trabajo n2
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Trabajo N°1
Usted tendrá que unirse a otras 6 personas y leer los siete
artículos que a continuación se presentan.
Deberán detectar los conceptos que consideran son
aspectoscon la dinámica energética humana, visto y leído el
powerpoint y el artículo de Kurt Lewin:”Teoría del campo y el
aprendizaje”
El Robo en las Calles
Leyendo el periódico El Economista, encontré que de acuerdo con datos
de la Secretaría de Seguridad Pública, el robo a transeúntes es el delito
más común en el DF, se calcula que en promedio se cometen 27 asaltos al
día, 14 de ellos con violencia.
Me atrevo a asegurar que todos conocemos a al menos una persona que
ha sido víctima de la delincuencia en las calles en una o más ocasiones,
¿pero, qué hay de aquellos a quienes esto nunca les ha pasado?
Las recomendaciones generales son; no caminar por lugares solitarios, no
portar objetos valiosos que pudieran quedar a la vista, evitar andar solo,
entre otros, pero… hay asaltos que se comenten a plena luz del día y en
lugares concurridos.
¿Cómo elige el asaltante a su víctima? Yo creo que es cuestión de actitud,
para ejemplificarlo describiré dos situaciones que ocurrieron a personas
que conozco. La primera le sucedió a una mujer, quien nunca había
sufrido de algún asalto, sin embargo, experimentaba gran temor a que le
sucediera, finalmente, un día le robaron el bolso al salir de su casa; al
platicar lo sucedido alguien le preguntó – ¿y cómo llevabas tu bolso? A lo
que respondió – lo llevaba abrazado e iba volteando a los lados para
asegurarme que nadie anduviera cerca. La otra anécdota sucedió a dos
hombres en su auto, buscaban una calle y terminaron en el Barrio de
Tepito, cuando se dieron cuenta de dónde se encontraban, pensaron que
estaban perdidos, sin embargo a uno de ellos se le ocurrió que actuaran
con toda naturalidad, así que bajaron totalmente los vidrios del auto,
incluso recargando el antebrazo sobre la puerta y pusieron cara de
“normal” uno que otro los miraba mientras trataban de salir de allí, pero
nadie siquiera mostró intenciones de acercarse a ellos.
Estas son dos situaciones contrastantes. En la primera, la persona, sin decir
una sola palabra parece gritar – ¡mira mi bolso!, en verdad tengo algo
valioso allí dentro, ¡llévatelo! En la segunda la actitud de las personas
expresa algo del tipo – se bien donde me encuentro, y no tengo nada
para ti.
En lo personal me ha funcionado, es por ello que creo que en gran
medida evitar un asalto en la calle es cuestión de actitud. Salir con miedo
no nos va a beneficiar en nada, lo que sí podemos hacer, es estar atentos
a lo que ocurre a nuestro alrededor.
“La comunicación no verbal y el pavoneo”
Se considera el término “pavoneo” como la apertura de plumas y
movimientos que realiza el pavo real ante la posibilidad de apareamiento.
Luce los colores y longitud de sus plumas, las cuales también mueve
suavemente generando un sonido de susurro, todo esto con el afán de
conquistar a la hembra.
Tanto hombres como mujeres utilizamos técnicas que podrían denominarse
de “pavoneo” y que como en los pavo reales van dirigidas hacia la
persona que nos interesa.
Dicho pavoneo en ocasiones es sutil, aunque en la mayoría de los casos es
todo lo contrario, principalmente en la generación de un susurro.
Los hombres levantan los cuellos de sus camisas, elevan su cabello,
separan los brazos del cuerpo y para sustituir el hecho de no tener plumas
que se puedan extender, llaman la atención elevando el volumen de su
voz, carcajeando fuertemente (esto difiere del pavo real pero sigue siendo
una técnica de look at me).
En general, hacen todo lo posible por llamar la atención de la gente a su
alrededor, buscan atraer hembras y demostrar a los demás machos su
presencia. En ocasiones pavonean apoyándose en extensiones, por
ejemplo un auto costoso, gadgets novedosos, ropa de marca, aromas
atractivos y hasta con compañeras exuberantes.
Las mujeres también hacemos lo nuestro para el ejercicio del pavoneo,
alborotamos nuestro cabello (en ocasiones hasta lo teñimos), nos
maquillamos con colores llamativos (como las plumas del pavo real),
utilizamos ropa ajustada y/o con escotes, buscamos la forma de dirigir la
atención hacia los senos y cadera, levantando el pecho y
contoneándonos al caminar en forma exagerada.
Si con todo esto no es suficiente elevamos el volumen de la voz y
carcajeamos escandalosamente. Las extensiones que utilizamos las
mujeres son joyas, ropa y accesorios de marca, zapatos con tacón mínimo
de 10 cm y en menor medida un auto costoso.
El coqueteo es una de las actividades notorias en las que seguimos
conservando nuestro lenguaje animal, se podría decir que sólo lo hemos
transformado en algo un poco menos silvestre, sólo un poco.
“La comunicación no verbal con nuestro propio cuerpo”
O mejor dicho la forma en la que nuestro organismo (nosotros mismos) nos
comunicamos, y nos recordamos constantemente nuestras necesidades.
Aquellos deseos de realizar algo que son suprimidos por una supuesta
educación y concordancia con la sociedad en la que vivimos, seguirán
siendo deseos, generarán emociones y sentimientos, se convertirán en una
necesidad, y encontrarán una forma de expresarse en nosotros, de
recordarnos constantemente que siguen sin ser satisfechos.
Nuestro cuerpo nos habla por medio de enfermedades, malestares (que
en ocasiones no tienen una razón orgánica que los justifique), síntomas que
hacen presencia de vez en cuando o que sólo se controlan en
determinados momentos.
Ese malestar, esa incomodidad, somos nosotros mismos hablándonos por
medio de una comunicación no verbal con la finalidad de recordarnos
que no hemos satisfecho una necesidad, que hay un tema por resolver.
Cada una de las células que nos conforman físicamente, saben lo que
verdaderamente deseamos, saben aquello que nuestra razón bloquea.
Podemos “controlar” nuestras acciones a través del pensamiento, pero
controlar a cada una de las células y sobre todo convencerlas de que lo
que están sintiendo y deseando, es imposible, porque ellas siendo nosotros
mismos desean lo que deseamos, necesitan lo que necesitamos, simple y
sencillamente porque somos cada una de esas células.
Hemos aprendido a controlar nuestras acciones por medio de la razón y a
través de la enseñanza de “olvidar escucharnos, olvidar percibirnos”.
Afortunadamente nuestras células no han olvidado como comunicarse y
jamás olvidarán lo que necesitan porque lo perciben constantemente, así
es como ese malestar, o esa enfermedad tiene un recordatorio, un
mensaje de y para nosotros mismos sobre lo que necesitamos y hemos
bloqueado a través del pensamiento o no hemos encontrado una forma
favorable de satisfacer.
En ocasiones la comunicación será muy clara, muy obvia, y en otras
ocasiones, debido a que la razón ha bloqueado fuertemente el camino
más directo, las células se comunicarán a través de síntomas que al
parecer no tienen relación con lo que se necesita; manifestándose en
ocasiones por medio de enfermedades incluso mortales, cuando puede
ser que simplemente se busca la ganancia secundaria de la enfermedad
(atención, cuidados, irresponsabilidad sobre si mismo, apoyo externo).
Con esto en mente nos podemos preguntar ¿qué me dice mi dolor de
cabeza?, ¿Qué quiero con estas alergias?, ¿Para qué no me dejo dormir?.
“Despertando en el sueño.”
Recientemente, estudios revelan que la estimulación por corrientes
eléctricas inofensivas de tipo gamma, en las zonas del cerebro temporal y
frontal, avivan la aparición de sueños lucidos. De tal manera que, durante
el tiempo que dura el sueño lúcido, la consciencia del soñador se
despierta, y se adquiere la capacidad de controlar voluntariamente la
trama del sueño.
La división entre estar despierto y estar dormido, también tiene que ver con
la consciencia que se puede llegar a tener en ambos estados. Lo que
caracteriza a la vigilia, desde cierta perspectiva, es la creencia que se
tiene de estar efectivamente despierto, y manejar al antojo la ilusión sobre
nuestras elecciones. En el sueño ordinario, por llamarlo de alguna manera,
las imágenes y los acontecimientos pueden no guardar ninguna
coherencia entre si, no hay temporalidad, las leyes de la lógica no operan
del modo corriente y las de la física se pueden doblar hasta diluirse, sin
presentarse un control consciente de los acontecimientos que ocurren en
este estado; cuando no se sueña, se puede experimentar una
“desconexión” en la que, al pestañeo, ya vuelves a despertar para realizar
tus actividades cotidianas.
Cuando emerge el sueño “lucido”, las imágenes, a veces sensaciones,
percepciones y emociones, se experimentan tan vívidamente, que se
cuestiona su irrealidad en la medida en que aquello parece “real”, o brota
la consciencia de estar soñando y, a veces, hasta alcanza la energía para
pellizcarse un cachete, o manipular los elementos del sueño.
A pesar de que estos estudios sobre los sueños lucidos parecen pioneros en
el campo (y ciertamente lo son al utilizar tecnología de punta como la que
emite las ondas gamma sobre las áreas del cerebro) el conocimiento de
este fenómeno se experimenta desde tiempos inmemoriales.
Desconozco cuando empezó a soñar el ser humano, también cuando
comenzó a dormir. El día y la noche son solo dos caras de una misma
moneda, en este sentido, la noche no existe, aquello que caracteriza el día
y que es la presencia de la luz, jamás se ha apagado desde su nacimiento;
ardiendo en el aparente vacío cósmico, el sol desconoce oscuridades y
precede todos los amaneceres.
La noche solo es cuestión de percepción, procurar decirnos a nosotros
mismos antes de ir a dormir: -ahora me despierto-, y al “despertarnos”: -
ahora me duermo-, va haciendo mella poco a poco en la coincidencia de
este sueño que es la existencia, para en determinado punto, hacer
consciente esta realidad.
Algunas culturas creen que al morir, de hecho, despertamos de este sueño
que es la vida y abrimos los ojos a la otra realidad, situación que se pude
presentar estando aun vivos. Metáforas al respecto, las podemos hallar en
películas como la Matrix (de los hermanos Wachowski), y en libros como el
arte de ensoñar, de Carlos Castaneda, por mencionar algunos ejemplos.
Diluir la consciencia cotidiana de que al dormir nos dormimos y al
despertar nos despertamos, es la apertura hacia la realidad de que en
efecto, no existe tal diferencia. Para lo cual hay todo un constructo
teórico-practico, articulado desde el conocimiento autóctono, que va
ablandando la percepción petrificada en la materialidad de la que luego,
nos cuesta la vida escapar. Sin tanta faramalla tecnológica, a través de
prácticas sencillamente complejas, el soñador puede ir afinando su
percepción en-sueños, para no solo adquirir la capacidad de controlar
voluntariamente la trama del sueño, sino interactuar con regiones de esta
existencia que escapan al entendimiento cotidiano que tenemos de la
realidad…
El arte de ensoñar.
Comenzamos este sueño despertando la idea de que la vida es en si
misma un profundo sueño, si bien la noche se relaciona con el dormir, este
estado no necesariamente ocupa a la noche para aparecer. De cualquier
modo, exploramos la posibilidad de la noche como ilusión, acompañado
por el influjo a veces nebuloso, otros brillante, de un satélite lunar a los pies
de la tierra, como referente, y reflector, de la luz solar que permanece
encendida.
Dilucidamos la existencia de ciertas creencias en torno a lo que ocurre
cuando dormimos, particularmente sobre el andar onírico del alma,
momento en donde el sopor de la duermevela, le permite a nuestras
esencias, deambular como sonámbulos, experimentando aventuras,
recibiendo buenas nuevas, o viejas malas, y entablando contacto con
dimensiones de la existencia que no siempre están a la vista del
espectador cautivo en la conciencia de vigilia. Así despertamos a la
consciencia de que el soñar también se interpreta como un viaje en el
cual, la persona que sueña (o su alma), transita los dominios “invisibles” del
universo.
En el sueño, se encuentra el umbral que atravesamos al cerrar los
parpados y abrir los ojos al misterio onírico en el que Morfeo teje sus redes.
Un instrumento a través del cual el soñante tiene la posibilidad de pasar de
lo concreto, a lo abstracto en el sentido en el que le manejaba Don Juan a
Castaneda.
-¿Y a qué llama usted lo abstracto?- Le pregunto como solía Carlos al
nagual, -A la búsqueda de la libertad; libertad para percibir, sin obsesiones,
todo aquello que es humanamente posible.- En esta búsqueda de la
libertad, quienes emprendieron antaño y ahora, tarea de tal magnitud,
dejaron sus huellas en la senda que se adentra en el misterio; una pista
tiene que ver con el ensueño.
“Ellos, ellas,” consideran el ensoñar como un arte extremadamente
sofisticado, diría Don Juan, lo llaman también el arte de desplazar el
“punto de encaje” (“lugar” en donde se ancla la percepción) de su
posición habitual, a voluntad, a fin de expandir y acrecentar la gama de lo
que se puede percibir.
Este punto de encaje, según esta perspectiva, tiende a moverse con
mucha facilidad durante el sueño, de tal modo, los sueños están
totalmente asociados con ese desplazamiento. Esta observación, los llevó
a idear técnicas extravagantes para forzar el desplazamiento del punto de
encaje, y entre otras cosas, el control de los sueños. De esta manera, y
quizá sin siquiera saberlo, crearon el arte del ensueño, relata Don Juan.
Este arte, como todo arte, implica técnicas especializadas que son como
tecnología de punta, tan rusticas como naturales, para flexionar la rigidez
perceptual, a bajo costo, y al alcance de todos, de todas.
El sueño que comenzó al despertar de este articulo, lo acompañó la
exploración curiosa del alma en su andariego onírico, para desembocar
eventualmente en las aguas del misterio en-sueños.
Como diría Cortazar, no depongamos el intento por hacer realidad
nuestros sueños… “Tenemos que obligar a la realidad a que responda a
nuestros sueños, hay que seguir soñando hasta abolir la falsa frontera entre
lo ilusorio y lo tangible, hasta realizarnos y descubrir que el paraíso perdido
está ahí, a la vuelta de la esquina.”
Liderar con sentido común
Cuando pensamos en un líder, quiero pensar que para la mayoría, la
primera imagen que viene a su mente, es la de una persona que sabe
cómo motivar y llevar a su gente del punto A al punto B de la manera más
eficiente y más segura.
Aunque parezca un tema muy sencillo de comprender, la responsabilidad
que un líder lleva en sus manos, no siempre es entendida como una virtud
o un regalo de vida, sino a veces es una carga más.
En mi forma de pensar, sólo existen dos tipos de líderes y sus subcategorías:
1.- Líder que nace
a.- y aprende
b.- no aprende
2.- Líder que se hace
a.- aprende con amor
b.- no aprende (o es obligado)
Es verdad que existen otros líderes, como los emergentes o situacionales y
los autocráticos, sin embargo me quiero enfocar en este escrito en una
habilidad que, si se desarrolla, no importa el tipo de líder que seas, tendrás
éxito.
Liderear con sentido común, no es tarea sencilla. Algunos lo hacen
naturalmente inconsciente y otros tienen que hacerlo muy consciente.
Liderear con sentido común es saber escuchar lo que el cliente necesita y
poder sincronizarlo con el poder de tu equipo. Esta es la prueba más
contundente que tiene un líder de equipo (cualquiera que este sea o
represente).
Como líder tienes dos presiones constantes: la primera es la de mantener
un ambiente de equipo sano y ordenado a cumplir con las metas y
objetivos y la segunda fuerza es la del cliente. Buscar la manera de
mantener al cliente feliz y seguro de que su producto y servicio siempre
estén al 100 y como fueron prometidos.
Liderear con sentido común en un ambiente de constates cambios es hoy,
una de las mejores herramientas que un buen líder puede tener. Lo
complicado es mantenerse lo suficientemente centrado como para
explotarlo. Si pudiera darte un consejo, sería: “Mantente en constante
comunicación con tus dos fuerzas y medita en lo mejor para todos. El buen
líder no es el que está dando las órdenes, sino aquél que sabe cuándo
entrar al grupo sin buscar el reconocimiento.”
Detectores de Incongruencias
A lo largo de mi experiencia trabajando con niños, he llegado a la
conclusión, de que sin saberlo, ellos son los más hábiles detectores de
incongruencias.
_ Mi hijo no me obedece, se lamenta una madre. Para empezar, los
adultos podríamos tratar de ser más conscientes de nuestro manejo
corporal, desafortunadamente, ya la mayoría de nosotros nos hemos
puesto tantas máscaras que en ocasiones puede resultar complicado
lograr que nuestro discurso vaya acorde con lo que proyectamos
corporalmente.
¿Cómo podría un niño hacerme caso, si le estoy hablando a cinco metros
de distancia de donde él se encuentra y con un tono de voz lleno de
fatiga y desgano? Podría ser suficiente si me acerco más, ¿pero cómo
podría un niño hacerme caso si en el momento en que me aproximo a él lo
hago con movimientos desgarbados, los ojos entreabiertos y aplanamiento
emocional?
Lo único que los niños comprenden de este tipo de mensajes es, que lo
que tengo que decir, es tan poco importante que no es necesario que
pongan atención, y que si no cumplen con la petición que estoy haciendo
no importa, pues me encuentro tan cansada que no encontraré fuerzas
para reprenderlo. Desafortunadamente cuando los padres se desesperan,
llega la frustración acompañada de gritos, en ese momento la petición de
los padres pasa a último plano y lo que más recordará el pequeño será la
manera en que fue reprendido.
Es comprensible que las diferentes tareas a las que debemos responder a
lo largo del día nos dejen exhaustos, sin embargo, para evitar situaciones
que dañen a nuestros pequeños, siempre es mejor tomar un respiro y
hablarles de forma clara.
El niño no atiende a los gritos, pero si comprende aquello que se le ha
dicho en un tono de voz fuerte y pausado, mientras se hace contacto
visual con una mirada suave, la forma en que caminamos cuando nos
dirigimos hacia ellos es un gran indicador del nivel de energía que estamos
manejando en ese momento, un paso firme y a ritmo moderado será mejor
recibido, las expresiones en nuestra cara deben ser acordes con el
mensaje.
Eliminemos la falsa idea de que los niños no entienden el mundo de los
adultos, ellos siempre están aprendiendo y esta frase de la Madre Teresa
puede ilustrarlo “No te preocupes porque tus hijos no te escuchen… te
observan todo el día”.
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