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APROVECHANDOBIEN EL TIEMPO

Martes, 20 de octubre de 1998Santa Cruz, Bolivia

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NOTA AL LECTOR

Notas

Notas

APROVECHANDO BIEN EL TIEMPO

Dr. William Soto SantiagoMartes, 20 de octubre de 1998

Santa Cruz, Bolivia

Muy buenos días, amados jóvenes y hermanos en Cristo. Es para mí una bendición grande estar con

ustedes en esta ocasión, para compartir unos momentos de compañerismo espiritual alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo. La lectura que tuvo Miguel, donde San Pablo nos dice: “… aprovechando bien el tiempo…”, lo cual está en Efesios, carta a los Efesios, capítulo 5, verso 15 en adelante… verso 16 dice, vamos a ver… Capítulo 5, verso 13 en adelante, dice: “Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo. Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, Y levántate de los muertos, Y te alumbrará Cristo. Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios,

Dr. William Soto Santiago4

aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor. No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”. Aquí el apóstol nos muestra cómo aprovechar bien el tiempo en la Obra de Dios; porque el tiempo que usted utiliza en la Obra de Dios es el tiempo que usted ha aprovechado bien. Como también nos dice el apóstol San Pablo1: “Sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano”. Y el tiempo que usted usa en el Señor tampoco es en vano; y el dinero que usted usa en el Señor, en la Obra del Señor, tampoco es en vano; porque está almacenando tesoros ¿dónde? En el Cielo. “Haceos tesoros en el Cielo, donde ni ladrones…, ni hay ladrones, ni polilla daña las cosas, ni orín”2, nada de eso daña lo que usted almacena en el Reino de Dios. Y vuestro tiempo que aprovecha en las cosas de Dios, en la Obra de Dios, tampoco es en vano, tampoco es perdido, sino que es el tiempo que mejor usted aprovecha en su vida. Así que miren cómo hay que aprovechar bien el tiempo; porque es aprovecharlo en las cosas de Dios, en la Obra de Dios. Dice:1 1 Corintios 15:582 San Mateo 6:19-20, San Lucas 12:33

AprovechAndo bien el tiempo 21

Pero para el Reino de Dios: estamos viviendo en la Cabeza de Oro del Reino de Dios. Así que adelante, jóvenes, APROVECHANDO BIEN EL TIEMPO en el Reino de Dios, en el Reino de nuestro amado Señor Jesucristo; aprovechando bien el tiempo en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo. Que Dios les bendiga, jóvenes, que Dios les guarde; y adelante, APROVECHANDO BIEN EL TIEMPO trabajando en la Obra de Jesucristo. “APROVECHANDO BIEN EL TIEMPO”.


viviremos eternamente; y así estamos aprovechando bien el tiempo. Lo principal para los hijos de Dios en cada tiempo en que les ha tocado vivir es el Programa de Dios, la Obra de Dios. Ha sido para mí una bendición grande estar con ustedes dándoles testimonio de todas estas cosas de la Escritura y de estas que corresponden a nuestro tiempo, principalmente; para que así estemos APROVECHANDO BIEN EL TIEMPO en este tiempo final. Y podemos decir: “Estamos aprovechando bien el tiempo, y lo aprovecharemos cada día mejor”; porque cada día dedicaremos más tiempo a Dios y Su Programa; y cada día ofreceremos a Dios más alabanzas, más cánticos; y trabajaremos más y más en la Obra de nuestro amado Señor Jesucristo, APROVECHANDO BIEN EL TIEMPO, porque los días son malos para el mundo. Miren la situación, cómo está el mundo; pero para la Iglesia de Jesucristo los días son buenos en el Programa Divino. Son los días mejores de la Iglesia del Señor Jesucristo. Es la Edad de Oro: el tiempo de oro para la Iglesia de Jesucristo. Aunque para el mundo, para el reino de los gentiles, para el reino representado en la estatua que vio el rey Nabucodonosor, estamos viviendo en el tiempo peor para el reino de los gentiles, porque el reino de los gentiles se encuentra (¿dónde?) en los pies de hierro y de barro cocido. Y podemos ver el reino de los gentiles que está tropezando a cada momento en los diferentes aspectos de ese reino de los gentiles: en lo político, en lo económico, en lo social, en lo militar también; cada vez tiene un tropezón, y algunas veces se lleva hasta la uña completa.


“No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu…”. Esto lo que produce es el nuevo nacimiento de los creyentes que reciben a Cristo como su Salvador, lavan sus pecados en la Sangre de Cristo y reciben el Espíritu Santo, el Espíritu de Cristo; y se produce en las personas el nuevo nacimiento. También dice: “… hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”. Vean cómo se aprovecha bien el tiempo en la Obra de Dios; vean cómo aprovechamos nuestro tiempo, el tiempo que Dios nos da. ¿Saben cuánto tiempo Dios le da a cada persona? 24 horas. Todo el mundo tiene 24 horas. Ahora, depende cómo usted usa esas 24 horas. ¿Todos los días tiene cuánto? 24 horas. Y ahora, de esas 24 horas, ¿cuántas usted usará para dormir? Casi todo el mundo usa una tercera parte para dormir. ¿Y el resto del tiempo? O sea que tiene que distribuir el tiempo. Y, miren, por las mañanas… ¿Saben ustedes una cosa? Si nosotros… Ustedes buscan algunas veces cosas grandes, para decir: “Yo voy a hacer como hace…, tal cosa o tal cosa”… Mire, los pajaritos, escúchelos3… ¿Y sabe desde cuándo están así? Desde que amaneció. Ellos comenzaron el culto antes que ustedes; y ellos están aprovechando bien el tiempo. Y si nosotros desde por la mañana… ¿Cómo dice el 3 [Al fondo se escuchando los pajaritos cantando –Editor]


salmista David? “Cantaré y te alabaré (¿cuánto?) en la mañana, y al mediodía, en la tarde y en la noche también”4. O sea que el salmista, vean, era un rey, pero era un rey que aprovechaba bien su tiempo para Dios, como dice aquí: “… hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones…”. Porque desde lo profundo del corazón entonces habla nuestra boca los cánticos, expresa los cánticos. Todo lo que hay en nuestro corazón hacia Dios, lo expresamos cantando, y hablando de Dios y Su Obra; y así dando a conocer el Programa de Dios con cánticos, y también llevando el Mensaje en las diferentes formas en que lo podemos llevar. Miren este pasaje aquí, de Proverbios… Tenemos dos lugares aquí que… Por ejemplo este que dice: “Como tú no sabes cuál…”. Vamos a ver…: “El que al viento observa, no sembrará; y el que mira a las nubes, no segará”. [Eclesiastés 11:4] Y se les pasa el tiempo de la siembra, a los que les toca el tiempo de la siembra; y a los que les toca el tiempo de la cosecha, se les pasa el tiempo de la cosecha, si se ponen a mirar las circunstancias contrarias que les rodean. Siempre habrá situaciones contrarias; pero si uno se pone a mirar las situaciones contrarias, nunca va a hacer lo que debe hacer; y se le pasa el tiempo y después dice: “Pero se me pasó el tiempo y no hice nada”; porque hay un tiempo para cada cosa. Llueve, truene o ventee, encontramos que cuando el reloj sigue caminando y llega el tiempo de la mañana, usted no dice: “Es la hora de la mañana, pero está lloviendo, no 4 Salmos 55:17, 119:164


Él viene repartiendo a ocho; y los que le ayudan están repartiendo a ocho con el Ángel Mensajero del Señor Jesucristo. Y no miramos las circunstancias contrarias que se presenten, sino que seguimos hacia adelante, repartiendo a ocho, porque luego el mal vendrá sobre la raza humana; pero tenemos que avanzar y repartirle a ocho el pan espiritual, la Palabra; porque “el que come de este pan, vivirá eternamente”. Y así ha sucedido en las siete edades de la Iglesia gentil: el que ha comido ese pan espiritual, vive, tiene vida eterna. Ahora vean ustedes, estamos repartiendo a ocho. ¿Y dónde vamos a repartir a ocho? Toda la América Latina y el Caribe. Ahí está la gente que tiene hambre y sed: hambre y sed de oír la Palabra de Dios correspondiente a este tiempo final, hambre y sed de comer el Pan que sería repartido a ocho. Ese es nuestro Pan, el Pan de la Palabra de Dios para todos nosotros; y el ocho corresponde a la Edad de la Piedra Angular. Ese es nuestro Alimento, ese es el Maná escondido, la revelación que estaba escondida de la vista de los ojos de los sabios y de los entendidos, la revelación de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, y todo lo que conlleva la Segunda Venida de Cristo. Ahora, vean ustedes lo sencillo que es todo. Ya hemos visto cómo se le repartió a siete y cómo se le reparte a ocho. En la misma forma que se le repartió a siete, le repartimos a ocho en el territorio que le corresponde al número 8; y todos recibimos el Alimento, comemos, y


Palabra de Dios para la gente es repartido en cada edad por el ángel mensajero, que lo recibe de parte de Dios, el cual es un Alimento bendecido; y “el que come de este pan, vivirá eternamente”10. “Échalo sobre las aguas, porque alguien se lo va a comer y va a vivir eternamente; y lo vas a encontrar en esas personas cuando ellos hayan resucitado (si es que parten) o cuando sean transformados (si es que están viviendo todavía)”. Ahora, a cada ángel mensajero le tocó repartir el alimento espiritual, el Pan, sobre las aguas, sobre la gente; y los que lo recibieron primero, le ayudaron después a seguir repartiendo. Y así ha sucedido durante las siete edades de la Iglesia gentil, y ya se repartió a siete. No podemos decir: “Ven por acá, Ireneo, que tenemos que repartirle por acá a la gente de tal lugar”. Ya hace tiempo que Ireneo con su grupo repartió. Y así por el estilo cualquiera podría decir: “Si estuviera tal ángel mensajero de esta edad de las siete edades de la Iglesia gentil, con él repartiríamos, llevaríamos el Mensaje por todos los lugares”. Pero ya se fueron los siete ángeles mensajeros, y ya ellos repartieron el Alimento, y su grupo que le ayudó también lo repartió. Y ahora, ¿qué nos queda? Pues ya ese Alimento fue repartido en cada edad y en el territorio donde se cumplió cada edad. Y ahora, para la América Latina y el Caribe, ¿qué nos queda? Bueno, ¡pues repartamos a ocho! Ahí lo dice: “Reparte a ocho”. Y Jesús dice11: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.10 San Juan 6:5811 Apocalipsis 22:16


voy a desayunar”. ¿Verdad que no dice así? “Ahora aquí yo tengo un café bien calientito, que esto me calienta si está lloviendo y está haciendo frío”. Y cuando llega la hora del almuerzo, si todavía está lloviendo, usted no dice: “No voy a almorzar, porque está lloviendo”, sino: “¡Caliéntame bien ese almuerzo, que voy a almorzar!”. Y cuando llega la hora de la cena, usted no dice: “Está medio oscuro; así que no voy a poder comer, porque no voy a verme la boca”. Eso no es ningún problema. O prende la luz o si no, come así, porque usted sabe dónde tiene su boca y eso no es ningún problema. ¿Ve? No encuentra usted ningún problema; y lo importante es que hay lo que usted necesita para comer. Y en el Programa Divino, en la Obra de Dios, siempre hay lo que se necesita para llevar a cabo la Obra de Dios: ¡Dios lo provee! Llueve, truene o ventee, Dios provee lo que se necesita. Y uno no debe de mirar las condiciones del tiempo, las condiciones de la vida, las condiciones del tiempo en que está la raza humana, sino que uno tiene que mirar el tiempo de Dios. En el tiempo de Dios, en el Programa de Dios: “¿Es tiempo para qué?, ¿para esto? ¡Pues vamos a hacer eso!”, no importa las condiciones del día; no importa cómo esté: si está haciendo sol, si está lloviendo; no importa. Lo que importa es que sea el tiempo de Dios. Miren, sigue diciendo aquí… Vamos a leerlo de nuevo: “El que al viento observa, no sembrará; y el que mira a las nubes, no segará. Como tú no sabes cuál es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así


ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas”. Vean cómo el niñito, el bebé, en el vientre de su madre le crecen los huesos, va creciendo, ahí se forma; y la ciencia ha ido descubriendo cómo es que funciona todo eso, pero normalmente una persona que no sabe un poco de ciencia, no sabe cómo es que todo eso sucede; pero sucede. Llueve, truene o ventee, el niño va creciendo ahí; no importa las condiciones del tiempo, el niño va creciendo ahí; porque el niño no le presta atención si está lloviendo o si no está lloviendo. Y así tiene que ser para los hijos e hijas de Dios. Ahora, dice: “Como tú no sabes cuál es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas”. La Obra de Dios de edad en edad se ha estado llevando a cabo, y muchas personas ignoran esa Obra de Dios. Y también la Obra del nuevo nacimiento se ha estado llevando a cabo, y las personas, muchas personas ignoran esa Obra de Dios, en donde Él está creando una nueva raza. Una nueva raza está siendo creada; y Jesucristo en una ocasión habló de la forma en que Él crearía esa nueva raza, y le habló a un hombre muy sabio; y cuando le habló de esa Obra, él no la comprendía. Esto fue con Nicodemo, cuando Nicodemo viene a donde Jesús y le dice: “Sabemos que has venido de Dios por maestro; porque nadie puede hacer estas cosas que tú haces, si Dios no es con él”. Vamos a leerlo para que lo tengan ahí tal y como fue hablado. Capítulo 3 de San Juan dice: “Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos.


las aguas (aguas son pueblos, naciones y lenguas, o sea, gente); porque después de muchos días lo hallarás”. “En la resurrección hallarás que la Palabra que diste la recibió un sinnúmero de personas; y cuando resuciten, te dirán: ‘Tú fuiste llevando el Mensaje, yo lo recibí, y ahora mírame aquí: con un cuerpo nuevo’. Ahí está la Palabra que repartiste. Ahí está, en esa persona; él la recibió. Después de muchos días, la hallarás”. Y encontramos que repartiéndole a siete y a ocho, en términos proféticos (y es repartiéndole la Palabra)… Vean ustedes, cada ángel mensajero con su grupo le repartió al grupo de la edad que les tocó vivir. Así que San Pablo salió repartiéndole al grupo número 1 de los 7 (“reparte a siete”); pues San Pablo repartió al primero, luego Ireneo al segundo, luego Martín al tercero, luego Colombo al cuarto, luego Lutero al quinto… (Vamos a empezar de nuevo, Miguel): Pablo repartió con su grupo al primero… Primero comenzó Pablo repartiendo: y recibieron su Palabra. Porque el siervo fiel y prudente de cada edad es el que tiene el Alimento para repartirlo; y los que lo reciben, luego le ayudan a repartir al resto de las personas. ¿No fue eso lo que hizo Jesús? Él era el que tenía la Palabra para crear el alimento que necesitaban en aquellas dos ocasiones9; tenían unos pececitos por allí, pues los bendijo y repartió a Sus apóstoles, y ellos repartieron al resto de la gente. Era un alimento por la Palabra creadora, fue un alimento que Cristo multiplicó para la gente. Y ahora, vean ustedes, el alimento espiritual de la

9 Cinco mil: San Mateo 14:13-21, San Marcos 6:30-44, San Lucas 9:10-17, San Juan 6:1-14 Cuatro mil: San Mateo 15:32-39, San Marcos 8:1-10


De nada le sirvió: perdió su tiempo aquí en la Tierra; no lo aprovechó como tenía que aprovecharlo. Por lo tanto, no tiene tiempo para vivir eternamente, porque no lo aprovechó y no lo colocó en la Obra de Dios. Así que se le acabó su tiempo y en el Reino de Dios no tuvo tiempo almacenado; y en el tiempo de Dios el tiempo que Dios le da es eterno: vida eterna; pero como no lo aprovechó —su tiempo— en la vida terrenal, invirtiendo su tiempo en Cristo y Su Programa de Salvación, pues entonces no tiene la recompensa de un tiempo sin límites con Dios. Ahora vean lo importante que es siempre aprovechar bien el tiempo. Y ahora, no solamente cantando, sino que también dice en Eclesiastés [11:2]: “Reparte a siete, y aun a ocho; porque no sabes el mal que vendrá sobre la tierra”. O sea, “no entiendes la gran tribulación que vendrá, donde los juicios de Dios caerán sobre la Tierra”; porque ese es el mal que vendrá para la raza humana, pero la raza humana no comprende esas profecías. Y ahora, menos comprende esto de repartir a siete y aun a ocho. Las personas quizás se rascan la cabeza y dicen: “Oh, ¿cómo voy a repartir a siete aquí? Vengan acá 7 personas. Y todavía me queda un poquito por acá; venga otro más. Bueno ya repartí a 7, y también le repartí a otro que…, al número 8, porque me quedó un poquito más”. Pero en términos proféticos, vean ustedes: “No solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios”8. “Echa tu pan (la Palabra de Dios, el Mensaje) sobre 8 San Mateo 4:4, San Lucas 4:4, Deuteronomio 8:3


Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo”. Y esa Obra de la cual Cristo le habla aquí, en donde Cristo muestra un nuevo nacimiento, esa Obra Nicodemo no la comprendía; pero Cristo continuó hablando más adelante, en otros lugares, acerca de esa Obra que Él llevaría a cabo. Y por ejemplo, en San Juan, capítulo 14, verso 26, habla de esa Obra y de cómo llevará a cabo esa Obra, y dice: Capítulo 14, verso 23 en adelante, dice: “Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió”. ¿La Palabra que Jesús hablaba de quién era? Del Padre que lo envió. Porque la Palabra que habla el Enviado es la Palabra del que lo envió; porque le da la Palabra que debe


hablar el Enviado ¿a quién? A los que le van a recibir. Y el que recibe al Enviado, o sea, el que recibe a profeta en nombre de profeta, recompensa de profeta recibe5; y recibe toda esa Palabra con la cual él es enviado. Y siendo la Palabra creadora de Dios, todas las bendiciones habladas en esa Palabra son para los que le reciben; y ahí están las bendiciones de Dios para ese tiempo. Sigue diciendo: “Os he dicho estas cosas estando con vosotros. Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”. Y ahora, la promesa es que… Cristo, hablando del Padre, dice: “… El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada (en) él”. Habitará en él el Padre, habitará en él Jesucristo y habitará en él el Espíritu Santo. “Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno”6. Ahí tenemos la promesa de la venida del Espíritu Santo a la persona, Jesucristo en Espíritu Santo viniendo a la persona para producir en la persona el nuevo nacimiento; y vean que es para los que reciben Su Palabra, los que creen en Él. Ahí podemos ver con más amplitud ese misterio del nuevo nacimiento, del cual le habló Cristo a Nicodemo; y ahora vean cómo el nuevo nacimiento sería efectuado por Cristo en las personas. Y aun hablando del nuevo nacimiento, aun hablando 5 San Mateo 10:416 1 Juan 5:7


ustedes como yo, estamos trabajando en la Obra del Amor Divino. ¡Llueve, truene o ventee, esa Obra se ha estado llevando a cabo, y continuará llevándose a cabo! Nosotros no miramos las condiciones del tiempo para decir: “Ahora no se puede llevar a cabo la Obra de Dios”. ¡Siempre se ha estado llevando a cabo y siempre se llevará a cabo!, hasta que se complete el número de los escogidos de Dios, y obtengamos el nuevo cuerpo; y entonces veremos lo que era esa nueva raza. Cuando estemos ya con el nuevo cuerpo, veremos hasta dónde llegaría el Programa de Cristo con relación a esa nueva raza que Él estaría llevando a cabo o creando. Por lo tanto, aprovechemos bien el tiempo; porque nuestro tiempo usado en la Obra de Cristo no es en vano. Miren, cuando usamos nuestro dinero en la Obra de Cristo, estamos almacenando tesoros ¿dónde? En el Cielo. Y una cantidad que hemos colocado en la Obra, en el Reino de los Cielos, en el Reino de Dios, cuando Él nos recompense, tendremos tanto que con (digamos) 100 veces lo que usted colocó en la Obra no podría comprar lo que Dios le dará allá. Y vean ustedes, aprovechamos el tiempo y colocamos nuestro tiempo en la Obra de Cristo; y cuando seamos transformados, Él nos dará tanto tiempo que no tendrá fin el tiempo que Él nos dará. Eso es: vida eterna. Pero el que dice: “Yo no tengo tiempo para buscar a Dios, no tengo tiempo para creer en Dios, no tengo tiempo para las cosas de Dios”, ¿qué es lo que hace? Está aprovechando el tiempo para él, según él, pero está perdiendo el tiempo en esta vida. “Porque ¿de qué le vale al hombre, si ganare todo el mundo, y pierde su alma?”7. 7 San Mateo 16:26, San Marcos 8:36, San Lucas 9:25


Y vean ustedes, va creciendo el bebé; y va manifestándose ahí un sentir del uno hacia el otro: de la madre hacia el bebé y del bebé hacia la madre, y es un sentir de amor. Y en la Obra de Dios, vean ustedes, el amor de Dios es manifestado, es expresado; y el amor de esa Obra de Dios, de los hijos e hijas de Dios, hacia nuestro Dios. Es una Obra de Amor Divino, en donde el amor divino está manifestado; así como la obra que se lleva a cabo en el vientre de una madre, y que luego nace, es una obra de amor también; y luego sigue, continúa ese amor: cuando ya está nacido, se sigue expresando ese amor del uno hacia el otro; y del bebé hacia su padre también, porque es una obra de amor. Y así es la Obra de Dios en esta nueva creación que Él está llevando a cabo; pues dijo la Escritura en San Juan, capítulo 1: “Porque de…”. Capítulo 1 y también el capítulo 3, verso 16. San Juan 3:16 dice que “de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. ¿Ven que es una Obra de Amor? De Amor Divino en favor de todos nosotros. Y nosotros tenemos que aprovechar el tiempo bien aprovechado en esa Obra de Amor Divino que Él está llevando a cabo en este planeta Tierra. Esa Obra de Amor Divino, vean ustedes, es efectuada en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo. Y la Iglesia del Señor Jesucristo es Su Amada, por medio de la cual aparecen manifestados en la Tierra los hijos e hijas de Dios, los miembros de esa nueva creación, de esa nueva creación con vida eterna, para todos ser a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo. Y todos los que trabajamos en la Obra de Cristo, tanto


del Espíritu viniendo a las personas, todavía los discípulos de Jesucristo no habían nacido de nuevo; pero el Día de Pentecostés se materializó toda Palabra que Cristo habló con relación al nuevo nacimiento en aquellas 120 personas que estaban en el aposento alto. Pero los que recibieron Su Palabra, vean ustedes, estaban en esa Palabra recibiendo las promesas que se materializarían en ellos, las cuales se materializaron el Día de Pentecostés, obteniendo la victoria 120 personas naciendo de nuevo y obteniendo así su cuerpo teofánico de la sexta dimensión; y de ahí en adelante, miles o millones de personas han recibido a Cristo como su Salvador y han nacido de nuevo. Una cosa que era incomprensible a la mente de Nicodemo, de cómo sería hecho eso, miren lo sencillo que Cristo ha estado haciéndolo por todos estos dos mil años que han transcurrido; y todavía lo sigue haciendo. Porque esta promesa de la venida del Espíritu Santo, para derramar de Su Espíritu Santo sobre toda carne (y así producir el nuevo nacimiento, así producir, crear esa nueva raza), vean ustedes, dice San Pedro que es para los postreros días. Y los postreros días son quinto, sexto y séptimo milenio; y nosotros - nos ha tocado a nosotros el séptimo milenio, que es el Día Postrero delante de Dios. Y ahora vean la Obra que Cristo ha estado haciendo de etapa en etapa. Así como las gentes no entienden cómo es que crecen los huesos del niño en el vientre de su madre, así tampoco han comprendido —la mayor parte de los seres humanos— la Obra de Dios, de cómo ha estado produciendo ese nuevo nacimiento y ha estado creando una nueva raza. Pero vean, para nosotros es algo sencillo; ya hemos


visto cómo lo ha hecho del Día de Pentecostés hacia acá; y cómo una nueva raza ha estado siendo creada, diríamos, en términos… en términos (¿cómo diríamos?)… en términos comunes: en las narices de la raza humana le ha estado haciendo Dios una nueva raza, y no se han dado cuenta. No han comprendido la Obra de Dios, la Obra de Dios de esta nueva creación que de etapa en etapa Dios está realizando. Es una nueva creación de seres que por medio de creer en Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en la Sangre de Cristo y recibir Su Espíritu Santo, obtenemos el nuevo nacimiento; y al obtener el nuevo nacimiento, obtenemos el cuerpo teofánico de la sexta dimensión. Y para el Día Postrero obtendremos —en adición— el cuerpo físico eterno y glorificado; y también los santos de las etapas pasadas y algunos de los nuestros que han partido, recibirán también el cuerpo nuevo, físico, eterno y glorificado. Y vean ustedes cómo con la Primera Venida de Cristo Él preparó todo para la creación de una nueva raza, y con la Primera Venida de Cristo Él preparó todo para producir el nuevo nacimiento en los creyentes en Él: para darnos un nuevo cuerpo de la sexta dimensión, un cuerpo de la sexta dimensión, un cuerpo teofánico, o sea, un espíritu teofánico. Y para el Día Postrero Él nos dará el cuerpo físico y eterno. Por eso es que para el Día Postrero Cristo estará velado y revelado —en el cumplimiento de Sus promesas para este tiempo final— como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo. Con la Obra de Reclamo de Cristo es que Él nos dará el nuevo cuerpo; porque Él en el Día Postrero reclama todo


lo que Él ha redimido con Su Sangre preciosa, y resucitará a los muertos en Cristo y a nosotros nos transformará; y entonces veremos que lo mismo que Él ha hecho para darnos el nuevo cuerpo espiritual, o sea, el cuerpo teofánico, Cristo hará para darnos el cuerpo físico. Con la Primera Venida nos da el cuerpo teofánico de la sexta dimensión, y con Su Segunda Venida nos dará el cuerpo físico eterno y glorificado. Así que podemos ver este misterio de la Obra de Dios; así como ocurre la obra en el vientre de una madre, en donde va creciendo ese bebé, los huesos de ese bebé van creciendo, y así se va llevando a cabo una obra en el vientre de esa madre, la cual la gente no puede ver, no puede comprender; pero los que saben lo que está sucediendo, sí pueden comprender; y los médicos y las enfermeras pueden comprender que ahí se está llevando a cabo una obra muy importante. Aunque se ve algo sencillo: una mujer a la cual le va creciendo la barriga todo el tiempo, hasta que después nace el bebé; eso se ve algo sencillo a la vista, pero dentro, ahí está el misterio. Es la formación de una vida, la formación de un cuerpo de un ser humano, lo cual se está llevando a cabo ahí dentro de ese vientre. Es una obra oculta a los ojos, porque está cubierta por el vientre ahí de la madre; pero los que saben lo que está pasando ahí, científicamente saben que es una obra muy grande la que se está llevando a cabo ahí; la cual comenzó en forma microscópica, y después se vuelve grande esa obra; y cuando nace esa obra, habla: sale llorando el bebé… Ese es el primer idioma que habla, y que las madres entienden; porque cuando nace y está llorando, ya le dan el pecho y ya se calma el bebé; así que entendieron lo que les está diciendo el bebé.

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