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El "cocoliche": la lengua de los inmigrantes italianos Del libro La fascinante historia de las palabras , de Ricardo Soca Antonio Cuccoliccio fue uno de los tres millones de inmigrantes italianos que desembarcaron en el puerto de Buenos Aires entre fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX en busca de una vida mejor. La Argentina era el granero del mundo y uno de los países más ricos del Planeta, rebosante de promesas que alentaban los sueños de jóvenes pobres en varios países de la vieja Europa. A poco de su llegada, Cuccoliccio consiguió un empleo como peón en el circo de los hermanos uruguayos José y Jerónimo Podestá, en el cual se dedicaba a menesteres de limpieza, cuidado de los animales y servicios menores. Su forma de hablar, en la que se mezclaban palabras del italiano y del castellano, no llamaba la atención. En el Buenos Aires de entonces, era común oír a los tanos (de napolitano, se aplicaba a todos los inmigrantes italianos) que intentaban comunicarse con las mismas dificultades que Cuccoliccio. Un día, el cómico Celestino Petray se presentó en escena hablando como había oído que lo hacía aquel peón: Mi quiamo Franchisque Cocoliche e sono creolio hasta lo güese da la taba e la canilla de lo caracuse, amico. En sus memorias publicadas bajo el título Medio siglo de Farándula, José Podestá contaría años más tarde que en aquel momento nació un personaje cómico, Cocoliche, que durante algunos años hizo las delicias del público en ambas márgenes del Río de la Plata.

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El "cocoliche": la lengua de los inmigrantes italianos

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El "cocoliche": la lengua de los inmigrantes italianos

Del libro La fascinante historia de las palabras, de Ricardo SocaAntonio Cuccoliccio fue uno de los tres millones de inmigrantes italianos que desembarcaron en el puerto de Buenos Aires entre fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX en busca de una vida mejor. La Argentina era el granero del mundo y uno de los pases ms ricos del Planeta, rebosante de promesas que alentaban los sueos de jvenes pobres en varios pases de la vieja Europa.

A poco de su llegada, Cuccoliccio consigui un empleo como pen en el circo de los hermanos uruguayos Jos y Jernimo Podest, en el cual se dedicaba a menesteres de limpieza, cuidado de los animales y servicios menores. Su forma de hablar, en la que se mezclaban palabras del italiano y del castellano, no llamaba la atencin. En el Buenos Aires de entonces, era comn or a los tanos (de napolitano, se aplicaba a todos los inmigrantes italianos) que intentaban comunicarse con las mismas dificultades que Cuccoliccio.

Un da, el cmico Celestino Petray se present en escena hablando como haba odo que lo haca aquel pen: Mi quiamo Franchisque Cocoliche e sono creolio hasta lo gese da la taba e la canilla de lo caracuse, amico. En sus memorias publicadas bajo el ttulo Medio siglo de Farndula, Jos Podest contara aos ms tarde que en aquel momento naci un personaje cmico, Cocoliche, que durante algunos aos hizo las delicias del pblico en ambas mrgenes del Ro de la Plata.

Y tambin haba nacido algo que Podest no previ y que Cuccoliccio, con su jerga de idiomas mezclados, no habra podido siquiera soar: una palabra del idioma espaol que figura en el Diccionario de la Real Academia desde su edicin de 1927, cocoliche, definida como la 'jerga hbrida que hablan ciertos inmigrantes italianos, mezclando su habla con el espaol'.

El atroz encanto de ser argentinos

MARCOS AGUINIS

CAPTULO VII - El nuevo lenguajeYa no hablamos como antes, y eso puede ser bueno y malo. Hemos cambiado. Ni siquiera hay que saltar de generacin, porque en el transcurso de pocos aos se producen novedades importantes. El dinamismo de todo lenguaje desconcierta por su rpida e incesante evolucin. Cuando se suman aos y se dispone de buena memoria, resulta a la vez divertido y amenazante: palabras y expresiones se vuelven presencias cotidianas, mientras las que antes predominaron se deslizan al ridculo o quedan olvidadas. El lenguaje mantiene una perpetua relacin dialctica con la sociedad; sus caminos se cruzan e influyen de tal forma que resulta imposible determinar los instantes del viraje. As como habla la gente, as es la gente, sentenci Borges.

Nuestras peripecias histricas fueron desarrollando un lenguaje argentino matizado. No hace falta resaltar lo obvio: el origen latino y espaol (el espaol a su vez influido por muchas lenguas).

Pero s recordar que fue generosamente enriquecido por palabras, usos y costumbres de las reas rurales primero, y luego de las corrientes inmigratorias. Hubo una poca en que se alternaba el culto hispanismo de un Emilio Castelar con salidas propias del Martn Fierro. Pero, a la vez, se incorporaban cientos de italianismos. El lunfardo se expandi intrpido y hasta el cocoliche lleg rengueando, pero lleg al escenario de sainetes, dramas y comedias. Se tornaron comunes vocablos del dish, rabe, alemn y gallego, adems de sus respectivas entonaciones.

Los sectores cultivados saban francs y, como ocurra en Europa desde el Atlntico a los Urales, mechaban cualquier frase con un galicismo bien pronunciado, ya que disparaba un toque de distincin.

Algunos profesores de la secundaria o la universidad solan emperifollarse con latinajos, como una forma de no olvidar el remoto origen y, sobre todo, pavonear su erudicin. No obstante, pese a las intensas relaciones comerciales y polticas con Gran Bretaa y pese a la admiracin que se tena por el sistema educativo norteamericano, el idioma ingls no penetr con fuerza. En ese sentido nos diferencibamos de los dems pases del continente, donde la presencia norteamericana era mayor. En Chile, por ejemplo, hasta se adopt la palabra cabro para referirse a un individuo joven, haciendo una incongruente traduccin de kid.

La situacin ha cambiado de manera radical.

Pareciera que el ingls, tan marginado, quisiera tomarse la revancha. Se lo estudia como nunca y atraviesa todos los resquicios de la sociedad. Claro que no somos la excepcin. Los argentinos que a principios del siglo XX se asustaban por el exceso de expresiones italianas, quedaran atnitos al advertir la invasin actual de palabras inglesas que ya son parte del lenguaje cotidiano.

No se trata slo de aquellas que impone el progreso cientfico o tecnolgico, y para las cuales no existen buenos equivalentes en la lengua de Cervantes y Caldern, sino de palabras en absoluto innecesarias, pero que develan lo que se anhela aparentar. Antes francs, ahora norteamericano.

Con ambivalencias, por supuesto. Los mismos que no renuncian a la fobia antiyanqui se la pasan haciendo buches con anglicismos de cualquier ralea.

Aos atrs los agitadores pegaban carteles o afiches (galicismo); ahora pegan posters. Los empresarios hacan negocios y ahora hacen business. Los jvenes se divertan en fiestas y ahora la pasan bomba en parties.

Cuando se preparaba la canasta de un picnic (galicismo) se usaba la vieja fiambrera que, por elegancia, ha sido reemplazada sin hesitacin por el tupper-ware (la fiambrera suena a ordinario y hace recordar las moscas).

Los chicos lean historietas que ahora algunos llaman comics.

La gimnasia se dice gym y a los ejercicios que mejoran la capacidad respiratoria, aerobics. Caminar es mucho ms efectivo si lo calificamos de footing. Si nuestra capacidad fsica nos impulsa a desplazarnos entre arbustos, troncos, piedras y abismos, practicamos algo tan sofisticado que merece llamarse trekking.A las insignias solamos denominarlas distintivo, emblema, ensea, divisa, marca o lema, segn la exactitud que demandase una especfica situacin.

Pero ese palabrero fue reemplazado por el breve y contundente pin.

De la misma forma los homosexuales que, segn la adhesin o el prejuicio, se identificaban de distinta manera, ahora eliminaron los equvocos gracias a la neutra e inconfundible palabra gay.

Las comidas fras son lunch, la comida rpida fast food, la provisin de alimento catering. Las masitas tienen mejor sabor si las pedimos con el sonoro cookies. En vez del vulgar tocino es mejor decir bacon.

Si el trabajo o el estudio necesitan de un recreo, exclamamos break! Lo mismo entre sesin y sesin de un congreso o de lo que fuera.

Cuando esa pausa pretende ser animada con una escapadita al bar para comer un sndwich (hace rato que preferimos sndwich a emparedado), nos dirigimos a McDonald, Burger King o TGFridays para ingerir patys o hamburgers. Y si slo deseamos beber una cerveza, ingresamos al pub ms cercano.

Por supuesto que no es lo mismo jugar con ventaja que tener handicap.

Las viviendas hace rato que cambiaron el vestbulo por el hall.

Los centros comerciales hijos modernos del atiborrado almacn general que conocieron nuestros padres y abuelos han desaparecido. En su lugar se erigieron los shoppings. Quienes viajan y conocen mejor el mundo, saben que tampoco shopping es la palabra justa, porque derivara de shopping-market. La palabra justa es mall.

En los ltimos tiempos los negocios no hacen descuentos, sino sales. Aquellos establecimientos provistos de buen marketing (es decir, los que mejor promocionan su stock) fijan carteles que rugen: sale 30% off. La palabreja sale se ha impuesto pese a que en un comienzo espant a los clientes monolinges, porque interpretaban que les estaban ordenando mandarse a mudar: sale! sale de aqu!

En el campo del comercio los aportes del ingls no se limitan a lo dicho hasta ahora. Las franquicias comerciales adquirieron una jerarqua legal inconfundible: franchising. El autoservicio se llama self service y la entrega a domicilio se conoce como delivery. Los puestos de venta o hasta quioscos elementales ascendieron al nivel de stands. Un quiosco bien provisto donde encontramos diarios, revistas, libros, bebidas, recuerdos y hasta algn medicamento se llama drugstore. Un ejecutivo es un yuppy y un empresario, un entrepreneur. El despido masivo no debe ser bocinado de esa forma porque suena cruel; mejor explicarlo con una voz ms persuasiva: downsizing.

Los hombres han cambiado los calzoncillos obscenos por los deslumbrantes slips. Despus de afeitarse ya no se usa colonia ni tnicos, sino un delicado after shave.

El jefe de oficina era jefe, y eso bastaba para reconocerle autoridad; quienes mantenan la herencia francesa decan patrn. Ahora fue sustituido por boss, seco y cortante. Las relaciones pblicas se llaman public relations y la secretaria, si uno quiere elevarle el rango sin mayor costo, puede usar el ttulo de assistant. En el maletn casi todo ejecutivo o investigador lleva una personal computer y en lugar de la manoseada agenda, una palm top. Para comunicarse con el mundo puede enchufar su computadora a un telfono y poner en marcha el correo electrnico llamado en forma breve y universal, e-mail. Si desea entretenerse con msica durante las caminatas, las esperas o los viajes, no debe faltar entre sus artefactos el pequeo y noble walkman. En los aeropuertos puede ir al saln vip y all codearse con el jet set.

El universo de la secretaria tambin se ha enriquecido con las innovaciones lingsticas. No slo accede a la categora de assistant, sino que en vez de mantener la rutinaria correspondencia, hace mailings y su capacitacin se llama training. Cuando le corresponde el break puede optar por dirigirse al fitness que, en casos de suerte, funciona en otro piso del mismo edificio.

Ah la asiste un profesor de gimnasia llamado personal trainer. En una de sas encuentra a una amiga que se hizo lifting de prpados o de mejillas o a una top model que transpira su exceso de caloras. Si tampoco quiere aumentar de peso almorzar un yogurt light acompaado por Light coke u otras gaseosas diet. Vestirse en forma rara pero llamativa es ser fashion.

Las nieras se llaman baby-sitters y pronto, si dedican muchas horas al cuidado del beb, nannies. Si vamos al cine no compramos las entradas, sino los tickets. Y si necesitamos sonarnos la nariz o limpiar con cuidado los anteojos, tenemos a mano kleenex en vez de pauelos de papel.

Nuestros sentimientos se llaman feelings, estar deprimido es andar down, un hueco de la memoria o de lo que sea se llama gap y perder la memoria u otras facultades es quedar out.

Las investigaciones se denominan research y pronto los deberes se conocern bajo la terrible palabra de asignements.

Frente al televisor, conocido familiarmente como tele o tev, nos divertimos con el zapping. Las entrevistas que tienen lugar en pantalla se denominan interviews o talk shows. Los locutores repiten a cada momento OK y el programa se somete a peridicas interrupciones para que transmitan los anuncios que ahora prefieren denominarse spots. La medicin de audiencia se llama rating y tanto en la tev como en la radio se marcan los niveles de popularidad mediante el ranking.

Finalmente, para pedir disculpas por no haber sido ms completo e ilustrativo, me excuso de pedir perdn y digo, muy suelto de cuerpo, sorry!

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Una serie annima de expresiones contrastadas sobre la forma como se hablaba antes y ahora se ha expandido por el pas mediante el correo electrnico. Son hallazgos que algunos argentinos han seleccionado y muchos sufrimos. Nuestro lenguaje, adems de las palabras inglesas, incorpor expresiones que revelan un cambio de mentalidad.

Son aguafuertes en miniatura de cmo sentimos y nos comportamos ahora. La conveniencia de incluirlos en este libro me recuerda la justificacin que obsequi Borges a Leopoldo Lugones por haberse privado este ltimo de su estilo deslumbrante en algunos poemas gauchescos; esto prueba su sensibilidad y nos permite suponer que ocasionales fealdades eran audacias que respondan a la ambicin de medirse con todas las palabras.

A continuacin reproduzco el deslenguado rosario.

ANTESAHORA

Flaca de mierdaAnorxica

La calentura es mutuaHay qumica

Busco hombre para acostarmeBusco alguien que me contenga

Estar en bandaSolos y solas

Espejitos de coloresTodo por $2

Don Juan me manda el pibe con el pedidoDelivery

Chabombas y ocorpisLingerie

BagayoLo que pasa es que no estoy producida

La mina no entregaLa minita histeriquea

Curandero, brujoMentalista

PeluqueraSaln unisex

Viajar a cualquier parte y como la mierdaTurismo de aventura

TroloDiferente

Piojo resucitadoEntrepreneur

Acomodado polticoAsesor

Loco de mierdaTransgresor

HumildadPerfil bajo

Que no me joda nadieEstoy en reunin

Trabajar en negroPasanta

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Ciertos vocablos adquirieron reconocimiento nacional. Resultan inconfundibles e integran el lenguaje diario; incluso los utiliza la prensa seria. Por ejemplo trucho. Cualquiera lo conoce. La Academia Argentina de Letras lo ha aceptado y definido como un adjetivo familiar que significa falso, fraudulento. Una segunda acepcin aade: poco convincente, preparado para salir del paso.

Se lo ha utilizado como sufijo para dar nacimiento a neologismos de fragorosa elocuencia como el muy sonado diputrucho, quien usurp una banca en el Congreso cuando el oficialismo no tena qurum. O los billetes que imprima la Casa de la Moneda con la imagen del entonces presidente de la Nacin, conocidos hasta ms all de nuestras fronteras como menemtruchos.

Este vocablo refleja el imperio de la ilegitimidad y el fraude. Pone en evidencia la abundancia de objetos adulterados o carentes de la mnima calidad: relojes, cmaras, productos de marca, taxis sin licencia y hasta medicamentos. Se descubrieron abogados, mdicos y un fiscal que no haban obtenido el ttulo universitario. Todo eso no tiene mejor palabra de develamiento y acusacin que trucho.

Tambin existe en algunas regiones de Espaa y en varios pases de Amrica latina, pero en ninguna otra parte adquiri el inconfundible significado argentino. All equivale a taimado y astuto; aqu ha cristalizado en lo peor que los taimados hacen.

Otro vocablo muy frecuente es zafar. Tambin lo entiende cualquiera porque cualquiera hace uso y abuso de sus beneficios. La Academia Argentina de Letras lo define como un verbo intransitivo familiar que significa desligarse de responsabilidades; tambin brinda una segunda acepcin, que es superar un obstculo sin demasiado esfuerzo. Es evidente que el facilismo y la irresponsabilidad que merodean en el subterrneo mental de mucha gente le ha dado notable difusin.

Zafar es librarse de dificultades y obligaciones; zafar es tambin salvarse. Zafar, en sntesis, es sobrevivir. Su origen tiene matices diferentes, pero se orienta hacia la categrica acepcin argentina. Podra venir de una expresin espaola marinera que indica quitar los estorbos de una cosa, liberar, desembarazar. Tambin escaparse o esconderse para evitar un encuentro o un riesgo. Excusarse de hacer una cosa.

Zafarse, por otro lado, es perder los frenos.

Salir de cauce o de riel.

Carlos Ulanovsky, en su libro Los argentinos por la boca mueren, agrega a estos vocablos otros dos que, en conjunto, formaran la grotesca tetraloga idiomtica con la que nuestro pas atraves el cambio de milenio. Esos otros dos son: aguante y bancar.

Bancar segn el autor es un neologismo que empez a difundirse en la segunda mitad de los aos 70, cuando las instituciones creadas para respaldar los ahorros dejaron de hacerlo y desbancaron a mucha gente. Ahora es frecuente escuchar no te banco ms, que significa no te soporto ms, o no te tolero ms. Por el contrario, bancrsela es armarse de fuerza y paciencia para hacerlo; tambin asumir una responsabilidad. La palabra adquiri vuelo propio y casi ni recuerda su cuna exclusivamemte financiera.

Aguante, en cambio, tiene ms parentesco con la resignacin que con el resistir. Si esto no es vida, lo que queda es aguantar, suele suspirarse en contextos lmite. Tambin equivale a bancar por dinero, aunque aguantar es ms complejo que bancar, porque esto ltimo es un sostn econmico pasajero y el otro implica una obligacin de respaldo. De todos modos, aguante tambin significa resistir y, ms que eso, tener genuinas posibilidades de triunfo. Es, adems, un grito de esperanza. Depende, como otras palabras polismicas, del tono y el contexto.

Una mezcla de cultismo y desenfado se ha convertido en el lugar comn de la mayora de los medios masivos de comunicacin. Esto abri las compuertas a una interminable lista de palabras, eufemismos y metforas que se repiten con aceptacin creciente. Los trminos provienen del lenguaje militar, futbolstico, psicolgico o mdico, del boxeo, la ingeniera y cuanta otra fuente se halle a mano. Poco antes de morir, Borges es inevitable citarlo a menudo en un captulo dedicado al lenguaje dispar su irona: antes yo crea que era ciego; ahora vengo a enterarme de que soy un no vidente.

La pelota en un partido se denomina baln o esfrico. Luchar contra la corrupcin es combate contra la corrupcin. La reorganizacin se llama reingeniera y el fondo de una entidad es el rin: rin del partido, rin del gobierno. Las etapas de un proceso, sea econmico o poltico, son el primero, segundo o tercer round. Dirigir un programa o accin social, sanitario, educacional, es comandar el operativo. La prostituta es trabajadora sexual. El presidente es primer mandatario.Un acontecimiento cualquiera es evento. Los pases atrasados son pases emergentes. Respaldos financieros son el blindaje.

La palabra culo ha sido reemplazada por cola. Hasta por el dish tjes, que difundi Tato Bores mientras haca fintas con la alternancia de dictaduras y democracias. Pero casi nadie se anima an a pronunciarla en un lugar de cierto nivel. En Espaa se ren de esta increble muestra de pudor en un pas donde el pudor es tan escaso. Una risible paradoja, si las hay, porque pareciera que en la Argentina estuvisemos obsesionados por esa porcin del cuerpo a la que se exhibe de todas las formas imaginables, pero evitando llamarla por su verdadero nombre. El culo sirve para publicidades que van desde la venta de autos hasta golosinas, inmuebles, msica, joyas, cerveza, promocin turstica o restauracin de la flora. Lo que venga, porque siempre un lindo culo pincha el ojo. Hay revistas cuyas tapas no pueden prescindir de su presencia por la amenaza de que caigan las ventas. El uso de prendas que casi no se ven para dejar lucir los pulposos hemisferios cre una moda que se llama con el apoyo del ingls, por supuesto colaless. La vieja expresin castiza no slo ha sido sustituida por la zoolgica cola, sino que, para mantener inclume su inters sexual, ni se mencionan sus funciones naturales: una es sentarse y la otra eliminar excrementos. Santiago Varela asegura en su diccionario humorstico que la cola puede servir hasta para la publicidad de un/a diputado/a, pero para propaganda de papel higinico, jams!.

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Junto a un real empobrecimiento del lxico quizs debido a esa causa creci la hiprbole. La necesidad de transmitir admiracin o cario, por ejemplo, no se satisface elevando el volumen de la voz o moviendo las manos con ms vehemencia que en Npoles: se recurre a mansalva y sin moderacin a ttulos extremos como dolo! maestro! genio! diosa! divina!mundial!

Antes los argentinos rugamos pelotudo! Para denigrar a una persona torpe, lenta o estpida. Es una palabra casi inexistente en otros pases. Pero en los ltimos aos se impuso boludo con una ubicuidad sin paralelo. Lo caracteriza una polisemia infinita, porque sirve para todo, sea bueno o malo, para el saludo, para calificar, identificar, elogiar, denostar, exclamar, suspirar. Hay quienes lo usan cada dos o tres palabras; rellena cualquier hueco y reemplaza cualquier olvido. Tamborilea como muletilla, pero vaya milagro! consigue que la gente se entienda.

No le va a la zaga el trmino forro. Aqu el significado es preciso, sin medias tintas. Alude a quien es usado y desechado sin la menor consideracin.

La humanidad, pese a sus avances, todava no ha logrado evitar que los seres humanos seamos nmeros que, en gran medida, se descartan; esa desgracia la venimos padeciendo en la Argentina desde hace tiempo. En los ms diversos campos de la vida ronda amenazadora la posibilidad de que uno sea aprovechado sin real afecto y luego pateado con indiferencia brutal. Percibimos que hay forros en torno de nosotros y mantenemos abiertos los ojos para no caer en la volada.

Muchos consejos suelen terminar con sonoro acorde: No seas forro!El lunfardo encubra la relativa pobreza del lenguaje que padeca la franja social en que se lo hablaba invirtiendo las slabas; de esa forma no slo poda llegar a casi duplicar la dotacin del lxico, sino adquirir un especfico color. Algo parecido podra decirse del prefijo re que en los ltimos aos se prende a incontables palabras cuando alguien necesita acentuar o exagerar algo: sos un re-loco, te re-quiero, te re-odio, llegu re-temprano, te re-necesito, sos re-linda. A mi hija menor le pregunt, cuando era muy chica, qu significaba rebao. Y contest: Significa que me bao dos veces.

Podra generar otros equvocos. Re-cato no es cautela, reserva, sino que yo re-cato muy bien el vino, por ejemplo. Re-actor nada tiene que ver con la energa, sino con un actor que acta de maravillas su papel. Re-batir est lejos de refutacin; significa agitar mucho en la batidora, batir hasta un punto exagerado. Re-cesin no se refiere a la economa, sino a aflojar ms de la cuenta: Le hice una re-cesin de padre y seor nuestro mientras negocibamos. Re-gala no es alguien que obsequia, sino una cena del jet set: La recepcin de fulano fue una re-gala. Re-gata no tiene que ver con la nutica sino con una chica demasiado provocativa y pegajosa. Re-lajar no es aflojarse, sino cubrir el piso con demasiadas lajas.

Re-parar no significa enmendar un menoscabo sino poner a alguien firmemente de pie. Re-pollo no es una verdura, sino un ave cuyo carcter de pollo nadie puede discutir. Re-tirado no es un jubilado, sino un sujeto que cay a la lona, que no tiene ms dinero.

Mucha atencin hay que poner cuando uno quiere buscar a alguien. La palabra recoger se prestara a un malentendido atroz. Y, a propsito, el hispansimo vocablo coger ha sido objeto de importantes consultas en los acuerdos sobre la lengua castellana, porque en la Argentina se ha convertido en una suerte de tab idiomtico debido a que se restringi a una sola acepcin: realizar el acto sexual. La Real Academia Espaola la acept de esa forma para Amrica latina en un Comunicado de enmiendas y adiciones que difundi en 1985. Incluso los diccionarios de otros idiomas, cuando traducen su significado, suelen aclarar que la versin hispnica original no rige en la Argentina. En la Argentina, por el contrario, se la excluye de su acepcin original y reemplaza por agarrar o tomar y, en ocasiones, por levantar alzar, atrapar. Su resonancia sexual es tan intensa que hasta contamina otras palabras como acoger, encoger y la mencionada recoger. Incluso se esquiva el trmino cojo, sustituyndolo por rengo.

Abundan expresiones que pintan momentos inolvidables de nuestra historia reciente. Tras los amotinamientos militares que pusieron en jaque a la democracia recin recuperada, el presidente Alfonsn procur tranquilizar a la multitud con dos frases que se le volvieron en contra: Felices Pascuas! y La casa est en orden. Cuando se insina el propsito de hacer lo contrario de lo que se promete, acuden a la memoria las imprecaciones del candidato Carlos Menem: Sganme, no los voy a defraudar! y los embusteros salariazo y revolucin productiva. Si uno se hace un tratamiento de belleza facial, la ligera hinchazn no fue producida por la inyeccin de silicona, sino por una avispa, como zaf Menem sin inmutarse.

Las internas eran las saludables competencias que empezaron a cobrar vida con el retorno de la legalidad institucional. Primero en los partidos y luego en las dems organizaciones donde exista diversidad de opiniones y tendencias. Pero ahora se aplica a cualquier tensin o debate de la ms insignificante entidad.

Pizza con champn es una sntesis de la esttica menemista. Describe la vulgaridad de los ricos y famosos que nacieron y se consolidaron a la sombra de su rgimen. Algo equivalente a lo que antes se deca sobre el mono vestido de seda La frase fue consolidada por el libro del mismo nombre, de Silvina Walger. Como afirma Adriana Puiggrs, constituye la degradacin del peronismo mediante el usufructo de los ecos que el lenguaje peronista an transmita. Era una bofetada a una sociedad empobrecida, cada vez ms atestada de sectores desesperados, con un vaciamiento de valores incluso en la gente sencilla, indignada por la flagrante impunidad de los funcionarios. Pizza con champn actualiza el sabor de la antigua viveza criolla y nos mantiene ligados al reguero de vicios que la franja ms sana de nuestro pas se desespera por quitarse de encima. El nuevo y actual lenguaje, del que hicimos una rpida descripcin, nos expresa y devela. Lo practicamos y gozamos con mezcla de comodidad y encarnizamiento. Contribuye a identificarnos y lograr de nuevo, siempre que sea tan atroz y encantador ser argentinos.

QU ES EL LUNFARDO?

Jos Gobello, en su libro Aproximacin al lunfardo, explica por qu no considera al lunfardo un idioma, un dialecto ni una jerga: entre otras cosas, porque carece de sintaxis y gramtica propias. Quien emplea palabras lunfardas, piensa en espaol, usando las estructuras y la gramtica castellanas, y luego reemplaza una o ms de esas palabras por sus sinnimos lunfardos. As, el significado ltimo del discurso no cambia, pero toma un matiz diferente. En espaol, la decisin de usar una palabra o un sinnimo tambin le da al discurso un matiz diferente; pero cuando reemplazamos la palabra espaola con un sinnimo lunfardo, el cambio es ms evidente.En su obra, Gobello da una definicin de lunfardo: "Vocabulario compuesto por voces de diverso origen que el hablante de Buenos Aires emplea en oposicin al habla general". Otro aspecto importante es que el uso de esas palabras es absolutamente consciente: uno sabe que existe la palabra mujer, pero a veces decide emplear mina; uno conoce la palabra dinero, pero en ocasiones elige guita. Esta podra ser una distincin entre lunfardismo y argentinismo: a veces, sin saberlo, usamos palabras con un sentido que no es el que aparece en el diccionario. Cuando usamos recova, no lo hacemos con la intencin de darle a nuestro discurso un toque divertido, porteo, interesante, juguetn, o que nos haga aparecer como conocedores: simplemente, no conocemos la palabra soportal.

Al ser solamente un vocabulario, un conjunto de palabras (5000, quiz), es imposible hablar en lunfardo; s es posible, en cambio, hablar con lunfardo. Esos miles de palabras son insuficientes para expresar la cantidad de ideas que, por pocas que sean, tiene una persona. Adems, no slo las palabras lunfardas son sinnimas de las castellanas, sino que son sinnimas entre s: del total de palabras, una gran cantidad una proporcin mucho mayor que la del castellano est referida al sexo, a las distintas partes del cuerpo, la comida, la bebida, el dinero, la ropa, el delito. De hecho, la imposibilidad de hablar en lunfardo es tan evidente que quienes usamos sus palabras, todos los porteos, en mayor o menor medida, usamos un porcentaje ms o menos bajo de los trminos lunfardos que conocemos (depender del contexto, del interlocutor, etc.); nadie en la vida real habla como Minguito, o como quienes quieren demostrar cunta calle tienen, y usan un lunfardismo detrs de otro. Eso es claramente artificial, es mera caricatura; o, en, todo caso, cuando se tiene el talento de Carlos de la Pa, es literatura.

Es importante sealar que el lunfardo y el tango nacieron en la misma poca y en el mismo lugar, pero han podido (y pueden) vivir el uno sin el otro.

En las ltimas dcadas del siglo XIX y en las primeras del siglo XX (aproximadamente entre 1875 y 1914), una gran inmigracin europea lleg a la Argentina, y buena parte de ella se asent en la creciente ciudad de Buenos Aires, especialmente en sus arrabales o en conventillos, donde tenan como vecinos a integrantes de las clases bajas locales. As, en 1855 Buenos Aires tena 92000 habitantes, y en 1914, 1576000. Entre 1869 y 1914, la poblacin extranjera fue mayor o igual que la local; por ejemplo, en 1887 la ciudad tena 432000 habitantes: 228000 eran extranjeros (138000, italianos) y 204000 eran argentinos.

El mayor nmero de extranjeros provena de Italia (especialmente de Liguria) y Espaa. Se trataba, en su amplia mayora, de hombres jvenes solteros. En 1869, de cada 5 varones de entre 15 y 35 aos, cuatro eran extranjeros (dos de ellos, italianos). Se produjo de esta forma un fenomenal desequilibrio demogrfico: en 1855, vivan en Buenos Aires 46000 hombres y 46000 mujeres; en 1887, 243000 hombres y 190000 mujeres; en 1914, 850000 hombres y 726000 mujeres. Estas condiciones fueron inmejorables para el auge de la prostitucin.

Y a la hora de divertirse, los jvenes extranjeros coincidan con los jvenes criollos, los compadritos, en los prostbulos. All, el inmigrante iba como cliente, y el compadrito, como cliente o como fiolo (proxeneta) de una o ms mujeres. Con el paso de los aos, tambin los extranjeros incursionaron en el negocio de la prostitucin, especialmente franceses y polacos de origen israelita.

En estos sitios comenz a tocarse y a bailarse el tango. Un pianista o un pequeo conjunto (an sin bandonen, incorporado en la primera dcada del siglo XX) amenizaban la tertulia y ejecutaban piezas bailables algunas de ellas, tangos o prototangos que las trabajadoras compartan con los clientes antes de pasar a las habitaciones. Varios de esos tangos tenan como letra coplas obscenas en las que no faltaban palabras lunfardas referidas al sexo. Fue en los prostbulos, entre otros lugares de interaccin (como los patios de los conventillos, por ejemplo), donde algunas de las palabras de los inmigrantes fueron escuchadas por los compadritos, y comenzaron a ser utilizadas por ellos.

Fueron los periodistas Benigno Lugones entre ellos quienes tomaron nota del avance de estas palabras en el habla portea y lo reflejaron en sus artculos; pero repararon fundamentalmente en las palabras usadas por los delincuentes. El mismo enfoque tuvieron investigadores como Luis Drago o Antonio Dellepiane, que publicaron sendos libros tratando el tema desde ese punto de vista. De hecho, la asociacin entre este vocabulario y el delito se da a partir del nombre que se le dio a aquel: lunfardo es la palabra que usaban los ladrones para nombrarse a s mismos. Ciertas palabras, en efecto, pertenecan a la jerga de los delincuentes, pero muchas otras correspondan al mbito de la vida cotidiana. As, ya en 1887 Juan Piaggio, otro periodista, tuvo una visin ms amplia y acu la expresin "argentinismos del pueblo bajo" al notar que no se trataba de una jerga de maleantes.

Con algunas de esas palabras aportadas por los inmigrantes y con otras que circulaban en la ciudad provenientes del gauchesco se form el lunfardo. El italiano se consolid como idioma de toda Italia recin despus de la segunda guerra mundial; en la poca que tratamos, tenan amplia primaca las lenguas regionales, que eran las que hablaban la mayora de los inmigrantes. As, de las palabras tradas por quienes venan a hacer la Amrica se destacan las que llegan desde los dialectos italianos (especialmente, el genovs), como amurar o biaba, junto con algunas francesas, especialmente las referidas a la vida nocturna garonnire 'vivienda de soltero', pris o priss 'pulgarada de cocana'. Tambin, las aportadas por otros grupos extranjeros (papirusa, del polaco; bondi, del portugus). Por algn motivo que desconozco, casi no hay palabras de las lenguas regionales espaolas, pese al importante nmero de inmigrantes ibricos.

A travs del gauchesco llegaron indigenismos (cancha, pucho), afronegrismos (quilombo, mandinga) y arcasmos espaoles (aguaitar, espichar); en este grupo se cuentan palabras del cal (dialecto de los gitanos espaoles) como araca y mangar, junto con palabras de la germana (dialecto de los bajos fondos espaoles del siglo XVIII) como runfla y taita. Con respecto a las palabras aportadas por los negros, no hay que olvidar que constituan un porcentaje importante de la poblacin durante la primera mitad del siglo XIX. Estas palabras se consolidaron a mediados de ese siglo, debido a la interaccin entre argentinos, uruguayos y brasileos en los ejrcitos que pelearon tanto en guerras internas como en la de la Triple Alianza.

Adems de esas dos ramas principales, integran el vocabulario lunfardo palabras inventadas (algunas, a travs del intercambio de la posicin de las slabas, procedimiento conocido como vesre ortiba, feca, y otras de origen incierto, como mandanga o trolo) y palabras castellanas resignificadas (marrn 'ano', moco 'error importante'). Este tipo de palabras ha crecido en porcentaje dentro del conjunto de palabras lunfardas a medida que ha transcurrido el tiempo.

Si afirmamos que el lunfardo es slo un vocabulario, un conjunto de sinnimos que cada hablante usa para dar un matiz a su discurso, esto se debe en enorme medida a la escuela pblica. En efecto, el alud inmigratorio fcilmente pudo hacer que surgiera un nuevo idioma, o, al menos, un dialecto, producto del cruce de tantas lenguas, tantos registros; especialmente si tenemos en cuenta al menos dos situaciones: la falta de medios de comunicacin masivos que ayudaran a fijar el castellano, y, sobre todo, los escasos conocimientos de los inmigrantes, en su amplia mayora pobres, y en buena medida, casi analfabetos. Fue la escuela pblica la que fij el castellano como lengua de la Argentina, la que hizo que el cocoliche quedara reducido a la condicin de habla de transicin (el habla de quien est haciendo el cambio, adaptndose a un nuevo idioma); la que, en fin, hace que pensemos en castellano y sobre esas palabras ortodoxas, luego, decidamos salpicar el discurso con alguna heterodoxa.

Con los aos, el lunfardo fue extendindose por todas las clases sociales, a partir de la difusin que le dieron las letras de tango, el teatro (fundamentalmente, los sainetes) y cierto periodismo popular, y debido, asimismo, a la movilidad social, que llev a muchas personas que en esa poca vivan en la pobreza a los estratos medios y altos de la sociedad.

Ese periodismo popular y los sainetes menguaron o desaparecieron hacia finales de los aos 20, y la ligazn tango-lunfardo se hizo ms notoria. En la dcada del 30, el tango, a travs de la radio, llev masivamente estas palabras a hogares donde con toda probabilidad se las conociera; pero, sobre todo, ayud a darles cierta legitimacin, ya que a menudo se las consideraba como algo a superar, algo que deturpaba el lenguaje, algo propio de las clases bajas.

Ya a mediados de la dcada del 20, comenzaron a surgir autores de letras de tango que prescindan de las palabras lunfardas, como Homero Manzi, que apenas las usa. Para ese tiempo, tambin, cambia, aunque sea parcialmente, la temtica de los tangos, y estos comienzan a abandonar lentamente las historias del bajo fondo (ms propicias, a priori, para las palabras lunfardas) y se interesan por la nostalgia, como Manzi, o la moral, como Discpolo.

A comienzos de la dcada del 40, la presin de los grupos puristas se hizo sentir, y el lunfardo fue prohibido en la radio. No hubo una ley ni un decreto que lo censurara. Probablemente, se haya tratado de una orden interna, verbal o escrita, del organismo que regulaba las comunicaciones, o de una reinterpretacin del marco legal vigente. Los autores debieron cambiar las letras de sus tangos que contenan palabras lunfardas, o resignarse a que no se los difundiera. Obviamente, los tangos compuestos en aquellos aos carecan de lunfardismos. El gobierno de Pern, tambin de un modo impreciso, puesto que no hay documentos de ello, levant la prohibicin a finales de la dcada del 40.

A partir de mediados de la dcada del 50, el tango comienza a decaer, y junto con l todo lo referido a la cultura popular. Hay quienes resaltan la coincidencia temporal entre esta decadencia de lo popular y el derrocamiento del gobierno de Pern. Como fuere, los productos culturales difundidos por la radio y la novedosa televisin cambiaron; al mismo tiempo, fueron quedando atrs los lugares y las costumbres de los que hablaban los tangos.

Pero, a finales de los aos 60, surge el llamado rock nacional, originariamente llevado adelante por grupos de jvenes que no participaban de la masificacin propuesta, y nuevas palabras comienzan a surgir. La cultura rock es el soporte en el que circulan palabras como plida o copar. Si esas palabras pueden ser consideradas lunfardas es asunto de discusin. Personalmente, creo que un hecho que se produjo recin en la segunda mitad de la dcada del 80 permite juzgarlas como tales. Hablo de la masificacin del rock que fue lenta pero incesante en los 70, y exponencial a partir de la guerra por las Malvinas y de su llegada a las clases bajas de Buenos Aires, junto con una revalorizacin de lo popular, en la que mucho tuvieron que ver Sumo, los Redonditos de Ricota y los grupos punks de la poca.

La recuperacin de la calle, de la vivencia cotidiana, la reivindicacin de la esttica de la ginebra de Sumo, la urgencia y lo explcito de las letras punks y el pblico que comenz a seguir masivamente a los Redondos contrastaban radicalmente con las alucinaciones solipsistas de Spinetta o la vocacin de estrella del subdesarrollo de Charly Garca.

A partir de esa poca, las palabras que podramos llamar "de los jvenes" o "del rock" comenzaron a circular en boca de estos jvenes junto con palabras del lunfardo que podramos llamar "tradicional" o "del tango", nombrando una misma realidad sin que se noten los cien aos que las separan. As, nos encontramos con la convivencia de yuta y fumanchero, de faso (aunque resignificada; ya no 'cigarrillo', sino generalmente 'cigarrillo de marihuana') y pete.

Esa lnea se profundiz en los aos 90, con grupos entre los cuales se destacan por su masividad La Renga, Los Piojos, Divididos y hasta Los Caballeros de la Quema, cuyo cantante y letrista, Ivn Noble, es seguramente quien ha utilizado ms lunfardismos en sus canciones. Por otra parte, en los ltimos aos de esa dcada, algunos grupos de la llamada "msica tropical" comenzaron a desarrollar en sus letras una temtica completamente distinta de la habitual: Guachn, Yerba Brava y Flor de Piedra abrieron el camino de lo que popularmente se conoce como "cumbia villera". Estas canciones no siempre son un mero estribillo, generalmente con doble sentido, y, con suerte, algunos versos ms o menos referidos a aquel. Por el contrario, nos encontramos con canciones que describen (con todas las salvedades que pueden hacerse) ambientes de la clase baja, muchas veces marginales, con crudeza y de un modo explcito.

Por ejemplo, El pibe cantina, de Yerba Brava, hace transcurrir, creo que por primera vez, una historia narrada por la msica popular en una villa de emergencia; y lo hace con una naturalidad apabullante desde esos dos versos iniciales que ya son clsicos: "En los pasillos de la villa se comenta / que el pibe cantina se sac la lotera". Esta forma musical no solo introdujo nuevos escenarios y nuevas situaciones en la msica popular (es insoslayable Los pibes chorros, del grupo homnimo, cancin que narra el asalto a un banco en primera persona y que contiene otros versos que marcan la poca: "Estamos todos jugados, / nada nos importa ya. / Sigamos haciendo quilombo, / la yuta no nos va a llevar"), sino que sirvi de soporte a un numeroso grupo de palabras usadas en los ambientes descriptos por esas canciones para trascender si no a la sociedad toda, al menos a buena parte de ella. Lamentablemente, sus propias limitaciones y la censura llevada adelante por el gobierno del presidente Duhalde han constituido un escollo difcil de superar y que quiz sea insalvable para esta forma de expresin.

Como en todo idioma, dialecto, vocabulario, etc., con el paso de los aos, algunas palabras han desaparecido (afnaf ), otras han permanecido (cana), algunas han surgido (masa), otras se han resignificado (grela) y hasta hay algunas (pibe) que han sido admitidas en el Diccionario de la Real Academia Espaola.

No obstante, la desaparicin del uso cotidiano de palabras como amurar, embrocar o fesa en absoluto permite inferir una merma en el uso del vocabulario lunfardo. Si tomamos, por ejemplo, la ltima edicin del Diccionario de la Real Academia Espaola, editada en 2001, y comparamos las palabras que registra con las que trae una edicin de la primera mitad del siglo XX, veremos que la diferencia es notable. Pues bien, en los dialectos, argots, vocabularios marginales (o marginados), etc., debido a su intrnseco dinamismo, mucho mayor que el de los idiomas, esas variaciones son enormemente ms frecuentes.

Por poner otro ejemplo: si tomamos las obras de Cervantes, Quevedo y otros autores del siglo de oro de la literatura espaola, encontraremos unas cuantas palabras desconocidas, una ortografa distinta de la actual e incluso una sintaxis diferente, todo lo cual complica la inteleccin de esas obras. Pese a todo esto, nadie duda de que estn escritas en espaol. Con esto quiero decir que la desaparicin de algunas palabras (o una permanencia limitada a obras artsticas, como el verbo amurar, inmortalizado por el tango Mi noche triste, que comienza "Percanta que me amuraste...") para nada tiene su correlacin con la a veces mentada desaparicin del lunfardo.

Nadie pretende que hablemos en lunfardo (porque, como ya hemos visto, es imposible) ni que usemos ms palabras lunfardas. En cambio, es importante que se lo reconozca como una parte insoslayable de la cultura popular portea y, por ende, argentina. Sin embargo, an hoy debe soportar prejuicios similares a los de hace dcadas; sobre todo, dos que son clsicos: que deforma o deturpa el idioma y que est vinculado indisolublemente al delito. Este ltimo, el ms necio y el que ms muestra la hilacha de la discriminacin, ha quedado desacreditado para quien quiera verlo por distintos trabajos, empezando por Lunfarda, de Jos Gobello. El otro, vinculado con la deformacin del idioma, parte de un supuesto equivocado: si el uso del lunfardo es un uso consciente, tenemos que saber que hay una palabra correcta para, luego, sobre ella, usar una alternativa. Es llamativo que quienes se preocupan por esas supuestas deformaciones no noten que la avalancha de extranjerismos a la que estamos expuestos especialmente, anglicismos da a da nos presenta palabras ajenas a la fontica espaola que reemplazan a otras ya existentes; que agrega a algunas palabras significados que tienen sus parnimas inglesas; que modifica construcciones e incorpora incluso variantes sintcticas impropias.

Seguramente no todos los porteos tienen una idea clara de lo que es el lunfardo, pero eso tampoco puede ser usado como prueba por quienes aseguran que el lunfardo est agonizando, o simplemente extinguido. No todos los porteos sabemos de tango, no todos comemos asado, no todos tomamos mate ni a todos nos gusta el dulce de leche. Ms all de las diferencias en cuanto a qu es exactamente el lunfardo, creo que nadie que profundice un poco en el tema puede hacer seriamente esas consideraciones agoreras sobre el lunfardo. Una buena prueba de su vigencia est en las ya mencionadas letras de grupos de rock o de cumbia, enormemente populares especialmente entre los jvenes en la actualidad.