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ANÁLISIS DE LOS SISTEMAS MUNDIALES |Immanuel Wallerstein| El «análisis de los sistemas mundiales» no es una teoría sobre el mundo social, o sobre una parte de este. Es una protesta contra la estructura que se impuso a la investigación sociológica desde su origen, a mediados del siglo XIX. Este tipo de investigación ha llegado a ser un conjunto de supuestos apriorísticos que rara vez se cuestionan. El análisis de los sistemas mundiales sostiene que este tipo de investigación sociológica, practicada en todo el mundo, ha tenido el efecto de cerrar, en lugar de abrir, muchas de las cuestiones más importantes o interesantes. Como aún llevamos puestas las anteojeras que hizo el siglo XIX, somos incapaces de llevar a cabo la tarea social que deseamos realizar y que el resto del mundo desea que llevemos a término: presentar racionalmente las auténticas alternativas históricas que tenemos ante nosotros. El análisis de los sistemas mundiales surgió como protesta moral y, en el sentido más amplio de esta palabra, como protesta política. Sin embargo, el análisis de los sistemas mundiales critica el tipo de investigación predominante partiendo de afirmaciones científicas, es decir, afirmaciones referentes a las posibilidades del conocimiento sistemático de la realidad social. Por consiguiente, estamos ante un debate sobre fundamentos, y tales debates son siempre difíciles. En primer lugar, la mayoría de quienes toman parte en estos debates están muy comprometidos con esos fundamentos. En segundo lugar, rara vez ocurre que una prueba empírica clara, o al menos simple, puede resolver o siquiera clarificar los problemas. El debate empírico ha de abordarse desde una perspectiva compleja y holista: ¿de qué conjunto de premisas ha de derivar una teoría que integre de forma más «satisfactoria» las descripciones conocidas de la realidad? Esta pregunta nos plantea toda clase de dilemas secundarios. Las «descripciones» conocidas de la realidad son, hasta cierto punto, una función de nuestras premisas; las «descripciones» futuras pueden, naturalmente, transformar nuestro sentido de la realidad. ¿Es cierto que abarcan la realidad las «teorías» de las que actualmente se afirma que lo hacen? Y, por último, ¿qué significa abarcar la realidad «de forma satisfactoria»? ¿Supone este último criterio algo más que un aditamento estético? Los debates sobre fundamentos no solo son frustrantes por estas razones; todos los que toman parte en ellos tienen, además, un hándicap añadido. Los defensores de los puntos de vista existentes deben proponer explicaciones que den cuenta de las anomalías, y de aquí nuestras críticas actuales. Pero los que critican deben también ofrecer «datos» convincentes; y hay que tener en cuenta que, si consideramos los ciento cincuenta años aproximadamente de investigación sociológica tradicional, han tenido mucho menos tiempo de acumular «datos»

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  • ANLISIS DE LOS SISTEMAS MUNDIALES

    |Immanuel Wallerstein|

    El anlisis de los sistemas mundiales no es una teora sobre el mundo social, o sobre una

    parte de este. Es una protesta contra la estructura que se impuso a la investigacin

    sociolgica desde su origen, a mediados del siglo XIX. Este tipo de investigacin ha llegado a

    ser un conjunto de supuestos apriorsticos que rara vez se cuestionan. El anlisis de los

    sistemas mundiales sostiene que este tipo de investigacin sociolgica, practicada en todo

    el mundo, ha tenido el efecto de cerrar, en lugar de abrir, muchas de las cuestiones ms

    importantes o interesantes. Como an llevamos puestas las anteojeras que hizo el siglo XIX,

    somos incapaces de llevar a cabo la tarea social que deseamos realizar y que el resto del

    mundo desea que llevemos a trmino: presentar racionalmente las autnticas alternativas

    histricas que tenemos ante nosotros. El anlisis de los sistemas mundiales surgi como

    protesta moral y, en el sentido ms amplio de esta palabra, como protesta poltica. Sin

    embargo, el anlisis de los sistemas mundiales critica el tipo de investigacin predominante

    partiendo de afirmaciones cientficas, es decir, afirmaciones referentes a las posibilidades

    del conocimiento sistemtico de la realidad social.

    Por consiguiente, estamos ante un debate sobre fundamentos, y tales debates son siempre

    difciles. En primer lugar, la mayora de quienes toman parte en estos debates estn muy

    comprometidos con esos fundamentos. En segundo lugar, rara vez ocurre que una prueba

    emprica clara, o al menos simple, puede resolver o siquiera clarificar los problemas. El

    debate emprico ha de abordarse desde una perspectiva compleja y holista: de qu

    conjunto de premisas ha de derivar una teora que integre de forma ms satisfactoria las

    descripciones conocidas de la realidad? Esta pregunta nos plantea toda clase de dilemas

    secundarios. Las descripciones conocidas de la realidad son, hasta cierto punto, una

    funcin de nuestras premisas; las descripciones futuras pueden, naturalmente,

    transformar nuestro sentido de la realidad. Es cierto que abarcan la realidad las teoras

    de las que actualmente se afirma que lo hacen? Y, por ltimo, qu significa abarcar la

    realidad de forma satisfactoria?

    Supone este ltimo criterio algo ms que un aditamento esttico? Los debates sobre

    fundamentos no solo son frustrantes por estas razones; todos los que toman parte en ellos

    tienen, adems, un hndicap aadido. Los defensores de los puntos de vista existentes

    deben proponer explicaciones que den cuenta de las anomalas, y de aqu nuestras crticas

    actuales. Pero los que critican deben tambin ofrecer datos convincentes; y hay que tener

    en cuenta que, si consideramos los ciento cincuenta aos aproximadamente de

    investigacin sociolgica tradicional, han tenido mucho menos tiempo de acumular datos

  • relevantes. En un campo de estudio inherentemente refractario a la manipulacin

    experimental no es posible acumular datos con rapidez. Por tanto, una disputa sobre los

    fundamentos puede considerarse anloga a un combate de pesos pesados en el que no

    hubiera rbitro y los dos pgiles, algo disppticos, tuvieran la mano izquierda atada a la

    espalda. Puede ser divertido, pero, es boxeo? Es ciencia? Quin puede decidirlo? En cierto

    modo, los espectadores... que probablemente lo harn peleando entre ellos mismos, no

    observando a los boxeadores. Si algn sentido tiene preocuparse por el tema, es porque los

    boxeadores forman parte del pblico, que, naturalmente, est compuesto por boxeadores.

    Para no perdernos en analogas, volvamos a la discusin sobre los fundamentos. Propongo

    que consideremos siete supuestos comunes de la investigacin sociolgica, e ir indicando

    por qu no me satisfacen. Seguidamente, examinaremos si supuestos alternativos (o

    incluso opuestos) son ms o menos plausibles, y la direccin en que nos conduciran dichos

    supuestos alternativos.

    I

    Las ciencias sociales estn constituidas por determinadas disciplinas que son

    agrupaciones intelectualmente coherentes de objetos de estudio distintos entre s.

    Estas disciplinas suelen enumerarse como antropologa, economa, ciencia poltica y

    sociologa. Existen, qu duda cabe, posibles ampliaciones de esta lista, como la geografa. Es

    cuestin algo controvertida si la historia es o no ciencia social, y ms adelante volveremos

    sobre esto (vid. seccin II). Tambin existe un debate similar acerca de la psicologa, o al

    menos sobre la psicologa social.

    Al menos desde 1945 se ha ido poniendo de moda lamentar las barreras innecesarias entre

    disciplinas, y celebrar los mritos de la investigacin y/o enseanza interdisciplinar. Dos

    son las razones aducidas. Una es la afirmacin de que el anlisis de algunas reas

    problemticas puede beneficiarse de un enfoque que combine las perspectivas de varias

    disciplinas. Se afirma, por ejemplo, que si de-seamos estudiar el trabajo puede ser muy

    til combinar los cono-cimientos de la economa, la ciencia poltica y la sociologa. La lgica

    de este enfoque conduce a la formacin de equipos multidisciplinares o a que un solo

    investigador aprenda varias disciplinas, al menos en la medida en que se refieran al

    trabajo.

    La otra supuesta razn de la investigacin interdisciplinar es ligeramente distinta. Cuando

    llevamos a cabo nuestra investigacin colectiva se pone de manifiesto, segn afirman, que

  • ciertas reas de nuestro objeto de estudio se encuentran en el lmite de dos o ms

    disciplinas. La lingstica, por ejemplo, puede situarse en semejante frontera. La lgica de

    este enfoque puede producir ocasionalmente el desarrollo de una nueva disciplina

    autnoma, que es lo que, en muchos aspectos, le ha sucedido al estudio de la lingstica

    durante los ltimos treinta aos.

    Sabemos que existen mltiples disciplinas, pues existen mltiples departamentos

    acadmicos en todas las universidades del mundo, licenciaturas en esas disciplinas y

    asociaciones nacionales e internacionales de estudiosos de estas disciplinas. Es decir,

    sabemos que existen polticamente diferentes disciplinas. Tienen organizaciones con

    lmites, estructuras y personal para defender sus intereses colectivos y asegurar su

    reproduccin colectiva. Pero esto no nos dice nada sobre la validez de las pretensiones

    intelectuales de independencia, pretensiones que probablemente justifiquen las estructuras

    organizativas.

    Hasta el momento, las alabanzas a los mritos del trabajo interdisciplinar en las ciencias

    sociales no han debilitado significativamente la fortaleza de los aparatos organizativos que

    protegen las disciplinas independientes. Ms bien, puede afirmarse lo contrario: la

    pretensin de cada disciplina a representar un nivel de anlisis autnomo y coherente

    ligado a metodologas apropiadas se ha fortalecido por la razn de que los practicantes de

    las diversas disciplinas afirman constantemente que todas ellas tienen algo que aprender

    de las otras, algo que no podran conocer si permanecieran en su propio nivel de anlisis

    con sus metodologas especficas, y que este otro conocimiento es pertinente y relevante

    para la resolucin de los problemas intelectuales en los que cada uno trabaja. El trabajo

    interdisciplinar no es de ninguna manera una crtica intelectual per se de la

    compartimentacin existente en la ciencia social, y en cualquier caso no tiene la finalidad

    poltica de afectar a las estructuras institucionales existentes.

    Pero son realmente disciplinas las diversas disciplinas de la ciencia social? Tratndose de

    una palabra tan usada, son pocas las veces que se discute qu constituye una disciplina.

    No hay ninguna entrada para este trmino en la Enciclopedia internacional de s ciencias

    sociales, ni tampoco en la Enciclopedia de filosofa o en la Enciclopedia britnica. Hemos de

    recurrir al Oxford English Dictionary, que nos dice lo siguiente:

    Etimolgicamente, disciplina, en cuanto que se refiere al discpulo o estudiante, es un

    trmino antittico a doctrina, la cualidad de docente o profesor; por consiguiente,

    etimolgicamente doctrina suele asociarse ms a la teora abstracta, y disciplina a la praxis

    o ejercicio.

  • Pero despus de habernos recordado los orgenes del trmino, el OED no nos ayuda mucho

    ms en la definicin propiamente dicha, pues describe disciplina como una rama de la

    enseanza o educacin; un departamento de enseanza o conocimiento; una ciencia o arte

    en su aspecto educativo. Parece que aqu se insiste en la reproduccin del conocimiento (o

    al menos en su difusin) y no en su produccin. Pero, probablemente, el concepto de

    disciplina no puede por menos que estar relacionado con el proceso de produccin del

    conocimiento.

    La historia de las ciencias sociales es bastante clara, al menos a rasgos generales.

    Inicialmente no haba ciencias sociales, o solo precedentes. Poco a poco, pero de forma

    continuada, fueron surgiendo a lo largo del siglo XIX una serie de nombres, y ms tarde de

    departamentos, licenciaturas y asociaciones que hacia 1945 (aunque algunas veces antes)

    cristalizaron en las categoras que empleamos ac-tualmente. Hubo otros nombres que se

    desecharon y que probablemente agrupaban de forma distinta sus objetos de estudio.

    No est del todo claro qu se entiende o entenda por trminos tales como economa

    moral o Staatswissenschaft. Esto no se debe a que sus defensores no tuvieran un

    pensamiento suficientemente claro, sino a que una disciplina se define en un sentido

    importante a lo largo de una praxis prolongada. Una praxis interrumpida significa una

    disciplina no realizada. Por ejemplo, la clebre subdivisin cuatripartita de la antropologa

    (antropologa fsica, antropologa social o cultural, arqueologa y lingstica) era (y hasta

    cierto punto es) una praxis ms que una doctrina. Posteriormente se convirti en una

    doctrina enseada y defendida por docentes o profesores. Pero constitua en su totalidad

    un nivel de anlisis o un tipo de anlisis coherente y defendible, o al menos un objeto de

    estudio autnomo?

    Sabemos de donde provienen todas estas divisiones de los objetos de estudio. Derivan

    intelectualmente de la ideologa liberal dominante en el siglo XIX, la cual sostena que estado

    y mercado, poltica y economa eran dominios analticamente delimitados y en gran medida

    autnomos, dominios con sus reglas (lgicas) particulares. A la sociedad se le conminaba a

    mantenerlos aislados, y los investiga-dores los estudiaban por separado. Como pareca que

    existan mltiples realidades que en apariencia no tenan cabida ni en el dominio del mercado

    ni en el del estado, tales realidades fueron situadas en una especie de cajn de sastre

    residual, al que en compensacin se le dio el pomposo nombre de sociologa. En cierto

    sentido se consideraba que la sociologa explicaba los fenmenos aparentemente

    irracionales que la economa y la ciencia poltica eran incapaces de dilucidar. Finalmente,

    como haba pueblos fuera del mbito del mundo civilizado lejanos, y con quienes era difcil

    comunicarse el estudio de tales pueblos exiga reglas especiales y formacin especial. Este

  • estudio tom el nombre, algo polmico, de antropologa.

    Conocemos los orgenes histricos de los campos de estudio. Conocemos sus trayectorias

    intelectuales, complejas y diversas, en especial desde 1945. Y sabemos por qu han

    tropezado con dificultades de demarcacin. Con la evolucin del mundo real se desdibuj

    la lnea de contacto entre lo primitivo y lo civilizado, lo poltico y lo econmico. La

    invasin de dominios ajenos se convirti en prctica habitual. Pero lo que se haca era

    cambiar de sitio las demarcaciones entre campo y campo, sin acabar con ellas.

    La cuestin que ahora se nos plantea es si existen criterios para afirmar de forma

    relativamente clara y sostenible que hay lmites entre esas cuatro supuestas disciplinas:

    antropologa, economa, ciencia poltica y sociologa. El anlisis de sistemas mundiales

    responde con un no inequvoco a esta pregunta. Todos los supuestos criterios nivel de

    anlisis, objeto de estudio, mtodos, supuestos tericos carecen de validez prctica o, si se

    mantienen, son obstculos al progreso del conocimiento ms que estmulos para su

    creacin.

    Dicho de otra forma, las diferencias entre los temas, mtodos, teoras o formas de actividad

    terica admisibles dentro de cualquiera de las llamadas disciplinas son mucho mayores

    que las diferencias entre ellas. Esto significa en la prctica que existe un solapamiento

    sustancial que, desde el punto de vista de la evolucin histrica de todos estos campos, se

    incrementa continuamente. Ha llegado el momento de acabar con este laberinto intelectual

    afirmando que estas cuatro disciplinas no son sino una sola. Esto no quiere decir que todos

    los cientficos sociales vayan a hacer el mismo tipo de trabajo. Es absolutamente necesaria y

    probable la especializacin en campos de investigacin. Pero recordemos el nico ejemplo

    organizativo relevante que tenemos. Entre 1945 y 1955 dos disciplinas hasta entonces

    organizativamente separadas, la botnica y la zoologa, se fundieron en una sola disciplina

    llamada biologa. Desde aquella poca la biologa ha sido una disciplina floreciente que ha

    generado mltiples subcampos, aunque ninguno de ellos, hasta donde yo s, tiene el nombre

    o coincide con los lmites de la botnica o la zoologa.

    La tesis del anlisis de los sistemas mundiales es clara. Las tres supuestas reas de accin

    humana colectiva la econmica, la poltica y la social o socio-cultural no son reas de

    accin social. No tienen una lgica independiente. Y, lo que es ms importante, la

    interaccin de imposiciones, opciones, decisiones, normas y racionalidades es tal que

    ningn modelo de investigacin til puede aislar factores de acuerdo con las categoras de lo

    econmico, lo poltico y lo social, y manejar un solo tipo de variable manteniendo el resto de

    ellas implcitamente constantes.

  • Sostenemos que hay una sola serie de reglas o una nica serie de imposiciones dentro

    de las que funcionan estas diversas estructuras. El caso del solapamiento virtualmente

    total de los supuestos dominios de la sociologa y la antropologa es aun ms evidente.

    Qu esfuerzo de la imaginacin se precisa para afirmar que el Tally Corner de Elliot Liebow

    y el Street-Corner Society de William F. Whyte obras clsicas las dos, una escrita por un

    antroplogo y la otra por un socilogo pertenecen a dos disciplinas diferentes? Como

    sabe cualquier lector, no sera difcil recopilar una larga lista de ejemplos semejantes.

    II

    La historia es el estudio y la explicacin de lo particular tal como ha sucedido realmente en

    el pasado. La ciencia social es la formulacin del conjunto universal de reglas que explican

    la conducta humana y social.

    Esta es la clebre distincin entre el anlisis idiogrfico y nomottico, tipos de anlisis que se

    consideran antitticos. La versin radical de esta anttesis mantiene que solo uno de estos

    tipos (cul de ellos sea, depende de la opinin de cada uno) es legtimo o interesante o incluso

    posible. El Methodensstreit se refera a esta versin radical de la anttesis. La versin

    moderada considera que estos dos tipos de anlisis son dos formas de estudiar la realidad

    social. Aunque se emprendan separadamente, de diferente manera y para fines distintos (o

    incluso opuestos), sera fructfero para la investigacin el combinarlos. Esta versin

    moderada es comparable a la defensa de los mritos del trabajo interdisciplinar en las

    ciencias sociales. Al afirmar las ventajas de combinar los dos enfoques se reafirma la

    legitimidad intelectual de considerarlos dos tipos de anlisis distintos.

    Los argumentos ms fuertes de ambas escuelas parecen igualmente plausibles. El argumento

    de la escuela idiogrfica es la antigua doctrina del todo fluye. Si todo cambia

    continuamente, ninguna generalizacin que pretenda aplicarse a dos o ms fenmenos

    presumiblemente comparables es jams verdadera. Todo lo que puede hacerse es

    comprender enfticamente una secuencia de acontecimientos. A la inversa, la tesis de la

    escuela nomottica es que es evidente que el mundo real (incluido el mundo social) no es un

    conjunto de sucesos aleatorios. Si es as tiene que haber reglas que describan

    regularidades, en cuyo caso existe un campo para la actividad cientfica.

    Son igualmente plausibles las crticas ms radicales que ambas escuelas se dirigen. La crtica

    nomottica del punto de vista idiogrfico es que todo recuento de sucesos pasados es por

    definicin una seleccin de la realidad (tal como aconteci realmente) y, por consiguiente,

  • implica criterios selectivos y categoras descriptivas. Estos criterios y categoras se basan en

    generalizaciones tcitas pero no por ello menos reales, generalizaciones afines a las leyes

    cientficas. La crtica del punto de vista nomottico es que ste descuida aquellos fenmenos

    transformativos (debidos en parte al carcter reflexivo de la realidad social) que imposibilitan

    la repeticin de situaciones estructurales.

    Existen diversas formas de tratar estas crticas mutuas. Una de ellas consiste en combinar

    la historia y las ciencias sociales. Se afirma que el historiador debe ayudar al cientfico social

    proporcionndole conjuntos ms extensos y profundos de datos a partir de los cuales pueda

    ste inducir generalizaciones de tipo legal. Y se afirma que el cientfico social ayuda al

    historiador ofrecindole los resultados de la investigacin, generalizaciones racionalmente

    demostradas que ayudan a la comprensin de una determinada secuencia de

    acontecimientos.

    El problema de esta ntida divisin del trabajo intelectual es que supone la posibilidad de

    aislar secuencias sujetas al anlisis histrico y pequeos universos sujetos al anlisis

    de la ciencia social. Sin embargo, la secuencia de unos es el universo de otros, y el

    observador neutral se ver en dificultades para distinguir entre ambos basndose en razones

    puramente lgicas en tanto que opuestas, digmoslo as, a razones estilsticas o de forma.

    El problema, no obstante, es an ms profundo. Existe una diferencia significativa entre

    secuencia y universo, entre historia y ciencia social? Se trata de dos actividades o de una

    sola? La sincrona es semejante a una dimensin geomtrica. Esta puede describirse

    lgicamente, pero no es posible representarla correctamente en el papel. En geometra solo

    puede trazarse un punto, una lnea o un plano en tres (o en cuatro) dimensiones. As ocurre

    en la ciencia social. La sincrona es un lmite conceptual, no una categora socialmente

    aplicable. El tiempo forma parte de toda descripcin, y se trata nicamente de saber qu

    periodo es inmediatamente relevante. De modo similar, una secuencia nica solo puede

    describirse con categoras no nicas. Todo lenguaje conceptual supone comparaciones entre

    universos. Igual que es literalmente imposible trazar un punto, es literalmente imposible

    describir un acontecimiento nico. El trazo tiene profundidad; la descripcin requiere

    una compleja generalizacin.

    Dado que estamos ante un dilema lgico inextricable, debemos buscar la solucin desde un

    punto de vista heurstico. El anlisis de los sistemas mundiales tiene el valor heurstico de

    constituir la va media entre las generalizaciones transhistricas y las narraciones

    particularistas. Este punto de vista sostiene que cuanto ms se aproxime la teora a

    cualquiera de ambos extremos, tanto menor ser su inters y utilidad. Sostiene que el

  • mtodo ptimo consiste en llevar a cabo el anlisis en paradigmas sistemticos

    suficientemente amplios, espacial y temporalmente, para contener una lgica rectora que

    determine el sector ms amplio de realidad secuencial, a la vez que reconozca y tenga en

    cuenta que estos paradigmas sistemticos tienen un principio y un fin y que, por tanto, no

    han de concebirse como fenmenos eternos. Esto implica, pues, que en todo momento

    consideramos tanto el paradigma (los ritmos cclicos del sistema), paradigmas que

    describimos conceptualmente, como las pautas de transformacin interna (las tendencias

    seculares del sistema) que eventualmente acabarn con el sistema, los cuales describimos

    secuencialmente. Por consiguiente, hay una sola tarea. No hay ni historiadores ni cientficos

    sociales, sino cientficos sociales histricos que analizan las leyes generales de sistemas

    particulares y las secuencias particulares mediante las que se han desarrollado estos

    sistemas (deliberadamente, no empleamos el tiempo gramatical que se conoce como

    presente etnogrfico). Por consiguiente, nos enfrentamos al problema de determinar la

    unidad de anlisis con que debemos trabajar, cuestin sta que nos lleva a nuestra tercera

    premisa.

    III

    Los seres humanos estn organizados en entidades que podemos denominar sociedades,

    entidades que constituyen los marcos sociales fundamentales dentro de los que se

    desenvuelve la vida humana.

    No hay concepto ms extendido en la ciencia social moderna que el de sociedad, y no hay

    concepto que se use de forma ms automtica e irreflexiva que este, a pesar de las

    innumerables pginas dedicadas a su definicin. Las definiciones de los manuales giran en

    torno a la cuestin ,Qu es sociedad?, mientras que las tesis que hemos propuesto sobre

    la unidad de la ciencia social histrica nos han llevado a plantearnos una pregunta diferente:

    Cundo y dnde se da una sociedad?.

    Las sociedades son concretas. Adems, sera recomendable rechazar un trmino como el

    de sociedad, por razn de su historia conceptual y de las connotaciones que contiene,

    inerradicables y profundamente contundentes. El de sociedad es un trmino cuyo uso actual

    en la historia y en las ciencias sociales es contemporneo de la aparicin institucional de la

    moderna ciencia social en el siglo XIX. La sociedad es uno de los dos miembros de un par

    antittico; el otro es el estado. La Revolucin Francesa supuso una divisoria cultural en la

    historia ideolgica del sistema mundial moderno, pues es la responsable de la amplia

    aceptacin de la idea de que lo normal es el cambio social y no la estasis social, tanto en el

    sentido normativo como en el sentido estadstico. Y plante el problema intelectual de cmo

  • regular, acelerar, ralentizar o influir de alguna otra forma este proceso normal de cambio y

    evolucin.

    El surgimiento de la ciencia social como actividad social institucionalizada fue una de las

    principales respuestas a este problema intelectual. La ciencia social ha llegado a representar

    la ideologa racionalista expresada en la nocin de que si se entiende un proceso (sea

    idiogrficamente o, lo que es ms comn, nomotticamente) es posible influir en l de alguna

    forma moralmente positiva. (Incluso los conservadores dedicados a contener el cambio

    podran asentir en un sentido amplio a este enfoque).

    Las implicaciones polticas de semejante empresa no se le escaparon (ni se le escapan) a

    nadie. Como es evidente, esta es la razn de que el concepto de ciencia social haya sido

    controvertido hasta hoy. Pero es as mismo la razn por la que en el siglo XIX el concepto

    de sociedad se opuso al de estado. Los mltiples estados soberanos que haban sido

    constituidos y estaban siendo constituidos eran, obviamente, los centros de inters de la

    actividad poltica. Parecan el lugar de control social efectivo, y por lo tanto el mbito en que

    poda influirse y se influa en el cambio social. El enfoque decimonnico estndar de la

    cuestin poltico-intelectual se ocupaba del problema de cmo reconciliar sociedad y

    estado. En esta formulacin, el estado poda observarse y analizarse directamente. Actuaba

    a travs de instituciones formales por medio de normas conocidas (normas constitucionales).

    Se supona que sociedad significaba aquel tejido de usos y costumbres que mantena unido

    a un grupo de gente, sin, a pesar, o en contra de las normas formales. En cierto sentido, la

    sociedad representaba algo ms duradero y pro-fundo, menos manipulable y sin duda

    ms elusivo que el estado.

    Desde entonces se ha librado un enorme debate acerca de cmo se relacionan la sociedad y

    el estado, cul estaba o debera estar subordinado al otro, y cul encarnaba los valores

    morales ms elevados. A lo largo de este proceso nos hemos acostumbrado a pensar que los

    lmites de una sociedad y un estado son coincidentes, y que si no lo son deberan hacerse (y

    eventualmente se haran) coincidir. As, dar a esta idea una formulacin terica, los

    historiadores y los cientficos sociales han llegado a considerar los estados soberanos

    actuales (hipotticamente proyectados al pasado) como las entidades sociales bsicas dentro

    de las que se desenvuelve la vida social. Ha existido cierta oposicin espordica a esta

    concepcin por parte de antroplogos, oposicin sostenida desde una supuesta entidad

    poltico-cultural anterior cuya importancia, segn afirmaban muchos de ellos, segua siendo

    fundamental para grandes segmentos de la poblacin mundial.

    De este modo, como sustrato de la historia y de la ciencia social se introdujo subrepticiamente

  • y sin que fuera sujeta a anlisis toda una historiografa y toda una teora del mundo moderno.

    Vivimos en estados. Existe una sociedad subyacente a cada estado. Los esta-dos tienen

    historias, y por tanto tradiciones. Y, sobre todo, como el cambio es normal, los estados

    cambian o se desarrollan normal-mente. Cambian su modo de produccin; urbanizan; tienen

    problemas sociales; prosperan o declinan. Ellos constituyen los lmites que determinan

    cundo los factores son internos y cundo externos. Son entidades lgicamente

    independientes que, a efectos estadsticos, pueden compararse.

    Esta imagen de la realidad social no era una fantasa, y por ello fue posible que los tericos

    idiogrficos y nomotticos procedieran con razonable aplomo utilizando estos supuestos

    relativos a la sociedad y al estado, v que lograran ciertos descubrimientos plausibles. El nico

    problema era que, segn pasaba el tiempo, cada vez ms anomalas parecan inexplicables

    dentro de este paradigma, y surgan cada vez ms lagunas, ms zonas de actividad humana

    no investigadas.

    El anlisis de los sistemas mundiales pone en cuestin la unidad de anlisis. Dnde y cundo

    existen las entidades en que se desenvuelve la vida social? Este tipo de anlisis sustituye el

    trmino sociedad por el trmino sistema histrico. Obviamente, esta es una mera

    sustitucin semntica. Pero elimina la connotacin central que haba adquirido sociedad,

    su nexo con el estado, y por consiguiente la presuposicin del dnde y del cundo.

    Adems, el trmino sistema histrico; subraya la unidad de la ciencia histrica, Esta entidad

    es a la vez sistemtica e histrica.

    No existe una respuesta simple a la cuestin de la unidad de anlisis. Por mi parte, he

    propuesto la hiptesis tentativa de que han existido tres formas o variedades conocidas de

    sistemas histricos, variedades a las que he denominado minisistemas, imperios mundiales

    y economas mundiales. As mismo, sostengo que no hay que descartar la posibilidad de

    identificar otras formas o variedades.

    He afirmado dos cosas respecto a las variedades de sistemas histricos: una se refiere al nexo

    entre lgica y forma; la otra a la historia de la coexistencia de formas. Por lo que respecta

    a la forma, he tomado como lmites definitorios de un sistema histrico aquellos en los que

    el sistema y la gente que se encuentra dentro de l se reproducen regularmente mediante

    algn tipo de divisin estable del trabajo. Afirmo que, histricamente, se han dado tres de

    estos tipos. Los minisistemas, as llamados porque son espacialmente poco ex-tensos y

    relativamente breves en el tiempo (tienen una vida aproximada de seis generaciones), son

    muy homogneos por lo que se refiere a las estructuras culturales y de gobierno. La lgica

    bsica es la de la reciprocidad de los intercambios.

  • Los imperios mundiales son vastas estructuras polticas (al menos en el culmen de los

    procesos de expansin y contraccin que parecen ser su destino) y engloban una gran

    variedad de pautas culturales. La lgica bsica de este sistema es la extraccin de tributos

    a productores directos (en su mayora rurales) con autonoma administrativa local, tributos

    que son enviados al centro y redistribuidos a una tenue aunque crucial red de funcionarios.

    Las economas mundiales son vastas y desiguales cadenas de estructuras de produccin

    diseccionadas por mltiples estructuras polticas. Su lgica bsica es la de que la plusvala

    acumulada se distribuye desigualmente en favor de quienes puedan lograr diversos tipos de

    monopolios temporales en las redes de mercado. Es una lgica capitalista.

    La historia de la coexistencia de formas puede interpretarse como sigue. En la era preagrcola

    existan mltiples minisistemas cuyos colapsamientos continuos pudieron deberse a

    desastres ecolgicos sumados a la fragmentacin de los grupos que haban crecido en

    exceso. Es muy poco lo que sabemos de ellos. No exista la escritura y tenemos que limitarnos

    a las reconstrucciones arqueolgicas. En el periodo intermedio, digamos entre el 8.000 a.d.C.

    y el 1.500 d.d.C., coexistieron en el mundo mltiples sistemas histricos de cada una de estas

    tres variedades. El imperio mundial era la forma fuerte de aquella poca, pues siempre que

    uno se expanda destrua y/o absorba minisistemas o economas mundiales, y siempre que

    uno se contraa abra espacio a la recreacin de minisistemas y economas mundiales. La

    mayor parte de lo que denominamos historia de este periodo es la historia de tales

    imperios mundiales, cosa comprensible, puesto que ellos engendraron los escribas culturales

    que registraron lo que ocurra. Las economas mundiales eran una forma dbil, y las

    economas mundiales individuales nunca sobrevivieron mucho tiempo. Esto se deba a que

    se desintegraban, eran absorbidas por un imperio mundial, o se transformaban en uno de

    estos (por razn de la expansin interna de una sola unidad poltica).

    Alrededor del 1.500 una de estas economas mundiales consigui escapar a ese destino. Por

    razones que precisan explicacin, el sistema mundial moderno surgi de la consolidacin

    de una economa mundial. Por consiguiente, tuvo tiempo de alcanzar su pleno desarrollo

    como sistema capitalista. Por su lgica interna esta economa mundial capitalista se expandi

    hasta cubrir el mundo entero, absorbiendo en el proceso a todos los minsistemas e imperios

    mundiales existentes. Por tanto, por vez primera a fines del siglo XIX existi un nico sistema

    histrico en el mundo. An nos encontramos en esa situacin.

    Acabo de bosquejar mis hiptesis sobre las formas y la historia de la coexistencia de los

    sistemas histricos. No constituyen un anlisis de los sistemas mundiales. Son un conjunto

    de hiptesis dentro del anlisis de los sistemas mundiales, abiertas al debate, al

  • perfeccionamiento, al rechazo. Lo decisivo es que la definicin y explicacin de las unidades

    de anlisis los sistemas histricos se con-vierten en objeto central de la empresa

    cientfica.

    En la discusin que acabo de exponer se oculta un debate de mayor alcance sobre el mundo

    moderno y sus caractersticas definitorias. En este debate, las dos versiones principales del

    pensamiento decimonnico el liberalismo clsico y el marxismo clsico comparten

    ciertas premisas cruciales sobre la naturaleza del capitalismo.

    IV

    El capitalismo es un sistema basado en la competicin entre productores libres que utilizan

    trabajo libre y mercancas libres; libre significa aqu su disponibilidad para la venta y la

    compra en un mercado.

    Las limitaciones a tales libertades, donde quiera que se den, son residuos de un proceso

    evolutivo incompleto y suponen, en la medida en que existan, que una zona .o una empresa

    es menos capitalista de lo que lo sera si no existieran tales limitaciones. En 10 esencial,

    esta es la concepcin de Adam Smith. Smith pensaba que el sistema capitalista era el nico

    sistema en consonancia con la naturaleza humana, y consideraba que los sistemas

    alternativos suponan la imposicin de limitaciones no naturales y no deseables a la

    existencia social. Pero, en lo esencial, sta era tambin la concepcin de Karl Marx. Al

    caracterizar el sistema, Marx insisti muy especialmente en la importancia del trabajo libre.

    No consideraba el sistema capitalista eternamente natural, y no lo consideraba deseable.

    Pero s consideraba que era un estadio normal del desarrollo histrico de la humanidad.

    La mayora de los liberales y marxistas de los ltimos ciento cincuenta aos han considerado

    esta imagen del capitalismo competitivo una descripcin exacta de la norma capitalista; y

    por con-siguiente, han discutido todas las situaciones histricas que implicaban trabajo,

    productores, o mercancas no libres como desviaciones de esta norma y, por tanto, como

    fenmenos que precisan explicacin. La norma ha reflejado en buena medida una imagen

    idealizada de lo que se pensaba que era el ejemplar quintaesenciado de dicha norma:

    Inglaterra despus de la Revolucin Industrial, donde los trabajadores proletarios

    (fundamentalmente, trabajadores urbanos que carecan de tierras y de herramientas)

    trabajaban en fbricas pertenecientes a empresarios burgueses (fundamentalmente,

    propietarios privados del capital de estas fbricas). El propietario adquira la fuerza de trabajo

    (esto es, pagaba salarios) de los trabajadores en lo fundamental, varones adultos que no

    tenan ms alternativa que buscar trabajo asalariado si queran sobrevivir. Nadie ha

  • pretendido nunca que todas las situaciones laborales se ajustaran a este modelo. Pero tanto

    liberales como marxistas han sido proclives a considerar que cuanto ms se apartara de l

    una situacin, menos capitalista era.

    Si toda situacin laboral pudiera clasificarse en una escala indicativa de lo que podramos

    llamar su grado de capitalismo, puede afirmarse que todo estado, en tanto que lugar de

    dichas situaciones laborales, ocupa algn lugar en esa escala. La estructura econmica de un

    estado puede entonces considerarse ms o menos capitalista, y es posible considerarla

    razonablemente congruente con el grado de capitalismo econmico propia estructura del

    estado; o in-consistente con 61, en cuyo caso podemos esperar que a lo largo del tiempo

    cambie de algn modo hacia una mayor congruencia.

    Cmo han de entenderse las situaciones laborales que, segn esta definicin, no son

    plenamente capitalistas? Podemos considerar que reflejan una situacin todava no

    capitalista en un estado en el que las estructuras capitalistas se irn haciendo dominantes;

    o pueden interpretarse como pervivencias anmalas del pasado en un estado en el que las

    estructuras capitalistas son dominantes. Nunca ha quedado del todo claro cmo puede

    determinarse la predominancia de un modo concreto de estructuracin de las unidades

    laborales en una entidad espacial (el estado). En una clebre sentencia del Tribunal Supremo

    de los Estados Unidos, el juez William Brennan defini as la pornografa: s que lo es cuando

    la veo. En cierto sentido, los liberales y los marxistas han definido la predominancia del

    capitalismo de forma similar: saben que se da cuando la ven. Obviamente, en este enfoque

    hay implcito un criterio cuantitativo. Pero puestos a contar, es esencial saber qu estamos

    contando. Y sobre esto habra mucho que decir.

    Se ha establecido una distincin entre trabajo productivo e improductivo. Aunque las

    definiciones exactas de los fisicratas, de Saint-Simon y de Marx eran bastante diferentes,

    todos ellos pretendan definir ciertos tipos de actividad econmica como no-trabajo, es

    decir, como no productivas. Esto ha creado un subterfugio sumamente til en la definicin

    de capitalismo. Si entre los diversos tipos de actividad que se eliminan en tanto que no

    productivos se cuenta un importante nmero de actividades que no se ajustan al modelo de

    situacin laboral capitalista el ejemplo ms obvio, aun-que en modo alguno el nico, es el

    trabajo domstico se hace mucho ms fcil sostener que la mayora de las situaciones

    laborales de algunos pases se ajustan a los tipos descritos en el modelo, y de este modo s

    que tenemos realmente pases capitalistas en virtud de esa definicin. Toda esta

    manipulacin no sera apenas necesaria si la norma deducida fuera de hecho la norma

    estadstica; pero ni lo era ni lo es. La situacin de los obreros libres que trabajan por un salario

    en las empresas de los productores libres es una situacin minoritaria en el mundo moderno.

  • Esto es sin duda cierto si nuestra unidad de anlisis es la economa mundial. Es

    probablemente cierto, o en buena medida cierto, incluso si llevamos a cabo el anlisis en el

    marco de los estados altamente industrializados del siglo XX.

    Cuando una norma deducida resulta no ser la norma estadstica, es decir, cuando en la

    situacin abundan las excepciones (anomalas, residuos), deberamos preguntarnos si la

    definicin de la norma tiene alguna utilidad. El anlisis de los sistemas mundiales sostiene

    que la economa mundial capitalista es un sistema histrico concreto. Por tanto, si queremos

    averiguar las normas, esto es, la forma de funcionamiento de este sistema concreto, el mejor

    modo de hacerlo es observar la evolucin histrica de dicho sistema. Si descubrimos, como

    en efecto ocurre, que el sistema parece contener amplias reas de trabajo asalariado y no

    asalariado, amplias reas de bienes que son mercancas y de otros que no lo son, y amplias

    reas de formas de propiedad y de capital alienables y no alienables, deberamos como

    mnimo preguntarnos si esta combinacin o mezcla de lo no libre y de lo que se

    denomina libre no ser ella misma el rasgo definitorio del capitalismo en cuanto sistema

    histrico.

    Podemos observar que no es fcil responder a la pregunta planteada. Encontramos que las

    proporciones de las combinaciones son desiguales, espacial y temporalmente. En tal caso,

    sera til buscar estructuras que mantengan la estabilidad de una combinacin de

    combinaciones concreta (una vez ms las tendencias cclicas), as como las presiones

    subyacentes que pueden estar transformando, a lo largo del tiempo, la combinacin de

    combinaciones (las tendencias seculares). Tenemos entonces que las anomalas no son

    excepciones que requieren explicacin, sino pautas que requieren anlisis, con lo que se

    invierte la psicologa del trabajo cientfico. Hemos de concluir que la definicin de capitalismo

    que dominaba el pensamiento liberal y marxista decimonnico explica la idea historiogrfica

    central que hemos heredado.

    V

    El fin del siglo XVIII y el comienzo del XIX representan un punto crucial de inflexin en la

    historia mundial al alcanzar por fin los capitalistas el poder estatal y social en los estados

    clave.

    Los dos grandes acontecimientos que se dieron en este periodo, la Revolucin industrial

    en Inglaterra y la Revolucin francesa fueron, se afirma, cruciales en el desarrollo de la teora

    de la ciencia social. Una simple consulta bibliogrfica mostrar que se ha dedicado a estos

    dos acontecimientos una muy considerable proporcin de la historiografa mundial.

  • Adems, una proporcin an mayor se ha dedicado a analizar otras situaciones en funcin

    de estos dos acontecimientos.

    No es difcil elucidar el nexo existente entre la centralidad histrica que se atribuye a estos

    dos acontecimientos y la definicin predominante del capitalismo. Ya hemos sealado que

    el concepto de grados de capitalismo desemboca necesariamente en un ejercicio implcito

    de cuantificacin, de modo que podemos determinar cundo se hace dominante el

    capitalismo. Esta teora supone que es posible una discordancia entre el predominio

    econmico y el poder en la sociedad y en el estado, y que tal discordancia puede superarse.

    El inters de la Revolucin industrial y de la Revolucin francesa estriba en que se supone

    que representan la superacin de una discordancia. La Revolucin francesa manifiesta el

    aspecto poltico. Segn la interpretacin social, hoy muy discutida pero durante mucho

    tiempo predominante, la Revolucin francesa fue el momento en que la burguesa desaloj

    a la aristocracia feudal del poder en el estado, transformando as el ancien rgime

    precapitalista en un estado capitalista. La Revolucin industrial pone de manifiesto los frutos

    de semejante transformacin. Cuando los capitalistas alcanzan el poder estatal (o,

    expresndolo en trminos smithianos, cuando reducen la interferencia del estado) es posible

    aumentar significativamente las posibilidades de triunfo de un sistema capitalista.

    Dados estos supuestos, es posible tratar ambos fenmenos como acontecimientos y

    concentrarse en los detalles de lo que ocurri y en por qu ocurrieron tales acontecimientos

    de esa forma concreta. Los libros sobre la Revolucin industrial suelen discutir qu factor (o

    qu factores) fueron decisivos para su ocurrencia, cules fueron sus fechas precisas y cul de

    los distintos elementos que abarca el trmino fue el ms importante para las

    transformaciones futuras. Los libros sobre la Revolucin francesa suelen discutir cundo

    comenz y cundo acab, qu factor o factores la desencadenaron, qu grupos participaron

    en los procesos esenciales, cmo y cundo se alter el grupo de personajes que intervinieron

    en ella, y qu herencia leg.

    Naturalmente, un escrutinio de estos acontecimientos tan rgido y en ltimo trmino

    idiogrfico invita de forma inevitable al escepticismo. Cada vez hay ms dudas acerca de cun

    revolucionarias son las revoluciones. Sin embargo, prcticamente todos estos anlisis (tanto

    los de los creyentes como los de los escpticos) dan por supuesto el marco de referencia

    analtico que motiv el aislamiento de estos dos acontecimientos: el supuesto de que el

    capitalismo (o su surrogato, la libertad individual) tena en cierto sentido que triunfar en un

    determinado momento en ciertos estados concretos.

  • Adems, a menos que pensemos que la historia slo es esencial para los historiadores,

    deberamos darnos cuenta de que se convirti de inmediato en un elemento esencial para

    los ejercicios analticos de los cientficos sociales. La idea de la Revolucin industrial se ha

    transformado en el proceso de una revolucin industrial o industrializacin, y ha

    originado toda una familia de subcategoras y por tanto de subcuestiones: la idea de

    despegue, las nociones de sociedades preindustriales y postindustriales, etc. La idea

    de la revolucin burguesa se ha convertido en el anlisis de cundo y cmo una revolucin

    burguesa (o el acceso al poder de la clase media) pudo ocurrir u ocurrira. No estoy

    sugiriendo que estos debates no tengan como objeto el mundo real. Evidentemente, es

    posible discutir el Brasil del siglo veinte desde el punto de vista de la industrializacin, o del

    papel de la burguesa nacional, o de la relacin de la clase media con el ejrcito. Pero, una vez

    ms, se estn sosteniendo presunciones esenciales que han de ser examinadas.

    Lo que el anlisis de los sistemas mundiales propone es una evaluacin de la centralidad de

    estos supuestos acontecimientos clave en funcin de la larga dur del sistema histrico en

    que se dan. Si la unidad de anlisis del sistema mundial moderno es la economa mundial

    capitalista (y esto no deja de ser un si), deberamos preguntarnos entonces si las

    distinciones categoriales tradicionales agricultura e industria, terrateniente e industrial

    representan o no un Leitmotiv en torno al cual gira el desarrollo histrico. Slo podemos

    encontrarnos en una fase postindustrial si ha existido una fase industrial. nicamente puede

    haber desajustes entre los propietarios del poder estatal y los propietarios del poder

    econmico si estamos tratando de grupos analticamente aislables. Todas estas categoras

    estn ahora tan profundamente arraigadas en nuestro subconsciente que nos resulta muy

    difcil hablar sobre el mundo sin aplicarlas. El anlisis de los sistemas mundiales sostiene que

    las categoras que rigen nuestra historia se configuraron histricamente; en su mayor parte

    hace tan solo un siglo, ms o menos. Es tiempo de que las revisemos.