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    LANUEVAMORFOLOGADELTRABAJO

    YELDISEOMULTIFACETADODELASLUCHASSOCIALES

    Los diferentes movimientos y explosiones sociales, tanto como una variedad dehuelgas y rebeliones que estamos presenciando en esta fase de mundializacin de loscapitales, indican que nos adentramos tambin en una nueva fase de mundializacin de lasluchas sociales y de las acciones colectivas. Acciones stas que son desencadenadas biena partir de las confrontaciones que emergen directamente del mundo del trabajo, como lashuelgas que ocurren cotidianamente en tantas partes del mundo, o bien a travs de accionesde los movimientos sociales de los desempleados, que comprenden la creciente y enormeparcela de los que se integran en el mundo del trabajo en la forma del desempleo, de ladesintegracin.

    Desde Seattle, pasando por Praga, Niza, por la confrontacin social y poltica enGnova y, an ms recientemente, por la explosin social en la Argentina, en diciembre de2001, y tambin en varios otros pases de Amrica Latina, encontramos ejemplos -por ciertomultifacticos, pero contagiados de significados y consecuencias-, que se constituyen enimportantes seales de que una nueva era de conflictos sociales mundializados ser elrasgo constitutivo de este nuevo Siglo XXI que se inicia.

    Son, por lo tanto, ricos ejemplos de las nuevas formas de confrontacin social encursocontra la lgica destructiva que preside la (des)sociabilidad contempornea. Morfologaque debe ser comprendida a partir del (nuevo) carcter multifacetado del trabajo.

    Si la clase trabajadora (o el proletariado) fue, a lo largo de los siglos XIX y XX,predominantemente asociada a la idea de trabajadores manuales, fabriles, egresados casiexclusivamente del mundo industrial taylorista y fordista, un concepto contemporneo yampliado de clase trabajadora, hoy, nos ofrece potencialidades analticas para captar los

    sentidos y las fuerzas propulsoras de esas acciones y choques que emergen en el mundoa escala global y, de ese modo, conferir mayor vitalidad terica (y poltica) al mundo deltrabajo, contra la deconstruccin que fue intentada en las ltimas dcadas.

    Y, paralelamente a la enorme ampliacin del conjunto de seres sociales que viven dela venta de su fuerza de trabajo, de la clase-que-vive-del-trabajo en escala mundial, tantosautores diran adis al proletariado, confiriendo al trabajo un valor en vas de desaparicin,defendiendo la idea del descentramiento y an deconstruccin de la categora trabajo,conllevando la idea delfin de las posibilidades de las acciones humanas desencadenadasa partir del trabajo social. (cf. Habermas, 1991 y 1992; Mda, 1997)

    Al contrario de estas tendencias, vamos a procurar indicar, aunque de modo sinttico,

    la nueva morfologa que emerge a partir del universo multifacetado del trabajo y susmltiples potencialidades.

    Ricardo AntunesProfesor del Instituto de Filosofa y Ciencias

    Humanas, Universidad de Campinas, Brasil

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    Cul es la conformacin actual de la clase trabajadora, al menos en su diseo msgenrico? Si la clase trabajadora se metamorfose, ser que atraviesa un proceso dedebilitamiento y, por lo tanto, est en vas de desaparicin? Dej de tener un estatuto decentralidad para adoptar una significacin secundaria cuando se piensa en el proceso de

    sociabilidad humana? El trabajo, en fin, habr perdido su sentido estructurante en laontologa del ser social?

    En lo que sigue, procuramos indicar, de modo sinttico, algunos elementos analticosque nos posibilitan responder de modo diverso a estos interrogantes.

    Nuestro primer desafo es tratar de entender de modo inclusivo lo que es la clasetrabajadora hoy, que comprende la totalidad de los asalariados, hombres y mujeres queviven de la venta de su fuerza de trabajo y que son desposedos de los medios de produccin,no teniendo otra alternativa de sobrevivencia, que no sea vender su fuerza de trabajo bajola forma de salario.

    En ese diseo amplio, complejo y por cierto muy heterogneo, la clase trabajadora

    (o la clase-que-vive-del-trabajo) encuentra su ncleo central en el conjunto de lostrabajadores productivos para recordar a Marx especialmente en su Captulo Indito VI,(cf. Marx, 1994). Ese ncleo central, dado por la totalidad de los trabajadores productivos,comprende aquellos que producen directamente plusvala y que participan tambindirectamentedel proceso de valorizacin del capital a travs de la interaccin entre trabajovivo y trabajo muerto, entre trabajo humano y maquinario cientfico-tecnolgico. Seconstituye por eso, en el polo central de la clase trabajadora moderna.

    Los productos, las mercancas (heterogneas) que se distribuyen (casi homognea-mente) por los mercados mundiales, emanan, en su proceso productivo, de la interaccin (enltima instancia, ineliminable) entre trabajo vivo y trabajo muerto, aunque a lo largo de los

    aos 80 e inicio de los 90 haya sido (casi) unsona la equvoca y eurocntrica tesis del fin deltrabajo y de la consecuente prdida de relevancia y an validez de la teora del valor. ( cf.Habermas, 1975 y 1992)

    Vale aqu registrar la declaracin del actual presidente de la Nissan, Carlos Ghosn,un brasileo que llev el proceso de liofilizacinorganizacional de la trasnacional niponaal lmite. Despus de iniciar el proceso de reestructuracin de la empresa que cost eldespido de 21 mil trabajadores- y desarrollar la ampliacin de la capacidad instalada queoperaba segn su opinin en "siete fbricas de montaje con un 50% de utilizacin de lacapacidad instalada y puede producir lo mismo en cuatro con el 70% de la capacidad",Carlos Ghosn agreg, al referirse a la fuerza del Japn:

    Los operarios japoneses, o sea, el operario que trabaja en la fbrica, el vendedor deautomviles, el tcnico en el centro de mantenimiento, esas personas que realmentehacen la economa son de una lealtad impresionante con la empresa. Son capaces dehacer cualquier esfuerzo, por encima de todas las pautas que antes vi [...] Es comn,por ejemplo, ver personas en la Nissan trabajando hasta la medianoche. La fuerza delJapn, sin ninguna duda, est en la base japonesa, es esa fuerza organizacional, es esamotivacin, es esa lealtad. No es el patrn de un lado y el empleado del otro lado. No.Todo el mundo junto en torno de la empresa, y especialmente cuando la empresa seencuentra en dificultades. (Fhola de S. Paulo, 6/jan/2002, p. B6)

    Como el capital no puede eliminar al trabajo vivo del procesado de las mercancas,sean ellas materiales o inmateriales, debe, adems incrementar sin lmites el trabajo muerto

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    corporizado en la maquinaria tecno-cientfica, aumentar la productividad del trabajo demodo que logre intensificar las formas de extraccin de plustrabajo en tiempo cada vez msreducido. Como la nocin de tiempo y tambin la de espacio se convulsionan en estanueva fase de los capitales cada vez ms mundializados, el proceso de liofilizacin

    organizacional tambin se intensific enormemente. Este proceso de liofilizacinorganizacional (en la feliz expresin que tomamos de Juan Jos Castillo y desarrollamos enOs Sentidos dos Trabalho) est bsicamente caracterizado por la reduccin del trabajovivo y la ampliacin del trabajo muerto, por la sustitucin creciente de parcelas de trabajadoresmanuales por la maquinaria tcnico-cientfica, por la ampliacin de la explotacin de ladimensin subjetiva del trabajo, por su dimensin intelectual en el interior de las plantasproductivas, adems de la ampliacin generalizada de los nuevos trabajadores precarizadosy tercerizados de la "era de la empresa limpia". (cf. Castillo, 1996 y 1996a; Antunes, 2002)

    Por lo tanto, una primera idea central es la de que la clase trabajadora hoy comprendeno slo a los trabajadores o a las trabajadoras manuales directos, sino incorpora la totalidad

    del trabajo social, la totalidad del trabajo colectivo que vende su fuerza de trabajo comomercanca a cambio de salario. Como el trabajo productivo puede ser tanto material (porcierto an, muy predominante en el mundo productivo global), como no-material (pararecordar nuevamente a Marx en el Captulo VI) o inmaterial, la clase trabajadora modernacomprende la totalidad del trabajo colectivo y social, en l incluido el ncleo central de lostrabajadores productivos.

    Pero la clase trabajadora incorpora tambin al conjunto de los trabajadoresimproductivos, cuyas formas de trabajo son ejecutadas a travs de la realizacin de servicios,sea para uso pblico, como los servicios pblicos tradicionales, sea para uso privado, parauso del capital, no constituyndose, por eso, en elemento directo en el proceso devalorizacin del capital y de creacin de plusvala. Los trabajadores improductivos, siendogeneradores de un anti-valoren el proceso de trabajo capitalista, viven situaciones objetivasy subjetivas que tienen similitud con las vivenciadas por el trabajo productivo. Ellaspertenecen a lo que Marx llam losfalsos costos, los cuales, sin embargo, son necesariospara la sobrevivencia del sistema capitalista. (cf. Mszros, 2002)

    Como todo trabajo productivo es asalariado, pero la recproca no es verdadera,pues no todo trabajador asalariado es productivo, una nocin contempornea de clasetrabajadora debe incorporar la totalidad de los trabajadores asalariados. Por eso, lacaracterizacin de la clase trabajadora hoy debe ser, en nuestro entendimiento, msincluyente de lo que es la nocin que lo restringe exclusivamente al trabajo industrial, alproletariado industrial o an a la versin que restringe el trabajo productivo exclusivamente

    al universo fabril.El trabajo productivo,fabril y extra-fabril, se constituye, tal como lo concebimos,

    en el ncleo fundamental de la clase trabajadora que, sin embargo, en cuanto clase, es msabarcadora y comprende tambin a los trabajadores que son asalariados, pero que no sondirectamente productivos. Por lo tanto, una nocin ampliada, incluyente y contemporneade la clase trabajadora hoy, la clase-que-vive-del-trabajo, debe incorporar tambin a aquellosy aquellas que venden su fuerza de trabajo a cambio de salario, como el enorme abanico detrabajadores precarizados, tercerizados, fabriles y de servicios,part time, que se caracterizanpor el vnculo de trabajo temporario, por el trabajo precarizado, en expansin en la totalidaddel mundo productivo. Debe incluir tambin al proletariado rural, los llamados ganapanes

    de las regiones agroindustriales, adems, naturalmente, de la totalidad de los trabajadoresdesempleados que se constituyen en ese monumental ejrcito industrial de reserva.

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    Estn excluidos, en nuestro entendimiento, esto es, no forman parte de la clasetrabajadora, los administradores del capital, que son parte constitutiva (objetiva ysubjetivamente) de las clases propietarias, ejerciendo un papel central en el control, mando,jerarqua y gestin del proceso de valorizacin y reproduccin del capital. Ellos son las

    personificaciones asumidas por el capital. Estn excluidos tambin aquellos que viven deintereses y de la especulacin. (cf. Antunes, 2002; Mandel, 1986)

    Los pequeos empresarios urbanos y rurales, propietarios de los medios de suproduccin, estn en nuestro entendimiento excluidos del concepto ampliado, que aqudesarrollamos, de clase trabajadora, porque no venden su trabajo directamente a cambiode salario, aunque puedan y frecuentemente sean aliados importantes de la clase trabajadoraasalariada.

    Entonces, comprender a la clase trabajadora hoy, de modo ampliado, implica entendereste conjunto de seres sociales que viven de la venta de su fuerza de trabajo, que sonasalariados y estn desprovistos de los medios de produccin. En esta (nueva) morfologa

    de la clase trabajadora, su conformacin es an ms fragmentada, ms heterognea y mscomplejizada de lo que era aquella que predomin en los aos de apogeo del taylorismo ydel fordismo.

    Es en este nuevo mundo multifactico del trabajo, con su nueva morfologa, quepodremos tambin encontrar los agentes centrales de los nuevos conflictos y de las accionessociales que emergen en la contemporaneidad. Claro que se trata de un emprendimiento societalms difcil, una vez que para tal cosa se torna imprescindible rescatar el sentido de pertenenciade clase que la (des)sociabilizacin del capital y sus formas de dominacin (incluyendo ladecisiva esfera de la cultura) procuran de todos modos oscurecer, en esta era de enorme ampliacinde los clivajes existentes en el interior del mundo del trabajo. (cf.Bihr, 1998)

    Hoy, mucho ms que durante la fase de hegemona taylorista-fordista, el trabajadores instigado a autocontrolarse, autorecriminarse y hasta an autocastigarse, cuando laproduccin no alcanza la meta deseada (llegando hasta, en situaciones extremas, como eldesempleo o el cierre de empresas, al suicidio a partir del fracaso en el trabajo). O serecrimina y se pena, cuando no se alcanza la llamada "calidad total", tpica de la fase desuperfluidez, del carcter involucrado y descartable de las mercancas, con sus marcas ysignos, que hacen que muy frecuentemente, cuanto ms "calidad total" tengan los productos,menor sea su tiempo de vida til.

    Dentro de este ideario, que algunos llaman de macdonalizacin del mundo, lasresistencias, las rebeldas y las protestas son inaceptables, consideradas como actitudes

    antisociales, contrarias "al buen desempeo de la empresa". No es por otro motivo que lasmanifestaciones recientes contra la globalizacin y el capitalismo vienen acentuando suoposicin a la "mercadorizacin"del mundo, en sus acciones y marchas de protesta,manifestndose en contra de la superfluidez y al sentido de desperdicio que caracterizan almundo contemporneo. (cf. Klein, 2002 y Fontenelle, 2002)

    Dentro del espacio productivo, el saber intelectual que fue relativamente despreciadopor el taylorismo, se volvi, para el capital de nuestros das, una mercanca mucho msvaliosa. Las formas contemporneas de vigencia del valor llevaron al lmite la capacidadoperativa de la ley del valor y la vigencia del trabajo abstracto, que gasta cada vez msenerga intelectual (adems de material) para la produccin de valores de cambio. Nuevamente

    se desencadena un proceso interactivo entre trabajo vivo y trabajo muerto, bajo el comandode un tiempo conducido por el ritmo cada vez ms informacional e intensificado.

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    El entendimiento parcial de esta problemtica (y su comprensin en el lmiteequivocada) llev a Habermas a hiperdimensionar el papel de la ciencia y asubdimensionar(eurocntricamente) el papel (diferenciado) del trabajo. Al contrario de lainteractividad entre trabajo vivo y trabajo muerto, Habermas visualiz un proceso de

    cientifizacin de la tecnologa, cuando en verdad ocurre un movimiento de tecnologizacinde la ciencia (cf. Mszros, 1989) que no llev a la eliminacin del trabajo vivo, sino anuevas formas de interaccin en el trabajo (mirando siempre, por cierto, a su reduccin).

    Al contrario, por lo tanto, de la afirmacin del fin del trabajo o de la clase trabajadora,hay an dos puntos que nos parecen estimulantes y de enorme importancia, en el mundodel trabajo contemporneo, que vamos a tratar a continuacin.

    ELPRIMERPUNTOSEREFIEREALASCONSECUENCIASDELAFRAGMENTACINDELMUNDODEL

    TRABAJO

    En los conflictos mundiales hoy desencadenados por los trabajadores y/odesempleados que el mundo ha presenciado de modo cotidiano, como es el reciente ejemploargentino, es posible detectar mayor potencialidad y centralidad en los estratos mscualificados de la clase trabajadora, los que viven una situacin ms "estable" y quetienen, consecuentemente, mayor participacin en el proceso de creacin de valor? O, porel contrario, en las acciones sociales de nuestros das, el polo ms frtil y rebelde seencuentra prioritariamente en aquellos segmentos sociales ms subproletarizados?

    Se sabe que los segmentos ms cualificados, ms intelectualizados, que sedesarrollaron junto con el avance tecno-cientfico, por el papel central que ejercen en elproceso de creacin de valores de cambio, estn dotados, al menos objetivamente, de

    mayor potencialidad y fuerza en sus acciones. Pero, contradictoriamente, estos sectoresms calificados son objeto directo de un intenso proceso de manipulacin y envolvimientoen el interior del espacio productivo y de trabajo.

    Por eso, pueden vivenciar, subjetivamente, mayor envolvimiento, subordinacin yheteronoma y, particularmente en sus segmentos ms calificados, pueden tornarse mssusceptibles a las acciones de inspiracin neocorporativa.

    En contrapartida, el enorme abanico de trabajadores/as precarios, parciales,temporarios, junto con el enorme contingente de desempleados, por su mayordistanciamiento (o an "exclusin") del proceso de creacin de valores, tendra, en el planode la materialidad, un papel de menor relevancia en las luchas anticapitalistas. No obstante,

    su condicin de desposedo lo coloca, potencialmente, como un polo social capaz deasumir acciones ms osadas, dado que estos segmentos sociales, "no tienen nada ms queperder", en el universo de la (des)sociabilidad contempornea. Su subjetividad podraestar, por lo tanto, ms propensa a la rebelda y a las rebeliones. De nuevo la experienciaargentina merece nuestra especial atencin.

    A lo largo de la dcada de los 90, el afloramiento de las luchas sociales parecaindicar una confluencia y simultaneidadde acciones y de agentes sociales. Podemoscomenzar recordando la explosin de Los ngeles, seguida por la rebelin de Chiapas enMxico o por la emergencia del Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (MST) enBrasil. O, en otro recorte, por las huelgas poltico-sociales ampliadas, como la de los

    trabajadores de las empresas pblicas en Francia, a fines de 1995, o la larga huelga de lostrabajadores portuarios en Liverpool, de 1995 a 1998, o la huelga de cerca de dos millones

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    de metalrgicos en Corea del Sur, en 1997, contra la precarizacin y flexibilizacin deltrabajo. O, tambin, la huelga de los transportistas de la United Parcel Service, en agostode 1997, con 185.000 parados, articulando una accin conjunta entre trabajadorespart-timeyfull-time, de entre algunas de las ms expresivas acciones desencadenadas en la ltima

    dcada del siglo pasado. (cf. Antunes, 2002 y 2002a)A estas acciones se sumarn, al final de la dcada e inicio del nuevo siglo, las

    explosiones de Seattle, Praga, Niza, pasando por la confrontacin intransigente en Gnova,por las acciones del Foro Social Mundial y tambin ms recientemente, por la rebelinsocial que destituy al presidente (y varios de sus pretendidos sucesores) en la RepblicaArgentina, en diciembre de 2001, acciones diferenciadas que demuestran, cada una en suespecificidad y singularidad, que las luchas sociales se van a acentuar mucho en estenuevo siglo. (cf. Seoane y Taddei, 2001)

    El segundo punto considerablemente relevante, que deseara al menos indicar,versa respecto a la (nueva) divisin social y sexual del trabajo, la feminizacin de la

    fuerza de trabajo.En el mundo del trabajo hoy se vivencia un aumento significativo del contingente

    femenino, que alcanza ms de 40% de la fuerza de trabajo en diversos pases avanzados, yque ha sido absorbido por el capital, preferentemente en el universo del trabajopart time,precarizado y desregulado. En el Reino Unido, por ejemplo, el universo femenino super,desde 1998, al masculino en la composicin de la fuerza de trabajo.

    Se sabe, sin embargo, que esta expansin del trabajo femenino tiene un significadoinverso cuando se trata de la temtica salarial, donde la desigualdad salarial de las mujerescontradice a su creciente participacin en el mercado de trabajo. Su porcentual deremuneracin es muy menor del cobrado por el trabajo masculino. Lo mismo frecuentemente

    ocurre en lo que concierne a los derechos y condiciones de trabajo.En la divisin sexual del trabajo, operada por el capital dentro del espacio fabril,

    generalmente las actividades de concepto o aquellas basadas en capital intensivo soncumplidas por el trabajo masculino, mientras aquellas dotadas de menor calificacin, mselementales y frecuentemente fundadas en trabajo intensivo, son destinadas a las mujerestrabajadoras (y, muy frecuentemente tambin a los trabajadores/as inmigrantes y negros/as).

    36. En las investigaciones que realiz en el mundo del trabajo en el Reino Unido,Anna Pollert, al tratar esta temtica bajo el prisma de la divisin sexual del trabajo,afirma que es visible la distincin entre los trabajos masculino y femenino. Mientrasaquel se liga la mayor parte de las veces a las unidades donde es mayor la presencia de

    capital intensivo (con mquinas ms avanzadas), el trabajo de las mujeres est muyfrecuentemente restringido a las reas ms rutinizadas, donde es mayor la necesidad detrabajo intensivo. Analizando una fbrica tradicional de alimentos en Inglaterra, la Choc-Co, Pollert mostr, conforme nos referimos anteriormente, el hecho de que justamente enlas reas de trabajo ms valoradas en la fabricacin de chocolate, predominan los hombrestrabajadores y, en las reas todava ms rutinarias, que pueden ser ejecutadas por eltrabajo manual, ha sido creciente la presencia femenina. Y, cuando se confronta conunidades tecnolgicamente ms sofisticadas, su investigacin constat que tambinaqu el trabajo femenino ha sido reservado a la realizacin de las actividades rutinarias,con menores ndices de calificacin y donde son tambin ms constantes las formas de

    trabajo temporario,part time, etc. Lo que ha permitido concluir que, en la divisin sexualdel trabajo operada por la reestructuracin productiva del capital en la empresa

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    investigada, se poda percibir una explotacin an ms intensificada en el universo deltrabajo femenino. (cf. Pollert, 1996, p. 186-188)1.

    El capital, por consiguiente, ha demostrado capacidad para apropiarse intensamentede lapolivalencia y multiactividaddel trabajo femenino, de la experiencia que las mujeres

    trabajadoras traen de sus actividades realizadas en la esfera del trabajo reproductivo, deltrabajo domstico. Mientras que los hombres -por las condiciones histrico-sociales vigentes,que son tambin una construccin social sexuada- muestran ms dificultades en adaptarsea las nuevas dimensiones polivalentes (en verdad, conformando niveles ms profundos deexplotacin), el capital ha utilizado este atributo social heredado por las mujeres.

    Lo que, por lo tanto, es un efectivo aunque limitado momento de emancipacinparcial de las mujeres frente a la explotacin del capital y frente a la opresin masculinaavance caracterizadopor la expansin positiva de la mujer en el mundo del trabajo, elcapital, por su lado, lo convierte en una fuente que intensifica y aumenta an ms lasdesigualdades sociales entre los sexos en el universo del trabajo.

    De este modo, fue la propia forma asumida por la sociedad del trabajo, regida por ladestructividad del capital y del mercado, que posibilit, a travs de la formacin de unamasa de trabajadores expulsados del proceso productivo, la apariencia de la sociedadfundada en el descentramiento de la categora trabajo, en la prdida de centralidad deltrabajo en el mundo contemporneo. Pero, el entendimiento de las mutaciones en curso,tanto como la elaboracin de una concepcin ampliada de trabajo, se vuelven fundamentalespara entender laforma de ser del trabajo en el mundo contemporneo, su nueva morfologa,tanto como el carcter multifactico del trabajo.

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