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C o p i a p r i v a d a p a r a f i n e s
e x c l u s iv a m e n t e e d u c a c io n a le s .
P r o h ib i d a s u v e n t a
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,
Garland La cultura del control. Crimen y. orden social en fa sociedad
con tempordn ea. Barcelona, Gedisa. Seleccion de paginas realizada por la
catedra (caps. 2, 4, 5, 6 y 7).
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E l w eL fa rismo p en al y el con tro l d el d elito c orr ecd on alista
ICon sus raices en 1a decada de 1890y su vigoroso desarrollo en
las decadas de 1950 y 1960, el welfarisrno penal era, hacia 1.970, elmarco consolidado de las politicas piiblicas en Gran Bretafia y Esta-
dos Unidos. Su axioma basico -que las medidas penales, donde fue-
ra posible, debian ser intervenciones destinadas a 1a rehabilitacion
en Iugar de castigos negativos, retributivos- dio nacimiento a toda
una nueva red de principios y practicas interrelacionadas. Estas in-
cluian: Ieyes sobre Ias sentencias penales que permitian condenas in-
determinadas vinculadas a la liberacion anticipada y Ia supervision
de ·la libertad condicional, 1a justicia de men ores con su filosofia
acerca del bienestar de los nifios, el uso de la investigacion social y
de las pericias psiquiatricas, la individualizacion del tratarniento ba-
sado en la evaluacion y clasificacion de los expertos; la investigacion
criminologica centrada en cuestiones eriologicas y en la efectividaddel tratamiento; el trabajo social con los delincuentes y sus farnilias
y los regimenes custodiales que ponian el acento en los prop6sitos
reeducarivos del encarcelamienro y en la importancia del apoyo
para la reinsercion luego de la liberacion. Los principios del com-
plejo penal-welfare tendian a operar contra el uso del encarcela-
miento, dado gue se consideraba a la prision, en general, como con-
traproducente desde el punto de vista de la reforrna y la correccion
individual. Se prefer ian los regimenes especializados de custodia
-reforrnatorios juveniles, prisiones de capacitaci6n, instituciones co-
rreccionales, etcetera- a la prision tradicional y el reemplazo del en-
carcelamiento por medidas comunitarias era un objetivo constante
de los reformadores correccionalistas. Entre las decadas de 1890 y de
1970, fueron cada vez menos las categorias de delincuentes que se
consideraban adecuadas para el encarcelamiento npico."
En el complejo penal-welfare, el ideal de la rehabilitacion no
era solo un elemento entre otros, Era mas bien el principio organi-
zador hegernonico, e l marco intelectual y el sistema de valores que
rnantenia unida toda la estructura y la hacia inteligible para sus
operadores. Aportaba una red conceptual gue abarcaba todo y que
podia lanzarse sobre cada una de las actividades del campo penal,
permiriendo a los operadores hacer de su mundo algo coherence y
significative, asi como dade a practicas que de otro modo sedan de-
sagradables y pro hjernaticas un aspecto benevolente y cientifico.F
La rehabilitaci6n no era, sin embargo, el iinico objetivo del
complejo penal-welfare. Ni tampoco era, en 1a practica, el resulta-
do tipico, El caracter individualizante, indeterminadoy, en gran
rnedida, discrecional de las instancias correccionalistas otorgaba a
las auroridades del sistema penal gran des margenes de rnaniobra
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en su tratamienro de los de1incuentes condenados 0de los jovenes
que necesitaban ayuda. Se podia mantener privados de su libertad
por periodos prolongados a delincuentes identificados como peli-
grosos, reincidentes 0 incorregibles. Los que teniarr'un background
respetable 0 fuertes conexiones con el trabajo y 1a familia podian
ser tratados mas indu1gentemente. Las medidas penales podian ajus-tarse de acuerdo a1 nivel de obediencia 0 de riesgoque presentara
el delincuenre y los delincuentes responsables de delitos aberrantes
podian ser condenados a castigos que concordaban con su culpa-
~ili4,ad)T se correspondian conlas expectativas del plib1ico.2.3_~ __..
En esta estrucrura se asigno un lugar central a los especialistas
profesionales y al juicio experto. EI conocirniento criminol6gico y
las conclusiones de los estudios empiricos se consideraban guias
para la acci6n mas fiables que 1a costurnbre y el sentido cornun y
los gobiernos de la posguerra prornovieron el desarrollo de una
disciplina crimino16gica en las universidades y en el interior mismo
del Estado. Como declare el gobierno britanico en 1964: «No bas-
ta con condenar el delito, necesitamos en tender sus causas», 1 0
cual parecia particularrnenre importante en las circunstancias SOC1a-
les y economic as nipidamente carnbiantes de las decadas de 1950
y 1960, en las que la s tasas de delito subian constantemente. Deci-
siones clave tales como las de condenar, clasificar presos, asignar-
los a distintas instituciones y regimenes, evaluar si existian condi-
ciones para 1a liberacion y fijar condiciones que pudieran ser su-
pervisadas durante 1a misma, se colocaban cada vez mas en manos
de expertos pena1es en lugar de las autoridades judiciales. Mientras
en un tiempo el principio rector habia sido nullum poena sine cri-
men (no hay castigo sin delito), en e1mundo del welfarismo penal,encambio, se instalo no hay tratarniento sin diagn6stico y no hay
sanci6n penal sin asesoramiento de los expertos.En las decadas de la posguerra la justicia penal se convirtio en
el territorio de funcionarios de probation, trabajadores sociales,
psicologos, psiquiatras, expertos en e l cuidado de los nifios, educa-
dores y reformadores sociales de todo tipo. EI programa del welfa-
rismo penal no consistia solamente en Lacivilizacion. y reforma de
la justicia penal. Era tambien la colonizacion de un terreno anti-
guamente dominado por el derecho por parte de las autoridades y
grupos profesionales «sociales». La expansi6n del terreno fue su
expansion, «El progreso en Ia reforma penal» , mas alla de las otras
cosas que invo1ucraba, consistia en un incremento de la cantidad ylas jurisd~~~io~es de los expertos sociales sobre el delito.:" ..
. Desde sus comienzos, a fines del siglo XIX, e l wel£arismo penal
fie baso en dos axiomas incuestionables que se derivaron.de.lacul-
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tura politica progresista del perfodo. E1 primero de estos axiomas
-nacido del «rnilagro del delito» de fines del siglo XIX y alimentado
por el optimismo liberal del siglo xx- consideraba como algo evi-
dente que la reforma social, junto con la afluencia economica, even- '
tualmente reduciria la [recuencia del deiito. La prosperidad genera-
Iizada, en y por sf misma, era visualizada como un medic natural de
prevenci6n del delito. E1 s egundo axioma, tam bien producto de ese
mornento hist6rico especifico, era que el Estado es responsable de la
asistencia a los delincuentes tanto como de su castigo y control. A10 largo del siglo XIX, e 1 Estado habia rnonopolizado y racionaliza-
do, de forma creciente, el enjuiciamiento y castigo de los delincuen-tes. Pero el supuesto que operaba era que si alguien debia asistir a
los delincuentes, ayudarlos cuando quedaban en libertad 0 colabo-
rar en la satisfacci6n de sus necesidades sociales, esta tarea debfa ser
competencia de las iglesias y de la fi1antropia privada mas que del
Estado. Luego de la decada de 1890, esto dej6 de ser as! y cada vez .
mas se consider6 al Estado como responsable de la reforma y el '
bienestar de los delincuentes. EI Estado debia ser un agente de 1e- :
forma tanto como de represion, de asistencia tanto como de con-
trol, de welfare tanto como de castigo. La justicia penal en el erner-
gente Estado de bienestar ya no era -0 por 10 rnenos no era
exciusivamente - una relaci6n entre el Leviatan y un subdito rebel-
de. En lugar de ella, la justicia penal estatal se convirti6 en parte delEstado de bienestar y el sujeto delincuente -en especial si era joven,
desaventajado 0mujer- pas6 a ser visto como un sujeto necesitado
tanto como un sujeto culpable, un «cliente» tanto como un de1in-
cuente. En las decadas de 1aposguerra, la respuesta comun frente a1
problema del delito -en cierta medida, la respuesta cormin frente
a la rnayorfa de los problemas sociales- fue una eombinaci6n de
trabaio social y reforma social, tratamiento profesional y provision,publica. 30 .
. Si el delito es un problema so-
cial, sefiala ban los criticos, entonees estas respuestas individualiza-
das y correecionalistas inevitablerriente fraeasarian en el intento .de
llegar a sus causas profundas. Intervienen despues de que el dafio
se produjo, respondiendo a conseeueneias mas que a causas foca-
liz~ndose en individuosyn constituidos (y a menudo incorre~ibles),
~as que en los proeesos sociales que ya estan produciendo la pr6-
~lI?a generacion. E1 welfarismo penal, localizado dentro de la jus-
ncia penal estatal, estaba estructurado de un modoautolimitante
que aseguraba su propia derrota.
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92 I L A C UL TU RA D EL C ON TR OL
La criminoloqia correccionatista y .sus temas c en tr ale s
Al desarrollarse las instituciones del complejo penal-welfare,tambien 1 0 hicieron las forrnas de conocimiento de las que depen-
,dia ya las que dieron origen: 1a orienta cion familiar, el trabajo so-
, cial, Iapsiq uiatria rorense, la ciencia medico-legal y,poE encima de
todo, el discurso criminologico. La criminologia correccionalista
quest desarrollo a la par de estas instituciones veia e l delito como
un problema social que se manifestaba en la forma de actos delic-
tivos individuales. Estos aetas delictivos, 0 a1 menos los que pare-
clan ser serios, repetitivos 0 irracionales, se veian como sintornas
de «crirninalidad», es decir; de disposiciones subyacentes que se en-
contraban corminrnente en individuos mal socializados 0 inadap-
tados. Estas disposiciones subyacentes individuales -y las condi-
ciones que las produciari- conformabaneI verdadero objeto delconocirnienro criminologico. Tambien formaban e l blancopreferi-
do de laintervencion correccionaI, con el tratarniento penal focali-
zado en la disposicion del individuo y can la politica social en 1a
que se confiaba para enfrentar las causas mas profundas.
Un aspecto basico del marco correccionalista era una diteren-
ciacion frecuente entre <d.o normal» y « 1 0 patclogico», seguida deI '
u[j'h Iocalizacion mas 6 menos exclusiva en este ultimo aspecto.
Los individuos que cornetian delitos, pero a los que.se consideraba
esencialmente «no delincuentes» 0 l ibres de cualquier disposicion
delictiva real, no resultaban interesantes para 1a teoria criminolo-
gicay la practica penal. Estes casos podian ser gestionados con
una intervencion minima r con advertencias 0 rnultas 0, si sus deli-tos eran serios, con penalidades disuasivas sin un componente pro-
cesal, La atenci6n estaba centrada realmente en el delincuente, en
el caracter criminal, 0 Jo que los crirninologos de cornienzos del si-
glo xx llama ban el «delincuente psicopiitico»: Ha"cia alli debia di-
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L A J US TIC IA P EN AL M O DE RN A Y E L E ST AD O P EN AL -W E LF AR E / 93
rigirse 1ainvesrigacion cientifica y debian apuntarse las energias ins-
titucionales. Hacia estes objetos debia orientarse el sistema. La cri-
minologia correccionalista y las instituciones del complejo penal-
welfare identificaban conjuntamente al delincuente mal adaptado
como el problema y al tratamiento correcciona1 como la solucion.
En consecuencia,)a rnasa abrumadoramente mayoritaria de deiin-
cuenres menores y ocasionales en gran medida eran desatendidos
por la practica correccionalista, que rara vez llegaba a las carceles y
prisiones locales 0 a los escalones mas bajos del sistema para darrespuesta a las of ens as Q!eno§ seriasy mas frecuenres . .
. . . . . . . -. - --~
Dentro de esta rnentalidad criminologica habia una inclina-
cion recurrente a pensar en una forma de causalidad de largo pla-
zo que apuntaba al temperamento del individuo, que operaba a
traves de 1a forrnulacion de rasgos de personalidad y actitudes,
Esta idea de causalidad -popularizada por la psicologia profunda
freudiana y ampliamente adoptada por los profesionales del traba-
jo social- se centraba en las causas profundas subyacentes, los con-
flictos inconscientes, las experiencias distantes de la infancia y los
traumas psicologicos. Tendia a dejar de lado toda preocupacionpor los eventos proximos 0 inmediatos (tales como las tentaciones
y las oportunidades criminales) y a dar por supuesto que los signi-
ficados visibles 0 las motivaciones conscientes son necesariarnente«superficiales» y de escaso valor explicativo. --
La preocupacion central de Ia investigaci6n criminologies co-
rreccionalista era identificar las caracteristicas individuales que di-
ferenciaban a las «personalidades crirninales» y correlacionarlasCon otras condiciones que pudieran aportar indicios de su etologia
y claves para su tratarniento. En su s aspectos e intereses concep-tuales mas relevantes esra criminologia se concentro crecienrernen-
te en e1individuo, a1igualque las instituciones del complejo penal-
welfare que informaba. El problem? del de/ito Ilcao a visualizarsecomo el problema del delincuente. El conocimiento crimino16gicoera un saberschre.lcs jndj1Tjdllo.<:- .l '1-P.L; ., . : , .r- l . l" 'FJ .tg.~_y_su.s diferencia,§.t-
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Las teorias desarrolladas dentro de este marco fueron cam-
biando lentarnente con el riempo, aun cuandolas estructuras basi-
cas del discurso correccionalista perrnanecieron intactaa La crirni-
nologia de cornienzos del siglo xx se apoyaba fuerrernente en la
medicina psiquiatrica yen 1apsicologia y se concentraba en los ras-gos distintivos de los individuos delincuenres, tal como los revela-
ba el estudio 'de los pres os e internosde los reformatories. En las
decadas de 1920 y 1930 los investigadores, utilizando rnetodos es-
radisricos nuevos y eI analisisrnultifactorial, cornenzarona pensar
el delito como un cfccto-sobredeterrninado delap;ivaci6n~ociaL
Descubrieron que losindividuos con los rasgos de personaJidad y
la s rrayectorias delictivas mas negarivoseran aquellos que con mas
freeuencia habian cxperimentadorntiltiples form as de privacion,
incluvendo Ia escasaatencion de sus padres y la po breza, ~ ,-'~";''' "• ~..:,' ~.11
Lo que es mas importante, en retrospecnva, de este esqu~ma
criminol6gico y [as teorias que engendr6, no es su inmadurez cien-
tifica ni su caracter acritico. Es 1a forma particular de mirada que
establecio y los elementos que ocultaba. Es 1a ausencia re1~tiva de
cua1quier interes sustantivo en los eventos delictivos, las srtuacio-
nes crirninogenicas, la conducta de las victirnas 0 las rutinas SOCi3-
les y economicas que producen oportunidades para el delito. Difie-
re as! considerablemente de 10 que viene despues y, si se reeuerda a
Colquhoun, de 10 que aparecio antes. De hecho la crirninologia co-
rreccionalista suponia 1a eficacia de la justieia penal y la posibili-
dad del modo individualizado de reducci6n del delito. Compartia
Ia episternologia institucional creada po r el Estado de justicia penal,
que sabia que el delito era un problema de delincuentes individua-
les condisposiciones criminales, Una y otra vez este modo de pen-sarorientaba nuestra atenci6n hacia estos individuos y a los pro-
eesos psicologicos que los produdan y, por tanto, ocultaban orras
maneras de coneebir y actuar sobre el problema. Basicamente, y
pese a sus reformulaciones y debates internos, era una criminolo-
gia que era participe de 13 politiea estatista progresiva del Estado
de bienesrar, Bacia suya, sin cuestionarla, 1a posibiIidad y 10 de-
seable de reinregrar delincuentes e individuos desviados. Y se ba-
saba en el trabajo social y 1a reform a social, el tratarniento profe-
sional y la provision publica para lograrlo.
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Mi afir-
rnacion central es que los fundarnentos politicos, econornicos y cul-
turales que en el pasado sostuvieron e 1 moderno control del deliro
fueron crecienternente erosionados por las tendencias sociales de la
modernidad tardia y los cam bios intelectuales y politicos que lis
acompafiaron. Estas tendencias, a su vez, plantearon nuevospro-
blemas, dieron nacimiento a nuevas percepciones y moldearon di-
versas adaptaciones practicas, de las que gradualmente surgieron
las practicas de control del delito y de la justicia penal del periodo
actual. La teoria presupone que la emergencia de estas pracricas es,
tipicarnente, el resultado de la resolucion practica de problemas y
de la eleccion politica y cultural. En consecuencia, es un proceso .
complejo en el que siernpre entran en juego visiones diferentes de
los problemas y las soIuciones, asi como intereses y sensibilidades
distintos. A to do ello, adernas, se suma que la capacidad para ele-
gir soluciones sobre la base de informacion s6lida es, en e I mejor de
los casos, solo parcial,
La dinarnica del cam bio en la m odernidad de finalesdel s,ig lo x x
Las grandes transformaciones que atravesaron la sociedad en
la segunda mitad del siglo xx fueron a la vez econornicas, sociales,
culturales y politicas. En la medida en que pueden diferenciarse, se
pueden sintetizar bajo los siguientes epigrafes: (1) la dinamica de la
produccion capitalista y del intercambio de mercado y los corres-
pondientes avances en Latecnologia, el transporte y las comunica-
ciones; (2) la reestructuracion de la familia y el hogar; (3) los earn- I
bios en la ecologia social de las ciudades y los suburbios; (4) elsurgimiento de los medios elecrronicos de cornunicacion y (5) la
dernocratizacion de la vida social y_~~ltural.
L a d ina rnica m od erniz ad ora d e La prod ucci6 n ca pita lista
y del intercam bio de m ercado
«Los Aiios Dorados»: 1950-1973
En Estados Unidos, la extension del consumismo y el bienestar
de la clase media que habian comenzado antes de la Segunda Gue-
rra Mundial se ace1eraron en los anos posteriores a ella y la familiasuburbana estadounidense rapidarnente se convirtio en el sfrnbolo
universal de .un «estilo de vida» confortable y deseable, equipado
con todas las «comodidades modernas». Una vez que termino el pe -
riodo de racionamiento y reconstruccion de la posguerra, Gran Bre-
.tafia se orienta en el mismo sentido, poniendose al dia con los nue-
vos patrones de consumo establecidos al otro lado del Atlantico.
Durante la decada de 1950, la produccion en masa de productos deconsumo como autornoviles, lavadoras, neveras, radios y televise-
res, dio a grandes segmentos de Lapoblacion trabajadora acceso a
bienes que previamente solo habian estado disponibles para losrnuy ricos. Para la decada de 1960, este aburguesamiento habia al-
canzado un nivel en el que muchos miembros de la clase trabajado-
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144 / LA CULTURA DEL CONTROL
ra cualificada pudieron dar por supuesto el acceso a lujos -coches
nuevos, vacaciones en el extranjero, casa propia, ropa de moda-
que sus padres solo soiiaban con poseer.'
La revolucion tecnologica en 1£1manufactura llevo los aparatos
electronicos portatiles =relevision, radio, equipos de rmisica y luego
computadoras- virtualmente a todos los hogares y abrio nuevos -
mercados inmensos en 1 0 que hace al entretenirniento en el hogar. y
1a publicidad. Las compras -en los nuevos centros comerciales, su-
permercados, boutiques y centros turisticos- dejaron de ser una
mera necesidad y se convirtieron en un pasatiempo placentero, a me-
dida que mas y mas personas se encontraban con ingresos disponi-
=bles para gastar y mas tiernpo de ocio para hacerlo
Lasdecados de la c ris is : lo s a iio s 1970 Y 1980
Lo que los mercados capitalistas dan, tarnbien 1 0 quitan. Como
un golpe repentino e inesperado, 1a crisis petrolera de comienzos de
los aiios setenta dio inicio a un periodo de recesion economica e ines-
tabilidad polirica en todas las naciones industrializadas occidentales.
La reaparicion del «crecirniento negative», complicado ahora por
una inflacion incorporada ala econornia y las expectativas politica-
mente acordadas con los trabajadores sindicalizados, sacaron a 1a
luz los problemas subyacentes en las economias britanica yestadou-
nidense y las abrieron a una dura competencia con economias en de-
sarrollo extranjeras. En este contexte recesivo, las herramientas key-
nesianas de gesrion de la demands no lograron alinear la oferta y la
dernanda; continuo 1a inflacion de salaries y precios; la produccion
y el comercio cayeron precipiradarnenre; aparecieron la s crisis de las
balanzas de pago, ya que el gasto publico superaba los ingresos, y
una agria disputa cornenzo a manchar las relaciones entre los anti-
guos «aliados sociales» del gobierno, es decir, los ernpleadores y los
sindicatos. En una decada reaparecio el desempleo masivo, se colap-
so 1a produccion industrial, decayo masivamente 1a afiliacion a los
sindicatos y el mercado 1aboral se reestructuro de una forma que ten-
dria una significacion social dramatics en los afios siguientes.?Esta reestructuracion del mercado Iaboral=-que habra cornenza-
do anteriorrnente, pero que se acelero en respuesta a la crisis- vio e1
co1apso de la produccion industrial y con ella la desaparicion de mi-
Hones de puestos de trabajo que hasta entonces habian sido oeupados
_por trabajadores varones no cua1ificados. Donde continuo, 1a manu-
factura industrial se volvi6 mas sofisticada tecnologicarnente e inten-
siva en cuanto a la inversion de capital, 10 que trajo aparejados me-
nos empleos y una demanda de fuerzas laborales mas cua1ificadas.
Asirnismo, a1 crecer los mercados internacionales de inversion, ha-
ciendo mas rnovil el capital y reduciendo sus vfnculos con naciones y
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C AM BIO Y O RD EN S OC IA L E N L A M OD ER NID AD T AR DiA / 147.I .
regiones, la presion por aumentar la productividad 0bajar los sala-
rios saco a la Iuz las ineficiencias de las viejas.industrias y erosiono la
capacidad de los sindicatos para proteger a sus afiliados can baja cua-
lificacion. Cuando llego la recuperacion econornica -despues de las
recesiones de 1913-1975 y 1981-1983-, fue mas lenta y modesta que
antes y se concentro en los sectores de los servicios y de la alta tee-
nologia, E1resultado fue un tipo de empleo diferente en donde pre-
dominaban las trabajadoras, de bajo salario y tiempo parcial, 0 los
empleados con formaci6n universitaria, altarnente cualificados.t?
Estos cam bios no fueron ternporales. Incluso en los afios no-
vent a, cuando un mercado de valores fuerte y bajos costos salaria-les llevaron a unperiodo sostenido de crecimiento y altos niveles
de empleo, sectores enteros de la poblaci6n -en particular los jove-
nes pertenecientes a comunidades pobres 0minorias- fueron siste-
maticarnenre excluidos del mercado laboral tal como les sucedio a
muchos de sus padres antes que a ellos. La consecuencia fue unmercado laboral estratificado de modo mas marcado, con desi-
gualdades crecientes separando los niveles mas altos y mas bajos;
una sensaci6n de disminuci6n de los intereses compartidos al de-
dinar el poder y el mirnero de afiliados de los sindicatos mas im-
portantes; mayores contrastes en las condiciones laborales, el esti-
1 0 de vida y la vivienda y, en ultima instancia, lazos de solidaridad
mas debiles entre estos grupos."
C arnbios en La estructura de La f am ilia y el h aga r
Uno de los cambios sociales centrales en Gran Bretafia y Estados
Unidos durante la posguerra fue el ingreso masivo de las mujeres ca-
sadas y las madres en Ia fuerza laboraL En 1941 las mujeres casadas
que vivian con sus maridos y trabajaban por un salario representa-
ban menos del 14 por ciento de la poblacion Iemenina total de Esta-
dos Unidos. En 1980 representaban mas de la rnitad. En Gran Breta-
fia el patr6n era el misrno, las rnujeres representaban el29 por ciento
de la fuerza laboral activa en 1951 y e143 por ciento en 1991.14
En este mismo periodo la estructura de la familia se transfer-
m6 sustancialmente, Hubo un marcado declive (y concentracion
en el tiernpo) de la fertilidad, las mujeres se casaban a mayor edad,
tertian menos hijos y retornaban a la fuerz> kboI.:21 ~as rapida-mente luego de dar a luz. . - --
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Un cambio relacionado con todo esto y que se dio en el rnismo
periodo se refiere a his caracteristicas de los hogares. Desde 1950 .
ha habido una persistente caida en el tamafio promedio de los ho-
gares, con cada vez mas gente viviendo sola 0 en pequefias unida-
des familiares. Durante el primer tercio del siglo, solo alrededor de
un 6 por ciento de los hogares en Gran Bretafia eran de personas
que vivian solas. En 1991 Iaproporcion habra aIcaniado el 25 por
ciento y hasta un 50 porcienro en muchas ciudades grandes. Elnu-
mero promedio de rniembros de los hogares decrecio en e 1 mismoperiodo de 3,4 a 2,7 personas. Estos cambios fueron resultado de
los patrones de nacimiento y de formaci6n de familia ya rnencio-
nados, pero tambien fueron generados por el hecho de que un mi-
mero mayor de adolescentes ingresaba en la universidad y de que
. __ l:!a l?i< l__nasgC;JJ,.t.tm.a_YOrviviendo sola.I"
C amb io s e n la ec ola gia y la d em o gra fia so cia l
Una consecuencia de 1a difundida propiedad de autornovues y
1a extension del transporte masivo fue la atenuaci6n de la necesi-
dad de que el hogar y el trabajo se encuentren cerca. En las deca-das de posguerra hubo una migraci6n a gran escala de personas de
las ciudades a los suburbios Yel promedio de disrancra recornaa
entre el hogar y el trabajo, el hogar y los comercios 0 los centros de
esparcimiento y el hogar y Ia escuela aumentaron marcadamente.i?
Tanto en Estados Unidos como en Gran Brerafia este cambio fue
alentado, en parte, por la creciente demanda de nuevas viviendas
familiares y el deseo de las familias j6venes de escapar del centro en
decadencia de las ciudades y sus problemas sociales. Los proyectos
de renovaci6n urbana de los afios sesenta reforzaron este proceso
con la dernolicion de muchos vecindarios pobres del centro de las
ciudades que estorbaban la construcci6n de nuevas autopistas ysistemas de trafico automotor y la reubicaci6n de los inquilinos de
viviendas publicas en nuevos espacios de vivienda publica con alta
densidad dernografica. El efecto, a menudo, fue concentrar a las fa-
rnilias pobres y pertenecientes a las minorias en areas bastante ale-
jadasde la ciudad y en las que faltaban cosas basicas tales como
comercios, empleos y buen transporte publico." . ~r"/
E l irnp acto socia l d e lo s m e dia s electr6 nicos d e com u nica ci6 n
La revolucion de la televisi6n transform6 el resto de los me- i
dios. AI incrementarse su audiencia, el impacto de est a sobre losgustos populares y su creciente cuota de ingresos por publicidad
oblig6 a los diarios a competir cada vez mas en los terrninos de La
television. La consecuencia fue una concentraci6n aun mayor de
1a industria de los periodicos, el surgimienro del periodismo sensa-
cionalista y una tendencia creciente hacia una fusi6n imperceptible
de las noticias y el entretenimiento.
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C A M B IO Y O RD EN S O C IA L E N L A M O D E R N ID A D T A R D iA 1153
Los patrones de consumo y estilos de vida que en un tiernpo
estaban limitados a los ricos y famosos ahora se exhibian frente a
todos, con consecuencias perturbadoras para las expectativas de las
masas de potenciales consumidores. Como sefialo Joshua Meyro-
witz en 1985, «a traves de L a television los nifios del gueto actual-:
mente tienen mas puntos de referencia y esrandares mas altos con los
cuales cornpararse. Ven aquello de 10 que estan privados en cada
programa y anuncio publicitario»;" Al mismo tiempo, riesgos y pro-
blemas que antes estaban localizados y limitados en su importancia,
o que estaban asociados con grupos especificos de victimas (racismo,sexismo, delito, violencia, abuso de nifios, guerra, hambre ...), pasa-
ron a ser percibidos en forma creciente como problemas de todos al
comenzar a aparecer en los salones de todas las casas imageries sobre
ellos, La visibilidad de eventos e individuos dejo de depender de la
existencia de una experiencia local y directa compartida y, en cam-
bio, paso a depender de los medios de comunicacion y sus decisiones
respecto de que transrnitir y c6mo hacerlo.
La television tarnbien cambro otros aspectos de Lavida cultural.
A diferencia de otros medios inforrnativos, la television era capaz de
transmitir informacion privada, «expresiva», esto es, impresiones del
sujeto hablante a las que antes s610 se podia acceder a traves del en-
cuentro directo. Las noticias televisivas transmitian una sensacionde inrnediatez e intimidad, poniendo al publico «cara a cara» con el
entrevistado 0 el presentador. Esto trajo consigo una acentuacion
novedosa de los aspectos emotivos e intimos de los eventos y una
tendencia a revelar cad a vez mas acerca de las «personalidades» in-volucradas.F Tarnbien llevo a una mayor exposicion de 10 que Er-
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..La d em ocratizacion d e la vida socia l y L a culture
Los afios cincuenta, sesenta y setenta fueron decadas en las que
las instituciories democraticas en Gran Bretafia y Estados Unidos
fueronampliadas y se hicieron mas abarcadoras. Los derechos ci-viles de grupos como los negros, las mujeres, los hornosexuales, los
prisioneros y los enfermos mentales fueron crecientemente reivin-dicados y protegidos en este periodo y se dieron importantes cam-
bios en el equilibrio de fuerzas entre el gobierno y los gobernados,
los empleadores ylos empleados, las organizaciones y los consu- .
midores, Estas transformaciones fueron resultado de las luchas
prolongadas de los miernbros de los grupos rnenos privilegiados y
fueron testimonio del poder de los ideales igualitaristas~. de lasin-
clinaciones liberales de las elites politicas y d~l a_cti~isrr::9v_
Una de las consecuencias mas profundas de estos cam bios so- .
ciales y cultura1es fue el surgimiento de un individualismo moralmas pronunciado y generalizado. Progresivamente en los diversos
ambitos, los individuos pasaron a estar menos constrefiidos por las
exigencias grupales y lo s codigos morales absolutisras. Una parte
cada vez mayor de la poblacion fue alentada a perseguir los objeti-
vos de expresarse como individuos, construir un estilo propio y al-
canzar la gratificacion que la sociedad de consumo ofrece a todos. :
El control de la tradicion, de 1acomunidad, de la Iglesia y de la fa-
milia sobre el individuo se hizo mas laxo y menosimperativo, en el
marco de una cultura que acentuaba los derechos y libertades indi-
viduales y que desmantelaba las barreras legales, econornicas y
morales que hasta entonces habian mantenido a los varones, las
rnujeres y los jovenes «en su lugar». El resultado fue un cambio enel equilibrio del poder entre el individuo y el grupo, un debilita-
miento de los controles sociales tradicionales y un nuevo acento
puesto en la libertad y la importancia del individuo. Algunos as-
pectos de esta nueva cultura tenian un caracter egoista, hedonista,
vinculado al ethos del consumo constante del nuevo capitalismo.
Pero en la medida en que implicaba una moralidad era la del indi-
vidualismo liberal-una moralidad en la que la tolerancia mutua laprudence auto-limitacion y el respeto por los otros individuos ocu-
pan el lugar de los mandatos del grupo y los imperativos morales.
En este universo moral, e 1 peor pecado era la crueldad contra los
individuos 0 la restriccion de su liberrad; las obligaciones con res- .pecto al grupo 0 induso con respecro a las familias estaban sujetasa ciertas condiciones.w
••,_"1 t
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El impacto del c amb io so cia l ta rdomodernoen el detito y el welfare
<, A 10 largo de 1a decada de 1980 y durante gran parte de la de-
cada de 1990, la Nueva Derecha domino la politica ~ocial y eco-
nomica en Estados Unidos y Gran Bretafia, Revirtiendo las solu-ciones solid arias del Estado de bienestar, can su preocupacion par
la igualdad social, la seguridad social y la justicia social, la nueva.
politica neoliberal insistia en e l fundamentalismo de mercado y la
fe incuestionable en el valor de la competencia, 1aempresa y los in-
centivos, as! como rarnbien en los efectos saludables de la desi-
gualdad y la exposicion al riesgo.67 Con esta finalidad, los gobier-
nos de ambos paises impulsaron la aprobacion de leyes para
controlar a los sindicatos reducir los costos laborales, desregular, . .las finanzas, privatizar el sector publico, extender 1a competenCla
de mercado y reducir los beneficios del welfare. Los [rnpuestos
para los rices fueron reducidos considerablemente y los deficits .es-
tatales resultantes se tradujeron en nuevos recortes del gasto social.E1resultado fue un aumento de las desigualdades yuna estr.ucturade incentivos distorsionada que alentaba a los ncos a trabajar ha- :
ciendolos mas ricos y obligaba a los pobres a trabajar, haciendolos '
- 1 i 1 : i s pobres." .
Un resultado central de las polincas de los ailos ochenta rue, por
1 0 tanto, un reforzamiento de las divisiones sociales." Como las poli-
ticas neoliberales reforzaron en lugar de resistir 1aestratificaci6n pro-
ducida por 1aeconornia global y un mercado laboral dual, ernergie-
ron nuevas divisiones muy marcadas en las poblaciones de Estados
Unidos y Gran Bretafia. La distancia social y econornica entre los de-
socupados y los ocupados, entre los negros y los blancos, entre los su-
bur bios ricos y los barrios en decadencia del centro de las ciudades,entre los consumidores en un sector privado en plene desarrollo y los
beneficiarios abandonados en instituciones piiblicas en crisis se acre-
cento aun mas en estos afios, hasta converrirse en un lugar comun del
analisis politico y social. En lugar de los ideales solidarios de la Gran
Sociedad 0 de l Estado de bienestar, ernergio una sociedad profunda-
mente dividida =descrita alternativamente como la «sociedad dual»,
1a«sociedad treinta, treinta, cuarenta», los «seducidos y reprimidos»
0, en Estados Unidos, donde las divisiones sociales se superpusieron
con las divisiones raciales, el «apartheid estadounidense»- can un
sector desregulado en nombre de la iniciativa del mercado y el otro
disciplinado en nornbre de la moralidad tradicional." Estas nuevas
divisiones socavaron aun mas las viejas solidaridades e identidades
colectivas de las que habra dependido el Esrado de bienestar. Las po-
sibilidades de la identificacion intercIases, de la sirnpatia mutua mas
alla de los diferentes niveles de ingreso, de 1aciudadania compartida
y de 1amutua consideracion; todo esto sevolvio cada vez menos plau-
. sible a medida que las vidas y las culturas de los pobres comenzaron
a verse totalmente extrafias ante los ojos de la gente que gozaba de
una cierta prosperidad. 77
En este nuevo contexto social, fue poco sorprendente ver que
problemas sociales como 1aviolencia, e1delito callejero y el abuso
de drogas empeoraron, particularmente en aquellas areas en las
que se"concentraban las desventajas econornicas y sociales.
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CAMB ia Y OR DE N SO CIAL EN LA M OD ER NIDAD TARD iA / 177
Pero mas importante aiin para nuestros propos it os es la forma
en que el delito cobro un nueva significacion estrategica en la cui-
rura politica de este periodo. E1 delito -junto con las conductas
asociadas a la underclass como el uso de drogas, el embarazo ado-
lescente, las madres solteras y ladependencia del welfare- cornen-
zo a funcionar como una legitirnacion retorica de las politicas so-
ciales y econornicas que castigaban efectivamente a los pobres y
como una justificacion para el desarrollo de un fuerte Estado disci-
plinario, En el discurso politico de este periodo, fueron cornpleta-
mente desacreditadas las explicaciones sociales sobre el problema
del delito.?" Segun se decia, tales explicaciones negaban la respon-
sabilidad individual, excusaban las faltas morales, diluian el casti-
go, alentaban Iasrnalas conductas y, en este sentido, eran ernble-
maticas de todo 10 que tenia de errado el welfarismo. E1delito paso
a ser considerado, en cambio, como un problema de indisciplina,
de falta de autocontrol 0 de control social, un asunto de individuos
malvados que debian ser disuadidos y merecian ser castigados. En
lugar de ser un indicador de necesidades 0privaciones, el delito era
una cuesrion de culturas 0 personalidades antisociales, asi como de
elecciones racionales individuales frente a una laxa aplicacion de la
ley y unos regimenes de castigo blandos.
En este periodo de division de las aguas, la efectividad del con-
trol del delito paso a ser considerada como algo que dependia de
imponer mas controles, incrementar los desincentivos y, si fueranecesario, segregar al sector peligroso de Ia poblacion. La imagen
recurrente del delincuente dejo de ser aquella del ofens or necesita-
do de ayuda 0 del inadaptado irresponsable y paso a ser mucho
mas amenazante -criminales de carrera, adictos a1 crack, violentos
y depredadores- y, al mismo tiempo, mucho mas racista.!" Adernas,
la sensibilidad compasiva que antes atenuaba el castigo ahora, de
forma creciente, 10 refuerza, dado que la simpatia invocada par la
retorica politica se centra exclusivamente en la victima y en el pu-
blico con temor, en Iugar de en el delincuente. Las discusiones so-
bre politics penal, en lugar del idealismo y el humanitarismo, cada
vez mas invocan el cinismo respecto del tratamienro rehabilitador,
la desconfianza hacia los expertos en penologia y una nueva justi-ficaci6n moral de la importancia y 1a eficacia del castigo. Si la «no
intervencion radical» simbolizaba el ideal progresista de los afios
sesenta, la expresion que mejor refleja el ideal de 1a nueva derecha
es «tolerancia cero». En la reaccion polirica contra el Estado de
bienestar y la modernidad tardia, el deli to actuo como ,una lente a
traves de 1a eual visualizar a los pobres --considerados no rnerece-
dores, desviados, peligrosos, diferentes- . "I ...
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Criminologia e inconsciente colectivo .i
Con estas ideas en las espaldas, las politicas de control del de-
lito pueden invocar imageries del «criminal» que lopintan (men os
frecuentemente, Lapintan) como profundamente antjsocial. Los in- .
dividuos delincuentes pasan a ser visualizados como «delincuentes
de carrera», «adictosalasdrogas», «jovenes rudos y agresivos» '«violentos» con pocas posibilidades de redimirse y escaso valor so -cial. Algunos -particularmente los «pedofilos», los «predadores
sexuales» y los jovenes «superpredadores»- son evocados de una
manera en que aparecen como escasamente humanos, siendo esen-
cializada su conducta como «rnalvada» 0 «ignorniosa» y mas alla
de toda cornprension hurnana.f" Comunidades enteras son anate-
rnarizadas hablando de una «underclass» que nada rnerece, ence-
rrada en una cultura y un modo de vida que son tan extrafios como
amenazantes.
Estas no son personas reales 0 siquiera categorfas criminologi-
cas. Son figuras imaginarias que operan como sirnbolos en un pro-
ceso politico que explota 1 0 que Mary Douglas ha llamado «los usos
politicos del peligro». Los riesgos que se percibe que plantean, las
ansiedades que generan, la sensaci6n de desamparo que producen;
todo ellb funciona reforzando la necesidad sentida de imposicion
del orden y la importancia de una respuesta estatal firme. Tampo-
co son estas figuras representativas de los peligros reales que el de-
lito indudablemente implica, ya que su inventario de riesgos se
concentra casi exclusivarnente en el delito callejero y olvida los
serios dafios que producen las organizaciones delictivas, los delin-
cuentes de cuello blanco 0, inclusive, los conductores de autorno-
viles ebrios. Cada figura, en cambio, es seleccionada por su utili-
dad como «enernigo conveniente», una urilidad no solo para la
justicia penal estatal en su forma soberana sino tambien para una
politica social conservadora que acentua la necesidad de la autori-
dad, los valores familiares y la resurrecci6n de la moralidad tradi-
cional."
En est a retorica explosiva y en las politic as publicas reales a las
que ha dado lugar, los delincuentes son tratados como especies di-
ferentes de individuos violentos y amenazadores por quienes no
podemos tener simpatia y a quienes no se puede ayudar efectiva- .
mente. Las explicaciones bio16gicas y geneticas sobre el deli to y la
violencia siernpre han sido parte del repertorio criminologico, aun
en el momento de auge del welfarismo penal, pero en los afios
ochenta y noventa las mismas se han hecho mas relevantes en eldiscurso publico y enciertos sectores acadernicos, ~iendo el libro
ampliamente Ieido dy'Wilson y Herrnstein Crime and Human Na-
ture,elejemplo mas conocido. Estos analisis reduccionistas cierta-
mentesustenran una criminologia del otro y tarnbien impulsan los
debates piiblicos sobre los supuestosjvinculos entre raza y delito.
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, 230!Jl, C UL TU R A D EL C ON TR O L
Pero fueron mas importantes los que podrian definirsecomo ana-
lisis «culturalistas» del otro extrafio, unos analisis que asumen que
los delincuentes han nacido en el marco de Ia «cultura de 1a de-
pendencia» de 1a «underclass», que carecen de toda habilidad la-
boral y de valores moraies y que tienen habitos de consumo de dro-
gas, delito y fraude a Ia asistencia social. 88 En estos analisis, La
realidad y humanidad de los individuos delincuentes es reernplaza-
da por una irnagineria que proviene de las peliculas de terror, como
cuarrdo e l presidenre Reagan invocaba «Lacara desagradablemen-
te paiida, con los ojos bien abiertos, una cara que pertenece a la
realidad aternorizante de nuestra epoca: Lacara de un predador
humano [... ] nada en la naturaleza es mas cruel 0 mas peligroso» .89El publico sabe, sID.necesidad de que se lodigan, que estes «super-
predadores» y delincuentes reincidenres son j6venes .varones perte-
necientes a las minorfas, atrapados en el mundo del delito, las dro-
gas,Ias farnilias desarticuladas y 1adependencia del welfare tipico
de 1a «underclass», La iinica respuesta practica y racional a estos
tipos, no 1uego de que hayan cometido un deli to sino antes de que'
10 hagan, es «sacarIos de circulacion» para proteger al publico., . ."- - -- ~- --, ._ --- -"": .. - ~ - .- -_ .
«E t c om ple jo d el delito» : io c uit ur a d e la s s oc ie da de s
con tasas de de lito elevadas
Uno podria resumir este proceso historico diciendo que se ha
desarrollado una forrnacion cultural en torno del fen6meno de las
altas tasas de delito y 1ainseguridad creciente y que esta formaci6n
Ie da ahora a 1aexperiencia de l delito una forma institucional. Esta
forrnacion cultural -a 1a que podriamos llamar el «complejo del
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EL COM PLEJO DEL D EL/TO : LA CULTURA DE LAS S OC IEDADES CON ALTAS TAS AS DE DEL/TO / 271
delito» de la modernidad tardia- se caracteriza porun conjunto
distintivo de actitudes, creencias y presunciones:
1) las altas tasas de.delito se consideran un hecho social nor-mal;89
2) la inversionemocionai en el delito es generalizada e intensa,
abarcando elementos de [ascinacion as! como de miedo, in-
dignacion y resentimiento;
3) las cuestiones referidas a1delito estan politizadas y se repre-
sentan frecuentemente en terrninos emotivos;
4 )e l interes por las victimas y la seguridad publica dominan la
politica publica;
5) la justicia penal estatal es visualizada como inadecnada 0
ineficaz;
6) las rutinas defensivas privadas estan generaliiadas y existe
un gran mercado en torno a la seguridad privada;
7) una conciencia del delito esta institucionalizada en los me-
dios de cornunicacion, en la cultura popular yen el ambien-.
te urbano.
Una vez eonsolidada, esta vision del mundo no cambia rapida-
mente. No es afeetada por los eambios que se dan afio a afio en las
tasas del delito, aun cuando estos impliquen reducciones en las ta-sas reales de victimizacion delictiva. Esto explica la aparente ausen-
cia de una relacion entre las tendeneias del delito y los sentimientos
de temor al delito. Nuestras actitudes frente al delito -nuestros mie-
dos y resentimientos, pero tarnbien nuestras narrativas y formas de
eomprender tipicas del sentido com un- se tornan hechos culturales
que se sostienen y son reproducidos por guiones culturales y no por
la investigacion criminologica 0 los datos empiricos oficiales."?_o • •••• •• .• .Se~t~res cons'iderables del pu-
blico se encuentran menos predispuestos a ser tolerantes con el de-
lincuente, son mas irnpacientes can las politicas de la justicia penal
c- que se experirnentan como un fraeaso y estan mas viseeralme~te
identificados can Ia victirna. La actitud de «entender» al delin- .
cuente -siernpre una postura exigente y dificil de asumir y mas fa-
cil de sostener en el caso de las elites liberales no afectadas por el
delito 0 bien por los grupos profesionales que viven de ello- va ce-
diendo eada vez mas lugar a la de «condenarlo». La intencion de
.reiIltegra.r_aLddincuente se ve c~g9-~e~mas como algo poco realis-
ta y, con el tiempo, pareee ser menos moralmente ilIlper.ativa. .
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La inversion social y - psiquica quehacen los individuos en las
cuestiones del delito y e 1 castigo se expande considerablernente.Los sentimientos en juego tienden a set mas profundamente expe-
rirnentados ya estar mas ampliamente difundidos en la poblacion.·
Los miembros del publico expresan cada vez mas susrniedos, su
irritacion por tener que cambiar sus estilos de vida e incurrir en
gastos, su insatisfaccion con el sistema de justicia penal que los de-
fraud6. Las tribulaciones diarias en torno a los delitos men os gra-
ves y a los des6rdenes facilmente se transforman en una preocupa-
cion por «el deliro en S 1 » que, a su vez, connota el delito predatorio
violento.P- El trauma de 1a impotencia frente al miedo provoca 1a
demanda de acci6n. La idea de que «algo hay que hacer» y de que
«alguien debe ser culpado» no solo obtiene cada vez mas represen-
tacion politics, sino que, adernas, alimenta la acci6n politica.Este patron de rutinas sociales, practicas culturales y sensibili-
dades eolectivas forma la superficie social sobre 1a eual se constru-
yeron las estrategias del control del delito aetualmente dorninantes.- -. - . .. __ •. - ..... ''''.~ '_ ro.
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LA N UEV A C ULTU RA D EL C ON TR OL D EL D ELITO / 291
I
La reinvenctdn d e L a p risi6 n
En el sistema penal-welfare, la prisi6n funcionaba como la ulti-
ma instancia del sector correccional, ocupandose de aquellos delin-
cuentes que no respondian adecuadamente a las medidas reforrna-
doras de otras instituciones. En teoria, aunque no en la practica, se
presentaba como el ultimo recurso en el continuum deltratarnien-
to. Actualmente se la concibe mucho mas explicitamente como un
mecanismo de exclusi6n y control." .
Ciertas modalidades de.tratamiento siguen funcionando dentro
de sus muros y aun se sigue alabando el ideal de la carcel rehabili-
tadora. Pero los muros mismos ahora son vistos como el elemento
mas importante y.valioso de la institucion, El ideal del welfarismo
penal de la prision permeable, de la prisi6n abierta que hace bajar
la barrera entre la custodia y la comunidad, que reintegra a los pre-
sos a sus familias por medio de las salidas y permisos para regresar
a sus hogares y la libertad condicional, este ideal es actualmente
mucho menos evidente. En cambio, se han fortificado losmuros, li-
teral y figurativamente. Se ha fortalecido la seguridad del perimetro
y la liberacion anticipada es mas restrictiva, siendo controlada mas
estrictamente y supervisada mas inrensarnente.F
La prision es utilizada actualmente como una especie de reser-
va, una zona de cuarentena, en la que se segrega a individuos su-
puestamente peligrosos en nombre de la seguridad publica. En Es-
tados Unidos el sistema que se esta gestando se parece mucho al
gulag sovietico: una serie de campos de trabajo y prisiones disemi-
nadas por todo un vasto pais que albergaba ados millones de per-
sonas, la rnayoria de las cuales pertenecen aclases y grupos racia-
les que se han vuelto politica y econornicamente problematicos."
El limite que divide a la prisi6n de la comunidad esta fuertemente
vigilado y atentamente monitorizado para prevenir que los riesgos
se desplacen de un lado al otro. Los delincuentes que son liberados
«en la comunidad» son sornetidos a un control mucho mas estre-
cho y frecuentemente son reingresados en espacios custodiales por
no haber cumplido con las condiciones quecontinuan restringien-do su libertad. Para muchos de estos liberados condicionalmente 0
ex convictos, la «comunidad» a la que regresan es, en realidad, un
terre no estrictamente controlado, un espacio supervisado, en don-
de carecen de gran parte' de Ia libertad que uno asocia con una
«vida normal».
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292!A C UL TU RA D EL C O NT RO L
Esta transforrnacion de 1arelacion entre la prision y la comu-
nidad esta estrechamente ligada a la transforrnacion del trabajo.
La desaparicion de los prirneros ernpleos para los j6venes varones
de la «underclass», junto con la reduccion del capital social de las
familias empobrecidas y de los barrios con altos niveles de delito,
ha traido como consecuencia que la prision y la libertad condicio-'
nal no tengan actualmente el sustrato social en base al que se ha-
bian sostenido anteriormente los inrentos rehabilitadores. E1 tra-
bajo, la asistencia social y el apoyo familiar soiian ser los medios a
traves de los cuales los ex presos eran reintegrados en la sociedad.
Con el debilitamiento de estos recursos, e1 encarcelamiento se ha
vuelto algo que dura mas tiempo y, luego de este periodo, lo s indi-viduos tienen muy pocas posibilidades de volver a una libertad no
supervisada.:"
Al iguai que las sanciones premodemas de deporracion 0 destie-
rro, las prisiones funcionan ahora como una forma de exilio y el uso
que se hace de ellas no esta tan definido por elideal de la rehabiliraeicn
' '£1 encar-celamiento a granescala runciona como un 'modo de fijacion social y
economic a, un mecanismo de division en zonas que segrega a aquellas
poblaciones.rechazadas por las instituciones debilitadas de la familia,
el trabajo y el welfare y las ubica detras de los escenarios de la vida so-
cial. Del mismo modo, aunque por periodos mas cortos, las prisiones
y carceles para procesados se utilizan cada vez mas como un deposito
faute de mieux para los enfermos mentales, los drogadicros y las per-
sonas pobres y enfermas a quienes los servicios sociales debilitados ya
no pueden proveer de alojarnienro adecuado.P Mas recientemente, L a
«tolerancia cero» y la policia de Ia «calidad de vida» han comenzado
a expandir esta zonificacion coercitiva usando agresivas pracricas de
arresto para excluir a los individuos «desordenados» de los espaciospublicos en donde se considera que interfieren con los inrereses co-
merciales 0 la «calidad de vida) que exigen los residentes mas acorno-
dados.i" Las fuerzas de seguridad privadas hace tiempo que hacen 10
mismo en los espacios comerciales 0privados.
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