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  • 7/24/2019 Aproximacion A La Investigacion Cualitativa

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    PROXIM CIN L INVESTIG CION

    CUALITATIVA LA HISTORIA DE UN PROYECTO

    M.

    Alexia SANZ HERNNDEZ

    epartamento de Psicologa y Sociologa

    Universidad de Zaragoza

    SUMARIO I. Introduccin. II. Planteamiento del problem a. III. Planificacin de l diseo

    de investigacin: 1. Lugar y red de informantes. 2. La mu estra. 3. Fuentes y tcnicas. IV. An-

    lisis de los datos: las narraciones temticas. V. Formulacin de conclusiones tericas. VI. A

    modo de conclusin.

    I. INTRODUCCIN

    La prolija literatura acadmica que hoy en da nos desborda abunda en narra-

    ciones en torno a los frutos de largas investigaciones en el campo de las ciencias so

    ciales y en sugestivos debates acerca de cuestiones doctrinales y conceptuales. No

    obstante cuando el aprendiz de investigador bisoo se carea con la realidad para al-

    canzar sus pretensiones cientficas y saciar su curiosidad se encuentra a menudo

    desvalido y falto de directrices y herramientas metodolgicas. Los autores emplean

    muy pocas pginas en la exhibicin de las maneras de hacer y llegar a las conclusio-

    nes o recom endaciones que muestran. Este artculo que emprendo surge de la consta-

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    tacin de cierto vaco en una actividad acadmica que llevo propiciando durante ca-

    si una dcada en mis clases de Tcnicas de Investigacin Social: la planificacin de

    un proyecto de investigacion social. Espero que su lectura permita, especialmente a

    mis alumnos, concebir la investigacin como un proceso dinmico y sistemico que

    requiere de una metodologa acorde al objeto de estudio que se pretende analizar, y

    exige un rigor en el cumplimiento de cada una de sus fases tal que se garantice la au-

    tenticidad y fuerza de las conclusiones a las que finalmente se llega.

    Lo que se va a contar en las siguientes pginas no es ms que la historia de una in-

    vestigacin que c ulmin su primer desarrollo en diciembre del 1997 con la lectura de

    mi Tesis Doctoral. La provincia turolense fue el objeto de mi atencin durante cinco

    aos, desde que en el celebrado 1992 formulase mis inquietudes al director del pro-

    yecto.

    La cuestin de la memoria me haba cautivado, ya no recuerdo desde cuando, y

    las discusiones a propsito del Tiempo que ocuparon las sesiones del curso de doc-

    torado titulado Nuevas perspectivas en la Teora Social': el tiempo , dirigido por la

    profesora M

    ngeles Lpez

    alimentaron e inspiraron mi pretensin de profundizar

    en el tema.

    Poca literatura acadmica ahondaba en la esencia de la memoria colectiva enton-

    ces pocos autores se haban atrevido a formular claras definiciones acerca de ella; sin

    embargo, desde muchas reas, tales como la historia, la sociologa y la antropologa

    se estaban realizando atractivas aproxima ciones al estudio del pasado y el presente de

    las comunidades a travs de la oralidad. En estos escasos aos la bibliografa se ha

    multiplicado y el concepto memoria ha pasado a ser una palabra casi com

    n utiliza-

    da con frecuencia en numerosos contextos. Podramos pensar que la encrucijada en

    la que nos encontramos a punto de superar el siglo y el milenio inspira y exige la in-

    trospeccin, la reflexin y el examen de lo que hemos sido, somos y queremos ser.

    Sea como fuere, aqu se va a hablar de la memoria de una pequea comunidad,

    que como la de cualquier otra, se est construyendo hoy con los recuerdos ingentes

    del ayer, con las necesidades que impone un presente que expectante espera el ma-

    riana y desde una colectividad que no olvida lo que ha sido es y quiere ser. Y como

    deca, se va a contar la historia de un proyecto de investigacin que lejos de culmi-

    nar hoy abre puertas hacia nuevos interrogantes y desafos personales.

    1.

    La tesis Ileva por ttulo Ojos Negros: la construccin social de la memoria colectiva y fue diri-

    gida por el Dr. Gaspar Mairal Buil, profesor de Antropologa Social de la Universidad de Zaragoza. Para

    cuestiones referidas al contenido de esta sintesis se remite al lector a dicho trabajo (indito). Igualmente,

    y en relacin a la bibliografa dada su extensin

    nicamente se incluyen en este artculo aquellas citas ex-

    presas a las que se alude directamente.

    2. Curso impartido por Manuel Calvo ylVl

    ngeles Lpez ambos profesores de la Universidad de Za-

    ragoza, en el programa de Sociologa que ofertaba dicha universidad en el curso acadmico 91/92.

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    II PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

    Mis comienzos fueron exploratorios puede afirmarse que vacilantes. Yo no par-

    ta de unos objetivos precisos pues el proceso que iniciaba no era de b

    squeda sino

    ms bien de encuentro. Contaba con un m arco terico referencial clave que me apor-

    taban autores como M aurice Halwachs

    , Edmund Leach

    , Jacques Le Goff

    o Paul Ri-

    coeur

    y confiaba esencialmente en que la aproximacin a la realidad emprica me

    descubriese lo que quera conocer: cmo se va construyendo la memoria colectiva.

    Uno de los puntos de partida capitales era la apreciacin de que la m emoria no s-

    lo explica y habla de acontecimientos narrados sino que adems habla de s misma.

    Es decir, es por un lado un recurso metodolgico que permite profundizar en el co-

    nocimiento de determinadas realidades y puede ser por otro objeto de estudio en s

    misma. En este anlisis, ambos enfoques han coexistido, de tal modo que la memo-

    ria se ha convertido en el recurso ms eficaz para indagar acerca de ella misma. Pe-

    ro para descubrir su esencia yo deba recomponer los lugares donde queda cristali-

    zada, es decir encontrarla.

    Desde el primer momento centr mi atencin en los relatos de los informantes y

    trat de colocar en un segudo plano los abundantes contenedores donde se deposita

    lugares a los que ya Pierre Nora dedic un dilatado y enjundioso estudio

    7

    ; as pues,

    las tramas narrativas elaboradas por los sujetos eran mi objetivo analtico central.

    El dilema que se me haba planteado en un principio era la eleccion del tema.

    Por un lado poda Ilevar a cabo un trabajo extensivo delimitando precisame nte el ob-

    jeto de mi atencin, o bien poda inclinarme por un estudio comunitario intensivo y

    en un mbito pequeo como al final as decid.

    Dos cu estiones me interesaban especialmente, el contenido y el tipo de narrativas

    en las que se plasma la memoria, y el proceso de construccin y reconstruccin por

    el que atraviesa a lo largo del tiempo, que nos rem ite a la cuestin de la significacin

    y efectividad de la memoria. La memoria selecciona los recuerdos que adquieren

    significacin para una comunidad y que son efectivos, y los alimenta y preserva a tra-

    vs

    del tiempo, cristalizndolos en tramas narrativas estructuradas y compartidas.

    Tambin era mi pretensin descubrir los grupos que la mantenan, cmo la transmi-

    tan y posibles modificaciones en esta dinm ica. As pues, el punto de partida que me

    requera la propia naturaleza del estudio era claro: las tramas narrativas estructuradas

    y compartidas por la comunidad.

    3.

    HALBW ACHS, M. 1968): La mentire collective. Pars: Presses Universitaires de France.

    4. LEACH, E. (1971): Dos ensayos sobre la representacin simblica del tiempo .

    Replanteamien

    to de la Antropologa. Barcelona: Seix Barral, pp. 192-211.

    5. LE GOFF , J. 1991):

    El orden de la memoria. El tietnpo como imaginario.

    Barcelona: Paids.

    6. RICOEU R, P. 1987):

    Tiempo y narracin.

    2 vol. Madrid: Cristiandad.

    7.

    NOR A, P. comp.) 1984): Les lieux de mmoire.

    4 vols. Pars: Gallimard.

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    III PLANIFICACIN DEL DISEO DE INVESTIGACIN

    Quera observar de cerca el dinamismo de la memoria y ver cules son y cmo

    funcionan los mecanismos que nos Ilevan a realizar afirmaciones en torno a su ca-

    rcter activo; se trataba de contextualizar la memoria en accin y analizar desde los

    datos recopilados, su naturaleza, su contenido, su construccin y su reinvencin, as

    como los fines sociales que cumple y las estrategias de las que se sirven los sujetos

    para ello.

    La Antropologa Social me aportaba enfoques metodologa y tcnicas adecuadas

    a mis objetivos. La exigencia de apertura e interdisciplinariedad vena impuesta por

    el propio objeto de estudio y por mi deseo de llegar a su comprensin intima. La et-

    nografa ha sido el instrumento frtil que me ha posibilitado el conocimiento de esta

    realidad. Quizs la pequeriez y lo primitivo han sido hasta hace poco el objeto de es-

    tudio de la Antropologa pero ahora la globalizacin de la vida social nos impone un

    replanteamiento del quehacer investigador. En mi caso la prctica etnogrfica ha re-

    sultado ser un recurso

    til para conocer mejor un fenm eno aglutinador y presente en

    una de las comunidades locales de nuestro mbito, s quizs pequerio cuantitativa-

    mente hablando, pero complejo en cuanto a relaciones de roles en el presente, y en

    absoluto primitivo , aunque no por ello mucho ms conocido. Hoy la alteridad

    puede mostrarse prxima a nosotros. Ojos Negros, un lugar personalmente tan pr-

    ximo, ha desplegado ante mis ojos experiencias humanas a priori desconocidas, di-

    versos otros y manifestaciones de lo concreto que despertaban posibilidades ini-

    maginables al principio, desbordando de esta manera cualquier pretensin

    abarcadora, aun tratndose de una comunidad pequeria. La memoria colectiva me

    llevaba de la mano de los informantes hasta otros que el tiempo, y no el espacio,

    me permita descubrir.

    1 Lugar y red de informantes

    Ojos Negros es un pequerio municipio situado en la zona occidental de la pro-

    vincia turolense perteneciente a la comarca de Calamocha y situado a unos 14 Km.

    de la carretera nacional 234 que une Zaragoza y Valencia y en torno a la que se es-

    tructura la comarca. Se accede por la carretera que arranca de la N-211 en direccin

    a Madrid, y gradual y tmidamente el paisaje del trmino municipal cambia, condi-

    cionado por la altura. Tres planos se superponen en una rpida pincelada: las tierras

    ms llanas y prximas al trmino de Monreal del Campo, cuya altitud es en sus zo-

    nas ms bajas ligeramente inferior a los 1000 metros, las pequerias hondonadas y

    cerros donde se sit

    a el pueblo a unos 1151 y Sierra Menera al fondo donde se Ile-

    gan a rebasar los 1500 metros.

    Es un pueblo fundamentalmente rural y agrario con una clara vocacin ganadera

    inclinada al sector ovino. El cereal y el matorral son sus principales recursos agrarios.

    Adem s una importante parte del suelo municipal en la zona ms occidental hoy im-

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    productivo estuvo dedicado en el pasado al uso industrial y concretamente a la ex-

    traccin, cribado y molienda del mineral de hierro de sus yacimientos.

    Precisamente en las inm ediaciones de estas canteras se encuentran varios asenta-

    mientos dependientes del ayuntamiento de Ojos Negros de los cuales el Barrio del

    Centro es el que mayor poblacin acoge; este grupo de viviendas junto con el barrio

    del hospital, el antiguo barrio de la estacin y el n

    cleo urbano de Ojos Negros con-

    figura un municipio, que como m uchos otros de la regin, est constituido por varios

    cleos poblacionales diferenciados culturalmente. En la actualidad agrupan aproxi-

    madamente 567 viviendas, de las cuales slo el 49% se ocupan permanentemente.

    Por su parte Ojos Negros se sit

    a en las faldas de uno de los cerros que antece-

    de a los montes de Sierra M enera; en el regazo de varias lomas redondeadas donde se

    acomodan sus casas y sobresaliendo entre ellas se encaraman la iglesia la ermita y

    la torre de su recinto am urallado.

    Las personas que viven en el pueblo en la actualidad son menos de 700; pero sin

    embargo en la primera dcada del siglo lleg a sobrepasarse la cifra de tres mil. La

    poblacin de hecho ha actuado como un claro indicador de los fenmenos socioeco-

    nmicos que ha vivido la localidad a lo largo del siglo. Y as los periodos de auge

    demogrfico coinciden con momentos de gran actividad en la explotacin minera.

    2.

    a muestra

    Los relatos orales sin ser los nicos me proporcionaron la mayor parte del ma-

    terial etnogrfico. La tcnica empleada en la realizacin del trabajo de campo fue la

    entrevista profunda, en la m ayora de los casos a

    nicos informantes, aunque tambin

    se celebraron varias reuniones conjuntas y grupos de discusin con un n

    mero re-

    ducido de asistentes.

    Era una operac in bsica e inicial la observacin y la eleccin de una adecuada red

    de informantes. Para ello, se consideraron dos criterios, la capacidad del informante

    para expresarse y la coherencia de sus relatos. Finalmente, la muestra qued consti-

    tuida por 52 informantes que en su m ayora fueron entrevistados en varias ocasiones.

    Se contemplaron varios grupos generacionales y dentro de cada uno de ellos se

    pueden identificar diferencias entre los sujetos atendiendo al sexo, a la ocupacin d e

    los progenitores y a su lugar de origen as como a la categora socioprofesional del

    informante; en el caso de las m ujeres se consider la profesin del marido si stas no

    tenan una determinada. Igualmen te se atendi en un principio a la variable nivel de

    instruccin , aunque no Ileg a adquirir relevancia ya que algunos informantes pese

    a su bajo nivel cultural no demostraron incapacidad para narrar sus relatos de vida.

    Realmente no podemos hablar de analfabetismo en el caso de personas excesiva-

    men te mayores e inm ersas la mayor parte de su vida en una cultura bsicamen te oral

    y mucho menos desestimarlos como informantes para estudios de este tipo.

    22 7

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    ti d

    T ex tos au tob iogrf i cos ,

    . c o rr e sp o n d e n c ia f a m i liar y fo to s

    Anlisis de contenido

    En cualquier caso se persigui ms un criterio de significatividad que de repre-

    sentatividad.Todos estos actores sociales en su mayora han nacido y vivido en ese

    lugar recuerdan y desean hablar de sus vidas.

    3.

    uentes y tcnicas

    Este estudio se estructur como una investigacin bsicamente cualitativa cen-

    trada en el individuo fenomenolgica y basada en el recurso a fuentes mixtas. Hay

    que destacar el profundo proceso d e trabajo de campo y la util izacin esencial de re-

    gistros biogrficos a travs de la encuesta.

    Todas las fuentes orales junto con otras documentales y los datos que de todas

    ellas se obtuvieron no

    nicamente ampliaban y verificaban la validez de la infor-

    macin cose chada, sino que adems permitan recoger un corpus abundante y rico en

    informaciones pese a que en la posterior elaboracin sintesis y anlisis de la infor-

    mac in residiera la mayo r dificultad. Lo que se hizo fue un an lisis de con tenido cu-

    ya finalidad pretenda ser la de evidenciar las constantes que se daban en los relatos.

    Adems de las narraciones obtenidas con las entrevistas trabaj con variada do-

    cumentacin que algunos de los informantes me proporcionaron. En este t ipo de ma-

    terial se incluyen textos autobiogrficos correspondencia familiar o poemas localis-

    tas. Igualmente muchos me ensearon su lbum de fotos familiar as como objetos

    personales que les vinculaban con el pasado. Estos documentos intimos se han tra-

    bajado tambin con minuciosidad aun considerando ciertas diferencias que puede

    propinar el tipo de fuentes y su naturaleza para el estudio de la memoria colectiva

    esencialmente oral).

    FUENTES ORALES

    UENTES DOCUMENTALES

    R e l at o s d e v i d a

    Prensa y publ icac iones

    D o c u m e n t ac i n d e a rc h i v o

    Entrevistas bservacin documental

    R e c o n s t ru c c i n d e t ra m a s

    eco ns t rucc i n de h i s t ori as

    narrat ivas

    f ic ia les

    228

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    La revisin de los datos histricos que diversas fuentes me proporcionaban fue

    tambin una d e m is pretensiones. Un ob stculo difcilmente supe rable fue la no ex is-

    tencia de estudios histricos previos que m e ilustraran y me fac ilitaran la introduccin

    ms rpida en la mem oria con unos puntos ya definidos en la trayectoria histrica de

    la localidad. La carencia de estudios locales ha complicado una tarea que hubiese

    sido menos ingente de haber existido una historia local ya escrita. Aunque reconoz-

    co que eso era por otro lado una ventaja puesto que la memoria colectiva apenas es-

    t contaminada por elementos exportados desde los textos histricos. En cualquier ca-

    so a menudo tuve que introducirme en los archivos municipal parroquial y

    provincial recurriendo a una metodologa basada en la observacin documental pro-

    pia de los historiadores y bucear en un sinfn de datos desordenados. Era imprescin-

    dible conocer ciertos aspectos histricos para profundizar en la naturaleza de la me-

    moria.

    IV ANLISIS DE LOS DATOS: LAS NARRACIONES TEMTICAS

    Todas las narraciones previamente grabadas fueron transcritas y registradas en

    soporte informtico; el programa Hyperesearch permiti infundir una mayor rapi-

    dez en el tratamiento de los datos al posibilitar una ms gil codificacin de todos los

    relatos. Tras aplicar los cdigos oportunos a todas las narraciones se iniciaba la par-

    te del anlisis temtico del material con arreglo a las categoras previamente esta-

    blecidas.

    De este modo pudieron descifrarse y estudiarse una serie de narraciones temti-

    cas que aparecan con fuerza y recurrentemente y que estaban conformadas por

    aquellas imgenes del pasado que tras haber sufrido un proceso de construccin y re-

    construccin com

    n y activo en el que se involucraba toda la comunidad quedaban

    esculpidas en los relatos orales primordialmente.

    Estas narraciones estructuradas no se presentan de forma ordenada y sistemtica

    ya que los recuerdos h an sido reinventados activamen te en el devenir del tiempo y al

    contarse se agolpan en la mente del relator. Mi pretensin inicial fue indagar en el

    conjunto de temas parciales que se relacionaban entre s constituyendo asuntos ge-

    nerales y bloques con caractersticas similares que los aglutinaban configurando una

    compleja red de narrativas.

    Surgan cinco grandes bloques temticos muy reveladores; por un lado las tem-

    ticas de la Casa y la familia la tierra el campo y el ganado las minas y la escuela y

    por otro un amplio bloque que titul el peligro el riesgo y la guerra.

    Los primeros se centran en las instituciones bsicas que han ordenado la vida lo-

    cal a lo largo de su historia recordada mientras que el

    ltimo bloque etnogrfico se

    dedica al anlisis de los acontecimientos y episodios que h an alterado esa v ida social

    prcticamente invariable a lo largo de los siglos rompiendo con la cotidianeidad y

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    despertando incertidumbres y temores entre la poblacin. Ello no significa que los

    contextos institucionalizados no lleven inherente cierto riesgo y abundantes amena-

    zas, sino que ms bien, y en la mayora de los casos, se trata de riesgos conocidos,

    asumidos y crnicos que no provocan tanta incertidumbre por su alto grado de acep-

    tabilidad.

    En cualquier caso la significacin de las tramas viene definida por los propios ac-

    tores sociales. Ellos son los protagonistas, que a travs de sus relatos orales, han co-

    gido las riendas y han enfatizado determinadas narraciones por encima de otras, po-

    niendo de manifiesto los episodios del pasado que por unas circunstancias u otras

    han ejercido una notable infiuencia en la localidad, persistiendo por ello, todava

    hoy, en la memoria.

    En relacin al primer bloque temtico cabe decir que de las tramas surgan con-

    sideraciones en torno a los que constituyen el grupo familiar, los de casa ; aspectos

    referidos a la Casa como unidad de produccin, conjunto patrimonial y centro de la

    economa tradicional, Io de casa ; cuestiones relacionadas con la distribucin de

    espacios as como de roles y actividades enmarcadas en el espacio simblico do-

    mstico; y por

    ltimo, la construccin de un rango o jerarqua social que se suscita

    desde la comparacin entre la casa propia y las ajenas.

    Por otro lado, al estructurar el segundo bloque temtico,

    tierra campo y ganado

    segu el hilo conductor de una narracin inicial que se repeta en muchos de los in-

    terlocutores cuando me hablaban del cambio social local a lo largo de este siglo. To-

    dos destacaban cuatro hitos que describen los hechos ms sobresalientes para ellos:

    la pluriactividad y las migraciones, la decadencia de las casas acomodadas, el inicio

    de la explotacin minera a escala notable y las sucesivas roturaciones realizadas a lo

    largo del siglo, que se relacionan con el uso y aprovechamiento de las tierras comu-

    nales. Adems de estas temticas recurrentes surgan en los relatos otras cuestiones

    que nos remiten ms bien a frmulas adoptadas por los habitantes que han permitido

    a la comunidad sobrevivir mejorando la calidad de vida. Igualmente, destacan las

    referencias al ganado y el importante papel jugado por los animales en sus vidas co-

    tidianas.

    En tercer lugar la mina constituye un bloque temtico que engloba nume rosas ex-

    periencias de todos los miembros de la comunidad, al verse irremediablemente vin-

    culados a ella a lo largo de su historia. La idea de continuidad es remarcada con in-

    sistencia, al fn y al cabo el alejamiento en el tiempo del origen de algunos smbolos

    es una estrategia com

    n a toda afirmacion de identidad. En primer lugar, las minas

    8. SANMARTIN, R. (1993): Identidad y creacin. Horizontes culturales e interpretacin antropol-

    gica.

    Barcelona: Editorial Humanidades.

    230

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    y el pasado de la comunidad van ligados; los relatores no requieren de una fecha pa-

    ra datar el conocimiento de la explotacin minera, ya que es de esas cosas que por

    pertenecer a uno mismo se presiente que han existido siempre. Es imposible conce-

    bir la existencia de Ojos Negros sin la de sus minas que forman parte de la memoria

    legada de otras generaciones, representada bajo una misma expresin: los viejos

    siempre fueron a las minas . Es este un terreno en donde se da pie para la recons-

    truccin del pasado; nunca ms apropiado que en este ejemplo es el uso del concepto

    de memoria histrica. Los informantes construyen unas narraciones Ilenas de espe-

    culaciones y fantasa en las que vinculan referencias histricas con otras orales que

    poseen, para reconstruir siglos de continuidad de un elemento considerado esencial

    para entender el ser de la comunidad.

    En segundo lugar las minas son el centro en tomo al que gravita un presente co-

    munitario prolongado de la memoria colectiva que ya hoy se va alejando y ocupan

    gran parte de la mem oria viva de la generacin mayo r. La evocacin se asienta abar-

    cando casi un siglo y coincidiendo con la instalacin de la compaa minera de Sie-

    n-a Menera a principios de este siglo.

    Las cuestiones centrales que se pueden incluir bajo este bloque temtico son las

    condiciones de trabajo en las minas las formas de organizacin del trabajo y los sa-

    larios el clima laboral y la relacin con los jefes y compaeros los accidentes labo-

    rales y el riesgo, y por

    ltimo el clima social. El gran tema ignorado por los infor-

    mantes es el sindicalismo; se echa en falta la reconstruccin de los acontecimientos

    que describan la lucha sindical y la organizacin obrera si es que la hubo.

    Por

    ltimo, las minas llenan tambin parte de las expectativas de la comunidad

    con respecto al futuro; su supervivencia pasa por la rememoracin del pasado la re-

    cuperacin de la memoria presente y su utilizacin en el futuro, que despierta en

    unos la idea de decadencia y la ilusin en otros.

    En cuanto a la escuela y la educacin el deslizamiento temtico que he realizado

    a lo largo de este bloque ayuda a comprender cuestiones esenciales tales como el

    trascendental papel de la memoria colectiva en una sociedad rural y oral bsicamen-

    te, cuya funcin de enculturacin est fuera de dudas, y mayoritariamente alejada

    de la educacin formal. Las evocaciones de las generaciones mayores nos permiten

    profundizar en la memoria, prcticamente en ausencia de la educacin y por lo tan-

    to en su forma ms prxima a lo originario. El proceso de reconstruccin de la me-

    moria en las generaciones posteriores se torna distinto; por un lado la ruptura con la

    comunidad a tempranas edades coarta el habitual proceso de reproduccin de la me-

    moria por otro el legado recogido de los anteriores grupos es tamizado y filtrado por

    el saber cientfico que desde la escuela se inculca. Estas circunstancias nos permiten

    observar en la actualidad una m emoria colectiva bsicamente preservada por los ms

    viejos del lugar que est siendo dificultosamente recogida y reinventada por unas

    nuevas y formadas generaciones.

    231

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    Por

    ltimo constituyen una parte relevante de la memoria todos aquellos aspec-

    tos que por una circunstancia u otra han afectado a la rutina de la comunidad ame-

    nazando la estabilidad y confianza en el orden tradicional. De entre la enorme varie-

    dad de episodios y narraciones puede extraerse un elemento compartido que les

    caracteriza: todos ellos se refieren a situaciones amenazantes y riesgos o bien vin-

    culados con el medio fsico o bien derivados de la violencia humana. Las temticas

    que los actores sociales sealan giran en tomo a las siguientes cuestiones: la enfer-

    medad y la muerte la escasez de agua o alimentos y la guerra. La prolongacin en el

    tiempo de estas narrativas hasta la memoria presente viene explicada por la capacidad

    inherente de los episodios que se evocan para generar ansiedad colectiva en un mo-

    mento dado y despertar reacciones y respuestas antagnicas para inmunizarse ante el

    peligro.

    La muerte y la enfermedad son algo sumamente aceptado y presente en la vida

    diaria y no constituyen en s mismas una temtica central; ahora bien se dan

    lances particulares que sobresalen tal es el caso de la ocurrencia de epidemias

    o enfermedades que s bitamente atacan al grupo rompiendo la probabilidad

    esperable; lo mismo ocurre con las narraciones en torno a la mortalidad infan-

    til concurrentes en los relatos de los informantes.

    El agua a su vez aparece por un lado como elemento vivificador imprescin-

    dible para la vida local pero presenta adems otra faceta ya que a travs de di-

    ferentes manifestaciones puede constituir un elemento destructor al que se le

    atribuyen ciertos sucesos trascendentes y presentes abundantemente en la me-

    moria por generar la decadencia la destruccin o la muerte de individuos o

    grupos humanos. Las precipitaciones sin medida y determinadas manifestacio-

    nes atmosfricas representan un grave problema para el grupo y amenazan su

    continuidad de ah que sean mantenidas en la memoria colectiva.

    En relacin al

    hambre y escasez he de decir que junto a la cultura y memoria

    del hambre coexiste la memoria de la ostentacin y el derroche. La escasez o

    abundancia pasa de ser algo fisiolgico a ser una construccin mental. En los

    periodos de abundancia el temor a la llegada de nuevas situaciones crticas in-

    cita a la reavivacin de los recuerdos y a usarlos en el aprendizaje de las nue-

    vas generaciones.

    Por ltimo indudablemente la guerra civil

    es el suceso blico que se recuerda

    con mas intensidad aunque se citan esencialmente otras dos contiendas que se

    remontan ms all de la memoria viva y que por ello estn ms expuestas a

    una mayor intromisin de datos histricos y a una excesiva simplificacin la

    guerra de los Pedros y la guerra de la independencia.

    Pero las referencias a la guerra civil no se ajustan a los mismos parmetros inter-

    pretativos que utilizan los informantes al hablar de las otras. Las primeras narracio-

    nes se refieren a sucesos que la tradicin oral ha trado hasta nuestros das extraordi-

    232

  • 7/24/2019 Aproximacion A La Investigacion Cualitativa

    11/17

    nariamente simplificados en episodios, en ocasiones, no exentos de cierto recarga-

    miento o inclusin de datos histricos que la lectura de los ms interesados por las

    cuestiones histricas ha propagado . El hecho de que la guerra civil sea un suceso cer-

    cano en el tiempo con numerosos testigos y una memoria viva, que ha tenido una

    gran relevancia en la mayor parte de las generaciones todava presentes en la locali-

    dad, incrementa la complejidad y ambivalencia en los valores y actitudes que se in-

    cluyen en sus tramas narrativas.

    Destaca de estos relatos la ambivalencia a menudo figuradamente contradictoria

    en los mecanismos de reactivacin de dicha memoria. Nos encontramos con una si-

    tuacin en la cual la m emoria colectiva se est construyendo desde diferentes frentes

    lo que requiere del consenso necesario derivado de la coexistencia de las memorias

    individuales de todos cuantos guardan recuerdos de experiencias vividas personal-

    mente en este periodo. La confrontacin de ambas memorias individuales y memo-

    ria colectiva podra generar contradicciones difcilmente superables; ese riesgo con-

    duce a que se reelabore una memoria relativamente oficial que satisfaga a todos y que

    surge necesariamente vinculada a la anuencia colectiva.

    Esto explica en parte su naturaleza; se trata de una memoria que no fundamenta

    esencialmente su pervivencia en los hechos ocurridos pues estos son proclives a no

    soportar la confrontacin que es de carcter no factual principalmente valorativa y

    sustentada por actitudes y valores reconocidos y aceptados por todos. Los informan-

    tes ponen ms nfasis en relatos que recogen afirmaciones valorativas consensua-

    das, como por ejemplo todos tuvimos la culpa o nadie de aqu tuvo la culpa ,

    ms que en pequeos detalles de los acontecimientos puntuales.

    Asimismo puede recurrirse a otro mecanism o en el proceso de reconstruccin de

    la mem oria colectiva: el silenciamiento de las referencias a alguna situacin traum-

    tica con el fin de alejar la polmica o evitarla. Mecanismos como el silencio inten-

    cionado de sucesos que ciertamente podan haber entorpecido la calma social en la

    posguen-a. No podra describir la memoria de la guerra sin la consideracin del por-

    qu se han recordado unas cosas y se han olvidado otras. Esta condicin de la me-

    moria por la que se presta a dos interpretaciones diferentes, es comprensible

    nica-

    mente a la luz de la consideracin no solo de los recuerdos narrados sino tambin de

    los silenciados y reprimidos. En este bloque temtico ms que en cualquier otro pue-

    de observarse el papel de la memoria y la centralidad del silencio como mecanismo

    garante de la continuidad de la comunidad y su estabilidad.

    V FORMULACION DE CONCLUSIONES TERICAS

    El anlisis meticuloso de las narrativas remarcadas por los actores sociales per-

    mitieron profundizar en la esencia de la memoria y en el proceso continuo de cons-

    truccin. Me gustara para terminar realizar una serie de afirmaciones a las que me

    233

  • 7/24/2019 Aproximacion A La Investigacion Cualitativa

    12/17

    ha conducido el estudio que voy a formular sucintamente pese a la dificultad que en-

    traa tratar de resumir en pocas lneas pginas y pginas de anlisis e interpretacin

    de los datos.

    La memoria es esencialmente tiempo.

    A travs de la construccin de relatos

    hacemos hum ano y social un tiempo que no tiene ya existencia fsica; median-

    te el lenguaje se captura el tiempo y se encierra en un recipiente narrativo que

    al ser abierto nos permite desvelar las experiencias temporales que contena.

    El tiempo se estructura y adquiere una significacin que se plasma en las di-

    versas dimensiones que presenta. No existe un

    nico tiempo sino dos grandes

    caracterizaciones. Por un lado se observa un tiempo multifactico roto en por-

    ciones paralelas que se fusionan revelando las dimensiones bsicas de la vida

    social, y que correspondera a memorias y tiempos diferentes: el tiempo per-

    sonal y mem oria autobiogrfica el tiempo familiar el tiempo de las relaciones

    grupales o generacionales y el tiempo comunitario. Por otro lado se descubre

    un tiempo fijo cronolgico continuo y homogneo con el que coexiste el an-

    terior multidimensional y que se muestra en el calendario. Ambos integran un

    nocin de tiempo que engloba, como dira Leach, dos tipos de experiencias

    lgicamente distintas y aun contradictorias

    . Por un lado, podemos constatar

    que hay muchas cosas que se repiten y as, las comunidades expresan su re-

    presentacin del tiempo social en sus calendarios. Por otro lado, la idea de la

    irreversibilidad de los acontecimientos es innegable para cualquier individuo.

    Las nociones de repeticin e

    irreversibilidad ciclicidad y linealidad coexis-

    ten en la representacin temporal de mis informantes.

    Por

    ltimo se desvela un tiempo fijo objetivo e histrico y podra decirse que

    institucionalizado, que contrasta con el tiempo que aparece en las narrativas

    que conforman la memoria colectiva. Uno es fiel al eje cronolgico y otro se

    muestra descronologizado, simblico y temtico.

    La memoria es espacio.

    En su relacin con la memoria se mezclan dos nocio-

    nes por un lado el espacio se conforma en escenario y paisaje en el que act

    a

    la memoria, y por otro el espacio es en s mismo memoria. Los espacios co-

    munitarios se han visto empujados a lo largo de este tiempo desde lo p

    blico

    hacia lo privado; no obstante, preservan ese espritu colectivo por su estabili-

    dad en el tiempo y los recuerdos que encarnan, son memoria.

    La sociedad movilizada para vencer al tiempo que por naturaleza discurre sin

    pausa crea nociones como la repeticin y la circularidad a la que ya he aludi-

    do, ofreciendo la ilusin de la estabilidad y la permanencia. Verdaderamente,

    9. Op. Cit., LEACH, E. 1971: 193).

    234

  • 7/24/2019 Aproximacion A La Investigacion Cualitativa

    13/17

    detener el tiempo es una aspiracin muy humana; las comunidades aspiran a

    que lo bueno y deseable dure para siempre y as podemos recurrir al espacio

    que es ms estable e inmutable para retenerlo.

    El investigador pue de de scubrir en las palabras de los interlocutores que el es-

    pacio al que se refiere genera tanta significacin y es capaz de evocar y hacer

    presente el ayer con tanta fuerza que llega a convertirse en memoria pura.

    La memoria es narracin

    Al narrar se contin

    a con el proceso iniciado en el

    mom ento en el que la accin tuvo lugar; contando se crea un mecanismo inin-

    terrumpido de refiguracin del acontecimiento narrado ms cuando a relatos

    orales se refiere. Los sucesos no pasan a formar parte de la memoria tal y co-

    mo se desarrollan; se requiere de un proceso con frecuencia lento que da co-

    mo resultado un relato fruto de una vida examinada contada e incesantemen-

    te retomada por el individuo a travs de la refiexin. La creacin del relato

    que pasa a formar parte de la memoria demanda tiempo y una narracin re-

    petida. Conforme el suceso rememorado se aleja en el tiempo va configurn-

    dose ms estable aunque nunca permanece ajeno a posibles desviaciones. Se-

    dimentacin e innovacin creadora estn continuamente presentes.

    La memoria se esculpe en expresiones narrativas diferentes: orales escritas

    grficas o gestuales. Destacan por su frecuencia de aparicin las fbulas las

    epopeyas las ancdotas el folclore los cuen tos las leyendas o los relatos his-

    tricos. En general las tramas narrativas sea cual sea la forma expresiva que

    adquieran presentan tres planos interesantes el anecdtico el temtico y el re-

    flexivo ms profundo. Cada una de estas modalidades suele ir ms vinculada

    con una finalidad especfica; al fin y al cabo el cmo se recue rda va en conso-

    nancia con el contenido que se expresa.

    Adems puede descubrirse una estructura de legitimidad de la memoria que

    encarna y representa el sistema de valores de la sociedad. Asimismo existe

    una diferenciacin y divisin de los papeles en la construccin y preservacin

    de la memoria seg

    n sus diversas dimensiones.

    En los ltimos tiempos la transmisin de la memoria y la tradicin oral se es-

    t convirtiendo en algo problemtico debido a las brechas generacionales que

    provocan la ruptura de las redes de transmisin.

    Lct memoria es identidad La realidad actual de la comunidad viene configu-

    rada por el fondo histrico que han logrado salvaguardar meticulosamente y su

    futuro est tan condicionado por su presente y su pasado que proyectan sobre

    l la esencia de su identidad y no lo conciben sin una serie de dispositivos

    identitarios que se autoatribuyen. M emoria e identidad no son conceb ibles por

    separado.

    235

  • 7/24/2019 Aproximacion A La Investigacion Cualitativa

    14/17

    La memoria es activa y se construye continuamente

    Yo he defendido en esta

    investigacin la influencia en el presente del pasado del que procedemos pe-

    ro no es menos c ierto que el presente puede introducir modificaciones en el pa-

    sado. Lo que me conduce a la idea de que tambin el pasado se reconstruye o

    al menos no es tan inmutable y determinante como en algunos casos se ha de-

    fendido. Para los informantes el pasado es recuerdo que se estructura y siste-

    matiza que se elabora colectivamente y se comparte. Su recreacin es con-

    tinua.

    La memoria es significativa y efectiva

    Cuando los recuerdos adquieren signi-

    ficacin para la comunidad sta los preserva; sino caen en el olvido. Arrinco-

    namos unos recuerdos y tomamos otros para someterlos a un incansable pro-

    ceso repetitivo que los llevar a formar parte de las vivencias colectivas y su

    memoria. Estos son los que adquieren una significacin especial para la co-

    munidad y su uso colectivo no se entiende si no es desde la consideracin de

    la memoria como algo efectivo y dinmico.

    La significacin de las evocaciones subyace en su validez para:

    Legitimar

    Las referencias histricas que hemos intemalizado a travs del

    proceso de socializacin y enculturacin influyen a su vez en el relato que de

    nuestras propias vidas elaboramos legitimando y justificando situaciones e

    ideologas. De esta manera el presente pese a no poder negar ciertas evi-

    dencias del pasado puede alterarlo ajustndolo a las necesidades actuales del

    grupo o comunidad.

    Explicar elementos ambiguos

    Una tram a se hace slo con parte de la totali-

    dad de los recuerdos es por naturaleza el relato de un episodio incompleto

    desde su inicio. La seleccin forzada la imposibilidad de reproducir con to-

    da fidelidad sucesos acaecidos y las comprensibles lagunas achacables a los

    mecanismos inherentes al olvido explican el recurso a la invencin o supo-

    sicin por parte de los informantes para cubrir las lagunas existentes refor-

    zar la realidad de hechos aparentemente inexplicables o racionalizar desde el

    hoy el ayer no muy conocido. Esta tendencia a llenar los vacos de la me-

    moria colectiva con la invencin se incrementa cuando a sucesos lejanos en

    el tiempo se refiere; igualmente adems de introducir detalles nuevos o no-

    vedosos valores y juicios acompaando a los episodios las referencias his-

    tricas pueden convertirse en un mtodo muy eficaz y recurrido para mane-

    jar las situaciones ambiguas o contradictorias y las complejas.

    Interpretar las confrontaciones estructurales

    La colectividad ha recreado

    una trama narrativa que establece el cmo se ha estructurado la desigualdad

    social cul ha sido el sistema de categoras establecido y cmo se com ponen

    e integran en el plano de la jerarqua social. Se recurre a la memoria de la es-

    tratificacin social bsicamente por do s motivos para poner de m anifiesto y

    236

  • 7/24/2019 Aproximacion A La Investigacion Cualitativa

    15/17

    justificar el origen social legitimando la propia posicin al mismo tiempo

    que se reivindica el prestigio ya pe rdido y respaldado p or la tradicionalidad

    o bien, para denunciar la iniquidad social.

    Hacer y rehacer la identidad. A travs de las retricas que he recreado se

    descubre la identidad de Ojos Negros; los informantes se muestran a s mis-

    mos como colectivo, a travs de sus recuerdos, porque la memoria contiene

    las verdaderas seas identificadoras de la localidad. Ahora bien no es menos

    cierto que la identidad es memoria. Cuando el presente altera los smbolos

    que se erigen en pilares y sostenes de la identidad y por lo tanto no conflu-

    yen con la memoria es necesario rehacer la identidad aun a costa de la re-

    creacin de la mem oria.

    Promover u obstaculizar el cambio social. Para empujar hacia delante ini-

    ciativas se recurre a las experiencias pasadas con resultados positivos mien-

    tras que para im pedirlas se apela a la importancia de la tradicin y de la cos-

    tumbre, o a aquellos pasajes cuyas consecuencias han supuesto un perjuicio

    para la comunidad.

    Pervivir como comunidad sobrevivir y proyectarse hacia el futuro con co-

    herencia

    Es distintivo de un grupo la aspiracin a recordar aquello que lo ha

    hecho seguir existiendo y a silenciar episodios para preservarse de la actua-

    lizacin de anteriores fracasos; igualmente, les es consustancial la incapaci-

    dad para retener todas las vivencias pasadas dando as cabida por oposicin

    a la memo ria al olvido que en muc hos casos se convierte en un mecanismo

    defensivo involuntario. Una parte importante del contenido de la memoria

    colectiva consigue hacer presente el concepto de muerte. La memoria de la

    muerte es una parte importante de la colectiva y adquiere su valor funcional

    en tanto en cuanto posibilita a la comunidad la integracin cultural de algo

    que, vivenciado en soledad, potenciara mayor angustia. Adems de esto, la

    mem oria depositaria de la historia tradicin popular y cultura tradicional se

    erige como el instrumento que muchas comunidades han adoptado como

    medio y solucin inicial en la b

    squeda de apertura y adaptacin a las nue-

    vas circunstancias socioculturales. La resurreccin del pasado moribundo

    puede as generar vida para el futuro. Tal y como nos recuerda Comte, por

    la va de la historia de la tradicin del recuerdo la sociedad est

    consti-

    tuida por m s m uertos que viv ientes ' .

    Socializar ensear y adoctrinar en los valores comunitarios.

    Reiterada-

    mente se emplea el pasado con una finalidad didctica, o cuando menos so-

    cializadora. Los relatos transmitidos presentan escenas que aleccionan pos-

    10. THOMA S

    L. V. 1983) :

    Antropologa de la tnuerte. Mxico: F.C.E. p. 52.

    23 7

  • 7/24/2019 Aproximacion A La Investigacion Cualitativa

    16/17

    tulan modelos a imitar o aportan ejemplos claramente moralizantes. El pa-

    sado en su inmensidad lo permite al contener pginas abiertas donde buscar

    en cada ocasin la referencia adecuada, episodios positivos que alientan la

    emulacin o sucesos trgicos que adoctrinan adelantando nefastas conse-

    cuencias derivadas de la transgresin de los valores propios de la comuni-

    dad. El aprendizaje es perseguido por la memoria en cualquiera de sus ni-

    veles, la socializacin es continua. Su lgica consiste en retomar lo que

    funcion en el pasado y evitar lo que se percibe como fracaso.

    Finalmente, existen una serie de estrategias de las cuales la memoria se sirve en

    su construccin para animar la significacin y efectividad de unos recuerdos frente a

    otros.

    Proyeccin de la responsabilidad. Los informantes em plean varios recursos pa-

    ra defender la propia coherencia e dientidad comunitaria; uno muy frecuente re-

    lacionado con los episodios que an acarreado efectos enegarivos es la inculpa-

    cin de elemtneos ajenos a la comunidad otro es el recurso a la culpabilizacin

    generalizada, es decir la asuncin colectiva de la reponsabilidad, un tercero es

    el recurso a obviar un mal comportamiento, el silencio.

    Silencio y olvido. Decamos que la memoria habla de s misma. Tambin calla

    de s misma . As, el silencio se estructura como memoria. Existe un memo-

    ria del silencio compartida que tiene un significado social. El silencio es en es-

    tos casos memoria porque la colectividad es consciente de que est callando.

    Esa consciencia edifica y consolida la estructuracin de la m emoria; los proce-

    sos de su construccin son semejantes pero soterrados encubiertos sustentados

    en cauces de transmisin diferentes y negados al exterior. Todos los recuerdos

    que se han olvidado, realmente nunca llegaron a adquirir significado para la

    colectividad quien al no utilizarlos ni estructurarlos narrativamente los ha re-

    legado a la inexistencia. Los recuerdos silenciados intencionadamente, cons-

    ciente o inconscientemente, siguieron preservndose y reconstruyndose en

    tramas aunque por vas diferentes. o al menos no tan manifiestas. Todo esto no

    significa que en un momento dado, alg

    n elemento olvidado no pueda ser tra-

    do de nuevo al presente por la historia o por los propios miembros de la co-

    munidad; probablemente esto sucede cuando en la situacin actual se conside-

    ra crucial su revalorizacin. Es as como en el momento presente adquieren

    significacin convirtindose de nuevo en memoria.

    R e in ven c i n cu l tu ra l

    Al mismo tiempo que presenciamos el proceso de glo-

    balizacin y homogeneizacin de la vida social, las relaciones sociales se ex-

    tienden lateralmente se intensifican las presiones que reivindican el derecho a

    la diferencia, la autonoma local, la propia identidad cultural y la alteridad. La

    mem oria es uno de los mecanismos que se han puesto en funcionam iento en es-

    te momento delicado para la supervivencia de un orden viejo que se resiste a

    morir. Las modalidades tradicionales arrasadas por las formas de vida introdu-

    238

  • 7/24/2019 Aproximacion A La Investigacion Cualitativa

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    cidas por la modemidad tratan de autoperpetuarse combinando el presente y

    el pasado, invocando algo que les pertenece: su memoria como depositaria de

    su identidad.

    VI

    A

    MODO DE ON LUSION

    He tenido ante m a una comunidad en la que como en el resto de la provincia se

    anticipa algo que no desean que suceda: el despoblamiento y la muerte social. El

    miedo la inseguridad y la incertidumb re que genera esta percepcin compartida con-

    tribuyen a la representacin de un presente decadente. Bien es cierto que es un tem or

    genrico y difuso que afecta diferencialmente a las generaciones y de desigual ma-

    nera a las diferentes com arcas de la provincia si extrapolamos a un m bito territorial

    ms extenso pero indudablemente adquiere una plasmacin local al materializarse en

    un grupo determinado como el que yo he analizado. Es por otro lado, un riesgo con

    una historia arraigada en su seno, puesto que han podido presenciar recurrentemen-

    te la desaparicin de las aldeas circundantes; aquellas desaparecidas que perviven

    en el recuerdo presagian la amenaza, las actuales, que han huido del tiempo, son un

    ejemplo tranquilizador que inspira confianza en que la pervivencia es posible. De

    esta manera, ilusin e incertidumbre se han instalado en el centro de sus propias vi-

    das. Es posible percibir el desaliento y la lucha con la esperanza y la entrega, no s-

    lo en las percepciones que la colectividad expresa, sino en las respuestas que se po-

    nen en funcionamiento. Las representaciones colectivas angustiadas han generado

    la aparicin de simbolos opuestos que cimientan e intensifican la identidad del no-

    sotros a travs de la reconstruccin de la memoria colectiva.

    Profundizar en la creatividad cultural de la memoria en comunidades que se per-

    ciben a si mismas como decadentes es adentrarse en una serie de subterfugios y re-

    cursos a los que se aferran las colectividades para da rse aliento en la carrera de la su-

    pervivencia. El presente nos Ileva a focalizar nuestra atencin en un pasado u otro,

    seg

    n las necesidades presentes llegando a adquirir significacin aquel que realmente

    es efectivo y afectivo en el presente.

    Estando en crisis algunas de las instituciones tradicionales de los entomos rurales

    volver la mirada hacia el pasado puede ayudar a aprender sobre nosotros mismos,

    descubrir lo ms especfico y distintivo y basar en ello el desarrollo local de las co-

    munidades de este contexto, que a travs de la tmida voz de sus habitantes clama la

    oportunidad de seguir perviviendo en un naciente milenio.