apuntes introductorios historia cultural

40
. Categorías y Debates . Historia cultural desde Colombia Historia Cultural_Taco.indd 3 5/03/12 15:01

Upload: natalia-mendoza

Post on 13-Dec-2015

22 views

Category:

Documents


2 download

DESCRIPTION

Historia cultural de Colombia y los debates entorno al tema.

TRANSCRIPT

Page 1: Apuntes Introductorios Historia Cultural

. Categorías y Debates .

Historia cultural desde Colombia

Historia Cultural_Taco.indd 3 5/03/12 15:01

Page 2: Apuntes Introductorios Historia Cultural

Historia Cultural_Taco.indd 4 5/03/12 15:01

Page 3: Apuntes Introductorios Historia Cultural

Bogotá D. C.2012

. Categorías y Debates .

Historia cultural desde Colombia

Max S. Hering Torres

Amada Carolina Pérez Benavides

E D I TO R E S

Pontificia Universidad

JAVERIANABogotá

Historia Cultural_Taco.indd 5 5/03/12 15:01

Page 4: Apuntes Introductorios Historia Cultural

Catalogación en la publicación Universidad Nacional de Colombia

Historia cultural desde Colombia. Categorías y Debates / editores Max S. Hering Torres, Amada Carolina Pérez Benavides. – Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Ciencias Humanas : Pontiicia Universidad Javeriana: Universidad de los Andes, 2012.

520 p.

Incluye referencias bibliográicas ISBN : 978-958-761-052-9

1. Cultura - Historia 2. Historiografía 3. Historia social 4. Representaciones sociales I. Hering Torres, Max Sebastián, 1973- ; ed. II. Pérez Benavides, Amada Carolina, 1974- ; ed.

CDD-21 306 / 2011

Historia cultural desde Colombia. Categorías y Debates

© Universidad Nacional de Colombia

© Universidad de los Andes

© Pontiicia Universidad Javeriana

© 2012, editores

Max S. Hering Torres

Amada Carolina Pérez Benavides

© 2012, varios autores

Grupo de investigación Prácticas Culturales, Imaginarios y Representaciones

(Max S. Hering Torres, dir.), indexado por Colciencias A1 en el 2010

y avalado por la Universidad Nacional de Colombia,

la Pontiicia Universidad Javeriana y la Universidad de los Andes.

Preparación editorial

Universidad Nacional de Colombia

Facultad de Ciencias Humanas

Centro Editorial

Corrección de estilo · Francisco Díaz Granados

Diseño y diagramación ∙ Diego Mesa Quintero

Imagen de cubierta ∙ Rafael Dussan, La pensadera, 2006, acrílico y carboncillo

sobre papel entelado, 50 x 35 cm, colección privada.

Web del artista ∙ www.rafaeldussan.com

Impreso por Javegraf

Impreso en Colombia

Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio, sin la

autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales.

Historia Cultural_Taco.indd 6 5/03/12 15:01

Page 5: Apuntes Introductorios Historia Cultural

Contenido

Agradecimientos

Apuntes introductorios para una historia cul-tural desde Colombia * Max S. Hering Torres, Amada Carolina Pérez Benavides * 15

i p a r t e : c a t e g o r í a s

prácticas

Prácticas sexuales y pasiones prohibidas en el Virreinato de Nueva Granada * Max S. Hering Torres, Jessica Pérez Pérez, Leidy J. Torres Cendales * 51

Del patrón-Estado al Estado patrón: la re-forma de indios de hacienda en ciudadanos * Soraya Maite Yie Garzón * 87

Prácticas de memoria - imaginarios de verdad: tres mujeres víctimas de la guerra en Colombia * María Victoria Uribe Alarcón * 117

Historia Cultural_Taco.indd 8 5/03/12 15:01

Page 6: Apuntes Introductorios Historia Cultural

imaginarios

Más allá de las columnas de Hércules: un emblema de la Modernidad temprana * Paolo Vignolo * 139

La Amazonia en sus imaginarios cinematográ-icos: 1914-1955. Apuntes preliminares * Óscar Guarín Martínez * 165

La movilidad espacial y la ciudad en el cine colombiano a finales del siglo XX * Óscar Iván Salazar Arenas * 193

representaciones

Un estudio de representación iconográica. ¿Un rey mago o un indio? * Yobenj Aucardo Chicangana-Bayona * 221

La autoridad y la virtud. Los retratos del Virrey Solís * Jaime Humberto Borja Gómez * 251

Historia Cultural_Taco.indd 9 5/03/12 15:01

Page 7: Apuntes Introductorios Historia Cultural

Representaciones y prácticas en las zonas de misión: los informes de los railes capuchinos *

Amada Carolina Pérez Benavides * 287

i i p a r t e : d e b a t e s

Historia social e historia cultural. Encuentros y desencuentros * Mauricio Archila Neira * 319

Estudios de la subalternidad, teoría poscolo-nial e historia cultural * Marta Cabrera * 335

Entre la historia intelectual y la historia cul-tural, una ambigüedad fecunda * Gilberto Loaiza Cano * 347

Historia regional en el marco de la historia cultural * Renzo Ramírez Bacca * 365

La naturaleza cultural de la historia ambien-tal y su rematerialización * Stefania Gallini * 377

Historia Cultural_Taco.indd 10 5/03/12 15:01

Page 8: Apuntes Introductorios Historia Cultural

Perspectivas culturales para hacer historia de la ciencia en Colombia * Stefan Pohl-Valero * 399

Las estructuras sociales de la economía * Heraclio Bonilla * 431

e p í l o g o

Acontecimiento y eventualización: debates historiográicos * Francisco A. Ortega Martínez * 447

a u t o r e s4 8 1

í n d i c e d e n o m b r e s4 9 3

í n d i c e d e m a t e r i a s5 0 1

Historia Cultural_Taco.indd 11 5/03/12 15:01

Page 9: Apuntes Introductorios Historia Cultural

15 ~ Apuntes introductorios para una historia cultural desde ColombiaMax S. Hering Torres1* Amada Carolina Pérez Benavides 2**

Preliminar y objetivo

Prácticas que coniguran representaciones e imaginarios, represen-taciones que constituyen imaginarios, imaginarios que dan sentido y se transforman en las formas del hacer... Parecería un juego de palabras, pero si se miran con detenimiento, se trata de formas de aproximación a la signiicación que caracterizan el quehacer de la historia cultural en cuanto posibilidad historiográica. Ahora bien, deinir la historia cultural se ha convertido en una difícil tarea en la medida en que esta pareciera estar de moda3 situación que presenta tanto ventajas como desventajas (Landwehr 6). Ventajas porque a raíz de este cambio se han ampliado las perspectivas metodológicas y temáticas del oicio de los historiadores, y desventajas en la medida en que se ha empezado a obviar y sobreentender esta corriente historiográica. De esta situación se ha deducido errónea-mente que la historia cultural no requiere un rigor teórico y metodoló-gico, convirtiéndose en ciertos casos solo en una etiqueta historiográica. Para muchos, incluso, no existe claridad sobre qué signiica hacer hoy en día historia cultural, lo que no es de sorprender, dado que en la his-

* Profesor Asociado del Departamento de Historia, Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá. Correo: [email protected].

** Profesora Asistente del Departamento de Historia, Pontiicia Universidad Javeriana. Correo: [email protected]

3 En Colombia esto se podría evidenciar, por ejemplo, en la alta participación de ponen-tes en la línea de historia cultural en el XV Congreso de Historia de 2010, en el notable incremento de líneas de investigación nacional en esta área y en su creciente presencia entre las palabras clave impresas por las editoriales en las contraportadas de los libros, y en las que emplean los bibliotecarios para catalogar las obras.

~

Historia Cultural_Taco.indd 15 5/03/12 15:01

Page 10: Apuntes Introductorios Historia Cultural

~ 16

His

toria

cu

ltu

ral

de

sd

e C

olo

mb

ia ·

Ca

teg

orí

as y

De

ba

tes

toriografía colombiana son escasos los trabajos que han discutido el giro cultural, sus métodos, sus categorías analíticas y sus planteamientos.

Algunas de las claves para entender dicha situación tal vez están relacionadas con el siguiente hecho: en el país, durante los años cuarenta, cincuenta e incluso en los años sesenta del siglo XX –década de la profesionalización universitaria de la historia–, se privilegiaron otras formas de hacer historia, como por ejemplo la historia de la economía,4 la historia social,5 la historia política6 y, en menor medida, la historia de las ideas.7 Lo anterior no quiere decir que la cultura haya estado ausente en los estudios históricos. Pero una cosa es analizar la cultura y otra cosa es hacer historia cultural. Es decir, mientras que en el primer planteamiento existe una preocupación por lo que solía y suele entenderse como cultura (literatura, arte, urbanismo, ballet, ópera e incluso folclor), en el segundo se discute la cultura en cuanto red de signiicaciones en la que se dirimen o refuerzan las relaciones de poder. En la historiografía colombiana –cuando se trabajaba con un acercamiento cultural– evidentemente existió un énfasis en el primer planteamiento, englobado como parte de los temas que reconstruía la Nueva Historia,8 que en Colombia, indudablemente, fue una tendencia heterogénea que ampliaba las perspectivas temáticas, teóricas y metodológicas en la historiografía nacional teniendo como referente tanto la propuesta de Annales como la historiografía marxista. Ejemplos representativos en los cuales se estudia lo político, lo social, lo económico, pero también la cultura como objeto son el Anuario colombiano de historia social y de la cultura (1963)9 y algunas obras enciclopédicas, como los tres tomos del Manual de historia de Colombia (1978-1980), dirigidos por Jaime Jaramillo Uribe, y los once tomos de la Nueva historia de Colombia10 (1989), editados por Álvaro Tirado Mejía con la asesoría de Jorge Orlando Melo y Jesús Antonio Bejarano.11

4 Por ejemplo, los trabajos de Nieto Arteta, Ospina Vásquez, Palacios y Kalmanovitz.5 Por ejemplo, Juan Friede, Liévano Aguirre, Medina, Aguilera y Aguilera y Vega.6 Por ejemplo, Guzmán, Umaña Luna y Fals Borda; Posada, Guillén Martínez, Sánchez

y Meertens; y Ortiz.7 Jaramillo Uribe (El pensamiento).8 Por ejemplo, Uribe Celis.9 Primera revista universitaria del país, fundada por Jaime Jaramillo Uribe en 1963 y edi-

tada por el Departamento de Historia de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá.

10 Vale la pena recordar que los primeros dos tomos eran una reedición del Manual de Historia de Colombia.

11 Para profundizar en el panorama historiográico hasta inales de los años sesenta, véa-se Orlando Melo (“Los estudios históricos“) y para un panorama hasta inales de los noventa, véase también de este autor “De la nueva historia”, un balance bastante com-

Historia Cultural_Taco.indd 16 5/03/12 15:01

Page 11: Apuntes Introductorios Historia Cultural

17 ~

Ap

un

tes i

ntr

od

uc

torio

s..

.

A pesar de los aportes de la nueva historia colombiana de los años setenta y ochenta, al revisar La historia al inal del milenio: ensayos de historiografía colombiana y latinoamericana (1994) se tiene la siguien-te impresión: en Colombia la historiografía cultural era prácticamente inexistente. Los estudios sobre el lugar de las signiicaciones en la historia del cuerpo, del género, de la vida privada y de los sentidos, por poner al-gunos ejemplos, no aparecían en la recopilación. No obstante este vacío, Bernardo Tovar rescata en su ensayo “Historiografía colonial”, publicado en la compilación anteriormente referenciada, los importantes avances de Germán Colmenares sobre la historia de las signiicaciones. Con base en el artículo de Colmenares (1987), señala que las relexiones del autor sobre la historia lo encauzaron “a meditar sobre una serie de problemas implicados en la historia cultural” (94), haciendo hincapié en lo imagina-rio, las signiicaciones, la relación con la antropología, la teoría y la crítica literaria. Aunque los últimos trabajos de Germán Colmenares anuncia-ban una nueva agenda de investigación, tal como lo describe Tovar, se trató de un itinerario “que la muerte le impidió transitar” (94).

Pese a que la Historia al inal del milenio nos deja la sensación de que la historia cultural no representaba una vertiente historiográica central para entonces, es importante señalar que desde los años ochenta y noven-ta las investigaciones que exploraban algunos de los métodos y los temas característicos de la historia cultural ya habían empezado a realizarse. Como ejemplos, se pueden citar los trabajos elaborados por Aída Martí-nez Carreño sobre la vida privada, en especial sobre la cocina (1985) y el vestido (1995); los de Renán Silva sobre la prensa (1988), las epidemias y la apropiación de modelos culturales (1992); el de Mauricio Archila sobre la forma como se conigura la identidad de la clase obrera (1991); el tra-bajo de Miguel Ángel Urrego sobre la sexualidad y la familia en Bogotá (1997); el de Pablo Rodríguez sobre los sentimientos y la vida familiar (1997); el trabajo de Catalina Reyes sobre la cotidianidad y la sociedad (1996); la edición de estos últimos dos autores sobre la historia de las mujeres (1995), y el artículo de Mauricio Archila titulado “Notas sobre la (nueva) Historia Cultural” (1999).

Pero no solo desde la historia se había trabajado con estos intere-ses, también desde los estudios sociológicos y de la comunicación que habían entrado en diálogo con la historia, como por ejemplo en el libro De los medios a las mediaciones de Jesús Martín-Barbero. En este se tiene

pleto en el cual se indican trabajos historiográicos de importancia así como premios, temas de congresos colombianos y proyectos de investigación.

Historia Cultural_Taco.indd 17 5/03/12 15:01

Page 12: Apuntes Introductorios Historia Cultural

~ 18

His

toria

cu

ltu

ral

de

sd

e C

olo

mb

ia ·

Ca

teg

orí

as y

De

ba

tes

en cuenta la signiicación y sus “dispositivos de producción, sus rituales de consumo, sus aparatajes tecnológicos y sus puestas en espectáculo, sus códigos de montaje, de percepción y reconocimiento” (9).12 En con-cordancia con lo anterior, también se debe tener en cuenta la publica-ción Cultura, política y modernidad, editada por Gabriel Restrepo, Jaime Eduardo Jaramillo y Luz Gabriela Arango. Sus colaboradores, entre ellos sociólogos, antropólogos e historiadores, trabajaron sobre historia cul-tural, por ejemplo: sobre la cultura popular y la Virgen de Guadalupe, investigó Carlos Monsiváis; sobre el honor, el reconocimiento y la liber-tad en la Colonia, Margarita Garrido; sobre la urbanidad de Carreño, Gabriel Restrepo y Santiago Restrepo, y sobre la cultura somática de la modernidad en Colombia, Zandra Pedraza. Por otra parte, algunas pu-blicaciones que interactuaban con la antropología, los estudios cultura-les, los estudios subalternos y la teoría poscolonial también propiciaron una relexión en relación con temáticas como la modernidad, la identi-dad, la otredad y las relaciones entre poder y memoria; tal es el caso de compilaciones como Teorías sin disciplina (Castro-Gómez y Mendieta, eds.), Museo, memoria y nación (Sánchez y Wills, comps.) y Memorias hegemónicas, memorias disidentes (Gnecco y Zambrano, eds.).

Durante el inicio del siglo XXI, se conirma el notable incremento de los trabajos que dialogaban –unos más, otros menos– con la historia cultural. Es sintomático que en el Balance y desafío de la historia de Colombia al inicio del siglo XXI, editado por Adriana Maya y Diana Bonnett (2003), se situara como primer artículo una réplica de Alberto Flórez Malagón (16) a los aportes de Jesús Antonio Bejarano (“Guía de perplejos”) y de Jorge Orlando Melo (“Medio siglo”), quienes habían tildado algunos trabajos de las nuevas generaciones de “naufragio” (“Guía de perplejos” 324) y de contribución irrelevante para la historia nacional (“Medio siglo” 21). De hecho, esta forma de interpretar la historia cultural sigue vigente, por ejemplo, cuando se describe como “historia light” para consumo de damas rosas (Vega). Pero, a pesar de los anteriores juicios de valor, el interés sobre otras formas de hacer historia ha ido en aumento durante la última década. Basta recordar los trabajos de Aída Martínez Carreño y de Pablo Rodríguez, esta vez sobre el tema de la prostitución (Placer, dinero y pecado); el libro de Jaime Borja sobre la construcción del idólatra en las crónicas de la Conquista (Los indios medievales); el estudio de Renán Silva sobre Los ilustrados de Nueva Granada y el que

12 Véase también el trabajo de Jesús Martín-Barbero coeditado con Fabio López de la Roche o incluso el concepto de cultura política discutido por este último autor.

Historia Cultural_Taco.indd 18 5/03/12 15:01

Page 13: Apuntes Introductorios Historia Cultural

19 ~

Ap

un

tes i

ntr

od

uc

torio

s..

.

analiza la manera como surge un conjunto de representaciones sociales que deinen y localizan una cultura como popular (República Liberal); los trabajos de Diana Luz Ceballos (“Quyen tal haze que tal pague” y Prácticas, territorios y representaciones en Colombia 1849); el libro Pensar la cultura, compilado por Ana Luz Rodríguez, y las investigaciones de Alfonso Múnera (Fronteras imaginadas), Julio Arias Vanegas (Nación y diferencia), Santiago Castro (La hybris del punto cero), Yobenj Aucardo Chicangana-Bayona (Historia, cultura y sociedad colonial), Max S. Hering Torres (Cuerpos anómalos) y Bernardo Tovar (Diversión, devoción y deseo). Sería exagerado pretender reducir todos estos trabajos al rótulo de la historia cultural, pero es indudable que no solo tocaron aspectos importantes de ella, sino que también la ayudaron a pensar desde un contexto colombiano.

A la luz de este estado del arte –que no pretende ser exhaustivo ni desdice de las virtudes de los trabajos relacionados–, presentar una relexión sobre la historia cultural en términos historiográicos y con-ceptuales sigue siendo una importante tarea en el ámbito colombiano. De tal punto de partida surgió el objetivo del presente libro: relexionar sobre la historia cultural producida en Colombia y sobre algunas de sus categorías analíticas, ijando su discusión en su contexto historio-gráico. Para cumplir con este propósito, el libro se estructuró en dos partes principales. En la primera se elaboran casos de estudio concretos en la historia cultural, que se precisan por su objeto de investigación, pero sobre todo a partir de tres categorías analíticas: prácticas, imagi-narios y representaciones. La relexión sobre dichas categorías surge de las discusiones que los integrantes del grupo de investigación Prácticas Culturales, Imaginarios y Representaciones han realizado al respecto de ellas y de las aproximaciones que les han resultado útiles para dar cuenta de sus temas de estudio. En la segunda parte se presenta un foro de debate en torno a la historia cultural y sus diálogos con otras vertientes historiográicas. El libro cierra con un epílogo en el que se discute la categoría analítica de acontecimiento-eventualización a la vez que se plantean algunos puntos de encuentro entre la historia cultural y la nueva historia política. Cabe resaltar que el libro es el fruto de un proceso de discusión dentro del grupo, cuyas reuniones estuvieron dedicadas durante el año 2009 a estudiar el carácter heurístico de las categorías analíticas que le dan nombre. Tal discusión buscaba analizar las herramientas que dichas categorías brindan a la hora de plantear investigaciones históricas que tienen como preocupación las signiica-ciones y las relaciones de estas con el poder, investigaciones que, por

Historia Cultural_Taco.indd 19 5/03/12 15:01

Page 14: Apuntes Introductorios Historia Cultural

~ 20

His

toria

cu

ltu

ral

de

sd

e C

olo

mb

ia ·

Ca

teg

orí

as y

De

ba

tes

su carácter, implican también –como analizaremos posteriormente– una relexión sobre la historia como disciplina. Por su parte, en el 2010 se llevó a cabo un debate sobre los artículos escritos para el libro. Se trata entonces de un trabajo colectivo y, como se explicará más adelante, en el proceso editorial se ha intentado visibilizar dicho debate y mantener la discusión abierta sobre lo que signiica aproximarse a la historia cultural desde Colombia. Pero, antes de continuar con la presentación del libro y en aras de enmarcar su aporte, es pertinente brindar un panorama con-ceptual de la historia cultural.

Algunas consideraciones

sobre historia cultural

Con el ánimo de diferenciar la vieja historia cultural de la historia cultural de los años setenta y ochenta, esta última fue adjetivada por algunos como “nueva”: la nueva historia cultural. Pero hablar, hoy en día, de nueva historia cultural es de por sí problemático. Primero, todo lo que se bautiza como “nuevo”, “moderno”, “contemporáneo”, con el paso del tiempo está destinado a dejarlo de ser. Segundo, la “nueva” historia cultural tiene tantos antecedentes historiográicos en los que se apoya en términos epistemológicos que incluso para los años ochenta fue osado denominarla como tal. Autores como Ernst Cassirer, Norbert Elias, Mijaíl Bajtín, Edward hompson, Michel Foucault, Michel de Certeau, Stuart Hall, Carlo Ginzburg y Natalie Davis, entre otros, elaboraron aportes tan fructíferos para la historia cultural que sería injusto reclamar dicha novedad en el marco del giro cultural. De hecho, algunos trabajos ilustrativos también titubean con su adjetivación. Mientras Lynn Hunt titulaba su libro he New Cultural History (1989), otros autores evitaron dicha diferenciación, por ejemplo, Roger Chartier y Robert Darnton. El primero titulaba su trabajo Cultural History: Between Practices and Representations y el segundo, he Great Cat Massacre and Other Episodes in French Cultural History.

Tal vez una de las pocas ventajas de la adjetivación es que así se ha logrado diferenciar de la Kulturgeschichte, es decir, de la “vieja” historia cultural que se concentraba, en gran parte, en el estudio de las manifesta-ciones “oiciales” y “formales” de la “alta” cultura, deiniendo en muchos casos cultura como objeto, con el in de dar cuenta del espíritu de una época. A inales del siglo XIX y principios del XX, la Kulturgeschichte fue revolucionaria en la medida en que abrió las perspectivas de investiga-ción usando fuentes inéditas y atendiendo a problemas poco trabajados,

Historia Cultural_Taco.indd 20 5/03/12 15:01

Page 15: Apuntes Introductorios Historia Cultural

21 ~

Ap

un

tes i

ntr

od

uc

torio

s..

.

como los relacionados con el arte, distanciándose así de una concepción de la historia de carácter positivista, tal como la practicaba Leopold von Ranke.13 Sin embargo, más adelante fue criticada por nuevos historiado-res que propiciaban la historia social y económica (Burke 111). Teniendo en cuenta los anteriores argumentos, a continuación se evitará usar el distintivo “nuevo”, aunque no por ello al hablar de historia cultural se hará referencia a la tradicional historia de la cultura, sino más bien a la corriente historiográica que se aproxima al problema de las signiicacio-nes y, desde tal aproximación, constituye una relexión sobre el oicio y la escritura de la historia.

Aprovechemos entonces este espacio para presentar algunos linea-mientos generales de la historia cultural que se practica hoy en día. Aun-que ella también estudia las expresiones culturales de las élites o sectores letrados, muestra especial aprecio por la cultura desde abajo, desde el margen, desde lo anómalo, interés que lentamente se empezó a consoli-dar gracias a los aportes de Raymond Williams (1958), Edward hompson (1963) y Robert Mandrou (1964), entre otros. Tal perspectiva historiográ-ica se ha venido fortaleciendo, desde la década de los setenta, a partir de la historia social inglesa, la microhistoria italiana, la Alltagsgeschichte ale-mana, la antropología histórica y, más recientemente, desde los estudios subalternos y poscoloniales de la India y de Latinoamérica. A raíz de este cambio, la historia cultural en los años ochenta se concentró no tanto en el “objeto cultura” (poesía, literatura, pintura, ballet, ópera, etc.), sino en las signiicaciones como procesos históricos. En este sentido, la historia cultural no se deine primordialmente por su objeto de estudio, sino por su perspectiva analítica: la interpretación de las signiicaciones históricas. Es esta la especiicidad del “giro cultural” (Daniel 12, 17; Landwehr 11). Lo anterior indudablemente ha conllevado una amplia gama temática. Para algunos tal aproximación constituye una desventaja, que ha desem-bocado en una fragmentación del objeto de estudio de la historia cultural convirtiéndola en algo difuso y vago a la hora de abarcarlo. Para otros, su elasticidad representa una ventaja (Landwehr 9), porque solo así se diluyen las fronteras disciplinares y se propician debates transversales e interdisciplinarios. Lo anterior tal vez ayude a propiciar la conciencia de

13 Johan Huizinga, por ejemplo, se preocupó por estudiar las concepciones e ideales ca-racterísticos de la sociedad francesa y de los Países Bajos, en los siglos XIV y XV, parti-cularmente, analizó la obra de los hermanos Van Eych y de sus seguidores en conexión con la vida de su tiempo, entendiendo dicha obra como la expresión “más acabada” del inal de la Edad Media (1995). Por su parte, para un estudio que articula la historia cultural de Karl Lamprecht con los acercamientos de Norbert Elias, véase Vera Weiler.

Historia Cultural_Taco.indd 21 5/03/12 15:01

Page 16: Apuntes Introductorios Historia Cultural

~ 22

His

toria

cu

ltu

ral

de

sd

e C

olo

mb

ia ·

Ca

teg

orí

as y

De

ba

tes

que los límites epistemológicos también pueden ser “límites enunciati-vos de un espectro de otras historias y otras voces disonantes, incluso disidentes: mujeres, colonizados, minorías, portadores de sexualidades vigiladas” (Bhabha 21) o, por el contrario, de historias y diferentes voces de la dominación.

Así las cosas, es importante rescatar que la historia cultural se deine en dos momentos. El primero, ya mencionado, lo marca su perspectiva analítica y el segundo, su objeto de estudio. De ahí el amplio horizonte temático de la historia cultural: la signiicación histórica y todo lo que pueda signiicar, por ejemplo, el cuerpo, el género, el sexo, el vestido, la vida cotidiana, la privacidad, el carnaval, el cine, la memoria, la violencia, la lectura y, más ampliamente, las prácticas, los imaginarios y las repre-sentaciones. Temáticas que se articulan desde una propuesta historiográ-ica en la que la teoría tiene importancia en cuanto privilegia una pers-pectiva crítica que toma en cuenta lo que Saurabh Dube denomina “los mutuos requerimientos de la historia y la teoría” (Historias esparcidas 12).

El estudio histórico de las signiicaciones está indudablemente inspi-rado en la antropología simbólica, vertiente de esta disciplina desarrollada en los años setenta que tomó distancia de la antropología estructuralista (Frijhof 86). Sus representantes más sobresalientes, entre otros, han sido Marshall Sahlins, Victor Turner y Cliford Geertz. Este último deinió la cultura –inspirado parcialmente en Max Weber y Talcott Parsons (Kuper 102-5, 143)– como un “esquema históricamente transmitido de signiica-ciones representadas en símbolos, un sistema de concepciones heredadas y expresadas en formas simbólicas por medios con los cuales los hombres se comunican, perpetúan y desarrollan su conocimiento y sus actitudes frente a la vida” (88). Y por símbolo designaba “cualquier objeto, acto, hecho, cualidad o relación que sirva como vehículo de una concepción –la concepción es el signiicado del símbolo” (90). Los anteriores pasa-jes han sido citados repetidas veces, no solo en la antropología, sino en las vertientes académicas que buscan articulaciones entre la historia y la antropología cultural, dado que representaron también un nuevo acerca-miento al concepto de cultura como “una serie de mecanismos de control –planes, recetas, fórmulas, reglas, instrucciones (lo que los ingenieros de computación llaman “programas”)– que gobiernan la conducta” (51).

La utilidad de los anteriores planteamientos se ha evidenciado en su amplia aceptación y, sobre todo, en el acercamiento de la historia, la etno-grafía y la antropología cultural. No obstante, es importante redimensio-nar el concepto de cultura como sistema coherente de símbolos y como mecanismo de constricción, como mínimo por dos motivos. Primero, las

Historia Cultural_Taco.indd 22 5/03/12 15:01

Page 17: Apuntes Introductorios Historia Cultural

23 ~

Ap

un

tes i

ntr

od

uc

torio

s..

.

críticas hechas desde la microhistoria por autores como Giovanni Levi son pertinentes en la medida que cuestionan la idea de la cultura únicamente como constricción –es decir, como mecanismos de control que gobiernan la conducta– y plantean la necesitad de entenderla a la vez como posibi-lidad de agencia de individuos y grupos sociales, dada la ambigüedad del mundo simbólico, la pluralidad de interpretaciones posibles de este y las luchas entabladas por recursos tanto simbólicos como materiales (Levi 129 y ss.). En palabras de Homi K. Bhabha, al aproximarse al problema de la cultura la tarea también está en “mostrar cómo la agencia históri-ca se transforma mediante el proceso de signiicación; cómo los hechos históricos son representados en un discurso que de algún modo está fuera (más allá) de control” (29). Segundo, Chartier, al igual que Hunt, critica la deinición de Geertz y, con ello, una larga tradición según la cual se postulaba la naturaleza sistemática de la cultura. Dicha crítica señala que, mientras los sistemas son coherentes y cerrados, las signiicaciones cul-turales son, en la mayoría de los casos, todo lo contrario: fragmentarias, contradictorias, descentradas, mutables, y repetidas veces se implemen-tan como mecanismos de poder para imponerse sobre otras signiicacio-nes. Aunque Sewell concuerda con lo anterior, es cauto en la medida en que, a pesar de las diferentes voces de la signiicación cultural, para él –y con razón– es apresurado cerrar la discusión y olvidarse de la coherencia cultural, por precaria que sea. La coherencia cultural también debe ser estudiada por cuanto es un producto de las luchas por el poder y de sus relaciones insertadas en las lógicas semióticas para entender la producción y apropiación de los signiicados (171-3).

Desde tal perspectiva, puede ser útil entender el símbolo como texto, aunque también debe ser rescatado como proceso (Biersack 80; Ashplant y Smyth 23). Rescatarlo como proceso posibilita que se deje de percibir la signiicación como algo estático; más bien se busca deco-diicar teniendo en cuenta su tensión con otros espacios, como el dis-curso, la memoria, la institucionalidad, la materialidad, las acciones y el poder, entre muchas otras posibilidades. En este libro no se pretende ofrecer una deinición de la cultura, pero sí investigar la manera como se coniguran, se negocian y se transforman las signiicaciones a través de las prácticas, las representaciones, los imaginarios y la eventualización, como espacios y procesos de producción de sentido –a partir de diferen-tes y contrapuestos ámbitos sociales–.

Desde la historia cultural se insiste en que la cultura no existe por naturaleza o por sí sola, sino que es más bien el resultado del quehacer humano, en forma de textos, objetos, oicios e instituciones. Su carácter

Historia Cultural_Taco.indd 23 5/03/12 15:01

Page 18: Apuntes Introductorios Historia Cultural

~ 24

His

toria

cu

ltu

ral

de

sd

e C

olo

mb

ia ·

Ca

teg

orí

as y

De

ba

tes

es constructivista en cuanto se deben tener en consideración los “sistemas de producción, signiicación y recepción” (Ashplant y Smyth 6). Aproxi-marse a la signiicación cultural en cuanto construcción evita plantear las signiicaciones como transhistóricas y centra su preocupación en su variabilidad histórica y su contextualización, lo que permite dar cuenta de la contingencia del presente y la posibilidad de transformarlo. Ahora bien, la cultura no lo es todo y no lo explica todo; por tanto, es im-portante evitar determinismos culturales y reducir cualquier proceso a la cultura, como se solía hacer algunas décadas atrás con la estructura. Dicho de otra forma, una perspectiva cultural puede ser útil en algunos casos, y en otros con seguridad podría resultar hasta superlua. Lo an-terior siempre depende del interés epistemológico y de los problemas que nos formulamos. Para evitar reduccionismos, la historia cultural se distancia no solo de ciertas posturas relacionadas con el materialismo histórico y su metáfora de la superestructura, sino que también lo hace de cualquier clase de esencialismo. La historia cultural no tiene la preten-sión de la representatividad y elude incluso acercamientos cuantitativos y estadísticos, métodos predilectos de algunas vertientes de la historia so-cial y de la economía. En palabras de Chartier y de Levi, no necesitamos contar tanto, sino más bien interpretar (citados en Ashplant 21). Esta dis-tancia ante la historia social clásica no signiica que la sociedad se disipe en su análisis, porque los límites entre cultura y sociedad son artiiciales. Cultura y sociedad no se excluyen mutuamente; todo lo contrario, las dos esferas tienen evidentes interdependencias, porque la cultura es el producto de las sociedades y las sociedades necesitan sistemas cultura-les de símbolos para conferirle a la realidad una existencia con sentido (Landwehr 9).

Pero si la cultura es una construcción social, esto no quiere decir que sea neutra; representa, por el contrario, una multiplicidad de sig-niicados por debatir y conquistar, que están atravesados por relaciones de poder. Los individuos y los colectivos se interesan por establecer su forma especíica de signiicar la realidad como vinculante, imperativa y en continua transformación. Con Pierre Bourdieu (94, 98) se puede air-mar que se trata de un problema simbólico del poder, es decir, se trata de la pregunta por quién impone la preponderancia interpretativa sobre la realidad. La habilidad de imponer sistemas de signiicación propios conduce al incremento del poder. En una línea argumentativa similar, y retomando a Williams y a hompson, Stuart Hall (40) señala que en los estudios culturales “se deine la cultura como los signiicados y los valores que emergen entre grupos y clases sociales diferenciados, sobre la

Historia Cultural_Taco.indd 24 5/03/12 15:01

Page 19: Apuntes Introductorios Historia Cultural

25 ~

Ap

un

tes i

ntr

od

uc

torio

s..

.

base de sus condiciones y relaciones históricas dadas, a través de las cuales ‘manejan’ y responden a las condiciones de existencia; y como las tradiciones y prácticas vividas a través de las cuales son expresadas esas ‘comprensiones’, y en las cuales están encarnadas”. Esta forma de análisis que plantea las relaciones entre cultura y poder es distintiva de una historia cultural referida a los países con pasados coloniales; su historia demuestra cómo ha operado la cultura en cuanto dispositivo de represión y control, pero a su vez como un espacio de resistencia, ade-cuación, transformación y movilización. En este sentido, los estudios de caso en Colombia resultan de gran interés debido a que permiten analizar cómo algunas de las formas coloniales de poder se mantuvieron incluso después de las independencias y de la formación de las nacio-nes en amplias regiones de Asia, África y América. Los trabajos sobre temas como identidad, raza, género, clase, modernidad, Estado y na-ción, inspirados también en los estudios subalternos y poscoloniales, han permitido comprender desde otras perspectivas las continuidades y rupturas entre los regímenes coloniales y republicanos, así como su ca-rácter fragmentario, y la existencia de una gran cantidad de individuos y grupos sociales que se mueven en sus intersticios. En esta medida, la historia cultural también es política, porque intenta develar la aparente inocencia de la signiicación cultural, cuestiona su supuesta ingenuidad y ve en ella un instrumento del poder, de transacción y negociación, que se despliega en el ámbito de lo cotidiano, es decir, la palabra cultu-ra no adquiere en este libro una dimensión estética o humanista, más bien intenta rescatar su dimensión política como un medio en el cual se reproducen relaciones de poder (Grossberg 256; Fiske 17). Con ello, la historia cultural no puede eludir su responsabilidad en el cuestiona-miento de las signiicaciones, vistas como espacios –campos de cultivo– de coniguración y transformación de las relaciones de poder.

Ahora bien, aproximarse a la historia desde la perspectiva de las sig-niicaciones y las relaciones entre cultura y poder implica también una relexión sobre el quehacer historiográico y las formas de producción del conocimiento histórico, que no deben soslayarse. Si los entramados sim-bólicos pueden estudiarse como procesos que se articulan con el poder y, por tanto, constriñen –a la vez que posibilitan– la agencia de los indivi-duos y de los grupos sociales, el oicio de los historiadores culturales con-siste en interpretar tales entramados, es decir –parafraseando a Geertz–, en interpretar interpretaciones. En este sentido, las relexiones que han elaborado Niklas Luhmann y Reinhart Koselleck sobre los conceptos de cultura y de historia resultan relevantes en la medida que muestran las

Historia Cultural_Taco.indd 25 5/03/12 15:01

Page 20: Apuntes Introductorios Historia Cultural

~ 26

His

toria

cu

ltu

ral

de

sd

e C

olo

mb

ia ·

Ca

teg

orí

as y

De

ba

tes

estrechas relaciones entre la emergencia moderna de dichos conceptos y unas formas de conocimiento y de comunicación que suponen la obser-vación de observaciones.

De acuerdo con Luhmann, el contexto de emergencia del concepto de cultura es el siglo XVIII, siglo en el que la comparación de usos y cos-tumbres producto de los viajes de exploración cientíica y la amplia difu-sión de los impresos coniguraron una ilosofía de la conciencia. Sin em-bargo, esto no quiere decir que, desde la propuesta de Luhmann, queden invalidadas las investigaciones sobre la cultura que se ocupan de épocas anteriores al siglo XVIII; de lo que se trata más bien es de comprender que la emergencia misma de dicho concepto está relacionada con la posibili-dad de una observación de segundo orden, de una observación de obser-vaciones que potencia la comparación y la crítica (11-33). La emergencia del concepto de cultura coincide a su vez con la del concepto de historia –tema que ha sido investigado por Koselleck–; además, los dos conceptos tienen en su base la autorreferencialidad y la experiencia de modernidad y constituyen el marco de interpretación sobre el cual es posible un tipo de conocimiento que hace viable la comparación, en el espacio y el tiem-po, de las sociedades humanas. Koselleck señala que en el concepto mo-derno de historia, en particular, cuando surge como sustantivo colectivo singular, se fusionaron dos sentidos: el de acontecimiento y el de narra-ción (39-45). Al fusionar dos campos semánticos, el concepto moderno de historia adoptó a la vez un sentido real y uno relexivo, convirtiéndose así en un concepto guía moderno con funciones sociales y políticas (109-126). Las aproximaciones de Luhmann y Koselleck se han convertido para la historia cultural en un horizonte de relexión, en cuanto remiten a las operaciones que se ponen en juego a la hora de aproximarse a con-ceptos como cultura e historia, operaciones que están en la base del oicio del historiador y que, por tanto, lo cuestionan y deslocalizan continua-mente, volviendo sobre la pregunta del signiicado y de las posibilidades mismas de interpretar las signiicaciones y sus relaciones con el poder.

Categorías analíticas:

lecturas transversales

La historia cultural que aquí presentamos abarca temas disímiles; por tanto, sus articuladores no se encuentran necesariamente en los ob-jetos de estudio, sino más bien en el uso de unas categorías analíticas relacionadas con el problema de la signiicación: prácticas, imaginarios y representaciones. Atendiendo a que el libro es el resultado de un exa-

Historia Cultural_Taco.indd 26 5/03/12 15:01

Page 21: Apuntes Introductorios Historia Cultural

27 ~

Ap

un

tes i

ntr

od

uc

torio

s..

.

men crítico, a continuación relacionamos los usos que se les ha dado a los conceptos mencionados en cuanto herramientas de indagación. Es importante recalcar que, lejos de intentar homogenizar estas categorías a lo largo del proceso editorial, procuramos conservar la variabilidad de enfoques, con el ánimo de demostrar que no tiene sentido reducirlas a un solo signiicado. Se trata, por el contrario, de ponerlas en debate y de ex-perimentar con ellas a partir de estudios de caso particulares. Conscien-tes de lo anterior, es importante señalar que las categorías analíticas son herramientas artiiciosas, construidas por los investigadores en el seno de tradiciones y debates disciplinares, y su ventaja radica en que los sensibi-liza frente a una forma de indagación especíica. Las categorías ayudan, entonces, a preguntar, no necesariamente a responder, y con el tiempo seguramente serán reemplazadas por otras.

Prácticas culturales como categoría analítica

Según Michel de Certeau, las formas culturales, los actos o los ar-tefactos nunca han tenido un signiicado ijo, por cuanto el sentido se atribuye durante las prácticas de apropiación, bien sean individuales o colectivas. De la mano del concepto de cotidianidad de Dube, con segu-ridad inspirado en De Certeau, las prácticas se pueden deinir como ac-ciones humanas que coniguran “escenarios de producción, negociación, transacción y contestación de signiicados de redes y relaciones de poder mayores” (Sujetos subalternos 26). Esta es la deinición que hacen operativa Max S. Hering Torres, Leidy J. Torres Cendales y Jessica Pérez Pérez en su artículo sobre las prácticas sexuales desviantes en el Virreinato de la Nue-va Granada, en el que, a través de un estudio microhistórico, historizan tales prácticas y reconstruyen cómo se signiicó e inventó la transgresión sexual a partir de un deber ser de la moralidad sexual cristiana. Con base en tres procesos criminales de la Colonia tardía sobre prostitución, sodo-mía y un posible caso de hermafroditismo, elaboran hilos narrativos en los cuales evidencian las uniones y desuniones entre las prácticas sexuales, los imaginarios y las normatividades de los modelos de comportamiento sexual. Hering Torres y su equipo de estudiantes observan que la femini-dad y la masculinidad se construyeron, desde las instituciones eclesiales y coloniales, como roles homogéneos según los cuales debía existir una correlación y correspondencia inamovible entre alma, cuerpo y conducta social. De esa forma se justiicó el proceso de criminalización al cual fue-ron sometidos los sujetos que incurrían en actos sexuales “en contra de la naturaleza”, delito que implicaba una inversión simbólica del orden y de la normalidad. En el trabajo se concluye que el género también es una red

Historia Cultural_Taco.indd 27 5/03/12 15:01

Page 22: Apuntes Introductorios Historia Cultural

~ 28

His

toria

cu

ltu

ral

de

sd

e C

olo

mb

ia ·

Ca

teg

orí

as y

De

ba

tes

de signiicaciones que se reproduce a partir de las prácticas sexuales, que pueden revertir los imaginarios y las normas sobre los roles de género, aunque no necesariamente. De ahí se plantea que aunque las signiicacio-nes del género intentan ser categorías estructuradas, también representan en la subalternidad de la sexualidad formas estructurantes desde aquellos que se consideraron como desviantes sexuales.

Soraya Maite Yie Garzón estudia la intervención realizada en la dé-cada de 1960 por el Instituto Colombiano de Reforma Agraria (Incora). En especial, analiza la parcelación en julio de 1963 de la Hacienda de Bomboná –en el suroccidente colombiano–, desde dos perspectivas. La primera se centra en las prácticas de intervención social ligadas a la par-celación, como un ejercicio de poder, que intentó “reformar” al peón de hacienda para convertirlo en ciudadano mediando signiicaciones cul-turales en términos de “evolución sociocultural”. La segunda analiza la manera como se recuerda la intervención del Incora a través de la historia oral, es decir, mediante entrevistas realizadas en el año 2006, rescatan-do la memoria histórica de algunos de sus afectados. Al contraponer las prácticas culturales del poder y las representaciones de la memoria de los campesinos, Yie evidencia cómo operaba la agencia de las y los habitantes de Bomboná en sus propios actos de memoria, y demuestra el fracaso de la narrativa histórica promovida desde el Estado central para establecer su hegemonía. Lo anterior se comprueba en la disonancia entre el “discurso oicial”, que entiende la reforma agraria como una acción emancipadora del Estado en beneicio de una comunidad sometida al dominio patro-nal, de un lado, y como una práctica estatal que intenta modiicar los cuerpos y subjetividades de sus miembros para maximizar su potencial económico y político, del otro. A pesar del desfase, la autora insiste en que la signiicación cultural, en cuanto criterio de evaluación de la praxis social, sirvió de instrumento de jerarquización civilizatorio.

Por último, en esta sección, el trabajo de María Victoria Uribe Alar-cón coniere voz a tres mujeres víctimas de la barbarie del paramilitaris-mo en Colombia. Son mujeres que, según la autora, hacen caso omiso de las instituciones que podrían ayudarlas y emprenden búsquedas solitarias de algo que ellas denominan “la verdad”. Con un acercamiento micro-histórico, Uribe reconstruye estas prácticas de la memoria –itinerarios de búsqueda de verdades– de mujeres de Antioquia y de Magdalena afecta-das por la desaparición forzada de sus familiares. En otras palabras, son mujeres que, por su desconianza cultural hacia las instituciones que in-tentan impartir justicia, buscan sus propios caminos para ir a las cárceles a hablar personalmente con los autores del homicidio o desaparición de

Historia Cultural_Taco.indd 28 5/03/12 15:01

Page 23: Apuntes Introductorios Historia Cultural

29 ~

Ap

un

tes i

ntr

od

uc

torio

s..

.

su familiar. Estas prácticas de las memorias están profundamente ligadas a imaginarios de la verdad en cuanto no hay manera de corroborarla, pues dependen por completo de una transacción basada en la conianza y la buena fe entre el victimario y los familiares de la víctima. Se trata del análisis de una práctica performativa, en la medida que a través de ellas se construyen signiicaciones de la ausencia y el recuerdo. Se trata de “duelos performativos” en los que los familiares de las víctimas negocian el recuerdo de sus familiares con el perdón.

A pesar de la diferencia temática y temporal, los tres primeros artí-culos comparten un común denominador: se preocupan por la historia desde abajo: en el primer caso, de los “desviantes sexuales”; en el segun-do, de los “peones” objeto de reformas socioculturales, y en el tercero, de mujeres víctimas de la barbarie en Colombia. Además, en los tres artícu-los la categoría analítica de la práctica se pone en juego, distanciándose del concepto-guía de la “estructura” y se abren a espacios procesales. En palabras de Bachmann-Medick (104-33), inspiradas en Victor Turner, en los tres artículos se entiende la práctica como performancia, como una especie de proceso durante el cual se construye sentido. De esta forma, se hace hincapié en la cultura como un ensamblaje de prácti-cas, históricamente variables, en las cuales se generan signiicaciones que permiten ser interpretadas para reconstruir e interpretar el pasado. Sin embargo, estos tres estudios no se limitan a percibir o interpretar signos, pues, adicionalmente, estos se decodiican mediante el contexto histórico analizando la tensión entre las acciones y los discursos oicia-les, normatividades, representaciones e imaginarios. Es la circularidad de las signiicaciones –entre la práctica y su contexto– que representa el proceso a estudiar.

Imaginarios como categoría analítica

Paolo Vignolo aplica, basado en Castoriadis, el concepto de ima-ginario como universo simbólico que empapa, orienta y dirige la vida de una sociedad. Según esta interpretación, cada individuo hereda un hábitat simbólico que conigura su “realidad objetiva”, a la cual es difícil renunciar, aunque siempre está sujeta a una metamorfosis de signiica-do. De la mano con Bacherlard, deine la imaginación como la facultad de deformar las imágenes que la percepción provee y de liberar sobre todo las primeras imágenes. En efecto, la imaginación es una energía ca-paz de infundir un movimiento nuevo a la materia inerte, de plasmar y manipular los dominios de las signiicaciones. Con este telón de fondo, el autor resalta la importancia de la categoría de imaginario para la his-

Historia Cultural_Taco.indd 29 5/03/12 15:01

Page 24: Apuntes Introductorios Historia Cultural

~ 30

His

toria

cu

ltu

ral

de

sd

e C

olo

mb

ia ·

Ca

teg

orí

as y

De

ba

tes

toria cultural, a partir de la historia de la representación de las columnas de Hércules en la Edad Moderna, una imagen ampliamente divulgada en Europa: en plazas y en palacios, en iestas y en torneos, en traba-jos literarios y en colecciones de emblemas, en frontispicios de libros y en monedas. Se trata de un ejercicio de larga duración que evidencia cómo la representación de las columnas de Hércules fue signiicada de forma mutable, según el momento histórico. En la Edad Media tardía las columnas de Hércules implicaban el acto de franquear el más allá, ir plus ultra, ir hacia lo desconocido, pero después de la conquista del Nuevo Mundo ir plus ultra ya no iba en contra de la voluntad divina, por el contrario, era la nueva Providencia no solo para abrir rutas hacia el más allá, sino para conquistarlo. Este proceso se relacionó con signi-icaciones económicas y progresivamente sustituyó la utilidad común por la utilidad propia, al insertarse en las lógicas de un temprano capi-talismo. En otras palabras, las categorías analíticas de imaginario y de universo simbólico permiten al autor captar los momentos liminales, las metamorfosis, las crisis y los cambios que trastocan una determinada visión del mundo, rescatando nuevas reconiguraciones de signiicacio-nes sociales a través de la continua circulación que se establece entre el campo de las prácticas y el campo de las representaciones. La historia del emblema de las columnas de Hércules es un buen ejemplo de cómo, desde la historia cultural, es posible reconstruir las transformaciones de las signiicaciones.

De otro lado, Óscar Guarín discurre sobre los imaginarios de la Amazonia a partir de la cinematografía en la primera mitad del siglo XX. La categoría de imaginario la deine como “elaboraciones simbólicas que remiten a un conjunto de imágenes –no solo gráicas, sino también retóricas, textuales, discursivas– que explican, nombran, cualiican e in-corporan unos registros culturales especíicos, aquello que no es cultu-ralmente aprehensible: particularmente la diferencia y la alteridad”. Los imaginarios sobre la Amazonia tuvieron un impacto directo en la ma-nera de percibir, comprender y apropiar las periferias territoriales y cul-turales y reprodujeron lógicas de inferiorización desde una perspectiva colonial, en pleno siglo XX. En este sentido, se trata de imaginarios cons-truidos históricamente que coniguran la otredad, entablan relaciones hegemónicas y sustentan la dominación. Así, la Amazonia se deinió no solamente como una frontera territorial, sino también como un límite simbólico entre barbarie y civilización. En este proceso, el cine tuvo un papel crucial –al convertirse literalmente en reproductor de imágenes–

Historia Cultural_Taco.indd 30 5/03/12 15:01

Page 25: Apuntes Introductorios Historia Cultural

31 ~

Ap

un

tes i

ntr

od

uc

torio

s..

.

y, así mismo, operó como un instrumento de circulación de representa-ciones sobre aquella “realidad” captada por cientíicos y comerciantes.

Óscar Salazar discute sobre imaginarios y representaciones de la movilidad espacial y la ciudad en el cine colombiano de inales del si-glo XX. El cine, entre otros medios de comunicación, es, según el autor, un agente cultural en la reproducción, interpretación y circulación de imaginarios sobre la ciudad, el campo, el “exterior” –otros países– y las formas deseables e indeseables de moverse en esos espacios. En otras pa-labras, los medios de comunicación operan como “intermediarios cultu-rales que no solo ofrecen productos, sino que ponen en circulación sig-nos, símbolos y mundos oníricos con sus propios ángeles y demonios”. El autor hace un recorrido por la movilidad y la ciudad en películas co-lombianas de la década de 1990, para identiicar y describir las formas de movilidad representadas y los imaginarios respecto a la calidad moral de los espacios, lugares y ciudades que aparecen en los relatos. En este sentido, Salazar propone que las representaciones de la movilidad y de la ciudad reproducen juicios y valores que moralizan el espacio, es decir, que signiican “lo bueno y lo malo, lo deseable y lo indeseable, sobre el progreso, la ciudad moderna y la movilidad social, entre otros aspectos”.

Los tres trabajos evidencian que no es conveniente hacer una se-paración de lo real y lo imaginado; el imaginario, en sí mismo, reclama un estatus de verdad, sin importar su realidad. El imaginario, entendido como un conjunto de imágenes mentales (Escobar 119), es útil como ca-tegoría analítica porque permite reconstruir cómo se han signiicado las formas de percibir un contexto especíico. En el caso de Paolo Vignolo, se rescata la variabilidad conceptual a partir de una representación, las columnas de Hércules y sus diferentes valencias conceptuales según el contexto histórico. En el trabajo de Óscar Guarín, con su análisis sobre la cinematografía, se puso énfasis en las continuidades de los imaginarios inferiorizantes sobre la Amazonia. Y en la interpretación de Óscar Sa-lazar, la representación del cine se aprovecha nuevamente como fuente para reconstruir la reproducción de valores sociales sobre la espacialidad urbana. Es evidente que las anteriores imágenes se producen mediante prácticas y representaciones, que son históricas y no esencias naturales o inspiradas en un orden divino; siempre se producen en una sociedad; son resultado de transferencias, pero también de creaciones del momen-to; pueden relejar estructuras, la realidad institucional, pero también pueden ser imaginarios desde abajo. Tal como lo enfatiza Escobar, no siempre cumplen los mismos roles: “pueden justiicar las sociedades, po-nerlas en cuestión, darles toques de armonía o de conlicto, proponerles

Historia Cultural_Taco.indd 31 5/03/12 15:01

Page 26: Apuntes Introductorios Historia Cultural

~ 32

His

toria

cu

ltu

ral

de

sd

e C

olo

mb

ia ·

Ca

teg

orí

as y

De

ba

tes

innumerables formas de vida” (117). Vale la pena insistir en que, a la luz de los trabajos presentados, los imaginarios no tienen lógica necesaria ni absoluta, no tienen leyes ijas ni invariables, y su metamorfosis es cues-tión del ritmo y de la velocidad del tiempo.

Representaciones como categoría analítica

En el apartado dedicado a las representaciones se encuentran tres artículos en los que el análisis de los escritos y, particularmente, de las imágenes se elabora teniendo como perspectiva de investigación dicho concepto. En un primer momento, Yobenj Chicangana estudia una pin-tura del renacimiento portugués, la Adoración de los Magos, que se en-cuentra en la catedral de Viseu, con el objetivo de situar en un contexto simbólico e iconográico la presencia de un indio de Brasil en dicha obra. De acuerdo con el autor, y siguiendo a Francastel (152-70), las representa-ciones se entienden como la materialización de concepciones culturales, y, en este sentido, se propone estudiarlas construyendo un proceso que apunta a decodiicar el lenguaje que las constituye. La apuesta de Chican-gana consiste en recomponer las series conexas que permiten interpretar la representación de un indio en una obra cuyo tema son los reyes magos. Para tal in indaga en las tradiciones antiguas y medievales referentes a dicho episodio sagrado, así como en la iconografía de las obras que lo representan, para llegar a comprender cómo se empezaron a constituir, en el arte religioso europeo, las imágenes de la alteridad.

Jaime Borja, por su parte, centra la atención en las imágenes de un singular personaje neogranadino de inales del siglo XVIII: Joseph Solís Folch de Cardona, quien fue virrey y luego tomó el hábito de los fran-ciscanos. Desde la propuesta de Borja, los retratos de dicho personaje se entienden como representaciones, y esto supone que, a la vez que hacen presente una ausencia, “existe un segundo efecto esencial que para Louis Marin es la autorrepresentación que establece el sujeto de la mirada en el afecto y el sentido, [de modo que] la imagen es a la vez la instrumentali-zación de la fuerza, el medio de la potencia y su fundamentación como poder” (Chartier, Entre poder y placer 75). Con tal enfoque analítico, el autor indaga sobre el tipo de autoridad que se pretendía construir para hacer-creer a quienes observaban tales representaciones. Para tal in es-tudia los emblemas de poder que ostentaba en los retratos que lo repre-sentaban como virrey, y los símbolos, concernientes a las virtudes mora-les, característicos de la imagen que de él se construye en cuanto sujeto religioso. La investigación desarrollada por Borja incluye, entonces, un estudio de las características, las funciones y los usos que tuvo el retrato

Historia Cultural_Taco.indd 32 5/03/12 15:01

Page 27: Apuntes Introductorios Historia Cultural

33 ~

Ap

un

tes i

ntr

od

uc

torio

s..

.

colonial, al igual que el análisis puntual de los diferentes elementos que componen el conjunto de obras referidas al personaje en cuestión. Así, el artículo apunta a comprender la manera como se simbolizó a Solís por parte de las comunidades que lo representaron: de un lado, la que lo reconocía como igura máxima de autoridad y, de otro, la que lo exponía como ejemplo de virtud.

Por último, el texto de Amada Carolina Pérez analiza los informes de misión elaborados por los frailes capuchinos en la segunda década del siglo XX, teniendo como objetivo entender el tipo de representaciones sobre los indígenas que se despliegan en ellos y las prácticas que tales re-presentaciones legitiman. Pérez también retoma el concepto de represen-tación planteado por Marin, en el que se resalta la doble operación que se pone en juego a la hora de representar (transitiva y relexiva). En con-cordancia con tal perspectiva, elabora una propuesta metodológica que consiste en estudiar “los lugares institucionales desde los cuales son pro-ducidas las representaciones, al igual que su contenido, su materialidad y las características de su circulación, con el in de explicitar las relaciones entre representaciones y prácticas”. Así, a lo largo del texto se va analizan-do la forma en que la representación del indígena como necesitado y del misionero como redentor apuntan a darle sentido a la práctica misional que llevan a cabo los capuchinos, en cuanto portavoces de una sociedad que se considera a sí misma como civilizada y que por tal razón pretendía sacar de la barbarie a las tribus errantes.

Aunque cada uno de los artículos que conforman esta sección trata de temas y períodos distintos, llama la atención que en los tres el con-cepto de representación está referido a una materialidad concreta y, en este sentido, implican una relexión sobre la historia como disciplina y su relación con las fuentes y con el pasado. Los cuadros religiosos portugue-ses, los retratos virreinales, las fotografías y los informes no se estudian en este apartado como simples relejos de la realidad, sino como objetos con una existencia material concreta e insertos en entramados simbóli-cos que les dan sentido y que, a la vez, producen sentido. Retomando el concepto de representación propuesto por Marin, se puede señalar que la constatación del proceso de intercambio y yuxtaposición que se da entre el signo y la cosa, es decir, la operación transitiva, ha permitido estudiar cómo se produce el sentido (teniendo en cuenta las reglas que operan en la adecuación entre el signo y la cosa). Por su parte, la constatación de la operación relexiva hizo posible el análisis de la materialidad misma de las representaciones; y al comprender que la representación se presenta a sí misma y, por tanto, no es una idea pura o algo abstracto, lo que hizo

Historia Cultural_Taco.indd 33 5/03/12 15:01

Page 28: Apuntes Introductorios Historia Cultural

~ 34

His

toria

cu

ltu

ral

de

sd

e C

olo

mb

ia ·

Ca

teg

orí

as y

De

ba

tes

Marin, entonces, fue iluminar la parte opaca (relexiva) de la representa-ción, señalando así que en la comprensión de la forma como se construye el sentido no solo debe tenerse en cuenta la estructura de signiicación, en la cual es posible el intercambio del signo por la cosa, sino que tam-bién es necesario analizar cómo la representación se presenta a sí misma. Con esta constatación, según señala Chartier, se dio un tránsito “de una semiótica estructural fundada en el análisis de la producción lingüística del sentido a la insistencia puesta en explorar de manera privilegiada los modos y las modalidades, los medios y los procedimientos de la presenta-ción de la representación” (“Poderes y límites” 82).

Los artículos que se reúnen en este apartado incluyen dicha re-lexión y por tal motivo procuran entender las fuentes como materiali-dades, cuya historicidad está dada tanto por las prácticas a través de las cuales se producen como por aquellas que hacen posible su circulación y apropiación; sin embargo, el estudio de este último tema sigue quedando a medio camino, dadas las diicultades existentes a la hora de encontrar fuentes y estrategias de análisis que permitan aprehenderlas.

Debates historiográficos

Como se había anunciado anteriormente, la segunda parte del libro tiene como objetivo establecer un diálogo entre la historia cultural y otras corrientes historiográicas, con el in de enriquecer el debate en torno a la historia como disciplina. Se trata, pues, de una relexión a contrapelo de lo que se propuso en la primera parte: si en aquella se buscaba señalar las potencialidades de algunas de las categorías analíticas de la historia cultu-ral, el objetivo de la segunda consiste en estudiar la manera como pueden entrecruzarse con otros conceptos y perspectivas, a la vez que señalar sus limitaciones y las críticas que se le han hecho a este tipo de enfoques desde otras formas especíicas de aproximarse a los estudios históricos, como la historia social, los estudios subalternos y la teoría poscolonial, la historia intelectual, la historia regional, la historia ambiental, la historia de la ciencia y la historia económica.

En un primer momento, Mauricio Archila elabora un recorrido que va desde la historia social hasta la historia cultural, para exponer, en un segundo momento, los encuentros y desencuentros entre una y otra, y inalizar con el planteamiento de la vigencia de algunos de los retos de la historia social para el oicio del historiador contemporáneo. De acuerdo con el autor, la nueva historia cultural comparte una tradición historio-gráica con la historia social, especialmente en lo que se reiere a la his-

Historia Cultural_Taco.indd 34 5/03/12 15:01

Page 29: Apuntes Introductorios Historia Cultural

35 ~

Ap

un

tes i

ntr

od

uc

torio

s..

.

toria social inglesa; pero también se distancia de ella a través del cuestio-namiento al determinismo económico, al estructuralismo, a la teleología del progreso y al objetivismo. Ahora bien, Archila señala que tales discu-siones van en una doble dirección y que los críticos contemporáneos le cuestionan a la nueva historia cultural el descuido de la macrocausalidad, el abandono del espíritu insurgente que caracterizó a la disciplina y el estancamiento en que actualmente se encuentra. Basado en este análisis de doble vía, el autor cierra su texto con una relexión sobre los retos que tiene la historia “para responder críticamente a los desafíos de la sociedad contemporánea, seriamente amenazada por la desigualdad, la exclusión, la violencia, el pesimismo y, en últimas, la barbarie”.

Proponiendo un recorrido historiográico que ahonda en la im-portancia que tienen las perspectivas posestructuralistas para la historia cultural, Marta Cabrera plantea lo que denomina el giro cultural, como espacio de relexión común a partir del cual la historia cultural, la teoría poscolonial y los estudios subalternos desarrollan perspectivas analíticas transversales. Para la autora, aproximarse a la cultura como un área diná-mica, disputada, temporal y emergente, abrió las posibilidades de cues-tionar nociones como las de capitalismo, Estado, nación, clase y género. Al entender la cultura y el orden social como una construcción, como una posibilidad entre otras, se abrió paso a la recuperación de mundos posibles, de panoramas alternativos que permitieron, entre otras cosas, repensar las trayectorias de la modernidad y entenderla como un pro-ceso múltiple y heterogéneo. En este sentido, otro aspecto central en el que conluyen los estudios subalternos, la teoría poscolonial y la historia cultural han sido los procesos de hibridación, negociación y resistencia a través de los cuales el imperio y la nación se han conigurado. Después de hacer un breve recorrido por las características y las trayectorias de la teoría poscolonial, los estudios subalternos y la historia cultural, Ca-brera concluye que estos conluyen en un tipo de mirada heterogénea que permite aproximarse a las prácticas y experiencias de nuevos sujetos sociales que se mueven en los márgenes y que llevan a cabo sus luchas en la cotidianidad; sin embargo, los dos primeros (la crítica poscolonial y los estudios subalternos) desarrollan una mayor insistencia en la crítica a Occidente y plantean como alternativa la invitación a provincializar Europa. Así, Cabrera y Archila coinciden en señalar que la historia cul-tural ha sido criticada por el carácter fragmentario y a veces inconexo de sus análisis, aunque precisamente uno de los aspectos más interesantes de sus propuestas está en una perspectiva que privilegia lo heterogéneo y los márgenes. El reto estaría entonces en reconocer las limitaciones de

Historia Cultural_Taco.indd 35 5/03/12 15:01

Page 30: Apuntes Introductorios Historia Cultural

~ 36

His

toria

cu

ltu

ral

de

sd

e C

olo

mb

ia ·

Ca

teg

orí

as y

De

ba

tes

tal perspectiva y en establecer las posibilidades de relación que tiene con análisis macrocausales que atienden a procesos amplios y diversos, como los de la construcción de Occidente.

De otro lado, en el texto titulado “Entre la historia intelectual y la historia cultural, una ambigüedad fecunda”, Gilberto Loaiza propone una relexión sobre las particularidades de la historia cultural y la historia intelectual, señalando también algunos puntos de encuentro. Si bien el autor inicia su escrito manifestando que las divisiones historiográicas son generalmente separaciones nominales que no garantizan territorios preci-sos, en la parte introductoria intenta deinir algunas de las características de cada una de estas vertientes. Mientras que la historia cultural se dedica “al estudio de las mutaciones en los procesos de producción, circulación y consumo de símbolos, creencias, concepciones del mundo, ideas, valo-res, imaginarios”, la historia intelectual se ocupa de “las mutaciones entre aquellos individuos que, en cada sociedad y en cada época, son los pro-ductores y consumidores sistemáticos de símbolos, creencias, concepcio-nes del mundo, ideas, valores, imaginarios”; así, mientras que la historia intelectual tiene por objeto de estudio a individuos privilegiados o mi-norías con un papel especíico (haciendo la salvedad de que también hay individuos y comunidades que, sin pertenecer al círculo de expertos, son productores y consumidores de símbolos), la historia cultural parece estar más cercana a otros grupos y sujetos sociales. Sin embargo, algunos enfo-ques propios de la historia intelectual guardan estrecha relación con los de la historia cultural. Las biografías intelectuales, tal como lo señala Loaiza, se han elaborado desde la historia intelectual teniendo presentes pers-pectivas teóricas como las del campo (Bourdieu) y la polifonía (Bajtín), que también usan continuamente los historiadores culturales; de la mis-ma manera, el estudio del mundo de la opinión pública se presenta como un punto de encuentro que sigue planteando desafíos para una y otra corriente historiográica.

Así, el texto de Loaiza, al igual que el de Archila y el de Cabrera, se-ñalan la variedad y riqueza de tradiciones disciplinares y de pensamiento (como la historia desde abajo, la historia de las mentalidades, la socio-logía de la cultura y la antropología simbólica) comunes a las diferentes corrientes historiográicas de las cuales tratan; por tal razón no resulta casual la utilización frecuente de un grupo de autores, como Gramsci, hompson, Bajtín, Foucault y Bourdieu, entre otros. Cabría señalar, adi-cionalmente, que se trata de corrientes historiográicas cuyos métodos y perspectivas analíticas fueron revisados (para el caso de la historia social, la historia intelectual y la historia cultural) o formulados (para el caso de

Historia Cultural_Taco.indd 36 5/03/12 15:01

Page 31: Apuntes Introductorios Historia Cultural

37 ~

Ap

un

tes i

ntr

od

uc

torio

s..

.

los estudios subalternos y poscoloniales) en un contexto histórico mar-cado por los medios de comunicación de masas, y por la emergencia de movimientos sociales que hacen demandas anticoloniales y deienden los derechos culturales. Por tal razón coinciden en temas y problemas de análisis, como los del discurso, la opinión pública, la comunicación, la circulación y la apropiación, y en los que se reieren a las identidades y las diferencias de clase, raza y género.

Renzo Ramírez, por su parte, propone una relexión sobre la histo-ria regional en el marco de la historia cultural. El autor enuncia los de-bates y problemas de investigación que caracterizan la historia regional, para plantear que el vínculo principal entre historia regional e historia cultural tiene que ver con el estudio de la manera como se construyen las identidades. Ahora bien, Ramírez también airma que este tipo de investigaciones, en el caso colombiano, han estado más relacionadas con temas urbanos y que es necesario volver a repensar, a la luz de las catego-rías analíticas que la historia cultural propone, las tradiciones campesinas y rurales y su lugar en la conformación de los espacios regionales. En este sentido, Ramírez coincide con una de las propuestas planteadas por Loaiza, en la medida en que señala la necesidad de no perder de vista las características de los grupos sociales a la hora de hacer el análisis de las signiicaciones: la producción de los intelectuales no puede estudiarse sin tener en cuenta sus posiciones de clase, raza y género (entre otras), así como la conformación de las identidades regionales debe atender a analizar también las coniguraciones y apuestas de sectores sociales espe-cíicos, como el de los campesinos.

En su artículo sobre las relaciones entre la historia ambiental y la historia cultural, Stefania Gallini ubica las coordenadas en las cuales emerge la historia ambiental y los retos analíticos que esta propone, para continuar exponiendo algunos ejemplos que señalan la importancia de las nociones de cultura y signiicación dentro de este campo; la autora i-naliza su escrito plateando los retos que trae la rematerialización de la his-toria ambiental para las perspectivas culturalistas que la caracterizaron en los últimos años. De acuerdo con Gallini, las temáticas particularmente enriquecidas por el diálogo entre historia ambiental e historia cultural son las del consumo y los paisajes. Han sido especialmente fructíferos en Latinoamérica los estudios sobre la representación visual y discursiva de la naturaleza, los que versan sobre los usos cotidianos, las valoraciones colectivas y las prácticas transformadoras de esta y aquellos que tratan de las intrincadas relaciones entre producción y consumo. Así se ha con-siderado cómo se construyen, a través de imaginarios, prácticas y repre-

Historia Cultural_Taco.indd 37 5/03/12 15:01

Page 32: Apuntes Introductorios Historia Cultural

~ 38

His

toria

cu

ltu

ral

de

sd

e C

olo

mb

ia ·

Ca

teg

orí

as y

De

ba

tes

sentaciones, paisajes como la sabana de Bogotá, el Bajío mexicano o la selva amazónica, y se ha indagado sobre la manera como las prácticas de consumo les dieron forma a los territorios y a las relaciones sociales de las plantaciones de banano y de las regiones dedicadas a la producción gana-dera. Gallini cierra su texto planteando el tema de la rematerialización de la historia ambiental a través del uso de categorías analíticas, como la del metabolismo social, que implican nuevos retos para los investigadores, al igual que una perspectiva crítica frente al giro cultural.

Continuando con la discusión historiográica, y en concordancia con los planteamientos de Gallini, Stefan Pohl-Valero problematiza las dicotomías y compartimientos que han constituido la separación entre naturaleza y cultura, y a partir de allí señala cómo algunas perspectivas provenientes de la historia de la ciencia han optado por llevar a cabo un análisis conjunto, de una y otra, como si fueran una red sin costuras. Para el autor, una historia cultural de la ciencia debería tener como objetivo central analizar las complejas relaciones entre conocimiento, cultura y poder. Atendiendo a tal perspectiva, divide su artículo en tres partes que dan cuenta de la trayectoria que han tenido los estudios sobre la ciencia en las últimas décadas: en la primera expone la manera como la ciencia y la tecnología han sido examinadas como prácticas que producen repre-sentaciones sobre la naturaleza y la sociedad; en la segunda se aproxima a la forma como se han investigado las relaciones entre saberes, poderes y culturas, prestando especial atención a la historiografía colombiana; y en la última propone la categoría de artefacto cultural, como una apuesta teórica y metodológica que puede ser útil para la historia cultural y la de la ciencia. De acuerdo con Pohl-Valero, la ventaja del uso del concep-to de artefacto cultural es que permite indagar por “los procesos –tanto locales como globales– de comunicación y apropiación de la ciencia, a la vez que tiene en cuenta las relaciones entre la actividad cientíica y el ejercicio del poder”, centrando la atención en las redes que dan lugar a las representaciones y prácticas, perspectiva que ha planteado un reto episte-mológico para los historiadores contemporáneos.

Pasando al tema de las estructuras sociales de la economía, Heraclio Bonilla señala que para una comprensión correcta del funcionamiento de instituciones como moneda, mercado y precios hace falta aproximarse a los sistemas que las alojan, los cuales tienen características históricas y culturales particulares. El autor plantea que no se trata de cambiar un de-terminismo por otro, sino más bien de tener en cuenta la articulación in-trínseca de múltiples variables en un problema dado. Desde tal perspec-tiva analítica, Bonilla se detiene en el estudio de la moneda exponiendo

Historia Cultural_Taco.indd 38 5/03/12 15:01

Page 33: Apuntes Introductorios Historia Cultural

39 ~

Ap

un

tes i

ntr

od

uc

torio

s..

.

los retos que supone su análisis en sociedades como la andina precolonial y colonial y las del Pacíico que practican el plotach y el kula. Partiendo de los hallazgos que hicieron historiadores y antropólogos en la segunda mitad del siglo XX, el autor revisa la teoría sobre el valor de la moneda y concluye su texto señalando la importancia de hacer investigaciones sobre el signiicado económico-cultural y el alcance que tuvieron las mo-nedas primitivas, como la sal y las telas, en el contexto prehispánico y colonial. De esta forma, los textos de Gallini, de Pohl-Valero y de Bonilla invitan a pensar las signiicaciones en relación con otros temas y variables que potencian su análisis, tales como el medio ambiente, la construcción del conocimiento, las prácticas cientíicas, el poder y la economía, en un llamado de atención para enriquecer e incluso redimensionar las perspec-tivas culturalistas.

El libro inaliza con un epílogo en el que se propone una aproxi-mación a una categoría analítica cuyo potencial heurístico ha sido poco analizado en el ámbito de la historia cultural, aunque en algunas de las investigaciones que se deinen dentro de esta corriente historiográica se utiliza como referente temporal y de análisis y como estrategia de en-trada a los problemas de investigación: la categoría de acontecimiento-eventualización. Con la intención de proponer una discusión sobre dicha forma de aproximarse a los problemas de investigación, Francisco Ortega examina cómo durante los últimos años, y en el marco de la historia cultural y la nueva historia política, ha tenido lugar un regreso al acon-tecimiento, en cuanto concepto que “permite entender ciertas dinámi-cas de cambio que habían sido desatendidas previamente y desarrollar estrategias de investigación que corten con explicaciones teleológicas”. Tomando como estudio de caso las transformaciones ocurridas en Amé-rica hispánica entre 1808 y 1825, el autor insiste en la relevancia de mirar en detalle los momentos de intensa elaboración y ruptura, sin proponer con esto una vuelta a la historia patria de héroes y fechas, sino más bien abriendo la posibilidad de analizar cómo un hecho histórico es eventua-lizado, es decir, dotado de un signiicado particular a través de distintas narrativas sociales.

En la primera parte del escrito, Ortega ofrece una mirada panorá-mica de la manera como se dio el tránsito entre la noción de aconteci-miento y la de estructura, en un ámbito historiográico referido funda-mentalmente a la Escuela de los Annales y a la recepción que se hizo de esta en Colombia: el acontecimiento perdió importancia al ser asociado con una historia de corte tradicional, mientras que se privilegió la larga duración para observar los fenómenos sociales. Después de presentar

Historia Cultural_Taco.indd 39 5/03/12 15:01

Page 34: Apuntes Introductorios Historia Cultural

~ 40

His

toria

cu

ltu

ral

de

sd

e C

olo

mb

ia ·

Ca

teg

orí

as y

De

ba

tes

tal panorama historiográico, el autor señala los debates en los que se hace posible una nueva aproximación al acontecimiento, en tanto en cuanto esta signiica un descenso a las prácticas cotidianas y a los mi-croescenarios. A su vez, dicho planteamiento permite estudiar la transi-ción entre dos estructuras diacrónicas y la mediación entre la estructura y la cotidianidad. El texto cierra con una fecunda relexión sobre las posibilidades que ofrece la noción de acontecimiento-eventualización como categoría analítica y los retos que esta conlleva. En particular, se insiste en que, al igual que las categorías de prácticas, imaginarios y re-presentaciones, la de acontecimiento-eventualización “visibiliza la con-tingencia, la multiplicidad y heterogeneidad de la experiencia social, las diversas historicidades propias del pasado”, dando lugar también a la relexión sobre los márgenes, los intersticios y las relaciones entre historia, memoria y olvido.

Las relexiones, los debates y las críticas desarrolladas por los auto-res del libro expresan, en su conjunto, una agenda de temas y problemas que pueden ser revisados utilizando como herramientas las categorías analíticas y los enfoques metodológicos que la historia cultural propone y, a la vez, son una invitación a revisarlas con detenimiento para no per-der de vista sus limitaciones, su carácter transitorio y la necesidad de es-tar abiertos a los cuestionamientos y aportes que otras disciplinas, otras vertientes historiográicas y otras prácticas sociales pueden brindarnos. En una sociedad como la nuestra, atravesada por la guerra, la desigual-dad, la injusticia y la exclusión, pero también por las prácticas de vida, de solidaridad y de libertad, estar atentos a la convivencia de signiica-ciones fragmentarias, de formas de ver y de estar en el mundo, múltiples y variadas, es también un acto político y, por tal razón, los retos que en el conjunto de estos artículos se plantean no pretenden ser un panorama cerrado, sino más bien una invitación abierta al debate sobre el lugar y los desafíos que tienen la historia como disciplina y nosotros en cuanto académicos inmersos en nuestra sociedad contemporánea.

Obras citadas

Aguilera Peña, Mario. Los comuneros: guerra social y lucha anticolonial. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 1985. Impreso.

Historia Cultural_Taco.indd 40 5/03/12 15:01

Page 35: Apuntes Introductorios Historia Cultural

41 ~

Ap

un

tes i

ntr

od

uc

torio

s..

.

Aguilera Peña, Mario y Renán Vega Cantor. Ideal democrático y revuelta popular: bosquejo histórico de la mentalidad política popular en Colombia, 1781-1948. Bogotá: Instituto María Cano, 1991. Impreso.

Archila, Mauricio. Cultura e identidad obrera. Colombia 1910-1945. Bogotá: Cinep, 1991. Impreso.

___. “¿Es aún posible la búsqueda de la verdad? Notas sobre la (nueva) Historia Cultural”. Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura 26 (1999): 251-85. Impreso.

Arias Vanegas, Julio Andrés. Nación y diferencia en el siglo XIX colombiano. Orden nacional, racialismo y taxonomías poblacionales. Bogotá: Uniandes, 2005. Impreso.

Ashplant, T. G. y Gerry Smyth. “Schools, Methods, Disciplines, Inluences”. Explorations in Cultural History. Eds. T. G. Ashplant y Gerry Smyth. Londres: Pluto Press, 2001. Impreso.

Bhabha, Homi. El lugar de la cultura. Buenos Aires: Manantial, 2002. Impreso.Bachmann-Medick, Doris. Cultural Turns. Neuorientierung in den

Kulturwissenschaften. Hamburg: Rowohlt Taschenbuch Verlag, 2007. Impreso.

Bejarano, Jesús Antonio. “Guía de perplejos: una mirada a la historiografía colombiana”. Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura 24 (1997): 283-329. Impreso.

Biersack, Aletta. “Local Knowledge, Local History: Geertz and Beyond”. he New Cultural History. Ed. Lynn Hunt. Los Angeles: University of California Press, 1989. Impreso.

Borja Gómez, Jaime Humberto. Los indios medievales de fray Pedro de Aguado: construcción del idólatra y escritura de la historia en una crónica del siglo XVI. Bogotá: Centro Editorial Javeriano, 2002. Impreso.

Bourdieu, Pierre. Poder, derecho y clases sociales. Bilbao: Desclée de Brouwer, 2000. Impreso.

Burke, Peter. “La historia cultural y sus vecinos”. Alteridades 17.33 (2007): 111-7. Impreso.

Castro-Gómez, Santiago. La hybris del punto cero. Ciencia, raza e ilustración en la Nueva Granada (1750-1816). Bogotá: Pontiicia Universidad Javeriana, 2005. Impreso.

Castro-Gómez, Santiago y Eduardo Mendieta, eds. Teorías sin disciplina (latinoamericanismo, poscolonialidad y globalización en debate). México: Miguel Ángel Porrúa, 1998. Impreso.

Historia Cultural_Taco.indd 41 5/03/12 15:01

Page 36: Apuntes Introductorios Historia Cultural

~ 42

His

toria

cu

ltu

ral

de

sd

e C

olo

mb

ia ·

Ca

teg

orí

as y

De

ba

tes

Ceballos, Diana Luz. “Quyen tal haze que tal pague”. Sociedad y prácticas mágicas en el Nuevo Reino de Granada. Bogotá: Ministerio de Cultura, 2002. Impreso.

___. Prácticas, territorios y representaciones en Colombia 1849. Medellín: Universidad Nacional de Colombia, 2009. Impreso.

Chartier, Roger. Cultural History: Between Practices and Representations. Cambridge: Polity Press, 1983. Impreso.

___. “Poderes y límites de la representación. Marin, el discurso y la imagen”. Escribir las prácticas. Foucault, de Certeau, Marin. Buenos Aires: Manantial, 1996. Impreso.

___. Entre poder y placer. Cultura escrita y literatura en la Edad Moderna. Madrid: Cátedra, 2000. Impreso.

Chicangana, Yobenj. Historia, cultura y sociedad colonial siglos XVI-XVII I. Temas, problemas y perspectivas. Medellín: La Carreta, 2008. Impreso.

Colmenares, Germán. “Sobre fuentes, temporalidad y escritura de la historia”. Boletín de la Cultural y Bibliográico 10 (1987): 3-18. Impreso.

Daniel, Ute. Kompendium Kulturgeschichte. heorien, Praxis, Schlüsselwörter. Frankfurt: Suhrkamp, 2006. Impreso.

Darnton, Robert. he Great Cat Massacre and Other Episodes in French Cultural History. Nueva York: Basic Books, 1984. Impreso.

De Certeau, Michel. La invención de lo cotidiano. México: Universidad Iberoamericana, 1999. Impreso.

Dube, Saurabh. Sujetos subalternos. México: El Colegio de México, 2001. Impreso.

___. Historias esparcidas. México: El Colegio de México, 2007. ImpresoEscobar Villegas, Camilo. Lo imaginario. Entre las ciencias sociales y la historia.

Medellín: Eait, 2000. Impreso.Fiske, John. Die Fabrikation des Populären. Der John Fiske-Reader. Eds.

Rainer Winter, Lothar Mikos y homas Hartl. Bielefeld: Transcript, 2001. Impreso.

Francastel, Pierre. A realidade Figurativa. São Paulo: Perspectiva, 1988. Impreso. Friede, Juan. El indio en la lucha por la tierra. Historia de los resguardos del

macizo central colombiano. Bogotá: Instituto Indigenista de Colombia, Ediciones Espiral, 1944. Impreso.

Frijhof, Willem. “Foucault Reformed by Certeau: Historical Strategies of Discipline and Everyday Tactics of Appropriation”. Cultural History after Foucault. Ed. John Neubauer. Nueva York: Aldine de Gruyter, 1999. Impreso.

Historia Cultural_Taco.indd 42 5/03/12 15:01

Page 37: Apuntes Introductorios Historia Cultural

43 ~

Ap

un

tes i

ntr

od

uc

torio

s..

.

Flórez Malagón, Alberto. “Entre el quehacer y el deber ser de la historia en Colombia. Notas historiográicas”. Balance y desafío de la historia de Colombia al inicio del siglo XXI. Homenaje a Jaime Jaramillo Uribe. Eds. Adriana Maya Restrepo y Diana Bonnett Vélez. Bogotá: Universidad de los Andes, 2003. Impreso.

Geertz, Cliford. Interpretación de las culturas. Barcelona: Gedisa, 1988. Impreso.Gnecco, Cristóbal y Marta Zambrano, eds. Memorias hegemónicas,

memorias disidentes. El pasado como política de la historia. Bogotá: Instituto Colombiano de Antropología e Historia, Universidad del Cauca, 2000. Impreso.

Grossberg, Lawrence. What´s Going On? Cultural Studies und Populärkultur. Viena: Turia & Kant, 2000. Impreso.

Guillén Martínez, Fernando. El poder político en Colombia. Bogotá: Punta de Lanza, 1979. Impreso.

Guzmán Campos, Germán; Eduardo Umaña Luna y Orlando Fals Borda. La violencia en Colombia: estudio de un proceso social. Bogotá: Iqueima, 1962. Impreso.

Hall, Stuart. “Estudios culturales: dos paradigmas”. Sin garantías: trayectorias y problemáticas en estudios culturales. Stuart Hall. Eds. Eduardo Restrepo, Catherine Walsh y Victor Vich. Popayán: Envión editores, Instituto de Estudios Peruanos, Instituto Pensar, Universidad Andina Simón Bolívar, 2010. Impreso.

Hering Torres, Max S. Cuerpos anómalos. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2008. Impreso.

Huizinga, Johan. El otoño de la Edad Media. Madrid: Altaya, 1995. Impreso.Hunt, Lynn. he New Cultural History. Berkeley: University of California

Press, 1989. Impreso.Jaramillo Uribe, Jaime. El pensamiento colombiano en el siglo XIX. Bogotá:

Temis, 1964. Impreso.___. Manual de historia de Colombia. 3 vols. Bogotá: Instituto Colombiano

de Cultura, 1978-1980. Impreso.Kalmanovitz, Salomón. Economía y nación: una breve historia de Colombia.

Bogotá: Cinep, Universidad Nacional de Colombia, Siglo XXI, 1985. Impreso.

Koselleck, Reinhart. historia/Historia. Madrid: Trotta, 2004. Impreso.Kuper, Adam. Cultura. La versión de los antropólogos. Barcelona: Paidós, 2001.

Impreso.Landwehr, Achim. Kulturgeschichte. Stuttgart: Ulmer, 2009. Impreso.Levi, Giovanni. “Sobre microhistoria”. Formas de hacer la historia. Ed. Peter

Burke. Madrid: Alianza, 2003. Impreso.

Historia Cultural_Taco.indd 43 5/03/12 15:01

Page 38: Apuntes Introductorios Historia Cultural

~ 44

His

toria

cu

ltu

ral

de

sd

e C

olo

mb

ia ·

Ca

teg

orí

as y

De

ba

tes

Liévano Aguirre, Indalecio. Los grandes conlictos sociales y económicos de nuestra historia. Bogotá: Tercer Mundo, 1964. Impreso.

López de la Roche, Fabio. “El concepto de cultura política y su utilidad en el análisis social”. Paideia  2.16 (1996): 8-11. Impreso.

Luhmann, Niklas. “La cultura como un concepto histórico”. Historia y Grafía 8 (1997): 11-33.

Mandrou, Robert. De la culture populaire en France aux XVIIe et XVII Ie siècles. París: Stock, 1964. Impreso.

Martín-Barbero, Jesús. De los medios a las mediaciones. Comunicación, cultura y hegemonía. México: Gustavo Gili, 1987. Impreso.

Martín-Barbero, Jesús y Fabio López de la Roche, eds. Cultura, medios y sociedad. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 1998. Impreso.

Martínez Carreño, Aída. Mesa y cocina en el siglo XIX. Bogotá: Fondo Cultural Cafetero, 1985. Impreso.

___. La prisión del vestido: aspectos sociales del traje en América. Bogotá: Planeta, 1995. Impreso.

___ y Pablo Rodríguez. Placer, dinero y pecado. Historia de la prostitución en Colombia. Bogotá: Aguilar, 2002. Impreso.

Medina, Medóilo. La protesta urbana en Colombia en el siglo XX. Bogotá: Aurora, 1984. Impreso.

Melo, Jorge Orlando. “Los estudios históricos en Colombia: situación actual y tendencias predominantes”. Revista de la Dirección de Divulgación Cultural 2 (1969): 15-41. Universidad Nacional. Impreso.

___. “De la nueva historia fragmentada: la producción histórica colombiana”. Boletín Cultural y Bibliográico 36.50-51 (1999): 165-84. Impreso.

___. “Medio siglo de historia colombiana: notas para un relato inicial”. Revista de Estudios Sociales 4 (1999): 9-22. Impreso.

Múnera, Alfonso. Fronteras imaginadas: la construcción de las razas y de la geografía en el siglo XIX colombiano. Bogotá: Planeta, 2005. Impreso.

Nieto Arteta, Luis Eduardo. Economía y cultura en la historia de Colombia. Bogotá: Librería Siglo XX, 1941. Impreso.

Ortiz, Carlos Miguel. Estado y subversión en Colombia: la violencia en el Quindío, años 50. Bogotá: Cider, Uniandes, Cerec, 1985. Impreso.

Ospina Vázquez, Luis. Industria y protección en Colombia, 1810-1930. Medellín: FAES, 1955. Impreso.

Palacios, Marco. El café en Colombia, 1850-1970: una historia económica, social y política. Bogotá: Presencia, 1979. Impreso.

Posada, Francisco. Colombia: violencia y subdesarrollo. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 1969. Impreso.

Historia Cultural_Taco.indd 44 5/03/12 15:01

Page 39: Apuntes Introductorios Historia Cultural

45 ~

Ap

un

tes i

ntr

od

uc

torio

s..

.

Restrepo, Gabriel; Jaime Eduardo Jaramillo y Luz Gabriela Arango, eds. Cultura, política y modernidad. Bogotá: CES-Universidad Nacional de Colombia, 1998. Impreso.

Reyes Cárdenas, Catalina; Pablo Rodríguez y Magdala Velásquez, eds. Las mujeres en la historia de Colombia. 2 vols. Bogotá: Norma, 1995. Impreso.

Reyes Cárdenas, Catalina. Aspectos de la vida social y cotidiana de Medellín: 1890-1930. Bogotá: Colcultura, 1996. Impreso.

Rodríguez, Pablo. Sentimientos y vida familiar en el Nuevo Reino de Granada. Bogotá: Ariel, 1997. Impreso.

Rodríguez González, Ana Luz, comp. Pensar la cultura. Los nuevos retos de la historia cultural. Medellín: Universidad de Antioquia, 2004. Impreso.

Sánchez Gonzalo y Donny Meertens. Bandoleros, gamonales y campesinos: el caso de la violencia en Colombia. Bogotá: El Áncora, 1983. Impreso.

Sánchez, Gonzalo y María Emma Wills, comps. Museo, memoria y nación. Misión de los museos nacionales para los ciudadanos del futuro. Bogotá: Ministerio de Cultura, Museo Nacional de Colombia, PNUD, Iepri, Icanh, 2000. Impreso.

Sewell, William. Logics of History: Social heory and Social Transformation. University of Chicago Press, 2005. Impreso.

Silva, Renán. Prensa y revolución a inales del siglo XVII I: contribución a un análisis de la formación de la ideología de Independencia Nacional. Bogotá: Banco de la República, 1988. Impreso.

___. Las epidemias de viruela de 1782 y 1802 en la Nueva Granada: contribución a un análisis histórico de los procesos de apropiación de modelos culturales. Cali: Universidad del Valle, 1992. Impreso.

___. Los ilustrados de Nueva Granada 1760-1808. Genealogía de una comunidad de interpretación. Medellín: Eait, 2002. Impreso.

___. República Liberal, intelectuales y cultura popular. Medellín: La Carreta, 2005. Impreso.

hompson¸ Edward. he Making of the English Working Class. Londres: Victor Gollancz, 1963. Impreso.

Tirado Mejía, Álvaro, dir. Nueva historia de Colombia. 11 vols. Bogotá: Planeta, 1989. Impreso.

Tovar Zambrano, Bernardo, ed. La historia al inal del milenio: ensayos de historiografía colombiana y latinoamericana. 2 vols. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 1994. Impreso.

Tovar Zambrano, Bernardo, ed. “La historiografía colonial”. La historia al inal del milenio: ensayos de historiografía colombiana y latinoamericana. Vol. 1. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 1994. Impreso.

Historia Cultural_Taco.indd 45 5/03/12 15:01

Page 40: Apuntes Introductorios Historia Cultural

~ 46

His

toria

cu

ltu

ral

de

sd

e C

olo

mb

ia ·

Ca

teg

orí

as y

De

ba

tes

Tovar Zambrano, Bernardo. Diversión, devoción y deseo. La historia de las iestas de San Juan (España, América Latina, Colombia). Medellín: La Carreta, 2010. Impreso.

Turner, Victor. “Process, System, and Symbol. Anthropological Synthesis”. On the Edge of the Bush. Anthropology as Experience. Eds. Victor Turner y Edith L. B. Turner. Tucson: University of Arizona Press, 1985. Impreso.

Uribe Celis, Carlos. Los años veinte en Colombia: ideología y cultura. Bogotá: Aurora, 1985. Impreso.

Urrego Ardila, Miguel Ángel. Sexualidad, matrimonio y familia en Bogotá, 1880-1930. Bogotá: Ariel, Fundación Universidad Central, DIUC, 1997. Impreso.

Vega, Renán. “Reconfortante historia de las luchas laborales en los puertos del Caribe colombiano”. Boletín Cultural y Bibliográico, 69, 2005. Web <http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/publicacionesbanrep/boletin/bole69/bolet42.htm>

Weiler, Vera. “La versión psicogenética de la historia cultural. A propósito de los cien años del Instituto de Historia Cultural y Universal en Leipzig”. Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura 37.1 (2010): 227-67. Impreso.

Williams, Raymond. Culture and Society, 1780-1950. Londres: Columbia University Press, 1958. Impreso.

Historia Cultural_Taco.indd 46 5/03/12 15:01