r.h. metropolitanas
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Para las historias de metropolitanas, R. H. Moreno Durán, otorga todo el
protagonismo, como también, la voz narrativa en la mujer, hace que esta
discurra dentro de las diferentes manifestaciones del arte (la literatura, la
música, la actuación...etc.) el tono irónico, burlesco y critico subyace a las
historias narradas. Moreno Durán se centra en historias de aparente
superficialidad para hacer una observación crítica a ese mundo en el que la
mujer pretende ser depositaria del entorno machista.
Dentro de las diferentes voces que nos presenta el autor cabe recordar que
estas pueden leerse autónomamente o como variaciones de un motivo central.
Estas historias suceden en ciudades europeas rodeadas casi siempre de un
ambiente aristocrático, son pedazos corrientes y heterogéneos vistos con voz
de mujer-
Las voces ofrecen una historia anecdótica que instan a que sean reflexionadas,
entender que en la estructura profunda del relato por llamarlo de algún modo
hay una crítica a esas mujeres encerradas en sí mismas, que cuestionan sus
comportamientos, sus sueños y el mundo que las rodea, ellas ofrecen como
resultado ser parte de una tradición, de un mundo patriarcal.
Así Moreno Durán se introduce e introduce al lector en un juego textual donde
la ambigüedad y el azar están presentes, obliga a que se haga de los textos
“una lectura mínima y una lectura máxima”1, hace de una escritura fragmentada
1 Luz Mary Giraldo. Revista de la Universidad del Valle / Nº 17 (Articulo) Agosto de 1997. Pág. 47
un cuestionamiento al modo tradicional de narrar, a los paradigmas clásicos de
la escritura.
Las narraciones se dan en espacios cerrados, lugares que son mapas,
vivencias, evocaciones de la memoria o “conciencia fuera del tiempo”, como
dice el autor. En la poética del espacio, Gastón Bachelard2 se refiere a que
estos espacios están “contenidos, acotados y ligados directamente a su
entorno”, como sucede en metropolitanas, son espacios que tienen que ver con
un oficio artístico y que están relacionados directamente con el quehacer del
sujeto, la individualidad de esos espacios permite conocer el modo de pensar y
de actuar de los diferentes personajes, es decir, en este caso las mujeres, esto
nos lleva a pensar en una intención pluri-significativa de las diferentes formas
del arte, como de pensamiento y de anécdota que es contada. La vivencia
estética que ofrecen los textos, sus escenarios europeos, la construcción del
lenguaje se superponen a la vida de unas mujeres solitarias.
Estos espacios de salón o de “cuartos solitarios” como dice Bachelard son
“habitados por una gracia de la imagen” por la memoria o por “imágenes que
trasponen la realidad” “imágenes inestables” de recuerdos compuestos, en los
que se pueden perder el orden y el sentido.
Otro aspecto importante en estas voces de metropolitanas es la simultaneidad
polifónica, la manera en que nos muestran los distintos problemas y el sentido
2 Gastón Bachelard. La poética del espacio. México: Fondo de Cultura Económica. 2001.
polivalente de las cosas, como en una multitud de espejos, la “afectación” de la
realidad nos ofrece diferentes discursos, a manera de algo “irónico” como dice
Oscar Torres Duque3, al estudiar la narrativa áulica de R. H. Moreno Durán,
estas nos ofrecen diferentes grados de comicidad. Para este caso las
apetencias de la mujer “sobre el ideal masculino” o mejor “el apetito -que no
ideal- de la mujer de ser como los hombres”. (Torres Duque, 219), en el sentido
de ser representantes en un oficio del arte que regularmente es ejecutado por
los hombres.
Dada la riqueza estética que ofrece la escritura, el lector acude como un voyeur
a mirar un espectáculo en donde la mujer se enreda bajo sus experiencias
personales, el vacío, las vidas sin sentido, de conflicto, son el entramado
irónico y sugestivo para un espectador. Se transita por ciudades, por voces
que parece se unen bajo un caleidoscopio (unas horas en Paris, una tarde en
Lisboa, una vida en Roma, un salón en Frankfurt…etc.) lugares en los que el
escritor a residido como el manifiesta en su canon para seis voces, son el
recorrido citadino o las anécdotas de un turista que invita a reflexionar a través
de los artificios verbales a la importancia que tiene la escritura.
En su canon para seis voces el autor traza una ruta para el lector, ofreciéndole
varios niveles de lectura, de manera que la escritura no es algo fortuito sino el
ejercicio de la plena conciencia de esta, la ambigüedad tras el lenguaje
3 Oscar, Torres, Duque: La novela colombiana ante la crítica 1975-1990. Editorial facultad de humanidades, centro editorial javeriano. marzo de 1994. pág. 217. Para el autor la producción novelística y cuentística de Moreno Durán emana del saber de una “afectación”, hay un “tratamiento doble de las cosas”. sobre la afectación dice: un discurso afectado no es, a veces tan sólo un discurso artificial y sin sustancia. También puede ser un discurso crítico en la razonable medida en que lo permiten lo grotesco, lo esperpéntico, lo histriónico”.
constituye un ejercicio de reflexión tanto para quien escribe como para quien
lee, por eso el escritor construye un código que requiere a un lector preciso,
uno que pueda equipararse con el autor.
En metropolitanas las voces son únicas o subjetivas y presentan en su interior
visiones del arte y del conocimiento; sin embargo la polifonía nos permite
pensar un momento o una temporalidad histórica dentro de la totalidad del libro,
nos ayuda a separar el espacio y el tiempo. Fernando Cruz Kronfly4 al referirse
a Darío Ruiz Gómez y R. H. Moreno Durán dice: “La polifonía interior…
atraviesa simultáneamente, vuelos de voces de variadas culturas del mundo y
de diferentes temporalidades históricas, con sus correspondientes estructuras
mentales, formas de imaginar y de representarse el mundo, maneras de
establecer los nexos causales, todo ello superpuesto y sincréticamente
redefinido en una nueva mentalidad colectiva hecha de retazos amarrados pero
también bajo la forma de una nueva subjetividad”.
Las “seis voces” que instan a una interpretación cultural e intelectual son
resultado de los símbolos que anteceden a las historias o anécdotas, lo irónico
nos posibilita pensar la intensión estética del autor, reconocer que hay una
idea tras esos símbolos o la posibilidad de representar un sentido social. Como
refiere Bajtín5 a la posibilidad que el sujeto tiene de “representar”, o “ironizar, la
realidad a través de lo carnavalesco”, siempre dice Bajtín “el personaje tiene
diferentes maneras de interpretar la realidad desde la ironía”. En el caso de
4 Fernando Cruz Kronfly: La tierra que atardece Planeta Editorial S.A.1988. Pág.239-240. 5 Mijailovich Mijail Bajtín. La cultura popular en la edad media y renacimiento. Traducción de César Conroy y Julio Furcat. Barcelona Barral Editores 1974. Pág. 104
metropolitanas, las mujeres son el eje de la parodia y les cuesta mostrar su
personalidad “Metida por oficio más que por placer en la piel ajena, ya ni
siquiera sé quién soy”6 (Moreno Durán. 15) o la de una mujer que decide
romper su rutina matrimonial “A través de la ventana observo el vuelo de las
palomas y entonces me siento sucia y quiero asearme” (70), la de “perpetua”
que aprende a aceptar la soledad, el pasar del tiempo, la vida de una viuda que
recuerda la infidelidad de su marido “incluso lamenté, tras su partida, que las
otras mujeres de mi marido no hubieran venido también a verme, a contarme
sus líos, a facilitarme más información sobre las andanzas del gallo”. (138).
La vida de las mujeres en metropolitanas nos desplaza y nos conduce a
diferentes escenarios de la cultura europea, mientras el lector reflexiona sobre
los símbolos y los cuestiona, el personaje mujer transita y comunica los
diferentes puntos, ella es el ser que se repite desde las diferentes parodias, sus
monólogos respectivos no sólo permiten ver una vivencia sino la
“intencionalidades” de una vida cotidiana. En la Metafísica de la ciudad,
Giuseppe Zarone7 afirma que el sentido es “una experiencia dirigida a un fin, a
una intencionalidad que la sostiene” permite observar “fenómenos de la
existencia humana” y realidades de la vida que son “objetivaciones”. Entiendo
que Zarone habla del sentido y de sus diferentes significaciones en cuanto a la
experiencia que el sujeto tiene de su propio espacio, es decir de su propia
realidad. Si pensamos en las mujeres de metropolitanas, aunque estas
personifican unas anécdotas, unas experiencias, también bajo esa fachada de
6 para estas citas textuales, usaré la segunda edición de metropolitanas de la Editorial Planeta, publicadas en junio de 1994.7 Giuseppe Zarone. metafísica de la ciudad. Pre-Textos Universidad de Murcia 1993. Pág. 23-24.
la historia narrada podemos encontrar un fin que en este caso es la vida real o
el mundo del patriarca.
El texto o los textos de metropolitanas se evidencian como una manifestación
de la forma tradicional de narrar es “un despliegue afortunado de la
imaginación propia del deseo en libertad” afirma Darío Ruiz Gómez8 al
referirse a metropolitanas. En este caso escribir implica pensar, reflexionar,
implica conciencia de la escritura, de la lectura.
8 Darío Ruiz Gómez. Boletín cultural y bibliográfico. Bogotá Vol.24 Nº 11 1987. Pág. 121-122.Para Ruiz Gómez son importantes esos lugares en los que sin vivir a veces, hacen parte de la experiencia cotidiana, bien sea por “el cine, la televisión o el sucederse de los sueños” realidades en las que somos participes.
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