apuntes estudiar

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LA DIVERSIDAD HÍDRICA ESPAÑOLA. 1. Factores y elementos del régimen fluvial. El régimen fluvial es la evolución del caudal de un río a lo largo de un año. El régimen fluvial está determinado por unos factores y compuesto por unos elementos. 1.1 Factores del régimen fluvial. La configuración y las características de los ríos españoles están condicionadas por una serie de factores geográficos, lo más destacados son : el clima, el relieve, la litología , la vegetación y el ser humano. El clima. Dos son los elementos del clima que actúan como factores del régimen de nuestros ríos. El primero son las precipitaciones debido a que el agua que alimenta los ríos y los acuíferos proviene de las lluvias. De esta forma, en función de la cuantía y de la distribución de las precipitaciones diferenciamos: - Una España húmeda, en el dominio del clima oceánico, con ríos de caudal abundante y regular . - Una España seca, en el dominio del clima mediterráneo, con ríos menos caudalosos y de caudal más irregular. - Una España árida, en el sureste peninsular, con ríos de caudal muy pobre y con grandes estiajes 1 . Las temperaturas son el otro elemento climático que influye en los ríos. Las temperaturas determinan las pérdidas de caudal por evaporación. Estas pérdidas de caudal por evaporación son máximas en el interior y el sureste peninsular durante el verano debido a las altas temperaturas. El relieve. 1 Estiaje: nivel más bajo o caudal mínimo de un río. En ocasiones el estiaje puede llegar a suponer la desecación completa del río ( lecho al descubierto). 1

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LA DIVERSIDAD HÍDRICA ESPAÑOLA.

1. Factores y elementos del régimen fluvial.

El régimen fluvial es la evolución del caudal de un río a lo largo de un año. El régimen fluvial está determinado por unos factores y compuesto por unos elementos.

1.1 Factores del régimen fluvial.La configuración y las características de los ríos españoles están condicionadas por una serie de factores geográficos, lo más destacados son : el clima, el relieve, la litología , la vegetación y el ser humano.

El clima.

Dos son los elementos del clima que actúan como factores del régimen de nuestros ríos. El primero son las precipitaciones debido a que el agua que alimenta los ríos y los acuíferos proviene de las lluvias. De esta forma, en función de la cuantía y de la distribución de las precipitaciones diferenciamos:- Una España húmeda, en el dominio del clima oceánico, con ríos de caudal

abundante y regular .- Una España seca, en el dominio del clima mediterráneo, con ríos menos caudalosos

y de caudal más irregular.- Una España árida, en el sureste peninsular, con ríos de caudal muy pobre y con

grandes estiajes1.Las temperaturas son el otro elemento climático que influye en los ríos. Las temperaturas determinan las pérdidas de caudal por evaporación. Estas pérdidas de caudal por evaporación son máximas en el interior y el sureste peninsular durante el verano debido a las altas temperaturas.

El relieve.

El relieve condiciona la disposición de la red fluvial, su organización, su capacidad erosiva y su régimen.La disposición y la organización. A causa de la orogenia alpina, durante el Terciario, la Península se inclinó hacia el oeste y eso determinó la disposición de la red fluvial actual, provocando que todos los grandes ríos, excepto el Ebro, a pesar de nacer cerca del Mediterráneo, discurran hacia el Atlántico atravesando las grandes llanuras de la Meseta. La capacidad erosiva. El relieve influye en la capacidad erosiva de los ríos, en su velocidad y en el volumen de sus crecidas. Cuanto más inclinado esté el terreno, mayor velocidad y capacidad erosiva tendrán los ríos. Por el contrario, en las zonas llanas o con escasa pendiente, las aguas apenas tienen movimiento, discurren mansas, y pueden llegar a presentar una circulación endorreica ( sin salida al mar), lo cual da lugar a las formaciones lacustres del interior de la PenínsulaEl régimen. El relieve, a causa de la altitud, afecta también al régimen hidrográfico. En las zonas de alta montaña durante el invierno las precipitaciones suelen ser en forma de nieve. La nieve caída queda retenida en las cumbres durante el invierno, y solo a partir

1 Estiaje: nivel más bajo o caudal mínimo de un río. En ocasiones el estiaje puede llegar a suponer la desecación completa del río ( lecho al descubierto).

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de la primavera y en algunos casos a inicios del verano, esas aguas se deshielan y se van incorporando a la red fluvial.

La litología.

Los suelos condicionan la red fluvial a causa de su diferente permeabilidad y resistencia a la erosión.La roca caliza es permeable, por lo que en las zonas en las que esta roca predomina, la escorrentía superficial es mínima e irregular ( sumideros y surgencias) y en cambio predomina la escorrentía subterránea.La roca silícea es muy poco permeable, esto favorece la circulación o escorrentía superficial y dificulta la escorrentía subterránea, que sólo la encontraremos en los sectores diaclasados, en los que el agua encuentra fracturas por las que escapar a los niveles subterráneos.Las rocas arcillosas son muy impermeables y generan escorrentías superficiales. Esto lo encontramos en las grandes cuencas sedimentarias: depresión del Ebro, Duero, Tajo, Guadalquivir.

La vegetación.

La vegetación retiene el agua de las precipitaciones, favorece la humedad del suelo y del subsuelo y dificulta la erosión. Por ello, en las regiones más densamente cubiertas por un tapiz vegetal hay una mayor disponibilidad hídrica. En cambio, en las regiones desprovistas de vegetación o con una vegetación poco densa, el agua de la lluvia se filtra menos, se incrementa la pérdida de agua por evaporación y el agua de arroyada fluye con mayor rapidez erosionando y destruyendo el suelo con mayor agresividad.

El ser humano.

El ser humano consume agua para su abastecimiento y el riego. Además el ser humano construye obras para compensar el consumo y regularizar el régimen de los ríos: presas, trasvases etc. .

Datos de los principales ríos españoles

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1.2 Elementos del régimen fluvial.

Los elementos del régimen fluvial son las formas que adopta o las circunstancias espacio-temporales por las que atraviesa un río. En los elementos del régimen fluvial analizamos el caudal, las variaciones estacionales, las crecidas y estiajes, la escorrentía y los materiales transportados. Este análisis se realiza en las estaciones de aforo, más de 750 en toda España.

El caudal o descarga

El caudal es la cantidad o volumen de agua que lleva un río, medida en m3, al pasar por un punto determinado (estación de aforo). El caudal de un río varía a lo largo de su recorrido, así suele ser mayor en la desembocadura, excepto cuando la evaporación , las filtraciones o las captaciones antrópicas no han menguado excesivamente su caudal, como suele suceder en los ríos del SE de la Península (Júcar, Segura), o en la zona de los Ojos del Guadiana. El caudal también varía según la estación del año en que nos encontremos: en verano la mayoría de ríos españoles reciben menos agua de las lluvias y su caudal es menor que en las estaciones lluviosas, primavera y otoño. En los ríos de régimen nival, la estación de menor caudal es el invierno dado que el agua caída en forma de nieve queda retenida en las cumbres, en estos ríos las estaciones de mayor caudal son las del deshielo, primavera o verano.El caudal se expresa de diferentes maneras y en relación con espacios y tiempos. Así tenemos:

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- Caudal absoluto: cantidad de agua evacuada por un río a lo largo de un año. Se puede expresar en m3/sg o en Hm 3 /sg. El Ebro tiene un caudal de 19.740 Hm3, el Duero, en su desembocadura portuguesa , de 20.498 Hm3 etc... .

- Caudal relativo: es la relación existente entre el caudal absoluto y la extensión de la cuenca en km2. Se expresa en l/sg/km2.

- Caudal medio: es la media aritmética del caudal de un río, expresada en m3/segundo, en un punto determinado y para un período de tiempo concreto ( un mes o un año). Si el cálculo se refiere a un año hablamos de caudal medio anual o módulo absoluto, si se refiere a un mes hablamos de caudal medio mensual. Así , por ejemplo, si decimos que el caudal medio del río Miño, en la estación de Los Peares, el año 1995, fue de 9’5 m3/s, estamos diciendo que en el año 1995, en la estación de aforo de Los Peares y de media, bajaron por el río Miño 9’5 m3 de agua cada segundo.

- Coeficiente medio de caudal (k):este es un dato muy interesante que relaciona el caudal medio anual con el caudal medio mensual. Se calcula dividiendo el caudal medio de cada mes en una estación de aforo entre el caudal medio anual o módulo absoluto en esa misma estación de aforo. El coeficiente medio de caudal (K) sirve para analizar el régimen de un río. En un gráfico de coeficiente de caudal se sitúan, en el eje inferior, los meses del año y, en el eje vertical, el coeficiente medio de caudal (k), que es el resultado de dividir el caudal medio de cada mes entre el caudal medio anual o módulo absoluto. El valor 1, es el caudal medio anual; un valor superior a 1 indica aguas altas; un valor inferior a 1 , aguas bajas.

Las variaciones estacionales.

Las variaciones estacionales de caudal están provocadas por la variación en las precipitaciones a lo largo del año. Por ejemplo, en verano la falta de lluvias provoca que los caudales disminuyan. Al momento de menor caudal le llamamos estiaje y al de mayor crecida. En la mayoría de los ríos españoles el estiaje se produce en verano debido a la sequía estival y las captaciones para el regadío. En las variaciones de caudal también influyen la nieve y su fusión en los cursos altos de los ríos de alta montaña. Así, en pleno invierno se puede reducir el caudal de algunos ríos debido a que gran parte las precipitaciones han sido en forma de nieve y por lo tanto el agua se ha mantenido en las cumbres. Esto sucede en los ríos de alta montaña o de régimen nival. Por ejemplo el Segre en Puigcerdà.

Las crecidas y estiajes.

Estos dos conceptos se refieren a los momentos de máximo caudal (crecidas) y a los de caudal mínimo (estiajes). Las crecidas pueden provocar efectos catastróficos (avenidas, desbordamientos) para el hombre, aunque son fenómenos normales en la vida de un río. Los efectos catastróficos hay que atribuirlos no tanto al carácter del río, difícil de cambiar, sino a la confianza, en ocasiones estúpida, y generalmente irresponsable, de aquellos grupos humanos que deciden ocupar con residencias, infraestructuras o campos de cultivo las áreas de influencia de los ríos . Los estiajes son los momentos de caudal mínimo y sus efectos suelen ser menos catastróficos que los de las crecidas, aunque si se alargan en el tiempo provocan serios problemas de abastecimiento a las poblaciones o al regadío (sequía). Crecidas y estiajes guardan una relación directa de dependencia con el tamaño de la cuenca de un río. A menor tamaño de cuenca, mayores serán los desbordamientos y

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más acusados los estiajes. En una cuenca pequeña una precipitación extraordinaria repercute inmediatamente, en cambio, en una cuenca de gran tamaño los efectos de una lluvia extraordinaria se retrasan e incluso se diluyen. Con los estiajes sucede lo mismo, en una cuenca pequeña, un tiempo prolongado sin lluvias se refleja instantáneamente en un estiaje a veces dramático debido a la escasez de reservas hídricas y a la escasa variedad de sus afluentes. En los ríos mediterráneos las crecidas se suelen dar en otoño y primavera, estaciones con mayor pluviosidad. En los ríos de las vertientes Atlántica y Cantábrica las crecidas suelen ser invernales, época de mayor precipitación. En los ríos de alta montaña y régimen nival, ríos pirenaicos por ejemplo, las crecidas se producen con el deshielo, esto es: en la primavera o a inicios del verano. El estiaje de los ríos españoles se dan en verano debido a la reducción de las precipitaciones, aunque en los ríos de régimen nival las aguas altas se dan tarde, en junio-julio, ya que la nieve en estas alturas se funde muy tarde

La escorrentía superficial y el coeficiente de escorrentía.

La escorrentía superficial es el desplazamiento de las aguas por la superficie de la Tierra. El coeficiente de escorrentía es la relación entre la precipitación caída y el agua que circula por el río. Se expresa en tanto por cien. Este dato es muy interesante, porque expresa la parte de agua que escurre en cada cuenca, la cual depende de la evapotranspiración y de las filtraciones. El Guadiana, por ejemplo, es un caso muy extremo, ya que sólo escurre un 17 % de las precipitaciones caídas. Ello es debido a que una gran parte del agua se filtra.

Los materiales de transporte o arrastres.Los ríos erosionan el suelo que atraviesan arrancando materiales que arrastran (rocas, tierra). Normalmente los ríos tienen mayor fuerza erosiva en su cabecera porque es allí donde salvan mayores diferencias de altitud y por tanto bajan con más fuerza. En el cauce medio transportan los materiales erosionados y en la desembocadura la escasa capacidad de arrastre del agua hace que depositen los materiales que transportaba, de ahí la formación de los deltas, estuarios, etc. .

2. Los regímenes hidrográficos. Los grandes cursos fluviales y las vertientes hidrográficas.

2.1 Los regímenes hidrográficos.

El régimen fluvial o hidrográfico es la variación del caudal que sufre un río a lo largo de un año. Para estudiar estas variaciones se compara su caudal medio mensual con el caudal medio anual, que se adopta como unidad. Los factores que más influyen en la variación del caudal de un río son:

- El clima de la zona que atraviesa el río, especialmente las precipitaciones.- Las características del roquedo (las calizas retienen las aguas durante el período

de abundancia para devolverlas con regularidad al cauce mediante los sifones), de manera que los río apenas aprecian los máximos y los mínimos de precipitación.

- La existencia de embalses para regularizar el caudal.

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De acuerdo con estos elementos, diferenciamos regímenes simples y regímenes complejos.

Los regímenes simples son propios de ríos cortos cuya cuenca se encuentra en un medio climático homogéneo. Son los siguientes:

Régimen nival. Los ríos con régimen nival son aquellos que se alimentan fundamentalmente con el agua de las nieves, esto supone una fuerte reducción de su caudal en invierno (por ser todas las precipitaciones en forma de nieve y quedar solidificadas en las cumbres) y aguas altas en primavera e inicios del verano por el deshielo (junio-julio), a partir de julio se inicia un estiaje por debajo del módulo medio (1) que durará hasta junio-julio del año siguiente. Son ríos caudalosos y regulares. El régimen nival es propio de las zonas de montaña, con cabeceras por encima de los 2.500 metros de altitud, en España este régimen se da sólo en los Pirineos. Ejemplos de este régimen son el Sallent , el Segre en su curso alto, ambos en los Pirineos.

Régimen nivo-pluvial: el predomino de la nieve no es tan evidente como en el nival. Es un régimen mixto, propio de los ríos de montaña media ( 2000-2500 metros de altitud) , lo encontramos en ríos pirenaicos y también en el curso superior de los ríos de la Cordillera Cantábrica ( Sella, Nalón) y algunos ríos del Sistema Central. Su régimen depende mayoritariamente de las nieves, pero las lluvias también influyen en sus crecidas. Las aguas altas aparecen en abril o mayo con la fusión de las nieves y también en octubre-noviembre, cuando empiezan las lluvias otoñales y casi se roza el módulo medio (1). Las aguas descienden durante el invierno hasta la primavera, época en la que las aguas del deshielo provocan su pico máximo en abril o mayo. El estiaje veraniego no es muy profundo y por lo que durante la estación estival su caudal se mantiene cercano a la unidad gracias a los aportes pluviales.. El Ter, el Gállego y el Nalón son algunos ejemplos.

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Régimen pluvio-nival: es un régimen mixto, propio de los ríos de montaña media ( 1600 a 1800 metros de altitud). La aportación pluvial domina sobre la nival. Las aguas altas aparecen a finales del invierno e inicios de la primavera ( febrero o marzo), cuando al agua del deshielo se suma el agua procedente de las lluvias. El estiaje veraniego se alarga hasta entrado el otoño y se sitúa bastante por debajo de la unidad. Este régimen lo encontramos en algunos ríos del Sistema Central, el Sistema Ibérico y la Cordillera Cantábrica. Los ríos con este régimen presentan diferencias entre sí, pues los que nacen en el Sistema Ibérico y Central son mucho más irregulares que los que descienden desde la cordillera Cantábrica. El Júcar tiene este régimen a su paso por Cuenca. El Duero y el Tajo tienen este régimen en algunas zonas de su cabecera. El Henares, el Alagón, el Tormes, el Lozoya o el Pisuerga, son ejemplos de ríos de régimen pluvio-nival.

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Régimen pluvial. La mayoría de los ríos españoles pertenece a este grupo. Son ríos cuyo caudal depende únicamente de las lluvias y normalmente sufren una importante reducción de su caudal en verano . Dentro del régimen pluvial distinguimos:

Régimen pluvial oceánico : es el régimen típico de los ríos del norte de España de clima oceánico. Se trata de ríos con caudal abundante y bastante regula gracias al clima que los alimenta. Presentan un máximo de caudal en invierno y un estiaje en verano. Aunque el estiaje veraniego es importante, está muy lejos de los extremos de sequía que sufren los ríos mediterráneos, en los cuales los cauces pueden llegar a quedarse secos. Aquí hay que indicar que el módulo K o unidad es un concepto relativo, así, este módulo 1 en el río Miño a su paso por Orense ( Pluvial oceánico) representa 243 m3 por segundo, mientras que en un río mediterráneo como el Foix, a su paso por el Pantano de Foix, el módulo o unidad, representan 0’43 m3 por segundo. Ríos con este régimen son el Miño, el Tambre o el Ulla . El resto de ríos del norte suelen tener una influencia nival en su cabecera, más o menos acusada.

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Régimen pluvial mediterráneo : es el régimen típico de los ríos de la vertiente mediterránea, una zona de lluvias escasas e irregulares que genera ríos con un caudal escaso e irregular. Estos ríos presentan tres picos de máximos: dos coincidiendo con las lluvias de primavera, al principio y al final de esta estación ( febrero-marzo y mayo-junio), y uno coincidiendo con las lluvias de otoño ( noviembre-diciembre), este pico suele ser el más acusado; y tres picos de mínimos o depresiones: el principal en verano (julio) y los otros dos, menos acusados, en enero y marzo-abril. Ejemplos de ríos de la vertiente mediterránea que presentan este régimen son : el Ter, el Llobregat, el Francolí, el Júcar y el Segura . Se puede apreciar la DANA o gota fría.

Régimen pluvial mediterráneo continental . Este régimen aparece en los ríos del interior de la Península y refleja perfectamente la evolución del clima a lo largo del año. Aquí se producen dos picos: el principal en primavera ( abril-mayo) y el secundario en otoño ( noviembre-diciembre). El estiaje veraniego se alarga desde julio hasta octubre, durante el invierno el caudal queda por encima de la unidad. Ejemplos de este régimen son los ríos Eresma, Tajuña, Alagón, todos ellos alimentados por el Sistema Central.

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Régimen pluvial mediterráneo subtropical . Este régimen se limita a los ríos del sur de la Península que desembocan en el Mediterráneo. El pico máximo se da en febrero-marzo, hay un máximo secundario en diciembre. Entre estos dos picos aparece una depresión en enero. El estiaje veraniego es profundo y largo en el tiempo, prolongándose desde mayo hasta noviembre. Ejemplos de este régimen son los ríos Guadalhorce, Andarax, Guadairo, Guadalfeo y Adra, todos ellos en Andalucía.

2.2 Los grandes cursos fluviales y vertientes hidrográficas.

Los grandes cursos fluviales presentan regímenes complejos, en los que se combinan distintos tipos de alimentación, ya que a lo largo de sus extensas cuencas van cambiando las condiciones climáticas y además reciben aportes de numerosos afluentes cuyas aguas tienen su origen en climas diversos.

Una vertiente hidrográfica es el conjunto de cuencas cuyas aguas desembocan en el mismo mar. Los ríos españoles se distribuyen en tres vertientes hidrográficas: la cantábrica, la atlántica y la mediterránea.

Los ríos de la vertiente cantábrica son cortos ya que nacen en montañas altas (2000 metros) cercanas a la costa ( 100 km). Al tener que salvar un gran desnivel entre su nacimiento y su nivel de base ( el mar Cantábrico), discurren con una importante torrencialidad y poseen una gran fuerza erosiva. Esta fuerza erosiva se incrementaría si las laderas de los relieves que atraviesan no estuvieran protegidas por la vegetación. Los ríos cantábricos son numerosos, caudalosos y de régimen bastante regular gracias a la abundancia y la regularidad de las precipitaciones. Con un régimen pluvial o pluvio-nival. Para aprovechar este caudal abundante y regular así como la topografía abrupta de la zona se construyen pantanos destinados a la producción de energía hidroeléctrica ( saltos de agua).

Los ríos vascos (Bidasoa, Nervión) son los más regulares. Los cántabros y asturiano (Pas, Deva, Sella, Nalón, Narcea, Navia) tienen una mayor fuerza erosiva. Y los ríos gallegos (Eo, Tambre, Ulla, Miño, Sil) son los que presentan un curso más suave, acorde con el relieve del Macizo Galaico.

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Los ríos de la vertiente atlántica son largos ya que nacen cerca del Mediterráneo y desembocan en el Atlántico. Discurren por llanuras en las que apenas se hunden. Su régimen es irregular, aunque su caudal absoluto es elevado. Presentan estiaje en verano ( mayor cuanto más al sur está el río) coincidiendo con el mínimo de precipitaciones. También puede darse un mínimo secundario en invierno debido al predominio de situaciones anticiclónicas en la Meseta. En primavera y otoño presentan crecidas gracias a las lluvias. En esta vertiente se localizan las grandes cuencas fluviales españolas ( excepto la del Ebro).

El Duero tiene la cuenca más extensa de la Península. Se trata de una cuenca circundada por montañas que ocupa toda la submeseta norte. El Duero recorre 937 km desde los Picos de Urbión hasta su desembocadura en Oporto, siendo el tercer río más largo de la Península, tras el Tajo y el Ebro. El Duero nace en los Picos de Urbión, en el Sistema Ibérico y drena la Submeseta Norte, recogiendo las aguas de la Cordillera Ibérica, de la Cantábrica y del Sistema Central. Sus afluentes de la margen derecha (septentrional en este caso) (Pisuerga y Esla) son más caudalosos que los de a margen izquierda o meridional (Duratón, Adaja, Tormes).

Tras atravesar las tierras castellanas se encaja en los Arribes del Duero, salvando el gran desnivel entre las tierras españolas y portuguesas. Este desnivel se aprovecha para la construcción de presas hidroeléctricas. Los afluentes portugueses, alimentados por lluvias de clima oceánico, incrementan el caudal del Duero en tierras lusas. Gracias a estos aportes el Duero se acaba convirtiendo en el río más caudaloso de la Península ( 20.500 hm3). El Duero tiene 16 embalses, 7 en España y 9 en Portugal destinados principalmente al aprovechamiento hidroeléctrico. En la cuenca del Duero hay que destacar el Canal de Castilla, una obra magnífica de ingeniería iniciada en el siglo XVI como vía de transporte y que hoy se sigue utilizando para el regadío y el suministro de agua a las poblaciones. Los portugueses lo llaman Douro.

El Tajo tiene su cuenca en la Submeseta Sur y es el río más largo de la Península: nace en la Sierra de Albarracín ( Sistema Ibérico, Teruel) y desemboca en Lisboa. Desde su nacimiento en el Sistema Ibérico el Tajo discurre por la Submeseta Sur flanqueado por el Sistema Central al norte y los Montes de Toledo al Sur, más cercano a estos que al Sistema Central ( cuenca disimétrica). Los afluentes de la derecha o norte (Jarama, Alberche, Tiétar y Alagón) le aportan más agua que los de su izquierda o sur (Guadiela, Algodor y Almonte). Recién salido se la Serranía conquense el Tajo se encaja en las tierras calizas alcarreñas dejando extensos páramos colgados sobre campiñas. A continuación recibe los aportes del Guadiela, que triplican su caudal gracias a las aguas traídas desde la Serranía de Cuenca. Aquí se forma el llamado Mar de Castilla, un conjunto hidraúlico constituido por los embalses de Almoguera, Bolarque, Entrepeñas, Estremera y Zorita situados en el Tajo medio, y el de Buendía, en el bajo Guadiela. Los dos embalses más destacados son el de Entrepeñas y Buendía, de ellos sale el trasvase Tajo-Segura que llevará agua hasta la huerta murciana. Pasado Aranjuez el Tajo distribuye parte de sus aguas a través de varios canales (Entremera, Tajo, Cola Alta) que salen de su margen derecha. Llegado a Toledo el Tajo se hinca en una profunda herradura sobre el roquedo granítico de la zona, dejando la capital castellano-manchega colgada a más de 100 metros. Más adelante un nuevo canal, el de Alberche ( no confundir con el afluente homónimo) vuelve a sangrar el Tajo para irrigar la huerta de Talavera. Superada esta zona el Tajo se encaja y aparecen

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nuevos embalses: Azután, Valdepeñas y Torrejón. A medida que se aproxima al Atlántico recibe mayor aportación pluviométrica: en su curso bajo, los afluentes portugueses de la Sierra de la Estrella incrementan su notablemente su caudal.

El Tajo es un río regulado por veinte embalses. Parte de sus aguas son captadas por un trasvase: el trasvase Tajo – Segura, además de los varios canales ya citados. Las aguas del Tajo se aprovechan para refrigerar una central nuclear ( José Cabrera), cerrada desde 2006, para producir electricidad (presa de Alcántara) y para el regadío.

El Guadiana nace en las Tablas de Daimiel (Ciudad Real) a partir de la confluencia de los ríos Cigüela, Záncara ( procedentes de la Serranía de Cuenca); Guadiana Alto , Azuer (procedentes del Campo de Montiel) y de los aportes hídricos del Acuífero 23. Desemboca en Ayamonte (Huelva). El Guadiana discurre relajado sobre las calizas de la Submeseta Sur, sin tomarse la molestia de encajarse2, formando la gran llanura manchega entre los Montes de Toledo, Sierra Morena y las Béticas. Es un río de caudal pobre e irregular, con acusados estiajes, debido a las escasas lluvias que recibe y a que la litología caliza de gran parte de su cuenca favorece la filtración y la circulación subterránea. De hecho el Guadiana presenta una escorrentía superficial muy baja: sólo escurre en superficie el 17% de las precipitaciones caída. Tras un recorrido este oeste, en las cercanías de Badajoz el río gira hacia el suroeste sirviendo de línea fronteriza entre Portugal y España durante 70 kilómetros hasta desembocar en Ayamonte, provincia de Huelva. Casi todos sus embalses se utilizan para el regadío. Es el cuarto río más largo de la Península.

El Guadalquivir. La cuenca del Guadalquivir forma una gran triángulo isósceles entre Sierra Morena , las Béticas y el Atlántico. Esta cuenca surgió al final de la orogenia alpina y permaneció durante mucho tiempo sumergida bajo las aguas del mar, el recuerdo de este pasado sumergido se manifiesta aún hoy en las tierras bajas e invadidas por el Atlántico de su desembocadura. Se trata de una cuenca disimétrica en la que el río grande ( pues eso significa en árabe Guadalquivir) discurre pegado a Sierra Morena durante dos tercios de su longitud, siguiendo una dirección NE-SW hasta Alcalá del Río, donde rectifica su dirección para tomar una orientación casi meridiana buscando el océano. El Guadalquivir, llamado por los romanos Betis, nace en la Sierra de Cazorla y recorre 650 kilómetros hasta su desembocadura en Sanlúcar de Barrameda, en el Golfo de Cádiz. A diferencia de los otros grandes ríos de la Península, los aportes hídricos de los afluentes de las dos márgenes del Guadalquivir están bastante equilibrados. Estos afluentes aportan aguas procedentes de Sierra Morena al norte y de las Béticas por el sur. Su principal afluente es el Genil, que le aporta una abundante caudal.

En su tramo final el Guadalquivir hace honor a su nombre desparramándose en una gran llanura que conforma las Marismas del Guadalquivir, aquí se localiza el Parque nacional de Doñana. El Guadalquivir es navegable hasta Sevilla y sus aguas se utilizan para el regadío.

2 El Guadiana no se encaja en la capa caliza de su cuenca a causa de dos razones, una geomorfológica y otra climática. En primer lugar, la cuenca del Guadiana no ha sufrido ninguna fractura tectónica; en segundo lugar, las escasas precipitaciones que recibe lo incapacitan para ejercer una erosión fluvial semejante a la protagonizada por el Tajo.

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Los ríos de la vertiente mediterránea. La vertiente mediterránea se extiende, de norte a sur, desde Gerona hasta Gibraltar. Hacia el interior, la divisoria de aguas de esta vertiente está marcada por el Sistema Ibérico y los Sistemas Béticos, este hecho provoca que, a excepción del Ebro, los ríos sean cortos pues las montañas en las que nacen están muy cerca del mar . Son ríos abarrancados, que erosionan violentamente las laderas deforestadas y arrastran derrubios. Debido al régimen pluviométrico del clima mediterráneo, escaso e irregular, los ríos mediterráneos presentan un caudal escaso y muy irregular. En verano presentan importantes estiajes ( mayores cuanto más al sur esté el río) y en el otoño pueden sufrir crecidas catastróficas originadas por las lluvias torrenciales ( caso, por ejemplo, del río Júcar). Como consecuencia se hace necesario construir en ellos embalses que regularicen el caudal y abastezcan de agua la agricultura, la industria y a los núcleos de población. En la vertiente mediterránea son también frecuentes los torrentes o ramblas, cursos intermitentes que sólo llevan agua cuando llueve; durante gran parte del año sus cauces o ramblas se encuentran secos.Los ríos más importantes de esta vertiente son: Fluvià, Ter , Llobregat , catalanes; Mijares (Millars), Palancia, Turia, Júcar (Xúquer), valencianos; Segura, Murcia; y los andaluces Almanzora, Guadalfeo y Guadalhorce. El Ebro, aunque pertenece a la vertiente mediterránea, presenta unas característica muy diferentes al resto.

El Ebro es el río más caudaloso de España y también el que presenta un régimen más complejo. Nace en Fontibre, en la Cordillera Cantábrica, por lo que en su cabecera presenta un régimen pluvio-nival y pluvial oceánico. En su curso medio recibe aportes de afluentes pirenaicos ( nivopluviales y pluvionivales) e ibéricos ( pluvio-nivales y pluviales mediterráneos ). Los afluentes pirenaicos Ega, Arga, Aragón, Gállego y Segre son los que le aportan mayor caudal ( el 80 %) . La aportación de los afluentes ibéricos (Jalón, Guadalope y Matarraña) es bastante escasa. En el centro de su cuenca sufre elevadas pérdidas por razones climáticas ( evaporación) y antrópicas (embalses y captación de agua). En este sentido, hay que destacar que gracias a las obras de ingeniería ( embalses y canales) el valle del Ebro es en la actualidad la zona de regadío más extensa de España. Entre los embalses destacamos los de Mequinenza y Caselles. Los canales que sangran el Ebro y distribuyen sus aguas en los campos de la región son Tauste, Monegros, Aragón, Urgell etc . En su desembocadura más allá de Amposta forma un delta con los materiales que arrastra.

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Balance hídrico en hectómetros cúbicos anuales. 1Obsérvese en el mapa cómo las cuencas hidrográficas de los ríos que desembocan en el atlántico presentan un claro superávit ( círculos en blanco); frente a ellos, las cuencas mediterráneas ( círculos rayados) muestran, excepto en el caso del Ebro, un grado más o menos preocupante de déficit hídrico

Baleares y Canarias carecen de ríos propiamente dichos. Poseen arroyos o corrientes de agua de escaso caudal, alimentados por manantiales (afloramientos a la superficie de aguas subterráneas). Ambos archipiélagos cuentan con numerosos acuíferos. En Canarias la sobreexplotación de los acuíferos ha hecho que hoy apenas queden arroyos permanentes. En ambos archipiélagos son también frecuentes los torrentes (ramblas).Ceuta y Melilla carecen de ríos, sus recursos hidrográficos se limitan a una red formada por arroyos de escasa longitud y de marcado carácter estacional y torrencial.

3. Lagos, lagunas, humedales y aguas subterráneas.Junto a las aguas de escorrentía superficial que conforman la red fluvial, en España encontramos otras zonas húmedas como los lagos y lagunas, los humedales, las albuferas, las marismas y los deltas. Además en algunas zonas de nuestro territorio tienen una gran importancia las aguas subterráneas o acuíferos.

3.1 Lagos y lagunas.Los lagos y las lagunas constituyen los llamados medios lacustres. Se trata de masas de agua profundas y estables formadas por la acumulación natural de agua en zonas deprimidas de la superficie. Los lagos se diferencian de las lagunas por su mayor extensión y profundidad. En España está contabilizados 2.474 lagos y lagunas, aunque en general son de pequeñas dimensiones y en muchos casos de carácter estacional. Los lagos y lagunas son espacios muy sensibles que a menudo se ven afectados por prácticas humanas inadecuadas, como la extracción de agua para el regadío, la perforación de pozos en sus alrededores, el vertido de escombros o su desecación por considerarlos insalubres. Los lagos y lagunas los podemos dividir en dos grandes tipos según cuál sea su origen: endógenos y exógenos.

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Los lagos endógenos son aquellos que se han formado por la acción de fuerzas o fenómenos del interior de la Tierra. Dentro de éstos distinguimos:

- Los lagos tectónicos se forman en terrenos hundidos o fosas tectónicas de origen orogénico. Entre ellos destacamos la laguna de Janda, en Cádiz, actualmente desecada; y el lago Carucedo, en León.

- Los lagos volcánicos son lagos instalados en cráteres apagados de antiguos volcanes. Destacamos el conjunto de lagunas del Campo de Calatrava en Ciudad Real ( lagunas de Fuentillejo, Caracuel, Lomillos y Nava Grande)

Los lagos exógenos, más abundantes que los anteriores, tienen su origen en la acción erosiva de fuerzas del exterior de la Tierra: el hielo, el agua o el viento. Dentro de este grupo distinguimos:

- Los lagos glaciares se forman en las cubetas excavadas por los hielos glaciares en los circos del glaciar (lagos de circo) o en el valle (lagos de valle), lagos pirenaicos. En otras ocasiones se forman por la obstrucción causada por las morrenas en el valle glaciar (lagos de Sanabria en Zamora).

- Los lagos cársticos se han formado en las cubetas generadas por la erosión de las calizas. Lagunas de Ruidera en Ciudad Real.

- Lagos mixtos son los que se han formado por la acción conjunta de fuerzas exógenas y endógenas. Lago de Banyoles en Gerona, de origen tectónico y cárstico.

3.2 HumedalesLos humedales, también llamados medios palustres, son zonas húmedas de escasa profundidad que en verano pueden llegar a desecarse a causa de la evaporación y la ausencia de lluvias. Se trata de superficies de transición entre el agua y la tierra, los hay dulces y salados. Los humedales son espacios con un alto valor ecológico debido a su importante contribución a la vida animal y vegetal. Este importante papel biológico de los humedales se debe a dos causas:

- Su escasa profundidad favorece la penetración de la luz solar y permite la fotosíntesis.

- Su contacto con la tierra favorece el aporte continuo de nutrientes.Por todo ello, los humedales son hoy día espacios naturales protegidos, con mayor o menor intensidad, eficacia y sinceridad, y constituyen espacios fundamentales para la vida de muchas especies de aves. A parte de su contribución a la vida de muchas especies animales y vegetales, los humedales tienen una gran importancia en el ciclo del agua: controlan las avenidas, retienen sedimentos, alivian o rellenan acuíferos y actúan como reguladores de la capa freática. El castellano ha desarrollado un amplio catálogo de palabras destinadas a bautizar estos espacios hídricos tan frágiles y diversos: lagunas, charcas, aguazales, ciénagos, tremedales, tablas, salinas, turberas, marismas, albuferas etc… . Los humedales podemos dividir en: -Lagunas arreicas del interior. Se dan en las zonas áridas o semiáridas del interior donde las aguas no tienen fuerza suficiente para llegar al mar, no hay ríos que las canalicen, y se acumulan en zonas deprimidas o llanas formando tablas o charcas de aguas someras, raramente llegan al metro de profundidad. Suelen ser salobres y en verano reducen considerablemente su extensión, llegando incluso a desaparecer. Se extienden por La Mancha, donde destacan el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, lagunas de Pétrola o de Pedro Muñoz; la depresión del Ebro, por ejemplo la Estanca de Alcañiz en Teruel, y otras áreas del sureste peninsular: Salinas o el Fondó de Elche en Alicante.

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- Las albuferas y marismas litorales. Las albuferas son lagos salados separados del mar por un cordón litoral. Destaca la Albufera de Valencia, las salinas del Cabo de Gata en Almería y el Parque Natural de S’Albufera en Mallorca.Las marismas se generan en zonas llanas litorales. Se trata de superficies en las que confluyen los aportes de agua del mar con los de origen fluvial e incluso subterráneo. En España destacan las marismas que se generan en la desembocadura del río Guadalquivir y que forman, junto al monte limítrofe (cotos) y a las playas con dunas el Parque Nacional de Doñana, uno de los espacios más importantes de Europa para el mantenimiento y desarrollo de la fauna.

En nuestro país, durante muchos siglos, los humedales se han considerado espacios nocivos parta la salud de la población a causa del paludismo y otras enfermedades asociadas a las aguas estancadas. Esta percepción, unida al concepto de su inutilidad económica, ha llevado, hasta hace pocas décadas, al desarrollo de políticas destinadas a su desecación. No fue hasta 1985 cuando se derogó la Ley Cambó (1918) que fomentaba la desecación de humedales para erradicar el paludismo y convertir las nuevas superficies ya desecadas en espacios útiles para el cultivo. Esta ley tuvo efectos devastadores en los medios palustres españoles, pues produjo la desaparición de cientos de zonas húmedas. A pesar de la derogación de dicha ley, nuestros humedales siguen siendo espacios sometidos a una fuerte presión:

- Detracción de agua para el regadío.- Modificaciones en sus fuentes de alimentación mediante drenajes y

canalizaciones.- Deforestación de sus alrededores.

El acoso al que se han visto sometidos estos espacios, unido a su fragilidad, han provocado que incluso humedales tan importantes y simbólicos como las Tablas de Daimiel ( Ciudad Real), Parque Nacional desde 1973, estén a punto de desaparecer a causa de las canalizaciones de las aguas fluviales y la sobreexplotación de los acuíferos que las alimentan y por tanto mantienen.

3.3 Los acuíferos.Los acuíferos son embolsamientos de agua subterránea. Los acuíferos se forman cuando el agua de las precipitaciones se infiltra por los poros y grietas del suelo hasta alcanzar un nivel de rocas impermeables. Parte del agua de los acuíferos retorna a la superficie de forma natural a través de manantiales o desaguando en otro acuífero en un río o en el mar.En muchas ocasiones el agua de los acuíferos se extrae de forma artificial por el hombre a través de pozos y galerías ( minas). El agua de los acuíferos presenta algunas ventajas frente a las aguas superficiales: suelen carecer de organismos nocivos, por lo que no precisan tratamiento para su uso. En España los acuíferos presentan graves problemas de sobreexplotación y de contaminación antrópica ( nitratos procedentes de la agricultura).Actualmente la península Ibérica cuenta con más de cuatrocientos acuíferos. Los encontramos en la regiones de litología arcillosa (depresiones terciarias del Duero, Tajo, Guadiana, Ebro y Guadalquivir) y en las de litología caliza , siguiendo la Z invertida del roquedo calcáreo que va desde los Pirineos hasta las Béticas. También en los terrenos volcánicos de las Canarias. El agua de los acuíferos calcáreos es de mayor calidad que la de las regiones arcillosas, estos últimos suelen estar asociados a depósitos salinos.En las islas Baleares y Canarias la mayor parte de los recursos hídricos proceden de acuíferos

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