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Arquidiócesis de México
Misión Permanente
PLAN PASTORAL 2013-2018
II Vicaría Episcopal “Cristo Rey”
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PLAN PASTORAL SAN FRANCISCO JAVIER
Se inició su elaboración el 3 de diciembre de 2001, se publicó en julio de 2002,
se actualizó en enero de 2007. Fue aprobado por la
Asamblea Plenaria de la Vicaría el 23 de febrero de 2007
y se publicó en agosto de ese mismo año.
PLAN PASTORAL SAN MATÍAS
Se proyectó en Asamblea Vicarial del
5 al 7 de febrero de 2013, elaborado del 15 de abril al 3 de mayo
y aprobado el 14 de mayo de 2013, fiesta de San Matías Apóstol. Publicación: Julio del 2013.
Ciudad de México, Junio 2013.
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Para imprimir hoy la huella del Evangelio
en nuestra gran ciudad como discípulos y misioneros de Jesucristo
Vivir la fe para una Nueva Evangelización
en la Ciudad
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Abreviaturas de los Documentos de la Iglesia
AG Ad Gentes. CEC Catecismo de la Iglesia Católica. CIC Código de Derecho Canónico.
DA Documento de Aparecida. ECUCIM Evangelización de las culturas
de la Ciudad de México.
EN Evangelii Nuntiandi.
GS Gaudium et Spes. LG Lumen Gentium.
OP Orientaciones Pastorales del Emmo.
Sr. Cardenal Dr. Norberto Rivera C.
RM Redemptoris Missio.
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Contenido
I INTRODUCCIÓN .......................................................................................................... 8
PRESENTACIÓN ...................................................................................................... 9
NIVELES DE PLANEACIÓN EN LA ARQUIDIÓCESIS DE MÉXICO ............. 12
II VICARÍA EPISCOPAL TERRITORIAL .................................................................... 13
DEFINICIÓN DE LA VICARÍA EPISCOPAL TERRITORIAL ........................... 14
MAPA DEL TERRITORIO DE LA II VICARÍA ................................................... 15
ORGANIGRAMA DE LA II VICARÍA .................................................................. 16
III DISEÑO DE LA PLANEACIÓN PASTORAL ........................................................... 17
PROCESO EVANGELIZADOR CON SENTIDO MISIONERO .......................... 18
ESQUEMA BÁSICO DEL PROCESO DE PLANEACIÓN................................... 19
1. De dónde partimos ............................................................................................. 20
1.1. Marco de la realidad ....................................................................................... 20
1.2. Marco o fundamentación doctrinal ................................................................. 21
1.3. Diagnóstico pastoral ....................................................................................... 26
1.4. Espiritualidad misionera ................................................................................. 32
1.5. Valores institucionales .................................................................................... 33
2. A dónde queremos ir .......................................................................................... 35
2.1. Prioridades pastorales ..................................................................................... 35
2.2. Objetivo general ............................................................................................. 35
2.3. Objetivos estratégicos ..................................................................................... 36
3. Cómo alcanzar los objetivos .............................................................................. 39
3.1. Estrategias y líneas de acción ......................................................................... 42
3.2. Programa ......................................................................................................... 50
4. Seguimiento, evaluación y planeación de cara al futuro .................................... 51
4.1. Difusión del Plan ............................................................................................ 51
4.2. Evaluación a corto y mediano plazo ............................................................... 52
4.3. Evaluación a largo plazo................................................................................. 52
IV GLOSARIO .................................................................................................................. 53
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I INTRODUCCIÓN
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PRESENTACIÓN
El Plan Pastoral que presentamos está basado en un delicado trabajo de
reflexión y profundización, que se ha llevado a cabo durante muchos años con
el esfuerzo de muchos agentes de pastoral: obispos, presbíteros, diáconos,
religiosos(as) y laicos(as), que han trabajado en la II Vicaría Episcopal “Cristo
Rey”. Desde el año 2001, en que se inició propiamente este proceso de
planeación estratégica de nuestra pastoral vicarial con la elaboración y la
respectiva publicación del Plan San Francisco Javier, hemos venido trabajando
en su puesta en práctica, en su evaluación y pertinente adecuación. En el año
2007 hicimos una evaluación más profunda que dio como fruto la segunda
parte de dicho plan, la cual nos impulsó a trabajar en la evangelización del
territorio de esta II Vicaría hasta el pasado mes de diciembre de 2012.
Desde el inicio del presente año hemos hecho, de nueva cuenta, un
trabajo exhaustivo de revisión del Plan Pastoral Vicarial 2007-2012, lo hemos
evaluado y confrontado con la realidad eclesial y social que hoy nos toca vivir
en nuestra Ciudad de México.
En un segundo momento hemos tratado de iluminarlo con distintos
documentos actuales del Magisterio de la Iglesia universal, continental,
nacional y arquidiocesana. Concretamente, en lo que toca a nuestra
Arquidiócesis de México, deseo subrayar dos, en los que nos hemos basado
de manera muy especial: las Orientaciones Pastorales anuales del Señor
Cardenal Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México, y los
lineamientos de unificación pastoral que nos ha marcado la propia
Arquidiócesis a través de la Vicaría Episcopal de Pastoral.
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En tercer lugar, todos los agentes de pastoral de esta II Vicaría
Territorial nos hemos dado a la tarea de reflexionar, a la luz del Espíritu Santo,
las diversas conclusiones que nos han arrojado la Asamblea Vicarial y la
Semana de Evaluación, Revisión y Planeación Pastoral del presbiterio, así
como las reuniones extraordinarias del Consejo de Gobierno y del Consejo de
Pastoral, donde hemos revisado nuestra actividad misionera desde las
diferentes Comisiones y Dimensiones pastorales de la Vicaría para concluir
con los trabajos de síntesis y sistematización que han realizado los miembros
de la Junta de Gobierno y una comisión para la redacción final de este
instrumento de trabajo que ahora ponemos en tus manos.
Hemos procurado abrir todos los espacios a nuestro alcance para que
éste sea un Plan que parta de la base y en el cual todos los miembros de la
Vicaría nos sintamos identificados.
Por este delicado y arduo trabajo quiero agradecer a todos y cada uno
de los que forman esta II Vicaría por su esfuerzo y colaboración. Espero que,
así como todos ustedes con su trabajo lo hicieron posible, todos juntos desde
nuestra propia vocación busquemos hacerlo operativo. Quiero recordar que
este Plan Estratégico de Pastoral Vicarial, que hemos puesto bajo el
patronazgo de San Matías Apóstol, es una guía y un instrumento para elaborar
en los Decanatos el proyecto que se hará realidad en cada una de las
Parroquias y comunidades de la Vicaría.
Finalmente deseo recordar que la evangelización de las culturas en
nuestra ciudad es el alma de este Plan, el cual, a su vez, quiere ser la
concreción del Plan Pastoral de nuestra Arquidiócesis de México en la II Vicaría
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“Cristo Rey”. Convencidos que el Espíritu habla en nuestros corazones y se
manifiesta desde diferentes carismas, en nosotros y para la edificación del
Pueblo de Dios, los invito a que hagamos de este Plan Pastoral, como
mencionaba mi antecesor en el episcopado Mons. Marcelino Hernández
Rodríguez, “un instrumento iluminador que nos ayude a hablar un mismo
lenguaje”.
Que Jesucristo, Rey del Universo, reine en los corazones de cada uno
de los que formamos parte de esta II Vicaría.
+ Carlos Briseño Arch, O.A.R.
Obispo Auxiliar y Vicario Episcopal
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NIVELES DE PLANEACIÓN . EN LA ARQUIDIÓCESIS DE MÉXICO
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II VICARÍA EPISCOPAL TERRITORIAL
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DEFINICIÓN DE LA VICARÍA EPISCOPAL TERRITORIAL
Para salvaguardar la unidad de la Arquidiócesis de la Ciudad de México y asegurar la atención de su territorio, se han establecido zonas pastorales llamadas Vicarías Episcopales Territoriales (ECUCIM, 3786).
La Vicaría Territorial es una porción de la Iglesia local, Pueblo de Dios, cuyo cuidado pastoral se encomienda a un Obispo Auxiliar, Vicario Episcopal General, con la cooperación del presbiterio, de manera que, unida a su pastor y congregada por él en el Espíritu Santo, mediante el Evangelio y la Eucaristía, constituye una región pastoral en la cual verdaderamente está presente y actúa la Iglesia de Cristo, una, santa, católica y apostólica (Cfr. CIC, 369). Sobra decir que en perfecta comunión con el Señor Arzobispo Primado de México, pastor de nuestra Iglesia arquidiocesana.
Nuestra II Vicaría Episcopal Territorial, bajo el patrocinio de Cristo Rey, se extiende a lo largo de cinco Delegaciones Políticas del Distrito Federal, comprendiéndolas en toda su extensión o sólo en una parte: Miguel Hidalgo, Cuajimalpa, Álvaro Obregón, Cuauhtémoc y Benito Juárez.
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MAPA DEL TERRITORIO DE LA II VICARÍA
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ORGANIGRAMA DE LA II VICARÍA
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III DISEÑO DE LA PLANEACIÓN PASTORAL
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Proceso Evangelizador
con sentido misionero
¿De dónde partimos? Marco de
Referencia
¿A dónde queremos ir? Prioridades Objetivos
¿Cómo alcanzar los objetivos? Organización de recursos,
programación, metas
¿Cómo saber si alcanzamos los
objetivos? Seguimiento y
evaluación
¿Qué desafíos enfrentamos? Planeación de cara al Futuro
PROCESO EVANGELIZADOR CON SENTIDO MISIONERO
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ESQUEMA BÁSICO DEL PROCESO DE PLANEACIÓN
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DISEÑO DE LA PLANEACIÓN
PASTORAL
1. De dónde partimos
1.1. Marco de la realidad
Es la visión objetiva, analítica y global de la situación de nuestra II Vicaría,
sintetizada en sus hechos más significativos, tanto en sus aspectos sociales específicos,
como eclesiales-pastorales. Nuestro Plan Pastoral toma como punto de partida la compleja realidad propia que caracteriza cultural, política, socio-económica, eclesial y pastoralmente a los habitantes de la Ciudad de México que habitan en el territorio que comprende nuestra Vicaría Episcopal Territorial.
En el año 2012 celebramos los 20 años de nuestro Sínodo Arquidiocesano; por tal motivo en las Orientaciones Pastorales del Emmo. Sr. Cardenal Norberto Rivera Carrera se nos invitaba a una amplia consulta con tres objetivos:
Estudiar la cultura religiosa de los fieles católicos y de la población en general de la Ciudad de México.
Conocer las opiniones de la población sobre la acción evangelizadora de la Iglesia.
Y analizar la praxis pastoral postsinodal en la Arquidiócesis de México.
Fue así como en toda nuestra Arquidiócesis se llevó a cabo La Encuesta de las Culturas Religiosas en la Ciudad de México, la cual tuvo como objetivo estudiar la cultura religiosa, es decir, las
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creencias y prácticas por las cuales la población busca relacionarse con Dios y con lo que considera sagrado, los motivos que incentivan determinadas actividades cultuales, así como sus implicaciones en la vida personal y social.
También se realizaron los denominados Foros Arquidiocesanos, que se basaron en los cuatro ejes temáticos del II Sínodo, a saber: agentes, destinatarios/interlocutores, medios y estructuras de la evangelización. En ellos se analizó nuestra práctica pastoral y nuestro caminar postsinodal como Iglesia local, que se ha asumido a sí misma como en estado de misión permanente,
Se han elaborado documentos con las conclusiones de la Encuesta y los Foros, pero, debido a su extensión, decidimos no incluirlos en este Plan Pastoral 2013-2018, pero todos los interesados en esos importantes resultados pueden consultarlos directamente en la página electrónica de la Vicaría Episcopal de Pastoral: www.vicariadepastoral.org.mx.
Nuestra II Vicaría “Cristo Rey” toma como luz y punto de referencia los resultados de estos trabajos arquidiocesanos.
1.2. Marco o fundamentación doctrinal
Es una síntesis de los principios de la Revelación que fundamentan
nuestro compromiso pastoral
a) Proyecto de la salvación Origen Trinitario Dios, en su designio de pura bondad, nos ha creado libremente para hacernos partícipes de su vida bienaventurada. Por eso, nos llama
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y ayuda para que lo busquemos, lo conozcamos y lo amemos con todas nuestras fuerzas. Dios Padre, llegada la plenitud de los tiempos, nos envió a su Hijo, como Redentor y Salvador, y en Él nos llama a ser sus hijos en adopción y, por tanto, herederos de su vida bienaventurada por el Espíritu Santo.
b) Proyecto de Salvación en Cristo y en la Iglesia Salvación por Jesucristo 1.- Cristo Señor, pontífice tomado de entre los hombres (Heb 5, 1-5), de su nuevo pueblo hizo un Reino de sacerdotes para Dios, su Padre. El Mesías, que proclamó el Reino de Dios con el testimonio de su vida y con el poder de su Palabra, cumple su misión profética hasta la plena manifestación de la gloria, no sólo a través de la jerarquía que enseña en su nombre y con su poder, sino a través también de todos los fieles. Misión de la Iglesia 2.- Elevado al cielo y glorificado, habiendo cumplido así su misión, permanece en la tierra en su Iglesia, que es su Cuerpo Místico y del cual Él es la cabeza, y nos ofrece, a través de ella que recibe en todo momento la asistencia del Espíritu Santo, el don de la Redención (cfr. CEC, 669; LG, 14). Dios, Uno y Trino, quiere salvarnos a todos los seres humanos, pero no aisladamente, sino como un pueblo. La Iglesia es este pueblo mesiánico que representa para todo el género humano la promesa segura de unidad, de esperanza y de salvación, pues ha sido constituida por Cristo en instrumento de la Redención universal. Cristo nos envía, como Iglesia, a que seamos luz del mundo y sal de la tierra (cfr. Mt 5, 13-16). Las circunstancias actuales exigen que la Iglesia acoja, con mayor urgencia, su llamado a la obra de conversión y salvación de todo el
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género humano, para que todos formemos un solo cuerpo en Cristo y con Él seamos una sola familia y un único pueblo de Dios (cfr. RM, 23; AG, 1; LG, 52). La misión de la Iglesia nos incumbe a todos los bautizados y en ella participamos cada uno de acuerdo a nuestro carisma y vocación particular: pastores, miembros de la vida consagrada en todas sus formas y laicos. Llevando una vida según Cristo, nuestro Maestro, los cristianos apresuramos la venida del Reino de Dios, que es “Reino de justicia, de verdad y de paz”. Esto no significa que debamos abandonar nuestras tareas cotidianas, sino que, a través de su cumplimiento recto, paciente y amoroso, los cristianos hagamos presente el Reino de Dios en nuestro mundo (cfr. CEC, 2046). Mandato apostólico 3.- Para que la llamada a la vida bienaventurada resonara en toda la tierra, Cristo envió a los Apóstoles que había escogido, dándoles el mandato de anunciar el Evangelio: “Vayan y hagan discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y enséñenles a guardar todo lo que yo les he mandado y sepan que yo estoy con ustedes hasta el fin del mundo” (Mt 28, 19-20). “Fortalecidos con esta misión, los Apóstoles salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos, y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban” (Mc 16, 20). Los laicos viven su misión profética evangelizando, principalmente, a través del testimonio de su fe en las tareas y condiciones generales de nuestro mundo, junto con el anuncio de la palabra de Cristo (cfr. EN 15).
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El Espíritu Santo 4.- “Consumada la obra que el Padre encomendó realizar al Hijo sobre la tierra (cfr. Jn 17, 4), fue enviado el Espíritu Santo el día de Pentecostés a fin de santificar indefinidamente a la Iglesia y para que de este modo los fieles tengan acceso al Padre por medio de Cristo, en un mismo Espíritu (cfr. Ef 2, 18). El Espíritu habita en la Iglesia y en el corazón de los fieles como en un templo (cfr. 1 Cor 3, 16; 6,19), y en ellos ora y da testimonio de su adopción como hijos (cfr. Gal 4, 6; Rom 8, 15-16 y 26). Guía a la Iglesia a toda la verdad (cfr. Jn 16, 13), la unifica en comunión y misterio, la provee y gobierna con diversos dones jerárquicos y carismáticos y la embellece con sus frutos (cfr. Ef 4, 11-12; 1Cor 12, 4, Gal 5, 22). Con la fuerza del Evangelio la rejuvenece, la renueva incesantemente y la conduce a la unión consumada con su esposo” (cfr. LG, 4). La Virgen María 5.- La Virgen María está indisolublemente unida al misterio de Cristo y de la Iglesia. Es la primera evangelizada desde el anuncio del ángel hasta la consumación de su vida, pues recibió la Buena Nueva de su Hijo y con Él se transformó también en la primera evangelizadora para todo el género humano. Acompañó a la primera comunidad cristiana y tomó parte con los discípulos en la oración del Cenáculo (cfr. Hch 1, 14). En México quiso inculturarse en la colina del Tepeyac, con el nombre de Guadalupe, y fue la que impulsó la evangelización del nuevo pueblo mestizo, para que aceptara la verdadera fe en el Dios por quien se vive. María es modelo y testimonio para todos los creyentes. Los evangelizadores de estos tiempos hemos de volver a Ella nuestros ojos, invocarla fervientemente y colocarnos bajo su
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maternal protección. La espiritualidad cristiana mira a María como camino seguro para encontrarnos a Cristo. “Nuestra Madre querida hace sentir a sus hijos más pequeños que ellos están en el hueco de sus manos” (DA, 265). Nueva Evangelización 6.- El alejamiento de la fe católica es un fenómeno grande y creciente; situación que exige urgentemente un proceso de reevangelización o nueva evangelización, para que quienes ya se encuentren bautizados o cercanos a la fe católica, la descubran, a partir del encuentro personal con Cristo, como luz y fuerza que anime su vida diaria: personal, laboral, familiar y social (cfr. LG, 35). La esperanza cristiana nos sostiene en nuestro compromiso para realizar la Nueva Evangelización, que es nueva en sus formas, en sus métodos y en su ardor, mas no en su contenido, que es el de la Revelación y permanece intacto. “La nueva evangelización es una actitud, un estilo audaz. Es la capacidad de parte del cristianismo de saber leer y descifrar los nuevos escenarios, que en estas últimas décadas han surgido dentro de la historia humana, para habitarlos y transformarlos en lugares de testimonio y de anuncio del Evangelio (…). Indica la exigencia de encontrar nuevas expresiones para ser Iglesia dentro de los contextos sociales y culturales actuales, en proceso de mutación” (Lineamenta, Sínodo de los Obispos 2011, n. 6). Solidaridad con el género humano 7.- El tiempo presente, según el Señor, es el tiempo del Espíritu y del testimonio, pero es también un tiempo marcado todavía por la tribulación y la prueba del mal que afecta también a la Iglesia e inaugura los combates de los últimos días; es un tiempo de espera y de vigilia (CEC, 672).
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En nuestros días, el género humano, admirado de su propio conocimiento y poder, se formula con frecuencia preguntas angustiosas sobre la evolución presente del mundo, sobre el puesto y la misión del hombre en el universo, sobre el sentido de sus esfuerzos individuales y colectivos, sobre el destino último de las cosas y de la humanidad. Es la persona del hombre la que hay que renovar y es, por consiguiente, el hombre, pero el hombre todo entero, cuerpo y alma, corazón y conciencia, inteligencia y voluntad, quien será el objeto central de nuestro proyecto pastoral (cfr. GS, 3). 8.- Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón. La comunidad cristiana está integrada por hombres que, reunidos en Cristo, son guiados por el Espíritu Santo en su peregrinar hacia el Reino del Padre y han recibido la Buena Noticia de la salvación para comunicarla a todos. La Iglesia, por ello, se siente íntima y realmente solidaria del género humano y de su historia (GS,1). A todos da su gracia para convertirse en testigos y profetas, esto es, en mensajeros de su palabra y servidores de los hermanos, siguiendo su ejemplo de humildad y servicio: “El que es mayor ha de hacerse como el menor y el que ocupa el primer puesto, como el servidor” (Lc 22, 26-27).
1.3. Diagnóstico pastoral
Es el discernimiento que se lleva a cabo, a partir de la lectura de la realidad y a la luz del Evangelio y de la doctrina de la Iglesia, a fin de determinar la acción
de acuerdo a las prioridades pastorales.
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La Historia de la salvación en la Arquidiócesis y en la II Vicaría.
a) En la Arquidiócesis de México
Para hacer más efectivo en nuestros días el programa pastoral de la Iglesia, dar a conocer a Jesucristo y a su Evangelio a todas las personas, se vio necesario trabajar sobre algunos campos en primer lugar. La Asamblea del Segundo Sínodo Diocesano, iluminada por el Espíritu Santo que siempre asiste a la Iglesia, en un discernimiento evangélico de nuestra realidad social y eclesial, señaló, como los más grandes desafíos de la misión evangelizadora y como destinatarios prioritarios del compromiso pastoral para nuestra Ciudad, los campos de la familia y los jóvenes, los alejados y los pobres, sin por ello descuidar al resto de la feligresía (cfr. ECUCIM, 4250). Con esta luz hemos continuado con el propósito de evangelizar las culturas presentes en la Ciudad de México. La inculturación del Evangelio es una exigencia de primer orden, con ella buscamos que los valores del Reino inspiren la vida diaria de los habitantes de esta gran Capital. Nuestro compromiso es consolidar el proceso de la Nueva Evangelización establecido con la Misión 2000 y que habrá de ser la forma habitual de llevar a cabo los trabajos pastorales es esta porción de la Iglesia.
b) En la II Vicaría “Cristo Rey” 1.- Nuestra Vicaría necesita reavivar su espíritu misionero: establecer un proceso permanente de misión, renovar su pastoral habitual y crear nuevas formas para responder a los múltiples desafíos que le plantea la realidad de la Ciudad.
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La Misión Permanente 2.- El proceso evangelizador es considerado en sus etapas graduales: el anuncio y el testimonio que convocan; la acogida y el acompañamiento a quienes deciden reiniciarse en la fe; y la inserción en la comunidad de aquéllos que confirman su adhesión a Cristo. Debe convertirse en la práctica imprescindible y habitual en todas las parroquias, rectorías y capellanías. La tarea concreta para realizar la misión en cada comunidad requiere de las etapas de preparación, realización intensiva y proyección misionera. Estas tres etapas deben repetirse cíclicamente de acuerdo a las necesidades de las personas y de las comunidades. Y ha de llevar también a una pastoral de encarnación, de diálogo y, por supuesto, de testimonio. La renovación de la pastoral habitual 3.- Al mismo tiempo, la Vicaría tiene como compromiso vivificar su práctica pastoral habitual para hacerla más eficaz, haciendo florecer otros ministerios instituidos o simplemente reconocidos para el bien de toda la comunidad. Deberá ponerse especial énfasis en renovar la catequesis, la pastoral familiar, la liturgia, la educación de los jóvenes, así como las más variadas formas de caridad y, muy especialmente, la constitución de equipos misioneros para los territorios, los sectores y los ambientes que hagan posible la realización de la misión que la comunidad ha de cumplir permanentemente. Creatividad pastoral
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4.- La transformación de la Ciudad plantea a los pastores nuevos y crecientes desafíos: nuevos conjuntos habitacionales que dificultan el acceso; el ambulantaje que desarraiga grandes grupos de personas de sus parroquias; y los centros educativos hasta ahora ajenos a la evangelización, que exigen a los pastores gran iniciativa y responsabilidad para idear nuevos medios y métodos pastorales. Y esto sin dejar de mencionar las muy variadas culturas y subculturas que caracterizan la vida de esta Ciudad de México. Testimonio 5.- El testimonio de la caridad forma parte primera y principal del trabajo evangelizador de la Iglesia. Es una forma intensa y sumamente creíble de misión. Por eso la misión de la Iglesia se hace efectiva cuando sus comunidades y personas, por su estilo de vida y de servicio, dan testimonio de la acción y presencia del Resucitado y de su Reino. Religiosidad popular 6.- La religiosidad popular es una expresión de identificación de una gran parte de nuestro pueblo con la religión católica. La comunidad, y especialmente los pastores, deben valorar las expresiones de esta religiosidad popular como formas peculiares de la búsqueda de Dios para muchos fieles. Por ello, la práctica pastoral debe ser paciente para comprender el contenido valioso de estas experiencias y ayudar a quienes las practican a progresar en su formación, para que tengan un encuentro cada vez más genuino con el Señor y avancen hacia una fe más madura (cfr. Misión Permanente, 73). Pastoral de conjunto y comunión 7.- La pastoral de conjunto enfatiza la dimensión episcopal de la pastoral y su base diocesana. Exige integrar todas las fuerzas de
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la Iglesia y de sus instituciones y poner en marcha todos los grupos de pastoral al servicio de la inculturación del Evangelio. La pastoral de conjunto es una obra común y es el resultado de la toma de conciencia que amplía la visión pastoral e integra todas las fuerzas apostólicas para situar y relacionar las tareas de la Arquidiócesis, las Vicarías, los Decanatos, las Parroquias y coordinar a los responsables. El intercambio de experiencias de trabajo favorece el crecimiento y la madurez de las comunidades y es de gran valor en el proceso pastoral con el que estamos comprometidos (cfr. Misión Permanente, 85). La pastoral de conjunto ha de ser una expresión y un medio para presentar la comunión con Dios, por Jesucristo, en el Espíritu Santo: comunión fraterna de bienes y afectos; comunión de fatigas y esfuerzos; en definitiva, un modo de participar y de compartir la unión y la caridad de Cristo. El proyecto de la Misión Juvenil Arquidiocesana 8.- Con la Misión Juvenil, a la que nos ha convocado el Sr. Arzobispo, Cardenal Norberto Rivera Carrera, deseamos atender, con una amplia mirada de fe, a ese sector tan importante de nuestra población, que forma parte determinante del presente y del futuro de la historia y, por tanto, de nuestra Iglesia. Estamos llamados a dar un paso decisivo, y a mantenerlo, para comprometernos con esta urgente necesidad, dando continuidad y poniendo al día lo pedido hace veinte años por el II Sínodo Diocesano (cfr. OP 2013, 73). Nuestra Misión Permanente debe enfocarse de manera prioritaria y privilegiada hacia las Nuevas Generaciones.
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“Por el amor que se tengan los unos a los otros reconocerán todos que son discípulos míos” (Jn 13-14). “Yo los he enviado al mundo como Tú me enviaste a mí… Te pido que todos sean uno lo mismo que lo somos Tú y Yo, Padre, y que también ellos vivan unidos a nosotros para que el mundo crea que Tú me has enviado” (Jn 17, 18.21).
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1.4. Espiritualidad misionera
Es la actitud existencial, resultado de la fe, con la que se asume la orientación de la vida.
El Papa Juan Pablo II ofrece, en su carta Al comienzo del Nuevo Milenio, una sencilla y sólida guía de espiritualidad y de práctica pastoral, con miras al compromiso con la Nueva Evangelización y los desafíos del mundo contemporáneo. Desde el año 2001 hemos asumido como nuestra, en la II Vicaría, esta espiritualidad que podríamos llamar misionera.
Antes de mirar al futuro, en términos inmediatamente operativos, el Papa invita a no descuidar, más aún, a profundizar la contemplación del misterio de Cristo.
En síntesis, la espiritualidad del evangelizador puede resumirse en:
El encuentro con Cristo a través de la escucha de la Palabra de Dios, de la Liturgia y de los otros, especialmente los pobres.
La contemplación del rostro de Cristo y de su misterio en la
oración.
El discernimiento, donde lo ocurrido exige ser considerado y, en cierto sentido, interpretado para escuchar lo que el Espíritu va diciendo, de modo que las experiencias vividas susciten un dinamismo nuevo en iniciativas concretas.
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Luego vienen los compromisos apostólicos: no se trata de inventar un nuevo programa, pues es Cristo mismo a quien hay que conocer, amar e imitar. Se trata de formular orientaciones pastorales adecuadas a las condiciones de cada comunidad.
Las prioridades son la santidad y la nueva evangelización.
El gran desafío consiste en hacer de la Iglesia la casa y la
escuela de la comunión.
1.5. Valores institucionales
Son los principios que habrán de animar la actuación
de cada uno de nosotros en la II Vicaría.
1- ESPÍRITU DE FE
Motivación para construir el Reino, animados por la confianza en Dios y el amor a Cristo y a la Iglesia.
2.- OBEDIENCIA
Búsqueda y cumplimiento de la voluntad de Dios, discernida en comunión y propuesta por la autoridad legítima.
3.- FIDELIDAD
Congruencia de la vida con la Palabra de Dios y la Tradición bajo la guía del Magisterio de la Iglesia.
4.- COMUNIÓN ECLESIAL
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Vivencia creativa de la unidad para hacer posible una verdadera comunidad.
5.- RESPETO
Reconocimiento de la dignidad, los valores y la diversidad de las personas.
6.- FRATERNIDAD
Vivir, compartir y crecer en experiencia de ser hijos de un mismo Padre mediante la vivencia de un amor sincero.
7.- AMISTAD
Relación interpersonal que se basa en la apertura, el intercambio y la donación.
8.- SERVICIO
Disponibilidad para estar atentos y responder a las necesidades de los otros con alegría.
9.- CRECIMIENTO
Estímulo de unos y otros para acompañarse en el compromiso de ser mejores.
10.- SANTIDAD
Correspondencia al Amor de Dios en el seguimiento radical de Cristo a imagen de María y de los Santos.
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2. A dónde queremos ir
2.1. Prioridades pastorales
Los aspectos claves de nuestra realidad evangelizadora desde los
cuales queremos ser vistos por todos, hombres y mujeres de toda condición y ámbito cultural, tanto
dentro como fuera de la Iglesia.
Queremos ser vistos por todos:
Como discípulos de Jesucristo, apóstoles, testigos del Evangelio y servidores de los demás.
Como comunidad orante, que comparte la vida animada por el Espíritu Santo.
Como Iglesia auténtica y coherente, al servicio de la caridad, incluyente, con una acción organizada, solidaria, liberadora, alegre y amable, defensora y promotora de la dignidad humana.
2.2. Objetivo general
Es el propósito y razón de ser de la II Vicaría.
Evangelizar a todas las personas en sus diversos ambientes culturales, mediante el anuncio de la salvación, la celebración de la fe y el servicio de la caridad dentro de una pastoral de conjunto y en comunión con la Arquidiócesis de México para que se encuentren con Jesucristo, vivan los valores del Reino y se salven.
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2.3. Objetivos estratégicos
Son las grandes orientaciones que han de llevarnos al cumplimiento de nuestro objetivo general
y que orientan los distintos programas para alcanzar el resultado global propuesto.
1.- Evangelizar a todas las personas para que se encuentren con Jesucristo, vivan los valores del Reino y se salven.
2.- Desarrollar una mentalidad pastoral más creativa y responsable
en todos los miembros de la Vicaría: pastores, religiosos(as) y laicos(as), para que la Iglesia muestre un rostro vivo y auténtico.
3.- Hacer que nuestras parroquias, rectorías y capellanías sean
comunidades vivas de oración, animadas por el Espíritu, para hacer presente a Cristo y compartir su vida con todos.
4.- Manifestar la autenticidad de nuestro encuentro personal con
Cristo a través de una vida de servicio en la caridad, que responda mejor a los anhelos y esperanzas de los hombres y mujeres de las comunidades, con especial énfasis en las nuevas generaciones.
5.- Consolidar la formación permanente en todos los miembros de
la Vicaría, para que cada uno, desde su vocación particular, confirme su compromiso como discípulo, apóstol y testigo del Evangelio.
6.- Fomentar la fraternidad y la comunión entre los miembros de la
Vicaría para que se enriquezca y consolide nuestra pastoral de conjunto.
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7.- Estrechar la interrelación de las acciones pastorales del Decanato, de la Vicaría y de la Arquidiócesis, para consolidar la comunión eclesial.
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PARA EVANGELIZAR
ATODOS
COMUNIÓN ECLESIAL
QUE TRABAJAN EN COMUNICACIÓN
RESPONSABLEMENTE FORMADAS
QUE SIRVEN EN LA CARIDAD
CON UNA MENTALIDAD PASTORAL PRÁCTICA, CREATIVA Y PROACTIVA
SER COMUNIDADES VIVAS DE ORACIÓN
LÓGICA DE LOS OBJETIVOS
ESPECÍFICOS Y GENERAL
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3. Cómo alcanzar los objetivos
3.1. Criterios de acción
Son los desafíos que nos plantean la realidad de la Ciudad y la situación institucional de la II Vicaría,
los cuales nos ayudan a ejecutar los objetivos
Profundizar nuestra conversión personal y comunitaria,
siendo luz en los diversos ámbitos culturales de la Vicaría, para que todos reciban el kerigma y asuman el proceso de la misión como forma habitual y permanente del trabajo pastoral.
Fortalecer las opciones prioritarias: los pobres, los
alejados, las familias y los jóvenes, acompañándoles en sus distintas expresiones y situaciones.
Ofrecer nuevas alternativas de acción pastoral para los
jóvenes, los niños, los adolescentes y, especialmente, las familias en sus diversas realidades.
Reconocer nuevas posibilidades de participación laical para bien de toda la comunidad eclesial, que responda a sus múltiples y variadas necesidades.
Presentar las parroquias, rectorías y capellanías como
comunidades evangelizadas y evangelizadoras, y no como meros lugares cultuales y administrativos.
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Ayudar a descubrir a todos los agentes de pastoral que la
liturgia debe ser el centro de nuestra pastoral evangelizadora y de caridad, aprovechando la cultura y la religiosidad.
Cultivar las vocaciones a la vida consagrada y sacerdotal.
Fortalecer el espíritu de servicio y sentido pastoral en
nuestras comunidades, a fin de que éstas sean promotoras y modelos de vida cristiana en la caridad.
Hacer frente a la problemática social en el ámbito de la II
Vicaría, proyectando un Evangelio encarnado, liberador y lleno de esperanza.
Enseñar a servir al Señor a través del servicio a los hermanos, impulsando la participación en iniciativas transformadoras del ambiente.
Promover la caridad, a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia, en su dimensión promotora y no solamente asistencial.
Impulsar la formación integral, permanente y misionera de todos los agentes de pastoral.
Lograr la participación de los miembros de la Vicaría en los
programas de formación establecidos, que puedan ser canales de comunicación, fraternidad y comunión.
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Promover la unidad, a nivel Decanato, como lugar de
integración de todos los ministerios y carismas.
Propiciar en la Vicaría una mayor unidad y una cooperación más eficaz de las diferentes familias religiosas y movimientos laicales entre sí y con el clero diocesano, en especial las femeninas.
Crecer en amor a la Iglesia arquidiocesana, que se exprese mediante la comunión con el señor Arzobispo, sus Obispos Auxiliares, presbiterio y comisiones arquidiocesanas y que suscite una mayor corresponsabilidad en la edificación de la comunidad dentro de una auténtica pastoral de conjunto.
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3.2. Estrategias y líneas de acción
Son los torrentes de acción para encarnar el plan Pastoral en la realidad y
orientar el proceso de planeación hacia el cumplimiento de los objetivos.
Estrategia 1
Impulsar el proceso evangelizador con sentido misionero en los distintos ambientes y lugares de nuestra Vicaría para llevar a sus habitantes a un encuentro personal con Jesucristo, que dé sentido a sus vidas y suscite en ellos una espiritualidad del compromiso.
a) Hacer de la Sagrada Escritura, escuchada, leída y
meditada, el principal referente para el encuentro personal con Cristo y para una sincera conversión.
b) Transmitir el kerigma a través de nuestras celebraciones, del visiteo domiciliario, de las diversas manifestaciones de religiosidad popular y empleando los diversos medios escritos y electrónicos de comunicación, a fin de hacerlo llegar a todos los sectores de la población.
c) Hacer de la formación pre-sacramental, impartida en nuestras parroquias y colegios católicos, y de acuerdo a la normativa arquidiocesana, una verdadera catequesis que incida en la vida y en la espiritualidad de quien la recibe, de modo que se convierta en verdadero agente de evangelización en el entorno en donde le toca vivir.
d) Conocer, difundir e implantar la catequesis diferencial desde cada uno de los Decanatos.
e) Promover activamente los procesos de reiniciación cristiana entre los jóvenes y adultos de las comunidades de nuestra Vicaría, para dinamizar la vida cristiana de éstos.
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Estrategia 2
Favorecer espacios de encuentro y de convivencia fraterna entre todos los miembros de la Vicaría para vincular, animar e impulsar equipos especializados, a nivel Vicaría y/o Decanato, que otorguen subsidios para las acciones pastorales concretas.
a) Valorar y aprovechar los espacios de encuentro entre todos los miembros de la Vicaría, empeñándonos en integrar a los ausentes y acercándonos de manera especial a los presbíteros que no pueden participar a causa de sus limitaciones. b) Buscar formas de integración y de interacción entre los diferentes movimientos y asociaciones laicales y de Institutos de Vida Consagrada, entre sí y con el presbiterio. c) Fomentar y evaluar la existencia de un representante decanal para cada área de pastoral, que vincule plenamente la pastoral orgánica y promueva subsidios que capaciten e impulsen la dinámica de cada estructura de la pastoral vicarial, el cual ha de presentar al Consejo de Gobierno de la Vicaría su programa de acción pastoral y su respectiva y periódica evaluación. .
Estrategia 3
Cultivar el sentido de pertenencia e identidad a la comunidad cristiana, que permita la inserción real de sus miembros en la vivencia y el testimonio de los valores del Reino de Dios.
a) Propiciar comunidades eclesiales de vida y de afecto capaces de acoger y promover a todos sus miembros en su diversidad, con prioritario cuidado y atención hacia los más pobres.
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b) Presentar los valores del Evangelio, a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia, como respuesta a los retos de la sociedad y de la cultura contemporánea. c) Fomentar la participación activa en los Decanatos de los diáconos y de los seminaristas de la Vicaría como auténticos animadores de la pastoral socio-caritativa. d) Impulsar y definir políticas concretas que se encaminen al cuidado, aprovechamiento y promoción de la Creación, mediante acciones puntuales que busquen un desarrollo sustentable en el manejo de los diferentes recursos naturales.
Estrategia 4
Hacer de nuestras comunidades eclesiales auténticas casas y escuelas de fe, alimentadas por la oración y una vida litúrgica significativa, para incidir cristianamente en las culturas de nuestra II Vicaría.
a) Propiciar, desde nuestras propias, ricas y diversas comunidades eclesiales, una pastoral de encarnación, de diálogo y de testimonio encaminada a la evangelización de las culturas de nuestra ciudad. b) Recuperar, promover e inculturar el profundo significado existencial de los signos y de los tiempos litúrgicos, y de otras manifestaciones de religiosidad, como expresión y testimonio de una auténtica vida cristiana, que busca unir la fe y la cultura. c) Tener en nuestras comunidades lugares ambientados y con decoro para motivar la escucha orante de la Palabra de Dios, mediante una celebración digna de la Eucaristía y los demás sacramentos, así como de la Liturgia de las Horas y la Lectio Divina.
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Estrategia 5
Ofrecer opciones de formación, inicial y permanente, accesibles y valiosas para todos los miembros de la Vicaría según su estado de vida, a fin de fundamentar nuestro pensar y actuar de cara a los retos ideológicos de nuestra cultura contemporánea y poder dar ante ella razón de nuestra fe.
a) A nivel de los ministros ordenados, continuar fomentando los espacios y actividades de formación, como reuniones mensuales, ejercicios espirituales anuales y semana de formación permanente, ligándolos con los propios del Decanato, para suscitar un mayor conocimiento del ser y quehacer de cada uno de los miembros del Orden Sagrado, que motive su responsabilidad y su papel en la misión evangelizadora de la Vicaría. b) A nivel de las y los consagrados, buscar una participación más activa de ellos en los encuentros anuales que organiza la Vicaría y fomentar el conocimiento de los diferentes carismas, que brotan de la acción del Espíritu, para enriquecer con ellos el proceso evangelizador, valorando su riqueza y necesidad. c) A nivel de las y los laicos, consolidar, animar e impulsar las instancias y los procesos de formación inicial, básica, permanente y específica, para que cada uno, y en comunión con los demás estados de vida, confirme su compromiso como discípulo y misionero de Jesucristo y se comprometa en la transformación de la sociedad.
Estrategia 6
Abrir y promover nuevos espacios de participación laical en orden a la evangelización de las culturas, desde el espíritu de Cristo, recordando que el campo específico de trabajo del laico ha de ser el mundo y sus estructuras.
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a) Impulsar y propiciar la participación de nuestros laicos, desde su ser cristiano coherente y bajo el espíritu del Evangelio de Jesucristo, en el mundo de la política, la educación, la economía, el trabajo, la cultura, los medios de comunicación, el cuidado de la naturaleza, etc., a fin de que sean ellos el principal fermento de cambio de nuestra sociedad. b) Identificar, valorar e integrar los diferentes movimientos y asociaciones laicales, reconociendo su riqueza, en los procesos vicariales y decanales, y así fomentar una conciencia eclesial más profunda de mutua participación. c) Continuar la promoción de vocaciones, así como su adecuada formación, para los ministerios laicales ya reconocidos por la Iglesia.
Estrategia 7
Asumir como prioridad pastoral de nuestra II Vicaría, en comunión con la Arquidiócesis de México y bajo sus lineamientos y perspectivas, el proceso, la metodología y las actividades de la Misión Permanente Juvenil.
a) Sensibilizar a todos los agentes de pastoral de la Vicaría sobre la opción y la necesidad de encontrarnos con las Nuevas Generaciones, para transmitirles la fe, como camino importante para realizar la Misión Permanente. b) Ofrecer los criterios teológicos-pastorales que guíen un adecuado acercamiento a las Nuevas Generaciones y asumir una metodología que nos ayude a tener un lenguaje común en la pastoral juvenil. c) Difundir y aprovechar el proyecto Conexión para ligar la pastoral juvenil de nuestra Vicaría con el voluntariado de la pastoral social, con la cultura y el arte y con el proceso de reiniciación cristiana de nuestras comunidades.
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d) Consolidar el Consejo de Pastoral Juvenil Vicarial, en enlace con “Conexión” (Pastoral Juvenil Arquidiocesana) y hacerlo entrar en comunión con los equipos decanales de pastoral juvenil, que han de formarse bajo la coordinación de un presbítero asesor y animador.
Estrategia 8
Impregnar y promover adecuadamente, en todos los sectores de la sociedad, la vocación cristiana, especialmente al sacerdocio ministerial, a la vida religiosa y a la misionera, garantizando una mayor atención a quienes presenten inquietudes vocacionales en vías a su ingreso al Seminario o a los Institutos de Vida Consagrada adecuados.
a) Nombrar un promotor vocacional por Decanato, quien, ayudado por un equipo de laicos y religiosos, promueva la vocación sacerdotal, religiosa y misionera, en comunión con las diferentes áreas de la pastoral vicarial. b) Visitar, por parte de este equipo, las parroquias, los colegios y los diversos movimientos y asociaciones, para promover y dar a conocer la vocación y los carismas y detectar y acompañar a posibles candidatos. c) Organizar en cada Decanato exposiciones vocacionales y otras actividades de promoción. d) Formar seminaristas en familia, en estrecha colaboración con la pastoral vocacional arquidiocesana y el Seminario Conciliar de México.
Estrategia 9
Organizar interdisciplinarmente programas y actividades y diseñar recursos para que las familias de nuestra Vicaría sean verdaderas comunidades de vida y de amor, de fe y de salvación,
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y así se capaciten para realizar su misión en nuestra sociedad y se comprometan con la labor evangelizadora de la Iglesia.
a) Formar y consolidar un equipo de pastoral familiar en cada Decanato, bajo la animación de un presbítero, que sea un organismo subsidiario para las comunidades del mismo en la animación de la vida matrimonial y familiar cristiana. b) Integrar una comisión de reflexión teológica, antropológica y pastoral en la Vicaría para explorar los caminos de tratamiento y acompañamiento pastoral para las parejas y familias en situación especial, a la luz de la doctrina y de las orientaciones de la Iglesia. c) Desarrollar escuela para padres en cada uno de los Decanatos y publicar y dar a conocer subsidios que promuevan los valores cristianos vividos desde la familia.
Estrategia 10
Fomentar desde el Decanato las unidades básicas de animación, coordinación y evaluación de los proyectos pastorales, a fin de garantizar desde la Vicaría una pastoral evangelizadora con sentido misionero.
a) Seguir impulsando los procesos pastorales propios de la Misión Continental y de la Misión Permanente Arquidiocesana, para que los creyentes lleguen a ser verdaderos discípulos y misioneros de Jesucristo. b) Mantener, renovar periódicamente y hacer operativo y participativo el Consejo de Pastoral a nivel vicarial, decanal y parroquial, respectivamente, como órgano animador de la pastoral evangelizadora con sentido misionero. c) Implantar un proceso periódico, cíclico y profesional de evaluación del caminar pastoral de la Vicaría y de los Decanatos, que le dé solidez y le proporcione continuidad al proceso evangelizador de nuestra Vicaría.
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Estrategia 11
Capacitar y actualizar en el uso de los medios electrónicos y las redes sociales de comunicación a todos los niveles de la Vicaría, reconociendo su inevitable importancia en la cultura contemporánea.
a) Promover y realizar, a nivel de la Vicaría, un curso básico de computación en línea y redes sociales, a fin de que toda comunidad cuente con su propia cuenta de correo electrónico y sepa navegar en las distintas redes sociales. b) Aprovechar, a nivel de Vicaría y de Decanato, los distintos medios electrónicos para la difusión del Evangelio, de la propia vida pastoral y la intercomunicación de comunidades. c) Actualizar y hacer eficaces las estructuras de comunicación a todos los niveles, garantizando que a todos llegue la información que se genera en la II Vicaría.
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3.3. Programa
Conjunto homogéneo y organizado de actividades a realizar,
concretizando los objetivos específicos para alcanzar el objetivo general,
con recursos y tiempos previamente determinados.
Esta parte del Plan le corresponde a cada uno de los Decanatos,
quienes a partir de la información anterior enunciarán las actividades que asumirán, junto con el diseño de los recursos necesarios para llevarlas a cabo y los respectivos tiempos de ejecución previamente determinados.
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4. Seguimiento, evaluación y
planeación de cara al futuro
4.1. Difusión del Plan
Es importante que nuestro Plan Pastoral 2013-2018 sea conocido por todos y cada uno de los integrantes de la II Vicaría, y no sólo por los que tienen responsabilidades más específicas. Lo promoveremos y lo daremos a conocer mediante los siguientes canales:
La publicación impresa del Plan en un tiraje inicial de 3,000 ejemplares, que se repartirán entre todos los miembros de la II Vicaría.
Su presentación oficial con envío misionero en la fecha que oportunamente se dará a conocer.
La calendarización de reuniones para darlo a conocer en cada uno de los Decanatos y a cada uno de sus miembros.
El envío de ejemplares a cada Instituto Religioso, Sociedad de Vida Apostólica e Institución Educativa, que forma parte integrante e importante de nuestra Vicaría.
La promoción con y entre los movimientos y asociaciones laicales.
La continuidad en su difusión, estudiándolo con cada uno de los clérigos, religiosos, religiosas o movimientos y asociaciones laicales que se vayan integrando a nuestra Vicaría.
La página electrónica de la II Vicaría y su Boletín informativo. El Delegado de Pastoral, junto con el Consejo Vicarial de
Laicos, será el encargado de su vigilancia, difusión y puesta al día, en comunión con los Decanos.
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4.2. Evaluación a corto y mediano plazo
El Plan se evaluará en la Asamblea Vicarial del primer vienes del mes de octubre de cada año, y, en el 2016, se realizará la primera evaluación sistemática, mediante reuniones con el presbiterio, con los y las religiosas y con las y los laicos, en las que se acordarán los mecanismos para implantar los correctivos necesarios y oportunos, a fin de subsanar fallas, desviaciones, retrasos, errores o cualquier otro tipo de problemas que pudieran darse durante el transcurso del desarrollo de nuestro Plan Pastoral San Matías.
4.3. Evaluación a largo plazo
Ésta se hará al final del período que comprende nuestro Plan Estratégico, es decir, en el año 2018. A partir de una gran y exhaustiva evaluación se rediseñará el Plan Vicarial, incluyendo todo lo que la experiencia pastoral y religiosa vaya aportando y suprimiendo todo aquello que ya se haya cubierto o que resulte obsoleto e innecesario.
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IV GLOSARIO
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GLOSARIO DE TÉRMINOS
Plan estratégico es la guía y el insumo básico para preparar programas operativos anuales para cada una de las unidades del nivel táctico-operativo de la institución. Estrategias son los principios y rutas fundamentales que orientarán el proceso para alcanzar los objetivos a los que se desea llegar. Una estrategia muestra cómo una institución pretende llegar a dichos objetivos. Líneas de acción son la directriz global que expresa la orientación de las actividades a desarrollar, a través de la cual se pretende llegar a los objetivos y estrategias establecidos en un plan o programa. Proyecto es el conjunto de las actividades que desarrolla una persona o una entidad para alcanzar un determinado objetivo. Estas actividades se encuentran interrelacionadas y se desarrollan de manera coordinada. El proyecto es un conjunto de acciones:
• No repetitivas. • Únicas. • De duración determinada. • Formalmente organizadas. • Que utilizan recursos.
Programa o Plan de acción es un tipo de plan que prioriza las iniciativas más importantes para cumplir con ciertos objetivos y metas. De esta manera, un plan de acción se constituye como una especie de guía que brinda un marco o una estructura a la hora de llevar a cabo un proyecto. El plan de acción propone una forma de alcanzar los objetivos estratégicos que ya fueron establecidos con anterioridad.
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Subsidio es la ayuda para satisfacer una necesidad determinada. En nuestro caso podemos entender como subsidios: materiales, bibliografías, experiencias, apoyos de tipo audiovisual, conferencias, etc. Kerigma (Kérygma) es el anuncio, proclama, edicto, comunicación, predicación, dogma, doctrina, tradición. De hecho la concepción del kerigma, que hasta ahora conocemos, apela a la predicación apostólica, es decir al “testimonio del ministerio, la muerte y resurrección de Cristo”. Pastoral es la acción que, como signo, está en función de reflejar o hacer presente la salvación de Jesucristo, mediante la proclamación de la Palabra de Dios, la celebración de los Sacramentos y el servicio de la caridad. En el fondo descubrimos que la acción salvífica de Dios se realiza a través de estas fuentes, que dan origen a la visión clásica tripartita de la pastoral: pastoral profética, pastoral litúrgica y pastoral social, que en la Arquidiócesis se ha asumido como pastoral socio-caritativa. Pastoral de conjunto es agrupar o sistematizar en la Iglesia los distintos medios y agentes para su misión desde un planteamiento pastoral y una programación común; el descubrimiento de la Iglesia diocesana como unidad pastoral, centro de conjunción y programación de la acción pastoral eclesial; se conjuntan los conceptos de evangelización y eficacia ante la desorganización y la anarquía de esfuerzos.
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Organización de la Vicaría Territorial Junta de Gobierno, formada por el Vicario Episcopal Territorial, el o los Provicarios y el Secretario, también llamado muchas veces Canciller. Consejo de Gobierno, formado por el o los Provicarios, el Delegado de Pastoral, el Secretario y los Decanos de la Vicaría. El Vicario Episcopal, si así lo considera conveniente, puede convocar a este Consejo a una o más personas. Ayuda al Vicario Episcopal en la toma de decisiones y en la coordinación del trabajo de la Vicaría. Consejo Pastoral de Vicaría, formado por el Consejo de Gobierno, los Senadores, los encargados de las Comisiones Pastorales de la Vicaría y miembros designados laicos, religiosos y diáconos permanentes. La función de este organismo es estudiar, dar seguimiento y evaluar el trabajo pastoral. Consejo Vicarial de Laicos, formado por el Vicario Episcopal, el Delegado de Pastoral, tres representantes de los Consejos de cada Decanato y algunos laicos designados por el Delegado de Pastoral, con aprobación del Vicario Episcopal. Su función es de dar seguimiento al Plan Pastoral y mantener la comunicación con las actividades vicariales y decanales.
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“Sin una planeación
compartida se frena
la participación real de
las fuerzas existentes”
(OP 2004, 40)
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