aprender ambitectura
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APRENDER AMBITECTURA,el arte de proyectar el ambiente
Rubén Pesci - Fundación CEPA
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PROLOGO Edward Rojas
PRESENTACION: La Ocasión de este libro
PRIMERA PARTE: El Despertar de la Curiosidad
1.1- Paseo y conversaciónLos romanos y AdrianoEl medioevo y BoloniaRomaVeneciaMachu Pichu y el Valle Sagrado de los IncasEl ambiente y la sustentabilidadLa música o el aprendizaje de los leguajes
1.2- El retorno de los brujos
1.3- Mis propios pasos
SEGUNDA PARTE: El Aprendizaje (¿la comunicación?)
2.1: Aprendiendo los niveles del lenguaje2.2: Aprendiendo patrones y articulaciones2.3: Diseñando en acción. Hacia un tratado del Ambitecto2.4: Un caso para practicar: “La Media Luna”
TERCERA PARTE: Refl exión y epílogo
3.1: Modelando tipos cerrados3.2: Modelando contextos y sistemas abiertos3.3: Crisis del hábitat3.4: Un nuevo horizonte al servicio de la sustentabilidad y la bellezaSociedades locales e identidad ambiental (Cinque Terre)(¿Crisis de cultura y globalización (citar mucho cap. Final HALL?)
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Presentación
La ocasión de este libro ¿Porqué este libro y en este momento? Hace 20 años que enseñamos proyectación ambiental, o en otras palabras como proyec-tar la sustentabilidad.Para ello desarrollamos nuestra Maestría en Desarrollo Sustentable1 donde desde una perspectiva decididamente transdisciplinaria, y con alumnos y profesores de toda Ibero-américa, tratamos el ambiente con la responsabilidad y la levedad que exige. La mirada holística, el enfoque de sistemas, la consideración de las relaciones y la diversidad, la participación social y nuestras muy conocidas helicoides para poder dar alguna gober-nabilidad a la complejidad, se han transformado ya en un aquilatado proceso que ha formado o está formando aún a más 700 magísteres2.Ese proceso nos devoró buena parte de nuestras energías a lo largo de esos 20 años.
Pero hace ya unos 6 años que empecé a decodifi car como es la génesis de la forma me-jor para ese territorio sustentable.Trabajamos para un tratado de arquitectura y ambiente y allí nació la Ambitectura3.Reconocimos, clasifi camos, experimentamos, lo que desde entonces llamamos la eco-forma (innegociable), la socioforma para la mejor inclusión social e identidad cultural, la tiempoforma, para modelar esa forma mejor a través del tiempo, de manera evoluti-va, capaz de metamorfoserarse4.
Pero llegó el turno de saber cómo diseñar, cómo lograr esa buena forma, esa “gestalt”. En otras palabras, como saber hacer una génesis de la forma que logre y exalte la sustentabilidad del territorio y las formas en que sucede nues-tra vida.
1 FLACAM, Foro Latinoamerica-no de Ciencias Ambientales. www.fl acam-red.com.ar2 “Proyectar la sustentabilidad”....3Ver Pesci, Rubén. Ambitectura, Editorial Cepa, La Plata, 2007.4
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Tengo la creciente sensación (y angustia) de que en la cultura actual se sabe qué hay que hacer, pero no cómo hacerlo. Que no debemos producir más enormes represas para generar energía eléctrica, pero no sabemos claramente como sustituir esa megafor-ma por formas más gentiles y naturales. Sabemos que los mega transatlánticos suelen hundirse, pero no sabemos aún la posibilidad cierta de convertirlos en una fl otilla de 100 veleros, como me dijo alguna vez algún amigo cubano. Sabemos que la ciudad debe ser compacta, pero muchas veces no sabemos cómo hacer ciudades compactas bellas y para vivir mejor, en especial en los países de rápido crecimiento demográfi co.
Estoy hablando en realidad de la dimensión estética de la sustentabilidad, muchas veces olvidada o despreciada frente a los grandes cambios éticos de paradigma5. Hace poco, dialogando con un fi lósofo, rescatábamos la dimensión simbólica, casi siempre os-curecida frente a la dimensión funcional en el abordaje de cualquier tipo de problema.Recuerdo sin esfuerzo como esta dimensión fue sin embargo fundamental para la gran arquitectura, como bien lo fundamentó Paul Valery en aquél breve opúsculo denomina-do “Eupalinos o el arquitecto”.Recuerdo también a John Ruskin y su libro “Las siete lámparas de la arquitectura”, don-de caminando por Venecia reconocía la belleza de la simple funcionalidad.Un ejemplo cada vez más difundido, gracias a la literatura, es la gran obra arquitec-tónica del emperador Adriano6. Cuando construyó su villa en Tivoli, como una Roma en miniatura, llena de monumentos maravillosos, la novedad eran los espacios pequeños, conectores, que inventó para unir esos edifi cios y darles la amabilidad de un hábitat cariñoso.
5- En su último libro “La Vía”, Edgar Morin aborda extensamente este tema. Ver edito-rial....6- “Memorias de Adriano” , Marguerite Yovr-cenas
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Hace años que utilizamos dos fi gurillas tomadas de estampas populares. La primera representaría a un arquitecto del siglo XVII, sobre el fondo de un gran palacio, y el ar-quitecto vestido de columnas y capiteles neoclásicos como un repertorio de expresiones bellas, para asegurar la calidad de la arquitectura del príncipe. La otra fi gurilla la usó Giancarlo de Carlo como isotipo de su revista “Spazio e Societá”, y parece ser una metáfora del ingenioso arquitecto/ ingeniero del siglo XVIII/XIX, en los tiempos de la Revolución Francesa, que levanta un gran peso mediante una palanca. El comitente dejó de ser el príncipe y ahora es la sociedad, y el cometido funcional domi-na por sobre el cometido simbólico.
Pero siempre pensamos que es necesario descubrir una tercera fi gurilla, que ilustre al hacedor de ambientes, donde la escala en la intervención puede ser enorme, el clien-te de lo más complicado y diverso, y son tan necesarias las confi guraciones simbólicas como las funcionales.¿Como será ese sujeto proyectista? Probablemente no pueda ser una sola persona y sean equipos transdisciplinario. Seguramente deberán reivindicarse fi guras como los pai-sajistas, jardineros, interioristas, economistas, antropólogos y artistas del más diverso equipo. Deberán conseguir la funcionalidad de contextos complejos, pero también un simbolismo cultural, capaz de valorar la reintegración de hombre y naturaleza, la sus-tentabilidad a largo plazo y la convivencia amplia y diversifi cada que hoy se nos exige.
De nuestro viaje a Italia en 2005 nació la tesis de la Ambitectura como el espacio creativo de un nuevo arquitecto, que en su origen puede haber sido biólogo, paisajista, antropólogo, quizás diseñador, capaz de diseñar en la complejidad.
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Tuvimos en cuenta en aquél momento el maravilloso libro “Diseñar con la naturaleza” de Ian McHarg, pero han pasado ya 30 años desde aquel signifi cativo avance y hoy el de-safío es cada vez mayor: diseñar con el ambiente, natural pero también cultural, hacia el futuro pero también hacia el pasado, grande como un territorio, o pequeño como un rincón de una casa, o un jardín.
He tenido muchas repercusiones positivas con el libro “Ambitectura”. Pero el recla-mo ha sido siempre de dos tipos: aplicarlo para nuestra realidad latinoamericana, que también trae bellas lecciones de Ambitectura, y sobre todo desentrañar no sólo el que, sino el como, donde, de que manera, para qué, para quien, con quien, hacer la proyec-tación ambitectónica.He aquí entonces “Aprender Ambitectura”, fruto de mi propio aprendizaje y para com-partir mis secretos de cocina.El título es breve, pero el subtítulo trae el mensaje más preciso: “El arte de proyectar el ambiente”. El ambiente, porque sigue siendo el sujeto que precisa urgente e integra-da proyectación. Arte, porque si no incorporamos la dimensión simbólica y la capacidad que tiene el arte de hablar de valores, no conseguiremos que ese ambiente sea bello además de justo.
La Plata, febrero 2012.
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EL DESPERTARDE LA CURIOSIDAD
Primera partePrimera parte
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Sólo me ha interesado aprender.
Aprender y no repetir.
El conocimiento de la repetición de
artefactos es industrial.
El aprendizaje de la generación de
artefactos es creatividad.
Aunque en realidad, mi curiosidad –la madre
de la creatividad- no ha sido ilimitada. Algunos
mundos me han impulsado más que otros a sa-
ber de ellos de la manera que el conocimiento
creativo quiere saber: para transformar, para in-
tervenir, de manera de completar, develar, for-
talecer o reconstituir.
Esos mundos que han provocado mi curiosi-
dad se refi eren a las estrategias adaptativas de
los seres humanos para ocupar la tierra. ¿Pala-
bras nuevas y eruditas? Quizás. Pero se trata de
la pasión por cumplir la necesidad, el ardid, y el
instinto casi uterino de habitar.
Habitar, o mejor aún, la trilogía de Heidegger
interpretada por Habermas como designio hu-
mano central: ser-habitar-construir . Según la
cual no se “es” si no se “habita”, y no se “habita”
si no se “construye”. ¿Pero será que esa trilogía
fundacional debe entenderse siempre igual?
¿Como la entendía un emperador romano, que
cambió el mundo construyéndolo? ¿O será que
ahora sabemos mucho más, y aprendimos que
si seguimos cambiándolo construyendo más y
habitando siempre más, podemos llegar a des-
truir el mundo?
Aprendí el arte de habitar bien, viajando mu-
cho, leyendo de textos directos, en vivo y en
directo. Y también el infi erno de habitar mal, y
sus impactos negativos.
Y aprendí a leer aquello que está por detrás del
hábitat, el ambiente, el sistema complejo de
relaciones vivas y no vivas, la biosfera, la esfera
vital que nos permite la vida, a la cual cada vez
más debemos y con la cual tenemos que crear
nuestro hábitat.
Para construir sobre la tierra, conquistándola,
se desarrolló la noble arquitectura (la obra del
jefe, etimológicamente hablando), al servicio
de hombres que eran minoría en un mundo
casi vacío, todo por llenar, defendiéndose de
acechanzas materiales e inmateriales, afi rman-
do su distinción sobre las bestias y dando rien-
da suelta a su intelecto estético: belleza, fuerza,
acrópolis, distintos, controlado, destacado, in-
maculado, más allá del tiempo, de ser posible
¡eterno!
Es fácil explicarse por qué el mármol, y de ser
posible blanco, fue durante milenios el mate-
rial que mejor simbolizó la arquitectura noble,
ejemplar.
Pero el mundo se fue llenando de hombres y
espacios ocupados, y la construcción popular
se fue afi rmando. Creció la aspiración general a
honrar los dioses y organizar la gobernabilidad
entre los hombres, y se divulgó la práctica de la
arquitectura. En buena parte, se adoptaron cri-
terios mucho más “arte-sanos” que monumen-
tales; todos construían bien, para habitar bien
y honrar bien a sus dioses. La “domus” romana,
con el centro sagrado del fuego (focolare), es
una versión vulgar del templo, el Templo del
hombre, del “dominis” o “pater-familiae”, y para
ella fueron más importantes los espacios adap-
tados, para vivir en familia, y los relatos que en
forma de pintura poblaron sus paredes, que
los materiales de construcción y terminación,
generalmente simples ladrillos o piedras del
lugar.
También aparece el hábitat urbano conciente-
mente reglado (desde Hipodamo para Mileto
en el siglo III a. C. - ver fi g. 1) y su sucesión de
victorias sobre el hábitat singular. Pompeya fue
antes un tejido de calles y templos, foros y ba-
sílicas, con casas (insulae) alineadas casi en si-
lencio e introspección, que un griterío de casas
singulares sin melodía cohesionadora.
Los romanos y Adriano
Los romanos, quizás quienes más fundaron su
“ser” en su “habitar” y en su “construir”, desarro-
llaron las geometrías euclidianas y construye-
ron enjambres de volúmenes asociados, arte-
factos para habitar a toda escala y signifi cado.
Y en consecuencia, la gran ciudad, Roma, no
se hizo planifi cadamente. Las maquetas de la
1.1 PASEO Y CONVERSACIÓN
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Fig. 1
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Fig. 2
Fig. 3
Fig. 4
antigua Roma son una asombrosa muestra de
un crecimiento fractal , con fracciones acompa-
ñando espacios nodales, y un entrelazado fun-
dado en la consecuencia de la agregación y no
en los designios de la previsión (ver fi g. 2).
Aquí se abre ante la percepción asombrada, la
historia de lo que pudo ser y de lo que en este
libro queremos apostar a que sea.
Adriano, emperador y gran arquitecto empezó
su entrenamiento haciendo una gran cúpula, el
Panteón, lo hizo, con un eje de simetría, y entró
a él por donde salió (fi g. 3). La pieza (la obra del
jefe, la arquitectura) despreció sus lados y su
espalda, visiones no existentes ante el primiti-
vismo de la fachada, la única visión, la asignada
por el jefe de la obra. Hizo una joya avanzada,
adentro, enorme, audaz, pero aún con sentido
de caverna, de útero, de introspección.
Años después, su experiencia del mundo, su
aprendizaje del mundo griego conquistado y
amado, lo llevaron a construir su propia mora-
da, no la gran tumba sino su casa para vivir, la
Villa Adriana.
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En las suaves colinas de Tívoli, a 23 km. de Roma,
la Villa Adriana es mil casas en una, mil palacios,
piscinas, terrazas, basílicas, teatros. (ver fi g. 4)
Adriano miró Roma y la quiso suya, como un
caleidoscopio de su civilización. Pero encontró
un modo de hacerlo suyo de verdad, interco-
nectando todos esos pabellones con “enchufes”
o conectores, pequeñas y nada monumentales
piezas de arquitectura que permitían ir de una
sala a otras –hubo a veces varios conectores
saliendo de una sala grande- a resguardo del
clima y de las miradas (ver fi g. 5).
Ese simple hecho creativo fue el invento de
varias cosas grandiosas: un edifi cio hecho de
muchos edifi cios, como una ciudad (precursor
de los grandes complejos modernos); una ciu-
dad privada, como un complejo multifuncional
para un único comitente; un edifi cio que abra-
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za paisajes, internaliza patios y terrazas, defi ne
grandes balcones o proas sobre el horizonte;
convive con las variaciones y accidentes de su
entorno; no tiene espaldas, ni frente, ni simetría,
ni apenas uno o dos ejes de organización jerár-
quica. No tiene límites. Crece en el territorio.
Es una trama, una red, de múltiples nodos y en-
sambles. Es más parecido a la vida.
Reconoce que para vivir palaciegamente –con
todo el confort y la complejidad de usos y de-
seos- es mejor expresar, dar cabida a cada fenó-
meno de esa vida (la diversidad) pero articula-
dos para que funcionen en comunidad.
El medioevo y Bolonia
Todo el gran arco medieval de la historia adop-
tó esta concepción del hábitat, desde las aba-
días religiosas alto medioevales hasta las igle-
sias y poblados del bajo medioevo mercantil.
Enormes continuos multifuncionales, capaces
también de afrontar los rigores climáticos de
sitios de civilización instalados más al norte, y
en ocasiones especiales –como el Monte Saint
Michel en Baja Normandía, o Urbino en Italia-
constituyendo ciudades enteras enhebradas
entre sus centros de poder religioso, civil o feu-
dal, donde en el hacia adentro de sus murallas
defensivas, todo o casi todo estaba interligado
por conectores pequeños y grandes, plazas,
plazoletas, corredores, pórticos y otros modos
de articulación.
Quizás el caso supremo -y preferimos referen-
ciarnos con ejemplos occidentales porque sabe-
mos mejor de ellos- es la ciudad de Bolonia, Ita-
lia, que en un gesto especulativo para aumentar
la densidad, prefi rió avanzar con pórticos hacia
la calle, que ocupar los jardines internos.
El patrón fue tan exitoso que se repitió por mi-
les de unidades creando una red de 36 km. de
pórticos urbanos, algo nunca igualado. Ese pa-
trón fue una insuperada muestra de creatividad
urbana y arquitectónica (y hasta hace poco no
tuve un vocablo claro, una expresión simple
para describir estos múltiples frentes y dimen-
siones de la proyectación del hábitat):
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• Generó un paseo comercial y recreativo a ni-
vel calle, protegido del sol y la lluvia.
• Brindó la posibilidad de aprovechar más su-
perfi cie útil y valiosa en los pisos construidos
arriba de los portales.
• Compactó aún más la ciudad, aumentando su
densidad pero conservando sus jardines inter-
nos.
• Fue realizada con el esfuerzo de cada privado
frentista, a partir de una norma implantada por
el Estado, para benefi cio y usufructo de todos.
• Permitió su evolución gradual en el tiempo,
con estilos y materiales diferentes.
Infi nidad de ejemplos se abrieron ante mi cu-
riosidad. Otras ciudades, como Roma hasta ini-
cios del siglo XX, muchas ciudades orientales,
laberintos mágicos, o indoamericanas, como
Machu Picchu u Ollaytaitambo. Y sobre todo
Venecia, mi ciudad escuela . Pero en todas és-
tas, la curiosidad se orientó a constatar un nue-
vo tipo de convivencia: aquella con el ambien-
te natural.
Creo que fue simplemente la consecuencia de
los tiempos en que viví mi juventud, tiempos
de ecología subiéndose al podio de las visiones
avanzadas, y de mi personal admiración por
Frank Lloyd Wright, el más claro y profundo rea-
lizador de una arquitectura consubstanciada
con “la naturaleza de los materiales”, lo “orgánico”
y “la ciudad viviente” . Wright necesitó adjetivar
arquitectura y ciudad, porque las entendía de
otro modo, no le bastó el edifi cio y la trama de
calles. Hasta ahí llegó su percepción del cambio
y el mundo los necesitaba urgentemente, ante
el arrasador avance de “la ciudad de la noche
espantosa”, como llamó recientemente Peter
Hall a la ciudad de los tugurios, la periferia mar-
ginal, la pobreza de amplios sectores sociales,
la suciedad y la contaminación, la violencia y la
injusticia proliferando en las grandes ciudades.
Al lector le bastarán algunos breves párrafos so-
bre esas otras “ciudades vivientes” para acom-
pañarme en lo que fué mi despertar a la curio-
sidad.
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Roma eterna
Roma creció entre siete colinas y el río Tiber. En
las colinas los romanos no hicieron ciudad, sólo
palacios, templos, símbolos de civilidad. Con el
tiempo, esas colinas fueron consideradas sitios
de valor religioso, antropológico-cultural, de
encuentro con los restos magistrales del mun-
do clásico, y ese paisaje de pinos mediterrá-
neos, mármol disperso y senderos casi rurales,
se consideró el vestigio romántico de aquella
grandeza imperial.
La ciudad no avanzó hacia las colinas. La fuerte
especulación inmobiliaria del siglo XIX y prime-
ra mitad del XX, se concentró en las escasas lla-
nuras intersticiales, con compacidad y alta den-
sidad, en la sabia tradición de ocupar de modo
compacto y no disperso.
La cultura de los parques urbanos de fi nes del
siglo XIX encontró la ocasión de posesionarse
de esas colinas culturales, y de allí en más Roma
antigua, Roma central, resucitó como una ciu-
dad entre parques, la más rutilante, la incom-
parable, la de interfases internas con naturale-
za históricamente valorizada, y la de interfases
externas con una campiña romana plena de
identidad paisajística (de naturaleza y cultura)
que aún hoy la penetra por muchos de sus cos-
tados.
La arquitectura anticipatoria, casi única, de
Roma renacentista y barroca, la que la recons-
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truyó desde 1500 a 1800, entendió la gran “si-
tuación” romana, y se dedicó a fortalecer nodos
o pernos de fuerte presencia visual y social, y a
crear corredores entre ellos. El sistema del Tri-
dente, diseñado por el Papa Sixto V, es la pieza
mayor de esta ciudad, que se recrea con arqui-
tecturas de apertura, con improntas de la Villa
Adriana, con escenas largas y conectoras, con
cúpulas grandísimas pero leves en el paisaje, y
con plazas como la de Bernini ante San Pedro,
un inmenso abrazo urbano hecho de multipli-
car una simple columna, una pieza mínima de
arquitectura.
Bernini consideró (hasta sus límites entonces
imaginables), la corporización de la naturale-
za, del gran paisaje, como marco necesario de
la obra edilicia, en un Renacimiento tardío ro-
mántico y virgiliano, y en el albor de un barroco
naturalista, más parecido a banquetes sensua-
les, dionisíacos, que a purismos marmóreos .
Del oscuro medioevo donde todo sucedía
puertas adentro, con entorno de bosques car-
gados de brujerías y malefi cios, se pasó al lu-
minoso Renacimiento italiano, seguido por el
carnal barroco, donde se pintaba la naturaleza,
las ruinas, las bacanales y las ninfas alegres.
En todas estas creaciones, escindir adentro/
afuera, edifi cio/ciudad, arquitectura/escultura y
pintura, no fue objeto de preocupaciones. Bien
por el contrario, era la mayor aspiración consi-
derar todo integrado, como una sociedad que
sensualizó su vida práctica.
Venecia
Lo de Venecia es un escándalo de anomalías,
que aún hoy llena de estupor.
Anomalía fue hacer una ciudad enteramente
en el agua, sobre un conjunto de islotes barro-
sos. Ingeniería al servicio de la defensa de las
hordas de los bárbaros.
Anomalía fue crear un doble circuito de accesi-
bilidad a canales y calles, el peatonal y el de bar-
cas. Una disposición que creó múltiples frentes
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a cada edifi cio, con manzanas pequeñísimas y
mil plazas y plazoletas para mejorar las situacio-
nes de asoleamiento y ventilación. Urbanismo
al servicio de la arquitectura y de la vida aso-
ciada.
Anomalía fue crear un sistema urbanístico casi
sin espacios verdes, pero con mucha agua y la
percepción constante del cambio, del movi-
miento. Y donde el movimiento de alta y baja
marea proveyó durante siglos una brillante so-
lución sanitaria.
He escrito antes sobre Venecia, y cómo con una
solución arquitectónica-ingenieril brillante, los
pequeños puentes que apenas un poco eleva-
dos interligan toda la trama de accesibilidad,
lograron unir e integrar fuertemente, lo que
se originó como muchos fragmentos o islotes
fuertemente separados .
La edifi cación en Venecia estuvo muy ligada
al urbanismo y a la naturaleza; y esa es la gran
diferencia. Todo debía ser compacto (no había
como eludirlo) porque las islas eran pequeñas
y producir suelo en ellas era muy costoso. Tam-
poco era fácil crecer en mucha altura, por el
coste de pilotes de madera dura hincados en el
suelo fangoso. Casi todo tiene en Venecia altura
humana, tres, cuatro niveles.
La alta densidad es suavizada por las grandes
masas de agua y el paisaje de laguna y mar, y
además por lo limitado del territorio urbaniza-
do, en el cual sin embargo, llegaron a vivir casi
300.000 habitantes, en la época de mayor es-
plendor.
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La cuestión de la vivienda para los sectores más
populares, tuvo episodios programados y otros
espontáneos, pero tan bien integrados al tejido
general que casi no se notan. Es que Venecia
evitó la marginación de sectores sociales (la Re-
ppublica Serenisima fue un sistema autocrático
moderno) y aún los sectores más pobres cons-
truyeron casitas en fi la, pequeñas, pero con es-
cala, materiales, valores climáticos y posición,
muy semejantes a las de las clases más ricas.
En defi nitiva, el proceso de creación y evolu-
ción de Venecia se basó en una interpretación
activa del agua y la condición insular, que a la
vez creó una cultura de navegantes y con los
siglos pudo conquistar los mares conocidos.
Nada en Venecia es ajeno a la naturaleza, y aún
los refl ejos y colores del agua parecen haber
defi nido los colores de las edifi caciones.
La arquitectura, o sea el hábitat de los edifi cios,
cumplió dos gestos que les son propios y nece-
sarios. Hizo posible monumentos que sobresa-
lieron en altura y volumen, aunque casi nunca
en materiales o formas, y dada la densidad y
compacidad de la ciudad, se localizaron muy
cerca de otros atractores económicos, sociales
y culturales que hacen de Venecia toda un cen-
tro urbano vivo. Permitió que la arquitectura
edilicia fuera prohijada por fractales muy sim-
ples: fachadas coloridas con ventanas amplias
sobre canales y jardines interiores; postigones
de regulación solar y frío; pisos venecianos
–hechos de pequeñas esquirlas de mármoles-;
habitaciones pasantes entre canales y jardines,
con buena utilización de parcelas angostas y
profundas.
¿Los techos? Todos de tejas, dejando espacio
para instalar “altanas”, terrazas cubiertas con
pérgolas y fl ores, una especialidad veneciana
para disfrutar allí arriba los vientos frescos del
mar.
Estos pocos patrones hicieron un tejido urba-
nístico-ambiental de la mayor unidad y diver-
sidad.
¿Eran todos genios del ser- habitar- construir?
¿O supieron crear y cultivar un lenguaje, como
en la música?
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Machu Picchu y el Valle Sagrado de los
incas
Diferentes seres quisieron –supieron- habitar
de distintas maneras. Y por eso mi curiosidad se
abrió también a esas otras culturas, buscando
invariantes o sabidurías diferentes. Y esto lo en-
contré en civilizaciones adoradoras de la natu-
raleza, como el caso del culto a la Madre Tierra
(Pachamama) en la América pre-hispánica.
Un caso en especial resulta realmente alucinan-
te: el Valle Sagrado de los Incas, sobre el cañón
del río Urubamba, y la acrópolis de Machu Pic-
chu, en que culmina.
De todas las interpretaciones, la más ajustada
me pareció la de Rualdo Menegat quien buscó
explicarse el porqué instalar una ciudad allí, en
sitio tan escarpado y difícil desde el punto de
vista geológico.
Los incas habrían hallado el sitio más seguro
ante los frecuentes terremotos. Una cumbre
libre de fallas geológicas fue el sitio escogido
para la vida política y religiosa de las altas dig-
nidades. A lo largo de las escarpadas laderas de
esos mismos montes, por donde transitaba la
vía de acceso a la acrópolis escondida, cons-
truyeron torreones de avistaje y defensa y re-
sidencia de defensores y campesinos, que pro-
veían a todas las necesidades alimentarias en
sus famosas terrazas de cultivo, escalonando la
áspera ladera.
![Page 22: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/22.jpg)
22
¿Por qué no construyeron en las “pampas” pla-
nas y fértiles, allá abajo, en el valle sobre el río?
Por los peligros naturales de instalarse allí, con
inundaciones y deslizamientos frecuentes, ade-
más de los derrumbes por los frecuentes terre-
motos.
Una vez en la acrópolis, era fácil obtener piedra
de esa enorme cantera natural, y además, era
más fácil aún arrancarlas de las grandes laderas,
pues las fallas geológicas las habían rajado na-
turalmente.
Todo el sistema se basa en encajes de piedras
con piedras, y de piedras en los huecos de las
laderas. Este “encajarse” habría sido un método
de composición –según Menegat- muy apro-
piado a los temblores telúricos, y por ello la ciu-
dadela sagrada perduró casi entera.
Otras dimensiones interpretativas también vis-
lumbran en los perfi les visuales y miradores las
formas de la gran cordillera más allá en el hori-
zonte, y son como en la música, los pasajes de
alta inspiración u ensoñación, sobre una base
musical estructurada y sólida.
El ambiente y la sustentabilidad
Mi curiosidad sobre las formas de construir el
hábitat y afi rmar el ser comenzó por mis pa-
seos y conversaciones en Roma. Pero poco a
poco me apasioné de sitios donde la naturale-
za había sido inspiración, equilibrio y manejo, y
encontré más declaradamente expuestas esos
principios en culturas que nunca separaron el
cuerpo del alma, o del mensaje cautivador y
protector de la naturaleza.
Y he aquí que la visión ambiental, con la que
me hallé en sus albores, vino en mi auxilio para
darme mejores interpretaciones .
Claro que se me incorporaron así las cuestiones
de cuidar los recursos, en especial la energía no
renovable, y realizar entonces una arquitectura
bioclimática, o más aún, acorde a la región: re-
gionalista .
Pero con mucha más fuerza me asaltó la cues-
tión de la sustentabilidad misma de esas cons-
trucciones en el ambiente:
- ¿Por qué hacerlas?
- ¿Dónde?
- ¿Para quién?
- ¿De qué manera?
- ¿Cuándo?
Todas preguntas anteriores al cómo y que están
vinculadas al contenido, y (como diría Umberto
Eco), a las formas del contenido. El contenido y
sus formas –como veremos más adelante. ¿Es
lícito poner por delante la pura necesidad hu-
mana, dominante, sojuzgadora, o deberemos
desde ahora ser responsables del cambio en la
biosfera y no sólo en el hábitat artifi cial?
Las lecturas arquitectónicas y urbanísticas no
me bastaban para comprender esas nuevas
cuestiones. Y generalmente no había en rea-
lidad buenas respuestas. O eran demasiado
funcionalistas (había una demanda de hábitat,
había un poderoso que quería ser construyen-
do…) o demasiado banales en su furor de mo-
numento (casas como palacios, palacios como
santuarios o fortalezas…).
El ambiente como noción sistémica, holística,
natural y cultural enseñaba a leer esa integra-
lidad: la historia ambiental de ese sitio y sus
hábitats preexistentes, la visión de ciclos de
retroalimentación, donde las no preguntas de
hoy pueden llevarnos al impacto de mañana, la
visión de los fenómenos de no renovabilidad,
de agotamiento, las nuevas preguntas sobre
los límites del crecimiento, vinculaban todo há-
bitat a la biosfera a la que pertenece, daña o
sustenta.
El paradigma del ambiente a preservar y la
búsqueda de la consiguiente sustentabilidad
me ayudaron a comprender. Los ejemplos re-
latados se entendieron y enaltecieron desde la
perspectiva holística ambiental:
- Villa Adriana, de evolución y articulación “na-
tural”, con el “adn” para crecer.
- Bolonia, que se recreó hacia adentro como un
tejido vivo y logró un hábitat ideal para la civis.
- Roma, que se apropia de su historia y la con-
vierte en parques. Una ciudad verde, una ciu-
dad de interfases.
![Page 23: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/23.jpg)
23
- Venecia, una ciudad en el agua, la fantaciencia
de vivir peatonalmente, sin ruidos, y más lenta-
mente .
- Machu Picchu, una ciudad libre de terremotos,
en armonía con el macropaisaje de los Andes.
Rasgos naturales originales o recuperados, que
fueron tomados muy en cuenta; o rasgos cultu-
rales muy fuertes, que se pusieron a colaborar
con la naturaleza.
Esa conciencia ambiental sirve de alerta, aun-
que no resuelve. Muchas visiones ambientalis-
tas dieron origen a soluciones llenas de buenas
intenciones de sustentabilidad, pero que sólo
vieron el lado naturalista y no el social, o el eco-
nómico o el político, y mucho menos el estéti-
co.
Una historia llena de paroxismos naturalistas
fue la de “la ciudad jardín”, idealizada en Ingla-
terra a caballo del siglo XIX al siglo XX.
La idea fue dar calidad de vida y paisaje a las
pobres clases trabajadoras del Londres de tu-
gurios, contaminación e inseguridad, pero esas
grandes urbanizaciones avanzaron sobre la
campiña y se robaron el paisaje y la vida rural.
Se trata ante todo de superar la visión epidér-
mica de lo ambiental, para procurar ver los
procesos cíclicos, si conducen a un desorden o
impactos negativos, o si por el contrario con-
siguen modelar una internalización de efectos
negativos y un mantenimiento del hábitat en
condiciones estables o de evolución controla-
da.
De todos modos, fue creciendo en mi curiosi-
dad la visión de evitar daños (externalidades
negativas), de no consumir innecesariamen-
te (materiales, energía o suelo), de aunarse al
paisaje y la identidad (de procesos de entropía
negativa); y tantas otras nociones valiosas de
sustentabilidad.
Pero Venecia, capaz de sustentar el sistema agua
durante milenios, no es bella sólo por eso.
Roma, llena de verde y multipolar, podría ser
deforme, pesada o fea.
Bolonia, con 36 km. de pórticos para pasear y
convivir, podría resultar esquemática o dema-
siado repetitiva.
Y Machu Picchu, con sus enormes y encajadas
piedras, podría haber resultado agobiante, ca-
vernícola.
¿Cuáles son los procesos morfogenéticos que
dan lugar a la buena medida, la justa escala, la
adecuada proporción, el color emocionante o
el ritmo espacial estimulante?
Esto es entrar en la dimensión de la estética. Y si
bien la naturaleza nos ofrece siempre la belleza
de lo natural –puro, sincero, espontáneo, vivo-
en cuanto construimos, la génesis del hábitat
no puede sólo copiar y repetir la naturaleza,
porque el hábitat es por lo contrario, un artifi cio
(artefacto) para adaptar la naturaleza a nuestras
peculiares necesidades y estímulos.
3 MALDONADO, Tomás. “El futuro de la Modernidad”, Feltrinelli, Italia,
1996
4 Fractal:
5 YOURCENAR, Marguerite. “Memorias de Adriano”, 1951, novela, tradu-
cida al español por Julio Cortázar entre otros
6 Revista Ambiente Nº 47, Año VI, septiembre 1985, Fundación CEPA,
La Plata.
7 “Ambitectura”, op. cit. Cap.
8 WRIGHT, Frank Lloyd, “La ciudad viviente”, Generalitat Valenciana,
2000.
9 YOURCENAR, Marguerite. “Como el agua que fl uye”, 1982.
10 Op. cit. Nota 1, capítulo ….
11 MENEGAT, Rualdo. “
12 Revista Ambiente Nº …., Fundación CEPA, 19.., La Plata, Argentina.
13 PESCI, Rubén. “artículo …”, Revista Ambiente Nº …..
14 PESCI, Rubén. “Del Titanic al velero”, FLACAM /Fundación CEPA,
2000, La Plata, Argentina.
15 PESCI, Rubén. “Vientos Verdes”, FLACAM /Fundación CEPA, 2006, La
Plata, Argentina.
16 PETER, Hall.
![Page 24: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/24.jpg)
24
La música o el aprendizaje
de los lenguajes
Gracias a la música entendí la modelación de
esas cuestiones tan delicadas y complejas
como darle forma y belleza a un hábitat.
Según Peter Hall (ver nota 23) Ebenezer Howard
creó la idea socioambiental de ciudad-jardín,
donde integró sus ideales anarquistas, su voca-
ción social comunitaria, su lucha contra la ciu-
dad del humo y el carbón y su visión de los me-
dios públicos de transporte para acceder a las
grandes distancias entre estas nuevas formas
de hábitat y el viejo centro de Londres, provee-
dor de la mayoría de los empleos y servicios.
Pero algunas ciudades-jardín fracasaron y otras
han sido exitosas y bellas hasta hoy. Y allí los
responsables de su calidad fueron en especial
los arquitectos que, como Umwin y Parker, en-
tendieron como debía ser, y construyeron su
ideario espacial:
• las calles debían ser pequeñas, curvadas y mu-
chas veces sin salida;
• las casas pequeñas y compactas, con jardín
adelante y atrás, sin patio de fondo, y con as-
pecto de “cottage” o cabaña romántica;
• las ventanas de paños coloridos y montados
con plomo, como las bellas ventanas de las
mansiones tradicionales inglesas;
• con estufa a leña en el estar y el dormitorio
principal;
• estas casas deberían estar rodeando plazas o
1.2 EL RETORNO DE LOS BRUJOS
jardines comunitarios, como núcleos de orga-
nización espacial que fortalecieran la vida aso-
ciada;
• las pequeñas pero completas ciudades podían
tener grandes portales de acceso, recordando
las ciudades medievales de escala humana.
Todos estos criterios, y otros dimensionales (“no
menos de 70 pies entre una casa y otra”; “no
más de 30.000 habitantes cada ciudad-jardín”)
fueron patrones proyectuales y señales de arti-
culación entre unas y otras partes (“el cinturón
verde que las rodea nunca puede ser menor de
una milla, 1600 metros), que hicieron el acierto
de esas urbanizaciones.
Como verá el lector, fueron criterios que no
pueden clasifi carse y aprenderse por categorías
separadas (arquitectura, biología, sociología,
urbanismo, paisajismo, planifi cación territorial)
sino que requieren un nuevo viejo saber: una
sensibilidad visual, auditiva, olfativa, táctil, dife-
rente e integral.
Una memoria y un sentido de la historia. Una
cultura profunda de la construcción del hábitat.
Se trata de procesos morfogenéticos de deli-
cada y exquisita factura, un lenguaje de signos
muy elaborado y preciso, que hace que una
disposición sea buena o rechazable.
Sólo la música y el lenguaje han elaborado pro-
cesos morfogenéticos tan cultos y populares a
la vez, con una estética surgida del propio men-
saje de contenido ético. Y quizás el arte culina-
rio posea también las mismas cualidades.
En la música se aprende el cuánto, cuándo y de
qué modo, siguiendo un tema prefi jado, o giran-
do alegremente –como en el ta-ta-tá- alrededor
de distintos modismos. Pruebe el lector a cantar,
sin ser un experto, y se asombrará de que pue-
de construir música. Puede reproducir un tema
conocido, y hacerle sus gorjeos personales. Pue-
de inventarse una canción o melodía, y quizás
hasta puede resultar genial, inolvidable.
¿Por qué pueden cantar afi nadamente, o tocar
instrumentos, hasta los que nunca estudiaron
música?
Aquí la afrenta a nuestro orgullo racional positi-
vista cartesiano es infi nita. ¿Es que ahora debe-
remos recurrir a otro tipo de conocimientos de
aquellos científi cos que tanta ventaja nos han
dado para inventar?
![Page 25: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/25.jpg)
25
¿Por qué mientras logramos tantos adelantos
maquinistas –inventos y pueblos de invento-
res- nuestro hábitat, nuestro contexto habita-
ble y nuestro ambiente se han complicado y
degradado cada vez más?
¿Por qué los pueblos constructores de buenos
hábitats están hoy más rezagados entre los
pueblos más desarrollados?
Esta refl exión analógica entre inventores y
constructores de contexto ya la abordé con an-
terioridad y siento que allí reside uno de los
secretos importantes. Los pueblos construc-
tores de contextos entendían el hábitat como
un lenguaje, como una música –también ellos,
grandes artistas populares- y así lo hacían. Per-
cibían la armonía vivifi cante, y la perseguían
empeñosamente.
¿Pero cuáles son estos procedimientos compo-
sitivos de la música, de los lenguajes bellamen-
te expresados? Son patrones y articulaciones
que se aprenden estéticamente. Uno de los
más personales (en el conocimiento auditivo
de cada uno) es la cadencia: cuando un acorde,
una nota valiosa, una palabra especial, la dejo
ir o la retengo una décima de segundo, un se-
gundo quizás, para hacer más intenso el trozo
musical que sigue, o la expresión que quiero
compartir.
Otro es el ritmado: cuando utilizo una nota, un
acorde, repetido rítmicamente, para obtener
cierto acento, cierta conducta fuerte, desafi an-
te. Otro es el fraseo: cuando hago bailar las ma-
nos sobre el teclado de un piano o las cuerdas
de una guitarra, para obtener un trozo alegre
y dulce, casi una danza que llama a moverse y
cantar.
Podríamos seguir al infi nito. Soy pianista, aun-
que no soy un gran músico; pero me atrevo a
insistir en este tipo de conocimiento para cons-
truir mejor nuestros lugares en el mundo, por-
que las evidencias de que hace dos siglos que
ha sido dejado casi fuera el arte de construir, el
arte de hacer contextos bellos, y sobretodo po-
pularmente bellos y continuos, nos indica que
nos hemos vuelto sordos o ciegos, como min-
usválidos en el manejo de estas dimensiones .
En la famosa obra “Pigmalión”, de George Ber-
nard Shaw , el lingüista experimenta con la jo-
ven de los bajos fondos de Londres, cuyos len-
guajes gestual, hablado y corporal son soeces,
inconexos, crispados. La educa en el manejo
de esos lenguajes y emerge una “bella dama”
(My Fair Lady). El autor y su personaje principal
-utopistas, idealistas, anarquistas de su época-
creen en la materia prima de calidad que todos
poseemos, pero apuestan por la modelación
adecuada para explorar todas sus cualidades,
con la estética como guía.
Se trata de una nueva versión del hombre Qui-
jote, pero más terrenal y saludable, a la inglesa.
![Page 26: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/26.jpg)
26
Hay cuerdos y sistemáticos educadores, y hay
jóvenes del tugurio a rescatar.
Los lenguajes –estructuras cognoscitivas ma-
ravillosas, que con pocos elementos permiten
combinaciones infi nitas y populares, que todos
pueden practicar y mejorar- se defi nen por dos
planos: el de los elementos a combinar (notas,
palabras) bien rigurosos y predefi nidos; y el de
las articulaciones que permiten la combinatoria
(preposiciones, verbos, elementos gramaticales
de conexión). Volveremos sobre el lenguaje en
la segunda parte de este libro, pero quiero de-
jar aquí sentadas las cuestiones a develar.
No decimos –a lo Tarzán- “yo hablar Usted”, aun-
que allí está el contenido básico de mi mensaje,
sino más bien “yo quiero/deseo/necesito hablar
con/de/sobre Usted”, y esa riqueza de circuns-
tancias y situaciones articulan el verdadero
mensaje, mucho más sutil y preciso a la vez.
Pero lo maravilloso es que no se precisa ser ex-
perto poeta o lingüista para manejar con cali-
dad el mensaje.
Con la música pasa igual, sólo que habla a un
nivel intelectual mucho más sensible, aún no
bien explicado. ¿Es el lado izquierdo del cere-
bro, el analógico, que vincula aquellas frases
musicales a una brisa fresca, a una sonrisa, a un
momento dulce, y nos conmueve?
Estas situaciones pueden producirse cien ve-
ces por día, y en un ser humano no experto
en música. Y entre varios seres, entre millones
también, ese trozo musical puede hermanar y
ocasionar un alivio (o incluso una rebelión de
cambio) , o tantas otras cosas por las que es
emocionante vivir.
Lenguajes, patrones descriptivos de fenóme-
nos (casa) y unidades gramaticales de articu-
lación (la casa, mi casa, tantas casas, casa mía,
casa de otros).
Así se consigue la comunicación, milagro de
entendimiento, y elemento esencial para toda
utopía social.
En el hábitat supimos hacer precisamente eso:
comunicar, comunicarnos, pertenecer, perte-
necernos; y cuanto más bellamente enhebrado
con la naturaleza es ese hábitat, la comunica-
ción resulta más plena y equivalente. Lo bello se
percibe en armonía con el mundo, y no como
una excepción material, exenta del mundo.
Esa fue la idea original de las ciudades-jardín,
de la arquitectura orgánica de F. Lloyd Wright y
de las búsquedas de región integral de Patrick
Geddes.
¿Por qué entonces avanzó el predominio de los
asuntos inventados y se ha postergado dema-
siado el valor de los contextos?
Hay razones racionales…. Tan repetidas y con-
sabidas que resultan verdades de Perogrullo: el
invento se patenta, tiene alto “valor de cambio”,
se industrializa, se consume; es una pieza clave
del capitalismo productivista y consumista. El
contexto es un proceso temporal más abarca-
tivo, social, colectivo, no se consume: tiene alto
“valor de uso”.
Pero como en la heroína de Pigmalión, habi-
tar un buen ambiente es saludable, necesario
y útil, y nos tendrá que gustar reencauzarlo –a
riesgo de la propia supervivencia.
Qué bueno y qué potente que el hábitat y su
imprescindible armonización con la naturaleza
requieran no sólo de ética –el deber ser- sino
de estética –el ser armonioso, integrado, unita-
rio y diversifi cado, deseable, amable y estimu-
lante. ¡Qué bueno que algo nos gratifi que los
sentidos menos funcionales para que nos iden-
tifi quemos y lo defendamos porque nos refl eja,
nos habla, se parece a nuestros deseos! ¡Qué
bueno que la belleza del hábitat –como de una
voz, una idea o una canción- sea un valor de
civilización!
Decía Lewis Munford que “la ciudad, junto con
el lenguaje, son las dos creaciones mayores de
la civilización”. Pero la ciudad, el hábitat domi-
nante, se ha tornado oprimente, destructivo,
feo para la mayoría. Y el campo viene siendo
carcomido (productivo y ecológicamente) por
el avance entrópico de la ciudad.
Ambitectura
Mi curiosidad ya ha sido brevemente historia-
da en las páginas precedentes, sufi cientes para
![Page 27: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/27.jpg)
27
saber que se fundamenta en cuarenta años de
búsqueda, de exploración.
Precisamos reconstruir un lenguaje de cons-
trucción de contextos armoniosos y susten-
tables. El mundo es demasiado único, fi nito y
frágil para destruir el territorio con impactos
ecológicos y sociales y con un hábitat avasalla-
dor de espacios, naturaleza y culturas, con un
hábitat inconexo y sin valores estéticos, llenan-
do vacíos en lugar de enlazar lo ya hecho y rear-
mar una trama digna.
No hay contexto armonioso ni principios de
sustentabilidad con principios fundados en la
construcción de objetos –edifi cios, carreteras,
fraccionamientos- pues es más fácil fragmen-
tar, comprar, vender.
Un lenguaje del verde ha sido una salida ilusa,
como en los barrios jardín anglosajones y nor-
teamericanos, que dan cierta estética general
de belleza natural, aún en sus sectores más po-
bres. Pues ese lenguaje genera exigencias de
altos costos de infraestructura, mayor consumo
de energía en transporte y acondicionamiento
climático, y sobre todo, altísimo consumo de
tierra rural productiva o para la conservación,
que no pueden aceptarse en una visión holísti-
ca ambiental.
Ya sabemos que la tarea separada de distintos
aportes disciplinarios no nos dará la solución.
Si el ingeniero resuelve las infraestructuras, más
carreteras pueden signifi car más obra, es su
cometido y nadie le exige más. Si el arquitecto
resuelve sus edifi cios, y nadie le exige más, ten-
derá a aislarlos como esculturas. Si los biólogos
defi enden la naturaleza y rechazan el hábitat
construido, ¿quien pensará entonces en la eco-
logía de las ciudades?...
La historia del proyecto moderno de ciudad es
la historia de muchos pensando transversal-
mente, el sociólogo Lewis Munford, el editor
Ebenezer Howard, los arquitectos Frank Lloyd
Wright o Raymond Unwin, el médico Sarrazin
(en la imaginación de Julio Verne y la ciudad
higienista), el geólogo Patrick Geddes y el bió-
logo Emilio Coni .
Ellos quisieron fundar comunidades utópicas
–como venía sucediendo sistemáticamente
desde Tomasso di Campanella y Thomas Moro-
queriendo describir ese hábitat integral. Y fun-
daron interdisciplinas inteligentes: planifi cación
regional, corología, vuelta a las artes y ofi cios,
eucotopía y tantas otras.
Nosotros estamos empeñados desde 1974 en
la proyectación ambiental, que trata de ser la
transdisciplina de construcción del ambiente
natural y cultural, y consecuentemente, del há-
bitat.
Pero hace unos diez años supimos que no hay
verdadera integralidad/transversalidad del co-
nocimiento, si falta la dimensión estética y la
elaboración del lenguaje sustentable de cons-
trucción del hábitat. La estética nos ayuda a
aproximarnos mejor a la ética del habitar.
Y por eso acuñamos “ambitectura”. Primero qui-
simos decir, la arquitectura del ambiente: darle
construcción humana intencionada al ambien-
te natural. Pero luego supimos que era mucho
más. Es rescatar la “tectura”, la obra modelada,
como ese construir para habitar que se vuelva
favorable al ser, pero hacerla para el ambiente,
inspirada en el ambiente, y como modelado
mayor del ambiente.
El lenguaje ambitectónico para construir un há-
bitat sustentable es el objeto de este libro, que
en su Parte II describirá, como en un tratado, los
elementos necesarios para ese lenguaje y su
modelación práctica; y en su Parte III tratará de
identifi car qué contribuciones puede ofrecer la
ambitectura para el futuro de nuestro hábitat,
edifi cio, barrio, ciudad, territorio o región.
Pero antes del aprendizaje, me resulta necesa-
rio confi arle al lector como trabajé la cuestión
en estos diez años recientes. De alguna manera
resumirle mi propio aprendizaje.
17 Se refi ere al libro del mismo nombre, que en los `60….
19 “Del Titanic al velero”, Rubén Pesci, FLACAM /Fundación CEPA, 2000,
La Plata, Argentina.
22 Verdi
23 Ruben Alves: El saber del Sabor
![Page 28: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/28.jpg)
28
Italia, el comienzo
Desde 1968, en que mi intuición me llevó a
estudiar postgrados en Italia, queda claro que
buscaba una explicación histórica, evolutiva,
de civilización y no de época sólo actual y mo-
dernismos aún dudosos. Además, elegí a Bruno
Zevi como mi maestro italiano inicial, historia-
dor, crítico, pedagogo y discípulo de Wright. Un
idealista muy socialista (con carácter de liberta-
rio anarquista) que me abrió la mente hacia los
lenguajes, la semiología y la mirada transversal.
Ahora que lo pienso, no elegí practicar en un
gran estudio famoso en la época. Preferí pen-
sar, refl exionar, revelar, develar. De allí salió un
primer libro- no publicado- titulado: “Patrones
para un entorno orgánico” de 1965. Alexander,
ambiente, lenguaje. Ya estaban las claves.
Pero en 1973 quise pegar un salto autoprovo-
cador en esa búsqueda inicial-el despertar de
la curiosidad- volviendo a Italia desde una ver-
tiente más sistémica y transversal aún: asumí la
Proyectación Ambiental, que Sergio Los, Tomás
Maldonado, Umberto Eco y Giancarlo De Carlo
me inyectaron.
En ese período me dejé asombrar por el am-
biente que los italianos habían ido modelando
lentamente desde el fi n del Imperio Romano
hasta el siglo XVIII. Las enseñanzas recibidas de
los maestros eran confrontadas con el ambien-
te real – paseé y conversé muchísimo, no acep-
tando la información cartesianamente deco-
1.3 MIS PROPIOS PASOS
difi cada por muchos libros y muchas cátedras
universitarias.
Desde 1975 a 2005 pensé, proyecté, creamos
instituciones para albergar y expandir esa bús-
queda. Pero en realidad, lo que hice fue tratar
de hacer lo que había aprendido. (21)
La Vuelta Conciente a Italia
A inicios del 2005 ya sabia que necesitaba un
re-aprendizaje en Italia.
Debía ser Italia para hacer mejor las mismas
preguntas de30 años antes y hacerlas en una
lengua y una consubstanciación con ese hábi-
tat, que actuaran de mayores niveles de certeza
en la interpretación. Italia no es tan diferente a
los niveles de aprendizaje de las campiñas fran-
cesas o alemanas, de la calidad del paisaje rural
ingles, de algunas brillantes ciudades españolas
y otras experiencias seguramente aleccionado-
ras. Pero yo sabía interpretar y traducir mejor
esos aprendizajes, que por otra parte estaban
en mis genes hereditarios.
Encaré entonces un breve pero peculiar viaje.
Veinte días en auto y a pie, dos regiones ex-
ploradas con detalle y un libro escrito durante
los momentos de descanso en el viaje. Surgió
así “AMBITECTURA” (22), porque pude registrar
como un tratadista, lo modos en que se cons-
truyeron las distintas escalas de habitar - desde
la región hasta cada edifi cio- con un lenguaje
de articulación local de patrones de sustenta-
bilidad. La escala, la organización, la posición,
los ingredientes, los rasgos amplios del paisaje
y el signo minúsculo de un banco de piedra en
una plazoleta.
La ambitectura se lee fácil en Italia, aunque ex-
plicarla es una tarea apenas comenzada.
El reconocimiento en latinoamerica
Aprendidos los modos de componer, de hablar,
de construir contextos, fui provocado a verifi -
carlos en mi propio continente
24
![Page 29: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/29.jpg)
29
Segunda parteSegunda parte
EL APRENDIZAJE
![Page 30: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/30.jpg)
30
¿Cómo “hablar” Ambitectura?
Ante todo, debemos revisar los planos y niveles
del lenguaje.
Fue Umberto Eco quien me permitió entender
mejor esta crucial cuestión. Mi relación con la
música me ofreció una verifi cación profunda.
La arquitectura moderna se debatió décadas
en dar mayor énfasis a la función o la forma,
la preeminencia de una u otra según el autor
de que se tratase, y en la famosa expresión del
racionalismo ilustrado: “la forma sigue a la fun-
ción”. Aunque buena parte de sus mismos pro-
pugnadores en realidad hacían todo lo posible
–en la práctica no confesada- para que la fun-
ción siguiera a la forma.
Pero la discusión no sirvió, pues esos términos cru-
dos, en sí mismos, no explican ningún lenguaje.
Tomemos algunos ejemplos célebres.
Si queremos una casa sobre una cascada, no
resulta como “abracadabra” la “Casa de la Casca-
da”, diseñada por Frank Lloyd Wright.
Si queremos una ciudad-jardín como la idealizó
Ebenezer Howard, no sale Lechtword, como la
diseñaron Unwin y Parker.
La inversa es válida: sueño un escalonamiento
de habitaciones y después busco una cascada
donde colocarlo; o pienso en “cottages” entre
jardines y resulta Lechtword…
En música, pienso en la Sinfonía Heroica y los
2.1 APRENDIENDO LOS NIVELES DEL LENGUAJE
cañones de las guerras napoleónicas y sale la
bellísima música de Beethoven.
O contemplo los ataques alemanes sobre Guer-
nica y emerge por pura inspiración el cuadro
increíble de Picasso.
Tampoco es imaginable que Picasso soñó la
destrucción y la ubicó en Guernica; ni que Bee-
thoven tenía una melodía y esperó las guerras
napoleónicas para escribirla… esto suena a
fantasía hollywoodense…
Hay mucho de verdad y mucho de mentira en
cualquiera de esos modos de pensar. Y sobreto-
do, hay mucho de simplifi cación.
Umberto Eco escribió “Las formas del conte-
nido”, uno de sus libros más importantes de
semiología, profundizando en especial esta gi-
gantesca cuestión.
Plantea que en realidad el lenguaje posee ar-
ticulados cuatro niveles, reconsiderando una
formulación de Hjemslev :
donde tanto el plano del contenido (C) como
el de la expresión (E) –función y forma en la
simplifi cada visión racionalista- se subdividen a
su vez en nivel de la substancia (S) y nivel de la
forma (F).
Existe siempre, para Eco-Hjelmslev, un nivel
donde se busca defi nir la substancia, lo esen-
cial que se quiere comunicar. Es el inicio (y el
fi nal) del discurso, partitura o trozo de hábitat,
y muchas veces es manifestado por quien pro-
cura la comunicación: cliente de urbanismo o
arquitectura; cliente de un pintor o una obra
musical; o el mismo autor, que también quiere
dar ese mensaje.
En el Guernica, quizás denunciar los horrores
de la guerra. En la ciudad-jardín, dar un mani-
fi esto de liberación de la opresión y margina-
ción de los pobres en la difícil ciudad indus-
trial del siglo XIX.
Pero quizás la Casa de la Cascada puede ser el
ejemplo más pedagógico. Kauff man, el propie-
tario, quería ese lugar, quería vivir en ese bosque,
con el sonido permanente de la pequeña casca-
da y Wright hizo suya esa “substancia del Con-
tenido”.
Es el momento anterior a la idea “habitable”, es la
idea de vida, de colocación en el mundo, es el ser
que busca habitar.
Substancia del Contenido
![Page 31: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/31.jpg)
31
Formas del Contenido
Pero el contenido sólo se defi ne en su forma,
la o las formas que puede adoptar: un lugar
para habitar grande o pequeño, formal o infor-
mal, permanente o esporádico… Y aquí quizás
quien modela el hábitat empieza a intervenir,
puede aconsejar, hacer ver… pero aún debe
ser el que habitará quien marque los límites
funcionales y culturales del traje a medida que
se hace.
Kauff man habrá discutido con Wright –y cam-
biado experiencias- sobre donde instalar el per-
sonal de servicio, dónde los huéspedes, dónde
entrar, qué primero y qué después, de qué lado
del arroyo según que resultados a obtener…
Una anécdota cuenta que el mucamo de Kau-
ff man habitaba en la misma casa e iba vestido
normal (y ello en 1937!!!), para sorpresa del visi-
tante que veía en eso una señal libertaria exce-
siva. Por lo contrario, el auto pasa por la casa y
deja a sus ocupantes, pero el conductor sigue
y estaciona lejos, arriba, junto al pabellón de
huéspedes, de modo de no banalizar el sitio de
la casa con automóviles.
Las formas del contenido –al lado de la cascada,
encima, algo apartada- se ocupan de volver car-
nal, físico el mensaje. Kauff man/Wright –proyecto
y participación - pensaron dar pabellones, la casa
encima, adentro de la Cascada, y los huéspedes
lejos. Todo no muy grande y nada monumental.
Formas del contenido y la participación social
Estas cuestiones permiten reenfocar el tema de la partici-
pación social en la proyectación del hábitat.
Desde 1970 hacemos participación social en nuestros
proyectos, lección aprendida de De Carlo, pero también
de otro gran maestro, Danilo Dolci . Es esencial recono-
cer los deseos de los destinatarios de nuestros proyec-
tos, hacerlos emerger cuando no están visibles, ayudar a
fortalecer una substancia del contenido genuina, y evitar
pre-supuestos o pre-juicios.
Pero de la ética a la estética hay mucho para dialogar y
construir con ellos. Kauff man podía llegar junto a Wright
a una forma preferencial del contenido, y por eso abrir
el contenido a substancia y forma permite enriquecer el
proceso y ayudar a valorizar la opinión participativa.
Distraigo un momento al lector haciendo el mismo ejer-
cicio para ese gran esfuerzo de urbanismo participativo
que fue el “advocacy Planning”, de los Estados Unidos, en
los ´70 y ´80 .
La participación fue muy amplia, en talleres y asambleas,
que ayudaron a pensar qué tipo de comunidad se que-
ría lograr. Pero al tomar decisiones estéticas, al darle una
forma al contenido, decidieron unos bloques colectivos
que en esencia no fueron muy diferentes a las soluciones
fracasadas. Como aquellas que llevaron a la demolición
del famoso conjunto Pruit-Igoe, en St. Louis, que Jane Ja-
cobs tomó de testimonio para su premonitorio libro “La
muerte de la arquitectura moderna” .
Un caso muy diferente fue sin embargo, “Byker Wall”, de
Ralph Erskine. Dice de este caso Peter Hall :
“……………………………………….. BUSCAR FRASE
En realidad la solución fue más compleja e interactiva.
Erskine pensó la macroforma (del contenido) de la gran
![Page 32: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/32.jpg)
32
Substancia de la Expresión
En la substancia de la expresión está la estructu-
ra del relato, su secuela de acontecimientos, su
tono. Puede hacerse la analogía de componer
aquella música en “la mayor”, aprontarse con
grandes acordes, y continuar más y más leve.
La expresión es una dimensión estética, y su
substancia es elegir el tono, el ritmo y la melo-
día que sean capaces de expresar aquella for-
ma del contenido.
En el Guernica de Picasso, es el gran tamaño de
la pintura, para un relato lleno de episodios; es
el gris general, la tonalidad de la tristeza, de la
muerte.
No es verdad que el papel en blanco para el di-
señador, o el piano silencioso para el músico,
la tela recién puesta para el pintor, sean el co-
mienzo de la creatividad. Antes hubo anotacio-
nes, esquicios, tarareos, en busca de los trazos
profundos del mensaje.
Volvamos a la Casa de la Cascada.
Tenemos a Kauff man y Wright mirando la cas-
cada y haciendo ademanes de manos, diciendo
aquí o allá… ¿Ya sabemos cómo será resuelta la
casa?, ¿y el sitio?
Aquí se entra en el plano de la expresión, pero no
de lleno. Eso de que el proyectista ya sabe que lo
hará así o asá no es fácil, ni común, ni bueno.
Wright pensó en una gran columna de piedra
emergiendo de la cascada (apoyarse en poca
superfi cie –levantarse en alto y con resistencia),
y de allí imaginó que pendía bandejas con gran-
des voladizos sobre el paisaje, aquí y allá, bus-
cando acentuar visuales, ritmos, caracteres. He
ahí la substancia de la expresión, la expresión
esencial, la modelación primordial.
Esta dimensión del lenguaje es necesariamente
menos participativa; es necesario “cultivarla”,
pero como en la música, defi nido el tono, la letra
básica, el ritmo, luego otros pueden seguirla, ha-
cerla suya. Quizás Kauff man quiso agregar una
terraza o achicar un espacio. Ya la ley generatriz
estaba defi nida.
pared que defi ende al barrio del feo entorno de autopis-
tas urbanas, ruidos y la mala orientación. O en todo caso,
el cliente y los futuros usuarios querían separarse de ese
lado del terreno (substancia del contenido), pero nunca
hubieran pensado en un edifi cio pared y ondulante de
2000 mts. de longitud! Es muy difícil para un no experto
ir más allá del conocimiento analógico, comparado con
hechos existentes. El pensamiento creativo inventivo re-
quiere otro aprendizaje.
Pero en cambio los vecinos querían un barrio de dife-
rentes colores, diversifi cado, como un trozo de ciudad-
jardín. De esto sí tenían referencias.
Erskine los comprendió, y coincidió con esa “substancia”.
Ese tipo de agrupamiento puede recibir variadas formas,
y allí Erskine usó su maestría de arquitectura divertida,
humana, casi juguetona. Y delante de “The Wall”, protegi-
do por ella, Erskine diseñó un pequeño barrio jardín.
Para esta etapa, más ligada a la realización en obra, Ers-
kine instaló su atelier proyectual en el sitio, y a diario allí
vecinos y técnicos dialogaban sus soluciones. En realidad
adoptaron un lenguaje de la diversidad; y los contrapun-
tos (un balcón aquí, una ventana más grande por allí, un
balcón saliente y vidriado aquí, y más allá una terraza
amplia y descubierta) podían ser objeto de una partici-
pación más plena de cada usuario.
Es el tono, la clave musical. Es la substancia decidida para
expresar una forma del contenido abierta…. Creo que
éste es el nivel genuino de la participación, porque plan-
teado el lenguaje, todos pueden balbucear!!!
Es para mí muy alentador comprobar de qué manera la
visión de lenguaje se aplica a grandes hábitats, participa-
tivos, y de interés social. Es que más que nunca en casos
multitudinarios y populares es cuando el acuerdo sobre
las consignas, el lenguaje ambiental que se quiere adop-
tar, se torna garantía de calidad y sustentabilidad.
![Page 33: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/33.jpg)
33
La forma de la expresión, como la substancia
del contenido, es uno de los extremos, indis-
pensable pero peligroso.
Sin substancia, todo el mensaje puede ser una
construcción sin ideas, sin convicciones (se pre-
cisa el qué y porqué para el compromiso pro-
fundo, social, cultural o incluso intelectual con
nuestro propio ser).
Pero la forma expresiva que va cobrando esa
subtancia es el gesto más íntimo e intransferible.
Wright podía dialogar con Kauff man el detalle,
pero Kauff man sabía que debía dejar ejecutar al
artista. La gran chimenea con maderas y cobres,
el esquinero de vidrio, la escalerilla que salien-
do del estar baja al agua, el tamaño y la escala
exacta, el color de la piedra local, la medida del
alero, los quiebres y requiebres de la planta, que
alivianan las masas…, son fraseos expresivos ex-
clusivos del creador de espacios.
Es la resolución concreta, es el ejecutante egoís-
ta. Allí expresa su intransferible modo de frasear
y dar color al mensaje.
Forma de la Expresión
Lenguaje y sistema
La música, como la lengua, pero de modo qui-
zás más exitoso, ha desarrollado un sistema
que permite, provoca, induce, a dar el pleno
valor a los cuatro niveles del lenguaje.
La Substancia del Contenido (SC) está en
la cultura, en los ritmos de la civilización, en el
deseo y el subconsciente de muchos. Nadie “in-
ventó” el jazz; es un proceso social con un tam-
bor africano, una trompeta inglesa, y un piano
alemán, que precisó 50 años para defi nirse.
La Forma del Contenido (FC) del jazz fueron
muchas formas casi desde el inicio: blues, bala-
das, swing, spirituals, fox-trot y muchas otras.
La Substancia de la Expresión (SE), por
ejemplo, un fox-trot bailable, picante, fácilmen-
te memorizable.
La Forma de la Expresión (FE), quizás “Tea for
two”, con una concreta materialización de tres
notas literales: “Tea….. for two….. and two por
tea…”, que nadie puede olvidar.
La construcción de la lengua tiene las mismas
características, lo que se demuestra en la con-
junción de letra y música en millones de can-
ciones, así como tantas canciones que musica-
lizan un poema.
Esos sistemas lingüísticos han sido exitosos y
continúan siéndolos hoy. En la construcción del
hábitat el sistema se derrumbó. Los impulsos a
construirlo se especializan, por la concentración
de capital en los desarrolladores –que lotean, o
hacen barrios- y de la administración y regula-
ción en la burocracia, que percibe de lejos el
fenómeno y sólo atina a reprimir los excesos, en
lugar de impulsar las ideas integradoras.
Hoy, en el hábitat se practica mayoritariamente
un proceso de producción anti-lenguaje.
En cuanto a productores, se especializan y se
subdividen, produciendo nada de concerta-
ción y mucho de rumor caótico. En cuanto a
consumidores, cada cual se refugia en su gusto
particular, como rechazo quizás a la falta de un
lenguaje de identidad. O quizás también, de-
bido a esa falta de identidad, a esa pérdida de
lenguaje general.
La lucha de los arquitectos y desarrolladores, en
la Nueva York de 1920/30 y los rascacielos, ha
sido muy bien retratada en la célebre novela “El
Manantial”, de Ayn Rand , donde el posible len-
guaje de tecnologías audaces, nueva moderni-
dad, interés social, se aparta, se tapa, se denigra,
y la alianza arquitectos/empresarios producen
pastiches neo-dóricos, neo-góticos, siempre
falsos, como los designios que solían motivar
estas grandes inversiones.
![Page 34: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/34.jpg)
34
Lenguaje e identidad regional
Es casi obvio que la gran escala, el territorio, la re-
gión, requieren más calidad e integralidad (como
sistemas complejos), y es aquí donde Patrick
Geddes y Frank Lloyd Wright nos producen aún
hoy provocaciones y experiencias aleccionadoras.
Problemas a pensar en una región rural, frente al
empuje de sobreexplotación y modifi cación pro-
ductivas sin conciencia de sustentabilidad. Roto,
quebrado el proceso de producción integrado
del territorio, en especial en su unidad regional
–de clima, de cultura, de historia, de paisaje, de
gustos y estilos- no quedan diques de conten-
ción a la explotación productivista-consumista.
Si en un paisaje como el de las pampas gauchas,
donde el bioma pampeano provocó una cultu-
ra integral, se abandona la actividad pecuaria,
ganadera, por otra más rentable, sin otros pará-
metros de regulación que el triste mercado, no
quedarán gauchos ni pastizales pampeanos.
Es el caso donde se cambió la SC de pastoril
a forestal y producción de celulosa y la FC se
ve arrastrada por ella: pastizales y ganado son
substituidos por plantaciones de eucaliptos y
fábricas de pasta de papel. Si no hay pastizales
y ganado, no habrá gauchos, troperos, labra-
dores, quesos y carnes. La SE podrá cambiar de
canciones rurales, de poemas sobre labranzas
y artesanos del cuero, de cultura del coopera-
tivismo rural, a epidemias como el abandono
rural, el agotamiento de los suelos, el cambio
del paisaje, la pérdida de la memoria…
El caso gauchesco pampeano es realmente so-
brecogedor en el contraste cada día creciente
entre su gran identidad regional, los precisos
lenguajes en que se sustenta, y los cambios
que la están presionando:
llanura/ montes/ techos de suave
pendientevs.
bosques industriales
tierra/ ladrillos/ encalados/
blancos/ maderavs.
construcciones urbanas
ganado/ caballo/ arreos/ destrezas
ecuestresvs.
expulsión de pobladores rurales
![Page 35: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/35.jpg)
35
cueros/ artesanías del cuero/
enjaezamiento del caballo/ galas del
jinetevs.
operarios industriales
ganado/ carne/ asados/ comida
criolla vs. pérdida de la culinaria criolla
troperos/ andariegos/
charcos y arroyos/ mate
vs.naturaleza alterada
troperos/ guitarra/ canciones de
la soledad y el horizonte infi nito
vs.pérdida de horizonte
Estas y otras expresiones de impacto sobre el
claro lenguaje gauchesco pampeano, deben
alertarnos para conservarlo como una biosfera
integral, a riesgo de perder una manifestación
excepcional de cultura y producción, que ade-
más ya ha dado muestras de industrialización y
modernización tecnológica, sin deterioro algu-
no. No hay excusas de rentabilidad, entonces!...
Estamos bregando sin parar desde 1995 para
apoyar el patrimonio identitario de esta región,
en lo que denominamos “Programa Camino
del Gaucho” . Y en ese devenir, hemos sido con-
cientes de actuar sobre los cuatro niveles de
ese lenguaje.
La SC, fortaleciendo la misma idea de gaucho –
pampa – alimentos.
Las FC, en sus distintas vertientes productivas,
paisajística, cultural, social.
La SE, en ese lenguaje, en ese ser gaucho, que
se defi ne en una tonalidad dura, corajuda, en
formas de vida lentas, en añoranzas del hori-
zonte nunca alcanzable.
Las FE, arquitecturas, artesanías, herramientas,
alambrados y molinos, poblados de grandes
tradiciones, músicas y danzas hermosas.
¿Por qué nombramos antes a Geddes y
Wright?
![Page 36: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/36.jpg)
36
Survey
La preocupación por construir un hábitat como
un hermoso lenguaje social nos remitió a la es-
cala regional como unidad ambiental esencial.
Una cuenca hidrográfi ca, un largo valle entre
altas montañas, una costa; los Highlands, en Es-
cocia, Extremadura, en España, cada ría gallega
y todas como supraunidad.
Hoy casi preferimos hablar de “Biosfera”, la esfe-
ra de vida, en una visión menos territorial y más
ecológica, pero el sistema en cuestión sigue
siendo semejante.
En especial, la SC es un nivel de macro-escala.
Una substancia demasiado específi ca, localista,
suele resultar hasta ridícula. La reacción de do-
lor social que retrata el Guernica no se refi ere
a una persona o una familia; es un pueblo en-
tero el agredido, una cultura. Todo el mensaje
construido por Picasso resulta regionalmente
emblemático, y universalmente entendido.
Quien primero empezó a destacar la región
como gran unidad de proyectación del hábitat
fue el escocés Patrick Geddes. Más que un pro-
yectista fue un observador agudo, que comen-
zó a entender la dimensión social y geográfi ca y
las prepotencias productivistas del capitalismo
industrial. Observó en las regiones una unidad
necesaria de propósitos, que es el preludio de
una cultura y un lenguaje, y de resultados a al-
canzar, que es el acorde fi nal a toda orquesta.
En consecuencia, planteaba la investigación, la
observación (survey) como el paso anterior a
todo plan.
Hoy sabemos que si esa observación es sólo un
camino para la investigación alejada de la ex-
periencia ambiental real, puede alejarse de la
interpretación cultural integrada, “holística”. Por
eso preferimos promover “el paseo y la conser-
vación”, formas de conocer de carácter más an-
tropológico-cultural, más perceptivo (artístico).
La ciudad viviente
Quien más ampliamente pretendió modelar un
hábitat integral, de escala territorial, fue Frank
Lloyd Wright y su propuesta de “Broadacre
City”.
Las observaciones de Wright fueron claramente
de síntesis de la SC del norteamericano medio,
jeff ersoniano, individualista, libertario.
El territorio podía ocuparse de manera exten-
dida, de manera que cada familia dispusiera de
al menos un acre de tierra (0.5 ha) y llevar una
vida de semigranjeros, más natural, pues de to-
dos modos el automóvil y las autopistas (que
adopta como verdadero pionero de la idea)
permiten acceder a grandes distancias.
En Broadacre City la forma urbana tradicional
no existe, y sí se propone en cambio un conti-
nuo rur-urbano, que en realidad es el que an-
sían los norteamericanos…
![Page 37: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/37.jpg)
37
![Page 38: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/38.jpg)
38
Wright dibuja y escribe “la ciudad viviente”,
como la denominó, y descubre, revela, devela,
las FC del hábitat norteamericano. Y para ello
se manifi esta en la escala intermedia, el área, la
zona, las cercanías. Una forma de vida requie-
re de un entorno, con diversidad de usos, con
vecinos, conciudadanos, de alguna manera la
escala de una pequeña ciudad.
La paradoja es que Broadacre City quiere ser
una “comunidad sin proximidad” , sin veredas
para caminar y encontrarse. La no ciudad histó-
rica, el rechazo a la ciudad compacta y densa.
La herencia de Wright y los equívocos del lenguaje
Pero la lección alucinante es que la “ciudad sin
la ciudad”, la ciudad sin urbanismo que preco-
nizó Wright, ha sido la forma triunfante de ocu-
par el territorio durante la segunda mitad del
siglo XX y lo que va del XXI.
Todo U.S.A y buena parte del resto del mundo
ha crecido en la forma expansiva y dispersiva
denominada “sprawl” y el abuso de esta moda-
lidad fue la consecuencia de la preferencia que
los desarrolladores públicos y privados encon-
traron por ella. Simples loteos invadieron los
suburbios y urbanizaciones de bajísima densi-
dad; y ausencia casi total de equipamientos y
servicios fueron reemplazando la vieja forma
de hacer la ciudad.
Claro que Wright propuso algo mucho más in-
teligente. Las casas eran pequeñas granjas au-
tosustentables, se intercalaban con altas torres
de uso mixto, y se preveían más grandes con-
centraciones de servicios y equipamientos en
cada cruce de autopistas. Como puede enten-
derse es el modelo “sprawl”, pero con el ideal de
la vida campestre y la producción rural, igual;
pero muy diferente.
La utopia de Broadacre City no se cumplió, pero
todos ansían vivir sin ciudad y con el automóvil
como el amigo que todo lo acerca.
La lección es mas clara. La falla brutal estuvo
en no manejar en profundidad los niveles del
lenguaje. Wright entendió la SC, sus deseos
jeff erssorianos e individualistas de sus conciu-
dadanos, pero les dio una FC mas utópica, (Wi-
thmaniana), granjera, trabajadora, productiva.
Casi como las ciudades cooperativistas del siglo
XIX. Y asimismo, la SE se hizo más clase media,
de materiales locales y espacios de producción.
Esto no fue utilizado por los loteadores de su-
burbios y el resultado ha sido la fragmentación
infi nita e improductiva del territorio.
Esta propuesta de distinguir y modelar los nive-
les del lenguaje lleva a una comprensión pro-
funda de las necesidades y aspiraciones que el
ser y su hábitat logra develar. Se puede cons-
truir el lugar pertinente, porque se exploró más
profundamente el sentido de habitar.
31 S. Los. Sistema dell architteto
![Page 39: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/39.jpg)
39
Los niveles del lenguaje permiten un aprendi-
zaje más profundo, lo que conlleva a modelar
un hábitat más pertinente.
Pero existe otra dimensión igualmente impor-
tante para aprender: los mensajes se organizan
según signos, señales culturales, que contienen
siglos y hasta milenios de diseño a través de la
propia experiencia, y esas constantes se deno-
minan patrones.
En las esclarecidas investigaciones de Roger
Barker , se identifi ca como “behavior setting”
–unidad de comportamiento situado- cada ac-
ción legitimada por sucesivas operaciones del
comportamiento.
Si uso siempre el mismo sendero para llegar a
la playa, es seguro que probé otros senderos y
concluí que este es el mejor. El patrón sendero
se constituye por la medida, la posición, el de-
clive y la sombra que éste ofrece. Al formalizar
un sendero hacia la playa podré recurrir a ese
patrón exitoso y estar más cerca de una buena
resolución.
Ha sido Christopher Alexander quien dio el va-
lor adecuado a esta noción de patrón y nos en-
señó que reutilizar un patrón ventajoso facilita
el acierto en la solución (construcción) de ese
sector de hábitat en cuestión. Pero también si
se trata de patrones de impacto negativo, se
impone su reformulación.
Alexander describe un caso ejemplar. Las casas
2.2 APRENDIENDO PATRONES Y ARTICULACIONES
típicas de clase media en USA se disponen a lo
ancho del lote y sus patrones organizativos son
garaje- cocina- living- dormitorio:
Con ese patrón, en la mañana se genera con-
fl icto, porque el garaje resulta contiguo al de la
casa vecina y el encendido de motores pertur-
ba el sueño de los vecinos.
Alexander propone invertir la disposición cada
dos casas, poniendo así los dos garajes conti-
guos
El patrón adecuado debe contener estrategias
adaptativas para evitar confl ictos en la comple-
jidad del hábitat. Y ello se corresponde con las
exigencias de los planos o niveles del lenguaje.
En el caso del ejemplo traído por Alexander,
veamos como funciona:
SC: casa alargada en el ancho lote, defi niendo
un frente público y un fondo privado.
FC: si miro el contexto vecino, conviene plantear
el patrón invirtiendo la colocación respecto de
las del vecino, para evitar impactos de ruido.
SE: pensándolos como pares (contexto) las ca-
sas propenden a formar conjuntos más armo-
niosos.
FE: se defi ne así un patrón formal de casa apa-
readas, gemelas ó en serie, con consecuencias
espaciales y expresivas más complejas.
En un conjunto de diez casas de veraneo que
estudié en Punta del Este, el patrón utilizado en
el diseño inicial fue compartir jardines entre las
casas, propiciando de ese modo una vida más
asociativa. Quizás un ideal comunitario, que
posibilitó durante varias décadas una convi-
vencia intensa, en especial entre los niños del
pequeño barrio.
Pero poco a poco los condominios fueron in-
troduciendo pequeñas modifi caciones, mure-
tes, cercos vivos, luces, mamparas, privatizando
parcialmente los jardines y agrandando así las
zonas de uso individual de cada casa.
¿Qué sucedió? Que el patrón comunitario ce-
dió un poco frente al patrón familiar privado y
el barrio vivió un ajuste paulatino hacia el pa-
trón lotes compartiendo jardines comunes.
![Page 40: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/40.jpg)
40
La SC cambió poco, pero fue en la FC que el
cambio se volvió notable. Los patrones son esa
formulación inicial, esquemática, conceptual,
pero que defi ne con precisión la forma de vida
deseada en ese hábitat. Se pasa así de un deseo
fenomenológico genérico (vivir en comunidad)
a una forma estructuradora específi ca (con lími-
tes sutiles pero que garanticen mi privacidad).
El patrón es una herramienta esencial para la
morfogénesis profunda y sustentable del am-
biente. El conocimiento de los patrones (uni-
dades de comportamiento situado) permite
modelar o componer la utilización del territorio
con acierto mayor. Si conozco los fenómenos
de ocupación territorial social o históricamen-
te legitimados, ¡puedo dar una respuesta más
pertinente!
Surge entonces una duda mayor: ¿la construc-
ción del hábitat debe siempre ser pertinente
con el pasado? Porque el patrón refl eja muchas
repeticiones de comportamientos ya preexis-
tentes.
Si se trata de patrones completamente vigen-
tes e intemporales –al decir de Alexander - no
tendríamos razón para innovar. Pero sí la ten-
dríamos, si ha evolucionado el tipo de compor-
tamiento o la situación especial que los cobija.
En el caso del conjunto de diez cabañas, el au-
mento de la privacidad vino de las manos de
la mayor edad de los integrantes familiares: de
niños a jóvenes adultos; de jóvenes adultos a
ancianos.
Entonces el patrón debe considerarse evolutivo,
adaptable, y ello lo vuelve una unidad mínima
de proyectación fascinante. No es un “tipo” de
hábitat a repetir (volveremos sobre este grave
tema en la tercera parte de este libro) sino una
forma de habitar (FC) en permanente ajuste y
revisión.
Y es precisamente entonces que es necesario
introducir la cuestión de las articulaciones. Los
patrones son la forma adecuada de los com-
portamientos situados, pero también encarnan
la posibilidad de la evolución. Son fenómenos
reconocibles y mensurables, pero deben ofre-
cer la posibilidad de articularse entre sí y con
otros fenómenos vinculados y con ello afrontar
el sistema en cuestión, el conjunto de varios
patrones que forma una estructura compleja.
En los sistemas simples, las articulaciones pue-
den incluso ser contactos de fi guras simples,
pero en un sistema complejo, son necesarias
articulaciones para responder a demandas
pluriaxiales, secuenciales y en defi nitiva, corres-
pondientes a conjuntos multipropósito.
2.3 DISEÑANDO EN ACCIÓN.HACIA UN TRATADO DEL AMBITECTO
En los capítulos anteriores se buscó visitar la
Ambitectura, descubrirla fresca y joven en una
historia varias veces milenaria. Y descubrir el
lenguaje que habla y que debemos hablar para
constituirla.
Pero el lector quizás simpatizando con estos
textos, se estará sin embargo, inquietando cada
vez más: ¿Cómo llevar esas ideas, esos princi-
pios, esos patrones, a la acción? ¿Cómo diseñar
la forma mejor para habitar y vivir en un deter-
minado territorio? ¿Cómo será el “ambitecto”?.
La planilla adjunta habría sido en tiempos anti-
guos como un papiro lleno de escrituras y sím-
bolos. La que presento ahora tiene un aspecto
más banal –como casi todo en las apariencias
modernas- pero me parece que contiene pro-
fundas y complejas pautas para el proceso de
diseño “ambitectónico”.
Probemos a leerla de izquierda a derecha:
36 Ch. Alexander, “El lenguaje de patrones”….
![Page 41: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/41.jpg)
41
CAMPOS DE ACTUACION
1- MACRO ¿Que hacer?(Substancia del contenido)
1.1- Manejo sustentable económico – fi nanciero
1.2- Manejo sustentable de la producción
1.3- Manejo sustentable urbano-territorial
1.4- Manejo sustentable cultural (sentido del lugar)
Interfases positivas
Comportamiento cíclico, autoequilibrante
2.1- Sistematicidad leve x contrapunto.Modernidad leve x tradición x identidad.Gradientes de natural a territorio y paisaje
2.2- Gradientes de comunidad a privacidadLugares polares, multipolares, Adriano en Tivoli (Ciudad)
2.3- La evolución sustentable, viviente.“la mutación = ser en mutación”
Diafragma de luz y sombraInterseccionesFormas abiertasPernos confi guracionales SorpresasEnchufesCorredoresPuertas Geometría topológicaFormas puras y simples con combinaciones multiples
2.1- Ecoforma Modelización del territorio Morfogénesis natural (energias) Conservación del paisaje y el lugar. Ser en situación.
2.2- Socioforma Actores-autores / Contrato social Comportamiento (energias) 2.3- Tiempo forma Evolución temporal Adecuación temporal
3.1- Formas fenomenológicas Metáforas del contenido / Unidad para la diversidad
3.2- Clima Viento Sol Lluvia Amplitud térmica Ventilación
3.3- Tecnologías apropiadas Naturaleza de los materiales Mano de obra identitaria Disminución de residuos (reciclaje) Ahorro de energía
¿De que manera?¿Como?(Substancia de la expresión)
¿Donde?¿Para quien?(Forma del contenido)
2- INTERMEDIO
3- MICRO
PATRONES (Estrategias) ARTICULACIONES (Tácticas)
![Page 42: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/42.jpg)
42
Campos de actuación: El “ambitecto” no es una
persona. Es un equipo transdisciplinario, por-
que debe saber qué y cómo hacer tanto en la
escala Micro espacial (la típica de un edifi cio),
como en la de asentamientos humanos y en la
escala Macro (de las grandes decisiones en las
formas de estructuración del territorio.
Para no tomar erróneas e insustentables deci-
siones, debe saber enfrentar las preguntas de
qué hacer, donde, cómo, etc. Debe reconocer y
manejar todos los planos y niveles del lenguaje
(cap. 2.1), superando las limitaciones del arqui-
tecto (que sólo está formado para ver la esca-
la micro, y el hábitat edilicio, el lugar local), y
arriesga hacer algo ridículo y negativo, cuando
el contexto pedía otra cosa para ese entorno.
El campo de actuación (CA) Macro – la sustan-
cia del contenido- se pregunta que hacer: ¿Qué
quiere ser esa ciudad (comercial-residencial-
institucional)? ¿Qué llama a esa parcela rural a
permanecer como tal (ganadera, agrícola, turís-
tica)?
Es alternativo a la visión de mercado y esto lo
vuelve desafi ante, revolucionario: el mercado
aspira a quedarse con ese predio para asignarle
su función más rentable; la ambitectura aspira a
fortalecer con ese predio una función sistémica
más esencial y profunda: conservar la biodiver-
sidad, el suelo, el paisaje, generar la mejor inclu-
sión social, introducir la economía verde….Por
ello debe encontrar los patrones profundos de
ese espacio, su historia y su vocación de futuro,
el sentido de esa cultura, su identidad.
Y para ello, las interfases culturales, productivas,
red de ciudades, marcas históricas, apetencias
sociales, deben leerse como interfases pasado-
futuro, querer ser y deber ser.
El CA intermedio se ocupa de defi nir la forma –o
formas- de aquél contenido. Se trata por ejem-
plo de conservar un ecosistema, pero ¿cuánto,
para quién, donde?
Nuevamente en esta cuestión se pone en crisis
la pura visión de mercado. La o las formas del
contenido pueden seguir escenarios alternati-
vos más cerca de los principios de diversidad
e interrelaciones que caracterizan a la susten-
tabilidad.
Es en este campo en que “develar” los patrones
de la ecoforma, socioforma y tiempoforma, tal
como han sido antes presentadas (Cap. 2.1 y
2.2) se vuelve esencial.
La ecoforma constituye el esfuerzo de develar
los patrones de morfogénesis del territorio, de
las energías de la naturaleza, del paisaje y la
identidad.
La socioforma, en términos de los actores invo-
lucrados, trata de como ellos se pueden volver
co-autores de la transformación para sentir-
se fuertemente involucrados, las energías del
comportamiento y su proceso de apropiación
del espacio público o privado. La idea de Con-
trato Social, o acuerdo y consenso para apro-
piarse de una nueva forma de ese hábitat, es
esencial en este punto.
Y en relación al tiempoforma, la forma en que
ha evolucionado a través de la adecuación de
la forma a través del tiempo. Para una evolución
sustentable, viviente, se requiere de “ser en si-
tuación”, pero también “ser en mutación”
En este campo de actuación intermedio las ar-
ticulaciones esenciales se refi eren a cuestiones
que en la música moderna se han desarrollado
muy bien. Las alternativas rítmicas y temáticas
del jazz, del rock, de la música afro-brasileña, en
lugar del monotema de la música barroca y sus
variaciones tan esperables, tan sin sorpresa.
Aparecen el contrapunto y la levedad como si-
nónimos de una nueva identidad. Los gradien-
tes de natural a antrópico, como una modali-
dad de apropiación antrópica multicultural. Los
lugares multipolares, más parecidos al ejemplo
de la Villa Adriana, en Tivoli, antes que al dame-
ro indiferenciado y las simetrías sin apelación.
El Campo de Actuación Micro-espacial es el
que se pregunta de qué manera, cómo, y se
refi ere al plano de la sustancia y la forma de la
expresión. Es donde el grano fi no conserva en
la fotografía o en la imagen aquellos sabores y
elementos ornamentales, que en las otras esca-
las se pierden.
Es aquí donde el clima, las tecnologías apropia-
![Page 43: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/43.jpg)
43
das, las formas fenomenológicas, empiezan a
dominar la escena. Otra forma también de lla-
mar a este campo de actuación micro es “la tec-
noforma” y es donde fi nalmente se concentra,
en una metáfora más tradicional, la punta fi na
del lápiz del diseñador.
Las formas fenomenológicas son aquellas de
los micro acontecimientos del hábitat. La ya
mencionada Casa de La Cascada, que más allá
de morar sobre la cascada, se aferra a los rin-
cones de piedra y a los entrañables huecos de
la colina. Son metáforas del contenido macro e
intermedio, que ayudan a leer la unidad dentro
de la diversidad.
Con relación al clima, se deben sentir profunda-
mente los patrones de expresión del viento, el
sol, la lluvia, la amplitud térmica, la ventilación.
Recordaré siempre la casa de Jorge Amado en
Bahía, donde un gran techo-sombra de madera
y teja, cubría todos los ambientes y sus galerías
exteriores, con paredes bajas, para que la ven-
tilación corriera sin trabas. Pero hoy la cuestión
se vuelve mucho mas relevante, cuando el cam-
bio climático aparece como una gran amenaza
para la humanidad, y mil acciones de error de
manejo climático, como el alto grado de artifi -
cialización del clima en las mega ciudades y el
consumo exagerado de energía no renovable,
amenazan la perdida de la capa de ozono.
En relación a las tecnologías apropiadas, es aquí
donde “la naturaleza de los materiales” , la mano
de obra con identidad local, el ahorro de ener-
gía y la reutilización de residuos resultan gestos
confi ables de una belleza intrínseca.
En cuanto a las articulaciones, este es el plano
del lenguaje en que aparece la gran destreza
del ambitecto con las formas y el espacio, y que
hoy debe aprender a extrapolar a la gran esca-
la del territorio. Sorpresas, puertas, enchufes,
formas puras y simples o combinaciones múl-
tiples. Diafragma de luz y sombra, interseccio-
nes, formas abiertas, pernos confi guracionales.
Puertas, corredores, topología del espacio .
Cuando nos tocó proyectar el Plan Federal Es-
tratégico de Turismo Sustentable de Argentina
, en realidad diseñamos participativamente una
red de nodos, corredores, puertas y travesías,
que representa concretamente una oferta en
red de inmensas potencialidades y que enlaza
todas las oportunidades del territorio. Con el
gesto tierno de una arquitectura antes que la
información escueta de la geografía, se diseña
un país como una trama de vida. ILUSTRAR MU-
CHO
Aprendemos de la microescala para proyectar
la macroescala y aprendemos de la macro es-
cala para diseñar la micro.
Esta es quizás la defi nición mas precisa de la
ambitectura, que debemos ver en una trama
conceptual con los patrones y las articulacio-
nes entrelazándose en todas las escalas. La idea
de un lugar para habitar en micro escala (como
propone C. Norbert Schultz rescatando la idea
romana de “Genius loci” , puede ser la metáfora
que ilumine cómo proyectar un corredor turís-
tico en un bosque o a lo largo de un valle re-
gional. Y estos a su vez, pueden iluminar como
resolver un corredor amable en un instituto
educativo……
Los distintos campos de actuación enfrentan a
los ambitectos a toda la cuestión del habitar un
territorio, recuperando un lenguaje complejo y
más real. ¿El lenguaje “intemporal de construir”,
al decir de C. Alexander? Un lenguaje holístico?
¿Un lenguaje para hacer sustentable la cons-
trucción y uso del mundo?
Los patrones descubren o develan la forma
profunda del contenido, lo que cada evento o
acontecimiento quiere ser, en una consubstan-
ciación de función-forma, de cultura y naturale-
za, que se estuvo perdiendo durante los siglos
del racionalismo cartesiano.
Las articulaciones buscan reconocer que todo
esta íntimamente asociado, y que si proyecta-
mos disociadamente interrumpimos la susten-
tabilidad compleja e interactiva del territorio.
38 Se refi ere al libro inédito de Ruben Pesci: “La formación ambiental”,
Venecia, 1974.
39 Ver Wright, Frank lloyd, “La naturaleza de los materiales”, ……
Ver Sauvy, Jean e Simone, “Il bambino alla scoperta dello spazio”, …..
Ver PFETS, 2005, Secretaría de Turismo de La Nación.
Ver Norberg Schultz, Christian, “Genius Loci”, …..
![Page 44: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/44.jpg)
44
2.4- UN CASO PARA PRACTICAR: LA MEDIA LUNA
La pedagogía de la complejidad ha sido una
gran preocupación, casi una incógnita, desde
los tiempos en que la Escuela de Atenas, de Pla-
tón, busco el saber y su transmisión. CUADRO
DE RAFAELLI
La proyectación supone el desafío mayor, qui-
zás! Porque incluye aprendizaje de proceso (el
tiempo forma), proyectar pensando que infl u-
ya bien en la lejanía, allá donde tiramos nuestro
proyectil. Pero en la ambitectura incluye arte
del ambiente y ciencia del ambiente, grandes
escalas y pequeñas. En fi n, aprender ambitec-
tura es quizás el aprendizaje más desafi ante y
complejo.
Desde siempre, excepto en estos últimos siglos
de repetición e igualación, el aprendizaje de las
artes mas elevadas se pudo lograr haciendo:
participando allí donde se hacia la obra, en un
taller. Repitiendo quizás lo que los maestros ha-
cían, para desde allí superarlos paso a paso. En
la práctica de taller, donde el maestro muestra
lo que hace a sus aprendices, para que estos le
ayuden y desde allí crezcan hasta ser encomen-
dados como ejecutores de obras más peque-
ñas, o pedazos de las más grandes.
La pedagogía de taller revierte la pedagogía áu-
lica (del aula, el profesor que emite y los alum-
nos que reciben) por el aprendizaje mas hori-
zontal, democrático, del modelado de una obra
común: escultura, pintura, jardín, gran cocina,
grandes obras de arquitectura, taller de diseño
de modas…. En fi n, es también como se apren-
den los deportes colectivos: practicando entre
todos. O la música, quizás siempre el ejemplo
mas elevado de este arte coral.
El taller requiere de una didáctica interactiva,
donde aprendices opinan y modelan una par-
te, y maestros opinan y ayudan a modelar cada
parte. En el taller, la pedagogía de escuchar a
los aprendices es más útil al maestro que recitar
su ya conocido discurso. En el taller se explora,
en el aula se dicta (dictamina…?).
Estas refl exiones tratan de servirle al lector para
explicarle porqué ahora propongo continuar
el aprendizaje de la ambitectura mediante un
ejercicio practico, ofreciéndole una deconstruc-
ción (tipo trabajo de taller) de la proyectación
ambitectónica de una pequeña explotación
rural en las praderas de la Provincia de Buenos
Aires, cercanas a La Plata.
En las páginas siguientes, siguiendo las ins-
trucciones metodológicas que explique en
el capítulo anterior, presentare el proceso de
proyecto-proceso de esta chacra denominada
La Media Luna, desde la macro a la micro es-
cala . El lector podrá así verifi car mi aprendizaje
en la práctica y sabrá si es aprendizaje para él
también.
43 La Chacra La Media Luna ha sido ampliamente publicada en….
![Page 45: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/45.jpg)
45
Producción Sustentable y punto de equilibrio económico / fi nanciero
Ante todo, “qué” se quiere hacer, cuál es la provo-
cación inicial. El tema proyectual, en su campo de
actuación a Macroescala.
La Media Luna es una porción pequeña de campo
de sólo 40 Has. Que quería ser productivamente
sustentable.
La obra debe ser responsable de su éxito a través
del tiempo.
La Interfase entre la idea-deseo, aspiración- y
la realidad, es lograr también el mantenimiento
económico equilibrado, sin aventuras fi nancieras
peligrosas (inesperadas).
Este crucial aspecto debe encararse también de
manera cíclica, autoequilibrante. Despreciado por
el enfoque puramente artístico, y colocado como
valor supremo (y único) por el enfoque monetaris-
ta de acumulación de capital fi nanciero.
El caso es que…….
¿El patrón?: el aumento de rentabilidad, doble co-
secha, riego barato. Pasar de extensivo a intensivo
leve….
(La Chacra)
¿Las articulaciones?. Varios contratos sociales: con
el agricultor local avezado y confi able, que ejecuta
las tareas; con los obreros de ofi cio, que deben
mantener todo funcionando efi cazmente con la
posibilidad de dar atención al mantenimiento.
Cercanía. Acceso.
MACRO
![Page 46: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/46.jpg)
46
La chacra debía además ser rentable para asegurar
un excelente mantenimiento. Pasrar de la casa
suburbana (insustentable) a la chacra (autosusten-
table).
Era necesario llegar al punto de equilibrio egresos
– ingresos y ello debía mantenerse en el tiempo
¿Mantener?: Manejar sustentablemente.
Evitar erosión, mediante labranza cero, contra pen-
diente y cortinas forestales protectoras.
Evitar la labranza sobre zonas bajas inundables
y aprovechar esas áreas para tener muestras de
conservación.
Disponer de un riego por aspersión, sólo de com-
plemento y de bajo consumo energético y en con-
secuencia poner una cisterna en el punto mas alto
de la chacra. Nació así un eje o perno alrededor del
cual debía organizarse el “modelado”.
Generar riqueza distribuida con los operarios y
proveedores. Fortalecer el “contrato social” con la
sociedad local.
Recuperar la identidad chacarera.
El nombre propio es “chacra”……
Hoy la chacra es “modelo” ejemplar para todas las
zonas vecinas.
MACRO Interfase producción / conservación (desarrollo)
![Page 47: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/47.jpg)
47
Considerando como punto de partida la ubicación
de la cisterna (lugar propio y estable) la chacra
quiso colocarse como una interfase positiva entre
el pueblo y el medio rural.
El proyecto
Se propuso proteger ese borde rural de la expan-
sión urbana, durante todo el tiempo posible; y
luego, si la demanda presiona demasiado, se pro-
yectó dar un gradiente rur-urbano: subdividiendo
el campo en pequeñas chacritas de 1 a 2 has cada
una.
La calles del pueblos pueden continuar (se han
dejado rotondas preparadas) y se genera así un
trazado para un uso residencial extra – urbano y
productivo al mismo tiempo.
¿Patrón?: gradiente público – privado ; evolución
de la demanda (considerar).
¿Articulaciones?: Rotondas de ingreso y trazado
preparado de calles. Usos e instalaciones iniciales
no se afectarán por la evolución futura de todo el
sistema (el lugar cierto, sustentable)
Interfases positivas: rotondas, futuras calles, rur-
urbano como gradiente leve…
¿Articulaciones territoriales? La chacra y luego las
chacritas!!!
Interfase positiva urbano-ruralMACRO
![Page 48: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/48.jpg)
48
El “Contrato Social” es la sana y sustentable convi-
vencia del sujeto y el contexto cultural.
Hacer del campo un vecino “deseable” para el
pueblo; un lugar deseable para fotografi ar a la hija
en su cumpleaños de 15, o a la novia en el día de
su casamiento; un lugar apetecible para mirar y
emular su estética; un orgullo local…
¿El patrón? Las interfases leves… la levedad de
imagen, sonidos, colores, aromas, con los que el
lugar propio se proyecta en el lugar colectivo (el
pueblito). No el castillo o el palacio. Sólo la chacra
-valor cultural del gaucho gringo trabajador.
intangibles: una chacra prolija, jardín…
tangibles: un paisaje para el pueblo, la pampa
ideal…
¿Las articulaciones?¿ Los síntomas concretos de
ese patrón de interfases?
La “rotonda” del pueblo.
Los bordes de paseo
La arboleda (cortina permeable)
Los gradientes de comunidad- privacidad
El macro habitat
El micro habitat
MACRO Interfase positiva cultural (contrato social) Servicios - Empleo - Puesta en valor del pueblo
![Page 49: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/49.jpg)
49
El diseño debe comprender el sistema y sus subsis-
temas, y enhebrarlos levemente, casi por casuali-
dad o naturalidad.
Los “layers” o planos subsistemicos deben poder
leerse separados pero entenderse entrelazados.
La Ecoforma: ¿Patrón? Energías morfogenéticas esencialesINTERMEDIO
![Page 50: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/50.jpg)
50
Saber revelar las ecoformas más profundas:
Geoformas…
Clima…
Disponibilidad de agua…
Rasgos paisajísticos determinantes...
“Ser en situación”
![Page 51: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/51.jpg)
51
El “casco”, equipamiento necesario, se deberá
instalar cumpliendo los siguientes patrones y sus
articulaciones:
• puerta interior
• mirador/ control/ balcón/ sitio alto
• varios gradientes (cortinas forestales) de privaci-
dad y manejo bioclimática
• microformas protectivas
• crear el lugar (la media luna) ecológicamente
denominado
• con la cisterna para riego
¿Patrón? Morfogénesis natural/culturalINTERMEDIO
![Page 52: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/52.jpg)
52
Distancias críticas.
De mucho a poco, la articulación debe manejar sonidos y vistas…
![Page 53: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/53.jpg)
53
Contrato Social
Patrón
Lugar antropológico
Energías del comportamientoCreación de un lugar culturalmente
memorable.
Un acontecimiento reconocible y per-
turbador
¿El lugar tradicional?
Sólo una casa…
Tranquera abierta…
Camino largo de entrada
Casco de espaldas a la producción
Lugar unipolar y escueto
SocioformaINTERMEDIO
![Page 54: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/54.jpg)
54
El lugar de identidades en gestación
Gradiente de actores a autores
Lugares públicos, semipúblicos y privados
Diafragmas leves…
Varios pernos, varias sorpresas
Intersecciones
Cisterna que condiciona (punto más alto)
![Page 55: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/55.jpg)
55
Al decir de Giancarlo De Carlo, son “las energías
del comportamiento” la que marcarían el lugar a
crear…
¿Pero qué energías, cuáles?
- El comportamiento del pasado?
- Un comportamiento imaginado para un futuro
incierto?
- Un comportamiento basado en la certeza del
pasado, pero tensionado por nuevas demandas de
hoy, y otras esperables para el futuro?
(Citar a U. Eco)
Siendo el patrón la creación de un lugar (casco) de
producción y placer, trabajo, recreación y descan-
so, la antigua socioforma no basta:
- tranquera
- calle
- casa y galpón (ó varios núcleos)
- molino y tanque australiano.
Se trata de articular un sistema más complejo de:
Tranquera x rotonda pública (contrato social)
Calle x paseo
Llegada por rotonda semipública (de encuentro
de trabajo y recepción)
- Cisterna/ Riego / Piscina
- Varios núcleos, para funciones diversas y cambia-
bles en el tiempo
- Distribuidor de lugares, corredores, conectores,
interfases, gradientes…
- Gradientes de privacidad (crear la situación para
ser… ser en situación)
![Page 56: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/56.jpg)
56
Ser en mutación…
Mantener una identidad, evolutiva, adaptable,
futurible, pero con raíces de un pasado cierto.
Ser en situación (eco-forma) sería demasiado preci-
so y sagrado, si no admite la mutación. Como una
buena ciudad, o una comunidad biológica.
Para un patrón de adaptabilidad y evolutividad hay
que crear condiciones morfogenéticas sistémicas,
abiertas, cíclicas, retroalimentables.
Las articulaciones son la clave, si pueden permitir
“enchufar”, “prender”,”enganchar”.
También deben ser articulaciones “generatrices”,
como formas en crecimiento ó decrecimiento, con
fi nales parciales necesariamente sustentables (y
sostenibles…)
El tipo puro, exento, congela el patrón, lo esteriliza
(frase hecha), su seducción (como la belleza pura)
puede llegar congelante. Marmórea.
La unidad de signifi cado menor, el fragmento, el
módulo si es adaptable a combinaciones diversas,
permite crecimiento en unidad pero con diversi-
dad. Es una “palabra” espacial y constructiva capaz
de ser el inicio de un lenguaje popular, coral.
Tiempoforma: Patrón evolutivo, adaptable INTERMEDIO
![Page 57: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/57.jpg)
57
En La Media Luna tres factores fueron concurrentes
a la imprescindible evolución:
insufi ciente presupuesto inicial;
incertidumbre de éxito (sustentabilidad económi-
ca cultural y de comportamientos)
evolución de las necesidades.
El patrón crecimiento por formas enganchadas
posibilitó a dar tiempo a decidir esas evoluciones
1ra. FASE
2da. FASE
3ra. FASE
Diseñar generatrices (articulaciones posibles) es
mucho mas complejo. Como un sistema vivo.
Pero si se comprende como articular, y si se parte
de unidades fenomenológicas (con cierto grado
de completitud propia) es posible y mucho mas
sustentable
![Page 58: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/58.jpg)
58
Fenomelogía del uso……” y sistema de yuxtaposición, englobamiento o adisión
PATRONES FORMALES DE LA DIVERSIDAD Y LA EVOLUCIÓN MICRO
![Page 59: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/59.jpg)
59
¿NATURALEZA?
¿ESCALA?
A- permite clasifi car diferencias internas
B- lleva a unifi car ó polarizar
C- sugiere diferenciar por sectores
Casa
Complejo
Ciudad
Estructura dominante de un territorio
El conocimiento adiestrado de fi guras pu-
ras, permite seleccionar las más adecuadas
a cada caso, en cada escala. Esa selección
“experta” debe hacerse buscando que la
forma sea la metáfora (o menaje alusivo
a…) más reveladora del contenido: le for-
ma del contenido.
Obviamente, la combinación podrá enri-
quecer y facilitar a articulación.
![Page 60: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/60.jpg)
60
- Selección de fi guras según usos
y sus metáforas (fenomenología)
- Selección de articulaciones
según vínculos y sus metáforas
(estructuralismo)
En la Media Luna hay fi guras del vehículo
La articulaciones redes, tramas o vínculos… (desarrollo). Para el caso de la Media Luna son corredores conec-
tores, que unen fi guras diversas.
Puedo adoptar un “lenguaje” multiaxial, multidmensional, que me permite la unidad en la diversidad.
Figuras del reservorio y piscina
Figuras de usos singulares y privativos
Redes
Tramas
Vínculos
Figuras de usos
para compartir y
diversos lugares
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61
Volúmenes x enchufes
Volúmenes
terminales
Volúmenes x
diafragma
Enganches – corredor
Pernos
Formas abiertas
Topología Nodos
Relaciones
Figuras que se autogeneran
Puertas
Lugares multipolares
Diafragmas
Intersecciones
Sorpresas
Gradientes de natural a cultivado (paisaje)
Modernidad leve x identidad
Sistematicidad leve x contrapunto
Tácticas o Articulaciones (entre y entre)MICRO
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62
Interfases
FIGURAS A TODA ESCALA
Juguetes, casas, lugares, ciuda-
des, territorios, regiones…
Se modela la interfase y su contexto
Ciclicidad autoequilibrante
Que se dispersa
Que se contiene
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63
A- Macroformas protectivas
(gradientes de cortinas forestales)
B- Puerta interior
Patrones de acondicionamiento bioclimáticos y socio-ambientales (los lugares de vivir) MICRO
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C- Mirador Atalaya (Cisterna, punto más alto)
D- Creación del lugar: “La Media Luna”
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65
Asoleamiento
Lluvia
Viento
Brisa (ventilación) Regulación
Aguas que caen
Sonido
Muro de cierre
el frío y el viento
Los techos son siempre el manto protector.
Pueden extenderse , y se reproducen
con mayor difi cultad.
Pueden cerrarse , y tienden a dar
formas autónomas.
Pueden abrirse , y buscar el paisaje.
También generar tramas articuladoras.
La plataforma, generada por las energías de la
cisterna (punto más alto) y la atalaya de control
visual, es también separador o interfase de acondi-
cionamiento climático (frío del suelo, humedad de
napas freáticas altas, etc)
Los techos dobles permiten ventilar la entrecáma-
ra.Habitáculos protegidos late-
ralmente y aislados del techo
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67
Tercera parteTercera parte
REFLEXIÓN FINALY EPÍLOGO
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68
3.1- MODELANDO TIPOS CERRADOS
Una parte de la historia del mundo construi-
do se hizo con confi guraciones cerradas, tipos
predefi nidos, que encajaban bien en la idea
tratadística de transmitir lo que se consideraba
mejor. Un “plano del contenido”, según vimos
en la segunda parte de este manual, donde la
substancia del contenido es de ideología de-
magógica y la forma del contenido es única y
predeterminada:
- si eran templos debían ser de forma de
basílica, alargados, con fachada monumental y
en ocasiones redondos, quizás de asamblea re-
ligiosa mas concentrada.
- -si eran palacios, debían ser alrededor
de un patio de honor, o dos, y alrededor las alas
convenientes.
- Si eran ciudades debían ser cuadricula-
das, y de planta organizada simétricamente, al-
rededor de una plaza o espacio monumental.
Lo mismo sucedió con sus confi guraciones de
detalle (el plano de la expresión) donde con po-
cos estilemos (columnas, capiteles, arquitrabes,
frisos representando actos celebres) se preten-
dió tener un repertorio cifrado, catalogado.
Esto es: una arquitectura de catalogo. Sin pro-
cesos. Los procesos fueron anteriores a la defi -
nición del tipo, luego todo es un fl ujo cerrado,
que hasta principiantes podían seguir, pero que
había sido decidido por los jefes…..)
Una construcción dictatorial del ambiente, o
una dictadura del ambiente construido.
3.2- MODELANDO CONTEXTOS Y SISTEMAS ABIERTOS
Otra parte de la historia se desenvolvió de otros
modos, aquella más sujeta a los designios de la
naturaleza. La construcción “cultivada” de cultu-
ra agraria, de manejo del agua, de custodia de
bosques, fueron encaminadas a su acierto por
proyectistas rurales, no arquitectos, que apren-
dieron la sabiduría de la relación hombre-natu-
raleza.
El manejo rural de Toscana, en Italia, las terrazas
de cultivo del valle del Colca, en Perú, son al-
gunos entre miles de ejemplos de modelación
conjunta hombre-naturaleza, donde la ecofor-
ma provee datos innegociables para encontrar
una socioforma memorable y efi caz, o la socio-
forma alienta a conservar la ecoforma.
Sin embargo, a esta armonía también le llego
su impacto, cuando la mega ingeniería creyó
superar al ingenio. Mega represas, o mega ca-
nales, reemplazaron a manejos mas leves de
pequeñas represas y pequeños canales, que
modelaron, con levedad el territorio y sus re-
cursos.
Hubo quizás un glorioso intento de superar
esta contradicción y fue la arquitectura y los es-
tablecimientos rurales de Andrea Palladio.
El arquitecto Andrea Palladio casi logró el gran
cambio, llevando su arquitectura tratadística
tipológica al medio rural, acompañando la ru-
ralización de la Serenísima (Venecia mirando la
tierra fi rma, visto su colapso en el mar frente a
los turcos). Es increíble como logró armonizar
canales, arboledas protectoras de viento, gra-
neros y alojamientos secundarios, con la poten-
te presencia de la cúpula o las columnatas del
pabellón señorial. También es fascinante como
logro hacerlo con los simples materiales locales
y los colores del entorno.
(FIG, manejo del agua en
los Incas)
(VARIOS EJEMPLOS DE PA-
LLADIO)
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69
Tal fue su brillante localismo, que los ingleses,
un siglo después, lo adoptaron como propio, lo
universalizaron y luego fue adoptado también
en Norte America, en la arquitectura revolucio-
naria de Jeff erson.
En el caso de las ciudades, quizás más confuso
y complejo frente al crecimiento aceleradísimo
de las más grandes, como Londres de 1700 a
2000, la polémica fue inmensa y volteó gobier-
nos. Se instalo como una cuestión de orgullo
nacional, y expuso al mundo la polémica.
Los tugurios urbanos de Londres en la Primera
Revolución Industrial, derrumbaron la creencia
en la ciudad del carbón, mal compactada, con
casa alineadas en estrechas calles inhabitables.
La ciudad jardín fue la respuesta revoluciona-
ria: ciudades nuevas, conectadas por ferrocarril,
fuera de Londres, con industria propia, casas
como “cottages” románticos, con sus pequeños
jardines propios, pero agrupadas como anti-
guas ciudades medievales y rodeadas toda ella
de un gran cinturón verde, el famoso “green
belt”. Se proponían alcanzar los 50000 hab.,
caracterizándose claramente como ciudades
completas y autosufi cientes (sustentables????).
El tipo urbano fue abierto, curvilíneo, con calles
de “cul de sac”, inconcebibles en el racionalismo
funcionalista anterior. Y las casas fueron diver-
sifi cadas, personalizadas, con mucho verde y
fl ores.
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VARIAS ILUSTRACIONES DE
CIUDAD JARDIN
Durante medio siglo, las ciudades jardín ingle-
ses intentaron modelar el crecimiento de las
ciudades con estas ciudades satélites en bus-
ca de la calidad de vida. Y casi lo lograron, in-
fl uyendo en Buenos Aires, Santiago, Paris y La
Habana, desde su completo y más glorioso ini-
cio en Londres. Pero cuando Wright las reinter-
pretó como Broadcre City, el tren fue sustituido
por el automóvil y la comunidad de vida por
el individualismo del “American Way of Life”. El
resultado fue el “sprawl” de la suburbanización
desenfrenada. La “Suburbia”, como adecuada-
mente la rebautizó Lewis Mumford.
44 Hall, Peter, “Ciudades del mañana”, Ediciones del Serbal, Barcelona,
España, 1996.
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71
3.3- CRISIS DEL HÁBITAT
Pero el paso siguiente, concebido para salir su-
puestamente de estos males, fue la ciudad del
racionalismo ilustrado, cuyo mayor divulgador
fuera Le Corbusier.
Asumiendo que la ciudad del carbón, resultado
del capitalismo salvaje del siglo XIX, había fra-
casado, y que la utopía de la ciudad- jardín fue
desbordada por incomprensión, el Movimiento
Moderno de arquitectura creyó que la arquitec-
tura iba a salvar la situación y no el urbanismo.
El tipo cerrado del monoblok, rodeado de jar-
dines sin signifi cado cultural ni funcional, cons-
tituyó la única pieza signifi cativa de la nueva
propuesta, a la cual se accedía por enormes
autopistas.
Tal fue el fervor de este nuevo mito monstruo-
so (Leviatán Moderno, como lo bautizara Lewis
Mumford), que el propio Le Corbusier lo aplicó
indiscriminadamente en París, Buenos Aires o
Argelia. El caso de París es particularmente alar-
mante, porque Le Corbusier propuso y dibujó
demoler medio París histórico y sustituir todo
ese sector por gigantescos monobloques sin
contextos ni escala.
Nos quedamos hasta hoy en una gran confu-
sión.
En notables revistas como la Urbis, de Barcelo-
na, se estableció toda una prédica hacia la re-
cuperación de la ciudad histórica y sus voceros
quizás mas fervientes fueron los hermanos Rob
y León Krier.
MONOBLOQUES DIBUJOS DE URBIS
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Pero esa línea de trabajo no incluyó los gigan-
tescos crecimientos demográfi cos de los países
del tercer mundo, y la cultura de la casa indivi-
dual que siguió arraigada en la mayoría de la
población. Aquello que Ebenezer Howard en-
trevió con tanta claridad a fi nes del siglo XIX.
Las propuestas del Movimiento Moderno no
hicieron ciudad, porque no sabían hacerla y
no creían en ella, y los monobloques han sido
rechazados como solución para poner en ellos
los niveles sociales más bajos, que también
quieren vivir en casas individuales y no saben,
no aprendieron a convivir en comunidad.
3.4- UN NUEVO HORIZONTE AL SERVICIO DE LA SUSTENTABILIDAD Y LA BELLEZA
Este libro quiere ser antes un manual que un
típico libro.
Fíjese el lector, que la parte más robusta del li-
bro es la segunda, y en especial los capítulos
donde el libro se convierte en un manual, casi
en un tratado para proyectar Ambitectura.
En Ambitectura no creemos en los modelos
que sintéticamente hemos descripto como
fracasados. Creemos en un paradigma nuevo,
con una nueva epistemología. Creemos en una
nueva integración de arquitectura, urbanismo
y territorio, donde las escalas se interrelacionan
profundamente y los abordajes se parecen más
a la integración del arte que a la separación car-
tesiana de disciplinas científi cas.
¿Tenemos la solución a la profunda crisis del
hábitat construido y la modelación del territo-
rio de manera fragmentaria y especulativa?
La anterior es una pregunta falsa, porque no
hay una solución. Hay tantas como ambientes
y contextos existen.
En la arquitectura, la postulación orgánica de
F. LL. Wright fue un vaticinio del futuro pen-
samiento holístico ambiental, pero con tantos
rasgos de utopía, que brindó bases como para
que de la “Ciudad Viviente” se pasara a la disper-
sión suburbana.
En el urbanismo, la compactación de ciudades
históricas suele confundirse con la conserva-
ción elitista de sus centros históricos. Y la dis-
persión suburbana y la vivienda social no ha
encontrado soluciones memorables.
En cambio, en las notables intervenciones de
Medellín en la década pasada, por sobre las ac-
tuaciones de vivienda social (no muy novedo-
sas) se destaca el metro cable, como transporte
público en el aire, que haciendo accesible las
pobres barriadas, les otorga condición de de-
sarrollo.
Pero tampoco podemos reproducir Medellín
por miles, porque no siempre hay cerros inva-
didos por asentamientos irregulares, soluciones
novedosas y caras, y un Alcalde como Sergio
Fajardo con gigantesco ímpetu de cambio.
Nos sirve sin embargo aquí, como un ejemplo
luminoso. La Ambitectura rediseña barrios mar-
ginales no actuando sobre la vivienda o sobre
el urbanismo, sino sobre el transporte.
La Ambitectura trabaja empujada, provocada, a
partir de la crisis de cultura, y la profunda crisis
del ambiente construido, sean las periferias ur-
banas, sean los gigantescos cultivos extensivos
de soja.
Trabajamos para recuperar las aguas de una
ciudad que las estuvo contaminado durante
siglos recuperando las barrancas de Cuernava-
ca, un renovador natural del aire de la calurosa
ciudad, que han venido siendo usadas como
sumideros de residuos y contaminación.
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73
ILUSTRAR
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74
Trabajamos para proteger el ambiente pro-
ductivo de una pequeña chacra rural y hacer
en ella un hábitat que provoque a la identidad,
mirando tanto la historia como el futuro.
Trabajamos para hacer compatibles los gran-
des innegociables ambientales – aquellos que
no deben ser alterados- la inclusión social y las
oportunidades económicas.
ILUSTRAR punta del este
![Page 75: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/75.jpg)
75
Trabajamos para recuperar una forma y una ex-
presión que sea identitaria con la naturaleza de
los materiales y la mano de obra local, pero que
provoque también a la renovación para una es-
tética moderna de nuestros lenguajes.
La Ambitectura tiene en cuenta fervientemen-
te los principios para la composición que nos
legara Ítalo Calvino y en especial aquel de la
levedad: citarlo
La Ambitectura piensa globalmente para ac-
tual localmente y contribuye así a la mirada del
cambio desde el desarrollo local.
ILUSTRAR CAMINO DEL GAUCHO EN TODAS LAS
ESCALAS
![Page 76: Aprender Ambitectura](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050619/557212d4497959fc0b9107be/html5/thumbnails/76.jpg)
76
La Ambitectura protesta contra el individualis-
mo que fractura el territorio con el egoísmo del
cada uno y contra la dictadura de las disciplinas
que no comprenden holísticamente.
La Ambitectura quiere proyectar contextos an-
tes que objetos
“Debo clarifi carme a mí mismo: ¿por
qué, después de 33 años de propugnar
y actuar la proyectación transdiscipli-
naria del ambiente, ahora me apasiono
por revalorizar el conocimiento arqui-
tectónico?
¿Qué signifi ca esta nueva provocación,
la Ambitectura?
¿Qué diferencia habría entre proyecta-
ción ambiental y Ambitectura?
Proyectar el ambiente es el conjunto o
sistema de actuaciones para modelar,
dar gobernabilidad, navegar mejor su
confl ictividad permanente, recreada
por su circularidad antrópica de ciclos
de materia, energía e información. Por
ejemplo, una ley de conservación de
costas, una disposición de reducción de
emanaciones tóxicas, una política de
educación ambiental y tantos etcéteras.
Para ello, el proyecto (la tecnociencia
transversal de proyectar) es el acto de
asumir nuestra responsabilidad en el
mundo, y la proyectación (el conjunto de
acciones que demanda el proyecto) es la
manera de producir una liberación crea-
tiva, social, hacia ese mundo utópico
anhelado, donde los actores (represen-
tantes de una obra o de un guión escrito
por otros) se vuelven autores o coautores
del proyecto mismo.
Ambitectura es, en cambio, la destreza
para dar forma concreta al territorio,
urbano y rural, extensivo e intensivo, na-
tural o muy antropizado. Es construir ese
territorio y equiparlo para que sea bello
y estimulante, funcional y formativo
(como un gran lenguaje, como una obra
de arte).
Ambitectura es el arte de construir el
ambiente, en todas sus escalas y com-
ponentes. Es el arte mayor, un sistema
de artes y artesanías...”
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77
Recuerde estas palabras fi nales, apreciado lector. NO quiero, ni puedo, cambiar arquitec-
tura por ambitectura. Además, no me interesa si se trata de agregarle a la arquitectura de
objetos algún aditamento para mejorar sus prestaciones climáticas, energéticas o de ma-
teriales apropiados.
Propongo Ambitectura como nueva multidisciplina de proyectar y construir contextos,
donde naturaleza y cultura, micro y macro escala, sembradíos, barrios o ciudades, paisajes
completos, vuelvan a concebirse como reequilibrio del territorio y modo de evitar su forma
progresiva actual de destrucción.
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