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Título:
Raptos breves de la palabra [ 1984 - 2011 ]
Pedro Alfonso Morales
Primera edición digital. Managua, Nicaragua, 22 de agosto, 2020
© Pedro Alfonso Morales
© Acción Creadora Intercultural
Diseño, diagramación:
Walter J. Petrie.
Diseño de portada: Bárbara Reyes
Imagen de Portada:
Título: Chino, 1989 / Pedro Alfonso Morales
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la portada, puede ser reproducida de manera impresa, sin permiso previo por escrito de la editorial o del autor.
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Presentación / La palabra es
vida en la palabra
Dedicatoria
Nacimiento
Orfandad
Raptos breves
Andariego
Certeza
Evolución
Realidad
Pensares
Adolescencia
Petición
Labor
Pan
Independencia
Vivencia
Integridad
Poesía
Índice
Raptos breves de la palabra
8
17
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20
21
22
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31
32
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Raptos breves
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Poesía segunda
Penumbra
Esperanza
Soledad primera
Soledad segunda
Soledad tercera
Tetra soledad
Tristeza
Oficio
Distancia
Recuerdo
Almohada
Silencios
Silueta
Abandono
Ilusiones
Terquedad
Sueño
Hogueras
Nostalgia
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Soledades
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Esencia
Búsqueda
Lo nuestro
Carmen
Aprendiendo
Todo
Rodillas
Decires
Decisión
Fronteras
Fiesta
Encuentro
Libertad
Una sonrisa tuya
Oxígeno
Eternidad
Juego
Plenitud
Patrimonio
Soy
Vida
Tuyo
algo más
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77
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Esencias
-
Maestra
En memoria
Héroes
Valores
Olvido
Patricia
Lucía
Ellos
Fray Tomás Zavaleta
Nicaragua
Paz
Tarde
Elogio
Lupanar
Sábado
Viernes trece
Madrecita
Poético
Saberes
Nada es mucho
Cuadrada
80
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92
93
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95
96
97
99
100
101
Rostros
Despedidas
-
Letal
Desprecio
Noticias
Dudas
Igualdad
Lástima
Neurasténico
Tiempo
Decadencia
Consejos
Muerte
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103
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105
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107
108
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111
112
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Presentación
La palabra es vida en la palabra
La palabra es un ser material y espiritual creador de
mundos humanos y universales con la que el poeta creó
universos y apartó las sombras de la luz y las aguas del
firmamento: «Hágase la luz» y se hizo la poesía y el verso
produjo vegetación, versos que son semillas y libros que
son frutales.
La palabra para el mexicano, Premio Nobel en 1990,
poeta, escritor, ensayista y diplomático, Octavio Paz
(1914-1998) es un animal con rabo al que hay que
castrarlo y desplumarlo para que se trague sus propias
palabras y viva sus sueños particulares en la poesía. En
Las palabras, dice:
Dales la vuelta,
cógelas del rabo (chillen, putas),
azótalas,
dales azúcar en la boca a las rejegas,
ínflalas, globos, pínchalas,
sórbeles sangre y tuétanos,
sécalas,
cápalas,
písalas, gallo galante,
tuérceles el gaznate, cocinero,
8
-
desplúmalas,
destrípalas, toro,
buey, arrástralas,
hazlas, poeta,
haz que se traguen todas sus palabras.
La argentina Alfonsina Storni (1892-1938), maestra,
poeta y escritora modernista, luchadora de la igualdad
del hombre y la mujer, piensa que las palabras son «tan
dulces que la luna que andaba filtrando entre las
ramas se detuvo en mi boca» y uno se pone nervioso que
«se mueven hacia el cielo imitando tijeras» para cortar el
cielo por tanta belleza y dulzura. Leamos sus Dos
palabras:
Esta noche al oído me has dicho dos palabras
comunes. Dos palabras cansadas
de ser dichas. Palabras
que de viejas son nuevas.
Dos palabras tan dulces que la luna que andaba
filtrando entre las ramas
se detuvo en mi boca. Tan dulces dos palabras
que una hormiga pasea por mi cuello y no intento
moverme para echarla.
9
-
Tan dulces dos palabras
¿qué digo sin quererlo? ¡Oh, qué bella, la vida!?
Tan dulces y tan mansas
que aceites olorosos sobre el cuerpo derraman.
Tan dulces y tan bellas
que nerviosos, mis dedos,
se mueven hacia el cielo imitando tijeras.
Oh, mis dedos quisieran
cortar estrellas.
La salvadoreña Mayamérica Cortez (1947), autora de
Lumbre de Soledad (1976) y Nostalgias y Soledades
(1995) cree en la magia de las palabras como sueño,
porque «hay algo mágico en las palabras. Se me antojan
redondas y suaves equivalentes al vuelo de los sueños».
Dice la poeta en De las palabras:
Es que hay algo mágico en las palabras.
Se me antojan redondas y suaves
equivalentes al vuelo de los sueños
cadencias voluptuosas
─como las olas del mar─
Las palabras me son cual gaviotas
deslizándose lentas
10
-
sobre mi rumor de inmensidad.
Son la vivencia de lo que siento
en este mar que soy
de este viajar que me habita
deshabitando
anhelos...
Porque más que voz
que palabras
son rumor, silencio quizás.
Arrullo y queja. Pasos quedos, redondos
en este círculo invisible
girando lento
muy l e n t o
en la sutil estancia de las horas.
El nicaragüense Ernesto Mejía Sánchez (1923-1985)
poeta, investigador y creador del prosema, autor de
Ensalmos y conjuros (1947) ve el poema como un acto de
magia, un conjuro con medida y número exacto que solo
es posible en el acto de creación de la poesía. Leamos al
maestro de la palabra:
1
Ensayé la palabra, su medida,
el espacio que ocupa. La tomé
11
-
de los labios, la puse con cuidado
en tu mano. Que no se escape. ¡Empuña!
Cuenta hasta dos (lo más difícil).
Ábrela ahora: una
estrella en tu mano.
Yo creo que las palabras son seres humanos que
piensan, aman, sueñan y cantan sus espantos cada vez
que saltan sus palabras entre los usuarios de la
comunicación de la poesía. Este material llamado palabra
es la sangre viva para transformar la vida y el mundo de
los seres humanos: ya con ira y desamor, quizás con dolor
y espanto, acaso con sublime color de las melancolías.
Leamos este Nacimiento:
Nacimiento
Y al abrir, amada palabra,
tu vientre celeste de pájaro,
vi que te reías por dentro.
─Y cada vez que abro
mi vientre y mi ser en palabras
muestro mis dientes y mi humanidad
como si mostrara la vida en libertad─.
Y al abrirte más,
hallé fértil y clara tu libro de poesía.
12
-
Entre el 18 de febrero de 1984 ─me refiero al poema
Nicaragua─ y el 2 de julio de 2011 ─me refiero al poema
Muerte ─han transcurrido 27 años de una vida literaria
insospechada y grandiosa. Entre estas fechas se
escribieron los poemas que se presentan en este
poemario titulado Raptos breves de la palabra, porque la
palabra es el centro de cada pieza poética; un leit motiv
que se acumula a lo largo de los versos y la palabra se
expresa tal como lo hace el yo lírico en el poema y el
canto.
Darle vida humana y canto a la palabra de la palabra
es una experiencia nueva y vital para mí desde la vida de
la literatura. A veces la palabra es una mujer que estira
sus piernas y sale a la calle para deslumbrar al mundo y
está llena de bondades y poesía, asombrada por el amor
y la magia.
¿Cómo se escribieron estos versos de la palabra con la
palabra? No fue nada premeditado ni hubo alevosía
literaria para reunirlas en este libro. Mientras se escribían
otros poemas fueron surgiendo una variedad de versos
que tenían por características la brevedad y la palabra
como temática central.
Hace más de 10 años los reuní con el nombre de
Raptos breves, cuyo título es uno de los poemas, con el
propósito de enviarlos a un concurso literario en España.
Al final no envié el poemario al concurso y lo guardé por
13
-
varios años. Maduró y se hizo palabra cantora con
seriedad y alevosía temporal.
De un lado a otro anduvieron los poemas escritos a
mano en un cuadernillo, escondidos y en olvido,
acumulando sus fuerzas en silencio como el guerrero que
preparaba la liberación de su territorio.
Hoy, 27 años después he vuelto a ellos, los he revisado
y he agregado dos poemas recientes como parte de esos
arrebatos breves que contienen estos 92 poemas de los
Raptos breves de la palabra.
Además de la brevedad de las piezas y la temática
esencial de la palabra, introduje una técnica que me
resulta interesante en cada poema: inserté una especie
de intrapoema intercalado por guiones con el propósito
de divagar con los sueños de la palabra como si
reflexionara de los avatares de su vida.
Esta inserción, muy usada por muchos poetas del
orbe, hacen de estos versos una vida esencial de la
palabra misma y una experiencia particular en la forma
de escribir versos, pues busqué y traté que las palabras
hablaran o reflexionaran de la temática misma.
Este poemario Raptos breves de la palabra ha de
destacarse no solo por la brevedad de sus versos y la
temática de su contenido, sino por la forma de asomarse
al mundo de la literatura nicaragüense para descubrir un
lugar en la vida poética de la tierra de Rubén, Rosa,
14
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Guillermo, Estela y Federico.
Sea pues, cada rapto, la alegría y la tristeza de la
palabra en el devenir de la historia y de la memoria de las
cantoras de América. ¡Si las palabras hablan, tendremos
vida saludable en la memoria!
Pedro Alfonso Morales
Telica, León, Nicaragua, 20 de julio de 2011.
14
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Raptos breves
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Dedicatoria
Flor, amada poesía,
palabra que sos vida y alimento
para quien construye sueños y alas
con gargantas, pañuelos del tiempo.
Puños que suben su alegría y vencen
el mundo que yace en el suelo
sin temor ni dolor ni lágrimas.
─Llego y todos me miran pasar
sin saber que soy la única que canto─.
¡Todo se ha quedado en olvidos!
¿Descansará más esta sapiencia?
Telica, 27 de octubre de 1991.
17
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Nacimiento Y al abrir, amada palabra, tu vientre celeste de pájaro, vi que te reías por dentro. ─Y cada vez que abro mi vientre y mi ser en palabras muestro mis dientes y mi humanidad como si mostrara la vida en libertad─. Y al abrirte más, hallé fértil y clara tu libro de poesía.
Telica, 02 de julio de 2011.
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Orfandad
Me lancé a la calle, amada letra,
buscando el hijo de la gran palabra
que un día sin marido y sin color
entre tantos rostros, incluso el mío,
tuvo la esperanza de una voz.
─Y yo que nunca espanto
ahora canto con mis palabreríos
eternidades y libertades plenas─.
Y te hallé palabras en la boca
con deseos de vivirte un libro.
Telica, 21 de febrero de 1993.
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Raptos breves
Me apropié, amada palabra,
de tu cuerpo delgado y fino
y del sol que llora por las tardes.
Y fui, amada letra,
en raptos breves, ritos dolidos,
estirando tus piernas, creyendo tu lengua,
llenándote los bordes del silencio,
llenándome el mundo como un poema
para dos leído entre penumbras.
─Me leyó de noche y en silencio
y le ayudé a despellejar orificios del futuro─.
¡Y sangré versos!
Telica, 21 de febrero de 1993.
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Andariego
Así, amada letra,
con tus deseos y los míos,
con tus zapatos altos de la noche,
caminemos por el andén donde pasa la lluvia
con los quejidos del tiempo y de la ausencia
para quitar de la intemperie y de tu abrazo
las fiebres y los pesares nocturnos.
─Y caminé con mis deseos de vida
y me fui metiendo en la lluvia y en su andar
y desde entonces, cargo a ratos este dolor
que me empuja a tocar la libertad─.
Telica, 8 de octubre de 1987.
21
-
Certeza
Yo, amada mía,
tengo la certeza de las agujas.
─Siempre soy el vestido
que usan los pordioseros que cantan
en la madrugada cuando están solos─.
Mi palabra abrirá tu cuerpo
con imágenes y brillo de inquietudes,
porque no es tonta la palabra
que muerde tu vientre de colores
y se levanta en tus abrigos y sueños.
¡Aquí, mi espíritu, canta!
Telica, 21 de enero de 1988.
22
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Evolución
Si te animás, amada mía,
por la luz de la poesía y sus letras
que han de traer estas palabras
como el agua por las algas y su luz
es porque en tus faldas
has guardado con quietud
la cintura desnuda
el misterioso pubis
de una generación que es alta.
─Y ya poesía les animo tan limpio
con palabras certeras en las noches
que cuando sale el sol, nadie sabe, ninguno,
que soy la única que ha salido antes─.
Telica, 20 de noviembre de 1985.
23
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Realidad
Para vos, amada letra,
que venga el señor de los milagros,
cuando mirés en el espejo, la costumbre,
el pan y la palabra, una hablando de la otra.
─Soy la palabra que se confunde
y toca misterios con otra palabra
que se ha quedado allí arrimada, enorme─.
Y con golpe de palomas en sueños
vendrá la flor y la palabra duende, intocable.
Y cantarán coplas en boca de la gente.
Telica, 24 de septiembre de 1992.
24
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Pensares
Pienso, amada mía,
y sexo escribo existencia
que vos y yo podemos tanto,
mucho más que los señores olorosos
abanicándose con la muerte
y con sus nadas arrepentidas.
─Nosotros creemos que el pensar
es el dormir de los que sueñan
dormidos y espantados del alma─.
Así, amada palabra,
los vio Descartes: cogito ergo mortem.
Telica, 17 de enero de 1992.
25
http://es.wikipedia.org/wiki/Cogito_ergo_sum
-
Adolescencia
Con fuego y pasión, amada mía,
ayudarás a crecer el mundo,
─Si es que crezco, amada,
porque mi luz es tenue ayer
y mañana tendré una noche
de días confesos y seductores─
porque tu inocencia es energía vital
de los sueños que asoman en la ventana.
Entonces no tendrás un adiós triste.
Telica, 13 de enero de 1990.
26
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Petición
Te pido, amada palabra,
la alegría y el canto del pájaro,
las manos de Zamir Zapata
en el jardín izquierdo, atrapando,
─Le llené las manos de bisturíes
que zurcen palabras enfermas de ayer
y ahora se atosigan estiradas─
porque un día tendremos una lámpara,
un camino, tus rodillas y tus manos
y un mundo sin corbatas ni dietas.
El bateador le tira y saca fly largo
por el left: el patrullero sigue la bola
para atrás, para atrás, mete el guante
y la captura. ¡Tremenda atrapada de Zamir!
Telica, 16 de septiembre de 1991.
27
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Labor
Te daré, amada mía,
una palabra que cante
y en vez del sueño, mi trabajo:
el alboroto de mis huesos en el huerto.
─Ayer me trabajé palabra
y me dijo este lugar que ahora pulsa
su cuerda de música con barítono
y con besos y con sexos crece la tierra─
La jornada pone su pie y canta
la ciencia, la conciencia y el espíritu
abre la cabeza de los sueños.
Telica, 30 de junio de 1987.
28
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Pan
Pan es la palabra, amada mía,
que nunca me avergüenza quién soy yo.
─Uno es lo que come, lo que habla,
lo que calla, lo que silencia, lo que ve,
lo que conduele, lo que maravilla,
lo que canta, lo que estrena la palabra,
lo que juega y lo que descome─
Y nada, amada mía, es imposible
si tenemos la escuela y la universidad
como se labra la tierra y se cultiva el pan.
Ellas nos darán cantos y poetas.
Telica, 20 de julio de 1987.
29
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Independencia
Cuando sonriás, amada mía,
brotarán de vos palabras que viven gentes.
─Somos palabras y somos gentes
y a veces nos acurrucamos y besamos
con sublime melancolía, banderas
que se quedan quietas pensando, riendo─.
Y si las hipotecás, amada mía,
no mirés a nadie, a nadie mirés.
Ay de los ungidos que te ven
y prestan sus sábanas contra el frío.
Telica, 30 de noviembre de 1987.
30
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Vivencia
El pensar, amada mía, es menos
que el hablar y sus cicatrices,
si no pensamos palabras con amor
─Te recuerdo amado mío
que somos palabras y seres vivos
como usted y como yo en la vida
y cuando callamos somos pequeñas
letras muertas en los diccionarios─
en la conciencia de vivir suficiente
en cada palabra que nos dice adiós.
Telica, 17 de enero de 1992.
31
-
Integridad
De noche, amada mía,
de las oscuras penumbras,
bebo sin temor la claridad
que desentraña con valor la integridad.
─Un día, la claridad de una letra,
hablé con la negritud de otra
y descubrí ardorosa amistad
y cierto celo desprevenido y racista
que yo no comparto en mi palabra─.
Ella se arropa de plenitud.
Telica, 30 de enero de 1992.
32
-
Poesía
Te pongo la palabra, amada mía,
en la sombra de la tierra para que se hunda
en el pulso y el temblor de la hoja,
—ya palabra bien puesta,
apuesto en mi extensión de hablante:
soy como la joven policía en la calle
que se respeta no tanto por su ley
sino por su grandeza de mujer—
en el vuelo del sonido y busque camino
en la cosecha y en el loco del espejo.
Telica, 26 de mayo de 1991.
33
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Poesía segunda
Ella, amada palabra,
vive aún debajo del agua
y dentro de tus ojos, grande.
¡Cuántos sabemos nadar!
¡Menos, mirar y navegar!
─Yo como poesía hermosa
estoy en él, en las cosas pequeñas,
en la Ilíada, en la comida nuestra
de todos los días y en los avatares:
solo necesitás sin más ser vida y poeta─.
El sueño, amada letra,
de una mujer mueve el universo
y yo no tengo carrizos del canto.
¡Ah, la palabra me salva!
Telica, 13 de febrero de 1992.
34
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Penumbra
La penumbra, hueso mío,
por misteriosa, rara y espiritual,
─soy penumbra a veces eterna
de un poema de la noche, siempre
un reproche de la sombra, cuando
me falta la duda y sus costumbres─
merece no solo ser oída y creída,
porque con la palabra en la boca
ha de cantar sus desafíos.
Telica, 23 de enero de 1992.
35
-
Esperanza
Aquí, amada mía,
en estas bancas frías del parque,
donde durmieron los borrachos
y el viejo Chamaco me contó su historia,
te esperaré, mía amada.
─En Semana Santa con mis soles y lunares
me convertía en diablo con mis penachos,
vestido de alquitrán, una cola y un par de cachos
asustaba a los niños con mi caballo y mi máscara,
yendo por el parque, la iglesia o la bajada de Paco─
Te esperaré un par de sueños y un golpe
con la palabra en la boca y el entusiasmo del poema.
Telica, 26 de enero de 1987.
36
-
Soledades
-
Soledad primera
Pequeña es, amada mía,
palabra minúscula y divertida,
cuando asumo retos con dureza
y la pongo entre la espada y el verso.
─Le di alegría en soledad
cuando en la tarde le llevé su tristeza,
pues de algo se vive en la nostalgia─.
¡Ella se despelleja y sangra!
Triste y llana es, amada mía,
por laboriosa hormiga la soledad.
¡Ella se desviste y canta!
Telica, 2 4 de enero de 1992.
38
-
Soledad segunda
Si estoy solo, amada mía,
mi pensamiento salta cerca y alambradas
y se hace palabra en los vecinos que discuten
con cuántos caites se hace un buen verso.
─Un vecino me recogió en su baño
y sale a pasear conmigo, amándome,
estirándome, como una mujer que respeta
y me trata como si fuera chispolilla─.
Atrapa con su canto, amada mía,
la arenilla del Djouf y sus linderos
que guardo en un recipiente más fuerte
que la palabra que descanso en mi habitación.
Telica, 4 de mayo de 1986.
39
-
Soledad tercera
Me lastima, amada mía,
viajar a solas por estas calles
sin una mancha donde alcance
tu recuerdo.
─Y me guardan
en un cuaderno que sale a caminar
en las noches para deshacerse de idas
y venidas de ciertas palabras bandidas
que tuercen mi pierna en el poema─.
¡Soy tu recipiente y tu pena!
Telica, 6 de junio de 1987.
40
-
Tetra soledad
De aquí no salís, amada letra,
a la puerta de los olvidados
si no es eternidad esta palabra.
Y hubo crías, amada mía,
que preferían tu soledad de ayer.
─Una de fe y otra de arena
pues amaba mi río que partía
a escondidas llevando su pena
tan dulce, tan triste como el poema─.
¡Ellas se abandonaron en sus fiestas!
Telica, 4 de julio de 1987.
41
-
Tristeza
Yo no sé, amada mía,
de dónde viene mi tristeza
que a sus años poco envejece.
Vaga por tus ojos, te da vuelta,
corre con una pierna al aire
y en su mejor momento tose.
¡Pero no se aleja de mí!
─A veces salgo despeinada
a la calle a toparme con ellos,
los que tienen una quijada a mano
esperando el momento justo de la vida─.
¿Hasta cuándo, amada mía,
dejará de hacerme el amor en versos?
Telica, 14 de febrero de 1987.
42
-
Oficio
Yo hubiera preferido, amada mía,
palabra mil, no escribirte mis tristezas,
sino agarrarlas y echarlas al vacío
para que se pudran en el abismo
o como dicen los niños
para que se las coma el mono.
─Los primates se acercaron,
rascaron mi panza humana,
pero tampoco me quisieron
y se alejaron de mí por infames─.
Telica, 2 de julio de 1987.
43
-
Distancia
Cuando tus ojos,
amada mía, verso diez,
están lejos de mí, hipérbole,
me parecen avisos, metáforas
de poca cortesía, pájaro en ausencias.
─Ya pájaros nos escurrimos en diablo,
nos pintamos de rojo y hacemos nidos
que los árboles nos regañan en la tarde
pues una mirada a tiempo vale cientos─.
Telica, 17 de abril de 1987.
44
-
Recuerdo
Te traje, amada mía,
el desorden y la planicie de la gente
que come trozos de bulla en la noche
y los eructa en la mañana sin vergüenza.
─Vamos por aquí y por allá, escaleras
y camarotes, para subir y dormir arriba,
mientras comemos dudas con sueños
y vomitamos huesos blancos y eternos─.
Los diccionarios, amada palabra,
ya no están sobre la mesa matando burros.
Solo tu sonrisa y tu pie dolido, palabra mía,
están reunidos sobre la vejez que tarda el amor.
¡De ella volaremos en cenizas!
Telica, 1 de junio de 1987.
45
-
Almohada
Allí, amada palabra,
te refugiaste bajo sus plumas,
cuando yo descansaba mi soledad
en los aposentos que cantaban solos.
─Y al refugiarme, me salía de noche
a recoger verdades de mi tiempo
que en otro momento miraba sal
de un jocote que nunca consumí─.
Y mis ojos negros, amada letra,
picaste con una lágrima perdida
que no olvida los olores de mi almohada.
¡Ella sabe que morí!
Telica, 23 de marzo de 1986.
46
-
Silencios
Sexo, luego callo, amada mía:
oigo el silencio eterno de la gente
que pierde el tiempo en explicaciones,
porque si de una batalla hiciste olvido
justo es que pasen victorias y derrotas
con sus dientes entre los bolsillos
buscando el ataúd de los vecinos.
─Yo ataúd en mi labor
de apretar su viaje, mordía mis penas,
guardaba en mi equipaje luces para el hastío
y nunca entendí que la nostalgia es eterna
cuando se posa entre los silencios del abismo─.
¡Un día resucitarán mis candelabros!
Telica, 22 de enero de 1993.
47
-
Silueta
Yo miré, amada luz,
tu silueta en una manta azul
que el espejo de los sueños zurcía
con una nube de pájaro y agua.
─Y yo persistía tejiendo
los bordes del paisaje triste y dulce
como si los amarrara con el canto
o con el rastro que deja la poesía─.
Allí, admirado fulgor,
estábamos juntos en una fotografía
atados de la mano con la muerte.
¡Ese día la crucificamos y nos fuimos!
Telica, 17 de octubre de 1987.
48
-
Abandono
Yo te amé, amada letra,
y fue mi historia un higo de sol
que surtió sus efectos en la madrugada.
─Yo dormía colgada en un árbol
junto a la ventana que huyó de mi casa
y desde entonces, me quedé sola, tan sola,
sin ventana, sin mi saber qué es verbo─.
Hoy morí, amada palabra,
junto a la estrella que abandoné en la alborada.
Telica, 28 de diciembre de 1998.
49
-
Ilusiones
Ahora, amada palabra,
yo podría estar a tu lado
en una biblioteca de buenos hábitos
leyendo tus manos y crujiendo tu amor
en bocados pequeños de buenos lectores.
─Mi cuerpo de libro te regala unas patitas
de un lugar que ya no recuerde ayer
y nos marchamos por el camino solitario
para cuidar de la belleza de las gentes─.
Pero te fuiste, amada mía,
ni alfa ni omega me salvarán un día.
¡Trillizas nacen estas melancolías!
Telica, 6 de junio de 1987.
50
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Terquedad
Los dolores, amada mía,
los silencios en verso libre,
atravesé en mis soledades
y acomodé tus pensamientos.
─Me aliñaste y me fui al río
a ver las aguas que cantaban
sus ruidos, pero me fui con ellas
hasta alcanzar el horizonte y su pena
y le parí días sin ombligos─.
Y escribí tus versos, amada mía,
y no los míos que encajé al atardecer.
Telica, 11 de octubre de 1987.
51
-
Sueño
Busqué tu nido, amada mía,
y encendí el oro de los libros
que amaron a solas los abuelos.
─En el patio de mi casa un río
pasa feliz porque se lleva mis palabras
y adelante las espera y se baña dos veces
con ellas y a veces me las devuelve felices
o mancilladas con un reloj que pulsa la arena─.
¡Pero me quedé dormido, qué pena!
Y me pregunté: ¿por qué lloro, hastío?
Te llamé con sentido y es hoy, amada mía,
el amor no me ha respondido como debiera.
¡Me quedé dormido! ¡Será que me llevó el río!
Telica, 26 de abril de 1984.
52
-
Hogueras
Cuando llueva, amada mía,
tu ausencia encenderá mis hogueras
con fósforos, ocote y gas de la cocina
para disimular la luz de tu presencia.
─Entré luz como se entra al túnel
blanco de pureza y me quemé sombras.
Ahora me sobran las cenizas que conté
noche a noche en mi nostalgia y mi pena─.
Y quemaré, amada palabra,
mis versos sin medidas hasta que volvás.
Telica, de 10 de enero de 1987.
53
-
Nostalgia
De noche, amada mía,
la ciudad me teje nostalgias,
cuando miro por la ventana
los objetos vacíos rascándose
como pupitre solitario que ofrece
un lugar para que siente mi tristeza.
─Soy la ciudad que salgo a caminar,
lanzo mis canas al aire, corto mi pelo largo,
estiro mis piernas de barrio, bebo agua
en las cantinas y sacudo mi enorme sarro.
Entonces, los objetos se rascan y mueren
en el lugar que un día vacío me ofrecieron─.
Telica, 1 de junio de 1987.
54
-
Esencias
-
Esencia
Sabrás, amada mía,
que lo eterno pasa penurias,
cultiva los olvidos con tractores,
pero fortalece el espíritu y la sangre
con abejas y pájaros de otoños.
─Has de saber, amado mío,
que la esencia se levanta temprano
y compra leche en el mercado de los sueños
y va surco a surco sembrando en la cañada
un hombre y una mujer con la punta de sus manos─.
Telica, 4 de julio de 1987.
56
-
Búsqueda
Busco, amada palabra,
la fuerza del volcán y sus frutas,
el hombre que canta con los pájaros
y la sábana que me levanta todos los días.
─Entraste en mi cráter y hollín
y te respondí con arenilla del pasado,
como mujer en la miseria, sin sol,
sin el carbón que alimenta a los humanos
para que siembren una semilla en la mañana─.
Busco, amada paciencia,
uno, tan solo un día que tenga humanidad.
Telica, 30 de junio de 1987.
57
-
Lo nuestro
Lo tuyo y lo mío
lo de él y lo de ella
lo de nosotros y lo de nosotras
lo de vosotros y lo de vosotras
lo de ellos y lo de ellas:
un día hallaré una palabra
que toque tu vientre y cante
entre el yo, amada mía, y el ello.
─Y me hallaste pronto,
en una nube del espacio de la tierra,
donde platicaban Aristóteles y Freud,
sobre unos huesos cuyas ideas
se abrían como paraguas, riendo─.
Telica, 22 de enero de 1993.
58
-
Carmen
Carmen, amada mía,
a veces tierno, luego existo,
que valen poco mis palabras
si no lo escribo en tu corazón.
¡Pero lo haré, amada vida!
─Papel, guitarra y lápiz en mano
un día entré en la memoria de su corazón:
allí estaba descansando el pasado,
arando el futuro, riendo el presente
que ha venido tropezando en la calle.
Le prestó mi reloj de sangre y así,
minuto a minuto, escribió su historia─.
Telica, 29 de septiembre de 1986.
59
-
Aprendiendo
Rocé tus manos, amada pintura,
que dibujaban achiotes en el aire.
─Y yo sé que no era Botticelli
ni Rembrandt entre los bandidos
que habían soplado botellas
para que hablaran los tintes del ayer─.
Toqué tus ojos, amada luz,
y amé tu cuerpo de Guardabarranco,
caminé con tus piernas de paloma
y llegué al celo de tu juventud, pintando.
─Giordano da su Forja de Vulcano─.
¡Aquí, morí tranquilo!
Telica, 21 de septiembre de 1987.
60
-
Todo
Pensé verso y existí canto,
amada palabra mía, ingrata;
amé la leche del universo
y los árboles me dieron de comer.
─Todas llegábamos en la mañana
y le dábamos sus jugos de tierra porosa
que hicieron que echara sus raíces
para que no se cayera el mundo─.
En la última cena, amada mía,
ya eras mi amor con su enorme fruta.
Telica, 18 de junio de 1987.
61
-
Rodillas
Aquí, amada palabra,
con el ímpetu de tus articulaciones
y el acoso de tus rodillas entre las mías,
esperaremos las luces de las noches
que descienden sobre nosotros en ABC.
─Todas nosotras llegamos a verlo
y una a una juntamos las bocas y tocamos
sus riñones que filtraban palabras puras
e impuras que enloquecen a las academias
y por las cuales se reunirán esta semana─.
¡Aquí, se detendrá todo lenguaje!
Telica, 19 de octubre de 1991.
62
-
Decires
Digo amor, amada palabra,
y te convertís en prenda del amar,
porque tu seno es una frase del porvenir.
─Tomó mi pezón y lo llené de leche
y luz que contagia a los árboles y sus frutos
y se pintaron las casas de blanco y las nubes
allí se alimentaron y después se fueron a llorar
en las paredes donde se cuelgan los amores─.
En tu vientre, amada letra,
hay una queja que es un montón de gente.
Telica, 14 de febrero de 1987.
63
-
Decisión
Al amarte, amada palabra,
puse mis labios en los tuyos
y me ha nacido el canto, la ciencia
y la paciencia de estos abrazos del arte.
─Yo tomé de la mano al poeta
y lo llevé a comer esas letras que salen
a pasear los sábados en la mañana
y de las cuales se desconoce su regreso─.
Por eso, amada letra,
decido el beso de la amada sapiencia
que, como el final de una noche, abre
las fauces que dejan libre la libertad.
Telica, 8 de mayo de 1987.
64
-
Fronteras
Un grato sueño,
amada libertad de la palabra,
avanza con árboles en la frente,
crea el verso y el universo de los sesos
que se divierten con los miedos de las letras
que han de cantar palabras con árboles.
─Y no me extrañó ver que todo moría
sin mayor misericordia: la luz, el árbol, el agua,
la tierra, el fuego, el aire y solo quedé yo─.
¡En la eternidad solo la palabra existe!
Telica, 26 de enero de 1987.
65
-
Fiesta
Las fiestas, amada letra,
son alfabetos y silencios
que se olvidan de prejuicios
para llevar la sangre del canto.
─Y como enfermera no pude
tener de esta sangre un litro
a pesar de mis agujas y mi salino─.
Así, amada palabra,
te concibo en mis silencios,
cuando me acuesto con vos y te preño.
¡En la mañana te divierten los partos!
Telica, 22 de enero de 1993.
66
-
Encuentro
Abrí la ventana, amada letra,
y apareció la palabra en el aire
y con su ruido penetró el espacio
de tu cuerpo como una cartilla.
─Y digo que algunas somos buenas,
no tan delicadas como aparentamos ser,
pues vamos tocando tuétanos hasta silbar
con tal de ser oídas y amadas como humanas─.
Tu música, amada palabra,
me levanta temprano con su cántaro.
Telica, 27 de junio de 1990.
67
-
Libertad
Quiero, amada palabra,
nacer en vos como vos nacés en mí;
sin dejar de ser yo, dejando que seás vos.
Ahora, que chillen con ¡PAM! ¡PAM!
─Me agarró del rabo, el poeta,
me dio vuelta y me azotó con azúcar,
me ordeñó como vaca lechera,
pero pudo ver la tristeza de mis ojos
por tan cruel desenfreno el mío ─.
¡Así, no, poeta! ¡Alimentalas!
Telica, 4 de julio de 1987.
68
-
Una sonrisa tuya
Una sonrisa tuya, amada palabra mía,
me quitó la tristeza que traía encendida
desde el jueves por la mañana.
─Ah, cuando yo me río no es
para quitar tristezas y alimentar a los tuertos:
¡lo hago porque soy libre!─.
Telica, 12 de agosto de 1986.
69
-
Oxígeno
Te muerdo, amada letra,
y existo en el correr del tiempo
y de la lluvia que moja el cielo.
─Cierto: lo vi bajo el ventarrón,
como si se bebiera el huracán,
tan dolido se fue a parar al mar.
Ahora es sal y un lugar de espuma
donde a veces se acuesta con la duda─.
Y lucharé, amada palabra,
contra el misterio de los árboles
para que vengás a respirar en mi pulmón.
Telica, 21 de septiembre de 1987.
70
-
Eternidad
Con el tiempo, amada palabra,
habitarás en otras muchachas
y yo viviré en otros hombres
que han perdido la memoria y su casta.
─Nosotras escribimos un poema
sobre las cenizas de los hombres
y las pavesas hablaron del fin del mundo
como se hablará del divorcio de la duda─.
Vos los querrás a ellos, tan abominables;
y yo las amaré a todas, tantas y adorables.
¡Nuestro amor nunca morirá!
Telica, 4 de julio de 1987.
71
-
Juego
Jugarás, amada letra,
conmigo por las noches
sin importarte los gramáticos,
la fatiga, el sueño y la Gallina Ciega.
─Me faja los ojos con neblina
y en vez de una aguja y un dedal,
tropiezo la estrella del porvenir
jugando una rima en el poema─.
Jugarás, amada palabra,
con alegría de libros y cartillas
para que te descubrás esquite nocturno.
Jugaremos, amada mía,
porque aún nos queda vida hasta la Z
en el niño que llevás dentro angú…ando.
Telica, 22 de enero de 1993.
72
-
Plenitud
Voy sin entrar, amada letra,
moviendo risas, amada palabra,
en caballos desbocados de plata
pacapaca paseando en el tiempo
donde yace tu notable plenitud.
─Y con el caballo, el mordisco,
hurgando el tiempo, sus colmillos
que no regalan jamelgos ni fantasía
de un tiempo que me ha tocado regir─.
¡Allí, vivís humana y libre!
Telica, 4 de julio de 1987.
73
-
Patrimonio
Desde que te amé,
amada palabra mía,
todas las bibliotecas del país
dejaron de ser públicas o privadas,
porque se convirtieron en patrimonio
tuyo y mío nada más, mío y tuyo nada más,
donde llenamos las gargantas con sabores.
─Nosotras bajábamos los estantes roídos
y nos sentábamos en la mesa a esperar lectores,
pero nadie nos saludaba ni nos hacían caso
y desde entonces nos reímos de la brutalidad─.
¡Mirá las palabritas descolgándose felices!
Telica, 23 de octubre de 1991.
74
-
Soy
Si yo, amada palabra,
irremediablemente mía,
no fuera dos veces esa palabra
que fui en mi niñez azul un día,
letra a letra y abecedario en lecho,
me olvidaría del ayer hasta morirme.
─Nosotras, palabras azules, jugamos
La mariposa, tomadas de las faldas y giramos
y giramos alrededor cantando día y noche
hasta caer en el río donde se fraguan las vidas─.
¡Aquí, promiscua y virgen!
Telica, 19 de enero de 1992.
75
-
Vida
Voy, amada poesía,
silenciosamente solo,
tras el único y verdadero
talento que tiene la palabra
cuando es esencia y vida.
─Nosotras somos palabras humanas
y vestimos trajes sencillos y finos
y cuando somos amigas de los lectores
salimos a la calle, entramos al mercado
y compramos dos frutas para el verano─.
¡A ella me consagré! ¡Y no he muerto!
Telica, 8 de abril de 1992.
76
-
Tuyo
Hoy, amada palabra,
te vi de lejos y de cerca
a través del hilo que te une a la tierra.
─Nadie sabe que las palabras
tenemos un caracol por donde entramos
al magma terreno y pintamos su espíritu
y escribimos cartas a los creadores del verso─.
Y repetí, amada letra,
la historia y la memoria de tu acento
porque mi vida sigue siendo tuya.
¡Por eso existo!
Telica, 5 de mayo de 1992.
77
-
Algo más
Me acerco a tu cuerpo,
amada palabra hermosa,
allí donde te acurrucás, viva.
─Aquí sueño en el cuarto
donde duermen mis libros
que cantan en la madrugada
para que el mundo despierte─.
No quiero ser, amada letra,
un paisaje de enero nada más.
Quiero algo más: un verbo.
Algo que no se dice aquí,
delgadina hermosa, una sospecha.
Telica, 12 de agosto de 1986.
78
-
Rostros
-
Maestra
Ella es ágil, amada mía,
y cuida mis ojos con los tuyos,
cuando me da tu cuerpo con ánimo.
─Ojo por ojo, diente por verso
se aman desde la entrada azul
donde todo es permitido por azar
de una letra que decidió ser humana─.
Atiende la mañana con sus letras
y el canto de sus juegos atraviesa
la pizizigaña con su vientre de maestra.
¡Y al abrirse nace su estrella!
Telica, 29 de julio de 1992.
80
-
En memoria
Domé sueños, amada palabra,
en los ventanales que ofrece el mundo
para acercarme a tu estrella matutina
que el pueblo sembró en la madrugada.
─Los poetas iban con el surco al hombro
sembrando las palabras con una estaca
que hallaron en el camino a Niquinohomo─.
Y no importa, amada letra,
el instante solitario ni el epitafio,
porque asumí la noche y su grandeza
en memoria de los héroes de la palabra.
Telica, 10 de julio de 1990.
81
-
Héroes
Ellos, vocablos eternos,
fueron fuego, júbilo y victoria:
guerra de las palabras y su oficio,
las viejas catedrales contra las nuevas,
el adjetivo cruel que se rebelaba
contra tantos admiradores de la barriada.
Y vio la luz el verbo de la poesía,
la hoja tupida de los adverbios ingratos
que hicieron su propia montaña en la colina.
─Yo, adverbio, cavé un hoyo, soplé y enterré
el misterioso pubis que a todos encanta,
pero en la mañana me nacieron carrizos del canto─.
¡Viva la fiesta de la poesía! ¡Viva, viva!
Telica, 15 de julio de 1987.
82
-
Valores
Nada, palabra mía,
nada cuesta la manta azul
del amor y la luz de tu vientre.
Nada cuesta, vozarrón,
si es por eternizar el invierno,
la tierra prometida de los verbos,
la patria potestad de los significados
contra la vida de los significantes.
─Nosotras, las palabras ya cansadas
echamos el motete al hombro y caminamos
por los caminos de la incertidumbre:
más adelante nos sentamos y descansamos
y nadie ve el misterio de nuestra grandeza─.
¡Hágase la paz! Y me trajiste
los cementerios de los diccionarios.
Telica, 21 de junio de 1987.
83
-
Olvido
Entramos de pie,
amada palabra de los vientos,
con voz corpulenta y socarrones
cantamos la victoria de las palabras.
─Levantamos senos las palabras
en medio de la plaza: la algarabía
confundió a los muchachos y viejos
que nos tiraban besos desde la casa─.
Por eso, amada mía,
olvidamos la bandera del azul
y trajimos un árbol que hablaba
de su cosecha en el campo y la ciudad.
¡Mirá los paralelepípedos y sus vocablos!
Telica, 11 de mayo de 1987.
84
-
Patricia
No fue fácil, amiga mía,
Patricia la boliviana,
hablarte en poco tiempo
de la solidaridad de la palabra,
del perfil eterno y monosilábico
de la risa que habita en cada letra
y de la cosecha de los almendros
y de la duda tostando estas palabras.
─Palabra soy, amiga factible,
que te da la mano y te agarra el codo
y no te suelta el corazón por la tibieza
y es cuando empiezas a sentir la libertad─.
¡Aquí y en Bolivia se calientan verbos!
Telica, 15 de septiembre de 1988.
85
-
Lucía
Lucía, amada letra,
lucía una vocal en sus ojos
y cerró la tarde con perencejos.
─Y cada vez que ya poesía abro
los consejos vecinos, me hago vieja
por mengano y zutano que me visten
con vestidos viejos y con cadenas─.
Este asunto de menores, miniatura
de las palabras nuevas, adolescencia
dicen otros, para no culpar neologismos
que se atosigan de nostalgias en el camino.
¡Un día nacieron ya grandes, los viejos!
Telica, 17 de octubre de 1987.
86
-
Ellos
Así, como sopa de letras,
echados al mundo sin temor
y en nombre de sacrificios prohibidos,
los falsos de la palabra falsa,
los escritores a mano armada,
apuntan contra nosotros.
─Y no es aguja la que zurce
ni la que apunta con sus versos,
sino un zutano, un mengano
y un perencejo que no ama el arte─.
Ellos, amada mía,
los hijos de la gran mil frutas.
Telica, 2 de enero vde 1985.
87
-
Fray Tomás Zavaleta
Si ellos, señor del verbo,
gran señor, padre Fray Tomás Zavaleta,
son así, ─una palabra arcaica en desuso─,
señor del verbo, gran señor, ─innovador
de Matiguás─, franciscano salvadoreño
no serás como ellos. ¡Mirá tu ciudad!
¡Mirá la palabra más grande de la palabra
haciendo su casa sobre un árbol que canta!
¡Víctima de la guerra! ¡La revolución! ¡La Contra!
Telica, 20 de julio de 1987.
88
-
Nicaragua
Mi corazón, amada mía,
es un gran río azul y blanco
que crece libre en las vocales
y vigoroso en las consonantes
que se bañan en los lagos.
Su agua entró en mis venas
con sus palabras de la Segovia
y sus versos de León y su catedral.
─Si las palabras entramos al cuerpo
convertidas en agua y luz del tiempo,
fragua de los sedimentos es el alimento
que se transforma en sangre y viento
en las palabras que somos cuando somos gentes─.
Ahora, amada mía,
el río se ha hecho de palabras humanas:
cantan sus bocas como cantan las gentes.
Telica, 18 de febrero de 1984.
89
-
Paz
De la guerra, amada mía,
haremos el aniversario de la paz.
Guerrea el poeta y su palabra,
guerrea el cachorro y su esperanza,
guerrea el amor y su sangre azul.
─Ya todos se reúnen en la raya
y la frontera del amor: habla el odio
y muestra su sarro: habla el corazón
y muestra su herida: habla la palabra
y ninguno acepta mi verdad y mi fuego─.
Un poema, amada letra,
es el canto de paz de las palabras.
Telica, 2 de febrero de 1987.
90
-
Tarde
Decís, amada mía,
y no decís nada ni una palabra.
Siempre dejás una letra,
el ruido y la nostalgia de la noche
que descansan sus palabras.
─Si yo como palabra duermo, duerme
el tiempo y su memoria de grandeza
y nadie tendrá vida sino siglos de engaños─.
Y la gente, amada mía,
no ve que la tarde camina, sin rumbo,
con una palabra al hombro que le cuesta
y devora todos sus pensamientos.
Telica, 29 de noviembre de 1987.
91
-
Elogio
He visto, amada mía,
palabras dulces, calladas y limpias
que van a los parques a cruzar la pierna
y a pintar los sonidos de su corazón.
Palabras dextro corazón, rojo
para soplar una botella del hablar
romántico como quejido de vocal.
─Y si como vocal me quejo, amado,
es porque ya rota mi franela fina,
dejo de ser humana, viva y alta
y me cruzo de brazos en mi congoja─.
He visto, amada mía,
tanta locución, pero a ninguna regia
y decente como la palabra ternura.
Telica, 25 de febrero de 1987.
92
-
Lupanar
Un día, amada mía,
en un lupanar estaban holgados
un hombre y el harén de una palabra:
él quiso besarla y ella dijo:
¡Esto no es feria ni amor ni hoguera!
¡Bien sabés que no devuelvo pan ni dinero!
─Y los trúhanes de los juegos de azar
enviaron cartas al secretario de la academia
y al comandante de la policía para mi arresto
porque como palabra ─dicen─ me la quiero
pasar de viva─.
Telica, 15 de febrero de 1987.
93
-
Sábado
El sábado, amada mía,
letras de cambio hallarás catrina:
día de pulpería, cobranzas, ratones
vestidos de saco y corbata, juguetones,
tras el queso derramado en el azúcar.
─A veces no esperamos el sábado
y desde el viernes salimos a vender las fundas
y los colores de los almohadones rojos
que tanto les han costado a mis patrones─.
Día, amada mía,
para pintar azúcar y sal en los calzones.
Las cajas fuertes con llaves
hieden a robo y a despojo humano.
Telica, 16 de marzo de 1985.
94
-
Viernes trece
La palabra superstición, amada mía,
es amiga del gato negro y de mi abuela
que vive de la costumbre y la tradición.
─A mi edad hago brebajes de sustantivos
que vendo a centavos la miel en su color
y fío para el sábado un libro y una escalera─.
Hoy, amado rito,
parí la espuma bruja de la laguna,
la olla, la argolla y dos gatos azules
para llevar las palabras y su alimento.
¡Qué tanto cuento trae el viento!
Telica, 4 de julio de 1987.
95
-
Madrecita
Madrecita, palabra mía,
si vieras a tu hija, la sal.
Si la vieras, madre, hija de tal,
cargada de diminutivos, vacía,
llena de pereza e interjecciones
escogiendo lágrimas del mar.
─Yo saco la cabeza blanca,
muestro la neblina de mi frente
y mi orgía de espuma como animal─.
Madrecita, diminuto mío,
si vieras a tu hijo, el sol.
Si lo vieras, madre, hijo de atol,
cargado de infinitivos, vacío,
lleno de tristeza y preposiciones
levantando tumbos del dolor.
─Yo meto la cabeza roja,
escondo la mancha de mi frente
y me alejo bajo el agua con mi aflicción─.
Telica, 15 de febrero de 1986.
96
-
Poético
Cuando me acuesto, amada palabra mía,
hago la señal de una letra que me espera
en los parques de los sueños que saben todo.
─Las palabras ponemos memorias
a descansar en los parques, cuando
los ruidos persiguen pájaros y mienten─.
Ya dormido, amada letra,
¿quién sabrá de mi existencia?
¡Yo no sé, amada palabra!
Cuando amanece pienso en vos:
ni rabo de animal ni cuello ni toro,
sino como tijera, Carmen, sueño
que te convierto en poesía y trabajo.
Telica, 5 de enero de 1987.
97
-
Despedidas
-
Saberes
Yo sé, amada palabra,
que tu amor no es para mí.
─A veces el mundo se adueña
del sueño de una palabra grande
y se lo lleva a criar otros universos
que un día vendrán asombrados
a vernos en esta república de letras─.
Lo sé por tus señales y signos.
Pero, amada letra,
no es el fin porque ni vos ni él
evitarán estas arcillas de mis manos
que ponen árboles que revientan frutas.
¡Ah, la literatura no me deja morir!
Telica, 13 de junio de 1987.
99
-
Nada es mucho
Ya nada, amada palabra,
absolutamente nada, ¡quimera, no!,
es igual al principio, el día primero,
cuando vestiste tu camisa de seda,
tus zapatos y tu calzón azul de grama
y saliste a la calle a cazar sueños y pájaros
y la gente miró, gustó y oyó por vez primera
y corrieron a colgar pañuelos en el viento
y del vientre enorme de las cosas, una a una,
naciste palabra mía, más que un gesto o quejido,
más grande que un sueño que camina con sus manos.
─Cuentan que al principio estaba yo, el verbo y la nada
a oscuras, agarrados de las manos, asustados del silencio,
buscando un camino, apretando nuestros cuerpos,
[besando,
amando en olvidos hasta que juntamos los vientres
y nació la palabra que se hizo niño, mujer, hombre─.
Telica, 4 de julio de 1987.
100
-
Cuadrada
Yo no tocaré, amada palabra,
tu nombre ni tu ser con mis dedos
si no desaparecés por uno de tus lados.
─¡Miro los paralelepípedos asustados
caminado de dos en dos, bloque a bloque,
subiendo en paralelos hasta morir su cielo
y me duelen cada uno de mis lados!─
¡A menos que te acomodés y amés!
¡Mirá el borde de tu labio, cantando!
¡A veces, por eso vuelvo al punto!
Telica, 19 de junio de 1987.
101
-
Letal
Ayer, amada letra,
tan sólo ayer en mis pesares,
hallé la palabra que buscaba.
Di mi piel, amada palabra,
por la impresión que me dio
tu rostro y tus piernas largas
para caminar por tierras y poesía.
─Yo palabra triste y oscura
como volcán apagado, dando nostalgias
en días venideros: cuando me tomó el poeta,
rehusé el amor que me profesó en versos─.
Y cuando más te amé, letra mía,
abriste tu boca letal y me dijiste:
¡vete sin vergüenza!
¡Pero yo levanto siempre tu frente!
Telica, 26 de enero de 1987.
102
-
Desprecio
Despreciaste, amada mía,
mis palabras con sus brincacharcos
por un doble de campanas que no volverá.
─Y al doblarme en una esquina
me estiraron con puntos suspensivos
y hallaron quietud en un cementerio
donde lloraba con lágrimas entre risas─.
¿Acaso, no es amor, amada letra,
poner en el florero unas cosas de plumas de gallina?
Telica, 26 de enero de 1987.
103
-
Noticias
No sé, palabra mía,
a qué venís, así de manteles largos,
con un pájaro en la cabeza, una pierna cruzada,
y una mueca terrible en los ojos.
─A veces parezco una loca insigne
que muerdo tus talones con el espíritu
y beso las paredes de las casas ruinosas
como si besara las noticias que traigo─.
¡Traés malas noticias! ¡Muertes!
Habla, amada palabra,
y soltá esa boca besada por los infames.
Telica, 8 de enero de 1987.
104
-
Dudas
No sé, amada letra,
si me querés solo con poesía,
porque desde que te dije en serio
que por cada mala palabra tuya
te daría un beso con metáforas,
hoy no me decís nada, ni jodido,
aunque te lo pida en versos.
─Jodido, poeta, es tu porvenir,
no tu muerte ni tu pasado en el abismo:
más bien, atrevete a los frutos del arte─.
Telica, 20 de julio de 1986.
105
-
Igualdad
Nada, amada mía,
nada cambió en la plaza,
en el jardín de tu casa
donde te canté en versos
y dormimos como pájaros
sin dormir, sin esperar.
─Yo nunca cerré el ojo
y desde entonces no lo cierro
a menos que cante y haga el amor
con esos muchachos que se van
con los viejos tiempos a soñar─.
Telica, 25 de mayo de 1991.
106
-
Lástima Qué lástima, amada mía, si nos cambiamos abecedarios, porque no tendremos alfa y omega, ni alefato ni poemas en las esquinas que le den de comer a la conciencia. ─Yo no como ni bebo, pues mi palabra canta y de eso vivo tras los barrotes que el hombre pone─. Qué lástima, amada mía, a lo sumo nos queda el álbum como recorte semanal de la existencia.
Telica, 6 de junio de 1987.
107
-
Neurasténico
Pasé, amada mía,
neurasténico toda la mañana,
porque me cubriste el día y la hora
con tus manos de crayón y paisaje:
ataste mis dedos a un piano.
Y no sé, amada palabra,
tu nombre y no sé si lo sabré
─No sabés que soy palabra sensual
y me animo a solas para que cante
y salga a la calle a romper el viento
con mis salmos y mis proverbios─
o te irás como paloma alta
a poner pañuelos de zacate en los árboles.
Telica, 26 de julio de 1986.
108
-
Tiempo
Yo te amo, amada mía,
ahora, tal vez mañana de ayer,
en este instante espina dorsal siempre.
─Yo como palabra no vivo de adverbios
ni de las cosas que te traigo en higueras,
sino de la palabra canto en libertad
que junto a los demás seres sembramos─.
Pero puedo amarte, amada mía,
en presente y en pasado como verbo
o como sustantivo de las cosas nuevas.
Telica, 30 de junio de 1987.
109
-
Decadencia
Ahora, amada palabra,
que vivís sola dentro de mí
con tu cabeza blanca, llena de gorriones,
una reina que salió de su castillo viejo
a dar consejos en la calle del pueblo.
─Agarré un tarro y pregoné silabarios
que hallé encajados en los recuerdos
y no tuve pena de desempolvar mis cantos─.
Ahora, amada mía, es el tiempo
de botar esos calzones remendados
para que se los lleve el viento de tu tiempo.
Hoy, amada amiga,
no quiero la mañana ni el morir para existir.
Telica, 4 de julio de 1987.
110
-
Consejo
La tarde, amada mía,
y tu desprecio de palabras ajenas
me dijeron mañana por la tarde
que debía morir madrugada en la noche
para nacer en mí mismo sin tiempo.
─Yo reía a carcajadas con mi vientre
de cuatro puntas y me esperé en la esquina
donde vive un alfiler de cuatro cabezas juntas
que es el remedio que salva a los poetas─.
Telica, 4 de julio de 1987.
111
-
Muerte
Ella, amada mía,
llegó y las separó.
Ninguna se rebeló:
nada dijeron encogidas
de hombros, pero siguen vivas.
─¡Las palabras vivimos siempre!─
Telica, 02 de julio de 2011.
112
-
Pedro Alfonso Morales
Telica, 13 de mayo, 1960. Escritor, músico y profesor de Lengua y Literatura. Cursó Lengua y Literatura, Derecho y una Maestría en la UNAN, León, y Alcalá de Henares. Fundó el grupo «Artelica» y el «Instituto Cultural para la Enseñanza».
Tesorero de «Acción Creadora Intercultural». Obras publicadas:
Cuentos: Serenito, 1996; León es hoy a mí, 1999; El Duende y otros cuentos, 2003; Apuntes sobre las últimas noticias del periódico, 2007; Cuentos, Leyendas y Mitos de Nicaragua, 2014; El país de las aguas, 2015, Pancho Ley y las Ceguas. Cuentos teliqueños, 2016; Los dulces piensan en la aventura de la razón, 2018; La palabra que te dije, 2019; La maestra gramática, 2019.
Poesía: Vino tinto, 2005; Palestina en los ojos de una niña, 2011; Incrédula goza el sueño del poeta, 2012; La sal del azul del pan, 2013; La poesía es una palabra desnuda, 2020.
Ensayos: Literatura infantil en Nicaragua: estudio y antología, 2013; Versos y prosas de la Academia Literaria, 2014.
Libros de textos de secundaria: Curso de Lengua y Literatura, 7º. 8º. 9º. 10º. 11º. Grado, 2005-2020. Antologías: Artelica: antología poética y narrativa, 2015. Caligrafías: Mi Caligrafía con Ortografía, 7º, 8º. 9º. 10º, 11º grado, 2017.
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