anÓnimo - novelas de «fabio vigilio cordato»

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  • 8/2/2019 ANNIMO - Novelas de Fabio Vigilio Cordato

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    Novelas deNovelas de

    Fabio Vigilio CordatoFabio Vigilio Cordato

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    SOBRELAPOSIBLEAUTORADE JACINTO POLODE MEDINA...................................................................................... 3EL LAZARETODE MILN,HOSPICIO GENERALA TODO ACHAQUE.................................................................................................................7

    [Preliminares] .............................................................................................................................................7El Lazareto de MilnPrimera Parte ............................................................................................................................................10

    NOCHESDE CONVALECENCIA.............................................................................................................................20[Preliminares] ...........................................................................................................................................20Noches de ConvalecenciaSegunda parte de El Lazareto de Miln ........................................................................................... ....22

    EL HIJODE MLAGA,MURMURADORJURADO.....................................................................................................................................32

    [Preliminares] ...........................................................................................................................................32El hijo de MlagaMurmurador Jurado ........................................................................................................................ ........ .34

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    Sobre la posible autora de

    Jacinto Polo de Medina

    Entre las obras que se cree que pueden muy bien pertenecer a Jacinto Polo deMedina se hallan tres que aparecieron firmadas bajo el seudnimo de "FABIO VIGILIOCORDATO", todas ellas publicadas en Orihuela e aos 1639 en la imprenta de JuanVicente Franco: "El hijo de Mlaga", "El Lazareto de Miln (hospicio general a todoachaque)"y "Noches de convalescencia".

    Si bien un estudioso como Justo Garca Soriano1 cree probado que bajo elseudnimo de Fabio Virgilio se esconde Polo de Medina, el efecto de lectura de "El hijode Mlaga", por lo insistente hasta lo pedantesco de las citas eruditas (textos latinos de

    San Agustn, continuas alusiones mitolgicas), levanta dudas sobre la verdadera autorade Polo. Pertenece, desde luego, a un gnero de stira social que arranca de Quevedo,pero mucho menos lmpido y conciso que el de "El hospital de incurables". A da dehoy el tal Fabio Vigilio Cordato sigue siendo un enigma. Por qu no pensar en que esun autor malagueo, como parece hacer presumir esta obra? Desde luego, supone unconocimiento de Mlaga, y de ser el verdadero autor Polo de Medina, habra que

    precisar cundo estuvo en dicha ciudad mediterrnea, extremo que hoy se ignora.Deseara conocer los motivos que, sin duda, tendra Garca Soriano para talidentificacin. De ser cierta, nos encontraramos con un nuevo aspecto de stira mserudita y en estilo menos claro y preciso de la obra de Polo, que se parecera ms bien ala de un Rodrigo Fernndez de Ribera, por ejemplo; posibilidad no contradictoria en

    absoluto con las condiciones del escritor murciano, tan fcil de ser influido. De todosmodos, resulta extraa esta forma de su prosa en el camino que va del claro "Hospital"en que se hace sencillo el modelo quevedesco, al sobrio "Gobierno moral" en lasnormas formales clsicas a lo Saavedra Fajardo.

    En cambio, el estilo se aproxima ms al de Polo en el "Lazareto de Miln" y"Noches de convalecencia". No aparecen en estas dos obras los rasgos pedantescos queextraan en el comienzo y en el medio de "El hijo de Mlaga". Pero as y todo, y en lastres producciones, parece inverosmil que Polo de Medina, si hubiese sido el autor, nohubiese dejado una sola alusin a ciudades, tierras, escritores o magnates de la reginmurciana. Dedica "Fabio Virgilio Cordato" "El hijo de Mlaga"a don Juan Enrquez deSalinas y Navarra, seor de Riarn, alcaide de la fortaleza de la villa de Alegra, fronterade Navarra; "El Lazareto" a don Pedro de Zamora, vicario general de la dicesis deMlaga y cannigo de su Catedral, y las "Noches"a don Pedro del Castillo y Padilla,"caballero mayorazgo de la ciudad de Antequera". Dnde estn los hombresvinculados a tierras de Murcia de las dedicatorias de las obras autnticas de Polo?Todava hay ms. En el comienzo de la parte satrica del "Lazareto"hay una clara yconstante alusin burlesca al "Para todos" de Montalbn. Procede el origen de la

    parodia de Quevedo, que enderez a este poeta una de sus ms envenenadas stirasliterarias: "La Perinola". Polo de Medina, temperamento bonachn, fiel a sus amigos,iba a dirigir a su admirado Montalbn estos estridentes ataques? Polo represent con1 Justo Garca Soriano, public la primera de estas tres obras en Anales de la Imprenta en Murcia y

    noticia de sus impresores, Madrid, 1941. "El Hijo de Mlaga" va como apndice al tomo II de laBiblioteca del Murciano, de Po Tejera, de la que es continuacin la aportacin valiosa de GarcaSoriano

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    orgullo una comedia de este autor, consignndolo en las "Academias del Jardn";public elogios del madrileo al frente de sus obras y llor su muerte en una de las mssentidas poesas de las "Lgrimas panegricas". Cmo se compagina que el mismo aode la muerte de Montalbn, en que se escribi el "Lazareto", publicndose al aosiguiente, fuera Polo a dedicar a su llorado amigo la larga alusin despectiva de los

    chistes sobre el "Para todos"?Con todo, las obras de "Fabio Virgilio Cordato", mientras no se esclarezca lapersonalidad que envuelve este seudnimo, sirven bien como complemento a lasproducciones seguras de Polo de Medina. Se publicaron en Orihuela, lo cual prueba larelacin de su autor con la regin murciano-alicantina; y es muy posible que fueraamigo y camarada literario de Polo. Coincide con l en su entusiasmo por Quevedo. Enel "Lazareto"es el quevedismo declaradamente manifiesto, como en el "Hospital deincurables"de Polo. Se cita a Quevedo, y concretamente al "Buscn"y al episodio delDmine Cabra, que se imita donosamente. Coincide el autor de estas obras con Polo deMedina en las stiras a los poetas cultos, en su aficin a motivos de cuento popular,correspondientes a versos irnicos de "El buen humor de las musas", y en determinados

    motivos satricos, como el de los "cornudos", a su vez procedente de Quevedo. Esposible que fuera el propio "Hospital de incurables", ms prximo a la fusin del temade diablos e infierno de los "Sueos"de Quevedo con la stira social, la obra que revelael paso desde las obras del gran satrico a la peculiar modalidad de las tres obras de"Fabio Virgilio Cordato". Es tambin posible que en algn aspecto de "El hijo deMlaga" haya influido, junto a Quevedo, el Rodrigo Fernndez de Ribera de "Losantojos de mejor vista" (1625), y este parecido haga recordar a la trama de la obra

    posterior a ste y a "Virgilio Cordato", de "El diablo cojuelo"de Vlez de Guevara.De las tres obras de "Virgilio Cordato", sin duda la ms amena e interesante en su

    conjunto es "El Lazareto de Miln". Sigue en valor literario "El hijo de Mlaga", la mslimpia de los escollos en lo sucio y procaz del quevedesco autor, y parece la menosinspirada las "Noches de convalescencia", segunda parte, y no muy buena, del gil ytravieso estilo del "Lazareto", en la que se recurre a cuentos tradicionales, los ms deellos de peor que dudoso gusto, aunque alguno de verdadera gracia.

    Se basa realmente el autor en el conocimiento por experiencia de dicho hospital olazareto de Miln, o se disfraza con esta localizacin alguna institucin semejanteespaola? No queda claro esto; aunque s el evidente conocimiento por el seudo "FabioVirgilio Cordato" de diversas tierras y lugares. Comparado con Polo, ingenioclaramente "local", y cuya experiencia se limita a la regin murciana y a la Corte,"Fabio Virgilio Cordato" da la sensacin de hombre de mucho ms mundo, viajes yexperiencia. A su vez, frente a la, en el fondo, inocente y bonachona stira del

    murciano, el posible "malagueo" es mucho ms custico, mal intencionado y retorcido.Basta leer unas y otras obras para advertirlo. En estas notas el autor del "Lazareto"seaproximaba ms que su coetneo y acaso amigo a la personalidad del maestro de ambosQuevedo.

    La peste de Mlaga a que se refieren largamente el "Lazareto"y las "Noches", fuesin duda la famosa e inmediata de 1637. Conforme al dato de "Fabio Virgilio", declarel doctor Juan de Viana la muerte de veinte mil personas, si bien algn otro exager laya crecida cifra elevndola al doble, como el doctor Bernardo Francisco de Acevedo. Eldoctor Viana escribi una obra especial sobre tan mortal epidemia. Era natural de Jan yfue mdico en la misma Mlaga2. Diversos datos del terrible azote se consignan en la

    2

    Juan de Viana, Tratado de la peste, sus causas y curacin, y el modo que se ha tenido de curar lassecas y carbunclos pestilentes que han oprimido esta ciudad de Mlaga en este ao de 1637, Mlaga.Juan Serrano de Vargas, 1637. En el Lazareto se dice que fueron los muertos veinticuatro mil.

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    "Epidemiologa espaola"de Villalba3. Dedic Viana su "Tratado de la Peste..."a losmdicos de Cmara de Felipe IV. El rey haba concedido la cantidad de treinta milducados para los gastos que se empleaban en evitar y curar la enfermedad. Esta sedifundi rpidamente y dur relativamente poco. Viana consigna que comenz a cederel mal el 9 de julio de dicho ao de 1637. En vista de las proporciones del mal, fue

    preciso que incluso los veterinarios ayudasen con sus experiencias en los animales paraver la forma de atajar el mal. Consigna Viana como una de las causas de la propagacinde la peste "la iniquidad" de un mdico de la Junta de Abastos "que pensaba con sumala filosofa que la corrupcin del trigo se poda perder lavndolo con agua", lo cualmotiv "que muchos pobres y otros bien acomodados comiesen el pan daado y de unhedor insoportable, por ms que le mezclaban matalanga para disimularla". Villalba,segn los documentos de la poca y especialmente el libro de Viana, resume as lascaractersticas de la enfermedad: "Consista en una fiebre maligna acompaada de unosramalazos a manera de erisipela que salan solos por muchas partes del cuerpo o biennacan de las secas y carbunclos. A otros se les cubra el cuero de pstulas y herpesmiliares y excedentes, de donde salan unas vexiguillas que despus de rotas destilaban

    podre hedionda o agua sola, quedando por debaxo la llaga muy colorada. Los buboneseran duros y muy dolorosos al tacto, los cuales se presentaban baxo de los brazos, en lasingles, pescuezo, tablas de los muslos, encima de las costillas, un poco ms abaxo de losemuntorios, detrs de las orejas, en las corvas y en la circunferencia de la articulacinde las mandbulas, punto al odo, las cuales, por su inmediacin al msculo temporal ycerebro mataban al segundo, tercero o cuarto da, con delirio y mucha inflamacin en lacara".

    Es posible que el autor que se oculta con el seudnimo de "Fabio Virgilio Cordato"saliese de Mlaga huyendo de la peste. La emigracin de la ciudad de la epidemiaadquiri tales proporciones, que algunas ciudades tomaron precauciones para evitar lallegada de evadidos que transmitiesen el contagio. Capmany, en el tomo IV de susfamosas "Memorias histricas", dice que en Barcelona el da 29 de julio de 1637, "elConsejo de Ciento resolvi poner guardas en las puertas, sin salario, sino nombrandoindividuos del Consejo de Ciento, por la noticia que vino de que en Mlaga habacontagio". Acaso la misma trama del "Lazareto de Miln"se deba o a una llegada hastala ciudad de Italia o a la experiencia de algn "Lazareto"de la misma patria. Desdeluego, en Miln se haban dado aos antes varios casos de peste., As consta enCapmany, que en Barcelona se tomaron medidas preventivas el ao 1624 para evitar "elcontagio de Miln". El mismo autor refiere sobre algunos aos despus: "A cuatro deoctubre de 1630 avis el Rey con su carta a la ciudad cmo haba peste en Miln, y quese hiciesen rogativas por el remedio de ella y bien de la Monarqua". A fines del mismo

    ao el mdico de Sevilla Fernando Sol compuso un folleto que rotul "Parecer a lamuy noble y leal ciudad de Sevilla acerca de los polvos venenosos de Miln". En estecurioso trabajo el autor planteaba el caso de saber si la epidemia de Miln se deba ahechizos, de "si el diablo, por s, con licencia divina, pueda causar peste", "si se puededar veneno o natural o hecho por artificio, as humano como diablico, que mate sloechndolo en la ropa", etc. Pudo el autor del "Lazareto", que por las fechas pudoconocer esta obra, tomar a broma el folleto de Sol?

    El mismo ao ejerci en Miln el mdico espaol Francisco Lorenzo Avils deAldana, y el Tribunal de Sanidad de la ciudad italiana le dirigi un escrito para queindagase las causas de la peste, contestando el doctor espaol en el libro "Responso

    3

    Joaqun de Villalba, Epidemiologa espaola, o historia cronolgica de las pestes, contagios,epidemias y epizootias que han acaecido en Espaa desde la venida de los cartagineses hasta el ao1801, tomo 11, 1803.

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    quatuos dubitationum", editado el mismo ao. La respuesta y la actuacin del mdicoespaol fueron muy apreciadas en Miln. Para evitar el contagio Avils recomendaba eluso de la triaca.

    Indicamos todos stos datos, que revelan el ambiente en que el seudo "FabioVirgilio Cordato" compuso su burlesco "Lazareto de Miln" y su continuacin, las

    "Noches de convalescencia". En ambas obras se revela la experiencia de la vida dehospitales, enfermos y enfermeros y conocimiento de motivos mdicos, por lo queadquieren una especial modalidad dentro del gnero quevedesco de stira social. Sinelevarse a la generalizacin de Fernndez de Ribera, que en su "Mesn del mundo"trazara una alegora de virtudes y vicios, atalaya de la vida humana, en la posada de estavida en que estn de "paso" todos los hombres, "Fabio Virgilio Cordato" no traza "elgran Lazareto del mundo", sino una simple ocasin de ironas agudas sobre tipos ycualidades muy concretos, y esencialmente literarios, basndose en la vida y en loscaracteres que se observan en la experiencia de un hospital. Reconocida su deudarespecto a Quevedo, la declaracin, como en el "Hospital de incurables" de Polo deMedina, no obsta a su evidente originalidad.

    El autor, en la introduccin, presenta como real su experiencia en el "lazareto"milans, aunque, como puede verse en la obra, la descripcin del hospital, susempleados y sus enfermos es un simple pretexto para la stira literaria y social demotivos espaoles, al modo de los "Sueos" de Quevedo o del citado "Mesn delMundo" de Rodrigo Fernndez de Ribera. Con todo, el comienzo de la obra da lasensacin de experiencia vivida. En el Prlogo, el autor afirma "haber estado en lanclita ciudad de Miln" y "haber asistido, enfermo, en estos hospitales y en ellos visto yodo muchas cosas de gusto a los que en la sala de tabardetados (frenticos con lasfiebres y raptos al cerebro) tomaban varias temas", y alude a lo "suntuoso de la fblica",crecido de rentas y abundancia de enfermos, en el famoso "Larazeto". En las "Noches"nombra el autor a dos personajes: Garcern y Ferrer, estudiantes, describiendo susretiros en un jardn del lazareto.

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    El Lazareto de Miln,

    Hospicio General a Todo Achaque

    [PRELIMINARES]

    EL LAZARETODE MILN

    NOVELA

    MORAL

    Y

    JOCOSA

    PRIMERA PARTE

    ESCRITA POR

    FABIO VIGILIO CORDATO

    DEDICADAAL LICENCIADODON PEDRODE ZAMOBA HURTADO,

    Consultor del Santo Oficio, Colegial del Mayor y Real Colegio de la Ciudad deGranada y Catedrtico de Decreto de su Universidad, Provisor y Vicario General detodo el Obispado de Mlaga, Cannigo Doctoral de su Santa Iglesia Catedral y Juez

    privativo por Su Majestad de los Hospitales de dicha ciudad.Remito a vuestra merced borrones de un discurso, que aspira a hallar su grandeza: y

    cuando por la pequeez en que se ve, presume cobardas, le estimulan alientos dequedar hecho algo por llegar a sus ojos (que es repetir deidad, dar fe a lo que no lotiene). Voces son de positivos actos los autorizados blasones de nobleza que en su

    persona como en este escudo hallan quietud y desahogo. Si el Imperial y Mayor Colegiode Granada le venera su Colega, le aprende Maestro y le corona Catedrtico; el sacroTribunal, en sus acertados juicios le admira Consultor y le atiende Abogado. Pregone la

    dilatada Dicesis de Mlaga por venturas de su asistencia, el Jurisprudente gobierno, sinque el sol de su justicia arrostre interposicin de un tomo en su esplendor. Vicario, enfin, General de su Pontfice, a quien (si aplausos son votos de eminencias) ya venero ensu serfica corona, la Mitra Lateranense. En palestra literstica consigui su desvelo el

    premio que le confiesa Cannigo Doctoral, corriendo el palio con tanta aclamacin delConcilio de Padres y Maestros, que le asistieron presentes. A riesgo de sola una vida(tan importante a todos) solicit remedios en la mayor desdicha que de Ciudad delmundo anales testifican. Y gloria de tal valor fue no tenerle el contagio para proseguirsus acometimientos: premio de este cuidado son las vigilancias de los Hospitales deMlaga, con privativo Imperio del Rey nuestro seor. Ya omito en el fin de midedicacin todas las razones que a esta ltima anteceden, suficiente cada cual a muchos

    patrocinios, y slo me valga esta ltima, por la cual ofrezco mi afecto al Lzaro deMiln, a quien los Reinos de Europa reconocen por el mayorHospicio. La dedicacin es

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    debida a tantos mritos. La obra desengao de mayores posibilidades. Y lademostracin limitado desempeo de los muchos favores que he recibido de sus manos,que beso mil veces, etc.

    De V. md. aficionado y servidor perpetuo,FABIO VIRGILIO CORDATO

    SICUT ERAT DELOS LIBROS(PORSERANTESDEL PRINCIPIO).

    PRLOGOQUELLAMAN.

    PRLOGOYa te considero, lector, frente a la tienda de un librero preguntndole si ha salido

    algo gustoso y que se pueda leer. Y que l, con las manos en sus libros, como en lamasa, cortando de vestir a unos cuadernos y dando con la cola por la cara a un

    cartapacio, te responde que "El Lazareto de Miln". Con lo cual, movido ya sea por lanovedad del titulo, ya porque su autor (presumiendo quin sea) tiene el debido lugar entu estimacin, o ya porque te lo ruegan libreros, te determinas a comprarme; pdesme,

    mustranteme, abreviado en cuatro pliegos de papel. "Vlgame! dices. Este es"El Lazareto de Miln", que tanto la fama vocea por el mundo?". Lees mi ttulo, y

    derecho como un Mayo, te vienes a m como a tu prlogo. Ya ests conmigo; y pues me

    buscas para que te informe quin es "El Lazareto de Miln", escchame, que yo te lodir. Pero antes que te hable, te pido perdn si errando el nombre que tienes, te dijera

    letor curioso siendo poeta, bien intencionado siendo hombre bajo, piadoso siendocobarde y discreto siendo hombre gordo; que todos son pecados de Prlogo, ms

    ordinarios que en dedicatorias, Patronos y Mecenas. Esto supuesto, digo: que en mi

    Autor ha podido ms la vanidad de entrar en el nmero de los que enmiendan el mundoque el conocido riesgo a que se expone cuando escribe a vista de tantos ingenios

    mirones. Movile a ello haber estado en la nclita Ciudad de Miln, dondecontinuamente est admirando la fama una de sus maravillas, que es un "Hospital"

    general, llamado el "Lazareto", donde se curan de todas las enfermedades; siendo lo

    suntuoso de la fbrica, lo crecido de sus rentas, la multitud de enfermos y ministros,cosa que admira. Teniendo juntamente en la misma proporcin otra fbrica tan

    suntuosa, para estancia de convalecientes (cuya descripcin es segunda parte de "ElLazareto"), grandeza que toda Italia, Francia, ni Espaa, conocen de su gnero cosa

    igual. Y habiendo mi Autor asistido enfermos en estos "Hospicios" y en ellos visto y

    odo cosas de mucho gusto, a los que en la sala de tabardetados (frenticos con lasfiebres y raptos al cerebro) tomaban varios temas; no quiso que carecieses de

    semejantes donaires, refirindote parte de sus graciosas demencias; agradcele elcuidado y estima su afecto, y no le des luego con la de clodio, que es peor que la de

    rengo. Y porque me acabo el Prlogo, como de paciencia, y t estars de prohemio

    hasta los ojos, me despido. Suplicndote recibas de mi Autor esta resignacin al variogusto tuyo.

    BREVE RESIGNACINY ACTO DE LIBRO

    Seor mo, lector, quien quiera que t seas, a m me pesa de todo mi libro, en misletras y mis prrafos, de no serte muy entretenido, y propongo enmendarme, si pudiera,

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    en la segunda parte, con las Noches de Convalecencia, y por tu mucho ignorar, tesuplico que de este librito tengas piedad, porque los doctos la tengan de ti quemurmuras y roes por zoilos y momos. Amn.

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    EL LAZARETODE MILN

    Primera ParteYo, el ms doliente de los enfermos, que ha venido a ser poblador de El Lazareto

    de Miln: siendo trado a este matadero universal sin ser casado; habindome vistoparaltico de por vida y curado de reniego, a cargo de un mohatrero de resfriados,tratante en fiebres y mercader de tabardetes, que arriero de las vidas con un bastn lashaca correr de este mundo para el otro; hombre que sin ser Moiss sacaba jugo de una

    piedra. Habiendo pasado ya por los sufragios de Dios te perdone, por las lstimas deQu mozo era!, Qu malogrado!, Cirrale los ojos, que los tiene abiertos!.Hallndome con calentura original y un tabardillo que no le quitaba pinta, y de maleshasta tente enfermo. Despus de vermeen la cruja de El Lazareto de Miln, asido al

    remo de sus plagas, recuperado algn tanto al ser de hombre, y con discurso que pudieranotar los tormentos que los enfermos padecan, ms de manos de los sirvientes que delrigor de su achaque. Aliviado de mis ansias, con mejora conocida, con el entendimientoclaro para advertir las miserias en que estaba, dando gracias a Dios, que me resucit detan profundo letargo, y haciendo virtud la necesidad, hube de levantarme, favorecido deun bculo; y de este modo, por divertirme, fui a visitar a algunos enfermos, en quien losraptos de sus fiebres hacan en sus juicios algunos parntesis mal ordenados, puesto quetendenciosos. Entr en su sala, que era espaciosa, y el primero a quien vi fue a unestudiante de buena traza, que haba estudiado, segn supe, en la Universidad deBolonia; y habiendo ido a Miln a impetrar un favor para Espaa, le sobrevino elachaque de que muri, llevndoselo Dios a pocos das de este suceso: por lo cual nadie

    pregunte cuyo es lo que aqu se dijera, pues ya muri quien lo dijo.Djenme deca a voces; no vea yo mdicos a la hora de mi muerte; mdico yno por mi casa. A malos escribanos muera, que es peor que a malas lanzadas, si ellos nome tienen en este Hospital. Oh, traidores mercaderes! Mdicos, y ya es decir, pues todose escribe con me; que como otros mueren de las que saben, mueren los enfermos de losque ignoran. Bien haya don Francisco de Quevedo!, que, como los conoce, los definelindamente.

    Pues un mdico me ha dicho respond que se lo ha de pagar y que ha dehacer que lo suee.

    Pues esto no est claro dijo el enfermo: si don Francisco escribe Sueos delInfierno, que lo ha de soar.

    El tena tal odio con los mdicos, que obligada mi cortesa a la amistad que dealgunos profeso, lo hube de dejar y pasar adelante.

    Llegu a la cama de otro demente, en la cual hall un tercern, que por juzgarlo depeligro se haba llegado a acompaarlo. Y entre las cosas que le deca, hice memoria destas:

    Quin eres t que me ests hablando con ese saco? Pues a fe ma que no es elprimero que hay en el Hospital: que sacos y expolios, sin morir Obispo, hartos vemosaqu cada da. Dime a qu vienes o qu quieres ensartado en bolas, como rbol de navo.Parece que Salomn escribi para s solo sus parbolas. Pues esa Cruz que traes no serde matrimonio, que no andan tan adelante las cosas de los aturdidos.

    El tercero, juzgando ser aquello tentacin diablica que, por aquel camino,procuraba estorbarle la buena obra que estaba ejercitando, le ech agua bendita; apenasle toc en el rostro cuando relamien[do] algunas gotas dijo:

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    Agua! Oh, qu lindo! Agua es sta como yo soy enfermo? Oh, agua de mialma! cheme ms agua por un solo Dios!

    Hzose as, y l volvi a decir:Por tantos y cuantos que es agua; ella es, no hay que dudar; la primera agua es que

    he visto horra de vino y mohatra.

    Qued confuso y pregntele:Qu es eso que decs del agua que tanto la encarecis?Qu? respondi. Que algunos de estos sirvientes, como gente opuesta a la

    caridad, el agua que nos haban de dar la convierten en vino y nos dan hiel. Porque nosvenden un jarrito de agua por dineros, ropa o regalos, o lo que cada uno tiene. Y locompran de vino, quedndose siempre in puribus; y los enfermos estamos deseando yaque la muerte nos ha de dar el balazo, sea entre dos aguas, y no morirnos a seco y sinllover y sin deciragua va. Aunque yo no me puedo quejar que no me han dado una sedde agua, porque no me han dado otra cosa. Pero esto es lo de menos si no hubiesealumbrados dijo, volviendo a su tema, por lo que le dejamos.

    Y pasamos a otra cama: hallamos a uno sentado en la suya, con un par de grillos y

    ligado por la cintura, de suerte que estaba impedido para poderse levantar. Estabadesollado de camisa, vestido de bigotes, abrigado de cabello, flaco de estmago y con elsemblante entre paroxismo y difunto. El cual, luego que vio, asustado de razones, dijo:

    Vete con Dios, no llegues a m, marido novillo, novicio iba a decir, que no quierotopes conmigo; deja el darte de cabezadas para cuando te mires al espejo. Ya s que erest, el que llegando un da a tu casa tarde y enojado y preguntndote que qu tenas quecenar me respondiste que una cazuela de cuernos, y yo te dije con mucha flema: Pues,hermano, no te ests enojado por ser tarde, que en la casa llena presto se adereza lacena.

    A la fe ma que te conoca bien el que, jugando contigo, porque t le envidaste uncuerno, te respondi: Quiero se; te envido el otro que le queda.

    Ea, hermano! dijo el congregado. Calle, que son locuras sas; si noacurdese de Dios y pdale perdn de sus culpas, que est muy peligroso.

    Yo me muero? pregunt.S, hermano respondimos.Pues dgame, por su vida, antes que muera, para llevar mucho consuelo, hnmelo

    de decir.Todos entendimos ser cosa de la quietud de su conciencia y le significamos nuestra

    voluntad, dicindole:Hermano, no se acorte, sino diga lo que le da pesadumbre, que aqu estamos para

    todo.

    Sabe pregunt el enfermo poner cuernos?Jess, qu disparate! Eso no es para dicho ni aun para pensado, por ser cosa, aunoda, muy fuera de nuestra modestia.

    Pues yo conoc dijo el enfermo a uno de el Bendo, gran ponedor de cuernos,y oiga cmo. Hubmosle de or, porque nos hunda a voces, y dijo as: Lleg a unmesn el tal, ms garrido que viuda que pide marido; at su mua a un cuerno de la

    pared, por ser cosa ordinaria haber muchos cuernos en los mesones. Era la mua furiosa,y con su inquietud y corcobos lo arranc. Hizo lo mismo atndola a otro; vino elhusped, hall sus cuernos quitados, comenz a reir con su mujer, diciendo: Voto atal mujer, que pues vos estabais aqu, que me habis de poner los cuernos o no he de seryo mesonero!. La huspeda, que era aunque de buena gracia de mala culpa, le dijo:

    Sosegaos, que este seor que ha venido y yo os los pondremos, no tengis pena. Aslo hicieron, ponindoselos de perlas y que le venan a nacidos, y tan bien puestos que

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    los poda envidiar alguno que los deseara, que hay cornudos desgraciados como entodas las cosas.

    Remos, y querindonos desviar de l, le miramos suspenso y elevado,parecindonos que se mora y dmosle con dos Credos en el rostro, aforrados con suDios te ayude. Volvi de la suspensin y dijo:

    He estado pensando cmo llamaremos en culto a un hombre que es cornudo parano pedirle perdn y quedar obligado a restitucin. Y no hallo otro trmino ms propioque abundancia, porque abundancia y cornucopia todo es uno, suena bien y es pulla; oquitarse de voces y por nos y por todos llamarle marido ausente.

    No pudimos con persuasiones divertirle de aquel tema endiablado. Fuese elcongregante o tercern y yo me hall solo; pas a la cama de uno, que juzgu furioso enlas voces que daba. Llegeme a l:

    Ea, amigo! le dije, sosegaos! No haya ms.Pero l, con amagos de juez, me quera araar la cara, como si yo fuera como un

    oro. Y alzando la voz, dijo:Seor Ovidio por lo nasn, quin le mete, aborreciendo sus abuelas la

    Inquisicin, en quererse hacer familiar suyo? Huya de ellos como de letrados. Esposible que no le d asco andar con gente que come tocino? Y t, don Belians, cmoests tan desmayado de bro, pero al fin como casado viejo no le muestras dientes a tumujer, y ella mirndote a la boca te anuncia la sepultura? Porque no ve ms que la caja.Para qu le dices palabras amadas y requiebros sorbidos? Mas es moza y t maridoanciano, pues una cosa te aseguro, y es que el viejo que casa con nia se parece alcabrito en que muere luego o llega a ser cabrn.

    Sosegando estaba la inquietud de este enfermo cuando, llamado de una enfermera,fui a la sala de las mujeres a detener una que haca fuerza para arrojarse de la cama, a

    pesar de sus ligaduras. Era la desdichada de muy buena gracia, y movime a piedad surostro. Supe que haba tenido comunicacin con un hombre viejo, rico y bravomiserable, engaada de que la favorecera; y vindola enferma y pudindola curar, noquiso; antes condujo a la pobre cervatilla a poder de los sabuesos, a ser holocausto desus uas. Estaba furiosa, su rostro obligaba a lstima, su desdicha a piedad y las razonesde su queja a atencin. Yo, movido de su dolor, llegume a ella, asila un brazo,reprtela, parte con halagos parte con amenazas.

    Oh!, maldito seas, viejo jorobado deca la muchacha; marrajo slo en losdientes, que por vagamundos estn perdiendo tiempo en tu boca, y querer sacar jugo deti es sacarlo de una tapia. Cmo te das tan mala vida y me la has dado a m? Pero nome espanto, que todas son diligencias para no ir al cielo, porque se ahorra camino en eldel infierno. Quieren saber quin es este viejo, ms maldito que juez de comisin, que

    quiso venderse slo por ser de ahorro? Mrenle la persona, que de intento est jorobadopor no ser ms largo ni aun de cuerpo: hasta en la cama duerme encogido por noalargarse. Daba en comer cidras, que son muy indigestas, y deca que estn muchotiempo en el cuerpo y todo aqul se ahorra de comer otra cosa. En su casa hay pan comotierra, vino como agua, regalos como humo. Aborrece las lechugas y las alcaparras

    porque alargan el vientre. Estudiaba todos los das a Durando, y es devoto de San Pablo,porque deca que escribi epstolas a los Corintios. Yo le dije un da estando entrecontrita y desmayada: Seor, no sacaremos el vientre de mal ao, porque siempreestaba en el de cinco; y si tengo que decir verdad, yo nunca me quej de la comida,

    porque nunca la senta. Su requiebro ordinario era decirme: ngel mo!, y me tenapor ngel, pues me trataba como a espritu. Est mal con el Licenciado Cabra, el deEl

    Buscn, porque es de su oficio, y andan a ms miseria es la tuya. Y dicindosepalabras de gasto como de vituperio. Una cosa le vi hacer notable un da de Pascua:

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    hubo de poner una olla, porque yo le hice no s qu pucheros, y trajo tan poca carne,que ni era carne ni pescado; llegse la hora de echar el tocino, pedselo, abri suescritorio, que ms pareca despensa de trastos que custodia de papeles; sac un trapo yen l envuelto un pedacito de tocino, y djome: Vesle, Eugenia? Pues diez aos haque es tocino y me ha servido y lo he perpetuado como oficio. Porque ste es al quitar,

    no al hervir. Y han tenido de ste las ollas que hemos comido. Y deca bien, porquenunca tenan ellas dentro qu comiesen, y comamos las ollas, y as, acabando de comer,deca, muy ayuno: No es barro lo que hemos comido?. Y yo le responda: S es ytiznado. En fin, me dio el tocino y, dicindome cmo lo haba de echar, previniendo suahorro, dije: Lo atar con su hilo y, en hirviendo la olla, lo echar. No, tonta mereplic, que destruyes mi hacienda con eso, porque este tocino es de bronce, que nose ha de deshacer de lstima viendo una olla llorar por l, y enternecido a cuatro vecesque lo entres as, aunque lo saques con ms presteza, se ha de consumir. Y el tiro no sele har al tocino, sino a m que le gastar. Lo ms seguro es tomar la olla y llenarla muy

    bien de agua y asomar el tocino por la boca, que es fuerza haya de representarse dentrocomo en el espejo, y en vindose dentro de cualquier suerte basta. Y lo mejor de todo es

    no meterse en tocinos como en ruidos. Porque no hay cosa ms mala para un hombreque el tocino; y sino, mira cuando azotan a uno que dicen sino que le dieron doscientostocinos. Hombre era ste que jams echaba de tocino, como de vicio; y siempre paracomer y cenar se andaba a la flor del berro, yndose al otro mundo a dineros tapados. Yera tal este viejo endemoniado, que mientras estuve en su casa todas las horas demedioda me haca morder del ajo, porque no haba otra cosa. Oh, viejo!, no verde,sino seco; no seco, sino verde; que puedes dar documentos a las algarrobas, para ququieres lo que tienes? Pues otra gracia tiene, y es que el no comer ni cenar lo hacevirtud, y dice que l es hombre que comulga a menudo. Quin dir que no es un santo?Pues no lo es, aunque lo parece; y aunque comulga a menudo no es a Cristo, sino a callode vaca. Presume que es de buena sangre, pero no es tan limpia como l piensa, porquecomiendo de ordinario morcilla y siendo todas las menuderas unas puercas, no puedenhacerla nunca limpia.

    Habasele desvanecido la cabeza del mucho hablar, y dio muestra de desvanecida.Sosigate, niale dije; no hables ms, ya ests entendida, mira que te ests

    muriendo.Apenas lo oy decir, cuando ms asustada pregunt:

    Yo me muero? Es ciertoSle respond,Pues djenme volver a casa de este viejo, djenme que me vaya a su casa; su casa

    pido, restityanme a su casa, pnganme en casa de este guardoso, y hago testigos que lo

    pido y lo demando.Sosigate, nia, Para qu te quieres ir de aqu?No dicen que me muero?pregunt la enferma. Pues quiero morir en religin

    ms estrecha. All quiero morir para salvarme, aunque de aquella casa no salensalvados; y a lo menos all no me coger la muerte de manos a boca como en otras casasque se come. Aqu no conozco que me muero; all tena siempre la muerte delante,

    porque mora de hambre. Siempre andaba descalza, y era mi penitencia hidalga decuatro ayunos, que ni almorzaba, ni coma, ni merendaba, ni cenaba. Pues quin metrajo a la hora de la muerte a esta casa? Dejranme, que este avariento me acabara dematar como lo iba haciendo. Porque no me hartara ni aun de vivir.

    En este plegamiento estbamos, cuando el mayordomo dio orden para que fuesen

    los ministros a repartir la comida a los enfermos; fueron los sirvientes y yo tras de ellos,por ayudarles, deseando que esta ayuda fuese para m de substancia. Llegeme cerca de

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    la cocina, a cuya puerta estaba un enfermo, tosco, hosco de sano, linde entreconvaleciente y peligroso. Haba pasado su frenes (que le daban tercianas de locura) y

    juzgu que estaba con el fro. Era de los ingenios que llaman traviesos. Poeta lcidobreve. Levantse un pleito entre los sirvientes, habiendo faltado el mayordomo de all,sobre que la comida era limitada para tantos enfermos. Unos decan No hay harto.

    Otros: No hay para los medios. Otros: S hay para todos.Oh, desdichado de m!dijo el poeta. Hasta aqu ha llegado elpara todos.Apenas oy este nombre, cuando no s por qu, se iba a desbocar de para todos,

    pero yo le fui a la mano, cumpliendo con la obligacin de amigo. Y mi estudiante, nopudindome sufrir, se fue dicindome;

    Qudense con Dios, que mientras comen (porque yo no he de comer de comidaque espara todos) me voy a mi cama.

    Fuese el estudiante y yo com muy bien, porque como me hice mequetrefe desirviente y as de la olla para llevarla (que es bueno en todas ocasiones ser del asa), entren mi poco de sisa a las vueltas, compona la racin que estaba alta, allanndola, ydeca: Acotme a quitar estorbos, y los quitaba como no fueran de hueso. Cumpl mi

    faena, fui a mi cama, y aunque pudieran, por lo que haba sisado, menearme el zarzo,me di de cama tantas en ancho como en largo; levnteme melanclico despus de haberdormido, tom por remedio ir a buscar a mi licenciado poeta; fui a su sala, hlleledesvanecido; apellid: enfermo, diciendo:favor a un desmayo. Vino el mayordomo conel socorro de unos dulces, agua y unos bizcochos. Preguntme antes de comerlos: Estoque me dan, espara todos Y yo, que estaba en su malicia, respondle que no, sino paral solo: con que comi sus bizcochos y qued alentado.

    Lleg a este punto un barbero, vestido de garrochn, diciendo: Hagan lugar, haganlugar, porque llegaba a desangrar a un enfermo, hablando en Dios y latn.

    Vlgame el diablo el barberodije, qu hinchado ests! Ya no cabes en todoesto; gente es sta que en materia de sangrar se acuerda siempre de la de marras, pueshay barbero de stos que dan uno en la vena y ciento en el arteria.

    Apartmonos, desnud su almarada, y sin preguntar qu hora es, como Joan Prieto,hizo su muerte como su sangra. Advert que se hacen cosas en la' barbera que no sehacen en Berbera, porque si los brbaros cautivan, no matan, y si matan, no desuellan;

    pero los barberos matan, y desuellan, y crucifican, y hacen a un hombre San Bartolomy todos los Apstoles; porque alancean y aspan. Pues qu es ver envuelto en paales aun barbado, a ttulo de que tiene zalea, y fajado de esclavina irle a dar dos repasos a sunavaja, diciendo que tiene pelo? Ella es la gente ms puerca de la repblica, pues ganadinero a ventosear, aunque tal vez bajan a un hombre.

    El estudiante, que haba estado escuchndome, iba a favorecer mi discurso,

    ayudndole con otras zarandajas, cuando a nosotros se vino derecho como un hocino unmozo flaco, con los ojos avencidados al espinazo, el rostro culto o crespo, el bigotemetido en barba como en baraja, aguileo de tufos como de orejas, la nariz en derechode sus razones; vena con las reliquias de San Martn, media capa, unos calzones a

    porfa si son, no son; una camisa de pechos, porque todo el pecho era camisa; lasmangas tan malas como las que hacen los sirvientes del Hospital: enhilado en mechas omechado en hilas; con parche al quitar; aborto, en fin, de la sala de heridos. Llegse anosotros, saludnos, saludrnosle y volvimos a saludar. Y desenvainando unos revesesde papel, nos dio de tajo con este razonamiento:

    Vuestras mercedes habrn de saber que yo estudiaba para predicador la sagradaTeologa, pero el aficin que tena a esta sagrada ciencia me la ha quitado el ver que en

    un oficio tan eminente y dificultoso tienen votos todos gneros de gente, siendo elpredicador cocinero de los gustos de cada uno, y por no ver a un sastre remendar un

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    concepto y descoser un lugar; a un zapatero desvirar una autoridad y picar dos prrafos;tengo dado de mano a este intento. Mas quise ser poeta, que al fin es cosa que no loentienden todos; y as, seores mos, yo soy poeta, con perdn de los poetas honrados; y

    poeta de viejo; familiar de Academia como del Santo Oficio; tengo muchos aos decopla, como de servicios, aunque algunos se me quieren subir a la vena, como a las

    barbas, no sabiendo cul es su copla derecha. Y sabiendo que vv. mdes. son hombres deingenio, graduados por palestra, como por Universidad; pues dems de tener noticia desus muchas coplas, lo he sabido por relacin cierta, he querido que me conozcan qusoy aficionado a gente de buenas letras.

    Ser v. md. Aficionado dije a las Imprentas.Y el estudiante primero replic:

    Mas qu no me saben decir en qu se parecen los impresores a las malasmujeres?

    Yo respond que en pagarse bien. Otro dijo que en trabajar de da para gusto ajeno yde noche por el suyo.

    No dicen letrareplic el moderno, y sepan que en lo que se parecen es en que

    la forma que uno hace otro la desbarata.Buen capricho, bueno, buenodijimos todos. Y, en fin, ya que v. md. es

    aficionado de buenas letras, qu ha sacado de ah o con qu fin nos ha cantado elPralmo de buenas letras como de quiecumque vult?

    Porque sabiendo que es as respondi, quiero que vean unas obras mas, ques han de darles mucho gusto; pero porque aqu no estamos buenos y con comodidad,

    por la vocera de los enfermos, si les parece vmonos al jardn, que all llevaremos unamuy buena tarde.

    As lo determinaron; llegamos al sitio, que era ameno, y estando sentados dijonuestro poeta intruso:

    Estos papeles que vv. mdes. vern aqu es una comedia que tengo hecha. Yaunque me he divertido a escribir otros asuntos, esta comedia es cosa nica.

    Pues vaya algo de ella dijimos. Qu nombre tiene?Eso dejo yo respondi para la eleccin del actor que la representare, que

    ellos las bautizan y les ponen el nombre que quieren, porque a todas las comedias viejasque traen les mudan el nombre y parecen nuevas en el ttulo y nos dan con la deMatusaln; que no puede tener ms aos. Y si ellos hacen efecto, para qu le he de

    poner nombre a mi comedia? Pnganselo ellos, pues lo saben hacer.Parecinos bien la prevencin, y dijmosle qu asunto tomaba, a lo que respondi

    que el nacimiento de Roldan.Ser cosa excelente dije yo.

    A lo menos que se viene rodeadarespondi. A!, pues veamos lospersonajes.Estos son dijo. Una parida, El nio recin nacido. Un monte y Otros

    animales.

    Pues este nio, cmo ha de hablar siendo tan pequeo? dijo el estudiante.El nio, seor, ha de decir respondi el autor taita, caca, papa, cuca,

    mama y otras cosas de este tono. Y su madre le ha de parir en el teatro, que ser cosanunca vista y que ha de admirar por su novedad.

    Pues no fuera mejor dije yo que saliera parida al teatro?No, seor respondi el poeta, que eso es muy usado; y cualquiera doncella

    se los pare sin decir este hijo es mo y sin chistar dolor; y cuando la vemos ac fuera,

    aunque es salida, no lo advertimos por la malicia del guardainfante, que, vive el Seor!,que es sagrado de los insultos, y que a su seguro muchas doncellas se hacen Reinas por

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    tener Infante que guardar, siendo hipcritas de pollera y embusteras de vientre; y paraquitar sospechas quiero que esta dama salga a parir al teatro y que haga papel de pariday no de doncella, reservando para otras el estar paridas y hacer papeles de doncellas,que de todo tienen las doncellas del mundo.

    Yo me acuerdo haber ledo dijo el otro estudiante una comedia donde

    sacaban a ahorcar a uno y mandaba el autor que lo sacramentasen en el teatro.Voto a tal! que es la ma dijo el comediero, y se intitula El ahorcado porfuerza; a diferencia de los que se ahorcan de gracia.

    Yo no me conformo repet en que el nico recin nacido hable todas esastaiteras y paperas y que la madre lo para en el teatro, pero el monte y otros animales,cmo han de hablar? Y antes de que v. md. me responda, satisfgame otra dificultadque me ha ocurrido; cmo esta comedia no tienepadre, pues hay hijo y mujer parida?

    Ello respondi es muy misterioso; sepa v. md. que hay comedias que tienenmuchos padres, porque uno hace el enredo, otro las dcimas, otro ayuda con las octavas,cul con el romance y cul con el soneto. Y vienen a ser tales, que por stas se puededecir que no son cien padres para un hijo, porque tasadamente la pueden acabar entre

    tantos. Y estas comedias son cientopies, porque tienen pies de ciento, Y por esto hequerido que sus versos sean hurfanos de cmico, porque nadie me chille mis versos porhijos suyos y me digan lo que a uno en un teatro, que representando un romance porsuyo dijo un mosquetero: Vuelve el romance a su amo, que lo anda buscando. Y hayalgunos que andan a soneto prestado, trampeando canciones, cicateando coplas y condrogas de liras, porque muchos dicen: Mi verso mo y "el tuyo de entrambos. Y

    porque haciendo esto, y desnudndome en la plaza, no me salgan las coplas a la cara,como las colores, he querido que no tenga mi comedia ms padre que a m.

    Dime por satisfechole dijede la objeccin que puse, y vamos a lo dems:Cmo han de hablar estos animales?

    Dos cosas s yorespondipara que los animales hablen y todo el mundo lasoiga, y las aplauda, y tengan lugar entre los doctos y los cuerdos, siendo brutos. La

    primera, enriquecerlos, hacerlos de mucha cantidad, que siendo cada uno de stos valdrpor ciento y veinte de los otros.

    Pues cmo puede serrepliquque un bobo siendo rico valga por ciento yveinte de los entendidos?

    Slorespondiporque es dos veces sesenta en guarismo y en castellanobobo,pues mira dos veces sesenta, que es una vez bobo, yson ciento y veinte, o seis mily sesenta; si viene a valer ms que un sabio; y as podr hablar, y ser escuchado, y hacersu papel y, si no, poneos siendo pobre a decir divinidades y os silbarn, y decid unanecedad siendo rico y os rotularn: esto es en cuanto a un modo. Y el otro para que

    hable un animal y sea su razn oda y tenga silla y no albarda, le den palacio y nocaballeriza, es hacerlo favorecido, que tenga quien le d la mano y lo levante, queaunque ms bruto sea, ha de ser un Sneca, y luego son senico de quien los levanta. Losmontes tambin hablan, y si no, mire v. md. si los montes se saben quejar cuando losqueman, y si estn diciendo a voces quin los tala, los destruye y los corta contra Dios,y contra todo buen gobierno, y sin temer de la justicia. Digo que todos hacen sus

    papeles extremadamente, y supuesto que estn ya allanadas todas las dificultades,veamos la primera salida, que juzgo ser muy para or. Esto supuesto, dijo el cmico, vade comedia:

    Sale Belerma, quejndose con dolores de parto y sintase en una silla, yDurandarte a su lado, y dice Belerma a voces:

    BEL.Ay, ay, ay, ay!

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    DUR.Qu tienes, mi dulce esposa?

    BEL.Una mala cosa.

    DUR.No me la podris decir?

    BEL.S, esposo, quiero parir.

    DUR.Pues parid, mi mariposa.

    Vctor, vctor! dijimos todos.Y l, ignorando la palabra latina (porque era poeta de romance y hay quien haga

    comedia sin haber conocido el latn), pregunt:Pues qu es eso de vctor?Usase respondi el otro estudiante poner vctor a cada paso y por cada cosa,

    porque en estos tiempos echan del vctor como de la oseta y llueven vctores por esascalles y plazas, y sobre ellos parece que llueve algunas veces, que tienen mucho lodo; y

    es mal hecho que una cosa tan de estima, reservada slo para las justas Marciales oLiterarias, se menosprecie y se ponga en menores oposiciones que las dichas. Perovolviendo a nuestra comedia como a nuestro cuento, no fuera mejor pintar los amores

    primero y luego acabar la comedia con el parto, como todas las comedias del mundo?No, seor respondi, que yo comienzo por donde todos acaban. .Pues dgame repliqu yo cmo no tiene gracioso, que si falta en una

    comedia no la oir nadie; y hay hombres que slo la van a or por ver el bobo?A eso digo respondi que ya no es tiempo de bobos, ni los tiempos estn

    para gracias, porque todo est acabado y destruido.Muy bien se ha cumplido con la obligacin respond y est bastante

    satisfecho a todo. Y porque conoc en el estudiante primero deseo de manifestar obrassuyas, le dije: Seor Licenciado, ya yo s que v. md. es poeta, y que hace versos, yescribe prosas; srvase de decirnos algo con que continuar la tarde, pues tan buen

    principio ha tenido con esta comedia.Y el tal estudiante, meneando la boca a lo de ruguenme y haciendo desprecios

    con los ojos, dijo:Yo, seores mos, por servir a vv. mdes. y pagar la buena obra de la comedia, les

    leer una descripcin que he escrito de la peste que ha habido en Mlaga este aopasado de treinta y siete, y pienso que ha de ser cosa de mucho gusto.

    Pero apenas hubo pronunciado el ltimo asunto, cuando repliqu, diciendo:Pues v. md. estuvo en Mlaga, o hallse en el tiempo de la desdicha all por

    ventura, o cmo ha escrito esa relacin?Eso duda v. md.? respondi. Pues cuntas relaciones dicen que se

    escribieron sin ver ni estar los que las escribieron (ni pasarlas por la imaginacin) enMlaga? Fuera de que no sera mucho que yo hiciese lo que otros dicen que hicieron,que es de los que escribieron lo que pas, porque asistieron al caso, compraron losavisos y escritos los sacaron en su nombre: y as no se espante v. md. que yo escribarelacin de la peste de Mlaga no habindola visto ni estado en la Ciudad.

    Pues veamos qu cosa dijo el cmico y dejemos murmuraciones deescritores, que cada uno escribe como Dios le ayuda.

    Pues vaya de relacin dije.Y el escritor sac un papel del pecho en infusin de estraza y comenzando a toser y

    escupir, dijo, persignndose:Por la seal de la Santa Cruz,

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    Pues cmo dijo el poeta cmico, es esa relacin como otras que he vistoque tienen el diablo en el cuerpo o por qu la santigua?

    No respondi, sino que comienza por sermn,Como acabe con gracia dije ser gloria.Santigumonos, dmonos un per signum Crucis de relacin, que fue lo mismo

    que cruzarnos la cara; y estando con suplicada atencin, comenz a decir as:Verdadera y certsima plaga de la gran Cuchara de la ciudad del Paraso, este aode veinte y cuatro mil. Y porque a vv. mdes. se les har de nuevo el ttulo de la relacin,quiero antes que me pidan explicacin de l darla, y as digo: Que lo primero llamlaverdadera y certsima, a diferencia de las inciertas y falsas. Lo segundo, llamla plaga yno relacin, porque sobre este fracaso ha habido plaga de relaciones, por lo cual todo seest en sus trece de rezante, que me han de rogar con coplas; pues se han ido los poetasde relacin, como de cmaras; y siendo algunos estreidos de concepto, se vaciaban deverso como de vareta. Y ha sido con tal extremo, que como si losmuertos de Mlagahubieran sido moros, ha querido cada poeta darles grande relacin como gran lanzada.Pero ya que ha habido un saz traz de papelones y que la desgracia se ha llorado copla a

    copla como hilo a hilo, y que erre a erre se ha escrito tanto, comindose Mlaga depoetas como de pulgn: a ellos me remito, por la brevedad con que yo escribo y el modoexquisito con que lo reprendo, como se ver. Que aunque plaga es lo mismo querelacin, es ms culto y es todo uno. Llamle Cuchara,porque decir relacin delcaso esmuy comn y los ignorantes se comen las manos por lo culto y por aquello que ignoran,alabando siempre lo que no entienden, y por lo menos es trmino nuevo, aunque no seaa propsito. Y es harto claro, pues lo damos en una cuchara,

    Digo, seor respond, que con eso da motivo v. md. para que de aqu enadelante le admiremospor lo caso, y que su relacin de v. md. no ser media cuchara,sino muy entera entre relaciones.

    Sucedida en la Ciudad del Paraso prosigui lo digo, porque estar en Mlagaes estar en el Paraso, pues todos dicen han quedado en cueros, dejndoles el achaquecomo a Adn y Eva, porque vaya con su lugarcito de Escritura. Este ano de veinte ycuatro mil, lo digo por los que han muerto, segn el mejor cmputo, aunque a algunosles pesa de or que son tantos, como si por decir que son menos se excusaran de la culpaque tuvieron en la omisin del poner remedio cuando pudo ponerse y era justo. Pero noquiero meterme en jueves, que dirn que me he perdido en el sermn: bien haya a los

    predicadores, que todo lo dicen, lo avisan y lo reprehenden; y ms teme un juez a unpredicador que a una residencia ni a un Consejo, porque el Consejo le reprehende enuna carta, y vende por favores los castigos, como nadie se las lee, y l se pasa sus

    pesares sin darlos a entender; una residencia le quita el dinero, y por mucho que le hace

    necesitar, mucho ms le queda que trocar, y trueca paras.Dejmonos de jueces como de pleitos respond, que son los padres de laRepblica.

    Y cmo que lo son! dijo. A muchos conozco que lo han sido, y parece queno los envan a otra cosa a las ciudades sino a hacer gente; y segn pienso se debe serel motivo de entitularles capitanes a guerra.

    En esta mala conversacin estbamos, por ser de jueces, cuando un sirviente deaquellos discurri por una de las calles del jardn, diciendo:

    Juboncitos! Ropa nueva!, que buena pro le haga.Suspendinos a sus voces, y llegndonos a l,le dije:

    Decidnos, amigo, qu ropa nueva o juboncitos son esos que decs tan alborotado

    y que tanta inquietud os causa?

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    Han de saber vuestras mercedes respondi el sirviente que han azotado estatarde unos criados del Hospital, por cicateros de raciones, y porque hurtaban la ropa delos enfermos les han dado a ellos ropa nueva, pues les han pintado a doscientos azotes acada uno.

    Con que se fue y nos dej; deba ir huyendo de que no le hallasen. Admirse del

    suceso mi relacionero, por la novedad que le caus el pensar que haya hombre de tanmal alma que tenga nimo a defraudar a un Hospital un maraved, siendo la obra tanpiadosa y gastndose en tan grandes actos de caridad y ejercicios de misericordia.

    Pues qu hay que espantaros? dijo el cmico, que con la multitud deenfermos, lo populoso de salas, la confusin de ministros, se hacen cosas en el Lazaretoque es consuncin verlas. Y para que os admiris de lo que pasa, veis aquel mozo queva por all con aquel agua caliente para sangrar una enferma, enfaldado de nariz, hoscode traje, chicln de bigotes y remangado de tufos? Pues jayn es de a ciento la onza yrufo a todo blasfemar; y la que cura es su amiga y se ha entrado a servirla: que comootros se dan al diablo, l se da a s mismo. Veis aquella moza mogigata de toca, entre

    beata y viuda, repicada de pie, atufada de guardainfante, que lleva un puchero de

    comida? Pues no es beata, aunque parece una bienaventurada, ni lo hace por amor deDios, sino de su amigo, que se ha entrado a curarlo, no siendo posible las visitas de loshermanos mayores para remediar semejantes atrevimientos, porque como el Hospital estan grande, cuando sienten que viene quien lo puede remediar, se esconde. Pero ha sido

    providencia del cielo que muchos de los que aqu hay curndose han trocado por buenoel mal estado que tenan, casndose con sus amigas en la muerte, y la han tenido muy

    buena.No hay mal que no venga por bien respond; y lo puedo verificar en que

    nuestros males han sido causa de que nos hayamos conocido para haber tenido tanbuena tarde, que para m lo ha sido. Y yo confo en Dios que dentro de muy pocos dassaldremos los que aqu estamos para la sala de convalecencia, all procuraremos tomarel alojamiento juntos y llevaremos muy buenos ratos tratando varias materias. Y porquees ya hora de recogernos, qudese esto en la conformidad dicha, porque es fuerzadividirnos cada uno en su sala.

    Con que nos fuimos, despidindonos con mucha cortesa, reservando lo dems parala segunda parte.

    FINIS

    (Sub correctione Sanctae Matris Ecclesiae Romanae)

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    Noches de Convalecencia

    [PRELIMINARES]

    SEGUNDA PARTEDE

    EL LAZARETO DE MILN

    ESCRITAPOR

    FABIO VIGILIO CORDATO

    DEDICADAADON PEDRODEL CASTILLOY PADILLA,CABALLERO MAYORAZGODELA CIUDADDE ANTEQUERA

    Demostraccin (aunque mnima) de lo mucho que a V. md. estimo, es atreverme aponer en sus manos este rasgo; que menos que teniendo la satisfaccin que yo, del favorque hace a mis desvelos, lo excusara; pero no es nuevo, ni en m el desear hacermanifiestos mis deseos, ni en v. md. premiarlos con levantadas obras. Y aunque los

    fueros del agradecimiento tengan la mayor parte en mi motivo (vencido de muchosfavores recibidos), fuerzas de necesidad se llevan la manzana (tales son las pequeecesde la obra) y como tales apellidan su favor. Salo, pues, v. md, de este pequeo trabajo;que ms grandeza suya ser ser custodia de lo que tanto necesita de amparo queapellidarse asilo de obras que por s mismas tienen seguro su desempeo. Y juzgo hamenester este trabajo el estimo de su calidad y nobleza, testificada en los crecidosvolmenes del tiempo; rubricada con la sangre de sus nobles ascendientes, y perpetuadaen los archivos del Imperial Hospital de la Caridad de la Ciudad de Mlaga: aunque porlo que de su tributaria tiene, por repartimientos y mercedes de los seores ReyesCatlicos, con feudos perpetuos que le rinde, se puede hacer sospechosa, paraasegurarse de los riesgos, que por sus humildades le amenazan. Ocasin es bastante para

    que muestre, como yo, lo poco que puedo; v. md. lo mucho que vale. Pidiendo perdn asu cordura juntamente de el atreverme en esta, dedicatoria a decir (por gloria de suamada patria) los primorosos aciertos, que en las bizarras del torear ofrece a los que lemiran, cuando airoso empua el freno, resuelto vibra el asta y valiente esgrime lacuchilla; para cuya felicidad dijo debidamente un ingenio, que en una ocasin le admir,esta

    DCIMA

    La maravilla primera

    sin segunda maravilla,fue don Pedro de Padilla

    en las fiestas de Antequera.De gloras fue nueva esfera,

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    pues en su ornamento solo,

    su arena, apur al Pactlo,venciendo en industria y arte:

    con rayos de acero, a Marte;

    con rayos de luz, a Apolo.

    Dios guarde a v. md. y deje lograr su florida edad, con felicidades de la dichosasucesin que goza, para grandeza de su casa.

    De v. md. servidor y amigo,FABIO VIGILIO CORDATO.

    AL LECTOR

    Habiendo escrito El Lazareto de Miln, quise porfiar, contando en esta segundaparte, en nada inferior a la primera; y temo, lector, no me digas que por ser deconvalecientes sta, es justo venga mejorada, con que me dejars el nimo en mis trece

    de pigmeo, con temor de verme sobre qutame all esos convalecientes, en ocasin devolver mis cuentos al cntaro, infamndome de que hay ms mal en la convalecenciaque se suena; ponindome de consejas en la calle y sacndome los chistes al rostro,como las colores. Lo que aqu te ofrezco son dichos de convalecientes: si no fueranagudos, sern chatos; chale la culpa a sus achaques, que los puso en tal romera; y si teagradare para ti ser el gusto y para los libreros el provecho; rugote que no hagas conellos el deber que ese es caso reservado para logreros y tramposos.

    Vale.

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    NOCHESDE CONVALECENCIA

    Segunda parte de El Lazareto de MilnDndonos estbamos de las relaciones, como de las a[l]tas, los dos estudiantes y yo,

    que uno se llamaba Garcern y otro Ferrer, en el retiro de un jardn del Lazareto, yseran las cinco de la tarde, cuando uno de los sirvientes, entre mulato y azacn, tenientede pregonero, verdugo por herencia y ladrn en propiedad, alargando la voz y gritandode galope, pas uno de los floridos ngulos del jardn diciendo:

    Visita, visita!Vlasme Dios! dije entre m. De quin ser esta visita?Y hall por directa induccin que no poda ser sino de mdicos, no porque

    estbamos en el Hospital enfermos, sino porque siempre es comn que al hambre se

    siguen las guerras, y segn la que habamos pasado en el discurso de nuestra curacin,eran las guerras ciertas o visita de mdicos, que es lo mesmo.Ello es infalible dije a voces; visita han dicho, pues mdicos hay en tierra

    como Moros.Afligise Ferrer notablemente, diciendo:

    Que me haya sacado Dios de tanta esterilidad, hallndome horro de tabardete, deque puedo pasar plaza de sano entre hombres confiados, y ser un Joan de buen cuerpo: yque estando reservado de tantas desdichas, no me haya podido librar de la ltima, que esde mdicos, como tentacin del Demonio! Jess sea conmigo! Arredro vayas, mdicomalo, reniego de todas tus curas, como de tus obras.

    Garcern, algo afligido, dijo a muchos de los enfermos que se haban salido a

    espaciar al jardn:Seores, poco cuidado tienen los oficiales de la milicia y en peligroso estado veolas rdenes de guerra y los Estados de Miln, pues se nos entran los enemigos hastanuestras camas; mdicos dicen que hay en tierra; vengan armas y defendmonos, queaunque enfermos gente somos.

    Volvi a reforzarse la voz y decir:Visita, visita!Mala visita de juez recin entrado te ahogue! dije. Es tentacin de

    procurador, parece que nos da visita como gotera.Yo, que iba a procurar saber qu fuese aquello, o decir desde un balcn, llamando a

    los que estbamos all:

    A la puerta del campo, a la puerta del campo!Bendito sea Dios dije, que ya tiene puertas el campo, que tan dificultosas

    han sido de poner!Pues vngase al Lazareto y vern cmo hallan puertas en el campo, pues pesa tal

    conmigodijo Garcern como cuando ven a un alguacil hacer un cohecho, a unescribano un robo, a un mercader una trampa, siendo estas enfermedades de que lasCiudades y villas estn hechas Hospitales, no ponen puertas al campo; pues vnganse alLazareto y hallarn en el campo puertas y aprendern a ponerlas.

    Y es el caso que tena este general Hospicio una puerta, que sala a un valle cercado,donde estaban los carneros, que serva de sepulcro a los que aqu moran, que llamaban

    puerta del campo; y por sta haba paso para las casas de convalecencia, que estabancontiguas al Lazareto: hacindose aqu primero riguroso examen de la integridad de lasalud de cada uno, para remitirlo a la segunda estancia, por convaleciente, siendo este

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    escrutinio hecho por los mdicos y cirujanos, con asistencia de los hermanos mayores ymayordomos. Tasadamente o que nos conducan a la puerta del campo, cuando

    pensando que era para echarme en algn carnero, dije:Oxte, puerta; sa le cierre; no quiero ir a puerta, por donde han salido a la

    sepultura otros tan buenos como yo, slo por dormirse con su modorra; y as se han

    vuelto algunos vivos de los carneros, como su Hospital los pari.Mas este receloso miedo me quiet ver el gran concurso de enfermos que acercarona dicha puerta; fui tambin, hicironme lugar, y de algunos que se volvan dije:

    No por bueno se vuelve.Ea!, seor Licenciado dijeron veinte bastoneros, salga a visita.Sal por la puerta, y a un lado hall sentados en un banco un Tribunal de Ingleses y

    una Audiencia de Sobacos, que lo formaban mdicos y cirujanos, no porque fuesen deInglaterra, sino porque visitaban ingles y examinaban sobacos, gente que como otrosmiran por encima del hombro stos nos miraban por debajo. An no me hube puesto ensu presencia, cuando no se tuvo por buen diablo el que no hizo su tentacin. Y al fin,habindose hallado sano, me predestinaron a convaleciente; tenannos prevenido un

    lavatorio, y vistindome ropa nueva, como con hbito de gracia de salud, me apart parair con los dems visitados a la hospedera de convalecientes. Entre los llamados fuimosescogidos los tres amigos que nos habamos juntado a leer las poesas: Garcern yFerrer. Concluyse la visita y fuimos al cerrar de la noche al sitio diputado de nuestramejora: llegamos al alojamiento, que es una de las mejores fbricas de todo Miln,dispuesta slo para alivio y recreo de los enfermos, con todas las ayudas de costa, yseguros de su convalecencia. Disenos a cada uno ropa de sarga azul, que reparando elcuerpo de los peligros del aire, estuviese fresco (por ser tiempo de calores y hacerlos enaquel pas rigurosos). Entramos dentro, fuimos muy bien recibidos de los que allestaban y con muestras de gozo nos ayudaban a celebrar nuestra salud. Repartmonos

    por mansiones, y los dos estudiantes procuraron tomar alojamiento conmigo;acomodmonos razonablemente, y aunque hubiera menos comodidad, en las desdichasla menor se estima por felicidad. Dironnos de cenar con mucho gusto, y todos lotuvimos; fui advirtiendo la variedad de sujetos que nos habamos juntado, y hall unataracea de trastos del mundo sacados de sus muradales, porque hall unos sombrererosque estaban con unos aduladores, que hacer gorras y decir lisonjas todas son datas deuna fecha. Estaban unos corchetes, que debieron de desgajarse de alguna genealoga dediablos; y como si ellos no estuvieran aprendiendo para el Infierno, sentan calor y sehacan aire, por no dejar de soplar. Estos rabian por el agua, siendo tan amigos de vino;y la razn de buscarla con tanto cuidado es para derramarla. Y es cosa notable que untabernero, ms gordo que un necio y ms pelado que ascua de lumbre, andaba

    quebrando cuantos cntaros de agua haba; y preguntado por qu haca tal, respondaque de los enemigos los menos; y harto trabajo es hablarle a un hombre pon boca decntaro: ste dicen que se arrobaba, porque era poco acuartillarse, y que era menesterconjurarle a Pero Gimnez, de quien estaba espiritado. Y aunque todos estbamosdesnudos, ste siempre estaba en cueros. Uno de los que vinieron con nosotros, as queamaneci y tuvo luz la sala, comenz a medir las paredes a palmos y el suelo a pies,dicindonos muy desvanecido:

    Medio dedo tiene esta pared alabeada y el suelo tiene dos grados y medio dealtura por la parte Septentrional ms que por la Convexa. Yo me atreva a enderezar estecuarto y ponerlo al Norte, que es aire ms saludable.

    Oh, cuitado de ti! dije. Este es albail por sus pecados, oficio que se parece

    al diablo en caer de lo ms alto, y nunca dejar de andar haciendo malas obras toda suvida. Desdichados de los albailes, que tienen oficio que es delito el hacerlo, porque

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    todo es andar a sombra de tejados! Y son tales, que nunca son gente de bien, sino aremiendos los que lo usan. Y tan desdichados, que no entienden ms que en tapar hoyosy andar a tienta paredes, como ste que vemos que lo hace; y con ser as que es oficio,aunque tan bajo, el ms alto de la Repblica, nunca se levantaban del polvo de la tierra.

    El desvelo que este albail traa hizo despertar a todos y darnos los buenos das, que

    lo hicimos, retornndonos los unos a otros, y el bueno de Garcern, considerndonos atodos horros de ropa y aligerados de abrigo, dijo:Seores, ya que todos somos amigos y estamos aqu, vaya por divertirnos este

    qu es? y qu es? En qu nos parecemos los presentes al escarabajo?Unos decan que en haber dejado la carga de la enfermedad, otros que en tener pies

    y otros cosas que ni tenan pies ni cabeza, diciendo cada uno a su propsito mil cosasfuera de l. Pero Garcern respondi:

    Supuesto que nadie ha dado en el blanco, sepan que en lo que nos parecemos alescarabajo es que estamos en pelota.

    Bueno, bueno dijeron todos, y Ferrer, movido del aplauso que se le hizo a estedicho, reiter la pregunta, diciendo:

    Cul es la cosa ms pesada que hay en el mundo?Esa, dijo uno, es un husped que tarda en irse; otro, que uno que visita en da de

    purga; otro, que un procurador que no ve dineros; otro, que un seor ingrato que le hande servir por fuerza y finge discordias para no pagar.

    Mucho pesan sos dijo Ferrer, pero sepan que la cosa ms pesada del mundoes la mano del carnicero, porque se pesa en todos los pesos y llevan las libras de carneque da sus onzas de mano y siempre est entera, y es cosa que no se puede remediar,

    porque mientras ms le rien, siempre se les van a la mano en el pesar, y que se vaya elpeso a la mano o la mano al peso es malo para el dueo.

    Poco de carniceros dijo uno, que estaba en la sala y no le haba visto, porquecomo estaba desnudo pareca hombre de bien; miren quin son carniceros, quecuando estn en cueros tienen ms honra. Todos tenemos nuestras faltas, y cuando tomede cada peso un poco no lo quiero para m; que hartos tengo con quien cumplir,diputados, fieles, alguaciles, escribanos; y no quiero a verme a pique de que me azoten

    porque no hay carne de balde; porque las penas no me las llevan, sino me las dejan; y nome las dejan, sino me las llevan, de los pesos faltos que hacemos, antes por lo que lesfalta se la doy a los que las repesan, y el repesar la carne no es para que suplamos lafalta al dueo, sino decirnos tanto me debes de este peso y tanto me habis de pagar,

    porque os callo esta falsedad; y trtese de otro modo de los carniceros, que es gente quesabe hacer amistad; y no sabe nadie cundo faltar verdugo y nos obligarn a que loseamos y podremos servir a los amigos en cien azotes ms o menos: que el errar es de

    hombres y el ser herrado de bestias.Pues por eso que dice de errar dijo otro convaleciente, en qu se parecenlos herradores al diablo? Uno dijo que en el dar ruido.

    No respondi el proponente, porque se es oficio de letrados.Garcern que en errar el golpe, y yo respond que en perseverar errando, y acert.

    No hay ms dijo un tabernero, Herodes del agua: Mas qu, no me dicencmo se har un vino muy malo bueno, muchas veces bueno?

    Uno dijo que echndole tierra de Toledo.No quedar bueno, muchas veces buenorespondi, ni aun razonable.Otro que dndolo a beber con cecina de Flandes.

    No dicen letra dijo el bribn, y sepan que para que un vino muy malo sea

    bueno, muchas veces bueno, se ha de echar de golpe en el vaso o taza que parezca que

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    quiera derramarse, y el que tiene el vaso, viendo que est lleno y que se ha de derramar,dice; Bueno, bueno, bueno!, y siendo muy malo viene a ser muchas veces bueno.

    Garcern, viendo el lugar en que se hacan los dichos puestos por dificultades,propuso ste:

    Dganme, seores, cul es la cosa que ms caras tiene en el mundo?

    Yo le dije lo comn, que el traidor.Ese respondi no tiene muchas caras, sino una; pero es tornasolada y hacemuchos visos.

    Ferrer dijo que el especiero, que las tiene y las vende; mirad quin son especieros,que su mayor caudal es caras y su mayor hacienda es vender a muchos: y no les bastatenerlas, sino mostrrselas diferentes a quien se lo paga. Cada uno fue diciendo la cosaque le pareca tener ms caras, pero Garcern respondi:

    Sepan que la cosa que tiene ms caras en el mundo es la mujer, porque tiene carapara ser ruin sin ocasin, tiene cara para ser liviana y cara para pedir lo que se le antojay a quin quiere.

    Eso, no dije yo, porque las mujeres piden descaradamente; y as no es justo

    decir que tienen cara para pedir; y cuando una dice: Mrame a la cara por serdescarada, se la ha de mirar a las manos.

    Uno de los enfermos que all estaba dijo:Seores, qu cosa hay mayor en el mundo?Yo respond que las leyes de un letrado; otro, que la bolsa de un juez moderno y

    pobre; otro, que el entendimiento de un ignorante.Cosas grandes son sas dijo el de la dificultad; pero spase que el hombre es

    mayor que el mundo, porque el mundo, por grande que es, todo lo rodea y descubre elSol, y el hombre es tan grande ms que el mundo, que tiene parte donde no le da el Sol.

    En qu se parecen dijo Ferrer los escribanos a la jibia?Garcern respondi que en tener muchas garras; otros, que en tener conchas donde

    se funden el oro y plata.En lo que se parecen es dijo Ferrer en que se defienden con tinta cuando va

    algn pece a hacerles mal, pues estando el agua clara echa tinta y la enturbia; y as nims ni menos cuando la justicia de las partes que pleitean est ms clara que el Solchanle tinta y la oscurecen; y por eso no quiso Dios que le ofreciesen aves de rapia,

    porque se sustentaban de ua y pluma.Ahora llego yo a entenderdijeuna cosa bien al intento de lo que se est

    diciendo. Y es el caso que los das pasados estuve en Mlaga, que fui en la Armada dedon Antonio de Oquendo, y vi que aquella nobilsima ciudad, como tan grande en susacciones, ha hecho en la plaza mayor unas casas de Cabildo, que en hermosura,

    disposicin y grandeza es de las mayores obras que tiene Espaa, y de su gnero no seconoce hoy semejante a sta ninguna obra: hija del poder y asombro de la admiracin;despus de tanto mirador, balcn y galera como en esta fbrica suntuosa se ven, tienetres torres de hermosa disposicin que coronan toda la obra; y por arpones para lademostracin de los vientos; en la una est un len, en la otra un gallo y en la de enmedio una figura con una trompeta, que significa la Fama. Yo confieso que cuando lasvi me motivaron a pensar muchas cosas en orden a lo misterioso de estas figuras, y quefue ajustado acuerdo el de la ciudad en ponerlas all. Y sea uno de sus misteriosdecirnos que en plaza de escribanos lo que est ms subido y tiene ms altura es la

    pluma; la ua, que aqulla da el gallo y sta el len; y la figura con aqulla trompetatengo por cierto que no es la Fama, sino un ngel, que con aquella trompeta est

    acordndoles que ha de haber Juicio, que han de morir y dar cuenta para freno dealgunos excesos. Si ya no es que el gallo y el Len se han subido tan altos, porque abajo

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    al uno no lo pelen y al otro no lo descaonen. Porque en las plazas del mundo al quems gallo es de la ciudad le quitan las plumas y lo desnudan y aunque, sea un len lo

    pelan; que tales pone la plaza a los que la cursan mucho, ocasionndoles ya a lasfianzas, ya a los prstamos, ya a mil precipicios que tiene.

    Vlgaos el diablo los escribanos! dijo Garcern, Todos dicen mal de ellos:

    o ellos son los malos o todos mienten; pero pues todos lo dicen debe de ser verdad. Peroa ello podremos decir lo que cierto labrador. Y por esto que digo, va de cuento.Atendimos todos y prosigui de este modo:

    Lleg a la orilla de un crecido ro un pobre labrador en ocasin que pasaba otroen una yegua. Suplicle le pausase, pero el de la yegua, viendo que el ro estaba furiosoy que no los podra pasar a los dos, se excus dicindole que le perdonase, pero como el

    peatn se hallase falto de remedio, apel a las promesas, y djole: Seor mo, puesvuesa merced es labrador, hgame favor de pasarme y en pago del trabajo le dar unarbitrio de mucha importancia para su ganado. Abland esta promesa la obstinacindel rebelde, y llevado del inters propuesto, le subi a las ancas y lo pas. Despus deestar en la otra parte, le dijo que le cumpliese la palabra, pensando tener en su consejo

    grande inters; pero el labrador le pregunt: Vuesa merced, seor mo, tienebueyes?. S, respondi; hartos tengo por la misericordia de Dios. Pues cuando estnbebiendo, dijo el de a pie, no les silbe, que tanto han de beber que les silbe como que noles silbe.

    Avisado est el cuentezuelo para el propsito de lo que se ha dicho dije; yas dejmonos de escribanos, que tanto han de hurtar que se les predique y se les digacomo que no se les diga ni se les predique. Y as dejmoslos, que mentarlos a ellos esmentar al malo; aydeles Dios con sus plumas a cada uno.

    Bien le pareci a Ferrer el cuento del labrador, y tomando motivo de haber pasadoel labrador a caballo propuso que cul era la ciudad que ms caballeros haba en Espaa.

    No lo oyeron decir apenas, cuando todos juntos dijeron cada uno su patria, que el amorpropio hace caballeros ms que la calidad. Y despus de haber dicho cada uno el lugarque le pareca de ms caballeros, respondi Ferrer:

    Yo confieso y digo que en todos los lugares que aqu se han dicho hay muchoscaballeros, pero en ninguna ciudad hay tantos como en Gibraltar, porque all se pesca lacaballa y los que la pescan son caballeros, y en ninguna parte de Espaa hay mscaballeros que las cojan que all.

    Bien pareci a todos la solucin de la dificultad, y convino que fuese as, porlevantar cisma en las ciudades sobre dnde o en cul haba ms caballeros.

    Con estos y otros semejantes chistes y donaires nos entretenamos algunas noches; yuna entre otras, comenzando a trabar conversacin, como hasta all la habamos

    continuado, dije a Garcern:Por vida del seor Licenciado, que pues estamos despacio nos diga aquel sucesoque le aconteci con el enfermero en el Lazareto, que es muy para or; y vv. mdes. todostengan atencin, que han de alabarle por muy sazonado.

    Prometi decirlo, y deshollinndose de aquello, dijo de esta manera:Estando en esta ocasin enfermo en el Lazareto y hallndome el mdico con una

    fiebre maligna, para aligerarme de humores y sabiendo que era estreido, me orden unclister, que es medicina en toda su vulgaridad. Vino un mulato de los que all servan,que como si yo me llamara Pedro Ximnez dio en hacerme amistad; supo que elmdico me haba ordenado una medicina, y dijo que la quera l beneficiar; pero yo, quenac en el rin de la Mancha y no he visto Italia si no es en la ocasin presente, senta

    en el alma verme hacer rgano: resist grandemente mi infelicidad, pero el sirviente, quequera mirar por mi ojo y slo l iba del culo al pulso, pasndole de que surtiese efecto

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    su deseo, me acus al mdico, el cual, hallndome agravado, me reprendi speramentey me pronostic la muerte de no recibirla. Advirtile de m peligro al enfermero mayor;vino a m, arame con otra carda que me dio, afirmndome que, de no dejarmemedicinar, me ataran a la cama para administrrmela por fuerza. Yo, temiendo unculicidio, me dispuse a toda jeringa como a la mala ventura; djole al sirviente que

    quera recibirla, alegrse de mi particular como si fuera suyo. Fue por la jeringa a lacocina, y yo, con el interina, tom una bota que sola tener con vino, puse la boca de ellapor entre las piernas, asomndola por la parte posterior con mucho disimulo; vino elmedicinante, y segn lo ansioso que andaba pareca francs, que tanto cuidado pona enla conquista de Fuenterraba. Apuntme con su mosquete, cuyo can entr por la bocade la bota, y encargndome que detuviese el aliento, preguntndome si era tiempo y yorespondiendo que s, apret la dificultad y me ech toda la medicina dentro de la bota.Fuese a llevarla a su lugar, y yo muy contento tom la bota y la puse a mi cabecera,donde l diese con ella de boca; volvi a saber cmo me iba, y viendo la bota,tomndole en las manos, dijo, santiagundose: Ah, desdichado de vos!, que en staest todo vuestro mal; a la fe ma que sta tiene la causa de todos vuestros pesares. Y

    levantndola a pechos se ech por delante lo que pens me haba echado por detrs; ycomo lo gustase, escupiendo entraas y con una boca de probar limones agrios, dijo:Oh, mal haya el corazn y la vida de quien esto quiere entrar en su cuerpo, que bastaesto para dar muerte a un hombre!. Eso mismo digo yo, respond; y as en mi juicioestoy yo de no echar tal cosa en el mo. Spose la burla, y celebrse por muy sazonaday de gusto. Y despus de haber los convalecientes celebrado el cuento, dijo Ferrer:oigan otro semejante a se que no ha de parecer menos bien que el que ha dichoGarcern. Ornosle todos, y dijo as:

    Lleg a una venta un mozo de muas, y yo con l en ocasin que en ella no habams gente de edad que una muchacha de pequea edad hija de los venteros, porque sus

    padres haban ido al lugar con el fin de volver muy presto, que estaba cerca. El mozopregunt a la muchacha si tena qu darle de comer, porque vena hambriento; ellarespondi que sus padres tenan las llaves y no tardaran; pero como el hambre leaquejase, anduvo buscando por los vasares y aparadores de la venta si haba algo quecomer, pero no fue tan desgraciado que en ellos no hallase un rbano, y vindolo, comosi fuese un diacitrn, comenz a echar bocados de l, y la muchacha a llorar y decir:No se lo coma, seor, que es el rbano de la salud de mi padre. Pero el mozo ni porsas ni por otras dej de comerse su rbano. Y la muchacha alz l grito a llorar,diciendo: Qu dir mi padre, que le han comido el rbano d la salud?. Vlgate eldiablo por muchacha, dijo el mozo enfadado. Qu es eso que dices, o por qu lloras, oqu rbano de salud es ste que tanto me cansas con l?. Y ella, entre lgrimas y

    gestos, abierta de boca y cerrada de frente, dijo: Sepa, seor, que mi padre es achacosode la hijada y es estreido, y este rbano que se ha comido le serva de calilla; con quetena salud y por eso lo tena guardado; y ahora qu har yo, desdichada de m, que meazotar porque lo dej comer?. Apenas la oy decir, cuando dando dos brincos dijo:Los diablos lleven al rbano, plegu a Jesucristo; ste era el rbano de salud, rbano demuerte le llamo yo, mal haya la venta y quien a ella vuelva. Y por muchos saltos quesali dando y trotes con su mua para pasar adelante, ms le daba el rbano en elestmago para salir fuera.

    Es extremado dijeron todos los convalecientes el suceso del mozo de muasy haber sucedido en l fue mayor gracia.

    Muchos cuentezuelos de este porte se acumularon a ste, y hasta que el peso de la

    noche nos sepult en el sueo con su silencio. Dormimos aqulla muy bien, y otro da, alas cinco de la tarde, ya que el Sol andaba de carro cado, apart a Ferrer y Garcern, y

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    todos tres nos retiramos aun cenador de un jardn, estancia para la ocasin y el tiempotan buena como se pudo desear. Y aunque por all se espaciaban otros convalecientes,

    poco nos estorb para nuestro intento, que por comenzarle dije de esta suerte:Ya se acuerdan vv. mdes. que en el Lazareto, por no poder ni haber lugar de leer

    la comedia que all el seor Garcern nos hizo merced de comenzar a leer, lo remitimos

    para el tiempo de convalecencia, Y dio v. md. palabra que en estando ac la haba deleer; pues estamos en tan buena ocasin, el seor Ferrer y yo le suplicamos prosiga locomenzado y dnos de lleno un gusto entero con ella.

    A lo cual respondi Garcern muy desenfadado que no quera. Y replicando yo quepor qu, respondi que por no ms de que no quera.

    A eso no tengo que responder dije yo; y porque viene a propsito, va dcuento comenzando a decir as: Queriendo ir una mujer casada a un festn, le quiso

    pedir licencia a su marido; y para satisfacerle las dudas que en drselo le pudiera poner,pens en las soluciones primero que pedirlo, y entre s deca: si mi marido me dice quednde voy, le dir que a tal parte; si me preguntase que con quin voy, le dir que confulana y zutana; si me dijera que para qu quiero ir, le dir que para esto y esto. Y, en

    fin, previnise de respuestas para todo aquello que su marido le pudo dificultad. Lleg ydijle: Hermano, unas amigas quieren que vaya con ellas al campo; queris darmelicencia?. El respondi: No, hermana. Y ella replic: Por qu, hermano mo?.Porque no quiero, hermana ma, respondi. Pues, hermano, dijo la mujer, contra esono tengo solucin que dar. Y lo mismo respondo al seor Licenciado, que dice que noquiere.

    Pues dgame, seor Licenciado dijo Ferrer, no nos haba dado palabra deleerla? Pero no me espanto, que es poeta, y a cada hora corre diferente temple, y as nohay que creer en palabras de poetas, que son peores que mesoneros y hacen ms faltasque pasteles y chirimas en fiestas y convites. Y sin que ni porque se haba envestido de

    poeta que no lo conociera la cura que lo pari ni el disparate que lo hizo.Pregntele que qu tena, y de buenas a primeras confes que no tena ms mal que

    ser poeta y que le daba copla coral de unos asombros que haba tenido de or unas malasvoces y colusiones.

    De suyo se lo han los poetasdijo uno de los que a nosotros se haban llegadoque nos haba estado escuchando nuestro razonamiento.

    Y Ferrer, como enojado que les hubiese faltado a la palabra, dijo:Bien se acuerdan vv. mdes. que en el Lazareto comenc a leer la relacin que de

    la peste de Mlaga hice y no pude acabar de leerla porque nos llamaron a visita; pero noquiero negar tal bien a los que all faltaron, ya que no somos dignos de or la comedia.

    Con esto, llamamos algunos de los convalecientes que por all estaban, y sentados

    en buena conformidad, dijo Ferrer sacando unos papeles del pecho:Aunque lo que he de leer ahora est comenzado en el Lazareto, vulvolo a referiren breve para que los que estn aqu lo sepan. Y advierto que yo hice esta relacin de la

    peste sin haber estado en Mlaga ni haberla visto, slo por la noticia que de lo sucedidome han dado. Verdadera y certsima relacin de la gran Cuchara de la ciudad delParaso, este ao de veinticuatro mil. Y porque este ttulo en el Hospital lo declarlargamente, aqu lo dir en breve. Llamla certsima relacin a diferencia de lasinciertas que se han escrito; llamla cuchara porque decir relacin del caso es muycomn y esto es ms culto, aunque no tan a propsito. Suceda en la Ciudad del Paraso,

    porque todos los de Mlaga han venido a quedar en cueros, y por eso estar en Mlaga esestar en un Paraso. Este ao de veinticuatro mil, porque son los que han muerto y

    muchos ms. Esto contiene el ttulo; vamos ahora a la relacin. Dios Nuestro Seor hasido servido de apestarnos.

  • 8/2/2019 ANNIMO - Novelas de Fabio Vigilio Cordato

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    Respondi un semicristiano, brbaro a dos haces:Pues tiene contagio Dios, que dice v. md. que nos apest?A lo menos muchos piensan que lo tiene respondi Ferrer que huyen de El,

    y por no apestarse no van ni aun a Misa, ni hacen, ni tocan, ni se meten en cosas deDios. Y dejmonos de Teologas, que yo no lo digo por tanto: era este estudiante sin

    haber estudiado de los muchos que el favor les suple la ciencia y la capacidad, y sellaman estudiantes como si lo fueran.Ogase a este propsito un cuento dijo uno de los que estaban oyendo..

    Atendmosle todos y dijo as: Mand un obispo de cierta ciudad a todos losconfesores que no absolviesen a ningn penitente que no supiese la Doctrina Cristiana,

    por tener aviso de que 'muchos del Estado noble la ignoraban. Hzose as, y ciertocaballero tom una cartilla y fuese al campo a estudiarla para irse a confesar; estndolaestudiando pas por all un amigo suyo, y preguntle qu haca tan cuidadoso y leyendoen aquella cartilla, a lo cual respondi: Aqu estoy estudiando la Doctrina Cristiana,

    porque este nuestro obispo ha dado en que hemos de ser Telogos.Casi lo mesmo dije yo le sucedi a un Eclesistico, que le fue a exponer para

    confesar, y yendo con un hermano suyo para apadrinarlo, por parecerle que saba msque l, entr donde estaba el examinador, el cual, vindolo poblado de sus barbas, le

    pregunt: Dgame v. md., cul de las tres Personas se hizo hombre?. Y el padrino,parecindole que para la ignorancia que en su ahijado conoca era aqulla grandificultad, dijo: Seor, mi hermano no viene por licencia para predicar, y as v. md. nole pregunte Teologas, que no las ha estudiado.

    Agradecise el cuento y prosigui Ferrer:Digo, pues, que Dios ha sido servido de apestarnos, y las gentes apestadas

    suplicaban a Dios que no les diese tal achaque.Pues si estaban apestados replic un gordo qu necesidad haba de pedirle

    que no las apestase?Majadero chicharra, graduado en adobes y ledo en bribias! dijo Ferrer. Por

    saberlo tan bien como lo saban se lo suplicaban; y nadie se lo poda pedir ms bien queaquellos que la estaban padeciendo, que como personas que conocan el mal, instabanen que Dios no los apestase.

    Vaya con su fiador eso dijo uno de los convalecientes y sea este cuento.Sac el Santo Oficio en una audiencia de fe a una hechicera por embustera, y entre lassupersticiones que le acusaron fue una que cuando echaba una gallina, para que loshuevos salieran todas pollas, la cubra con una capa de un cornudo. Reprendironle suerror aquellos seores y dijronla: Venid ac, hermana, para qu sois supersticiosa yembustera? Y para que lo echis d ser, decidnos: cmo podis vos saber que la capa

    con que cubrs la gallina es de un cornudo?. A lo cual respondi la embustera: Ay,seores de mi alma! Pues no lo tengo que saber si es la capa de mi marido!.Djenme acabar mi relacin dijo casi enfadado Ferrer, que ya me falta poco.Luego ah se acaba? preguntamos todos.S, seor respondi, que mejor es que se acabe la relacin que no que ella

    acabe a los que la oyen; porque relacin infinita, si no es la de Dios, no hallo yo otrabuena; y lo mejor que tiene la ma es que la cifra en dos palabras y de presto nos diganuestro bien o nuestro mal. Digo, pues: Que Dios nuestro Seor ha sido servido deapestarnos, y a este punto las gentes apestadas pedan a Dios no les diese tal achaque:Flandes se lo origin, la Ciudad lo padeci, el Obispo la cur y San Francisco de Paulala san, Y sta es verdadera relacin, y donde todo se comprend