año 10 / nº 49 febrero / marzo 2018

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Nadia Guthmann en ARTE Y OFICIO páginas 17 a 21 Año 10 / Nº 49 Febrero / Marzo 2018 Bariloche - Patagonia / Distribución gratuita

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Nadia Guthmann en ARTE Y OFICIO páginas 17 a 21

Año 10 / Nº 49Febrero / Marzo 2018

B a r i l o c h e - P a t a g o n i a / D i s t r i b u c i ó n g r a t u i t a

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EditorialLa revista del TOdO

Queridos amigos:

El tiempo no se detiene, el 2018 ya está en marcha y aquí estamos compartiendo un nuevo número de Revista TODO. La propuesta comienza con la segun-da entrega del Archivo Visual Patagónico –coordinado por Federico Silin y secundado en el texto por Hans Schulz– sobre las estancias de la Patagonia –en este caso las de la región del Nahuel Huapi– y continúa con los habituales saberes compartidos por la doctora Sara Itkin. Acto seguido Sebastián Carapezza nos convida su charla con Miguel Nietzsche –un músico en bici-cleta– antes que Nadia Guthmann nos deslumbre en nuestra galería de Arte y Oficio con sus fabulosas –por bellas y por enormes– esculturas, las que a continua-ción acompañan –en Páginas Patagónicas– dos cuen-tos imperdibles del escritor viedmense Pablo Tolosa. Llegando al final Luciano Arancibia Agüero los invitará a compartir la historia de Pájaro Azul / Puerto Moreno –barrio centenario entre los que pueblan San Carlos de Bariloche– y la “maestra” Silvia Schujer deleitará a los más pequeños con uno de sus relatos, antes que Cholo Pereira e Irene Peralta le pongan su sabroso broche a esta edición, templada –para ustedes– en el corazón del verano. Que la disfruten y ¡hasta el otoño!

El equipo de Revista Todo

StaffDirección General: Roberto Juan GilioDirección Editorial: Sebastián di SilvestroDirección Comercial: Irene PeraltaEscriben en este número: Hans Schulz, Sara Itkin, Sebastián Carapezza, Nadia Guthmann, Raúl Catalá, Pablo Tolosa, Luciano Arancibia Agüero, Silvia Schujer, Cholo Pereira e Irene E. Peralta.Colaboraron con este número: Federico Silin, Miguel Nietzsche, Nadia Guthmann, Luciano Arancibia Agüero y Laura García Rodríguez.Humor Gráfico: Gabino TapiaRedacción y Corrección: Raúl CataláProducción Editorial: EdICIONES PATAGONIA ESCRITADiseño original: jgofinDiagramación: dIdOT/diseño & diagramaciónImpresión: Innovación Gráfica SRL - Leandro N. Alem 3447, Munro - Pcia. de Buenos Aires.Propietario de la Publicación: Quetrihué S.A.Dirección: Luis Piedrabuena 5152 – Bariloche / Río NegroRegistro de la propiedad intelectual Nº 5348517

Sumarioarchivo Visual Patagónico Pág. 2

Estancias de la Patagonia:La región del Nahuel Huapi Por Hans Schulz y federico Silin

Salud, Ciencia y Conciencia Pág. 8

Flores de veranoPor Sara Itkin

El fogón del Encuentro Pág. 11

Miguel Nietzsche,un músico en bicicletaPor Sebastián Carapezza

Arte y Oficio Pág. 17

Nadia Guthmann San Carlos de Bariloche

Páginas Patagónicas Pág. 22

Malditos animalesPor Pablo tolosa

Hombres y Mujeres de mi tierra Pág. 27

Historia de un barrioPor Luciano arancibia agüero

todos los Chicos Pág. 32

Juegos, curiosidadesy cuentos para pensar…

El astronauta del barrioPor Silvia Schujer

Costumbres del Sabor y del Saber Pág. 36

Sopas fríasPor Cholo Pereira

Papas rellenas libres de glutenPor Irene Enriqueta Peralta

Cartas de Papel Pág. 39

A todo Humor con Gabino Tapia

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2 Archivo Visual Patagónico

Estancias de la Patagonia:La región del Nahuel Huapi

“Hasta finales del siglo diecinueve los originarios del surhabitaron y vivieron sus vidas en tierras de “pastos libres”

sin posesión formal por parte del Estado Nación.”

Por Hans Schulz y Federico Silin

Un espacio sin fronteras

“La verdadera frontera estaba en la estepa, no en la cordillera”

Ivanissevich (2016)

Si vamos a hablar de estancias debemos hablar de las relaciones de los habitantes con su espacio y de la posesión de la tierra. Hasta finales del siglo XIX los originarios del sur habitaron y vivieron sus vidas en tierras de “pastos libres”, sin posesión for-mal por parte del Estado Nación. Anexadas por este último pasaron a ser tierras “públicas”. Para com-prender este proceso basta con consultar el conjunto de leyes que se promulgaron a partir de la segunda mitad del siglo XIX, bien expuesto por la historiado-ra Susana Bandieri en el capítulo 9 –la distribución inicial de la tierra pública– de su obra “Historia de la Patagonia” (2005). A partir de ese momento la fron-

tera agro-exportadora se amplió hasta los rincones más remotos de la Patagonia.

Hay quienes imaginan una historia local o acaso regional independiente, como si la capacidad de de-cisión estuviera en las manos de los actores locales. Eso nunca fue así, incluso en el tiempo de los origi-narios. El vasto territorio que abarcaba las llanuras del sur de Chile sobre el Océano Pacífico hasta las desoladas estepas de la costa atlántica siempre fue un espacio sin fronteras y no se puede concebir su dinámica sin tomar en cuenta el contexto mundial. En cuanto a la historia más reciente, si bien el tras-fondo económico y social es similar entre los pro-cesos que se dieron en la cordillera y aquellos que se dieron en las planicies esteparias del este, existen algunas diferencias que se manifiestan claramen-te en la historia de las estancias. Parafraseando a Ivanissevich: “la distribución del “desierto” y la admi-nistración de la belleza” siguió caminos diversos a lo largo de ambos espacios geográficos.

Vista hacia el casco de la Estancia El Cóndor de Conrado Molina, Ca. 1920

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3Archivo Visual Patagónico

Estancias de la estepa y la transición

En la estepa privó la lana y en la transición hacia las montañas una mezcla racional entre la cría de ovinos y de ganado bovino según la riqueza de los pastos. El disfrute de la belleza natural y el ocio no caracterizaron a ese espacio geográfico. Los ritmos anuales estaban marcados por la actividad producti-va, la venta de corderos, la esquila, el baño. En cuan-to a la propiedad de la tierra en esas regiones del este de Bariloche, esta fluctuó entre la adquirida por premios militares y las concesiones otorgadas por los estados a ambos lados de la frontera a grandes sociedades anónimas que crearon inmensos latifun-dios para la explotación lanar. Tal es el caso de “La Chile-Argentina” cuyas propiedades pasaron luego en gran parte a la “Sociedad anónima Gente Grande”. Para vender su producción utilizaban tanto el circui-

to cordillerano –hacía Chile– como el del Atlántico. Hasta entrada la década del 30 del siglo XX, “en los tiempos de la frontera abierta, una parte importan-te de la producción bovina de las estancias cerca-nas a los Andes, se trasladaba a pie a través de la cordillera para su comercialización en los mercados transandinos. (…) Para mediados de la década del 20, prácticamente la totalidad de los campos se halla-ban alambrados, las estancias se comunicaban entre si por medio de teléfono y poseían balsas propias para el cruce de los ríos.” Bandieri (2005). En los in-tersticios de las estancias quedaron los fiscaleros, en gran parte descendientes de los habitantes origina-rios, pobladores preexistentes que ocupaban tierras poco productivas con permisos precarios y sin título definitivo. Una recorrida por los campos aledaños del este de nuestra ciudad revela con claridad todo este proceso. Ejemplos clásicos de grandes estancias de

Almacén de Ramos Generales de Jarred Jones en Nahuel Huapi

Estancia San Ramón, Ca. 1908 – Foto C. Foresti – Álbum Compañía Chile-Argentina

Jarred Jones junto a su caballo, Ca. 1915 Col. Schulz en Archivo Visual Patagónico

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transición son El Cóndor, San Ramón –de la familia Lahusen a partir de 1921– y Tequel Malal de la fami-lia Jones desde 1887. Tomemos como ejemplo esta última, propiedad del tejano Jarred Jones, casado con la suiza-norteamericana Barbara Dracksler. Ya a fines del siglo XIX y hasta entrado el XX regenteaba una balsa para cruzar el Limay y un almacén de ramos generales con posibilidades de alojo. La historia de este verdadero pionero y el rico anecdotario que lo rodea son bien conocidos en la región. En 1913 viajó a los Estados Unidos a visitar a su familia en Texas y compró los tres primeros automóviles de la zona. En la estancia de la familia se criaban ovejas, vacas y ca-ballos y en los primeros tiempos su ganado se arrea-ba a pie hasta los mercados chilenos del otro lado de la Cordillera a dónde ya había llegado el ferrocarril desde Santiago en 1913. El casco de la estancia, situa-do en un extenso y fértil mallín, se incendió en 1990.

Las fotos que acompañan esta nota lo documentan. En aquellos años alrededor de la primera estancia y a orillas del Limay nació un pequeño poblado que con-taba con modestas instalaciones que incluían registro civil, juzgado de paz, correo y un destacamento de policía. De los grandes establecimientos ganaderos del Nahuel Huapi, esta estancia es una de las pocas que no fue parte de las grandes sociedades anónimas extra-nacionales ni de grandes grupos económicos nacionales como es el caso de la estancia San Ramón de la familia Lahusen. De esta última también com-partimos algunas fotos de su antiguo casco antes de su traslado a la actual ubicación en 1926.

Las estancias del lago

Las estancias de la estepa y la transición ad-ministraban la producción y una cuota de belle-

Desembocadura del Río Limay y vista a Nahuel Huapi, Ca. 1913 - Col. Frey en Museo de la Patagonia

Vista de la Estancia El Cóndor, Ca. 1930 Jardines de la Estancia El Cóndor, Ca. 1930

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za. Las estancias que se crearon entre y dentro del mosaico de lotes de la Colonia Agrícola Ganadera de Nahuel Huapi (1902) también tuvieron en un principio una administración equilibrada de am-bas pero, con el tiempo, terminaron administran-do sólo lo segundo. Para comprenderlo basta con citar las apreciaciones del pionero suizo Leonard Ardüser cuando recuerda su primera vista al Lago Nahuel Huapi en el año 1912: “Primero observamos a mucha distancia el hermoso cordón que forma la cordillera y de golpe abajo, apareció ante nues-tros ojos el azul profundo del lago, que se estira entre un paisaje lleno de lomas y cerros, perdién-dose con sus brazos entre la cordillera, cuyas cum-bres más altas estaban coronadas por la nieve. (…) Estábamos frente a una de las incontables obras maestras de Dios, que jamás fueron ni podrán ser imitadas por ningún constructor o artista. En el pri-mer momento la agradable sorpresa nos dejó sin habla y, cuando nos repusimos, no podíamos con-tener nuestros gritos jubilosos de regocijo, alegría, felicidad y agradecimiento.”

Cerca del lago la belleza marcó el rumbo y con ella llegaron los turistas y la especulación por la tie-rra. A partir de 1922 y, luego, a partir de 1934, con la creación del Parque Nacional y la llegada del ferro-carril, las estancias del lago encontraron su destino y como dice Ivanissevich “comenzó entonces la expul-sión de los pobladores rurales desde las “postales” hacía los poblados emergentes. (…) Para algunos el Parque Nacional se convertiría en la extensión salvaje de los jardines de sus residencias veraniegas.”

Ejemplos de esta lenta y sostenida conversión abundan. Como ya mencionamos, un testimonio de gran valor para comprender este proceso es la historia

de Leonhard Ardüser y Paul Buol, dos suizos pione-ros que relatan su vida cotidiana en Puerto Manzano entre 1913 y 1921 y en la Estancia Modelo Far West –luego Huemul– de Anchorena y Ortiz Basualdo, en-tre 1922 y 1925. Sus avatares relatados con gran de-talle en forma de crónica describen la vida sacrificada

Estancia San Ramón, Ca. 1908 – Foto C. Foresti Álbum Compañía Chile-Argentina

Puerto Sabana, Estancia Huemul de la Flia. Ortiz Basualdo, Península Huemul, Ca. 1930 - Col. Meelboom en AVP

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de los pequeños emprendimientos cordilleranos al-rededor del lago, la importancia de este como espa-cio abierto de comunicación en una región escasa de caminos y de cómo estos establecimientos original-mente productivos –47 vacas lecheras, 154 vacunos y novillos y 67 lanares en Puerto Manzano en 1920– comienzan ya, en una etapa muy temprana, su lenta conversión a espacios recreativos que proveen servi-cios en función de la administración de la belleza. “El despertar de Bariloche” (1968) de Exequiel Bustillo, Presidente de la Dirección de Parques Nacionales 1934-1944, complementa desde una óptica directiva lo que Ardüser expresa desde la óptica del hombre común. Un clásico ejemplo de estas estancias del lago es la de la Península Huemul de la que aportamos algunas fotografías. El edificio principal fue diseñado

por el arquitecto inglés H. B. Collcut –que nunca visitó Nahuel Huapi– y finalizado en 1927. “Si miramos con atención la casona de Huemul veremos allí el embrión arquitectónico de las más importantes obras de la re-gión.” Vallmitjana (2003)

Los que no escribieron su historia fueron los cien-tos de pobladores preexistentes, los habitantes con permisos precarios y los que fueron considerados “intrusos”. A partir de 1934, la especulación inmobi-liaria y los efectos de la “Isla autónoma de Parques Nacionales”, crearon un nuevo entorno que influyó poderosamente en la economía y la sociedad de la región, influyendo también en la dirección de los ne-gocios ganaderos de las estancias y en su posterior conversión hacía el turismo y el ocio en general. Las fotos que acompañan esta nota así lo demuestran.

Residencia Ortiz Basualdo, Ca. 1927 Col. Lunde en Archivo Visual Patagónico

Familia Anchorena, Estancia Huemul, año 1927 – Colección Ortíz Basualdo en AVP

Casco de la Estancia Fortín Chacabuco de G. Newbery, año 1928 – Colección Lunde en AVP

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7Archivo Visual Patagónico

tiempos de cambio

Con el paso de los años nuestras percepciones se reinventan y reflejan los valores y las ideas de la so-ciedad urbana e híper conectada del nuevo siglo. En tiempos de la “modernidad liquida” también nues-tras percepciones de la naturaleza que nos rodea están cambiando.

El uso productivo que le diéramos durante las primeras décadas de la colonia Agrícola Ganadera y Maderera al territorio y que el turismo y la creación de los Parques Nacionales obligaran a mutar, hoy se encuentra en una nueva fase de transformación. En la cordillera algunos pocos todavía utilizan la natu-raleza para la producción, la mayoría la usa para el goce estético, para salvaguarda de los recursos na-turales primigenios y para ambiciosas acciones de aventura planificada.

Una mirada a la historia de las estancias de la Patagonia –pequeñas, medianas y grandes– nos ayu-da a comprender esta transformación regional que comenzando con el tiempo pionero de fines del siglo XIX nos lleva hasta el complejo escenario actual en que conviven las viejas formas heredadas con nue-vas utopías conservacionistas y recambios estructu-rales de corte económico, social y cultural. Pareciera que en la región del Nahuel Huapi la conservación y la administración de la belleza están ganando la partida.

*Hans Schulz (texto) – Federico Silin (selección de imágenes)

Estancia Qetrihué de John O’ Connor, Ca. 1920 - Col. Capraro en Archivo Visual Patagónico

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8 Salud, Ciencia y Conciencia

flores de veranoaunque estemos en el tiempo de los frutos a cada paso

la naturaleza nos deleita con bellísimas flores, la mayoría nativas. Ellas llevan en su savia la historia de la vida en estas tierras.

Por Sara Itkin, Médica Generalista y Naturista

Es el verano el tiempo en que disfrutamos cami-natas al aire libre, subiendo montañas o juntando piedras a la orilla de lagos y arroyos. Es el momen-to de sentirnos naturaleza, de valorar ese aire puro que respiramos aquí en el sur, de no dejar de sor-prendernos con el agua clara que baja de los des-hielos, de agradecer a los árboles su sombra fresca...

A cada paso la madre natura, aunque estemos en el tiempo de los frutos, nos sigue deleitando con bellísimas flores, la mayoría nativas. Son ellas las que viven desde siempre en el territorio que habi-tan y llevan en su savia la historia de la vida en estas tierras, sin conocer de límites políticos de países ni de provincias.

En el bosque andino patagónico, desde Neuquén hasta Tierra del Fuego en la Puelmapu –hoy Argentina– y en el territorio contiguo del otro lado de la cordillera en el Ngulumapu –actualmente Chile–, muy cerquita de cascadas y arroyos deslum-

amancay - alstroemeria aurantiaca

Chilco - fuchsia magellanica

bran las flores del chilco, conocido también como aljaba o fucsia. Su nombre originario –chilko– hace referencia al fruto, que es aguachento. Su deno-minación botánica es Fuchsia magellanica. Es un arbusto siempreverde, de ramas finas de color ma-rrón claro, hojas verde brillante, alargadas (lanceo-ladas), con bordes dentados y nervaduras rojizas. Cuelgan solitarias y péndulas sus flores, como si fuesen farolitos chinos de color rojo fucsia y péta-los morados. Su fruto es una baya negra, carnosa y muy dulce. Desde siempre el pueblo Mapuche ha usado sus hojas y flores en infusión para aliviar do-lores menstruales y equilibrar ciclos irregulares con menstruaciones escasas. También es recomendable para regular la presión arterial si se encuentra alta, siendo buen diurético. Sus ramas, en decocción, sir-ven para teñir de negro la lana.

Atrapa nuestra mirada el rojo intenso de sus flo-res, aunque podemos encontrarlas de color amari-llo. Leliantü o llallante es su nombre originario en la lengua de la gente de la Tierra –el mapuzun-gun–, que significa “que mira al sol”. Se conoce tam-bién como hierba del clavo debido al aroma que desprende su raíz, muy similar al clavo de olor. Su nombre botánico es Geum chiloense. Crece natu-ralmente en los bosques húmedos de la región an-dino-patagónica, a ambos lados de la cordillera. Es perenne y de comportamiento vivaz, esto significa que en los tiempos fríos pierde la parte aérea para volver a brotar en primavera. De esta planta se uti-lizan el rizoma y las raíces en decocción, hirviendo

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9Salud, Ciencia y Conciencia

Leliantü o llallante - Geum chiloense

Topa topa - Calceolaria crenatiflora

una cucharada de raíz en ½ litro de agua durante 5 minutos. Es vigorizante sexual por ser buen activa-dor de la circulación periférica, lo que también ayu-da en casos de manos y pies fríos. El aroma a clavo de olor se debe a que ambas plantas presentan eu-genol, un componente aromático con propiedades anestésicas, por lo que resulta útil hacerse buches con la decocción de la raíz cuando hay dolor de muelas. Con la misma preparación pueden lavarse heridas y úlceras de la piel. Aclaración: al usarse su raíz, no conviene extraerla de lugares silvestres, ya que no es muy abundante y atentaríamos contra su supervivencia. Por eso aconsejo su cultivo ya que es fácil adquirirla en viveros.

Uno de los paisajes más bellos en los bosques de coihues y lengas de la cordillera de Neuquén, Río Negro y Chubut lo brindan las flores del aman-cay. Su nombre botánico es Alstroemeria aurea. Es una hierba perenne vivaz, es decir que pierde su parte aérea en el otoño-invierno, pero sigue viva su raíz para volver a retoñar en primavera. Sus ta-llos erguidos llegan a medir hasta 1 metro de alto. Presenta hojas lanceoladas y delgadas, algo carno-sas. Sus bonitas flores amarillo anaranjadas tienen como pintadas estrías rojas en su centro. El fruto es una cápsula redondeada y coriácea con varias semi-

Tel. 0294-4467398e-mail: [email protected]

La topa topa habita lugares húmedos como ori-llas de mallines y cursos de agua en la cordillera, de Neuquén a Tierra del Fuego en Argentina y áreas correspondientes en Chile. Su nombre en mapuzun-gun hace referencia a que “tiene muchas manchas”. Botánicamente se la denomina Calceolaria crenati-flora y hay otras especies de esta planta llamadas también topa topa, como la Calceolaria biflora, en-tre varias. Calceolaria proviene del latín calceolus que quiere decir zapatito o pantufla. Se la conoce también como “zapatito de la virgen” o “zapatito de duende”. Es una planta perenne, vivaz, cuyos ta-llos llegan a crecer hasta 40 centímetros. Sus hojas son de color verde claro y forman rosetas apoyan-do sobre el suelo. Las flores, en el extremo del ta-llo, son de color amarillo intenso y tienen forma de gran labio: el superior es corto y el inferior es mu-cho más desarrollado, en forma de bolsita, llega a medir aproximadamente 2 centímetros de largo, y está salpicado de muchas manchas rojas. De algu-nas especies de topa topa se han hecho híbridos y se cultivan con fines ornamentales. Se usan sus ho-jas para sanar procesos infecciosos de la piel, como granos y abscesos. Para ello se calientan las hojas, se le saca la “pielcita” que las recubre y se aplican sobre la lesión. Son muy atractivas para los polini-zadores, y si hay polinizadores y polinización hay vida en éste mundo.

Cuanto más conozcamos, valoremos, cuidemos y cultivemos las plantas originarias de cada región, será más sana la vida en este planeta.

llas globosas. Los rizomas y tubérculos son comes-tibles, de sabor dulce y agradable, y el agua de su cocción puede utilizarse para la cura de afecciones hepáticas o para contrarrestar el ardor de estóma-go. Desde siempre el pueblo Mapuche supo extraer una harina que se emplea en la elaboración de una fécula o chuño indicado como alimento para perso-nas de estómago delicado y lactantes, debido a su fácil digestión y alto aporte energético. Los rizomas se consumen de distintas maneras, ya sea crudos, hervidos, fritos en aceite o guisados. Espolvoreando dicha fécula en la parte afectada, cura irritaciones de la piel, escoceduras y quemaduras.

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11El Fogón del Encuentro

a la vera del fogón: Miguel Nietzsche, un músico en bicicletaPor Sebastián Carapezza

Miguel tiene dos grandes pasiones: la música y las bicicletas. Entre pedales y notas musicales este multifacético barilochense

comparte sus motivaciones, persistencias y proyecciones.

¿Qué recuerdos tenés ligados a la música en Bariloche?

Me crié en Buenos Aires. A Bariloche llegué con 27 años en el año 1983. Mi viejo no era un tipo muy musical pero tenía una cuestión cultural de aprecia-ción hacia la música. Recuerdo que tenía las 8 pri-meras sinfonías de Beethoven en discos de pasta por ejemplo. Mi madre cantaba, pero ninguno era músico con todas las letras. Sin embargo tengo que rescatar que cuando dije que quería estudiar músi-ca me apoyaron, aunque pretendían que sea agró-nomo porque en ese momento, ante los ojos de la sociedad, estudiar música no pasaba de un hobby. Por suerte esa no era la apreciación de mi viejo. Así que cuando vine a Bariloche comencé a hacer músi-ca. Me contacté con los pocos músicos que había y empecé a tocar enseguida, mientras trabajaba en la cooperativa eléctrica. En ese entonces mi actividad

musical era más como músico y ahora está más liga-da a la docencia, pero está bien, hay que reciclarse y lo importante es siempre dedicarse a lo que te gusta.

A los pocos años de estar en Bariloche le pre-senté al entonces intendente Gagliardi un proyecto para hacer una banda municipal, ese texto lo es-cribí con mi Olivetti y hoy parece un documento histórico. Pero eso no pasó de promesas. Después en 1991 conformé una banda en el barrio Pinar de Festa que se llamó “Los Troncos del Pinar”, ante-cedente de lo que fue luego la Banda Atómica. Al tiempo me convocaron de otro colegio para ha-cer una banda de viento con chicos, así que en un momento estaba con la Banda Atómica y la de ese colegio. Finalmente en 2006 se dan varias cuestio-nes y se cristaliza la banda de vientos de la Escuela Municipal de Arte La Llave, que nace originaria-mente dentro de un programa nacional de Cultura Nación de orquestas y bandas infanto-juveniles.

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12 El Fogón del Encuentro

¿Qué vínculo propondrías con el Estado para me-jorar la promoción social a través de la música?

En este tipo de cuestiones la presencia del Estado es fundamental. La continuidad de los do-centes es el tema más importante a resolver, porque están en una situación muy precaria y tiene que ha-ber continuidad laboral. Si se necesita un clarine-te más vamos a tocar al centro, pasamos la gorra o pedimos una donación, pero no se puede pedir que paguen un sueldo. Ese tiene que ser el rol del Estado y es lo más complicado. Si bien fui a una es-cuela primaria privada de las más caras, creo que la educación estatal tiene que estar presente y ser de calidad, porque si no los espacios educativos sin re-cursos ni herramientas terminan siendo igual a estar en la esquina y a los pibes les tenés que dar algo: un valor concreto y un aprendizaje, sino muchos de ellos andan boyando. Mi idea no es formar músicos profesionales, cada uno se da cuenta si aprende y recibe contenidos, pero por ejemplo si querés ha-cer algo en serio, la lecto-escritura musical es algo básico y si no la tenés, todo va a ser mucho más difícil. No hay que tener miedo de hacer las cosas en serio y profundizar.

Se cumplieron 20 años de la Banda atómica. ¿Cómo sintetizarías esa experiencia?

En ese entonces quise volver a armar una ban-da, así que convoqué a algunos alumnos y gente que conocía, muchos de los cuales eran científicos del Centro Atómico. Ese proyecto tiempo después quedó como algo extracurricular de esa institución, algo que en un principio no se me había ocurri-do. Algunos han empezado como alumnos y en la actualidad son profesionales. También muchas ve-

ces hemos tenido extranjeros, principalmente ale-manes, que vienen por una pasantía o un trabajo concreto y terminan tocando algún instrumento de viento. Creo que durante años seguimos concretan-do ese objetivo, incluso con músicos de alto nivel que si no hubiera sido por la Banda Atómica hoy muchos no estarían soplando, no por falta de apti-tudes, sino por falta de espacio. Todos estos antece-dentes han servido de modelo para lo que después armamos en La Llave.

Hace más de 10 años que sos docente en la Es-cuela Municipal de arte La Llave. ¿Creés que hay suficiente acceso a la música en los barrios populares?

En la actualidad hay mucha oferta, mucha más que cuando llegué a Bariloche. Hay más músicos, orquestas y grupos. También hay mucha movida musical en las iglesias evangelistas. Ayer por ejem-plo con la banda de vientos de La Llave –que está pensada como un proyecto de inclusión social– hi-cimos algo muy lindo: una empresa de turismo nos invitó a ir en barco a Puerto Blest y fuimos y vinimos tocando. En ese viaje nos dimos cuenta que muchos chicos que integran la orquesta no conocen los lu-gares turísticos que ofrece esta ciudad. La banda ya ha ido a Chile dos veces, al Valle, al Bolsón y Villa La Angostura, y para ellos viajar y conocer es muy importante. Muchos de esos chicos conocieron el mar en estos viajes. Es fuerte.

Por otro lado junto con otro profesor trabaja-mos en el colegio Nuestra Señora de la Vida don-de durante algunos años nos ha costado bastante, porque allí la realidad es más dura, pero hasta en esos ámbitos hay un aparente exceso de ofertas. La sociedad moderna nos lleva a esta cosa del aquí y

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13El Fogón del Encuentro

ahora, acrecentado por el acceso ilimitado a todas las redes de información que a veces nos distraen y nos impiden tomar un camino más directo, por ejemplo en el estudio de un instrumento. Antes uno quería estudiar clarinete y como la fotocopia casi no existía, iba a casa Ricordi y pedía los métodos de ese instrumento. Y de cinco métodos existentes, dos eran demasiado caros, dos demasiado difíciles y no te quedaban muchas más opciones. El que quedaba lo comprabas con un esfuerzo económico y entonces lo estudiabas de la primera a la última página. No te planteabas si era divertido o si había otras opciones, era lo que había. Ahora en algunas cuestiones hay una cantidad de información y ofer-tas, que marean y distraen. Hay una cuestión cul-tural de impaciencia, unido con el concepto equi-vocado de que todo tiene que ser gratificante y fácil. No hay una cultura del esfuerzo y del camino obligado que invariablemente nos toca. La cultura moderna trata de vender otra cosa. Por ejemplo, la trompeta es un instrumento físicamente exigente que requiere una cuestión casi atlética. Para tocar la trompeta hay que hacer notas largas y no hay otra que practicar. Es lo mismo que si jugás al fútbol en serio, hay que entrenar y quizás pase mucho tiempo antes que veas una pelota.

Entonces pasamos de un extremo donde lo que te decía el maestro era sacrosanto y no se discutía al otro donde los alumnos cuestionan porque es “aburrido”. Es como ir al médico y que

el paciente le diga qué le tiene que dar. Se piden resultados rápidos, divertidos y eso no sucede. Si uno quiere estudiar un instrumento de viento, más vale que disfrute el camino porque es largo e in-trincado. Es algo que cuesta comprender y más en una educación que está en crisis. A la edad de estos pibes, nosotros rogábamos que nos presten un instrumento y nos den clases gratis, era algo soñado. A estos chicos cuando sean un poco más grandes les va a costar mucho la vida adulta, por-que cuando vas a laburar no siempre es divertido y tenés que ir igual.

¿Cómo definirías las características esenciales de un artista?

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14 El Fogón del Encuentro

Los artistas no tienen que tenerle miedo al tra-bajo y no sirve que estén en un pedestal. Si uno quiere vivir de eso te tenés que embarrar y traspi-rar la camiseta. Esa característica me gusta de un artista. En mi caso si bien no soy uno de esos tipos tocados por la varita mágica tengo otras facilidades, y sin dudas tengo más inteligencia que oído musi-cal. Al respecto hay pibes que tienen algo natural, que aprenden cinco notas y ya están sacando de oído cualquier cosa. Sin embargo esto es un 95 % de traspiración y un 5 % de talento. La gente a ve-ces está buscando el Maradona, el diferente y no es tan así, y a veces son los padres lo que empujan a eso. Yo primero pienso si un alumno viene con una sonrisa y buena onda, si no falta a clases, si trae el instrumento y las partituras, si se lleva bien con los compañeros y el público, si tiene paciencia, y todas esas cosas suman. ¿De qué sirve un tipo talentoso si llega tarde a un concierto? Todo pasa por la energía que uno pone o deja de poner en la actividad que hace. Sin embargo hay una sobrevaloración en la sociedad de ese talento natural, cuando al final de cuentas es algo que “llegó de arriba”, y es a todo lo otro a lo que le pusiste el hombro. Yo valoro eso, aunque obviamente a veces se da la conjunción de las dos cosas. Por eso no creo en los precoces, en ningún ámbito. Un pibe que toca a los 12 años en una orquesta le puede ser casi contraproducente.

Está bueno llegar pero no demasiado pronto, por-que te meten demasiada presión, te quemás dema-siado rápido y perdés otras cosas de la vida.

Cambiemos de tema. ¿Cómo fue trabajar en una bicicletería durante 15 años? ¿Es un oficio en extinción?

Tengo la necesidad de trabajar con las manos, para enchufarme, no para desenchufarme. Abrí una bicicletería no por una cuestión económica, sino porque cuando trabajaba en la cooperativa eléctrica lo empecé como un hobby necesario. Cuando llegué a Bariloche muy pocos andaban en bicicleta. Recién en ese entonces la gente co-menzó a comprar bicicletas de montaña, al punto que me fui de la cooperativa para dedicarme a esto porque llegaba a casa y tenía un montón de trabajo entre las bicicletas que dejaban a reparar y la actividad musical. Así que primero pedí un año de licencia y después terminé renunciando. A nivel económico no me convino pero eso para mí siempre fue secundario. Siempre me apasionó la cuestión de fabricar cuadros artesanales, y aun-que comprobé que se puede vivir de las bicicle-tas, es muy difícil vivir de fabricar esos cuadros. De la misma manera puedo decir que podés vivir de la música, pero no de saxofonista de jazz en Bariloche. Yo lo disfruté mucho pero llegó el mo-mento en que me di cuenta que no iba a crecer y me motivaba más el tema de la formación de ban-das musicales. Sin embargo nunca dejé de traba-jar en el taller. Tener una bicicleta en Bariloche es complicado por el clima. En verano se trabaja un montón pero en invierno casi no hay movimien-to. Nunca me animé a tomar empleados y encarar un emprendimiento más comercial, quizás porque tengo cabeza de artesano.

¿Cuáles son las mayores dificultades que nues-tra ciudad presenta a un ciclista?

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15El Fogón del Encuentro

El clima y el terreno son las principales donde mucho no podemos hacer, pero por la seguridad sí. Yo integro el grupo Bicis x la Vida, que se creó a partir del accidente que sufrió Pablo Ramos, ciclis-ta que fue atropellado. Si bien todos estamos de acuerdo con lo que hay que hacer, el cómo y los caminos para lograrlo son muy distintos. Existen fi-losofías muy diferentes de cómo encarar el uso de la bicicleta en una ciudad. En lo personal le tengo miedo a la infraestructura, porque si hacen una ciclo vía la va a usar el ciclista, pero también la gente para caminar y pasear el perro o el que anda en rollers, y si es una carrera de obstáculos y tardo mucho en llegar a mi destino no la voy a usar. Hay ciclo vías de doble mano que son ingratas, inseguras, incó-modas y lentas. Al andar en bicicleta se hace un aporte específico para mejorar la situación de trán-sito porque es un auto menos circulando, por eso me molesta sentir que soy como un estorbo, como un vehículo de segunda. Creo que el primer paso para que andar en bici sea más cómodo y seguro es que seamos muchos más, porque la presencia de la bicicleta es lo que cambia la cultura de la gente.

Cuesta creerlo pero en los países menos desa-rrollados, el uso de la bicicleta está relacionado con la pobreza. Si bien en Argentina está cambiando un poco, en Chile se nota más. Antes que se pusiera de

moda el mountain bike, la bicicleta de rueda fina era un deporte de clase baja, ya que muchas veces la gente se trasladaba al laburo en bicicleta, y no tenía guita para comprar una motito o un auto, enton-ces el ambiente de una carrera de ruta era popular. El mountain bike cambia eso, tiene otra impronta, atrae gente del ambiente del ski, lo cual es positivo porque lo saca de ese ghetto.

Por ejemplo para los europeos viajar en bicicleta es natural, inclusive muchos no son fanáticos sino que la usan cotidianamente para trasladarse en sus lugares y planifican salidas con amigos en sus va-caciones. Aquí si bien lo está dejando de ser, la bi-cicleta sigue relacionada con la pobreza. En Europa llegás a un hotel en bicicleta y no es ninguna nove-dad, aquí todavía sí.

¿Dónde surgió la idea y la necesidad de hacer la muestra de “bicicletas con historia”?

En la exposición hubo 18 bicicletas expuestas, de las cuales 16 son mías y mayormente están en tan buen estado que las inflás y salís andando. El tema de juntar cosas viejas es un arma de doble filo, porque acumulás como loco, terminás siendo como el viejo de la cueva y no mostrás nada. ¿Para qué tenés un instrumento o formás un grupo? Para mí para compartirlo, y para que la gente lo vea hay

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16 El Fogón del Encuentro

que mostrarlo. Ahí es donde se cierra el círculo. Si no las comparto no sé para qué las tengo. Es como tener un grupo musical y nunca hacer una presenta-ción. En esa muestra me ayudaron muchas personas cercanas con experiencia. Recuerdo que estando en la exposición en La Llave vino un señora ya mayor, y empezó a comparar una foto que traía con las bicis expuestas. Entonces contó la historia de su padre que hizo un viaje en una bicicleta sin cambios, de Cipolletti a Bariloche en mayo del año 38. En ese momento la mayoría no conocía una bicicleta. Si tuviera una buena foto de esa bici, sin dudas cons-truyo una réplica, armo el equipaje y la expongo. Me parece maravilloso rescatar esta historia que debe ser del primer ciclo turista que llegó en bici-cleta a la región. Ese tipo debe haber salido con una manta enrollada arriba de la bicicleta y debe haber caminado bajo la nieve en subida durante horas. Por otro lado en la muestra pretendí reconectar a la gente con la parte placentera y divertida de la bici, con lo lúdico, estético e histórico, para que de ahí surjan ganas de pedalear. Quiero que la tomen como un objeto para hacer una vida más sana, para uno mismo y el entorno.

Un poco me defino como un arqueólogo ciclísti-co porque cuando viajo por el país voy a las bicicle-terías antiguas, a chusmear, tengo viejos conocidos que están en el oficio hace tres generaciones y que se emocionan cuando ven una pieza antigua que les remite a su niñez por ejemplo. En la actualidad hay muchos más negocios de bicicletas, pero hay una tradición de usar y tirar, cuando antes se arreglaba absolutamente todo. El piñón se arreglaba en las bi-cicletas corrientes y ni hablar si tenía varias coronas.

Ahora lo tiran. Por otro lado hay nuevos aspectos de la mecánica de la bicicleta que antes no existían, por ejemplo cómo han evolucionado las suspensiones. Cuesta conseguir gente de oficio, pero a la vez es lógico que las cosas cambien.

¿Qué planes divisás en relación a alguna de tus dos pasiones: las bicicletas o la música?

En la actualidad participo en dos grupos, uno de jazz y el otro un cuarteto de saxofones, con quienes tenemos fechas para tocar y queremos seguir cre-ciendo. A veces uno quisiera dar un salto cualitativo en tamaño y calidad con lo que hace, sobre todo si pretende tener una propuesta inclusiva y social como es la banda de vientos de La Llave. La situa-ción en las escuelas populares está muy complicada y uno piensa hasta qué punto puede cambiar deter-minadas cosas, porque el aporte que uno hace no alcanza, es un trabajo muy de hormiga y molesta que la cosa no funcione un poco más rápido.

Respecto a las bicis tengo tres objetivos. Primero quiero volver a ir a Europa y seguir recorriendo Argentina, porque tengo cada vez más ganas de andar en bicicleta. Después con mi hijo estamos compartiendo ideas que se pueden llevar adelan-te, como porta alforjas, algo fundamental en este lugar que tiene que ser un nudo internacional para el ciclo turismo, porque está en un punto neurálgi-co que recibe visitas de todo el mundo y así como es un centro para el ski debería serlo también para el ciclo turismo. Por último seguir restaurando bici-cletas, algo que lleva mucho tiempo pero que dis-fruto mucho.

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17Arte y Oficio

Nadia Guthmann San Carlos de Bariloche

“Nací en Buenos Aires en 1964 y con 12 años vine a vivir a Bariloche donde enseguida me apasionó andar por las montañas. desde muy chica me fascinaron los seres vivos, la ecología, la evolución. Tanto que estudié Biología en la Universidad Nacional del Comahue y me doc-toré en 1998 becada por Conicet. Mi interés científico iba acompañado por una producción febril de dibujos y esculturas que fui desarrollando –en forma no académica– asistiendo a talleres y cursos. Cuando comencé a usar tejidos metálicos los conceptos biológicos y escul-tóricos confluyeron, haciéndome pensar en los paralelos entre ecología, sociedad y psiquis humana. Los tejidos metálicos remiten a tejidos biológicos, a la piel de los animales. Pero la inclusión de un animal dentro de otro rompe la idea de individualidad y sugiere otro tipo de unidad –la coexistencia – como en los ecosistemas. Por otra parte, la piel en cuestión podría no ser la piel natural, podría ser una piel adquirida, una piel social. Estos animales, de una forma u otra, confrontan lo civilizado con lo salvaje del cuerpo y el espíritu humano. desde 1983 participo en muestras, concursos y simposios de escultura regionales, nacionales e in-ternacionales. Entre las distinciones recibidas en escultura puedo mencionar: Primer Premio Adquisición en el Salón de Río Negro en 2003 y 2009; Mención en el Salón Manuel Belgrano, Museo Sívori, Buenos Aires en 2005; Segundo Premio Adquisición en el Salón Nacional de Artes Visuales de Cipolletti en 2008 y Gran Premio Adquisición Presidencia de la Nación, en el 101° Salón Nacional de Artes Visuales –Secretaría de Cultura de la Nación– Palais de Glace, Buenos Aires, en el año 2012.”

Nadia Guthmann

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18 Arte y Oficio

Endangered - 2014 / Metal desplegado y tela metálica - 250 x 115 x 275 cm.

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19Arte y Oficio

Soberanía argentina - 2012 / Metal desplegado y tela metálica - 170 x 200 x 200 cm.

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20 Arte y Oficio

Marginación patagónica - 2011 / Metal desplegado y tela metálica - 175 x 150 x 90 cm.

Pegaso - 2013 / Metal desplegado - 250 x 170 x 200 cm.

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21Arte y Oficio

Contacto: [email protected]

Autogestante - 2010 / Metal desplegado - 185 x 180 x 90 cm.

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22 Páginas Patagónicas

Malditos animalesCompartimos dos relatos de los que integran Malditos animales,

libro de cuentos de Pablo tolosa que obtuvo el primer premio en la convocatoria 2009 del fondo Editorial Rionegrino.

Por Pablo tolosa

El papador de moscas

Los árboles se retuercen ante un viento minús-culo. Están desperezándose de unos días quietos y calurosos. Los entiendo; yo estoy igual. Reveo el mismo camino una y otra vez. Una huella que aún no es cicatriz en la tierra seca; plantas ralas y espi-nosas que no pueden verdear; con el desesperan-zado color de un televisor sin brillo. Una multitud de hormigas iguales que más parecen las imposi-bles raíces de un árbol imaginario que las modes-tas formaciones de un diminuto ejército de bichos. Salgo a cazar. El aire se mueve lento y denso como un aliento. Hay moscas presagiando, de esas solita-rias y grandotas como aviones: ellas son mi presa. Zumban su camino en la tarde. Saben de mí pero kamikazes sin razón, se juegan la vida pasando cer-ca mío. Mi mano es rápida. Muy rápida. Y no me da

asco matarlas en el puño. Las aprieto fuerte; siento la fuerza de mis músculos contrayendo los dedos. Siento la desesperación de tres pares de patas mo-viéndose aterradas; siento el cosquilleo de las alas y a veces siento el zumbido dentro de mi mano. Es apagado y me estremece el cuerpo entero. Esto es el poder, es tener su vida en el puño de mi mano. Y cuando pasa eso estrujo el cuerpo de la mosca has-ta que suena. Revienta y la tiro sin mirarla. Cuento las víctimas: una… dos…tres… A veces las veo des-pués, en otra vuelta por el camino. Están ahí, sin dios. Solo una basura biodegradable. A veces veo las hormigas llevárselas al hormiguero. Una o dos obreras las arrastran para comerlas luego; las hor-migas no comen en público.

Hoy me siento bien. Los reflejos están al máxi-mo y la mente despejada. Mi cuenta de bajas está en seis, posiblemente logre la más alta puntuación

El otro pozo - 2010 / Tela metálica y resina poliéster - 70 x 100 x 90 cm.

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23Páginas Patagónicas

de los últimos meses. No volveré a alcanzar mi marca de once de una tarde de abril, aunque con la inestimable ayuda de un perro muerto. Lo de hoy es más raro. De los siete insectos que ví solo en un intento fallé. Se alejó arrogante y verde hacia alguna podredumbre cercana con el cantar mecá-nicamente monocorde de una cuerda apresurada y el plan de vuelo de corto plazo que un insecto puede pensar. Con el recuerdo del moscardón ido en mi cabeza me sorprende un nuevo zumbido. Viene por la derecha, mi mejor lado. Mi técnica consiste en oír al animal, situarlo así en el espacio, calcular su velocidad y trayectoria y soltar el zar-pazo a mano abierta. La convexa trampa aprisiona al desafortunado bicho y lo sentencia a una muer-te horrible. Busco con el oído y lo encuentro muy cerca, subiendo de derecha a izquierda a la altura del muslo. Saco la mano con los dedos estirados y la cierro. Me parece ver algo rojo o tal vez bordó. No sé bien. Parece muy grande para ser una mos-ca. Estaba muy abajo y no pude ver bien. Sé que lo tengo porque lo siento. Es muy duro al tacto. Tal vez atrapé otra cosa, se me ocurre, pero claramen-te mueve las patas. Sin mirar aún despego un poco los dedos para intentar descifrar mejor lo que me he regalado en esta eficaz movida. Definitivamente no es una mosca. El ovni (objeto vivo no identifica-do) se aferra a mi piel y para ello despliega algún tipo de garra que lastima mi mano. Presiono los dedos y la palma para impedir que siga incrustan-

do sus patas en mí pero no lo logro. El exoesquele-to nunca cruje, el infame líquido que suelo exprimir nunca aparece, pero lo que sea me responde cla-vando un aguijón en el centro exacto de mi palma. El dolor es inmediato y ya lo siento en los nudillos y en el codo, sube al hombro y me paraliza el lado derecho del cuerpo. La pierna se dobla hacia arri-ba tan rápido que me pateo la entrepierna y caigo de cara al piso, golpeando la frente en una piedra. Me doy cuenta de que no veo con el ojo derecho. El puño sigue apretado y ya no puedo abrirlo. No depende de mí. Se me contrae la otra pierna y el ruido del talón golpeando mi espalda me llena de horror. Pero lo que aniquila mi razón antes que a mi cuerpo es que desde la mano cerrada sale un sonido agudo y sostenido, un grito imposible, un silbido que llama a la muerte. Y la muerte me aprieta en su puño hasta que mi cuerpo cruje. Y ni siquiera tengo alas.

Canal animal

Hace dos días que estoy de vacaciones. Hacía mucho tiempo que las necesitaba pero el quehacer diario y ese plus de obsesión que suelo agregar a la cosas que hago impedía que tuviera el digno descanso que merece alguien con la dedicación que mi profesión requiere. Dirijo la filial local de un gran operador de cable de televisión satelital.

Latin-american way of life - 2012 / Metal desplegado y tela metálica - 200 x 80 x 170 cm.

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24 Páginas Patagónicas

Actualmente hay cuarenta y dos señales que re-transmitimos desde nuestros estudios. Es un ser-vicio de veinticuatro horas por siete días y suele haber problemas todo el tiempo de muy diversa índole. Económicamente es muy bueno así que no me quejo. Ayer, estuve acostado leyendo el final de una novela que tenía inconclusa hacía más de cua-tro meses. A la noche fui hasta el centro en auto, estacioné y caminé un rato sin rumbo. Después comí mariscos en un restaurante de moda y vol-ví a casa. El cuerpo tarda en relajarse cuando se interrumpe una tarea tan intensa y demandante. La mente sigue resolviendo problemas que que-daron pendientes y para mí es difícil cambiar de tema. Por eso es que hoy dormí hasta esta hora. No quiero pensar en nada, aunque prendo la tele. Me prometo que solo voy a ver programas, no es-tadísticas de encendido, cantidad de películas ren-tadas o inconvenientes con subtítulos. Quiero ver el resultado de los partidos de fútbol, con quien sale la vedette de moda y si va a llover a la tarde-cita, sólo eso. Empiezo a recorrer la grilla con el control buscando algo que me atraiga. La sintonía

me lleva de los noticieros a los canales de interés general, de ahí paso a los deportes, navego los canales eróticos y los internacionales. Cuando la grilla debería recomenzar y encontrar los canales de aire, encuentro una señal nueva. Me sobresalto. Físicamente es como una descarga de adrenalina que me hace sentar y quedarme viendo la pantalla buscando una explicación a lo que hay ahí. En el canal 137, que debería estar definitivamente vacío pues la concesión de señales solo cubre hasta el 122, la RAI, tengo la imagen de una sala de estar. Parece que alguien ha instalado una cámara ca-sera y está transmitiendo una escena surrealista: en el sofá, ubicado de frente a la cámara hay un mono sentado con un control remoto en la mano. El animal parece estar mirando de frente a la cá-mara, como si ella fuese un televisor. Saco las sá-banas y me siento a los pies de la cama. El mono sigue mirando a la cámara. No me doy cuenta si la transmisión tiene sonido o no, así que apunto el control al tele y subo el volumen. El simio hace lo mismo que yo. Compruebo que efectivamente hay sonido de origen. Tengo que llamar a la oficina y

Patagonia Lof & lodge - 2012 / Metal desplegado y tela metálica - 200 x 110 x 160 cm.

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25Páginas Patagónicas

Pablo tolosa nació en Viedma en 1970. Cursó estudios primarios y secundarios en la capital provincial y luego obtuvo el título de Ingeniero de Sistemas en la UNICEN. Colaboró en varias revistas literarias y edi-tó algunos libros en forma independiente y artesanal: Huyendo desesperadamente del relato, El problema de la resurrección, Un zapato me lo cuenta, Bric a Brac y Gente que vive en palanganas. Su libro Malditos Animales recibió el primer premio en la convocatoria 2009 del Fondo Editorial Rionegrino. Integra las an-tologías Río Negro For Export (FER, 2010); Osario Común. Summa de Fantasía y Horror (Muerde Muertos, 2012); Letras de la Comarca (Editorial del Valle Bajo, 2015); Colección Pelos de Punta, Sangre Fría (Pelos de Punta, 2016). En 2017, Muerde Muertos editó su novela Hay que matarlos a todos. Actualmente ejerce su profesión en Viedma; tiene dos hijas llamadas Lupe y Mora y edita los blogs malditosanimales.com.ar –de carácter literario– y linuxdelacomarca.com.ar –de contenido técnico–.

Las esculturas que engalanan Páginas Patagónicas son obra y gentileza de Nadia Guthmann

preguntarles si están viendo esto. Supongo que no porque en ese caso me hubieran llamado. Doy un salto para buscar el celular y entonces el mono se asusta. Hace el cuerpo hacia atrás y apunta con el control. Supongo que fue una coincidencia. Voy a la cocina y vuelvo con el teléfono. El animal se ha parado y está a centímetros de la cámara, como buscando algo. Cuando regreso se vuelve al sillón y apunta con el control nuevamente. Veo la barrita verde del volumen que baja hasta quedar casi en cero. Entonces con mi control vuelvo el volumen al nivel que lo había dejado y me quedo esperando. Mi cabeza está a punto de explotar. Lo que suceda a continuación puede mandarme derecho al mani-comio. El mono levanta el brazo, dirige el infrarrojo

hacia delante y vuelve a bajar el volumen. Me que-do en blanco. Petrificado. Ahora vuelve a apuntar con el control y aparece en pantalla el parlante tachado. Y ahí quedo sordo.

El miedo empieza a invadirme desde cada rin-cón, el pánico me desencaja. Se me cae el teléfono. Lo veo pegar contra las baldosas negras, pero no lo escucho. Miro la pantalla y el animal sigue con el brazo estirado hacia la cámara. Veo que mueve los dedos y la señal del color aparece y baja hasta desaparecer. Y ya no veo los colores. Busco con la mirada pero solo hay sombras. Me doy cuenta que subió el contraste y empiezo a ver manchas blan-cas y negras. Quiero escapar de acá pero el mono cambia de canal.

Fundación del imperio - 2015 / Metal desplegado y tela metálica - 200 x 140 x 60 cm.

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26 Hombres y Mujeres de mi Tierra

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27Hombres y Mujeres de mi Tierra

Historia de un barrioPájaro azul - Puerto Moreno es uno de los barrios más antiguos

entre los 110 que hay aproximadamente en la actualidad. Se ubica entre los kilómetros 10 y 11,5 de la avenida Exequiel Bustillo.

Por Luciano Arancibia Agüero*

La creación del puerto El origen de Puerto Moreno se remonta a un an-

tiguo puerto natural utilizado a fines del siglo XIX por Carlos Wiederhold y por los primeros pobladores de la Colonia Nahuel Huapi, como punto de embar-que de mercaderías en el dinámico flujo comercial que se mantenía con Chile a través del lago. Hacia 1895 dicho puerto era una “sucursal” del almacén “San Carlos” de Wiederhold. Allí él y sus hermanos levantaron una pequeña casa y un galpón, ya que su emplazamiento estaba más a resguardo de los fuer-tes vientos que el puerto instalado cerca del almacén principal. Cuando había condiciones climáticas adver-sas, los botes hacían escala en Puerto Moreno y des-de allí se trasladaban las mercaderías a caballo y en bueyes hasta San Carlos. Con el paso del tiempo este puerto fue quedando en manos de diversos poblado-res, muchos de origen europeo. También en aquellos años la zona fue elegida como sitio de acampe de la Comisión Argentina de Límites que arribó al lugar para reconocer cumbres y cursos de agua durante la definición de los conflictos limítrofes con Chile. Sin embargo, hacia 1902, luego de que el presidente Julio

A. Roca decretara la reserva de tierras para la creación de la Colonia Agrícola y Pastoril Nahuel Huapi, la de-manda de lotes en Puerto Moreno no fue significa-tiva debido a la “mala calidad de la tierra”. Por eso la cantidad de pobladores de la zona –donde solo había terrenos empleados para la actividad ganadera– fue escasa hasta bien entrado el siglo XX.

Cerca de 1910, la caleta ubicada al oeste de Puerto Moreno fue llamada por Arnoldo Billeke Gebauer, empleado de la Compañía Chile-Argentina, como “Puerto Ciprés” –en honor a un árbol del lugar junto al cual instaló su hogar– siendo ésta la deno-minación empleada durante décadas para referirse a dicho sector del barrio.

El camino internacional y la primera escuela

En los años veinte, Puerto Moreno era un punto clave en el proyecto de construcción de un cami-no que conectaría Bariloche con Chile, rodeando el Lago Moreno y el Brazo Tristeza, para luego empal-mar con el Paso Pérez Rosales hacia el país trasan-dino. La obra, impulsada en 1925 por la Dirección de Puentes y Caminos, quedó a cargo del ingeniero

Vapor Patagonia en Puerto Moreno, Ca. 1930 - Colección Rodriguez Beveraggi

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28 Hombres y Mujeres de mi Tierra

santafecino Napoleón Beveraggi. Éste compró una casa en Puerto Moreno que funcionó como lugar de abastecimiento para los hombres que trabajaban en la construcción del camino, hoy ruta provincial Nº 79. Se trataba de unos 250 hombres, muchos de ellos chilenos y otros provenientes de Europa Oriental. Sin embargo, los conflictos limítrofes interrumpie-ron la obra en 1928, concretándose sólo hasta Bahía López. Además, durante la crisis económica mundial de 1930, los gobiernos de Argentina y Chile cerra-ron sus fronteras y aplicaron medidas proteccionistas que limitaron el comercio entre ambos países.

Luego de ello, el Consejo Nacional de Educación solicitó a Beveraggi la utilización de su casa para el funcionamiento de una escuela. La escuela Nº 44 fue creada en 1920 en Pilcaniyeu, donde funcionó ocho años hasta que fue mudada a Puerto Moreno para que allí se dieran clases a los niños de las zonas dis-tantes al centro de Bariloche, como Colonia Suiza y Península San Pedro. Beveraggi entregó la vivienda en alquiler por el valor de un peso al mes. En aquel momento las aulas eran pequeñas y los alumnos de-bían llevar leña para su calefacción.

La llegada del Ejército y la primera usina

En 1930 se instaló en Playa Bonita, cerca de Puerto Moreno, un batallón del Ejército que debía instalar una línea telefónica a Puerto Blest. A car-go de ese destacamento estaba el teniente Ramón Ubieto, quien intervino la Municipalidad de Bariloche durante el golpe de Estado realizado contra el presi-dente Hipólito Yrigoyen. A partir de allí, el Ejército fue un actor dinamizador de la zona. Siete años después

se levantaron los cuarteles de la Agrupación Militar Bariloche a un paso de Puerto Moreno, junto con la construcción de casas para los oficiales y suboficia-les, dando origen al Barrio Militar.

Durante los años veinte se construyó la primera usina de Puerto Moreno, de pequeñas dimensiones, que aprovechaba el caudal de las aguas del arroyo Gutiérrez. Luego, en 1930 los socios Enrique Lunde y Beveraggi construyeron encima de aquella una nue-va usina con una caldera a leña y dos turbinas hi-dráulicas. Su funcionamiento fue acompañado por la construcción de diques y un canal. La usina era con-trolada por la Compañía de Servicios Públicos de Río Negro que obtuvo la concesión del servicio eléctrico de Bariloche. La misma podía dotar de electricidad al pueblo y sus dos mil habitantes.

A partir de la creación de la Dirección de Parques Nacionales en 1933 y la llegada del ferrocarril a la re-gión en 1934, Bariloche pasó de ser una Colonia agrí-cola y ganadera a ser una ciudad turística. Ello conllevó un aumento considerable de la población y la potencia de la usina se volvió insuficiente, aunque se agrega-ron motores térmicos para mover otros generadores.

En aquellos años se culminó el asfalto del camino hacia Llao Llao –a principios de los años cuarenta– y el cruce del camino al cerro Catedral, lo cual aumen-tó la fluidez de circulación por Puerto Moreno. A su vez, otra actividad que tuvo gran impulso en Puerto Moreno desde los años treinta y cuarenta fue la pis-cicultura con la instalación del Vivero Nacional de Salmónidos, dependiente de Parques Nacionales y del Ministerio de Agricultura. Su desarrollo fue de gran atractivo para los turistas. Pero la actividad fue abandonada años más tarde.

Primera usina de Puerto Moreno entre 1925 y 1930 - Colección Rodriguez Beveraggi

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29Hombres y Mujeres de mi Tierra

El lento crecimiento de la zona

A mediados del siglo XX la zona continuaba te-niendo importancia como puerto propiamente dicho. Por ese entonces la familia Duport instaló una made-rera donde también se fabricaban botes. Los pocos vecinos de Puerto Moreno aun conservaban un estilo de vida “rural” y algunos productos básicos se adqui-rían en la zona ya que resultaba difícil desplazarse hasta el centro de Bariloche. Entre los comercios del barrio adquirió trascendencia el almacén de ramos generales de Alonso Fernández, que abastecía a los caserones de ese sector de “los kilómetros”.

En 1955, en el contexto de crisis y caída del pe-ronismo, tuvo inicios la provincialización del Territorio Nacional de Río Negro, lo que se hizo efectivo con el ré-gimen de la autodenominada “Revolución Libertadora”. En ese momento se dio impulso a la investigación nu-clear en la ciudad, con la instalación en la zona de Puerto Moreno del Instituto de Física de San Carlos de Bariloche –luego Centro Atómico Bariloche– creado el 22 de abril de 1955 por un convenio entre la Comisión Nacional de Energía Atómica y la Universidad Nacional de Cuyo. Específicamente le fueron cedidas las tierras que bordeaban la usina eléctrica. El objetivo principal de la institución era la formación de licenciados en físi-ca y su primer director fue José Antonio Balseiro.

Con la Ley Luelmo de 1958, Parques Nacionales cedió a la Municipalidad la jurisdicción de las tierras fiscales ubicadas en el ejido urbano. Esto fomen-tó la especulación inmobiliaria y la ciudad tuvo un importante crecimiento desde los años sesenta. En Puerto Moreno ese crecimiento fue más lento que el de otros barrios de la zona oeste. Esto puede ex-plicarse por la topografía del lugar que no facilitaba el acceso a la ruta. Aun así, en los años sesenta y se-tenta se dio un desarrollo de la estructura hotelera. Ejemplo de ello fue la instalación del hotel El Casco en 1970, propiedad de la familia von Ellrichshausen. El hotel tuvo su auge en los siguientes veinte años, alojando a importantes personalidades.

En estos años, la Cooperativa de Electricidad Bariloche (CEB) adquirió la propiedad de la usina de Puerto Moreno y realizó una renovación para abas-tecer de energía a la mayor población del sector. A su alrededor se asentaron los empleados que traba-jaban en la usina. Algunos de ellos fueron quienes fundaron el club Puerto Moreno en 1975.

Producto del poblamiento del barrio, la casa de la familia Beveraggi resultaba insuficiente para al-bergar a todos los niños que asistían a la escuela. Ante ello, un grupo de vecinos agrupados en torno a la Asociación de Fomento Puerto Moreno –crea-da en 1968 para impulsar obras de infraestructura en el sector– solicitó al Ejército el traslado de unas casas de desarme adquiridas para la escuela que ha-bían formado parte de la construcción de la repre-sa El Chocón y del complejo hidroeléctrico Cerros Colorados. La nueva escuela, construida en 1974 en tierras del Centro Atómico cedidas al Consejo de Educación, debía albergar a los alumnos por cinco años hasta la construcción de un edificio definitivo. Pero esa promesa se concretó veinte años después. Esta “escuela rancho” solía ser llamada “escuela de los militares”, ya que asistían muchos hijos de miembros del Ejército. Esto duró hasta que la institución comen-zó a recibir mayor cantidad de niños provenientes de “los kilómetros”.

La organización de los vecinos y las nuevas instituciones

Una vez que llegó mayor cantidad de gente a Puerto Moreno, un grupo de vecinos creó el 23 de mayo de 1980 la Asociación de Fomento Vecinal Villa Residencial Pájaro Azul con los objetivos de mejo-rar la calidad de vida de la gente del barrio, realizar obras de infraestructura, gestionar la prestación de servicios de agua y gas y apoyar diversas activida-des sociales y culturales. Se buscaba reemplazar a la Asociación de Fomento Puerto Moreno, que no contaba con apoyo de los vecinos ya que debía ha-

Usina construida por Lunde y Beveraggi, Ca. 1936 Colección Lunde en Archivo Visual Patagónico

Puente del Camino Internacional, Ca. 1930 Colección Beveraggi en AVP

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30 Hombres y Mujeres de mi Tierra

cerse cargo de una jurisdicción muy amplia entre los kilómetros 8 y 14.

A partir de ello, el sector ubicado al oeste del arroyo Gutiérrez dejó de llamarse Barrio Puerto Moreno y pasó a ser Villa Pájaro Azul, quedando la primera denominación circunscripta al sector este del arroyo, que no estaba incluido en la jurisdicción de la Asociación. El nuevo nombre del barrio provie-ne de la hostería “Pájaro Azul” de Lila Aliaga Gigena, construida en los años sesenta.

La Asociación Vecinal tuvo carácter de junta ve-cinal hasta que en 1981 obtuvo su personería jurídi-ca y se convirtió formalmente en asociación. En sus comienzos, la Comisión Directiva tuvo aprobación del municipio para denominar a las calles del barrio con nombres de pájaros autóctonos. También buscó soluciones a problemas como el abastecimiento de agua, la poca iluminación de las calles y la presencia de perros sueltos. Además, se impulsaron trabajos de limpieza de veredas y baldíos. Sin embargo, al no contar con recursos suficientes, algunos objetivos debieron postergarse.

En 1983, en el contexto cultural favorable abier-to con el retorno de la democracia, se instaló la Biblioteca Popular Francisco P. Moreno junto a la es-cuela, gracias a una nueva donación de la familia Beveraggi. Sin embargo, cuatro años más tarde, la institución estuvo a punto de cerrar por falta de re-cursos y de libros. Ante ello, algunas mujeres del ba-rrio crearon la Guardería “Frutillitas”, con cuya cuota se obtuvieron ingresos que permitieron reflotar a la biblioteca. Por otra parte, en 1986 se creó la Escuela Municipal de Montaña por iniciativa de los vecinos Juan Barrientos y Demetrio Velázquez. El objetivo de la escuela era contener a los chicos de los barrios e instruirlos en actividades de montaña como la esca-lada y el esquí. En principio, ésta no contaba con un espacio y se mantenía gracias a aportes voluntarios.

El barrio durante los años noventa y la crisis del 2001

A comienzos de los años noventa se inició la eta-pa de mayor crecimiento del barrio, lo que conllevó el desarrollo de los servicios prestados por la Asociación Vecinal. Los pobladores de Pájaro Azul y de los barrios cercanos se organizaron para extender la red de gas en toda esa zona. La obra contempló las necesidades de la escuela Nº 44 para que pudiera recibir el servicio.

También por solicitud de los vecinos, la CEB ins-taló iluminación en ese tramo de Bustillo, incluyen-do los accesos al barrio e instituciones públicas. Además, se pidió la construcción de lomas y bade-nes para reducir las altas velocidades con las que se circulaba por el barrio, aunque no hubo apoyos del municipio.

En 1992 la Asociación Vecinal Pájaro Azul y la Junta Vecinal de Nahuel Malal donaron un lote en el barrio Casa de Piedra para que pudiera emplazar-se el cuartel de la nueva Asociación de Bomberos Ruca Cura, lo cual se materializó dos años después. Además, se destinó una parte de la cuota social que los vecinos pagaban a la Asociación como un apor-te mensual para los Bomberos. A esto se sumaron otras contribuciones para la mencionada biblioteca y para la Cooperadora del Destacamento Policial 139 de Playa Serena.

Por otra parte, al comenzar la década se efectua-ron reclamos a las autoridades provinciales para que se iniciara la construcción de un nuevo edificio para la escuela Nº 44 ya que la “escuela rancho” se caía a pedazos y ya no alcanzaba para contener a todos los estudiantes. Gracias a ello se realizó la obra y el nuevo edificio fue inaugurado el 4 de abril de 1995, permi-tiendo que la escuela perdiera la condición de provi-soria que tenía desde 1920. También comenzó a fun-cionar el Jardín Nº 68 como un anexo de la escuela, hasta que superó una determinada cantidad de aulas y se independizó en 1997. Por su parte, la biblioteca y la guardería continuaron funcionando en las casas prefabricadas armadas por el Ejército en 1974.

Pero la escuela no fue ajena a la crisis que atra-vesaba la educación en Bariloche por aquellos años. En 1995, la comunidad educativa de Puerto Moreno acompañó las manifestaciones multisectoriales que se dieron en la ciudad como protesta por los retrasos salariales en el sector público y los problemas edili-cios de los establecimientos educativos. La crisis eco-nómica y social a mediados de los noventa, producto de la aplicación de políticas neoliberales en todo el país, también se manifestó en el sector turístico. Esto se observó en el abandono del hotel El Casco, que recién pudo ser reabierto en 2006.

Por otra parte, en 1995 los vecinos ubicados en el sector este del arroyo Gutiérrez solicitaron ser anexados a la jurisdicción de la Asociación Vecinal Pájaro Azul ya que no existía una junta vecinal que proporcionara los

Piscicultura de Bariloche, Ca. 1930 Colección Comezaña en Archivo Visual Patagónico

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31Hombres y Mujeres de mi Tierra

servicios básicos allí. Dos años después entró en vigor una ordenanza que dictaminaba dicha incorporación.

Más adelante, en el contexto de la crisis del 2001, los vecinos peticionaron a la Asociación Vecinal la re-ducción del valor del suministro de agua debido a la situación económica general. A su vez, resultó necesa-rio ampliar el sistema de agua ante la llegada de nue-vos vecinos, muchos emigrados de Buenos Aires. Por ese entonces, los barrios de la zona oeste se unieron para presentar problemáticas comunes al municipio respecto a la salud, la educación y el medio ambiente.

En ese momento los vecinos del barrio La Gaviota –ubicado al oeste de Pájaro Azul– también solicita-ron anexarse a los barrios aledaños ante la acefalía de su junta vecinal y la imposibilidad de autoges-tionar las conexiones de agua y gas. Por eso, aquel barrio se dividió según la distribución de las redes de agua. La zona este se incorporó a Pájaro Azul, el oeste a Nahuel Malal y el sur a Casa de Piedra.

En aquellos años comenzó a sintonizarse la radio FM Sueño 105.3 de Puerto Moreno, por iniciativa de Luciana Saldivia. Desde su señal se fomentó la partici-pación de los vecinos en las actividades comunitarias, incluyendo el seguimiento de las campañas del equipo de fútbol “Pájaro Azul – Puerto Moreno”. Además, se impulsaron celebraciones de Navidad, Reyes y Pascua, motivando a la gente a donar juguetes y golosinas para los repartos que aún hacen los Bomberos Ruca Cura.

Crecimiento y desafíos actuales

Varios espacios comunitarios se abrieron des-de finales de los años noventa tales como la Plaza

Vista aérea de la usina de Puerto Moreno, Ca. 1940 - Archivo General de la Nación

Primeros Pobladores, por homenaje de diversas or-ganizaciones a Francisco P. Moreno, quien habría acampado en Puerto Moreno hacia 1880. En el nuevo siglo se crearon la Plaza Pajaritos y el Salón de Usos Comunitarios Múltiples de la sede administrativa del barrio, destinado para que los vecinos realicen diver-sas actividades.

Hoy en día viven unas 350 familias en Pájaro Azul. Entre las problemáticas actuales se cuentan la superpoblación de perros y el aumento de la in-seguridad. A esto se suma la difícil transitabilidad por Bustillo, común a todos los barrios del oeste. Dicho problema podría aliviarse con el asfaltado de la calle Tordos y de la ruta provincial Nº 79 –el viejo camino al Catedral–, pero ello nunca se ha concre-tado pese a las promesas de los sucesivos gobier-nos. También se presentan demandas al municipio por el mantenimiento de calles, señalización, des-malezamiento y la instalación de luminarias públi-cas. A su vez podemos mencionar la escasez de colegios secundarios en el sector y de gimnasios para la gente del barrio.

Recorrimos un barrio lleno de historias, cuyos problemas muchas veces han sido resueltos gracias al trabajo colaborativo de sus vecinos y vecinas a través de diversos contextos. Ellos permiten que el pájaro vuele sobre el puerto…

El autor quiere agradecer especialmente a Fernanda Sertal, Cecilia Rodríguez Beveraggi y vecinos de Pá-jaro Azul. *Profesor de Historia

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todos los Chicos32

¿Sabías que los cocodrilos reemplazan sus dientes

2 o 3 veces al año?

Los cocodrilos reemplazan sus dientes de forma continua durante toda su vida. Si pudiéramos hacer una radiografía de la boca de un cocodrilo podría-mos ver hasta 5 dientes, correspondientes a distin-tas etapas de su crecimiento. El animal los cambia de 2 a 3 veces al año aunque no estén dañados, y a lo largo de su existencia puede llegar a tener has-ta 3000. Los primeros cocodrilos aparecieron en la Tierra hace unos 240 millones de años, casi al mis-mo tiempo que los dinosaurios, con quienes están más emparentados que con los reptiles actuales. Los ojos de los cocodrilos reflejan la luz haciéndoles po-sible la visión nocturna; debido a que estos necesi-tan estar siempre húmedos el cocodrilo llora fuera del agua, en otras palabras sus glándulas segregan lágrimas todo el tiempo para humedecer sus ojos, incluso cuando están deglutiendo a sus víctimas, hecho que ha dado origen a la expresión “lágrimas de cocodrilo” utilizada popularmente para calificar la expresión falsa de algún sentimiento. Estos mara-villosos animales pueden comer una sola vez al año, mantenerse sumergidos en el agua hasta dos horas y vivir más de cien años. El cuero de su espalda es lo suficientemente fuerte como para rechazar balas, pero la suave piel de sus vientres es un insumo pre-dilecto de la industria del cuero. De ahí que cada año se vendan ilegalmente más de 10 millones de pieles de cocodrilos y aunque en muchos países se prohí-ba cazarlos en muy pocos se ha limitado la venta de productos fabricados con él.

Historia de las cosas muy ricas: StRUDEL DE MaNZaNaS

El strudel –palabra que en alemán significa “re-molino”– es un postre tradicional de la cocina aus-triaca y del sur de Alemania, cuyos orígenes se re-montan a las cocinas bizantina, armenia y turca. Este pastel servía en la antigüedad como alimento para la gente pobre y sus raíces parecen vincularse con el árabe y armenio baklava, un pastel elaborado con una pasta de nueces trituradas y bañado en almíbar o jarabe de miel, que puede encontrarse con dife-rentes nombres en la gastronomía de Oriente Medio, del subcontinente Indio y de los Balcanes. La masa original de este postre –hecha de harina, huevo y agua– se extiende hasta quedar translúcida, luego se superponen varias capas pincelándolas previamen-te con manteca (para que una vez cocida adquiera una textura similar al hojaldre) y antes de arrollarse se rellena con manzanas, pasas de uvas y canela. La receta del strudel de manzanas pudo haber llegado a la actual capital de Austria de la mano de los sol-dados jenízaros del Imperio Otomano que –tras la conquista de los Balcanes concretada por Bizancio en el año 1453– se dirigieron hacia Viena. En cuan-to a la versión documentada más antigua de este postre se encuentra en un manuscrito llamado Koch Puech del año 1696. Pero más allá de sus anteceden-tes árabes y armenios fue sin dudas la cocina viene-sa la que desarrolló este plato hasta popularizarlo dentro del antiguo Imperio Austrohúngaro, llegando con el tiempo a ser conocido y disfrutado por buena parte del mundo.

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33Todos los Chicos

El astronauta del barrioUn cuento de Silvia Schujer

Volvió entonces a su habitación y así nomás –para no perder tiempo– se puso unos pantalones largos arriba de los cortitos, el saco del traje arriba del buzo (y de la remera) y un par de zapatos sobre las medias de lana.

Antes de salir a la calle, el señor Poquito Pérez volvió a mirar por la ventana y el celeste del cielo se había vuelto gris. No sólo no había una hilacha de sol, sino que las nubes, gordísimas, parecían a pun-to de explotar.

–Va a llover –comentó–. Lo que me faltaba.Y para no mojarse, encima de lo que ya tenía, se

puso una campera con capucha. Sobre la campera, un piloto y sobre los zapatos –para no arruinarlos–, un par de botas de goma.

Un poco incómodo, el señor Poquito Pérez abrió la puerta y salió de su casa. Caminaba por la vere-da tan despacio y endurecido de ropa que más de un vecino lo confundió con un astronauta. Y has-ta tal punto parecía un astronauta que él mismo se convenció: cuando llegó a la parada, en vez de un colectivo, tomó una nave espacial (una que pasaba por la esquina). Y tan bien lo trataron en la nave esa mañana que, en vez de ir al trabajo, el señor Poquito Pérez, se fue derecho a la Luna.

Y lo bien que lo pasó...

Apenas sonó el despertador, el señor Poquito Pérez saltó de la cama como un resorte. Se quedó un rato parado en el medio del cuarto, y cuando cre-yó estar despierto, subió la persiana.

“Va a ser un día de sol”, se dijo. Porque a través de la ventana vio que el cielo estaba celeste.

Pensando en el sol, el señor Poquito Pérez se pegó una ducha fresca y se vistió con ropa liviana: un pantaloncito corto, una remera de hilo y una go-rra con visera. También preparó los anteojos negros, pero no se los puso hasta la hora de salir.

Antes de afeitarse prendió la radio y escuchó un informativo. Entre noticia y noticia, el locutor le recor-dó a la gente que esa mañana empezaba el invierno.

“¡Pero si ya estamos en invierno!”, se acordó el señor Poquito Pérez.

Así que, para no morirse de frío en la calle (a ve-ces, aunque haya sol hace frío), además de lo que ya se había puesto, se calzó un buzo, un pañuelo de garganta, guantes y un par de medias de lana.

Después de afeitarse, el señor Poquito Pérez fue a la cocina a prepararse unos mates. Estaba desayu-nando cuando en eso miró la hora y recordó que no era domingo, que tenía que ir al trabajo.

“¡Qué tonto!”, se dijo. “¿Cómo voy a ir a trabajar con pantaloncitos cortos?”.

Silvia Schujer nació en Olivos –provincia de Buenos Aires– en 1956. Como escritora se ha dedicado especialmente a la literatura infantil y lleva hasta el presente más de 50 títulos publicados. Entre los números premios recibidos por la autora se destacan el Premio Konex –Diploma al Mérito– en 2004 y 2014, el Premio Norma Fundalectura en 2006 y el Premio Casa de las Américas en el rubro infantil-juvenil obtenido en 1986.

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todos los Chicos34Solución: 1- Mascardi / 2- Epuyén / 3- futalaufquen / 4- Huechulafquen /

5- argentino / 6- Posadas / 7- Steffen / 8- Lacar / 9- Correntoso / 10- MorenoUn crucigrama para conocer más

nuestros espejos de agua

Verticales:

1- Lago cuyo nombre evoca a un misionero jesui-ta que estableció una misión a orillas del lago Nahuel Huapi en la segunda mitad del siglo XVII.

2- Lago que se encuentra a 40 kilómetros al sur de El Bolsón, ubicado en el departamento Cushamen de la provincia de Chubut, que desagua por el río homónimo en el lago Puelo.

3- Lago unido al lago Verde por el río Arrayanes ubicado en el Parque Nacional Los Alerces en la provincia de Chubut.

5- El más grande y más austral de los lagos pata-gónicos de la Argentina, cubre una superficie de 1466 km. cuadrados y en sus brazos occidenta-les desaguan –entre otros– los glaciares Perito Moreno y Upsala.

6- Lago ubicado al norte del Parque Nacional Perito Moreno en la provincia de Santa Cruz, pertene-ciente a la Cuenca binacional Argentino-Chilena del río Baker, con vertiente al Océano Pacífico.

8- Lago a cuyas orillas se haya emplazada la ciudad costera de San Martín de los Andes.

Horizontales:

4- Lago cuyo nombre mapuche significa lago gran-de, ubicado en el departamento Huiliches de la provincia de Neuquén.

7- Lago avistado por primera vez por el ingeniero Emilio Frey a fines de 1897, perteneciente a la cuenca del río Manso, cuyo nombre recuerda a un asesor técnico de la Comisión Arbitral Chilena, que fue digno contrincante del Perito Moreno.

9- Lago que se encuentra dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi, rodeado –entre otros– por el cerro Belvedere y cercano a la ciudad de Villa La Angostura.

10- Lago cercano a la ciudad de Bariloche donde des-agua el río Casa de Piedra.

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36 Costumbres del Sabor y del Saber

Sopas fríasPor Cholo Pereira

Para refrescar novedosamente las mesas veraniegas les propongo preparar dos sopas frías clásicas –Vichyssoise y Gazpacho– y un pastel de arroz de tradición francesa: Gâteau de riz.

Vichyssoise

La vichyssoise es una sopa fría mundialmente co-nocida cuya nacionalidad de origen se discute des-de hace casi un siglo, para algunos es una variante de una receta tradicional de la cocina francesa, para otros fue inventada por un cocinero vasco basándose en la porrusalda, sopa que al igual que la vichyssoise se elabora a base de puerros y papas pero se sirve ca-liente. Lo cierto es que por extensión también se de-nomina con este nombre a otras versiones de sopas frías que se hacen con otras verduras como calabacín o zanahorias. Para preparar nuestra versión vas a ne-cesitar 250 gr. de blanco de puerros, 250 gr. de papas peladas, 50 gr. de manteca, 1750 cc de agua, 200 gr. de crema de leche, un ramito de aromáticas frescas, sal y pimienta negra. A la hora de hacerla cortás los puerros bien chiquitos y los rehogás en la mante-ca sin dorarlos, podés agregar un chorrito de aceite neutro para que la manteca no se ponga oscura. Por otro lado cortás las papas en cuadrados pequeños y las hervís hasta que estén tiernas. A continuación ponés puerros y papas en la licuadora, salpimentás, agregás un poco del agua y licuás. Luego volcás la preparación en una olla, agregás el resto del agua y el ramito de aromáticas y llevás a hervor durante treinta minutos. Finalmente agregás la crema, dejás hervir 5 minutos más, retirás y dejás enfriar. Esta sopa se sirve fría espolvoreada con ciboulete picado.

Lo que necesitás para la Vichyssoise: 250 gr. de blan-co de puerros / 250 gr. de papas peladas / 50 gr. de manteca / 1750 cc de agua / 200 gr. de crema de leche / un ramito de aromáticas frescas / sal y pimienta negra

Gazpacho

Su origen es incierto aunque tradicionalmente se lo ha considerado de Andalucía, donde el aceite de oliva y los productos de huerta son abundantes y los veranos muy secos. El gazpacho primigenio –mezcla de pan desmigado, aceite de oliva y vinagre– alimen-tó a los campesinos ibéricos del sur durante siglos. Su evolución ha ido dejando a lo largo del tiempo variedades por el sur de España y Portugal, siendo de todas ellas la más popular el andaluz. En Andalucía y el sur de la península suele servírselo fresco en los meses calurosos de verano. Su color varía del anaran-jado pálido al rojo según se empleen tomates más o menos maduros. Para preparar este que te propongo vas a necesitar ½ kg. de tomates, ½ pimiento verde, 1 diente de ajo, ½ pepino, 100 cc de aceite de oliva, 4 cucharadas de vinagre de vino y una rebanada de pan blanco. Primero pelá los tomates sumergiéndo-los en agua hirviendo, antes de sumergirlos hacele una cruz en la base con la punta del cuchillo. Una vez pelados les sacás los cabos y los ponés en la licuado-ra, agregás el pepino pelado y cortado en cubitos, el pimiento verde cortado chiquito, el diente de ajo, el aceite, el vinagre y la rebanada de pan. Licuás bien y pasás por un colador si querés que quede más fina la textura. Esta receta habitualmente se sirve bien fría guarnicionada con pepino en trocitos, crutones de pan, huevo duro y cebolla.

Lo que necesitás para el Gazpacho: ½ kg. de toma-tes / ½ pimiento verde / 1 diente de ajo / ½ pepino / 100 cc de aceite de oliva / 4 cucharadas de vinagre de vino / 1 rebanada de pan blanco

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37Costumbres del Sabor y del Saber

Palabras de sobremesa:

“Si el agua es simple y el pan bueno, mi corazón es pan y agua.”

El gâteau de riz –tan francés como la marse-llesa– no es más ni menos que un pastel de arroz con leche, cocido con azúcar y huevos, que ha-bitualmente se disfruta frío. Suele enriquecerse con frutas y servirse como flan cubierto con ca-ramelo o coulis de fruta. Para preparar esta rece-ta tenés que empezar por preparar un arroz con leche con un litro de leche, una taza de arroz largo fino blanco (el que se pasa) y una vaina de vainilla. Cuando el arroz está casi hecho le agregás 200 gr. de azúcar impalpable y lo dejás enfriar. Por otro lado separás 4 huevos. Las ye-mas se las agregás al arroz con leche y las claras las batís a punto nieve bien firme y las reservás. Le agregás al arroz frutas frescas –en almíbar o abrillantadas según tu gusto– y también podés usar frutas secas. Luego delicadamente agregás las claras a nieve con una espátula, incorporán-

dolas de forma envolvente sin batir. Finalmente en una flanera –o el recipiente que tengas para el horno– ponés 100 gr. de azúcar, el jugo de medio limón y una cucharada sopera de agua; llevás al fuego hasta hacer caramelo, volcás la prepara-ción en el molde y cocinás 40 minutos en horno fuerte pero a baño maría. Servilo bien frío sobre salsa de frutos rojos o crema inglesa. Por encima podés ponerle unos arándanos frescos y espol-vorearlo con azúcar impalpable.

Lo que necesitás para el Gâteau de riz: 1 litro de leche / 1 taza de arroz largo fino blanco / 1 vaina de vainilla / 200 gr. de azúcar impalpable / 4 huevos / frutas frescas –en almíbar o abri-llantadas– y/o frutas secas / 100 gr. de azúcar / ½ limón / salsa de frutos rojos o crema inglesa, arándanos frescos, azúcar impalpable (opcional)

Pablo De Rokha(1894 – 1968)

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38 Costumbres del Sabor y del Saber

Se me ocurrió preparar para la mesa ve-raniega unas sabrosas papas rellenas que podrán acompañar con la ensalada que más les apetezca o bien servirlas como guarni-ción suculenta de algún corte de carne al horno. Para comenzar con la receta debe-rán colocar 4 papas grandes sin pelar –pero bien lavadas– en una olla con agua fría y con sal, que llevarán al fuego hasta que hierva el agua para cocinar las papas de 15 a 20 minutos o hasta que quede bien cocidas. Por otro lado calentarán en una sartén 2 cu-charadas de aceite de oliva a fuego medio y cocinarán un puerro picado bien finito, unos 5 minutos sin que se dore. Añadirán a la sar-tén 4 fetas de panceta también picadas y volverán a cocinar 5 minutos o hasta dorar, para luego retirar y reservar. En cuanto a las papas una vez cocidas habrá que escurrirlas y dejarlas enfriar ligeramente hasta poder cortarles una tapa a lo largo y ahuecarlas

lo más posible con la ayuda de una cuchara pero sin romper la piel. Ahora en un reci-piente apropiado mezclarán lo que retiraron de las papas junto con el puerro y la panceta rehogados, 4 cucharadas de queso crema, 2 de aceite de oliva, sal y pimienta a gus-to. Finalmente rellenan las papas con esta mezcla, ponen sobre cada una un trocito de manteca, espolvorean las papas con abun-dante queso cheddar y queso parmesano y en una fuente las cocinan en el horno a tem-peratura media, hasta calentarlas y dora el relleno. Sírvanlas calientes y espolvoreadas con perejil picado.

Lo que necesitan para las Papas rellenas: 4 papas grandes / 4 fetas de panceta / 1 pue-rro / 4 cucharadas de queso crema / 100 gr. de queso cheddar rallado / 100 gr. de queso parmesano rallado / aceite de oliva / mante-ca / perejil picado / sal y pimienta

Cocina sin gluten para saborear todo el añoPor Irene Enriqueta Peralta

Papas rellenas libres de gluten

aSEGURatE QUE tODOS LOS PRODUCtOS EStÉN EfECtIVaMENtE LIBRES DE GLUtEN Y SEaN CONfIaBLES

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39Cartas de Papel

Queridos amigos: No se olviden que pueden disfrutar de Revista TODO en versión digital visitando nuestra página

www.supertodo.com.ar

Hola Revista tODO, ¿podrán darme una mano difundiendo el nuevo disco que acabo de editar? A continuación les comparto la gacetilla y en el siguiente link pueden ver algunas fotos: www.antaramusica.com.ar/prensaCDDES.zip ¡Gracias!

alejandro

ALEJANDRO FATUR acaba de editar su nuevo disco solista, “DETRÁS DE UNA ESTRE-LLA”, el Cd número quince de su carrera. En esta ocasión, y luego de grabar varios dis-cos como arreglador junto a LA FRAGUA, retoma su oficio de compositor, incluyendo en este álbum nuevas creaciones instrumentales. Muchas de ellas forman parte de su disco editado en Alemania en 2015 y que no se habían conocido hasta el momento en nuestro país.

Alejandro tradicionalmente interpreta diversos instrumentos como flauta traversa, quena, sikus, charangos, guitarras. Para este disco ha incorporado, a su paleta de co-lores tímbricos habituales, nuevos instrumentos como el piano y el EWI (Electric wind instrument), un instrumento de viento moderno con el que añade sonidos virtuales especiales a sus creaciones, sumando a ellas nuevos aires sonoros. La gran novedad en cuanto a la edición es el formato CD APP, un formato creado en Bariloche por Ale-jandro para poder escuchar el Cd en celulares y tablets. La App permite no solo escu-char el disco online o descargarlo al teléfono sino además disfrutar de todo el arte y la información que tradicionalmente viene en el libro de un Cd. Pero esto no es todo: La App permite una serie de opciones extras como ver videoclips, una entrevista sobre la realización del disco, poder solicitar la tapa del Cd autografiada digitalmente, un ál-bum de fotos, y el acceso al sitio web de Alejandro, a sus redes sociales y discografía.

En el sitio www.alejandrofatur.com.ar puede descargarse una versión gratuita de la Cd APP que tiene algunos temas del Cd de regalo. El disco está editado, por supuesto, en CD tradicional, con la novedad de que quien prefiera este formato, puede acceder sin cargo, a la descarga en Mp3 (para la computadora o pendrive) y a la CD APP. Inclu-ye, entre otros, los temas “Detrás de una Estrella”, “Buscando un lugar”, “Duerme entre nosotros”, “Paz para todos” y “Ríe dormido”. Participan como músicos invitados: Fran Lanfré y Gabriel Ríos. El diseño gráfico estuvo a cargo de Esteban Fernández y las foto-grafías fueron realizadas por Juan Fatur. La edición se realizó con el apoyo del INAMU (Instituto Nacional de la Música).

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40 Cartas de Papel

¡Hasta siempre Maestro!

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