y yo, ¿de qué me quejo?

Cris Quintana

Mientras cada unos de nosotros nos quejamos por ir a clase todos los días y por recibir una educación que nos pueda facilitar el futuro, millones de niños y niñas sufren explotación infantil en nuestro mundo, niños que llevan trabajando desde su infancia sin poder ir al colegio.

Nos quejamos de cuidar a nuestros hermanos simplemente por sacarlos al parque media hora o por estar con ellos en sofá viendo una película o algo por el estilo. En otros países niños de apenas unos seis años, que aún no tienen recursos para cuidar de sus hermanos menores los cuidan como si fueran sus hijos, incluso trabajan mientras los cuidan.

Mientras nosotros protestamos al llegar a casa porque no nos gusta la comida de ese día, estos niños ya se ponen contentos con un pequeño cuenco de comida.

Estamos todos los días pidiendo cosas innecesarias y regalos, tenemos de todo y aun así seguimos pidiendo cosas. Estos niños, sin embargo, solo piden comida y medicamentos, no todos tienen la misma suerte y los que reciben estos dos regalos son privilegiados.