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Antropología UBA XXI Segundo parcial 2do Cuatrimestre, 2010 [email protected] 1 Antropología UBA XXI Segundo parcial Unidad III: La dimensión Biológica y la dimensión cultural en la naturaleza humana Ciencia, poder y visión en el siglo XIX Siglo XX: biología e historia. Biologización de las representaciones de la sociedad Etología y Sociobiología Naturaleza y cultura: la naturaleza de la naturaleza humana y la capacidad simbólica en el lenguaje humano Naturaleza/Cultura La cultura como dimensión específicamente humana. La importancia del cerebro humano La prohibición del incesto en el pensamiento de Lévi-Strauss Determinismo biológico. Argumentación sociobiológica y críticas de la antropología La desnaturalización de la violencia Un hecho social no puede explicarse con categorías de la biología, del mismo modo que es improcedente lo inverso. No tener esta limitación en cuenta supone un riesgo epistemológico. En el siglo XIX, Spencer, Malthus, Darwin y Huxley serán los exponentes del discurso que legitima las diferencias como desigualdades entre las diversas sociedades apelando a categorías de la biología. La corriente de la Sociobiología, surgida a fines del siglo XX, refuerza algunas nociones biologicistas a través de un procedimiento supuestamente científico que pretende construir analogías entre la evolución filogenética de los organismos y la evolución histórica de las sociedades. La etología también se inscribe en esta tradición e intenta extrapolar comportamientos de animales y extender las conclusiones al ámbito humano. Frente a estos planteos, la Antropología sostiene que no todo responde al instinto y mantiene el estatus transformador de la actividad humana, resaltando la importancia de la cultura y del lenguaje para definir lo genuinamente humano, sin negar el componente genético. i. Biologicismo Evolucionismo - Críticas a. identificar los conceptos clave, sintetizar la teoría de Darwin. b. Identificar las necesidades ideológicas a las que respondió en su contexto histórico y las críticas que recibió.

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Antropología – UBA XXI – Segundo parcial – 2do Cuatrimestre, 2010 [email protected]

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Antropología – UBA XXI – Segundo parcial

Unidad III: La dimensión Biológica y la dimensión cultural en la naturaleza humana

Ciencia, poder y visión en el siglo XIX

Siglo XX: biología e historia. Biologización de las representaciones de la

sociedad

Etología y Sociobiología

Naturaleza y cultura: la naturaleza de la naturaleza humana y la capacidad

simbólica en el lenguaje humano

Naturaleza/Cultura

La cultura como dimensión específicamente humana. La importancia del cerebro

humano

La prohibición del incesto en el pensamiento de Lévi-Strauss

Determinismo biológico. Argumentación sociobiológica y críticas de la

antropología

La desnaturalización de la violencia

Un hecho social no puede explicarse con categorías de la biología, del mismo modo que

es improcedente lo inverso. No tener esta limitación en cuenta supone un riesgo

epistemológico.

En el siglo XIX, Spencer, Malthus, Darwin y Huxley serán los exponentes del discurso

que legitima las diferencias como desigualdades entre las diversas sociedades apelando

a categorías de la biología.

La corriente de la Sociobiología, surgida a fines del siglo XX, refuerza algunas nociones

biologicistas a través de un procedimiento supuestamente científico que pretende

construir analogías entre la evolución filogenética de los organismos y la evolución

histórica de las sociedades. La etología también se inscribe en esta tradición e intenta

extrapolar comportamientos de animales y extender las conclusiones al ámbito humano.

Frente a estos planteos, la Antropología sostiene que no todo responde al instinto y

mantiene el estatus transformador de la actividad humana, resaltando la importancia de

la cultura y del lenguaje para definir lo genuinamente humano, sin negar el componente

genético.

i. Biologicismo – Evolucionismo - Críticas

a. identificar los conceptos clave, sintetizar la teoría de Darwin.

b. Identificar las necesidades ideológicas a las que respondió en su contexto

histórico y las críticas que recibió.

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c. Relacionarlo con el determinismo biológico de nuestros actos, la

capacidad de transformación del mundo y con la idea de libertad

d. Influencia de la genética (lo adquirido y lo innato); identificación de la

actividad psíquica con la actividad nerviosa superior. Papel del entorno

sociocultural en la conformación de la “psíquis”.

e. Darwin, Spencer, Malthus, Huxley; Kroeber (Boas), Malinowski; Altan

“los actos le pertenecen a los autores, aún cuando son involuntarios. Surgen de su

alquimia secreta. Uno se transforma en un organismo que se puede objetivar sólo a

costa de la despersonalización y la pérdida de identidad (…) es terrible que la ciencia,

que es la expresión misma de la cultura, se convierta en el enemigo de la cultura”.

Monette Vacquin, 1991

“El psiquismo no puede reducirse a mecanismos celulares, como no puede pretenderse

que la moral se ubica en el lóbulo frontal”. Monette Vacquin, 1991

ii. Sociobiología – Etología – Crítica

a. Variación, selección, interacciones. Conceptos de la evolución

filogenética de los organismos extrapolados a la evolución histórica de

las sociedades.

b. Instintos y violencia. Naturaleza y formas de violencia.

c. Crítica al método de la sociobiología (analogías) y a la idea de la

existencia de instintos en el hombre. Denuncia del reduccionismo

biológico por parte de la Antropología

i. Peculiaridades del funcionamiento cerebral humano

ii. Especificidad del lenguaje humano

iii. Cultura como medio para trascender el ámbito de lo biológico

iv. Potencialidades humanas y posibilidades de actualización

v. Retroalimentación de los órdenes biológico y social del hombre

“Afirmar que nuestra naturaleza es tanto biológica como social, que poseemos

simultáneamente mente y cerebro y que son simultáneamente sociales y biológicos es

superar falsas dicotomías y señalar el camino hacia una comprensión integradora de la

relación entre nuestro yo consciente y el biológico”. Chiriguini, M.

“La frontera entre lo que está innatamente controlado y lo que está culturalmente

controlado en la conducta humana es una línea mal definida y fluctuante. Casi toda

conducta humana compleja es desde luego producto de la interacción de ambas esferas

(…) Nuestras ideas, nuestros actos y hasta nuestras emociones, lo mismo quenuestro

propio sistema nervioso, son productos culturales”. Geertz, C., 1987.

Lischetti, M. Naturaleza y Cultura

A principios del siglo XIX se impuso una visión unitaria y totalizadora del estudio del

hombre: tanto sus aspectos anatómicos, fisiológicos, como los psicológicos y los

morales se consideraron parte del mismo saber. Esta interpretación conectaba a los

hombres dentro del medio natural, emparentándolo con los animales.

La situación social del comienzo de la era industrial (primera mitad del siglo XIX) le

ofreció al modelo darwiniano, caracterizado por un utilitarismo biológico, un sustento

ideológico construido en base al liberalismo económico. En este contexto, Inglaterra

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alcanzó en pocos años un incremento de la población1 y de su economía que derivó en

un deseo colonizador e imperialista.

Spencer escribió en 1859, en lo que posteriormente se conocería como el nacimiento

del darwinismo social (incluso antes de que Darwin publicara en 1865 su tratado), que

“las exigencias de la lucha por la vida hacen desaparecer a los ineptos y preservan a los

más aptos”.

A pesar de esto, fue Thomas Huxley en 1888 quien divulgó la teoría de Darwin y le dio

una aplicación social. Según su punto de vista, cada individuo, cada tribu, cada nación,

debe resolver el problema de la lucha por la vida.

La tendencia a la biologización de las ciencias sociales y a la profundización del

conocimiento biológico no respondió a un mayor prestigio de las ciencias biológicas

sino a una necesidad ideológica del capitalismo en la que la naturalización del régimen

capitalista se convirtió en uno de los pilares de esta biologización y pretendió justificar

el liberalismo económico para su expansión y fortalecimiento.

En respuesta al extremismo biologicista surgieron posturas cuyo extremo se situó en el

culturalismo. Kroeber (1917) es uno de los ejemplares y subordina el individuo al

medio cultural: “el amanecer de lo social, pues,, no es un eslabón de una cadena, no es

un paso en el camino, sino un salto a otro plano. Puede compararse con la aparición de

la vida en el universo hasta entonces sin vida”.

Altan, en una crítica a ambos extremismos, comenta que “la cultura es concebida por

Kroeber de modo tal que la acción humana deviene ilusoria por estar totalmente

determinada por la cultura. Con estas ideas se legitima la situación de la

manipulación de los individuos por la sociedad. Esta manera de pensar la cultura

excluye los problemas de crítica, cambio y conflicto, del nivel de cultura, siendo como

son estos problemas constitutivos de la historia de los pueblos”.

Lévi-Strauss (1949) va a elaborar un método en el cual impone una “regla” externa al

comportamiento de los humanos, con lo cual la existencia de la regla construida por la

sociedad permite reconocer la presencia de la sociedad-cultura. El ejemplo de “regla”

que utiliza es la prohibición del incesto, que comparte las características de

universalidad (responde al orden de la naturaleza) y la normatividad (cultural). La regla

del incesto es una regla, pero universal: marca el paso de la naturaleza a la cultura en la

naturaleza humana. Posee la universalidad de las tendencias naturales, la pulsión sexual

y el carácter restrictivo de las leyes y las instituciones.

La preocupación lleva a que tratemos de explicitar cómo se elaboran esas

concepciones que la biología extiende a la explicación de fenómenos propios de otros

niveles de análisis, porque se corre el riesgo de que sean tomadas como instrumento

de poder. Cuando decimos que las representaciones, las construcciones de la biología

intervienen sobre lo social, queremos decir por ejemplo que nociones como selección,

jerarquía, orden, basados en un orden “natural”, o los dones de la herencia y la

1 Fue en este período cuando Malthus postuló la teoría del problema del crecimiento geométrico de la

población contra el crecimiento aritmético de los medios de vida que desató la paranoia y ánima

expansionista.

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concepción de las desigualdades programadas, pretenden cubrir la explicación de la

sociedad.

La biología pretende un conocimiento de lo teleológico (que encuentre la finalidad de

los seres humanos, el sentido del mundo) y unificado. Las causas primeras (la

evolución ya producida de las especies) se utilizan para fundamentar,

teleológicamente, las causas finales (la explicación de la historia de las sociedades

basada en la selección y la eliminación del más débil).

Los biólogos no tienen en cuenta que los conocimientos que producen son una

construcción social. ”El lóbulo frontal cumple un rol importante en la conducta

humana, pero la moral depende de convenciones sociales. Si una persona pierde los

circuitos inhibitorios tendrá comportamientos pueriles pero no por eso inmorales”.

El darwinismo social que consiste en explicar y justificar las desigualdades entre los

individuos y entre las poblaciones por una selección natural, aplicadas a las sociedades

es evidentemente una perversión del sistema.

Hay que poder distinguir al conocimiento biológico como producido socio-

históricamente, entender que cuando avanza este conocimiento lo que avanza es la

cultura sobre la naturaleza. Que los nuevos conocimientos que nos proporciona sobre la

naturaleza humana deben adaptarse a los proporcionados por las ciencias

socioculturales. Hay que diferenciar el proceso de hominización con el proceso de la

historia de las sociedades humanas, y reflexionar sobre la idea de que los fenómenos

naturales ya no son considerados como rigurosamente determinados, sino que en ciertas

condiciones se dan autoorganizaciones espontáneas de la materia.

El hombre es un animal con atributos únicos: erecto, espina dorsal, barbilla, y, sobre

todo, el cerebro. El hombre crea una nueva dimensión entre él y la naturaleza, para

adaptarse a ella transformándola y esta actuación es necesariamente social. La

dimensión social pasa a ser condición de su propia supervivencia biológica y presiona

selectivamente en la dirección de los cambios más favorables para asegurar su

adaptación y reproducción. El hombre crea y produce, despliega, a diferencia del

animal, una acción transformadora: transforma el medio en el que vive de acuerdo

a sus necesidades, crea objetos y medios para producirlos.

La actividad nerviosa superior es el sustrato material que, en interacción con la sociedad

y la cultura, hace posible ese mundo de imágenes, ideas, anhelos, sentimientos,

actitudes que se denomina psiquismo. Este sistema se constituye en el curso de la vida

en sociedad de cada sujeto. El cerebro tiene la capacidad de producir situaciones de

carácter funcional que se establecen según las experiencias que el sujeto va realizando

en y con el medio social, durante su proceso de asimilación a la cultura. Esta

asimilación es un proceso de actividad transformadora por el que se van formando

los procesos internos de una vida mental, de la conciencia, de la subjetividad. El

medio socio-cultural no es captado por el sujeto de manera directa sino a través de la

intermediación humana. La cultura le es transmitida por otros hombres en el marco de

las relaciones que establece con ellos desde su nacimiento. Esta comunicación se realiza

por distintas vías, pero la fundamental es el lenguaje verbal, que no solo tiene la

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función comunicativa sino que es el medio a través del cual se forman las imágenes

internas del psiquismo.

Mientras que los tempranos humanos pueden haber sido gobernados por sus genes en el

pasado, los humanos modernos son también producto de su cultura y su experiencia

individual. El concepto de que la biología determina laconducta humana yace en las

raíces de todas las nociones de superioridad racial: la noción de que nuestra conducta

está determinada biológicamente nos permite perdonarnos por la violencia, agresividad,

docilidad y codicia, e, inclusive, justificarlas.

Chiriguini, M. La sociobiología

Wilson (1975) se propuso explicar la vida social de los animales, incluyendo al hombre,

interpretando la conducta social de los animales y el hombre como emergente de su

historia evolutiva biológica y sujeta a las mismas leyes que rigen todo lo viviente. Para

Wilson, el comportamiento humano, en toda su complejidad, puede ser explicado

cabalmente por la biología: la naturaleza no solamente diseñó por medio de la evolución

nuestros rasgos sino también nuestros comportamientos.

“Ninguna especie, incluida la nuestra, posee un propósito más allá de los imperativos

creados por su historia genética (…) si el cerebro evolucionó por la selección natural,

aún las capacidades para seleccionar juicios estéticos y creencias religiosas particulares

deben haber surgido por el mismo proceso mecánico”.

El odio hacia lo extraño, la facilidad para dejarse adoctrinar, y otros comportamientos

observados serían expresión de esquemas innatos de supervivencia de la especie. La

guerra entre grupos, tribus y naciones sería una expresión de tendencias agresivas

innatas. Metodológicamente intenta explicar la condición humana observando el

comportamiento animal.

La crítica antropológica radica en la falacia de analizar al hombre por su ser biológico.

El comportamiento de los hombres no puede ser interpretado sin tener presente la

función transformadora de la cultura, que en tanto ámbito de significados otorga sentido

a dicho comportamiento.

Si el actual orden social es la consecuencia inevitable del genotipo humano entonces

nada que posea alguna importancia puede ser modificado”. En nombre de las leyes

genéticas se racionaliza un hombre económico y social y se justifica el statu quo,

aplacando las posibilidades de transformación de la realidad.

La etología (Lorenz y Tinbergen) sostiene la existencia de instintos de carácter innato

y justifica científicamente el carácter biologicista de la sociobiología. Los instintos son

pautas fijas de comportamiento emergentes del proceso de evolución y selección

natural, son innatos e idénticos en los animales de una misma especie. Al ser innatos,

son inmodificables y compulsivos y, además, cumplen la función de asegurar la

perpetuidad de la especie. Para Lorenz, todos los comportamientos sociales del hombre

pueden ser biologizados: la agresión, el altruismo, la sexualidad, el odio, la moral y la

ética. “Los historiadores se verán obligados, pues, a encarar el hecho de que la selección

natural determina la evolución de las culturas tanto como de las especies”.

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En las sociedades humanas no existió ni existe un solo sistema de parentesco, una

organización familiar, que no establezca un cálculo de parentesco diferente al de los

principios de la selección de parentesco, basado en el imperativo de los genes de

reproducirse a toda costa (Sahlins). No está en los genes ordenar, organizar los lazos de

parentesco; las líneas de descendencia responden a categorías de identidad o de

oposición, ajenas al concepto de adecuación inclusiva. ***

El error fundamental de los sociobiólogos es suponer que todo el comportamiento social

puede ser explicado en términos de selección y adaptación. Desde el determinismo

cultural se sugiere que la biología se detiene en el momento que nacemos y de allí en

más somos infinitamente maleables por la acción de aquélla.

No hay comportamientos sociales genéticamente estructurados. Hasta en la satisfacción

de las necesidades biológicas más elementales se manifiesta lo social. El hombre no es

innatamente nada, ni genéticamente agresivo ni altruista. El carácter violento o pacífico

de los pueblos nos informa que la agresión no está codificada en los genes sino su

potencialidad para ella. Los que interactúan con el ambiente son los organismos

humanos: el hombre puede ser agresivo, solidario u homosexual, no los genes.

Tomar aspectos aislados del comportamiento social y atribuirles una cualidad abstracta

es una falacia. Son las condiciones sociales y culturales de nuestra existencia las que

favorecerán o no la aparición de estos comportamientos.

Los hombres, al ser las únicas criaturas creadoras de cultura, emergen del nivel de lo

biológico constituyendo una dimensión diferente; transformando su entorno y a ellos

mismos en un proceso de retroalimentación que modificará su naturaleza biológica

anterior. Nuevos atributos y nuevas leyes interpretarán su naturaleza, tanto biológica

como cultural.

Todos los comportamientos sociales del hombre son simultáneamente sociales y

biológicos, del mismo modo que son químicos y físicos. Si bien “los hechos mentales

son causados por hechos cerebrales”, la capacidad de pensar no es función de un sector

específico sino del cerebro como un todo, “el producto de las interrelaciones de todos

sus procesos celulares con el mundo exterior”.

Afirmar que nuestra naturaleza es tanto biológica como social, que poseemos

simultáneamente mente y cerebro y que son simultáneamente sociales y biológicos, es

superar falsas dicotomías y señalar el camino hacia una comprensión integradora de la

relación entre nuestro yo consciente y el biológico (Lewontin).

Monsalve, P. Violencia y sociedad en el fin de siglo

La violencia no puede pensarse como una categoría en sí misma sino como una idea

teórica que comprende las formas de acción u omisión que podemos juzgar como

peligrosas para el desarrollo de la subsistencia humana.

“El siglo XX no es tan sólo una época caracterizada por guerras de terribles

consecuencias sino también la época de la valoración y racionalización ideológica de

la violencia a gran escala” Heller, A. (1980).

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Con la puesta en escena de la violencia, aparece una serie de explicaciones científicas

provenientes de las ciencias biológicas y sociales tendientes a establecer causas y

contribuir al control social.

En el iluminismo se desarrollan las racionalizaciones acerca de la violencia como

fundada por razones biológicas. Con el predominio de la idea de Razón se posibilita

asociar grados de raciocinio con la presencia o ausencia de la violencia. La razón es

siempre inocente de los comportamientos valorados como aberrantes que recibirán los

calificativos de irracional, asocial, bárbaro, pasional, primitivo, inculto, etc. La

naturaleza, la biología humana, va a ser considerada la fuente de la violencia humana.

Para la etología (Lorenz), la especie en su conjunto se beneficia con la cuota de agresión

necesaria para su supervivencia, tal como está filogenéticamente determinado. Son los

mecanismos instintivos los que llevan a la agresión y no los juicios de valor.

Para Heller, los instintos son mecanismos compulsivos de conducta o coordinaciones

motoras compulsivas heredados con el código genético, desencadenados por estímulos

internos y externos, propios de la especie y específicos en cuanto a la acción. Nada de

esto está presente en la conducta humana, ni las acciones son compulsivas, ni son

iguales para todos los individuos de la especie, ni el hombre está a merced de tales

estímulos.

Los argumentos de la sociobiología dejan intactas las esferas de la acción social y

política. Como dice Guthmann (1991), “para el poder el problema es la violencia, no

porque le preocupe la violencia sino su control. Para quienes resisten, el problema no

es la violencia sino la política, pero el poder aplica su violencia para que la olviden, de

modo que la violencia se convierta en su única preocupación. La violencia no es más

que un campo de confrontación donde se dirimen controversias sociales como si

fueran ajenas a lo social. La voluntad de algunos científicos y políticos de naturalizar

la violencia y tornarla aceptable contradice la estrategia hasta ahora exitosa del

poder. Este nunca ha necesitado justificar las guerras en sí para iniciarlas…”

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Unidad IV: El proceso de Hominización

Teoría darwiniana sobre la evolución de las especies: selección natural y demás

mecanismos evolutivos. El lugar del azar y su relación con el ambiente.

Críticas al abuso de la teoría darwiniana (darwinismo social)

Proceso de hominización, surgimiento del hombre moderno: los cambios más

relevantes a partir de los 4 millones de años y sus implicancias

Criterios de surgimiento del hombre moderno (origen geográfico y cultural)

Tapia, A. El proceso de hominización: aspectos biológicos y culturales

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Unidad V: Raza y Racismo

El racismo como explicación falaz de la desigualdad entre los hombres. Racismo

científico. Argumentaciones y críticas

Refutación biológica de la existencia de razas humanas

El racismo en la sociedad y sus posibles explicaciones. Discriminación,

prejuicio. Grados o niveles de racismo.

Mazettelle, L; Sabarots, H. Poder, Racismo y Exclusión

Con la Ilustración, en el Siglo XVIII se condenó la violencia y crimen de la

colonización pero de una forma reformista y eurocéntrica. Se pretendía una política de

asimilación de los pueblos salvajes, que eran vistos como los retardatarios en el camino

de la razón y la civilización. Las explicaciones de diversidad que se hallan no son

biológicas sino que se refieren a factores ambientales: clima, factores geográficos, dieta,

modo de vida, enfermedades.

Se impuso la idea de una degeneración de determinadas “variedades” de hombres, que

eran pasibles de ser perfectibles por medio de la intervención y adecuado control del

medio.

En1859 Darwin publicó el origen de las especies: lucha por la existencia, selección

natural y supervivencia del más apto. Se buscó demostrar científicamente la

superioridad de la raza blanca, sustituyendo las bases teológicas. El avance de las ideas

racistas en el siglo XIX debe ser entendido en conjunto con el colonialismo, el

desarrollo de la ciencia y la industria, el crecimiento de las ciudades, la migración y

mezcla de poblaciones y además con la individualización y auge de los nacionalismos.

Spencer y Summer fueron los principales exponentes del darwinismo social. Se analizó

la sociedad como si fuera un organismo vivo, haciendo uso de conceptos traídos de la

biología. La economía política proclamaba por su parte la naturalidad de la economía

capitalista y la libre competencia en el mercado como el sistema que mejor expresaba la

naturaleza humana. El laissez faire fue entendido como justificación a la no

intervención frente a las desigualdades, extrapolando los conceptos biológicos al ámbito

económico. Spencer defendió la no injerencia del Estado ante problemas de pobreza y

ante las consecuencias genocidas y etnocidas de la expansión colonial, pues allí se

libraría una lucha por la existencia en la que sólo perdurarían los pueblos y los sectores

capaces de sobrevivir, los biológicamente superiores.

Con el Darwinismo Social se fue imponiendo la lógica de que “los pobres eran pobres

porque eran biológicamente inferiores, los negros eran esclavos como resultado de una

selección natural que ya les había asignado un lugar adecuado para ellos. La

filantropía, abolicionismo o cualquier otro intento de violentar la naturaleza solo podía

debilitar a la raza superior favoreciendo a pueblos inferiores”.

Lombroso: “el criminal nato se puede reconocer por su anatomía; el 45% de los

criminales actúa por compulsión hereditaria.

Eugenesia (Galton): el talento era fundamentalmente heredado. No contempló la

influencia del medio sociocultural, la herencia económica y las redes de conexiones

sociales. La incompetencia, enfermedad y desesperación son rasgos hereditarios, por lo

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cual debía restringirse la procreación de las personas con estas características, a las que

ubicó en los estratos inferiores.

Las grandes razas, a pesar de lo que las apariencias parecen indicar, no constituyen

entidades naturales sino que son categorías construidas conceptualmente,

arbitrariamente. Las diferencias biológicas entre poblaciones “negras”, “blancas”, y

“amarillas” son mínimas y por ende no permiten mantener la idea de la existencia de

grandes razas.

Todo fenómeno racista supone claramente etnocentrismo, pero no todo etnocentrismo

involucra el racismo.

Los prejuicios son sistemas de valores, juicios totalizadores más o menos coherentes

que tienden a dar sentido a la acción humana de una manera simple y generalizadora,

favoreciendo la creación de estereotipos sociales. La mayoría de nuestros prejuicios

tiene un carácter mediata o inmediatamente social. Los prejuicios no se construyen en

las sociedades de manera azarosa sino que responden a conflictos e intereses de grupos,

haciéndose más agudos y complejos en sociedades estratificadas.

No son las diferencias físicas observables entre grupos humanos las que crean por sí las

nociones populares de raza en una determinada sociedad sino la aceptación social, más

o menos consensuada y consciente, de que tales diferencias son socialmente relevantes.

Wieviorka (1993) propone la existencia de distintos planos o niveles de racismo.

Infrarracismo: expresiones larvadas y menores de racismo que se precentan de

manera desarticuladas que lo acercan al rechazo xenófobo. Sin violencia o con violencia

no articulada. Se presenta en ámbitos restringidos. Discriminación institucional en la

creación de estigmatizaciones.

Racismo fragmentario: más preciso y cuantificable. La segregación y

discriminación son más evidentes y perceptibles y se inscriben en el espacio. La

violencia dirigida es más frecuente y el accionar doctrinario racista está más articulado

Tercer nivel: el campo político aparece unificado. Principio de acción de una

fuerza política o parapolítica, reclamando medidas discriminatorias o la concreción de

proyectos de segregación racial. El racismo se hace política y crea un contexto favorable

para la violencia. Tradicion ideológica e intelectuales orgánicos.

Racismo total: el Estado se organiza en base a una ideología racista, fusionando

todas las dinámicas sociales, canalizando e institucionalizando los prejuicios para

materializar sus proyectos racistas, desarrollando programas de exclusión, de

desnutrición o de discriminación masiva.

Los distintos estallidos de violencia constituyen una reacción sociológica ante una

violencia institucionalizada, violencia impuesta desde arriba, que se manifiesta a través

de un conjunto de cambios económicos y políticos que afectanfundamentalmente a los

sectores más desfavorecidos de lapoblación y que en muchos casos se agravan por una

serie de discriminaciones sociales y étnico-raciales, estableciéndose auténticos abismos

entre las clases pobres y las clases de mayores recursos de la sociedad.

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Una vez que se “demostró” científicamente que no existen diferencias genéticas

significativas en el condicionamiento del comportamiento de distintos grupos sociales,

la lupa se posó sobre el individuo: ¿por qué determinados individuos son más proclives

que otros a adoptar el ideario racista?

Theodor Adorno utilizó una metodología de tipos, en la que identificó ciertos tipos de

personalidad que generan predisposiciones que pueden ser activadas o no de acuerdo al

contexto social. De esta forma, se le da importancia al entorno sociocultural y la

educación formal pero también se proclama un núcleo irreductible en la personalidad

que está por fuera de las relaciones sociales, que es esta “predisposición”.

Según Memmi, el racismo es la valoración generalizada y definitiva de las diferencias

biológicas, reales o imaginarias, en beneficio del acusador y en detrimento de su

víctima, con el fin de justificar una agresión.

Para Tahar Ben Jalloun, la naturaleza ha creado diferencias. Esas diferencias la sociedad

las ha convertido en desigualdades.