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VIII CAIQ 2015 y 3ras. JASP
AAIQ Asociación Argentina de Ingenieros Químicos - CSPQ
APROVECHAMIENTO ENERGÉTICO DE UN RESIDUO DE LA
AGROINDUSTRIA ACEITERA
C. L. Martinefsky, S. M. Nolasco, I. C. Riccobene*
Núcleo de Investigación TECSE, Departamento de Ingeniería Química
Facultad de Ingeniería, Universidad Nacional del Centro de la Pcia. de Buenos Aires.
Av. del Valle 5737, B7400JWI-Olavarría, Buenos Aires, Argentina.
E-mail: [email protected].
Resumen. Los residuos agroindustriales y forestales comprenden una
alternativa interesante como combustibles sólidos, de fácil aplicación y buen
impacto económico y medioambiental. En la industria aceitera, el
descascarado parcial de los granos de girasol, previo a la extracción del
aceite por solvente, genera como residuo gran volumen de cáscara. El
objetivo del trabajo fue evaluar el acondicionamiento necesario de la cáscara
de girasol, con el fin de utilizarla como combustible en hornos industriales.
Se caracterizó la cáscara proveniente del proceso industrial, donde se
destaca la densidad aparente de 92±1 kg/m3 considerablemente baja. Se
evaluaron alternativas de generación de pellet utilizando una prensa manual.
Se obtuvieron pellets de cáscara entera y cáscara molida, con pretratamiento
térmico y con aglutinantes (glicerina y residuo del desgomado acuoso del
aceite de girasol en tres concentraciones 5, 7,5 y 10% en peso). Se evaluó el
poder calorífico y la cohesión en los pellets a partir de la variación de
volumen con el tiempo. Los pellets de cáscara molida sin aditivo
presentaron la menor variación de volumen, 11,7%, resultando la mejor
opción con una densidad de 954 kg/m3
y un poder calorífico de 4796
kcal/kg. El alto valor energético de la cáscara de girasol, similar a los pellets
de madera, muestra el potencial de este residuo como combustible sólido. El
pellet, a diferencia de la cáscara sin tratar, no sólo posee mayor densidad,
sino que es más fácil de almacenar, es limpio y seguro.
Palabras clave: Cáscara de Girasol, Pellet, Poder Calorífico.
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1. Introducción
La agroindustria en general produce billones de toneladas de residuos no comestibles
derivados del cultivo o del procesamiento, residuos que pueden producir contaminación
y/o problemas de manipulación. La cáscara de girasol (Helianthus annuus L.) es uno de
los residuos de la industria aceitera. La disposición de estas grandes cantidades de
residuo agroindustrial no sólo resulta un problema para el ambiente por su lenta
degradación, sino que también resulta un problema por su baja densidad, situación ésta
que encarece el transporte de la misma.
En la industria aceitera, el descascarado parcial de los granos de girasol previo a la
extracción del aceite por solvente, genera como residuo gran volumen de cáscara. La
cáscara posee una considerable cantidad de lignina que limita la posibilidad de una
rápida biodegradación y su uso como alimento para animal. Lo más común es que las
cáscaras sean quemadas en las mismas instalaciones de procesamiento. Si bien ésta
parece ser una buena opción, excede las necesidades energéticas de la planta y su
combustión directa en las calderas genera corrosión y depósitos de cenizas en los
equipos, disminuyéndoles considerablemente la vida útil. Las calderas deben tener un
horno especial para quemar combustibles celulósicos y el balance energético no siempre
es satisfactorio como para pensar que es la solución ideal para la industria aceitera. La
generación de vapor utilizando sólo el 20% de la cáscara extraída supera las necesidades
de toda la planta de extracción, aún en el caso de que cuente con refinería. En fábricas
que procesan durante el año primero girasol y luego otro grano para obtener aceite,
podría analizarse la alternativa de acumular el sobrante de cáscara en depósitos o
galpones para quemarla cuando termina la temporada de girasol, sin embargo, esta
solución suele ser antieconómica debido al importante espacio físico que se necesita en
virtud a su bajo peso específico. La opción de acumular la cáscara al aire libre no es una
solución, dada su tendencia a entrar en autocombustión cuando se humedece (Capurro,
2003).
La bioenergía, entre ellas la biomasa junto a otras fuentes no convencionales, deben
lograr sustituir progresivamente la economía basada en combustibles fósiles a otra
basada en un abanico de fuentes sustentables. La biomasa, debido a su diversidad y
complejidad, no puede ser abordada como un todo, sino que requiere una adaptación y
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optimización de su empleo como energía según el material biológico que se trate. Los
residuos agroindustriales son una atractiva fuente de combustible renovable, dado que
se siembran y cosechan periódicamente. Durante su crecimiento, mediante la
fotosíntesis, estas plantas eliminan el CO2 de la atmósfera, que se libera de nuevo
durante la combustión, reduciendo considerablemente la producción de CO2, de la cual
actualmente el 98% proviene de los combustibles fósiles (Werther et al., 2000).
La combustión de la cáscara de girasol ha sido observada de la misma manera que
otras biomasas, buscando alternativas de nuevas fuentes de energía; sin embargo, se ha
descartado su transporte como tal, de allí los esfuerzos por evaluar el acondicionamiento
del material en función de su potencial uso como combustible. Debido al elevado costo
de transporte no resulta económicamente rentable utilizar las cáscaras como el
combustible principal fuera del lugar de producción. El proceso de reducción del
volumen es un prerrequisito para el transporte, alimentación y combustión en los hornos
y calderas industriales (Werther et al., 2000). La conversión tiene el objetivo de
transformar el material, voluminoso y con baja concentración de energía, en
combustibles con características físico-químicas que permitan un almacenamiento
económico y de fácil transferencia al sistema de combustión (Haykiri-Acma, 2003).
La densificación, que consiste en compactar pequeños trozos de biomasa (aserrín de
madera, rastrojos, residuos del arroz, café, caña de azúcar, etc.) en piezas de forma y
tamaño similar le otorga al material compactado muchas ventajas respecto a su
configuración original. Todas las piezas obtenidas tienen aproximadamente la misma
forma y tamaño, resultando más conveniente su almacenamiento, manipuleo y
transporte, e incluso la automatización en los equipos de generación de calor. Al poseer
una densidad y un contenido de humedad constante, el poder calorífico tiende a la
homogeneidad y mejora la eficiencia de combustión en el equipo.
El propósito de las briquetas y pellets es incrementar la densidad aparente del residuo
como mínimo a 250 kg/m3. El proceso de elaboración de las briquetas y pellets
involucra la aplicación de presión al material, en este caso las cáscaras de girasol. Por la
fricción entre las partículas del material y la fricción entre la prensa y el material
aumenta la temperatura, rompiendo la estructura celular; la lignina que contiene el
material suaviza y aglutina las partículas (Alaru et al., 2011).
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La tecnología de densificación se clasifica en dos grandes grupos de acuerdo al
volumen de la unidad obtenida luego de la densificación. Por un lado, las briquetas que
pueden hacerse de manera industrial o artesanal cuya masa es importante y pueden ser
desde discos hasta grandes barras extruidas de diversa forma, y por otro, los pellets que
son pequeños cilindros de diámetro entre 7 y 22 mm y de longitud entre 22 y 70 mm.,
producidos por métodos industriales.
En Europa, los pellets se usan como insumo para las plantas térmicas de electricidad
en cogeneración junto al carbón y para la calefacción doméstica mediante estufas de
doble combustión. El desarrollo de la industria de pellets en Argentina está en sus
inicios, se encuentran operando no más de tres plantas y existen proyectos de nuevas
instalaciones, todas utilizando los residuos de aserraderos (Maslatón et al., 2013).
El objetivo del trabajo fue evaluar el acondicionamiento necesario de la cáscara de
girasol con el fin de utilizarla como combustible en hornos industriales, efectuando un
aporte a la industria regional.
La Provincia de Buenos Aires posee fuertes ventajas para la producción de
alimentos, contando con una geografía que posibilita las actividades primarias, como la
agricultura y una agroindustria competitiva que produce diversos alimentos para el
mercado interno y para el mundo; esta integración convierte a la región en un referente
nacional de la industria agroalimenticia y fortalece la investigación y el desarrollo de
mejoras. Cada aporte en las diferentes etapas del procesamiento tiene una fuerte
influencia en la producción y economía del girasol y contribuye a que continúe teniendo
una participación competitiva en los mercados mundiales. Por otro lado, la generación
de renovables fuentes de energía efectúa un aporte a la industria minera de la Provincia
y al cuidado del ambiente.
Los hornos cementeros del partido de Olavarría (Provincia de Buenos Aires,
Argentina) operan a temperaturas superiores a 1400ºC lo que permite una combustión
completa de las cáscaras (se han realizado ensayos, con resultados satisfactorios,
utilizando cáscara de girasol sin tratamiento). Además, las pequeñas y medianas caleras
de la región utilizan carbón de baja calidad produciendo contaminación atmosférica,
sobre todo en la emisión de NOX, SO2 y material particulado. En ambos casos sería
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posible realizar un reemplazo parcial del gas natural en las cementeras y del carbón en
las caleras, por pellet o briquetas de cáscara de girasol.
2. Materiales y métodos
Se utilizaron cáscaras y granos de girasol comercial suministrado por la empresa
Oleaginosas Moreno S.A. (Planta Daireaux, Provincia de Buenos Aires, Argentina).
Las cáscaras, tal como llegaron de fábrica, fueron guardadas en recipientes
herméticos y en cámara de frío. Los granos se limpiaron manualmente y también se
conservaron en frío. Antes de cada ensayo, la muestra se sacó de la cámara y se dejó
equilibrar con la temperatura ambiente.
2.1. Caracterización de la cáscara
Se determinó el contenido de humedad de la cáscara por método ASAE S352.2
-DEC97- (ASAE, 1999) para girasol, secado en estufa a 130°C durante 3 horas. La
medición se realizó por triplicado.
Se determinaron las dimensiones axiales de los granos a partir de muestras de 10
semillas, seleccionadas al azar. La longitud (L), el ancho (W) y el espesor (T) de las
semillas y el espesor de la cáscara se obtuvo utilizando un micrómetro de exteriores de
resolución 0,001 mm (DP-1HS, Digimatic Mini-Processor, Mitutoyo, Japón).
Se determinó la densidad verdadera (ρt), definida como la relación de la masa de la
muestra con su verdadero volumen, utilizando picnometría; para cada ensayo se utilizó
la cáscara de 10 granos y se empleó xileno como líquido a desplazar. Se calculó la
densidad aparente (ρb), relación entre la masa de una muestra de granos y su volumen
total; se determinó empleando una balanza de peso hectolitro normalizada (Singh y
Goswami, 1996).
Las propiedades físicas serán informadas como promedios de diez repeticiones.
La porosidad del lecho (ε), definida como la fracción de espacio en la semilla a
granel que no es ocupada por los granos, se calculó utilizando la ecuación (1) (de
Figueiredo et al., 2011).
(1)
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2.2. Obtención de pellets
Para evaluar alternativas de obtención de pellets de cáscara de girasol se utilizó una
prensa hidráulica manual La-Ser (Argentina), con un molde cilíndrico de 15 mm de
diámetro. Se aplicaron presiones entre 4 y 8 tn, empleando aproximadamente 1,5 g de
muestra para cada pellet y un tiempo de residencia en el molde bajo presión de 3
minutos. Se realizaron ensayos con cáscara entera sin ningún tratamiento, con un
pretratamiento térmico y mezclando la cáscara con distintos aditivos como aglutinantes.
Se pesó el pellet obtenido y se midió la altura del cilindro al salir de la prensa, a las 3
horas y luego de transcurrido un día, conservando el pellet a temperatura ambiente.
El pretratamiento térmico se realizó sometiendo la muestra a 120 °C en estufa
durante 3, 5 y 7 minutos. Se midió la temperatura de la muestra a la salida de la estufa,
al colocar la muestra en el molde y del pellet obtenido.
Se utilizó glicerina y residuo del desgomado acuoso del aceite de girasol como
aditivos aglutinantes. Se adicionaron a la cáscara en concentraciones de 5, 7,5 y 10% en
peso, se homogeneizó cada mezcla y se compactaron para obtener los pellet. Igual
procedimiento se realizó con cáscara molida para la formación de los pellet. La
molienda de la cáscara se realizó en seco, en un molino de cuchillas con un tiempo de
residencia de 30 segundos de la muestra en el equipo.
Se realizó el análisis granulométrico (por triplicado) de la cáscara sin moler y
molida con una batería de tamices ASTM Nº4, 10, 14, 18, 20, 60, 100 y 140. Se
obtuvieron pellets de cáscara molida, con pretratamiento térmico y con aglutinantes en
las mismas concentraciones que la cáscara sin moler. Se evaluó la cohesión en los pellet
de la misma manera, a partir de la variación de volumen a las 3 y 24 hs.
Se determinó el poder calorífico de pellet de cáscara sola, con glicerina y con borra
de aceite de girasol en calorímetro (Laboratorio de la empresa Cementos Avellaneda
S.A., Olavarría).
3. Resultados y discusión
3.1. Propiedades físicas de la cáscara
En la Tabla 1 se presentan las propiedades físicas determinadas para la cáscara de
girasol y el contenido de humedad (expresado en base seca, b.s.).
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Tabla 1. Propiedades físicas de la cáscara de girasol
Propiedades (unidades) Valor promedio ± desvío estándar
Contenido de humedad (% b.s.) 10,472±0,066
Longitud L (mm) 10,253±0,162
Ancho W (mm) 5,128±0,280
Espesor T (mm) 3,086±0,256
Espesor de la cáscara (mm) 0,357±0,044
Densidad verdadera ρt (kg/m3) 684,4±29,4
Densidad aparente ρb(kg/m3) 92±1
Porosidad ε (%) 86,5
La Figura 1 muestra la distribución de tamaño de la cáscara. El tamaño medio de la
cáscara obtenida a partir de dicha distribución fue de 3594,92±155,12 µm.
Figura 1. Distribución del tamaño de partículas de cáscara entera
El contenido de humedad de la cáscara de girasol obtenido fue de aproximadamente
10,5% b.s. La humedad es una variable importante cuando se pretende utilizar una
biomasa como combustible, para la mayoría de los procesos de conversión energética es
imprescindible que tenga un contenido de humedad inferior al 30%. Cuando el
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contenido de humedad es superior, se deben implementar operaciones de
acondicionamiento. En el caso de la cáscara de girasol el contenido de humedad que
posee indica que no son necesarias operaciones de secado. La humedad es una variable
controlada en el proceso de descascarado del grano de girasol; de Figueiredo et al.
(2011) han evaluado esta etapa del proceso de extracción del aceite y particularmente el
efecto del contenido de humedad, concluyendo que la humedad es una variable que
influye, significativamente, en el descascarado al afectar las propiedades del grano.
Menind (2012a) determinó que los procesos de compactación para la obtención de
los pellet y la posterior combustión, también se ven influenciados por el contenido de
humedad, dado que si el contenido de humedad del material es muy alto la vaporización
del agua excedente rompe la briqueta o pellet y si es muy bajo, menos de 10 % b.s., se
requieren presiones más altas para obtener compactados de buena calidad. En el caso de
la cáscara de girasol como el contenido de humedad se controla en la etapa de
descascarado de los granos, este parecería no ser un problema para esta biomasa, dado
que el secado convertiría al proceso integral en poco rentable desde el punto de vista de
la tecnología de producción.
Las dimensiones axiales evidencian el tamaño de partícula con la que se está
trabajando, que si bien en el proceso industrial de descascarado parte de la cáscara se
rompe, los estudios granulométricos realizados en este trabajo (Figura 1) sugieren que
esto no es un inconveniente para una adecuada compactación en pellets o briquetas. Si
bien es un tamaño de partícula fácil de manipular, la presencia de polvo volátil puede
generar inconvenientes y riesgos para su transporte y almacenaje a escala industrial. La
forma laminar de la cáscara también puede contribuir en el prensado, facilitando la
reducción de volumen.
La diferencia entre la densidad real de 684,4±29,4 kg/m3 y la densidad aparente de
92±1 kg/m3 manifiesta el principal problema que presenta este residuo, grandes
volúmenes de poco peso. La biomasa residual, en general, presenta baja densidad
energética y es fundamental aumentar la densidad para reducir problemas y costos
logísticos para su empleo. Con la compactación se puede disminuir la densidad hasta 10
veces. Si la densidad es mayor, la relación energía/volumen es también mayor.
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3.2. Obtención y comparación de pellets
La variación de volumen permite comparar pellets de manera sencilla, al cuantificar
la pérdida de densidad con el tiempo. La durabilidad del material compactado depende
de las fuerzas físicas que unen las partículas (Menind 2012b). Si bien es deseable que no
se observe variación de volumen, lo que indicaría buena cohesión de todo el material en
el pellet, es un buen indicador para aproximarse a las condiciones óptimas de
compactado.
Se formaron pellet de cáscara entera compactando a diferentes presiones y se
evaluó la variación de volumen del pellet a las 3 y a las 24 horas (Figura 2).
Fig. 2. Variación de volumen con el tiempo y presión en pellets de cáscara entera
En la Figura 1 puede observarse que aplicando 4 tn para formar el pellet de cáscara
entera, al cabo de 3 horas el pellet formado aumentó el 17,4% su volumen y lo mantuvo
sin modificaciones. Una reducción considerable del volumen del pellet se logró
aplicando 8 tn, sin embargo, la variación del mismo fue del 36,4% al cabo de 24 horas.
Además, se observa una tendencia creciente de variación de volumen del pellet (menor
cohesión y mayor facilidad a la rotura) al aplicar mayor presión para generarlo, razón
por la cual se adopta como presión de trabajo 4 tn.
El tratamiento térmico aplicado a las muestras previo proceso de compactación se
realizó con la finalidad de lograr una mayor temperatura al momento del prensado y así
favorecer la cohesión del pellet. En una pelletizadora industrial el aumento de
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temperatura se obtiene por la fricción del material dentro del equipo. En la prensa
manual se simuló dicho comportamiento mediante un calentamiento de la cáscara en
estufa a 120 °C. A pesar de registrarse temperaturas de la cáscara entre 70 y 90 °C al
retirarla de la estufa (dependiendo el tiempo de residencia), durante el manipuleo para el
prensado dicha temperatura disminuía hasta equilibrarse con la temperatura ambiente.
Los pellets formados mostraron evidentes signos de descompresión al cabo de 3 horas.
La Glicerina (subproducto de la producción de biodiesel) y el residuo del
desgomado del aceite (residuo de la misma industria aceitera, obtenido a la salida de la
centrífuga del desgomado acuoso del aceite crudo) fueron utilizados como aditivos
aglutinantes.
Los aglutinantes son sustancias orgánicas o inorgánicas que tienen la capacidad de
unir y solidificar las partículas luego de mezclarse con el material para la formación del
pellet, dando forma y resistencia al pellet (Mitic y col. 2006).
La Tabla 2 muestra la variación de volumen con el tiempo de los pellets de cáscara
entera con el agregado de glicerina en distintas concentraciones. La presión de trabajo
fue de 4 tn.
Tabla 2. Variación de volumen con el tiempo para diferentes concentración de glicerina
Glicerina
(% peso)
Peso
(g)
V 0h
(cm3)
V 3h
(cm3)
V 24h
(cm3)
% de variación
de volumen
5 1,833 1,85 2,51 2,55 37,9
7,5 1,726 1,90 2,83 3,03 59,2
10 1,817 2,04 2,81 3,00 46,8
Pellet generados con cáscara entera aditivada con 5% de glicerina, luego de la
homogenización de la muestra, al cabo de 3 horas incrementó su volumen un 37,9% y
luego permaneció estable. Al aumentar la concentración de glicerina el volumen se
incrementó aún más.
Con el residuo del desgomado acuoso del aceite, se observó un comportamiento
similar, con la particularidad que no es adsorbida por la cáscara, su oleosidad genera
deslizamiento de unas cáscaras sobre otras sin producirse cohesión entre las mismas.
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La reducción del tamaño de partícula de la cáscara original (molienda de la cáscara)
en un molino de cuchillas, generó pequeñas “espinas”, debido a la naturaleza fibrosa de
las cáscaras de girasol. La Figura 3 presenta la distribución de tamaño para la cáscara
molida, resultando un valor medio de partícula de 1465,67±97,43 µm.
En la Figura 1 puedo observarse que aproximadamente el 93% de la cáscara obtenida
del equipo de descascarado industrial tiene un tamaño superior a 2000 µm, mientras que
en el caso de las cáscaras molidas el rango de distribución de tamaños es más amplio y
está comprendido entre 250 y 4760 µm (Figura 3).
Una mayor variación de tamaño en la muestra podría mejorar la cohesión de las
partículas en el compactado.
Fig. 3. Distribución del tamaño de partículas de cáscara molida
La densidad aparente de la cáscara original fue de 0,092±0,001 g/cm3 y de la cáscara
molida durante 30 segundos, 0,184±0,005 g/cm3. Resulta así que una reducción del
tamaño de partícula del 60% aproximadamente, disminuye el volumen a la mitad.
La presión óptima de trabajo para la generación de pellet de cáscara molida resultó,
nuevamente, de 4tn. Para la cáscara sin aditivo la variación de volumen fue del 11,7%,
observando una mejor cohesión respecto al pellet de cáscara entera. Al precalentar la
cáscara molida a 120ºC el pellet presentó gran variación de volumen (90,7%). Con
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glicerina como aglutinante las variaciones de volumen fueron superiores al 40% a las
tres concentraciones (5, 7,5 y 10%). El residuo del desgomado acuoso del aceite de
girasol se comportó de igual forma que con la cáscara entera.
3.3. Poder calorífico
Se evaluó el poder calorífico de pellet de cáscara sola, con glicerina y con borra de
aceite, los resultados se observan en la Tabla 3. Se aprecia el alto valor energético de la
cáscara de girasol, atribuida en parte a la considerable cantidad de lignina en su
composición. El poder calorífico es más alto para la lignina que para la celulosa y
hemicelulosa (Demirbas 2001, Raclavska et al. 2011).
Tabla 3. Poder calorífico de la cáscara de girasol
Material PC (kcal/kg)
Cáscara de girasol sin aditivo 4796
Cáscara con 5% de borra de aceite 4728
Cáscara con 10% de borra de aceite 4469
Cáscara con 5% de glicerina 4657
Cáscara con 10% de glicerina 4591
Las alternativas exploradas, en este trabajo, de utilizar diferentes aglutinantes no
contribuyeron a la cohesión del pellet y tampoco aportaron poder calorífico al material.
La glicerina y la borra de aceite no resultan aditivos adecuados para los pellets de
cáscara de girasol. A escala industrial, la utilización de aditivos implica una etapa del
mezclado de los componentes previo prensado, por lo que su empleo debe considerarse
sólo si es indispensable para obtener el conformado del pellet.
El poder calorífico de los pellet de cáscara de girasol (4796 kcal/kg) es similar al
poder calorífico de los pellets de madera (4800 kcal/kg, valor informado por Lipsia S.A.
(2015)), lo que muestra el potencial de este residuo como combustible sólido.
Del análisis integral de los resultados obtenidos se observa que los pellets formados a
partir de cáscara molida, sin el empleo de aglutinante ni pretratamiento térmico, fue la
mejor opción, alcanzando una densidad verdadera de 954 kg/m3 y un poder calorífico de
4796 kcal/kg.
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Escasos son los reportes bibliográficos sobre estudios de compactación. Mitic y col.
(2006) determinaron una densidad de 933 kg/m3 para la cáscara de girasol al utilizar
una prensa en seco a una presión de 20 MPa, resultado similar al obtenido en el presente
estudio.
4. Conclusiones
En nuestro país, al igual que en el resto del mundo, se han realizado y se realizan
aprovechamientos energéticos de la biomasa. Analizar de la cáscara de girasol obtenida
del descascarado industrial ha permitido determinar que, para transportar mayor
cantidad de cáscara en el mismo volumen es necesario molerla y compactarla
previamente.
La densificación es una alternativa para tratar cantidades importantes de cáscara, con
equipos sencillos, mediante un proceso no demasiado oneroso, ni en inversión ni en
costos operativos, proporcionando una solución al transporte y almacenamiento,
optimizando el proceso productivo en general. El pellet, a diferencia de la cáscara sin
tratar, no sólo posee mayor densidad, sino que es más fácil de almacenar, es limpio y
seguro. Asimismo, generar pellets de cáscara molida sin aditivo resultó la mejor opción
entre las condiciones estudiadas en el presente trabajo.
Es posible optimizar la calidad y producción de pellets de cáscara de girasol a partir
del ajuste de las variables que influyen en el proceso de compactado. Ensayos en una
pelletizadora a escala piloto, permitirán inferir las condiciones óptimas de trabajo para
lograr pellets de cáscara comparable con parámetros estándares de calidad.
Reconocimientos
El presente trabajo fue realizado con el financiamiento de la Comisión de
Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires (CIC), la Facultad de
Ingeniería de la Universidad Nacional del centro de la provincia de Buenos Aires, con el
aporte de las empresas Oleaginosas Moreno S.A. (Planta Daireaux) quien suministró las
muestras de semilla y cáscara residual del proceso de descascarado, Molinos Cañuelas
quien suministró la borra de aceite de girasol y Cementos Avellaneda S.A. donde se
realizaron los ensayos para la determinación del poder calorífico de las diferentes
muestras.
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Referencias
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