tendencias de la inmigraciÓn en venezuela. la … · · 2003-08-20una trascendencia tales que...
Post on 30-Apr-2018
215 Views
Preview:
TRANSCRIPT
TENDENCIAS DE LA INMIGRACIÓN EN VENEZUELA.
LA SITUACIÓN DEL TRABAJADOR INMIGRANTE
Y LA PARTICIPACIÓN DE SU FAMILIA EN EL
SISTEMA EDUCATIVO1
Oscar Hernández Álvarez
Profesor Titular U.C.L.A Barquisimeto, Venezuela
América: Continente de Inmigración
La inmigración es un proceso presente en la historia de lodos los países del
mundo. Puede señalarse, sin embargo, que en el continente americano este proceso ha
tenido una importancia relativa, mayor que en otros partes del mundo. En efecto, la
presencia de corrientes poblacionales venidas de fuera, ha sido. a partir del
descubrimiento y la conquista, un factor de primer orden en la formación de los pueblos
del nuevo continente.
Durante los años posteriores al descubrimiento, la ocupación de la región
norteamericana por Inglaterra fue consecuencia de inmigraciones ordenadas de familias
provenientes de este país, que se instalaron en el nuevo continente sin mezclarse con
la población aborigen, siendo agentes de una verdadera transculturización.
La situación fue diferente en los países de Centro y Sur América conquistados
fundamentalmente por España y Portugal. En estas regiones, más que una inmigración
transculturizadora. se produjo un formidable choque entre pueblos y culturas totalmente
diferentes. En el mismo participaron, no solamente los europeos y los aborígenes
americanos, sino también los africanos, que fueron llevados como esclavos y estuvieron
igualmente presentes en esta violenta y conflictiva mezcla de razas y culturas, que,
experimentando la influencia muy importante del medio geográfico, dio lugar a un
proceso constante de intercambio que determinó la existencia del mestizaje cultural y la
nueva realidad humana característica de América Latina.
Consolidada la independencia de los países americanos, los nuevos gobiernos
tendieron a adoptar políticas favorables a la inmigración, pero sólo algunos lograron
resultados concretos. Así. en los Estados Unidos. como en Argentina, Brasil, Canadá y
en Uruguay, las corrientes migratorias extranjeras fueron un factor fundamental para su
desarrollo demográfico, económico y social. En otros países su importancia fue menor.
En general puede concluirse que, con diferencias entre una > otra región y en las
distintas épocas, el proceso inmigratorio ha tenido en el nuevo mundo una constancia y
una trascendencia tales que permite señalar que América es, por excelencia, un
continente de inmigración.
El Caso Venezolano Etapas de la inmigración en Venezuela
El fenómeno inmigratorio ha presentado características muy diferentes de las
diversas etapas de la vida venezolana Para el conocimiento general requerido como
marco del presente trabajo. distinguiremos seis etapas, sin que ello pretenda discutir la
validez de otros criterios de clasificación propuestos por estudiosos de la materia2
0 La colonia
Durante la época colonial, el ingreso de extranjeros a los territorios de hoy
constituyen la República de Venezuela se hacía atendiendo a las normas establecidas
por la Corona Española, las cuales eran altamente restrictivas y favorecían únicamente
el ingreso de españoles y canarios.
El ingreso de europeos de otras nacionalidades debía ser autorizado, por vía
prácticamente excepcional, por la Corona. El ingreso de negros africanos se hacía en
función de las modalidades propias del tráfico de esclavos.
0 A partir de la independencia y hasta 1945
La guerra de la independencia no constituyó, como es lógico suponer, una
circunstancia propicia a la inmigración. Terminada la guerra, los gobiernos republicanos
formularon políticas y aprobaron leyes a la misma, pero los resultados prácticos fueron
escasos. Algunas cifras evidencian esta afirmación. En 1830 y 1845 ingresaron al país
11.851 inmigrantes. Entre 1874 y 1888, ingresaron 26.090 inmigrantes, cifra muy baja si
se le compara con 5.881.000 en los Estados Unidos, 1.036.000 en la Argentina,
729.000 en Canadá y 530.000 en Brasil, durante el mismo período. Para 1894 la
población extranjera era de 44.129 personas, lo que representaba el 1.8% de la
población. Entre 1905 y 1932 los ingresos de inmigrantes promediaron 695 entradas por
año, promedio que subió apenas a 1.805 ingresos anuales en el periodo 1936-1945,
durante el cual la producción petrolera venezolana había ya alcanzado cierta
importancia3.
Estas cifras evidencian el escaso resultado de las políticas de fomento de la
inmigración, lo cual se explica porque la Venezuela de entonces, por su escaso
desarrollo económico, la pobreza de sus infraestructuras, la mala salubridad y la
inestabilidad política, signada por la frecuencia de las guerras civiles, constituía un país
menos atractivo que otros del Continente Americano. Es significativo señalar que el
pequeño repunte logrado entre 1936 y 1945, ocurre con posterioridad al inicio y
desarrollo de la explotación petrolera y al establecimiento de un régimen político
constitucional de relativa estabilidad y apertura democrática, que obtuvo importantes
logros en la salubridad pública, vías de comunicación y educación.
0 Desde 1945 hasta 1958
Es a partir de la segunda post-guerra cuando en Venezuela se produce un
significativo incremento de la inmigración. La política de "puertas abiertas" llevada a
cabo por los gobiernos de dicho período, la crítica situación originada en Europa por la
Segunda Guerra Mundial y las nuevas condiciones económicas creadas por el auge
petrolero de Venezuela, hicieron del país un centro de atracción para los inmigrantes,
especialmente los de origen europeo.
De este período, tres años (1945-1948) corresponden a un régimen democrático
y nueve años (1948-1958) a una dictadura militar que tuvo pretensiones de
desarrollismo económico. Tanto el uno como la otra mantuvieron una política de
estímulo a la inmigración y los gobiernos llevaron a cabo programas para el fomento
masivo de la misma y para la recepción y adaptación de los inmigrantes.
Entre 1945 y 1947 puede señalarse el ingreso de 17.000 inmigrantes mediante
gestión oficial y 25.000 venidos por su propia cuenta. A partir de entonces el flujo de
inmigrantes tuvo un crecimiento acelerado. presentándose saldos migratorios que
oscilan entre 24.007 en 1951 (el más bajo) y 57.542 en 1955 (el más alto). Ello
determinó un aumento de la población nacida en el exterior, que según el censo de
1950 representaba el 4.1% de la población total, mientras que según el censo de 1961.
alcanzaba el 7.2%. Las corrientes migratorias más importantes estuvieron compuestas
por colombianos (0.8% de la población en 1950 \ 1.4% en 1961), españoles (0.8% en
1950 y 2.3% en 1961), italianos (0.9% en 1950 y 1.6% en 1961) y portugueses (0.2%
en 1950 y 0.6% en 1961), quienes jugaron un activo papel en el proceso de desarrollo y
de modernización del país que durante esos años experimentó un importante impulso.
Para 1950 el censo registra un 2.6% de población inmigrante nacida en Europa contra
un 1.4% nacida en América, cifras éstas que para 1961 son del 5% y 2%,
respectivamente.
0 Desde 1958 hasta 1974
El régimen democrático reinstaurado a inicios de 1958 se ve constreñido a
afrontar importantes dificultades económicas y políticas, entre ellas la recesión y el
incremento del desempleo. Como consecuencia de estas circunstancias el gobierno
cambió la política de "puertas abiertas" por una política que establecía que: "sólo en
forma selectiva y limitada se acudirá a la inmigración para reforzar los cuadros
técnicos". Esta política restrictiva» unida a la expansión económica de Europa,
determinó una notable restricción del ingreso de inmigrantes, de modo que para el
censo de 1971 el porcentaje de población nacida en el exterior descendió 5.5%,
sumando 593.446 personas contra 541.552 registradas en 1961, todo ello dentro de un
universo poblacional que, entre ambos censos, aumentó de 7.523.999 a 10.721.522
personas. En esta etapa tan sólo se apreció un aumento del número de colombianos,
buena parte de ellos ingresados ilegalmente para prestar servicios en la agricultura y en
la cría, las cuales experimentaban necesidades de mano de obra como producto de las
migraciones interiores de la población venezolana a los centros urbanos.
0 Desde 1974 hasta 1980
El "embargo petrolero" de 1973, que triplicó en un solo ano los ingresos fiscales
del Estado Venezolano, dio inicio a un acelerado proceso de expansión económica que
se prolonga hasta 1980. Esta circunstancia, unida a la presencia de fuertes crisis
económicas en otros países de América Latina, da lugar al ingreso de grandes
contingentes de trabajadores extranjeros, a pesar de que oficialmente se mantuvo la
política de inmigración selectiva. Durante 1974-1979 puede observarse un saldo
migratorio total de 254.480 personas, con un promedio de 42.413 personas por año, lo
cual supone un gran aumento al compararse con el saldo de 2.350 personas (promedio
de 213 personas por año), correspondiente al período 1960-1970, siendo de observar
que estas cifras excluyen los inmigrantes ilegales. Así, el censo de 1981 registra un
7.4% de población nacida en el exterior (1.074.629) en números absolutos), lo cual
supone un incremento de 1.9% (481.183 personas).
Durante este período el centro de proveniencia de los inmigrantes se desplaza
de Europa hacia América Latina, pudiendo observarse igualmente un relativo aumento
de la inmigración de origen árabe, asiático, así como portugués. Como muestra de este
proceso podemos señalar que las estadísticas señalan que en 1971 ingresaron 115.888
personas provenientes de Sudamérica, cifra que aumentó a 239.432 personas en 1976,
lo cual supone un aumento del 106.6%. Especialmente significativo es el porcentaje de
aumento de ingreso de uruguayos entre esos dos años, el cual alcanzó el 256.9%. El
censo del981 muestra un 4.7% de población inmigrante nacida en América contra un
2.4% nacida en Europa, con lo cual, por primera vez, se invierten los términos de
indicativos de la procedencia. De ese 4.7% de inmigrantes americanos, 3.5% (508.166)
eran nacidos en Colombia.
Esta variación en los países de procedencia de la inmigración, así como el
aumento cuantitativo de la misma en la década de los setenta, es apreciable si se
comparan los censos nacionales de población y vivienda de 1971 y de 1981. En el
primero de ellos se evidencia un total de 596.455 personas nacidas en el exterior (5.6%
de la población total), de los cuales 149.747 provenían de España, 88.249 de Italia,
60.430 de Portugal y 209.320 de América Latina, entre ellos 180.144 colombianos. En
el censo de 1981 la población nacida en el exterior aumenta a 1.074.629 personas
(7.4%) de la población total, de los cuales 144.505 provenían de España, 80.002 de
Italia, 93.029 de Portugal y 627.686 de América Latina, entre ellos 508.166 de
Colombia. Como puede observarse entre ambos censos se triplicó la población de
origen latinoamericano, mientras que la población europea, salvo la portuguesa, se
mantuvo estática. El aumento de inmigrantes portugueses tiene que ver con la
independencia de las antiguas colonias de ese país.
0 A partir de 1980
El crecimiento de la economía comienza a desacelerarse en 1979 y hace crisis
en 1983, cuando el Producto Territorial Bruto arroja saldos negativos y se inició el
constante proceso de devaluación de la moneda venezolana. Esta circunstancia, unida
a los criterios restrictivos adoptados por el gobierno a finales del período anteriormente
descrito, determinan a partir de 1980 una reducción de los saldos migratorios que
comienzan a presentar signos negativos, al punto de que para 1980-84 puede
señalarse un saldo negativo de -237.155 personas, contra un saldo positivo de 332.082
personas para 1971-79. A partir de 1980 se hace un importante esfuerzo para
regularizar la presencia de inmigrantes ilegales en el país, aprobándose un reglamento
especial sobre admisión y permanencia de extranjeros en el país, que dio lugar a la
formación de la Matrícula General de Extranjeros que permitió legalizar una población
de 166.795 inmigrantes ilegales, de los cuales el 92.3% eran colombianos. La referida
reducción determinó que para el censo de 1990, el porcentaje de población nacida en
exterior se redujera al 5.7%, lo cual supone una disminución del 1.7% en comparación
al censo de 1981 (1.025.894 de 1981 contra 1.074.629 de 1990, lo cual evidencia una
disminución aún en términos absolutos). A pesar de esta reducción el número de
pobladores nacidos en Colombia acusó un incremento de 21.758 habitantes.
El marco legal
Desde sus inicios el Estado Venezolano ha legislado en materia de inmigración.
Ya en los años en que Venezuela formó la Confederación de la Gran Colombia junto
con las actuales Repúblicas de Colombia y Ecuador (1821-1830), el Congreso de la
Confederación dictó una ley sobre inmigración. Posteriormente, en 1831, el Congreso
de la República de Venezuela dictó una ley destinada a la promoción de la inmigración
de Canarios, a los cuales el Poder Ejecutivo les expediría una carta de naturaleza y les
dotaría de tierras. Una ley de 1837 extendió estas facilidades a todos los inmigrantes de
origen europeo.
Nuevas leyes sobre inmigración fueron promulgadas en 1840, 1845, 1854, 1855,
1891, 1893, 1894, 1912, 1918 y 1936. Todas estas normas han tenido como orientación
el favorecer la inmigración masiva destinada a poblar las áreas rurales, dando
preferencia en algunos momentos a los contingentes provenientes de ciertas regiones
del mundo (canarios en 1831, europeos en 1837, chinos en 1855, etc.) y prohibiendo el
ingreso de los originarios de otras partes (asiáticos o antillanos en 1891, antillanos en
1893 y 1894, los no europeos en 1912 y los gitanos y personas que no sean de raza
blanca en 1936). Es de señalar que estas políticas legislativas carecieron de efectividad
en la realidad.
En la actualidad, el régimen legal del inmigrante se encuentra disperso en
diversas normas, muchas de las cuales son anacrónicas en cuanto se encuentran
desfasadas con la actual realidad nacional. A la dispersión legislativa hay que añadir la
correspondiente dispersión de las competencias administrativas en distintos órganos
oficiales. Por último, como otras características sobresalientes del régimen de
inmigración vigente, puede señalarse la carencia de una reglamentación específica que
presente soluciones a problemas y situaciones concretas y que armonice una política
gubernamental coherente en la materia.
Entre los principales instrumentos legales vigentes que contienen disposiciones
sobre la inmigración y sobre los extranjeros en general, podemos citar los siguientes4:
a) La Constitución Nacional de 1961, que regula los deberes y derechos de los
habitantes del territorio venezolano, estableciendo el principio general según el cual los
extranjeros tienen los mismos derechos que los venezolanos, con las limitaciones
establecidas por la Constitución y las Leyes. La intención del constituyente es la de
restringir tales limitaciones, especialmente a algunos derechos políticos, cuyo ejercicio
es privativo de los nacionales. Sin embargo, subsisten, aun cuando no siempre con
aplicación en la práctica, algunas disposiciones legales y reglamentarias
discriminatorias hacia los extranjeros. Otras normas discriminatorias han sido
derogadas dando cumplimiento al mandato constitucional.
b) La Ley de Inmigración y Colonización de 1966. Ella reproduce la Ley de 1936,
salvo las disposiciones contrarias hacia los gitanos y las personas que no pertenezcan
a la raza blanca, las cuales fueron derogadas por ser contrarias al principio
constitucional de igualdad. Esta ley regula un sistema de colonización que prevé la
dotación de tierras a colonos, tanto inmigrantes como venezolanos, en un régimen
especial que, salvo algunos casos excepcionales, no ha tenido mayor significación en la
realidad inmigratoria venezolana. Asimismo, carecen hoy de vigencia real, las
disposiciones de esta ley en cuanto al funcionamiento de agentes de inmigración y de
ventajas para los inmigrados, algunas de las cuales fueron parcialmente aplicadas y por
breve tiempo después de la segunda post-guerra.
c) La Ley de Extranjeros de 1932, que regula el proceso administrativo de
admisión, inadmisión, permanencia y expulsión de los extranjeros, así como el régimen
aplicable a las reclamaciones de los mismos contra el Estado venezolano.
d) Ley Sobre Actividades de Extranjeros en el Territorio de Venezuela,
promulgada durante la Segunda Guerra Mundial, en 1942, y que en su esencia tiende a
impedir la realización de actividades políticas por parte de los extranjeros en el territorio
nacional. Ella restringe a finalidades exclusivamente educativas, benéficas, culturales o
de esparcimiento, las actividades de las asociaciones, agrupaciones y otros centros
extranjeros.
e) Ley de Naturalización y su Reglamento, que regulan el procedimiento legal
para la adquisición y pérdida de la nacionalidad venezolana por naturalización y el
régimen legal de los naturalizados.
f) Instrumentos Andinos de Seguridad Social y de Migración Laboral, contenidos
en las Decisiones 113 y 116 del Pacto Andino, de febrero de 1977, que regulan el
problema migratorio y de seguridad social entre los países suscriptores del Acuerdo de
Cartagena -Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Solivia- sobre la base de la igualdad
de derechos laborales y de segundad social de los inmigrantes a los trabajadores del
país de migración. Estos instrumentos han tenido una repercusión práctica
relativamente poco importante.
g) Decreto No 2.285 del 28 de mazo de 1992, mediante el cual se crea la
Comisión Presidencial para la inmigración selectiva que debe proponer la política
conducente a seleccionar e incorporar a la sociedad venezolana inmigrantes aptos para
cubrir la demanda insatisfecha de mano de obra y promover nuevas actividades
económicas, sociales o educativas que contribuyan al desarrollo del país.
h) Decreto No 2.620 del 5 de noviembre de 1992, mediante el cual se dicta el
Reglamento No 1 de la Ley de Inmigración y colaboración que crea la visa de
inmigrantes a ser otorgada a los extranjeros que deseen ingresar al país, sometidos a
las pautas del programa de inmigración aprobado por la Comisión Presidencial para la
Inmigración Selectiva.
i) Resolución No 545 del 28 de diciembre de 1992 (Ministerio de Relaciones
Interiores), que establece procedimientos y requisitos para regularizar la situación de los
trabajadores migrantes y de sus hijos menores de edad, nacionales de algún país
miembro del Acuerdo de Cartagena (Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú), los cuales, aún
sin tener visa oficial, pueden obtener un carné de migrante válido por un año, al
vencimiento del cual pueden solicitar y obtener visa de transeúnte si permanecieren
ininterrumpidamente en el país, no registran antecedentes y presentan constancia de
trabajo actualizada.
j) Resoluciones Nos. 544, 345, 512, 2754 y 3733 del 28 de diciembre de 1992
(Ministerios de Relaciones Interiores, de Relaciones Exteriores, de Agricultura y Cría, de
Fomento y del Trabajo) que establecen las normas generales del Programa de
Inmigración Selectiva, señalando el requisito y procedimiento mediante los cuales se
pueden otorgar, conforme a criterios selectivos, visa de inmigrante y visa de transeúnte
laboral.
Las políticas inmigratorias del Estado Venezolano
En general puede afirmarse que las políticas inmigratorias del Estado
Venezolano no han tenido una plena correspondencia con lo que en este campo ha
ocurrido en la realidad nacional, así como tampoco con el marco legal respectivo.
A partir de la independencia, los gobiernos venezolanos asumieron formalmente
una política de estímulo a la inmigración, ya que ésta fue considerada como un medio
adecuado para ayudar a solucionar los problemas derivados de la escasa población del
país y de la carencia y deficiente preparación de mano de obra. La política de estímulo
a la inmigración no sólo se reflejó en programas de gobiernos y declaraciones oficiales,
sino también, en las normas legales promulgadas en la materia.
Durante varias décadas, esta política no obtuvo resultados positivos, ya que,
como se ha señalado anteriormente, Venezuela no registró, durante más de un siglo
una presencia importante de corrientes inmigratorias. En la segunda y tercera décadas
del presente siglo, el inicio de la explotación petrolera determinó, tanto en el gobierno
como en las empresas multinacionales concesionarias de hidrocarburos, una conducta
que estimuló el ingreso de ciertos contingentes de extranjeros destinados a trabajar en
esta industria, provenientes en su mayoría de las vecinas antillas. Tal conducta supuso
en cierta forma, una "política inmigratoria de hecho", que contradecía la política
inmigratoria formal contenida en leyes y declaraciones gubernamentales, que
favorecían la inmigración de origen europeo destinada a la colonización agropecuaria, y
que, incluso, a través de algunas normas, llegó a prohibir el ingreso de inmigrantes
antillanos5.
A partir de 1945 y hasta 1958, puede observarse un cierto grado de adecuación
entre la realidad de la inmigración en Venezuela y la política oficial en la materia. En
efecto y tal como hemos señalado con anterioridad, diversas circunstancias nacionales
e internacionales, estimularon el ingreso masivo de inmigrantes a Venezuela durante
este período, de manera que la política de "puertas abiertas a la inmigración" se
corresponde, por primera vez, con un importante flujo de inmigrantes al país.
En los primeros años de este periodo, la política oficial se orientó al fomento de
programas de inmigración dirigida a través de entes gubernamentales, que se
ocupaban de la captación y colocación en el país de los extranjeros que ingresaban con
el estatus legal de "inmigrantes". Posteriormente, se adopta una nueva política, cual es
la de otorgar "visas de transeúnte" a quienes, por su propia iniciativa, deseaban
ingresar al país. Ello supuso una reducción de la participación oficial en el proceso de
inmigración y consecuencialmente una disminución tanto de la ayuda gubernamental
prestada a los extranjeros, como del control de las actividades de los mismos. En esas
condiciones, la política inmigratoria tuvo éxito al lograr un aumento sustancial del
contingente de inmigrantes, pero no en cuanto a asegurar que el mismo ocupara el
destino formalmente propuesto -agricultura y cría- pues en su gran mayoría se radicó en
las ciudades y se empleó en las industrias y en los servicios.
A partir de 1958 y hasta el presente, en virtud de las circunstancias de restricción
económica anteriormente descrita, el Estado cambió su política de "puertas abiertas"
por la de una inmigración selectiva, que impuso restricciones al ingreso de extranjeros.
Pero esta política sólo obtuvo medianamente hasta 1974 los resultados deseados.
Durante este período de alrededor de quince (15) años se produjo una drástica
reducción de la corriente inmigratoria europea y sólo se registró un aumento de los
inmigrantes colombianos, en su mayor parte ingresados ilegalmente para trabajar en la
agricultura y la cría.
A partir de 1974 y hasta 1980, la expansión económica impulsada por el aumento
de los precios del petróleo, determinó que al margen de las restricciones legales y de
las políticas selectivas formalmente existentes, se produjese un aumento violento del
flujo inmigratorio, especialmente proveniente de países latinoamericanos. Ello dio lugar
a problemas de diversa naturaleza y, a partir de 1976, el Estado asumió una posición de
mayor cautela frente al fenómeno, acentuando el control de ingreso de extranjeros
creando organismos e implementando políticas destinadas a hacer efectivos los
criterios de inmigración selectiva. Simultáneamente con esta actitud, el Estado,
consciente de que la presencia masiva de extranjeros ingresados ilegalmente era un
hecho cierto e irreversible, adopta políticas llamadas a regularizar su situación. En este
sentido, es significativa la reglamentación que estableció en 1980 la Matrícula General
de Extranjeros a que nos hemos ya referido. A partir de este año y como consecuencia
de la crisis económica iniciada a raíz de la caída de los precios petroleros y del peso
agobiante de la deuda externa, los flujos inmigratorios sufren un fuerte descenso,
produciéndose incluso importantes movimientos de retomo al país de origen. Estas
circunstancias han facilitado que la política de inmigración selectiva haya logrado en los
últimos anos, una dimensión real y practica.
Situación del inmigrante en Venezuela
Las observaciones anteriormente hechas, evidencian la existencia de una serie
de incongruencias entre las tendencias reales de la inmigración en Venezuela en las
distintas etapas señaladas, las políticas inmigratorias gubernamentales y el marco legal
vigente. Es por ello necesario hacer una breve descripción de la situación real que, al
margen de estos factores, vive el inmigrante en el país.
Por razones propias de su idiosincrasia nacional, Venezuela es un país
hospitalario. El mestizaje étnico y cultural producido durante el proceso de la conquista
y colonización y el igualitarismo social estimulado por los procesos políticos
republicanos, especialmente por la Guerra Federal, en el siglo pasado, determinan un
cierto grado de apertura social y humana, que reduce, minimiza podríamos decir, las
tendencias discriminatorias en relación al origen, religión o raza de la población. En este
contexto, la adaptación del inmigrante al medio nacional no ha resultado especialmente
difícil, sobre todo cuando se trata de países con cierta afinidad cultural, tal como ocurre
con los latinoamericanos o los mediterráneos europeos.
Pueden señalarse, sin embargo algunas etapas, en las cuales la adaptación del
inmigrante ha encontrado mayores tropiezos. Así, en los primeros años de la post-
guerra, se produjo, como hemos visto, un crecimiento violento del número de
inmigrantes. Los mismos ingresaron a un país que no estaba acostumbrado a la
presencia de una población extranjera tan numerosa y que presentaba aún las
características propias de una sociedad predominantemente rural. Es obvio que las
dificultades de adaptación de estos pioneros de la inmigración masiva, aun cuando se
beneficiaron de un mayor asistencia gubernamental, fueron mayores que los de quienes
ingresaron unos años después, a un país que había acelerado su proceso de desarrollo
y urbanización, y que estaba ya compenetrado con la presencia de extranjeros.
Otro momento difícil, aun cuando de corta duración, ocurrió en 1958 a la caída
de la dictadura militar, la cual, con fines continuistas, había manipulado electoralmente
a los extranjeros, especialmente a aquellos de origen italiano, quienes, por otra parte,
habían tenido una importante participación en la ejecución de los programas de obras
públicas llevado a cabo por el gobierno militar. Todo ello dio lugar a una reacción
contraria hacia los extranjeros de esa nacionalidad, la cual no llegó a revestir caracteres
de violencia.
Por último, a mediados de la década de los setenta se produjo, como hemos ya
visto, el ingreso no controlado de centenares de miles de inmigrantes latinoamericanos.
Si bien es cieno que tales inmigrantes tienen gran capacidad de adaptación al país por
la afinidad cultural propia de los países de la región, no lo es menor que, en su gran
mayoría, presentan problemas humanos, sociales y de formación profesional muy
similares a los característicos de la población venezolana, lo cual ha sido fuente de
dificultades que motivaron al gobierno a tratar de hacer efectiva la política de
inmigración selectiva. Es de señalar que aun en los momentos de expansión
económica, la presencia de este creciente contingente humano proveniente de los
países vecinos determinó insuficiencias en la vivienda, en los servicios públicos,
especialmente en los asistenciales y en el mismo mercado del empleo,
A raíz de la crisis económica iniciada en 1980, la situación se hizo más crítica y
la presencia incontrolada de inmigrantes me uno de los factores que incidieron en el
aumento del desempleo. A partir de esta etapa se produce un movimiento regresivo del
flujo inmigratorio, algunas veces espontáneo y otras veces determinado por
deportaciones de extranjeros ingresados ilegalmente.
La existencia de las dificultades anteriormente referidas, no debe llevar a
establecer una imagen contraria a una realidad nacional que permite evidenciar que, en
términos generales, Venezuela ofrece al inmigrante una situación que, en sus
características predominantes, podemos calificar de favorable. En efecto, el país
presenta para el inmigrante un medio ambiente hospitalario, con pocas hostilidades y
con una gran apertura de oportunidades de trabajo y progreso, dentro de las
limitaciones propias de las dificultades económicas que vive. Esta realidad favorable,
que existe aun cuando el Estado ha reducido notablemente los programas de asistencia
a la inmigración, se puede constatar en la situación generalmente consolidada de los
inmigrantes ingresados en las décadas de los cuarenta, cincuenta y sesenta, que en su
gran mayoría han creado familias estables, que se han integrado armónicamente al país
y participado activamente en su proceso de desarrollo. No puede dejar de mencionarse,
sin embargo, que los inmigrantes ingresados ilegalmente al país, que constituyen una
cifra muy importante, presentan problemas muy especiales y viven una delicada
situación que no puede equipararse a la de los inmigrantes legales6.
Problemas relativos a la participación del inmigrante y su familia en el sistema educativo en Venezuela.
Podemos resumir la situación del inmigrante en Venezuela en relación al sistema
educativo con una afirmación general: el inmigrante ingresado ilegalmente al país no
tropieza con dificultades de orden administrativo, técnico o legal para ser admitido,
permanecer y egresar del sistema educativo, pero tampoco goza de ninguna facilidad
especial. En este sentido, existe una igualdad de trato entre nacionales y extranjeros.
De acuerdo a la misma, no hay trabas formales para que el inmigrante y su familia usen
los recursos educativos en los mismos términos que el Estado Venezolano los ofrece a
sus nacionales, pero tampoco existen programas destinados a facilitar especialmente el
acceso de los extranjeros a la educación ni a ayudarles a superar las dificultades de
adaptación que ellos pueden experimentar como consecuencia de su condición.
Podemos complementar esta afirmación, señalando que las dificultades de un
extranjero para acceder a la educación en Venezuela pueden estribar en el problema
de la legalidad o no de su ingreso y permanencia en el país. En efecto, para ser
admitido al sistema educativo, tanto los nacionales como los extranjeros, deben
presentar en regla sus papeles de identidad y de estado civil. Si el extranjero ha
ingresado ilegalmente y carece de visa. cédula de identidad y papeles legalizados que
acrediten su parentesco con la familia que le acompaña, puede llegar a tener
dificultades para que él o ésta sean admitidos en el sistema escolar. Estas dificultades
pueden ser menores en los institutos privados, ya que los institutos públicos y gratuitos
suelen ser más rigurosos en esta materia.
Para analizar los problemas relativos a la participación del inmigrante y su familia
en el sistema educativo en Venezuela . nos referiremos a los siguientes aspectos:
0 Admisión
Como hemos dicho, la admisión al sistema educativo tiene mucho que ver con la
legalidad del ingreso y permanencia del inmigrante. Si éste posee una cédula de
identidad legalmente expedida por el gobierno venezolano y las partidas de nacimiento
debidamente legalizadas de sus hijos, podrá acceder al sistema educativo sin que, de
manera general, tenga que enfrentar dificultades distintas a las que podría experimentar
un venezolano.
Para una mayor precisión pueden señalarse algunas diferencias en los matices
de dificultad que pueden presentarse en los distintos niveles educacionales. Así, salvo
que resida en un lugar muy apartado, donde no exista una escuela vecina, lo cual no
resulta frecuente, el inmigrante no tendrá dificultades para inscribir a sus hijos en la
Escuela Primaria. Los niños, serán inscritos en el grado que más o menos corresponde
a su edad, sin que, en la generalidad de los casos, se les exija comprobación de los
estudios cursados fuera del país. así como tampoco un buen conocimiento del idioma
castellano.
Para ingresar en secundaria, los institutos educativos suelen ser más exigentes
en cuanto a la comprobación de los estudios cursados en el exterior, para lo cual
pudieran ser requeridos documentos legalizados ante un consulado venezolano y
traducidos, lo cual no deja de constituir una dificultad. Sin embargo, la mayor parte de
los institutos de Educación Secundaria suelen mostrar flexibilidad en el sentido de
inscribir al alumno extranjero aun cuando no tenga sus papeles en regla.
otorgándoseles un plazo para su presentación. Si el alumno ha iniciado en el extranjero
su educación secundaria y aspira a ingresar en los grados elevados de la misma, se le
exige, que, antes de finalizar su bachillerato y para obtener el título correspondiente,
curse y apruebe las denominadas "materias patrias", es decir, aquellas asignaturas
cuyos contenidos programáticos se refieren especialmente a aspectos venezolanos,
tales como la geografía y la historia nacionales, la organización política, etc.
Si trata de ingresar a la Educación Superior, el extranjero tendrá mayores
dificultades, lo cual es obvio, ya que los propios nacionales también las tienen, en virtud
de que el constante crecimiento de la matricula en la educación secundaria ha
determinado en el país una demanda de "cupos" muy superior a la capacidad real de
los institutos de Educación Superior. En este sentido, el estudiante extranjero tiene que
someterse al mismo procedimiento de selección e inscripción aplicable a los nacionales.
Pero por otra parte, el bachiller graduado en el exterior, puede experimentar dificultades
adicionales, ya que las universidades suelen ser más estrictas en la exigencia de la
aprobación de las "asignaturas patrias" y en la presentación de los documentos
legalizados y traducidos, si es el caso, que demuestren que el aspirante tiene aprobado
su bachillerato. Si el estudiante, nacional o extranjero, aspira a que le sean tomados en
cuenta los estudios universitarios cursados en el exterior, debe someterse a un proceso
de reválidas que en algunas ocasiones suele resultar lento, aún en relación a los
originarios de países con los cuales existen tratados especiales sobre esta materia.
0 Dificultades de adaptación al sistema
El proceso de adaptación de un inmigrante al país de recepción presenta
siempre dificultades, aun cuando de dicho país, como ocurre en Venezuela, predomine
un ambiente de hospitalidad hacia el extranjero. Tales dificultades pueden reflejarse
tanto en la adaptación de la familia extranjera a la comunidad local donde se inserta,
como en la del trabajador inmigrante a su centro de trabajo y en la de su familia al
sistema educativo nacional.
En el caso venezolano y en cuanto al sistema educativo se refiere, encuestas
hechas entre inmigrantes de distintas generaciones, procedencia y situación
socioeconómica, nos permiten señalar diversas variables que determinan la mayor o
menor intensidad de tales dificultades. Históricamente hablando, es evidente, y ya lo
hemos anotado, que en los primeros anos del violento crecimiento inmigratorio que
ocurrió después de la segunda post-guerra, el país, desacostumbrado como estaba a la
presencia masiva de los inmigrantes, ofreció mayores dificultades a la adaptación de los
mismos. El grado de desarrollo relativo a la Venezuela predominante rural de finales de
la década de los cuarenta y principios de los cincuenta y las propias limitaciones de la
oferta cultural y educativa que el país presentaba entonces, significó, indudablemente,
que los hijos de estas primeras generaciones inmigratorias experimentaron, a pesar de
contar con un mayor grado de asistencia oficial, dificultades más grandes de adaptación
escolar que las vividas por quienes ingresaron algunos años después, cuando el país
había comenzado a asimilar positivamente los efectos del fenómeno inmigratorio.
Otra importante variable, está constituida por la ubicación geográfica del
inmigrante, y por las posibilidades socioeconómicas en cuanto al acceso a cierto tipo de
institutos educativos. En efecto, los hijos de inmigrantes que cursaron estudios en las
áreas rurales, especialmente en los primeros anos de la inmigración masiva,
experimentaron un choque mayor que aquellos que estudiaron en institutos urbanos
donde "generalmente han prevalecido una mentalidad y unas costumbres más
cosmopolitas. Asimismo, fueron mayores los problemas vividos por quienes ingresaron
a escuelas oficiales gratuitas con una matrícula predominantemente de clase proletaria
o campesina, que los experimentados por aquellos que cursaron estudios en algunas
instituciones privadas con predominio de clase media y alta. En este sentido, puede
observarse que en los institutos dirigidos por congregaciones religiosas de origen
extranjero, cuyas matrículas no siempre resultan excesivas, parecen ser más aptos
para comprender de la situación de niños y jóvenes provenientes de otros países.
Las variables de orden antropológico que comprenden factores culturales,
lingüísticos, étnico y religiosos tienen especial importancia. En este sentido son
especialmente favorecidos los hijos de inmigrantes de habla hispana y especialmente
los de origen latinoamericano, ya que no "existe para ellos la barrera idiomática que
suele constituir la principal de las dificultades escolares de los estudiantes extranjeros.
En este sentido, la situación más grave la presentan los estudiantes de origen árabe y
asiático, cuyas costumbres e idiomas presentan grandes diferencias con las
venezolanas. De allí que no sea difícil explicar que estos grupos de inmigrantes son los
que menos se integran a la población y a las culturas nacionales. Un grupo intermedio
está constituido por los europeos latinos no hispánicos, como los italianos, franceses y
portugueses, que fácilmente superan las dificultades idiomáticas y de adaptación
cultural, logrando un mayor grado de integración que los provenientes de otras
nacionalidades.
Es de observar que la relativamente rápida aclimatación que puede observarse
de los estudiantes extranjeros al sistema educativo nacional se debe más a condiciones
propias del país y su gente, que a esfuerzos sistemáticos especialmente elaborados
con tal fin. En todo caso, puede señalarse la inexistencia, al menos en la actualidad, de
programas gubernamentales dedicados a facilitar la adaptación de las familias
inmigrantes al sistema educativo.
0 La acción de los entes culturales y sociales extranjeros
La ausencia de programas gubernamentales destinados a facilitar la adaptación
del inmigrante y familia, ha sido parcialmente compensada por las acciones realizadas
por diversos entes auspiciados por gobiernos o colonias extranjeras.
Las embajadas de diversos países, especialmente las de aquellos que tienen
una presencia significativa de nacionales suyos en Venezuela. suelen llevar a cabo
programas culturales entre cuyo destinatarios principales están los miembros de las
respectivas colonias de inmigrantes originarios de dichos países. Estos programas son
llevados a cabo algunas veces directamente por las embajadas a través de sus
agregados culturales y otras veces por centros binacionales que buscan fomentar
vínculos entre el país respectivo y la comunidad venezolana. Estos centros cuentan con
los auspicios y en algunos acaso con el apoyo económico y logístico de las embajadas.
Los referidos programas cumplen una serie de actividades destinadas a difundir la
cultura del respectivo país extranjero, lo cual hacen a través de cursos de lengua,
exposiciones artísticas, ciclos musicales y cinematográficos, etc. En otras ocasiones se
llevan a cabo manifestaciones culturales venezolanas encuadradas dentro del concepto
del intercambio cultural. Sólo en contados casos se emprenden programas
específicamente orientados a facilitar la adaptación del inmigrante, tales como cursos
de idioma castellano, charlas sobre la realidad de los problemas venezolanos, etc.
Al margen de la acción ejecutada o auspiciada por las embajadas, las más
importantes de las colonias extranjeras residentes en el país, han constituido clubes o
asociaciones civiles que persiguen estrechar los vínculos sociales entre sus miembros,
mayoritariamente originarios de un país o región. La presencia de miembros
venezolanos en dichas agrupaciones, así como la participación activa de las mismas en
algunas actividades de la vida nacional y local -ferias, eventos culturales o benéficos,
etc.-, han constituido en ocasiones un factor facilitador de la integración del inmigrante a
la comunidad nacional. Sin embargo, en algunas circunstancias, dichas agrupaciones o
centros extranjeros han estimulado tendencias de algunos inmigrantes de una
nacionalidad determinada a constituirse en una comunidad cerrada. Este tipo de
entidades, que promueven además programaciones vinculadas con la cultura y
tradiciones del país de origen, se encuentran diseminadas por todo el territorio nacional,
habiendo alcanzado algunas de ellas un importante grado de consolidación institucional
y económica.
Por otra parte, puede señalarse la existencia, especialmente en Caracas, aun
cuando también en otras ciudades del país, de escuelas y colegios vinculados a una
determinada nacionalidad extranjera en los cuales, además del programa educacional
establecido por el Ministerio de Educación de Venezuela, se enseñan el idioma y otras
asignaturas relativas a dicha nacionalidad. Es de observar que, de conformidad a ley
venezolana la enseñanza debe hacerse en idioma castellano y de acuerdo a los
programas oficiales, de donde se desprende que la enseñanza en otro idioma, así como
la de asignaturas propias de otro país, debe ser adicional, pero nunca sustitutiva de los
programas obligatorios en idioma castellano. En este sentido se han presentado
algunos problemas entre el Ministerio de Educación y algunos institutos educacionales
"extranjeros" que se han apartado del estricto cumplimiento de esta normativa.
Por último, cabe destacar que en todas las iniciativas mencionadas, parecería
ser que la orientación predominante no es la de atender específicamente el problema
de incorporación de los inmigrantes a la vida nacional y de su acceso al sistema
educativo, sino más bien la de difundir la cultura y las tradiciones del país de origen,
preservando la vinculación del mismo con sus nacionales y residentes en el país y muy
especialmente con los hijos de los mismos, nacidos y educados en Venezuela.
Conclusiones
1. Durante la conquista y la colonización, la presencia de extranjeros en
Venezuela se dio en el marco de un proceso de mestizaje y fusión de razas y culturas
que fue determinante en el proceso de formación de la identidad nacional del
venezolano.
2. Durante el siglo pasado y las primeras décadas del presente siglo y a pesar de
las políticas favorables formalmente declaradas por los gobiernos, la inmigración fue en
Venezuela un proceso de presencia marginal, que sólo comienza a tener una limitada
importancia a partir del inicio de la explotación petrolera en la década de los años
veinte.
3. La presencia importante de una inmigración masiva se inicia en Venezuela
después de la Segunda Guerra Mundial, con el ingreso fundamentalmente de
inmigrantes venidos del sur-oeste de Europa. El flujo inmigratorio europeo tiene una
recesión a partir de los años setenta y es sustituido por la inmigración proveniente de
otros países de América Latina, especialmente de Colombia, República Dominicana y
los países del cono sur. Esta corriente tiene un crecimiento explosivo a partir de 1974 y
hasta 1980. En la actualidad y como consecuencia de la crisis económica
experimentada por el país, se vive una restricción de la inmigración e, incluso, un
proceso de retorno de algunos inmigrantes.
4. El marco legal de la inmigración en Venezuela, se caracteriza por la
frecuencia con que diversas leyes sobre la materia han sido promulgadas y
modificadas. Ello ha dado lugar a un régimen legal disperso en distintas normas,
muchas de las cuales son anacrónicas y carecen, además, de una reglamentación
específica. A la dispersión legislativa, corresponde una dispersión de competencias
administrativas en la materia en distintos órganos oficiales.
5. Desde sus inicios como República independiente, el gobierno venezolano
formuló políticas de estímulo a la inmigración. Ellas no van a obtener un resultado
positivo sino hasta después de 1945. En los primeros anos de la pos-guerra la política
inmigratoria de "puertas abiertas" contempló programas de captación y asistencia de
inmigrantes. Posteriormente, se mantuvo la política de "puertas abiertas", pero
reduciendo los programas gubernamentales de apoyo y otorgando más facilidades al
ingreso espontáneo de inmigrantes.
6. A partir de 1958, atendiendo a las restricciones económicas experimentadas
por el país, se adoptó una política de inmigración selectiva, la cual tuvo poca efectividad
práctica, pues al margen de la misma, ingresaron importantes contingentes de
inmigrantes, casi todos ilegales y de procedencia latinoamericana. Cuando esta
situación alcanzó proporciones muy importantes dando lugar a situaciones críticas, el
gobierno, a partir de 1976, adoptó medidas que, por una parte, trataron de hacer
efectiva la política de inmigración selectiva y por la otra, buscaron regularizar la
situación de hecho de los inmigrantes ilegales. A partir de 1980 la reducción del ingreso
de inmigrantes, debida a la crisis económica, ha permitido adelantar una cierta
aplicación efectiva de algunos criterios de inmigración selectiva.
7. A pesar de las incongruencias entre tendencias de la inmigración, políticas
inmigratorias y régimen legal vigente en la materia, la situación del inmigrante en
Venezuela puede calificarse como correspondiente a un trato igualitario en relación a
los nacionales, ofreciendo el país oportunidades de trabajo y progreso al extranjero que
se radica en el mismo. Queda a salvo la situación de los inmigrantes ilegales, que es
motivo de especiales y delicados problemas.
8. En general, el inmigrante ingresado legalmente al país, no tropieza con
dificultades de orden administrativo, técnico o legal para que él o su familia sean
admitidos, permanezcan y egresen del sistema educativo, pero tampoco goza de
ninguna facilidad especial. Las dificultades de un extranjero para acceder a la
educación en Venezuela pueden estribar en el problema de la legalidad de su ingreso y
permanencia en el país.
9. El ingreso del hijo del inmigrante a la educación primaria se produce casi
automáticamente si el padre tiene sus papeles en regla, aun cuando el niño no posea
suficientes conocimientos del idioma. En la educación secundaria los institutos suelen
ser más exigentes en cuanto a la comprobación legal de los estudios cursados en el
exterior. Por otra parte, se requiere, antes de otorgar el título de bachiller, el haber
cursado y aprobado las denominadas ''materias patrias", es decir, aquellas asignaturas
cuyos contenidos programáticos se refieren especialmente a aspectos venezolanos.
Para el ingreso a la educación superior, el estudiante extranjero tiene que
someterse a los mismos procedimientos de selección e inscripción, generalmente
restrictivos, aplicables a los nacionales. Si el bachiller es graduado en el exterior debe
aprobar igualmente "las materias patrias" y presentar legalizados y traducidos, si es el
caso, los documentos que demuestren que el aspirante tiene aprobado su bachillerato.
Si el estudiante -nacional o extranjero- ha cursado estudios universitarios en el exterior
y aspira a que los mismos le sean reconocidos, debe someterse a un proceso de
reválida que suele ser lento.
10. Las dificultades de adaptación al sistema educativo fueron mayores para los
hijos de los inmigrantes de la primera generación de inmigración masiva (primeros años
de las pos-guerras), pues el país presentaba un grado de desarrollo
predominantemente rural, no estaba acostumbrado a la presencia abundante de los
extranjeros, y su oferta cultural y educativa era limitada.
Asimismo, las dificultades de adaptación son mayores en los institutos de
educación situados en las áreas rurales que en los ubicados en las ciudades, así como
también lo son en los institutos oficiales gratuitos, que en los privados. Entre éstos, los
regentados por congregaciones religiosas de origen extranjero, cuyas matrículas no
siempre son altas, parecen como más aptos para comprender la situación de niños y
jóvenes provenientes de otros países.
Por último, puede concluirse que las dificultades más grandes de adaptación
corresponden a hijos de inmigrantes asiáticos y árabes, cuyas lenguas y culturas son
menos compatibles con las venezolanas. El grupo que se adapta más fácilmente está
constituido por la inmigración latinoamericana y la española, en razón de su afinidad no
solamente lingüística sino de idiosincrasia cultural. Un grupo intermedio está constituido
por la inmigración de los países no hispánicos de la Europa mediterránea.
11. El Estado carece de programas destinados a ayudar al inmigrante a superar
las dificultades de adaptación al sistema educativo. Parte de este vacío es llenado por
los programas ejecutados por los gobiernos extranjeros, a través de las embajadas o de
centros binacionales auspiciados por éstas; de los clubes o asociaciones extranjeras o
por institutos educativos vinculados a determinada nacionalidad. Tales programas, sin
embargo, parecen estar orientados más hacia la difusión de la cultura y de las
tradiciones de los respectivos países de origen y hacia la preservación de los vínculos
de los inmigrantes y sus familias con éstos, que hacia la atención específica al
problema de la incorporación de los inmigrantes a la vida nacional y al acceso al
sistema educativo.
12. Es evidente que la política inmigratoria del Estado Venezolano presenta un
vacío en cuanto a la ausencia de programas específicos destinados a contribuir a que
las familias de los inmigrantes superen las dificultades de adaptación al sistema
educativo. En este sentido consideramos recomendable que se cree a nivel nacional y
con la asesoría y cooperación de la LTNESCO y del CIM, una comisión que estudie las
posibles alternativas para llenar este vacío. Para esta tarea deberían tomarse en cuenta
las iniciativas que vienen llevando a cabo los centros y agrupaciones extranjeros, cuya
labor, con las reorientaciones que fuesen recomendables, podrían constituir la base de
un programa de asistencia al inmigrante y su familia para su incorporación al sistema
educativo.
_____________
1 El presente trabajo está redactado sobre la base de un informe, posteriormente actualizado, elaborado para una reunión consultiva sobre inmigración de la UNESCO celebrada en París, junio de 1988.
2 Sobre este aspecto, véase: Ricardo Torrealba, Marta Matilde Suárez y Mariluz Schloeter, Ciento cincuenta años de políticas inmigratorias en Venezuela. Demografía y Economía. El Colegio de México, No 55, Vol. XVII, pp. 367 y ss. De este trabajo hemos tomado la mayoría de los
datos estadísticos mencionados en el presente informe.
3 Ricardo Torrealba y otros, ob. cit. en la nota 2. pp. 371 y ss.
4 Un listado de las diversas leyes, reglamentos, decretos, convenios y demás normas que contienen disposiciones sobre extranjeros, así como un estudio de las mismas puede verse en la obra de Ricardo Antequera Parilli: Régimen legal de inmigrantes. Universidad Centroccidental Lisandro Al varado, Barquisimeto, 1980.
5 Ricardo Torrealba y otros. Ob. cit. en la nota 2, pp. 376 y ss. Antequera Parilli. Ob. cit. en la nota 4, pp. 92 y ss.
6 Sobre esta materia existe una abundante literatura. En otros puede verse de Ricardo Torrealba: El trabajador migrante en situación irregular y su legalización en Venezuela. Documento de trabajo de la serie Migraciones Internacionales con fines de empleo. Ginebra, febrero de 1985. Ricardo Torrealba y Alfredo Michelena: La inmigración ilegal de los anos setenta. El caso venezolano. Consejo Nacional de Recurso Humanos. Mimeografiado. Caracas. 1983. De Rafael Delgado: Los indocumentados: dos mundos en conflictos. Publicaciones Seleven C.A. Caracas, 1982. De Mateo Didone: La inmigración clandestina y la política Inmigratoria en latinoamericana. Universidad Simón Bolívar. Caracas, 1983, pp. 405-430. De Ralph Van Roy: Características socioeconómicas de los extranjero» indocumentados en Venezuela. Análisis en base a resultados de la matricula general de extranjeros. Comisión Católica Venezolana de Migraciones. Mimeografiado. Caracas, 1982. Luis Mansilla: Inserción laboral de migrantes indocumentados, en: Migraciones Laborales, No 8. SENALDE-OIT, Bogotá, 1980.
top related