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TEMARIO: TRATAMIENTO PSICOLÓGICO PARA EL TRASTORNO DE ANSIEDAD
GENERALIZADA (TAG) [SUBTÍTULO DEL DOCUMENTO]
PSIC. ALBA MARTÍN RUIZ-BERDEJO
OCTUBRE DE 2020
Tratamiento psicológico para el Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG)
CONTENIDO:
Clase 1: ‘¿Ansiedad, miedo, fobia o estrés?’
Clase 2: “¿Qué es el Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG)? Componentes básicos de la respuesta ansiosa.”
Clase 3: “Evaluación y comorbilidad del Trastorno de Ansiedad Generalizada”
Clase 4: Tratamiento psicológico para el TAG centrado en los aspectos cognitivos
Clase 5: Tratamiento psicológico para el TAG centrado en los aspectos fisiológicos y conductuales
Objetivo del curso:
Que los participantes definan correctamente las principales características y la
sintomatología del Trastorno por Ansiedad Generalizada (TAG).
Que el participante aprenda a aplicar principales instrumentos de evaluación para el TAG y a
establecer un diagnóstico.
El participante conozca las técnicas de tratamiento adecuadas para el TAG y las apliquen
correctamente.
Actividades: Cada alumno y alumna deberá contestar un examen de opción múltiple al finalizar la
clase en línea.
Clase 1: ‘¿Ansiedad, miedo, fobia o estrés?’
Sentir ansiedad es una experiencia que muchas personas, en alguna vez de nuestras vidas
hemos sentido. Tanto es así, que llega a ser muy incapacitante cuándo pasa a ser un problema
psicológico. En adultos, es la principal causa de visita al profesional de la salud mental.
Además, los trastornos de ansiedad son unos de los más frecuentes a nivel mundial, siendo un
elemento central en la psicopatología: se presenta como un síntoma en varios procesos
psicopatológicos, como en los cuadros depresivos o esquizofrénicos.
Sin embargo, a veces se confunde el termino ansiedad con otros relacionados, como puede ser la
angustia, miedo o estrés. ¿En qué se diferencia el miedo de la ansiedad? El miedo se relaciona
con un estímulo amenazante identificable, el cual es externo. Por ejemplo, miedo a las arañas, a
volar…A diferencia de la ansiedad, la cual se constituye como un estado emocional menos claro y
sin un origen externo de amenaza identificable.
Realmente, la distinción resulta difícil porque los estímulos externos elicitadores pueden existir
aunque no se identifiquen con facilidad. En este sentido, Epstein propone que el miedo desemboca
en la conducta de evitación (o escape) cuando la persona se encuentra ante un estímulo de
amenaza, mientras que la ansiedad sería un estado emocional de miedo no resuelto o estado de
activación difuso, sin dirección específica tras la percepción de dicha amenaza.
Además de ello, la ansiedad suele estar orientada al futuro, mientras que el miedo ocurre en el
presente. Cuándo se tiene ansiedad, se suele pensar en acontecimientos que aún no han pasado,
mientras que cuando se tiene miedo, es porque se está percibiendo aquello que lo produce en el
presente.
También se habla de la distinción entre miedo y fobia. Respecto a este debate, Marks apuntó que
las fobias deben cumplir los siguientes requisitos:
1. Existencia de miedo desproporcionado en relación con el valor amenazante de la situación.
2. El miedo desemboca a la evitación de la situación temida. Este es el requisito de mayor
relevancia, aunque la evitación no constituye en sí mismo un problema clínico a no ser que existan
contingencias de aproximación hacia la situación temida.
3. Las fobias son irracionales.
4. Sobrepasan el posible control voluntario.
5. Producen cierto grado de malestar y sufrimiento. Para que las fobias posean relevancia clínica
deben implicar el componente subjetivo del miedo.
Por último, otro concepto relacionado con la ansiedad es el estrés. Selye (1950) define al estrés
como una reacción fisiológica nombrándolo como Síndrome General de Adaptación, formado por
tres fases: la reacción de alarma, en la que el organismo reacciona poniendo en marcha
mecanismos de defensa; la fase de resistencia, donde ocurre una búsqueda de una adaptación
óptima a la situación, y la fase de agotamiento que aparece cuando la fase de adaptación fracasa.
La principal distinción entre ansiedad y estrés es el énfasis en que las diferentes ramas científicas,
dan a cada uno de los componentes psicofisiológicos. Así, desde la biología se prefiere usar el
término estrés.
Una característica de la ansiedad es su naturaleza anticipatoria. La respuesta de ansiedad sirve
para anticipar o señalar un peligro, por lo que tiene una utilidad adaptativa. Sin embargo, esta
utilidad se convierte en desadaptativa cuando se anticipa un peligro irreal. La ansiedad patológica,
por tanto, es una manifestación más frecuente, intensa y duradera que la ansiedad normal.
En definitiva, la definición de ansiedad suele hacerse en términos fenomenológicos (subjetivos):
Spielberger et col (84) la define como “reacción emocional con sentimientos de tensión,
aprensión, nerviosismo, preocupación, así como activación del sistema nervioso autónomo.
Clase 2: “¿Qué es el Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG)? Componentes básicos de la respuesta ansiosa.”
El manual de diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5) (APA, 2013) es la
guía utilizada por los médicos y otros profesionales de la salud mental en los Estados Unidos así
como en muchas otras naciones del mundo. En ella, se definen y se establecen los criterios para
identificar trastornos mentales.
En lo que respecta a los trastornos de ansiedad, encontramos varios tipos:
- Trastorno de ansiedad por separación: Ansiedad excesiva e inapropiada para el nivel de
desarrollo del individuo concerniente a su separación de aquellas personas por las que siente
apego.
- Mutismo selectivo: Fracaso constante de hablar en situaciones sociales específicas en las que
existe expectativa por hablar (p. ej., en la escuela) a pesar de hacerlo en otras situaciones.
- Fobia específica: Ansiedad intensa por un objeto o situación específica (p. ej., volar, alturas,
animales, administración de una inyección, ver sangre).
- Trastorno de ansiedad social: Ansiedad intensa en una o más situaciones sociales en las que
el individuo está expuesto al posible examen por parte de otras personas. Algunos ejemplos
son las interacciones sociales (p. ej., mantener una conversación, reunirse con personas
extrañas), ser observado (p. ej., comiendo o bebiendo) y actuar delante de otras personas (p.
ej., dar una charla)
- Trastorno de pánico: Ataques de pánico imprevistos recurrentes. Un ataque de pánico es la
aparición súbita de miedo intenso o de malestar intenso que alcanza su máxima expresión en
minutos y durante este tiempo se producen cuatro (o más) de alguno de los síntomas
siguientes: palpitaciones, golpeteo del corazón o aceleración de la frecuencia cardiaca,
sudoración, temblor o sacudidas, sensación de dificultad para respirar o de asfixia…
- Agorafobia: Miedo o ansiedad intensa acerca de dos (o más) de las cinco situaciones
siguientes: 1. Uso del transporte público (p. ej., automóviles, autobuses, trenes, barcos,
aviones). 2. Estar en espacios abiertos (p. ej., zonas de estacionamiento, mercados, puentes).
3. Estar en sitios cerrados (p. ej., tiendas, teatros, cines). 4. Hacer cola o estar en medio de
una multitud. 5. Estar fuera de casa solo.
El más frecuente y el que abordamos en este curso es el Trastorno de Ansiedad Generalizada
(TAG). Según el DSM 5 (APA, 2013), los criterios del TAG son los siguientes:
A. Ansiedad y preocupación excesiva (anticipación aprensiva), que se produce durante más
días de los que ha estado ausente durante un mínimo de seis meses, en relación con diversos
sucesos o actividades (como en la actividad laboral o escolar).
B. Al individuo le es difícil controlar la preocupación.
C. La ansiedad y la preocupación se asocian a tres (o más) de los seis síntomas siguientes (y
al menos algunos síntomas han estado presentes durante más días de los que han estado
ausentes durante los últimos seis meses): Nota: En los niños, solamente se requiere un ítem.
1. Inquietud o sensación de estar atrapado o con los nervios de punta.
2. Fácilmente fatigado.
3. Dificultad para concentrarse o quedarse con la mente en blanco.
4. Irritabilidad.
5. Tensión muscular.
6. Problemas de sueño (dificultad para dormirse o para continuar durmiendo, o sueño inquieto
e insatisfactorio).
D. La ansiedad, la preocupación o los síntomas físicos causan malestar clínicamente
significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento. E.
La alteración no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia (p. ej., una droga,
un medicamento) ni a otra afección médica (p. ej., hipertiroidismo).
F. La alteración no se explica mejor por otro trastorno mental (p. ej., ansiedad o preocupación
de tener ataques de pánico en el trastorno de pánico, valoración negativa en el trastorno de
ansiedad social [fobia social], contaminación u otras obsesiones en el trastorno obsesivo-
compulsivo, separación de las figuras de apego en el trastorno de ansiedad por separación,
recuerdo de sucesos traumáticos en el trastorno de estrés postraumático, aumento de peso en
la anorexia nerviosa, dolencias físicas en el trastorno de síntomas somáticos, percepción de
imperfecciones en el trastorno dismórfico corporal, tener una enfermedad grave en el trastorno
de ansiedad por enfermedad, o el contenido de creencias delirantes en la esquizofrenia o el
trastorno delirante).
La ansiedad tiene una triple respuesta, es decir, implica tres componentes: subjetiva-cognitiva
o verbal cognitivo, fisiológica-somática y motor-conductual. Veamos cómo es la manifestación
de estas tres respuestas:
1. Subjetivo-cognitivo o verbal cognitivo. Es el rasgo relacionado con la propia experiencia
interna. Se encuentran pensamientos anticipatorios, experiencias de miedo, inquietud,
preocupación…
2. Fisiológico-somático. En estas respuestas destacan las manifestaciones a nivel fisiológico,
es decir, del cuerpo. Aumenta la tensión muscular, sudoración, temblor, palidez facial,
hiperventilación, boca seca…Se perciben como experiencias desagradables para la persona.
3. Motor-conductual. Son las conductas encaminadas hacia la huida y la evitación.
Estas respuestas hacen que se retroalimenten entre ellas el estado ansioso. Por ejemplo, los
pensamientos anticipatorios hacen que se desencadenen las respuestas fisiológicas, y estas
hacen que desemboquen en respuestas de huida y evitación…lo cual perpetua de nuevo el
estado ansioso. Concretamente, las respuestas de huida y de evitación desempeñan una
función de refuerzo negativo. Eso hace que, de nuevo, no se salga del círculo de la ansiedad,
porque momentáneamente desaparece las respuestas fisiológicas ansiosas, pero en unos
minutos vuelve a aparecer. Por ejemplo, cuando una persona sufre ansiedad, fuma para así
‘relajarse’. Esta respuesta la realiza para ‘evitar’ la situación que le produzca ansiedad, por
ejemplo, una entrevista de trabajo. Momentáneamente, se encuentra algo relajada, pero a los
segundos, vuelve a aparecer la ansiedad.
Clase 3: “Evaluación y comorbilidad del Trastorno de Ansiedad Generalizada”
Existen numerosas herramientas para evaluar los síntomas clínicos de la ansiedad y realizar un
buen diagnóstico diferencial para determinar si se trata de un trastorno de ansiedad generalizada.
Es conveniente tener en mente las características comentadas en anteriores clases sobre las
características de la ansiedad para poder realizar las preguntas adecuadas. Por ejemplo,
sabemos que la ansiedad tiene un componente fisiológico que hace que tengamos palpitaciones o
dolor de estómago, así que sería una pregunta interesante para evaluar si la persona está
sufriendo ansiedad patológica, en concreto, ansiedad generalizada. Ello es importante porque
varios estudios afirman que los médicos de atención primaria tienen poca familiaridad con los
trastornos psíquicos. Además, la mayoría de los pacientes con transtornos mentales que ocuden
al médico de atención primaria, consultan por síntomas somáticos (insomnio, cefalea, fatiga,
pérdida de peso, etc.) que pueden ser atribuidos a enfermedades físicas en lugar de poner al
médico sobre la pista de un posible trastorno de ansiedad generalizada (Baca et al., 2001). Por
último, es importante resaltar las dificultades que encuentra el médico de familia para distinguir
entre ansiedad y depresión cuando ambos trastornos aparecen de manera simultánea en el
enfermo (Latorre et al., 2012).
A continuación, se citan las herramientas específicas para evaluar la sintomatología ansiosa:
- Cuestionarios o test psicológicos: Es importante revisar los índices de validez y fiabilidad de
las herramientas cuantitativas que se usen. La fiabilidad viene dada por una adecuada
descripción de subgrupos específicos de síntomas que sean fiablemente identificados por
observadores independientes (alpha de Cronbach). La validez hace referencia a la utilidad de
identificar trastornos específicos (predecir las respuestas al tratamiento, el curso del trastorno
y la etiología). Por un lado, hay inventarios que evalúan varios constructos, y, entre ellos la
ansiedad, como el Inventario multifásico de personalidad de Minnesota (Hathaway and
Mckinley, 1940; Hataway and Mckinley, 1943) o Escalas de Depresión, Ansiedad y Estrés
(Depression Anxiety, Stress Scales, DASS, Lovibond y Lovibond, 1995a, 1995b). Por otro, nos
encontramos con otros cuestionarios más específicos para evaluar el TAG:
-Escala de Evaluación de la Ansiedad de Hamilton (HARS). Las propiedades psicométricas
son correctas. La consistencia interna es buena por lo que respecta a la ansiedad psíquica
pero es menos fiable para la ansiedad somática. La fiabilidad test-retest es moderada, y la
fiabilidad inter-jueces es excelente
- Cuestionario de Ansiedad Estado-Rasgo (STAI): Inventario de Estado-Rasgo de Ansiedad
(State-Trait Anxiety Inventory, STAI; Spielberger y cols., 1983). Tiene de dos formas dirigidas a
evaluar el estado y el rasgo de ansiedad, mediante respuestas Likert.
- Jerarquía Individualizada de Situaciones Asociadas con la Ansiedad (Barlow, 1988).
Incluye 10 ítems específicamente definidos e individualizados. Cada ítem representa una
situación cuyo grado de ansiedad y/o evitación debe ser valorado por el cliente según una
escala de 0-8.
- Inventario de Ansiedad de Beck (Beck Anxiety Inventory, BAI, Beck y cols., 1988; Beck y
Steer, 1990). Este es un cuestionario más específico sobre ansiedad diseñado para minimizar
la presencia de aquellos síntomas relacionados con la depresión.
- Breve historia médica: Es importante para descartar que la ansiedad no está provocada por
enfermedades biológicas.
- Análisis funcional de la conducta: Esta herramienta básica de la psicología sirve para
determinar qué factores contextuales originan y mantienen las conductas ansiosas. Importante
identificar los reforzadores positivos y negativos
- Autorregistros: El paciente lo rellena al final del día, anotando sus pensamientos, emociones y
síntomas físicos en el momento que siente ansiedad.
- Entrevista psicológica: Es muy importante recabar la mayor información posible, con el
objetivo de contrastar los resultados de los cuestionarios y poder confeccionar mejor el análisis
funcional de conducta. Ejemplos de preguntas para realizar :
¿Se preocupa con facilidad?
Cuando las cosas van bien, ¿todavía encuentra cosas que le preocupan y le ponen ansioso?
¿Encuentra muy difícil dejar de preocuparse? Si necesita concentrarse en otra cosa, ¿es
capaz de quitarse la preocupación de la cabeza? Si está intentando leer, ver la TV o trabajar,
¿sus preocupaciones le vienen a la mente y le dificultan concentrarse en estas tareas?
Aparte de las preguntas tendentes a examinar los síntomas del TAG, otros aspectos que la
entrevista debe tener en cuenta son: condiciones que agravan o reducen el problema,
gravedad del problema en la vida, historia y fluctuaciones del problema, estrategias de
afrontamiento, motivación, expectativas y objetivos del paciente, recursos y limitaciones del
paciente.
Como vimos en anteriores clases, a veces tenemos dificultad para discernir cuando se trata de un
trastorno de ansiedad o de otro. De hecho, en ocasiones se observan similaridad y solapamiento
de síntomas que se produce entre varios trastornos. Cuando esto ocurre, se habla del concepto
comorbilidad o co-ocurrencia. En este sentido, numerosos estudios afirman comorbilidad de
síntomas ansiosos en entre ansiedad y depresión. Las formas menos graves de ansiedad y
depresión tienen solapamiento de síntomas. Esto hace que sean muy frecuentes en los servicios
de salud de asistencia primaria. Si las personas con síntomas mixtos de ansiedad-depresión son
expuestas a algún acontecimiento importante en sus vidas, representan un tipo de población con
alto riego para desarrollar formas más severas de los trastornos afectivos o de ansiedad.
Este cuadro mixto de ansiedad-depresión, representa una fase previa de la enfermedad o una
fase residual de una forma más severa de la enfermedad. Así, Clark y Watson, proponen un
modelo tripartito de ansiedad/depresión:
1) Afecto negativo (común en ansiedad y depresión),
2) Hiperactivación fisiológica (específico de la ansiedad)
3) Anhedonia o disminución del afecto positivo (específico de la depresión).
Dichos autores, recomiendan que las personas cuyos síntomas dominantes no son específicos, y
muestran niveles moderados de factores específicos, pueden ser diagnosticados de trastorno
mixto de ansiedad-depresión moderado. Cuando los pacientes tienen niveles muy elevados de
afecto negativo, así como de anhedonia y de activación fisiológica, son diagnosticados de
trastorno mixto de ansiedad-depresión severo.
Por último, el concepto de comorbilidad se utiliza también para indicar que dos o más trastornos
diferentes se dan conjuntamente (co-ocurren), en la misma persona. En este sentido es
particularmente elevada para los trastornos de ansiedad y posee enormes implicaciones
terapéuticas así como otras relacionadas con el origen, curso y pronóstico del trastorno. La
presencia de un trastorno de ansiedad incrementa la posibilidad de que aparezca otro.
Clase 4: Tratamiento psicológico para el TAG centrado en los aspectos cognitivos.
El tratamiento psicológico incluye un componente educativo sobre la ansiedad y el TAG y un
entrenamiento para darse cuenta de las situaciones externas y estímulos internos (cogniciones,
sensaciones) que producen ansiedad (mediante autorregistros). Según las investigaciones, los
tratamientos han solido oscilar entre 8 y 16 sesiones (media = 11).
Cuando hablamos del componente educativo, se hace referencia a la técnica llamada
psicoeduación. Así, Para poder afrontar el TAG, es necesario, en primer lugar, realizar una
psicoeducación acerca de la ansiedad. La psicoeducación es una técnica basada en la educación
del paciente acerca del trastorno y sus síntomas.
De entre los tratamientos centrados en el componente cognitivo (pensamientos) del TAG, destaca
la terapia cognitiva de Beck. En ella, se explica al paciente el concepto de pensamientos
negativos, la influencia de las situaciones en estos, el impacto de las interpretaciones y
predicciones en lo que sentimos y hacemos, y cómo de identificar interpretaciones y predicciones.
Todo ello, con el objetivo de poder cuestionarlas.
En este sentido, destacan una serie de pensamientos irracionales:
a) Sobregeneralización: es la sobrestimación de la probabilidad de ocurrencia de un evento
negativo.
b) Pensamiento catastrófico: es la tendencia a esperar o interpretar lo peor y a ver algo como
imposible de afrontar cuando no hay razones suficientes
c) Pensamientos dicotómicos: Son pensamientos del todo o nada.
El siguiente paso es explicar la importancia de cuestionar los pensamientos negativos; se trata de
examinar la validez de las interpretaciones y predicciones hechas con el fin de sustituirlas por
cogniciones más realistas. Para ello, hay que tener en cuenta el considerar los pensamientos
como hipótesis. Además se emplea el método socrático (emplear los datos presentes y pasados
para evaluar la validez de lo que se cree).
¿Cómo cuestionar los pensamientos negativos?. Según Bados (2001), se debería:
a) Evaluar el grado de creencia en el pensamiento negativo.
b) Obtener las pruebas o datos favorables a este pensamiento y discutir si realmente son
favorables (muchas veces pueden no serlo).
c) Buscar las pruebas con-trarias al pensamiento.
d) Identificar anticipaciones o interpretaciones alternativas.
e) Buscar la anticipación o interpretación más probable según las pruebas existentes a favor y en
contra de las distintas alternativas (si se desea, puede establecerse también, en términos
cuantitativos o cualitativos, la probabilidad de que las cosas sean como el cliente pensaba).
f) Evaluar el grado de creencia en la anticipación o interpretación alternativa seleccionada.
g) Evaluar de nuevo el grado de creencia en el pensamiento negativo
Algunos ejemplos de preguntas para favorecer el diálogo socrático son:
- ¿Cómo sabe que sucederá?¿Qué le hace pensar eso? ¿Qué datos hay para pensar que no
pasará?¿Qué razones tiene para creer que esto que piensa pasará? ¿Son buenas estas
razones?¿Ha ocurrido alguna vez lo que piensa?; ¿por qué no?
Ejemplo: Persona piensa que se quedará bloqueado en la entrevista para el puesto de trabajo y le
causa ansiedad el hecho de pensarlo. ¿Ha tenido experiencias en que se haya bloqueado y haya
quedado en ridículo? ¿Cómo sabe que ha hecho el ridículo?
- ¿Cuál es la probabilidad de que esté interpretando correctamente la situación? ¿Hay otro
modo de enfocar esto?¿Existen otras interpretaciones alternativas?¿Cuál es la probabilidad
de estas otras interpretaciones?
- ¿Se está fijando metas poco realistas o inalcanzables?
Ejemplos de estas metas son “tengo que rendir al máximo de mis capacidades todo el tiempo”,
“tengo que estar perfectamente tranquilo todo el tiempo” y “tengo que estar absolutamente
seguro de que no tengo cáncer” (Clark, 1989).
- ¿Está olvidando hechos pertinentes o sobreatendiendo a hechos no pertinentes?
Por ejemplo, olvidando buenas ejecuciones anteriores al enfrentarse a una tarea difícil o
cometiendo el siguiente error de representatividad: “como un amigo de mi edad ha muerto de
un infarto, yo tendré también un ataque al corazón” (Clark, 1989).
- ¿Está pensando en términos de todo o nada?
“O me sale perfecto o no me sale”. Para romper este tipo de pensamiento dicotómico, puede
construirse una dimensión. Por ejemplo, para el primer pensamiento puede dibujarse una línea
de 10 cm con un extremo (“le caigo muy bien”), un punto medio (“no le caigo bien ni mal”) y
otro ex-tremo (“le caigo muy mal”); luego, el cliente sitúa a la gente que conoce en esta escala
y comprueba probablemente cómo la gente no se agrupa en los extremos, sino que cubre toda
la escala (Clark, 1989).
- ¿Le ayuda este pensamiento a conseguir sus objetivos y a solucionar su problema? ¿Le
ayuda esta forma de pensar a sentirse como quiere?
- Preguntas para examinar qué se podría hacer si lo que se piensa fuera cierto: Si las cosas
fueran así, ¿qué podría hacer al respecto?, ¿cómo podría hacer frente a la situación? ¿Qué
me diría una persona importante para mí con el fin de ayudarme a afrontar la situación? Si otra
persona tuviera este pensamiento, ¿qué le diría yo para ayudarle a afrontar la situación?
Por último, hay que generar predicciones a partir de la creencia para someterla a prueba
(experimentos conductuales). En este sentido, la terapia cognitivo-conductual (TCC) combina la
terapia cognitiva de Beck descrita, con el entrenamiento en relajación aplicada, incluyendo por
tanto reestructuración cognitiva, relajación y exposición graduada, imaginal y en vivo, a
situaciones y estímulos internos que provocan ansiedad con la finalidad de aprender a manejar
esta mediante la aplicación de las estrategias aprendidas.
Clase 5: Tratamiento psicológico para el TAG centrado en los aspectos fisiológicos y conductuales.
Como veníamos, diciendo una características de las personas con TAG es la reactividad
fisiológica así como la evitación conductual relacionadas con situaciones potencialmente
peligrosas. Es por ello que la terapia cognitivo-conductual abarca también, mediante técnicas, el
afrontamiento de situaciones ansiógenas así como la desactivación fisiológica. En concreto, se
usan técnicas de respiración, relajación y experimentos conductuales de exposición.
Las técnicas de respiración son eficaces en el TAG ya que permiten una oxigenación más
completa y un mejor funcionamiento de todos los sistemas, evitando los efectos negativos de una
respiración insuficiente (estrés, fatiga, cansancio, tensión muscular...). El control de la respiración
es fácil y requiere de pocos esfuerzos, mientras que los progresos y beneficios son rápidos y
fáciles de percibir. Por esto pueden practicarse en cualquier momento del día y situación.
Puede realizarse mediante un sencillo proceso de respiración lenta, tranquila, invitando a la
persona a que disfrute de ella y, a la vez, a que se inicie en un cierto grado de concentración
hacia su cuerpo y hacia la separación entre su estado y los estímulos externos. A medida que
tome conciencia de sus hábitos respiratorios, puede reconocer las señales de estrés o ansiedad y
utilizar la respiración como un método clave para equilibrar el cuerpo, la mente y las emociones.
La respiración de una persona tensa y nerviosa es superficial y rápida, mientras la de una
persona serena y relajada respira es lenta y profunda; esto le ayuda a estar menos excitable.
Una respiración adecuada es pues, aquella en la que llenamos los pulmones de aire en la zona
inferior, media y superior. Se debería automatizar como ayuda en los momentos de estrés.
Cómo respirar relajadamente:
1. Para practicar asegúrate de que estás sentado o estirado cómodamente
2. Cierra los ojos si te parece cómodo
3. Intenta respirar por la nariz, más que por la boca
4. Haz que tu respiración se haga más lenta. Inspira contando hasta 4, haz una pausa un
momento, entonces expira contando hasta 4.
5. Asegúrate de que tu respiración es suave, regular y continua, no errática
6. Presta atención a tu aliento, asegúrate de que es suave y regular
Otra manera de reducir la sintomatología fisiológica se basa en el entrenamiento en relajación
progresiva de Bernstein y Borkovec (1973/1983). Se explica a la persona que el fin de la
relajación es reducir los síntomas fisiológicos de la ansiedad y, de este modo, contribuir a la
reducción de las preocupaciones. Se comienza con 16 grupos musculares con entrenamiento en
discriminación. Este consiste en enseñar a discriminar las sensaciones de tensión y relajación en
cada grupo muscular; para que la persona detecte las fuentes y signos tempranos de tensión
muscular para poder aplicar técnicas de relajación. Tras acabar los 16 grupos, se emplean
técnicas de profundización de la relajación como la respiración lenta, regular y diafragmática con
la repetición de la palabra relax al espirar. La secuencia de músculos que se sigue es brazos,
piernas, abdomen, pecho, hombros, cuello, cara, ojos y frente.
Tras dominar los 16 grupos musculares, lo cual suele llevar unas 2 semanas, el número de
grupos musculares se reduce a 8 y luego a 4 (p.ej., abdomen, pecho, hombros, frente) con la
finalidad de que la relajación pueda ser aplicada más rápidamente.
Técnicas basadas en exposición: Se le guía al paciente, en imaginación, situaciones que le
provoca ansiedad. Estas situaciones han sido previamente jerarquizadas de menor a mayor grado
de ansiedad. Se le realiza preguntas breves para promover la confrontación de señales
evocadoras de ansiedad:
¿Qué está sintiendo?
¿Qué está pasando?
¿Qué puede oler?
¿Qué está viendo en este momento?
¿Cuál es la sensación en su cuerpo?
¿Qué puede sentir?
Organización del tiempo: muchos pacientes con TAG se sienten abrumados por obligaciones y
plazos límite además de por problemas cotidianos, los cuales tienden a magnificar. En este
sentido, Brown, O'Leary y Barlow (1993, 2001) proponen varias estrategias de organización del
tiempo, resumidas en aprender a delegar y a decir que no.
Por último, la técnica de resolución de problemas también es útil para personas con TAG, pues
facilita la identificación de soluciones para problemas existentes y favorece que los clientes
piensen de forma diferente sobre situaciones de su vida (en vez de preocuparse), de modo que se
promueve la adopción de perspectivas más realistas y menos catastróficas.
Se explica al cliente que dos dificultades frecuentes a la hora de intentar solucionar un problema
son, por un lado, ver el problema en términos generales, vagos y catastróficos, y b) no generar
posibles soluciones. Para abordar la primera dificultad se enseña al cliente a definir los problemas
en términos específicos y a descomponerlos en partes más pequeñas y manejables; esto se
habrá hecho ya en parte a través de la reestructuración cognitiva. De cara a la segunda dificultad,
se enseña la técnica del torbellino de ideas y la evaluación de las distintas soluciones generadas
con el fin de seleccionar y poner en práctica aquella solución o combinación de soluciones
considerada más apropiada
Por último, cabe resaltar el programa de tratamiento de Dugas, orientado a la tolerancia de la
incertidumbre así como el programa de regulación emocional de Borkovec. En el tratamiento de
Dugas, encontramos los siguientes módulos:
Módulo 1: Psicoeducación y entrenamiento en conciencia de la preocupación.
Módulo 2: Reconocimiento de la incertidumbre y exposición conductual.
Módulo 3: Reevaluación de la utilidad de la preocupación.
Módulo 4: Entrenamiento en resolución de problemas.
Módulo 5: Exposición en imaginación.
Módulo 6: Prevención de recaídas.
El programa de Borkovec cuenta con modulos similares pero destacando el papel de las
emociones: Se le pide a la persona elaborar jerarquía de emociones y ordenarlas en función de
su dificultad para manejarlas (de las más difíciles a las más fáciles). También, identificar
emociones que no aparecen en la jerarquía (probablemente por evitación) y ver la longitud de la
lista.
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