andrés de luna hasta por las penumbras las sombras · gramos, al estilo de la alicia de lewis...
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Andrés de Luna
Hasta por las penumbrasylas sombras
(Viñetas sobre el espectáculo del eros)
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I. Jean Duvignaud en Espectáculo y Sir
ciedad escribe que
los grupos humanos que admitenla distinción entre experienciaimaginaria y vida real no siempresaben lo que proponen. La voluntad de representar está lejos deposeer un contenido si éste es incapaz de dramatizarse; construye unaspecto de la existencia y estaforma se hace transmisible: la arquitectura oculta que subtiende aldrama.
11. El espectáculo del erotismo esparte de la visualidad contemporánea.Los hechos transcurren para ser vistos, sólo que el observador exige unadosis de verosimilitud y otra de sugerencia. Engancharnos a la fantasía esacceder a un entorno que rompe sussecretos y los hace públicos. Además,el eros quiere colarse por las rendijasde las emociones y del intelecto, volverse piel y vello de nuestro imaginario. Basta hojear una revista o unperiódico para darse cuenta cabal deque somos tributarios del sexo y a élle rendimos cuentas de nuestras aspiraciones explícitas o de aquellas quellegan como aves nocturnas y que seocultan en los entresijos de la conciencia.
m. Somos imagen en el espejo: estamos reflejados y nos convertimos enobjeto de nuestra observación. Si logramos, al estilo de la Alicia de LewisCarroll, sobrepasar las fronteras quedividen el estar frente o detrás del es-
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pejo, entonces habremos de incluirnos en la parte actuante. Esto quieredecir que el espectáculo eróticopuede formar parte de lo que seguimos con el ojo avizor de nuestros gustos, pero lo ideal es convertirse enparte del suceso. De otra manera elespectador es el eterno convidado depiedra en el festín de los sentidos. Locual es tan patético como observar alonanista que cumple sus funcionesdeseantes en la oscuridad de un cine.Asume la soledad del hecho y lo resuelve con singular placidez; sin embargo, el espectáculo del erostranscurre en la pantalla y es exteriora él, forina parte de otro universo. Loúnico que hace es apropiarse de lassensaciones de otros para convertirlasen un simulacro de su propia intimidad. El menesteroso sexual trata dealiviar sus deseos como aquel queaplaca su apetito al degustar una comida chatarra. El hambre se esfuma aligual que sus posibilidades de construir el motivo deseante, que siempreimplica "un proceso de conocimiento", según la idea de Gilles Deleuze.
IV. En El aire y los sueños Gaston Bachelard da una de las claves para entender el carácter de la imaginación:
una filosofia que se ocupa del destino humano, debe no sólo confesar sus imágenes, sino adaptarse aellas, continuar su movimiento.Debe ser, francamente, lenguajevivo... la imaginación no debe identificarse con la percepción. Porqueesta última nos lanza a la inmedia-
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tez de los hechos; en cambio, laimaginación es ausencia, es lanzarse hacia una vida nueva.
En ese sentido, el espectáculo, en sucarácter de representación y búsqueda, tiene una parte sustancial que es"perceptible" pero lo que importa esla posibilidad "imaginaria". Una conduce a la otra, como cuando se requiere de un transbordo para llegar allugar requerido, sólo que aquí el destino estará tan cerca o tan lejos segúnlas posibilidades del sujeto.
V. Con los años setenta llegó el tiempode la tolerancia. El eros apunta hacia lapromiscuidad. Finkielkrauft habla de"la aventura a la vuelta de la esquina".En los bares se establecen las reglas deljuego e incluso dan lugar a un códigoque los semiólogos ven con simpatía;por ejemplo, hay que hablar de los códigos del "Meinshaft", un antro neoyorkino que se volvió mítico, inclusoWilliam Friedkin utilizó la fama delsitio para ubicar a sus personajes homosexuales del filme Cruising. Puesbien, llega un joven con un pañueloamarillo que sobresale de la bolsa tra
sera del pantalón de cuero. Los asistentes voltean a verlo, algunos vuelvena su copa y otros se interesan en lasaficiones de este noctámbulo. El pañuelillo indica que es aficionado a lahúmeda escatología llamada "lluvia dorada". Otros dejarán saber sus preferencias al llevar lienzos de color rojo,blanco, azul, verde o morado. El espectáculo fascina en su cinismo, en su desafio y en su falta de ambigüedad.
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VI. En sus dos volúmenes acerca de laCritica de la razón cínica el filósofo alemán Peter Sloterdijk establece que
cinismo es la falsa conciencia ilustrada; la conciencia infeliz enforma modernizada. El aserto es, aeste respecto, un aserto intuitivoque comienza con una paradoja:expresa un malestar que el mundomoderno ve impregnado de locasbromas culturales, de falsas esperanzas y el correspondiente desengaño de las mismas, del progresod~o loco y de la paralización de larazón, de la profunda grieta que
.'atraviesa las modernas conciencias,y que para SIempre parece separarunos tiempos de los otros, lo razonable de lo real, lo que se sabe delo que se hace... en su segunda versión, el concepto cinismo adquiereuna dimensión histórica.
VII. Varios conceptos apuntan haciala descripción del espectáculo erótico.Uno de ellos es la ficcionalidad, el carácter de la representación; esto nosconduce por las vías de lo imaginario.Nietzsche encontraba que "ahora elcentro está en todas partes". Eso escierto, el deseo es el único que alcanza a dibujar o a delimitar los pormenores de ese proceso; como en losjuegos infantiles en los cuales al seguir unos números se va encontrandola figura oculta. De la misma manera,el deseo establece sus coordenadas ydiseña la trama del imaginario erótico, cuyas características están apuntadas en la idea de la fragmentación, eleros es una discontinuidad que nuncapuede identificarse con la línea recta,y que admite al cinismo entre suscomponentes. El amante toca, acaricia y rebasa los límites de lo habitualmente permisible; su cinismo lojustifica con esa conciencia de que élha adquirido la confianza para adentrarse hasta esos territorios vedados alos otros. Él desabotona, admite la mirada ajena' y se muestra en la intensidad de sus jadeos, de su potencia o desu desfallecimiento orgásmico paraotorgar sus equivalencias de aquello
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que ha solicitado. Éste es el espectáculo íntimo, la condición privada querequieren los amantes, un espacioque privilegian con sus actos, con suardor carnal y con ese gesto lúbricoque va y viene, que se husmea y quepermanece aun con los ojos cerrados;es la respuesta corporal y cultural deun amor que exige una buena dosisde cinismo para completarse.
VIII. En el cementerio parisino dePere Lachaise ocurren hechos que parecen insólitos: parejas de jóvenes yde hombres y mujeres de medianaedad, muchos de ellos casados y conhijos, han encontrado una forma derenovar su sexualidad. Sin precisar undía específico de la semana, llegan alpanteón por la tarde, se distribuyen yse esconden en alguna cripta, paraque a las nueve o diez de la noche sereúnan en un punto que previamentehan acordado. Luego empieza una actividad frenética en la cual todos intervienen. Tratan de establecer uncontacto erótico entre las celebérrimas tumbas de Pere Lachaise. Ignoran los olores fétidos de las floresputrefactas, de la incomodidad de lastumbas o de las raspaduras en las rodillas o en la espalda; simplemente seintegran a un juego lúbrico que incluye cambios de pareja y escarceos con
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otros participantes. Esto incluye observar a los otros. El condón es parteindispensable en estos tiempos finiseculares. Se trata de excitarse con un
espectáculo inusitado que transcurreen la oscuridad. Los conseIjes de PereLachaise se vuelven tolerantes graciasa una cuantiosa propina; lo demáscorre a cargo de los orgiásticos. Sólohace unos meses se generalizó el escándalo y se han suspendido temporalmente las fiestas eróticas en PereLachaise.
IX. En Mikonos, esa inolvidable islagriega, la condición fundamental es elexhibicionismo. Por un lado están lasplayas familiares de Elia, mientrasque las más espectaculares son las deParadise y Superparadise. Al principio de los años ochenta la isla rocosase convirtió en una suerte de enclaveparadisiaco. Multitudes de Europa yAmérica llegaban para convertir susdeseos en parte del espectáculo. Deeste modo, los transportes marítimoshelénicos partían del puerto de ElPireo y en unas cuantas horas estabanen Mikonos. Lo inmediato era ponerse la vestimenta apropiada y salir enpos del eros. En Superparadise la desnudez es total y bastaba una toallapara entregarse a la frescura de labrisa y al oleaje tranquilo de estasaguas casi homéricas. En el recododerecho de la playa son los homosexuales quienes se travisten y hacenconcursos de belleza, simpatía y traje.Se proponen como espectáculo y tratan de sostener una alegría cínica. Enla tarima la mayoría está travestida,mientras que los observadores estándesnudos. El contraste es interesante.
X. En Amsterdam, cerca de la casamuseo de Rembrandt, se ostentaba unespectáculo infrecuente: las prostitutas se exhiben en aparadores. ParaAbraham Moles la vitrina es el puntode mayor fidelidad en la contemplación de la imagen. Están hechas paracontemplar las piezas arqueológicas,los objetos del museo, la ropa, losmuebles o lo que venda el almacén.Sin embargo, el espectáculo de Ams-
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Fotografía: Norma Patiño
terdam consistía en que estas mujeresrubias, morenas, negras, de cuerposesculturales o de obesidad extrema,eran parte del paisaje urbano. Se recorrían las calles y uno se topaba conesta representación que algunos calificaron como un verdadero ejemplo delos deterioros del capitalismo, otrosfueron más cínicos y gozaron con elespectáculo. Ellas estaban ahí para servistas, para ser admiradas y, sobretodo, para incitar a los incautos a quedisfrutaran de sus habilidades en elamor mercenario. En la actualidadhan sido reubicadas, pero sobrevivenlas imágenes de estas damas que fueron, sin proponérselo, parte de losmitos contemporáneos.
XI. En el teatro "Deux Boules", en lacalle parisina de las Escuelas se haceuna representación que disfrutan losturistas, ya sean japoneses, latinoamericanos o franceses provincianos. Elespectáculo consiste en un recital depoesía y textos de Restif de la Bretomme o de Sade, acompañados por unamúsica cursilona que quiere traducirse en términos de atmósfera sensual.En el escenario, dos jóvenes con lospechos al aire siguen el rudimentarioguión y se muestran lánguidamenteeróticas. Están maquilladas en tonosblancos y en sus cuerpos sobresalenlos pezones ornamentados de un tonorojizo. Casi de inmediato llegan lasparejas masculinas, que interrumpenlos deliquios sáficos de las muchachas.La voz engolada que dice los textoscambia de tono; una humareda ligeramente perfumada produce lo quequiere ser un vaho lúbrico. Sin más,las mujeres se dan a la tarea de excitara los hombres que también están disfrazados a la moda de finales del XVIII.
Las acciones transcurren sin emotividad alguna. El espectáculo se convierte en ruinosa repetición, los tiemposse amplifican y muchos se hartan deque una de las virilidades tarde tantoen levantar el vuelo del deseo.
Lo único que reivindica el espectáculo es que al final los actores copulan en una red colocada encima delos espectadores. Por instantes son un
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amasijo carnal que está a unos veinte o treinta centímetros del público.Nadie toca; esa es una de las prohibiciones; incluso alguien puede levantarse un poco y tratar de capturar losolores íntimos de los participantespero en realidad es un espectáculoconcebido para un tl\rista domesticado que pagará una cuantiosa suma para sentir que su criterio se haabierto.
xn. La calle Kurfurstendamm es unade las más populares del mundo. Enella se sintetiza el espíritu berlinés,que se niega a olvidar los desastres dela guerra y mantiene como una suertede fetiche colectivo la bombardeadaiglesia del káiser Wilhelm. Luces ymás luces, mujeres que en sábado llevan la indumentaria que permite elverano: vestidos de telas ligeras o pantalones excesivamente entallados. Algunas de ellas se encuentran a laentrada de una inmensa discotecacuyo nombre se pierde en los archivosdel olvido. El espacio es espectacular ylas lámparas estroboscópicas deforman las imágenes. La peculiaridad dellugar consiste en que la ropa se dejaen un gancho y un empleado le asigna un número y la coloca en el guardarropa. La mayoría se queda en ropainterior; los calzones de los hombres ylas mujeres dan un toque colorido alescenario. Bailan y dejan que la sensualidad se apodere de ellos. Una delas muchachas se suelta de los brazosde su pareja, un forzudo de arracadaen la oreja y de inmenso tatuaje deáguila, para completar el lugarcomún. Ella está poseída por el frenesí de la música. Al parecer es unamelodía de la banda "Can". Se parafrente al espejo y hace movimientosque presagian un clímax. Todo esparte del juego: el forzudo aplaude yquiere compartir la experiencia conlos otros. La joven hace un discretísimo strip tease con lo que quedaba desu ropa, en realidad una combinaciónde algodón en fosforescentes tonosverdosos. Pocos la ven, la mayoríasigue imbuida en sus propias imaginaciones.
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XIII. La cantante italo-estadunidenseMadonna está cerca de la caricatura.Su voluntad de escándalo huele aplástico, por más que en sus declaraciones se muestre irónica o francamente cínica. En el filme En la camacon Madonna, ego-trip donde todogira alrededor de la joven fisicoculturista y católica que reza antes de cadaconcierto, ella trata de introducir elementos disolventes o que rocen con elescándalo que alerta las orejas y losojos de la clase media internacional.Por un lado, se insiste en el carácterbisexual de la muchacha; confiesa susescarceos con una mujer y tambiénalude a sus prácticas íntimas. Succiona una botella para simular una felación o le pide a uno de sus bailarinesque le muestre el sexo; permaneceacostada en una cama con sus compañeros de espectáculo. En escena losmovimientos pélvicos, el baile que simula un coito o los atrevimientos dela cantante se pueden reducir a unaforma rudimentaria del eros: muchoruido y poco sexo. Madonna se equivoca de parte a parte cuando quiereque el erotismo transcurra en la continuidad, cuando en realidad el fenómeno se da de manera fragmentaria,discontinua yen la intermitencia. Madonna logra pocas cosas al intentarlastodas, le sobra voluntad pero le falta
imaginación.
XIV. Nicholson Baker hace estragosen Europa y Estados Unidos con Vox,una novela original pero carente de'valores literarios. La palabra excita ylos dos personajes de la trama hablany hablan por teléfono. Se cuentan"historias sucias" y ponen en contactoal otro con esas zonas donde la fantasía es posible de comunicar. Son dosanónimos que han quedado atrapados por el cable telefónico. El espectáculo consiste en sostener por mediode palabras aquello que forma partede la intimidad. Los lectores estánante un libro que ya forma parte de lacultura post-sida, del sexo a distancia,de la asepsia de los tiempos. El preservativo exacto a la época es la llamadatelefónica cargada de intenciones ge-
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nitalizadas. Nicholson Baker es unmago de la nada, un hacedor de novelas-síntoma que se aleja de las influencias de John Updike y caeestrepitosamente por los caminos dela inmediatez. Sin embargo, Vox es unlibro con algunos momentos interesantes cuando el resultado es disparejo ycargado de tedio.
XV. Con Philip Kaufman llegamos alerotismo cinematográfico que se vistecon los ropajes de la literatura. En Lainsoportable levedad del ser despoja aMilan Kundera de su trasfondo filosófico y lo reduce a un problema deinfidelidad conyugal. La cinta, porfortuna, tiene una escena memorableporque quiere hacer visible el deseo:las dos protagonistas, Juliette Binochey Lena Olin, esposa y amante de Thomas (Daniel Day Lewis) se reúnenpara una sesión fotográfica. Los vuelos del erotismo se alzan, las jóvenesse miran, se retratan y están desnudasante sus propios temores. De prontoestán a punto de entregarse a un actoque carece de sexo: es el deseo quellega para arroparlas. Sólo que se veninterrumpidas y todo queda en la tensión del instante. Por otro lado, enHenry y¡une el cinismo de los personajes es una herramienta sólida que lespermite estar y lograr un sitio en elParís de principios de los treinta. Ellosadmiten su interés en las letras y subúsqueda sexual. Henry Miller y AnaisNin son parte de esos hechos. Kaufman, con su espléndida mirada erótica, logra convertir en espectáculo laintimidad de los personajes. La secuencia del carnaval tiene la magia dela sugerencia: una mujer negra muevelas caderas al ritmo de un instrumento africano. Anais es atacada por unhombre enmascarado, casi como decuento. de Jean Lorrain; la mujer sedefiende pero poco a poco cede y sedeja penetrar. Reconoce a su maridoen ese violador. La imaginación deEros se hace presente.
XVI. El canal 35 de Nueva York tuvoun programa que era un tanto peculiar. Los espectadores se inscribían y
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pagaban quince dólares el minuto dellamada telefónica. Bastaba levantar labocina y pedirle a una "modelo" rubiaque se frotara los genitales, que sediera vuelta para observarle mejor lascurvas del trasero, que hiciera tal ycual cosa. La mujer está vestida conuna breve tanga y se ha quitado el sostén; aún así las peticiones son rutinarias y el código indica que nuncadeberá despojarse del calzón. Los varones, y una que otra mujer, hacenpeticiones que son el colmo del aburrimiento y ella cumple con esmero.Sin premuras, ya se sabe que cada minuto son quince dólares. Conversabrevemente y deja que los espectadores se solacen con la semidesnudez. Elprograma pudo ser original y sólo esuna huella de algo que quién sabequé será.
XVII. En Estados Unidos se puso demoda una práctica que antes estabarestringida al uso doméstico: hacer videograbaciones de actos sexuales.Según se cuenta, esta era de las prácticas favoritas de Elvis Presley y deRoman Polansky. El día de hoy parejas entradas en kilos y en años, semuestran con inmenso cinismo y dejan que sus genitales se vean y quela película pase sin contratiempos.Poco después entrarán en un clubque hace circular estos materiales yles proporciona otros similares. La
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pornografia industrializada es aburrida e incapaz de hacerse verosímil. Enestos pornos-caseros lo que abunda esla presencia de lo real, la celulitis inocultable, el falo libre de las exageraciones habituales. El pudor quiere liberarse.
XVIII. En la moda el francés leanPaul Gaultier lleva los mandos de lanave. Sus diseños se cotizan muy bieny su imaginación resuelve con habilidad los problemas que le plantean losmateriales. En los últimos tiempospretendió llevar al estrellato la ropade plástico transparente. La acogidafue discreta.
XIX. René Girard en El misterio denuestro mundo, encuentra que
en torno al deseo abundan las connotaciones conflictivas, competitivas y subversivas que explican tantoel éxito como el fracaso extraordinario de la palabra y de la cosa enel mundo moderno. Para unos laproliferación del deseo va asociadaa una descomposición cultural quedeploran, a una nivelación generalde las jerarquías "naturales", alnaufragio de los valores más respetables. A los enemigos del deseo ennuestro mundo se oponen siempresus amigos y los dos campos se condenan mutuamente en nombre delorden y del desorden, de la reacción y del progreso, del porvenir ydel pasado... En contra de lo quese imaginan los "enemigos" deldeseo, nuestro mundo se manifiesta capaz de absorber la indiferenciación en dosis muy elevadas. Estole permite desarrollarse de nuevosobre una base cada vez más "moderna".
XX. Eros y espectáculo, radicalidadque lima sus asperezas para conformar un microuniverso de proposiciones, rechazos e imaginaciones. Todoconsiste en sostener una tensión, unelemento que nos haga sobrevivir losfantasmas del deseo. Ese es su reto ysu retórica. O
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Fotograf'm: Norma Patiño