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“Cuando oía los sollozos de mi madre
automáticamente empezaba a cantar, para no
escucharlos”
Solo era una niña cuando empezó a cantar. Igone Satrustegi ha vivido un infierno durante
su infancia. Su padre era un maltratador. A los 10 años ella empezó a escribir un diario
personal en el que expresaba todo lo que vivía en casa. Al empezar a componer, escribía sus
canciones leyendo el diario y recordando lo vivido. Ahora tiene 25 años y lo ha superado
gracias a la ayuda de su familia y de la música.
Irati Bergara, Elisa Iturri y Nerea Murillo
Todo sucedió en Azpeitia, un pueblo de
Gipuzkoa, País Vasco, hace veinte años
aproximadamente. Cuando sus padres se
casaron se mudaron a Azpeitia en busca de
tranquilidad y a los pocos años tuvieron a
Igone. Era una familia muy querida por
todos los habitantes de la localidad.
Parecía una familia feliz, como otra
cualquiera pero en realidad la convivencia
no era como aparentaba “siempre había
gritos y golpes en casa pero yo no sabía lo
que significaba, era pequeña”, asegura
Igone. Cuando la cantante tenía 5 años
empezaron las complicaciones. Su padre
empezó a maltratar a su madre “tengo el
recuerdo de oír a mi madre llorando,
aunque yo no sabía por qué”, afirma.
“Cuando escuchaba los sollozos de mi
madre automáticamente empezaba a
cantar, para no oírlos”. Igone comenzó a
cantar cuando su padre empezó a
maltratar a su madre “cantaba canciones
que me enseñaban en el colegio”, dice. Sus
padres empezaron a distanciarse de ella,
tenían demasiadas preocupaciones en la
cabeza. Su padre se pasaba los días fuera
de casa, solo iba a la hora de comer y su
madre tenía que ocuparse de los
quehaceres del hogar. “Ahí es cuando
empecé a tener problemas, comencé a ser
una chica introvertida ante la gente”.
A los 10 años, Igone empezó a escribir un
diario en el que narraba tanto lo que le
sucedía en el colegio como en casa “me
desahogaba narrando mis problemas”,
explica. Tres años después fue cuando su
madre decidió dar fin a esta situación
poniendo una orden de alejamiento a su
marido y quitándole la custodia de la niña.
Ella no aceptó la decisión de su madre por
la simple razón de separarse de su padre.
Como estaba acostumbrada a esa forma de
vida, no llegó a asimilarlo y esto provocó
desprecio hacia su madre “trataba muy mal
a mi madre, empecé a juntarme con gente
problemática. No era consciente, pero aun
así me arrepiento”, dice.
Su madre, al observar el comportamiento
de su hija, decidió llevarla a un psicólogo,
para que recapacitara y cambiara su
actitud, pero esto fue un fracaso, ya que
Igone no quería ver más allá de la realidad,
solo le daba importancia a su forma de ver
la vida. “Estaba tan encerrada en mi
mundo que esto me impedía abrirme ante
las personas desconocidas”.
Un año después empezó a encerrarse en
casa, ya que no salía con sus amigas y
amigos. Se convirtió en una persona
totalmente introvertida y la gente que le
rodeaba, tanto amigas como familiares, se
dieron cuenta del cambio de Igone. “Hubo
un tiempo en el que mis amigas me
visitaban diariamente, insistiéndome en
que les contase la razón por la que no era
la misma y tras mucho insistir acabé
cediendo”, cuenta Igone. Sus amigas le
hicieron recapacitar y ver las cosas de otra
manera, le mostraron apoyo y seguridad y
esto le ayudó a seguir adelante. Igone, tras
unos meses, empezó a modificar su
comportamiento dejando de lado las malas
influencias. Aunque ella mejoró, no superó
su infancia y por su propia voluntad se unió
a una asociación contra la violencia de
género.
A los 22 años, tras haber superado todos
sus problemas, comenzó a componer
canciones basadas en el diario que escribió
en su adolescencia. “Me gusta componer
canciones, ya que en ellas reflejo lo que
muchos como yo han vivido durante su
infancia”, afirma.
Ahora Igone es una chica alegre que ha
dado a conocer sus canciones por el
mundo y ha tenido mucho éxito en todos
sus conciertos. “Me encanta ver disfrutar a
la gente con mis canciones”, dice Igone.
(Es un reportaje ficticio)
La reivindicación de las mujeres afganas
Ante la imposición de torturas y privación de libertades por los señores
de la guerra, estas mujeres necesitan la ayuda de las Naciones Unidas
para recuperar sus derechos.
Uxue Álvarez, Nerea Moreno y Nuria Ruiz de Azúa
“Todas las mujeres son despreciables,
incluidas tu madre y tu hermana”. Ésta es
una frase que pronunciaron los talibanes
cuando llegaron a Afganistán en 1996.
La imposición de sus normas
Antes de la llegada de los talibanes las
afganas tenían los mismos derechos que
los hombres tanto en la forma de actuar
como de expresarse.
Los señores de la guerra impusieron
nuevas normas para las mujeres: tenían
que llevar el burka, prohibieron a las niñas
ir a la escuela, no podían salir a la calle sin
la compañía de un hombre, ni asomarse a
las ventanas, les estaba prohibido levantar
la voz en público, no podían llevar zapatos
de tacón, las consecuencias del adulterio
eran graves (lapidación o amputaciones).
Desde entonces estas mujeres viven bajo
una continua humillación y privación de
libertades.
Matrimonios concertados
Un ejemplo de esto es el de una chica de
26 años que se negó a casarse con su
cuñado después de la muerte de su
esposo. Ella se fugó de casa y éste hizo que
la arrestaran. Esto sucede habitualmente
cuando los casamientos no son por amor
sino concertados.
Embarazos sin control médico
Leila, vive con su esposo, tiene 26 años y
está embarazada de su segundo hijo. No
tiene médico y tampoco tiene dónde dar a
luz. Aunque nació y creció en Kabul nunca
ha salido de su vecindario, ya que su
ciudad es un misterio amenazante.
Cuando una mujer está embarazada los
talibanes dicen que está enferma. Por eso,
el 97% de las mujeres afganas dan a luz en
sus casas, porque tienen prohibido
consultar a médicos varones y por no
disponer casi nunca de medios de
transporte para llegar a un centro
sanitario. Muchas mujeres han denunciado
que ellas solo pueden viajar en los
maleteros de los taxis.
Un informe realizado por el prestigioso
médico Alberto Landa Beltrán expone que
el 40% de las mujeres mueren en el parto.
Malalai Joya
Malalai Joya es una mujer afgana de 30
años proveniente de los campos de
refugiados de Kabul, que quería reivindicar
sus derechos.
Esta joven abrió una escuela clandestina
secreta para niñas bajo el dominio de los
talibanes y, cuando fueron descubiertas, se
enfrentó a los fundamentalistas religiosos
tirando el burka y presentándose candidata
al Parlamento.
Ella estaba amenazada desde el principio
por levantar la voz en público.
Así pues, no fue elegida y tuvo que huir
clandestinamente a Nueva York donde
escribió el libro Raising My Voice (Alzando
mi voz), en el que denunció la situación de
las mujeres afganas.
El burka
Según la organización RAWA, el burka es
como una cárcel, da calor y aísla y, por eso,
las mujeres son casi irreconocibles. Las que
llevan gafas no pueden usarlas, y es como
si, además, fueran casi ciegas.
El tejido que cubre sus ojos debe ser
suficientemente tupido pues a algunas les
pegan por llevar los agujeros demasiado
grandes. Para ellas, la obligación de llevarlo
ha sido un trauma, porque no solo es
humillante sino que incluso dificulta todos
los movimientos y también la visión.
Por esto, Malalai Joya dice que para los
talibanes una mujer es medio ser humano,
que sirve solo para satisfacer todas las
voluntades y deseos de un hombre, y para
producir niños y trabajar en la casa.
Reivindicación de derechos
Una de las frases más conocidas que
escribió ella en su libro fue “si escribes algo
sobre los señores de la guerra, al día
siguiente serás torturada o asesinada por
ellos”.
Por estas razones las mujeres afganas
quieren ser oídas por todo el mundo para
que les ayuden las Naciones Unidas a
recuperar sus derechos y acabar con este
sistema dictatorial al que están sometidas.
Arriesga su vida por su
pueblo “Soporté maltratos físicos y psicológicos”
I.Esain, I.Lorente,
A.Urrutia PAMPLONA
Aminatou Haidar, una
activista saharaui e
independentista que
lucha por sus derechos,
ha conseguido que se
vuelva a hablar de la
situación del Sáhara con
el gobierno de Marruecos
en muchos países debido
a su huelga de hambre en
el aeropuerto de
Lanzarote.
En 1884 España coloniza
el Sáhara Occidental y en
1976 lo abandonó
dejándolo en manos de
Marruecos y Mauritania.
En la actualidad el
territorio está casi en su
totalidad ocupado por
Marruecos.
En 1976 Marruecos
bombardeó a los
saharauis, muchos de
ellos murieron, y desde
entonces el gobierno
marroquí ha trasladado
ciudadanos marroquíes a
la zona ocupada del
Sáhara Occidental hasta
hacer que los saharauis
sean minoría y tengan
menos poder para así
tratarlos de forma
discriminatoria.
Las manifestaciones de
los saharauis son
reprimidas y los
participantes, torturados
y encarcelados.
Los saharauis como
respuesta siguen
convocando
manifestaciones, o incluso
huelgas de hambre, como
el claro ejemplo de
Amiantou Haidar.
Manifestación en Sáhara
Occidental a favor de la
independencia.
Aminatou, una gran luchadora Aminatou Haidar, una activista prosaharaui e
independentista es madre de dos hijos e hizo estudios de Literatura Moderna. Vive en el Aaiún, un campamento de refugiados en el desierto ubicado en Argelia. Haidar posee la
nacionalidad marroquí.
Pero ella reivindica la
nacionalidad saharaui, al
igual que la mayoría de la
población del Sáhara
Occidental. Fue detenida
en el aeropuerto de
Lanzarote por negarse a
admitir su nacionalidad
marroquí. Por ello no le
dejaron regresar a su país
y ahí comenzó su huelga
de hambre. Permaneció
alimentándose a base de
agua y azúcar durante un
mes y medio, poniendo su
vida en peligro. Con esta
acción consiguió que se
volviera a hablar en
muchos países sobre la
situación actual del
Sáhara. Finalmente,
Aminatou concluyó con su
protesta debido a
problemas de salud. “Su
estado de salud es
delicado", declaró su
abogada.
Aminatou en el aeropuerto de
Lanzarote en su huelga de
hambre.
Prisión Negra Aminatou, debido a su activismo, ha sido perseguida y reprimida por la policía marroquí en muchas ocasiones. En 1987, cuando apenas tenía 21 años fue
detenida por asistir a manifestaciones que exigían el referéndum de independencia del Sáhara frente a Marruecos. La llevaron a la conocida como Prisión Negra en El Aaiún, en la que permaneció cuatro años. “Soporté maltratos físicos y psicológicos”, afirma ella, junto a otras nueve mujeres y cincuenta hombres más. Su puesta en libertad
reavivó las
reivindicaciones de
independencia de los
saharauis.
El Sáhara actual Hoy en día, la situación del Sáhara Occidental no ha cambiado mucho.
Viven en campamentos de refugiados sin recursos. Argelia controla todo lo que se exporta e importa a los campamentos. El día a día de los saharauis es difícil porque carecen de recursos básicos. Los campamentos reciben ayuda de la ONU, que proporciona alimentos, medicamentos etc. a las familias.
Campamento de refugiados
Saharaui (Tinduf)
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Aminatou_Haidar
http://es.wikipedia.org/wiki/Sahara_Occidental
Pequeños gestos, grandes consecuencias
La historia que nos muestra cómo con pequeños gestos podemos hacer grandes cosas Amaia Ekiza, Bidarte Larrasoain e Iratxe Navarro “Estaba cansada. Pero no cansada físicamente sino cansada de las injusticias que sufríamos los afroamericanos en aquellos años. Estaba cansada, harta de que fuéramos inferiores a los blancos”. Palabras de Rosa Parks, conocida como la madre del movimiento por los derechos civiles.
Rosa Parks tenía 42 años cuando volvía de su trabajo como costurera en Montomery, Alabama, el 1 de diciembre de 1955 y tomó una decisión que cambió la historia. Parks se negó a ceder su asiento a un blanco en un autobús segregado.
“El joven blanco que estaba de pie no había pedido el asiento. Fue el conductor quien decidió crear un problema. Yo estaba sentada donde se suponía que debía hacerlo. Simplemente sentí que no podía permitirme seguir siendo maltratada de esa manera”. Este gesto tuvo consecuencias a nivel mundial. Todo el mundo se dio cuenta de las injusticias que sufrían los afroamericanos en Estados Unidos.
Durante varios meses, muchos afroamericanos hicieron boicot a los autobuses de Alabama. No cogían el autobús ni para ir al trabajo ni para nada. Esto supuso una pérdida enorme de dinero para el gobierno que enseguida cambió la ley y cedió a algunas peticiones de los ciudadanos de color.
También llevó a la creación de la Asociación por el Desarrollo de Montgomery, un grupo que eligió como uno de sus portavoces a un joven pastor de la iglesia bautista, poco conocido
hasta entonces. Su nombre era Martin Luher King.
Tengo un sueño “I have a dream”
Martin Luther King nació en Alabama. Desde pequeño vivió la experiencia de una sociedad segregacionista. A los seis años dos amigos blancos le dijeron que no estaban autorizados a jugar con él. Desde entonces estuvo luchando por los derechos civiles de los afroamericanos, hasta su muerte.
En 1963 pronunció un discurso en la marcha de Washington, en el cual dijo su famosa frase “ I have a dream” (Tengo un sueño). Después de aquella conferencia se extendió por todo el país la conciencia pública sobre el movimiento de los derechos civiles, y a partir de ahí se le consideró uno de los más grandes oradores de la historia estadounidense.
King es recordado como uno de los mayores líderes y héroes de la historia de Estados Unidos, y en la moderna historia de la no violencia. En 1964 le dieron el premio Nobel de la Paz por su labor defendiendo los derechos civiles.
El 4 de abril de 1968 a las 18 horas y un minuto, Martin Luther King fue asesinado por un segregacionista blanco en el balcón de un hotel en Memphis, cuando se preparaba para pronunciar un discurso. El asesinato provocó una
oleada de motines raciales en 60 ciudades de los Estados Unidos que ocasionaron numerosas muertes y obligaron a la intervención de la guardia nacional.
Actualidad
En la actualidad los afroamericanos de Estados Unidos han conseguido disminuir la de diferencia entre las diferentes razas ya que, tienen más derechos civiles que hace 50 años.
Pero en el día a día, aunque no se vea la discriminación a los negros, no ha desaparecido totalmente la diferencia. Por ejemplo, la tasa de paro en la población negra es de un 48% cuando en la población blanca es mucho menor.
Gracias a personas como Rosa Parks o Martin Luther King se ha conseguido dar un gran paso en la lucha por los derechos civiles.
Fuente: Wikipedia
LA SITUACIÓN DE LAS NIÑAS EN EL
MUNDO
Malala Yousfzai es una niña de 14 años pakistaní. Hace cinco meses, cuando volvía a casa en el autobús escolar, recibió un disparo de un talibán que le atravesó la cabeza, el cuello y se le alojó en el hombro. Hace dos semanas le dieron el alta tras estar cinco meses ingresada en un hospital de Londres. ¿Su pecado? El activismo a favor de la educación de las niñas. Josu Garate, Ander Oloriz y Unai Rikarte
Cerca de 75 millones de niñas en todo el
mundo no va a la escuela y una de cada
tres no continúa sus estudios de educación
secundaria solo por ser niña, según ha
informado la ONG “Plan Internacional.
La mayoría de las niñas que no asiste a la
escuela vive en África (47%) y Asia
meridional (25%). Pero las niñas de los
grupos minoritarios de América Latina
representan la mayor proporción de niñas
que no reciben una enseñanza formal.
A nivel mundial, el número de niñas que no
recibe una enseñanza se ha reducido de 60
millones a alrededor de 43 millones en
2006, pero el problema persiste en
aquellos países donde las minorías están
marginadas a nivel económico y social, y
las mujeres están aisladas.
En Guatemala, un país de ingresos medio-
bajos, el 62% de las niñas hispanohablantes
finaliza el ciclo primario, mientras que sólo
lo hace el 26% de las niñas indígenas no
hispanohablantes.
Solo el 9% de las niñas romaníes en la
República Eslovaca, un país de ingresos
medios, van a la escuela secundaria, frente
al 54% de las niñas eslovacas.
En algunos países, “ser menor y ser mujer
es sinónimo de discriminación”, señala la
periodista Mercedes Torre. Cerca de 900
millones de niños y mujeres viven
“atrapadas en la pobreza” y malviven con
menos de un euro. Asimismo, las
violaciones de los derechos y la reiterada
exposición a la violencia física y sexual o los
matrimonios tempranos concertados son
algunos de los abusos a los que se
enfrentan las niñas en países en vías de
desarrollo por el mero hecho de ser
mujeres y además ser menores.
Estas niñas, mientras los niños acuden a
clase, se quedan trabajando en sus casas, o
explotadas en prostíbulos o en fábricas.
Cada año, un millón de niños y niñas, más
del 80% niñas, son explotadas
sexualmente. La primera experiencia
sexual de las niñas de la calle, suele ser una
violación entre los 10 y los 14 años.
Una solución para disminuir el miedo entre
los romaníes de Europa Oriental es
permitir que las madres asistan a la escuela
con sus hijos pequeños.
En la India, las escuelas, han contratado a
trabajadores a jornada parcial para escoltar
a las niñas de los grupos marginales de
camino a la escuela y regreso a su casa.
Otras medidas que se pueden adoptar son:
- Modificar las políticas educativas y abordar la discriminación.
- Ampliar las opciones de escolarización, como escuelas a distancia.
- Mejorar la calidad de las escuelas y las aulas.
- Apoyar programas preescolares dentro de la escuela.
- Crear incentivos para que las familias envíen a las niñas a la escuela.
Pero ir a la escuela no es suficiente: ¿Están
aprendiendo algo en realidad?, ¿está el
maestro en la clase? Esas cosas son tan
importantes como ir a la escuela.
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