angeles en accion - p. Ángel peña benito o.a.r

63

Upload: daniel-chavez

Post on 05-Oct-2015

12 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

espiritualidad

TRANSCRIPT

  • P. NGEL PEA BENITO O.A.R.

    NGELES EN ACCIN

    LIMA PER

    2

  • NGELES EN ACCIN

    Nihil ObstatP. Agustn Lira Chiok

    Vicario Provincial del PerAgustino Recoleto

    ImprimaturMons. Jos Carmelo MartnezObispo de Cajamarca (Per)

    NGEL PEA O.A.R.LIMA PER

    2006

    3

  • NDICE GENERAL

    INTRODUCCIN................................................ ............................6NGELES FALSIFICADOS....................................................................7NGELES CADOS..............................................................................8NGELES DE DIOS...........................................................................10LOS COROS DE LOS NGELES.........................................................10

    HISTORIAS BBLICAS........................................................ ...........121.- EL NGEL DEL DESIERTO...........................................................122.- EL NGEL DE NUESTROS SUEOS.............................................123.- EL NGEL DE LA BENDICIN.....................................................134.- EL NGEL DE LA ORACIN........................................................135.- EL NGEL DE LA CURACIN......................................................136.- EL NGEL DEL FUEGO...............................................................147.- EL NGEL PROVEEDOR..............................................................148.- EL NGEL PROTECTOR..............................................................159.- EL NGEL PODEROSO................................................................1510.- EL NGEL DEL NACIMIENTO....................................................1611.- EL NGEL DE LA ALEGRA.......................................................1612.- LOS NGELES SERVIDORES.....................................................1713.- EL NGEL DEL CONSUELO.......................................................1714.- EL NGEL LIBERADOR.............................................................1715.- EL NGEL QUE NOS LLEVA AL CIELO.......................................1816.- EL NGEL DE LA PREDICACIN...............................................18MISIN DE LOS NGELES................................................................18FLORES PARA LOS NGELES............................................................19NGELES PUROS..............................................................................19NGELES DE PAZ.............................................................................20NGELES PODEROSOS....................................................................21MILLONES DE NGELES...................................................................22LOS NGELES Y LA MISA..................................................................23COMULGAR CON LOS NGELES.......................................................24CANTAR CON LOS NGELES.............................................................25LOS SANTOS Y LOS NGELES..........................................................26 LA VENERABLE SOR MNICA DE JESS (1964) DICE:.......................................36

    HISTORIAS DE NGELES................................................ ..............39EL NGEL ESTUDIANTE....................................................................39EL NGEL MECNICO.......................................................................40EL NGEL BOMBERO........................................................................40EL NGEL MENDIGO........................................................................41EL NGEL MISIONERO......................................................................41

    4

  • EL NGEL SUPLENTE ......................................................................42EL NGEL CHOFER...........................................................................42EL NGEL MSICO...........................................................................43EL NGEL MDICO...........................................................................43EL NGEL QUE ORA ........................................................................43EL NGEL LIBERTADOR....................................................................44L) EL NGEL GUARDAESPALDAS ....................................................45LL) NGELES ACLITOS ...................................................................45M) NGELES EN ACCIN..................................................................46MS EXPERIENCIAS DE NGELES....................................................48MI VIDA CON LOS NGELES.............................................................52PACTO DE AMOR..............................................................................55ORACIN A MI NGEL......................................................................56ORACIN ANTES DE LA MISA...........................................................56NGEL DE MI GUARDA.....................................................................57AL NGEL DE MI GUARDA................................................................59

    (EX 23, 20-21)..................................................... .......................59CONCLUSIN................................................................ ..............60BIBLIOGRAFA............................................ ................................61

    5

  • INTRODUCCIN

    En este libro queremos insistir en la importancia de ser amigos de nuestro ngel custodio y, en general, de todos los ngeles, pues los ngeles son tan reales como lo es el aire que respiramos. Ellos nos aman y nos cuidan. Son fuertes y hermosos, ms brillantes que el sol. Son puros y llenos de amor. Por eso, deberamos sentirnos orgullosos de su amistad.

    En un primer libro, Tu amigo el ngel, he hablado ya de este tema, pero es tan grande mi amor a ellos que he querido profundizar ms con la esperanza de que haya ms catlicos amigos de los ngeles. Alguna vez les hemos agradecido su ayuda y proteccin? Alguna vez nos acordamos de invocarlos y de que nos ayuden en los momentos difciles de la vida? Nos acordamos de saludar y amar a los ngeles de los que nos rodean? Son muchas las preguntas que podramos hacer Ojal seamos conscientes de la importancia de los ngeles y de la eficacia de ser sus amigos!

    Estimado lector, te deseo que seas amigo de todos los ngeles, especialmente, de tu ngel custodio. Vale la pena aceptar la amistad que nos brindan y ofrecerles tambin nuestra amistad. Los ngeles estn siempre vigilando y ayudando. Nunca estn ociosos, pero esperan tu llamada para entrar en accin en tu favor. Por eso, te deseo un buen viaje por la vida en compaa de los ngeles.

    * * * *

    En la misa estsjunto a los ngeles

    (San Juan Crisstomo)

    6

  • NGELES FALSIFICADOS

    Los ngeles son seres personales, espirituales, servidores y mensajeros de Dios (Cat 329). Son criaturas personales e inmortales y superan en perfeccin a todas las criaturas visibles (Cat 330). Por eso, es muy triste ver a mucha gente que tiene un concepto totalmente equivocado de los ngeles y que nunca buscarn su amistad, porque no creen que sean personas; sino que los confunden con energas o con fuerzas impersonales, incapaces de pensar ni de actuar por s mismos.

    Lamentablemente, si uno va a una librera, podr encontrar libros sobre ngeles, que dan suerte y dinero o que ayudan a tener xito. Eso parece ser lo nico que les interesa a algunos.

    Otros consideran a los ngeles como esclavos automticos del hombre, de modo que todo lo que le pidan ser automticamente concedido. Segn ellos, pueden contestar preguntas sobre cualquier tema o pueden ayudar en cualquier cosa, como si fueran robots que actan sin inteligencia y sin libertad. Pero nada ms lejos de la realidad. Los ngeles son buenos, pero no esclavos. Ellos obedecen a Dios y estn a su disposicin para servirnos.

    Hay quienes confunden a los ngeles con sus propios sentimientos. Hablan de ngeles interiores y de ngeles exteriores. Incluso, les ponen los nombres ms disparatados que se puede imaginar. Unos dicen que hay ngeles encargados de los signos del zodaco o de cada da de la semana o de cada mes o ao, de cada color o de cada sentimiento. En fin, unas ideas totalmente equivocadas, alejadas de la doctrina catlica.

    No faltan quienes dan cursos y charlas para aprender a comunicarse con ellos. De modo que slo los iniciados pueden hacerse entender y ayudar por ellos. Algunos dicen que hay que poner seis velas y seis vasos con seis peticiones y esperar cierta hora para que vengan a ayudarnos.

    En el libro Jugando con los ngeles de Hania Czajkowski, se ofrece la mejor manera de conseguir consejos de los ngeles y una buena comunicacin con ellos. Es un juego mgico en el que se combinan dos series distintas de cartas (en total son 104) para conversar con los ngeles y conseguir las respuestas que necesitamos a nuestros problemas.

    En ese mismo libro, se incluye un Botiqun de primeros auxilios anglicos, destinado a curar todas las heridas del alma con mucha dosis de cario y ternura angelical. Pareciera que, en este caso concreto, pudiera conseguirse cualquier cosa de ellos por medio de cartas, que contienen orculos con todas las respuestas a nuestras preguntas y necesidades.____________

    7

  • Nota.- Cat se refiere al Catecismo de la Iglesia Catlica.Otros dicen que la comunicacin con ellos puede hacerse por medio de sueos o

    de meditacin transcendental o de oraciones especiales. Hablan de realizar ciertos ritos para mejorar la comunicacin como ponerse cierta ropa, pues cada color atrae a cierto tipo de ngeles. Algunos hablan de cristales angelicales, que estn llenos de energa anglica y que sirven para comunicarse con ellos. Por supuesto que estos cristales u otros objetos de comunicacin cuestan dinero y no son para los pobres.

    Tambin se venden talismanes y objetos llenos de energa angelical para defenderse de los enemigos. En algunas tiendas se venden esencias de ngeles y lquidos de distintos colores para comunicarse con distintas categoras de ellos.

    Algunos, que se consideran especialistas en el tema, dicen que el color rosa es especial para comunicarse con el ngel custodio; el azul es para comunicarse con los ngeles que sanan; el rojo para comunicarse con los serafines... Segn ellos, hay ngeles especializados en conseguir novio o sanar el cncer o el sida o los problemas de garganta o de estmago. Otros son especialistas en ensear a ganar dinero fcilmente o en conseguir trabajo. Hay ngeles, que son apropiados para cada profesin. ngeles para arquitectos o ingenieros o abogados, mdicos, etc.

    Normalmente, estos sabios, o mejor sabidos, en el tema de los ngeles, aceptan la reencarnacin y creen que hay ngeles para los hombres de esta vida y para las sucesivas vidas que seguirn. Hablar de ngeles y de reencarnacin! Algo totalmente contradictorio para un cristiano! Los seguidores de la Nueva Era hablan de que no hay ngeles cados o demonios. Todos son buenos; los demonios, dicen, no son malos. Y mezclan a los ngeles con el ocultismo y, a veces, afirman que son extraterrestres o reencarnaciones de hombres superiores, que ya pasaron por este mundo... En cuanto a opiniones, parece que todo vale. Pero nosotros no podemos creer en tantas barbaridades, que pueden llevarnos a la confusin o a la negacin de la existencia de estos seres puros y hermosos, que son nuestros compaeros de camino y que Dios nos ha dado como amigos para ayudarnos en nuestras luchas y dificultades de la vida.

    Por eso, seleccionemos los libros que leemos, tengamos prudencia en no asistir a cursos o charlas sobre ngeles de sectas o grupos no catlicos y, sobre todo, aprendamos lo que dice la Iglesia en el Catecismo y lo que nos dicen los santos, que han vivido en ntima unin con los ngeles y son un ejemplo para nosotros.

    NGELES CADOS

    Ciertamente, los demonios existen y son millones. Son ngeles cados que se rebelaron contra Dios. En mi libro La vida es una lucha contra el mal, he hablado sobre este tema. Contra ellos tenemos que luchar a brazo partido, pues, como nos dice san Pablo: Nuestra lucha no es contra la sangre y la carne, sino contra los principados,

    8

  • contra las potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los malos espritus (Ef 6, 12).

    Los demonios luchan para alejarnos de Dios y atraernos a su reino de maldad y llevarnos a vivir en su compaa eternamente en el infierno. Pero con la ayuda de Dios podemos vencerlos.

    El padre Giovanni Salerno, misionero en las alturas de los Andes peruanos del Sur del Per, cuenta que, en una ocasin, se le present una pobre mujer, que le quera entregar a su nio, suplicndole con lgrimas en los ojos, que le encontrara alguien que lo adoptara en Europa, y se lo dej.

    Esta pobre mujer era una esclava. Su patrona, una maestra, era la duea del pueblo, duea de las vacas, duea de todo: una verdadera dspota del pueblo; y, cuando supo el hecho, desencaden un infierno contra m, obligando a la mam del nio a buscarme para que se lo devolviera. Pero no pude devolvrselo, porque ya lo haba entregado yo al juez de paz de Cotabambas. Aquella patrona sembr en todo el pueblo pesadas calumnias contra m... Valindome del hecho de que el juez de paz me haba entregado a m aquel nio y que, por lo tanto, segn la ley, el nio era mo, decid ir al pueblo (para arreglar la situacin). Pero llegado a la entrada del poblado, el caballo no pudo dar un paso ms. Con su cabeza haca grandes esfuerzos para avanzar; pero, intilmente, pues pareca como si tuviese delante de s una muralla que no poda atravesar.

    Entonces, baj del caballo, rec una oracin de liberacin contra el maligno y roci al caballo con agua bendita. Hecho esto, el caballo volvi inmediatamente a galopar. Todas las personas esperaban que sucediera una tragedia, pero no: aquel nio, dejado libre por la patrona, corri a echarse en mis brazos. Ahora es un joven que vive en Italia, adoptado por una maravillosa pareja de esposos1.

    Podra narrar muchas ancdotas acerca del demonio. Por ejemplo, Satans se ensa conmigo y empez a inquietarme y atormentarme con terribles temores y angustias, que llegaron a enfermarme del corazn y ninguna medicina poda devolverme la serenidad y la salud a tal punto que, solamente con mucho esfuerzo y sin levantarme de la cama, lograba celebrar la santa misa. Pero le rezaba a la Virgen Mara, le rezaba, le rezaba... Oraba y no me cansaba de rezar rosario tras rosario todo el da. Pero, cuando la situacin se agrav, le ped a Alipio, el chofer de la Misin, que me llevara al Cuzco y desde all a Lima. A mitad del camino a Cuzco, paramos para un poco de descanso. Fue entonces, mientras bajaba del coche, cuando sent que una fuerza misteriosa dejaba mi cuerpo; sent algo as como un ser que sala de mi cuerpo, al mismo tiempo que volvan a m el vigor y la alegra de vivir2.

    Recuerdo que un sacerdote fue a bendecir una casa y, al llegar a cierta habitacin, donde se haba practicado la ouija y adivinacin, no poda entrar a

    1 Salerno Giovanni, Misin andina con Dios, Ed Edibesa, Madrid, 2002, p. 78. 2 ib. p. 79.

    9

  • bendecirla, como si una fuerza poderosa se lo impidiera. Invoc a Jess y a Mara y pudo entrar, encontrando en uno de los cajones de la habitacin unas figuras de diablos, que haban usado en sesiones de magia. Por eso, es bueno bendecir las casas y los coches para pedir la proteccin de Dios. Especialmente, hay que bendecir los lugares donde hayan practicado magia o hechicera y quemar los objetos que se hayan usado. Se puede decir la siguiente oracin, echando agua bendita: Seor, visita esta habitacin, aparta de ella todas las asechanzas del enemigo, que tus santos ngeles habiten en ella y nos guarden en tu paz. Amn.

    Recordemos que el demonio es poderoso, pero ms poderoso es Dios. Y cada ngel puede detener el poder malfico de todos los diablos juntos, pues acta con el poder de Dios. Este mismo poder nos ha dado Jess a nosotros, si actuamos con fe: El que crea en m, expulsar demonios (Mc 16, 17).

    Cuntos accidentes se evitaran y de cuntos daos nos libraramos, si invocramos con fe la ayuda de nuestro ngel!

    NGELES DE DIOS

    Los ngeles son buenos y son servidores de Dios. Hay millones de ngeles, adorando a Dios delante de su trono. As lo dice el Apocalipsis: O la voz de una multitud de ngeles alrededor del trono, de los Vivientes y de los Ancianos. Su nmero era de miradas de miradas y millares de millares (Ap 5, 11) Y repiten sin descanso da y noche: Santo, Santo, Santo. Seor, Dios todopoderoso... Y adoran al que vive por lo siglos de los siglos y arrojan sus coronas delante del trono diciendo: Eres digno, Seor y Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque T has creado el universo y por tu voluntad lo que no exista fue creado (Ap 4, 8-11).

    Ellos se sentirn felices de que nos asociemos a ellos en la adoracin a nuestro Dios y Seor. Por eso, cuando vamos a una iglesia, pensemos que hay millones de ngeles, adorando a Jess Eucarista, y asocimonos a ellos adorando a nuestro Dios.

    LOS COROS DE LOS NGELES

    Segn todos los autores, hay nueve coros de ngeles:

    1.- ngeles, que aparecen en muchos textos bblicos (Ap 5, 11; Dan 7, 10).2.- Arcngeles, especialmente san Miguel, Gabriel y Rafael (1 Tes 4,16).3.- Principados (Ef 6, 12; Col 1, 16; Rom 8, 38; 1 Co 15, 24; Ef 1, 21; Col 2, 15; Col 2,

    10; Ef 3, 10).4.- Virtudes (Ef 1, 21; 1 Pe).5.- Potestades (los mismos textos que para los principados).6.- Dominaciones (Col 1, 16; Ef 1, 21).

    10

  • 7.- Tronos (Col 1, 16).8.- Querubines (Ez 10, 1-20; Gn 3, 24).9.- Serafines (Is 6, 2-6).

    Segn las revelaciones de Dios a la mstica alemana Mechtilde Thaller (1868-1919), los principados cuidan las parroquias y a todos los fieles de la misma. Estn siempre adorando a Jess sacramentado, da y noche, y rezando por los fieles de la parroquia. Ningn sacerdote debera dejar de saludar al ngel de su parroquia y a los ngeles que rodean y adoran a Jess ante el sagrario parroquial.

    Los ngeles virtudes fomentan las virtudes y las personifican de alguna manera. Algunos de estos ngeles destacaran especialmente en una virtud concreta, por ejemplo, en la pureza, en la fidelidad, en la generosidad, en la paciencia, en la alegra, en la esperanza. Por eso, sera muy conveniente pedir al ngel Pureza esta virtud, o al ngel Alegra, que nos d la alegra que necesitamos para librarnos de la tristeza. Y as podemos hacer con otras virtudes, especialmente, con aquellas que ms necesitamos.

    Los ngeles potestades acompaan a los sacerdotes en sus funciones litrgicas, sobre todo, cuando celebran la misa y confiesan

    Los ngeles dominaciones son ngeles que asisten especialmente a los misioneros para extender el reino de Dios. Son los ngeles de la enseanza, sea en la universidad, en la direccin espiritual

    Los tronos son ngeles de categora regia, pues son los ngeles que ayudan y asisten a los reyes y a los altos dignatarios.

    Los querubines son las espadas de Dios, espadas de fuego, y estn delante del trono del Papa y delante de ciertos santuarios para cuidarlos.

    Los serafines son los ngeles amor, que estn al servicio del Amor. Sin cesar ellos adoran y aman a la Santsima Trinidad. Han sido creados para amar y adorar a Dios. Son los ngeles de ms categora espiritual o ms amor: Estn llenos del fuego del amor de Dios.

    Quizs estas ideas de Mechtilde Thaller sean opinables, pero lo que s es cierto es que hay coros de ngeles diferentes, que tienen misiones distintas y que sera muy bueno hacernos amigos de cada uno de estos coros para que nos ayuden en nuestra vida.

    Personalmente, de vez en cuando, cuando celebro la misa, invito de modo especial a uno de los coros anglicos para que as, en distintos das, pueda tener su compaa especial, aunque normalmente los invito a todos a acompaarme en la celebracin eucarstica.3

    3 Sobre Mechtilde Thaller puede leerse el libro de Von Lama Friederich, Les anges, Ed. Christiana, 1973.

    11

  • HISTORIAS BBLICAS

    1.- EL NGEL DEL DESIERTO

    En la historia de Agar, esclava de Sara, la esposa de Abraham, se nos dice que Agar huy al desierto, porque Sara la maltrataba. Un ngel de Dios se le present junto a una fuente de agua. Y el ngel le aconsej que volviera a casa de su seora (Gn 16). Pero, cuando naci su hijo Ismael, hijo de Abraham, Sara se sinti celosa y mand que se fuera de la casa. Ella estuvo vagando por el desierto, desesperada, buscando agua, porque el nio se mora de sed y lloraba mucho. Entonces, el ngel se le vuelve a aparecer de nuevo y le dice: No tengas miedo, porque Dios ha escuchado la voz del nio... Y le abri los ojos y vio un pozo de agua. Fue y llen el odre de agua y dio de beber al nio (Gn 21, 17-19).

    Los ngeles pueden presentarse de parte de Dios para salvarnos del desierto de la soledad o de la incomprensin. Otras veces, los ngeles pueden inspirar a alguien que se presente a ayudarnos y sea como un ngel que solucione nuestro problema. Los ngeles nos levantan el nimo y nos ayudan a sobreponernos a las dificultades para cumplir nuestra misin.

    2.- EL NGEL DE NUESTROS SUEOS

    A veces, Dios puede permitir que un ngel nos comunique mensajes por medio del sueo como lo hizo con Jos, a quien le dijo: Jos, hijo de David, no temas tomar contigo a Mara tu mujer, porque lo engendrado en ella es obra del Espritu Santo... Despertado Jos del sueo, hizo como el ngel del Seor le haba mandado (Mt 1, 20-24). En otra oportunidad, el ngel le dijo en sueos: Levntate, toma al nio y a su madre y huye a Egipto y estte hasta que yo te diga (Mt 2, 13). Y muerto Herodes, de nuevo se le presenta en sueos el ngel y le dice: Levntate, toma al nio y a su madre y ponte en camino a la tierra de Israel (Mt 2, 20).

    Tambin Jacob, mientras dorma, tuvo un sueo. So con una escalera, apoyada en tierra, y cuya cima tocaba los cielos y he aqu que los ngeles de Dios suban y bajaban por ella... Y vio que Dios estaba sobre ella. Y asustado dijo: Qu temible es este lugar! Esto no es otra cosa, sino la casa de Dios y la puerta del cielo! (Gn 28, 12-17).

    Los ngeles velan nuestros sueos, suben al cielo y bajan a la tierra, si se puede hablar as, para presentar ante Dios nuestras obras y oraciones. Mientras dormimos, los ngeles oran por nosotros y nos ofrecen a Dios. Cunto ora nuestro ngel por nosotros! Hemos pensado en agradecrselo? Y si pedimos oraciones a los ngeles de nuestros

    12

  • familiares y amigos? Y a los que estn adorando a Jess en los sagrarios? Pidamos oraciones por nosotros a los ngeles. Ellos velan nuestros sueos.

    3.- EL NGEL DE LA BENDICIN

    Los ngeles tambin nos bendicen frecuentemente en nombre de Dios. Por eso, es hermoso lo que dice Jacob, cuando bendice a su hijo Jos y a sus nietos Efran y Manass: El ngel que me ha librado de todo mal, bendiga a estos pequeos (Gn 48, 16). Pidamos la bendicin de Dios a nuestro ngel antes de acostarnos y, cuando vayamos a realizar algo importante, como se la pedimos tambin a nuestros padres, cuando vamos de viaje o como los nios cuando van a dormir.

    4.- EL NGEL DE LA ORACIN

    Un ngel de Dios se le aparece a la que ser madre de Sansn, que era estril. Le dice que va a concebir un hijo, el cual debe ser nazareo, consagrado a Dios desde el nacimiento. l no deber beber vino ni bebida fermentada. No debe comer nada impuro ni dejarse cortar el cabello. En una segunda oportunidad, se le aparece tambin al padre, llamado Manaj, quien le pregunta su nombre. El ngel le contesta: Por qu me preguntas mi nombre, si es maravilloso?... Si quieres preparar un holocausto, ofrceselo a Dios... Y Manaj tom el cabrito y la oblacin y lo ofreci a Dios sobre la roca. Manaj y su mujer estaban mirando. Cuando la llama suba del altar hacia el cielo, el ngel suba en la llama (Jueces 13, 16-20).

    El ngel comunica a los padres de Sansn la noticia de que tendrn un hijo y que, segn los planes de Dios, debe ser consagrado a Dios desde el nacimiento. Y, cuando ofrecen un sacrificio, el ngel sube con la llama hacia Dios, para significar que los ngeles ofrecen nuestros sacrificios y oraciones a Dios.

    El arcngel san Rafael es uno de los que presentan nuestras oraciones a Dios. Dice: Yo soy Rafael, uno de los siete ngeles que presentamos las oraciones de los justos y tienen entrada a la Gloria del Seor. Cuando orabais t y tu nuera Sara, yo presentaba ante Dios vuestras oraciones (Tob 12, 12-15).

    5.- EL NGEL DE LA CURACIN

    Todos conocemos la hermosa historia del arcngel san Rafael, descrita en el libro de Tobas. Tobas busc un compaero para que lo acompaara en su largo viaje a Media, pues, en aquellos tiempos, los caminos eran muy peligrosos. Y encontr a Rafael, el ngel; pero no saba que era un ngel (5, 4). Antes del viaje, el padre bendice a su hijo Tobas: Que Dios os proteja y su ngel os acompae con su proteccin (5, 16). Y, cuando la madre se pone a llorar desconsolada, porque se va su hijo y no sabe si

    13

  • regresar con vida, el padre le dice: Un ngel bueno lo acompaa y le dar un viaje feliz y lo traer sano (5, 21).

    Cuando Tobas se baa en el ro Tigris, un pez grande salt como para devorarlo y el ngel le dijo: Agarra el pez, brelo, scale la hiel, el corazn y su hgado, y gurdatelo; tira los intestinos, porque su hiel, su corazn y su hgado, son remedios tiles... La hiel sirve para untar los ojos de un hombre con cataratas para que quede sano (6, 4-8).

    Cuando regresaron del largo viaje, despus que Tobas se casara con Sara, Rafael le dijo a Tobas: Tengo por seguro que se abrirn los ojos de tu padre. ntale los ojos con la hiel del pez y el remedio har que las manchas blancas se contraigan y se le caern como escamas de los ojos. Y as tu padre podr mirar y ver la luz... Y Tobas le aplic el remedio a su padre y con ambas manos le quit las escamas de la comisura de los ojos... Y el padre dijo: Ahora te veo, hijo, luz de mis ojos (Tob 11, 7-13).

    San Rafael arcngel es considerado como Medicina de Dios, como si fuera un mdico especialista en todas las enfermedades. Haramos bien en invocarlo en todas las enfermedades para que podamos obtener la curacin con su intercesin.

    6.- EL NGEL DEL FUEGO

    Cuando los tres jvenes hebreos, Misaj, Sidraj y Abed-Nego, fueron echados al horno de fuego en Babilonia por el rey Nabucodonosor, el fuego no los quem y se paseaban entre el fuego cantando y alabando a Dios, pero se vean cuatro en vez de tres. Por eso, el rey pregunt a sus consejeros: No hemos echado nosotros al fuego a estos tres hombres atados? Pero yo estoy viendo cuatro hombres que se pasean libremente por el fuego sin sufrir dao alguno y el cuarto tiene el aspecto de un hijo de los dioses... Y Nabucodonosor exclam: Bendito sea el Dios de Sidraj, Misaj y Abed-Nego que ha enviado a su ngel a librar a sus siervos que confiando en l, quebrantaron la orden del rey y entregaron su cuerpo antes de servir y adorar a ningn otro fuera de su Dios (Dan 3).

    El ngel los libr del fuego y se paseaba con ellos, cantando y alabando a Dios. En caso de catstrofes naturales, incendios o desgracias de cualquier tipo, Dios nos puede ayudar y salvar por medio de nuestro ngel. Incluso, nos puede salvar de animales peligrosos como salv a Daniel del foso de los leones (Dan 14).

    7.- EL NGEL PROVEEDOR

    En una oportunidad, el profeta Elas estaba en pleno desierto, despus de haber huido de Jezabel y estaba hambriento y sediento y quera morirse. Se dese la muerte, se acost y se durmi bajo una retama, pero un ngel lo toc y le dijo: Levntate y

    14

  • come. Mir y vio a su cabecera una torta cocida sobre piedras calientes y un jarro de agua. Comi y bebi y se volvi a acostar. Volvi segunda vez el ngel de Dios, le toc y le dijo: Levntate y come, porque el camino es demasiado largo para ti. Se levant, comi, bebi y, con la fuerza de aquella comida, camin cuarenta das y cuarenta noches hasta el monte de Dios, el Horeb (1 Re 19).

    As como el ngel le dio de comer y beber a Elas, tambin Dios nos puede dar de comer y beber por medio de nuestro ngel, cuando estemos en momentos angustiosos. Puede hacerlo con un milagro o por medio de otras personas que compartan su pan y su comida con nosotros. Por eso, Jess nos dice en el Evangelio: Dadles vosotros de comer (Mt 14, 16). Nosotros tambin podemos ser como ngeles proveedores para otros que estn en necesidad.

    8.- EL NGEL PROTECTOR

    Dios nos dice en el salmo 91: Aunque a tu lado caigan mil y diez mil a tu derecha, a ti no te alcanzar... No ha de alcanzarte el mal ni la plaga llegar hasta tu tienda. Porque ha dado orden a sus ngeles para que te guarden en todos tus caminos. Te llevarn en sus palmas para que tu pie no tropiece en la piedra. Pisotears leones y dragones, a ti no te alcanzar.

    En medio de las dificultades ms extremas, aun en plena guerra, cuando las balas silben a nuestro alrededor o la peste se extienda por la vecindad, Dios puede salvarnos por medio de sus ngeles.

    En lo ms duro de la pelea, se les aparecieron en el cielo a los adversarios cinco varones resplandecientes, montados en caballos con frenos de oro, que ponindose a la cabeza de los judos y tomando en medio de ellos al Macabeo, lo protegan con sus armas, le guardaban inclume y lanzaban flechas y rayos contra el enemigo, que, herido de ceguera y espanto, caa (2 Mac 10, 29-30).

    9.- EL NGEL PODEROSO

    San Miguel es el prncipe de los ngeles y es poderoso defensor ante los ataques del enemigo de las almas, el demonio. Dice el Apocalipsis: Hubo una batalla en el cielo. Miguel y sus ngeles combatieron contra el dragn. Tambin el dragn y sus ngeles combatieron, pero no prevalecieron y no hubo en el cielo lugar para ellos. Y fue arrojado el gran dragn, la serpiente antigua, el seductor del mundo entero, fue arrojado a la tierra y sus ngeles fueron arrojados con l (Ap. 12, 7-9).

    Est claro que san Miguel arcngel tiene un poder especial contra el demonio, que siempre nos ataca, queriendo apartarnos del amor de Dios.

    15

  • Un da de diciembre de 1884 o de enero de 1885, en el Vaticano, en su capilla privada, el Papa Len XIII, despus de haber celebrado la misa, asisti a una segunda misa. Hacia el final, se le vio levantar la cabeza de repente y mirar fijamente hacia el altar, encima del tabernculo. El rostro del Papa palideci y sus rasgos se tensaron. Acabada la misa, Len XIII se levant y, todava bajo los efectos de una intensa emocin, se dirigi hacia su estudio. Un prelado de los que le rodeaban le pregunt: Santo Padre, se siente fatigado? Necesita algo? No, respondi Len XIII, no necesito nada.

    El Papa se encerr en su estudio. Media hora ms tarde, hizo llamar al secretario de la Congregacin de Ritos. Le dio una hoja y le pidi que la hiciera imprimir y la enviara a los obispos de todo el mundo.

    Cul era el contenido de esta hoja? Era una oracin al arcngel san Miguel, compuesta por el mismo Len XIII. Una oracin que los sacerdotes recitaran despus de cada misa rezada, al pie del altar, despus del Salve Regina ya prescrito por Po IX.

    Len XIII confi ms tarde a uno de sus secretarios, Mons. Rinaldo Angeh, que durante la misa haba visto una nube de demonios que se lanzaban contra la Iglesia para atacarla. De ah su decisin de movilizar a san Miguel Arcngel y a las milicias del cielo para defender a la Iglesia contra Satans y sus ejrcitos.

    Invoquemos a san Miguel en esta lucha sin cuartel, que durar toda nuestra vida y recemos la oracin: San Miguel arcngel defindenos del enemigo y ampranos de todas las asechanzas del maligno. Que Dios te reprima, espritu maligno, y t, prncipe de la milicia celestial, arroja con el divino poder a Satans a lo ms profundo del infierno y tambin a los otros espritus inmundos que vagan por el mundo, buscando la perdicin de las almas.

    10.- EL NGEL DEL NACIMIENTO

    Gabriel es el mensajero de Dios por excelencia, pues fue el encargado de comunicarle a Mara la gran noticia de que iba a ser la madre de Jess (Lc 1). Algunos autores han considerado a Gabriel como el ngel de los nacimientos, como si tuviera un poder especial para que las mams den a luz sin dificultad. No estar dems invocarlo a l junto al ngel del nio por nacer y al ngel de la madre y del padre, para que haya un parto feliz.

    11.- EL NGEL DE LA ALEGRA

    Aquella noche de Navidad, un ngel se apareci a los pastores y les comunic la gran noticia del nacimiento del Salvador. El ngel estaba tan contento que se puso a cantar y a alabar a Dios con una multitud del ejrcito celestial, diciendo: Gloria a Dios

    16

  • en el cielo y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad (Lc 2, 13-14). Cuando estemos especialmente alegres, unmonos a los ngeles para cantar y alabar a Dios con ellos y agradecerle por todos los beneficios recibidos. No olvidemos que los ngeles anunciaron a Mara Magdalena y a las buenas mujeres la gran alegra de la resurreccin de Jess (Mt 28, 1-8; Mc 16, 1-8; Lc 24, 1-10; Jn 20, 1-10). Recordemos lo que dice Jess: En el cielo hay mucha alegra entre los ngeles de Dios por un slo pecador que se convierte (Lc 15, 10). Por eso, procuremos mejorar nuestra vida y amar cada da ms a Dios y digamos con el salmo: En presencia de los ngeles cantar para ti, Seor (Sal 138, 1).

    12.- LOS NGELES SERVIDORES

    Los ngeles nos ayudan y estn puestos por Dios para servirnos y ayudarnos en todas nuestras necesidades. As lo hicieron con Jess: Permaneci en el desierto cuarenta das, siendo tentado por Satans. Estaba entre los animales del campo y los ngeles le servan (Mc 1, 13). Cuntas veces nuestro ngel nos habr servido en las ms mnimas cosas de la vida o habr hecho que alguien nos sirviera para hacernos felices? Le pedimos ayuda frecuentemente? Si no lo invocamos, podemos perdernos muchas bendiciones que Dios slo nos dar a travs del ngel, a quien ha puesto a nuestro lado, no para que tome nota de lo que hacemos o dejamos de hacer, sino para ayudarnos en nuestro caminar por la vida.

    13.- EL NGEL DEL CONSUELO

    Cuando Jess estaba angustiado y sudando sangre en Getseman, se le apareci un ngel del cielo que lo consolaba (Lc 22, 43). Nosotros tambin necesitamos consuelo en los momentos tristes y difciles de la vida. Nuestro ngel ser entonces nuestro consolador. Y podemos invocar al ngel del consuelo, que consol a Jess en Getseman. Por otra parte, no nos olvidemos de ser nosotros tambin como ngeles consoladores para los dems.

    14.- EL NGEL LIBERADOR

    Metieron a los apstoles en la crcel pblica. Pero el ngel del Seor les abri de noche las puertas de la prisin (Hech 5, 19).

    Tambin san Pedro estaba en la crcel y se le present el ngel del Seor. La celda se llen de luz y el ngel despert a Pedro, a quien dijo: Cete y clzate las sandalias. As lo hizo. Aadi: Ponte el manto y sgueme. Y sali siguindole... Salieron (de la crcel) y anduvieron hasta el final de una calle. Y, de pronto, el ngel lo dej (Hech 12, 7-10). El ngel lo libr de las cadenas y tambin nos puede librar a nosotros

    17

  • de la cadena de la droga, del alcohol, de la pornografa o de cualquier otro vicio. Pidamos ayuda a Dios y a nuestro ngel, sin olvidar a Mara, que es nuestra Madre.

    15.- EL NGEL QUE NOS LLEVA AL CIELO

    Dice Jess en la parbola del rico epuln y del pobre Lzaro (Lc 16, 19-31) que, cuando muri el pobre Lzaro, fue llevado por los ngeles al seno de Abraham. Nuestro ngel custodio nos acompaar despus de la muerte, incluso durante el tiempo de purgatorio, y no nos dejar solos hasta el momento en que nos presente totalmente limpios ante Dios y nos haga entrar en el cielo. Agradezcamos a nuestro ngel por todo lo que nos quiere y nos ayuda.

    16.- EL NGEL DE LA PREDICACIN

    El profeta Isaas tiene una experiencia que cambia su vida. l la relata as: El ao de la muerte del rey Ozas, vi al Seor, sentado sobre su trono alto y sublime. Haba ante l serafines Uno de los serafines vol hacia m, teniendo en sus manos un carbn encendido y tocando con l mi boca, dijo: Mira, esto ha tocado tus labios; tu culpa ha sido quitada y borrado tu pecado. Y o la voz del Seor, que me deca: A quin enviar y quin ir de nuestra parte? Y yo le dije: Aqu estoy yo, envame a m (Is 6, 1-8).

    Un serafn, de los que estaban adorando ante el trono de Dios, le toc los labios con fuego divino para que sus palabras fueran puras, purificndolas de todos sus pecados anteriores. Y, entonces, Dios mismo, le pregunta si est dispuesto a ir de su parte a evangelizar. Isaas se pone a su disposicin y es bendecido por Dios como profeta y evangelizador.

    Nosotros tambin necesitamos purificar nuestra boca de todas las malas palabras por la confesin y pedir a Dios que el fuego del Espritu Santo nos purifique para que todas nuestras palabras sean puras y puedan llegar al corazn de nuestros hermanos. Todos estamos llamados a ser misioneros y predicar la palabra de Dios. Ests t dispuesto a ponerte al servicio de Dios para esta gran misin? Dios quiere purificarte. T eres ms que el carbn de Isaas y t puedes ser instrumento de Dios para purificar y santificar la vida de los dems.

    MISIN DE LOS NGELES

    Los ngeles son nuestros amigos inseparables. Nuestros guas y maestros en todos los acontecimientos de la vida diaria. El ngel guardin es para cada uno: compaa, aliento, inspiracin y alegra. Es inteligente y no puede engaarnos. Siempre est atento a todas nuestras necesidades y preparado para librarnos de todo peligro. El

    18

  • ngel ha sido uno de los mejores dones que Dios nos ha podido dar para acompaarnos en el camino de la vida.

    Qu importantes somos para l! l tiene la misin de llevarnos al cielo y, por eso, cuando nos alejamos de Dios, se siente triste. Nuestro ngel es bueno y nos ama. Respondamos a su amor y pidmosle de todo corazn que nos ensee a amar cada da ms a Jess y a Mara. Qu mayor alegra podemos darle que amar ms y ms a Jess y a Mara? Amemos con el ngel a Mara, y con Mara y todos los ngeles y santos, amemos a Jess, que nos espera en la Eucarista.

    FLORES PARA LOS NGELES

    Alguna vez has pensado ofrecerles flores a los ngeles? No solamente puedes ofrecerles misas en su honor y comuniones u oraciones. Tambin puedes ofrecerles besos en sus estampas o el comer algo que no te gusta o comer menos de lo que te gusta. O hacer una obra de caridad por su amor. Y ellos le darn las flores a Jess por Mara. No olvides que ellos son intermediarios. Su misin es llevarnos a Jess por Mara. Te recomiendo que, al levantarte por la maana, te acuerdes de tu ngel, que ha estado toda la noche cuidndote y rezando por ti. Dile Buenos das con una sonrisa. Al acostarte, dale gracias por el da transcurrido y pdele que vele tu sueo. Y, sobre todo, evita miradas inconvenientes por la calle, distracciones en la iglesia, escenas impuras de la televisin, conversaciones atrevidas o el hablar mal de los dems. Haz por amor a tu ngel muchos pequeos sacrificios. l estar contento de esos detalles y se sentir orgulloso de ti. Adems, ten por seguro que no se dejar ganar en generosidad y te dar muchas bendiciones en alegras, regalos espirituales y bendiciones; ms de lo que puedes pensar o imaginar.

    Recuerda siempre que no slo existe tu ngel custodio, que hay millones de ngeles por todas partes y que ellos tambin son tus hermanos mayores, que ellos tambin te aman y te quieren ayudar. A ellos tambin manifistales tu amor, aunque slo sea con un saludo o invocndolos de vez en cuando. Puedes mandar un beso para todos los ngeles del universo.

    Es hermoso alegrar a los ngeles! Te imaginas como ser la sonrisa de los ngeles? Alguna vez has odo cantar a los ngeles? Yo conozco una religiosa que, una vez, los oy cantar. Se qued casi en xtasis de lo maravilloso que era. Por eso, piensa que algn da estars sonriendo con ellos y cantando con ellos en el cielo. NGELES PUROS

    Los ngeles son puros y bellos y quieren que nosotros tambin lo seamos para gloria de Dios. Especialmente, deben ser puros todos los que se acercan al altar, pues la pureza del altar debe ser total. El vino debe ser puro de uva, las velas de cera virgen, los

    19

  • corporales y manteles deben estar blancos y limpios, y la hostia debe ser blanca y pura para recibir al rey de las vrgenes y de la pureza infinita, Cristo Jess. Pero, sobre todo, debe ser pura el alma del sacerdote y de los fieles que asisten al sacrificio del altar.

    No hay nada ms bello que un alma pura! Un alma pura es la alegra de la Santsima Trinidad, que hace su morada en ella. Cunto ama Dios un alma pura! Por lo cual, en este mundo tan lleno de impureza, debe brillar en nosotros la pureza. Seamos exigentes en este punto con nosotros mismos para que un da podamos asemejarnos a los ngeles.

    Para conseguir esta pureza de alma, puede ser muy til el hacer un pacto con los ngeles. Un pacto de ayuda mutua para toda la vida. Un pacto de amigos y de amor mutuo. Santa Teresita del Nio Jess parece que hizo este pacto con su ngel tal como era costumbre hacerlo en la Asociacin de los ngeles a la cual perteneci. Dice que: casi inmediatamente despus de mi entrada en la abada, haba sido recibida en la Asociacin de los santos ngeles. Las prcticas de devocin que la Asociacin me impona eran muy de mi gusto, pues senta particular inclinacin a invocar a los bienaventurados espritus del cielo, especialmente, al que Dios me ha dado por compaero de mi destierro (MA fol 40).

    As pues, si ella lo hizo y le sirvi en su camino de santidad, tambin a nosotros nos puede servir. Recordemos el viejo adagio: Dime con quien andas y te dir quin eres. Si caminamos siempre de la mano con los ngeles, especialmente, con nuestro ngel custodio, algo nos contagiar de su modo de ser. Seamos puros y limpios en pensamientos, sentimientos, deseos, palabras y obras. Seamos puros de mente para nunca mentir. Tengamos ojos puros para no querer ver nunca algo que manche nuestra alma. Tengamos una vida limpia, siendo siempre honrados, sinceros, responsables, autnticos y transparentes, en el mejor sentido de la palabra.

    Pidamos a nuestro ngel la gracia de ser puros para que la luz de Dios brille con ms fuerza en nuestros ojos, en nuestros corazones y en nuestra vida entera. Que brille nuestra vida con la pureza de los ngeles! Y los ngeles se sentirn contentos de ser nuestros amigos.

    NGELES DE PAZ

    Todos los ngeles desean la paz y quieren construir la paz a su alrededor. Pero en este mundo, en que hay tanta violencia, es importante que los invoquemos para pedirles paz para nosotros, para nuestra familia y para el mundo entero. Quizs hemos ofendido a alguien sin darnos cuenta y no nos quiere perdonar o nos guarda rencor o no quiere hablarnos. En stos y en otros muchos casos, es muy eficaz pedir al ngel del otro que prepare su corazn para que haya comprensin y reconciliacin. Es evidente que, por ms malvada que sea la persona que nos ha ofendido, su ngel es bueno. Por eso, el invocar a su ngel puede ayudar a arreglar las cosas. Esto puede suceder tambin, cuando debamos tratar un asunto importante con otras personas y debamos llegar a un

    20

  • acuerdo decisivo. Es muy eficaz en estos casos el pedir a los ngeles que preparen las mentes y los corazones de todos para llegar a un buen acuerdo sin engaos ni mentiras.

    A veces, puede ocurrir que nos ofendan sin razn, que nos traten injustamente o que nos castiguen sin motivo. En todos estos casos, es bueno pedir la ayuda de nuestro ngel, para que nos ayude a perdonar ms fcilmente, aunque nos resulte muy difcil.

    Pensemos en tantas familias divididas. Tantos esposos que no se hablan o que no se aman o que se engaan mutuamente. Tantas familias en las que se vive en una violencia continua y donde los nios sufren lo indecible. Cunto bien puede hacer la invocacin a los ngeles! Pero, muchas veces, falta fe y ellos no pueden actuar, estn como atados y miran con tristeza tanta desunin y agresin familiar.

    Qu triste es, cuando se acude a los adivinos, brujos o curanderos para que arreglen las cosas! Ellos las van a empeorar y adems van a cobrar dinero. Pidamos a nuestros ngeles que pongan paz en las familias. Y seamos nosotros mismos para los dems, ngeles de paz.

    NGELES PODEROSOS

    Los ngeles son fuertes y poderosos. Ellos tienen como una tarea importante el defendernos de los peligros y, sobre todo, de los peligros y tentaciones del alma. Por eso, cuando sintamos que somos dbiles ante cualquier asechanza del maligno, acudamos a ellos. Cuando estemos en peligros de la naturaleza o de hombres o de animales, acudamos a ellos. Cuando estemos de viaje, invoquemos la ayuda de los ngeles de quienes viajan con nosotros. Cuando debamos someternos a una operacin quirrgica, invoquemos al ngel del mdico, enfermeras o personal que nos atiende. Cuando vayamos a la iglesia, igualmente, unmonos al ngel del sacerdote y de los dems fieles. Si damos una charla, pidamos ayuda a los ngeles de los oyentes. Si tenemos amigos lejanos, que pueden necesitar ayuda por estar enfermos o porque pueden estar en peligro, envimosles nuestro ngel para que los cuide y proteja, o simplemente para que los salude y bendiga en nuestro nombre.

    Los ngeles ven los peligros, aun cuando nosotros estemos ignorantes de ellos. No invocarlos ser como dejarlos atados e impedir su ayuda, al menos en parte. Cuntas bendiciones se pierden muchas personas, porque no creen en los ngeles y no los invocan! Los ngeles no tienen nada que temer. Los demonios huyen ante ellos. Por supuesto que nunca debemos olvidar que los ngeles cumplen rdenes de Dios. Por eso, si en alguna ocasin, nos ocurre algo desagradable, no pensemos: Dnde estaba mi ngel? Estaba de vacaciones? Dios puede permitir muchas cosas desagradables por nuestro bien y debemos aceptar por adelantado la voluntad de Dios, aunque no entendamos el porqu nos suceden ciertas cosas. Al final, debemos pensar que Dios todo lo permite por nuestro bien (Rom 8. 28). Pero dice Jess: pedid y recibiris y muchas bendiciones recibiremos, si las pedimos con fe.

    21

  • Santa Faustina Kowalska, la mensajera del Seor de la misericordia, relata cmo Dios la protegi en una ocasin. Dice as: Me di cuenta de lo peligroso que era estar en la portera a causa de los tumultos revolucionarios y de tanto odio que la gente malvada tena hacia los conventos. Fui a hablar con el Seor y le ped que dispusiera las cosas de manera que ningn malintencionado pudiera acercarse a la puerta. De repente, he odo estas palabras: Hija ma, desde el momento en que has ido a la portera, he puesto un querubn en la puerta para que la vigile, qudate tranquila. Cuando volv del coloquio mantenido con el Seor, he visto una nubecita blanca y en ella un querubn con los brazos cruzados. Su mirada era relampagueante, y he comprendido que el fuego del Amor de Dios arda en aquella mirada (IV cuaderno, da 10-9-1937).

    MILLONES DE NGELES

    Hay una cancin que dice: Quiero tener un milln de amigos. Pues nosotros podemos tener millones de amigos ngeles. Te imaginas los millones de ngeles que hay en la iglesia, adorando a Jess Eucarista? Y los innumerables que hay a tu alrededor, de todas las personas que ves a lo largo del da y de todos las personas que ves en televisin y de todos los que viven en tu ciudad o en tu pas? Por qu no comienzas por saludar a los ngeles de los que encuentras a tu paso por la calle? Por qu no les sonres? Vers cmo mejoras y sers una persona ms amable y agradable.

    Dirs que es muy fcil olvidarse de los ngeles, teniendo tantos problemas y preocupaciones en qu pensar. Cierto, pero, tenindolos presentes y pidindoles ayuda, se pueden solucionar mejor tus problemas. No olvides que los ngeles son miradas de miradas y millares de millares (Ap 5, 11). Y sentirte apoyado por ellos, te dar mucha seguridad personal.

    Por lo dems, piensa que los ngeles no se dejarn ganar en generosidad y sern generosos en compartir contigo muchas bendiciones de Dios. Puedes pedirles favores como: Lleva un ramo de bellas flores celestiales a mi mam en este momento. Dale un beso con todo cario a tal persona. Ayuda al mdico para que acierte en el diagnstico de mi hermano. Asiste a tal persona enferma en el momento de su operacin. Visita a mi amigo y dile que lo quiero mucho. Y as muchsimas otras cosas que los ngeles cumplirn con toda eficacia.

    Los ngeles nos aman, nos sonren y nos cuidan. Seamos agradecidos con ellos. Y, cuando tengamos que hacer un favor a una persona, no pensemos, si se lo merece o no, pensemos en su ngel que es bueno y hagmoslo por l. Sepamos ayudar a otros sin guardar resentimientos ni rencores, y digamos frecuentemente la oracin: ngel de mi guarda, dulce compaa, no me desampares ni de noche ni de da, no me dejes solo que me perdera.

    22

  • LOS NGELES Y LA MISA

    Es maravilloso celebrar la misa rodeado de millones de ngeles. Yo tengo experiencia de ello, pues todos los das, al celebrar, invito a todos los millones de ngeles del universo a que vengan a acompaarme. Esto lo deberan hacer todos los sacerdotes y tambin los fieles, sabiendo que, rodeando el altar, hay millones de ngeles, aunque no los veamos. Adems, en cada sagrario, hay tambin millones de ngeles, adorando a Jess.

    San Juan Crisstomo (407) tiene frases muy hermosas sobre la presencia de los ngeles en el momento de la celebracin de la misa. Dice: Los ngeles estn alrededor de esta mesa (altar) formidable4. Cuando ves cmo se alzan los velos, piensa que en ese momento (el momento de la consagracin) en lo alto se abre el cielo y de l bajan los ngeles5. En la misa ests junto con los ngeles: con ellos cantas, con ellos entonas himnos6. En el momento de la misa, los ngeles rodean al sacerdote, y todo el altar y todo el lugar del sacrificio se llena de potestades celestes para honrar a Dios, que all est. Y, para creer esto, basta considerar las cosas que all se cumplen entonces. Yo o referir a uno que lo haba odo de un anciano venerable, que tena la gracia de recibir frecuentes revelaciones, cmo una vez se le concedi tener una revelacin sobre esto. Vio, en un instante, al tiempo del sacrificio, una muchedumbre de ngeles, vestidos de ropas resplandecientes, que rodeaban el altar e inclinaban sus cabezas como si fueran soldados que estn en presencia del Emperador. Y no tengo dificultad en creerlo. Y otro me cont tambin, ya no como sabida de tercero, sino que fue digno de ver y or l mismo, cmo a los que estn por salir de este mundo, si con pura conciencia han participado de los divinos misterios, los ngeles les hacen guardia y, una vez que han expirado, por reverencia de Aquel que en el Sacramento recibieron, los trasladan de aqu a los cielos7.

    En el famoso cherubikn de las liturgias bizantinas, se deca: Soberano, Seor Dios nuestro, t que has establecido en el cielo las rdenes y los ejrcitos de los ngeles y de los arcngeles para la liturgia de tu gloria haz que, junto con nosotros, entren los santos ngeles para celebrar con nosotros la liturgia y glorificar con nosotros tu bondad8.

    San Gregorio Magno afirma: Quin de los creyentes puede dudar de que en el momento de la consagracin de la misa, a la voz del sacerdote, los cielos se abren y los coros anglicos estn presentes en el misterio de Jesucristo? En el altar, lo ms bajo se une a lo ms sublime, la tierra con el cielo, lo visible con lo invisible (Dilogos IV, 58; PL 77, 425 D).

    4 In Isaiam I, 2.5 In ep. ad Ephesios III, 5.6 In Actus apostolorum XXIV, 4.7 San Juan Crisstomo, El sacerdocio, Ed. apostolado mariano, Sevilla, 1990, p. 110.8 Neri Umberto, La Eucarista, Ed. Desclee de Brouwer, Bilbao, 1998, p. 185.

    23

  • Precisamente por ello, toda pureza es poca para estar en presencia de Jess y de los ngeles. Los fieles, que asisten a la misa, deben ir bien vestidos, bien peinados y, sobre todo, con un alma limpia para recibir a Jess en presencia de los ngeles.

    Tambin es muy bueno invitar a los ngeles de nuestros familiares y seres queridos a que asistan con nosotros a la misa. Es el momento de mayor intimidad con Jess y debemos estar unidos tambin a los seres ms queridos. Personalmente, les pido a muchas personas conocidas que me manden sus ngeles a la hora de la misa para que, a travs de ellos, reciban muchas bendiciones de Dios. Esto mismo haca tambin santa Teresita. En una carta a su hermano espiritual, el Padre Roulland, le dice el 1 de noviembre de 1896: El 25 de diciembre no dejar de enviaros mi ngel para que deposite mis intenciones cerca de la hostia que vos consagraris9. Pueden enviarme a sus ngeles todos los das a la hora de la misa. As estaremos ms unidos en Dios por medio de nuestros ngeles.

    COMULGAR CON LOS NGELES

    Cuando vamos a recibir a Jess en la comunin, debemos hacerlo con la mxima preparacin y pureza posible. Por eso, sera bueno hacer lo que haca santa Teresita del Nio Jess. Me imagino a mi alma como un terreno libre y pido a la Santsima Virgen que quite de l los escombros que pudieran impedirle ser libre. Luego le suplico que levante ella misma una amplia tienda digna del cielo, que la adorne con sus propios aderezos. Despus invito a todos los santos y ngeles a que vengan a dar un magnfico concierto. Creo que, cuando Jess baja a mi corazn, est contento al verse tan bien recibido y yo tambin estoy contenta10.

    Es, pues, importante invocar a Mara y a los santos, pero no olvidarnos de nuestro ngel y de los ngeles de todos los que nos rodean para que nos ayuden en esos momentos tan sublimes al unirnos con Jess en la comunin. Santa ngela de la cruz deca: Me esforc cuanto pude por hacer la comunin con fervor. Le ped a la Santsima Virgen que me cubriese con su manto para comulgar. Renov los votos. Le ped al santo patriarca (san Jos) que me llevara de la mano a comulgar, y a mi padre san Francisco de la izquierda; al santo ngel de mi guarda, que viniera a mi lado y a los dems santos protectores que me acompaasen. Y con esta comitiva fui a comulgar11.

    S. Juan Crisstomo deca: Los que comulgan de esta sangre de Cristo estn con los ngeles y con los arcngeles y con las potencias del cielo, envueltos en el mismo manto real de Cristo12.

    9 Carta 178. 10 MA fol 80. 11 Javierre Jos Mara, Sor ngela de la Cruz, Ed BAC, Madrid, 1982, p. 499. 12 In Ioannem XLVI, 4.

    24

  • Por eso, comulguemos con la mxima devocin posible en unin con Mara y todos los santos y ngeles.

    CANTAR CON LOS NGELES

    Cmo ser or a millones de ngeles cantar al Seor? Cmo cantaran los ngeles aquella noche de Navidad? Nos dice el profeta Isaas: Vi al Seor sentado en su trono. Haba ante l serafines, cada uno con seis alas Y los unos y los otros se gritaban y se respondan: Santo, Santo, Santo, el Seor Dios de los ejrcitos. La tierra est llena de tu gloria (Is 6, 1-3). El libro del Apocalipsis dice ms o menos lo mismo: Delante del trono y alrededor de l, haba cuatro vivientes (serafines), cada uno con seis alas y no se daban reposo da y noche diciendo: Santo, Santo, Santo es el Seor Dios todopoderoso, el que era, el que es y el que viene (Ap 4, 6-8).

    Nosotros debemos asociarnos a ellos tal como decimos al terminar el prefacio de la misa, inmediatamente antes del Santo: Por eso, con los ngeles y arcngeles y con todos los coros celestiales cantamos el himno de tu gloria. En las liturgias de Oriente son ms explcitos al decir: Con un millar de millares y diez mil veces diez mil ejrcitos de ngeles y arcngeles, cantamos el himno de tu Gloria.

    Santa Faustina Kowalska dice: Un da, estando en adoracin ante el Santsimo Sacramento, vi un ngel de gran belleza. Le pregunt: quin eres? Y l me contest: Soy uno de los siete espritus que estn da y noche ante el trono de Dios y lo adoran sin cesar. Al da siguiente, durante la misa, antes de la elevacin, aquel espritu comenz a cantar estas palabras: Santo, Santo, Santo. Su voz era equivalente a millares de voces, imposible describirla13.

    Santa Brgida nos relata su experiencia: Una vez, mientras estaba en misa antes de la consagracin, un sinnmero de querubines cantaba y haca vibrar el aire con sonidos y cantos inefables. Despus que el sacerdote pronunci las palabras de la consagracin, vi la hostia que se cambiaba en un blanco y mstico Cordero A su fulgurante aparicin le hacan escolta la Virgen y las alegres guirnaldas de los serafines, los amores del cielo14.

    El mismo san Juan Crisstomo afirmaba: Los ngeles estn en torno al sacerdote en la misa y todo el ejrcito celestial canta15.

    La beata Rosa Gattorno cuenta: Hoy escuch msica de ngeles Y vi la iglesia toda iluminada, resplandeciente de luz y una infinidad de ngeles que adoraban a su Dios Me acerqu al sagrario y all haba multitud de ngeles16.

    13 Cuaderno I, 194.14 Chiminelli, Santa Brgida de Suecia, Librera Ferrari, Roma.15 De sacerdotio VI, 4.

    25

  • Por eso, cada vez que asistimos a la misa, debemos cantar con los ngeles, especialmente en el momento del Gloria, cantando como los ngeles del da de Navidad: Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad (Lc 2, 14); y cantando con los serafines y con todos los ngeles y arcngeles el himno de su gloria: el Santo.

    LOS SANTOS Y LOS NGELES

    SAN BASILIO, en el siglo IV, escribe: Hay ngeles que custodian naciones enteras. As lo ensean Moiss y los profetas17.

    SAN CIRILO DE ALEJANDRA, tambin del siglo IV, nos dice en una oracin eucarstica: Ten piedad, Seor, de los fieles aqu presentes y por la virtud de tu santa cruz y por la custodia de los ngeles, lbralos de todo peligro y de toda necesidad: incendios, inundaciones, fros, bandidos, serpientes, fieras salvajes, ataques, asechanzas del demonio y enfermedades18.

    SAN ROBERTO BELARMINO afirma: Los ngeles custodios protegen a los hombres de peligros fsicos y morales. Nada de lo que afecta a los hombres deja de interesarles. Todo lo que, de un modo u otro, afecta a nuestro destino eterno, les afecta: desencadenamiento de las fuerzas de la naturaleza, ataques de animales, pasiones, intrigas, conspiraciones, guerras, todo puede ser objeto de una intervencin decisiva del ngel, desde el momento en que el destino eterno de los amigos de Dios est en juego.

    En las florecillas de SAN FRANCISCO se lee que un da se present un ngel en la portera del convento para hablar con fray Elas.

    Pero la soberbia haba hecho al hermano Elas indigno de hablar con el ngel. En esto volvi del bosque san Francisco y reprendi fuertemente en alta voz al hermano Elas, dicindole:

    - Haces mal, hermano Elas orgulloso, echando de nosotros a los santos ngeles que vienen a ensearnos. A fe que temo mucho que esa soberbia te haga acabar fuera de esta Orden. Y as sucedi, como san Francisco se lo haba predicho, ya que muri fuera de la Orden.

    Aquel mismo da y en la hora en que el ngel se march, este mismo ngel se apareci en aquella forma al hermano Bernardo que volva de Santiago y estaba a la orilla de un gran ro y le salud en su lengua:- Dios te d paz, buen hermano!

    16 Hijas de santa Ana, El don de Dios a Rosa Gattorno, Ed. Don Bosco, La Paz, 1994, pp. 184.98.

    17 Adv Eunom 3, 1; PG XXIX, 657 A.18 Prex eucarstica, editada por Antn Haenggi y Irngard Pahl, Friburgo, 1968, p. 341.

    26

  • No sala de su extraeza el hermano Bernardo al ver la apostura del joven y escuchar el habla de su patria, con el saludo de paz y el semblante festivo.- De dnde vienes buen joven?, le pregunt.- Vengo de tal lugar, donde se halla san Francisco. He ido para hablar con l; pero

    no he podido, porque estaba en el bosque absorto en la contemplacin de las cosas divinas. Y no he querido molestarle. En el mismo lugar, estn los hermanos Maseo, Gil y Elas.

    Luego el ngel dijo al hermano Bernardo:- Por qu no pasas a la otra parte?- Tengo miedo, porque veo que hay mucha profundidad- Pasemos los dos juntos, no tengas miedo, dijo el ngel.

    Y tomndolo de la mano, en un abrir y cerrar de ojos, lo puso al otro lado del ro. Entonces, el hermano Bernardo cay en la cuenta de que era un ngel de Dios y exclam con gran reverencia y gozo:- Oh ngel bendito de Dios, dime cul es tu nombre!- Por qu preguntas por mi nombre, que es maravilloso?

    Dicho esto desapareci, dejando al hermano Bernardo consolado hasta el punto que hizo todo aquel viaje lleno de alegra19.

    En la vida de SAN FELIPE BENICIO (1233-1285), Prior general de la Orden de los servitas de Mara, se cuenta que el da 2 de junio de 1259, cuando estaba celebrando su primera misa, todos los presentes, al momento de la elevacin, oyeron un canto tan hermoso y sublime que quedaron como fuera de s de emocin, pues pareca que un coro invisible de ngeles entonaba el Santo, Santo, Santo De esta manera, el cielo ratificaba la decisin que haban tomado los superiores de ordenarlo sacerdote, a pesar de las reticencias de algunos por parecer demasiado insignificante, humanamente hablando, para ser sacerdote.

    SANTA NGELA DE FOLIGNO (1248-1300) tena mucho amor a su ngel de la guarda. Ella escribi: El da de la fiesta de los santos ngeles yo estaba enferma y quera comulgar y no haba quien me pudiera traer la comunin a mi casa. De pronto, yo entend la alabanza que los ngeles dan a Dios y la asistencia que prestan a los hombres. Y se me present una multitud de ngeles, que me condujeron en espritu al altar de una iglesia y me dijeron: ste es el altar de los ngeles. Sobre el altar pude apreciar la alabanza que ellos daban a Jess sacramentado. Y me dijeron: Preprate a recibirlo. T eres su esposa. Jess quiere ahora contraer contigo una unin nueva y ms profunda. No puedo expresar la alegra que sent en ese momento20.

    SANTA FRANCISCA ROMANA (1384-1440) vea continuamente a su ngel. Lo vea a su derecha. Si alguien haca algo malo en su presencia, Francisca lo vea taparse la cara con las manos. Despeda una luz tan grande que no lo poda mirar fijamente. A veces,

    19 Puede encontrarse este relato completo en www.franciscanos.org/florcillas/florecillas01.htm.

    20 Puede leerse esto en el libro Le livre des visions et instructions de la bienheureuse Angle de Foligno, traduccin francesa de Ernest Hello, Paris, 1914.

    27

    http://www.franciscanos.org/florcillas/florecillas01.htm

  • disminua su resplandor para que pudiera verlo y Francisca lo miraba con ternura e, incluso, se atreva a posar su mano sobre la cabeza de su celestial compaero.

    San Francisco de Regis (1597-1640) tena mucha devocin a los ngeles y, especialmente, a su ngel custodio, al que le encomendaba todas sus buenas obras para que las presentara ante Dios. No pasaba nunca junto a una iglesia sin invocar al ngel guardin de la iglesia o de la parroquia y a los ngeles de sus habitantes. Igualmente, cuando pasaba junto a un cementerio, se encomendaba a los ngeles de todos los difuntos enterrados all y oraba por ellos, envindoles su bendicin sacerdotal.

    Un da, pasaba por una calle, cuando una mano invisible lo detuvo y no poda caminar. En ese momento, desde la ventana de una casa vecina le pidieron a gritos que subiera, pues haba una persona moribunda. l subi a la casa y escuch en confesin al moribundo y le dio los ltimos sacramentos. l nunca dud que haba sido su ngel quien le haba detenido para que pudiera atender a aquel enfermo a bien morir.

    Sobre SANTA ROSA DE LIMA (1586-1617), se dice que enviaba a veces a su ngel a hacerle recados y l los cumpla fielmente. Un da, su madre estaba enferma y santa Rosa fue a verla. Su madre, al verla un poco descaecida mand a una empleada negra a que fuera a comprar un real de panecillos de chocolate y medio real de azcar para darle a su hija. Pero Rosa le dijo: No, madre ma, no los d que sern malgastados, que doa Mara de Uztegui me lo enviar. De all a poco llamaron a la puerta de la calle, siendo ya muy tarde y fueron a abrir y entr un negro de la dicha doa Mara de Uztegui con una jcara de chocolate y la dio de parte de la dicha seora... De cuyo suceso qued admirada esta testigo y pregunt con cuidado a la dicha su hija (Rosa): Cmo saba que le haban de enviar aquel chocolate? Y le respondi: Mire, madre ma, cuando hay una necesidad tan precisa como sta que yo tena ahora, que bien la conoci vuestra merced, basta decrselo al ngel de la guarda, y as lo hice yo a mi ngel, como lo he hecho en otras ocasiones.

    De lo cual esta testigo qued admirada y espantada de ver aquel suceso. Y esto responde y declara delante de dicho juez, y debajo del dicho juramento por ser as verdad, y ambos lo firmaron, el bachiller Luis Fajardo, Mara de Oliva, ante m, Jaime Blanco, notario pblico21.

    La VENERABLE SOR MARA DE JESS DE GREDA (1602-1665) escribe en su famoso libro Mstica ciudad de Dios:

    En una ocasin: Apareciseme por mandato de Dios mucha multitud de ngeles de todos los coros y jerarquas, hermossimos y con distincin de cada jerarqua, y me dijeron: El Altsimo manda y dispone que seas nuestra compaera, que tu trato y conversacin sea con nosotros y te has de asimilar a nuestra naturaleza, imitndonos en lo que hacemos. A todos los coros y jerarquas has de imitar, mirando nuestros oficios, a unos en el amor fervoroso; a otros en la ciencia que recibimos... En la 21 Tomado del proceso de beatificacin de Santa Rosa, fechado en Lima el 1 de marzo de 1618.

    28

  • reverencia, amor, adoracin y culto que tenemos a Dios nos has de imitar; y en el trabajar por las almas has de imitar a los ngeles de la jerarqua inferior, que las guardan. Pasado esto, sent que me presentaban ante el trono de la Santsima Trinidad... Y el eterno Padre mand a los ngeles que me admitiesen por compaera y a m que lo fuese y que obrase como ellos22.

    Tambin vi multitud de ngeles de la primera jerarqua, que me decan: Compaera y amiga nuestra, ven con nosotros.- A dnde van?- A pedir por las almas que tenemos a nuestro cargo, de las que somos custodios.

    Somos vigilantes y ayudadores fidelsimos. Las asistimos en todos sus trabajos, las quitamos de los peligros. Repetidas veces, las apartamos de los demonios, les administramos santos pensamientos. Si vemos que se ponen en peligro de pecar, las amonestamos para que se aparten. Muchas veces, duermen y nos desprecian, no invocndonos y nosotros les estamos haciendo beneficios23.

    SANTA MARGARITA MARA DE ALACOQUE dice: Una vez, estando en la labor comn de escardar lana, me retir a un pequeo patio prximo al sagrario del Santsimo Sacramento, donde trabajando arrodillada, me sent al instante recogida por completo interior y exteriormente y se me represent, al mismo tiempo, el adorable Corazn de mi adorable Jess ms brillante que el sol. Estaba en medio de las llamas de su puro amor, rodeado de serafines que cantaban con admirable concierto: El amor triunfa, goza el amor, placer derrama, su Corazn.

    Estos bienaventurados espritus me invitaron a unirme a ellos en las alabanzas al divino Corazn, dicindome que haban venido a asociarse a m con el objeto de tributarle un homenaje continuo de amor, de adoracin y de alabanza y a este fin haran mis veces delante del Santsimo Sacramento para que yo pudiese, por su medio, amarle sin interrupcin y ellos, a su vez, participar de mi amor, sufriendo en mi persona como yo gozara en la suya. Escribieron, al mismo tiempo, esta asociacin en el Corazn Sagrado con letras de oro y con los caracteres indelebles del amor24.

    EL BEATO BERNARDO HOYOS (1711-1735) escribe: La vspera del Corpus, al comulgar, me pareci estar rodeado de espritus anglicos, que hacan compaa a su rey sacramentado. Sent, en particular, la amable presencia de mi ngel y de san Juan Evangelista, que continuamente me asisten. Y luego recib una luz especial para comprender la excelencia del Santsimo Sacramento del amor.

    SAN ANTONIO MARA DE CLARET (1807-1870) escribe en su Autobiografa: El infierno me haca una gran persecucin, pero era muchsimo mayor la proteccin que reciba del cielo. Yo conoca visiblemente la proteccin de la Santsima Virgen y de los ngeles y

    22 Sor Ma de Jess de greda, Mstica ciudad de Dios, Ed. Villena, Madrid, 1985, p. 317-318.23 ib. p. 368.24 Autobiografa VIII.

    29

  • santos. La Santsima Virgen y sus ngeles me guiaron por caminos desconocidos, me libraron de ladrones y asesinos y me llevaban a puerto seguro sin saber cmo25.

    La BEATA ANA CATALINA EMMERICK (1774-1824) en sus visiones y revelaciones dice: El ngel me exhortaba a ofrecer todas mis privaciones y mortificaciones por las almas benditas del purgatorio, las cuales no pueden valerse por s mismas y son cruelmente olvidadas y abandonadas por los hombres. Yo enviaba muchas veces a mi ngel custodio al ngel de aquellos a quienes vea padecer para que l los moviese a ofrecer sus dolores por las benditas almas. Lo que hacemos por ellas, al punto se convierte en consuelo y alivio para ellas. Son tan dichosas y se quedan tan agradecidas!26.

    Una vez, debiendo cruzar un puente muy estrecho, miraba con gran temor lo profundo de las aguas que corran debajo; pero mi ngel custodio me gui felizmente a travs del puente. En la orilla haba una trampa para ratones y en torno a ella saltaba un ratoncillo; de pronto, se sinti tentado de morder el bocado que vea y qued preso en la trampa. Oh desventurado, dije yo, que por un bocado sacrificas la libertad y la vida. Y mi ngel me dijo: as obran los hombres, cuando por un corto placer ponen en peligro el alma y la salud eterna27.

    En la vida de la BEATA MARIAM (1846-1878), la pequea rabe, carmelita descalza, se cuenta que un da, por las calles de Jerusaln, se le acerc un joven muy hermoso. Ella tena unos quince aos. El joven le habla con fervor de la castidad perfecta por amor a Dios. Algunos das despus, lo vuelve a encontrar y le dice que se llama Juan Jorge y la invita a ir al santo Sepulcro. Ella le dice que quiere hacer all el voto de virginidad perpetua, si l tambin lo hace. Y los dos hacen el voto de castidad perfecta para siempre. Antes de despedirse, Juan Jorge le habla a Mariam de las grandes etapas de su vida futura.

    Dos aos ms tarde, se encontrarn en Mangalore, en la India, un poco antes de su profesin perpetua como religiosa carmelita descalza. Entonces, ella comprende que Juan Jorge es un ngel de Dios, como lo fue Rafael para Tobas28.

    En la vida de SAN JUAN BOSCO se cuenta que el 31 de agosto de 1844, la mujer del embajador de Portugal deba ir de Turn a Chieti; pero, antes de emprender el viaje, fue a confesarse con san Juan Bosco, que le dijo que rezara tres veces la oracin del ngel de la guarda antes del viaje para que su ngel la asistiera en los peligros. En determinado punto del camino, los caballos comenzaron obstinadamente a desobedecer al cochero y, al final, la diligencia y los viajeros se vieron envueltos en una cada tremenda. En tanto que las seoras gritaban, una puertecilla de la carroza se abri, las ruedas chocaron contra un montn de cascajo, el coche se empina y arroja a cuantos

    25 Autobiografa, Ed. Claret, Barcelona, 1985, p. 231.26 Ana Catalina Emmerick, Visiones y revelaciones, Ed. Guadalupe, Mxico, 1944, primera

    parte, libro 1, p. 184.27 ib. p. 173.28 Brunot Amde, Mariam, la petite arabe, Ed. Salvador, Mulhouse, 1984, p. 26.

    30

  • iban dentro y la portezuela abierta se hace pedazos. El cochero salt del pescante, las viajeras se ven en peligro de ser aplastadas, la seora resbala por tierra de manos y cabeza, y los caballos siguen corriendo desbocados. En este punto, la seora recurri una vez ms a su ngel... En resumen, las viajeras slo tuvieron que reajustarse los vestidos y el cochero amansar a los caballos. Todos siguieron a pie, comentando vivamente lo sucedido29.

    SANTA TERESITA DEL NIO JESS deca a su hermana Celina en carta del 26 de abril de 1894: Jess ha colocado cerca de ti a un ngel del cielo, que te guarda siempre. l te lleva en sus brazos por miedo a que tu pie tropiece contra las piedras. T no lo ves y, sin embargo, es l quien desde hace veinticinco aos ha preservado tu alma y ha conservado tu blancura virginal; es l quien aleja de ti las ocasiones de pecado... Fue l quien se te mostr en un sueo misterioso que tuviste en la infancia: Veas a un ngel llevando una antorcha, caminando delante de nuestro querido padre. Sin duda, quera hacerte conocer la misin que habras de cumplir ms tarde... Celina, no temas las tormentas de la tierra... T ngel de la guarda te cubre con sus alas y en tu corazn reposa Jess, pureza de las vrgenes. Jess duerme y el ngel permanece en su misterioso silencio. Sin embargo, estn ah con Mara, que te esconde tambin bajo su manto30.

    MARA LATASTE (1822-1847) fue una gran mstica francesa. Ella escribe: Existe la ms ntima unin entre los hombres y ngeles, y debe ser una unin para siempre. Dios ha creado al hombre y lo ha confiado a la custodia de los ngeles. Los ngeles permanecen a su lado. Todos los hombres tienen un ngel custodio por voluntad del Padre del cielo... Los ngeles alejan de nosotros los males del cuerpo y del alma, luchan contra nuestros enemigos y nos incitan a obrar el bien, llevan nuestras oraciones a Dios y escriben nuestras buenas acciones en el libro de la vida. Rezan por nosotros y nos acompaan hasta nuestra muerte y despus de ella hasta que lleguemos al cielo. Nuestro ngel nos seguir siempre por todas partes, cada da de nuestra vida, y nos presentar ante Dios al final de nuestra existencia31.

    La BEATA ANIELA SALAWA era una humilde empleada de hogar de una familia polaca. Durante los ltimos meses, antes de su muerte, ocurrida el 2 de marzo de 1922, recibi muchas consolaciones de su ngel guardin. Ella era muy devota de Jess Eucarista y todo el tiempo libre de que dispona, lo aprovechaba para ir a visitar a Jess a la iglesia ms cercana. En la tarde del 15 de junio de 1921, se fue a la iglesia de san Nicols, cuando el sacristn estaba para cerrar la iglesia. l le dijo que se apresurara, pues tena que cerrar. Ella fue a un lugar discreto, a la capilla de santa Ana. Cuando el sacristn lleg para decirle que ya era hora de salir, no la vio por ningn sitio; revis bien toda la iglesia y no la encontr. Pensando que haba salido, cerr la puerta y se fue a su casa.

    29 Molinaris M., Florecillas de Don Bosco, Madrid, 1978, p. 45.30 Carta 140.31 Darbins Pascal, Vie et oeuvres de soeur Marie Lataste, Ed. Tequi, Paris, 1974, p. 15 ss.

    31

  • A la maana siguiente, dice l, miro bien a ver si hay alguien dentro de la iglesia antes de abrir y no veo a nadie. Y, cuando voy a abrir la sacrista, encuentro a Aniela, arrodillada delante del Santsimo Sacramento cerca de la imagen de san Jos. Ella estaba radiante y pareca en xtasis. Yo me pregunt por dnde haba entrado32.

    Aniela escribi en su Diario, escrito por obediencia a su director espiritual, lo que pas aquella noche. Simplemente que le haba pedido a su ngel guardin que la hiciera invisible para poder quedarse toda la noche a adorar a Jess sacramentado. Y el ngel la haba hecho invisible a los ojos del sacristn. Fue beatificada por el Papa Juan Pablo II en 1991.

    LA SIERVA DE DIOS MARA DE LA PASIN TARALLO (1866-1912) tena mucha familiaridad con su ngel. l rezaba con ella y la ayudaba, sobre todo, cuando a causa de sus muchas enfermedades y sus estigmas, no poda desplazarse y deba participar en la recitacin del Oficio divino. Una religiosa de su Comunidad escribi: Una noche, la sierva de Dios iba al coro para la recitacin de los maitines. El corredor y las escaleras estaban muy oscuros. Pero yo vi una luz extraordinaria que la preceda hasta que lleg al coro. Yo le dije: Hermana, t caminas as, sin luz, por la noche? Te puedes caer! Ella me respondi con simplicidad: no tengas miedo, nosotros tenemos a nuestro lado un ngel guardin, que nos cuida. Yo le dije: Qu era esa luz que te preceda por el claustro? Ella se limit a sonrerme. Yo me convenc de que era su ngel guardin, que le acompaaba y le ayudaba en todo momento33.

    LA VENERABLE SOR NGELES SORAZU (1873-1921) dice: Desde mi infancia profes devocin cordialsima a mi ngel custodio, a quien invocaba muchas veces todos los das y con mucha devocin Conceb la idea de emparentarme con los ngeles, llamndome en la religin Sor Mara de los ngeles, como lo hice el da que me impusieron el santo hbito. Los amaba mucho y me entusiasmaba recordarlos Los vea extticos de amor y admiracin, contemplando, ora las perfecciones de la Seora (Virgen Mara), ora su correspondencia a la gracia y sus relaciones divinas con Dios y su Unignito humanado. Luego, acercndose ms a mi alma, mostrbanse como modelos para que me inspirase en ellos en mis relaciones con Dios y con la Virgen, abrasados en divinos incendios, revelando en su actitud la profunda veneracin y estimacin infinita que sienten por Dios y su divina Madre. Despus, como compaeros de mi destierro y coadjutores en la alta empresa de amar y glorificar a mis soberanos amores, Jess y Mara, en los misterios de su vida mortal y en la sagrada Eucarista.Dondequiera que contemplase a Jess y Mara los vea siempre rodeados de una multitud prodigiosa de ngeles Varias veces, vi o experiment la presencia de mi ngel custodio y de otros ngeles en mi celda, quienes se imponan a mi alma como

    32 Wojtczak Alberto, Angela Salawa, Postulazione generale dei frati minori conventuali, Roma, 1984, p. 296.

    33 Frangipane Domenico, La serva Suor Mara della Passione, San Giorgio a Cremano, Suore Crocifisse di Ges sacramentato, 1949, p. 169.

    32

  • participacin de la santidad y poder de Dios, con tanta grandeza y majestad, que parecan dioses, pero, al mismo tiempo, humildes y afabilsimos Era tanto el respeto y veneracin que senta por ellos que en su presencia quera permanecer postrada en tierra en actitud de adoracin y su presencia produca en mi alma efectos maravillosos, pues sentir la presencia de un ngel y caer de rodillas, como abrasada de amor divino, era todo uno y senta tales ansias de ser santa, muy santa y de glorificar a Dios, que no parece sino que por su medio se revelaba el mismo Dios a mi pobre alma. Anhelaba yo ser como ellos santa, anglica, divina, como divino es el objeto en cuya contemplacin los vea como absortos y extticos de amor.

    Qu ser Dios?, me preguntaba muchas veces, cuando se revelaba a mi alma algn ngel, en vista de los efectos que su presencia me produca; y me persuada que, si dichos ngeles se dejasen ver de los infieles y pecadores que viven en el mundo, todos se sentiran abrasados en amor de Dios y la tierra se transformara en cielo34.

    En mis relaciones con Jess y Mara, tena siempre presente a los santos ngeles y, en unin suya, practicaba todos los actos de virtud y religin Cuando sala del coro, dejaba mi corazn en el sagrario a los pies de Jess, a quien suplicaba retuviese mi espritu a su lado. As lo haca el Seor; pues, dondequiera que estaba, senta la influencia de mi Dios sacramentado y me comunicaba con l a travs de las paredes que nos separaban. Haba una corriente invisible y misteriosa del sagrario a mi alma en cuya virtud me comunicaba con Jess y Mara y con los santos ngeles que dejaba en el templo.

    Cada diez o quince minutos enviaba recados con mi ngel custodio, a quien suplicaba que fuese al sagrario a visitar en su nombre y el mo a mis soberanos amores (Jess y Mara), y me trajesen nuevas de ellos y de nuestros hermanos los ngeles. Que les dijese de mi parte que suspiraba por ir a su lado y que, entre tanto, todos me diesen la bendicin etc Amaba mucho a todos los ngeles; pero con predileccin a los que sirven a Jess y lo acompaan en la sagrada Eucarista, a quien pareca me unan lazos ntimos. Cuando estaba en el coro, me figuraba ver a mi ngel custodio confundido en los del sagrario. Al salir del coro, me despeda de todos menos de ngel tutelar, que me figuraba que vena conmigo para acompaarme y ayudarme a cumplir mis deberes. Lo senta a mi lado y dentro de m, muy contento y afable, y haca tanto aprecio de su misterio que me maravillaba. Entenda que me deca que Jess le haba encomendado y recomendado mi alma con especial y sumo inters y, por esto y porque vea al diablo interesado en mi perdicin, desplegaba su solicitud en mi asistencia y me vigilaba y cuidaba con esmero. Este conocimiento y evidencia del amor y solicitud de mi ngel me entusiasmaba y acrecentaba el amor que por l senta y, como enamorada de mi santo ngel, exclamaba: Qu santo, santsimo es mi ngel!, qu hermoso, qu bello, qu excelente, qu amable y bueno!... No cesar de repetir que mi ngel es excepcional, es uno de los ngeles ms santos, ms afables y caritativos de las tropas anglicas y, que

    34 ngeles Sorazu, Autobiografa espiritual, Ed. Fundacin universitaria espaola, concepcionistas franciscanas, Madrid, 1990, pp. 266-268.

    33

  • me perdonen sus hermanos y mos, los ngeles del cielo, si se dan por agraviados del afecto singular que le profeso y del lugar de preferencia que ocupa en mi estimacin.

    Despus de cumplidos mis deberes, para los cuales haba salido del sagrario, cuando volva a l, parecame que los ngeles, que hacen la corte a Jess en nuestro sagrario, radiantes de jbilo, venan a mi encuentro y tomando mi alma, la introducan en el sagrario con inefable caricia y contento de verme nuevamente en su compaa. Y all, en el fondo del sagrario, postrada a los pies de Jess, lo adoraba y poniendo por testigo a mi ngel custodio, a los ngeles del sagrario y a Mara Inmaculada, mi excelsa Madre, le daba cuenta a Jess de todo lo que haba ejecutado y omitido fuera del coro, agradeciendo los favores y socorros divinos, que me haba prodigado el mismo Seor Comulgaba espiritualmente y permaneca en el templo, mejor dicho, en el centro del sagrario, donde yaca mi alma postrada a los pies de Jess, ocupada en amarle y procurarle toda la gloria y complacencias posibles, en unin de Mara, de mi ngel custodio y de los ngeles del sagrario35.

    Varias veces vi a Jess glorioso en el cielo en ntimas comunicaciones con los santos ngeles, como en medio de ellos, tratndolos con infinito amor y ternura, como a hijos, y me requiri para formar parte de su naturaleza anglica y participar del amor y ternura que les prodiga36.

    LA BEATA ANNA SCHFFER (1882-1925), a los 18 aos sufre un accidente y queda paraltica para toda la vida. Los 25 aos que le quedan de vida sern un continuo martirio, pero ella sabr aceptar la voluntad de Dios y se ofrecer como vctima por la salvacin del mundo. Desde 1901 ve a su ngel. En 1910 recibe la gracia de los estigmas para participar de la pasin de Jess. En 1914 llega al matrimonio espiritual.

    Cuando comulgaba, siempre le peda a su ngel que la ayudara en su debilidad para hacer una buena comunin. Ella amaba inmensamente a Jess Eucarista y reciba frecuentemente la gracia de que su ngel la llevara (en realidad o en espritu) a iglesias lejanas, donde se celebraban especiales actos de adoracin o misas solemnes para adorar a Jess sacramentado. Dice por ejemplo: El 31 de agosto de 1918 me encontr en una iglesia muy grande delante del Santsimo Sacramento expuesto, delante del cual haba numerosos cirios ardiendo. All vio a millares de ngeles, adorando a Jess y que dos ngeles, de especial majestad, estaban a ambos lados del Santsimo de rodillas, adorando a su Seor.

    Un testigo relata lo siguiente: Todos los das iba yo a casa de Ana. Yo la bendeca con agua bendita y ella haca la seal de la cruz. Hacia las 6.45 p.m. llegaba el sacerdote para darle la comunin. Ella estaba en su cama. Y, cuando el sacerdote depositaba la hostia sobre su lengua, alrededor de su lecho apareca una luz muy bella e indescriptible. Yo le pregunt a su madre si eso ocurra siempre y ella me dijo que s37.

    35 ib. pp. 274-279.36 ib. p. 322.37 Weigi Antn Mara, Geschichte einer Lieber, Altting, verlag St. Grignion haus, 1966, p. 85.

    34

  • El PADRE JEAN EDOUARD LAMY (1853-1931) era un sacerdote de un pequeo pueblecito de Francia. Su bigrafo, el conde Paul Biver, dice en el libro que escribi sobre su vida: Un da, a las diez menos cuarto de la noche, me acuesto y apago la luz. Despus de dos o tres minutos, siento la conversacin animada en la habitacin del anciano sacerdote. Y en el silencio de la noche oigo voces masculinas. El Padre Lamy hablaba con su ngel custodio38.

    El padre Lamy deca frecuentemente: Nosotros no damos a los ngeles la importancia que tienen. No les rezamos suficientemente. Ellos nos miran como a sus pequeos hermanos necesitados. Y nos cuidan con mucho cario. l tena como protector especial al arcngel san Gabriel. Sufra de problemas a la vista y en su vejez lleg casi a perderla totalmente. Pero el ngel le ayudaba, cuando sala a visitar enfermos por las noches. Sin su ayuda se hubiese cado cientos de veces por aquellas calles oscuras y, sobre todo, con la nieve del invierno. El arcngel, con otros ngeles, le acompaaba por delante con una luz suficiente para que pudiera ver el camino y, a veces, cuando terminaba de visitar a los enfermos, estando muy cansado, de pronto, se encontraba a la puerta de la casa parroquial, como si hubiera sido transportado milagrosamente por los ngeles en un instante.

    GABRIELA BOSSIS es una gran mstica francesa, fallecida en 1950 y cuyo Diario, titulado El y yo, ha tenido ms de 50 ediciones en distintas lenguas. El 7 de julio de 1940, ella le dice a una amiga: Invita a los ngeles y a los santos para que te acompaen a reconocer tu casa, piensa que estn ah para acompaarte en todos tus actos. Son tus hermanos mayores. El 13 de diciembre de 1944 le dice Jess: Yo estoy en el sagrario y os pido que vengis a hacerme compaa en unin con los ngeles que me rodeaban en el huerto de los olivos. Ellos estaban all para sostener mis fuerzas. T ven aqu para sostener mis fuerzas en mi soledad. Como ves, no hay nadie en la iglesia. Mis visitantes son pocos y sus visitas son breves y apresuradas.

    El santo PADRE PO DE PIETRELCINA (1887-1968) le deca en una carta a su dirigida: Querida Raffaelina, qu gran consolacin, cuando al momento de la muerte, tu alma vea a este ngel tan bueno que te acompa a lo largo de la vida39.

    En una ocasin, el Padre Po, vestido de soldado despus de salir del cuartel, donde haba sido llamado en tiempo de la primera guerra mundial, lleg en tren a Benevento y quiso llegar hasta su pueblo de Pietrelcina, pero se dio cuenta de que no tena dinero suficiente para pagar el billete del autobs. Confiando en la providencia, se subi al autobs, pensando en explicarle al cobrador que le disculpara, que le pagara al llegar al pueblo. Pero subi con l un extrao personaje, elegantemente vestido y con una maleta nueva que se sent a su lado. Cuando el cobrador se acercaba pidiendo los

    38 Biver P., Pere Lamy, aptre et mystique, Editions du serviteur, 1988, pp. 179-180. 39 Epistolario II corrispondenza con Raffaelina Cerase, Ed P. Po de Pietrelcina, S. Giovanni

    Rotondo, 1977, carta 29, p. 206.

    35

  • billetes y el Padre Po estaba ya sudando, el cobrador le dijo: Alguien ya pag por usted. Mir al personaje vecino, pero no dijo nada, porque no saba si haba sido l.

    Al llegar a su pueblo, se baj del autobs y mir al compaero para saludarlo y despedirse, pero ya no estaba. Haba desaparecido. Este suceso lo contaba muchas veces a sus hermanos religiosos, como dando a entender que Dios le haba socorrido por medio de su ngel40.

    El Padre Alessio Parente, confidente y compaero del Padre Po, cuenta un caso que le ocurri a l personalmente en 1959. Cuando el Padre Po celebraba la misa, l, con otro religioso, daba la comunin a los fieles, mientras el Padre Po estaba en la sacrista. Un da, al dar la comunin, el Padre Alessio termin todas las hostias que haba en su copn y fue al altar a purificarlo, mientras su compaero segua dando la comunin. Cuando ya haba purificado el copn y estaba para cerrarlo, vio una hostia que, volando, se introdujo en su copn con un pequeo sonido. Se qued pasmado. Despus de la misa, se lo cont al Padre Po y ste le dijo: Procura estar ms atento y no distribuir la comunin tan rpidamente. Da gracias a tu ngel custodio, que no ha permitido que Jess cayera por tierra. As le daba a entender que el ngel haba recogido la hostia, que se le haba cado sin darse cuenta e iba a caer a