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Aproximación al estudio antropológico de Asturias Eloy GÓMEZ PELLÓN Universidad de Cantabria 1. SOBRE EL AMBITO ESPACIAL DE ESTUDIO La concreción espacial que hoy presenta Asturias es resultado de la re- forma administrativa de Javier de Burgos en 1833, por la que se trató de ra- cionalizar los límites de las unidades territoriales. En cualquier caso, la ci- tada reforma provincial no modificó sustancialmente el mapa del espacio administrativo asturiano, que se vio ensanchado con la adición de los tres munícipios orientales de la región, esto es, Peñamellera Alta, Peñamellera Baja y Ribadedeva, de manera que desde entonces los ríos Deva y Eo cons- tituyen sus fronteras, mientras que la Cordillera Cantábrica marca la diviso- ria por el Sur. Constituye un ámbito espacial que en lo geográfico se halla relativamente diferenciado dentro de la ecozona cantábrica: el dominio ca- lizo por el Este y el siliceo por el Oeste apenas lo distinguen de Cantabria y Galicia, respectivamente. Se trata de una franja de tierra bordeada meridionalmente por las alinea- ciones orográficas de la Cordillera, cuya vertiente septentrional se alarga hasta las proximidades de la costa, dejando un estrecho margen a la llanura litoral —de anchura variable entre los tres y los cinco kilómetros—, cons- truida sobre las plataformas de abrasión de origen custático formadas en el tiempo. Entre ambas unidades se distingue una depresión central de profun- dos rasgos surcada por los ríos que atraviesan de Sur a Norte la región y que en su rápido y sinuoso curso, de considerable caudal en ocasiones, trazan los característicos y accidentados valles interiores asturianos. La franja lito- ral, la rasa, que se sitúa a cierta altura sobre las profundas aguas cantábri- Revista de Antropologia Social. ni’ O, 31-61. Editorial Universidad Complutense. Madrid, 1991

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segundo capítulo de la revista española Antropología

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Aproximación al estudio antropológicodeAsturias

Eloy GÓMEZ PELLÓNUniversidadde Cantabria

1. SOBRE EL AMBITO ESPACIAL DE ESTUDIO

La concreciónespacialque hoy presentaAsturiases resultadode la re-forma administrativade JavierdeBurgosen 1833,por la que setrató de ra-cionalizar los límites de las unidadesterritoriales.En cualquiercaso,la ci-tada reformaprovincial no modificó sustancialmenteel mapadel espacioadministrativoasturiano,que se vio ensanchadocon la adición de los tresmunícipiosorientalesde la región, estoes,PeñamelleraAlta, PeñamelleraBajay Ribadedeva,de maneraque desdeentonceslos ríos Devay Eo cons-tituyen susfronteras,mientrasquela CordilleraCantábricamarcaladiviso-ria por el Sur. Constituyeun ámbito espacialque en lo geográficose hallarelativamentediferenciadodentro de la ecozonacantábrica:el dominio ca-lizo por el Estey el siliceopor el Oesteapenaslo distinguende CantabriayGalicia, respectivamente.

Se tratade unafranja de tierra bordeadameridionalmenteporlas alinea-ciones orográficasde la Cordillera, cuya vertienteseptentrionalse alargahastalas proximidadesde lacosta,dejandoun estrechomargenala llanuralitoral —de anchuravariableentrelos tres y los cinco kilómetros—,cons-truida sobrelas plataformasde abrasiónde origen custáticoformadasen eltiempo.Entre ambasunidadesse distingueunadepresióncentraldeprofun-dos rasgossurcadapor los ríos queatraviesande Sura Norte la región y queen su rápido y sinuosocurso,de considerablecaudalen ocasiones,trazanlos característicosy accidentadosvallesinterioresasturianos.La franja lito-ral, la rasa, que se sitúa a cierta altura sobrelas profundasaguascantábri-

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cas, dibuja una costa acusadamenteacantiladay con escasosrefugiosnaturales.

El relieve que se acabade describirse conjugacon un clima de lluviasabundantes,que tan sólo se retraensensiblementeen la estaciónestival,paraalcanzarun máximo en laestaciónotoñal, peroquepor términomediose aproximan a los 1.000mm. anualesen la líneacostera,incrementándoseprogresivamente,y en sentidogeneral,desdela costa a la montañahastaconvertirseenmásde 1.600en los altospuertosmeridionales,repartidosencercade cientosesentadíasde lluvia enel primer casoy bastantesmásen elsegundo.Por otra parte, el efectotemperantedel mar haceposibleque enbuenapartede Asturias el clima seatemplado,situándosela isotermaentorno a los 130 C. y disminuyendosu valorcorrelativamentecon la altitud.Las oscilacionesy las amplitudestérmicasmedias son discretas,aunqueprogresanconla altura hastahacerseostensibles.

Diversasunidadesgeográficas,diversossuelosy diversoclimahandadolugar a variados ecosistemas,matizadospor múltiples biotopos,que hanpermitido unavariada respuestacultural sujeta a la interrelaciónentre elhombrey el medio. El bosquede caducifolias,propiode lasformacionesdelmedio asturiano,que acogeespeciescomolos roblesy las hayas,los casta-ños, los fresnosy los arces,y un rico sotobosque,constituyeunaexpresiónmásde estepaisaje.

2. SOBREEL AMBITO HISTORICO

Pareceevidentequeno sepuedahablarde culturasinhacerreferenciaalmedio ecológico,y de igual maneraresultaobvio que la culturahumanaesel resultadode lo queha sidoantesdelmomentoquese estudia,lo cual poneal antropólogo en contactocon la dimensiónhistóricade la misma. Portanto,es precisoseñalarque la relativa unidadgeográficaque es Asturias,delimitadaterritorialmentedesdela primera mitad del siglo pasado,ha ve-nido presentandohistóricamenteuna acentuadapersonalidadpolitico-ad-ministrativaexplícitamentereconocida,de la cual es exponenteun particu-larismo sobradamentemanifestado.Así, la aceptaciónexpresaque se hacede esteparticularismoen la Ley Orgánica7/1981,al reconoceraAsturiascomoregión autónomaintegrantedelEstadoespañol,no es sino el reflejo deunalargatradición histórica,tal vez no compartidaporotrasregionesautó-nomasdel mismo Estado,lo cual estableceríade partidaunadiferenciacua-litativa.

Efectivamente,el ámbitoterritorial quepresentaAsturiasen la actuali-dadconstituyeel correlatode otro ámbitode carácterhistóricoque,por otraparte,explica la realidadcultural de Asturias,segúnse señalarámásade-lante. La Asturiasdel presentecoincideen buenapartecon el antiguoterri-torio ocupadoen épocaromanapor los asturestrasmontanos,quetrasla in-vasión musulmana,y a partir del 722, formarían un pequeñoreino en

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Covadonga.Asturiasse convertíaasí en un foco emblemáticode indepen-dencia,capaztambiénde acogera los visigodosprocedentesdel Sur y dota-dos de una culturadistintaque daríalugar a las oportunasinfluencias.

Pero el exiguo reino de Covadongalograría ensancharpaulatinamentesus fronteras,en lamedidaquerealizabanuevasconquistas,de modoqueenla búsquedade unamayor operatividadla capital del reino se trasladaríadesdeCangasde Onís a Praviay, posteriormente,a Oviedo. Cuandoestoúltimo sucede,en tiemposde Alfonso 11(791-842),Asturias constituyeyaun vasto territorio extendidopor la franja norteñadesdeGalicia hastalasVascongadas,queha penetradohaciael Surtraspasandola Cordillera. Serájustamentenadamásconcluir ese mismo siglo IX, enel 910, cuandola re-conquistade las tierras meridionales,alcanzadala línea del Duero, deter-mineun nuevotrasladodela capital a León, la sedede la antiguaLegio VIIGemina,y conello la superacióndel reinoasturiano,trascasidossiglosdeexistencia,en beneficiodel astur-leonés,que alargarásuvida hastael año1230 (D. W. Lemax, 1984).

Seráen estemismoañode 1230cuandoel rápidodesarrollodel antiguocondadoindependientecastellano,convertido en reino, permitaunanuevaunton,que se consagraen la conformacióndel granreino castellano-leonés,construidomedianteunaimponentearquitecturaal amparodel hechomilitarque es la reconquistay del hecho social que es la repoblación,y en cuyabase,que es la idea que interesadestacar,se encuentraAsturias,y lo se-guiráestandocuandose forje la ulterior unidadnacional.Por entonces,As-turias constituyeuna realidadadministrativasituadaentreGaliciay las As-turias de Santillana.

En lo que interesa,sólo restaañadirque en los siglos bajomedievalesymodernosAsturias,replegadaen las fronterasseñaladas,y geográficamenteun tanto aisladapor las accidentadasmontañasde la divisoriameridional,cuyospasoseranpocosy tortuosos,y ni siquierademasiadodespejadosporOriente y Occidente,mantendráuna discreta significación política, con-tando internamenteconun órganoasambleario,laJuntaGeneraldel Princi-pado,queacogíaa los representantesde los Concejos,concapacidadparaproponermedidasadministrativasal podercentraly encargadode ejecutarlas queésteaprobaba,quese extinguirátrasla creaciónde las DiputacionesProvincialesdecimonónicas.

3. ACERCA DE LA CULTURA EN ASTURIAS

Lo dicho hastaaquí permiteexaminarconmayorseguridadlo que es elobjeto de la Antropología,la cultura, tomandocomo referenciael territorioasturiano,y se dice comoreferenciaporquela cultura, si bienen ocasionesse circunscribea los límites impuestospor las barrerasnaturales,no tomapor fronteraslas puramenteconvencionales,dadala capacidadhumanade

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movilidad y de comunicación.De otro lado,cuandose dicequese va aestu-diar la cultura, no se va a hacercon el sentidoambiguo quegeneralmentetiene el concepto,sino en su pura acepción antropológica.Resulta,portanto,quese refierea lo queno es innatoo natural:las formasde vida, la es-tructura social,las creenciasy los mediosde comunicaciónsimbólica.

Por de pronto, no parecedificil demostrarque existeAsturiasconunarealidadespacialpropia,e incluso invariableen los dos últimos siglos,queencierraunacomplejidadsocialy culturalmutablecomola Historia misma,Y tampocoparecetediosodemostrarqueexistaun sentimientodepertenen-cia a Asturias,que en los tiemposrecientesdeparaun ejemplotan notablecomo el de 1808, cuandocoincidiendocon la invasión francesay con unmomentode tambaleodel Estadoy de lasinstituciones,la JuntaGeneraldelPrincipado,ennombrede Asturiasy de los asturianos,y en consecuenciaennombre de un pueblobien definido, le declarala guerraal invasor, convir-tiéndosela región en protagonistade unaactitud.Tambiénmerecela penarecordarqueen el Proyectode Constitución,elaboradopor las Cortesde laPrimeraRepúblicaen 1872, nuncaaprobadopor lo efimero del momentopolítico, Asturiasera reconocidacomoregión singular y definida.Pasandoel tiempo, y al amparodel artículo1 dc la Constituciónde 1931, se llegaríaa redactarun proyectode EstatutoRegionalparaAsturias. Se podríanpo-nerotros ejemplosy probablementetodosdemostraríanque su entidadrealno se ha producidoex novo (F. TueroBertrand, 1976: 1 1-32).

Así, Asturiasexistedesdehacemuchotiempo, segúnse ha dicho tam-bién. Y la existenciade Asturiasen los tiemposmedievales,consu culturacorrespondiente,no coincide con la de los tiemposactuales,y sólo la dife-renciaterritorial, lejos de ser nimia, resulta abismal.Ni se puede sostenerque tal territorialidadmedievalfue un resultadomeramentecoyuntural,sinomarcadamenteestructural:duró siglos. Y conello, el sentidode pertenenciaa Asturiasalcanzóa gentesdistribuidasporunagranáreadel mapahispano.Estasgentesque entrabana formarpartede Asturias,por conquistao porrecepción,poseíansupropiacultura, quesin dudadaríalugara préstamosya asimilaciones.

Estadistorsiónentrelo quees y lo quefue Asturiashaceque los rasgosde suculturano secorrespondanconla actualregión asturiana,y aparezcanesparcidospor el áreade lo que fue, y aún másallá, en su zonade influen-cia. Rasgosque, comose ha señalado,constituyenalgunasvecesla síntesisde la cultura ajenay la propia. Porello, la reflexión efectuadaconducea laconvenienciadeutilizar comoobjetode estudioen el presentetrabajola cul-tura en el actualterritorio de Asturias,o la culturaen Asturiaspor simplifi-car la frase, mejor que la culturaasturiana.

Y estono es todo si se percibeque laobservaciónquese acabadeefec~tuartiene caráctergenérico.Cuandose desciendea lo particular,a lo espe-cífico, a lo concreto,a lo quehoy es Asturias,se descubreunarealidadcul-tural sumamentefragmentada,en la queno sólo se nosmuestranmodosde

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vida distintosdadospor la dedicaciónde las gentes,el campo,la mary losservicios,a los que el siglopasadose unió lamina y mástardela industria,sino también, y como ilustración, formas distintasde hablary de comuni-carse,dentro de lo queR. Valdés(1988: 313-328>,en fino y atinadoanáli-sis, llama la Asturias de los tres países—el costero, el interior y elmontañoso—y la de los cinco modosde vida, productode lo que conindu-dableaciertodenominaanálisismicroscópicode la realidad,por contradelmacroscópicoque nos trasladaa esaAsturias históricamentedifuminada.No es precisoseñalarla objetividadqueescondeestadoblemirada,por másqueel citadoautorla califiqueconnotablemodestiade «ensayoen osadía».

Es másqueposibleque algoparecidohayasucedidoenla prácticatota-lidad de las regioneshistóricaseuropeas,y quelos nacionalismosrománti-cosy posrománticosdel siglopasadoy del actualhayanidealizadosu reali-dadhastael extremode ofrecer una imagenbucólica, pero es cierto quecadarealidades distinta, y Asturias tienela suya, quepresentarasgosquehan de ser examinados.

4. LA PROCEDENCIA DEL CONOCIMIENTODE LA CULTURA EN ASTURIAS

El conocimientoantropológicode Asturias,en el marcodel rigor cientí-fico, ha de sernecesariamentemoderno,comorelativamentelo es la cienciaantropológica,cuyo advenimientoacadémicono se produjohastafinalesdelsiglo pasado.Másaúnlo hade sersi se tieneen cuentaqueel conocimientoantropológicono comenzóa recaeren las sociedadeseuropeashastalosañostreinta.Perola floraciónde la cienciaantropológicafue el resultadodeun largoprocesode maduraciónque encontrósuantecedentedeterminanteen el racionalismodel siglo XVIII, conla correspondienteconstruccióndelas grandesteoríasquehabíande serverificadascon el tiempo.Por fortuna,tal racionalismose acompañóen Asturiasde una intensidaddificilmentecomparablea lade otrasregionesespañolas.TantoelP. Feijoo comoG. M.deJovellanoshicieronminuciosasreflexionesacercade la culturaasturianaquequedaronplasmadasen el Teatro Crítico del primeroo enlosDiarios yCartas del segundo.Uno y otro se refierenen sus obrasa la forma de vidade las gentesdel Principadode Asturias,y a vecesconloable minuciosidadpara su tiempo,y hastacon ausenciade lo que ahorapodemosdenominaretnocentrismo,salvandoalgunos deslices.Pero no se podíaesperarmenosdel sabiofraile benedictino,ejercienteen su cátedrade Teologíade la Uni-versidadovetense,ni del destacadojurista y político que, ademásde contarcon las mejoresbibliotecasde su tiempo en Asturias,mantuvieronvivo elgéneroepistolarcon los mássobresalientespensadoresfranceses(E. GómezPellón, 1990).

Sin embargo,superadaestafaseque llenanlos novatoresasturianos,es

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meridianala falta de continuidaden los estudiosque constituiríanel prece-denteinmediatode la Antropología. Los grandesmovimientosintelectualesdecimonónicos,herederosdel viejo racionalismo,tales como el intelectua-lismo y el evolucionismo,no tuvieron asiento,en términosgenerales,en As-turias, olvidándoseporcompletolas preocupacionesdel Siglo de lasLuces.Tan tardellegó el ecodel progresodelas cienciassociales,quesólo en el úl-timo cuartodel siglo XIX en Asturiasse tomaconintensidadconcienciadelmismo. Y ello hayqueponerloen contactocon la llegadaa las aulasoveten-sesde un destacadogrupode profesoresintegradosen el organicismokrau-sista que brillarán con luz propia, hastael extremode ser conocidocon elnombrede movimientode Oviedo (E. GómezPellón,1990). Profesoresdela Facultadde Derecho,todosellos tuvieron significaciónpropia,pero enexpresarelacióncon el temaque se trata seguramentefue mayor la de A.GonzálezPosada,promotorde la Sociologíaen España,y tambiénla de Rde Altamira, como decididocultivador de las nuevascienciassociales,

El estímuloque el romanticismoprodujosobrela culturaen los añosfi-nisecularesno dio lugar en Asturiasaun renacimientocultural paragonablecon la renaixenQacatalanao el resurximentogallego, y tan sólo dio lugar aunamuestrafolclórica, alejadade cualquierpreocupacióncientíficay espe-cialmenteatentaal pintoresquismo.Tal vez el verdaderoresurgimientoseprodujeraal final de lasegundadécadadel siglo actual, aunqueen cualquiercaso débil en su esencia,cuando el regionalismo conservadorasturiano—Liga RegionalistaAstur, Doctrina Asturiana, etc.—, con escasoconte-nido y menorenergía,aspiraaencontrarun sitioen el campoideológicoquele seránegadosistemáticamente.

Salvadala actividaddescriptivade algunosetnógrafosy linguistas,partede los cualesson de procedenciaextranjera—E. Francowski,F. Krfiger,etc.—. Seráa finalesde los añoscincuentacuandose inicie el primertrabajoque la Antropologíacientíficarealiza en Asturias, debidoa la labor de R.Valdésdel Toroy referidoal Concejooccidentalde Tapiade Casariegoque,publicadoañosdespués(R. Valdés,1976), atraeráel interésdemuchoscul-tivadoresde las cienciassociales.Realmente,la investigaciónresultabamo-délicay pionerasi se adviertequesólo habíanpasadoveinte añosdesdequeC. Arensbergy 5. Kimball (1948) efectuaranenIrlanda lo queacasoseaelprimér estudio sobreuna sociedadcompleja,y resultabaparaleloa los queC. Lisón (1966)y J. Pitt Rivers(1971) llevabana caboen sendascomuni-dadesdeAragóny de Andalucía.Y se da la coincidenciade que trasR. Val-dés distintos profesoresuniversitarioseligen diferentesámbitosasturianoscomocampode investigaciónen los añossiguientes,entrelos quedestacanJ. Fernándezy R. Lellep, M. Cátedra,IT. L. García,3. SánchezFernándezyotros.

Tan intensay continuadalabor permitehoy, a travésde un procesoin-ductivo y comparativo,tener un conocimientoantropológicode Asturias

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certero,y fortalecidoconla garantíaque suponeel que se abordaraen unasecuenciatemporal largaque se amplíaconalgunostrabajosrecientes.

5. LA PROGRESIVA DISOLUCIONDE UN REGIMEN DE VIDA

Antesdel siglo XIX los modosde vida se reducíanen Asturiasbásica-mentea tres, de los cualesel másextensamenterepresentadoera el de lasgentesdel campo, aunquedentrodel mismose podíandistinguir los agricul-tores,que eranla mayoría,de los ganaderosde las montañas.El modo devida de los individuos dedicadosa lapescaenla costaestabatan sólo refle-jadopor unospocospuertosque se ubicabanen lugaresseguros,venciendolos acantiladosy la bravurade las aguas,entrelos cualesdestacabanalgu-nos, como Avilés y Luarca,que ademáscontabanconuna largatradición.El modo de vida urbano —de artesanosy mercaderes—era cuantitativa-mentesignificativo y concentradoen unospocosnúcleosurbanosde ciertarelevancía.

De los tresmodosde vida, el máscerradoa las influenciasexterioresyel másaisladopor las condicionesde un mediogeográficoqueinclusole ale-jabade las escasasvías de comunicaciónque seguíanla costa,era el de lasgentesdel campo, sobrelas que ademásrecaíala producciónde alimentos,justamentela actividadmásprestigiadaen lassociedadesagrariasprecapita-listas (E. Wolt 1980: 22-23)

Y es la miradaquetendemosdesdeelpresentela quenospermitedistin-guir unaforma de produccióndomésticade otrade mercado(M. Godelier,1974: 127), siendola primerade ellas la que mereceun breveanálisisquepermitacomprenderel procesode cambioqueha conducido,en sucaso,a lamercantilista.Paraello es necesarioadmitir queen la Asturiasde los siglosanterioresalpresentelos mercadosdelos núcleosurbanosasturianos,entrelos quese incluyen las capitalesconcejilesopo/as, contabanconmercadosde celebraciónperiódica,frecuentementesemanal,respondiendoa la conce-sión que los monarcasmedievaleshablan efectuado(1. 1. Ruiz de la Peña,1980: 279-281),la cual se halla recogidaenel instrumentojurídico de fun-daciónde esaspolas, como cabezasde losalfoces o municipios.

Ahorabien, en la economíatradicional o precapitalista,los bienesquela familia campesinaproducese destinanal usopropiode launidadfamiliar,de modo que sólolo pocoque no se consumese trasladaal mercado,dondeha de serobjeto de transacción,siendoestaconversiónla que permitíaad-quirir las escasísimasmanufacturasque se necesitaban.Naturalmente,cuandose hablade campesinosse hacereferenciaa los labradoresactivosyno a los gruposdominantesqueacaparanel excedentequeaquellostransfie-ren (T. Shanin, 1976).

El modode produccióndoméstico,propiode unaeconomíade subsis-

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tenciao de autoabastecimiento,acelerarásuresquebrajamientoclaramenteen Asturiascuandosuscaserías—nombreque recibenlas unidadescampe-sinas de explotación—empiecena producir parael cambio o, lo que es lomismo,cuandose introduzcanen los circuitosde comercializaciónde la le-che y de susderivados,lo cual sucedeen los añosveintedel presentesiglo,de resultasdel progresoen los mediosmecánicosde locomocióny de la me-jora de la infraestructuravial. Es entoncescuandoalgunasempresaslácteasreciénconstituidas,de carácterlocal o supralocal,inician la recogidaacam-bio de un precio. Es claroqueel sistemano se derrumbaanteestanovedad,sino quevaajustandosuestructuraatravésde un largoprocesode mutaciónque aúnhoy no ha concluidoenmuchos lugaresdel Principadode Asturias.

Portanto,los añosveinteconstituyenel limite final imaginariodel análi-sis quese efectúaen esteapartado.La organizaciónsocial y económicaan-terior, como es natural, se habíaido forjandolentamenteen el tiempo, y seadmiteque tal organizaciónse habíagestadoen los tiemposmedievales,es-tabilizándoseen los siglos inmediatamenteposteriores(J. GarcíaFernán-dez, 1980: 6 1-74), de maneraque suestructuralogró introducir paulatinasnovedades,consecuentesa la aceptaciónde préstamosculturales—el maízen el siglo XVII, la patataen el XVIII, etc.—, sin alterar su esencia,quellegade estamaneraapenetrarenel siglo actual,aunquede forma muy evo-lucionada.Durantetodo este tiempo,en el campoasturianono se reconoceun campesinadohomogéneo,sino que conviven los pequeñoscampesinosque son titularesde sus tierrasy que representanun grupo considerable,yno tan exiguocomo a menudose supone,y de lo queda ideala grancanti-dad de documentospúblicos quepromuevenen las escribanías,con otrogrupo numerosode campesinoscuyasunidadesde producciónhabíanreci-bido por vía contractualde manosde la noblezao de la Iglesia.

Lasunidadesde producciónquese acabandecitar estabancpmpuestas,en cualquiercaso,por la casay algunasconstruccionesanexas—como elpajaro el hórreo, que tantapersonalidadposeedentro del paisajeasturia-no—, por un territorio que comprendíatierrasde labor mayoritariamente,pradosy bosque,así como unaseriede derechosquepermitíana estoscam-pesinosel aprovechamientode los montescomunales.Estaconfiguracióndela casería,que conducea los tiemposactuales,tenía ademásla particulari-dadde poseerun territorio discontinuoy hastaexiguo,deparcelasreducidasen ocasiones,distribuidassobreunatopografíamontuosay accidentada.Yenestasunidadesdeproducción,la familia campesinaseveíaobligadaa tra-bajarparaproducir los alimentosque le aseguraransu mínimo en caloríasparapodersubsistir,y queapenasseriarebasadosi se adviertequesu formade vida, de orientaciónagrícola, le impelía a separarmuchograno paralasemillaque se depositaríaen una tierraescasamenteaptaparael cultivo delos cereales.Y, por supuesto,habríade trabajarpara asegurarlo que E.Wolf(1980: 13-16) llama elfondo de reemplazo,estoes,lo necesarioparareemplazarsu equipo mínimo de produccióny de consumo.

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Pero,seguramente,lamayorpartedel trabajoiría destinado,enlos cam-pesinossujetosa la relacióncontractual,ala produccióndelfondode rentaexpresadoen grano de escanda,que constituíala unidad de pago reguladaen los contratosdeforo —especiede arrendamientosde largaduración—yde renta.A propósito,laescandaeraunaclasedetrigo de regularo malaca-lidad que, debido a la falta de grano mejor, constituíala producciónmásapreciadaen Asturiasy, en consecuencia,la preferidade los gruposdomi-nantes,dadasu fácil conversiónen los mercados.

Resultamanifiestoque la relaciónestablecidaentre el arrendadory elarrendatarioerade carácterasimétrico,en tanto la detracciónde la energíaproducidaporla fuerzade trabajono eraproporcionalalbeneficioquegene-rabael esfuerzo,como asimétricaseranlas onerosascargasque habíadesatisfacerel campesinopor razonesjurisdiccionalesy tambiénde Derechocanónico—diezmosy primicias—, y que llegaron al siglo XIX sólo ligera-mentetransformadascon arreglo a un esquemamedieval.Por el contrario,la relaciónqueelcampesinohabíade establecercon losespecialistaslocales—herreros,carpinteros,etc.— se hacíamedianteunacontraprestación,nonecesariamentemonetaria,consecuentea una relaciónsimétrica.Es sabidoque en esta forma de organizacióneconómicalos especiajistaslocalesnotrabajanconafán mercantilista,y por ello el tiempo que lesocupala profe-sión es trasladadaa épocasestacionalesde recesióndel trabajodomésticode la casería(E. GómezPellón, 1988).

Portodoello se puedesostenerqueel sistemaestuvodotadode unagrancapacidadde cambio dentro de la estabilidadque presentódurantelargotiempo. Ahora mismo se acabade hacermenciónde modificacionesmate-rialesen el sistema,pero es necesarioigualmentepercibirlos muchoscam-bios que se produjeronen el ordencultural, y de los cuales las costumbresjurídicaso la lenguapuedensersus exponentes.No haydudade que laor-ganizaciónsocial y económicafue evolucionando,acasomásrápidamentede lo quea primeravista puedaparecer,puestoque las instituciones,sure-flejo inmediato,tambiénlo hicieron,como lo hacensiemprepor servidum-bre al tiempo. Si el Derecholegal, que no correspondeestudiaraquí, fuetransformandosu faz entrelaEdadMediay el sigloXIX, tanto en el ámbitopúblico comoen el privado, hastadesvanecerseal final del Antiguo Régi-men, en el aspectoconsuetudinario,muchasviejas institucionesdesapare-cieronen términosgenerales.Por supuesto,las costumbrescontra Iegemre-sultaronextremadamentevulnerables,y de ello puedenserejemplolos cen-sosfrumentarios.Sin embargo,otrascostumbressecundum/egemopraererlegemse acomodarona los nuevostiempos.

6. LAS CLAVES DE UN LARGO PROCESODE CAMBIO

Pero así como el Antiguo Régimense desvaneciópara morir súbita-mente,no ocurrelo mismo en losprocesosde cambiocultural generalizado,

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dondejueganmuchoselementosíntimamenteunidos y concatenadossitua-dos a distintos niveles. La superacióndel modo de produccióndomésticoque se generaen Asturiasa partir de los añosveinte del siglo actual babiacomenzadomuchotiempo antesa prepararse,especialmentecuandola me-jora dc los caminoscon la Meseta,un siglo antes,haceperdercompetenciaal preciadograno de escandaasturiano,con la correspondientemenguadebeneficiosparala clasearrendadora,quede estamaneratrasladapaulatina-mentesuafánde lucro a otrasempresasdistintasde la del campo.Ello moti-varáel cambiode orientaciónagraria,desdela agriculturatradicional haciala ganadería,a labúsquedade unaespecializaciónque adquiriríaextraordi-nariafuerzaya en las dosúltimasdécadasdel sigloXIX y quefue la quelo-gró un perfectoacomodo,encerrandotodas estascircunstanciasunidas elanunciode unanuevaforma de vida.

La producciónde recursosque sirvierana unapoblaciónen imparableaumentohasta1920, en que Asturiasalcanzaen términosgeneralessu te-chodemográfico,con independenciade las solucionesmásdrásticas,comola emigraciónque se tratará másadelante,conduciráa la crecientemejorade la cabañavacuna,que supondrála introducciónen los añosveinte,coin-cidiendocon el inicio de la comercializaciónde la leche,de la raza suiza.muy superioren producciónde leche a laautóctona,justamentetreinta añosantesde que lleguen aAsturiaslos ejemplaresde unanuevarazaquemulti-plica la producciónde la anterior,que es la frisona. Si a ello se unen las me-jorastecnológicasquedesdelos añosveintese hanintroducidoen Asturias,y tambiénlas mejorasen el tratamientode los suelosy en la calidadde loscultivos,se obtendránlasclavesde un rápidoprogresoquehadadolugar enlos últimos sesentaañosa un numerosohazde cambios,sin parangónen lossiglos precedentes.

Los cambiosqueen las líneasquesiguenseanalizanhande colocarseallado de uno notablementesignificativo. La comercializacióndela leche pro-ducida por razasespecialmentedotadasparaello motivó unaacumulaciónde capital enmanoscampesinas,que ala postreposibilitó queentrelos añoscincuentay sesentasc liberaran de su condiciónde arrendatarios,cuandoaún no lo habíanlogrado ya, en favor de otra de titulares, extraordinaria-mentesatisfactoriaparaellos,puestoqueles permitíamantenerlaestructurade las secularescaserías,enconsonanciaconladisposiciónde los antiguospropietarios,haciaotros interesesdesvinculadosde la tierra y máspróximosa la inversiónmercantil(A. Maceda,1983).

Despuésde todo lo dicho, es necesariosubrayardos cosas.La primera,que no es posibleconocerelpresentemodo de vida de las gentesdel campoasturianosin conocercómoseha fraguado:es porqueha sido, y en esenciase conocecomohasido. Y lasegunda,quela vida tradicional,unidaal modode produccióndoméstico,aún no ha desaparecidototalmente,sino que vadisolviéndoselentamente,por lo que las notasprecedentessiguen estandoen partevigentes.

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7. LA ADAPTACION ECOLOGICA Y TECNOLOGICA

Aquella caracterizacióntripartita de la adaptacióncultural que propu-sierahaceañosA. Radcliffe-Brown(1972: 17 y Ss.) siguesientotan válida,que la mayor parte de los antropólogosno dudanen aplicarla,aunqueenocasionesse hayamatizadodiscretamente,como en el casode R. Valdés(1975, 1: 30) queen el primernivel prefierehablarde adaptacióntecnoeco-lógicamejorquede adaptaciónecológica,y al cual se va a seguiraquí de lamisma maneraquehan hechootros investigadores(cf D. Comas, 1980:162 y ss.). Se trataconello de percibir la estrategiaquese ha empleadodecara a la utilización de los recursosdel medio, y en este caso,dentro delmarcode la nuevaorientaciónagraria,la ganadera,queha venidocaracteri-zando a Asturiasen los tiemposrecientes.

Si alguienque hubieracontempladoel paisajeasturianoa finales del si-glo pasadolo observaraahora, repentinamente,sólo a duraspenaspodríareconocerel territorio. Lasya por entoncesconstreñidasmanchasforestalesde robles,abedules,castañosy hayashan sido reducidasa la mínima expre-siony suplantadaspor árbolesforáneosespeculativos—pino y eucaliptoenesencia—que hanarrasadoel viejo sotobosque.Las gramíneas—escandasobretodo— queentoncesaúncrecíanen las zonasmásllanasde las aldeas—las antiguaserias de camposabiertos—handesaparecido,no siendoenalgún reductode la zonameridional,dejandosu sitio a los pradosy a laspraderasartificiales y sólo un corto espacioal maíz, que despuésde reem-plazara laeseandaha retrocedidoimparableníenteen las últimastres déca-das.Y los pradosse han extendidopor las laderasde los valles rompiendoelbosqueunaveztrasotra. Hastalos árbolesqueflanquebanlas riberasde losríos, las alisasy los sauces,si no han sido taladosestánen trancede ello. Yasí se podríahaceruna largay minuciosadescripción.

De ese viejo paisajenaturalasturianosóloquedanretazosquese hanli-bradodel envitede las nuevasformasde organizaciónque se han ido impo-niendoen Asturias,cadavez másutilitaristas,especialmentedesdelos añossesenta,en que la tímida progresiónse incrementó.Hastaentonceshabíansubsistidomuchasformasde lo quese puedellamarconvencionalmentevidatradicional como, por ejemplo, el utillaje conque se trabajabala tierra, queen ciertamedidaera el seculary que en otra menor ha llegado al presente.

Adviértasequeelutillaje que se utilizó en Asturiashastahacepoco másde mediosiglo era paleotécnicoenla prácticaextensiónde la palabra:salvoraras excepciones,los instrumentoseran realizadosen la propia unidaddo-mésticapor los individuosmásexperimentados,que generalmenteeranlosvaronesadultos: no sólo los mássencillos,sino los máscomplicados,comolos aradoso los carros.Parael herrerolocal quedabaun puñadode cosas,como las implícitas en las herramientasseñaladas,y no todas,ademásdelmantenimiento.Loscarroseranenteramentede madera,incluido elejey lasmedas,quesólo en suremateexterior ibanberradasa fin de contrarrestarel

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desgaste.Y los arados,sumamentesencillos,estabaníntegramenteconstrui-dos de madera,excepto la «punta»férreaque penetrabaen la tierra paraarañaría,sin removeríani voltearía.El elencodel utillaje contabacon otrosrústicos elementosque resultaríaprolijo describir aquí (E. Gómez Pe-llón, 1988).

Todoslos útilesseñaladoshanido perdiendosu funcionalidadtan lenta-mente,que todavíahoy no handesaparecido,resultandoevidenteque sonlos mismos que se utilizaban en la Antiguedady que atravesaronla EdadMedia, el Tardomedievoy los siglosmodernossin admitir novedadalguna,sin permitir queni siquierala RevoluciónIndustrial dejarahuellaalgunaenellos, por lo queno se ha dudadoen calificarlos de paleotécnieos.

Si de los útilesagrícolasse pasaa examinarlosempleadosen laproduc-ción accesoriade la caseríainherentesa la elaboracióndel lino, del cáñamoo dela lana se veráquetodosellos,desdeel batány la rústicaestructurapa-ralepípedaque erael telar, hastalos elementaleshusos y mecas,se hanes-capadode las novedadesque ofrecía el discursodel tiempo durantelargossiglos. Todosestoselementosrebasaronsin demasiadoesfuerzola fronteradel siglo presentey otros continúanutilizándose.Algunosde talesartilugios,como el batán,eranmovidos por energiaexterior a los individuos, proce-dentedel propio medio exclusivamente,cual era la corrientede agua,quetanto en el casoreferido como en el de los mazos, empleadosen las ferre-rías, transformabanel movimiento rotatoriode la ruedade paletasen otroalternativodel martillo que va conectadoal eje vertical de la misma. Unaaplicaciónmásdela energíahidráulicadabalugaralos abundantesmolinosempleadosenla trituración del grano,y cuyaactividadsiguesiendoevidenteen la actualidad,si bien en númerocadavez menor.

Y todoslos ejemplosseñaladosconstituyenla expresiónpalmariade esemodo de produccióndomésticoque tan lentamenteha evolucionadoen eltiempo, y que tan rápidamentese viene transformandodesdelos añosse-senta.El sólido autoabastecimientoque envolvió a las unidadesde produc-ción del campo asturianohastafechareciente,se constituyóen la rémorafundamentalque impidió un cambio máságil. Fuerade las unidadesmíni-masde producciónqueson las caserías,y sinsalirde los límitesde la comu-nidad, la armonía era absolutaen términos de autoabastecimiento:ni si-quiera los especialistaslocales, ocasionalessegúnse ha dicho, producíanparala especulación,sino parala satisfaccióndel encargo,porquesu trabajono estabaconcebidoparaser almacenado.

Esaresistenciaal cambioha sido y es bien patenteen el aspectoformalo material de las construccionesaldeanas,las cuales continúanen buenaparteconservandosu secularmorfología.La casaasturianase inscribeen elsenodeese tipo de modelosqueC. Lévi-Strauss(1977: 253-255)llamana-turales,enlos quela identificación de los materialescon el medioquelos ro-deaes absoluta,hastael extremode mostrarseuno y otro sólidamenteuni-dos. Lo que sucedees que las casastradicionalesasturianasno sólo se

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diferencianpor los materialesque las componen,sino tambiénpor cuestio-nesmeramentemorfológicasde índole cultural, entrelas cualesse encuen-tran algunasde simple pragmatismo.

Los ejemplosetnográficoslo aclaransobradamente.La casadel Occi-denteasturianoes de mamposteríapizarrosaunidapor argamasa,contejadode pizarraa cuatroaguaspor lo general,con corredorcomopréstamoreci-bido el sigloXVIII, y en su casocon galeríade másrecienteimplantación,que cuentacondosplantas,dejandoespacioparael pajaren la partesupe-rior, la másbajade las cualesse destinaal ganado.La casadel Centroy delOrientede la región es, en general,de plantarectangular,de mamposteríacaliza y cubiertade teja árabe, con caballeteparaleloa la fachaday dosplantas,la segundade las cualesalbergael corredor—introducidoa finalesdel siglo XVII—, orientadoal solanoy extendidoentresólidoscontrafuegoso entremachoneslateralesqueproducenelcorrespondienteretranqueode lafachaday la oportuna conversiónde este espacioen un verdaderoante-cuerpo.Cuentatambiéncon dos plantasy un desván,situandoen la másbajade ellas la cocina,y en lasuperior,las habitaciones.Naturalmente,estono constituyemásquela generalidad,y lasvariantesque se tejenson nume-rosas.Fuerade lasgeneralidadesy susparticularidadesquedansingularida-des, o mejorarcaísmos,como las casasde planta rectangularcon cubiertade escoba—arbustosvegetales—que todavíaexistenen el sectorcentro-occidental del Sur de Asturias —Somiedo y Teverga—, y las casasdeplanta redonday cubiertade paja de centenoque en escasonúmerose le-vantanenel ángulosuroccidentaldel Principadode Asturias.Aquellasy es-tas particularidades,sobre todoéstas,herederasde viejas culturasmilena-rias, remiten a modelosque en la actualidad se hallan al borde de lapericlitación.

Comoregla,la casaasturianano es unacasa-bloque,sino unacasadiso-ciada,queentorno suyoacogeunaseriedeconstruccionescomplementariasque la otorganpersonalidad.Una de éstases el hórreoo granerode plantacuadrada,con cámararealizadamediantetablasverticalesensambladas,le-vantadasobrecuatropies, cuya cubiertasigue la tendenciade la casa:detejaárabeen el Centroy Oriente,de pizarraenOccidente,y vegetalen laszonascorrespondientementeseñaladas.Su cubiertaes comúnmentea cuatroaguas.Muchosde estoshórreos,especialmenteen la parteCentral y Orien-tal, es frecuenteque tenganvarios siglosde antiguedad,y en algunoscasosfueron levantadosen la EdadMedia. Una variante de estosgraneroses lapanera, de planta rectangulare implantadadesde finales del siglo XVII,comolos corredoresde las casas,ya que nacióen la necesidadde encontrarespacioquepermitierael aireadoy secadodel maíz,cuyascosechasse esta-ban incrementandonotablemente.Además,en la franja costeraque limitaconGaliciaes dominanteel cabazogallego.

Ahora bien, en la cultura los elementosno juegan independientementelos unosde los otros, sino que configuranun corúuntoorganizado.La trans-

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formación del paisajenaturaldeterminadaen un principio porel pasoa unanuevaforma de vida agraria—de la agriculturaa la ganadería—,y consu-madaposteriormentepor la aplicaciónde un novedosomodo de producción,bienquelentamente,se halla estrechamenteunidaa la implantaciónde unaganaderíaprogresivamentealejadade los modelos autóctonosy de clarocorteespeculativo,comosucedeconel nuevopaisajenaturalresultante.Eseganadoautóctono,cadavez másescasoen estadopuro, tan sólo suponeenla actualidadun complementode los ganaderosen las zonasde montaña,allí donde,como en otro tiempo, puede permanecerestacionalmenteen lospastosde altura entremayo y octubre,dadasu extraordinariaadaptación.

Y no sólo eso, sino que en la medidaque alcanzabanesteobjetivo ibanmejorandosu utillaje, causay efectoa la vez de la prosperidadeconómica.Si entre1920 y 1960 las mejorasen el utillaje se habíanlimitado a la susti-tución del aradoromanopor el brabanty del carro de eje fijo porel de ejemóvil —tan pausadocomo débil era el margende beneficios—,la acelera-ción del cambio ha permitido la rápidamutacióndel antiquísimoutillaje,dandocabidaa las modernasmotosegadoras,a los poderosostractoresy atoda la nómina de aparatosque depara la civilización tecnológica.Asi-mismo, se pasabadel empleode lacal y de las antiguasescoriasprocedentesde la desfosforacióndel hierro como fertilizantesa los abonosquímicosdeúltima hora, aunquese siga contandocon el abonoorgánico. Y de las se-millas de ciclo largo a otras de ciclo corto que permitenintercalarlas cose-chas,haciendo,por ejemplo, escasamenteútiles los hórreos en el casodelmaíz, que ya no necesitaser secadotan perentoriamente(E. GómezPe-llón, 1988).

La casa,queformalmenterespondíaaesemodelonaturalquese hamen-cionado,ha sucumbidoa la voráginede cambiosquese hanseñaladoy hatomado la sendadel modelo hostil, siendosustituida,en ocasiones—ya quela resistenciaal cambio es grande—,por la casatipo chalet, que se ha idoimplantandoenel campode todaeláreatemplada,en laqueel corredor,es-casode funcionalidad,no es raroqueestéausente.Los nuevosrnateríalesdeconstrucción,entrelos que el hormigónarmadoes dominante,hanocupadoel lugar de la piedray de lapizarra,y así sucesivamente.De estemodo, loshórreosquese alzabanen las antojanas o corraladasde las casasestánper-diendoa pasosagigantadossu funcionalidad,y su existenciasólo puede sersalvadapor una legislaciónproteccionista.

La evolución de todoslos elementostecnológicosde la cultura, queenun primer momentofue incipiente, es ahorageneralizada,lo cual explica lavelocidadqueha adquiridoelcambio.Pero esto,en el ordenteenoecológico,en el primer nivel de esaadaptacióncultural que se ha señalado,yaquehayotros niveles de adaptaciónno menosimportantes.

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8. LA ADAPTACION SOCIAL

La acumulaciónde capital logradapor los ganaderosasturianosno hadebido ser empresafácil, y habráido unida a un magnoesfuerzode dificilmedidaeconómicay, sin duda,a un preciomuy alto, queno guardamásquevagoparangóncon un corto beneficioen términosde renta,aunqueel resul-tadohayasido en buenamedidapositivo, ya queha permitido a muchasfa-milias continuarunidasa surégimende vida heredado,peroconla ventajosadiferenciaque suponeel control directo de los medios de producción.Enconsecuencia,la organizaciónsocial ha experimentadocambiosnotables.

En primer lugar, en el senode unaadaptaciónteenoecológicacomo laseñalada,las unidadesdomésticaso caseríasjueganun papeltan relevante,quese constituyenen las piezasesencialesdel sistema,capacesde ir trans-formandosu estructuray organizaciónenla medidaquese vayandeslizandohacianuevosmodosdeproducción.Hastafechamuyreciente,y de ello con-servaclara impronta, la unidad domésticaera la unidadde produccióndelsistema,cuya fderzade trabajole eraproporcionadaexclusivamentepor losmiembrosdel grupofamiliar, y cuyo marcodereferenciaerael de lapropiaexplotación,compuestaporla casade vivienda y las construccionescomple-mentarias,las tierras, la produccióny los útiles. El marcoenunciadoy elgrupoquedesenvuelvesuvida en suseno formanun todoperfectamentear-ticuladoquetrasluceunaconcepcióndel entorno,conviertiendoal grupo, ala familia, en su másclaroexponenteinstitucional, en tanto que encierraelorden socialy político capazde proyectarel sistemaen el tiempo. De estamanera,la familia se convierteen el locas de la socializacióny de la encul-turación,lo queno en vanoha hechoa C. Lisón (1980: 101-108)definirlacomo unacomplejaunidadsignificante.

Perolacaseríano sólo ha venidosiendounaunidadde producción,sinotambiénunaunidadde consumo,lo que la definecomoun modelode auto-abastecimientoacordeconunaformadeproducciónparaeluso,paralasub-sistenciay no para[a producciónde excedentes.A todo ello se añadequeesunaunidadde residenciay, en suma,unaunidaddeexplotaciónindivisible yautárquica.

La unidaddeexplotaciónquees la caseríahatrascendidolos últimossi-glos de la Historia asturiana,desarrollándosedesdesu situacióngerminal,probablementemedieval, en la mismamedidaque lo hacíael sistemaen queestabainserta, logrando traspasarsu condición de unidadde renta de losgrandespropietariosquefue durantelargotiempo,paraerigirsesinmudarsuforma en la unidadpatrimonialde los labradoresasturianosque presentaenla actualidad.De otra parte, ha logradosobreponersu entidad al marcadomovimientodemográficoqueha tenido lugar desdeel siglo XVIII, flexibili-zando el número de sus miembrospasmosamentey creandoparaello losmecanismosoportunos.Ello sólo ha podido serposiblegraciasa suacentoinstitucional,al amparode su capacidadparala subsistencia.

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La estructuracaracterísticadel grupofamiliar residenteen lacaseríaas-turianaha sidoy siguesiendomayoritariamentela determinadapor su tron-calidad,que acogea unaunidadmarital por generacióny a los hijos solterosde laparejamásjoven que,exceptuadouno, irán desprendiéndosede la uni-dadfamiliar enla medidaque vayancontrayendomatrimonio. En el ámbitode estatroncalidadalcanzóla familia rural asturianasu mayor número demiembros coincidiendocon el techodemográficode la región, en tomo a1 920, que confrecuenciasuperólosdiez, y en el de estamismatroncalidadha adaptadosu contingentea la caídademográficaque se ha producido,es-pecialmentedespuésde 1950. En el primer caso, la sobrecargade susmiembros fue superadagraciasa la acumulaciónde colateralesen tomo alas unidadesmaritales,queconfrencuenciafue de dos o tresindividuos, loque le permitió superarla fasesin modificar su estructura.En el segundocaso,reduciendoa la mínima medidael númerode miembrosen cadagene-ración, con el consiguientedebilitamientode la estructura.

Estaestructuratroncal de la familia asturiana,oscurecidapor los re-cuentosy los censoshistóricos, y aunpor los estadísticos,al contemplarcomo familias distintasen una familia troncal a tantascomo matrimoniosconvivenaun mismo fuego, sehalla tejida sobreunafiliación que siendobi-lineal se acogemayoritariamentea lapatrilinealidad,enfatizadaporlapatri-virilocalidad de la residenciaposnupcialdel nuevo matrimonio. En todocaso,estatroncalidadfamiliar se halla integradaen un medioecológicoy enunaorganizacióneconómicaparala que se halla singularmentedotada,alaseguraruna fuerzade trabajopermanente,que se ve compensadacon losrecursossuficientes,y con unadivisión del trabajoapropiada.

Es de este modo cómo el grupo domésticoeleva su proyectovital porencimade las limitacionestemporaleso pasionalesde sus miembroso, loquees lo mismo, sitúa la solidaridaddel grupo al serviciode la continuidadde la casería(cfi D. Comasy J. Pujadas,1985: 36 y ss.).Y tal continuidades posiblegraciasal efectoreproductordel matrimonio,consecuentea la re-cepciónen el grupofamiliar del par correspondientea la personasolteraenquienrecaigala líneatransmisorade derechosy obligaciones,y seencuentreen edadde procrear.Ya seha dicho que ha venido siendofrecuenteque elcitadoefectotransmisorse lleve a cabopor líneapaterna,de modo que seala mujer quien deje el grupo de origen para integrarseen el procreador.Seentiendeque tan delicadoajuste,el másprecisode los quetienenlugar en lavida del grupo familiar, supone una modificación en la composicióndelgrupo, en la que se ve involucradala totalidad,habidacuentadel cambiodeestatutoque se produceen sus miembros,y justamentedebidoal que ad-quiere el reciénincorporado,que al menosde partida resistiráuna ciertacompetenciasusceptiblede remitir o de enconarseen el tiempo sucesivo.

La magnitudde la institución matrimonialse agrandaaún másal perci-bir que el individuo quecasaen casaresumesus derechosy obligacionesen

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suestigmade herederode lacasería.Es, a propósito,estavitola la queres-tringe el campode procedenciade su cónyuge,hastasituarlo en un grupodonantede similarescaracterísticaspatrimonialesal del receptor,dentrodeunamarcadaendogamiagrupal,y si acasoreforzadaconotrade índoleterri-torial, a semejanzade lo quesucedeenotrasáreasdeese ámbitoecológicoycultural del Norte peninsular(cf. A. Barrera,1990). La formalizaciónjurí-dica del ingresoen el nuevogrupose concretaba—y aún se concretaen al-guna medida—en las capitulacionesmatrimoniales,en las cualesquedabaconstituidaen escriturapública la sociedadfamiliar a mesay mantel, en laquelos padreshacíanlamanda,o donaciónpropternupcia~s al futuro here-dero a condiciónde convivir el nuevomatrimonioconellos a pérdidasy ga-nancias,permitiendola permanenciaenlacaseríade los hermanosy parien-tes laterales(L. GarcíaArango,1952; R. Fernández,1953). Ahorabien,elpropio hechode integrarseen el grupodel herederoha supuestounacontra-prestaciónporpartedel grupodonante,quese ha materializado,mediantefi-jación bilateral,en la dote, proporcionalal rangode la familia de destino.

Sin duda alguna,tan sobresalientepapelcomo el ocupadopor el here-derono podríasercomprendidosi no fueraporqueen él recaelaprácticato-talidaddel patrimoniofamiliar en régimende herenciapro-indiviso. Y sólounaintensísimaadaptaciónsocial hapodidopermitir quela costumbrehayasobrevividoa lasmarcadastransformacioneslegalesquehanacontecido.Siantesde promulgarseel Código Civi¿ en 1889,el mecanismoqueposibilitóla transmisióndel patrimonio al herederofue la mejora de tercio y quinto,ya previstaen la mismaescriturade mandarealizadaconmotivo del matri-monio, a modo de ius ad rem sobrela casería,con posterioridada la pro-mulgacióndel Código, el mecanismoutilizado de maneracontinuadahastael presenteconsiste en reunir en manosdel herederoel tercio de mejora—desdeel mismo momentode las capitulaciones,cuandoéstasexisten yconcarácterirrevocable—,el delibre disposicióny lapartecorrespondientedel de legítima,lo cual comportaunasituacióndefrancadefensadela inte-gridad patrimonialde la casería.

Esta transmisiónindivisa de la casería asturiana,antescomo ahora,constituyetambién la clara expresiónde las profundasinterrelacionesqueexistenentrela culturay ~l medio. Se trata de la mismaparticularidadquetiene lugar en toda la franja septrentionaldel Estadoespañol,sólidamentedefendidaen la mayorpartedelamismamediantela aplicaciónde losDere-chos forales,e ingeniosamenteamparadapor medio del Código Civil en elcaso asturiano. Potentísimasrazonesecológicas,históricas y económico-socialesjustificany explicanla costumbre,frentea los naturalesintentosse-gregacionistasque se registranen el senofamiliar, y en dondecon frecuen-cia afloranconflictosde todaíndole. La eleccióndel heredero,indistintaenAsturias, aunquegeneralmentemediante el oportuno orden de prelación—preferenciadel varón sobre la hembra,y del mayor sobreel menor—,

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combinadaconla consumaciónmatrimonialy la futuratransmisiónpatrimo-nial, componenel artificio de tan sólido sistema.

Una solidez queno dejade esconderfisurasa vecesmuypronunciadasymotivadaspor la potenciaciónde la figura de un individuo, y sólo uno,el he-redero, en detrimentode los demás,que da lugar al obvio desajusteeconó-mico y social, agrandadoen los momentosde crisis, y del que es pruebalamasivaemigraciónque se produjoen el campoasturiano,especialmenteenla segundamitad del siglo XIX —el arranquese produceun siglo antes—yen las primerasdécadasdel XX, paraproseguira buenritmo traslaGuerraCivil y más atenuadamentehastalos añossetenta,dulcificando conello larelaciónentrelos efectivosdemográficosy los recursos.Por supuesto,en elorden organizativode la caseríano puedenresidir másqueen partelas cau-sas de esaemigracióncampesina,si bien sucedeque esaparteno es la me-nos importante:no permitesolventarel injusto accesoa ese bien limitado(G. Foster,1965: 293-315) quecomportanlos recursosofrecidosporla ca-seria.

Porque la desgarradorasolución de la emigración, compensadaen elmejor de los casoscon elmiserablepreciode un pasajeo de un viaje a algúnlugar nunca biendefinido, no erapeor que la soluciónde los que quedabanen la casen’a comocolateralesdel tronco,con la durezade su fuerzade tra-bajo hipotecadaen beneficiode la perpetuidadde la institución, a cambiodel nimio beneficiode compartirun techo.Pero,además,la propia emigra-ción se volvía contramuchos miembrosjóvenesde la caseríaquedeseabanaccederal matrimonio a fin de emanciparsey no podíanencontraral cón-yuge: la pronunciadaemigraciónmasculinaintrodujo un desajustemás,pa-tente en el intensísimocelibatofemenino,con su inherentenivel de frustra-ción, del quepuededar ideael grannúmerode hijos naturalesnacidosenlasaldeasasturianas,queocasionalmentealcanzóen los añoscentralesdel si-glo actual tasassuperioresal 30 % (E. GómezPellón, 1988). Y aúnhaymás; cuandoeranmuchos los que quedabanen la casería, no faltabanlosqueeranlanzadosa unaemigraciónestacional,fuerade las tierrasdel Prin-cipado,paradesempeñarsu oficio de necesidad,como los tejerosllaniscos,a fin de reforzarla maltrechaeconomíade la unidaddoméstica(E. GómezPellón, 1988).

No se ha de olvidar que estasunidadesdomésticasse movían en los li-mites de la subsistencia,y sólo podíanser estrictamenteautárquicasen lamedidaque sus miembrossiguieranviviendo, por lo que estasválvulasdeescapeno empañanla autarquíaseñalada.Más aún, su propio modo devida, férreamentecerrado,las hacíaineptasparasersolidarias,buscandootros nivelesde adaptaciónsocial, fuertementeinstitucionalizados,quetra-tan de superarla insolidaridaddel modo dc produccióndomésticodadopordefinición, y queR. Valdés(1976)ha concretadoclaramenteen la ayuda,lacual por lo comúnse presentaenforma de cooperación,consustanciala lospequeñoscircuitosvecinalesqueseforman coyunturalmente.conmotivo de

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las faenasagrícolasque necesitanrecabarunagranfuerzade trabajoporuntiempo escaso,adquiriendola obligaciónlos beneficiariosde devolverlaentiempoy forma, y a laqueapareceasociadala fiestaquepormediodela co-mensalidad—tambiénligadaa laparticipaciónen bodas,bautizos,matanzadel cerdo,etc.—. Másraramente,laayuda se muestraen forma de socorro,al tratar no ya el pequeñocircuito vecinal, sino la totalidad—la normacon-suetudinariaabstienea quineslo desean—de laparroquiade aliviar la des-graciaacaecidaa un convecino.

Porque es la parroquiaen Asturiasel ámbito en que desenvuelvensuvida esasunidadesdomésticas,representandodesdeestepuntodevistaa lacomunidadporexcelencia,ensudimensiónhistórica,en sudimensiónadmi-nistrativay, por supuesto,en su dimensiónreligiosa.De clarasconnotacio-nesmedievalesen su concepciónactual, la parroquiaha venido actuandocomouna unidadautárquicaen la cualconcurrenlosvecinosqueacoge,concapacidadreguladoray organizadorade la vida delos mismosgraciasal de-sarrollo de un autogobiernoconsecuentea supersonalidadjurídico-públicaquese ha proyectadosobreel presentecongranvitalidad. El propio temploparroquialconstituyelaesenciade unapolifuncionalidadque se reparteen-tre el orden religioso, o ritual, y el meramentecivil, de suerteque ambosquedanrepresentadospor susrespectivosespacios,correspondiéndolealse-gundoel atrio. Es en el atrio parroquialdondesin soluciónde continuidadseha venido reuniendola comunidadenconcejo abierto, «a son de campañatañida», pararesolverlos problemasderivadosde su vida en común,y gra-cias a la triple potestadlegislativa,ejecutivay coactivade estaúltima ins-titución, el concejo abierto, inserta en esaotra que es la parroquia,cuyavigenciaha sido expresamentereconocidapor la Ley 11/1986,de 20 de no-viembre,de la Presidenciadel Principado(E. GómezPellón, 1987).

Por tanto,todo lo dicho forma partede un mundoquecontinúasu curso,aunquedesdelos añossesenta,especialmente,hayatomadoel caminode laausencia,y en algunaspallesde Asturiascomienzaa serestela.La inerciamercantilistaha provocadoquelas unidadesde produccióndejende serlo, ylo mismolas de consumo.Se tratade dos ámbitosque se alimentandialécti-camentecuandosc tratade complementarla producciónde la caseríay laenergíahumanaquela sustenta,con el fin de acumulare1mayornivel de ex-cedenteposibleparael mercado,o cuando,si se prefiere, el modo de pro-ducción doméstico es desplazadopor el de mercadoprogresivamenteacuentadel crecimientode la dialécticaseñalada.Entonces,los elementosmaterialesqueconformanla caseríavanadquiriendoel perfil característicode una empresacapitalista, dondeson imprescindibleslas construccionesque cobijen la maquinaria,los almacenesque guardenlos piensosy el fo-rraje,los silos quecontenganla hierba, los grandestanquesqueconservenlaleche,etc., y el campesinopierdesu condiciónparaadquirir la de un empre-sario que se mueveen términos de inversióny rendimiento.El empleodeenergíahumanase reducea la mínimaexpresión,porqueno es necesariosu

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concurso,y el grupo familiar va tomandoformasde nuclearidadque asegu-ran unamejorade la rentaindividual.

En definitiva, la maquinariahaceinoperantela ayudaque nacíade lanecesariacooperaciónentrelas caserías,y la parroquiase convierteen unreferentequetiene el valor de la tradición, la que no se despreciapor meroromanticismolas másde las veces,dandolugar todo ello a unadescomposi-ción institucional.Pero,en todo caso,estasúltimaslíneasconstituyenel es-quemadeun panoramademuy desigualdesarrollo,queseextiendeentrelascomarcasde vida relativamentetradicional de las altas tierrasde Asturias,dondela acumulaciónde capitales extremadamentedura,y las comarcasdela rasacosteray de las grandesllanadasde florecienteganaderíay vida designomoderno,quedandoen situaciónintermedialos vallesinteriores.

9. LA ADAPTACION IDEOLOGICA

Si másatrásse decíaque los cambiosen los aspectosmaterialesde lasculturassonpor lo generalfluidos unavez que hansuperadoel umbralde laaceptación,mientrasen el ámbito social son máslentos, dadala inerciaor-ganizativadel mismo, en el ideológico las rémorasse hacenconfrecuenciamuy intensas,hastael extremode oponerseal cambio.Por eso, los aspectosideológicosrespondenen mayormedida,si cabe,a la tradición cultural. Enel casoasturianohayquedecirqueunaconvivenciatanlargamentecompar-tida en el tiempoha hechoque existaun clarosentimientoterritorial, queenotro apartadoha sido concretado.Sin embargo,es posibleque esaconcien-cia seademasiadoabstractay por debajo de la misma se descubranotrasmás concretasrelativasa las tresgrandeszonasculturalesasturianas—laoccidental,la centraly la oriental—, dondelos individuos compartenusos,costumbres,devociones,rituales, valoresy hastaunacierta afinidad unguis-tica. Dentro de cada una de estastres grandeszonas culturales, por su-puesto,no se puedehablarde unidadporquehay diferenciassensibles.Esevidentequeel territorio sobreel que se organizala vida social ofrece unadoble dimensión,metafóricay metonímica,que da lugar a múltiples inter-pretaciones.

En estesentido,el sentimientodeidentidadcrecesegúndecrecela com-plejidadterritorial, de maneraque un espaciohumanocomola comarcaad-quiere un especialsignificado. La comarca,que abarcavarios concejosomunicipios,poseeunaciertaintegracióncultural motivadapor razonesdi-versas,entrelas cualeslas naturalesadquierenparticularimportancia,dadoel flujo humanoque se produceal amparode las unidadesgeográficas.Y noes que no se sigan registrandodiferenciasculturalesen un paisajecomo elasturiano,dondela atomizaciónde los asentamientoses a menudounanotapredominante,más acentuadapor la escasacomunicaciónque histórica-

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menteha impuestosu modode vida. Es quetodasestasdiferenciasse dilu-yenporun instantecuandose celebranlas grandesferiasestacionales,coin-cidiendo con el trasladode los ganadosa los puertos,por San Miguel deMayo, o cuandoretomana los establos,entreSanMiguel de septiembreyTodoslos Santos.O se diluyen cuandotienenlugardeterminadasfiestas,enlas cualesla devociónactúacomoaglutinante,produciéndosela convergen-cia de las gentesde la comarcarespectiva.

Pero un examendetenidode la identidadsocial descubriría,sin duda,que en Asturias el papelde la comarcaes másocasionalque permanente,más aparenteque real, ya que las diferenciasseñaladasahoganla unidad.Resultapor lo generalmásevidenteel sentidode pertenenciaque los indivi-duosexperimentancon relaciónal concejoo municipio que, salvorarasex-cepciones,actúacomounaunidadefectiva(J. L. García, 1976: 265 y ss.).Granpartedelos concejosasturianoscuentanconunoslimites inamoviblesdesdelos tiemposbajomedievalesen quese conformanestasunidadesterri-toriales,solamenterotasenel breveespaciodelTrienio Constitucionaldeci-monónico, para recomponerseinmediatamentedespués.En resumen,losconcejosson verdaderasunidadesde identidad,tanto caraal interior —don-de se percibeel efectode una secularconvivenciavertebradapor la multi-funcionalidadde las po/aso villas como centrosde la vida concejil— comocaraal exteriorpor sucarácterdiferenciante.Por supuesto,la acciónde al-gunosnúcleosfabriles,constituidosen centrosurbanosartificialesdentrodelpoblamientoasturiano,hadistorsionadoparcialmenteesteesquema,difumi-nandoel sentidounitariodel concejoen favor dela fuerzaintegradorade es-tos centros.

Mas dondela identidadadquieretodo su contenidoes,desdeluego, enla parroquia,por razonesque en parte se han explicado. Estatopografiamontuosay accidentada,quetantasvecesse ha subrayado,ha condicionadode tal manerala vida delos asturianos,queni siquieraenlos concejosse re-conocela unidadcultural—y de ello puedeser claraexpresión,entreotrosfactores,el lingúístico, al que se haráreferenciamás adelante—,siendolaparroquiala unidadsocial dondeesaidentidadadquiereunaextraordinariafuerza.Yase ha dichoen otromomentocómola parroquiaes el marcoefec-tivo de la necesariaaproximaciónentrelas unidadesdomésticas,en la cualel ritual religioso que sella los actos fundamentalesde la vida social —na-cimientos, matrimoniosy defunciones,y especialmenteestos últimos--tiendea remarcaresaidentidad.Por supuesto,las múltiplesaldeasquecom-ponenla parroquiarural asturiana—que con frecuenciasuperanla veinte-na— tienenesafuerzaintegradora,y aunmayorquela parroquiaen muchosaspectosque, sin embargo,se ve disminuidapor la ausenciade la poderosafuerzadel ritual religioso quesólo el templo parroquialposee.

Es razonablepensarque la interinfluenciaentreese accidentadoterri-torio quees el asturianoy susgentesha producidotodaslas formasde adap-

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taciónque se vienen señalando,esto es,la eternadialéctica entreel medionaturaly la culturahumana.Muchosvaloresy normasde conductaconsti-tuyen un claroreflejo de esarelación.La sobriedady la mesuraqueparticu-lanza a los labradoresasturianosno es másquela secuelade un pasadoenocasionesdificil, con épocasde soldaduraestacionalestigmatizadaspor elhambre,en concordanciacon unamiseria inseparablede su condición decampesinos,desdeel nacimientohastala muerte,dondela privacióneraunaimposición,y todo ello, resultadode un injustorepartodela riquezaquege-nerabael onerosorégimen de vida que es bien conocido.Esaideadel bienlimitado ha pesadocomounalosa sobrela personalidadde los hombresdelcampoen Asturias.Así, se entiendequetenganacostumbradasu miradaalas coordenadasqueforman el espacioy el tiempo: el espaciode su tierra yel tiempo de la cosecha.

Sabido es quelos aspectosideológicospresentansiempreunoscontor-nos extremadamentedifusos,de dificil definición,dadala imposibilidadma-terial de accedera ellosdesdelaobservacióndirecta,por lo quehande ex-traersea partir de las conductasde los individuos, a menudoimpuestasporlos acontecimientos.En otro momentose ha mencionadolavulneraciónquese produjodel valor atribuidoa la virginidad en los momentosde mayordes-ajuste social, dandolugar a lo quese denominabandisidenciasdel sistema,que, sin embargo,no suponíanentonces,y sólo en ese momento,unagrancontradicción.Posiblemente,la explicaciónse halla en la amplitudde la es-calade opcionesquese proponea los individuos,dondeelvalor se mide se-gún la proximidadal optimun, perodondequedamargenparaotrassituacio-nesdependientesde todo génerode variables.

Diversosaspectosideológicosmuestranla clara influenciade esemedioquese ha señalado,y a partirdel cual se haefectuadosuadaptación.El ám-bito normativo deparaun claro ejemplode ese particularismocultural, queen estecasose define por institucionesy prácticas,propiasdel medio ruralen sumayoría,comocabíaesperarde unasociedadesencialmenterural a lolargo de toda su Historia, y avaladaspor una luengatradición.Esasprácti-caspopulares,presididaspor la costumbre,se muestranen forma de usosycontratos,que sin sersingularesposeenunadefinidapeculiaridad,productodel propio aislamientocultural impuestopor la geografíay tambiénde laconcreciónde situacionesen que han sido generadas,a los que se sumalapropiaevolucióna queestánsujetaslas instituciones.Realmente,el raciona-lismo filosófico y jurídico que se fue gestandoa partir del siglo XVIII semostrócomodeclaradoenemigode la costumbre,tanto en el orden norma-tivo comoen el restode los órdenesculturales.Pero,en estecaso,en elcon-suetudinario,el absolutismode los reyesy del Estadoliberal decimonónicohabríanacabadode consumir las viejas costumbres.Si a ello se añadeelefecto de la ulterior codificación legislativa que despreciala costumbrecomo fuentejurídica, se comprenderáque en el caso asturiano,donde laaplicación del Código Civil fue inmediata, las institucionestradicionales,

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nuncaexcesivamenteoriginales,quedaronasimiladasa las nuevasfigurasjurídicasdictadasconvalor de ley, de maneraquecuandoello no fue posibledesaparecieronen buenaparte,y si no lo hicieron,continuaronexistiendodeforma un tanto desleída.

Así, comodesdeel punto de vistajurídico se convieneen queexistenenAsturiasen el presenteinstitucionespróximasal DerechoForal, especial-menteen materiade familia y de sucesiones,se admitetambiénque debenser entendidascomo especialidadesincluidasen el marcodel Código Civil(F. Tuero Bertrand,1975). Y es queen Asturiasnuncaexistió un Derechoprivativo, no derogado,y foral por tanto, sino quesuDerechofue el común,el ligado al núcleocentraldel Estadoespañol,en cuyagénesishabíajugadoel viejo reino un destacadopapel.

Una nueva dimensiónde esaadaptaciónideológicaviene dadapor elinstrumentode comunicaciónque es la lengua. Si las institucionesregidaspor la costumbrepresentandiversasvariacioneszonalesy muchosmatices,en la lengualas diferenciasse agrandanaúnmás,pararecoger,tal vez mejorqueningúnotro ámbitocultural, las dificiles relacionesque elmediohaofre-cido a los hombresy que éstoshan soslayadoen la medidade lo posible.Fue ese medio abruptoel que condicionóuna débil influencia del procesoromanizadory, en consecuencia,la vigencia de un poderososustratoindí-gena,de suerteque el latín popularsubsiguientereflejaría tantasvariantescomogruposhumanosasentadosen el territorio astur.Llegado el momento,la expansióndel reino asturianoaltomedievalimplicó la extensiónde lasmúltipleslenguasromanees—lenguas,las másde las veces,de valle— so-bre las tierrasquelas gentesasturianasibanrepoblando,alapar quese pro-ducían los oportunos fenómenosde superposicióny asimilación que, ensuma,supondríala existenciade unalenguahabladaen un vastoterritorio,de acuerdocon unadiversidadde caracteres,pero presididapor unaciertaregularidad.El posteriorreplieguecultural de Asturias,motivadoen partepor el florecientecastellano,redujo el asturianoa sus zonasde procedencia,con un variadoacopio de influenciasque abarcabandesde las iniciales delmozárabetoledanohastalas nuevascastellanas.A próposito,diversasrazo-nesde purainerciacultural aproximaronmás,si cabe,el asturianoal caste-llano oficial, que es tanto como decir a la lengua de la Administración,siendomayor estaaproximaciónen los paisajesabiertosde la Mesetaleo-nesaque en los cerradosvalles asturianos.En fin, el gusto de la burguesíadecimonónicapor el castellanoacabaríapor reducir las lenguasasturianas—o bables—al campoque, salvoen laszonasmásinfluidas porla febril in-dustrializacióndel último siglo, donde los préstamoslingílísticos han sidosumamenteintensos,las hanconservado,aunquetal vez en fasede progre-sivaevoluciónhacia el castellano,perdidala oportunidaddecimonónicadenormalizaciónque alcanzóa algunaslenguasperiféricasdel Estado,y enausenciade un estatutojurídico proteccionista.

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En el presente,la manifiestadispersiónlingúisticase resumeen la exis-tenciade diversosbables, de caráctercastellanizanteen unoscasosy conciertapersonalidaden otros, y a los que se añadenlos de unaamplia zonaoccidental—limitada por el río Navia—, marcadospor el influjo gallego,que conviven con el castellano,que encabezael orden de prelaciónde loshablantes,al amparode su prestigio institucional, y por contrade la largamarginalidad—entrenatural y forzada—en que se ha sumidoelbable. Entodocaso, y aun en el senode la lenguacastellanahabladapor los asturia-nos, el espíritudel bable se descubreen multitud de particularidadesy, porsupuesto,en la entonación,todo lo cual pone al oyenteen contactocon lapersistenciadeun sustratoacentuado(cf X. U. GarcíaArias, 1984; 3. Nei-ra, 1982).

Finalmente,unaexpresiónmás de la adaptaciónideológicala ofrecelareligiosidadpopular,cuyosfenómenosescondena menudoun sistemacom-plejo de creencias.La cristianizacióndel campoasturiano,comola del nor-teñoen general,fue tardia y lenta, en el mareo de una asimilaciónde ele-mentosde procedenciaprevias,que la Iglesiatoleróen ocasionesy tambiénanatematizóconfrecuencia.Es obvio quetaleselementosse integraronen elsistemageneralde la nuevareligión, donderesultaroncontaminadosy con-fundidos,por lo cual dificilmente puederastrearsesuexistenciaen forma desurvivals. Sin embargo,detrásde muchosritualeshistóricamentedocumen-tadosy tambiénde algunosactualesse descubreninfluenciasajenasal cris-tianismo.En todo caso,es legítimo pensarque el cristianismose asentóenAsturias—comoen otros muchoslugares—sobrecreenciasprofundamenteenraizadasen el medio ecológico,de maneraque ciertoselementosnatura-listas, dotadosde un extraordinariosignificado,se introduciríanen los ritosy en el culto de la nuevareligión.

Todavíaen unaépocatan avanzadacomo el siglo XVI, cuandolosje-suitasllevana efectosupredicaciónen Asturias,quedanabsolutamentesor-prendidosde la singularidadreligiosa que el sincretismohabíaproducido.En fin, aúnhoy en día siguenexistiendoprácticasreligiosasy ritualesde sig-nificado naturalistacasi siempre—y ello remite a un trasfondoarcaicose-gún G. Dumezil (1966)—, que a pesarde su aparienciacristianano se ha-llan canónicamentereguladas.Al igual que en otros muchos aspectos,elsiglo XVIII determinóun profundocorteen la tradiciónpopular,al identifi-carlacon el atraso,quedesvirtuóel sentidoquehabíaconservado.

Puesbien, a tenorde lo que se ha señalado,muchos templosy ermitasasturianossc levantansobrelugaresde manifiestosentidopreeristiano:so-bre colinaso lugareselevados,en torno a corrientesdeagua,en lasproximi-dadesde cuevas,en el interior de recintoscastreños.Quizá, a propósitoyparadigmáticamente,resultasobradamenteclarificadorel casode la capillade la SantaCruz de Cangasde Onís, alzadasobreun dolmenmegalítico.In-cluso,el hechode que enocasionesfueranlevantadosen un momentoavan-¡adade la EdadMedia sugiere.justamente,la ideadel profundosignificado

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quedichos lugaresdebíantenerparalas poblacionesallí asentadas,dentrode lo que J. Mangas(1983: 6) llama la persistenciade los fenómenosre-ligiososen coyunturassocialesdistintasa las que forjaron la creencia.Lastitulacionesde numerosossantuariosmarianosde Asturias (J. FernándezConde,1981:289 y ss.)de raigambremedievalconducenaestamismaideanaturalista:SantaMaría deCastanieto,SantaMaría deCarballo,SantaMa-ríadel Obellano,SantaMaríadelMoral, SantaMaría del Otero,etc. Y otrasposterioresa éstas:NuestraSeñorade Covadonga—centrode la religiosi-dadasturianaen los últimos siglos—,SantoCristo del Montsacro,NuestraSeñorade la Cueva,etc., los cualesposeenunaimprontaqueM. Eliadehadenominadoacertadamentehierofánica(M. Eliade, 1982: 21 ypassim).

Estemismo contenidonaturalistase desprendedelas fiestasasturianas.Evidentemente,la religiosidadfestiva asturianaha sido tejida sobre un ca-lendario dado,el cristianoque, como es sabido,respondeesencialmentealesquemajudío, aunquerefleja la poderosainfluencia del ámbito romano ydel mediterráneoen general.En las fiestastradicionalesasturianasse ad-vierte, tanto en el pasadocomoen la actualidad—aunquecadavez menos,comoresultadodel procesodeigualacióncultural—,el marcadoénfasisquerecaesobrelas situadasen los momentossolsticiales.La fiestade SanJuanse rodeade un verdaderoculto naturalista,en el que el agua, el fuego y elramovegetaladquierenun significadointenso.Coincidiendoconel solsticioinvernal ha sido costumbreque gruposdejóvenesse disfrazaranadoptandofiguraszoomorfas—o simplemnteconun traje blancode lanay polainasne-gras—, y con numerososcencerrosatadosa sus cinturasse lanzarana loscaminosvecinalesparaefectuarsingularesrepresentacionesy divertidasco-medias.Tan curiosasactuacionestenían,a menudo, su paraleloen los díasdel CarnavaloAntroxu, cuandoconigualeso similaresdisfracesa los des-critos, en el mediorural se recreabanextravagantesy divertidasescenifica-ciones, caracterizadaspor la mordacidady la farsa, al tiempo que en loscentrosurbanosse satirizabanlas másenraizadascostumbres,entrelas queno faltabanalgunaspiadosas(E.. GómezPellón y G. Coma, 1990). Eran,en cualquiercaso,fiestas liminales,hoy reducidasa recuerdoen suesencia,aunqueformalmenteeserecuerdosearecreadoy revivido por las modernascomparsas.

Muchasfiestasasturianas,celebradasentrela primaveray el otoño,pre-sentanesaaureolavegetativay naturalistaque se ha señalado.Bien cono-cido es el ritual de plantarmayos,jogueraso arbolonesen torno a los tem-plos, coincidiendocon determinadascelebraciones,que previamentesontrasladadosprocesionalmentedesdeun montecercano,en medio de cánti-cos. Es igualmentesignificativaesaestructura—piramidal en el Orientedela región y cónicaen el Occidente—,ornadade flores y conocidacon elnombrede ramo, que acompañala procesiónde las fiestaspatronalesastu-rianas. La magnificencia ritual se halla igualmentepresenteen esa otrafiestaconquecuentantodaslas parroquiasasturianasquees la Sacramen-

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tal, o versióndiferida—ya que cadacomunidadelige supropiodomingodelaño— de esacelebraciónmedievalque es el CorpusChristi. Así, se podríanir citandootrasmuchasque, sin embargo,seríanvariantesde unosmismosejemplos(E. GómezPellón y G. Coma, 1985).

En fin, existeotra partedel mundode las creencias,conformadapor laadivinación,la magia,la brujeríay la superstición,que enAsturiasse mues-tra en ocasionescon toda su riquezaetnográfica,y desprendeinnumerablesideas acercade la adaptaciónideológicaque se ha venido tratandohastaaquí, ademásde constituir unaclaraexpresiónde la misma. La hidroman-cia, el caráctermágico atribuido aalgunasplantascomo el saúcoo el ro-mero, los ensalmosnaturalistas,y las mil fórmulassupersticiosasimpregna-dasde una religiosidadarcaica lo denotanpalmariamente.

10. LOS OTROS MODOS DE VIDA

Según se ha dicho anteriormente,hastatiemposrecientesel modo devida de las gentesdel campoerael dominanteen la mayorpartede Asturias,como en otrasregiones,y a ello se unía la decisivafunción que poseíaden-tro de la economíaprecapitalista,dondeel resto de la sociedaddependíaparasu alimentacióndirectamentede su actividad, y lo que es másimpor-tante, todala organizaciónsocial era deudade su producción.Hoy estohacambiadosustancialmente,aunquelas gentesdel campo siguenprotagoni-zandouna partemuy importantede la vida social, en tanto quetransfierenexcedentesque luego son distribuidospor otros grupossociales.En parteporestarazón, y en partepor la singularevoluciónqueestánefectuando,sumodo de vida constituyeun objeto primordial de la Antropología Social.Pero hay otros modosde vida en Asturias,quemásatrássc hanenunciado,quepor su actividadson minoritarios,y así hasido en el pasado,comoes elcasodelas gentesde la mar,y cuyadedicaciónha resultadoen parterestrin-gidapor esa costaacantilada,de aguasprofundasy dc contadosrefugiosna-turalesque se ha señalado.En otros casosse tratade modosde vida que elutilitarismo industrial ha ido ensanchandoen los últimos tiempos,comosu-cedecon el modo de vida propio de la industríay de la mina, y que estánprofundamenteimbuidospor ese procesode homogeneizacióncultural queinvade todos los intersticios de la cultura. En esa situaciónse encuentratambiénel modo de vida urbano,de las gentesque desenvuelvensu queha-ceren el sectorde los servicios,y quese hallansumidasen la voráginede lamodernidad.Y aún cabeañadir la particularidadde los modosde vida mar-ginales,que existieron pero que hanconsumidoprácticamentesu esencia—como es el casode los vaqueirosde alzada—y de otros muchosque haproducido,y continúaproduciendo,la civilización industrial, y quese locali-zanen las zonasmásdepresivasde la sociedadacuciadospor el subempleo.

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La historia del grupo vaqueiroes la de un grupodel campesinadoastu-riano, asentadoentrelos ríos Navia y Narcea,quedesdefinalesde la BajaEdadMedia va adquiriendounaespecializacióneconómica,la cuales la ga-nadera,frente a la agricultoraimpuestaen los territorios circundantes.Talespecializacióneconómicacomportaunaorganizaciónsocial distinta pordefinicióny, enconsecuencia,marginadapor el restodel campesinado,delacual son exponentes,apartede su dedicaciónganadera,laarrieríay la tragi-nería. Masel singularrégimende vida del grupo, vertebradopor la cría delganadovacuno,va asociadoa unatrashumanciabiestacionalentredosresi-dencias—la de lospuertosde montañay la de los vallesbajos—,delas quese ha venidomudandocíclicamenteconunaperiodicidadquetomaporbisa-gras los mesesde marzoy octubreen términosaproximados.Estemodo devida, quecristalizóapartir del siglo XVI e inició su decadenciaen tomo alsiglo XVIII, ha llegadoal presentesólo lánguidamente,con unaspautascul-turalesqueson remedode lastradicionalesen elordentecnoecológico—ca-sasbloquedeplantarectangular,con techode maderay cubiertavegetal,enambasresidencias,por ejemplo—,y tambiénen el socialy en el ideológico—énfasisenla endogamiagrupal comoestrategiade salvaguardiadel grupo,inhibición ante las formasreligiosasinstitucionales,etc.—. La crecientese-dentarización,a partirdel modelo estantedel resto del campesinado,y unagalopanteemigraciónaproximaronextraordinariamentelos vaqueirosdeal-zadaal régimengeneralde vida, especialmentedesdeel siglo XIX. de modoqueel pasodadopor el campesinadoasturianono vaqueiro en favor de unaorientación ganaderaacercó definitivamente ambos modos de vida, bo-rrandopocoapocoel rastrodela marginalidad.La pérdidadela mentalidadvaqueiravienesiendoun hechoconsumadoen las últimasdécadas,a la zagade la transformaciónde su organizacióneconómica(M. Cátedra,1972. yA. GarcíaMartínez, 1989).

Por el contrario,el de los pescadoresdel litoral no es un modo de vidaen caucede extinción,aunquesu estructurase halla en una fasemarcada-mentecambiante.En todo caso,R. Valdés(1976) ha puestode manifiestocon minuciosidadlascaracterísticaspropiasde la dedicaciónde este grupo,comenzandopor la distinción entredosmodalidadesde organizacióneconó-mica, que son las mismasqueestánpresentesen todoslospuertos:la pescade bajura, realizada«a vista de costa» con embarcacionesde pequeñoar-queo, y la pescade altura,propia de los barcosequipadosconmejoresme-dios materialesquefaenanen las costasafricanas.En amboscasos,las uni-dadesde producciónse conformanconindependienciadelas de consumo,almargende cualquieresquemadomésticoo de parentesco,aunqueen la ca-suísticano se descartancoincidenciasaccidentales.Así como en el primercasola fuerzade trabajo incluye al propietario,que de estamaneraredon-deasusingresos,en el segundocasoel armadorprescindeconfrecuenciadesu inclusiónentrelos trabajadoresactivos.Por supuesto,la complejidadde

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la navegacióny de la embarcación,dondea menudovan alrededorde 15hombres—frente a los dos o tresde lapescade bajura—,hacennecesariaenlade altura la colaboraciónde individuosmásespecializados—patrones,motoristas,etc.—. Peroen ambasmodalidadeses prácticahabitual,de anti-quísimaraigambre,que la distribucióndel beneficiose hagade acuerdoconun sistemade prorrateo,en el quela unidadresultantese denominaquiñón,unavez separadoel valor correspondienteal montemayordadopor losgas-tos propiosdel viaje y la secularreservaqueentrelos hombresde la mar sehahechoen favor delo quehoyse denominael segurosocial.La percepciónde quiñonestieneen cuentala intensidady la cualificacióndel esfuerzose-gún fijación comúnmenteaceptaday, por supuesto,tambiénla embarcacióncuentacomo beneficiariaen la distribuciónque se realiza.

Por último, en los núcleosindustrialeso mineros,y enaquéllosde dedi-caciónpreferentealos servicios,comopuedeserel casode Oviedo, los pa-tronesculturalesestán extraordinariamenteafectadospor ese procesodeigualacióny de homogeneizaciónque se ha citadoen otro momento,resul-tandoescasasdiferenciasde las característicasque presentanotros núcleosde igual actividaddel Estadoespañol.En estoscasos,la estructurafamiliardominantees la nuclear,organizadaconun sentidoigualitario, tanto mayorcuantomásalto es el númerode individuosqueobtieneningresos,lo cual re-traecualquierintentojerárquicoque por lo regularse traduciríaen disgrega-ción (R. Valdés, 1988). La estrategiaeconómicay la socialen el ámbito familiar son puramentecoyunturales,al estarsujetasa las contingenciasquepermiten la natural independenciade sus miembros,prestosa la contesta-ción y a la independenciallegadoel momento,cuandolas circunstanciaslorequieren.Es evidentequeenestostipos de organizaciónfamiliar la tensión,que no se reprime al revésque en la familia troncal —dondela superviven-cia es el únicoargumento—,aflora y se libera sin generarlosgravesconflic-tos de convivenciaqueproduceésta.No siendounidadde producciónla fa-milia urbana,con mucha frecuenciatampocolo es de consumo,y ni tansiquierade residencia,con lo cual, y cuandose cumplenestospresupuestos,se hacemanifiestala pérdidade susentidoinstitucional—consecuentea ladistensiónde su fuerza enculturalizadora—,limitándose tan sólo, y en elmejor de los casos,a constituirseen simple coberturamoral, desligadadeotras funcionesque ahorason traspasadasa institucionesemergentes.

Entre todoslos modosde vida que se hanestudiadobrevementeexisteun continuum y múltiples situacionesintermediasde difícil deslinde.Ad-viértasequelos grupossocialesse inscribensobreuna retículaenla cuallasinterrelacionesson infinitamentecomplejas.El apunteefectuadoquiereserun rápido dibujo de la cultura asturiana,antropológicamenteentendida.

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