A1-:Crea Noyes, Cecil Chesterton, hm Hay, (fohuGalsworthy y Lanrcnee Ilousman han visi-tado las ciudades más importantes de Es_todos Unidos y casi todos dieron conl leven_Mas sine resultarou muy concurridas.

Sin embargo, todo esfuerzo ha sido hastaahora inútil para lograr que Bsrnard Sh .nc,la figura. ilerarja de más prominencia dela Gran Bretaña, se decida a cruzar el At-lántico para venir a dejarse oír cutre losamericanos . Cuando se le pidió su opinióna Sliaty acerca de la proyectada Ententeintelectual, manifestó : "La única receta quese nu ocurre para Ententes artificiales detodas clases es la de cura cucharada de em-bastes administrada dos veces al día en losprincipales periódicos ."

Otro escritor, Elan' walpote, ha propues-to que se organice tul club, que él designará.con el nombre de «Club . de Hospitalidad»,y sine todo libro, artículo o pieza teatralque adquiera derechos de. propiedad eneua l.luiera de [os dos países se considere«ipso facto» con iguales derechos en . el otro.

\]r . Manriee llewlett ha tratado el asuntoen una carta que merece ser reproducida.íntegramente.

"Querido señor:

"(De acuerdo con mis ideas, creo quehace tiempo, que hace mucho tiempo, quela humanidad está despertando a la no_ción de que todos los hombres son en rea_lidad de una misma familia,-de común ori_gen, comunes derechos, comunes deberesy de inmortalidad (tal como la entiendela mayor parte de los hombres) común.El lazo entrc lugla terra, y América. es to adavía más estrecho, pero, precisamentepor esto, sólo puede ser afianzado más,desde un punto de vista moral, medianteun conocimiento niás directo de ambospueblos.

"No puedo dar con la causa del aleja-miento de ambos países, a mcuos que noconsista cu el hecho de sine en la natura-leza del tronco racial de que ambos des-cienden existo nn gran temor hacia todolo que significa auto_expresión . Todocuanto en Inglaterra nos inspira más amores precisamente lo que tratamos siemprede esconder bajo siete llaves . Creo, sin

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embargo, que los ingleses están muchomás conscientes de su parentesco con losamericanos, que los americanos con res_pecho a los ingleses.

"Y otra cosa que me parece no advier .,ten los americanos es que nosotros consi.deramos que ha acción más inglesa que ja_más hicieron los americanos fue el rebe-larse contra la tiranía del rcy inglés ydel parlamento de 1776 . Por lo tanto, noexiste el más ligero fundamento para creerame la guerra de la indepcudencia sea to-davía un obstáeu'o a nuestra amistad . To_do el mundo aquí estima que los ameri_canos no hubieran podido hacer otra cosaque lo que hicieron y que en aquella lu_elna por su libertad la mejor causa fuellevada a . la victoria por los mejores hom_bres.

"No veo cómo el asunto de la Ententeque usted propugna tau ardorosamentepueda cantar con un arma más eficaz depropaganda y de éxito que la de la en-señanza de la historia llcvada a cabo in-telige_ntemmite en estos momentos . Fuerade la Educación, no veo manera de ade-lantar en el camino que usted ha empren,_dido . Como dije al principio, los inglesesson tímidos para expresar sus sentimien„los. La retórica está reñida con nuestrotemperamento . La enseñanza y un inter-curso más íntimo son la mejor esperanzaen el porvenir.

" Suyo sinceramente,

" MAUIUCE Hrv .urr."

Mr. Gilbert Sanean, por su parte, hamanifestado que la verdadera unidad so-

lamente puede establecerse por medio delteatro . Y por último, Mr . Ervine, autor deldrama. «Jhou Ferguson», que ha alcanzadotal éxito en New York en la actual tempo_rada, manifiesta,:

"El doctor Johnson, que estaba tan la-mentablemente equivocado acerca de Amé_rica, pero tan valientemente acertado acer_ea de Irlanda, decía que los jóvenes tic_Den más virtud que los viejos, que en to-dos respectos hay en aquellos más instin-tos generosos que en éstos . Muy bien, pues.Lo que se ha de hacer es bien sencillo.Envíen sus jóvenes aquí para completarsu educación y dénnos oportunidad a nos-otros de enviarles a los nuestros para ter_minar la suya . Cuanto a los viejos, grn_frotas y reaccionarios, que queden conDiem . Me propongo ir a América en Ene-ro de 1920 y entonces hablaremos más lar_gamente."

Un poeta del primer Imperio

Nueva obra de Sacha Guitry.—Curiosa vidade Beranger

Cuando se termine la serie de representa-ciones de su último drama, Sacha Guitrycontinuará dedicándose a las biografías dra-matizadas que con tanto éxito inauguró haceaños en IraVentaine, al que siguieron De-berreau y Pasteur . Su próximo héroe seráBéranger, cuyas canciones hicieron su norn ..bre tan popular en Francia.

Pierre Jmm de Béranger nació en París,cu el número 50, Kue Montorgueil, dondetodavía quedan algunas casas de aque l, tiem_po, y donde su abuelo tenía establecida susastrería.

Hin día, siendo todavía nn arrapiezo deunos nueve aao .s, se sintió arrastrado poruna multitud que bajaba por el Faubour St.Antoine gritandoy gesticulando . Al mu_ehaeho Ir pareció aquel tumulto de perlas,sobro todo, cuando al l l egar a la plaza dela, Bastilla pudo ver cómo las grandes puer-tas de hierro del siniestro edificio eran de-rribadas por la multitud . Este magníficotriunfo del pueblo hizo una impresión im -borrable cu él y e', pequeño Béranger yano se olvidó más del 14 de Julio de 1792 . Deaquella fecha data su ardor patriótico.

Beranger ingresó poro después en el lns_tituto Patriótico fundado en Peronne porun miembro de la Asamblea Legislativa lla_orado Balite de Bellauglise, que siendo unsincero revolucionario se desvivía por pro_pagar las doctrinas de la revolución en to-das las escuelas de Francia. Los niños deaquella época estaban obligados a compo_ucr y a recitar discursos, escribían cartasa 'Callien o a ltobespierre y se les alentabaa que dieran sus opiniones sobre los asun-tos públicos del día . La tía de Bér :niger,que era quien tenía a sn cargo al mucha .ebo,estaba muy disgustada, con estos procedí_mientos, poro no se atrevía a sacarlo delestablecimiento por temor de que el partidorevoluciouario del pueblo la . pusiera en lalista de «sospechosos» . Por fin un tipógrafo'e propuso tomar al muchacho de aprendizy así logró sacarlo de lo que ella considera_ba «funesta influencia do las doctrinas anar_quistas de Mr . Ballue de Bellanglise».

El tipógrafo descubrió pronto que suaprendiz era muy despejado y que teníaverdadera pasión por La lectura . Y esto leresolvió a cuidarse más de su educación . Eltipógrafo estaba a la sazón componiendouna edición de André Chéner y la lectura .

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de este poeta fué la que despertó el numende Béranger, que compuso entonces susprimeros versos . Su maestro—que era henil_:re de algunas letras--quedó encantado consus: rimas se dedicó entonces a enseñar-lc lo que sa'óa de Retórica francesa.

Aquello decidió de t a. vocación de Béran_gen. A su regreso a París su padre, que go-zaba entonces de gran prosperidad, lepreguntó qué era lo que pensaba ser . . "Yo pies_to ser poeta, " replicó Béranger, quien des_de entonees seguía con gran interés todoslos aeonteei ,cientos teatrales para ir ente_rt,ndose de las reglas de arte . Estando cuPerenne había conocido a I Lisette, y su amorpor esta muchacha le inspiró muchas de sus

más tiernas canelones . hhn aquella época Bé-ranger trabajaba fuertemente . La vida di_:sipada que hacían los miembros de ' Direc-torio le suministraba tema inagotable paradispararles en verso las más punzantes dia_trillas. Durante cierto tiempo vaciló nade_eiso entre las varias formas (le expresiónliteraria, pero por fin se decidió a adoptarresueltamente la . «ehanson» como la formamás adecuada a sus talcutos.

Pronto Béranger se encontró en eireuns_'andas económicas muy críticas . La. fortu-na de sus padres había legado a su límitey el joven Bliranger se encontró do golpey porrazo sumido en las lobregueces de lamiseria . Pero rico de ilusioncs juveniles,Béranger comenzó a . cantar y a reirse de susituación . "Y de allí en adelante toda lahistoria de su vida esta contenida en suscanciones, "--dice .un crítico de la época,—<filien añade sentenciosamente : " Duraránestas canciones mucho más que si fueranmedallas de bronce .. "

l 'ué en runa vieja bohardilla que sus másfamosos cantos—<La Ouudriole», «AlouVieil IIabit» «Les (1cccx» y «Le Orenier»fueron cantados por la primera vez porLisette.

.Un día Béranger, acosado ferozmente porsus acreedores, perdió la paciencia y resol-vió poner en práctica un recurso heróico.Recogió toda. su obra. poética más saliente,

metió en un sobre y se la dirigió a tm_cien Bonaparte, hermano de Napoleón, queera protector de la. literatura y las artes.Can el paquete incluyó una carta en laqua) se quejaba . amargamente de verse ) .b1i-gado a acudir a. un protector . Esta franque_za agradó a Luciano Bouaparte, que invitóal poeta a venir a verle y le hizo muchaspreguntas concernientes a su obra.

" Usted puede contar conmigo para susnecesidades materiales, " le dijo Luciano,

"pues yo no deseo que su labor sea obsta_culizada por la escasez . "

Poco después, para desgracia de Béran_ge, Luciano tuvo que salir para Italia pre-cipitadamente a causa de un gran disgus_ti con Napoleón . El jovcu poeta vió coneste golpe derribadas todas sus esperanzasy se afligió profundamente . Pero pasó al-gún 1iempo y un día le cutregaronunacarta en que el generoso Luciano le supli_caba aceptase la pensión a que élLneia_no—tenía . derecho como miembro del 1ns_tituto, manifestándole que " sinceramentecreía que si no desmayaba en su labor lle-garía a ser uno de los ornamentos del Par_naso francés, " y le incluía, el poder nece-sario para que Béranger cobrase eu su lu_gar la pensión.

Luego encontramos a Béranger do Se_cretario de Mr. de Fontanes, Rector de laUniversidad de París . Estando desempeñan_do esta plaza, un día le oyó Mr . deFontanes cantar los eouplets del «Roid d 'Yvetot»y sorprendido agradablemente por la nove_dad del canto, le pidió la letra al joven pa-ra podérsela mostrar al Emperador . Napo_león leyó los versos de Béranger y estallóen carcajadas, muy divertido por las ale_gres e ingeniosas sátiras que había en ellosacerca de su reinado y conquistas . "¿Sabeusted la música? "—pree'untó el Emperadora âir. de Fontanes—" Sí, señor "—replicóéste---y comenzó a canturrear la.cancióndestinada a hacerse tan popular . Aquellanoche los cortesanos se asombraron de oíral Emperador cauturreando el estribillo,que era lo único que recordaba de la can_eión.

"Oh! ()hl Ola! Ah! Ab! Ah!Que] bou petitron que e 'était lá

La, laNaturalmente, la noticia de este inciden_

te tardó poco en llegar a oídos de Béran_gen, quien inmediatamente se puso a com-poner un poema cómico en siete estanzasque divirtió a la corte tanto como la can_eión del «Poi d'Yvetot» . Pronto el poeta.empezó a gozar de una creciente popula_ridad.

Al año siguiente, las tropas aliadas es -taban en París y felizmente para. Bérangerlas gentes de palacio pusicron muy en boga.las canciones políticas . En pocos días Parístodo estaba cantando «Vienx IHabits»,«Vienx Calons» y «La Raqueta) des Cbimmdo Qualité» . Vuelto Napoleón de la isla delid ha, se apresuró a ofrecerle a Beranger unpuesto cu la oficina de la censura imperial,precisamente la misma oficina a la cual . se

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«CUASIMODO», MAGAZINE IN7 ERAMERICANO

refería satíricamente la canción citada. «LaPa inote des Chiens de (balitó».

Cuando los borbolles subieron al poder,Róranger publicó su primer volumen deversos bajo el título de «Chansons Moraleset Autres» . Pcro se le hizo saber que sicontinuaba por aquel camino se le quitaríasu puesto, lo cual no impidió que el poetasiguiera. publicando en secreto canciones ymás canciones satíricas, exponiendo las ri-dieulecos del aristocrático Faubourg St.

Germaín . :En 18211 Rérangel publicó su se_guinda colección de canciones y el mismodía en que puso a circular el libro presentósu renuncia, privando así a sus enemigosdel placer de verle caer.

«Le lijen des Boni pes Glens»--una cancióncentra las autoridades—soliviantó tanto aéstas que Réranger se encontró preso degolpe y porrazo en St . Pólagie, donde esta_vo nueve meses, siempre dedicado a suscanciones satíricas . Y cuando la . revoluciónde Julio estalló, léra.nger se sintió diva,

dido de un extraño temor ante la caída dele . monarquía, la misma cuyos cimientos ha-bía estado él minando durante quince años,y no celebró la victoria . Este honor lo de_clinó en Casimir Delavigne.

Pero, a despecho de su silencio, Rcr urgerno fué olvidado. N'.l pueblo de las proviu_Mas, tanto como -el de 'París, celebraba másouc nunca al buen «chansonnier», a quienllamaban «el padre de la revolución.»

Béranger, sin embargo, consideraba yasu tarea como cumplida . Obstinadamente senegó a seguir escribiendo y anunció queiba en adelaute a consagrarse a hacer dines

ro . Para huir de su creciente popularidadse fugó de su casa en la Rue des Martyrsy se fué a 'Passv, de donde se trasladó a.Fontainebineau, y de Fontainebineau a losjardines de Torrsine. Aunque había decía_vado que nunca volvería a escribir , su goaneroso corazón, sublevado ante el repartoelle hacían de Polonia las grandes Poten-oias, volvió a inspirarle unos «couplets» muybrillantes, que no lograron, sin embargo,impresionar los egoístas oídos de Luis Fe_Jipe.

h,n 1848, estando se proclamó la repúbli-ca, Béranger fué electo, contra su maniíies_ta voluntad, para el puesto de diputado enle. Asamblea . Constituyente. Y cuando se lecuteró de las censuras de que era objetopor lo poco que concurría a las sesiones,exclamó : «j,Qué les podría. cantar yo a. esasgentes? No me oirían . Hablan demasiado .»

Varias veces se le instó a aceptar la can_

didatura para un sitio en la Academia . Perosiempre replicaba . que él no deseaba parte_mecer a tan ilustne cuerpo, y al hacerlo asíreveló su buen sentido, pues es seguro queen el seno de la Academia hubiera encon-trado Una oposición violenta y abruma_dora.

Tal ea, a grandes rasgos, la silueta delpintoresco personaje, típicamente francés,que se propone retratar ahora el célebreSacha (luitry.

La inmortalidad de los " CuatroGrandes" del cine

Un gran actor francés elogia a los actores

del cine americano

El distinguido actor .francés Charles Du_Ilin, hablando en cl periódico «New Eran_ce» de las g randes figuras del cine ameri_cano, ha dicho que la inmortalidad nega-da a muchos actores notables del ,«teatrohablado» la han conquistado ahora de unamanera definitiva los artistas del cine, oteatro mudo. Comparando las diferenciasexistentes entre el drama de película. y eldrama hablado, 1lr . Dullín escribe:

" Realmente, el cinematógrafo no hadado de sí todavía todo lo que puededar. Todavía se surte enteramente de lasviejas tradiciones del. teatro y aún entreéstas de las más pobres . Sólo rompiendoenteramente con estas tradiciones y film_dose de sus propios recursos es que elcinematógrafo alcanzará su más alto des-arrollo.

"El actor de cine tiene esta superiora_dad sobre el actor de teatro : que, en pri_luir lugar, no tiene que preocuparse de .aprender de memoria su parte, y en se_gundo lugar, puede cu todo tiempo ver-se a sí mismo trabajar, criticándose y co_

rrigiéndose a, sí mismo . Se sorprende unomucho de ver actorcs inteligentes, que mi-nutos antes habían expuesto una teoríaadmirable de arte teatral, hacer exacta_mente lo contrario tan pronto como ponenel pié en la escena. . En la cortina. en hrgar de dejarse cegar por su vanidad, elactor se ve obligado a reconocer su pro_pia falta y por poco que ame su arte ha-rá cuanto esté en su mano para, corre_girse.

" En tanto que el actor de teatro secousn :ne traba ;jarrdo con resultados por logeneral negativos y los más celebrados

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ARTE Y LETRAS

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no dejan tras de ellos sino una fama muyefímera que no tarda en desvanecerse, elactor de cine del porvenir dejará tras desí testimonio perdurable de su obra.

"He aquí por qué los nombres de Wil-liams Han, Charlie Chaplin, Douglas Fair_banks y Mary Pickford tienen aseguradala inmortalidad ."

La buena música sobrevive a losembates de la revolución social

Según informes de los expertos en lamateria, las revoluciones que han ocurridoen Rusia, Alemania y Austria, lejos de ani_(lunar el sentimiento popular por la música,lo ha robustecido más y más.

Albert Coats, que fue director de la Ope_ra Imperial en Petrogrado, ha escrito aun periódico de Londres, el «Daily Tele-graph»--relatando sus vicisitudes entre losbolsheviki. El y su esposa fueron echadosde la casa en que vivían en dos ocasiones—escribe—y su librería musical se la que_raaron. Pero agrega que estas pérdidas notardaron en tener grandes compensacionesartísticas.

" Es una cosa completamente extraor-dinaria—dice—la manera cómo estas gen_tes se aglomeran para asistir a los con_ciertos y funciones teatrales . Por supues_to, ya no se trata del público educado deotros tiempos, que casi ha desaparecido,sino de un público enteramente nuevo ycompletamente demócrata, compuesto deobreros, labriegos, soldados y marinos . ..Sea cualquiera la conducta de estas gen-tes en la esfera política—yo seré el últi_mo en defenderlos—no hay duda de queen los conciertos y en la ópera se con-ducen con tanta reverencia como si estu_vieran en la iglesia y se ponen a escu_chal' con la expresión extática de los ni_¡líos que oyen un cuento de hadas . Muchasveces, después de un concierto, ha ocurri-do que algún campesino se ha levantadoy ha venido a darnos las gracias, a míy a la orquesta, por el placer que le he,mos proporcionado . Otras veces despuésde una sinfonía un grupo de obreros meha rodeado solicitando que les explicasecosas de la música que ellos no habíanentendido. Todos muestran una preferen-cia marcada por la música moderna ycompleja, gustando ésta infinitamentemás que de las composiciones antiguas dela música rusa . Su favorito, por extrañoque parezca, es Seriahinc, y al ejecutar

mi orquesta la obra de éste intitulada«Poeme d 'Extase», el público, compuestocasi en su totalidad de gentes del pueblo,se entregó a una delirante ovación . Y mu-cho tiempo después de oírnos esta pieza,las gentes del pueblo me paraban en lacalle para rogarme que organizara otroconcierto y volviese a ejecutar el «Poémed 'Extase» que tanto les había gustado . "Con rcspecto a la ópera, se sabe de bue_

uc tinta que en ningún tiempo había flore_sido tanto como en los actuales . El jefe su-premo de las representaciones de ópera esChaliapin, quien en representación de los«Soviets» ha organizado sobre bases socia_listas los teatros de ópera, a tal punto quetodos los artistas reciben igual paga, y así,con la entusiasta cooperación de grandes ychicos, puede calificarse de milagrosa ladevoción que entre las gentes sencillas vandespertando las formas más refinadas dearte teatral, si hemos de creer a GrenvilleVernon, corresponsal del «New York Tri-bune» .

La Iglesia comunal

El Reverendo John Haynes Holmes, quefué ministro y pastor de una iglesia Uni_taria en New York, en una interviú recien_te con el «Times» de la citada ciudad, hadeclarado que «la iglesia comunal es la igle-sia del porvenir, que la hora ha sonado deque esta nueva iglesia surja en todas par-tes».

Mr. Holmes se ha separado completamen_te del culto unitario para fundar la nuevaiglesia de la que el dice que es

" simplemente un esfuerzo para interpre-tar la religión libre, democrática, social,que demandan los tiempos que corren ypara dar testimonio público de nuestrafirme resolución de llevar hasta sus últi_mas consecuencias los principios de estanueva. fé».

Mr. Holmes tiene el entusiasmo contagio_se de un apóstol y considera que la iglesiacomunal que él ha establecido «es el grandescubrimiento espiritual de la era presen_te». En sermones numerosos ha venido ha-ce tiempo exponiendo las doctrinas que hanrevolucionado su propia vida y la de sucongregación. Pero oigámosle:

"Yo me he separado de toda conexióncon otros cultos para poder dedicarme delleno a la prédica de una religión univer_sal, humanista, que no conoce limitacio-nes de ningún género, ni aún las del cre-do cristiano. Yo he acabado con las do ..

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"CUASIMODO », MAGAZINE INTERAMERICANO

naciones fijas, arrendamiento de asientosy otras prácticas para el sostenimiento

de las iglesias, a fin de colocar la mía so_bre la base, absolutamente democrática,de una suscripción enteramente volunta-ria. Hemos vuelto a escribir nuestro ere_do, eliminando de él todo vestigio de teo-logía, relegando así toda materia decreencia al fuero privado de cada indivi_duo. Toda persona que sea parte de nues_tra gran comunidad americana será bien_venida en nuestra iglesia, sea rica o seapobre, blanca o negra, cristiano, judío,mahometano o budista . Mediante la adop-ción definitiva de este nuevo nombre, lehemos puesto un sello indeleble de domo..cracia social a nuestra obra . Ahora parte_nacemos a la comunidad, ahora estamosen el mismo rango de la escuela, la librería, la plaza pública y todo cuanto sig .,nifica en las ciudades modernas centros.de intercambio social o intelectual . Ha_hiendo terminado ya nuestro trabajo dereorganización, emprendemos ahora la ta-rea más importante de incorporar nuestraiglesia al movimiento democrático de lavida americana . "El pensamiento dominante ahora en Mr.

Holmes, es el de une 'a comunidad, más bienque la denominación o secta a que pertene,nazca, debe ser el único objeto de su amory lealtad . Sostiene él que

"la iglesia comunal se distingue de todaslas otras iglesias de hoy, principalmenteporque no acepta, como base de su orga-nización, denominación de ningún género,sino simple y únicamente la comunidaden la cual y para la cual existe . Ella hanacido, no como algo impuesto sobre laciudad desde afuera, sino como un desa_rrollo natural de la vida de la ciudad mis-ma ; y representa no los intereses ecle_siásticos peculiares de una organización

de afuera, sino los intereses humanos uni_versales que únen a las gentes de unaciudad en el seno de la misma comuni -dad. La nueva iglesia guarda la mismarelación con respecto a un pueblo o ciu-dad que cualquiera otra institución pú_Mica. Cuando una nueva comunidad seestablece y los ciudadanos se reúnen pa_ra organizar su vida común, se preocupande establecer una escuela pública, una

biblioteca pública, un centro social pú-blico. Pues bien : de ahora en adelante sedebe dar un paso más y establecer laiglesia comunal, la iglesia pública, la igle-sia de todos . Todas estas instituciones, laiglesia lo mismo que la escuela, pertene_cen al público, son sirvientes del públicoy expresan las aspiraciones democráti,-eas del público . Es por esta identifica-ción que establece con los intereses ge_nerales de una comunidad que la iglesia

comunal se denomina así y no iglesia bau-tista o episcopal o metodista . Es una igle-sia comunal, porque vuelve sus ojos haciala comunidad y le devuelve, en forma deguía y consagración al servicio público, lavida que ha recibido de ella . Reúne a to-dos los habitantes de una comunidad dada en una sola organización, para orien_tarlos, sin sujeción a dogmas ni ritos declase alguna, hacia todo aquello que sig-nifique mejoramiento para la comunidad.Los miembros de esta iglesia no hacenpacto de alianza ninguno con ningún cul-to y no tienden a otro fin que al de ser_vir a la comunidad en que viven . "

El nuevo experimento religioso-social queha inaugurado Mr. Holmes, viene siendo ob-jeto de comentarios, favorables y adversos,en la prensa de los Estados Unidos . Perola prensa adscrita a las diversas denomi_naciones religiosas, del país le consagra una__nimemente furiosos ataques .

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AquilatacionesLa leyenda benaventina

NEMESIO CANALES

Los malhechores del bien"

FF ESTE título aplicado a tal obra me

hace el efecto de una gran chisteracolocada en la cabeza de un nene

de dos años . ¡Los malhechores del bien!! . ..Cualquiera se figura, al toparse con estetítulo, que aquí el gran Benavente vaa echar la casa por la ventana enmateria de ideas. Cualquiera se pregun-ta sobresaltado : ¡Dios mío! . . . ¿qué vaa pasar aquí? ¿qué irreverencias, quéatrocidades va a cometer este hombrecon las gentes y los principios y las nor amas todas que la tradición ha ido poniendoen el centro mismo de nuestra sociedad pa-ra que nos guíen y nos gobiernen? ¡Diosmío! . . . ¡Las caretas que va a arrancar,los ídolos falsos, las supersticiones, los fa-riseismos y convencionalismos de todo gé_nero que va a demoler!

Pero . . . . Ahí está, ahí está la obra ; yantes de decir esta boca es mía en son decrítica, conviene darse algunos aires deimparcialidad haciendo que el lector entre.y vea. y juzgue por sí mismo.

¡,Qué hay, qué suena, qué ocurre en lalujosa mansión de la señora Marquesa viu-da de Casa_.Molina, que es donde el autorfija el lugar de la acción? Vamos a ver silo decimos todo en dos palabras, procuran_do que, ni se nos quede nada en el tinte_ro que nos haga sospechosos, ni que tam-poco nos alarguemos tanto en el relato quese nos canse el lector . Pues, señor, salvoerror u omisión. en el palacio de la Mar-quesa ocurre que esta señora pertenece auna Junta de damas, de esas que no faltanen ninguna ciudad de alguna importancia,dedicada a obras de caridad . Esta Junta ha

recogido hace tiempo, y amparado y edil_cado a su modo, a dos criaturas huérfanas,Natividad y Jesús, que andando el tiempoee aman y se quieren casar.

Pero no se casan, porque la Marquesa,alma de la Junta, ha creído asegurar me-jor el porvenir de la muchacha preparán_chile casorio cou un tal Martín, muchachoque a ella le gusta, por su sobriedad, doci_lidad y buena disposición para el trabajo,tanto como le disgusta Jesús, el otro, el re_cogido, de quien ella dice:

"Todo lo que Natividad, no es porqueesté ella delante, fué siempre de dócil, deaplicada, todo lo que supo agradecersiempre el bien que se le hizo, el mucha-cho tuvo de díscolo y de rebelde : a losocho años se escapó del Asilo ; después,qué sé yo las barrabasadas que hizo ; tu_vimos la desgracia de que librara, por elnúmero, de ir al servicio y por ahí andahecho un perdido ; unas veces se escapadel pueblo, sin saber adónde ; de prontoaparece . "Esto que dice aquí la Marquesa de Jesús,

conviene advertir que no lo niega el mismoJesús, quien reconoce que se ha fugado dosveces del Asilo, y que se ha exhibido boarracho por las calles en la escandalosa com-pañía de unos rufianes, si bien alega rato_nes muy atendibles en su disculpa, que noexcluyen, desde luego, la probabilidad deuna recaída.

Cuanto a Natividad, sea cualquiera su in_clinación verdadera, no sólo se deja llevarsin protesta hacia el matrimonio con Mar_tin, de quien hace elogios, sino que, sin-cera o hipócritamente, manifiesta estarmuy disgustada y miedosa de Jesús y muyagradecida y contenta de su enlace con

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«CUASIMODO», MAGAZINE INTERAMERICANO

Martín. Este es carpintero de oficio y, se-gún dice otra señora de la Junta,

" trabaja en el mejor taller que hay aquí;a ella le hemos puesto ahora un obradorque es una monada. y como los dos son tanestimados de todo el mundo, vivirán tanricamente."

Las cosas marchan a pedir de boca, hastaque, cuando ya el matrimonio está señala_do para la semana que viene, la muchacha,no por impulso espontáneo, sino cediendoa las reiteradas y sugestivas instancias deun viejo romántico, que hace papel princi-palísimo en la obra, llamado Don Heliodo_ro, quien es hermano de la Marquesa, ytambién protegido y mantenido por ella,

se escapa con Jesús.

Y colorín colorado . Ya hemos contado latrama toda de «Los malhechores del bien».Ya podemos, por consiguiente, llamar allector y requerirle a que declare con todahonradez si es cierto o no es cierto que tu-simos razón cuando dijimos al principio lode la chistera enorme sobre la minúsculacabecita infantil.

¿Dónde está aquí la colosal ofensiva dela verdad contra los embustes disfrazadosy canonizados que nos prometía el titula-zo ¿Dónde están aquí esos «malhechoresdel bien» que el audaz paladín de la verdadiba a pasar bajo el filo de su espada?

En una edad como la nuestra, en que ha-cen crisis tantas cosas, tantísimas cosas queparecían grandes y buenas y sabias, y eranruines y malas y bárbaras, ¿de qué y dequién se antoja el autor para dar su tre_menda batalla reivindicadora y abrir cam-po a la luz? Pues de una pobrecita Juntade señoras de tiempo viejo, señoras que in_genuamente hacen la caridad con el mismoaire clásico de compungida y reglamenta_da devoción con que buscan, en las prácti-cas externas de su culto, el camino de la geterna bienaventuranza. Hombre, don Ja-cinto, por Dios!

Anunciar tamaña cruzada para salirnosdespués ofreciendo por todo espectáculo elde unos pellizquitos de ironía barata, de lacursi que usted se gasta en los necios jue-gos de palabra de sus «Zurita el bueno quees el malo y Zurita el malo que es el bue-no», administrados a unas pobres beatas.¿Quiere decir, señor don Jacinto, que es us_ted tan pobre, tan miope, tan falto de vi_sión, que cuando se pone a buscar asuntopara un drama en la inmensa selva de losmales sociales disfrazados de bien, sólo des-

cubre, para blanco de sus cóleras de apóstol,las prácticas ingenuas de un grupito de se-ñoras devotas que forman una sociedad debeneficencia. ¡ pero si eso—los modos clá_sicos de la compunción beata—tan aprove-chado y manoseado ha sido para tema desátiras que hasta en las zarzuelitas memadas lo encontramos todos los días haciendoturno con la fósil solterona y con las pa-tronas garvanceras de los estudiantes . ¿Có-mo ha podido usted, hombre de Dios, adqui-rir tan retumbante fama con cositas ta-les? Todo un señor Bayardo del pensamien-to moderno sonando su clarín y sus espue_las y anunciando desaforada batalla, parairse a batir con unas viejas de sainete queel mismo Vital Aza hubiera desdeñado co_rno tema cómico demasiado fácil.

Y lo estupendo del caso no para ahí . Loestupendo del caso es sitie, aun siendo tanflojo el adversario, nuestro insigne Bayar-do se bate tan mal que da lástima. Desear_temas de la obra lo que tiene de sandia in_geniosidad de barbería, por el estilo de lode «Zurita el bueno que es el malo y Zu-rita el malo que es el bueno», y vayámonosa la sustancia . . . y apuesto la cabeza a que,con un poquito de reflexión, no queda nadieque no se percate de que el criterio de laMarquesa, anticuado y todo, es menos vul_nerable, y más sano y más recio, que el ari aterio de don Jacinto.

Porque ¿cuál es el punto en debate aquíen fin de cuentas? ¿Qué acto o principio delas beatas es el que quiere don Jacinto ata-car y ridiculizar? Por mucho que busque_mos no hallarémos otro que el del arreglode casamiento de Natividad con Martín,postergando a Jesús. Este es el gran peca_do, el crimen horrendo perpetrado por los«malhechores del bien» en la obra . Nativi_.

dad quiere en secreto, muy en secreto, aJesús, su hermano de crianza, y esta «infa-me» Marquesa de Casa_Molino se empeñaen que no se case con Jesús sino con Mar_tín .

Novedoso el asuntito ¿verdad? El granautor declarado prócer de la dramaturgiaespañola escogiendo hoy como tésis de una(lira la . viejísima, la antediluviana cuestiónque debatían nuestros románticos tatara-

buelos de «con quien se casa la niña, si conel Juan de su elección o con el Pedro dela elección de los padres».

Cuesta trabajo tomar en serio una cositaasí, que manoseó, hasta provocar náuseas,el teatro romántico, pero no hay más reme_

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AQUILATACIONES 91

dio que meterle el diente para ver de lo- ciando sobre éstas, venga o no a cuento, to.gran la labor desbenaventizadora que nos de el repertorio de agudezas cursis que us_impusimos .

ted se trae, ese sí que es por excelencia elVolviendo, pues, ala cuestión de los personaje lamentable y grotesco de su dra-

amorcillos contrariados de Natividad y la_ ma . Empieza por ser un parásito que vivepachando otra vez en esta majadería ro- de la pensión_limosna de su hermana la Mar-mántica, preguntamos al gran Bayardo :

quesa, objeto constante de sus burlas . Yconste que no es un parásito por haber

¿Es o no verdad que su Natividad acep_ naufragado en una lucha dura y noble portaba no ya resignada, sino complacida, la algo elevado, sino pura y sencillamente porsustitución del impulsivo y peligroso Je_ la barrigona vida de calaverón

empederní-sús por el manso y laborioso Martín, que al do que se ha dado. Ah, don Jacinto! Frentemenos la garantizaba contra el hambre?

e, la anticuada y rígida caridad de catecis— mo de la Marquesa, en cuyo fondo, si hay

nueve granos de intolerancia y error, no sequería a Jesús, lo quería tan desmayada y puede negar que hay también su granitovacilantemente que, aun advertidos de ello de ansia

. de solidaridad humana, que ya espor usted una y otra vez, es punto menos algo, y algo respetable, no se le ocurre aque imposible descubrir en sus actos y pa- usted colocar cosa mejor, como bandera delabras preferencia alguna por Jesús sobreMartín?

guerra, que a ese viejo calaverón con sutrasnochado y nocivo romanticismo de ci-

Pues, si ello es así, si no había fuerte nematógrafo! ¿Qué principio, qué moral,amor ni pasión ígnea por el medio, ¿a qué qué ideología, opone don Heliodoro a lasvenirnos con el cuento aparatoso de que la prácticas anticuadas de las beatas? Pues, aMarquesa era una tal y una cual porque vuelta de muchos discursos en cine unas ve_s olentaba las inclinaciones del corazón de ces coquetea en las inevitables frasecitasla muchacha? ¡Si ni siquiera sabemos si la ingeniosas del repertorio barberil de la ca-tal muchacha tenía corazón! Y si lo tenía, sa, y otras veces se compadece a sí mismoera tan pasivo, tan opaco, tan poquita cosa, y trata de romantizar su historia dándoleque más que censuras e ironías merece ala, proporciones de tragedia a lo que es sólopanzas la conducta de la Marquesa, pro- consecuencia de su estéril vida de señoritocurando, con previsión maternal muy reto_ regalón, don Heliodoro, cuando no hacemendable, escoger a Martín el recio, más chistes, a propósito de sus frecuentes bo_bien que a Jesús el convulsivo, para col- rracheras, que él llama jaquecas (qué gra-

garle ala muchacha . Si eso que hizo la cioso U, se decide a actuar sólo cuando ve-Marquesa por Natividad es ser malhechora que es inminente el matrimonio de Nativi-del bien, yo quiero que usted me apunte dad con Martín . Y aunque pudiéramos ha-también en su lista de los tales malhecho_ corle el cargo de que más lo induce a ac-

res. mi señor don Jacinto . Porque yo hu_ triar el deseo frívolo de jugarle una mala

-hiera hecho lo mismo que ella sin ningún pasada a su generosa hermana que su in_escrúpulo de conciencia . Mientras la carro- torés por la muchacha, pasamos eso por al-la única para las mujeres sea el casarlas, y to y consentimos en tenerle como paladínel casarlas lo antes posible, porque mien_ de Natividad, para agarrarlo en seguida de

tras más se demore la cosa más cuesta arri- :a solapa y llamarle entremetido y tonto deta se hace, y mientras no haya en mi mu_ capirote. Porque, aun suponiendo que Nati_chacha una fuerte impulsión personal que vidad hubiese mostrado estar apasionadala arrastre irresistiblemente hacia un Je- por Jesús, ¿no es necio de capirote todosús sobre un Martín, ¿qué duda hay de que aquel que hoy—en plena vida moderna—si_

3 o haré cuanto esté en mí mano para col_ ga comulgando todavía con la grosera su-gánela a Martín, el buen partido, antes nerchería romántica de que el amor es laque a Jesús, el mal partido?

base de la felicidad matrimonial? ¿No sabeusted, don Heliodoro o don Benavente, que

De modo, que si ese es el único cargo que non cada diez matrimonios de conveniencia-usted tiene contra la Marquesa, no es us_ fracasados, hay lo menos veinte por amorted el que debe reirse de ella y de su Jun- fracasando también, ruidosamente, todos losta, sino ella de Ud. o de su Don Heliodoro, días? ¿Qué madre con sindéresis &nora hoyportavoz y representante de usted. Su Don que la exaltación amorosa de su hijita y delHeliodoro de usted, el personaje ese a quien novio de su hijita en el camino hacia lausted confía la misión de subrayar cuanta iglesia suele, en la mayoría de los casos,simpleza o traspié cometen las beatas, va, acabarse antes que las flores que ornamen_

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«CUASIMODO», MAGAZINE INTERAMERICANO

taren el traje de novia? ¿Quién que no hayavivido en blanco no ha aprendido que elmatrimonio no es un idilio azucarado de ti-ple y tenor, sino una profesión difícil ; un ofi-cio muy duro y muy serio en que el sabersetolerar, y respetar y ayudar, es una aptitudmás importante que el saberse amar? ¿Quiénno sabe que la pasión ha derribado tantosmatrimonios como la repulsión? ¿Quién nosabe que el Jesús todo brasa, que de amanteaccidental sería delicioso, de marido es muyprobable que fuera un desastre? ¿Quién quero sea un mentecato, como los románticoscursis a lo don Heliodoro, no ha comproba_do mil veces en la realidad diaria que si laexperiencia de las madres ha solido prepa_lar grandes tragedias matrimoniales noson menos las que ha solido preparar elciego impulso pasional de las muchachas?

¿No sabe usted que el hecho de que hoyJuana y Pedro se amen desaforadamenteno excluye la posibilidad de que mañana selimen más desaforadamente todavía Juanay Antonio o Pedro y Enriqueta y que porquerer ignorar realidad tan corriente e ine_vitable es que el matrimonio tradicionalla dado lugar a tan grandes catástrofes?

¿No sabe usted que un matrimonio a loMarquesa donde falte el amor (y hay mu-chos en que falta) puede sobrevivir, aun_que resulte incómodo, mucho más fácilmen-te que un matrimonio a lo don Heliodoroen que falte el diario por la mañana parala cocinera?

Válgame Dios! Tenerle que salir gritan_do estas cosas a un señor autor príncipe, aquien sus críticos han colocado más altoque nadie, precisamente por su «realismo»en reacción contra el «romanticismo» deEchegaray. ¿Dónde diablos se esconde eserealismo que no le vemos por ninguna par_te? Tan romántico es el don Jacinto de aho-ra como el Echegaray de ayer, pero con. ladiferencia a favor de éste de que sus hé_roes vociferaban, declamaban, peleaban,eran en suma, mucho más pintorescos, entanto que los de don Jacinto no saben másque discretear.

Ah ! Pero se me olvidaba que hay tam-bién en el drama, como barniz de moder_rimo, unos tirites que don Jacinto, por bo-ca de don Heliodoro, le dispara a la eari_dad de las beatas . Don Heliodoro arremetecontra las beatas en estos términos:

"No hacen ustedes caridad ni limosnadesinteresadas, sino a cambio de una pro_lesión de fe absoluta, no sólo religiosa,

política, social . . ., hasta sentimental . Yaunque a ustedes les sorprenda, no todoel mundo . . ., y menos entre esa pobregente que, en esferas más elevadas, estádispuesta a vender su conciencia y sussentimientos por una limosna que sólo aese precio se les ofrece . Creen ustedes quefomentan la virtud, y lo que fomentan esla hipocresía ; no educan ustedes ; amaes-tran con el látigo en una mano y la go_losina en la otra . Es odioso el Don JuanTenorio que presenta Moliére cuando poruna lismosna pretende hacer blasfemara un pobre ; pues no es menos odioso elque por una limosna pretende hacerlebendecir . Caridad de toma y daca no meconvence ; el bien no es semilla que debesembrarse con esperanza de cosecha ; searroja al . suelo ; que alguna cae en tierray fructifica, bien está ; que el viento sela lleva, no se pierde . . . ; la alegría dehacer bien está en sembrar, no está enrecoger."

Muy bien, don Heliodoro . Ha hecho usteduna brava salida contra el fariseismo cari-tativo . Si estas cosas las hubiera usted di_cho hace cincuenta años, hubiera merecidousted una ovación ; pero ahora, don Helio-doro, ahora, resulta una gansada lo dichopor usted. Porque ahora no comulgamos yalos hombres civilizados, ni con la caridadtasada de esas señoras de la Junta que us-ted asalta, ni tampoco con la caridad ro_mántica de usted.

Tan antipática es la una como la otra,porque todas son caridades, esto es, limos-neo, esto es, envilecimiento, degeneración yruina total de la . dignidad humana. AhoraIn que nos preocupa no es este pobre niaquel pobre, sino la fábrica colosal de po_bres que hay escondida en el mismo centrode nuestro monstruoso sistema social . Mien-tras funcione esta siniestra fábrica, mi se.ñor don Jacinto, de nada vale que usted lemate el hambre a Juan o a Pedro, porqueen el instante mismo en que está usted re-focilando su conciencia con ese acto carita_tivo más o menos barato, está la «Fábrica»siniestra, que no pára nunca, vomitando ala calle un millón más de desvalidos Juanesy Pedros y Fraciscos . . . . La caridad delos buenos es ahora más difícil, porque nopuede consistir en otra cosa que en el pron_te y total derribo de la Fábrica.

Los intereses creados

Aunque poco es el espacio que me quedahoy, quiero decir algo también acerca de es-

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AQUILATACIONES

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ta otra piramidal fazaña de nuestro hé-roe. ¡Jesús, José y María! Las loas que ten-go oidas de estos dichosos «Intereses Crea_dos» ;Qué Moliére, ni que Shakespeare, niqué nadie! Y estos disparatados elogios nolos hacían abajo, sino arriba, muy arriba,en las alturas donde moran los más enea_retados arúspices de la crítica.

Pero he aquí que me cae en las manosun diario de Puerto Rico, y en ese diariotina crónica, reproducida, de Azorín, de lacual recorto lo siguiente:

" Nos permitirá el lector que dedique_mos un momento al teatro . Se ha entre_nado recientemente en Madrid una obrapóstuma de don Manuel Tamayo . Tamayomurió hace quince o veinte años . Tama-yo fué considerado en su tiempo como unportentoso dramaturgo ; no recordamosqué escritor—psro renombrado—ha dichoque Tamayo era uno de los primeros—oel primero—autores dramáticos de Euro_pa. De esta manera, enfática, hiperbólica,se hace la crítica en España . Hoy se creetambién que el señor Benavente merecefigurar entre los más grandes genios dra-máticos modernos ; por una obra estupen_da se reputa sr. farsa deleznable e infan_tul : «Los Intereses Creados» . . . Pero de_jemos esto . ¿Qué era Tamayo?

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No hay más, no ha dicho más el exquisitoAzorín, pero como en nuestra América, ytambién ¡ay! en nuestra España, puedemás un nombre que un saco de razones, esseguro que esta escueta calificación de Azo_rín, que en otra parte no valdría nada sinvenir acompañada de buen acopio de argu-mentos, entre nosotros vale ella sola porcien artículos míos con cien mil toneladasde considerandos.

Contando, pues, con tan gran refuerzo, po-co es lo que tengo que decir.

¿Por qué es, señoras y señores. «infantily deleznable» la obra en cuestión? Pormuchas, por innumerables razones, de lascuales sólo voy a citar algunas . En primerlagar, el asunto es una intriguilla de índo-le picaresca y como tal ni aun el ingeniode seguda mano con que nuestros clásicoscombinaban las tales intrigas (es éste pre_cis.amente el plato que más abunda en nues-tra despensa clásica) se muestra en la obra¡Qué pobreza de recursos para darle nave_dad, interés y verosimilitud a la acción!Todo lo que allí ocurre es tan traído por loscabellos, que da grima pensar que tal ade-

fesio se haya escrito para adultos y no paraniños menores de doce años, únicos capaces(le tragarse lances tan grotescamente hilva-nados como los de aquel Crispín y aquelPolichinela y aquel Leandro con su idiotaidilio.

Aparte de que este teatro de infantil en_tretenimiento, con una acción mecánica quese enreda en el medio y se desenreda al fi-nal, ya hace muchos años que pasó a me_jor vida, y sólo se advierte algún rezago deella en el cine, el enredamiento y desenre-damiento de ésta de Benavente es tan for_zado y tedioso, que sólo por tedioso ha po_Sido imponerse tanto a la masa del público,porque sabido es que en tratándose de au-tores de cierta reputación el público venerasupersticiosamente y alaba estrepitósamen.te todo cuanto le aburre . Pero como pudie-ra decirse que lo fuerte del tal adefesio noestá en la acción, sino en la tesis, le salgoal paso al objetador con esta pregunta:¿dónde está esa tesis?

Realmente, es cosa para perder la pa_ciencia el ponerse a pensar que de esta qui-sicosa haya podido sacar nadie en serio laidea de una tesis . ¡Qué idea de la propiainteligencia es preciso tener para advertirsin sublevarse que un autor dramático nosha sacado de nuestras casas y encerrado enun teatro por dos o más horas, para con.viciarnos a meditar sobre las paparruchassiguientes, ya manoseadas en tiempos deAbrahan! : "Para salir adelante con todo.mejor que crear afectos es crear intereses . "(Sentencia de Crispín) . Y para templar unpoco el olor a cebolla del escepticismo al-deano de la anterior vulgaridad, pone elautor en boca de Leandro esta réplica desublime idiotez : "Te engañas, que sin elamor de Silvia, nunca me hubiera salva_do. " " ¿Y es poco interés ese amor? "—excla-ma Crispín . "Yo dí siempre su parte alideal—(¿qué ideal? . . . Se oye el trote dePérez Escrieh . . . )—y conté con él siempre . "

Y por si esta mezcla insufrible de cebo_llismo de Juan Simplicio y romanticismo de«Flor de un día .» o de «Marina , yo partomuy lejos de aquí» . . . (música de Arrieta)fuera once, el condenado autor nos aflojaal final (mal rayo lo parta!) esta espantosamelopea de organillo:

" (Al público) .—Y en ella visteis, co-mo en las farsas de la vida, que a estosmuñecos como a los humanos, muévenloscordelillos groseros, que son los intereseslas pasioncillas, los engaños y todas lasmiserias ¿e su condición ; tiran unos de

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sus pies y los llevan a tristes andanzas;tiran otros de sus manos, que trabajancon pena, luchan con rabia, hurtan conastucia, matan con violencia. Pero entretodos ellos desciende a veces del cielo alcorazón un hilo sutil, como tejido con luzde sol y con luz de luna, el hilo del amor,que a los humanos, como a estosmuñe-cos que semejan humanos, les hace pare_cer divinos, y trae a nuestra frente res-plandores de aurora, y pone alas en nues_tro corazón y nos dice que no todo es

farsa en la farsa, que hay algo divino ennuestra vida que es verdad y es eterno,y no puede acabar cuando la farsa aca-ba."

¡Ilabráse visto! Yo quiero que me digansi hay colegial hoy, en plena edad del pavo,que no esté dispuesto a ahorcarse de ver_güenza si entre sus cartas a la novia le sor-prenden una explosión de rancia melcocharetórica tan fea, tan mema, tan abominablecomo esa . ¡Santísimo Dios!

r. y

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Notas panameñasJ . D . MOSCOTE

Hechos y cosas

A modo de preámbulo

NOS hemos encontrado un recurso muy

cómodo, para la confección de estasnotículas, que consiste en entretener-

nos con nuestros lectores en discretos colo-quios sobre temas ligeros antes de presentar-les el plato de ideas—o de sandeces—que encada mes nos hemos comprometido a servir-les . Esto, por un lado, nos resulta, casi sinquererlo, un expediente de buena política queningún esfuerzo nos cuesta y que, en cam-bio, nos ayuda mucho ; por otro, es tiempoque ganamos mientras nos recogemos ennosotros mismos y nos preparamos, con áni_mo resuelto, al sacrificio que, indudable-mente, es escribir para un público que decualquiera cosa sabe tanto o más que nos-otros.

Esta vez divagamos sobre el pesimismoque prevalece en todas las manifestacionessociales de nuestra colectividad y que, comoflagelo implacable, está arruinando el orga_nismo nacional.

Tal tema precautorio sería, de poderabordarlo con tiempo y suficiencia, un" caso" de desbordante interés por lo querespecta a sus causas, a sus consecuenciasactuales y al influjo que necesariamentetiene que ejercer en el futuro.

Ni en las máximas de La Rochefoueauld,el solitario de Vertenil, ni en las terrible_mente desconsoladoras reflexiones deScho-penhauer, el crítico inmisericorde del opti-mismo , hay una fuerza de convicción, desentimiento, tan arraigada y firme, acercadel predominio del mal en las cosas de estemundo como la que, sin mayor esfuerzo,se descubre a los ojos del observador en laconciencia de nuestro pueblo, por otra par-te, alegre y confiado como la ciudad que

imaginó el célebre dramaturgo español.Por cualquiera de los aspectos que se la es_tudie encontramos confirmada esta obser-vación, lo mismo en lo referente a la vidaprivada, que a la pública, así en la econó-mica y comercial como en la meramente es-piritual y desinteresada . En la vida políti-ca, por ejemplo , el pesimismo se manifiestapor una. ausencia permanente de todo nobleideal, en cuanto éste puede ser una aspira-ción definida y concreta en orden a la fe-licidad del Estado y de sus elementos com-ponentes. Sus causas son, ya psicológicas,es decir, individuales, ya objetivas o de ín-dole y significación evidentemente social.Unas y otras concurren, en feliz consorcio, aexplicar el modo de ser de nuestros gober-nantes y hombres dirigentes, los cuales, engeneral, y salvas unas pocas excepciones,

que todos nos sabemos de memoria, no hanposeído esas individualidades fuertes que,según Spencer, estimulan el progreso hu_mano. Ellos han sido, por el contrario, figu-ras ya moldeadas por el medio ambiente,prisioneros de todos los respetos, de todoslos intereses y de todas las rutinas, perso-najes sin inquietudes, sin ambiciones y sinanhelos de inmortalidad que miraron las cir_cunstancias de su actuación pública nocomoestímulos obligantes sino como ocasiones pro-picias para defender los fueros egoístas desu "causa . " Por eso ninguna gran reformasocial, cuyos efectos hayan perdurado, se lesdebe. Por eso ningún gran movimiento de po-lítica fundamental y civilizadora concibieronni por su esfuerzo caldea las páginas de nues_tra historia ese vivificaute amor a la Libertady al Derecho, que es el orgullo de otros pue-blos . Trabajo va a costar, en suma, a las ge-neraciones veuideras , que la estudien sin pre_juicios, comprender la significación de unahistoria "hecha " por voluntades enfermas yabúlicas, que si alguna actividad se gastarou

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«CUASIMODO», MAGAZINE INTERAMERICANO

fue sólo en obras de alcance indiferente oefímero.

La historia que estamos haciendo se dis-tingue por las mismas características y tona-lidades . Nadie cree en nada : El mérito delesfuerzo propio real, los prolíficos resulta-dos que se obtienen de la práctica constantedel Bien, los milagros que obra el espíritu deempresa, la posibilidad de vivir dignamentefuera del maleante influjo de la "política, "cualquiera categoría mental, en fin, que déa entender que llevamos dentro del pecho la1 ama ardiente del optimismo, equivale, parala mayoría de los que tienen el monopolio delas funciones directoras de nuestra sociedadpolítica, a simples ideologías, carentes de serietido práctico, a calenturientas imaginacionesde retóricos y literatos . Y porque es el úni-co criterio que tieneu, sin dificultad algunapropagan, y estimulan a los demás a quehagan lo mismo que ellos, que nuestros malessocia es no tienen remedio, que la más racio-nal línea de conducta que debemos seguir esla del " dejar hacer " a cada cual lo que levenga en gana, antes de que se le apague la luzde su existencia, es decir, dánle carta denaturaleza a la peor forma del individualis_mo, que es esa que sólo tiene en cuenta lainmediata satisfacción de los apetitos desor-denados de la bestia que cada quien levadentro de sí . Intentad poneros en contactomental, por un minuto siquiera, con uno deesos superhombres del mal y veréis cómo, sindejar de emplear los mismos términos que to_dos empleamos en la conversación corriente,su lenguaje posee una expresión singular,como de doble sentido . Ellos os hablarán delamor, de la amistad, de la lealtad, del honorde la patria, de los principios, etc ., pero apesar de sus capacidades simuladoras, de lobien que imiten el lenguaje propio de la sin-ceridad y de la convicción íntima, no podréisevitar que vuestra imaginación evoque otrasrepresentaciones que resultan caricaturasgrotescas de tan nobles idealidades y afectos.

¿Cuál es, francamente, la obra que debeesperarse de un presente tal, que así cínica-mente trastrueca los más preciados valoresque constituyen el " saneta sanctorum " de lavida de una colectividad . . .?

Por poco caemos en contradicción, dicien-do por respuesta que toda esperanza es ilu-soria. Así es de oscura la realidad actual.Mas . después de todo, alcanzamos a ver unaluz lejana, pero distinta, présago de másconsoladoras claridades . . . . El reconocimien_to explícito de nuestros defectos, la obra dela escuela y de las demás instituciones edu-cativas. El camino del porvenir está abiertoante nuestros ojos .

Nuestras instituciones culturales

La Prensa

No queremos dar la impresión de que va-mos a tratar un asunto en el cual haya algonuevo que decir. El caso es que mientrasciertas ideas y conclusiones no estén en laconciencia de los que ya en el gobierno ofuera de él han asumido de hecho—valga laverdad--la dirección de nuestra vida social,será justificado que haya quienes constante-mente estén repitiendo las mismas cosas . Di-remos también, por vía de excusa a tal insis-tencia, lo que otras veces hemos dicho, a sa-ber . que la cultura por la que realmente valela pena. abogar es por la que se manifiestaen hechos, ya que aquella otra que no transe(dende de los límites de la pura inteligenciatiene a su favor un culto general, entusiastay desinteresado.

¿,Es la prensa entre nosotros una institu-ción verdaderamente cultural, según el valorentendido que, debe saberse, damos a estosconceptos?

Puede haber quien así lo crea, pero nues-tra opinión cs del todo contraria puesto queafirmamos que lo que constituye su misiónprimordial, su razón de existir, lo tiene com-pletamente olvidado o relegado al plano se-cundario, cuando menos, de sus actividades.Vamos a verlo.

Nuestra vida colectiva ciudadana, como la(le cualquier otro pueblo, tiene que ser, y loes, una oposición actual de todos los momen-tos entre los intereses consagrados por unpasado en que las falsas ideas, los vicios, laspasiones y la injusticia prevalecen y los in-tereses que el progreso, siempre luminoso,prometedor, revolucionario e irreverentetrata de crear. ¿Cuál es la actitud de nuestraprensa ante esta necesaria y bien compro_hada oposición? ¿Por qué lucha? ¿Quépartido sigue? ¿Cuáles son los ideales queprefiere en presencia del eterno conflictoque media entre la vieja y la . nueva humani-dad? No sabemos decirlo, tal vez sea por in_capacidad de comprender o por falta de ob_servación, pero después de haber abierto mu-cho los ojos y esculcado mucho dentro del ho_rizonte que alcanzamos, sólo hemos encontra_do una prensa anodina, miedosa, ''circunspec_ta, " respetuosísima de los intereses que en di_ferentes formas representan esa tradición ve_neranda contra la cual se ha desatado unaguerra sin cuartel por donde quiera han pa-sado los vientos de la nueva y verdadera li-bertad y existían, además, ansias de positivaregeneración . Nuestra prensa no habla, por

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NOTAS PANAMEÑAS

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regla general, sino de lo que no hiere nin-gún interés individual o colectivo de esos quese tienen por intangibles . No quiere ser li-bre para estudiar ampliamente, sin reservasforzadas, ni disimulos, los problemas que sur_gen de nuestra vida en común y cuotidiana.La vida política, si tal cosa existe, es de unadesesperante monotonía, la vida industrial,la científica y literaria, en cuanto sea acer-tado hablar de tales vidas, nos parecen vas-tos temp os desiertos, sin sacerdotes, sin fie-les, sin ritos y sin nada que proclame que enellos alientan los gérmenes activos de la exis-tencia porque nuestros periódicos, que debie-ran ser exposiciones permanentes de esasmodalidades sociales, muy poco es lo quede ellas se ocupan en sus páginas que así re-sultan descoloridas y faltas de interés. Suculto favorito es el de la frivolidad, su espíri_tu el de una transigencia extremadamentecomplaciente y su obra, en resumen, bené_vo amente juzgada, casi negativa.

No necesitamos traer hechos en auxilio denuestros juicios . No recordaremos, por ejem-plo, cuál ha sido su nota saliente en nuestrasperiódicas contiendas civiles las que, lejos deser edificantes certámenes de civismo, lo hansido de locura y de deslealtad desenfadadaa los principios republicanos . No hemos deimputarle que a ella se debe esa especie deruina moral a que han sido condenados al-gunos de los que debieran ser nuestros másconnotados hombres públicos . No le increpa-remos la habitual y estudiada indiferencia conque mira las cuestiones permanentes y vitalesque provienen de la convivencia de nuestrapequeña y débil nacionalidad con la másgrande y poderosa del mundo . Mucho menosnos preocuparemos por evidenciar lo signi-ficativo que es para el estudio de los fenó-menos sociales el hecho manifiesto de quenuestro país sea el único de la sociedad delas naciones cuyo servicio público, cuya ad-ministración pública, sean tan excelentes, tanperfectos, que no necesiten de la colabora-ción de la prensa ya sea para señalarles loserrores de que adolezcan, ya para indicarles,entre críticas y censuras, orientaciones salu_dables y renovadoras . Los hechos son siem_pre demasiado elocuentes por sí mismos yno hay para qué violentarlos.

Lo que importa muchísimo es dejar esta-blecido que aunque tal carácter de nuestraprensa es revelador de grave y profundomal, y sus causas, innegables y evidentes, és-tas no consisten en que nuestros periodistassean incapaces de comprender y de cumplir,legado el caso, los deberes consagrados porla institución, o de que existan, como algu-nos pretenden, reales y poderosas iufluen_

cias, insidias o peligros que coarten la liber-tad de los que escriben para el público . Todoproviene de que ellos se abstienen delibera-damente de ejercer sus naturales derechosporque se hallan convencidos de antemanode que aquí no se puede hacer nada por elbien general, de que el progreso y el bienes-tar, si no vienen de arriba, de las alturas gu.bernamentales, es inútil buscarlos por otroscaminos por que creen que la fuerza de los"intereses creados " es tan poderosa quequien intente oponérsele inevitablemente tie-ne que ser arrollado por ella . No vacilaría-mos en afirmar que el pesimismo que reinaen los estadios de la prensa es obra exclu-siva de una autosugestión inexplicable delos mismos que mayor interés debieran te-ner en convertirla en un poder decisivo delprogreso social.

Es cierto que en donde quiera existen, fue-ra de las leyes positivas, limitaciones natu-rales, diremos, a la libertad de la prensa quedebilitan mucho su acción cultural y edu-cativa y que no es Panamá una excepción deesta regla ; pero, por eso, no añadamos a és-tas, que dictan, a veces, el respeto, la pru-dencia bien entendida y la conveniencia pú-blica, otras que vengan a ser como pesadascadenas por nuestras propias manos forja-das . Afirmámos que no existen tales insidiasni influencias que obren sobre los que máseficazmente pueden ejercer la sanción pública,pero esto no lo hemos dicho por ignoranciadel medio, que demasiado conocemos, ni porcomplacernos en negar lo que, acaso es de evi-dencia absoluta para todo el mundo, sinopara agregar más adelante, como lo hacemos,que si las ha habido y es posible que sigahabiéndolas, ellas también son el resultadodirecto de nuestra falta de valor cívico pa-ra afrontarlas, el que, a poco, convertido enpuro y simple temor a las situaciones difíci-les, crea fantasmas y embrujamientos queanonadan nuestra voluntad y oscurecen nues_tra inteligencia.

Además,¿ no es cierto que hay una rela_ción estrecha entre el poder de los tiranos,de los déspotas, de los vicios sociales, por unlado, y la corrupción, la debilidad y lacom-p!acencia de los pueblos por otra? Pues bien,nuestra prensa es la voz de nuestro puebloy si ella es débil y medrosa señal es de quealgún grave mal padece que todos debemosempeñarnos en curar, como si fuéramos losmédicos de nuestras propias dolencias . Losfuertes y los poderosos no lo son sino a cos-ta de nuestra debilidad . Los "intereses crea-dos " son una red cuya resistencia no depen-de sino de nuestro "dejar hacer ." Los ma-les sociales, en general, los que afectan así a

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la parte física de la humanidad, como a suparte espiritual, hijos legítimos son de lafalta de previsión y de profilaxis moral opor_tuna y eficaz . ¿No sería una hermosísima pre_sea para nuestra prensa el que de ella partie_ra la iniciativa, el impulso primero de unmovimiento regenerador de nuestra colecti-vidad desprendiéndose de las garras medro-sas de la autosugestión y entrando en francalucha con esta realidad social que todos con-denan, de la que todos detestan, y con la quenadie se halla satisfecho?

Nota gráfica sobre la instrucción pública pa-nameña

Al principio de un hermoso artículo sobrela educación racional del niño, que publicaJ. L. Devy en " La Revue Mondiale " de Pa-rís, hemos encontrado la observación, muyatinada por cierto, de que es ley geueral dela evolución de las doctrinas educativas quea cada época . de crisis políticas, económicas ysociales corresponde una recrudescencia delas tentativas reformistas . Esta observaciónse puede aplicar también al orden adminis-trativo en cuanto tiene que ver, como es latradición, con lo que se refiere a . la educa-ción pública en todos sus aspectos ; y es poresto por lo que al propio tiempo que los fi-lósofos y los educadores andan empeñadosen especulaciones doctrinales sobre la mate-ria nótase que los políticos y los estadistasse preocupan seriamente por formular ensus planes de gobierno el modo de llevar a lapráctica las conclusiones que de aquéllas sedesprenden.

Por lo que hace a la crisis actual por queatraviesa el mundo, el movimiento reforma-dor es universal y abarca no a . este o aquelpueblo, o a tal o cual dirección ideológica,sino a todos los hombres de pensamiento, entodas las naciones civilizadas . Empero, comoson posibles las excepciones, y podría suce-der ahora que Panamá tuviera el triste pri-vilegio de ser uno de los pocos países en don-de las cuestiones de educación y enseñanza,en su doble aspecto, filosófico, y administra-tivo. o práctico, no inquietaran, como deben,a los más llamados a desvelarse por ellas, va_unos a trazar brevemente la gráfica de nues-tra instrucción pública, desde la Indepen-dencia hasta nuestros días, con el propósitode mover la atención ilustrada con las de-ducciones que de, nuestra descripción resul-ten.

Se trata de un corto período de casi diezy seis años que, subdividido en cuatro, nosdará las características más salientes quepara nuestro objeto necesitamos .

Resumiendo el haber existente en materiade instrucción pública en el Istmo, el día an-terior al 3 de Noviembre, diremos que muypoca. cosa era la que se había hecho hastaentonces por la cultura popular . Existían,por supuesto, escuelas y maestros, presu-puesto de instrucción pública y empleadosdel ramo que, a su modo, y según las cir-cunstancias económicas y políticas, hacían loque les era posible por su bienestar y progre-so, pero faltaban, de hecho, normas directri-ces, un sistema, ideas, principios que inspi-rarau la labor oficial de esos funcionarios.La atención pública, concentrada, casi porcompleto, en las intrigas políticas, no diri-gía, ni por asomo, sus miradas inquisidorassobre los que, tenían en sus manos ba educa-ción de la juventud y por eso eran muchoslos malos maestros y explicable el poco favorde que disfrutaban . No sabemos bien, preci-samente . cómo atendía el Gobierno departa-mental el pago de los institutores en las pro_vincias del interior, pero es cierto que en1' capital los noventa pesos plata de ocho-cientos treinta y cinco milésimos con que re-muneraban mensualmente los servicios de unmaestro de sección media (tercer o cuartoarado de hov) les eran entregados con basa[ante regularidad y les alcanzaban, holgada_mente para sus más urgentes necesidades.

Vino el 3 de Noviembre . es decir, el mo-mento de la crisis d e que habla Devy y ellase resolvió en lo político, en el establecimien-to (re un gobierno propio ; en lo económico.

en el inmediato comienzo de los trabajos delCanal, y en lo social en un vigoroso renací_miento de los ideales nacionales, que se sin-tetizó en una serie de reformas educativasalgo precipitadas, heterogéneas e inarmóni-cas, pero a base de nobilísimas aspiraciones vde un acendrado patriotismo de parte de

quienes las preconizaban . Las escuelas se mul_tiplicaron con rapidez por todo el país ; fuemejorada considerablemente la situación eco_nómica del profesorado primario, aumen-tándole su sueldo en más de un treintapor ciento sobre el que antes ganaban : sefundó una escuela normal de varones al ladode la que antes existía de señoritas y fuepuesta bajo la dirección de los hermanos cris_Danos ; una cerrada falange de jóvenes delos dos sexos (61 en el término de cuatroaños) emprendió viaje al exterior en buscade luz pura y viva para sus ávidas inteligen_cias . Las leves 11 de 1904 v 2a . de 1907, en-tre otras, fueren los instrumentos de estosimportautes progresos . Unas cuantas instan_vienes de carácter docente y técnico, pero devida efímera. (Escuela de comercio e idio-mas, Escuela superior de señoritas y de jó-

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RICARDO MIRO

Nuestro célebre poeta nacional .

JOSE D. CRESPO

Uno de los más distinguidos pedagogos conque

cuenta el puis .

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yenes) podrían pasar a nuestros ojos comoprecursoras de la enseñanza secundaria yprofesional que, en diversos planteles, tenemosahora más o menos bien cimentadas . Ei ha-torés paternal del Gobierno de entonces porlas cosas del ramo, lo que no excluye que secometieran notables desaciertos y que hubie-ra muchas deficiencias, técnicas sobre todo,fue la vara milagrosa que hirió la rocadel indiferentismo popular . Los padres defamilia, y aun los que no lo eran, semostraban ufanos en hechos y actitudes aldarse cuenta de la labor reformadora que seestaba cumpliendo.

Sería una notoria injusticia, en que nodeseamos incurrir, en este paso, que pres-cindiéramos de los nombres de Nico ás Vic-toria J . y de Melchor Lasso de la Vega, losdos más entusiastas campeones de aquel mo.vimlento . La obra educativa de 1903 a 1908,es de elles con todos los defectos y excelen-cias que puedan señalársele . La. venida alpaís de los hermanos cristianos fue promo-vida por el señor J . J. Fábrega.

La administración del señor Obaldía, enla que actuó como Secretario de InstrucciónPública el doctor Eusebio A. Morales, aun-que al principio se mostró poco propicia,casi hostil a los "maestros de escuela," supomantener, en lo general, el fuego sagrado delentusiasmo y de las elevadas aspiracionesque caracterizó a. la administración anteriordel doctor Amador Guerrero, y fue así co-mo, a pesar de rudas polémicas y de violen-tas oposiciones originadas de la imprudenciade ciertos elementos avanzados, que ejercíaninflujo en el ramo, y del extremado celo re-ligioso de parte del tradicionalismo educati-vo, pudo echar las bases de nuestra enseñan-za secundaria con la fundación del Institu-to Nacional, obra de previsión netamente re-publicana que fue considerada como una lo_

cura administrativa y hoy constituye tim-bre legítimo de orgullo nacional . Los mejoresprofesores extranjeros que hemos tenido fue-ron contratados por la primera vez bajo losauspicios de esta administración y es de es-tricta justicia reconocer, además, que de 1909a 1912 fue la edad de oro del profesoradosecundario en lo tocante a remuneración pe_enniaria por sus servicios . En aquellos díasel costo de la vida era un cincuenta por cien-to más bajo que lo es en la actualidad y, noobstante esto, una hora semanal de clase eraestimada en quince pesos panameños . Una me_dida muy notable de la época fue la que con-sistió en la concentración de varios estable-cimientos docentes en uno solo, que se ha-cían una competencia innecesaria, el Insti-tuto, y debe recordarse también que enton-

ces fue cuando se dieron los primeros pasos,no con muy buen acierto, debe decirse, enel sentido de reglamentar y unificar el tra-bajo escolar, todavía sujeto a las buenasinspiraciones de los maestros . El primer regla_mento orgánico de las escuelas, dentro de laRepública, y los primeros programas de en-señanza primaria y secundaria fueron redac-tados, pues, bajo la administración Morales.La educación elemental, debido quizá a laidiosincracia del jefe del ramo, no progresóen proporciones apreciables . Mantúvose, esosí, la dotación docente de que el magisteriohahía. venido gozando y el problema . de laedificación escolar comenzó a preocupar alGobierno . El nombre de Justo A. Facie es-tá estrechamente ligado a este importanteperíodo de la instrucción pública panameña.Los doctores Heliodoro Patiño y Alfonso Pre_ciado, Secretarios del doctor Pablo Arose-mena, y quienes sucesivamente estuvieron,per cortos lapsos, encargados de la Secreta-ría del ramo, después del doctor Morales,que la dejó a la muerte del señor Obaldía,casi no tuvieron ocasión para otra cosa quepara afrontar las dificultades propias de losmomentos de agitación política en los cualestodo se relaja y degenera.

De 1912 a 1917 fue el término adminis-trativo del doctor Belisario Porras y de suSecretario el señor Guillermo Andreve.

En tesis general, esta administración fueexcepcionalmente notable. Ella se distinguióno sólo por el espíritu patriótico de la pri-mera y por poseer, como la segunda, una con-fianza firme en la reforma moral del paíspor medio de l a educación popular, conve-nientemente dirigida, sino que dio la notade ser muy progresiva y de hallarse constan-temente consagrada a . los intereses del ramoron devoción iuquebrantable. En materia deiniciativas, de reformas legales, reglamenta-rias y programáticas, en todo lo referente alorden y a la disciplina administrativa, enlo que, en fin, de alguna manera tendía adar la impresión de que había un sistema,un método de conducir los negocios del ramo,original y propio, la administración del señorAndreve es difícil que sea superada . Le tocó,en cierto modo, recoger el fruto de las an-teriores, pues en su tiempo fue cuando eo_menzaran a llegar al país y a tornar plaza enel profesorado los primeros jóvenes que de1904 a 1906 fueron a estudiar a las más fa-mosas universidades europeas y americanasv fue también cuando pudieron mostrar to-da su capacidad profesional algunos extran-jeros contratados por la administración Mo_rales, como el doctor Eugenio Lutz, don Ri_chard Newmann, el doctor E. G. Dexter y

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Grupo de turistas en el solar I .l Convento de San Francisco . Elúltimo (le la derecha es el distinguido historiógrafo panameño señor

don Juan B Sosa.

Ruinas (le la Plaza Mayor en Panomú Viejo .

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"CUASIMODO» , MAGAZINE INi ERAMERICANO

Frederiek E . Libby (este último vino a Pa- podido hacer gran cosa por la Instrucciónnamá en 1913, llamado por el mismo señor pública las dos veces en que le ha tocado re_Andreve), los cuales, según sus respectivas gir sus destinos ; y es de sentirse, porque suespecialidades, han contribuido al desarrollo carácter bondadoso, su ecuanimidad, y sude nuestra instrucción pública de manera efi- amor x la justicia habrían sido factores po-caz e indiscutible . Ciertos establecimientos, derasísimes que le habrían conquistado elque habían llevado una vida enclenque, como éxito cn sus labores . Los señores Garay yla Escuela de Artes y Oficios y el Instituto Lefevre pasaron por la Secretaría, por lap-mismo, recibieron un poderoso impulso, aun- ses brevísimos . Estamos seguros de que ellosque es cierto que los resultados de ese irnpul- no reclamarán nunca para sí honores preve_so fueron diferentes eu los dos casos . La nientes de taq efímera actuación.abundancia de ensayos institucionales en el A la actualidad, hay ya algo bueno queramo durante la permanencia del señor An- abonarle en cuenta, aunque ello no dependeBreve en la Secretaría, como las asambleas de niugún gran propósito largamente medita-pedagógicas, la escuela nocturna comercial, el do, sino, de simples circunstancias que hancurso superior de matemáticas, que dirigió ingmesto las determinaciones respectivas:el doctor Lutz, la escuela de agricultura, las Los tres principales centros docentes degranjas agrícolas del interior, el curso de la República ., el Instituto, la Escuela Nor_ejercicios físicos, que funcionó al amparo de anal, y la de Artes y Oficios se hallan enla Escuela Normal de señoritas y otros más, manos de personas de capacidad reconocida,dicen mucho, indudablemente, de las altas que garantizan su buena marcha . Además, laaspiraciones patrióticas que los presidían, pe_ coeducación, cuyos efectos sociales benéficosro el hecho de que todos, o casi todos, deja_ no se harán esperar mucho tiempo y el per-ran de existir en cuanto su autor ya no tuvo feceionamiento de la maquinaria de la Ins-influjo en el Gobierno, si bien puede expli- peeeión general (le enseñanza primaria, quecanse, en parte, por la penuria fiscal de los debe ser un rico venero de datos fehacientesdos últimos años, no deja de estar en cela_ sobre los cuales podrá construirse algo muyeión, más o menos próxima, con cierta ar- grande en el futuro . En otros respectos, eldorosa precipitud en la . seuda de las aove_ país debe saber, si lo ignora, que la. elimina_Jades y de las reformas que pugnaba con cün, en la práctica, de la . dignidad de Se-la real preparación que teníamos para adop_ cretario de Estado en la persona que tienetartas . La administracióu Andreve pudo, eu en sus manos la responsabilidad del ramo,fin, resolver el problema urgentísimo de la hecho aparentemente insignificante, le haedificación escolar y levantar la dignidad restado autoridad y prcstigio en los conse-del profesorado y del magisterio nacional . No jos del Gobierno para los efectos de defen_res explicamos por qué no hizo lo primero der sus intereses, y que por tal causa se hancontando, como coutaba, con el apoyo deci- desarrollado, casi cu forma incontrastable,dido de un gobernante tan progresista como muchos prejuicios contra los institutores alo es el Dr. Porras. Creemos encontrar la ra_ los cuales se les ha imputado el deseo de eons_zr;n de lo segundo en la circuustaucia, bieu tituírse eu una clase privilegiada cuando esnotoria por cierto, de que el principio de a.u- lo cierto que sólo aspiran a un poco de jus-teridad se afirmó de tal manera en su tien- ticia en forma de pan y de consideracionespo, que las individualidades de sus subordi- sociales : y id cmás, han sido casi vanos los¡Hados estaban siempre prácticamente sofoca- esfuerzos que Iba hecho para evitar que eldas .

presupuesto de instrucción pública fuera des_Después del período administrativo del se- piadadamente rebajado hasta . hacérsele des-

ñor Andreve vino una época, que dura to- cender al peuúltimo lugar, con respecto adavía y es la presente, desde luego, en que les otros presupuestos del servicio . El des-el ramo ha andado con pasos vacilantes, su_ contento que, como consecuencia, existe cu_levo, más que nunca, a las veleidades de la tre les profesores y maestros por la situa .-politiea y sufriendo el influjo detestable que ción económica precaria en que los han co-las circunstancias anormales e indefinidas losado es unánime y evidente, como la luzejerceu en todas las cosas de la vida. Du_ del sol y rematadamente ciego será quienrapte tal período han ocupado la Secretaría no quiera verlo . Todo esto se excusa, es ver_el Dr. Alfonso Preciado, don Narciso Ga- dad. con la falta de dineros en las arcasray, don Ernesto T . Lefevre, el señor An- públicas para recompensar con más justiciaBreve, otra vez, y, por último, el señor Jep- a los encargados de labrar el porvenir na_tha B. Duncan, que la ocupa con el carácter cional, pero tal razón es de muy poco peso:de Subsecretario del ramo . El doctor Pre- ella no ha impedido el_ aumento de sueldo aciado ha teuido la mala suerte de no haber muchos empleados cuyos servicios son de

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NOTAS PANAMEÑAS

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menor significación social que los de los raes_hros de escuela y los profesores de segundaenseñanza.

Nosotros no estamos preparados para ha_ier vaticinios sobre el porvenir, ni nos gus-ta el oficio de profetas de cosas desagrada-bles, por eso aunque el horizonte del ramo esmuy brumoso, nos abstenemos de seguir cumás extensas consideraciones . Pueda ser queel sol salga otra vez y vuelvan los tiemposidos en los que el entusiasmo era el ambien-te que rodeaba el trabajo escolar y la ins-trucción pública no era la cenicienta entretodos los ramos de la administración.

Ojalá esta nota gráfica, trazada sin pro-pósito de hacer historia rigurosa, pueda,como decíamos al principio, despertar porla fuerza del contraste, la atención de laspersonas ilustradas y conducida, aunque di-fícilmente, hacia un alto punto de vista des-de donde pueda descubrir muevas y consola-doras perspectivas.

Las conferencias ilustradas del Instituto Na-cional

Durante el mes el Instituto ha ofrecido alpúblico de la capital dos conferencias ilus_tradas, uua a cargo de don Samuel Lewis,sobre " El agua. potable, " que llevó a mu-chos oyentes al aula máxima del referidoplantel y la otra, dictada por el GeneralClement, veterano glorioso del ejército fran-cés . A esta última asistió lo más selecto conque cuenta. Panamá, y auuque por circuns-tancias especiales la conferencia no pudo serbien apreciada, cuando se daba, el trabajoleído después, con tiempo y paciencia, es deun valor incalculable porque él contiene, Másbilmente expuestos, todos los esfuerzos masteriales a que acudió el genio francés en laguerra para resistir y combatir a sus pode-rosos adversarios.

El nombre del tema : " La industria fran-cesa durante la guerra, " está muy bien pues_to, y las diferentes partes de que consta há-bilmente desarrollados son éstos:

1 .—"La movilización industrial.lL—El armamento.lII.—Aviación militar.IV.—Los motores.V.—Los gases.VL—La industria química.

Cada uno de estos capítulos es una des_cripción circunstanciada de las graves difi-cultades y múltiples problemas que la iudus-tria francesa tuvo que resolver, día tras día,en el campo de batalla para dominar las

apremiantes situaciones que el curso de laguerra le presentaba, y pasma ver cómo encada caso y en cada circunstancia el éxitomás asombroso coronaba todos los esfuer-zos.

Es una lástima que la conferencia delGeneral Clement no esté destinada a ver laluz pública por ahora. Gracias a la amabi-lidad del Coronel Alfaro, nos ha sido posibleojear el original que nos ha servido paraesta brevísima nota, la que ojalá nos hubie-ra sido dado hacer más larga.

Cuarto Centenario de Panamá la Vieja

El 15 del presente mes de Agosto, cele-bró el Gobierno de la República, la Dluniei_palidad del Distrito Capital y el pueblo todode Panamá el cuarto Centenario de la fun-dación de Panamá la Vieja . No faltaron losnúmeros cívicos en el programa de la fiesta,ni las ceremonias religiosas, ni los discur-sas que son de estilo en las ocasiones solean_nes . La prensa capitalina ha recogido defe-rentemente todos los ecos de la grandiosacelebración y muy poco sería lo que nosotrostuviéramos que agregar ahora.

Reproducimos solamente a título de cu r io_sidad el capítulo titulado : " El Nombre Pa-namá " de la obra : " Panamá la Vieja . " dedon Juan 13 . Sosa, distinguido historiógrafo,que diligente y pacientemente preparó di-cha obra para ofrendarla a la ciudad nuevacomo lazo de unión con un pasado lleno deunístico,s encantos.

El nombre Panamá

"El nombre ` Panamá ' procede incontro-vertiblemente de una de las varias lenguas in_dígenas del Nuevo Mundo, en lo cual convie-nen todos los americanistas ; empero al fijar elverdadero significado del vocablo, disientenpor completo las opiniones, contribuyendo aenmarañarlas más el hecho de que los anti_guos pobladores del Istmo no dejaron a laposteridad monumentos, tradición, escritura,ni nada, en fin, que marcara el punto departida a estas investigaciones.

Los escritores que han hecho de los cari-bes' la . raza privilegiada de la empresa y delvalor, aseguran que lograron estos indios an_ti:lauos plantar—como lo habían hecho yadesde las regiones que fecunda el Orinocohasta las que bañan hacia el Oriente lasaguas del golfo de Urabá-su dominación enel Istmo, imponiendo a la vez costumbres eidioma en varias de sus comarcas, por lo cualdeduce el escritor venezolano Don AristidesRojas, en su obra " Estudios Indígenas,"

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(CUASIMODO », MAGAZINE INTERAMERICANO

que la voz "panamá" es caribe, descomposi-ción del vocablo "paraná " que significa" agua abundante en peces, " cuyo radical"para " (agua, mar) acredita las huellas de-jadas por aquella raza poderosa en parte denuestro territorio. Don Ernesto RestrepoTirado, escritor colombiano de sólida repu_tación en estudios prehistóricos, concuerdacon el anterior en la procedencia caribe dela voz "panamá," pero no en el significadoque le da Rojas . " Panamá, " dice, es palabracaribe, aun cuando Pinart quiere buscarleinterpretación cuna . Tampoco significa estapalabra abundancia de pescado . Los caribesdel Istmo llamaban al pescado "gua." Casitodas las palabras terminadas en ima, ira, ama,son de origen caribe : Bononiamá, Tubana_má, Chochamá. Los cunas llamaban al pes-cado hugua, hoúa, hongua ; los cuevas lodenominaban haboga. De aquí el nombre deTaboga en el Pacífico, donde abunda el pes_cado . "

Pinart, que tan prolijos estudios hizo delos dialectos indígenas del Istmo en sus dis-tintas comarcas, apunta en su " Vocabulario

Castellano-Cuna" que la voz panamá corres-pondía al asiento primitivo de la antiguaciudad, donde en la época de la aparición delos europeos iba a gozar de las delicias delmar el cacique de la región, al cual, acosta-do en una hamaca, lo mecían sus vasallos."De ahí, dice, lugar de recreo, alpanam me-cer en hamaca ; alpanama quet, lo meció, loestuvo meciendo."

Un literato norte-americano afirma a suturno que el vocablo panamá es caribe, pe-ro que significa ` tierra o lugar de las mari-posas . " Otro escritor francés dice, en apo_yo de esta aserción, que existe en el Bra-sil, cerca de la confluencia del río Paroucon el Amazonas, un salto de agua que losnaturales, descendientes de los antiguos ca-ribes llaman cascada de panamá ; y comolos indígenas que pueblan esas vastas sale-dadas distinguen con esa palabra a la ma-riposa, lepidóptero que abunda en las vecin-dades de dicha cascada, de aquí deduce queeste debe ser el origen del nombre de estareferencia, aceptado el hecho de que los ca-ribes, al extender el radio de sus incursio_nes desde las Antillas hasta las Guayanas,

parte del Brasil, costas de Venezuela y Co-lombia, hubieran llegado a imponer su len-guaje en algunas regiones de la costa quebaña el Océano Pacífico en el Istmo de Pa-namá.

La creencia de que el nombre que nosocupa perteneció al cacique morador de lacomarca . cuando en ella hicieron su aparición

los conquistadores la sustentan algunos au-tores ; pero este supuesto puede contrade-cirse con el testimonio muy estimable delprimer Gobernador efectivo del País, Coro-nel Pedro Arias Dávila, quien en carta de1516, mucho antes de la fundación de la ciu-dad, informaba a la Corte : " el cacique queagora es de Panamá se dice (se llama) Cori.Este e todos sus antepasados son grandesfundidores de oro e maestros en labrarlo ehacen allí muy gentiles piezas ; y como todoscuantos caciques hay en su contorno y de le-jos de su provincia cuando quieren labraralgunas piezas de oro e tacar algunas cosassutiles van al í, tienen ya por costumbre degran tiempo decir que el oro que tienen lotraen de Panamá ; y así preguntando a cual-quier cacique que el oro que tiene de dondelo trae, responde que de Panamá . Toda la.fama es de Panamá, aunque cójanlo ellos ensus mismas tierras, porque en Panamá no seceje ningún oro ni lo hay. "

Otros autores aseguran a su vez que elnombre panamá es derivado del hecho de ha-berse fundado la segunda capital de Cas-tilla del Oro en las inmediaciones de un lu-gar donde crecían grandes árboles que losnaturales llamaban panamá . Los ejemplaresde este producto de la vega: tación exube-rante del Istmo los conoce la generalidad:altos, pródigos en ramaje, de hojas lobula_res, ásperas y resistentes, encierran en unestuche especial el fruto común de cada añoen forma de pepas negras que, tostadas alfuego, son agradables al paladar como unaalmendra . La corteza del árbol, conocida enel comercio como " corteza de quillaya " o de" panamá, " se emplea en los usos domésti_vos, por sus condiciones saponíficas, paralimpiar géneros de lana . Y como la casuali-dad imprime en ocasiones algo que escomoun sello de crédito en las cosas del mundo,ha querido que al pié de la muda y elegantetorre que dice al viajero y al curioso : " aquífue la antigua. Panamá, " se haya alzado dela tierra a competir en altura con la obradel hombre, un robusto y simpático árbol(le "panamá."

Más correcta es la opinión de algunos cro-nistas de Indias de que el nombre Panamáperteneció al miserable caserío de indios pes-cadores, asentado en la ribera del Mar delSur, en sitio sobre el cual se levantó mástarde, próspera y risueña, la ciudad . Segúnaquellos, panamá significa en lengua cueva.la más hablada, según Andagoya, por los in-dígenas de este país al comenzar la inva-sión española, " abundancia en peces o sitioabundante en pescado ." Sabido es que lasaguas del Golfo de Panamá atraen espeoial-

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NOTAS PANAMEÑAS

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mente y durante ciertas épocas del año lacantidad de peces más considerable y selec-ta del litoral del Pacífico ; de manera que es-ta circunstancia constituye poderoso argu-mento al supuesto de ser esa la opinión me-jor fundada respecto del nombre con que sedesiguó después a todo el país y concuerdacon el dicho de Pedrarias Dávila, quienen la carta citada de 1516 a los Reyes Ca_tólicos estampa : " Vuestras Altezas sabránque Panamá es una pesquería en la costa delMar del Sur e por pescadores dicen los in-dios panamá . " " Panamá " significa, pues,pescador .

El nombre panamá abarcaba ya, no obs-tante, toda una extensa región del litoral ysu importancia debía ser de tal modo con-siderada en la Corte, que al tenerse noticiaen España del descubrimiento de un nuevomar, como un homenaje de gratitud al con-ductor feliz de tan extraordinaria empresay como un acto de desagravio a Vasco Nú-ñez de Balboa por el nombramiento de Pe_drarias, le acordó la Corona, por Cédula de23 de Septiembre de 1514, el título y las pre-rrogativas de Adelantado del Mar del Sury el cargo de Gobernador de las Provinciasde Coiba y Panamá ."