análisis de una figura de arquero levantino en las muntanyes de … · 2014-04-04 · una etapa...
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I N F O R M A C I Ó N • I N F O R M A T I O NR E S U M E N
A B S T R A C T
En el presente trabajo se analiza una pintura rupestre de arquero, perteneciente a la tradición o estilo Levantino, situada en el Abric I del Barranc de Fontscaldes (tér-mino de Cornudella de Montsant, Tarragona). Entre los utensilios y adornos que porta este personaje se identifica un arco y diversas flechas o astiles, uno de ellos armado con una punta de aletas, así como una serie de brazaletes, cuyo análisis propicia el debate sobre su posible adscripción cronocultural entre el Epipaleolítico y el Neolítico.
In this paper we analyze the figure of a painted archer, part of the tradition or Le-vantine rock art style, located in the abric I of Fontscaldes Gorge (municipality of Cornudella de Montsant, Tarragona). Among the tools and ornaments that this cha-racter exhibits can be identified a bow and several arrows or shafts, one of them with a barbed projectile point, and a series of bracelets. The analysis of these arrow and bracelets fosters the debate about its hypothetical chronocultural atribution among Epipaleolihtic or Neolithic.
Análisis de una figura de arquero de tradición levantina del Abric I del Barranc de Fontscaldes (Cornudella de Montsant, Tarragona). Datos para una aproximación cronoculturalAnalysis of a Levantine archer of Abric I del Barranc de Fontscaldes (Cornudella de Montsant, Tarragona). Data for an approach to their chrono-cultural attribution
Ramon Viñas¹, 2, 3, Josep Mª Vergès1,², Marta Fontanals1,² y Albert Rubio4
1 · Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES), C/ Marcel·lí Domingo s/n, Campus Sescelades (Edifici W3) URV, 43007 Tarragona.2 · Àrea de Prehistòria. Universitat Rovira i Virgili (URV), Avinguda de Catalunya, 35, 43002 Tarragona.3 · Director del Centre d’Interpretació de l’Art Rupestre de les Muntanyes de Prades, Montblanc (Tarragona).4 · SERP (Seminari d’Estudis i Recerques Prehistòriques). Universitat de Barcelona. C/Montalegre 6-8, 08001 Barcelona.
Palabras clave
Abric I del Barranc de Fontscaldes, punta de aletas, brazaletes, Arte Levantino, Epipaleolítico, Neolítico, Cataluña, Península Ibérica.
Recibido · mayo 2008Aceptado · noviembre 2008Revisado · mayo 2013
Keywords
Abric I del Barranc de Fonstcaldes, barbed arrow point, bracelets,Levantine Art, Mesolithic, Neolithic, Catalonia, Iberian Peninsula.
Received · May 2008Accepted · November 2008Revised · May 2013
ISSN 1699-0889http://www.cuadernosdearterupestre.es/
Cuadernos de arte rupestre, 5, (2008-2010): 53-61
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1. INTRODUCCIÓN
En la actualidad la polémica sobre el horizonte cronocultural
del denominado Arte Levantino, iniciada a principios del siglo
pasado, continúa sin una solución satisfactoria y no hay un
consenso entre los investigadores. Las propuestas, con múlti-
ples matices, siguen fraccionadas entre los que defienden un
origen Neolítico, y los que se inclinan por un inicio en el Epipa-
leolítico y un desarrollo que alcanza la neolitización.
Es evidente, que las divergencias precisan de evidencias
más concluyentes y de investigaciones que permitan escla-
recer el inicio del fenómeno levantino, así como su expansión
y desarrollos regionales. Hasta el momento la investigación
cronocultural se ha centrado en las propias figuras, su te-
mática, las superposiciones, las tendencias formales, los
atuendos, el utillaje, las técnicas de ejecución y los contextos
arqueológicos, que han permitido un acercamiento al proble-
ma temporal y cultural de estas manifestaciones.
Sin embargo, entre los problemas cruciales siguen en pie
la ausencia de un arte mueble equiparable con el Arte Le-
vantino; solamente algunas plaquetas paleolíticas con repre-
sentaciones de animales, muestran ciertas analogías forma-
les y técnicas con figuras levantinas (lo que parece apoyar
una etapa inicial “levantina” con representaciones de anima-
les y sin figuras humanas o muy escasas), y por otro lado,
escasean todavía las dataciones C14, directas o indirectas,
de las pinturas o de los soportes y recubrimientos parietales
que aparecen sobre las mismas.
En este panorama incluimos el análisis de la representa-
ción pictográfica de un arquero del abrigo I del Barranc de
Fontscaldes como un elemento más a considerar en el deba-
te cronocultural del fenómeno levantino.
2. EL ABRIC I DEL BARRANC DE FONTSCALDES
El conjunto rupestre al que pertenece el arquero se en-
cuentra en el Abric I del Barranc de Fontscaldes, una ca-
vidad de unos 20 m de longitud, 4 m de profundidad y 4 m
de altura, ubicada al sur de la Serra de la Gritella, en el ex-
tremo occidental de las Muntanyes de Prades, provincia de
Tarragona (Fig. 1). El abrigo fue descubierto en el año 2006
por los escaladores Juan Antonio Serrano y Laura Martínez.
Tras el hallazgo, se pusieron en contacto con Ramon Viñas
quien visitó el lugar acompañado de Albert Rubio (Viñas
et al. 2006 y 2007). Posteriormente Josep Castells, técnico
del Servei de Arqueologia i Paleontologia de la Generali-
tat de Catalunya inspeccionó el conjunto y a mediados del
año 2008, se encargó la documentación del citado abrigo
al Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social
(IPHES), junto con otros 18 conjuntos rupestres descubier-
tos por los mismos escaladores en las Muntanyes de Pra-
des (Viñas y Sarriá 2009-2010).
El mural contiene unas 50 unidades, en su mayoría res-
tos no clasificables, cuyo estado de conservación es suma-
mente crítico a causa de los avanzados fenómenos erosivos
que provocan la exfoliación continua del soporte rocoso;
lamentablemente estos han destruido prácticamente la tota-
lidad del conjunto. En consecuencia, los exiguos elementos
identificados se hallan sumamente dañados y en vías de de-
saparición. Sin embargo, y a pesar del grave deterioro que
Figura 1 · Mapa de situación de Abric I del Barranc de Fontscaldes, Cornudella de Montsant, Tarragona
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55Figura 2 · Figura de arquero del Abric I del Barranc de Fontscaldes. A pesar de su deterioro se pueden observar los restos del arco y varias flechas, así como diversos atavíos sobre su cuerpo (foto Albert Rubio).
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presenta el mural, algunos restos permi-
ten corroborar la presencia de figuras de
carácter levantino en el extremo norte del
recinto. El tamaño de los fragmentos ayu-
da a calcular la medida de las figuras en-
tre 1 y 20 cm, las cuales fueron pintadas
en colores rojizos y castaños oscuros, si-
guiendo la técnica del perfilado, el trazo
simple y la tinta plana.
En el panel se han contabilizado un to-
tal de 9 fragmentos de figuras humanas,
2 arqueros, 5 cuadrúpedos (partes de
una cierva, una cabra, un posible jabalí,
restos de un supuesto bóvido y un animal
indeterminado), 1 trazo y 33 restos no cla-
sificables. Entre los fragmentos sobresale
la figura de un arquero que porta diversos
atavíos y sostiene un arco y varias flechas
que pasamos a describir.
2. LA FIGURA DE ARQUERO1
Este personaje se encuentra situado
en el extremo izquierdo del abrigo y
su parte conservada mide unos 15 cm
de altura, sin contar los utensilios que
sostiene. Fue pintado en color casta-
ño-rojizo (Pantone 180 U; Munsel 10R
5/6- 4/6) y ejecutado con la técnica
del perfilado y el relleno a tinta plana
(Fig. 2 y 3).
A pesar de que ha perdido varias
partes de su cuerpo, se observa to-
davía un tronco estilizado con brazos
delgados y piernas más gruesas y mol-
deadas. Presenta una cabeza redon-
deada con una ligera insinuación de
los rasgos faciales y un tipo de peinado
al estilo de media melena.
Se halla orientado hacia la izquierda,
en sentido contrario a la mayoría de los restos que apa-
recen a su derecha. Su actitud, con una pierna doblada
y la otra aparentemente extendida, indica una posición
estática particular; una postura que, de forma más o me-
nos similar, es adoptada por otros arqueros destacados
del Arte Levantino (Fig. 4).
Respecto a la posición de los brazos, cabe señalar que
el más avanzado (izquierda del espectador) se halla do-
blado y ligeramente alzado sosteniendo un arco y un par
de flechas, mientras que el otro brazo, doblado y cruzan-
do sobre la cintura, sostiene un astil ligeramente levan-
tado y rematado en el extremo con lo que interpretamos
como una punta de aletas.
Sobre su cuerpo se perciben diversos atavíos: por una
parte brazaletes, que se intuyen de morfología anular, vi-
1. En la documentación realizada para el Servei d’Arqueologia i Pa-leontologia de la Generalitat de Catalunya, la figura aparece con el número 6 del inventario (Viñas y Sarriá 2009-2010).
sibles por encima de los codos y, por otra, un posible
adorno en el antebrazo, así como cintas o cordajes ama-
rrados al talle y que cuelgan de la cintura. En general su
aspecto y postura parecen representar la de un perso-
naje concreto que preside o tutela alguna composición
o escena.
3. LOS ELEMENTOS DE ANÁLISIS: UTENSILIOS Y OR-NAMENTOS
3.1. La punta de flecha
La flecha que sostiene con la mano va armada, supues-
tamente, con una punta de aletas destacadas, cuyo diseño
apenas alcanza los 7 mm de longitud. Este morfotipo de pro-
yectil, en su versión lítica, puede encontrarse tanto en con-
textos pleistocenos, dentro de los tecnocomplejos del Solu-
trense Superior, como holocenos, desde el Neolítico hasta la
Edad del Bronce (Fig. 5).
Figura 3 · Reconstrucción de la figura del arquero del Abric I del Barranc de Fontscaldes. En él se perciben los brazaletes, el ornamento o posible brazal de arquero y la punta de flecha (dibujo Ramon. Viñas y Albert Rubio)
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3.2. Los brazaletes
El arquero muestra en ambos brazos y cerca de los co-
dos entre 2 y 3 brazaletes de tipo anular sobre los co-
dos. Estos brazaletes son también elementos a destacar,
ya que pueden aportar información relevante de carácter
cronológico, siempre y cuando no estuvieran fabricados
con materiales perecederos que no hayan dejado eviden-
cia fósil (Fig. 2).
3.3. Ornamento o brazal de arquero
En el mismo brazo que sostiene la flecha tratada an-
teriormente se puede observar un ligero engrosamiento
del trazo en el extremo distal del antebrazo (de morfología
rectangular), que interpretamos como la intencionalidad
de querer representar algún elemento, ya sea funcional u
ornamental. Dado que se trata de un arquero, es lógico
que una de las hipótesis que se plantee sea la de un bra-
zal de arquero (Fig. 2).
4. DISCUSIÓN
Este tipo de figura, perteneciente al denominado Arte
Levantino, encuentra sus análogos más cercanos entre
los conjuntos del sur de Tarragona y el norte de Caste-
llón (cuerpo alargado y estilizado con rasgos realistas y
piernas moldeadas). No obstante, la ausencia de data-
ciones directas de las pinturas y la falta de un arte mue-
ble equiparable y fechado, con el que poder establecer
analogías cronoculturales, invitan a la prudencia a la hora
de cuestionar la periodización de las manifestaciones le-
vantinas.
Por otro lado, hay que tener en cuenta la existencia de
diversos focos de esta tradición rupestre en área del preli-
toral mediterráneo, con características propias, lo que hace
suponer un sustrato común pero con un desarrollo desigual
que precisa de estudios regionales específicos con los que
establecer las secuencias regionales.
Figura 4 · Ejemplos de arqueros destacados, en posición estática y con una pierna doblada y la otra recta: 1. Abric I del Barranc de Fontscaldes (Cornu-della de Montsant), dibujo Ramon Viñas y Albert Rubio, 2011. 2. Abrigo de Ribassals o Civil (Valltorta, Castellón), dibujo Obermaier y Wernert, 1919. 3. Abric I de Benirrama (La Vall de Gallinera, Alacant) dibujo Centre d’Estudis Contestans, 1998. 4. Abrigo del Arquero (Ladruñan, Teruel), según E. Ripoll, dibujo A. Bergante, 1967
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Algunos autores como Javier Fernández han señalado
que «… el análisis del armamento en el Arte Levantino, si
parte de una contextualización arqueológica adecuada,
nos brinda un amplio campo de estudio para explorar la
evolución de las sociedades neolíticas que lo generaron,
de la imagen con la que quisieron ser recordados.» (Fer-
nández 2006: 153-154).
En los relieves de las Muntanyes de Prades (Tarragona)
el registro arqueológico sobre el antiguo poblamiento nos
permite vislumbrar un hábitat continuado desde finales
del Paleolítico Superior y el Epipaleolítico, con yacimientos
como la Balma de la Vall en Montblanc cerca de abrigos
con pinturas levantinas (Adsaries y Solé 1994), la Font Vol-
tada en Monbrió de la Marca (Mir y Freixas 1993) el Molí del
Salt en Vimbodí, con un importante conjunto de arte mueble
con animales grabados con trazo fino y atribuido al Magda-
leniense Superior (Vaquero 2004), hasta la edad del Bronce
y etapas posteriores. Entre los yacimientos situados entre el
Neolítico y la Edad del Bronce caben destacar la Cova de
Porta Lloret, en Siurana, el conjunto de cuevas del Cingle
Blanc de l’Arbolí (Vilaseca 1973) y, aunque ya fuera de las
Muntanyes de Prades, la Cova de l’Heura de Ulldemolins
(Vilaseca 1952), una cueva sepulcral colectiva del IIIer mi-
lenio BC. Este contexto es el que, en definitiva, enmarca
el arte rupestre parietal, expresado a través de dos gran-
des tradiciones: por un lado, las formas figurativas del Arte
Levantino y por el otro, las expresiones esquematizadas y
abstractas del Arte Esquemático. Dos tradiciones que, for-
malmente y conceptualmente, se encuentran opuestas y
con intereses bien diferenciados que, en nuestra opinión,
provienen de distintos orígenes y llegaron a coexistir en el
mismo espacio geográfico.
Si ahora nos atenemos a las puntas de flecha, comproba-
remos que en los escasos yacimientos solutrenses conoci-
dos en Cataluña se han documentado puntas de muesca,
pero no puntas de aletas y pedúnculo, cuya presencia más
septentrional en la vertiente mediterránea, exceptuando un
par de hallazgos puntuales en la provincia de Castellón, se
situaría en el área de Gandia (Tiffagom 2003). No obstante,
hay que tener en cuenta la propuesta de enmangue de las
puntas de muesca, consistente en situar una o varias en
el extremo del astil (Muñoz 1999), que, de ser cierta, haría
que, en una pintura a tinta plana, las representaciones de
esta y de una punta de aletas y pedúnculo pudieran ser
muy similares.
Durante el Holoceno las puntas de aletas y pedúnculo
se documentan a partir de la segunda mitad del V mile-
nio cal BC (Neolítico Postcardial), asociadas a puntas de
proyectil geométricas, siendo comunes durante el Neolíti-
co Final–Calcolítico y el Bronce Antiguo (Palomo y Gibaja
2003). A partir de este último periodo se inicia la fabricación
en metal de este morfotipo, que se mantendrá vigente a lo
largo de la Edad del Bronce y de la Edad del Hierro (Kaiser
2003).
Prácticamente en paralelo a la fabricación de puntas me-
tálicas de aletas y pedúnculo, y muy probablemente como
sucedáneo humilde de éstas, se documenta la fabricación
de proyectiles en hueso, que se registra mayoritariamente
en las primeras etapas de la Edad del Bronce (Alday et al,
2011), pero cuyos materiales serían difíciles de detectar en
el grafismo pintado.
En cuanto a la punta de flecha del arquero de Fonstcal-
des, un detalle plantea ciertas dudas sobre su pertenencia
a una punta de aletas. Nos referimos a una discontinuidad
Figura 5 · Detalle de la punta de flecha con aletas. Este tipo de proyectil se puede hallar en contextos pleistocenos y holocenos (Foto Albert Rubio)
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presente en el segmento superior del trazo de la punta no
atribuida a una pérdida de colorante. Este detalle abre la
posibilidad de que se trate de una punta de proyectil com-
puesta por dos o más elementos microlíticos insertados en
el extremo del astil. En este sentido, las hipótesis de en-
mangue existentes, derivadas de los análisis traceológicos
de microlitos geométricos que han superado con éxito los
test experimentales (Gibaja y Palomo 2004; Domingo 2005),
no parecen apoyar esta hipótesis, aunque armaduras con
microlitos geométricos están documentadas en el registro
arqueológico tanto en fases avanzadas del Neolitico como
en el Mesolítico (Fernández 2006).
Si al análisis de los proyectiles le su-
mamos el de los ornamentos que portan
las figuras, no hay duda que se amplia el
potencial de la analogía entre los objetos
arqueológicos y sus representaciones ru-
pestres como instrumento para una atri-
bución cronocultural mas ajustada (aun-
que estamos limitados por la imprecisión
y reducido tamaño de las representa-
cions, apenas unos milímetros). En este
sentido señalemos los brazaletes que,
en el registro arqueológico del nordeste
peninsular los únicos de morfología anu-
lar que se presentan en grupos son los
fabricados a partir de conchas marinas
del género Glycimeris, básicamente de
la especie Glycimeris glycimeris. Lamen-
tablemente, en la zona de influencia del
Arte Levantino, la mayor parte de estos
elementos proceden de excavaciones
arqueológicas antiguas, hallazgos fortui-
tos o expolios, y por tanto no disponen
de un contexto arqueológico bien docu-
mentado, o bien se hallan en el interior
de las tumbas pero depositados junto al
cadáver, lo que hace que la información
de que disponemos sobre su ubicación
a nivel anatómico sea prácticamente
nula. Sería el caso, por ejemplo, de los
hallazgos del Raval de Jesús y del Camí
d’Aiguesverds, ambos en Reus, los de la
partida del Marmellar en Capçanes, de
Masdenvergenc en Amposta (Vilaseca
1973), de Rasquera (Vilaseca 1968), de
El Cerc en Olius, de L’Astinyà en Noves,
de Les Borges Blanques, de Cornudella
de Montsant, de Torroja del Priorat (Mu-
ñóz 1965), o de la Balç de Robuster, en
Valls (Vergès 2008).
Entre las pocas referencias arqueológi-
cas disponibles sobre la posición anató-
mica de los brazaletes contamos con las
procedentes de los yacimientos de Se-
gudet (Ordino, Andorra) y de Ca l’Oliaire
(Berga, Barcelona) (Fig. 6). En Segudet
se halló la tumba de un individuo de sexo
femenino de entre 30-35 años de edad
que portaba tres brazaletes de Glyci-
meris en el antebrazo derecho (Yáñez et
al. 2002). En Ca l’Oliaire se inhumó un
individuo, también de sexo femenino,
depositado en una fosa, que presentaba Figura 6 · Enterramiento neolitico de Ca l’Oliaire (arriba) y detalle de la mujer que porta brazale-tes de Glycimeris en el antebrazo (abajo) (fotos Pepa Villalba)
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8 y 10 brazaletes colocados en los húmeros derecho e iz-
quierdo respectivamente (Martín et al. 2003; Martín et al.
2005). En ambos casos se trata de atavíos correspondien-
tes a inhumaciones de sexo femenino y ubicados fuera del
área del Arte Levantino. Además, tanto en Segudet como
en Ca l’Oliaire se hallaron numerosas cuentas perforadas
situadas alrededor de las muñecas y de la parte distal del
antebrazo (541 cuentas de esteatita y 19 de calaíta en el
caso de Segudet, y 176 cuentas de esteatita y 56 de calaíta
en el de Ca l’Oliaire, que formarían parte de un elemento
ornamental compuesto. La presencia de brazaletes de esta
tipología, en materiales diversos como la variscita, calaíta,
esquisto, hueso, concha, etc., no es excepcional y se han
identificado como tal en contextos funerarios de finales del
Neolítico antiguo, como en las necrópolis de Sant Pau del
Camp (Barcelona) (Gibaja et al, 2010; Chambón, 2008), y
de manera más generalizada en el Neolítico Medio, como
en los yacimientos de Can Gambús (Sabadell, Barcelona)
(Roig et al. 2010), el complejo minero de Gavà- Serra de les
Ferreres (Gavà, Barcelona) (Borrell y Estrada, 2009; Borrell
et al. 2009), y en Masdenvergenc (Amposta) (Bosch, 1993;
Esteve, F. 2000), entre otros.
Las arandelas de pectúnculo se documentan en Catalu-
ña desde el Neolítico Antiguo hasta el Bronce inicial, siendo
su periodo de auge el Neolítico Medio (Martín et al. 2005).
Los dos casos de referencia, Segudet y Ca l’Oliaire, dispo-
nen de una datación de 5350±40 BP (4320 a 4050 cal BC),
y 5080±80 BP (4040 a 3680 cal BC) respectivamente.
En cuanto al supuesto brazal de arquero, las indicacio-
nes cronológicas serían las mismas que podrían aportar la
presencia del arco, ya que es lógico pensar que la nece-
sidad de proteger el antebrazo del impacto de la cuerda
en el momento del disparo surgiera en paralelo al empleo
del arco. En este sentido, es cierto que la mayor parte de
los brazales de arquero elaborados sobre materiales per-
durables se documentan en el Calcolítico y en el Bronce
Inicial, pero hay que pensar que lo más probable es que se
elaboraran también con materiales perecederos, como el
cuero o las materias vegetales, que sólo excepcionalmente
se conservan en el registro arqueológico.
6. CONCLUSIONES
Si consideramos valida la analogía formal entre los dis-
tintos elementos del arquero del abrigo I del Barranc de
Fontscaldes y los materiales arqueológicos (punta de fle-
cha con aletas, brazaletes de pectúnculo y posible brazal
de arquero), la figura podría situarse, siempre a nivel de hi-
pótesis en torno al Neolítico Medio. No obstante, debemos
enfatizar que la figura no representa, en absoluto, un fósil
director para ubicar el origen del Arte Levantino, ni tam-
poco explica el desarrollo y desaparición de esta tradición
rupestre, solamente viene a señalar un momento concre-
to, con un tipo especifico de figura, que debió convivir con
otras formas u horizontes formales o estilísticos. Estos datos
refuerzan el supuesto de una pervivencia de la tradición le-
vantina insertada en el proceso de neolitización, tal como
lo habían señalado, desde antiguo, distintos autores como
Cabré (1915), Pericot (1950), Almagro (1952), Ripoll (1960)
y Beltrán (1968), entre otros.
Por otro lado, si consideramos que la analogía entre mate-
riales arqueológicos y pinturas levantinas no son suficiente-
mente precisas y concluyentes para los elementos del arque-
ro presentado, entonces podríamos plantear que la punta de
flecha esta formada por dos microlitos geométricos y quizás
los brazaletes y el brazal fueron elaborados con materiales
perecederos, en tal caso, la cronología de esta figura podría
variar y retroceder hacia una etapa preneolítica.
En principio los datos sugieren que la figura del abrigo
I del barranc de Fontscaldes podría ser un representante
de grupos de cazadores-recolectores, cuyas creencias y
tradiciones rupestres sobrevivieron, dentro del proceso de
neolitización.
De tales conclusiones se desprende que, por el mo-
mento la investigación carece todavía de evidencias con-
cluyentes, y por consiguiente la ubicación cronocultural
depende, en gran parte, del punto de vista del propio
investigador. Sin embargo y para avanzar en el conoci-
miento y esclarecimiento de estas cuestiones son precisos
más estudios y proyectos destinados a profundizar en las
estratigrafías cromáticas y sostenerlas con dataciones di-
rectas o indirectas, de las pinturas, con el fin de llegar a
establecer secuencias fiables y consistentes, tanto a nivel
regional como del conjunto del área levantina.
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