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Las conocidas técnicas constructivas utilizadas du- rante la colonia española y en la iniciada república del Ecuador, tuvieron un alcance que perduró hasta bien entrado el siglo XX. La construcción tradicional española con materiales como la piedra, el ladrillo, el tapial, el adobe, la madera o la teja, junto a la intro- ducción de sistemas más elásticos, menos rígidos y pesados para dar una mejor respuesta a los continuos movimientos telúricos, fueron una constante en la ar- quitectura civil y religiosa a lo largo de los siglos co- loniales 1 , hasta la introducción de nuevas técnicas y modelos arquitectónicos producto de la recuperación económica del país de finales del siglo XIX, patentes más bien en los grandes edificios administrativos e infraestructuras. La tradicional mano de obra junto a la natural se- lección de materiales de acuerdo a las zonas geográ- ficas otorgaron a cada ciudad de la sierra ecuatoriana su propia identidad, el carácter de las ciudades colo- niales fue, en suma, una consecuencia del sitio natu- ral y de los materiales empleados en su construcción 2 , en esta medida la ciudad de Ambato 3 , a través del uso de la piedra pishilata, de origen vol- cánico, más liviana y fácil de trabajar, llegó a tener una característica propia, aunque no fue sino hasta fi- nales del siglo XIX e inicios del XX cuando su uso fue generalizado, reemplazando a los tradicionales muros de adobe y tapial, empleándose tanto como material escuadrado para ser enlucido, como también más pulido para dejarlo visto en algunos edificios re- presentativos (figura 1). Su calidad tuvo una respuesta satisfactoria con las conocidas modernizaciones de fachadas, tan común en las ciudades de la sierra a finales del siglo XIX 4 , a través de las cuales se integraba una nueva ornamen- tación a las sencillas fachadas 5 ; así como también para la ejecución completa de nuevos edificios 6 y de las primeras villas del siglo XX en la estrenada ciu- dad jardín (figura 2). Este cambio permitió a la ciu- dad de Ambato tener una nueva imagen apenas alte- rada hasta el terremoto de 1949; el llamado estilo republicano propio de aquella época en la que el país vivió uno de sus mejores momentos, se apropió del centro histórico con el influjo de las corrientes arqui- tectónicas europeas de ascendiente clásico (figura 3). La construcción tradicional en Ambato - Ecuador, a finales del siglo XIX y principios del XX. La piedra Pishilata Fabián S. López Ulloa Figura 1 Instituto Simón Bolívar (foto del autor 2004) Huerta, Santiago y Fabián López Ulloa (eds.). 2013. Actas del Octavo Congreso Nacional de Historia de la Construcción. Madrid, 9-12 de octubre de 2013. Madrid: Instituto Juan de Herrera.

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Page 1: Archivo Digital UPM

Las conocidas técnicas constructivas utilizadas du-rante la colonia española y en la iniciada repúblicadel Ecuador, tuvieron un alcance que perduró hastabien entrado el siglo XX. La construcción tradicionalespañola con materiales como la piedra, el ladrillo, eltapial, el adobe, la madera o la teja, junto a la intro-ducción de sistemas más elásticos, menos rígidos ypesados para dar una mejor respuesta a los continuosmovimientos telúricos, fueron una constante en la ar-quitectura civil y religiosa a lo largo de los siglos co-loniales1, hasta la introducción de nuevas técnicas ymodelos arquitectónicos producto de la recuperacióneconómica del país de finales del siglo XIX, patentesmás bien en los grandes edificios administrativos einfraestructuras.

La tradicional mano de obra junto a la natural se-lección de materiales de acuerdo a las zonas geográ-ficas otorgaron a cada ciudad de la sierra ecuatorianasu propia identidad, el carácter de las ciudades colo-niales fue, en suma, una consecuencia del sitio natu-ral y de los materiales empleados en suconstrucción2, en esta medida la ciudad de Ambato3,a través del uso de la piedra pishilata, de origen vol-cánico, más liviana y fácil de trabajar, llegó a teneruna característica propia, aunque no fue sino hasta fi-nales del siglo XIX e inicios del XX cuando su usofue generalizado, reemplazando a los tradicionalesmuros de adobe y tapial, empleándose tanto comomaterial escuadrado para ser enlucido, como tambiénmás pulido para dejarlo visto en algunos edificios re-presentativos (figura 1).

Su calidad tuvo una respuesta satisfactoria con lasconocidas modernizaciones de fachadas, tan comúnen las ciudades de la sierra a finales del siglo XIX4, através de las cuales se integraba una nueva ornamen-tación a las sencillas fachadas5; así como tambiénpara la ejecución completa de nuevos edificios6 y delas primeras villas del siglo XX en la estrenada ciu-dad jardín (figura 2). Este cambio permitió a la ciu-dad de Ambato tener una nueva imagen apenas alte-rada hasta el terremoto de 1949; el llamado estilorepublicano propio de aquella época en la que el paísvivió uno de sus mejores momentos, se apropió delcentro histórico con el influjo de las corrientes arqui-tectónicas europeas de ascendiente clásico (figura 3).

La construcción tradicional en Ambato - Ecuador, a finalesdel siglo XIX y principios del XX. La piedra Pishilata

Fabián S. López Ulloa

Figura 1Instituto Simón Bolívar (foto del autor 2004)

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Huerta, Santiago y Fabián López Ulloa (eds.). 2013. Actas del Octavo Congreso Nacional de Historia de la Construcción. Madrid, 9-12 de octubre de 2013. Madrid: Instituto Juan de Herrera.

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La presente comunicación pretende dar a conocerel valor constructivo de la piedra pishilata como al-ternativa local al conjunto de las técnicas vernáculasde la sierra central del Ecuador, recurso que poco seha estudiado y apenas ha sido valorado, tributandoasí un reconocimiento a quienes lo forjaron, en arasde fomentar su protección y conservación.

LA CASA AMBATEÑA

A finales del siglo XIX los tipos y materiales de lacasa tradicional ambateña pervivían según el modelode la casa andaluza implantado en la colonia españo-la, organizada con grandes habitaciones en torno a unpatio central, adonde se llegaba desde la calle a tra-vés de un zaguán normalmente localizado en el cen-tro de la fachada7, pero ya muy pocas mantenían lostraspatios y huertas8. Las variaciones de los tiposconstructivos como en cualquier ciudad no eran sinoel reflejo de las condicionantes de orden social y eco-nómico, manifestadas en el tamaño de la parcela, laubicación de la vivienda y el empleo de los materia-les de construcción, así algunas casas más represen-tativas, normalmente en dos alturas y ubicadas entorno a la plaza principal, articuladora del núcleocentral, tenían además pórticos de piedra (figura 4).

En éste núcleo, la planta baja se edificaba a nivelde la calle, facilitando la instalación de comercios,mientras que las casas destinadas exclusivamentepara vivienda, se construían sobre elevando dicho ni-vel en torno a cincuenta y cien centímetros, distanciaque podía tener notables diferencias y variaciones ti-pológicas, conforme se construía hacia los desniveles

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Figura 2Villa del barrio Miraflores (foto del autor 2013)

Figura 3Casa de piedra vista original en la calle Quito (foto del au-tor 2007)

Figura 4Casas con pórticos de piedra frente al parque Juan Montal-vo (foto del autor 2004)

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más pronunciados de la ciudad situados hacia el no-roccidente. La elevación del nivel solo se hacía paralas habitaciones, el patio mantenía el nivel del terre-no y era normalmente empedrado (figura 5).

Las modernizaciones de fachadas de finales del si-glo XIX, y los nuevos edificios con un aire afrance-sado, le dieron a Ambato, con el uso de la piedra pis-hilata, un medio original de expresión9, así, mientrasen otros lugares se trabajaba el ladrillo, la piedra pó-mez o la cangahua, para lograr molduras y frisos, enAmbato se labraba la piedra pishilata, en ambos ca-sos con la finalidad mayoritaria de ser enlucidos concal y arena10, debido a su estructura sensible a la hu-medad (figura 6), salvo algunos edificios representa-tivos trabajados con una calidad de piedra más com-pacta para poder dejarla vista. El clima templadoseco de Ambato coadyuvo a que este tipo de piedrafuera una solución idónea11; para los zócalos usual-mente se empleó otros tipos de piedra más resistentecomo la andesita. Pero para los edificios de nuevaplanta se comenzó también a emplear la piedra pishi-lata no solo en fachadas sino en muros interiores, op-timizando también la disponibilidad del espacio, conuna disminución considerable del ancho de los ante-riores muros de adobe y tapial de en torno a un metrode ancho por muros cercanos a la mitad de dicho es-pesor, el esquema de patios y pórticos se siguió man-teniendo.

Para el año 1949 cuando la ciudad de Ambato su-frió uno de los mayores terremotos de su historia12 ensu actual asentamiento, el núcleo central de su centro

histórico se encontraba plenamente consolidado conuna arquitectura tradicional edificada en más de cienmanzanas principales cuyo trazado original en dame-ro no había variado desde que la ciudad fue reubica-da en este lugar tras el terremoto de 169813, agluti-nando los distintos tipos constructivos con bastanteregularidad de nivel entre si, al ubicarse sobre un te-rreno de baja pendiente, flanqueada al suroriente porla loma de Bellavista y por el noroccidente hacia ungran barranco en torno al serpenteante río Ambato.

En el terremoto de 1949, la ciudad no quedó de-vastada como se suele mencionar (figura 7) «sin em-bargo, una mínima fisura, un tejado desprendido o unsegmento destruido motivaron el derrocamiento deinfinidad de edificios, incluidos los muros y la torrede la catedral que había perdido sus bóvedas, provo-cándose entonces el verdadero desastre. Una malapolítica de modernidad, generó la planificación de lanueva ciudad, pasando por alto la conservación delCentro Histórico que, con el tiempo, daría paso a lacasi total desaparición del antiguo conjunto arquitec-tónico, con un plan de reordenamiento urbano queincluía el ensanche de las calles, detenido en el tiem-po por factores económicos, pero que veinte añosdespués, tomaría fuerza a partir de una corriente es-

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Figura 5Patio central de la casa del poeta Juan Montalvo (foto delautor 2004)

Figura 6Degradación del enlucido original en un muro de piedrapishilata en la calle Simón Bolívar (foto del autor 2005)

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peculativa del suelo»14. Apenas en los últimos añosse ha tomado conciencia del valor patrimonial de lospocos edificios que han subsistido, lo que ha permiti-do a través de su intervención, conocer un poco mássobre su historia y sus métodos constructivos.

LA INTRODUCCIÓN DE LA PIEDRA PISHILATA

Con una densidad de 1,79 gr/cm3 y una resistencia ala compresión de 368,60 Kg/cm2 efectiva para cargasverticales de peso propio (Escorza 2010), la piedrapishilata se adaptó satisfactoriamente a la construc-ción tradicional de la sierra ecuatoriana, dando unabuena respuesta tanto en lo estético como en lo fun-cional al recurrente problema de los sismos. Esta pie-dra con origen en los procesos eruptivos del volcánTungurahua, está catalogada como una toba volcáni-ca en la categoría de rocas ígneas de consistencia li-gera y porosa, conformadas por la acumulación decenizas (Hurtado 2010). Las minas de piedra del sec-tor de Pishilata, que le dieron su nombre, abastecie-ron por largo tiempo a la industria de la construcciónno solo en Ambato sino en su área de influencia,prácticamente todos los cantones de la provincia de

Tungurahua de la cual es capital, integraron en suconstrucción este material, aun en el cantón más ale-jado, Baños de Agua Santa, en la entrada a la regiónamazónica, favorecido en su momento por el ferroca-rril al Curaray que llegó hasta la cercana ciudad dePelileo viejo, y que a su paso por Pishilata, en dondese instaló un campamento para su construcción (Fox1913, 85), obtuvo el respectivo beneficio de una fáciltransportación.

EL SISTEMA CONSTRUCTIVO

En 1771 el padre italiano Mario Cicala15 a través de sulibro sobre la entonces Provincia Jesuítica de Quito,hace una descripción de cómo eran las construccionesde Ambato, los materiales, la distribución y la orna-mentación de los espacios, para entonces con predo-minio de adobe y cubierta de teja, aunque deja señala-do que en algunas casas ya se utilizaba la piedrapishilata, habiendo también algunas con parte de ado-be y parte de tapias con cubiertas de paja16, aunque in-dica que el uso del abobe fue influido por su compañe-ro el padre Maugeri, que instó a los habitantes a queempezaran a fabricar sus casas con adobes (figura 8),ya que hasta entonces casi todas eran de tapias y cu-biertas de paja17. A su relato se suman las descripcio-

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Figura 7Panorámica de Ambato hacia 1950 (Paredes 2010)

Figura 8Sección de un muro de adobe de 1 m de ancho, en una casaen proceso de demolición frente a la plaza de la MedallaMilagrosa (foto del autor 2013)

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nes de varios viajeros y científicos que siguiendo a losrománticos europeos del siglo XIX también recalaronen Ecuador, coincidiendo en resaltar el uso de siste-mas constructivos acondicionados para dar una mejorrespuesta a los movimientos telúricos.

En la casa ambateña de finales del siglo XIX yprincipios del XX, prácticamente ya no se usaba ni eltapial ni el adobe. Las paredes perimetrales de laplanta baja se realizaban con piedra, es decir, murossoportantes constituidos por dos paramentos demampostería y un relleno interior de barro y casco-tes, pero en las fachadas su uso era completo hastados y tres pisos (figura 9). En algunas casas tambiénse usó la piedra para las divisiones internas del pri-mer piso18, aunque esto fue más común en las que seedificaron a principios del siglo XX, para el resto deparedes en todos los pisos y los hastiales, se usaba elbahareque19 confinado en los muros envolventes enuna estructura general de madera, y en los tabiquesinternos con chaguarqueros20, en ambos casos arma-dos con carrizos21 atados con sogas22 y relleno de ba-rro mezclado con paja (figuras 10, 11 y 12). En cuan-to a la madera fue muy común el uso del aliso, elarrayán o el capulí, y más tarde del eucalipto tras suintroducción al país a finales del siglo XX proceden-te de Australia.

Los chaguarqueros, los carrizos y las sogas, tam-bién se usaban para armar la base de las cubiertas deteja, de ahí la denominación de enchagllado para re-ferirse a este proceso por el cual, sobre los pares demadera que configuraban la estructura general de lacubierta, se colocaban los chaguarqueros para sopor-tar los entramados de carrizo, en donde se asentabauna cama o torta de barro para finalmente colocar lastejas (figura 13). Los chaguarqueros también se usa-ban para sostener el tumbado, elaborado también concarrizo y enlucido de barro. Los tumbados más mo-dernos eran de láminas de latón policromado de ori-

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Figura 9Conformación de un muro de fachada de piedra pishilata(foto del autor 2013)

Figura 10Muro y hastial de bahareque (foto del autor 2013)

Figura 11Armado típico de un muro de bahareque aparecido tras unademolición en la calle Maldonado (foto del autor 2013)

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gen francés, sostenidos a una estructura de tiras demadera que se ataba a la tradicional estructura del te-cho, este metal se usaba también en los distintoscomplementos del tumbado como molduras y frisos,y en algunos casos como recubrimiento para zócalos,paredes y columnas23.

Para las cimentaciones se usaba normalmenteotros tipos de piedra más duras e impermeables,como la andesita o la llamada piedra de agua, usual-mente obtenida del lecho de los ríos y quebradas,piedra que también se usó como pavimento, tanto enlas casas como en las aceras y calles, unas veces enforma natural como piedra bola y otras como ado-quín.

Para la estructura general de los pórticos y sus es-caleras se usaba la madera, incluyendo los corredoresde la planta alta, auque en algunas casas se recurría asencillas columnas circulares de piedra en la plantabaja, las cuales a su vez en las nuevas casas de fina-

les del siglo XX adquirieron variadas formas deacuerdo a los modelos clásicos. Los suelos de lospórticos se pavimentaban con ladrillos o materialespétreos en varias combinaciones llegando a incluirhuesos de animales.

CONCLUSIONES

La utilización de las técnicas vernáculas en la cons-trucción tradicional ambateña ha demostrado que si-guiendo el estricto proceso de adaptabilidad al lugara través del uso de la piedra pishilata, ha tenido unarespuesta satisfactoria a los sismos, principal proble-ma natural de la zona. El uso de esta piedra pishilatano ha hecho sino demostrar una respuesta favorable alas distintas condicionantes que se plantean a la horade compatibilizar la funcionalidad y la estética.

Se plantean cuestionamientos respecto al trata-miento que se está dando en la actualidad a las cons-trucciones realizadas con piedra pishilata, ya que lasdiversas calidades empleadas sea para ser vista o en-lucida, se están tratando por igual desde las mismasinstancias oficiales de protección del patrimonio, nopudiendo presumirse que cualquier edificación depiedra pishilata tenga que ser despojada de su enluci-do original, aduciendo motivos estéticos o peor aún

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Figura 12Sección orientativa de un armado típico de bahareque en untabique restaurado del Museo Martínez Holguín (foto delautor 2012)

Figura 13Sección orientativa de una casa tradicional ambateña (dibu-jo del autor 2013)

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falsas presunciones de originalidad, no asegurandopara la posteridad su conservación, y menos aún susentido fundamentalmente estructural.

NOTAS

1. «lo hicieron más como se construía en España quecomo lo hacían los nativos. Las casas de villas y cam-pos, se levantaron a imagen y semejanza de las de latierra madre» (Anhalzer 2003, 53).

2. (Hardoy 1983, 318).3. Ambato es la capital de la provincia de Tungurahua a

2577 metros sobre el nivel del mar. Es un núcleo co-mercial e industrial con una población de 329.856 habi-tantes (Censo INEC 2010).

4. «a la casa de infancia, al hogar de sus padres, sustituyeahora una extraña vivienda, con el ornamento que ledieron los nuevos dueños, con la belleza actual que pa-rece ocultar obstinadamente la vida de ayer, ya ajena ydesligada» (Arias 1926, 11).

5. «de esta manera se añadieron molduras, cornisas, falsascolumnas, balcones con ménsulas y moriscos; así comoremates de fachada, eliminando el clásico alero; mu-chos materiales ya no eran de primera mano, sino pro-ductos importados propios para una imponente arqui-tectura» (López 1996, 89).

6. El presidente Gabriel García Moreno dio inicio a una delas etapas más significativas en el desarrollo del Ecua-dor en el último tercio del siglo XIX, teniendo a Quitocomo centro neurálgico de los avances técnicos y cientí-ficos para cuyo desarrollo se contrató a varios profesio-nales extranjeros, y que pronto se irradió a toda la repú-blica. «En esta época se asistió en la capital ecuatorianaa un verdadero renacimiento constructivo con la edifica-ción de la Penitenciaría, el Puente y el Túnel de la Paz(diseñados por Reed), el Observatorio Astronómico (di-rigido por los padres Menten y Dressel), la Escuela deArtes y Oficios planteada por Schmidt, además de va-rios palacetes privados, como el del propio García Mo-reno con proyecto del ingeniero francés Sebastian Wis-se, el del hacendado Salvador Ordóñez y el Hotel Paris,obras dirigidas por Reed, o el de la familia León bajodiseño de Elbert» (Fernández 2006, 113).

7. «La casa americana era la andaluza; no la árabe, sino laducal parecida a la de la Roma antigua. La prueba estáen el mismo zaguán de entrada, que no se presentabaen ángulo, como en la casa mora, sino en línea recta,dejando ver el patio desde la calle por la puerta de en-trada» (Navarro 1960, 7).

8. «Ministros regios, caballeros y Sacerdotes venían deQuito para pasar sus vacaciones en Ambato donde ade-

más de las huertas y jardines que hay en todas las casas,es decir, dentro de la misma ciudad, los hay también fue-ra de ella, en los alrededores, por lo que toda la ciudadparece una deliciosa villa de campo entre una florestamuy amena verde y florida de árboles frutales y de jardi-nes siempre florecidos» (Cicala [1771] 1994, 354).

9. Las anteriores fachadas eran predominantemente llanasy apenas tenían los huecos necesarios para las puertas yventanas, teniendo solo en los portales, un medio paraexpresar la importancia de su propietario. Una de laspocas casas de tapial que se mantienen es la del afama-do escritor ecuatoriano del siglo XIX, Juan Montalvo,restaurada y conservada en dos ocasiones.

10. Es lamentable que en la actualidad se quite el enlucidode las fachadas de algunos edificios, para que se vea lapiedra, aduciendo motivos estéticos y que en la prácticanada ayudan a su conservación, siendo evidente además,en los edificios donde se lo ha realizado, que la disposi-ción del aparejo no corresponde precisamente a un traba-jo que se haya pretendido dejarlo visto. Con esta activi-dad no solo se está acelerando el deterioro de la piedra,sino que además se está perdiendo el testimonio de suenlucido original, junto con su acabado de textura y co-lor con elementos figurativos muchas veces ocultos trasvarias capas de pintura a lo largo del tiempo, y que es loque verdaderamente se debería recuperar, en un trabajoprofesional de intervención patrimonial.

11. La piedra vista de algunos edificios ha llegado a pre-sentar disgregaciones y descamaciones, un ejemplo loconstituyo la recientemente restaurada fachada de la es-cuela La Providencia, o el antiguo colegio Juan Mon-talvo de la calle Simón Bolívar, que finalmente fue de-rrocado.

12. El terremoto de 6,8 grados en la escala Richter afectó agran parte de la sierra central del Ecuador, incluida laciudad de Ambato, cuya iglesia matriz perdió sus bóve-das y parte de su frontón.

13. El terremoto y posterior alud de 1698 arrasó la ciudaden su antigua ubicación, localizada en la parte baja delactual asentamiento, a orillas del río Ambato.

14. (López, 2004, 58).15. El padre jesuita Mario Cicala vivió en Ambato por más

de doce años, siendo procurador de la recién fundadaresidencia de Ambato, el libro sobre la Provincia deQuito lo publicó en Italia, tras la expulsión de los jesui-tas ordenada por el rey Carlos III en 1767 (Cicala,[1771] 1994).

16. «casi todas las casas de la ciudad (y en el centro abso-lutamente todas), son construidas de adobe con sus te-chos cubiertos de teja: todas son bajas a causa de losfrecuentes terremotos y en cuadro perfecto con el patioen medio y con pórticos y corredores al derredor delpatio…En la calle real…la mayor parte son de piedrallamada de pishilata labrada con cinceles a manera de

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dedos, con mas de un palmo por cada lado, y con barro(de tierra negra mezclada con tierra amarilla), en vez decal» (Cicala, [1771] 1994, 355).

17. (Cicala, [1771] 1994, 355).18. En estos casos los muros de menor espesor apenas tení-

an relleno.19. El bahareque como forma de cerramiento en los hastia-

les es una característica propia de las casas ambateñas.20. «chaguarqueros, chabarqueros o mantaqueros (que

son los tallos largos de la flor de la cabuya)» (Navarro1960, 5)

21. El carrizo fue traído por los españoles y ha tenido di-versos usos en la construcción tradicional de la sierraecuatoriana, tanto para la arquitectura civil en tabiques,tumbados y techos, como para la religiosa por ejemplopara falsas bóvedas, permitiendo una respuesta más sa-tisfactoria a los movimientos telúricos.

22. Cuerda hecha de cáñamo proveniente de la cabuya opita, planta común de la sierra ecuatoriana.

23. Este recurso decorativo fue muy difundido en el Ecua-dor de entonces, véase por ejemplo lo que se dice sobreel afrancesamiento de Cuenca en la época republicana(Espinosa 2002).

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