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Arquitectura y Urbanismo www.nuevaeconomia.com.bo BOLIVIA | 9 de julio de 2017 | Año 23 | Nº 1 Bs. 10 en todo el país INFORME ESPECIAL

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Arquitecturay Urbanismo

w w w . n u e v a e c o n o m i a . c o m . b o

BOLIVIA | 9 de julio de 2017 | Año 23 | Nº 1Bs. 10 en todo el país

INFORME ESPECIAL

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Arquitectura y Urbanismo

Los gigantesdel eje troncal

De acuerdo con los datos del Observatorio Urbano (OBU) de 2016, elaborado por de la Cámara de la Construcción de San-ta Cruz (Cadecocruz), Bolivia “se mantiene con un crecimiento sostenible y altos índices de inversión”. Hasta el 2015, “se re-gistraron 3.551.567 metros cuadrados en proceso de construc-ción en el eje troncal del país y donde Santa Cruz concentra el 58%”. De acuerdo con datos del Instituto Boliviano de Co-mercio Exterior (IBCE) y atendiendo a la creciente demanda de unidades habitacionales, se prevé que el crecimiento del sector “se mantendrá durante los próximos años”.

El edificio más alto de Bolivia es el llamado Torre Girasoles, asentado en la ciudad de La Paz sobre la avenida 6 de Agosto, con 38 plantas y 150 metros de altura, a falta de la conclusión en la construcción de las Torres del Poeta, situadas en pleno barrio paceño de Sopocachi, en la Plaza Isabel la Católica y que se alzarán a una altura de 170 metros. En Santa Cruz se ubica el segundo edificio más alto de Bolivia, La Casona, con sus 27 plantas y 127 metros de altura y que perfila la bóveda del skyli-ne cruceño en la avenida Cristóbal de Mendoza.

De acuerdo con datos del proveedor global de información sobre construcción, Emporis, existen 40 edificios que superan los 70 metros de altura en la ciudad de La Paz (como la Torre Girasoles, el edificio Alianza o la Torre las Américas), además de las dos futuras Torres del Poeta, en desarrollo, nueve en el caso de Santa Cruz (como La Riviera, el Ambassador Business Center o el edificio Platinum) y tres en Cochabamba (el edificio Los Tiempos, el edificio Colón y el Plaza Real).

La Paz

Conforme a los datos de Emporis, el complejo residencial y comercial Torres del Poeta en la ciudad de La Paz contará con cuatro torres. Una de 39 pisos, otra de 37 y dos de 20 y 10. Se prevé su finalización para finales del 2017.

Por su parte, en la curva de Holguín se construirá el World Trade Center de La Paz, también conocida como la Ciudad Em-presarial Toyosa. Se trata de un proyecto de seis torres en la cual la más alta será de 60 pisos, lo que lo convertirá en uno de los edificios más altos de la región, al que se anexarán otros dos edificios de 40 pisos. Este proyecto pretende convertirse en el epicentro económico en la sede de Gobierno y en él se van a invertir alrededor de USD 350 millones.

Otras construcciones relevantes por su altura son la Torre Shalom, de 33 pisos y en construcción; la Torre El Dorial, un moderno edificio de 28 pisos que se construye en el barrio de Calacoto; la Casa Grande del Pueblo, que será el nuevo Palacio de Gobierno y que contará con 29 niveles y un helipuerto; o el edificio de la Sede Nacional del Banco FIE, que contará con 23 pisos y que se encuentra en construcción.

Santa Cruz

En el caso de Santa Cruz, se prevé que la Torre Monterrey, cuando se construya, tenga 48 pisos y 185 metros de altura, que lo convertirán en el edificio más alto de la urbe oriental. Otra construcción importante será el edificio Platinum II, que tendrá

Las dos edificaciones del complejo Torres del Poeta, los tres edificios del Centro

Empresarial Toyosa y el edificio Monterrey constituirán, entre 2017 y 2020, las más

altas construcciones del país.

Conforme lo ha descrito el IBCE, uno de los barrios residenciales de Santa Cruz, como lo es Equipetrol, “es una de las zonas con mayor preferencia para realizar” la construcción de grandes edificios y ras-cacielos. “El crecimiento de la ciudad hacia arriba es imparable, sobre todo con grandes proyectos que tie-nen inversiones millonarias de empresarios privados, que apuestan por Santa Cruz para la construcción de edificios” que están cambiando por completo el as-pecto de la capital cruceña. Los proyectos van desde centros comerciales y empresariales hasta hoteles y supermercados, entre otros, edificaciones que, .se-gún el IBCE, convierten a la ciudad “en el epicentro de mayor atracción para las inversiones” y la consolidan como “un polo de gran desarrollo”.

Equipetrol (Santa Cruz), un área ideal para acometer grandes construcciones

30 pisos de altura. El Grupo H y Las Lomas desarrollan el proyecto Manzana 40 Plaza Empresarial, que tendrá dos torres de 30 pisos, mientras que la Torre Mercantil Santa Cruz (MSC) tendrá 30 pisos y un total de 41.500 metros cuadrados construidos. Así mismo, está proyectada la construcción del World Tra-de Center Santa Cruz: dos torres de 27 pisos en la zona del Urubó. De acuerdo con el Observatorio Urbano, el 28,3% de las construcciones de 2013 en Santa Cruz fueron edificios en altura.

Cochabamba

La ciudad de Cochabam-ba tiene dos construcciones de más de 20 pisos: el edifi-cio Los Tiempos (22 plantas y 98 metros) y el edificio Colón (22 pisos y 98 metros). En el municipio, una normativa municipal puso coto a princi-pios de la década del 2000 la ejecución de proyectos para edificaciones que superasen los 13 pisos de altura en gran parte de la ciudad, si bien y de acuerdo con la propia Alcaldía de Cochabamba, se está revisando esta norma-tiva dado que una serie de proyectos con pretensiones de este cariz.

Las dos edificaciones del complejo Torres del Poeta, los tres edificios del Centro Empresarial Toyosa y el edi-ficio Monterrey constitui-rán, entre 2017 y 2020, las más altas construcciones del país, superando las cotas que alcanzan actualmente Los Girasoles y el edificio Mario Mercado en La Paz, y La Casona y La Riviera en Santa Cruz.

La Casona, en Santa Cruz de la Sierra.

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Arquitectura y Urbanismo

Redacción:Fernando del Rosal

Diseño y diagramación: Eber Miguel R. Aguirre ArceCarmen Joanna Monrroy Loza

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Un vistazo al mercadode la construcción

Casi la mitad de los sectores productivos se relacionan en ma-yor o menor grado con la construcción en el rol de proveedores directos en Bolivia. Se estima que aproximadamente el 80% de la producción está destinada a otros sectores

De acuerdo con el análisis del estudio Ficha Bolivia (Construc-ción), publicado en 2015 por el Instituto Uruguay XXI, que pro-mociona las inversiones y exportaciones de bienes y servicios para internacionalizar la economía uruguaya, este sector, “al atender la demanda de infraestructura, se lo relaciona con otros sectores como el transporte, la energía, la educación y cultura, la salud, el saneamiento básico, los proyectos sociales, entre otros”.

Uno de los aspectos que ha contribuido al crecimiento del sector es “el impacto que generan las grandes inversiones públicas en general, y en particular las que se asientan en el crédito del sistema bancario vinculadas esencialmente a la construcción de viviendas”. Además, “las infraestructuras públicas colaboran al desarrollo de la actividad económica y social de Bolivia”, mientras que, “en relación al consumo de

materia prima y mano de obra el impacto de la construcción es significativo”.

La participación del sector privado en el rubro de la cons-trucción “es importante”, con “gran cantidad de empresas de diferentes tamaños” explica el informe. Sin embargo, si bien ha contribuido al sector, “es el Estado el que juega un rol funda-mental en el desarrollo a través de la ejecución de importantes proyectos de infraestructura básica”, prosigue.

Así mismo, el crecimiento positivo del sector “se debe prin-cipalmente por la inversión pública en obras civiles y la cons-trucción privada de viviendas y construcción de apoyo a la producción, que han logrado mantener un ritmo dinámico”, se describe en el análisi. Esto “queda demostrado por la demanda de cemento”, que sostuvo en 2014 un incremento interanual del 7,21% en comparación con 2013.

Según el análisis “resulta necesario que las distintas fábricas (cemento, hierro y madera) acompañen el nivel de inversión y garanticen el abastecimiento de estos insumos para la construc-ción”. Según estimaciones de la Cámara de la Construcción de Santa Cruz (Cadecocruz), hay estudios estadísticos que permi-ten recomendar que cada tres años se construya una industria de cemento “para acompañar el ritmo creciente del sector”.

Las empresas productoras de cemento, a su vez, han favo-recido el aumento en las inversiones “al expandir sus fábricas en Santa Cruz, región que representa el 33% del mercado del cemento, se subraya en el citado informe. Además, “cerca del 95% de las edificaciones son construidas con ladrillo”, debido a que se trata de un material “accesible y un producto social”.

De acuerdo con datos de la compañía Incerpaz, un 40% de la producción de cerámicas o ladrillos es formal, mientras que el 60% es semi-formal, informal e inclusive ilegal, que no pagan impuestos y que no cubre beneficios sociales.

Es relevante señalar la influencia en el sector de la norma-tiva impulsada en materia de regulación de la participación de empresas constructoras en las licitaciones de las instituciones públicas del Estado, que habilita encontrar una vía eficaz con la que garantizar que las empresas extranjeras adjudicatarias de un proyecto público, tengan como socia a una firma nacional con una participación de al menos un 30%, compartiendo dere-chos y obligaciones en relación a la presentación de garantías, volúmenes de obra y reparto de utilidades.

Cerca del 95% de las edificaciones

se hacen con ladrillo, cuya

producción junto a la cerámica

es formal en un 40%, mientras que

el 60% restante es semi-formal,

informal o ilegal.

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Arquitectura y Urbanismo

Los desafíos delurbanismo

Las ciudades que nos acogen a residentes, traba-jadores y visitantes se encuentran inmersas en un proceso de transformación digital, de planificación y gestión urbana inteligente que busca contribuir a mejorar la calidad de vida de todas aquellas perso-nas que tienen a la ciudad como referencia espacial más inmediata.

Ya sean en forma de destinatarios de sus servicios, como responsables de su gobierno o ejecutoras de mandatos o proveedoras de bienes y servicios, las ciudades continúan absorbiendo población a un ritmo acelerado, “especialmente en América Latina y Caribe”, tal y como se expone en el estudio de la Fundación Telefónica Las ciudades del futuro: inteli-gentes, digitales y sostenibles, sin que se prevea un cambio en esta tendencia en el medio o largo plazo. Por tanto, “la mejora de la calidad de vida en las ciu-dades es una decisión de política pública que cuenta como beneficiarios directos a la mayoría de la pobla-ción de casi cualquier país”.

En este contexto, las Tecnologías de la Informa-ción y la Comunicación (TIC) son uno de los elemen-tos facilitadores “clave a disposición de todos los agentes involucrados para mejorar la organización y la vida en las ciudades”, y contribuir con ellas a “su-perar de forma adecuada y costo-eficiente los retos urbanos del siglo XXI, que no son pocos ni sencillos,

desde una perspectiva holística”, se explicita en di-cho estudio.

La definición del modelo de ciudad del siglo XXI, como cualquier otro entorno, actividad o función en este momento de la historia, “no puede siquiera iniciarse sin considerar un uso intensivo de las TIC que, por su parte, evolucionan a una velocidad tal que mantenerse al día de las innovaciones más coti-dianas requiere cierto grado de dedicación: mante-nerse al día en el conocimiento (de usuario) de las frecuentes novedades exige bien un uso cotidiano e intensivo o mantener un ritmo adecuado de inves-tigación e interés genuino por el desarrollo de las innovaciones prácticas en este particular”, se cita en el documento. Y el contexto de las ciudades inteli-gentes no es excepción, como no lo es la evolución de los retos que enfrentan tanto en el entorno físico, caso de la contaminación, uso y abuso de recursos, congestión, como en el entorno humano en materia de accesibilidad, movilidad o igualdad de oportuni-dades, y la capacidad financiera en lo que se refie-re a la atracción de inversiones y talento, equilibrio presupuestario.

La época de la toma de decisiones basadas en corazonadas, en el conocimiento parcial de los te-mas o simplemente en un enfoque top-down (el administrador decide cómo administrar al adminis-trado), “es cosa del pasado, y las prácticas asociadas

No hay una ciudad inteligente sin ciudadanos inteligentes, digitales, participativos, responsables y conscientes de la huella que su accionar deja impresa en el entorno donde desarrollan sus actividades.

incompatibles con lo que la Smart City representa como idea utópica, más allá del grado de realización que las ciudades hayan alcanzado en su aproxima-ción a este ideal”, prosigue el documento. Y es que “por Smart reconocemos atributos tales como sos-tenibilidad, flexibilidad, responsabilidad, solidari-dad, accesibilidad, comodidad, movilidad, eficacia y eficiencia y bienestar individual y colectivo, personal y profesional”.

El bienestar es una cualidad deseable por todos y todas, cuyas características están cambiando, es-pecialmente en el entorno de las ciudades, focos de innovación social por excelencia. Ejemplo de este cambio es el hecho constatado de que hoy el acceso y el uso producen mayor bienestar que el disfrute de la propiedad, motivo por el cual la economía cola-borativa, la economía circular, el «sharing» de todo tipo de bienes y activos muebles e inmuebles han despegado con fuerza ya iniciado el siglo XXI, y for-man parte integrante de la ciudad inteligente.

En el estudio de la Fundación Telefónica acerca del futuro de las ciudades, se pone de manifiesto que si bien no existe aún una ciudad que cumpla con todos y cada uno de los atributos que definen a la ciudad inteligente, “muchas autodenominadas Smart Cities están tomando posiciones adelantadas en esta fase inicial de desarrollo, buena parte de ellas en el entorno europeo, donde se conjuga un

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Arquitectura y Urbanismo

interés supranacional por avanzar en esta senda de transformación digital de nuestra sociedad con el compro-miso de autoridades nacionales y lo-cales y la colaboración e interés de un sector privado proveedor de bienes y servicios necesarios para poner en práctica dicha transformación”.

En América Latina “existen distin-tos grados de avance, si bien cuenta entre sus ciudades con algunos ejem-plos constatados de concepción inteli-gente del entorno urbano, en algunos casos (como en Curitiba, Brasil), con una significativa antelación al propio concepto de Smart City, hoy genera-lizado”, se apunta en el documento, donde se deja patente que “no hay ni puede haber una ciudad inteligente sin ciudadanos inteligentes, digitales, participativos, involucrados, respon-sables, solidarios y conscientes de la huella que cada una de nuestras ac-ciones deja impresa en el resto de los ciudadanos, y en el entorno en el que desarrollan sus actividades”.

Los ciudadanos inteligentes, con su comportamiento y actitud participati-va, equipados tecnológicamente, “son los protagonistas absolutos, y tienen a su disposición las nuevas soluciones Smart que la ciudad ofrece”. En el es-tudio se destaca que, si bien la tasa de éxito y escalabilidad de las soluciones de Smart City es aún reducida, “ya comienza a ser más común escuchar casos de soluciones que, previamente piloteadas, dan paso a soluciones a escala cuyo éxito viene determinado en gran medida por la superación de los numerosos retos que enfrentan las ciudades en su tránsito a Smart City materializados en las capacidades, habilidades, incentivos y cambios de comportamientos de los agentes rele-vantes de este proceso de transforma-ción: ciudadanos (organizados o no en sociedad civil), empresas y administra-ciones públicas, fundamentalmente”.

Eficiencia e innovación

La eficiencia en la combinación de recursos (humanos, financieros, tiempo) de la forma más adecuada para conseguir mayores y mejores resultados con los mismos o con una menor cantidad de insumos, “no es el único criterio que ha de guiar las acciones de cambio y transforma-ción, sino que debe ser combinado con el criterio de eficacia (conseguir los resultados establecidos de ante-mano). Además, no debe primarse la eficiencia (óptima combinación de recursos) sin garantizar primero que las soluciones son eficaces (con-siguen los resultados esperados)”, explica el estudio.

La ciudad inteligente es

el resultado de un proceso de innovación sin

precedentes en las TIC,

concebidas al servicio de las personas

para mejorar el bienestar tanto

a nivel individual como común.

“La ciudad inteligente es el resul-tado de un proceso de innovación sin precedentes en las TIC que se encuen-tran al servicio de las personas para mejorar el bienestar tanto a nivel indi-vidual como común”, continúa el estu-dio. La Internet de las cosas, la “Inter-net del todo” como ya lo denominan muchos expertos, la movilidad/con-ducción autónoma, la computación en la nube, las herramientas de análi-sis científico de datos y los avances en inteligencia artificial “son ejemplos de que el futuro está más presente que nunca y de que la innovación TIC es, afortunadamente, imparable”.

Existe una importante brecha de destrezas entre los ciudadanos y ad-ministradores públicos de la Smart City, no solo en el ámbito de las TIC y el entorno digital, sino también en otro tipo de habilidades técnicas y personales, en las nuevas formas de aprendizaje y comunicación, de ex-perimentación y de verificación de resultados. “El aprendizaje y la bús-queda de la mejora constante se tor-na en una actividad continua de los agentes a lo largo del ciclo de vida, motivados por la necesidad de desa-rrollar nuevas competencias centra-das en la era digital y en los avances que vienen de la mano de la tecnolo-gía”, indica el documento.

La búsqueda conjunta de solucio-nes ha hecho cambiar el modelo de

relación proveedor-cliente tradicional en el que tradicionalmente se enmar-ca la contratación pública de algunos de los bienes y servicios de la ciudad. “La transición hacia una relación más adaptada a las necesidades de la ciu-dad inteligente y más adecuada para el aprovechamiento de los éxitos lo-grados con el desarrollo de solucio-nes Smart, especialmente en aquellas iniciativas más complejas, pasa por avanzar en la senda de la asociación y colaboración público-privada (ayun-tamiento y empresas, socios de pro-yectos innovadores), corrigiendo los errores e incentivos mal diseñados de modelos y experiencias de alianzas público-privadas del pasado”, se des-taca en el estudio. La asunción com-partida de riesgos y beneficios econó-micos, la generalización de la compra pública innovadora, la perspectiva ganadora compartida entre empresas y ayuntamientos son “modalidades de relación que habrán de contar con su reflejo en la normativa aplicada a di-chos procesos de compra pública”.

El estudio destaca el hecho de que el movimiento de transformación digi-tal de las ciudades es global, que son aún pocas las soluciones Smart que han conseguido escalar a niveles con-siderables y que cualquiera de dichas soluciones necesita contar con el aval de una prueba en condiciones reales (los llamados “urban labs”) para veri-

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La plaza Yonge-Dundas de Toronto, Canadá.

9Arquitectura y Urbanismo

ficar su desempeño, idoneidad y con-tribución a los objetivos de la ciudad, “obliga a introducir nuevos modelos de financiación del diseño, desarrollo e implementación de dichas solucio-nes en los que no sea el ciudadano a través de sus impuestos el único fi-nanciador del proceso, sino que se su-men otros agentes interesados en el éxito de dichas soluciones (empresas privadas, académicos, autoridades lo-cales, nacionales y supranacionales), ya sea por su vertiente económica y de negocio (empresas, emprendedo-res y startups), de cumplimiento de compromisos electorales e indicado-res de desempeño y de bienestar de la población (autoridades locales), de posicionamiento, competitividad e imagen internacional (todos), o de cumplimiento de la Agenda Digital Eu-ropea (autoridad supranacional)”.

El flujo de datos electrónicos y di-gitales generados y capturados en el entorno de la ciudad, debidamente almacenados, analizados y transfor-mados en información y conocimien-to, es fuente de sana preocupación por parte de las autoridades locales por un lado, y de los ciudadanos por otro, así como de las empresas y de-sarrolladores que han de cumplir con los detalles de los acuerdos que esta-blecen las normas para el uso, reutili-zación y publicación de los datos.

“Así como existen soluciones fragmentadas en función del mer-cado en el que nos encontremos en otros ámbitos (pagos, dispositivos

Smart, wearables), la georreferencia-ción/ geolocalización en tiempo real, los vehículos autónomos, la capaci-dad de generación, almacenamiento, transmisión, visualización y análisis de contenidos de todo tipo, desde datos a imágenes, desde documentos a ví-deos; la inteligencia artificial, los sen-sores inteligentes y los mencionados robots, que “ya son parte de nuestra cotidianeidad o, en algunos de los ca-sos, lo serán en la próxima década”.

Por ello, la interacción humanos-ordenadores y la evaluación e imple-mentación de los aparatos tecnológi-cos interactivos con el objetivo de que el intercambio de información entre humanos y ordenadores, a través de software, obtenga mayores ganancias de eficiencia en términos de errores, satisfacción, frustración y producti-vidad, “estará también integrada en un creciente número de procesos y actividades cotidianas, más aún en el entorno de la Smart City”.

Sostenibilidad ambiental

En materia de sostenibilidad medioambiental, una vez confirmado y comprometido el necesario cambio de modelo de abastecimiento y con-sumo energético que ha imperado en nuestra sociedad global en el último siglo, “es el momento de comenzar, de forma no titubeante, a sustituir el viejo paradigma de energía de fuentes fósiles y contaminantes por el nuevo paradigma de fuentes de energía reno-

vable y sin emisiones contaminantes a la atmósfera y otros recursos o entor-nos naturales, como los océanos y los bosques”, prosigue el estudio. Muchas ciudades se encuentran en riesgo de vulnerabilidad por su situación geográ-fica, dependencia energética e inten-sidad de “fenómenos meteorológicos adversos cuyo impacto se ve agravado por el deterioro medioambiental cau-sado por sus habitantes, vehículos, fábricas”, que impiden un desarrollo resiliente del entorno.

A esa mayor resiliencia de las so-ciedades, contribuirá también “un cambio en los patrones de consumo, trasladando el deseo de propiedad a la satisfacción proporcionada por el acceso y uso a los bienes y servicios que las crecientes y exitosas inicia-tivas de la economía colaborativa ha puesto en valor gracias a las TIC, que unen a oferta y demanda en tiempo real, con la ventaja que supone hacer las transacciones de forma electróni-ca, en la medida en que dichas tran-sacciones son identificables, trazables y fomentan el tránsito a la sociedad sin efectivo”.

Además, “la clara distinción de responsabilidades en situaciones en las que las TIC toman decisiones de forma autónoma es una tarea nece-saria que sucede cronológicamente en un momento posterior a la de la irrupción de la innovación”, concluye el documento, en donde se plantea que el auge de la economía circular “está por llegar” y que para ello “será preciso contar con apoyo de las auto-ridades de la ciudad, por ejemplo, con la cesión de espacios ociosos para el desarrollo de actividades culturales, de sensibilización y divulgación de buenas prácticas, huertos urbanos, y facilidades a la hora de intensificar las prácticas de reciclaje, recuperación y reutilización”.

También se subraya que “el creci-miento de la economía circular reque-rirá grandes dosis de flexibilidad en el uso de las infraestructuras, espacios y equipamientos urbanos” y que di-cha flexibilidad “será una fortaleza con la que las ciudades enfrentarán mejor los ineludibles cambios demo-gráficos a los que se enfrenta la socie-dad; envejecimiento de la población”, como ocurre en Europa, como con la “creciente población joven urbana en América Latina La Smart City será capaz de adecuar sus servicios a la de-manda existente en cada momento.

electrónicos, y un largo etcétera), en materia de soluciones Smart para las ciudades la interoperabilidad es un elemento clave para garantizar la incorporación de ciudades de menor tamaño y capacidad de inversión; la expansión del mercado potencial de ciudades interesadas en «adquirir» soluciones testadas en entornos rea-les; la independencia de las ciudades de proveedores tecnológicos que puedan generar riesgos de bloqueo”, se subraya en el estudio.

El futuro ya está aquí, y parece ha-ber llegado a las ciudades en primer lugar. De hecho, “pasará algún tiempo aún hasta que seamos testigos de las visiones de la ciencia ficción con las que en el pasado imaginábamos el futuro de las ciudades: coches volado-res, trenes sin raíles, robots parlantes domésticos o entornos sin dinero en efectivo”, apunta el estudio, pero el camino hacia esa realidad “ya ha co-menzado, y cada día nos encontramos más cerca, a un ritmo más acelerado día a día”, al tiempo que, en otros as-pectos, “el presente ha superado con creces esas visiones «antiguas» del futuro, y las TIC son el mejor ejemplo de dicha superación de expectativas y visiones de futuro”.

Por destacar algunas de las in-novaciones enmarcadas en las TIC y señaladas en el documento, convie-ne señalar la Internet de las cosas, la conectividad móvil a través de dispo-sitivos de toda forma, tamaño y cos-te (Smartphone, tableta, televisión

Es imperativo para las ciudades sustituir el viejo paradigma de energía de fuentes fósiles y contaminantes por el nuevo paradigma de fuentes de energía renovable y sin emisiones contaminantes a la atmósfera, los océanos y los bosques.

Curitiba, Brasil, ciudad ejemplo de urbanismo contemporáneo.

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Arquitectura y Urbanismo

La fuerte influencia del neoclasicis-mo que dominó la arquitectura bo-liviana de la primera etapa del siglo XIX, es sustituida por una tendencia ecléctica y academicista que tiene su expresión en importantes edificios públicos y privados de la capital de la República, a cuyo urbanismo con-tribuyeron a impulsar los gobiernos conservadores.

Tal y como se explica en el libro El arte en Bolivia en los siglos XIX y XX: La Arquitectura, de Pedro Querejazu, luego de la fundación de la República, Felipe Bertrés y José Núñez del Prado introdujeron el academicismo francés. Se construyeron bajo esta tendencia

Cabe pasar a reseñar la trayectoria del urbanismo y la arquitectura a lo largo del eje central del país (La Paz, Cochabamba y Santa Cruz).

La Paz

A la Ciudad de la Paz se le pueden observar varias eta-pas de desarrollo urbanístico. De acuerdo con el estudio Expresiones del movimiento moderno en la ciudad de La Paz, Bolivia, Nuestra Señora de la Paz, a su fundación, “quedó como una isla entre tres ríos, el Choqueyapu al suroeste, el Calhuani al noreste, y el Mejahuira al oeste y norte, sobre una meseta privilegiada tanto topográfi-camente como climatológicamente; el emplazamiento central de la ciudad se estructuró a partir de la Plaza de Armas (hoy Plaza Murillo) en donde lo central lo repre-sentaba el cabildo y la cárcel”. Alrededor de la plaza “se delinearon una serie de calles orientadas, por medio de una traza ortogonal, siguiendo las ordenanzas que, con respecto de la construcción de las ciudades en las Indias, emitió el monarca español Carlos V y que hoy en día “forma lo que es el centro de la ciudad”, que fue llamada ciudad blanca, mientras que “al otro lado de los ríos se establecieron los caseríos de los naturales, cada uno bajo un santo patrón: San Francisco, San Pedro, San Sebastián y Santa Bárbara, conformando a la ciudad india”.

Esta última, “sin relación con las leyes de Indias y, con-quistando el espacio natural, trató de imitar esa ciudad “del Frente” en otra topografía, lo que acarreó, desde su origen, un desorden sin ninguna organicidad de suelo edi-ficación; esta es una de las contradicciones que tiene La Paz”, prosigue el estudio, donde se indica que “el trazo de damero adoptado por la ciudad colonial, se diferenció de otras zonas creadas posteriormente por quienes han ido adoptando un crecimiento espontáneo; esto fue más notorio a partir de la independencia, donde el proceso de expansión de aquella, ligó definitivamente a la antigua

Arquitectura y urbanismo,

del ejeEn las dos últimas

décadas del siglo XIX se impuso

el eclecticismo arquitectónica, mientras que en

1880 se introdujo el estilneogótico

a través de la Iglesia de San

Calixto de La Paz.

el Teatro Municipal de La Paz (1834-1845) y el Palacio de Gobierno (1845-1850), obras de Núñez del Prado. El pala-cio está edificado conforme a las tres órdenes clásicos, en torno a un patio con portada interior y escalera triunfal. Por su parte, Bartrés construyó la Catedral de Santa Cruz de la Sierra (1830-1840) a base de ladrillo con cubiertas y bóvedas interiores de madera. La Catedral de La Paz iniciada por Sanahuja, fue continuada por Bertrés, Núñez del Prado, Presbítero Ernesto Vespignani, Eulalio Morales y Antonio Camponovo. Durante el periodo, se realizó también arqui-tectura conmemorativa, como el Arco de Triunfo de Zepita y el arco de Triunfo de La Paz, así como la columna conmemo-rativa en la plaza de Potosí. En Sucre, se construyó la Capilla Rotonda.

En las dos últimas décadas del siglo XIX “se impuso el eclecticismo”. Sucre y La Paz desarrollaron intensa activi-dad arquitectónica. En 1880 se introdujo el neogótico con la Iglesia de San Calixto de La Paz (1880-1882) construida por el Padre Eulalio Morales, y la Recoleta (1884-1894). En Sucre se construyó el nuevo palacio de Gobierno, hoy Pre-fectura Departamental (1892-1904); el Teatro Gran Mariscal Sucre, edificado con planos de un proyecto francés para la Ópera de París, y también los edificios del Banco Nacional de Bolivia y el Banco Argandoña, de Eduardo Doynel.

“El ejemplo más significativo del eclecticismo es el Palacio de la Glorieta (1900, en Sucre), de Antonio Cam-ponovo, que reunió en el edificio 14 estilos, incluyendo los estilos clásico europeo, gótico en la capilla y árabe en el pórtico a la manera de la Alhambra, renacentista, bi-zantino y románico”, se explica en el citado libro. Así mis-mo se edificó “la Alameda, conjunto de parque y jardines con obeliscos, arcos triunfales y lagunas artificiales”. En el mismo periodo se construyó en Tarija la Casa Dorada, con rica decoración interior de murales, tapices y lienzos. En Cochabamba, destaca el Palacio Portales (1925), en-cargado por Simón Patiño y proyectado por el arquitecto francés Eugene Bliault.

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Arquitectura y Urbanismo

ciudad y a los crecientes barrios de indígenas, quie-nes se extendieron siguiendo la topografía de los te-rrenos aledaños al emplazamiento central”.

De otro lado, “el crecimiento económico que mostró años más tarde Bolivia, la búsqueda de los nacientes sectores de la burguesía por mostrarse como la clase social dominante, más los continuos viajes que aquellos realizaban por el extranjero, lle-van a finales del siglo XIX a levantar edificaciones con un significativo tinte europeo, predominando los de origen francés, algunos de los cuales se si-tuarían a los lados de la Avenida Mariscal de Santa Cruz”. En esta época emergieron obras como el Ban-co Central de Bolivia y la Alcaldía de La Paz, surgidas de la capacidad de uno de los principales arquitec-tos bolivianos, Emilio Villanueva, quien las diseña “al principio de su actividad profesional, dentro de aquellas aspiraciones europeizantes”, aunque des-pués “revolucionaría para situarse como uno de los arquitectos modernos, quien retomaría en sus obras tipologías bolivianas”, continúa el documento.

Los períodos de bonanza impulsaron nuevas formas de crecimiento en la ciudad y “nuevos edi-ficios de aquella época se desplegaron a lo largo de las nuevas avenidas, caracterizando esa expan-sión una importante época para la ciudad, al inte-grar nuevos barrios residenciales, tal como ocurrió con el de Miraflores”.

Ya en el siglo XX, son varios los profesionales que “inciden con sus particulares pasiones urbano-arqui-tectónicas, en la renovación de la ciudad de La Paz”. Entre estos constructores destacan Julio Mariaca Pando, Alfredo Sáenz García, Luis y Alberto Iturralde Levy, Jorge Rodríguez Balanza, Luis Villanueva. Uno de los más destacados sería el ingeniero y arquitec-to Emilio Villanueva, “personalidad indiscutible del urbanismo y la arquitectura boliviana, en quien el sentido nacionalista llevó a mostrar en sus realiza-ciones una profunda preocupación por el rescate de valores culturales, sobre todo prehispánicos”. Ya desde la segunda década de este siglo, cuando ocu-pa la Dirección de Ingeniería de la municipalidad,

Villanueva “convoca a la realización del proyecto de la Gran Avenida de La Paz, la cual, sin embargo, no se realizó sino hasta los años treinta”.

De acuerdo con el trabajo, el arquitecto juzgó “necesario dejar toda idea confusa” en materia de urbanismo y partir de la base de que se trata de la concepción social, económica y política de la ciudad que permite “su desenvolvimiento armónico, tanto en el espacio como en el tiempo”. Así se estableció el Plan Regulador.

De las propuestas del arquitecto Villanueva, se vis-lumbraría la necesidad de hacer más fluidos los reco-rridos al interior de la ciudad, y dar mayor posibilidad de desarrollo a sectores de la ciudad. Así, en los años 30 del siglo XX “se abre la avenida Mariscal de Santa Cruz, en donde se intentó que esta nueva vía sirviera como una avenida troncal”, la Avenida Camacho, que “serviría como acceso a Miraflores”, una nueva zona de la ciudad, y que “se extendería desde la Plazoleta del Obelisco, localizada en la parte sur del antiguo cas-co urbano, para prolongarse por la avenida Bolívar y llevar a la Plaza del Estadio Hernando Siles”.

Entre aquellas avenidas y alrededor de ellas, se apunta en el estudio, “se generaría un entramado urbano” concebido “para realizar planificación para la ciudad, y en donde los puntos generadores se-rían el proyecto de Ciudad Universitaria, del cual, lamentablemente, sólo se construye el Monoblock Central de la Universidad Mayor de San Andrés, y el mencionado estadio Hernando Siles”, que vendrán acompañados por un “proceso de especulación inmobiliaria” por el que se construirá un conjunto de edificios que constituyen “el principal bagaje del movimiento moderno de La Paz”, caso del edificio Aramayo, el Hotel de La Paz, La Urbana, el Ministe-rio de Economía y, especialmente, la estructura ur-bana contenida por el barrio de Miraflores, con su eje norte-sur, iniciando en un espacio triangular” y rematado con La Plaza Villarroel, “ejemplo sin duda de modernidad”, subraya el estudio.

Posteriormente, a mediados de los cuarenta, “había una preocupación por reestructurar adminis-

trativamente la ciudad”, y en 1945 la ciudad que ya contaba oficialmente con 31 barrios: Zona Central, San Sebastián, Caja de Agua, Choropata, Challapam-pa, PuraPura, Villa Victoria, Callampaya, Los An-des, Villa Potosí, Gran Poder, Rosario, Belém, 14 de Septiembre, San Pedro Alto, San Pedro Bajo, Tem-bladerani, Sopocachi alto, Sopocachi bajo, Parque Forestal, San Jorge, Miraflores norte, Miraflores sur, Santa Bárbara, Caiconi, Orkojahuira Sur, Villa Pabón, Parque Central, Obrajes y Calacoto”.

Tal y como se explica en el estudio historiográ-fico, a mediados de los cincuenta, “La Paz empieza a acusar con mayor intensidad que en la anterior década, su imagen de gran ciudad, con la aparición de edificios nuevos de entre seis y ocho pisos sobre la recién creada Avenida Camacho, y en las Aveni-das Mariscal Santa Cruz y 16 de Julio”. Es de este modo que “la reestructuración social” que estaba acaeciendo “permitía a los nuevos sectores medios y altos abandonar zonas que tradicionalmente ve-nían siendo ocupada por ellos en la antigua ciudad, para desplazarse a nuevas áreas”, caso de la parte sur de la ciudad”. Allí se generó “un equipamiento para atender sus cotidianidades y aspiraciones” con la construcción del Automóvil Club Boliviano, el Golf Club de Calacoto, el Club de tenis en la Florida, y el Jockey Club, donde se edificó un hipódromo.

Santa Cruz

Conforme al artículo publicado en la revista de ciencias sociales Tinkazos, bajo el nombre de La pla-nificación urbana y su impacto en la calidad de vida en Santa Cruz de la Sierra, el municipio, fundad en 1561, fue trasladado” en tres ocasiones, siendo de-finitiva la tercera ubicación a orillas del río Piray, en el año 1595”.

“Los problemas urbanos durante los primeros tres siglos de vida (época colonial: siglos XVI a XVIII) estuvieron directamente relacionados con el aisla-miento geográfico y al estancamiento económico de la ciudad. Hasta el siglo XIX, Santa Cruz “se había ca-

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Santa Cruz de la Sierra.

El Comité de Obras Públicas aprobó en 1967 el Plan Techint, con el que se concibe el esquema urbanístico radio-concéntrico de Santa Cruz.

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Arquitectura y Urbanismo

racterizado por ser un municipio po-bre, de lenta urbanización, carente de servicios básicos; su principal activi-dad había sido la producción agrícola y ganadera”, aclara el artículo. A pesar de esta situación, prosigue, durante todo el siglo XIX, a partir de los prime-ros años republicanos, surgieron en Santa Cruz los primeros modernizado-res, con visiones de desarrollo que es-taban relacionadas con la vinculación ferrocarrilera y la integración de Santa Cruz con el Atlántico.

Así, se presentaron muchos pro-yectos en la línea moderna para la construcción de obras públicas e insta-lación de servicios básicos, necesida-des imprescindibles para la población, si bien algunas de estas propuestas “se postergaron por falta de recursos económicos hasta la llegada del siglo

XX”, cuando “Santa Cruz dio un salto y floreció velozmente en un periodo aproximado de cincuenta años, desde 1950 y 1960 a la actualidad”.

Para abordar la construcción de la ciudad, el Comité de Obras Públicas (COOPP) aprobó el llamado Plan Te-chint, a partir del cual se concibe el es-quema urbanístico radio-concéntrico, elaborado por la consultora Techint, de origen italo-brasileño, en 1967.

“La socialización del proyecto ha-bría sido amplia” y en sus enmiendas y modificaciones participaron profe-sionales locales y técnicos del exterior a lo largo de una “experiencia colec-tiva, democrática y participativa”, que “obligaron a los cruceños de todos los sectores a encontrar coincidencias y superar sus diferencias sintetiza el ar-tículo. El proyecto final fue aprobado en 1969, proporcionando la estructu-ra general de la ciudad tal y como se la conoce hoy.

Cochabamba

La formación social cochabambina “ha expresado a lo largo de la historia, sus auges y declinaciones económicas en lo urbano y lo arquitectónico”. Así se explica en el artículo 55 años de arquitectura sobre la historia de esta disciplina y del urbanismo cochabam-bino y obra del arquitecto y fotógrafo boliviano Rolly Arauco. Como conse-cuencia, “se materializaron ante los ojos de sus habitantes, viviendas, ca-lles y plazas como una historia de mu-ros y espacios de techos y cobijos, se

gestaron los tipos de cuyo estudio se encarga la tipología”, apunta Arauco en su texto.

En los años 40 del siglo XX y a partir del arribo de arquitectos de Europa y de Chile a Cochabamba, “se incorporan valores académicos hasta entonces ausentes de la práctica de “la experiencia del error”, mientras que, “a partir de 1945, con la llegada de ideas racionalistas, las tipologías coloniales y republicanas se trans-forman en funcionales y modernas”, prosigue el artículo.

El patio “como elemento central y generador del espacio colonial re-publicano con sus referentes árabes-hispanas o medievales deja de ser requerido por los propietarios, el mu-nicipio o el Estado, y los arquitectos, ingenieros y constructores interpre-tan ese espíritu y van transformando las curvas de la arquitectura de la dé-cada del 40 en líneas mixtas y rectas”. Arauco describe cómo “las tendencias precursoras del cambio entre 1910 y 1940 permiten una transición” mien-tras “el art noveau europeo de finales de siglo alienta y renueva las tenden-cias a liberarse del academicismo neo-clásico, de lo tradicional y del pasado, para proyectarse al siglo XX”.

En el año 1945, Cochabamba “al-canza el tope de la preocupación por su desarrollo urbano”, así que “se ini-ciaron trabajos de urbanismo y mo-dernidad cuyo resultado son un con-junto de anteproyectos de legislación urbana que se plasmaron a partir de 1946 junto a algunos anticipos de

concepción de diseño urbano”, prosi-gue el artículo. En cuanto a la arqui-tectura de aquella década de los 40,” se realizan obras muy importantes”, entre las que destacan el Palacio de la Cultura y el Palacio Consistorial (sede del Gobierno Municipal), el proyecto para la ciudad Universitaria de Cochabamba o el edificio de la Cá-mara de Comercio.

Arauco destaca la celebración de la primera Exposición de Arquitectura y Urbanismo, organizada en Septiem-bre de 1951 y auspiciada por el Centro de Arquitectos con la colaboración de la Alcaldía, la Prefectura y la Universi-dad y donde se hicieron públicos “por primera vez” los planos del antepro-yecto del Plano Regulador de Cocha-bamba y del Plan de Urbanización de la Chimba.

Algunos de aquellos proyectos municipales que revelados fueron los planos del Palacio de la Cul-tura, el proyecto de la Capilla del Cementerio y el Plano General del Cementerio, así como el caso de un proyecto de edificio de Renta de la propiedad municipal.

Llegado el momento y a medi-da que la ciudad fue desplegándo-se en el espacio, las necesidades propiciaron en 1996 la emergencia del abordaje sobre una gestión ade-cuada del crecimiento de la ciudad, que da como resultado una “regula-rización y reconstrucción del sector urbano consolidado” y un “ensam-ble de vías de la villa republicana”, establece el artículo.

A partir de 1945, las tipologías coloniales y republicanas se transforman en funcionales y modernas en el ámbito de los esquemas arquitectóni-cos cocha-bambinos.

El ejemplo más significativo del

eclecticismo es el Palacio de la Glorieta,

en Sucre, que reunió en el edificio 14

estilos, incluyendo los estilos clásico europeo, gótico,

árabe, renacentista, bizantino y románico.

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Ciudad de Cochabamba.