aproximación a la unidad párrafo-gonzÁlez coba

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  • 7/25/2019 Aproximacin a La Unidad Prrafo-GONZLEZ COBA

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    Estudios de Lingstica del Espaol35.1 (2014), pp. 161-188

    Estudios de Lingstica del Espaol2014. Reservados todos los derechos.ISSN: 1139-8736 http://infoling.org/elies

    Aproximacin a la unidadprrafo. Un enfoque plurali

    Jacinto Gonzlez CobasUniversidad Autnoma de Madrid

    [email protected]

    Resumen

    El prrafo es una unidad de suma importancia en los procesos de produccin einterpretacin del texto. Constituye un vnculo entre el emisor y el receptor, en elsentido de que permite a aquel dar forma a la estructura mental que subyace al escrito,al tiempo que gua al lector hacia una interpretacin determinada. Es cierto, no obstante,que los pargrafos no poseen unas propiedades homogneas y siempre perceptibles, locual ocasiona problemas, a la hora de segmentar en prrafos un texto, a los usuarios dela escritura menos experimentados, al tiempo que justifica la tardanza con que se hanadoptado los actuales procedimientos ortotipogrficos de marca de prrafo.

    Palabras clave: coherencia, prrafo, texto, unidad discursiva, unidad textual.

    AbstractThe paragraph is a unit of great importance in the processes of production andinterpretation of the text. It constitutes a link between the addresser and the addressee inthe sense that it allows to shape the underlying mental structure of the writing whileguiding the reader towards a particular interpretation. It is true, however, that

    paragraphs do not have homogeneous and always noticeable features when it comes tosegment a text into paragraphs. This causes problems to the less experienced users ofwriting and it is also the reason for the delay in adopting the current procedures oforthotypography of paragraph mark.

    Key words: coherence, paragraph, text, discursive unit, textual unit.

    1. Introduccin

    Aunque en los ltimos aos se ha incrementado el inters hacia el prrafo, seguramentedebido a que algunos autores se han visto atrados por asuntos como la elaboracin delos textos y por presentar recomendaciones para mejorar las tcnicas de redaccin,

    puede afirmarse que, en gran medida, esta unidad ha sido ignorada en la bibliografalingstica. A esta situacin ha contribuido que, en trminos formales, no es fcil dedelimitar, as como el hecho de que ha sido considerada por muchos, ms que una

    unidad discursiva, un mero instrumento de presentacin al servicio de los usuarios de laescritura con el que dar estos ltimos a sus textos un formato reconocible y atractivo aprimera vista. Ello justifica que haya que acudir a los manuales de redaccin, entre otrasfuentes, para recabar datos acerca de los pargrafos, y tambin que no sea fcilencontrar definiciones o caracterizaciones de estas unidades en los diccionarios detrminos lingsticos. No obstante, investigaciones realizadas desde perspectivasdiversas y con objetivos diferentes han puesto de manifiesto la necesidad de replantearalgunas premisas que afectan a la visin que se tiene en general de los pargrafos yevitar as consideraciones reduccionistas que ocultan su verdadera importancia y suvalor.

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    En este trabajo expongo algunos de los supuestos que, a otros autores y a m mismo, noshan llevado a defender el estatus cognitivo del prrafo, al tiempo que presentoconsideraciones relativas a su delimitacin formal, a sus rasgos caracterizadores y a suimportancia en la construccin del texto. Se trata de un enfoque plural, dado que para

    entender el funcionamiento de esta unidad es necesario acudir a fuentes y a datos dendole diversa.

    2. El prrafo como unidad cognitiva

    La discusin en torno a si el prrafo tiene o no un correlato psicolgico es msimportante de lo que puede parecer en un principio, dadas las relevantes repercusionesque acarrea este hecho: ser una unidad textual universal y pancrnica. Desde luego, yaintuitivamente los hablantes somos conocedores del carcter discontinuo de los escritos,y sin duda los prrafos son representaciones y consecuencia de esa discontinuidad. Esta

    percepcin se ha visto refrendada por los resultados de estudios experimentales que hancentrado su atencin en aspectos distintos pero complementarios, tales como la

    memorizacin, la velocidad de lectura, la verbalizacin o la segmentacin en pargrafosde textos cuya escritura se presenta de manera compacta.El inters por la primera surge a finales del siglo XIX, de la mano de autores como Binety Henri (1894, apudEhrlich 1994), que analizaron el nivel de recuerdo de textos por

    parte de nios de 9 a 12 aos. Queran averiguar cules eran los datos que losparticipantes en la prueba eran capaces de retener mejor tras el proceso de lectura, yconcluyeron que la memorizacin se llevaba a cabo por medio de bloques deinformacin (no de ideas inconexas o aisladas), coincidentes, como parece lgico, conlos pasajes ms importantes en trminos temticos. Ello supone que los hablantes nosolo nos percatamos desde edades muy tempranas del carcter discontinuo de losescritos, sino que estos son jerrquicos y que ambos hechos afectan a la operacincognitiva de recordar.Aos ms tarde Bartlett (1932, apud Chafe 1980 y Ehrlich 1994) llev a cabo una

    prueba similar, pidiendo en esta ocasin a un grupo de adultos que leyeran una brevenarracin popular y posteriormente escribieran todo aquello que recordaran. Laconclusin a la que lleg es que cuando leemos un texto seleccionamos sus ideasesenciales, de modo que nuestra mente elabora una versin simplificada de aquel. Deesta forma, si acudimos a nuestra memoria, lo hacemos tomando en consideracin esaversin simplificada o esquema que recoge los hechos fundamentales de la informacincontenida en el escrito en cuestin. Segn estos datos, los textos estn conformados pormateriales heterogneos organizados jerrquicamente en distintos niveles, lnea en la

    que se sita Pitkin (1969), con la salvedad de que l denomina a las diferentes partes delrelato bloques discursivos (Discourse blocs), y de que insiste especialmente en laasuncin de roles diferentes en el escrito por parte de cada uno de esos bloques. As loexpresa el propio autor (1969: 141):

    The structure of written discourse like the structure of the complex word, thephrase, the clause is hierarchical, units embedded within or added to larger units;and at any level of the continuum the units are to be discovered not by how longthey are or how they are punctuated, but by what function they are serving in thediscourse.

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    Ehrlich (1994) alude tambin a partes diferenciadas en los textos cuya importanciavara, como es lgico, en funcin de su contenido. Tras la realizacin de un interesanteexperimento en el que pidi a una serie de personas que hicieran reducciones sucesivasde una narracin con el propsito de averiguar el nivel de importancia de sus elementos

    constitutivos, y de comprobar una semana despus la cantidad y grado de informacinque eran capaces de recordar, concluye que los hablantes construimos representacionescognitivas de los mensajes que se nos transmiten partiendo de ciertas unidades base,que son las que retenemos mejor. Lo interesante del caso es que en la memorizacinintervienen unidades discontinuas y que estas tienen como contrapartida lingstica, almenos en numerosas ocasiones, el prrafo (Chafe 1979: 161).La experimentacin realizada a propsito de la velocidad de lectura tambin aportadatos interesantes que corroboran que los textos no son un continuum y que laexistencia de los pargrafos, como unidades que canalizan las rupturas temticas quehay en aquellos, no es una cuestin menor. Tanto Haberlandt, Berian y Sandson (1980)como Passerault y Chesnet (1991) sealan, por ejemplo, que se lee ms despacio

    conforme se llega a los lmites de prrafo, porque, segn explican los primeros, alreceptor corresponde construir un esquemapara procesar con la mayor eficacia posibleel mensaje transmitido por el emisor, y cada uno de esos esquemas coincide con los

    prrafos del texto. Cambiar de prrafo implica, por tanto, cambiar de esquema, y elloacarrea un esfuerzo mayor de procesamiento que el que exigen otros pasajes en que noexisten rupturas temticas. De manera parecida piensan Dubois y Visser (1985), quienesexplican que si dos oraciones contiguas pertenecen a prrafos distintos el tiemporequerido para procesar la segunda es mayor que si ambas oraciones forman parte de unmismo pargrafo.Chafe (1980), por su parte, se ha interesado por el modo como se lleva a cabo laverbalizacin. Este lingista pidi a un grupo de personas que contaran oralmente loacaecido en una pelcula muda, constatando que las pausas y titubeos de sus respectivosdiscursos se correspondan con lo que en la escritura seran los cambios de prrafo. Los

    participantes en este experimento, adems, coincidieron en su mayor parte en lalocalizacin de esas pausas, lo cual prueba, segn el autor, que al pargrafo lecorresponde un correlato cognitivo (denominado por l episodio), y justifica, por otrolado, que se manifieste tambin en la oralidad, independientemente de que la etimologadel trmino que lo denota remita a la escrituraii. En cualquier caso, y dejando al margencuestiones de nomenclatura ajenas a los fines de este trabajo, lo importante es que, en loreferente a la verbalizacin oral, los hablantes concentran sus ideas en torno a bloquescognitivos que concuerdan, en los textos escritos, con los prrafos.

    El trabajo de Koen, Becker y Young (1969) tambin es relevante para el tema que nosocupa. En l se describen los pormenores de una prueba que consisti en pedir a ungrupo de personas que dividieran en pargrafos un texto, con el objetivo de comprobarel grado de coincidencia entre unos hablantes y otros en la ejecucin de esa tarea. Losresultados arrojaron un porcentaje muy alto de acuerdo (80%), por lo que los autoresconsideraron que la nica explicacin posible era que el prrafo tiene un correlato

    psicolgico. Es cierto, no obstante, que el porcentaje aludido no representa el 100%,pero un 80% es una cifra demasiado alta para no valorarla en su justa medida. De hecho,aos ms tarde Bond y Hayes (1984) repitieron la experiencia, y los resultados y lasconclusiones a los que llegaron fueron similares.

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    En realidad, a las dos ltimas investigaciones citadas subyace una premisa que ha sidoexplicada por Van Dijk y Kintsch (1983) y Garca Berrio y Albaladejo (1983): loshablantes somos competentes para segmentar en prrafos un texto. Los primerosafirman concretamente que los usuarios de la lengua no solo tienen la capacidad de

    producir e interpretar un nmero infinito de discursos, sino tambin de producir yreconocer los prrafos como partes integrantes de dichos discursos. Por su parte, lossegundos (1983: 165) sostienen que

    Los hablantes de una lengua poseen la capacidad necesaria para reconocer unosfragmentos de discurso como pargrafos y otros como diferentes de los

    pargrafos; tambin son capaces los hablantes de una lengua de producirfragmentos de texto con carcter de pargrafo, los cuales son elementoscomposicionales de los textos que dichos hablantes producen.

    Si relacionamos todos los datos presentados hasta el momento, puede concluirse que el

    pargrafo es una unidad cognitiva, y precisamente por ello desempea un papelfundamental en tareas como la memorizacin, la lectura o la verbalizacin. Este es elmotivo por el que previsiblemente existe en todas las lenguas y en los textos de todaslas pocas, independientemente de que los mecanismos de manifestacin formal puedanvariar de un idioma a otroiiio haya cambiado con el devenir de los tiemposiv.Siendo esto as, por qu los hablantes muestran en ocasiones comportamientosdivergentes a la hora de segmentar en prrafos un texto?

    3. Factores condicionantes del cambio de prrafo

    La respuesta a la pregunta con que termina el apartado anterior hay que buscarla enfactores de naturaleza diversa. En primer lugar, debe tenerse en cuenta que estasunidades suponen la agrupacin de determinadas ideas, por parte del emisor, en funcinde un grado notable de afinidad. Es labor del receptor desenmaraar esas asociaciones,y, como esta no es una tarea fcil, quien escribe el texto las hace explcitas reunindolasen un mismo prrafo, guiando as al lector hacia una adecuada interpretacin del texto.Los pargrafos son determinantes, por consiguiente, tanto en la produccin del escrito(por mostrar las relaciones conceptuales de un emisor concreto y permitir a este ltimovincular determinadas ideas de manera ms o menos estrecha segn su inclusin en unmismo prrafo o en prrafos distintos), como en su interpretacin, y por eso en laOrtografade la Real Academia Espaola (2010: 294) se seala que

    Ms que un asunto de la ortografa, la eleccin entre un punto y seguido y unpunto y apartevo entre el punto y otros signos delimitadores como el punto ycoma o los dos puntos tiene que ver con destrezas relativas a la organizacin dela informacin, a la agrupacin de las ideas en los prrafos para que el texto seaclaro y coherente. Respetando siempre esa premisa de coherencia, cabe la

    posibilidad de que la jerarquizacin de las ideas vare en funcin de cmo quiereel que escribe que su texto sea interpretado.

    Postura similar adopta Denhire (1985: 125), que incide en el hecho de que el receptorcomprende e infiere en su totalidad los contenidos de un escrito cuando consiguereproducir fielmente la estructura cognitiva que subyace al mismo y que ha sido

    construida por el emisor. As lo expresa el lingista francs:

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    Le paragraphe-rsultat de la transformation dune structure discursive linaire nepeut constituer une unit de traitement pour un lecteur que si ce dernier estcapable dactiver les signifis voqus par les signifiants contenus dans le

    paragraphe et de les organiser en un tout cohrent, autrement dit, sil est capabledlaborer une structure cognitive plus ou moins homologue celle de lauteur.

    O Le Ny (1985: 132-133), quien afirma que la divisin en prrafos de un textorepresenta el esquema mental que el productor del escrito pretende crear en sudestinatario:

    Dans le cas du paragraphe, si ce que jai dit plus haut est fond, sa ralit et salongueur tiennent la faon dont le locuteur se reprsente par avance la structurecognitive quil veut crer chez son destinataire. Ds lors, de temps en temps, lsscripteur peut juger utile de transmettre son destinataire linstruction suivante:

    maintenant cessez deagrer linformation que je vous transmets ce qui aprcd, et ouvrez une nouvelle sous-structure. Cest une autre faon de lui dire:je change de sous-thme, et je vous invite en tenir compte.

    En este sentido son tambin interesantes las apreciaciones de carcter psicolingsticoque hace Fayol (1989) a propsito de la puntuacin, pero que son perfectamenteaplicables a esta cuestin (no debe olvidarse que uno de los procedimientos actuales dedelimitacin de los prrafos es el punto y aparte). Explica este autor que en la

    produccin de un texto (oral o escrito) el emisor debe sealar en qu grado las unidadesque se suceden en la estructura superficial mantienen una relacin ms o menos estrechacon las del modelo mental del que son producto. Pues bien, en el caso de la escriturauno de los recursos de los que se dispone para marcar esas conexiones es la puntuacin,que a su vez permite a los receptores remitirse a ella para, en sentido inverso, construirel esquema cognitivo asociado al texto.Una de las razones por las que los usuarios de la lengua escrita no coinciden plenamenteen sus segmentaciones en prrafos reside, por tanto, en el hecho de que cada texto esconfeccionado por un autor determinado cuyas asociaciones conceptuales, en principio,solo l conoce y no son similares necesariamente, adems, a las de las personas aquienes se pide, en el caso de experimentos como el de Koen, Becker y Young (1969),que dividan en prrafos un texto no producido por ellas. De hecho, es significativo queen la realizacin de resmenes de textos ya segmentados en prrafos los hablantes

    respeten considerablemente la forma de divisin original (as lo constatan Passerault yChesnet, 1991: 164), porque, intuitivamente al menos, y sin menospreciarcondicionamientos derivados de la memoria visual, probablemente esos hablantessienten la necesidad de respetar los bloques de contenido dispuestos por su autor, dadala importancia que estos representan para su correcta interpretacin.Algo parecido sucede con las traducciones segn Obdr!lkov (2013: 46), quiencompara la segmentacin en prrafos de un texto traducido del espaol al checo con suoriginal, y concluye:[] el texto traducido se aproxima ms a su respectivo texto de

    partida que al texto comparable escrito en checo. Esto confirma el respeto, en torno ala cuestin que nos ocupa, de quien realiza la traduccin hacia el nico escrito del quedispone en este caso (su fuente), y probablemente tambin hacia los condicionamientos

    de tipo visual de quien maneja un texto ya dividido en pargrafos.

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    En el estudio comparativo que hace la autora acerca de los prrafos en checo y espaol,explica tambin que los pargrafos en aquella lengua son en general ms extensos queen la segunda, pues en esta ltima las unidades que nos ocupan se construyen en

    principio a partir de un nmero menor de enunciados. Este dato es un indicio de laimportancia que los aspectos de orden cultural cobran en estas cuestiones, por nosubyacer a los prrafos un patrn fijo de construccin.Otro factor que explica por qu existen particiones diversas de los escritos tiene que vercon la voluntad de destacar determinados contenidos o con que el mensaje transmitidoen un determinado prrafo sea relevante para todo el discurso. Parece ser que esta es unatcnica existente tambin en otras lenguas, que Obdr!lkov (2013: 129), utilizando losdatos de otro autor, resalta a propsito del checo:

    En los libros de estilo checos encontramos la opinin de que los prrafos muycortos atraen la atencin del lector y por eso pueden ser utilizados para destacar

    cierta parte del contenido (Be"ka, 1992: 400).

    En realidad, se trata, al menos en el caso del espaol, de una prctica muy extendidaentre los hablantes utilizada numerosas veces en la parte final del discurso, que, porrazones obvias, es una ubicacin destacada en trminos estructuralesvi:

    (1)Ms all de la realizacin de este proyecto [Eurovegas], y de las aparentesganancias econmicas que pueda reportar, lo que a nosotros deberapreocuparnos es si su consecucin perjudica o no la imagen de Espaa, ya de pors bastante devaluada. Albergar un complejo de estas caractersticas en nuestropas diluir nuestra reputacin entre mquinas tragaperras y ruletas giratorias.

    Realmente es esto lo que deseamos? Realmente queremos convertir Espaa enLas Vegas de Europa?

    (2)Esta ley est completamente justificada y significa un paso adelante en elcamino para mejorar la calidad del aire que respiramos, y con ello nuestrasalud. Supone tambin un avance en la poltica social espaola que noscoloca a la altura de los pases ms modernos en este aspecto. Luchandocontra el tabaco estamos haciendo un gran favor a la sociedad; estalegislacin es una de las mejores cosas que se han hecho en nuestro pas, ypor ello debemos defenderla para nuestro bienestar.

    Siguiendo este camino quiz consigamos que todo el mundo deje de fumar,o al menos que lo hagan en donde solo se perjudiquen ellos mismos.

    (3)En lo que concierne a los alegatos de los detractores de la ley, no loscomparto. Estas personas argumentan que la prohibicin de fumar enlugares cerrados como bares y discotecas conlleva prdidas econmicas,pero pienso que no tienen razn. Establecimientos como los citados tenanantes de la ley una atmsfera asfixiante que no agradaba ni a losfumadores. Ahora mismo son menos los no fumadores que los fumadores, yaquellos que optaban por no ir a este tipo de locales (como es mi caso) yapodemos hacerlo sin arriesgar nuestra salud. Tampoco las personas quetrabajan en estos locales se ven obligadas ya a respirar aire txico.

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    Parece que la gente cada vez fuma menos. Parece que los locales tienenmenos clientela por la crisis y no por la ley antitabaco. Parece que al finpodemos respirar tranquilos.

    (4)De opinin contraria son los que reciben con los brazos abiertos esta nuevadecisin, ya que muchos se manifestaron en las calles catalanas y semovilizaron por los derechos de los toros durante aos. No debemosolvidar tampoco a los 125 militantes que a las puertas del Guggenheim deBilbao dibujaron con sus propios cuerpos la silueta de un toro giganteherido por varias banderillas. Todos ven este acontecimiento como un granpaso para la defensa de los derechos de los animales aunque est claro quean queda mucho por hacer. La tica y el progreso moral son susconsignas ya que anteponen la empata por el animal a la defensa de lastradiciones de la Espaa castiza.

    Este debate ha estado presente en nuestra sociedad durante muchos aos, y

    seguramente lo seguir estando aunque al observar los acontecimientosrecientes podemos hacernos una idea del camino que en un futuro tomaresta disputa.

    Tanto es as que Jimnez Arias (2007), a propsito de los textos cientfico-tcnicos,recomienda hacer uso de este tipo de prrafos cuando el emisor tenga especial inters enque la informacin recogida en ellos sea recordada por el receptor:

    Los prrafos cortos deben destinarse a subrayar ideas importantes o concluyentesy recomendaciones precisas, de modo que pueden incluso presentarse dentro derecuadros para que sobresalgan de entre los dems. Esas pocas lneas (3 o 4), que

    se destacarn tanto como los pequeos oasis en los grandes desiertos, sernrecordadas siempre por refrescantes, llamativas y vitales.

    Por supuesto, estos casos no deben ser confundidos con lo que Cassany (2010: 86)denominaprrafos-frase, cuya acumulacin deriva en una lista inconexa de ideas que

    perjudica notablemente la comprensin del texto. Bustos Gisbert (2011: 51-52) tambininvita a evitarlos, e incluso en El libro del espaol correcto del Instituto Cervantes(2012: 80) se seala que una de las caractersticas de un buen prrafo es que estformado por entre tres y diez oraciones y en ningn caso solo una.Relacionado con la tcnica de resalte informativo se halla la voluntad de estilo o la

    bsqueda de determinados efectos por parte de cada autor. Es lcito pensar que, del

    mismo modo que el funcionamiento del sistema de signos de puntuacin permite ciertomargen de actuacin para conferir al texto, por ejemplo, un carcter ms entrecortado oms hilvanado, de igual manera los prrafos, delimitados en la actualidad por dos

    puntos y aparte, tal y como se ha expuesto con anterioridad, pueden segmentarse confines estilsticos o ser consecuencia de una determinada manera de redactar. As loseala Wetherill (1985), quien analiza las consecuencias de la divisin en prrafos enalgunas obras de Flaubert (remarcar cambios de perspectiva o fuertes oposiciones entre

    personajes, el aislamiento afectivo de estos, una causalidad incierta, ambigedadestemporales, dramatizacin excesiva) y explica que el novelista francs realiza variasmodificaciones en distintas revisiones de su obraLducation sentimentale, fusionandoun importante nmero de prrafos, lo cual tiene como resultado, por ejemplo, la

    mitigacin del efecto dramtico en algunos pasajes.

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    Prueba de que la bsqueda de efectos expresivos determina en cierta medida lasegmentacin en prrafos de los textos es la constatacin, por parte de Wetherill (1985:82), de que los pargrafos deL ducation sentimentaleson en general ms largos quelos que el mismo autor elige para Bouvard et Pcuchet, a pesar de que ambas novelas

    fueron redactadas en la misma poca. La explicacin de aquel al respecto esesclarecedora:

    Flaubert, en somme, reste fidle sa propre exhortation: Chaque oeuvre faire asa potique en soi, quil faut trouver (Correspondance, Pliade, II, p. 519, 29,

    janvier 54, Louise Colet). Chaque oeuvre rclame un systme dcriture qui luiest particulier. La longueur des paragraphes de lducationrpond au besoin degommer les distinctions trop nettes. Les thmes profonds de Bouvard et Pcuchetsont au contraire axs sur la notion de fragmentation: fragmentation temporelle,fragmentation surtout du savoir. Les deux protagonistes passent continuellementdun domaine de rflexion un autre. Leur vie est constitue dun amoncellement

    dexpriences et de connaissances incohrentes, relies entre elles par la seulecontinuit du temps et les associations dides. Cela tant, il est tout fait logiqueque le paragraphe deBouvardsoit court. Ce morcellement de la page mime celuide la science.

    Por supuesto, ni que decir tiene que lograr transmitir al lector las sensaciones recreadasen la cita anterior requiere cierto nivel de dominio y destreza en el arte de la escritura.Aunque tambin puede suceder que la segmentacin en prrafos obedezca a una formade redactar que provoca uno u otro efecto en quien lee el texto producido por el emisor,independientemente de que este ltimo haya meditado o no acerca de este hecho, y sea ono consciente, por ello, de esas consecuencias.Martn Vivaldi (1990: 114) tambin reflexiona sobre este asunto, y seala,concretamente, que

    Un texto compuesto exclusivamente a base de frases largas suele resultar oscuro,embrollado; por el contrario, una serie ininterrumpida de frases cortas, enlazadas

    por puntos, es causa de monotona.

    Por esta razn recomienda alternar ambos tamaos de frase para que el resultado finalsea variado y armonioso. Independientemente de que esta sea una premisa demasiadogeneral (como el propio Martn Vivaldi reconoce en pginas posteriores), lo relevante

    del caso es la caracterizacin que hace el autor en virtud de la configuracin de losprrafos.Tambin resultan interesantes las opiniones que recoge de Baroja a propsito de estacuestin (Martn Vivaldi, 1990: 116), en sintona con la idea de que prrafo y estilo

    pueden ir unidos, al menos en ciertas ocasiones:

    Un prrafo largo, el perodo de origen latino, formado por varias oraciones unidas,tiende, naturalmente, a la elocuencia. El prrafo largo es, pretende ser, unasntesis. Nuestro tiempo tiende al anlisis.El prrafo largo parece todava natural al idioma castellano. Ha dominado ydomina an. Castelar, Valera, Galds lo han empleado.

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    A principios de siglo, Azorn, algn otro escritor y yo intentamos el prrafo corto.Para m era la frmula ms natural de expresin, por ser partidario de la visindirecta, analtica, impresionista.

    Aade Martn Vivaldi (1990: 116) que el prrafo corto parece haberse impuesto entrelos escritores contemporneos, y recomienda adems su uso ante el dominio idiomticoque requiere el empleo del periodo largo. El uso de un tamao especfico de prrafo, portanto, no solo depende del estilo personal de cada autor, sino que tambin puede estarsupeditado a los hbitos propios de una poca determinada. As lo constatan GirnAlconchel (1981),Cassany (2010) o Bustos Gisbert (2012), que sealan tambin comocondicionantes de la fisonoma del prrafo el gnero textual y, en el caso del ltimoautor citado, la lengua y la cultura.En realidad, los prrafos pueden ser utilizados con intenciones estilsticas precisamente

    porque estn muy ligados al emisor (de quien depende la produccin del texto y quepertenece a un contexto social, cultural e histrico precisos), pero tambin al receptor,

    por constituir aquellos, tal y como se coment anteriormente, una gua hacia unadeterminada interpretacin. Incluir o no un inventario concreto de enunciados en unmismo prrafo no es, por tanto, un hecho trivial, y es evidente que algunos usuarios dela escritura (sin duda los ms avezados) saben cmo crear en el lector determinadosefectos optando por una u otra segmentacin.Es cierto, no obstante, que hay quienes no aciertan a seccionar de manera adecuada sustextos y que ello dificulta su comprensin, por lo que la falta de pericia al escribirtambin es un factor que explica, en ocasiones, por qu no siempre hay coincidenciaentre los hablantes a la hora de dividir un texto en prrafosvii. No se observa en estoscasos una bsqueda decidida de uno u otro efecto expresivo, sino una falta de destrezaque suele manifestarse tambin en otras deficiencias. En trminos ms especficos,sucede a veces que se fragmenta excesivamente el escrito y esto dificulta su lectura y

    procesamientoviii(lo cual incide en el carcter psicolgico de las unidades en cuestin),porque el receptor advierte poca cohesin entre las ideas que se reflejan, al menos sieste fenmeno se produce de manera recurrente y sin que se evidencie criterio alguno desegmentacin:

    (5)La explotacin infantil suele existir en los pases donde hay hogares mspobres y en las zonas rurales.

    En estas regiones, el gobierno no adopta ni hace cumplir las medidas ylegislaciones relevantes para la lucha contra este fenmeno y las

    organizaciones empresariales tampoco cumplen estrictamente las reglas.

    Hasta en algunos pases ms pobres, el gobierno y la sociedad permiten laexistencia del trabajo infantil.

    (6)Aunque la comunidad internacional se ha esforzado mucho en laerradicacin de la explotacin infantil, sta sigue existiendo.

    Todava hay muchos nios que sufren de las peores formas del trabajo queson perjudiciales para su desarrollo en general.

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    (7)La explotacin infantil es el trabajo impuesto por un sistema de fabricacino servicio con finalidad econmica que impide el desarrollo fsico ypsquico de los nios y nias.

    Desde sus inicios, ha supuesto un cambio significativo en lo que a lasrelaciones de produccin y de consumo se refiere y que ha pasado pordistintas acepciones. En torno al siglo XIX los nios y las nias eranconcebidos como hombres pequeos con la capacidad de realizar losmismos trabajos que las personas adultas; a da de hoy esta concepcin hasido reforzada por las ambiciosas multinacionales, cuya visin sobre lainfancia se entiende como un instrumento vulnerable para engrosar susintereses econmicos.

    (8)La tecnologa nos rodea y nos convierte en esclavos de actualizaciones,software, programas, versiones mas novedosas, aparatos mas sofisticados...

    En Espaa, la tecnologa se importa en un porcentaje muy alto, pues secarece de industrias propias en este campo. Y de donde se trae, porconsiguiente, la tecnologa?

    De Norteamrica, pues no dejaba de ser la mayor potencia del mundo, y deAsia, que se est colocando a un ritmo imparable en la primera posicin deimportacin mundial, con unos mercados en plena efervescencia y unarevolucin industrial (en el caso de China) que amenaza con derrocar a losUSA, con una poblacin ingente y el nmero de hablantes (nativos y no-nativos) mas alto del mundo.

    (9)Por un lado, esta reforma legislativa que se propuso como una ampliacin

    de la Ley espaola 28/2005, tambin conocida como ley antitabaco deEspaa de 2006, supuso una contradiccin entre sendas medidas, dandocomo resultado el descontento del sector hostelero, que, entre otros, habahabilitado salas para fumadores que con la nueva ley tuvieron que sersuprimidas.

    Sin embargo, este no fue el nico golpe al que tuvo que enfrentarse lahostelera, sino que adems sufri una considerable prdida de clientes yconsumidores.

    Por otro lado, el tabaquismo en Espaa se ha convertido en una de lasmayores causas de muerte, pero A caso este problema dimana de la

    resignacin de la sociedad a consumir con la completa ignorancia hacia loingerido? [].

    Aunque tambin puede ocurrir lo contrario: que el hablante haga escaso uso de losprrafos, obligando al lector a procesar largas y compactas porciones de texto en las quese hallan fundidos diversos bloques informativos, sin que haya motivos, al menosaparentes, que lo justifiquen:

    (10) Por otro [lado], se exigi a los dueos de locales con una superficiecomercial igual o mayor a 100m2 a realizar una reforma en elestablecimiento por la cual se deba habilitar una zona de fumadores

    separada de la zona de no-fumadores, la cual no poda superar el 30% de

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    la superficie til del local ni los 300m2. Pero la cosa no acababa ah, sinoque las zonas de fumadores deban estar (por ley) completamentecompartimentadas, y contar con un sistema de ventilacin propio. El costode estas modificaciones fue de aproximadamente entre 12.000 y 15.000!por local (segn el artculo de Eva Llorca Ley antitabaco, cmo afecta ala pequea empresa?). El problema no reside solamente en la grancantidad de dinero que los dueos de los locales tuvieron que desembolsar(lo que, de todos modos, caus un gran y negativo impacto en suseconomas), sino que, para ms inri, cuando esta Ley Antitabaco cambi enel ao 2011 se decidi que quedaba terminantemente prohibido fumar encualquier establecimiento de restauracin, lo que en mi opinin provocque la inversin realizada apenas cinco aos antes no sirviese para nada yhubiese resultado una prdida total de una cantidad de dinero nadadespreciable. Quiero recalcar el hecho de que yo estoy a favor de la LeyAntitabaco, ya que a pesar de que la presencia de fumadores en mi entornono me moleste significativamente, soy consciente de que puede acarrearme

    problemas graves de salud a largo plazo pero, a pesar de los aspectos enlos que ha resultado positiva, tambin en otros muchos (especialmente en elsector hotelero por las razones explicadas con anterioridad) tuvo una malarepercusin. Para m, la maravillosa Ley Antitabaco no result serlotanto y, a pesar de que hoy en da la situacin est ms o menosnormalizada, en el pasado dio lugar a numerosos problemas, prdidaseconmicas y una gran crisis acompaada de una sensacin deincertidumbre entre los hosteleros.

    (11) La puesta en marcha de la ley produce una notable mejora en la salud detoda la poblacin. Por un lado, ayuda a que aquella gente que no consumetabaco pueda evitar la inhalacin de humo en recintos cerrados y no

    contribuir as a la generacin de futuros problemas de salud. Por otro lado,la ley ha provocado que la poblacin fumadora se plantee si desea seguirconsumiendo tabaco, y en muchos casos, se elige dejar de fumar. Esto ser,sin duda alguna, una mejora en la vida de estas personas y de su salud.Otro punto importante es la prohibicin de fumar cerca de centrossanitarios y escolares. En mi opinin, no se ofrece una buena imagen de uncentro sanitario si en sus alrededores se puede encontrar gente fumando,ya que esto da lugar a una pequea contaminacin del aire. Genera unasituacin paradjica. En el plano sanitario, la entrada en vigor de estaserie de normas proporciona grandes avances. En conclusin, la leyantitabaco ha trado bastantes ventajas a la sociedad espaola. El inicialrechazo a esta ley se debi al pnico ante un posible descenso en las ventas

    y la prdida de dinero. Sin embargo, esto no ha sido tan catastrfico comoalgunos empresarios previeron y adems se ha mejorado la calidad de vidaen los ciudadanos no fumadores. La salud es uno de los elementos msimportantes en nuestras vidas aunque en ocasiones lo olvidemos.

    Las dificultades para leer y procesar un texto que no presenta divisiones en prrafos sonfcilmente comprobables (sobre todo si este es largo), y se percibe muy bien en lostextos medievales, en los que se suceden las pginas sin que apenas haya en ellas

    particiones.La falta de pericia a la que alud anteriormente podra subsanarse, al menos en parte,con un adiestramiento dirigido a tal efecto, y por eso es importante averiguar en qu

    medida este aspecto puede repercutir o no en la divisin en prrafos de los textos. En

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    este sentido, es muy interesante el experimento puesto en marcha por Bustos Gisbert(2012), en el que compara la manera de segmentar los prrafos de estudiantesuniversitarios antes y despus de recibir formacin al respecto. Sostiene que laconciencia del prrafo como unidad informativa compleja (es decir, la configurada al

    menos por dos enunciados) se consolida cuando los alumnos han tenido ya instruccinespecfica, a lo que yo aado que la tcnica de resalte informativo mediante prrafosbreves situados fundamentalmente al final de los textos tambin puede responder, almenos en parte, a ese factor.Significa todo esto que los prrafos no son verdaderas unidades cognitivas? A mimodo de ver, no, aunque es innegable que los aspectos de ndole estilstica, cultural yformativa influyen en la configuracin de los pargrafos, tal y como se ha sealado conanterioridad. Lo que sucede es que esa instruccin acerca de la divisin en prrafos delos textos que se lleva a cabo en la actualidad en los talleres de redaccin o enasignaturas cuyo objetivo es mejorar la calidad de la expresin escrita refleja el estadioactual de un proceso que se ha estandarizado en cierta medida, y que ha pasado a lo

    largo de la Historia por el uso de procedimientos muy diversos, en lo que se refiere a lamanifestacin y marcacin de estas unidades en la estructura superficial.Precisamente el hecho de que el prrafo no haya sido ni sea una unidad fcilmentedelimitable dificulta la tarea de dividir en pargrafos los textos a quienes escriben, altiempo que permite comprender los motivos de la tardanza en adoptar los mecanismosactuales de demarcacin, mucho ms evidentes que otro tipo de recursos. Elvira (1997:326) lo explica de manera muy clara en un magnfico trabajo de orientacin diacrnica:

    Cabe pensar que el relativo retraso con que la escritura occidental ha asumido ladivisin en prrafos tiene que ver con el hecho de que esta unidad tiene unoslmites borrosos, al menos a primera vista. En efecto, en la divisin tradicional delas unidades lingsticas, se ha venido aceptando, con algunas variantes, una

    jerarqua de unidades que distingue entre palabra, sintagma, oracin, frase, etc. Enesta serie, la frase es, quiz, la ltima y ms amplia de las unidades normalmentedistinguibles. Los criterios para establecer esta jerarqua suelen combinarargumentos sintcticos, prosdicos y, en ltima instancia, grficos. No siempre,sin embargo, se suele incluir el prrafo en esta jerarqua de unidades. Ello se debe,

    probablemente, a que las propiedades sintcticas, prosdicas y grficas del prrafono son siempre claramente perceptibles.

    4. Delimitacin formal del prrafo y rasgos caracterizadores

    Como se indicaba en el apartado anterior, el asunto de la delimitacin formal delprrafo, as como la caracterizacin de esta unidad, no son cuestiones fciles de abordar,y desde luego se precisa una mayor profundizacin al respecto. No obstante, en losltimos tiempos se han llevado a cabo investigaciones en reas diversas que merece la

    pena resaltar y que ayudan a comprender mejor la naturaleza y funcionamiento de estasunidades. Las presento en tres subapartados para facilitar su asimilacin.

    4.1. Unidad temtica o coherencia interna

    Este es un aspecto consustancial a los prrafos. Por ello quienes, en mayor o menormedida, se han ocupado del estudio de estos ltimos no soslayan esta cuestin cuandolos definen y caracterizan:

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    Garca Berrio y Albadalejo (1983: 162): son secciones del discurso delimitadaspor marcas que agrupan secuencias de oraciones que corresponden a un mismotpico.

    Hernndez Alonso (1984: 54-55): unidad textual superior a la oracin y formantede textos (monolgicos o dialgicos) en boca de un emisor, que, al combinarsecon otros, es capaz de formar estructuras con un mensaje autosuficiente einteligible.

    Crystal (1992: 287): A unit of written discourse between the sentence and thewhole text, graphically distinguished either by indentation of the first line or bywhite space preceding and following. The function of a paragraph is to show thereader that the sentences in a particular set are more closely related to each otherthan to the sentences in an adjacent text. There is no simple way of defining theunit of meaning which a paragraph expresses, or its internal structure, though

    attempts are often made to specify a topic for each paragraph, and to identifytopic sentences (sentences which introduce a paragraphs theme). There are clearstylistic trends for example, the marked tendency for paragraphs to be shorter in

    popular writing.

    Fuentes (1996: 55): El pargrafo corresponde al conjunto de enunciados que secaracterizan por tener una unidad tpica, por expresar un subtpico del temageneral del texto, ya que este se desarrolla de forma secuencial. Son las divisionesque hace el hablante en su texto siguiendo criterios informativos, las partes en quese divide el tema sobre el que versa el texto, y tambin segn la superestructura,es decir, el tipo de texto.

    Nez Ladevze (1997: 144): desde un punto de vista funcional, un prrafo esuna unidad de coherencia global no gramaticalizable en la que uno o varios temasimbricados predicativamente se articulan informativamente en torno a una

    propuesta temtica.

    Montolo (2000: 70): un prrafo constituye una unidad de sentido y no un meroencadenamiento de oraciones que tengan algo que ver entre s.

    Figueras (2001: 53): unidad del texto en la cual se plantea y desarrolla un aspecto

    o subtema concreto del tema general [] En cualquier caso, el prrafo secaracteriza por su coherencia semntica: se articula en torno a un tema nico.

    Snchez Lobato (2006: 273): El prrafo se caracteriza principalmente por ser unaunidad temtica, por presentar claridad comprensiva y por tener coherenciasemntica.

    Cassany (2010: 84): Se suele definir el prrafo como un conjunto de frasesrelacionadas que desarrollan un nico tema. Es una unidad intermedia, superior ala oracin e inferior al apartado o al texto, con valor grfico y significativo. Tieneidentidad grfica porque se distingue visualmente en la pgina, como hemos visto

    en el juego anterior: empieza con mayscula, a la izquierda, en una lnea nueva, y

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    termina con punto y aparte; tambin se simboliza con los signos o // [pg. 223; 3]. Tiene unidad significativa porque trata exclusivamente un tema, subtema oalgn aspecto particular en relacin con el resto del texto.

    Bustos Gisbert (2012: 84-85): El prrafo pasa a entenderse como unidadinformativa compleja dotada de coherencia interna y destinada a segmentar lainformacin en beneficio de la organizacin textual.

    Vera Lujn (2012: 356-357): En consecuencia, el prrafo se configura, por tanto,como una unidad textual propia de la comunicacin humana realizada a travs dela lengua escrita que, en virtud de sus caractersticas de funcionamiento sintctico,semntico y pragmtico, se constituye como la unidad mnima de funcionamientoautnomo a travs de la que se transmite un tpico discusivo de naturalezasemntico-conceptual que tiene un correlato pragmtico en tanto que acto-tpicode habla.

    Obdr!lkov (2013: 127): El prrafo est definido como una unidad textual quese caracteriza por una unidad temtica y coherencia interna, y juega un papelimportante tanto en la produccin como en la interpretacin del texto.

    El agrupamiento de enunciados en pargrafos se hace en virtud de una coherencia detipo local o microestructural que da cohesin interna a los propios prrafos y losdistingue de los dems, y ello explica que el paso de una unidad a otra tenga en suorigen la existencia de rupturas en la continuidad de la coherencia. Por esta razn debehaber al menos un factor de cambio respecto del enunciado anterior, aunque es muycomn que el nmero de factores sea superior a uno, en cuyo caso se acenta la

    percepcin de discontinuidadix. La casustica depende, obviamente, del gnerodiscursivo del que se trate, y por ello en lo que se refiere a las narraciones, por ejemplo,

    parece que los cambios de marco temporal, espacial o de personaje que protagoniza laaccin son motivos frecuentes para dar paso a un nuevo prrafo.Por otro lado, del hecho de que los pargrafos muestren internamente unidad temticano se colige, tal y como advierte Bustos Gisbert (2012: 64), que deban agotarnecesariamente el tema que se est abordando y constituir, as, unidades temticamentecompletas. Es perfectamente posible, de hecho, que aquel se desarrolle en otros

    prrafos, en los que se aporte, sin embargo, un punto de vista diferente, se resalte algnasunto significativo o se introduzca un nuevo matiz, entre otros aspectos.

    Es curioso constatar que, pese a la evidencia de que la coherencia interna es un factorfundamental en la caracterizacin de las unidades que nos ocupan, la mayora de losdiccionarios de uso optan, salvo contadas excepciones, por definiciones de tipo formalque nicamente contribuyen a identificar los prrafos dentro de un texto:

    Casares (1959): Cada una de las divisiones de un escrito sealadas al principiopor letra mayscula y por punto y aparte al final.

    Alonso (1975): Cada una de las divisiones de un escrito comenzadas por letramayscula y terminadas con punto y aparte.

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    VV. AA. (1976): Cada una de las divisiones de un escrito sealadas por letramayscula al principio del rengln, y punto y aparte al final del trozo deescritura.

    Real Academia Espaola (2001): 1. m. Gram.Cada una de las divisiones de unescrito sealadas por letra mayscula al principio de lnea y punto y aparte al finaldel fragmento de escritura.

    Moliner (2007): 1 m.Cada trozo de un discurso o de un escrito que se consideracon unidad y suficientemente diferenciado del resto para separarlo con una pausanotable o, en la escritura, con un punto y aparte: Copien los dos primeros

    prrafos de la leccin.

    Gutirrez Cuadrado y Pascual Rodrguez (2009): s m1Cada una de las partes deun escrito separadas por un punto y aparte:La profesora nos mand leer los cinco

    primeros prrafos.

    Seco (2011) et al.: Im1En un escrito en prosa: Conjunto de lneas seguidas noseparadas entre s por punto y aparte. Tb su contenido.

    Tan solo el diccionario de Moliner incluye la unidad temtica o coherencia internacomo un aspecto esencial para definir los prrafos. Es cierto que en el de Seco se aludeal contenido que el punto y aparte encuadra, pero la manera de presentar estainformacin es, a mi modo de ver, ms ambigua que la de aquel.En lo que concierne al diccionario de la Real Academia Espaola, que traigo a colacin

    por constituir una referencia indiscutible para los hablantes, se prescinde en l, comopuede constatarsesupra, de toda mencin a esta cuestin, y tampoco parece que vaya aponerse remedio al respecto en la 23. edicin si se confirma la enmienda que sepropone en su edicin digital:

    1. m. Fragmento de un texto en prosa constituido por un conjunto de lneasseguidas y caracterizado por el punto y aparte al final de la ltima.

    En ese sentido resulta llamativo el reguero de modificaciones que, a propsito de la vozprrafo, se han introducido en los diccionarios acadmicos desde que entre 1726 y 1739se publicara el de autoridades. Este ltimo s hace de la unidad temtica el punto central

    de su definicin, y de hecho relega al final de la misma los elementos que concretan sumanifestacin formal:

    Real Academia Espaola (1726-1739): La divisin separacion que se hace enel texto de lo que se v escribiendo, para denotar que se empieza nueva materia, sentencia diferente. Los Jurisconsultos lo empezaron usar, por la distincin delas leyes en el texto, y despus se extendi los dems. Ntase con este character. Lat. Paragraphus. QUEV. Fort. Libros borrajeados argumento 25. Digestis deauro & argento mundo, en los prraphos anteriores al que explicamos, tratUlpiano del menaje y alhajas mugeriles.PARRAPHO. Se toma frequntemente por la division que se hace en lo escrito,

    dexando la linea por acabar, y empezando aparte, con letra mayscula. Suelese

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    notar con nmeros. Lat.Paragraphus. SANDOV. Hist. Ethiop. Lib. 3. Cap. 7. Decuya relacin, que es admirable, referir la letra parte del nmero y prraphosetenta.

    La edicin de 1780, por su parte, tambin respeta esta consigna:

    1. s. m. La division, separacion que se hace en el texto de lo que se vaescribiendo, para denotar que se empieza nueva materia, sentencia diferente.Los jurisconsultos lo empezron usar para la distincion de las leyes en el texto, ydespues se extendi los demas. Ntase con este caracter .Paragraphus.

    Pero ya en la edicin de 1817 se detecta una voluntad de presentar una definicin mssucinta, que redunda en este caso especfico en una excesiva simplificacin:

    1. s. m. Division de algun captulo discurso. Ntase con este caracter .

    Paragraphus.

    Y que se concreta, en las ediciones posteriores (incluida la ltima, presentada msarriba) en definiciones de tipo puramente formal:

    1. m. Gram. Cada una de las divisiones que se hacen en la escritura, pasandodespus de punto final otro rengln, que se empieza escribir ms adentro de la

    plana que los anteriores y los siguientes (1884).

    1. m.Cada una de las divisiones de un escrito sealadas por letra mayscula alprincipio del rengln y punto y aparte al final del trozo de escritura (1925 y 1992).

    4.2. Posicin inicial

    Es conocida la importancia que, en trminos estructurales, desempea la posicininicial. A esta conclusin se llega no solo desde la intuicin, sino porque se hanrealizado experimentos diversos que as lo prueban. Greeno y Noreen (1974), porejemplo, sealan que se leen ms despacio las palabras emplazadas ah que las quefiguran en otra ubicacin. La razn estriba, segn estos autores, en el hecho de que loselementos que ocupan dicha posicin crean expectativas(expectations) acerca de la

    porcin de discurso que le sigue, lo cual significa, en otros trminos, que aquelloscondicionan el material lingstico que aparece despus.

    En lo referente a la memorizacin, se ha sealado que la informacin que figura alprincipio es mejor recordada que la que est situada en otros emplazamientos,seguramente debido a que es en esa posicin donde los hablantes sitan los vocablosque contribuyen en mayor medida a la organizacin del mensaje (Kieras, 1980).En el mbito del procesamiento tambin se han recabado datos interesantes.Gernsbacher y Hargreaves (1992), por ejemplo, sostienen que los elementos lingsticosque se sitan en las posiciones iniciales sirven especialmente al receptor para construirla representacin mental que subyace al texto, guindole hacia una adecuadainterpretacin del mensaje. Esto significa que, en la incardinacin necesaria que se

    produce entre emisor y receptor en todo acto comunicativo, las palabras situadas enposicin inicial desempean un papel de especial relevancia, tanto en las tareas de

    produccin como en las de interpretacin.

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    A ello se suman las apreciaciones de Van Dijk (2012: 600), quien afirma queparagraphs may start with high-level propositions that will be specified in the rest ofthe paragraph, e ilustra su afirmacin con un fragmento de un discurso de Obama.A todo lo anterior, que hace comprender el papel trascendental que desempea el

    material lingstico situado en primera posicin, cabe sumar la funcin demarcadoraasumida por aquel en lo que podramos denominar espacios de coherencia difusa,coincidentes con los pasajes en los cuales se producen rupturas en la continuidadtemtica, o, en otros trminos, con los cambios de prrafo.En la actualidad, la delimitacin ms evidente de estas unidades se lleva a cabo pormedio de un subtipo de un signo de puntuacin reservado expresamente a esta funcin(el punto y aparte), al que acompaa generalmente el sangrado de lnea y, por supuesto,la mayscula que ha de seguir a todo punto. Incluyo el adverbio generalmente en laoracin anterior porque existen otros modos de presentar, en trminos formales, los

    prrafos, de lo cual deriva una tipologa que, en torno a estas unidades, figura enalgunos manuales de estilo o en diccionarios de ortotipografa. A continuacin incluyo

    la clasificacin que presenta Martnez de Sousa (2010: 211-214) atendiendo a la forma:

    (a)Prrafo ordinario: comienza con una sangra y sus lneas se justifican.

    (b) Prrafo moderno a alemn: variante del prrafo ordinario que consiste endisponer el texto sin la sangra inicial. La ltima lnea debe ser corta, paradistinguir el final de un prrafo y el comienzo del siguiente. Puede emplearse enepgrafes o pies de figuras y en las casillas de los cuadros.

    (c)Prrafo francs: se sangran todas las lneas menos la primera. Se usa muchoen diccionarios y vocabularios para la composicin y disposicin de los artculos.Tambin se emplea en la composicin de casillas del cuerpo de los cuadros otablas, en las bibliografas, en los ndices alfabticos y en apartados ysubapartados.

    (d) Prrafo en bandera o composicin quebrada: disposicin del texto de talmanera que en uno de los lados, el derecho o el izquierdo, o incluso en los dos, lalnea de texto no llena necesariamente la medida exacta. Aunque es de escaso uso,se emplea en ocasiones con los ttulos y subttulos.

    (e)Prrafo en bloque: variante del prrafo alemn, en el que todas las lneas son

    iguales (incluida la primera y la ltima).(f)Prrafo espaol: variante del prrafo alemn en el que la ltima lnea ha de sercorta y se centra. Es muy til para la composicin y disposicin de epgrafes o

    pies.

    (g) Prrafo en base de lmpara: conjunto de lneas centradas desiguales cuyalongitud disminuye a medida que se aleja de la primera. Se emplea sobre todo enttulos de cubiertas, portadillas, portadas, ttulos centrados o composicin decolofones.

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    (h) Composicin en base de lmpara invertida: variante del prrafo en base delmpara que consiste en un conjunto de lneas centradas desiguales cuya longitudaumenta a medida que se aleja de la primera. De escaso uso, se utiliza enocasiones en ttulos y subttulos.

    (i) Composicin epigrfica: tambin llamada jarrn de Mdicis o copa deMdicis, consiste en un conjunto de lneas desiguales centradas. Se emplea enttulos y colofones.

    Puede constatarse que los prrafos aludidos han fijado grosso modo su uso en latradicin tipogrfica en lo que podra considerarse un proceso de especializacintextual, en el sentido de que cada uno de ellos se acomoda a tipos de textos concretos oa partes de los mismos, lo cual puede resultar beneficioso para el receptor (por cuantodeterminadas formas de presentacin de los prrafos pueden mejorar el procesamientodel texto o aumentar la velocidad con que se lleva a cabo esta tarea), pero tambin para

    el emisor, que dispone de una gama variada entre la que escoger la que mejor se adaptaa sus necesidades, si bien en muchos casos, como se ha podido constatar, el margen

    para elegir est limitado y condicionado en cierto modo por la tradicin.Tambin en la Ortografa de la lengua espaolade la RAE (2010: 294) se alude a esteasunto, aunque se incluyen en ella nicamente tres procedimientos de marca de prrafo:la sangra seguida por la tradicin tipogrfica espaola (la situada al comienzo de la

    primera lnea del prrafo), la sangra francesa y la introduccin de una lnea en blancodespus de cada prrafo, al que no acompaa, eso s, ningn tipo de sangrado.A estos recursos ortotipogrficos hay que aadir otros de naturaleza estrictamentelingstica. Los pargrafos comienzan a menudo con marcadores textuales (con

    predominio de una u otra clase, en funcin, por ejemplo, del gnero discursivo del quese trate), que dirigen al lector hacia una determinada interpretacin y le hacencomprender mejor el texto ante el que se hallanx:

    (12) En definitiva, se trata de un intento del Estado de disminuir losproblemas derivados del tabaco en nuestro pas. Desde mi punto de vista deasmtica, considero que es muy justa, puesto que respeta bastante ladecisin de cada uno sobre si fumar o no fumar y a la larga estoy segura deque cumplir su objetivo. Sin embargo, soy tambin hija de hosteleros y,habiendo vivido el cambio tan brusco en la legislacin, considero que fueun error cambiarla de esa manera tras un lapso de tiempo tan breve.

    (13)

    Por un lado, es necesario precisar que el sur, el centro y el este delEstado Espaol han sido popularmente las zonas donde la tradicin [latauromaquia] se ha encontrado ms arraigada. Lgicamente esto noimplica que haya un apoyo absoluto entre los ciudadanos de Madrid ySevilla, por ejemplo, pero s una mayora que disfruta con esteacontecimiento popular. As pues, quedaran excluidas de este mapataurino de Espaa las comunidades autnomas de Catalua, Galicia,Canarias y Asturias, que ejercen la mayor oposicin a las corridas detoros. De hecho, son Catalua y Canarias las zonas de Espaa que hanlegislado finalmente para prohibir la actividad en los ruedos.

    Por otro lado, los motivos alegados por las fuerzas polticas de dichas

    comunidades conciernen a la proteccin de los derechos de los animales.

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    Esto es poco menos que discutible, puesto que no hay histricamente unamayor sensibilizacin con el maltrato animal en determinadas zonas porencima de otras. Ms bien, parece una excusa que enmascara unamotivacin poltica, un rechazo a costumbres identificadas directamentecon el sentimiento nacional espaol. Sentimiento este que no esampliamente compartido en las zonas en que la prohibicin ha surtidoefecto.

    (14) Bajo mi punto de vista, la tradicin tiene un gran peso dentro de lacultura individual de cada nacin. El pueblo se siente identificado con suherencia comn y por ello trata de conservarla. Es por esto que, al pensarque la tauromaquia es algo nuestro, nos es ms difcil desarraigarnos deella. Un claro ejemplo es la declaracin de las corridas de toros como Biende Inters Cultural en la Comunidad de Madrid.

    No obstante, pienso que el daar a un animal por la creencia de que somos

    superiores y que podemos tratar a nuestro antojo a aquellos que estn eninferiores condiciones a las nuestras es una prctica deleznable. Estoy deacuerdo entonces con la postura adoptada por Catalua, en donde lascorridas de toros han sido erradicadas aunque existen otras prcticas igualde infames relacionadas con los toros que tambin deberan desaparecer.

    Si bien es cierto que la presencia de estas palabras no es exclusiva de los comienzos depargrafo (ejemplo 15), lo cual tambin dificulta en ocasiones la labor de segmentacinde escritores o usuarios de la lengua escrita no demasiado competentes, que buscan enla presencia de ciertas palabras una seal clara para parcelar el texto y consideran,errneamente, que su aparicin va acompaada necesariamente de un cambio de prrafo

    (ejemplo 16):(15) Desde tiempos inmemoriales, distintos tipos de tauromaquia han sidocelebrados a lo largo y ancho de la Pennsula Ibrica. Sin embargo, en Espaa,como estado plurinacional, no se ha desarrollado por igual la aficin por latauromaquia, de tal forma que algunas comunidades autnomas hanexperimentado un rechazo hacia este tipo de prcticas. Creo que la imposicin dela denominada fiesta nacional ha sido el motivo principal por que algunas zonasde Espaa ms proclives a un sentimiento antiespaol han optado por prohibirla.

    (16)Pero no solo se trata de ordenadores y videojuegos; Asia (refirindonos a lospases ms desarrollados como Japn) tiene un nivel de vida alto y con tecnologas

    que en Europa no pueden ni imaginarse: desde aparatos de uso domstico,(televisiones, electrodomsticos, los famosos WC japoneses que poseen diez tiposdistintos de programa, como si se tratase de una lavadora...) hasta novedades en el3D, (como algunos grupos musicales como Vocaloid, que no son ms quehologramas tan reales como si fuesen seres humanos), realidad virtual,nanotecnologa, y robtica, que est considerada (la robtica japonesa) la msavanzada del mundo.

    De hecho, se han publicado noticias recientes en los peridicos espaoles, conmotivo de la exposicin de robtica, sobre un profesor de universidad japons queha creado un androide igual a l para que lo sustituya en las clases.

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    Igual sucede con los topicalizadores, que guan sin duda al receptor hacia nuevasvariables y nuevos pargrafos (ejemplo 17), pero que no son tampoco exclusivos de la

    posicin inicial de prrafo (ejemplo 18), por lo que tambin pueden hacer dudar a loshablantes acerca de si introducir o no un cambio de prrafo, e incluso su aparicin

    puede inducirles a error (ejemplo 19):

    (17) Es bien sabido que el cannabis es menos daino para la salud y crea menosdependencia que el tabaco. Sin embargo, su consumo y comercio es fuertementeperseguido. Entonces, perseguirlo tiene como objetivo el beneficio para la saludde la sociedad o lo que ocurre es que compite con el tabaco? Estas dudas mesurgen desde una posicin totalmente detractora del cannabis, por supuesto.

    En lo que respecta a la ley antitabaco, y teniendo en cuenta lo dichoanteriormente, mi opinin es muy favorable a esta normativa. Sin embargo, porqu restringir tanto el consumo de un producto que se vende tan libremente? Meparece bastante hipcrita limitar la consumicin de tabaco por motivos de salud

    pero no poner trabas a la hora de la distribucin del mismo (salvando lasrestricciones a menores tan frecuentemente quebrantadas).

    (18) Para finalizar, creo que es importante promover este tipo de actividadesporque el efecto que causa en el alumno es muy positivo. Y en lo que se refiere alamotivacin e inters de los estudiantes, quedan sin duda, as, garantizados.

    (19)Entre las posibles ventajas del complejo [Eurovegas], estn por supuesto elaumento de trabajo en Madrid (puesto que una infraestructura de talesdimensiones generara muchsimo empleo), tambin aumentarn el turismo y lapoblacin.

    Y en cuanto alos inconvenientes, encontramos la subida de precios debido a unamayor demanda, atraccin del crimen organizado (prostitucin, droga,corrupcin), los posibles empleos de baja calidad con salarios reducidos.

    Por supuesto, el tipo de material lingstico que aparece al comienzo de los prrafosdepende en gran medida del gnero discursivo dentro del que se inscriben los textos alos que pertenecen estas unidades, por lo que es perfectamente comprensible que, en elcaso de las narraciones, los conectores de tipo lgico, que tantas veces aparecen en lostextos expositivo-argumentativos (como los presentados hasta ahora), abran paso asecuencias temporales, a la mencin del personaje que protagoniza la accin o al lugaren el que esta se desarrolla, segn hace ver Chausserie-Lapre (1969) a propsito de lashistoriografas latinas. Este autor considera que la posicin inicial es tan importante paraesta clase de escritos que cataloga los elementos ah situados como mots-titres, en elsentido de que contribuyen a enmarcar los hechos que se narran en los prrafos de losque forman parte, al tiempo que es en esa ubicacin donde se hacen ms patentes loscambios que se han producido y que han provocado el paso de un prrafo a otro. Laimportancia de la citada posicin no solo se debe, pues, a que sobre ella recae unafuncin demarcadora evidente, sino que constituye uno de los mecanismos que activanuna nueva lnea de coherencia y a travs de ellos se ha de facilitar, de una u otra forma,la transicin hacia otra unidad del discurso.

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    4.3. Continuidad topical

    En los textos narrativos se aprecia de manera singular que las primeras palabras de unprrafo son especialmente importantes para lo que se ha dado en llamar continuidadtopical. Esta puede definirse como el sistema de elementos referenciales a partir de los

    cuales el hablante consigue mantener un referente activado, que incluye tresposibilidades: los nominales plenos, los pronombres o la elisin de material referencial.Cabe pensar que los primeros aparecern fundamentalmente en pasajes en los que semenciona por primera vez un referente, pueda producirse ambigedad en suinterpretacin porque haya otros referentes de igual gnero y nmero, o bien porque ladistancia respecto de la anterior mencin es significativa y conviene recuperarla en arasde facilitar su asimilacin.Cuando no hay riesgo alguno de confusin lo esperable es laomisin, mientras que parece lgico suponer que los pronombres se utilizarn ah dondela elisin se muestra insuficiente para asegurar una correcta asignacin de los referentesy los nominales plenos no resulten estrictamente necesarios.A estas premisas subyace el principio de economa, que, aplicado a la realidad

    lingstica, ha sido puesto en alza por autores como Nez Ladevze (1993) apropsito del proceso de construccin de los textos, o por Givn (1983: 18), quien loadapta al mbito psicolgico: Expend only as much energy on a task as is required forits performance.Si esto es as, cmo se justifica la existencia de pasajes en los cuales el uso denominales plenos (y en menor medida los pronombres) no es necesario en trminosestrictamente informativos?Lingistas como Hinds (1977), Clancy (1980), Givn (1983), Fox (1987), Tomlin(1987), Elvira (1997) o Gonzlez Cobas (2005-2006) dan respuesta a esta pregunta, y lohacen teniendo en cuenta que, aun aceptando que en este asunto tambin pueden cobrarcierto inters cuestiones de orden estilstico y personal, el sistema de continuidad topicales muy importante en la marcacin de unas unidades, los prrafos, que precisamente semanifiestan en secuencias que introducen ingredientes de discontinuidad. Es verdad, taly como hace ver Mitterand (1985: 90), que en la posicin inicial de prrafo cabe esperarnuevos actantes en forma de nominales plenos, pero, como es obvio, no siempre el pasode un prrafo a otro est condicionado por este tipo de cambios, y sin embargo esfrecuente el uso de este elemento referencial en esa ubicacin incluso cuando no se hanintroducido en el discurso nuevos personajes.En trminos ms concretos: independientemente de que no siempre sea necesaria la

    utilizacin de nominales plenos porque no exista posibilidad alguna de ambigedad ono se haya dado entrada a nuevos actantes, el empleo de estos elementos referenciales

    obedece en muchos de estos casos a la marcacin de los prrafos, a modo dedelimitadores formales de estas unidades, pero tambin como un procedimiento derefuerzo de la coherencia ah donde se introducen rupturas temticas de uno u otrosigno. Los pronombres y la elisin de elementos referenciales quedan reservadosgeneralmente, por su parte, para el interior de prrafo; los primeros suelen aparecer encondiciones de reccin sintctica o desambiguacin, frente a los segundos, cuyo uso esun indicio de continuidad temtica.En los textos antiguos se percibe especialmente este tipo de procedimientos, por nohaber apenas en ellos separacin fsica entre prrafos y ser este un mecanismo bsico dedemarcacin, tal y como demuestran Elvira y Gonzlez Cobas en sendas investigacionesde 1997 y 2005-06. Transcribo a continuacin algunos ejemplos de esta ltima,

    correspondientes a la Estoria de Espaa de Alfonso Xxi

    , en los que se percibe con

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    nitidez que el uso de nominales plenos no corresponde a exigencias informativas o dedesambiguacinxii:

    (20)E una grand partida de la gente que el [Hercules] traye fueron de Galacia, e

    mandolos poblar alli, e por esso fue llamada aquella tierra Galizia. / Depues queHerculesouo poblado Galizia, uinosse contra parte de mediodia, ribera de la mar,fasta un rio que dizen Ana, que (10a: 5-10).

    (21)E como quier que aquel rey [Tireso] dixiera esto sennaladamientre por los deamora, los romanos tomaron la palabra por si mismos. / Despues que este reyTiresodizo esto a Cipion sobrel fecho de amora, assi cuemo ya oyestes, llegolmandado de amora que se fuesse quanto pudiesse,ca (30b: 48-55).

    (22) Et mando [Bernaldo] dar pregon que todos los que quisiesen uenir conuiandas et con las otras cosas que mester eran a aquel lugar, que non diesenportadgo ninguno nin pechassen nada. / Pues que Bernaldo ouo esto alli fecho,

    puso su amiztat con los moros quel ayudassen, et que daquel castiello guerrearieell al rey don Alffonso et correrle ye toda la tierra(373b: 18-26).

    Es interesante hacer notar que, segn datos de Mounier (1996), los hablantes perciben lagradualidad de los materiales lingsticos a los que estoy haciendo referencia, en elsentido de que muestran reticencias para cambiar de prrafo cuando dos oracionescontiguas estn engarzadas mediante anfora pronominal. A esta conclusin llega trasrealizar una prueba experimental cuyo objetivo principal es averiguar, medianteencuestas a los participantes en la misma, los factores que impulsan a los usuarios de laescritura a pasar de un pargrafo a otro, los que bloquean esta tarea y las circunstanciasque les hacen dudar entre hacerlo o no.Givn (1983), por su parte, explica que lo continuo es ms predecible que lodiscontinuo y, por este motivo, ms fcil de procesar. Ello justifica que la lenguareaccione situando en primera posicin sobre todo nominales plenos, porque estosvienen a mitigar los problemas de procesamiento que pueden tener lugar en lo que antesdenomin espacios de coherencia difusa. Este hecho le lleva a formular elPrincipio deiconicidad (Iconicity Principle), segn el cual The more disruptive, surprising,discontinuous or hard to process a topic is, the more coding material must be assignedto it (Givn 1983: 18).La utilizacin de nominales plenos en pasajes en los que su uso no parece necesario

    puede hacer pensar que uno de los recursos bsicos en la marcacin de los prrafos (los

    relativos a la continuidad topical) acarrea o puede acarrear redundancia informativa,aspecto que en principio cabra valorar negativamente y que, adems, contravendra lavertiente lingstica del principio de economa a la que se aludi en pginas anteriores.Se debe tener en cuenta, no obstante, que ese tipo de comportamiento lingstico tieneunas repercusiones estructurales muy claras, desde el momento en que contribuye aldiseo y construccin del texto por medio de la marcacin de sus unidadesconstitutivas. Por tanto, ha de ponerse en cuarentena ese tipo de interpretaciones, puesen un idioma no es gratuito el uso de uno u otro recurso, y si se emplea cierto elementoo procedimiento es plausible pensar que se hace en funcin de cierto objetivo, aunqueeste no siempre sea fcil de determinar.

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    Nez Ladevze (1993: 239-240) hace alusin a la cuestin de la redundancia aplicadaa la unidad que nos ocupa cuando explica que

    Un prrafo ha de ser tan redundante como sea necesario para que el intrprete no

    necesite esforzarse en interpretarlo. Cuanto esto ocurre, cabe decir que estplenamente expresado.

    Y aade:

    Pero ha de ser mnimamente redundante en el sentido de que no debe expresarms de lo que sea necesario. El exceso de redundancia dificulta el transportefluido de la informacin en la continuidad de la secuencia discursiva, ahoga lacomprensin y la dilata: exige ms tiempo para comprender lo mismo y obliga adescodificar ms elementos de los imprescindiblemente tiles, lo que implica ungasto superfluo de energa interpretativa.

    Por ende, puede considerarse que la redundancia entorpece las labores de procesamientodel receptor por cuanto lo retrasa y obliga a un esfuerzo cognitivo mayor. Sin embargo,elementos aparentemente redundantes pueden desempear una labor vertebradorafundamental respecto del resto del texto, que no solo no perjudiquen su interpretacin,sino que, muy al contrario, la favorezcan. En este sentido, es importante que el usuariode la lengua escrita encuentre un equilibrio que compatibilice hacer comprensible sutexto y no abusar de elementos redundantes, que es lo que defiende en realidad NezLadevze. Es en casos como estos en los que se comprende especialmente la relevanciadel prrafo (y de sus elementos constitutivos) como una pieza clave para organizar yconstruir los textos.

    5. Conclusiones

    A lo largo de este artculo me he centrado en algunos de los aspectos ms significativosdel prrafo, por ser una unidad fundamental en el proceso de construccin de los textos.He aportado datos que demuestran que aquel posee un correlato psicolgico (lo cual esmuy importante para comprender su alcance universal y pancrnico como unidadtextual), si bien es cierto que no encuentra un acomodo nico o perfecto en la estructurasuperficial. Al contrario, las propiedades de los prrafos no son siempre homogneas y

    perceptibles, y de hecho es posible segmentar un mismo escrito de formas diferentes envirtud de una serie de factores que han sido analizados en pginas precedentes: voluntad

    de resalte informativo de uno o dos enunciados, sobre todo en la parte final de lostextos; deseo de provocar determinados efectos expresivos en el receptor o intencin deinsertarse en una tradicin discursiva propia de una poca y cultura concretas.Los aspectos anteriores requieren de la habilidad de quien escribe a la hora desegmentar los textos, aunque tambin puede suceder que la falta de acuerdo entre loshablantes en la divisin de un texto en prrafos responda a un dficit de pericia de undeterminado escritor, que no acierta a reflejar en su texto la estructura mental quesubyace al mismo. Esto repercute, entre otras cuestiones, en la construccin de prrafosexcesivamente cortos sin que haya razn que lo justifique (un autor los ha bautizado conel nombre de prrafos-frase), o en pargrafos demasiado extensos en los que no sedetecta un esquema claro de configuracin.

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    La falta de destreza a la que se acaba de aludir puede ser solventada medianteinstruccin, pero ello no debe hacer dudar de que el prrafo posee una contrapartidacognitiva. En realidad hoy en da se ensea a escribir (al menos, en asignaturas o cursosdestinados a mejorar la expresin escrita) conforme a unos hormas que ha fijado la

    tradicin y que son el resultado de un proceso evolutivo en el que se ha pasado demarcar los pargrafos casi exclusivamente por medio de procedimientos lingsticos(por ejemplo, la continuidad topical) y otros no estandarizados a hacerlo a partir de esetipo de recursos pero tambin mediante otros de ndole ortotipogrfica.La historia del prrafo es, pues, la de la acomodacin a unos patrones de configuracintextual presididos, al menos en parte, por la vertiente lingstica del principio deeconoma, segn la cual se da predileccin a aquellos mecanismos que permiten allector realizar un menor esfuerzo en la tarea de interpretacin, sin perder de vista queesta debe responder de la manera ms ajustada posible a lo que el emisor ha tratado detransmitir a travs de su escrito, y el mejor modo de hacerlo es dar la mayor visibilidad

    posible a esta unidad. A ello obedece la fisonoma del prrafo ordinario, pero tambin la

    de otros tipos de prrafo cuyo uso se aplica, resultado de un proceso de especializacin,a determinados gneros discursivos o a partes concretas de los escritos, lo cual redundaen que el emisor disponga de unos patrones bsicos a partir de los cuales ahormar sutexto (lo que viene a facilitar su labor), y en que el receptor pueda representar msfielmente las asociaciones de ideas que aquel ha llevado a cabo. Los prrafos se

    perfilan, por tanto, como unidades fundamentales en la produccin e interpretacin delos escritos (se establece a travs de ellos, en ese sentido, un vnculo estrecho entreemisor y receptor), y ello se explica nuevamente a partir de su naturaleza cognitiva.Por otro lado, los elementos situados en la posicin inicial de estas unidades son sinduda muy importantes de cara a la configuracin de estas ltimas. Sobre ellos recae unafuncin demarcadora evidente y tambin la responsabilidad de portar informacinsuficiente que supla la existencia de rupturas temticas que han provocado su apariciny que suponen una quiebra en la lnea de coherencia establecida. De esa responsabilidad

    puede derivar la introduccin de elementos informativamente redundantes, pero que, entrminos estructurales y de conformacin de un nuevo marco de coherencia, pueden serharto relevantes.Una ltima idea: los datos expuestos hasta aqu, procedentes de investigaciones conobjetivos de partida muy distintos, hacen comprender la necesidad de enfocar el estudiodel prrafo de manera plural, justamente porque se trata de una unidad cognitivo-textualcuya manifestacin formal (tal y como la conocemos hoy) se ha producidorelativamente tarde y, adems, depende de mltiples factores.

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