“para que tengas vida” pascua 2020...viene a revelarle al hombre quién es el hombre, hoy nos...
TRANSCRIPT
VIA CRUCIS- VIA AMORIS
“PARA QUE TENGAS VIDA” PASCUA 2020
Introducción General
Este momento es muy importante, la intención de este Vía
Crucis es hacer de manera personal este Camino de Amor, Via Amoris,
con aquel que nos enseña a Amar hasta el extremo.
Este Via Amoris, no podría ser más oportuno en estos
momentos pues el mismo Jesús, nos revela cuál es el camino del Amor
Extremo, al que estamos llamados todos, hacia donde tenemos que ir,
no en situaciones sencillas, si no en situaciones límite, en medio del
dolor, nos invita a aprender a vivir nuestras propias cruces, aquel que
viene a revelarle al hombre quién es el hombre, hoy nos muestra el
camino para que nuestra vida pueda ser fecunda aún en las
dificultades.
Siguiendo esta dinámica de silencio y oración, queremos
contemplar en cada estación a Jesús sus gestos, sus palabras, su mirada
y a la vez ir al interior y descubrir la invitación que hoy nos hace a cada
uno y lo haremos a través de la propuesta plasmada en este
documento; la idea es que, en esta mañana, hasta la celebración de la
Adoración de la Cruz, te puedas detener y orar el tiempo que necesites,
(si no lo terminas puedes seguirlo meditando en otro momento), hay
una ficha para cada estación (si te es posible puedes imprimirla), aquí
encontrarás un texto bíblico, una pequeña reflexión y alguna pregunta,
testimonio o sugerencia que pueda ayudarte para la oración, al finalizar
te sugerimos pasar a la siguiente estación rezando un Padre nuestro,
Ave María y Gloria.
Lo importante es no perder de vista a Jesús que recorre este
camino de amor delante de ti y contigo, que hoy te dice: Ven aquí…
quiero mostrarte el Camino que he recorrido “Para que tengas vida”.
PRIMERA ESTACIÓN
JESUS ES CONDENADO A MUERTE
Te adoramos oh cristo y te bendecimos Que por tu santa cruz redimiste al mundo Lectura:
“Entonces Pilato entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús y le dijo: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» Respondió Jesús: «¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?» Pilato respondió: «¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?» Respondió Jesús: «Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que
no fuese entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí.» Entonces Pilato le dijo: «¿Luego tú eres Rey?» Respondió Jesús: «Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.» Le dice Pilato: «¿Qué es la verdad?» Y, dicho esto, volvió a salir donde los judíos y les dijo: «Yo no encuentro ningún delito en él Pero es costumbre entre vosotros que os ponga en libertad a uno por la Pascua. ¿Queréis, pues, que os ponga en libertad al Rey de los judíos?» Ellos volvieron a gritar diciendo: «¡A ése, no; a Barrabás!» Barrabás era un salteador”. Jn 18, 33-40
Reflexión:
Jesús tú has sido condenado a muerte por defender la verdad, por llamarte y vivirte como hijo de Dios en todos los momentos de tu vida, me enseñas la gran libertad que hay en ti, porque no niegas lo que eres, porque no te pones máscaras para defenderte, aún, sabiendo que esto podría llevarte a la muerte, hablas y actúas con libertad ¿cuántas veces yo Jesús, prefiero ponerme máscaras y antifaces para no morir o para no ser juzgado por los demás? ¿cuántas veces defiendo una imagen de mí mismo ante los demás? enséñame Jesús a ser libre como tú. Podríamos hacernos estas preguntas:
¿Qué imagen defiendo de mí mismo? ¿Qué es lo que hago muchas veces para no ser condenado por los demás? ¿Qué me invitas a aprender hoy de ti Jesús?
SEGUNDA ESTACIÓN
JESÚS CARGA CON LA CRUZ
Te adoramos oh cristo y te bendecimos Que por tu santa cruz redimiste al mundo
“Los soldados del gobernador se llevaron a Jesús al pretorio
y reunieron alrededor de él a toda la compañía: lo
desnudaron y le pusieron un manto de color púrpura y
trenzando una corona de espinas se la ciñeron a la cabeza y
le pusieron una caña en la mano derecha. Y doblando ante él
la rodilla, se burlaban de él diciendo: «¡Salve, Rey de los
judíos!». Luego lo escupían, le quitaban la caña y le
golpeaban con ella en la cabeza. Y terminada la burla, le
quitaron el manto, le pusieron su ropa y lo llevaron a
crucificar” Mt 27, 27-31
“Y llamando a la gente y a sus discípulos les dijo: «Si alguno
quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su
cruz y me siga. Porque, quien quiera salvar su vida, la
perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio,
la salvará” Mc 8,34-35
Reflexión:
Estás ahí Jesús tomando tu cruz, abrazándola, es una escena
sobrecogedora, verte allí, cargando ese madero tan pesado.
¿Y qué haces Señor? ¿Qué me quiere decir hoy a mi esta actitud?
Yo también tengo cruces cada día, yo también me experimento en
muchos momentos “obligada” a cargar cruces pequeñas o grandes,
las circunstancias que vivimos actualmente, el tenerme que quedar
en casa cuando me es tan difícil la convivencia, el encierro o tal vez
alguna otra circunstancia que me cuesta como alguna enfermedad
personal o de otra persona, ¿puedo identificar aquello que llevo
sobre mis hombros?, más aún, puedo identificar viéndote cual es la
actitud con la que me invitas hoy a cagar esa cruz.
Actividad sugerida
En un folio de papel dibuja una cruz del tamaño del mismo, identifica
en oración: ¿cuáles son las cruces que en este momento estás
cargando, identifica también, la actitud con la que las cargas y
pregúntale a Jesús: ¿cómo te invita hoy a cargarlas?
TERCERA ESTACIÓN
JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ
Te adoramos oh cristo y te bendecimos Que por tu santa cruz redimiste al mundo
¡Y con todo eran nuestras dolencias las que él llevaba y nuestros dolores los que soportaba! Nosotros le tuvimos por azotado, herido de Dios y humillado. Él ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas. El soportó el castigo que nos trae la paz, y con sus cardenales hemos sido curados. Todos nosotros como ovejas erramos, cada uno marchó por su camino, y Yahveh descargó sobre él la culpa de todos nosotros Is 53,4-6
Reflexión:
Jesús, caes en este camino al Calvario, yo te veo caer, con las
manos y las rodillas en el suelo, lleno de dolores. ¡Con qué humildad
has caído! ¡Cuánta humillación sufres ahora! Tu naturaleza de
hombre verdadero se muestra claramente en este momento de tu
vida. La cruz que llevas es pesada; necesitarías ayuda, pero cuando
caes al suelo nadie te socorre, es más, los hombres se burlan de ti,
ríen ante la imagen de un Dios que cae. Tal vez están decepcionados,
quizás se hicieron una idea equivocada de ti. A veces creemos que
tener fe en ti significa no caer nunca en la vida. Junto a ti caigo yo
también, y conmigo mis ideas, las que tenía sobre ti: ¡Qué frágiles
eran!
¿Qué es lo que me tienes que enseñar Jesús?, que tenemos que
aprender de nuestra propia fragilidad que tantas veces pone de
manifiesto lo endebles que somos, nuestras ideas, nuestras
seguridades, con tu ejemplo nos enseñas que las caídas nunca
deben parar nuestro camino y que siempre podemos elegir:
rendirnos o levantarnos contigo.
Para nuestra oración: ¿Dónde experimento que ya me he rendido? ¿De qué situación hoy tu ejemplo me quiere levantar?
CUARTA ESTACIÓN
JESÚS SE ENCUENTRA CON SU MADRE
Te adoramos oh cristo y te bendecimos Que por tu santa cruz redimiste al mundo
“Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena”. Jn 19,25
Reflexión:
En muchos momentos de nuestra vida ¡cuánto nos
reconforta ver a las personas que amamos!, aunque no puedan
decir nada, tan solo con su mirada, con su cercanía, con su amor nos
animan para seguir en medio del desconcierto, de la dificultad.
En este camino de la cruz, Jesús encuentra a su madre. Sus
miradas se cruzan y al mirarse entran en sintonía de amor en medio
del sufrimiento. María sabe quién es su Hijo, sabe cuál es su misión.
¿Qué pasa en el corazón de Jesús cuando se encuentra con ella?
¿Qué pista le está dando a mi vida en medio del dolor?
Descubrimos que en este camino nosotros también
necesitamos de este encuentro amoroso, el encuentro con nuestra
madre, porque ella conoce nuestro corazón, ella conoce la
necesidad de seguridad, de compañía de confianza a la que ella nos
está invitando.
Actividad: En este momento estamos llamado al encuentro con la Madre, te invitamos a tomar alguna imagen de ella que te ayude y mirarla a los ojos, que puedas tu hoy ser el protagonista de ese encuentro con ella, que pueda su mirada también animarte a continuar, te sugerimos que pueda ser un momento profundo y entrañable en el que le puedes expresar la necesidad de su compañía materna en tu vida y en la de tu familia, expresándole lo que llevas en el corazón.
QUINTA ESTACIÓN
EL CIRENEO
Te adoramos oh cristo y te bendecimos Que por tu santa cruz redimiste al mundo
Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo forzaron a que llevara la cruz. Mt 27, 32; 16, 24
Reflexión:
Simón de Cirene, de camino hacia casa volviendo del trabajo,
se encuentra casualmente con aquella escena de condenados a
muerte, un espectáculo quizás habitual para él. Los soldados usan
su derecho de coacción y le cargan con la cruz. ¡Qué enojo debe
haber sentido al verse improvisamente implicado en el destino de
aquellos condenados! Hace lo que debe hacer, más, acompañando
a Jesús y compartiendo el peso de la cruz, el Cireneo comprendió
que era una gracia poder caminar junto a este Crucificado y
socorrerlo.
El misterio de Jesús sufriente y mudo le llegado al corazón.
Jesús, cuyo amor divino es lo único que podía y puede redimir a toda
la humanidad, quiere que compartamos su cruz para completar lo
que aún falta a sus padecimientos (Col 1, 24). Cada vez que nos
acercamos con bondad a quien sufre, a quien es perseguido o está
indefenso, compartiendo su sufrimiento, ayudamos a llevar la
misma cruz de Jesús.
Escuchamos el testimonio de nuestra hermana misionera Rosa
Ortega, lo encontramos en el canal como:
Testimonio Quinta estación: Video de Rosa Ortega
El video lo encuentras en:
Nuestro canal de Youtube Pascua Retiro VD 2020
Nuestra página www.verbumdei.es Pascua Retiro 2020 (Loeches)
SEXTA ESTACIÓN
LA VERÓNICA
Te adoramos oh cristo y te bendecimos Que por tu santa cruz redimiste al mundo
“No tenía figura ni belleza. Lo vimos sin aspecto atrayente,
despreciado y evitado por los hombres, como un hombre de
dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan
los rostros; despreciado y desestimado”. Isaías 53, 2-3
“Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro». Tu rostro buscaré,
Señor, no me escondas tu rostro. Sal 26,8
Reflexión:
«Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro» (Sal 26,
8-9). Verónica encarna este anhelo de todos los creyentes de ver el
rostro de Dios.
Ella, en principio, en el Vía crucis de Jesús no hace más que
tener un gesto de bondad: ofrece un paño a Jesús. No se deja
contagiar ni por la brutalidad de los soldados, ni inmovilizar por el
miedo de los discípulos. Esta la imagen de la mujer buena que, en la
turbación y en la oscuridad del corazón, mantiene la bondad, sin
permitir que su corazón se oscurezca.
«Bienaventurados los limpios de corazón –había dicho el
Señor en el Sermón de la montaña–, porque verán a Dios» (Mt 5, 8).
Inicialmente, Verónica ve solamente un rostro maltratado y
marcado por el dolor. Pero el acto de amor imprime en su corazón
la verdadera imagen de Jesús: en el rostro humano, lleno de sangre
y heridas, ella ve el rostro de Dios y de su bondad, que nos
acompaña también en el dolor más profundo. Únicamente
podemos ver a Jesús con el corazón. Solamente el amor nos deja ver
y nos hace puros. Sólo el amor nos permite reconocer a Dios, que es
el amor mismo.
Preguntas:
¿Dónde encuentro hoy tu rostro, en qué lugar me invitas a
contemplarlo hoy y acercarme con valentía como está mujer que
supo reconocer el rostro de Dios?
SEPTIMA ESTACIÓN
JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ
Te adoramos oh cristo y te bendecimos Que por tu santa cruz redimiste al mundo
“Él llevó nuestros pecados en su cuerpo hasta el leño, para
que, muertos a los pecados, vivamos para la justicia. Con sus
heridas fuisteis curados”. 1 Pedro 2, 24
Reflexión:
Estás allí Jesús en el suelo, como cualquiera de
nosotros cada día, que frecuentemente recaemos bajo el
peso de nuestra debilidad y muchas veces nos cansamos
porque vemos que pronto otra vez nos encontramos de en
el suelo, cuando nos damos cuenta de que no basta nuestra
buena voluntad para seguir adelante, para amar, para
perdonar, para intentarlo de nuevo, es el momento de
pedirle a Él que nos enseñe a no dejarnos vencer por el
pesimismo, porque muchas veces caemos.
Hoy nosotros somos invitados a orar desde el fondo
del corazón: con estas palabras que nos exhorta el Papa
Francisco en la Evangelii Gaudium 3: “Decirle al Señor: “…Te
necesito rescátame de nuevo, Señor, acéptame una vez más entre
tus brazos redentores”. ¡Nos hace tanto bien volver a Él cuando nos
hemos perdido! Insisto una vez más: Dios no se cansa nunca de
perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de acudir a su
misericordia. Aquel que nos invitó a perdonar «setenta veces
siete» (Mt 18,22) nos da ejemplo: Él perdona setenta veces siete.
Nos vuelve a cargar sobre sus hombros una y otra vez. Nadie podrá
quitarnos la dignidad que nos otorga este amor infinito e
inquebrantable. Él nos permite levantar la cabeza y volver a
empezar, con una ternura que nunca nos desilusiona y que siempre
puede devolvernos la alegría”
Repite esta oración que nos propone el Papa Francisco,
pidiéndole a Dios la gracia de dejarte levantar por Él.
OCTAVA ESTACIÓN
JESÚS SE ENCUENTRA CON LAS MUJERES DE
JERUSALÉN
Te adoramos oh cristo y te bendecimos Que por tu santa cruz redimiste al mundo
“Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: Hijas de Jerusalén, no
lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos, porque
mirad que llegará el día en que dirán: «dichosas las estériles
y los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han
criado». Entonces empezarán a decirles a los montes:
«Desplomaos sobre nosotros»; y a las colinas:
«Sepultadnos»; porque si así tratan al leño verde, ¿qué
pasará con el seco?” Lc 23, 28-31
Reflexión:
Jesús estás viviendo el dolor y me sorprende que tengas
energías para detenerte frente a las mujeres y darles una palabra de
aliento a las mujeres que lloran, es la muestra de la generosidad de
quien mira más a los demás que a sí mismo, incluso en una situación
de angustia.
La escena nos conmueve a nosotros, que muchas veces ante
el dolor creemos que el mundo entero ha de estar a nuestro
servicio, como si fuera el único dolor existente. Nos llama la
atención sobre que el compromiso por Jesús va conllevar dolor y
muerte.
Cuantas personas en nuestro mundo en medio de su propio
dolor son capaces de salir de sí mismas al encuentro de los
hermanos, cuantas personas aún con el corazón roto y el dolor en
el corazón son capaces de dar su ayuda o la Palabra de Dios a quien
lo necesita.
Tal vez hoy Jesús me invitas a salir de mi mismo para ir al
encuentro de alguien que necesita atención y consuelo.
¿A quién Señor me estás invitando a buscar y consolar aún cuando
yo también me encuentro abatida?
NOVENA ESTACIÓN
JESÚS CAE POR TERCERA VEZ
Te adoramos oh cristo y te bendecimos Que por tu santa cruz redimiste al mundo
«Siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser
igual a Dios. Sino que se despojó de sí mismo tomando
condición de siervo, haciéndose semejante a los hombres y
apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí
mismo obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz»
(Flp 2,6-8).
Reflexión
Nos llama la atención que la tradición cristiana establezca en el
camino a la cruz una tercera caída ¿Qué nos está tratando de
enseñar? Es una llamada a la atención de que el cristiano, aquel que
camina con Jesús siempre está en peligro de caída: Hasta siete veces
al día cae el justo, dice la Escritura. El caminar en el que sigue a Jesús
es caer y levantarse. Y siempre podemos levantarnos por muy sin
fuerzas que nos creamos y dura sea la caída.
La caída de la que es difícil levantarse –no imposible –es la del
que se creía seguro con fuerzas suficientes sin necesidad de nadie
para superar obstáculos, empujones… Somos seguidores de Jesús
en la medida que débiles y conscientes de nuestra fragilidad nos
caemos una y otra vez. La alegría en el cielo no viene de no caer
nunca, sino de caer y levantarse.
Por ello es importante reconocer la misericordia que viene a
nuestra miseria.
Para tu oración:
En esta estación podemos pedir desde la conciencia de que
todos somos pecadores, por todos aquellos, que, debido a su
fragilidad, su debilidad física o emocional, algún vicio o su propio
pecado hoy se encuentran en el suelo sintiendo que no se pueden
levantar, pensemos en situaciones concretas tal vez rostros
conocidos o anónimos que hoy experimentan que no pueden
continuar, que nuestra oración les de fuerza para dejarse levantar
por Dios.
DECIMA ESTACIÓN
JESÚS ES DESPOJADO DE VESTIDOS
Te adoramos oh cristo y te bendecimos Que por tu santa cruz redimiste al mundo
Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota (que quiere decir
«La Calavera»), le dieron a beber vino mezclado con hiel; él
lo probó, pero no quiso beberlo. Después de crucificarlo, se
repartieron su ropa echándola a suertes y luego se sentaron
a custodiarlo. Mt 27, 33 -36
Reflexión:
Jesús eres despojado de todo, te han dejado desnudo, que
momento más fuerte el Hijo de Dios despojado de todo, ¿De qué
me quieres hacer consciente hoy?
Hoy muchas personas en nuestro mundo también son
despojadas, siendo hijos de Dios son vulneradas en su dignidad, por
ello es muy importante poder hacer consciencia de la actualidad de
esto que vemos en Jesús, en tantos hermanos, no necesitamos ir
muy lejos aquí en nuestro país, hoy Jesús nos está invitando a poder
traer a nuestra mente y corazón sus rostros a poner a la imagen de
Jesús siendo despojado la de tantos migrantes, personas explotadas
física o emocionalmente, maltratadas o sin lo mínimamente
necesario para vivir.
Podemos dialogar con Jesús estas preguntas:
¿Qué puedo hacer yo? ¿Cómo me estás invitando hoy a mí a
contribuir en la labor de reconocer la dignidad de tus hijos mis
hermanos?
Si te ayuda escribe en un papel una realidad por la que desde hoy te
comprometas a pedir en tu oración diaria y a preguntarle a Dios
¿Cómo ayudarles?
Testimonio Decima Estación : Video de Martha Piano El video lo encuentras en:
Nuestro canal de Youtube Pascua Retiro VD 2020
Nuestra página www.verbumdei.es Pascua Retiro 2020 (Loeches)
DÉCIMO PRIMERA
JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ
Te adoramos oh cristo y te bendecimos Que por tu santa cruz redimiste al mundo
“Lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echándolas a
suerte, para ver lo que se llevaba cada uno. Era media
mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación
estaba escrito: “El rey de los judíos”. Crucificaron con él a dos
bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. Así se
cumplió la Escritura que dice: “Lo consideraron como un
malhechor” Mc 15,24-28
Reflexión:
También hoy, como Jesús, muchos hermanos y hermanas
nuestros están clavados al lecho de dolor, en hospitales, asilos de
ancianos, en nuestras familias, la enfermedad no pide permiso, llega
siempre de improviso, trastoca y limita los horizontes y pone a dura
prueba la esperanza, en los que se puede experimentar la soledad e
incluso la desesperación: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
abandonado?» (Mt 27,46).
Que nuestra mano sea siempre para acercar, consolar y
acompañar a los enfermos, levantándolos de su lecho de dolor,
ahora tan palpable en esta situación nosotros lo podemos hacer a
través de nuestra oración por todos aquellos que están en cama
identificándose con nuestro maestro, nosotros mismos si
padecemos alguna enfermedad o cuidamos de alguna persona.
Es muy grande lo que Dios nos quiere enseñar hoy, a
sensibilizarnos con su dolor, a orar por ellos o ayudarles de la
manera que podemos en este momento, a ofrecer nuestras propias
situaciones en los que experimentamos que nosotros también
somos traspasados por el dolor.
Te invitamos a contemplar un crucifijo sus manos y sus pies
traspasadas por los clavos y orar en esta estación por todos los que
están hoy unidos a este dolor a través de la enfermedad.
DECIMO SEGUNDA
JESÚS MUERE EN LA CRUZ
Te adoramos oh cristo y te bendecimos Que por tu santa cruz redimiste al mundo
Era ya como la hora sexta, y vinieron las tinieblas sobre toda
la tierra, hasta la hora nona, porque se oscureció el sol. El
velo del templo se rasgó por medio. Y Jesús, clamando con
voz potente, dijo: «Padre, a tus manos encomiendo mi
espíritu». Y, dicho esto, expiró (Lc 23,44-46).
Jesús, quiero mirarte, quiero entenderte, quiero que mi
corazón sienta lo que a ti te pasa en este momento; ¿Por qué tanto
amor mi Jesús?
Por ti muero en una cruz para que reconozcas en mí a tu
Amigo y Redentor; por siempre estaré contigo, pues, eres
valioso a mis ojos. Por amor hacia ti, doy libremente mi vida
para que tengas libertad, paz y vida en abundancia.
Por tu muerte Jesús, me hablas de tu amor sin medida y sin
límite por mí. En ti puedo descubrir el precio y el mayor sentido de
mi vida. Por tu muerte por mí, yo puedo ver tu gran amor hasta el
extremo por mí y por cada persona humana. Jesús, tu muerte hoy
me habla de tantos hermanos y hermanas que mueren por falta de
amor, de justicia, de desigualdades y violencia, del egoísmo, de la
indiferencia e ingratitud, de silencio y falta de compromiso, etc...
Jesús, mi Señor: quiero salir de mi silencio para hablar con mi vida y
actos de tu amor; quiero salir de mi indiferencia para verte hoy en
cada persona; quiero morir en mi yo para invertir mi vida al servicio
de los de mi casa, de mi familia, de mi entorno y lugar de trabajo.
Unido a Ti Jesús, quiero también entregar mi vida para que los
demás tengan vida y la disfruten
Si te puedes poner de rodillas unos momentos en silencio
frente a un crucifijo y dar gracias por su Amor entregado,
ofreciéndole lo que tú quieras en este momento de unión con Él.
Testimonio Decimo Segunda estación: video de Pilar El video lo encuentras en:
Nuestro canal de Youtube Pascua Retiro VD 2020
Nuestra página www.verbumdei.es Pascua Retiro 2020 (Loeches)
DECIMO TERCERA
JESUS ES BAJADO DE LA CRUZ
Y PUESTO EN LOS BRAZOS DE SU MADRE
Te adoramos oh cristo y te bendecimos
Que por tu santa cruz redimiste al mundo
Había un hombre, llamado José, que era miembro del
Sanedrín, hombre bueno y justo (este no había dado su
asentimiento ni a la decisión ni a la actuación de ellos); era
natural de Arimatea, ciudad de los judíos, y aguardaba el
reino de Dios. Este acudió a Pilato y le pidió el cuerpo de
Jesús. Y, bajándolo, lo envolvió en una sábana y lo colocó en
un sepulcro excavado en la roca, donde nadie había sido
puesto todavía (Lc 23,50-53).
Reflexión:
Jesús has bajado hasta la oscuridad de la muerte. Pero tu
cuerpo es recibido por manos piadosas y envuelto en una sábana
limpia (Mt 27, 59). La fe no ha muerto del todo, el sol no se ha
puesto totalmente. Cuántas veces parece que estés durmiendo.
Qué fácil es que nosotros, los hombres, nos alejemos y nos digamos
a nosotros mismos: Dios ha muerto. Haz que en la hora de la
oscuridad reconozcamos que tú estás presente. No nos dejes solos
cuando nos aceche el desánimo. Y ayúdanos a no dejarte solo.
Danos una fidelidad que resista en el extravío y un amor que
te acoja en el momento de tu necesidad más extrema, como tu
Madre, que te arropa de nuevo en su seno. Ayúdanos, ayuda a los
pobres y a los ricos, a los sencillos y a los sabios, para poder ver por
encima de los miedos y prejuicios, y te ofrezcamos nuestros
talentos, nuestro corazón, nuestro tiempo, preparando así el jardín
en el cual puede tener lugar la resurrección.
DECIMO CUARTA ESTACIÓN
JESÚS ES PUESTO EN EL SEPULCRO
Era el día de la Preparación y estaba para empezar el sábado.
Las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea lo
siguieron, y vieron el sepulcro y cómo había sido colocado su
cuerpo. Al regresar, prepararon aromas y mirra. Y el sábado
descansaron de acuerdo con el precepto (Lc 23,54-56).
Reflexión:
En el momento de su sepultura, comienza a realizarse la
palabra de Jesús: «Si el grano de trigo no cae en tierra y muere,
queda infecundo; pero si muere, dará mucho fruto» (Jn 12, 24).
Te entregan Jesús, una vez más te entregan a las manos del
hombre, pero esta vez te acogen las manos amables de José de
Arimatea y de algunas mujeres piadosas venidas de Galilea, que
saben que tu cuerpo es precioso. Estas manos representan las
manos de todas las personas que nunca se cansan de servirte y que
hacen visible el amor del que el hombre es capaz. Este amor es el
que justamente nos hace esperar en que un mundo mejor es
posible; sólo basta que el hombre esté dispuesto a dejarse alcanzar
por la gracia que viene de Ti.
En esta estación te confiamos a todos los hombres y mujeres
de buena voluntad que toman en sus manos a través de diferentes
servicios a nuestros hermanos que sufren les pedimos que su fe y
su amor no decaiga.
ORACIÓN AL FINAL DEL VIACRUCIS PAPA FRANCISCO
Señor Jesús, ayúdanos a ver en Tu Cruz todas las cruces del mundo;
la cruz de las personas hambrientas de pan y de amor;
la cruz de las personas solas y abandonadas por sus propios hijos y
parientes;
la cruz de las personas sedientas de justicia y de paz;
la cruz de las personas que no tienen el consuelo de la fe;
la cruz de los ancianos que se arrastran bajo el peso de los años y la
soledad;
la cruz de los migrantes que encuentran las puertas cerradas a
causa del miedo y de los corazones blindados por cálculos políticos;
la cruz de los pequeños, heridos en su inocencia y en su pureza;
la cruz de la humanidad que vaga en lo oscuro de la incertidumbre y
en la oscuridad de la cultura de lo momentáneo;
la cruz de las familias rotas por la traición, por las seducciones del
maligno o por la homicida ligereza del egoísmo;
la cruz de los consagrados que buscan incansablemente portar Tu
luz en el mundo y que se sienten rechazados, ridiculizados y
humillados;
la cruz de los consagrados que en su caminar han olvidado su primer
amor;
la cruz de tus hijos que, creyendo en Ti y buscando vivir según Tu
palabra, se encuentran marginados y descartados incluso por sus
familiares y sus coetáneos;
la cruz de nuestras debilidades, de nuestras hipocresías, de nuestras
traiciones, de nuestros pecados y de nuestras numerosas promesas
rotas;
la cruz de Tu Iglesia que, fiel a Tu Evangelio, se fatiga para llevar Tu
amor también entre los mismos bautizados;
la cruz de la Iglesia, Tu esposa, que se siente asaltada
continuamente en lo interno y lo externo;
la cruz de nuestra casa común que seriamente se marchita bajo
nuestros ojos egoístas y cegados por la codicia y el poder.
Señor Jesús, reaviva en nosotros la esperanza de la resurrección y
de Tu
definitiva victoria contra todo mal y toda muerte. ¡Amén
Oración Final del Viacrucis 2019