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Por Tomás SEGOVIA

PIOVENE

e 1 N Evil, abyecto, voraz y sin es­crúpulos, y la intriga de laamante del torero confabuladacon el apoderado para lograr"c111 Cadillac -raro ¿no?- yun pisito sencillo y mono paracobijo de sus amO'res. La actrizestá en tipo, pero es med·iocre.

y una especie de diseccióndel público, influído por el pe­riodista a través de sus artícu­los, que nos da pOL resultadoena bestialidad increíble. Ca­riños~s padres' de familia, DO­

bles esposos, honorables ban­queros, todos gritan y se en­furecen hasta que muere -eltorero. Unamuno dice que elaficionado a los toros, el ver­dadero aficionado_ "cQnois­seur, es el colmo y copete de laestupidez". Y por lo menosdurante la corrida, lo es.

Disuena la belleza vulgar yla mediocre actuación de lahúngara-americana Zsa ZsaGabor, que si en otro tipo deactividades puede ser una ma­ravilla, en el cine parece quenada tiene que hacer. DanielGelin es un actor maduro, so­brio, profundo, que está siem­pre en tipo. La muchacha jno­rena enamorada del torero-Pili- es maravillosamenteingenua y apasionada. Perfec­to su carácter y su actuación.

Una magnífica dirección deGeorges Rouquier, adaptacióncasi perfecta y realización lim­pia y bien lograda.

fexar el intelecto. En cuanto ab sinceridad, habrá que hablarCOIl cautela tratándose de unescritor que ha hecho de ellaLIno de los temas principalesde su obra, y ha dicho sobreeste tema tal vez las cosasmás profundas que hemos vis­to desde Proust.

Hay que decir '2n seguidaque Piovene no ·es ",111 escritorde brillante apariencia. Hay ensus novelas como una mono­tonía, y también como una mo­nomanía, como una atenciónsostenida y exclusiva, que sinduda ahuyenta a quienes bus­can en la lectura únicamenteel espectáculo de un fáscinantedespliegue de facultades. Sinembargo, estos escritores,cuando se penetra en su. ór­bita, suelen tener una fascina­ción más profunda y c1uradera. Por otra parte, Piovene esmuy consciente de la fisono­mía y de los límites de su ins­piración, y aunque esta lucidezno siempre va acompañada desu feliz realización, l~or lo me­nos c1ebe darnos a entender quequien la posee no es víctin1J deignoradas taras, sino que seen frenta con sus posibilidad('~;

e illten ta sacar de ellas el -11e­jor partido posible. Difícil­mente puede concebirse mejor

UNIVERSIDAD DE MEXICO

DE

dicarle ni una sola línea en unartículo donde un extenso pá­rrafo se ocupa de un buen es­critor como MOl-avia, pero que,aparte de sus deliciosas narra­ciones cortas. no tiene en laverdadera no~ela un aliento si­quiera comparable al de Pa­vese.

Pero en el caso de Piovenehay evidente incomI1rensión.El calificativo de intelectuahs­ta es demasiado fácil, y ademáscalifica sólo la manera de unartista, pero nunca decide na­da sobre su calidad. Precisa­mente Italia ofrece un excelen­te punto de comparación enLuigi Pirandel1o, al que sue­len llamar intelectualista, y quesin duda lo es, pero está sinembargo lleno de vida, de vi­da directa y fresca, y. además,ele sinceridad, precisamente.Es que en arte no es pec:~d')

enfocar el mundo con el inte­'ecto; 10 que es pecado es en-

de la "fiesta brava", como dicela publicidad. Pero es algomás. Es un descubrimiento dela podredumbre que hay alre­dedor del torero: apoderado,amante y periodismo especia­lizado. Y de la verdadera fieraasesina que invade la plaza yque impulsa al hombre a lamuerte. Pero también habla defidelidad en algunos cuantos.Del miedo espantoso que eltorero -interpretado por Da­niel Gelin- siente unas horasantes de ir a la plaza y a lamuerte.

El ambiente -exteriores fil­mados en España-, está lo­grado con acierto impecable.No se ven españoles (majas,andaluces), al estilo Holly­wood y aun mexicano, comu­nes en este tipo de películas.No se insiste demasiado en lasuperficial brillantez de la fies­ta taurina, sino que se calahondo en las emociones huma­nas. Está bien logrado todo:ritmo cinematográfico, diálo­gos, color, la intriga amorosa,y la baja intriga de un perio­di sta-publ icista-vendedor, etc.,con el apoderado del torero,

Por Manuel MICHEL

ATENCIüN

E L

LA

pero se salva por un ampli.oma rgen de caer en la vu~gan­

dad tipo coca-cola, graCIas aese alarde técnico de su mon­taje.

LETRA Y ESPIRITU

LA PECADORA DE LA ISLA. Esuna película que no tiene. pordonde cogerse. Lenta, antlc~a­

da, pobre de recursos. N o tIe­nen los italianos derecho a ha­cer cosas así, o por lo menos,a enviarlas fuera. La publici­oad se hizo en tomo de Silva­na Pampanini y su paradisía­ca indumentaria usada en al­o-unos trozos de la película.~ .,Acerca de su paslOn y otrascosas que alientan la mOl"bosi­dad de cierto público. Eso dala pauta para imaginar qué cla­se de churro-ravioli resulta. Enfin una tomadura de pelo elemal gusto.

SANGRE Y LUCES. El cinefrancés tiene fama de ser elmás inteligente del mundo. Ycon esta película sobre el ma­nido tema de los toros y trage­dias taurinas se tiene la opor­tunidad de comprobar que escierto. Es la pasión y el color

ENTRE los novelistasitalianos de la nuevageneración, Guido Pio­vene es seguramente

uno de los más conscientes,de los que han puesto una máslúcida atención en el significa­do de su obra; y también, talvez por eso mismo, uno de losque tienen más detractores. Enun reciente artículo de Insula,su compatriota Carla Ea lotrata bastante duramente, acu­sándole de intelectualismo e in­sinceridad artística. Claro queeste artículo expresa puntos devista extremadamente persona­les, como se echa de ver en­seguida, aunque no sea másque porque el nombre de Pave­se, por ejemplo, apenas es men­cionado sin más comentario.Puede ser que Pavese no seaa los ojos de todo el mundo elmás grande de los novelistasde esta generación; pero evi­dentemente es injusto no de-

LA VENTANA INDISCRETA.

De vez en cuando, den­tro de la oleada de cinecomercial insulso, nos

llega una buena película. Enesta cinta, Hitchcok, el "magodel suspenso", vuelve por susfueros después de una largaépoca de infecundidad. Sin qu~

ésta sea su obra maestra ni

mucho menos, tiene originali­dad y una técnica de ediciónque la- colocan entre las obrasde mejor categoría enviada:;por la industria de Holly:",o?d.Es un verdadero alarde tec111COcinematográfico.

Recluído en un cuarto ha;un fotógrafo de prensa - Ja­mes Stewart-- quien se frac­turó una pierna ejerciendo suprofesión. Sin nada que hac.-:rdurante largas semanas, obser­va a través de la ventana asus vecinos. Todos los depar­tamentos del edi ficio ·en cues­tión dan hacia un patio inte­rior, y así, a fuerza de obser­var a todas horas, se entera d,:la vida íntima de los que puedever. La cámara no sale del re­ducido espacio de su cuarto,sino para mirar por la venta­na. El diálogo está suprimidohasta hacer'o sintético. funcio­nal V verdaderamente cinema­togr·áfico. Y la producción tie­ne un movimiento notable, he­cho a base de cortes y monta-­je, y movimientos de cámara.Prácticamente la cámara y losgemelos c!ue usa -e1 periodistJ.son sus OJos.

Desfilan ante esa indiscretaventana, una solitaria histéricay otoñal -solterona involun­taria que suei:a con el príncipeazul- que da la historia me­lodramática del film. Una bai­larina con una silueta standardestupenda a quien llaman conesa obvia originalidad america­na para los apodos: "MissTorso". Un compositor aban­donado y triste, que triunfacon una canción al fin de lapelícula. Pero todos los perso­najes son incidentales y el ver­daderamente importante. causay razón de las inquietudes delperiodista, es un vendedor dequien por muchos detalles sesospecha haya matado a su mu­jer.

Están bien dibujados los per­sonajes que se ven a través dela ventana, y sobre todo el pe­riodista, con una gran actua­ción. La novia, chica de socie­dad, de columna de \iValterWinchell y H arper's Bazaar;la enfermera, sobria y típica.l.a escuálida v simpática Gra­ce Kelly enca"rna a la novia ysobre todo imprime una pro­funda verosimilitud a sus esce­nas de amor.

La película no pasará a lahistoria y tiene muchos luga­res comunes y convencionales,

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