Todos los seres humanos tenemos ansiedades no resueltas, frustraciones y temores, angustias y confusiones, debilidades y remordimientos, todos ellos inherentes a los procesos de supervivencia, convivencia y realización personal.

En esos procesos se da la lucha entre la superación y la permanencia, entre la esencia y la apariencia, lo novedoso y lo rutinario, lo que ha sido y lo que puede ser.

Todo se gesta de acuerdo con el ritmo implícito en la cuota de sacrificio y renuncia que apliquemos al cambio y dentro de unas circunstancias sociales que favorezcan el esfuerzo realizado. Pero no siempre es así.

Una sociedad elitista, discriminante y guerrera sólo genera injusticias de todo tipo, hábilmente camufladas en el ejercicio ideológico de charlatanes y privilegiados. Por eso miles de personas nacen y mueren sin haber alcanzado dignidad y reconocimiento.

Así se producen seres resentidos en cantidades alarmantes que deben

contentarse con limosnas asistencialistas y el acostumbrado circo de reinados, carnavales, telenovelas y ciencia ficción cinematográfica que se convierten en escuelas a domicilio de

violencia, superficialidad y doble moral.

En lugar de adquirir conciencia para percibir las raíces de los problemas, nos engañan

desde la cátedra, el púlpito y los micrófonos con medias verdades y dejándole al “destino”,

la “voluntad de Dios”, las “casualidades” y demás tonterías, la explicación a este irregular

sistema social que nos hemos inventado.

VALE LA PENA SER RADICAL, ES DECIR, BUSCADOR DE RAÍCES.

EDUHOME IVZ

Todos los seres humanos tenemos ansiedades no resueltas, frustraciones y temores, angustias y confusiones, debilidades y remordimientos, todos ellos inherentes a los procesos de supervivencia, convivencia y realización personal.

BUSCANDO RAICES

En esos procesos se da la lucha entre la superación y la permanencia, entre la esencia y la apariencia, lo novedoso y lo rutinario, lo que ha sido y lo que puede ser.

Todo se gesta de acuerdo con el ritmo implícito en la cuota de sacrificio y renuncia que apliquemos al cambio y dentro de unas circunstancias sociales que favorezcan el esfuerzo realizado. Pero no siempre es así.

Una sociedad elitista, discriminante y guerrera sólo genera injusticias de todo tipo, hábilmente camufladas en el ejercicio ideológico de charlatanes y privilegiados. Por eso miles de personas nacen y mueren sin haber alcanzado dignidad y reconocimiento.

Así se producen seres resentidos en cantidades alarmantes que deben contentarse con limosnas asistencialistas y el acostumbrado circo de reinados, carnavales, telenovelas y ciencia ficción cinematográfica que se convierten en escuelas a domicilio de violencia, superficialidad y doble moral.En lugar de adquirir conciencia para percibir las raíces de los problemas, nos engañan desde la cátedra, el púlpito y los micrófonos con medias verdades y dejándole al “destino”, la “voluntad de Dios”, las “casualidades” y demás tonterías, la explicación a este irregular sistema social que nos hemos inventado.

VALE LA PENA SER RADICAL, ES DECIR, BUSCADOR

DE RAÍCES.