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A ritmo de Ave Marías
Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
Noviciado Pureza de María
Impreso en Sant Cugat del Vallès (Barcelona)
el 31 de mayo de 2015
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
3
INDICE
Introducción.......................................................................... 5
A. Misterios de Gozo ............................................................... 7
1. La Anunciación .................................................... 11 2. La Visita de María a su prima Isabel ...................... 15 3. El Nacimiento de Jesús ......................................... 19 4. La Presentación de Jesús en el Templo ................. 23 5. El niño Jesús perdido y hallado en el Templo ........ 27
B. Misterios de Luz .............................................................. 31 1. El Bautismo de Jesús en el Jordán ......................... 35 2. Las Bodas de Caná ................................................ 39 3. El anuncio del Reino de Dios ................................. 43 4. La Transfiguración de Jesús .................................. 47 5. Institución de la Eucaristía .................................... 51
C. Misterios de Dolor ............................................................ 55
1. La oración de Jesús en el huerto ........................... 59 2. La Flagelación de Jesús ......................................... 63 3. La Coronación de Espinas ..................................... 67 4. Jesús con la cruz a cuestas camino del Calvario ..... 71 5. La Crucifixión y Muerte de Jesús ........................... 75
D. Misterios de Gloria ......................................................... 79 1. La Resurrección .................................................... 83 2. La Ascensión del Señor ......................................... 87 3. La venida del Espíritu Santo .................................. 91 4. La Asunción de la Virgen María al Cielo ................. 95 5. La Coronación de la Virgen María ......................... 99
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
5
INTRODUCCIÓN
Tras el invierno llega la primavera donde todo vuelve a renacer, donde
aquello que parecía seco brota de nuevo, donde el sol que nace de lo alto
brilla con más intensidad y el color y la luz bañan todos los paisajes.
Iluminados por esta nueva luz hemos querido adentrarnos en la
contemplación de los Misterios del Rosario, buscando en ellos la huella de
Aquel que, haciendo nuevas todas las cosas, es capaz también de hacer
rebrotar con nueva intensidad nuestra oración y alabanza a la Virgen.
Desde nuestro “ser” Pureza de María os invitamos a acompañarnos a lo
largo de estas reflexiones. En primer lugar nos dispondremos a escuchar
con corazón atento la Palabra de Dios dejando “pasar” su luz sobre cada
Misterio. A continuación fijaremos nuestra mirada en Madre Alberta y en
cómo ella dejó que cada uno de estos misterios iluminaran los
acontecimientos de su vida y por último nos dejaremos iluminar también
nosotros para que nuestra vida se comprometa en el aquí y el ahora.
Al acercarnos a la vida de Alberta Giménez descubrimos cómo supo dejar
que en ella brillara la luz del GOZO que provenía de Dios, cómo supo ser
luz de fondo e irradiar a los demás desde la LUMINOSIDAD que recibía al
contemplar la vida Jesús, cómo supo permanecer en la oscuridad del
DOLOR cuando la luz parecía languidecer y finalmente cómo supo dejar
emerger la luz que desborda de la GLORIA de Dios.
Revivamos, a través del rezo del Rosario, con actitud orante y
contemplativa, las imágenes de la vida del Señor y de su Madre y dejemos
que cada Misterio nos inunde de su luz A RITMO DE AVE MARÍAS.
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
7
MISTERIOS GOZOSOS
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
9
De la mano de la Virgen adentrémonos en el misterio de un anuncio, una
visita, un nacimiento, un niño… Momentos “frágiles” impregnados de
humanidad en los que Dios hace soplar vientos de pequeñez, de pobreza,
de humildad, de sencillez. Y como hiciera Madre Alberta, desde la
contemplación y vivencia de esos momentos, dejémonos acariciar por esta
brisa de Dios que produce un gozo tan verdadero e intenso en el corazón
que no puede ser acallado por ninguna circunstancia de la vida.
«El divino Niño llene de paz y santa alegría los corazones»1
1 CMP, Pensamientos Espirituales,1984 nº 457// Cartas nº 369
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
11
1º Misterio gozoso: La Anunciación
“Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea,
llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la
casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo:
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se turbó por estas
palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas,
María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y
vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y
será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su
padre; reinará sobre la casa de Jacob para por los siglos y su reino no tendrá
fin.» María respondió al ángel: « ¿Cómo será esto, puesto que no conozco
varón?» El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del
Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será
llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo
en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque
ninguna cosa es imposible para Dios.» Dijo María: « He aquí la esclava del
Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel dejándola se fue”. (Lc
1,26-38)
La luz de la Palabra sobre el Misterio
Este misterio nos invita a profundizar en las maravillas que el Señor es
capaz de obrar en aquellas personas que se fían de su Palabra.
Contemplando el corazón de María, mujer orante, podemos penetrar en su
humildad y sencillez. Ella nos muestra mejor que nadie la actitud de
escucha y acogida de la Palabra. Y este escuchar y acoger produce fruto. A
María la convierte en cooperadora de la obra de redención, porque hace
posible la salvación del mundo que su Hijo viene a traer.
Ella acogió la Palabra con sencillez y audacia, pronunciando un “hágase”
apoyado en la fe y en el poder de Dios que le daría, a través de su
virginidad, una maternidad única. El ángel respondió ante la interpelación
de María y la virginidad, que parecía un obstáculo, resultó ser el contexto
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
12
concreto en que el Espíritu Santo realizó en Ella la concepción del Hijo de
Dios encarnado. El contexto no tiene nada de especial, se trata de una
aldea poco importante, Nazaret; de una muchacha sencilla, María. Y es
que el Señor prefiere lo pequeño, lo sencillo, lo que no llama la atención. Es
ahí donde el Espíritu de Dios acampa, en lo escondido, en lo discreto, en el
silencio orante.
Contemplemos, por tanto, cómo Dios llega a la humanidad, se acerca al
hombre en esa pequeñez, se hace presente en el corazón de alguien que
escucha su Palabra, que la acoge y que es capaz de renunciar a sí misma
siendo verdaderamente humilde, instrumento en manos de Dios,
dejándose guiar por Él totalmente y pronunciando un sincero “hágase”.
La luz del Misterio sobre Madre Alberta
Alberta encarnó la Palabra de Dios con humildad y escucha atenta a lo que
iba sucediendo en su vida diaria. Leyó los acontecimientos que se le fueron
presentando a la luz del Evangelio, acogió su Palabra para luego aceptar lo
que Él le fue proponiendo: “En vuestras manos me pongo, Dios mío;
disponed de mí y de todas mis cosas. Concededme, sí, vuestra gracia”2. Pero
todo este proceso lo fue realizando desde el conocimiento interno del
Señor en la oración: “No omitiré nunca la oración”3.
En todo momento respondió positivamente a la Voluntad de Dios,
enseñándonos que ella también, como la Virgen María, dejó que Jesús se
encarnará en su vida. Pero no lo hizo con sus propias fuerzas sino que se
supo apoyar en el Señor y en lo que le pedía aunque pudiera parecer
misión imposible: “Dios…no puede enviarnos más que lo que nos conviene”4.
Incluso cuando las cosas no salían según lo esperado ella sabía ponerlo en
2 CMP, Pensamientos Espirituales, 1984, nº193
3 CMP, Pensamientos Espirituales, 1984, nº109
4 Cf. CMP, Pensamientos espirituales,1984, nº72// Cartas nº 278
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
13
manos del que guiaba su vida: “¿Dios no lo quiere? ¡Hágase en todo su santa
voluntad!”5
Ese “hágase” lo hizo vida desde su humanidad, mostrando la cercanía de
Dios con su delicadeza, ternura, cariño y atención a las personas que ella
conocía: “Labraremos nuestra felicidad a medida que labremos la de los
demás”6. Y también se reflejó ese “hágase” en su actitud de plena
confianza en la Providencia: “Seamos como debemos y Dios cuidará del
sostén y prosperidad que nos convenga; nada temamos, confiemos en el
mejor de los padres”7.
Un hágase que la fue configurando como una mujer llena del Espíritu, que
dejó que la obra de Dios continuara en su momento y que ha dado también
frutos en la actualidad a través de los Colegios, Fundaciones, Misiones y
los movimientos pastorales que actualmente forman parte de Pureza de
María: Foc, Deja huella, Familia Albertiana.
El Misterio, luz para nuestra vida
Podemos pararnos por un instante a pensar en cómo es nuestra escucha a
la Palabra que Dios nos dirige a cada uno de nosotros. Una Palabra que
siempre nos habla al nivel del corazón, que nos va guiando hacia nuestros
deseos más íntimos, porque el Señor no nos pedirá algo que no seamos
capaces de llevar a cabo y su voluntad estará siempre cerca de nuestra
felicidad.
Sabemos que cuando dejamos entrar a la Palabra, ésta penetra, ahonda, y
se queda en nosotros. Ella nos va renovando y devolviendo nuestra
identidad: “imagen y semejanza de Dios” y así damos los frutos que
perduran y dan vida eterna para los demás.
5 CMP, Pensamientos espirituales,1984, nº172// Cartas nº 83
6 CMP, Pensamientos espirituales, 1984, nº409
7 CMP, Pensamientos espirituales , 1984, nº203// Cartas nº 288
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
14
María nos invita a caminar desde la fe en la Palabra del Señor. La Iglesia
nos ofrece la Palabra para que nos alimentemos de ella, la hagamos parte
de nuestra vida, la encarnemos en nuestros hogares, comunidades, en
nuestro entorno y, llenos de la presencia de Dios, demos testimonio de
Jesús.
¿Dejamos que Su Palabra resuene en nosotros y llene nuestra vida?
¿Estamos dispuestos a aceptar este compromiso de encarnar la Palabra
para transmitirla a otros?
Oramos
Señor Jesús, ayúdanos a ofrecerte nuestro “hágase”, como Alberta, en la
escucha de lo cotidiano, siendo presencia tuya para los demás.
Que María, tu Madre, nos lleve de su mano para creer en lo imposible, para
ser pobres de corazón, para amar la humildad, sencillez y pequeñez y
poder así permanecer con una actitud disponible ante tu voluntad y tu
Palabra. Amén.
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
15
2º Misterio gozoso: La visita de María a su prima Isabel
“En aquellos días, se puso en camino María y se dirigió con prontitud a la
región montañosa, a una ciudad de Judá. Entró en casa de Zacarías y saludó
a Isabel. En cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su
seno; Isabel quedó llena del Espíritu Santo y exclamó a gritos: «Bendita tú
entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; ¿cómo así viene a visitarme la
madre d mi Señor? Porque apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó
de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas
que le fueron dichas de parte del Señor!”. (Lc 1,39-56)
La luz de la Palabra sobre el Misterio
Al contemplar este misterio nos damos cuenta de que todo verdadero
encuentro es espacio de fecundidad. Seguramente todos tenemos la
experiencia de habernos encontrado verdaderamente y en profundidad
con alguien, y sabemos que esto sucede cuando ambos corazones “beben
del mismo pozo”, vibran al unísono. María e Isabel, sin duda, se
encontraron; su vivir desde dentro convirtió una visita en encuentro.
Ambas pudieron conectar con su ser más íntimo y relacionarse desde ahí.
Desconocemos la motivación de María al ponerse en camino, no sabemos
qué buscaba, si ayudar, si una confirmación a las palabras del ángel, si sólo
quería compartirlo… Conociendo un poco el corazón del Hijo, conocemos
también el de la Madre: «El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino
a servir»8. María no se quedó disfrutando del encuentro místico con Dios.
Supo combinar el amor a Dios y el amor al prójimo, Ella vivió la mística de
la vida cotidiana, la “mística del delantal”: «Se puso a lavar los pies a los
discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido»9.
8 Mc 10, 45
9 Jn 13, 5
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
16
Un dato que sorprende mucho es la diferencia de edad que hay entre María
e Isabel. No las unía la afinidad, ni la simpatía, ni la amistad… Les unía
Dios. El Dios que las habitaba, que las fecundaba, que les vivía por dentro.
Dios es el único “lazo” que puede generar tal comunión de corazones. A
María, la experiencia de Isabel le contagió y le confirmó lo que ya intuía:
que «para Dios nada es imposible», que lo mejor que había podido hacer
era decir “Sí”. Y de ese encuentro surgió el Magníficat en sus labios.
Anteriormente Isabel dijo algo muy cierto: «Lo que te ha dicho el Señor se
cumplirá», pero María da un paso más: se alegró y cantó el Magníficat
como si ya se hubiese cumplido. Y es que Ella, portadora de la Palabra,
supo que ésta es capaz de crear, supo que «Dios dijo hágase… y se hizo»10
.
Su Fiat fue posible en la medida en que estuvo apoyado totalmente en ese
Fiat de Dios.
La luz del Misterio sobre Madre Alberta
Madre Alberta, al igual que María, vivió relaciones intensas en cuanto a la
hondura del compartir… Relaciones que el Señor unió: Josefa Rotger,
Tomás Rullán, Rosa María Aloy, M. Janer… Relaciones verdaderamente
fecundas, con las que compartió tanto lágrimas: “No sé si del mucho llorar o
del mucho tener que estudiar estoy muy mal de los ojos”11
, como las más
grandes alegrías. Relaciones que fortalecían mutuamente la búsqueda de
Dios y su voluntad: “Alegrémonos en Dios, queridas, y no queramos ni
deseemos más que hacer y que se haga siempre Su santa voluntad”12
. De
esos encuentros surgieron también los poemas más entrañables que
conservamos de ella: “Flor hermosa, tú me consuelas en mis afanes y
amarguras… tú eres la más hermosa que he alcanzado en mi jardín”13
.
10
Gn 1, 3 ss. 11
JUAN, M., Cartas, Alberta Giménez, 1980, nº 103, Rda. M. Janer 12
JUAN, M., Cartas, Alberta Giménez, 1980, nº 80, Rda. M. Janer 13
SANCHO, A., La Madre Alberta, p. 123.
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
17
Alberta, como María, hizo ese tránsito: de la experiencia de Dios en
soledad a la vida, a la vida comunitaria: “No pensemos en nosotras”14
viendo en cada hermana la obra de Dios en ella, y relacionándose con cada
una desde la consciencia de que “…Esta Hermana ha comulgado; es
sagrario y templo vivo”15
.
El Misterio, luz para nuestra vida
Toda visita supone una salida de uno mismo para ir al otro… El Papa
Francisco no se cansa de repetir: “Salgamos, salgamos a ofrecer a todos la
vida de Jesucristo, prefiero una Iglesia en accidentada, herida y manchada
por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la
comodidad de aferrarse a las propias seguridades”16
.
¿Será que la vida de María y la de Alberta Giménez tienen algo que
decirnos hoy? En una sociedad tan encerrada en sí misma, en la que tantos
jóvenes andan siempre en lo suyo; en esta era en la que apenas existe la
comunicación cara a cara… ¿Será que nuestro querido mundo de hoy
puede sacar provecho de estas mujeres? Sus vidas nos interpelan, nos
hacen salir de la propia comodidad y mirar al mundo, mirar a los ojos al
hermano, mirar e ir a su encuentro. Esos encuentros “misioneros” han de
estar sustentados por encuentros fraternos, de igual a igual, encuentros
con aquellos que viven lo mismo que yo y que se mueven por los mismos
anhelos…
Cuando se nos regala entendernos verdaderamente con alguien que
intenta vivir también desde los valores del Reino, esa relación se convierte
en fuente de potencialidad apostólica, en verdadera fecundidad. Esos
encuentros nos ayudan a conectar con lo mejor de nosotros mismos y salir
a darlo, a jugarse la vida por el más débil, el menos amado, y por ende, el
14
CPM, Pensamientos Espirituales, 1984, Nº 415 // Cartas nº 83 15
Ib., Nº 445 16
Cf. Papa Francisco, Evangelii Gaudium, 1.
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
18
menos amable, por aquellos a quienes nadie visita. Esos encuentros nos
recuerdan las palabras de Alberta: “No te acuerdes ya de ti; haz propia la
dicha ajena”17
. Si así lo vivimos, Dios podrá seguir visitando a su pueblo a
través nuestro. Para ello hemos de saber compaginar vida y oración, hacer
silencio orante e ir con prontitud al servicio del hermano.
No nos cansemos de preguntarnos: ¿Oramos, como María, a partir de la
vida real, o más bien la oración nos evade de la historia?
Oramos
Señor, que aprendamos de Madre Alberta el arte del encuentro con cada
persona, que sepamos verte a Ti habitándoles, trabajando en ellas.
Y Tú María, contágianos tu forma de sonreír, de mirar y de amar, que como
Tú, convirtamos en ENCUENTRO cada “visita” cotidiana.
17
CPM, Pensamientos Espirituales, 1984, Nº 424 // Escritos literarios “El Buen
médico”
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
19
3º Misterio gozoso: El nacimiento de Jesús
“Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando
que se empadronase todo el mundo. Este primer empadronamiento tuvo
lugar siendo gobernador de Siria Cirino. Iban todos a empadronarse, cada
uno a su ciudad. Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a
Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia
de David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. Y
sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del
alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le
acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento”. (Lc 2, 1-7)
La luz de la Palabra sobre el Misterio
Entremos ahora, como en tierra sagrada, a contemplar uno de los
misterios más hermosos de la vida. Todo nacimiento nos habla de
novedad, pero éste más que ningún otro. Estamos en el contexto de la
“noche de navidad”. La noche evoca “las tinieblas”, la oscuridad, la
incapacidad de mirar, la poca claridad, y en cambio la navidad evoca
novedad, entrada de la luz en nuestra historia. ¡Qué gran paradoja! En
medio la oscuridad brilla la Luz, en medio del silencio nace la Palabra, en
medio de la tristeza brota una gran alegría para todo el pueblo. Nace el
Salvador para todos, pero curiosamente sólo “los pequeños” se dieron
cuenta porque el mismo Dios se identificó con ellos.
Siempre hemos pintado “la navidad” en un precioso pesebre con un aire
casi triunfal, la Virgen sonriente, el niño bendiciendo al mundo, todo muy
limpio y preparado para Jesús: los animales, reyes, pastores, todos
haciendo reverencia al Hijo de Dios. Y quizás fue así, pero lo que más
podemos percibir en este Misterio no es precisamente la grandeza de Dios,
sino todo lo contrario: la pequeñez, la sencillez, la debilidad, la fragilidad
de todo un Dios hecho niño. Dios se deja abrazar, más aún, se hace
necesitado de nuestro abrazo, se hace cercano, mendigo, pide nuestra
acogida y entra en nuestra historia casi pidiendo permiso. Se hace
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
20
humano, carne de nuestra carne, y desde entonces todo lo humano nos
habla de Dios, porque nada de lo humano le es ajeno. ¡Qué gran alegría! La
cotidianeidad se llena de Divinidad. Al hacerse carne, sin dejar de ser
Divino, nos ha capacitado para ser divinos, sin dejar de ser carne.
María, como toda Madre, quiso lo mejor para su Hijo. Quizás hubiese
preferido un lugar mejor para dar a luz al Hijo de Dios, pero ante la
precariedad de la situación no puede hacer otra cosa que hacerse Ella
misma espacio disponible para Dios, receptividad, posibilidad de acogida.
Sólo en María Dios encuentra posada. Y así, María, no sólo dio a luz sino
que dio la Luz18
al mundo, no sin lo incómodo de las consecuencias del
parto. Seguramente esa noche no estuvo exenta de lágrimas, sufrimiento,
angustia y rechazo, pero María vivió proféticamente las palabras que años
después dirá su Hijo: “La mujer, cuando va a dar a luz, está triste, porque le
ha llegado su hora; pero cuando ha dado a luz al niño, ya no se acuerda del
aprieto por el gozo de que ha nacido un hombre en el mundo”19
.
La luz del Misterio sobre Madre Alberta
Tras varios intentos de anexión a diversas Congregaciones, el Real Colegio
de la Pureza y el beaterio de mujeres que lo regentaba no encontraban
posada en ningún sitio. Pero en el horizonte Dios dibujó la figura de una
mujer, Alberta Giménez, para que ella diera a luz el proyecto de Dios:
Pureza de María.
Como para toda mujer, el momento del parto supuso para Alberta dolor y
fatiga, un camino parecido al que la Virgen María emprendió de Nazaret a
Belén: “Emprendí un largo camino, yendo siempre con gran dolor. Escabroso
era el camino, agrietado por barrancos hondos y rocosos”20
. Pero al acariciar
18
Cf. Jn 8, 12 19
Jn 16, 21 20
Escritos Literarios, entre 1870 y 1876, M. Alberta a la Hna. Vice-Rectora María
Aloy.
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
21
los frutos de la obra de Dios, ella misma dijo: “Ya no recuerdo las fatigas
infructuosas que he pasado; todas las tengo olvidadas y bendigo mi suerte”21
.
Alberta sabía que a medida en que ella se hiciera capacidad, Dios se haría
torrente. “La Santísima Virgen no encuentra posada, para su hijo recién
nacido nos la pide a nosotras. La Virgen nos pide nuestro corazón, se lo
damos pero le pedimos tiempo para adornarlo y lo deja a las puertas del
corazón. Cojámosle y coloquémosle en nuestro corazón”22
.
Alberta dijo sí a Dios y a su deseo de generar vida en la Pureza, no retuvo
nada porque vivía en la certeza de que: “Dios nace hoy en un pesebre, solo
por nuestro amor”23
. Decidió envolver en cuidados “el pequeño proyecto”,
y como con un recién nacido veló sobre él, lo limpió y se desvivió en
detalles aún en medio de lo precario de la situación. No ofreció a Dios
grandes riquezas, pues “no está la dicha en verdad en el lujo y la riqueza, que
es más feliz la pobreza en su humilde libertad”24
.
El Misterio, luz para nuestra vida
La vida de María ya no se entiende sino en relación con Dios. De ahora en
adelante Ella es la Madre de Dios, la llena de Dios. Y Alberta, como hemos
visto, ya no vive más que para el cielo, pues lo quiere “todo para Dios”25
.
Dios alumbra sus vidas… ambas le han hecho espacio, le han dejado sitio
en su vida.
Y nosotros, ¿dejamos que Jesús se encarne en nuestra vida? Hemos de
consentir que nazca en nuestro corazón cada día con nuestras actitudes,
nuestra disponibilidad, nuestra capacidad de escucha y con la acogida de
21
Ibidem 22
Escritos espirituales, 1889, 3º meditación: Nacimiento de Cristo. 23
Julia Violero rp, 2012, «Aún no estoy en disposición de hacer historia» La
espiritualidad de Alberta Giménez Adrover: Integrar la propia vida experimentando al Dios Providencia, Versos al niño Jesús recién nacido Pág. 158 24
CPM, Pensamientos Espirituales, 1984, Nº 371 25
Cfr. CPM, Pensamientos Espirituales, 1984, Nº 15
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
22
aquellos que hoy “no tienen sitio”. Ahí, en los pequeños, los desterrados,
los frágiles, los inmigrantes, los “sin techo”, los más desfavorecidos, los
jóvenes que se sienten “extraños” en el mundo, que no han encontrado su
“sitio” en ninguna parte… ahí nos espera Dios nuevamente encarnado.
Cuando Dios niño nace en Belén, los Magos de Oriente le buscan sin
cansarse y le dan lo que cada uno puede ofrecer. ¿Y nosotros? ¿Le
buscamos en nuestros hermanos pequeños, más necesitados? A Jesús se
le puede descubrir en el joven que pide a gritos atención, en el niño
conflictivo, en el anciano cascarrabias o despistado, en el hombre que
duerme en las calles, en la mujer que hace negocio con su cuerpo, en
tantas familias que no tienen alimento diario, en los que soportan el frío de
la celda, en los enfermos terminales o en el amigo que no ha tenido un
buen día y está “insufrible”…
Ojala sepamos descubrir que la precariedad es ocasión de solidaridad,
fraternidad, generosidad, es posibilidad de amor y como los Magos
ofrezcamos, en actitud de reverencia ante lo sagrado del sufrimiento del
otro, lo mejor de cada uno.
Oramos
Señor Jesús queremos estar preparados para tu llegada, por eso te
pedimos que la vida de Madre Alberta, tan anclada en lo cotidiano, nos
ayude a encarnar nuestra experiencia de Dios, a vivir “con el corazón en el
cielo y los pies en la tierra”.
María, mujer llena de Gracia, llena de Dios, GRACIAS por aceptar ser la
Madre de Dios y Madre nuestra. En tu Sí apoyamos el nuestro.
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
23
4º Misterio gozoso: La presentación de Jesús en el Templo
“Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos según la Ley de
Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está
escrito en la Ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al
Señor» y para ofrecer en sacrificio «un par de tórtolas o dos pichones»,
conforme a lo que se dice en la Ley del Señor.
Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre
era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en Él el
Espíritu Santo.
Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de
haber visto al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu, vino al Templo; y
cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley
prescribía sobre él, le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora,
Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque
han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los
pueblos, luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel.»
Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él. Simeón les
bendijo y dijo a María, su madre: «Este está puesto para caída y elevación de
muchos en Israel, y para ser señal de contradicción - ¡y a ti misma una espada
te atravesará el alma! - a fin de que queden al descubierto las intenciones de
muchos corazones.»
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de
edad avanzada; después de casarse había vivido siete años con su marido, y
permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro años; no se apartaba del
Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones. Como se
presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba del niño a todos
los que esperaban la redención de Jerusalén”. (Lc 2, 22-38)
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
24
La luz de la Palabra sobre el Misterio
En este misterio contemplamos la purificación de María y la presentación
de Jesús en el Templo. La familia de Nazaret viaja a Jerusalén para cumplir
lo que la ley prescribía. Toda la vida de Jesús es una constante kénosis
(abajamiento), por ello podemos intuir que, esto que parece un simple
cumplimiento de la ley, es un indicio de lo que será una actitud
permanente durante toda su vida terrena. Es todo un Dios vaciándose de sí
y sometiéndose, en libertad, a las leyes humanas por puro amor a la obra
Redentora del Padre.
Muchos no reconocen al Salvador. Justamente los hombres religiosos, los
sabios y entendidos, los sacerdotes, los levitas con sus turnos de servicio
en el Templo, los numerosos peregrinos y devotos de aquel tiempo,
deseosos de encontrarse con el Dios Santo de Israel, no son capaces de
captar los signos de la nueva y particular presencia del Mesías. Los más
sencillos son los que nos dan el ejemplo, como estos dos ancianos, Simeón
y Ana. Ellos sí son capaces de ver aquel signo y aquella novedad porque
dejan espacio al Espíritu, esperando ser guiados hacia lo que Dios les había
prometido: “la consolación de Israel”26
. Así, conducidos por el Espíritu,
encuentran en el Templo a ese Niño: al Cristo. Ambos ancianos
contemplan la verdad y la luz de Dios, que viene “para iluminar a las
gentes…”27
Tal encuentro y mirada profética hace que se inicie el Nuevo Testamento y
el Antiguo sea cumplido con la alegría de la llegada del Redentor, porque
“la verdadera profecía nace de Dios, de la amistad con él, de la escucha
atenta de su Palabra en las diversas circunstancias de la historia”28
.
26
Cf. Lc 2, 25 27
Cf. Lc 2, 32 28
VC 84
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
25
La luz del Misterio sobre Madre Alberta
A Alberta Giménez se le acercaron colaboradores de la Iglesia y de la
sociedad de su tiempo para pedirle que hiciera un bien a la sociedad en la
Isla de Mallorca: educar a la mujer. No es ella quien lo pidió, pero durante
toda su vida aprendió a responder a los acontecimientos, intuyendo en
ellos la voluntad de Dios. Esta petición del Obispo y el Alcalde no fue la
excepción. Alberta, movida por el Espíritu, acepta llevar la dirección de la
obra que se le pedía, y con su Sí entregó toda su vida a Dios en la Pureza.
Ella renuncia a todo para alcanzar el TODO, sabiendo que Dios la cuidaba
y le pedía su vida para grandes cosas: “En vuestras manos me pongo, Dios
mío; disponed de mí y de todas mis cosas. Concededme, sí, vuestra gracia.”29
.
No hay que perder de vista que esta acción de entrega y donación total la
hizo desde un estado de viudez y con un hijo, Alberto, de 3 años. Su
entrega no era una cosa fácil, supuso hacer la oblación de su vida al Padre:
“Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí”30
.
Más adelante, llevada por la voz del Espíritu, se consagró a Dios, asociando
su entrega a la entrega de Jesús al Padre, por el Reino. Y con este ejemplo
de ofrecimiento a Dios, podemos percibir que Alberta sólo quería vivir para
el cielo. Y como en la lógica del Reino todo es al contrario de lo que la
sociedad nos propone, Alberta para crecer se abaja, como Jesús, y vive
desde “abajo” sus relaciones, nunca se impone sino que “con humildad y
respeto trataba a las hermanas”31
.
El Misterio, luz para nuestra vida
Sabemos que una de las debilidades de nuestro tiempo es que se vive el
cristianismo separando la fe y la vida cotidiana, viviendo una vida de
espaldas a Dios o una fe “privada”, encerrada en las Iglesias. ¿Vivimos así
29
29
CPM, Pensamientos Espirituales,1984, nº 193 30
Ga 2, 20 31
Testimonio de Julia Vidal. SCPCS, Summarium Documentorum, 1979,p. 535.
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
26
nuestra fe, sin que tenga ninguna repercusión en nuestra vida social? Si
queremos cimentar nuestra vida sobre el amor de Dios, la fe no puede ser
algo accesorio, sería absurdo pensar que puede haber sólo “una parte de
mí” que es cristiana y que el resto no.
Es por ello que el cristiano debe vivir su fe en el mundo actual de manera
integral: pensando como cristiano, sintiendo como cristiano y actuando
como cristiano. Esto no es una cosa “rara” o postiza, sino una vida
integrada, una fe encarnada. Precisamente el misterio de la Presentación
del Señor nos habla de ofrecer nuestra vida de cada día, lo único que
tenemos, a Dios.
Al contemplar este misterio a la luz de la vida de Alberta podemos percibir
que sí se puede vivir la entrega a Dios en el día a día, en lo cotidiano: en la
familia, en el trabajo, con los amigos… En cada cosa que hagamos vivir
respondiendo a las pequeñas y constantes llamadas de Dios. Quizás sea
sólo ofrecer una sonrisa, un saludo amable, una mano amiga, ofrecer
nuestro perdón, nuestra generosidad, nuestro tiempo, una palabra de
consuelo o simplemente nuestra compañía silenciosa...
Oramos
Señor que, como Madre Alberta, sepamos escuchar el susurro del Espíritu
que nos conduce hacia la donación de nuestra existencia para bien de
nuestros hermanos.
María, Tú que te muestras siempre disponible a los designios de Dios,
enséñanos a entregar cada día, entre una ocupación y otra, nuestra vida,
nuestros pensamientos, todo nuestro ser.
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
27
5º Misterio gozoso: El niño Jesús perdido y hallado en el
Templo
“Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de Pascua. Cuando
cumplió los doce años, subieron como de costumbre a la fiesta. Pasados
aquellos días, ellos regresaron, pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin
que sus padres lo advirtieran. Creyendo que estarías en la caravana y tras
hacer un día de camino, lo buscaron entre los parientes y conocidos. Pero, al
no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca.
Al cabo de tres días, lo encontraron en el templo sentado en medio de los
maestros, escuchándoles y haciéndoles preguntas. Todos cuantos le oían
estaban estupefactos, por su inteligencia y sus respuestas. Cuando le vieron,
quedaron sorprendidos; su madre le dijo: «Hijo, ¿Por qué nos has hecho esto?
Tu Padre y yo te hemos andado buscando, llenos de angustia», él les dijo:« y
¿Por qué me buscáis? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?»
Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio.
Jesús volvió con ellos a Nazaret y vivió sujeto a ellos. Su Madre conservaba
cuidadosamente todas las cosas en su corazón. Jesús crecía en sabiduría, en
estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres”. (Lc 2, 41-52)
La luz de la Palabra sobre el Misterio
¡Cuánto sufrimiento hasta encontrarlo! Es fácil imaginar la preocupación,
angustia e inquietud de María y José cuando se dieron cuenta que Jesús no
había regresado con ellos. Al no encontrarlo inmediatamente volvieron a
buscarlo. La sorpresa de sus padres fue encontrarlo en el Templo, sentado
junto a los maestros que lo escuchaban y le hacían preguntas. Esta escena
representa a Jesús como niño pero con la sabiduría de los adultos. Este
estar con los maestros sólo demostraba una cosa: que reconocían en Jesús
una sabiduría y una inteligencia que los dejaba asombrados y por eso lo
dejaban estar allí, con ellos.
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
28
En la tradición bíblica el hombre o la mujer no posee sabiduría por sí
mismo, en su autonomía de criatura, sino que la recibe al conformarse con
la voluntad divina. Por esto, cuando sus padres le preguntaron a Jesús
donde había estado, Él simplemente responde: “¿Por qué me buscáis? ¿No
sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?”, con su respuesta parece
que deja de lado la angustia de sus padres para que puedan comprender
que ante todo debe actuar obedeciendo a esa llamada que le impulsa a
salir de sí mismo, a buscar y cumplir la voluntad del Padre.
Jesús, desde niño, demuestra la relación filial con Dios, su verdadero
Padre. Y aunque sus padres no comprenden su respuesta, Jesús vuelve con
ellos porque sabía que ese era momento de estar con sus padres y desde
ahí sigue creciendo en sabiduría, estatura y en gracia.
La luz del Misterio sobre Madre Alberta
De la infancia de Alberta conocemos que sus padres cuidaron de su
formación intelectual, moral y sobre todo de su educación cristiana,
educación de la cual brotará la intimidad y el cariño por Jesús, la necesidad
de oración y el cuidado en las cosas de Él. Poco a poco iría cultivando esta
fe transmitida por sus padres.
En ella, desde pequeña, se fue tejiendo una relación con Jesús que se
traduciría más tarde en una escucha de la cual brotarían deseos de
responder a lo que Dios le pidiera: “No quiero ni aspiro sino a que se cumpla
en todo la voluntad de Dios”32
. Al igual que Jesús, Madre Alberta cuidaba
mucho su relación con Dios, tanto que “siendo niña, madrugaba mucho
para ir a misa, que a veces encontraba las iglesias cerradas”33
.
Madre Alberta creció en obediencia, sobre todo a sus padres porque para
ella lo importante era lo que ellos dispusieran y por eso se dejaba hacer,
32
CPM, Pensamientos Espirituales,1984, nº 194 //Cartas nº 263 33 JUAN, M., Una insigne balear, 1986, Tomo I, p.169
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
29
modelar, escuchando y acogiendo lo que sus padres le transmitían y
aprovechando todo lo que recibía para luego ponerlo al servicio de los
demás: “Encaminaba las excepcionales dotes de talento y laboriosidad que
ya en su adolescencia la distinguían”34
. Así sería su vida, una vida que se
transformó, una vida que deseaba cumplir en todo la voluntad de Dios:
“Recibámoslo todo como venido de su divina mano, y como monedita que nos
regala para la hucha de nuestro tesoro”35
.
Es esa sensibilidad espiritual adquirida desde niña la que irá centrando su
corazón en las cosas del Señor y, desde entonces, todo su vivir estaría
marcado por una fiel y filial adhesión al Padre.
El Misterio, luz para nuestra vida
En nuestro camino es fácil descentrarnos, nos abruman las muchas cosas
que hemos de hacer, las tareas que cumplir, y podemos descuidar nuestra
relación con Jesús y no escuchar aquello que nos pide que hagamos.
Para poder gozar de un “reencuentro” quizás bastaría con preguntarnos:
¿Estamos realmente buscándole? ¿Dónde le buscamos? Lo cierto es que
Dios está más dentro de nosotros de lo que nos imaginamos. Dios, el que
sólo puede llenar y satisfacer nuestro corazón.
Para entrar en el corazón de Dios basta con salir de nuestro propio yo,
discernir y revisar qué es lo que me mueve por dentro, qué es lo que motiva
mis días, a quién quiero dedicar mi tiempo, mi trabajo, mi entrega.
Podríamos preguntarnos, ¿Qué lugar están ocupando las cosas del Señor
en mi vida? ¿Cómo estoy dejando que el Señor hable a mi vida? ¿Qué
importancia le doy al crecimiento interior?
34 JUAN, M., Una insigne balear, 1986, Tomo I, p.173 35 CPM, Pensamientos Espirituales, 1984, nº 147 // Cartas nº 338
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
30
Oramos
Señor, haz que de la mano de Madre Alberta te busquemos siempre en
cada acontecimiento de nuestra vida, que no nos contentemos con verte
de lejos, que nuestras ansias de llegar a Ti sean el motor de nuestra
existencia.
Que como tu Madre, Señor, salgamos de nosotros mismos para poder
iniciar ese camino hacia el centro de tu corazón.
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
31
MISTERIOS LUMINOSOS
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
33
Adentrémonos con María y apreciemos la luz que desprenden instantes
claves en la vida de su Hijo: momentos de especial unción, situaciones en
las que el Señor se revela, se transfigura y se muestra, anuncia qué
significa seguirle para terminar dando ejemplo, partiéndose y
repartiéndose para siempre entre nosotros. Como la Madre aprendamos a
ser místicos de ojos abiertos en nuestra realidad, leyendo cada
acontecimiento de nuestra vida como una oportunidad para ponernos en
su piel, llevando así a otros su luz, aportando claridad a nuestra historia.
“Pida al Padre de las luces que nos dé acierto en los trascendentales asuntos
que tenemos que resolver”36
36
JUAN, M., Cartas, nº 254, Alberta Giménez, 1915, Rda. Hª Oliver, p. 257
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
35
1º Misterio luminoso: El Bautismo de Jesús en el Jordán
“Y sucedió que por aquellos días vino Jesús desde Nazaret de Galilea y fue
bautizado por Juan en el Jordán. En cuanto salió del agua vio que los cielos se
rasgaban y que el Espíritu, en forma de paloma, bajaba a él. Y se oyó una voz
que venía de los cielos: «Tú eres mi hijo amado, en ti me complazco».” (Mc 1,
9-11)
La luz de la Palabra sobre el Misterio
Rasgando los cielos, acortando la distancia entre Dios y el hombre, el
Espíritu descendió sobre Jesús para romper cualquier silencio y eliminar las
barreras que entre cielo y tierra pudieran existir. Dios Padre tomó la
iniciativa e hizo resonar su voz para proclamar la identidad de la persona
de Jesús como su “Hijo amado”. El Mesías es el Hijo amado sobre quien el
Padre envió su Espíritu.
Y esta revelación tuvo lugar precisamente en el momento de su Bautismo,
momento en el que Jesús se mezcla entre la humanidad, momento en el
que se deja bautizar como todos aquellos a los que Juan estaba llamando a
la conversión o al cambio de vida; no ocurre en un momento de gloria o
exaltación…haciendo patente así que, esta humanidad pobre y necesitada
en la que Jesús se ha encarnado y que ha asumido como propia, cuenta con
la acción salvadora de Dios a través de su Hijo amado en quien se
complace.
Jesús humilde, en la fila de los pecadores, siente el peso de la humanidad
apartada de Dios que ha jugado con su amor. Nunca se sintió Dios más
cerca de los hombres, “más mojado” por este mundo. Jesús se siente
humanidad de ayer, de hoy y de siempre. Se encarna de manera completa
para sumergir esa humanidad, ahogarla en las aguas, para que con Él sea
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
36
capaz de ponerse de nuevo en pie, ser rescatada, liberada y vivir en la
plenitud del amor que Jesús ha venido a ofrecer al mundo. Jesús con su
Bautismo inaugura el Reino de Dios y asume la conversión del corazón del
hombre.
La luz del Misterio sobre Madre Alberta
Es conocido cuánto veneraba la Madre el día de su Bautismo. Muchos
testimonios nos dicen que celebraba este día como el de su cumpleaños en
lugar del día de su nacimiento. Ella misma dirá: “Nací para el cielo y a él
dirigiré todas mis aspiraciones”37
, indicando cómo desde su nacimiento ella
tenía su mirada puesta en la eternidad.
En la Madre siempre se acortó la distancia entre el cielo y la tierra.
También para ella, como para el Señor, el cielo se rasgó. Vivió para el
cielo, sí, pero vivió totalmente encarnada en su realidad terrena: “Después
de darme el derecho al cielo con la gracia del Bautismo, me habéis concedido
innumerables beneficios”38
y así, en las circunstancias de su vida, se iba
uniendo el dolor con el amor de Dios para con su hija: “Dios me crió para
que le sirviera y le amase en esta vida y gozarle después en el cielo. Éste es mi
único fin y mi único negocio. El artífice tiene derecho sobre sus obras, por lo
mismo, siendo yo hechura de Dios puede disponer de mí”39
.
. Cada adversidad, cada muerte de un ser querido, cada pérdida era para
Alberta una mezcla de dolor humano y de aceptación, de unción y
evidencia de que el Señor la había consagrado para otro fin. En las
circunstancias más dolorosas, donde la muerte sepultaba con ella parte de
su corazón, Dios le susurraba su nueva misión, le manifestaba su ser “hija
amada” y la llamaba a vivir en adhesión plena al Evangelio, a la Iglesia,
37
CMP, Pensamientos Espirituales, 1984, nº1 38 Escritos espirituales, 1881 39
Escritos espirituales, 1889
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
37
derramando en su corazón el Espíritu que le dará la fuerza para llevar a
cabo la misión que el Señor le encomendaba.
Como Jesús, que eligió el camino de la humildad como el único válido para
acercarse al hombre, colocándose en la fila de los pecadores, así Madre
Alberta destacó por su humildad y sencillez. Una actitud que intentó
practicar siempre: “La humildad. Mucho vale y muy hermosa es esta virtud.
El Hijo de Dios la practicó toda su vida y dijo que la aprendiéramos de Él”40
.
El Misterio, luz para nuestra vida
En nuestra vida suceden multitud de acontecimientos y de circunstancias
que interpretamos simplemente desde una mirada tangible, material,
terrenal. Y nos cuesta ver cómo el Señor utiliza esas situaciones para
ungirnos, identificarnos e irnos consagrando para un fin mayor. En la vida
de toda persona llega un momento en que el cielo y la tierra
inevitablemente se unen, es humano sentir dolor, pero no podemos
olvidar, ni siquiera en los momentos difíciles, el gozo de sabernos amados
tan especialmente por el Señor, de manera única, de manera
incomparable. Cada uno somos sus “hijos amados”, cada uno
recibimos una unción y con ello podemos encaminar nuestra vida hacia la
vocación, la misión a la que somos llamados y en la que encontraremos esa
plenitud.
Desde el Bautismo de cada uno, Dios nos hace partícipe de una vida que
excede la vida de este mundo, que la sobrepasa. Nacemos a una vida
nueva, una vida de amor infinito a la que podemos acceder por el torrente
de amor que Jesús demostró con su vida y muerte en la cruz y que nos
salva de la esclavitud a la que nos reduce nuestra fragilidad y pequeñez.
¿Somos conscientes de en qué situaciones concretas de la vida el Señor
nos ha ido ungiendo, escogiendo, destinando a una vida más plena en Él?
40
CMP, Pensamientos Espirituales, 1984, nº251
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
38
¿Sentimos de verdad ese gozo de ser amados por Dios mismo, que nos ha
querido salvar en la persona de Jesús? En las circunstancias duras y
dolorosas de la vida, ¿nos desesperamos sin consuelo o somos capaces de,
poco a poco, ir viendo más allá con la mirada en la eternidad? ¿Valoramos
el haber recibido el Bautismo como sacramento que nos dio parte y acceso
a esa vida de totalidad?
Jesús inició su camino desde la humildad, colocándose como uno de
tantos. ¿Somos capaces de asumir e identificarnos con este rasgo de
Cristo? Es difícil practicar la humildad, más aún sin pretenderlo, es difícil no
buscar la aprobación de los demás, hacer las cosas sólo por amor, sin
esperar recompensas, sin levantar polvaredas, sin buscar aprobaciones y
reconocimientos. Pero Jesús es claro en su mensaje, las actitudes para
hacer en este mundo visible el Reino de Dios nos invitan a ser mansos y
humildes de corazón. Él, siendo Dios, murió humildemente en la cruz, nos
dio ejemplo con su palabra y con su vida. ¿Estamos dispuestos a ir siendo
cada vez más semejantes a Él cueste lo que cueste?
Oramos
Señor, haznos descubrir que también nos unges, nos eliges, nos amas, que
nos llenas de la sabiduría de tu Espíritu y nos fortaleces para afrontar las
adversidades de la vida.
Haz que, como en Madre Alberta, la luz de nuestro bautismo siga
iluminando nuestra vida y la humildad de tu amor se manifieste en nuestro
rostro para ofrecerlo a nuestros hermanos, tal y como hacía tu Madre, la
Virgen María.
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
39
2º Misterio luminoso: Las bodas de Caná
“Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la
madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y,
como faltaba vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús
su madre: «No tienen vino.» Jesús le responde: « ¿Qué tengo yo contigo,
mujer? Todavía no ha llegado mi hora.» Dice su madre a los sirvientes:
«Haced lo que él os diga.» Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las
purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas cada una. Les dice Jesús:
«Llenad las tinajas de agua.» Y las llenaron hasta arriba. «Sacadlo ahora, les
dice, y llevadlo al maestresala.». Cuando el maestresala probó el agua
convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los sirvientes, los que
habían sacado el agua, sí que lo sabían), llama el maestresala al novio y le
dice: «Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el
inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora.» (Jn 2, 1-10)
La luz de la Palabra sobre el Misterio
El primer milagro de Jesús fue realizado en contexto de fiesta, “se
celebraban unas bodas en Caná de Galilea, y estaba allí Jesús y su madre”41
,
y sucedió que empezó a faltar el vino. Un detalle muy significativo a tener
presente es que, la primera en caer en la cuenta de la escasez del vino en
aquella fiesta fue María. Este relato nos la presenta como una mujer que
lleva tan dentro su propia experiencia y necesidad de Dios que es capaz de
caer en la cuenta de las necesidades de los demás, y además de ello, se
implica, busca solución al problema y sabe a quién acudir.
María es una mujer con sed del mejor vino pero a la vez es capaz de
reconocer sus límites, se sabe “vasija de barro”42
y no teme, ni duda en
poner su confianza en Dios, ese es el mayor secreto de su pobreza, volver
41
Cf. Jn 2, 1-2. 42
Cf. 2 Cor 4, 7
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
40
a decir “Hágase” pero “como Él os diga”. María vive confiada en la
Providencia, es decir, sabe que su único proveedor es Dios.
Jesús, al ser Dios, puede crear de la nada, pero pide colaboración a los
hombres. Los novios ponen lo que tienen, el agua, Él hará el resto. Jesús
nos invita a colaborar en su obra. En este milagro Él transforma la
sustancia y la esencia del agua, la convierte en algo distinto de lo que era.
Él es capaz de convertir lo escabroso en llano, la tiniebla en luz43
, el agua
en vino, y en el saber abandonarnos en sus manos, encontramos el gran
milagro del seguimiento.
La luz del Misterio sobre Madre Alberta
Esta fue la forma en que la Trinidad toca a la puerta de Madre Alberta para
encargarle una nueva misión. De las tinieblas sacar luz, de lo escabroso y
decadente de un colegio generar vida. La Madre fue capaz de fiarse y decir:
“Haré lo que Él me diga”.
Alberta tenía una mirada esperanzadora, de la simple agua su mirada se
adelantaba a ver el mejor vino que Dios le iba a regalar:”Confiemos en Dios,
que nos dará lo que nos convenga”44
. Vivía confiada, abandonada en Dios:
“Acatemos dóciles y humildes Su voluntad soberana”45
, y a su vez sabía que
toda gran obra de Dios requiere la disponibilidad del hombre: “¿Qué querrá
Dios? Manifiéstenos su voluntad y envíenos medios para ello”46
.
Signo vivo y visible son las obras que ella emprende, el Proyecto de la
Normal de Maestras, el ver nacer una Congregación contando con unas
cuantas ancianas y poco más, pero de forma aún más palpable que esto se
esboza la figura del “Real Colegio de la Pureza”, boda que se quedó sin
43
Cf. Is 42, 16 44
JUAN, M., Cartas, nº 300, Alberta Giménez, 1913, Rda. Mª Janer, p. 294 45
CPM, Pensamientos Espirituales, 1984, nº 186// Cartas nº 288 46
JUAN, M., Cartas, nº 355, Alberta Giménez, 1915, Rda. Mª Janer, p. 358-359
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
41
vino antes de tiempo, pero el llanto de la viuda de Civera sería el agua de la
que Dios se serviría para que la alegría de educar a la mujer continuara
viva. En voz del Obispo, Dios le reserva el mejor vino, la alegría de estar
con Él y en Él para los demás: “Pureza de María”.
En todas sus empresas Madre Alberta invitó a Jesús y a su Madre a formar
parte en ellas, recomendaba de forma amorosa a las hermanas a esperar
“… de Él y de su Purísima Madre todo”47
.
Como la Virgen, de la contemplación de las actitudes de Jesús, a Madre
Alberta le brota el don de caer en la cuenta de las necesidades de los
demás y cuidar de ellas. La capacidad de acogida y donación, el “no
pensemos en nosotras”48
fue el secreto de su entrega pro-existente.
El Misterio, luz para nuestra vida
¿Quién no ha asistido a una boda y la ha celebrado entre cantos y bailes? El
misterio de las bodas de Caná en Madre Alberta nos hace la invitación a
que nuestra alegría dependa de Dios y esté en referencia a Él. Es esta
alegría y confianza en que Dios es el proveedor de mi vino, lo que me
sacará de mí mismo y me empujará a implicarme más de cerca cuando a
otros falte el buen vino. “Con Jesucristo nace y renace la alegría”49
, dice el
Papa Francisco, pero para que esa alegría sea plena ha de ser compartida,
sabiendo que el centro de mi caridad deben de ser los otros, y “ese amor
contemplativo, nos permite servir al otro no por necesidad o por vanidad, sino
porque él es bello”50
ante Dios.
47
JUAN, M., Cartas, nº 175, Alberta Giménez, 1905, Dª Amalia Salvador, p. 190 48
JUAN, M., Cartas, nº 83, Alberta Giménez, 1900, Rda. Mª Janer, p. 85-86 49
Cf. Papa Francisco , Evangelii Gaudium, nº1. 50
Cf. Papa Francisco, Evangelii Gaudium, nº199.
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
42
Vivir confiados en Dios no es tener dibujada siempre una sonrisa sino vivir
en actitud de alegría porque nuestro corazón se sabe confiado en las
manos de Dios.
Podríamos preguntarnos: ¿Es mi alegría producto del encuentro con
Jesús?, ¿soy motivo de alegría para el mundo que me rodea?, ¿soy capaz
de reconocer que cuando falta el vino en mi vida sólo Jesús me lo puede
dar o centro solo mi alegría en las cosas superfluas?
No existe persona que todos los días, todas las horas, esté contenta, pero
si existen las personas que dejan que Dios, en su Providencia, dibuje su
sonrisa en el corazón. Ese era el secreto de María, de Madre Alberta, y
puede ser el tuyo…
Oramos
Señor, que cuando escasee el vino en nuestra vida, nuestra oración suba
confiada a Ti.
Virgen María, regala tu mirada a cuantos les falte el vino, confía esta
ausencia a las manos de tu Hijo.
Madre Alberta, tú que con tu ejemplo de vida nos enseñaste a “esperarlo
todo de Jesucristo y de su Santísima Madre” intercede por nosotros para que
siempre sintamos sed del mejor vino.
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
43
3º Misterio luminoso: El anuncio del Reino de Dios,
invitando a la conversión
“El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo que,
al encontrarlo un hombre vuelve a esconderlo y por la alegría que le da, va,
vende todo lo que tiene y compra el campo aquel. También es semejante el
Reino de los Cielos a un mercader que anda buscando perlas finas, y que, al
encontrar una perla de gran valor, va, vende todo lo que tiene y la compra.” (Mt 13, 44-45)
La luz de la Palabra sobre el Misterio
Al encontrar algo tan preciado el jornalero y el mercader deciden que ese
tesoro o esa perla es lo que más les importa en la vida, adquiere para ellos
el máximo valor. Son capaces de reconocer la grandeza de ese tesoro
porque lo miran desde lo profundo, sin distracciones ni condiciones,
fijándose en la esencia de aquello que han descubierto.
Y sienten una fuerza interior que les invita a cambiar radicalmente, a
desprenderse de lo que son y a vender todo lo que tienen, a olvidar lo
menos importante que “llenaba” sus vidas para conseguir aquel tesoro. Se
centran en lo verdaderamente importante; uno y otro “se juegan la vida”,
ponen en venta sus seguridades y riquezas.
Y es que quien descubre el Reino, “relativiza todo”, el Reino llega a valer
para él más que todo y es capaz de convertirse, de cambiar su corazón para
poder llegar a obtener ese todo. El corazón de los hombres está hecho por
Dios y cada persona en su corazón lleva grabado el sello de su pertenencia
al mismo Dios. Como dirá San Agustín: “Nos creaste para ti y nuestro
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
44
corazón andará siempre inquieto mientras no descanse en ti”
51. Por eso
nuestro corazón es invitado a la conversión, a volver a Dios de quien
procedemos.
Jesús en su vida nos habló de corazón a corazón anunciándonos el Reino
de Dios y nos invitó a una conversión que nos hace ir conformando nuestro
corazón con el suyo. Esta llamada aunque es personal nos la hace a todos
sin excepción. Él nos trae su Reino, pero para ser capaces de recibirlo en su
dimensión más profunda, en su totalidad, nuestro corazón debe parecerse
y estar cerca del suyo.
La luz del Misterio sobre Madre Alberta
La vida le fue “susurrando” a Madre Alberta, a través de los
acontecimientos vividos, que no hay nada cierto ni absoluto excepto Dios:
su fin último. Todo lo demás, personas, propiedades, sentimientos…
terminaban siendo efímeros y en cierta manera fugaces: “Cuanto existe fue
creado por Dios para ayudar al hombre a conseguir su fin. Ya no veré desde
hoy, en las criaturas sino medios que me lleven a Dios y la apreciaré más
cuanto más a Él me acerquen” 52
.
Darse cuenta de esta realidad hizo a Alberta “renunciar” al mundo en el
sentido de no poner su mirada y su apego en los bienes de la tierra, sino
desear el tesoro escondido, anhelar el Reino: “Nada, nada quiero para el
mundo; todo, todo para Dios”53
. Alberta hizo así realidad la primacía de
Dios en su vida y constantemente, en su oración y Ejercicios Espirituales se
revisa esta cuestión: “¿He considerado a Jesucristo como mi Capitán, como a
mi Jefe?” 54
51
San Agustín, Las Confesiones, San Pablo 2007, pág. 71 52
CMP, Pensamientos Espirituales, 1984, nº4 53
CMP, Pensamientos Espirituales, 1984, nº15 54
Escritos espirituales, 1881
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
45
Su tesoro, su Señor y el Reino ocupaban para ella el primer lugar en su lista
de prioridades, por eso entregó su vida a Dios, en la misión a la que Él la
había llamado poniendo en práctica cada día, en su cotidianeidad las
actitudes del Reino anunciado por Jesús: la humildad, la mansedumbre, la
confianza en Dios, la bondad, la sencillez… En definitiva haciendo vida su
gran humanidad con la alegría de haber encontrado y haber apostado por
el tesoro que daba sentido a todo.
El Misterio, luz para nuestra vida
A veces no es fácil vivir con la libertad que “exige” el Reino y nos atamos a
seguridades humanas que, aunque buenas, nos impiden la apuesta radical
por Jesús y por su Reino. ¿Cuáles son nuestras ataduras? ¿En qué ponemos
nuestra seguridad?
Vivir los valores del Reino no es sencillo, hace falta mucha intimidad con el
Señor, mucha oración, mucho dejarse moldear y tallar por Él y para esto
hay que predisponer nuestra persona y nuestro corazón para el cambio de
mentalidad y la conversión del corazón. En ocasiones nos excusamos
porque nos resistimos a cambiar y a acoger la novedad que la vida plena en
Jesús nos aporta. ¿Cuáles son nuestras excusas?
La decisión de apostar por el Reino sin reservas ni condiciones es una
decisión cargada de gozo, alegría, emoción e ilusión por el tesoro
descubierto. Lo que “se vende” no es necesariamente malo, pero la
ganancia es mucho más grande ¿Vivimos nosotros desde la alegría que
provoca haber encontrado el tesoro del Reino o vivimos atados a las
renuncias y a otros tesoros que encadenan nuestro día a día?
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
46
El Reino llama a esa conversión, ésta implica un camino diario de cambio,
implica adquirir unos compromisos, pero en el inicio implica identificar esa
llamada a la conversión, que se traduce en una llamada a la solidaridad a
perdonar, a ser personas alegres, a confiar e intimar con el Señor, a mirar
al Padre para ser auténticos… ¿Nos damos por aludidos ante esta llamada
o pensamos que ya lo tenemos todo y que no necesitamos de esa
conversión?
Oramos
Señor danos luz para descubrir ese tesoro, esa perla que Tú nos ofreces
que da sentido a nuestra existencia, que fijándonos en Madre Alberta
pongamos nuestras esperanzas, nuestras seguridades, nuestros anhelos
en Ti y no en todas aquellas cosas que pasan y terminan.
Virgen María, Tú supiste quedarte con el mejor de los tesoros, intercede
por nosotros cuando no sepamos descubrir que no hay mayor regalo en
nuestra vida que tu Hijo.
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
47
4º Misterio luminoso: La Transfiguración de Jesús
“Seis días después, Jesús tomó con El a Pedro, a Santiago y a Juan su
hermano, y los llevó aparte a un monte alto. Delante de ellos se transfiguró; y
Su rostro resplandeció como el sol y Sus vestiduras se volvieron blancas como
la luz. En esto, se les aparecieron Moisés y Elías hablando con El. Entonces
Pedro dijo a Jesús: “Señor, bueno es que estemos aquí; si quieres, haré aquí
tres enramadas, una para Ti, otra para Moisés y otra para Elías.” Mientras
estaba aún hablando, una nube luminosa los cubrió; y una voz salió de la
nube, diciendo: “Este es Mi Hijo amado en quien me complazco; escuchadle.”
Cuando los discípulos oyeron esto, cayeron sobre sus rostros y tuvieron gran
temor. Entonces Jesús se les acercó, y tocándolos, dijo: “Levantaos y no
temáis.” Y cuando alzaron sus ojos no vieron a nadie, sino a Jesús solo”. (Mt
17, 1-8)
La luz de la Palabra sobre el Misterio
La transfiguración de Jesús está íntimamente ligada al camino de la cruz,
es una palabra de ánimo para sobrellevar lo que se avecina. El centro de
este relato evangélico es la revelación de Jesús como la única voz de Dios
que debemos escuchar. Pero en medio de la noche esta voz a veces
atemoriza y llena de turbación, como le sucedió a Pedro, Santiago y Juan.
No es la presencia de Moisés y Elías las que desvelan a Jesús como Mesías,
sino el testimonio del Padre: “Este es mi Hijo amado, escuchadle”55
.
Después de este rayito de luz el velo vuelve a correrse y la peregrinación
continúa. El camino se oscurece de nuevo pero queda iluminado por el
imperativo de la escucha, pues verdadero discípulo es aquel que sabe
escuchar al Maestro, aun cuando sus palabras suenan al sufrimiento de la
cruz. La transfiguración, más que fuerza para Jesús, era mensaje de fuerza
55
Mt 17, 5.
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
48
para los discípulos, es a ellos que la nube cubre con su sombra, como en el
Éxodo la nube cubría de la presencia de Dios al pueblo itinerante por el
desierto56
.
¡Hagamos tres tiendas! sugiere Pedro, queriendo con ello retener la gloria
del Mesías, ignorando el sufrimiento que se aproxima. Pero Jesús
reacciona igual que con la Magdalena: “No me retengas”57
. Ver el cielo
abierto es disponer el corazón a la voluntad de Dios.
La luz del Misterio sobre Madre Alberta
Madre Alberta sintió también cómo el Señor transformaba, transfiguraba
todo cuanto en su vida sucedía, lo transformaba y le daba el verdadero
sentido, el sentido desde la conciencia de eternidad. Después de todas las
pérdidas que podían enturbiar su corazón, supo acoger el consuelo del
Señor y trascender, no quedarse en las limitaciones de la mente humana,
mirar más allá, encontrar el sentido en Dios.
En los momentos cercanos a cualquier cruz, en los constantes problemas
que acusaban con el cierre de la Normal de Maestras, el trato poco amable
del visitador y demás momentos intensos en su vida, la Madre supo
escuchar la voz del Padre: “Este es mi Hijo amado”58
, y no dudó en imitarle
en el camino amoroso de aceptación de la cruz. La Madre se fiaba de Dios,
se abandonaba plenamente a su voluntad, llegando a decir: “No quiero
nada más que cumplir la voluntad de Dios en todo y siempre”59
, ante la
adversidad permanecía tranquila pero no indiferente60
.
56
Cf. Ex 40, 35. 57
Cf. Jn 20, 17. 58
Cf Mt 17, 9 59
CPM, Pensamientos Espirituales, 1984, nº 192 60
JUAN, M., Cartas, nº 288, Alberta Giménez, 1912, Dª María Juan Caldenteny, p.
285-286
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
49
“Aunque le absorbían múltiples y serios problemas, vivía no obstante
continuamente en la presencia de Dios”61
. A imitación de Cristo
transfigurado, poco a poco pasó de la luz a la sombra, de ser la Superiora
General de una Congregación que resistía ante toda adversidad y
contagiaba vitalidad y entrega a las hermanas, a desgranar Ave Marías en
la cocina, tras su dimisión. Igual que Jesús, edificó más profundamente la
Congregación cuando la luz del sol dejó de brillar con intensidad y se
vislumbró el ocaso. “Se preparó a morir, orando”62
, y como aquella luz en el
Tabor, la Madre fue apagándose y haciéndose oración.
El legado espiritual de la Madre continua vigente, haciéndonos una
continua invitación: “Ha terminado con una comparación de un monte muy
alto y escabroso en cuya cumbre está Jesucristo con una porción de coronas
de gloria y nos llama diciendo: Venid hijos míos, todos nos disponemos a
subir…”63
aunque el camino sea más escarpado para algunos, todos
estamos llamados a subir con Jesús y dejar que su presencia de Hijo nos
transfigure la mirada.
El Misterio, luz para nuestra vida
Podríamos pensar que transfigurar es que una cosa cambie de manera tal
que no la reconozcamos, pero transfiguración para nuestro mundo de hoy
podría ser cambiar la mirada con que percibimos las cosas. Y precisamente
el carisma - forma de ser y de hacer- de Alberta Giménez nos invita a mirar
con la luz del amor incluso la cruz la cruz más pesada de cualquier noche.
Aceptar subir la montaña entreviendo la cruz de Jerusalén es guardar en el
corazón la revelación de un Dios-Hijo que sufre como nosotros pero que se
fía de la voz del Padre. ¡Qué necesaria es la transfiguración de nuestros
61
SCPCS, Decreto de la canonización de la Sierva de Dios, Cayetana Alberta
Giménez, viuda de Civera, 22/03/1986, AGCP. 62
Positio Summarium, test. I, ad 144, p. 17 63
JUAN, M., Una insigne balear, 1986, Tomo I, p. 688.
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
50
ojos para con nuestro entorno, para no vivir una eterna “cuaresma sin
Pascua”64
”!
Para asumir cualquier carga se necesita la fuerza del amor, y para
perseverar con los ojos fijos en Jesús ante cualquier gloria humana se
necesita un corazón tan pobre que sepa que su única riqueza es Dios.
Me podría preguntar, ¿procuro encontrar atisbos de Dios tanto en lo bueno
como en lo no tan bueno o me afano queriendo retener su gloria, por que
hacer tres tiendas es más cómodo que estar a la intemperie?
Oramos
Señor Jesús, regálanos el don de vivir confiados en las manos del Padre, y
como Madre Alberta, vivir con la mirada puesta en el cielo y los pies en la
tierra, con un corazón dispuesto a no reservarnos gloria alguna para
nosotros mismos, asumiendo el riesgo del sufrimiento adhiriéndolo al
Tuyo, para que nuestro ser y hacer sea transparencia del Reino de Dios
para nuestros hermanos.
Virgen María, enséñanos a sabernos hijos amados del Padre.
64
Cf. Papa Francisco, Evangelii Gaudium, nº6.
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
51
5º Misterio luminoso: Institución de la Eucaristía
“Y mientras estaban comiendo, tomó pan, lo bendijo, lo partió y se los dio y
dijo: «Tomad, este es mi cuerpo.». Tomó luego una copa y, dadas las gracias,
se la dio, y bebieron todos de ella. Y les dijo: « Esta es mi sangre de la Alianza,
que es derramada por muchos. Yo os aseguro que ya no beberé del producto
de la vid hasta el día en que lo beba de nuevo en el Reino de Dios »”.(Mc 14,
22-24)
La luz de la Palabra sobre el Misterio
Jesús tomo pan y lo partió; es así como Él también desgastó su vida
sirviendo a los demás, repartiéndose entre quienes necesitaban su luz, su
verdad. Luego, lo repartió entre los Doce y les dijo: "Tomad, comed. Esto es
mi cuerpo" dejando un signo patente de lo que fue y, por ende, de lo que
debe ser la vida de quien camine tras sus pasos: partir y repartir el pan,
partirse y repartirse entre los hombres. La primera Eucaristía, por tanto, es
un resumen, explicación y perpetuación de toda su vida.
Este momento no quiso ser un simple recuerdo para la historia, sino un
mandato que ponía en pie una comunidad nueva: la de los que sirven
humildemente a los demás y en el Cuerpo y Sangre de Jesús reciben
fuerzas para amar y entregarse hasta la muerte: "Os he dado ejemplo para
que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis,"65
"hacedlo
en memoria mía"66
.
Debemos tener presente que dicha memoria de la que habla Jesús, no es
solamente la memoria de estar reunidos en la Última Cena, sino que esa
Última Cena es de algún modo la síntesis, o por lo menos un lugar donde
concurren muchas cosas, es la enseñanza de Jesús, su cercanía a los más
65
Jn 13, 15. 66
Cf. 1 Cor. 11, 24.
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
52
pobres, su ternura en el trato con muchas personas de las que nos hablan
los Evangelios, su Muerte, su Resurrección, etc. La memoria de la que se
habla en este “haced esto en memoria mía” que es lo que hacemos en cada
Eucaristía no significa sólo repetir el gesto (Jesús no dice “decir estas
palabras”), significa hacer lo que Él hizo, lo que el gesto eucarístico
significa (mi cuerpo que se entrega, mi sangre que se derrama).
La luz del Misterio sobre Madre Alberta
Madre Alberta siente la Eucaristía como un manantial de virtudes ya que
de ella recibió la fe, la esperanza, el amor y la fuerza necesaria para vivir en
fidelidad al Señor. Vivía con un deseo ferviente hacia la Eucaristía, y se
preocupaba por el cuidado de la preparación de las mismas, estimulando a
sus alumnas en la vivencia profunda de este misterio.
Alberta, como Jesús, vivió su vida totalmente entregada a los demás,
partió y repartió su tiempo, sus conocimientos, su pobreza, su humildad,
sus tareas diarias, todo lo que tenía y lo que era siempre iba destinado para
el bien del otro.
Alberta también tuvo un momento destacable en el que lo entregó todo y
seguidamente dejó un legado que se debe continuar, y es sin duda alguna
el momento de su dimisión. Con humildad admitió sentirse frágil y advirtió
no decir ninguna palabra sobre su persona, ni de sus disposiciones o
talentos.
En su vida lo había entregado todo, todo se había cumplido: logró darle
vida a una escuela en total decadencia, abrió una Normal de maestras, y
sin ni siquiera imaginarlo fundó una Congregación. Y aun habiendo
logrado tanto dijo: “No confundiré la humildad con el desaliento y
abatimiento, por esto cuando los superiores me manden algo para lo cual no
encuentro en mí fuerza, me allanaré con alegría y tranquilidad a lo que
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
53
dispongan”
67. Con este pensamiento y deseo Alberta entregó incluso su
fragilidad.
Continuó su entrega también en la misión cuando dijo: “Los esfuerzos de
las hermanas se dirigirán a formar en sus almas convicciones y
sentimientos”68
. Y es entonces cuando se abrió un camino que debe ser
continuado por otras, pero sin dejar de lado sus enseñanzas, su forma de
vivir, su amor por Jesús, etc. Madre Alberta también nos deja un: “Haced
esto en memoria mía”, ella tampoco dice en ningún momento que
digamos exactamente lo que ella dijo pero sí estamos llamadas a vivir
como ella vivió.
El Misterio, luz para nuestra vida
Dar pan es dar vida. Dar tu pan es dar tu vida, ¿Cómo das tu vida a los
demás?, teniendo presente que el Pan que da vida, el Pan que satisface, el
auténtico Pan del cielo es Cristo mismo.
Jesús es el Pan que nos da Dios para tener vida eterna porque el que vino a
nosotros como signo de Salvación quiso hacerse pan para acompañarnos
en el camino, quiso ser alimento de vida sobre la mesa de nuestras
necesidades. Por ello no debemos dejar de comer lo que el amor pone
sobre nuestra mesa para vivir.
La invitación para vivir este misterio en nuestra actualidad consiste en
ponerlo a Él en el centro de nuestras vidas, que vayamos a la Eucaristía con
la intención de alimentarnos de Él, de comer Pan verdadero y vivir unidos a
Él. Podríamos preguntarnos: ¿cómo vivimos la celebración de la
Eucaristía?, ¿qué frutos deja en mí?, ¿siento necesidad de acudir a ella?
Debemos tener presente que cada Eucaristía es una oportunidad para
recibir el amor de Jesús, pero también para ofrecerle toda nuestra vida,
67
Escritos Espirituales, 1881. 68
CPM, Pensamiento Espirituales, nº 505.
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
54
asumiendo nuestra misión, estando dispuestos a una total entrega a los
demás, ser capaces de ofrecer nuestro tiempo, nuestras fuerzas, nuestra
paciencia, generosidad, comprensión, así como lo hizo el Señor.
Oramos
Señor te pedimos que no permitas que nos alejemos nunca de TI y que
seas siempre nuestro alimento de cada día. Gracias por ser pan de vida y
de amor que nos sacia y da sentido a nuestros pasos. Que tu Cuerpo y tu
Sangre nos den, así como a Madre Alberta, la fortaleza necesaria para
seguirte cada día.
Virgen María, haznos necesitados de tu Hijo, como Tú misma lo fuiste.
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
55
MISTERIOS DOLOROSOS
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
57
Con el rezo del Rosario vamos abriendo con María pequeños faros hacia la
fe y la esperanza aunque estemos contemplando y viviendo el dolor, la
injusticia, la cruz, la muerte. Oremos como hiciera Madre Alberta, para que
seamos conscientes de que las sombras más alargadas se producen
cuando el sol está más bajo, más cercano. Hay que saber buscarlo por
encima de los obstáculos y sufrimientos para que la penumbra no gobierne
nuestra vida, para permanecer, aún en las tinieblas, esperando el brillo del
sol.
“Sea lo que Dios quiera, estoy tranquila, aunque no indiferente”69
69 CPM, Pensamiento Espirituales, nº 203// Cartas nº 288
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
59
1º Misterio doloroso: La Oración de Jesús en el huerto
“Salió y, como de costumbre, fue al monte de los Olivos, y los discípulos le
siguieron. Llegado al lugar les dijo: «Pedid que no caigas en tentación.»
Y se apartó de ellos como un tiro de piedra, y puesto de rodillas oraba
diciendo: «Padre, si quieres aparte de mí esta copa; pero no se haga mi
voluntad sino la tuya.» Entonces, se le apareció un ángel venido del cielo que
le confortaba. Y sumido en agonía, insistía más en su oración. Su sudor se
hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra. Levantándose de la
oración, vino donde los discípulos y los encontró dormidos por la tristeza: y
les dijo: « ¿Cómo es que estáis dormidos? Levantaos y orad para que no
caigas en tentación.» (Lc 22, 39-46)
La luz de la Palabra sobre el Misterio
Jesús necesitó de un momento de intimidad con el Padre, para ello subió al
monte de los Olivos donde experimentó la necesidad de una fuerza que lo
alimentara. La dificultad no le hizo huir ni escapar, sino que le permitió
entrar aún más en su interioridad, tener un momento de discernimiento, y
a la vez, sentir soledad y desvalimiento. Y aunque no encontró el rostro del
Padre sino el “vacío”, se abandonó totalmente a través de la oración,
momento en el cual el Hijo ofreció a Dios los propios deseos, afirmó en su:
“no se haga mi voluntad sino la tuya” el ofrecimiento de toda su persona,
haciendo suyos los deseos de salvación, y asumiendo voluntariamente el
dar la vida70
.
A través de la aceptación libre de la voluntad de Dios, Jesús nos enseña a
abrazar la voluntad del Padre e identificarnos con su querer. En este hecho
se puede notar cómo la humanidad y la divinidad están integradas en la
persona de Jesús, es decir, Jesús no sólo se revela como un hombre
70
Cf. Noviciado Pureza de María, 30 Meditaciones Ignacianas con Alberta, 2012,
pág. 107
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
60
normal, que padece, que siente miedo, sino también como un verdadero
creyente, ese que sabe que cuando faltan las fuerzas, cuando te sientes
incapaz de llevar a término la propia misión, es necesario dirigirse a Aquel
que todo lo puede; es capaz de abandonarse y dejarlo todo en sus manos
de Padre, escuchar a través de la oración, y finalmente, hacer en todo su
voluntad.
La luz del Misterio sobre Madre Alberta
Alberta Giménez fue una mujer entregada a Dios y esa entrega estuvo
caracterizada por una profunda intimidad con Él hasta el punto de
impregnar todo su ser y su vivir, y no poder decir otra cosa más que: “Para
mí solo importa lo que agrada a Dios”71
. En su vida acontecen dificultades
que le hacen experimentar la soledad, y es en esa soledad donde se
abandona y busca la voluntad de Dios, y donde encuentra paz en su
corazón.
Siendo una mujer de oración reconoce su fragilidad, y la meditación de
este misterio le ayuda a comprender la actitud que desea tomar ante
ciertas dificultades: “Para vencer el sueño o tibieza en la oración, antes de
empezarla, consideraré a Jesús orando en el huerto de Getsemaní, sudando
sangre”72
. Orar para ella no era una obligación, era una necesidad vital.
Alberta amaba a Dios, le había entregado todo su ser y por eso, porque se
sabía suya, nunca trató de recuperar lo que ya no le pertenecía: su vida.
Asomarnos a la vida de Alberta nos permite descubrir que su alimento es
hacer la voluntad del que la ha enviado y llevar a cabo su obra. Entendió
que confiar, abandonarse, acatar los designios de la Providencia, aún sin
comprenderlos, era el único camino después de haber experimentado en
71
CPM, Pensamientos Espirituales, 1984, nº 147// Cartas nº 338 72
Escritos Espirituales, 1882
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
61
su vida que Dios es Padre. Por eso decía con mucha firmeza: “No omitiré
nunca la oración”73
.
El Misterio, luz para nuestra vida
Cada día en la oración del Padrenuestro pedimos al Señor: «hágase tu
voluntad en la tierra como en el cielo»74
. Sabemos que existe una voluntad
de Dios con respecto a nosotros y para nosotros, una voluntad para
nuestra vida, que se ha de convertir en la referencia de nuestro querer y de
nuestro ser.
En la oración de Jesús al Padre, en Getsemaní, el miedo y la angustia,
fueron asumidos por voluntad divina, de forma que la voluntad de Dios se
cumplió en la tierra.
Esto es importante también para nuestra oración personal ya que
debemos aprender a abandonarnos más a la Providencia, pedir a Dios la
fuerza de salir de nosotros mismos para renovarle nuestro «sí», para ser
capaces de abandonar nuestros planes personales y repetirle que se haga
su voluntad, es decir, conformar nuestra voluntad a la suya. Es una oración
que debemos hacer cada día, porque no siempre es fácil abandonarse a la
voluntad de Dios, no es fácil repetir el «sí» de Jesús, el «sí» de María, el
«sí» de Alberta ante las muchas dificultades de la vida.
Podríamos preguntarnos ¿Qué lugar ocupa la oración en nuestra vida?,
¿sentimos la necesidad de buscar a Dios a través de ella?
Oramos
Jesús te pedimos, que, así como Madre Alberta, nos enseñes a adherirnos
a los planes de Dios Padre y vivir desde la oración confiada cada
73
CPM, Pensamientos Espirituales, 1984, nº 109. 74
Cf. Mt 6, 10
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
62
acontecimiento de nuestra vida. Apoyar todo en tus manos y fiarnos
totalmente en tu Palabra.
Y a ti María, Madre nuestra, gracias por decir SI a pesar de las dificultades y
la incertidumbre, que aprendamos como Tú a refugiarnos en la oración
aunque no entendamos nada. Que aceptemos la voluntad de Dios en todo
y siempre y que ésta nos transforme.
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
63
2º Misterio doloroso: La Flagelación de Jesús
“Pero los sumos sacerdotes incitaron a la gente a que dijeran que les soltase
más bien a Barrabás. Pero Pilato les decía otra vez: «Y ¿qué voy a hacer con
el que llamáis el rey de los judíos?» La gente volvió a gritar: «¡Crucifícale!»
Pilato les decía: «Pero ¿qué mal ha hecho?» Pero ellos gritaron con más
fuerza: «¡Crucifícale!» Pilato, entonces, queriendo complacer a la gente, les
soltó a Barrabás y entregó a Jesús, después de azotarle, para que fuera
crucificado”. (Mc 15, 11-15)
La luz de la Palabra sobre el Misterio
En el Antiguo Testamento se describe al Mesías como el que “soportó el
castigo que nos trae la paz y por sus llagas hemos sido sanados. Sin embargo,
eran nuestras dolencias las que él llevaba, eran nuestros dolores los que le
pesaban. Fue detenido y enjuiciado injustamente y herido de muerte por los
crímenes de su pueblo»”75
.
Jesús es el Siervo doliente de Israel. Él experimenta en la Pasión la dureza
de las injusticias sociales en las que suele haber incontables víctimas. Jesús
se compadece (padece-con) de tantos sufrientes a los que les son
arrebatados sus derechos. Él es el justo que sufre injustamente. Él se “deja
la piel” por puro amor. Él asume los “latigazos de la vida” para devolvernos
la libertad.
Es la Pasión de un Dios que se dona gota a gota, como el pan que se dejar
amasar, masticar y triturar “para que tengan vida”76
.Esta es la Pasión de
Jesús: pasión por Dios y pasión por los hombres.
75
Is 53,1-8 76
Jn 10,10
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
64
El Padre permite esta pasión, este sufrimiento de su Hijo, acepta que sea
condenado, que sea castigado, que sea golpeado y conducido después
hasta la muerte. Lo acepta porque el Padre sabe leer los acontecimientos
en clave de eternidad, sabe que el tiempo de los hombres no es su tiempo,
y todo adquiere un sentido en su plan de amar y salvar a la humanidad.
La luz del Misterio sobre Madre Alberta
La llegada al colegio de la Pureza causó vértigo a muchos de quienes
intentaron llevar adelante la misión que les era encomendada. Como
Jesús, Alberta se siente estimulada y no se deja vencer por el desaliento.
No es un sufrimiento en vano… sino que mira a un horizonte: el bien del
otro por encima del propio. Así sufre la Madre los inicios del colegio… con
una mirada fija hacia el horizonte de los futuros beneficiados de la obra: las
niñas y jóvenes de la época. Dios… nada deja sin recompensa77
: Como Jesús,
que sabe que va al Padre y que la donación de la propia vida no cae en saco
roto, sino que redime nuestra humanidad, la Madre se deja arrancar día a
día la piel mediante el desgaste cotidiano que conlleva la misión
educadora. Así lo expreso seguramente más de una vez al acabar el día:
“He trabajado hoy tanto, que estoy rendida y sólo deseo acostarme”78
.
Madre Alberta no sólo sabe asumir los latigazos que la vida le va trayendo,
sino que, además, invita a otros a descubrir el arte de ver resurrección allí
donde a primera vista tan sólo vemos muerte. Ella experimentó cómo se
iba un apoyo y le venía una cruz con el nombramiento de José Ribera como
visitador y con las dificultades que afrontaba la Normal. Ante los excesivos
escrúpulos y exigencias de D. José Ribera, Alberta se mantiene luchando
por sacar adelante la Normal. Para ella nada es excusa para dejar de amar:
77
CPM, Pensamientos espirituales, nº 19// Cartas nº 388 78
CPM, Pensamientos espirituales, nº 225 // Cartas nº 13
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
65
“Debemos escribir las ofensas en la arena, los beneficios en el mármol; para
olvidar las ofensas y ser agradecidas”79
.
El Misterio, luz para nuestra vida
Actualmente, una de las grandes epidemias que sufrimos es el mal de la
indiferencia. Giramos la mirada ante las injusticias que nos rodean,
aparentamos no haber visto lo que hemos visto. El clamor de los pobres
toca a nuestra puerta, nos interpela, remueve y descoloca nuestra vida.
Pero para ello hemos de vivir “desarmados”.
La piel es aquello que nos protege, que reviste nuestro ser, es también
barrera del mundo externo y nuestro interior. Quitar esta barrera es dejar
que otros vivan dentro y nosotros vivir de algún modo en los demás.
Solidarizarnos con el más débil no es una tarea individual sino más bien
comunitaria. Y la vida del cristiano no tiene sentido por sí sola, necesita de
la comunidad, la parroquia, el colegio, la familia, el entorno, para ser vivida
con sentido.
Dejarnos la piel en cada cosa es siempre hacerlo en favor de lo demás, mas
no podemos dejarnos la piel por los demás si antes no nos hemos dejado el
corazón. ¿Me estoy dejando la piel por mi hermano, hoy? ¿Hay barreras
que obstaculizan mis relaciones cotidianas y no dejan que se dé el
verdadero encuentro con el otro?
Revisemos también nuestras actitudes condenatorias hacia los demás. A
veces nos es muy sencillo juzgar, condenar a alguien, golpearle con
nuestras miradas, nuestras palabras, nuestros gestos… No sabemos
acoger, perdonar, entender, mirar con la mirada compasiva de Jesús y
sacamos nuestros látigos para los demás injustamente. ¿Somos a veces
ese látigo acusador que cree poseer la certeza de cómo son las cosas?
¿Somos injustos condenado a los demás, colgándoles etiquetas?
79
CPM, Pensamientos espirituales, nº 414
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
66
Oramos
Señor, Tú que nos diste ejemplo de una vida totalmente donada gota a
gota, enséñanos a despréndenos de aquellos muros, de la epidermis que
muchas veces obstaculiza nuestro encuentro real con el otro.
Madre, acompáñanos en este camino para que, como Alberta, vivamos
con el corazón ardiente, conscientes de que nuestra felicidad toma forma,
en tanto que nos hacemos medios para que crezca la felicidad de nuestro
hermano.
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
67
3er Misterio doloroso: La Coronación de espinas
“Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le vistieron un manto de púrpura; y, acercándose a él, le decían: «Salve, Rey de los judíos.» Y le daban bofetadas. Volvió a salir Pilato y les dijo: «Mirad, os lo traigo fuera para que sepáis que no encuentro ningún delito en él.» Salió entonces Jesús fuera llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Pilato les dijo: «Aquí tenéis al hombre.» (Jn 19, 2-5)
La luz de la Palabra sobre el Misterio
Jesús había reconocido ante Pilato ser Rey. Dijo de sí mismo: “Para eso he
nacido y para eso he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad”80
.
Un rey que ahora es coronado de espinas, un rey que se abaja tanto que su
gloria se construye y se vislumbra en su corona con aquello que más duele.
Las espinas que se clavan en la frente del Señor son todos los pecados de la
humanidad: el egoísmo, la envidia, la sinrazón, el odio, el desamor, el no
saber perdonar, la avaricia, y todas aquellas cosas que destruyen el
corazón del hombre bueno. Todo ello, clavado en su frente a sangre y a
sufrimiento, será llevado por Jesús hasta la cruz, para transformarlo en
paz, en amor, en agradecimiento, en caridad, en solidaridad…
Y es que Jesús transforma todo cuanto toca. Dios quiso contar con el
hombre en su plan de salvación, bajó a la tierra, asumió nuestra condición
y quiso partir de lo que somos, de lo que tenemos, para transformarnos y
salvarnos. Quiso ser coronado con todas esas espinas humanas y llevar
consigo todas nuestras cargas pesadas de cada día y darles una nueva
forma que nos permita llevar una nueva vida.
80
Jn 18, 37
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
68
Esto nos recuerda a la Última Cena, en la que el Señor se puso a lavar los
pies a sus discípulos, como símbolo de amor, de servicio. En esta “kénosis”,
en este abajamiento, en este despojarse de sí mismo 81
está la exaltación del
Rey.
La luz del Misterio sobre Madre Alberta
Como Jesús, Alberta optó por cargar libremente con una corona de espinas
que no le correspondía. Desde que llegó al Colegio de la Pureza asumió
calumnias, dificultades, un colegio en ruinas, sin esperanzas… Pero
también ella quiso transformar esas espinas y convertirlas en dones que
ofrecer a los demás: “La espina punza más según de dónde procede y donde
llega; pero enjuáguela usted con la santa paciencia y con la consideración de
que Dios la permite para algo bueno”82
.
Cada espina de su vida, aunque pudiera doler, aunque pudiera representar
incomprensión ante los demás, aunque le desgarrara el alma, la vivió con la
esperanza de que era Dios quien guiaba su caminar por este mundo y
confiando en la providencia encontraba su sentido: “Dios llama a su
corazón… algo quiere de Ud. Oír su voz y acatar dócil su voluntad es lo único
que a Ud. le toca; de lo demás cuidará la Providencia cuyos designios son
inescrutables”83
.
Alberta podría haber desechado lo que se le presentaba, podría haber
llegado al Colegio y eliminar todo cuanto había para comenzar de nuevo,
sin embargo, asumió la realidad existente para transformarla, quiso contar
con lo que encontró. A partir del beaterío de mujeres que vivían en la
Pureza creó una Congregación, adaptando y acogiendo la espiritualidad de
algunas congregaciones que habían pasado por el Colegio. No es lo mismo
cambiar que transformar, tirar lo viejo que darle un nuevo sentido, por eso
81
Cf. Fl, 2, 7 82
CPM, Pensamientos Espirituales, 1984, nº 175// Cartas nº 175 83
CPM, Pensamientos Espirituales, 1984, nº 188// Cartas nº 8
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
69
la madre bebió y se impregnó de la espiritualidad ignaciana, de la
franciscana, de la salesa… hasta conformar la espiritualidad albertiana de
la que bebe Pureza de María.
Madre Alberta eligió también, como Jesús, el camino de la humildad, del
abajamiento, de ser la primera en ponerse a servir. Aunque fue Alberta
quien consiguió lo que otras congregaciones a las que el obispado de
Palma había recurrido, no pudieron lograr, recomponer el Colegio de la
Pureza, contando con sus espinas, y fue ella la que fundó una congregación
de religiosas. Y aunque la Madre fue quien puso en marcha la primera
escuela Normal de Baleares, con todo y con tanto como hizo en su vida, su
gloria, fue la de Dios: ”Sea para mayor gloria de Dios, que es a lo que
debemos aspirar en primer término; todo lo demás son sólo medios para
llegar a ese fin”84
y ella, como Jesús, sólo quiso destacar en el servicio a las
demás hermanas, a las alumnas, a todo quien en su camino se cruzaba.
También ella se abajó, se hizo reina de la humildad: “Procuraré ser
profundamente humilde como virtud especial de Jesucristo”85
.
El Misterio, luz para nuestra vida
Todos tenemos espinas que se van clavando en nuestra frente cada día. En
ocasiones son incomprensiones de los demás, burlas o falsos testimonios.
Cuando estas espinas vienen de gente a la que apreciamos duelen muy
adentro. ¿Somos capaces de perdonar como Jesús? ¿Somos capaces de
mirar con compasión ante estos sufrimientos? ¿Somos capaces de
transformar estas espinas en bien y devolver paz como Madre Alberta?
Quizá nos importa demasiado nuestra imagen, nuestro control sobre
nuestras realidades, nuestra posición de reyes ante lo que vivimos…Pero
estamos llamados a ser reyes de la humildad, a abajarnos, a encontrar el
sentido de nuestra vida en ofrecernos a los demás, en entregar todo.
84
CPM, Pensamientos Espirituales, 1984, nº 161// Cartas nº 247 85
CPM, Pensamientos Espirituales, 1984, nº 266
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
70
Estamos llamados a lo alto, pero esto significa a veces vivir bajo, vivir
discretamente, sin arrogancias, sin éxitos, ni famas. ¿Nos damos cuenta de
que no es lo mismo tener éxito que dar fruto? Los frutos los dará nuestra
vida, cuando la pongamos totalmente al servicio de nuestros hermanos.
Oramos
Señor, Tú que eres coronado como Rey de los humildes, los sencillos, los
pobres, los que no cuentan… danos un corazón dispuesto a colaborar con
la expansión de tu Reino.
Madre de la Pureza, haznos sensibles para vivir sumergidos en la manera
de vivir y de transformar la realidad de tu Hijo, para que como Madre
Alberta sepamos vivir cada cosa en su momento y cada momento en
plenitud.
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
71
4º Misterio doloroso: Jesús con la cruz a cuestas de camino
del Calvario
"Tomaron, pues, a Jesús, y él cargando con su cruz, salió hacia el lugar
llamado Calvario, que en hebreo se llama Gólgota, y allí, le crucificaron" (Jn
19, 16-18)
La luz de la Palabra sobre el Misterio
El camino de la cruz para Jesús no significa el abandono, el silencio o la
condena de Dios. Es cierto que es un camino que cuesta, sí, pero este
camino de la cruz fue y sigue siendo el camino elegido por Dios para
salvarnos.
No se trata de llevar una cruz sin sentido, no se trata de cargar con el dolor
y el sufrimiento porque sí, se trata de elegir cargar una cruz por amor,
porque significa llevar el amor hasta el extremo. Es amor desbordado al
hombre el que le hace abrazar esa cruz.
La cruz que el Señor carga no es suya sino nuestra, porque es la cruz de
nuestros pecados y desprecios, pero la asume como propia y en ella
podemos reconocer a todo un Dios amante, que se entrega libre y
voluntariamente por la redención de toda la humanidad.
¡Qué difícil es entender que todo un Dios escoja el camino de la cruz entre
todos los caminos! Y con ello, nos muestra cómo tiene que ser un discípulo
suyo, alguien capaz de cargar con su cruz y seguirle, alguien que se
identifique con Él de manera tan intensa que sea capaz de amar hasta el
extremo mientras cargue con su cruz.
La luz del Misterio sobre Madre Alberta
En la vida de Madre Alberta la cruz siempre está presente, ella misma
decía: “Dobleguemos nuestra cerviz, resignémonos y bendigamos la paternal
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
72
mano que nos hiere”
86. Podemos decir que desde siempre Jesús le invitó a
seguirle cargando con su cruz: cargar con la muerte y enfermedad de sus
hijos, de su marido; cargar con un Colegio en ruinas; cargar con continuas
decepciones, con continuas dificultades, con obstáculos, con pérdidas
personales cuando encontraba algo de refugio… Pero siguió adelante,
convirtiéndose en la perfecta discípula del Señor.
La cruz no sólo la encontró la madre en los terribles acontecimientos que
sucedieron en su vida, en lo cotidiano de cada día multitud de obstáculos
se le fueron presentando y amenazaron sus proyectos y objetivos. Soportó
calumnias, visitadores del Colegio complicados, deficiencias económicas,
amenazas constantes a la Escuela Normal que finalmente se cerró…
Pero en ese camino de cruz la madre nunca estuvo sola. El Señor no la
abandonó y por arduo que fuera el camino, sacó fuerzas de flaqueza y se
sostuvo, para que la misión y el proyecto de construir una vida centrada en
Él, una Congregación para Él y un Colegio donde pudieran formar a las
mujeres y darles a conocer al Señor pudiera poco a poco ir haciéndose
realidad: “Ya no miraré más a la dificultad de la misión que Dios me tiene
confiada”87
.
El camino de cruz de la Madre tuvo un final y llegó a dar sus frutos, floreció
ese Colegio, esa Congregación, esa vida. La prueba no fue superior a las
fuerzas que el Señor le dio, su mirada siempre se centró en Él y en Él se fue
configurando: “No se aviene mi delicadeza con lo que Cristo padeció por mí.
Sufriré sin quejarme trabajos, enfermedades y privaciones y viendo a Cristo
azotado, coronado de espinas, con la cruz a cuestas, me animare a
mortificarme pensando también que me es imposible satisfacer por mis
pecados por mucho que padezca”88
.
86
CPM, Pensamientos Espirituales, 1984, nº 183// Cartas nº 393 87
CPM, Pensamientos Espirituales, 1984, nº 227 88
Escritos Espirituales, 1887
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
73
El Misterio, luz para nuestra vida
También nosotros hemos de ser capaces de seguir a Jesús hasta las últimas
consecuencias y en los momentos más difíciles. Sabemos que seguirle, ser
sus verdaderos discípulos supone un camino en el que habrá cruz, pero al
mismo tiempo sabemos que de Él recibiremos las fuerzas para poder dar
cada paso de ese camino y que en Él podemos encontrar el descanso
necesario para seguir adelante.
Aparentemente la cruz es un camino de fracaso, pero solo cuando nos
centramos en que nos lleva al sufrimiento e ignoramos que al final del
camino está la resurrección.
Se nos invita a poner a los pies de la cruz, nuestras alegrías, nuestros
fracasos, el sufrimiento de tantas personas que son torturadas
injustamente, a que nos acerquemos y seamos misericordiosos
manifestando tanto amor derramado en la cruz por amor.
¿Somos capaces de confiar en ese final? ¿Evitamos vivir el camino de la
cruz, poniendo remedios y no aceptando el sufrimiento como camino de
purificación y enseñanza?
Oramos
Ayúdanos, Señor, a aprender que la vida sin sacrificio no tiene valor. Que
nuestra vida se gloríe en Ti que quisiste derramar tu sangre por nosotros.
Gracias por redimir nuestra humanidad, concédenos soportar nuestras
cruces tal y como hiciera Madre Alberta, y que por intercesión de tu Madre
nuestros sufrimientos y temores se conviertan en frutos de amor.
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
75
5º Misterio doloroso: La Crucifixión y Muerte de Jesús
"Junto a la Cruz de Jesús, estaba su madre, con su hermana María, mujer de
Cleofás, y María Magdalena. Al ver a su madre y cerca de ella al discípulo a
quien él amaba, Jesús le dijo: "Mujer, aquí tienes a tu hijo." Luego dijo al
discípulo: "Aquí tienes a tu madre". Y desde aquel momento, el discípulo la
recibió en su casa. Después, sabiendo que ya toda estaba cumplido, y para
que la Escritura se cumpliera hasta el final, Jesús dijo: "Tengo sed". Había allí
un recipiente lleno de vinagre; empaparon en él una esponja, la ataron a una
rama de hisopo y se la acercaron a la boca. Después de beber el vinagre, dijo
Jesús: "Todo se ha cumplido". E inclinando la cabeza entregó su espíritu.” (Jn
19,25-30)
La luz de la Palabra sobre el Misterio
En la cruz muere el justo, el Rey de los judíos, el Hijo de Dios. Jesús grita a
su Padre que permanece en silencio, deja que sus enemigos se sientan
vencedores que se burlen a sus anchas, que sigan seguros en sus
posiciones porque el Padre aguarda el triunfo completo y definitivo en la
Resurrección, donde todo cobra sentido, donde se entiende que el Hijo de
Dios tenía que padecer para hacernos partícipes de su gloria inmortal.
Y de pie junto a la cruz, María, que acepta humildemente la muerte de su
Hijo aunque sufre y llora al ver su sufrimiento y recordando las palabras de
Simeón, siente la espada que le atraviesa el corazón. ¿Qué madre no
preferiría morir ella antes que su hijo? Por eso su sufrimiento también es
extremo… Sin embargo ante este sufrimiento permanece erguida junto a
la cruz.
Ella es la primera y fiel discípula, Ella ha cargado también con esa cruz de
ver a su Hijo clavado, Ella ha seguido el camino marcado por el Señor, la
primera, ejemplo de todos los que vendrán detrás. Y es en la cruz cuando
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
76
acepta una nueva misión que su Hijo le encomienda, ser madre de toda la
humanidad, y nuevamente, como al inicio, dice sí, un sí que cierra el
círculo. Todo empezó para Ella con el sí de Nazaret permitiendo que en
Ella se encarnara el Mesías y ahora todo vuelve a comenzar accediendo a
ser la Madre de todos los hombres y mujeres de la Tierra.
Esa nueva maternidad en María se engendra en la Cruz de Cristo a la
espera de la Resurrección. De ella brota fe y esperanza y la hace nuestra
Madre y Protectora que desde el cielo cuida y protege a sus hijos.
La luz del Misterio sobre Madre Alberta
Madre Alberta durante su vida fue configurándose con Cristo, fue
buscando adquirir sus actitudes, fue siendo más como Jesús y a través de
su oración buscó conocerle más, para amarle más en su vida. Su
configuración llegó al extremo de sentir también esa crucifixión en la
muerte de sus seres más amados. Quizá ella también sintió ese gran
desaliento en el momento álgido de sufrimiento, quizá ya no le quedaban
fuerzas para seguir luchando, sin embargo aceptó ese dolor a la espera de
lo que Dios le iba a revelar en aquellas pruebas y de aquello que iba a
florecer y manar de su cruz: “Me alisté bajo la bandera de Cristo y por difícil
que sea la lucha, por reñidos que sean los combates, donde me lleve le seguiré
con intrepidez, pues tengo segura la victoria”89
.
La Madre supo acoger como nadie el regalo que Jesús nos hizo en su
Madre, así, fundó una congregación de espiritualidad cristocéntrica y
mariana, que tiene en el amor a la Virgen María una de sus notas
características. Esto es algo que Alberta llevó a los Colegios de la Pureza y
que ha quedado impregnado en la educación y en lo que se les transmite a
los alumnos. Ella quiso alargar este legado de Jesús y regalar a la Madre de
89
CMP, Pensamientos Espirituales, 1984, nº93
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
77
Dios a quien se acercara a la Pureza: “Que nuestra Purísima Madre sea el
imán de nuestros corazones”90
.
A la Virgen se encomendó en las dificultades de su vida, a Ella le rezaba
con devoción: “María, Madre clementísima, rogad por mí”91
, “Con la
protección de la Virgen Santísima, todo resultará bien”92
. Y como Ella supo
mantenerse firme, fiel, de pie junto a la Cruz, de pie junto a las
adversidades, esperando aquella Resurrección confiando siempre en Jesús
y en su voluntad: “Vayamos adelante con la vida de fe y de esperanza en
Cristo. Tengamos firmeza, valor, constancia y no temamos”93
.
El Misterio, luz para nuestra vida
Con frecuencia desfilan por las pantallas de televisión episodios de dolor y
de violencia y de muertes realmente aterradores. Vivimos en un mundo
donde no podemos vivir encerrados en una burbuja sino viendo como sufre
la humanidad y como tantas personas a causa de nuestra indiferencia
mueren de hambre, tantas personas que mueren injustamente a causa de
su fe. Experimentamos también la muerte de nuestros seres queridos. La
muerte, la cruz existe en nuestro mundo… Pero ¿cómo afrontamos esta
cruz?
La cruz, el sufrimiento y la muerte pueden vivirse desde esa incomprensión
inicial y quedarnos ahí, rebelarnos, no aceptar… o buscar el bien al que
somos llamados en medio de ese sufrimiento. Ante esas situaciones de
dolor: ¿Buscamos la luz que nos haga ver ese bien? ¿Ponemos nuestra
esperanza en Jesús Resucitado o nos dejamos llevar por el desaliento y
sentimiento de abandono?
90
CMP, Pensamientos Espirituales, 1984, nº314// Cartas nº 263 91
CMP, Pensamientos Espirituales, 1984, nº307// Cartas nº 330 92
CMP, Pensamientos Espirituales, 1984, nº315// Cartas nº 324 93
CMP, Pensamientos Espirituales, 1984, nº239
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
78
Oramos
Señor, que la contemplación de tu amor, manifestado en su Pasión y
Muerte, toque nuestro corazón y haga brotar en él la decisión de
corresponder con un amor semejante al tuyo.
Y que por ese amor, siguiendo como modelo a Madre Alberta, dé lo que
tengo y lo que soy para el bien de mi prójimo en cada circunstancia de mi
vida y haga fructífero el amor de la cruz.
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
79
MISTERIOS GLORIOSOS
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
81
Con María dejémonos deslumbrar al mirar sin miedo, sin filtros, hacia el sol
que nace de lo alto y que resplandece con la plenitud de su gloria en la
Resurrección, en la Ascensión, en la fuerza del Espíritu Santo y en el
enaltecimiento de la Virgen por Dios en los Misterios de la Asunción y la
Coronación. Como Madre Alberta, que logremos ser esferas de luz en
nuestro entorno, mensajeros de su Espíritu, gustando de la vida, de la
felicidad, del triunfo de claridad, de alegría y de eternidad que nos trae el
Señor, sabiendo que nuestra victoria es su gloria.
“Sea para gloria de Dios por quien lo hacemos todo”94
94
CPM, Pensamientos Espirituales, 1984, nº 155// Cartas nº 324
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
83
1º Misterio glorioso: La Resurrección
“Pasado el sábado, al alborear el primer día de la semana, María Magdalena
y la otra María fueron a ver el sepulcro. De pronto se produjo un gran
terremoto, pues un ángel del Señor bajó del cielo y, acercándose, hizo rodar
la piedra y se sentó encima de ella. Su aspecto era como el relámpago, y su
vestido, blanco como la nieve. Los guardias, atemorizados al verlo, se
pusieron a temblar y se quedaron como muertos. El ángel se dirigió a las
mujeres y les dijo: «Vosotras no temáis, pues sé que buscáis a Jesús, el
Crucificado. Pero no está aquí, pues ha resucitado, como había anunciado.
Venid, ved el lugar donde estaba. Y ahora id enseguida a decir a sus
discípulos: ‘Ha resucitado de entre los muertos e irá delante de vosotros a
Galilea, allí lo veréis.’ Ya os lo he dicho.» (Mt 28, 1-7)
La luz de la Palabra sobre el Misterio
“Se pusieron a temblar”. La primera reacción humana ante la muerte, es el
miedo y la incomprensión, pero lo importante es contemplar el misterio de
la muerte a la luz de la resurrección.
“María Magdalena y la otra María” estuvieron en la crucifixión y sepultura
de Jesús, ambas seguro sentían una tristeza infinita, habían perdido la
esperanza en el Reino de Dios y el único consuelo que tenían era llorar su
muerte. A pesar de esto, ellas van a visitar el sepulcro movidas por ese
amor sin límites que se ha quedado guardado en lo más profundo de sus
corazones, buscando liberarse ante el dolor, siendo esas discípulas fieles
que a pesar de las dudas y la desesperanza, siguen buscando a su Señor
con la esperanza de encontrarle. Las mujeres en tiempos de Jesús, eran
símbolo de debilidad y por eso son escogidas por Dios para recibir el
anuncio de la Resurrección, porque durante todo el Evangelio, sólo al
“pobre” se le anuncia el mensaje.
Estas mujeres que buscaban un muerto se encuentran con la “máxima
alegría”, en la que se les hace partícipes de una nueva Vida. Pero ese
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
84
anuncio solo se puede entender si remueves los cimientos, las raíces,
dejando que se produzca un terremoto al igual que pasó con la venida del
ángel, para poder dejar a un lado todo lo viejo y abrirse al anuncio de la
Vida. El anuncio es claro, Jesús ha entrado en la Vida, pero no se trata de
un simple retorno a la vida humana, de debilidad y de muerte ya que ahora
posee una vida incorruptible que no está sujeta a las condiciones de la vida
mortal, sino que es eterna. Y esta Buena Noticia se la confía Dios al núcleo
más modesto de la comunidad, para que éstas expandan la semilla que
Jesús ya ha dejado sembrada, para que vayan y anuncien que “ha
resucitado de entre los muertos e irá delante” de cada uno para marcarnos el
camino hacia el Padre, para guiarnos en el camino hacia la Vida eterna.
Cristo resucitado vive ahora infundiendo en nosotros su energía vital. De
manera oculta pero real, va impulsando nuestras vidas hacia la plenitud, Él
es el corazón del mundo.95
La luz del Misterio sobre Madre Alberta
Alberta supo amar con todo el corazón, entregarse en especial a sus seres
más queridos, su esposo y sus hijos. Debido a las duras condiciones de la
época, perdió a su marido y a sus hijos, compartiendo de esta manera, con
María, el dolor, el sufrimiento y todos los sentimientos que brotan por la
pérdida del “hijo amado”. Ambas mueren con sus hijos, pero sin
despojarse de su fe esperanzada en el amor que estaba enraizado en sus
vidas, ya que como ella misma decía: “Todo nos abandonará menos nuestro
Señor Jesucristo”96
. Él era como una luz que animaba su entrega y no
permitía que la sombra de la muerte se adueñara ni de su psicología ni de
su vida.
95
Cf. Riera i Figueras, Francesc; El evangelio de Mateo, vol. 2, Sal Terrae, Santander
2010, p.136-141 96
CPM, Pensamientos espirituales, nº 100
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
85
Para poder vivir primero hay que morir, como “el grano de trigo que si no
cae en tierra y muere queda él solo, pero si muere da mucho fruto”97
. Entre
las manos de Dios puso su vida Alberta y fue muriendo poco a poco a sí
misma para que en ella viviera el Señor. En su vida todo fue un proceso de
cristificación, de búsqueda de la voluntad de Dios; porque “la muerte, por
más que es inherente a la vida, repugna a la carne, y solo prescindiendo de
ella y elevándonos a las alturas del espíritu, viéndola como comienzo de
nueva vida, podemos admitirla sin horror”98
. La Madre transmitía vida a
todo el que se cruzase con ella, hasta en momentos de muerte era
transmisora de vida. Asimismo, hizo con el colegio de la Pureza al cual
entró y todo era ruina, “era una casa destartalada con unos pocos muebles,
un centro docente sin material de enseñanza y sin personal adecuado. En la
caja treinta pesetas adelantadas por una colegiala interna, para levantar una
institución, y levantarla material, cultural y moralmente. ¡Treinta pesetas en
la caja! Pero Dª Alberta Giménez al entrar en la Pureza añadió… algo a este
fondo irrisorio, algo que traía en dote: su confianza en Dios, y con este fondo
seguro empezó la tremenda obra de restauración”99
. Así con la fe en la
Resurrección consigue engendrar nueva vida, sembrar una semilla que
perdurará en el tiempo. Al igual que hizo Jesús con el Reino, Madre Alberta
sembró una semilla de vida, de identidad y misión en el colegio de la
Pureza y en la Congregación, para que, sin su presencia física, siguiesen
funcionando y siendo fuentes de las que brota la vida.
Jesús Resucitado vive en el corazón de Alberta, centrando toda su vida,
animando su existencia, sosteniendo su lucha y dándole de beber un agua
nueva y pura. La Madre, contemplando a Jesús Resucitado, quiere poner
en práctica todo lo que el Espíritu le ha susurrado al corazón en los
encuentros que ha tenido con Él. Desde la Resurrección de Cristo sabemos
97
cf. Jn 12,24 98
JUAN, M., Cartas, nº225, Alberta Giménez, 1908, Hs. María y Magdalena Juan
Caldenteny 99
Sancho, A., La Madre Alberta, 1940, p. 25-26
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
86
que el amor es más fuerte que la muerte “y si le sigo en sus humillaciones y
sufrimientos, le seguiré también en su triunfo”100
.
El Misterio, luz para nuestra vida
Dios está en nuestras lágrimas y penas como consuelo permanente y
misterioso; en nuestros fracasos e impotencias como fuerza segura que
nos defiende; está siempre acompañando en silencio nuestra soledad y
tristeza. El sufrimiento puede ser un camino para crecer en el amor, pues
es más fácil vivir el sufrimiento si le doy un sentido. ¿Soy capaz de aceptar
mis pruebas, de darles sentido y acogerlas con esperanza y con fe?
Con la Resurrección de Jesús como máxima manifestación del amor,
tenemos la certeza de que no caminamos solos, que cada uno de nosotros
somos amados por Dios y que ningún momento o situación de muerte no
tiene la última palabra, sino Dios; Él será quien nos haga conocer la vida
plena que aquí no hemos conocido y nos ayude engendrar vida de cada
una de nuestras muerte. ¿Somos capaces de ver la luz en el sufrimiento, de
ver la llamada que nos hace Dios en esa situación de dolor?
Oramos
Señor, enséñanos, siguiendo el ejemplo de Madre Alberta, a mantener la
esperanza puesta en Ti que eres quien nos da la fuerza, a creer
firmemente en tu Resurrección, y que esa fe nos haga salir de la
comodidad para movernos hacia delante.
Que aprendamos con María a saber morir para renacer.
100
CPM, Pensamientos espirituales, 1989, nº 96
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
87
2º Misterio glorioso: La Ascensión del Señor
“Mientras estaba comiendo con ellos, les ordenó: «No os vayáis de Jerusalén,
sino aguardad la promesa de mi Padre, que oísteis de mí […] cuando el
Espíritu Santo venga sobre vosotros, recibiréis una fuerza que os hará ser mis
testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la
tierra. » Dicho esto, fue levantado en presencia de ellos, y una nube lo ocultó
a sus ojos. Mientras ellos estaban mirando fijamente al cielo, viendo cómo se
iba, se les presentaron de pronto dos hombres vestidos de blanco que les
dijeron: «Galileos, ¿por qué permanecéis mirando al cielo? Este Jesús, que de
entre vosotros ha sido llevado al cielo, volverá tal como lo habéis visto
marchar.»” (Hch 1,4-11)
La luz de la Palabra sobre el Misterio
“Estaba comiendo con ellos”. Este último convite con los discípulos se
asemeja a la cena de una familia, donde el Padre de familia al final de la
jornada vuelve a encontrarse con sus hijos alrededor de la mesa común.
Jesús, que está a punto de dejarles para ausentarse por mucho tiempo, les
da el testimonio de su afecto, la prueba definitiva de la verdad de su
resurrección y les anticipa el banquete de la bienaventuranza en el Reino
de su Padre.
Después de este encuentro, Jesús les dice: “No os vayáis de Jerusalén”, al
principio puede parecer algo confuso ya que su deseo era llevar el mensaje
del Reino por toda la tierra, entonces ¿por qué lo hace? Porque la primera
misión que les encomienda es cuidar de los hermanos, cuidar de aquellos
con los que compartieron el pan, acompañarlos para que afiancen su fe; así
como un Padre se preocupa por el bienestar de todos sus hijos, Jesús
también intenta asegurarse de que todos permanezcan a su lado, que
todos sean felices, pero además de esta misión comunitaria también la
misión tiene una dimensión personal, en la cual les dice a cada uno
persevera y cumple tus propósitos y resoluciones y por nada ni nadie dejes de
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
88
seguirme hasta que haya llegado a la cumbre del monte y allí
101 “recibiréis la
fuerza que os hará ser mis testigos en Jerusalén y hasta los confines de la
tierra.” La misión última que Jesús confía a sus apóstoles es la de ser sus
testigos, ahora sí, no solo en Jerusalén sino en todo el mundo, haciendo
que la difusión de la Buena Nueva sea su única razón de existir, la que
absorberá todos sus esfuerzos y consumirá todas sus fuerzas, ya que no es
una misión de un día sino que es la entrega y el trabajo de toda una vida.
Y dicho esto “fue levantado”, una vez Jesús ya había confiado la misión a
los discípulos subió al cielo, quedando los apóstoles como testigos
conmovidos y entristecidos, lo que les hacía no poder dejar de mirar el
cielo; al fin y al cabo, allí estaba su corazón con su más querido tesoro102
.
La luz del Misterio sobre Madre Alberta
Cuando tan solo habían pasado nueve meses del fallecimiento de su
esposo y su mirada todavía estaba fija en el cielo, el Señor desvía su mirada
hacia la tierra, encomendándole la misión de revivir el colegio de la Pureza
a través de las palabras del Obispo: “Vengo a nombrar a usted para el
indicado oficio de Hermana, por el interés cristiano que se toma por la
educación e instrucción de las niñas”103
. Con esta llamada empezaría la obra
de unir el cielo con la tierra y hacer de la tierra el cielo 104
con la confianza de
que tenía tres ángeles, pedazos de sus entrañas, que rogaban en el cielo por
ella105
.
Todas las pruebas que se le presentaron en su vida, debían ser para ella señal
de predestinación, el vestíbulo de la gloria, el monte Horeb que confina con la
tierra prometida; esa tierra que quedó definida con el consentimiento de
101
Escritos espirituales, 1884 102
A. Boudou, Hechos de los apóstoles, Verbum salutis Ediciones paulinas, 1964, p.
10-11 103
Sancho, A., La Madre Alberta, 1940, p. 15 104
cf. CPM, Pensamientos espirituales, nº 412 105
Mulet, M, Op. Cit; p.26
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
89
entrada en la Pureza
106. A partir de ese momento, con más fuerza si cabe,
todas sus acciones estaban dirigidas hacia Aquel que le había creado,
pensado y escogido.
M. Alberta, junto con sus hermanas, darían testimonio de una familia
unida al servicio de Jesús y el Reino. De esta manera llevaban a cabo la
misión comunitaria de cuidar de todos los miembros de la familia, de las
hermanas más ancianas, de las coadjutoras, de las maestras, todas sin
excepción; para después desbordar y reflejar ese amor en las niñas. Y al
igual que Jesús dedicó toda su vida a cuidar de los suyos, así también lo
hizo la Madre, pues Dios la guiaba de la mano y ella se dejaba guiar107
.
Podríamos reconocer su vida como una gran peregrinación hacia la casa
del Padre en una vivencia plena del Evangelio, ya que Alberta dirigía todas
sus aspiraciones al cielo y vivió su vida sabiendo que no se acababa con la
muerte, teniendo la esperanza y la certeza de que gozaría de la eternidad.108
.
Así, sencillamente como había vivido, pasó a la eternidad. Nos ha “dejado”,
pero hoy nos queda el consuelo de que, siguiendo sus huellas, gozaremos de
este pequeño cielo de la Pureza continuando la misión que ella
comenzó109
.
El Misterio, luz para nuestra vida
Con la Ascensión ha iniciado la "última hora" de la historia humana, en la
cual tenemos una tarea y una misión: proclamar su mensaje y su salvación
a todos los hombres. Debemos unir el cielo y la tierra con nuestro trabajo y
con nuestra acción pastoral o apostólica, pues, si nuestra fe en el Señor
Resucitado es viva, la misión se configura como un "rebosar" de alegría,
que nos impulsa a llevar a todos la "buena nueva" con valentía, sin miedos
106
Mulet, M, Op. Cit; p.27-30 107
cf. Sancho, A., La Madre Alberta, 1940, p. 496 108
CPM, Pensamientos espirituales, nº 1 // cf. nº 22 109
JUAN, M., Una insigne balear, Tomo I, 1986, p.500-501
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
90
ni complejos, incluso a costa del sacrificio de la vida. ¿Qué testimonio
estamos dando nosotros? ¿Es signo visible de la presencia viva de Jesús
entre nosotros?
Pero en la contemplación del cielo no podemos olvidar la tierra. El "cielo"
al que Jesús ascendió no es lejanía, sino ocultamiento y custodia de una
presencia que no nos abandona jamás, hasta que él vuelva. Mientras tanto,
es la hora exigente del testimonio, para que en el nombre de Cristo nuestro
testimonio sea signo visible de la presencia real de Jesús.
Creer en el cielo es buscar ser fiel a esta tierra hasta el final, sin defraudar
ni desesperar ningún anhelo o aspiración verdaderamente humanos.
Precisamente porque creemos, buscamos y esperamos un mundo nuevo y
definitivo, el creyente no puede conformarse con este mundo lleno de
lágrimas, sangre, injusticia, mentira y violencia. Quien no hace nada por
cambiar este mundo no cree en otro mejor. Quien no trabaja por desterrar
la violencia no cree en una sociedad fraterna. Quien no lucha contra la
injusticia no cree en un mundo más justo. Quien no trabaja por liberar al
ser humano de sus esclavitudes no cree en un mundo nuevo y feliz. Quien
no hace nada por cambiar la tierra no cree en el cielo.
Oramos
Señor Jesús, enséñame a saber contemplar el cielo, como hiciera Madre
Alberta, a buscar tu presencia, pero sin olvidarme de la tierra en la que Tú
me encomiendas una misión, la misión de comunicar a todos los hombres
con alegría, que no están solos, que Tú siempre estas a nuestro lado y nos
buscas para que vivamos en Ti, que tenemos una Madre que nos regalas
como intercesora ante Ti.
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
91
3º Misterio glorioso: La venida del Espíritu Santo sobre
María y los apóstoles
“Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos con un mismo
objetivo. De repente vino del cielo un ruido como una impetuosa ráfaga de
viento, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron
unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno
de ellos. Entonces quedaron todos llenos de Espíritu Santoy se pusieron a
hablar en diversas lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse”. (Hch
2, 1-4)
La luz de la Palabra sobre el Misterio
La venida del Espíritu Santo en el día de Pentecostés no fue un suceso
aislado. En el libro de los Hechos de los Apóstoles se nos habla del Espíritu
en distintas ocasiones y de la acción por la que guía, dirige y anima la vida y
las obras de la primitiva comunidad cristiana: El Espíritu es quien inspira,
quien confirma, quien envía. En una palabra, su presencia y su actuación lo
dominan todo. Jesús mismo había preparado a los apóstoles para la
misión, permanecer juntos y en oración era la manera de preparar el
corazón para acoger el don del Espíritu: “En las primeras horas de
Pentecostés los Apóstoles se reunieron en oración con María, la madre de
Jesús, en el Cenáculo, en espera de este acontecimiento prometido” (Cf.
Hechos 1, 14).
No podía faltar en este momento la presencia de María, su presencia
discreta, pero esencial, indica el camino para nacer del Espíritu110
. El
Espíritu que colmó a María es el mismo Espíritu que invadió a la Iglesia
naciente. María, que conservaba en su corazón todos los acontecimientos
desde que entró a formar parte en el plan de Dios, ayudaría a los apóstoles
110
Cf. Jn,3
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
92
a comprender los misterios de su Hijo. De esta forma prepararía a los
discípulos a recibir al Espíritu Santo.
“Quedaron llenos del Espíritu Santo”. No se trata ya de una comunicación
limitada a una misión particular sino que sería la medida llena, colmada y
sobreabundante. Cada apóstol recibe el Espíritu, fuente de agua viva
destinada a dar vida111
. Este es el misterio de Pentecostés: el Espíritu Santo
ilumina el espíritu humano y, al revelar a Cristo crucificado y resucitado,
indica el camino para hacerse más semejantes a Él, es decir, ser «expresión
e instrumento del amor que proviene de Él»112
Vivir según el Espíritu Santo es vivir de fe, de esperanza, de caridad; es
dejar que Dios tome posesión de nosotros y cambie de raíz nuestros
corazones, para hacerlos a Su medida. Una vida en el espíritu es algo que
no se improvisa, porque es fruto del crecimiento de la gracia de Dios en
nosotros.
La luz del Misterio sobre Madre Alberta
El Espíritu no es más que la presencia de Dios. Como al Espíritu no se le
puede retener, en la Madre más que ver la presencia del Espíritu en un
acontecimiento puntual la podemos ver a lo largo de toda su vida. La
acción del Espíritu irá marcando toda su vida.
Madre Alberta fue una mujer que no improvisaba, “demostraba tener una
formación exquisita, humana y religiosa” 113
Jesús mismo había preparado el
corazón de Alberta. Sabía que Dios estaba con ella en todo momento.
Colocada ante Dios no quería sino obedecer y fue este vivir dejándose
guiar por el espíritu el fondo de una vida entregada, fruto de la gracia de
Dios. El espíritu la va modelando a través de personas y circunstancias.
111
A. Boudou, Hechos de los apóstoles, Verbum salutis Ediciones paulinas, 1964, p. 27 112
P. Benedicto XVI, Carta encíclica «Deus caritas est», 2005, nº 33 113
JUAN, M., Una insigne balear, Tomo I, 1986, p.170
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
93
Cuando el Espíritu se posa en el hombre, derrama con generosidad
muchos frutos. Solo impulsada por el Espíritu pudo decidirse a pronunciar
un sí único y definitivo para dirigir el Colegio de la Pureza, “Pido a Dios que
me conceda las virtudes necesarias para cumplir los deberes que mi cargo
reclama”114
. Solo alguien que vive según el espíritu puede ver a Dios
impregnando su vida de luz ante la muerte de los suyos, es en los
momentos de dolor que podemos ver quizás más clara la acción del
Espíritu en la Madre, solo el espíritu podía suscitar una vida fraterna desde
la confianza, la participación y el discernimiento “Oración y confianza en
Dios”115
. Alberta es enteramente dócil al soplo del Espíritu y ya nada puede
turbarla116
.
Toda su vida, sus decisiones, su forma de actuar, su manera de vivir, su
entereza, su disponibilidad, la sencillez de un Sí dado a Dios
incondicionalmente eran frutos de pedir el Espíritu. Si volvemos atrás, con
la historia que tenemos, con los documentos de su vida, sus ejercicios, sus
cartas podemos contar y afirmar que fue una mujer que se dejó habitar y
toda su vida era un vivirse habitada por el Espíritu.
El Misterio, luz para nuestra vida
A la luz de este misterio se nos ofrece una gran lección como comunidad
cristiana. A veces podemos pensar que todo depende principalmente de
una programación de cosas organizadas y concretas. El Señor pide nuestra
colaboración pero las raíces de nuestro actuar, de nuestro vivir, se
encuentran en descubrir la presencia de Dios en todo cuanto nos pide.
Quizás en nuestro vivir, en nuestra cotidianidad, el Espíritu no nos viene a
la mente, no sabemos descubrir su presencia que nos hace vivir según el
amor. ¿Somos capaces de descubrir la belleza que envuelve las cosas?
114
JUAN, M., Cartas, nº. 292, Alberta Giménez, 1992, Rda. Hª Oliver 115
CPM, Pensamientos Espirituales, 1984, nº 120 // Cartas nº 380 116
Noviciado Pureza, Itinerario Carismático Experiencia espiritual de Alberta
Giménez Adrover, 1999
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
94
¿Descubrimos en nuestro día a día la presencia del Espíritu que nos quiere
revelar cuál es la voluntad de Dios?
Pidamos que el Espíritu nos cambie por dentro, nos ayude a entender
mejor las palabras de Jesús, los acontecimientos que nos muestra en el día
a día, las situaciones que hemos de afrontar, las decisiones que hemos de
tomar y el camino que hemos de seguir.
Oramos
Jesús, a través de tu Madre María, ayúdanos a ser sensibles a la voz del
Espíritu y que seamos capaces de descubrir esa presencia en nuestro día a
día, presencia que nos dirige, nos guía y nos muestra el camino.
Que el Espíritu llene nuestra vida como llenó la de Madre Alberta que se
dejó guiar por Él en todo momento.
.
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
95
4º Misterio glorioso: La Asunción de la Virgen María al Cielo
“¡Álzate y brilla, que llega tu luz, la gloria de Yahvé amanece sobre ti! Mira: la
oscuridad cubre la tierra, y espesa nube a los pueblos, mas sobre ti amanece
Yahvé y su gloria sobre ti aparece. Caminarán las naciones a tu luz, los reyes
al resplandor de tu aurora. Alza los ojos en torno y mira: todos se reúnen y
vienen a ti; tus hijos vienen de lejos, y tus hijas son traídas en brazos. Al verlo
te pondrás radiante, tu corazón se ensanchará estremecido, pues vendrán a
ti los tesoros del mar, te traerán las riquezas de los pueblos”. (Is 60, 1-5)
La luz de la Palabra sobre el Misterio
Sabemos que el misterio de la Asunción de la Virgen no tiene un
fundamento bíblico, por eso en 1950 el papa Pío XII proclama dogma de fe
la Asunción de la Santísima Virgen en cuerpo y alma al Cielo. La Virgen
María es tipo de la “hija de Sión”, de la que nos habla mucho el Antiguo
Testamento. María era una joven pobre, sencilla y humilde, pertenecía al
grupo de los anawim117
, pero a pesar de toda esta humildad y pobreza
María es elevada, engrandecida118
es una de esas santas mujeres que fue
capaz de comprender la grandeza de Dios y su intervención en la historia
humana. María nos enseña que el amor es donación completa, tierno y
fuerte, silencioso y elocuente, que a pesar de llevar una vida que pasa
totalmente desapercibida a los ojos humanos, para Dios es una vida que
brilla con la luz que sólo brota de tener a Jesús dentro. María es el camino
que nos lleva a Jesús y nos cuida con amor desde el cielo, y con su
Asunción refuerza nuestra esperanza en la vida eterna. El Profeta Isaías
hace un anuncio a la ciudad de Jerusalén. María es esa ciudad que se alzará
resplandeciente por la luz que deja el ser templo de Jesús. María, nuestra
117
“Pequeña porción del pueblo de Israel, los pequeños, en los que Dios se fijó para
que naciera su hijo” 118
Cf. 1Sm 2, 7-8
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
96
madre acoge en la cruz el mandato de ser Madre de todos y se convierte en
el eje de todos los creyentes, de cerca y de lejos, de toda raza, pueblo y
nación ensanchando su corazón a un amor universal.
La luz del Misterio sobre Madre Alberta
La Madre, teniendo siempre como modelo a María, acoge en su vida, sin
saberlo, muchas de sus actitudes humildes y obedientes, hace de Jesús su
única riqueza: “Pensaré que sólo Dios puede llenar y satisfacer mi
corazón”119
. Alberta pasa de ser madre de cuatro hijos a ser madre de todos
los corazones que Jesús va poniendo en sus manos a través de la Pureza de
María. No olvidemos que la Madre, en la Pureza, se siente llamada a ser
canal para llenar el corazón de todas las niñas del Espíritu de Dios. Alberta
es una mujer que nada guarda para ella y todo lo que le es dado desea
transmitirlo a las niñas, algo que sólo puede lograr estando unida a Jesús,
recordando siempre que un canal no puede transportar el agua si no está
unido a la fuente. Y es de ahí donde brota el deseo de la Madre de vivir
initimamente unida a Jesús, su única fuente.
Alberta acoge en su ser, con su escucha, el ser de Jesús.Poco a poco, con
sus actitudes humildes va reflejando a su alrededor la luz de Aquel que
lleva tan dentro. Es admirable ver en M. Alberta esa firme cualidad de
escucha al Señor, que solamente puede confirmarse en las personas que
están continuamente en la oración de Dios, y es así como se lo decía a sus
hermanas: “Debemos procurar mantenernos siempre en la presencia de
Dios…”120
. Otra actitud que brota de la oración y de ese dejar que sea Jesús
el que vaya habitando en ella es el abandono siempre confiado en la
Providencia del Padre: “Confiemos en Dios y en él descansemos…”121
.
119
CPM, Pensamientos Espirituales 1984, Nº 10 120
CPM, Pensamientos Espirituales 1984, Nº 125 121
CPM, Pensamientos Espirituales, 1984, Nº 111 // Cartas nº 132
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
97
La Madre va vaciándose de sí y llenándose de Jesús a medida que va
haciendo suya sus actitudes y sentimientos. Toda esta vida llena de Él la va
haciendo sentirse habitada. M. Alberta siendo templo de Jesús se siente
llamada a irradiar en su día a día y en las pequeñas cosas lo que lleva
dentro, sabiendo que la luz que nos da no es propia, pero nos revela de
dónde la refleja, porque en su actuar, en su orar y en su forma de transmitir
la alegría de ser templo de Jesús transmite el rostro de Aquél que la amó
primero y que le dice: “¡Álzate y brilla!”122
la Madre no brilla para sí misma y
con su ejmplo nos invita a brillar para todo aquel que nos rodee.
El Misterio, luz para nuestra vida
La Ascensión de Jesucristo y la Asunción de María son dos hechos que
determinan con certeza que en el cielo hay dos corazones que laten y
vibran por nosotros los hombres. Nosotros como miembros de la gran
familia de la Pureza, hoy podemos sentir que Madre Alberta, al haber
vivido su entrega en la Pureza como ese mandato que recibe María a los
pies de la cruz, es un corazón más que late en el cielo por todos nosotros.
Todo esto que hemos dicho de cómo la Madre ha vivido a imitación de
María, sin planteárselo, hace que sintamos vivo su espíritu en nuestra
misión y en nuestro carisma que vamos traspasando a futuras
generaciones aunque no veamos resultados inmediatos, aunque nuestro
trabajo, nuestro esfuerzo y entrega hoy no sean recompensados como
creemos que merecemos o como nosotros deseamos. No olvidemos que el
trabajo que se entrega en secreto a Dios es enaltecido 123
.
En nuestra atmósfera del día a día se respira un mismo aire: aprender a leer
en la vida y hechos de la Madre lo que quería que nosotros fueramos
capaces de dar a todo el que nos rodea. Al igual que ella todos estamos
122
Is 60,1 123
Cf. Lc 14, 11
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
98
llamados a tener como modelo a María, que siendo alzada brilla en toda
oscuridad con la luz de Jesús.
Seamos capaces de seguir acogiendo a cada niño o niña que Dios nos
confía, sabiendo siempre cómo llevarlos hacia Él como canal que somos.
En el mundo en el que nos movemos hoy en día no es muy fácil resistirnos
a las tentaciones de querer brillar en cada momento con luz propia, pero
hoy Madre Alberta nos sigue enseñando a saber menguar para que sea
sólo Él el que creza en nosotras. Hoy, desde el cielo, sigue suscitando en
nosotras esos anhelos de nacer y vivir sólo para Él. No nos desanimemos
en la misión de formar corazones, la Madre desde el cielo nos acompaña y
hace camino con nosotros, no olvidemos esa frase en el himno de nuestros
colegios “su espíritu está latente entre nosotros”.
Reflexionemos y retomemos la vida de Madre Alberta y preguntémonos:
Hoy, ¿Cómo podemos sentir que Madre Alberta ha vivido como María ese
alzarse y brillar para todos? ¿Cómo puedo vivir yo, igual que Madre
Alberta, ese imitar en todo a María?
Oramos
Señor, haznos capaces de imitar a María, nuestra Madre. Que como Ella
podamos ser la luz de Jesús.
Que podamos verdaderamente dar testimonio de la vida que Tú has
puesto en cada uno de nuestros corazones.
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
99
5º Misterio glorioso: La Coronación de la Virgen María como
Reina de todo lo creado
Apareció en el cielo un signo sorprendente: una Mujer vestida de sol, con la
luna bajo sus pies y tocada con una corona de doce estrellas. Está encinta , y
grita por los dolores del parto, por el sufrimiento de dar a luz. (Ap 12, 1-2)
La luz de la Palabra sobre el Misterio
Nos encontramos ante otro misterio que no tiene una base bíblica en los
Evangelios, pero intentaremos abordarlo desde el Apocalipsis. El cielo no
es propiamente el escenario de la visión, cuyas fases se desarrollan sobre la
tierra, sino que el cielo es más bien la pantalla sobre la cual se proyecta la
señal. Esta señal es una mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una
corona de doce estrellas. Esta descripción de la mujer con esos atributos
radiantes indica su carácter supramundano, santo, puro. El resplandor de
la Mujer, envuelta en el sol, da relieve a su grandeza y gloria
extraordinarias. Este simbolismo era conocido de los judíos, los cuales se
sirven de la imagen de la luz para expresar la gloria de Dios.
¿Quién es esa Mujer refulgente de gloria y de esplendor? Esa Mujer es
María, la Madre de Jesús. Esa mujer que está encinta es símbolo de la
maternidad divina y al aparecer coronada en el cielo es tipología perfecta
de la Virgen María. Nos presenta a la Virgen como esa persona humilde,
que acepta dentro de sí a la Palabra de Dios, y es así coronada y todo es
puesto a sus pies.
María es un personaje que en la Biblia no tiene mucho protagonismo,
porque su presencia es silenciosa, pero sobre todo acompaña; podemos
distinguir varios aspectos importantes por lo poco que sabemos de ella en
las Sagradas Escrituras.
María es la mujer obediente que con su “Hágase en mi” da carne a la
Palabra de Dios, es la mujer que teniendo a Dios dentro, sale de sí misma y
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
100
se pone al servicio de los demás,es la que sabe pedir a su hijo con amor,
por las necesidades de los más pobres, es la mujer que sabe estar al pie de
la cruz aceptando siempre la voluntad del Padre,es la que sabe esperar
contra toda esperanza cuando ya nadie tenía fuerzas para creer.
Según el dogma de la Iglesia, María es la mujer que es subida al cielo y es
coronada como Reina de todo lo creado y es ahí donde culmina toda la
vida de entrega de la Virgen. Por lo tanto, María es la mujer que sabe
reflejar la gracia de Dios a la humanidad entera.
María durante toda su vida transparenta con su pureza la mirada amorosa
y misericordiosa de Dios, es elevada al cielo y coronada, resplandeciente es
puesta en alto como modelo de entrega a Dios, como ideal de santidad y
como camino de llegada al Padre, a través del Hijo, en el Espíritu Santo.
La luz del Misterio sobre Madre Alberta
En Madre Alberta podemos ver reflejados estos rasgos de la Virgen, sobre
todo el sello de la Providencia. Alberta Giménez, antes de empezar a hacer
historia en la Pureza, fue hija, esposa y madre. Vivió la vida de familia con
penas y alegrías, sufriendo muchos golpes duros, pero todo lo llevaba con
mucha paz.
Alberta como hija aprende a amar, a rezar, a sufrir, a preocuparse del
orden, del aseo, a buscar siempre el bien de los demás. Como esposa
busca siempre agradar con bellos detalles a la persona amada, sabe
apoyarse en su esposo Francisco y al mismo tiempo le sostiene.Como
madre da lo mejor de sí a sus hijos, se esmera en darles una buena
educación, pero todo vivido como gratitud a Dios.
Alberta como religiosa, encarna en la Pureza toda su sabiduría de hija, su
fidelidad de esposa y su amor de madre. Nada de lo que ha vivido ha sido
en vano, porque Dios ya la estaba preparando para la nueva misión que le
tenía designada. Dios, por medio de toda su vida, imprimió en ella ciertos
caracteres que nunca habían de borrarse. Madre Alberta sería siempre hija,
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
101
esposa y madre. Y esto sería lo que más tarde transmitiría a todas las niñas
y hermanas, porque sólo sabiendose hija era capaz de comprender las
necesidades de aprendizaje de la mujer en esa época, sólo sabiendose
esposa buscaba cómo agradar a Dios, sólo sabiendose madre fue capaz de
tener para los demás un corazón sensible, grande, maternal.
Todo lo que la Madre vivió fue capaz de entregarlo y ponerlo al servicio de
los que necesitaban de su pureza de sentimiento y rectitud para ver a Dios
a través de su sonrisa y de sus enseñanzas.
Alberta es la mujer que recibe de Dios la gracia, y no es capaz de guardarla
para sí, sino que al igual que María se despoja de ella y la entrega a los
demás. La Madre atraía a las personas con la luz de Jesús, nunca con su luz
propia y así es como enseña a las niñas y a las hermanas a ir creciendo en
ese ambiente de “ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mi” 124
Alberta fue
llamada a la Santidad en Pureza de María y nos ha dejado el camino
abierto para seguir a Jesús a su estilo: entregándolo todo en la bella misión
de formar corazones.
El Misterio, luz para nuestra vida
Nosotros, al llevar el nombre de Pureza de María, como Congregación,
como alumno, profesor, padre o madre, estamos llamados a transparentar
a Dios a imitación de María y de Madre Alberta.
Nuestra llamada en la Pureza no es sólo a ser alumnos/as, es a ser hijos e
hijas, esposos y esposas, madres y padres, religiosas, etc. al estilo de
Alberta Giménez, es así como somos convocados a traslucir la Pureza de
María, la entrega voluntaria de Jesús, el amor del Padre y la presencia
continua del Espíritu Santo.
No es fácil hoy en día ser tantas cosas a la vez, pero María y Madre Alberta
son ejemplos vivos de que para Dios todo es posible, que viviendo desde Él
124
Gal 2, 20
A ritmo de Ave Marías Reflexiones sobre los Misterios del Rosario
102
se puede llegar a ser en plenitud, desde Él podemos ser lo que llevamos
grabado dentro, la vocación a la que hemos sido llamados.
Esto no es fácil de hacer, pero no olvidemos que en el cielo hay un corazón
más que late por todos nosotros, que refleja la gracia de Dios y que nos
sigue impulsando a entregarnos a Jesús en Pureza de María, y ese es el
corazón de Madre Alberta.
Hoy puede parecer un poco difícil aspirar a la santidad, pero, como la
Madre, que no nos dé miedo porque todos llevamos dentro la vocación de
ser santos.
¿Nos atrevemos a ser santos? ¿A ser lo que estamos llamados a ser? ¿De
qué manera podemos transparentar el amor de Dios en nuestro día a día a
los demás?
Oramos
Señor, sé Tú el que moldee nuestro corazón, enséñanos a vencer el miedo
de la llamada a la santidad, que sepamos acogernos a la mano de María
para poder ser lo que somos en plenitud, y que como Madre Alberta
podamos transparentar con sencillez de corazón y humildad el amor de
Dios a los demás.
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