apuntes para el prig

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Mijail Bajtín para la formulación de la categoría de análisis llamada “cronotopo” rechaza la idea kantiana de que los a-priori espacio y tiempo sean inherentes a la conciencia del sujeto. Acuerda en que son categorías (y que sin ellas no se puede conocer el mundo), pero considera que constituyen entidades cuya existencia es independiente de la conciencia. Para Bajtín, las nociones de espacio y tiempo son generadas por la materialidad del mundo y hasta pueden ser objetivables para su análisis. La noción de “cronotopo” que Bajtín extrapola de la física, expresa el carácter indisoluble del espacio y el tiempo, que, concebidos en vinculación con el movimiento y la materia, se configuran como sus propiedades, y, así, el tiempo puede ser una coordenada espacial: la cuarta dimensión del espacio. Esta noción nos permitirá interrogarnos acerca de cómo la articulación que el lenguaje literario efectúa entre las cualidades espaciales –extensión, homogeneidad o heterogeneidad, isotopía o distopía, etc.– y las temporales –duración, tiempo como dimensión existencial, ciclicidad, irreversibilidad y reversibilidad– (Bajtin, 1999) signa las representaciones como constelación de imágenes que integran imaginarios sociales fuertemente vinculados con distintos momentos históricos . Al momento de leer la serie literaria, artística o cultural la crítica indaga necesariamente esos imaginarios que interpelan y son interpelados por la literatura, generando una relación dialéctica entre la lectura de la obra como documento de una época y las configuraciones críticas del presente. En esa interacción, los críticos ponen en juego, de manera manifiesta o sesgada, concepciones de lo que es la literatura en tanto objeto de conocimiento o de saber. En consecuencia, sostenemos que la relación entre crítica y lenguajes artísticos, a partir de los juicios que articulan materiales y procedimientos con condiciones históricas concretas constituye un núcleo del proceso de valorización de la literatura, el arte y la cultura indisociable no sólo de los cambios de estatuto de lo literario, lo artístico y cultural sino de las atribuciones de la crítica en tanto discurso ético y político. Desde esa perspectiva, proponemos analizar distintos modos de leer la literatura, el arte y las producciones culturales argentinas, abordándolos no como prácticas naturalizadas sino como acciones críticas que funcionan gracias a la articulación de relaciones, prácticas y sentidos en un campo material de luchas por la hegemonía política y cultural. La experiencia estética suele ser un espacio válido para el diseño de subalternidades sobre las que el canon escribe su perceptiva y, simultáneamente, reflexiona sobre sí mismo: es sabido que los límites en las formas de actuar y conocer designan formas de subjetividad e identidades colectivas pero también una trama de reglas de producción y recepción de los géneros culturales (Spivak, 2003). En este sentido, la jerarquía sostiene el límite (lo que nos es acotable no puede generalizarse) como eficacia de la reactualización constante del canon. El conjunto integrador que administra esa desproporción entre dominante y subalterno, es la cultura misma, porque es el espacio preciso donde se distribuye la igualdad a través de una trama de diferencias reales. En ese sentido, proponemos analizar la relación que la crítica establece con las tradiciones nacionales en el corpus a delimitar, como un aspecto cultural dinámico en la lucha hegemónica y en la conformación de la identidad social, que constituye un instrumento ideológico para la legitimación de relaciones de poder y para la invención de orígenes nacionales (Williams, 2000). Desde esta perspectiva, la tradición no

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Resumen sobre el concepto de cronotopo literario en Mijail Bajtin

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Page 1: Apuntes Para El PRIG

Mijail Bajtín para la formulación de la categoría de análisis llamada “cronotopo” rechaza la idea kantiana de que los a-priori espacio y tiempo sean inherentes a la conciencia del sujeto. Acuerda en que son categorías (y que sin ellas no se puede conocer el mundo), pero considera que constituyen entidades cuya existencia es independiente de la conciencia. Para Bajtín, las nociones de espacio y tiempo son generadas por la materialidad del mundo y hasta pueden ser objetivables para su análisis. La noción de “cronotopo” que Bajtín extrapola de la física, expresa el carácter indisoluble del espacio y el tiempo, que, concebidos en vinculación con el movimiento y la materia, se configuran como sus propiedades, y, así, el tiempo puede ser una coordenada espacial: la cuarta dimensión del espacio. Esta noción nos permitirá interrogarnos acerca de cómo la articulación que el lenguaje literario efectúa entre las cualidades espaciales –extensión, homogeneidad o heterogeneidad, isotopía o distopía, etc.– y las temporales –duración, tiempo como dimensión existencial, ciclicidad, irreversibilidad y reversibilidad– (Bajtin, 1999) signa las representaciones como constelación de imágenes que integran imaginarios sociales fuertemente vinculados con distintos momentos históricos . Al momento de leer la serie literaria, artística o cultural la crítica indaga necesariamente esos imaginarios que interpelan y son interpelados por la literatura, generando una relación dialéctica entre la lectura de la obra como documento de una época y las configuraciones críticas del presente. En esa interacción, los críticos ponen en juego, de manera manifiesta o sesgada, concepciones de lo que es la literatura en tanto objeto de conocimiento o de saber. En consecuencia, sostenemos que la relación entre crítica y lenguajes artísticos, a partir de los juicios que articulan materiales y procedimientos con condiciones históricas concretas constituye un núcleo del proceso de valorización de la literatura, el arte y la cultura indisociable no sólo de los cambios de estatuto de lo literario, lo artístico y cultural sino de las atribuciones de la crítica en tanto discurso ético y político. Desde esa perspectiva, proponemos analizar distintos modos de leer la literatura, el arte y las producciones culturales argentinas, abordándolos no como prácticas naturalizadas sino como acciones críticas que funcionan gracias a la articulación de relaciones, prácticas y sentidos en un campo material de luchas por la hegemonía política y cultural.

La experiencia estética suele ser un espacio válido para el diseño de subalternidades sobre las que el canon escribe su perceptiva y, simultáneamente, reflexiona sobre sí mismo: es sabido que los límites en las formas de actuar y conocer designan formas de subjetividad e identidades colectivas pero también una trama de reglas de producción y recepción de los géneros culturales (Spivak, 2003). En este sentido, la jerarquía sostiene el límite (lo que nos es acotable no puede generalizarse) como eficacia de la reactualización constante del canon. El conjunto integrador que administra esa desproporción entre dominante y subalterno, es la cultura misma, porque es el espacio preciso donde se distribuye la igualdad a través de una trama de diferencias reales.En ese sentido, proponemos analizar la relación que la crítica establece con las tradiciones nacionales en el corpus a delimitar, como un aspecto cultural dinámico en la lucha hegemónica y en la conformación de la identidad social, que constituye un instrumento ideológico para la legitimación de relaciones de poder y para la invención de orígenes nacionales (Williams, 2000). Desde esta perspectiva, la tradición no involucra una simple supervivencia de obras del pasado, sino también una creación, una acción crítica de replanteamiento del pasado en función de un presente histórico.

Spivak, Gayatri, “¿Puede hablar el subalterno?, en Revista Colombiana de Antropología, volumen 39, enero- diciembre 2003, pp. 297-364